La formación en clave de transformación: los retos en la Universidad

Dr. Luis Peñalver Bermúdez

Universidad Pedagógica Experimental Libertador

Voy a iniciar esta conferencia, expresando mi agradecimiento a las autoridades que nos acompañan y a la cohorte 2014-II, sede Carúpano, del Doctorado en Educación del Instituto Pedagógico de Maturín – Universidad Pedagógica Experimental Libertador, por asumir la responsabilidad como Comité Organizador del 1er Encuentro Doctoral, titulado Visión Crítica en Tiempos de Formación y Transformación.

Una bienvenida especial, a quienes han hecho los esfuerzos para acompañarnos en este evento y los mejores deseos a mis colegas que participarán, tanto en el Foro: Pensar y escribir la tesis doctoral; como a quienes presentarán sus Proyectos Doctorales en Educación.

Las palabras que hoy compartiré en esta mañana, corresponden, más bien, al planteamiento de inquietudes, de interrogantes. No estamos acá con alguna intención de hacer específicas aclaratorias o a disponer verdades, de esas que nadie considera. Realmente, no estamos interesados en algo como eso ocurra, ni ahora, ni después. Esperamos, más bien, exponer algunas maneras de como se pronuncia la formación en el espacio de la universidad y como es literalmente cercada, en muchos casos, acudiendo a espacios discursivos de “confort”. No por la aparente comodidad de acudir a ciertas palabras, sino, justamente, porque ni se discuten ni se reconsideran. Es decir: no dan que pensar.

En esta perspectiva, correr riesgos es nuestra salvaje pretensión y nuestra total responsabilidad, que no pretendo hacerlos suyos; ni dejar como fardo abandonado, como si no tuviera que ver conmigo. De lo que diga hoy, por favor, que no se intente culpar al Comité Organizador o a las autoridades que nos acompañan. Aquí, la consigna es estar atento a las cuestiones sobre formación o pretendidamente vinculadas con formación y educación, pues, a veces, mucho de lo que se nombra en la educación de hoy, que hasta parece y suena como de educación y define su lógica discursiva desde la educación, no es, ni colateralmente, de la educación.

Con ello no estoy haciendo un dramático llamado a enfrentar tales y cuales tendencias u orientaciones, tales o cuales perspectivas o tales y cuales tentaciones. Al estilo de Michel Foucault, hay que encargarse de mirar su propia caja de herramientas y tener la actitud para apreciar que hay otras formas de pronunciar la formación, acuerdos y desacuerdos de por medio.

Por ello, la pretensión crítica que exponemos, es también una forma de resistencia y de resistir a través de la interrogación. No de las respuestas, sino de la interrogación. “Por este espacio en común, ha sido posible que aquí nos encontremos quienes, sin pretensiones de tener la primera, ni la última palabra, apuestan a aquello que da que pensar y a lo que siempre queda por pensar”[1]. Y, atención, recuerden que cada quien tendrá, al estilo del Zaratustra de Nietzsche, que elaborar su propio recorrido.

A propósito del tema de la formación, a veces nos luce que hay un excesivo aferramiento a ciertas palabras, a palabras de signos vacíos, de discursos carentes de sentido, de voces quebradas por una cultura massmediatizada en el espacio educativo; de palabras, más bien, que son palabras máscaras, porque deliberadamente esconden una visión del ser humano, un sentido de la formación, unas claves epistemológicas, un iceberg moral, una manera de ser y estar en el mundo. Solicitándoles que me disculpen por el lugar común: la formación es más que la formación. Carlos Skliar y Magaldy Téllez, nos dicen que “Se trata de gestos que también encontramos en el campo discursivo concerniente a la educación, cuando, por doquier, aumenta la sensación relativa a la impotencia de las instituciones educativas para hacer frente a los desafíos que comporta el conjunto de transformaciones en los tejidos socioculturales, en las formas de producción y transmisión del conocimiento, en las redes de sentido, en las maneras de relacionarnos con el mundo, con los otros y con nosotros mismos”[2].

Identificando otros aspectos, también habría que decir que en la sociedad en que vivimos se han acumulado graves problemas histórico-estructurales. La pobreza, el desempleo, la inseguridad, la violencia, la intolerancia, el racismo, el odio, representan buena parte de esos componentes fundamentales que a veces presenciamos con demasiada determinación en los comienzos de este siglo XXI.

¿Y el panorama educativo, de formación? Los procesos de gestión que requiere la educación (léase también: formación) venezolana en general y la educación universitaria en particular, exigen desplegar teodolitos epistemológicos que permitan visualizar los accidentes, las rugosidades topográficas de lo que ha venido siendo y lo que de cierta manera es lo educativo venezolano. Ahora, tal acercamiento a ese complejo campo de problemas, no sería conveniente calificarlo, exclusivamente, como un estudio situacional o un análisis de situaciones, un profundo estudio diagnóstico, una indagación de coyuntura y… tarea culminada. El asunto, más bien, hay que colocarlo en una perspectiva de máximo interés institucional, de referencia actitudinal de quienes estamos involucrados, de pulsión ética, de concebir y excitar nuevas experiencias, de auténtica voluntad.

Para tener una mirada profundamente escrutadora, que permita ver más allá de lo evidente, que traspase los inventarios externos de caracterización, de simplonas descripciones agotadas en el causaefectismo y problematización, es necesario apertrecharse de la posibilidad tanto de encarar el campo de interés en pulsión, como de los retos que requieren, ahora más que nunca, respuestas en clave de auténtica trans-formación.

Pues, ya lo decía: no pretendo, en modo alguno, sacar a nadie de sus singularidades, regularidades y seguridades, con las cuales se ha elegido vivir; digo, porque la formación, creo, es, sobre todo, para vivir y vivir intensamente, hasta el éxtasis.

La nueva evangelización ni las nuevas profecías en la educación, no están en mi libreta de anotaciones ni en mi agenda de trabajo; por eso, tampoco van a aparecer: emprendimiento, coaching, competencias, educación virtual, psicopedagogía, educación emocional, neuroeducación, transformación curricular, etc. Lo que si está, sin dudas, es seguir fraguando con la pedagogía, con la formación, sentidos para la subjetividad y la libertad, las luchas y la resistencia, la incertidumbre, la finitud, la pasión, el afecto, la ciudadanía, la política, el amor, la crítica, el pensar, la condición humana, el ser, las emociones.

En plena efervescencia de acontecimientos que abundan como lluvia despiadada de meteoritos culturales, de granizo cognitivo, de torrentes de sensibilidades, de brumas ética-estéticas, la generalidad del clima, en todos los frentes posibles, se muestra tal cual es: con posibilidades de transformación.

En el campo de la educación, como formación para la transformación, pueden generarse otras perspectivas. Ante el empuje de los saberes fragmentarios, sería una oportunidad para el estudio de lo universal; ese saber parcelario en estricto requiere una respuesta creativa, donde lo universal sea referente de situaciones que afectan la vida y la sobrevivencia; una nueva formación pudiera contribuir en la búsqueda de sentido institucional, social, personal; las instituciones de educación universitaria, pudieran conjugar esfuerzos para que la actitud transformación se haga presente en las estructuras y programas, en la organización y en la gestión; la transformación, que refiere visión y experiencia, pudiera ser una vía para la creación de un nuevo arte de vivir, de una formación como

estética de la existencia, con propiedad de autodeterminación; para consolidar espacios de formación donde ciencia y cultura sean puntos de encuentro.

Una nueva formación será inseparable de una nueva visión y de una experiencia vivida. Sería una vía de autotransformación orientada hacia el conocimiento de uno, en y con los otros, hacia la unidad del conocimiento y hacia la creación de un nuevo arte de vivir. Es la formación como estética de la existencia, de una formación que tenga por centro la vida, entendida como fuerza por la que se vibra constantemente; de una formación donde el tema de la libertad recorra cada espacio, cada momento, cada acontecimiento. Pudiera pensarse en una libertad distinta, entendida como autonomía de la voluntad, como la propiedad de autodeterminación. Comenzar a saborear unos tonos sobre esta formación por la libertad, implica el más grande de los riesgos del ser humano: volverse hacia sí mismo y hacia los otros; puede que esta sea la experiencia estética en sí. De otra manera: una idea de formación que haga posible volverse hacia sí mismo y hacia los otros, constituye un arte: el arte de la existencia, de la existencia dominada por el cuidado de sí con los otros.

Un espacio inicial para el debate en perspectiva, pudiera tener varias claves o asuntos de interés, a los que quisiera darles un tono interrogativo, reflexivo y crítico.

Los referentes que dispongo, son los siguientes[3]:

1. Nuestros encuentros, pulsiones y textos sobre formación ¿podemos conectarlos con los horizontes ontológicos, estéticos y políticos en la educación, alentando claves de formación como transformación, redimensionando las reflexiones de la formación, e iniciando, con pasión desmedida, otra actitud; corriendo el riesgo, incluso, de enfrentarnos a nuestras propias subjetividades?

2. ¿Será que al nombrar desde el lenguaje de la subjetividad el campo de la educación y de la formación, también pueda ser nombrado nuestro ser y el ser del otro? ¿De evocar una formación que además tenga la posibilidad de nombrarnos como seres humanos?

3. ¿Nos podemos referir a la formación como acontecimiento de experiencias, como aquello que nos modifica, nos transforma, nos hace de otra manera, nos revierte en alguien con otro ser?

4. ¿Será que mientras le hacemos frente a los retos de nuestro tiempo, como la creación conocimiento, la propuesta de formación integral, la construcción de aportes al país, la emergencia de una nueva

ciudadanía; también le daremos con fuerza desmedida a la búsqueda de la auto-transformación, la creación de un nuevo arte de vivir, a lo humano del ser humano?

5. ¿Cómo se desarrollaría una formación que también integre la actitud para invitar a otros modos de pensar, vivir y ser? Pensar con visión relacional; vivir construyendo otras posibilidades civilizacionales cuyos privilegios sean la vida misma, la dignidad del ser humano, comprender el mundo y comprender el sentido de la vida; ser con valores como: transculturalidad, dialogicidad y tolerancia. Implicando compromiso ético, reconociendo diversas fuentes de realidad, promoviendo el diálogo creativo entre disciplinas y transcenderlas, acercar ciencias y experiencias, privilegiar la multireferencialidad, incorporando la intuición, la imaginación y la sensibilidad como propiciadores de saberes.

6. ¿Cómo impulsar las oportunidades para, propiamente, concebir los pensamientos, concebir nuestros pensamientos? ¿Cuáles serían las estrategias, precisamente, donde la experiencia pedagógica fundamental fuera aquella que anima a pensar, que da que pensar? Volver a pensar, rehacer los pensamientos y pensar nuestros propios pensamientos, pudiera ser la nueva oportunidad del colectivo académico. De lo que se trata, es de darle chance auténtico a la posibilidad múltiple de componentes estéticos, políticos, sensitivos, cognitivos para llegar a ser nosotros mismos.

7. ¿Sera que en una formación otra, la palabra en juego, sea una palabra de reafirmación; de la reafirmación de sí mismo, de la reafirmación de la vida, de lo que siento, de lo que tengo, de lo que amo? En la formación que acariciamos, ¿una palabra escrita, leída o pensada en clave de auténtica formación o transfiguración, es también una palabra que escribe nuestra vida, que lee nuestra vida, que piensa nuestra vida y la vida con los otros?

8. ¿Cómo será en la formación una nueva cultura de investigación, donde veamos integrados a esos profesores que investigan, estudian seriamente, conocen por donde andan sus campos de interés, tienen información epistemológica profunda, consideran impostergable la crítica teórica, inventan o recrean métodos de investigación, escriben y enseñan lo que investigan, promueven proyectos colectivos y enseñan a investigar, investigando?

9. ¿Desde dónde comenzar a saborear unos tonos sobre la formación que impliquen el más grande de los riesgos del ser humano, como es volverse hacia sí mismo? Puede que esta sea la experiencia estética en sí. De otra manera: una idea de formación que haga posible volverse hacia sí mismo y hacia los otros, constituye un arte: el arte de la existencia.

10. ¿Sera que ahora en vez de graduar doctoras y doctores, graduemos doctoras y doctores como obras de arte para la vida?

Al final, como pueden ver, no se trata, al menos en este debate, de creyentes y creyentes en otras cosas. No estamos discutiendo fundamentos de alguna nueva y extraña fe. No buscamos ejercicios ni estrategias de algún sospechoso apostolado que estamos fraguando. Les voy a comentar de qué se trata. Solo nos interesa lo humano del ser humano, la vida con intensidad, de sí y del otro.

Encender la hogueras para hacer “sanidad” epistemológica, filosófica, política, pedagógica, educativa y cultural, no eliminará los aquelarres cada vez más frecuentes, ni los acontecimientos teóricos que impulsen maneras distintas de pensar la formación en la universidad.

Aun nuestras vidas pueden estar muy pendientes de los aleteos que lanzan los dogmatismos pedagógicos y los totalitarismos educativos y entonces acudimos, consecuentemente, al discurso que ordena, que dirige, que se expresa con fuerza dogmática de orientación, como si fuera bula sacra. En nuestros proyectos, tesis y ensayos, hay mucho de eso. Y desprenderse, puede ser que nos ocupe toda la vida. Entonces, si vale la pena pensar la formación de otro modo.

Muchísimas gracias!!!

Citas y Notas

0.- Conferencia leída el 20 de abril de 2017, en el 1er ENCUENTRO DOCTORAL: VISIÓN CRÍTICA EN TIEMPOS DE FORMACIÓN Y TRANSFORMACIÓN, realizado en la ciudad de Carúpano.

1.- Magaldy Téllez (Comp.), en: Otras miradas, otras voces. Repensando la educación de nuestros tiempos. Buenos Aires: Novedades Educativas, 2000, p. 9.

2.- Carlos Skliar y Magaldy Téllez: Conmover la educación. Ensayos para una pedagogía de la diferencia. Buenos Aires: Noveduc, 2008, p. 8.

3.- Buena parte de estas consideraciones están en nuestra tesis doctoral: La formación docente en Venezuela.

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La Transformación: ¿El reto de la Educación Universitaria Venezolana?

Dr. Luis Peñalver Bermúdez

luisrafaelpenalver@gmail.com

Conferencia dictada el 22 de abril de 2016 en Maturín, Venezuela, en el marco de LA JORNADA: RETOS Y PERSPECTIVAS DE LA EDUCACIÓN UNIVERSITARIA EN VENEZUELA.

Resumen

En algunos espacios de formación universitaria y en otros ámbitos vinculantes, las experiencias de discusiones pasadas y recientes, han tenido como excusa central el tema de la transformación y como campos derivados: lo que una auténtica transformación significa, las políticas que alientan transformaciones y las estrategias para propiciar la auténtica voluntad de cambio en esa dirección. Desde esta perspectiva, la siguiente presentación tiene como objetivo: exponer un conjunto de ideas vinculadas al debate relacionado con las políticas educativas universitarias para la transformación, desde un contexto general / particular. En la exposición del discurso, la revisión crítica de documentos, de ideas de especialistas e instituciones que han tomado en serio la temática de las políticas y la transformación, ha sido fundamental, tanto porque permiten una visión amplia del asunto, como orientar sobre ciertas estrategias fundamentales. En el contexto pueden asumirse cinco vectores críticos: a) las preguntas de máximo interés en una discusión preliminar sobre las políticas de educación universitaria para la transformación; b) algunas propuestas y experiencias recientes relacionadas; c) el tema de las políticas educativas y la transformación en las IEU y d) el relacionado con la actitud ante las políticas y la transformación universitaria. La conclusión preliminar de esta presentación no es, precisamente, afirmar la existencia difusa, la pre-existencia o in-existencia de políticas educativas para la transformación, sino la urgencia de acentuar las disposiciones para su impulso impostergable. Hoy más que nunca, volver al tema de las políticas para la transformación no significa re-actualizar un debate, sino construir el sentido de la educación universitaria en Venezuela.

Presentación

Respetables asistentes:

A propósito de nuestra I Jornada Retos y Perspectivas de la Educación Universitaria en Venezuela, las palabras que traigo a este escenario, expresadas en el título: La transformación: ¿el reto de la educación universitaria venezolana? son la excusa que nombra un tema en retorno permanente: la educación universitaria. En esta oportunidad, el asunto que aspiro compartir estará centrado en la manera de pensarla; es decir, en una perspectiva para transformarla, con una fuerza realmente impresionante. Por supuesto, desde la tentación ética y política de transformarla realmente y no de un plan para que no ocurra absolutamente nada.

Abrir el cauce de concebir claves para la transformación universitaria, requiere de una especial condición: la voluntad de diálogo auténtico, expresado desde una condición intelectual de cuentas transparentes, con amplia e irrestricta visibilidad, de mayúscula claridad. La voluntad de diálogo que pudiéramos construir, al menos desde donde monitoreamos el movimiento transformativo, no puede culminar en otra reunión más, o en este caso, en otra Jornada más, sino en el apuntalamiento de un trabajo que exprese, en cada uno de nosotros, la ética de la responsabilidad universitaria, como una de sus fuentes innegociables.

Por supuesto, por distintas vías se suscitarán las controversias, los desencuentros, las desavenencias, la priorización de temas ajenos, pero se harán los esfuerzos para hacerle un lugar a los acuerdos previos, a los consensos mínimos, a los vectores de arranque. En fin, respetables asistentes, el trato pudiera ser el siguiente: no ceder en los impulsos de una educación universitaria realmente transformada, de una educación universitaria con fuerza suficiente para impactar social, política, cultural e históricamente al país y también nos impacte a cada uno de una forma especial. De lo contrario, no pasará nada o pasará muy poco, aun cuando tengamos las mejores y más definidas políticas.

En este preciso instante, permítanme hacer un conveniente recordatorio. Recordatorio que presentaré acudiendo a las palabras del extinto amigo Rigoberto Lanz. En situaciones como esta, siempre nos recordaba lo siguiente: “nuestro pasado inmediato está repleto de experiencias en las que el debate… es un subterfugio para pasar facturas. Conocemos bien los simulacros de discusión intelectual que tienen la finalidad real de posicionarse de aparatos o espacios de poder. Abundan los ejercicios estériles de una cierta gimnasia académica… Precisamente de esas experiencias queremos tomar distancia”2

De antemano, señoras y señores, haciendo caso del mensaje, en una avanzada de transformación universitaria, quedaría terminantemente prohibido: pasar facturas, hacer simulacros de discusión, posicionarse de espacios de poder, y hacer o promocionar ejercicios estériles de gimnasia académica, pues la responsabilidad de transformar la universidad, está relacionada con varias vertientes, como las que identifican roles fundantes generales en el ámbito latinoamericano, tales como la investigación, la docencia, la vinculación comunitaria, etc.; pero en el contexto de los requerimientos histórico-políticos de la Venezuela reciente, la exigencias, probablemente serían otras.

Quizás, todos los lunes o al final de cada quince días o al final de cada mes, quién sabe, deberíamos estar preguntándonos que hicimos para que cada plan, proyecto, acción, decisión, actitud, en el marco de determinadas políticas, estamos poniendo en práctica para que ocurra un tsunami de transformación universitaria. Como si fuera oración matutina, los consejos universitarios y afines y similares, las agrupaciones gremiales, las cátedras de postgrado, la comunidad universitaria, pudiera preguntarse, de vez en cuando, qué está haciendo o promoviendo para la transformación universitaria.

Tenemos una institucionalidad universitaria, tanto de gestión pública como de gestión privada, en la que se aspira haya lugar para el debate respetuoso, para la formación que al impactarnos nos pudiera hacer mejores seres humanos, para sustituir las certezas y las verdades por la búsqueda y el riesgo de equivocarse, para conjugar política y conocimiento, por hacer de la permanente duda el único dogma permitido, donde conocer y pensar se enfrenten a la exclusividad disciplinar. Aspiramos una institución universitaria donde la bruma de una cultura distinta, con un pensamiento transformado, estalle en condiciones de participación democrática, alejada de mecanismos autoritarios, de grupos perversos de poder y de la permisividad intra y extrainstitucional, que a veces luce desmedida e insoportable.

Primer Vector

Las Preguntas de Máximo Interés

Si hay un elemento general y de fondo que puede ser considerado en el debate sobre transformación, es la circulación primaria de interrogantes para la reflexión y la toma de decisiones. Por ejemplo: ¿Para qué queremos claves de transformación universitaria? ¿Desde dónde pensar la transformación universitaria? ¿Hay noción de proyecto de país en la intención transformadora? ¿Quiénes serán protagonistas en ese proceso? ¿Podrán acordarse áreas críticas, urgentes e ineludibles para el trabajo de definición de políticas para transformar? ¿Hay disposición al riesgo de una auténtica transformación? ¿Qué corresponde al Estado y a sus organismos, a los gremios, a los cuerpos profesionales y no profesionales, al estudiantado, a la comunidad? Y, de ser el caso, entre las áreas probables para transformación ¿Cuáles serán las más urgentes, la que no pueden postergarse más? ¿Las que estallaron hace tiempo?

Por supuesto, en las formas de búsqueda de las reflexiones a tales interrogantes, podrían estar las claves de inicio y, quizás, hasta se tenga que comenzar transformando el estilo de participación, de exposición, de circulación de las ideas. Por ello, es probable que el debate de las políticas y la transformación no estén a la vuelta de la esquina. Porque vas a escuchar, de los y que transformadores: “te invitamos y no viniste”, “tienes la invitación en el correo” “¿fulano o mengana no te dijeron?” Y la más brillante de todas: “caramba, pero si había afiches y avisos por todas partes!” Y todos son mecanismos de exclusión. Así que hacerse el loco y aparecer o ir donde no nos han invitado, también son estrategias válidas. Al menos en este caso.

Nos quedan años por delante, pero este año podemos arrancar en serio y así disponer de aspectos gratos con los cuales la institucionalidad universitaria potencie realmente su nombre.

Segundo Vector

Por Dónde Viene la Transformación

Para decirlo de una vez: la concepción de claves para la transformación, como proceso continuo y permanente, solo será posible, no queden dudas, en medio de enfrentamientos auténticos: por la palabra oral o escrita, por los sabios y conocidos gestos, por los desplantes e incredulidades de siempre, por los insultos y ataques usuales, por el extrañamiento en ciertas y determinadas actividades, etc., etc.

La transformación universitaria, leída en clave de transformación auténtica, no vendrán en formato “enchufe y listo” ni en recipientes con instrucciones para ser seguidas, como si fuera un tosty arepa. Así no funciona la cosa. No tendrán mucha credibilidad unas políticas y una transformación concebidas y desarrolladas bajo un manto de pasividad, de tranquilidad, de acciones planas, de cenáculos, donde no ocurra nada. Eso será una trampa, por decir lo menos. Si aun cuando el asunto pareciera que no arranca y ya el colectivo académico se da manotazos por contenidos o asignaturas o por programas o por carreras o por programas o por un cargo en el conglomerado burocrático universitario, por ejemplo, imagínese lo que vendrá cuando la transformación se asome por la puerta de entrada de la institución. Probablemente, hasta haya problemas para que alguien salga en su búsqueda y tengan que, literalmente, devolverse y esconderse, muy asustada, hasta nuevo aviso.

Unas claves en acto de transformación auténtica, tendrán que lidiar con los ya históricos espacios de poder, con quienes impedirán, a cualquier costo, que ocurra algo original e interesante en la institución; con quienes no están dispuestos a dialogar sobre los “derechos adquiridos”. Además, hay que enfrentar el escepticismo, el pesimismo, la apatía, la burocracia, la flojera, las violaciones normativas, las ausencias, los permisos3, etc., etc.

¿Dijo Ud. transformación universitaria? Esa es una buena y extraordinaria pregunta para ser optimista, para retomar las fuerzas creativas dispersas y convertirlas en auténtica voluntad de transformación. Lo importante es saber con quienes podrá contarse como cómplices para proceder con estos menesteres.

Tercer Vector

Las propuestas y experiencias

El gusanillo de la transformación universitaria, seguro está rondando más de un cerebro y más de una institución. Ojalá no termine todo en celebraciones estrictamente individuales o parceladas. Veamos, rápidamente, una muestra de por dónde andan los asuntos.

  1. En la internet hay sitios disponibles con autores y experiencias de Chile, España, Argentina, Ecuador, Puerto Rico, y un número respetable de conexiones a documentos, entrevistas, fuentes, agendas, proyectos de Ley, contactos, foros y noticias4.
  2. Para diciembre de 2001, el Ministerio de Educación, Cultura y Deportes publicó el documento: Políticas y Estrategias para el Desarrollo de la Educación Superior en Venezuela, 2000 – 20065.
  3. La Asociación Venezolana de Rectores Universitarios, aprobó, en agosto de 2001, un documento que tiene por título: Transformación Universitaria, Estrategias de Cambio para la Educación Venezolana6.
  4. En el Informe Final de IESALC/UNESCO7, publicado en junio de 2003, se presentan proposiciones y experiencias de la UCV, LUZ, ULA, UC, UPEL, UCLA, USB y UNEFM.
  5. Ana Escalante y Gilberto Graffe, publican, una aproximación conceptual titulada: Políticas públicas de educación universitaria para el desarrollo integral de Venezuela8
  6. En marzo del 2011, se realiza en el Centro Internacional Miranda: El Debate por la Transformación Universitaria.
  7. En el blog transformacionuniversitariavenezuela, del CIM-MPPEU, se presentan 11 (once) áreas de trabajo como: universidad y desarrollo, universidad e inclusión social, diseño institucional de la universidad del siglo XXI, el gobierno universitario; la universidad la investigación y la transferencia tecnológica, calidad y pertinencia de la educación universitaria venezolana, universidad y sistema universitario, la carrera del docente y del investigador, la administración del presupuesto universitario, la evaluación del sistema universitario, la universidad en el contexto internacional9.
  8. Para 2015, se publica el artículo de María Parra-Sandoval, titulado: Venezuela: las políticas de educación superior en el proceso revolucionario10

Que nadie se llame a engaño: hay información suficiente para dar cuenta de diagnósticos y propuestas. Digo, esto siempre hay que aclararlo, pues hay quienes son expertos en iniciar con la comisión de diagnóstico y ya saben Uds lo que pasa con este tipo de decisiones.

Cuarto Vector

La actitud

Un dato significativo en esto de la transformación universitaria, es el tema de la actitud, de la postura que se adopta respecto a ella, de cómo estamos tomando parte en este escenario. Las preguntas cruciales serían: ¿Cómo estaría Ud. anotado o anotada en eso de la transformación universitaria? ¿Tiene Ud. algún rasgo posible en su cuerpo universitario que lo haga cómplice de la transformación? ¿Ud. cómo se mostraría: optimista, pesimista, escéptico, cauteloso, le da igual, le parece una pérdida de tiempo, cree que es mejor postergar el asunto para otra ocasión? ¿O inventamos una tremenda mega rumba y nos olvidamos de todo esto? ¿O seguimos quejándonos como a diario y rumiando nuestra propia inercia?

Bueno, al final, es lo que esperamos, se impondrá un acto crucial: darle una señal a la sociedad venezolana de cómo las instituciones universitarias están construyendo su propia transformación. De cómo, nosotros mismos, nuestro pensamiento, también está en trance de transformación. Con esto, pudiera ser suficiente para comenzar.

Palabras finales

Queridas amigas, estimados amigos, ustedes tendrán oportunidades extraordinarias para hacerle lugar a una palabra profundamente universitaria, que invite al diálogo, a las propuestas, a las críticas y también a las acciones.

Las inquietudes e hipótesis compartidas, solo constituyen un conjunto de aspectos motivadores, que tomará cuerpo y espesor a través de este y otros encuentros, porque abriga la esperanza de reconfigurar otra manera de ser en la educación. El Estado, las instituciones de gestión pública y privada y los organismos, son una prioridad de apoyo fundamental en este porvenir, pero ustedes, damas y caballeros, serán protagonistas en primera fila.

Y tal como cerramos nuestro

Resumen: la conclusión preliminar de esta conferencia no es, precisamente, afirmar la existencia difusa, la pre-existencia o in-existencia de claves para la transformación universitaria, sino la urgencia de acentuar las disposiciones para su impulso impostergable. Hoy más que nunca, volver al tema de las claves para la transformación, no significa re-actualizar un debate, para que tome un poco de aire, sino construir el sentido posible de la educación universitaria en la Venezuela de comienzos del siglo XXI.

Muchas gracias.

1 Conferencia presentada el 22/4/2016, en la I Jornada Retos y Perspectivas de la Educación Universitaria en Venezuela, organizada por los estudiantes de la Cátedra de Problemática de la Educación Superior en Venezuela, en el marco de la Maestría en Educación Superior del Instituto Pedagógico de Maturín (Venezuela). Nuestro especial agradecimiento al Profesor Eudys Marín, responsable académico de Cátedra; al Dr. Freddy Rodríguez, Coordinador de la Maestría; al Dr. Maximino Valerio, Coordinador de Investigación; al Dr. José G. Acuña Evans, Subdirector de Investigación y Postgrado y al Rector de la Universidad Tecnológica del Centro, MBA. Luis Eduardo Martínez.

2 Rigoberto Lanz. (Sep-Dic. 2000). Los límites (borrosos) entre falsos y verdaderos debates. RELEA, Revista Latinoamericana de Estudios Avanzados. Nº 12. Caracas: UCV, p. 10.

3 Sobre esta última parte, revisar: Luis Fuenmayor Toro. La “famosa” transformación. Documento disponible en: http://www.letrasenlinea.com.ve/Reforma/transformación16.htm

4 Ver: http://www.letrasenlinea.com.ve/Reforma/opinionref2.htm

5 Ministerio de Educación, Cultura y Deportes. (2001). Políticas y Estrategias para el Desarrollo de la Educación Superior en Venezuela, 2000 – 2006. Caracas: Autor.

6 Asociación Venezolana de Rectores Universitarios (Agosto 2, 2001). Transformación Universitaria, Estrategias de cambio para la Educación Venezolana. Caracas: Autor.

7 Alex Fergusson Laguna. (2003, junio). Relevamiento de Experiencias de Reformas Universitarias en Venezuela. Caracas: IESALC/UNESCO. Disponible en: http://www.iesalc.unesco.org.ve/

8 Ana Escalante y Gilberto Graffe: Políticas públicas para el desarrollo integral de Venezuela, en Docencia Universitaria, Vol XII,Nº 1, año 2011. UCV.

9 http://transformacionuniversitariavenezuela.blogspot.com/

10 María Parra-Sandoval: Venezuela: las políticas de educación superior en el proceso revolucionario, Propuesta Educativa (on line), Nº 43, 2015, Buenos Aires.

Fuente de la conferencia:

 

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