Por: La Diaria
Si se observa por regiones, la desigualdad es relativamente más baja en Europa y alcanza su máximo en Medio Oriente. A modo de ejemplo, en 2016, la participación en el ingreso nacional de 10% de individuos con mayores ingresos -lo que se conoce como el decil superior- era 37% en Europa, 41% en China, 46% en Rusia, 47% en Estados Unidos-Canadá, 55% en África Subsahariana, Brasil e India y llegaba a 61% en Medio Oriente.
En este marco, los contextos institucionales y políticos nacionales marcaron la diferencia. Al menos así lo ilustran las diferentes trayectorias de los países anteriormente comunistas o con altos niveles de regulación: “El incremento en la desigualdad fue particularmente abrupto en Rusia, moderado en China y relativamente gradual en India”, concluyen los investigadores.
Pero la divergencia más notoria se ve entre Europa Occidental y Estados Unidos. Ambos contaban con niveles similares de desigualdad en 1980, pero hoy se encuentran en situaciones radicalmente distintas, y el crecimiento de la participación del 1% de mayor ingreso lo muestra. Mientras que en 1980 era cercana a 10% en ambas regiones, en 2016 se incrementó a 12% en Europa y en Estados Unidos se disparó a 20%, producto, en este último caso, de una “enorme desigualdad educativa”, según los autores.
Ahora, mirada sin las fronteras de regiones y países, la desigualdad entre los ciudadanos del mundo creció “agudamente”. El 1% de los más ricos a escala global recibió el doble de ingresos que el 50% más pobre, un grupo que, más allá de esto, experimentó tasas de crecimiento “importantes” gracias a los altos índices de crecimiento en Asia. Por su parte, la clase media global -definida como aquellos individuos que concentran entre 50% y 90% de los mayores ingresos- se contrajo.
Atados de manos
Desde hace 40 años se observa en prácticamente todos los países -tanto ricos como emergentes- transformaciones importantes en la propiedad de la riqueza, con una dirección que viene cambiando del dominio público al privado.
Mientras que la riqueza nacional -que incluye al sector público y privado- creció de manera notable, la pública se volvió negativa o cercana a cero en los países más ricos, donde las deudas superan los activos y cíclicamente limitan la capacidad de los gobiernos para reducir la desigualdad.
La riqueza privada creció en los últimos 50 años, pasando de representar 200%-350% del ingreso nacional en la mayoría de los países ricos en 1970, a 400%-700% en la actualidad.
En países como Rusia y China, que en estas últimas décadas transitaron del comunismo al capitalismo, la riqueza privada se triplicó y cuadriplicó, respectivamente. Ahora su relación entre la riqueza privada y el ingreso nacional se aproxima más a los niveles observados en países como Francia, Reino Unido y Estados Unidos.
Por el contrario, la riqueza neta pública -es decir, quitándole el peso de la deuda pública- cayó en prácticamente todos los países desde la década de 1980. En China y Rusia disminuyó de 60%-70% a 20%-30% de la riqueza nacional, mientras que en Estados Unidos o Reino Unido se volvió incluso negativa; en tanto, en Japón, Alemania y Francia es “apenas positiva”. Las únicas excepciones parecen los nórdicos, “países como Noruega, que cuenta con recursos petroleros y fondos soberanos de gran envergadura”, ejemplifica el informe.
Combinación de factores
La combinación de privatizaciones a gran escala con el incremento de la desigualdad de ingresos potenció la concentración de la riqueza. En Estados Unidos aumentó la participación del 1% más rico de 22% a 39% entre 1980 y 2014, “en buena medida explicado por el incremento en la participación del 0,1% más rico”, se aclara. En países como Francia y Reino Unido el aumento fue menor, según los autores, por el “efecto moderador” de la riqueza inmobiliaria y por el menor nivel de desigualdad de ingresos en comparación con los norteamericanos.
Por otro lado, en China y Rusia el 1% más rico duplicó su participación entre 1995 y 2015, pasando de 15% a 30% en el primer caso y de 22% a 43% en el segundo.
Sobre el futuro
Una última parte del informe se proyecta a 2050 en base a distintos escenarios: si las condiciones actuales se mantuvieran, la desigualdad a escala mundial continuaría creciendo incluso bajo supuestos optimistas al respecto del crecimiento de los países emergentes de África, América Latina y Asia.
Esto no es, sin embargo, inevitable. Los investigadores sugieren que la progresividad impositiva es una herramienta “de probada eficacia” para limitar el aumento de la desigualdad y la concentración de ingresos y riqueza. “No sólo reduce la desigualdad de manera directa, sino que también disminuye los incentivos a capturar fracciones crecientes de ingreso y de riqueza, al limitar su magnitud”, sostienen.
Para evitar la evasión tributaria -siendo que los activos en paraísos fiscales representan más de 10% del Producto Interno Bruto mundial-, también proponen un registro financiero global que “dé cuenta de la propiedad de los activos financieros”, lo que “permitiría limitar la evasión fiscal, el lavado de dinero y el crecimiento de la desigualdad”.
Por último, enfatizan en la necesidad de mayores inversiones públicas en educación, salud y protección medioambiental. Y no sólo eso: una “mejor representación y participación de los trabajadores en la estructura de decisión de las empresas” y salarios mínimos a niveles “dignos” también completan la receta propuesta.
Fuente: https://findesemana.ladiaria.com.uy/articulo/2018/1/desigualdad-se-incremento-en-todo-el-mundo/