Por: Mary Simpson
Colaborar, comunicar, apoyar mutuamente y usar la tecnología, son las capacidades fundamentales de las competencias del siglo XXI.
El territorio colombiano, coronado por tres cordilleras de montañas imponentes con caminos desafiantes, rodeadas al norte y el occidente por dos mares (Atlántico y Pacífico), y al oriente y el sur por las planicies del llano y la selva amazónica, es una geografía sin duda muy diversa en la que, tal vez por la misma razón, se han desarrollado diversas culturas, con diferente gastronomía, música, tonos de voz y modismos.
Vivir en medio de esta geografía quebrada, magnificente y diversa, que también nos aísla por las dificultades de conexión, tiene retos que implican el desarrollo de ciertas capacidades para construir una buena vida en común, siendo una unidad: Colombia.
La comunicación entre nosotros como ciudadanos de un país no ha sido fácil. Para comunicarnos con esta geografía hemos necesitado construir puentes, túneles, carreteras que rodeen las montañas para pasar entre una y otra en círculos y curvas inacabables. Sin embargo, desde hace unas décadas las comunicaciones y tecnologías de la información nos ofrecen nuevas oportunidades para potenciar nuestras posibilidades de comunicación, colaboración y apoyo mutuo… competencias del siglo XXI.
Eso que podríamos llamar anomalías geográficas son nuestra naturaleza, la diversidad es nuestra naturaleza, es nuestra identidad, es lo que tendría que convocarnos a esa unidad que llamamos país, que se puede construir mejorando nuestras capacidades para comunicar, colaborar y apoyarnos mutuamente. Y quiero hacer referencia a palabras de algunos personajes que pueden inspirarnos en este camino:
- Ernesto Sábato nos invita, en su libro La resistencia, a resistirnos a la incomunicación, al culto a sí mismo, al trabajo deshumanizado, al vértigo en el que desaparece toda posibilidad de diálogo.
- En la misma vía, la invitación a globalizar la compasión que nos hace desde La Silla Vacía, Claudia Bermúdez, haciendo uso de palabras de uno de los nóveles de paz, Kailash Satyarthi, de la India, galardonado en 2014 por sus esfuerzos por erradicar el trabajo infantil: “Lo que necesitamos es globalizar el humanismo” y ante la pregunta de un joven sobre cómo hacerlo, respondió: “Hagan amigos, fortalezcan conexiones, conozcan a otros jóvenes del mundo, usen las redes sociales y los medios para ser parte del cambio, para inspirar a otros, para cuestionar el establecimiento, para pronunciarse como consumidores, para tener una visión local pero también global…”
- El padre de Roux en su reciente artículo “El éxodo hacia la confianza”, nos dice: “En lugar de destruirnos entre todos señalándonos y condenándonos, deberíamos ponernos en una actitud sincera de reconstruirnos en una democracia participativa que nos lleve a mayor consistencia personal y colectiva”.
- Desde el mundo de las organizaciones y escuelas que aprenden, Peter Senge define como una de las cinco disciplinas el aprendizaje en equipo como la unidad de aprendizaje de una organización, o país podríamos decir en este caso, entendido éste aprendizaje como el “dialogo”, la capacidad de los miembros del equipo para “suspender los supuestos” e ingresar en un auténtico “pensamiento conjunto”.
Todos mensajes esperanzadores, único camino para darle vida a la vida, que tienen en común resaltar la importancia de la colaboración, la comunicación, el apoyo mutuo.
La nueva ortodoxia de la educación nos propone desarrollar competencias del siglo XXI, que implican una nueva manera de relacionarse, de construir el conocimiento. Las escuelas son para el aprendizaje de los estudiantes, por supuesto, quienes con el apoyo y orientación de sus profesores descubren y desarrollan sus capacidades. De manera que, en este sentido, también debe ser espacio de aprendizaje para los profesores de manera permanente que, como cualquier profesional, necesita ser mejor, estar actualizado y desarrollar sus capacidades en ese sentido.
¡Colaborar, comunicar, apoyar mutuamente y usar la tecnología, son las capacidades fundamentales de las competencias del siglo XXI!
La Fundación Compartir, por esta razón, se ha propuesto consolidar la comunidad de maestros y rectores que se han postulado al Premio Compartir, en sus 19 y 5 años de existencia, respectivamente, para ampliar su capital profesional al ofrecer alternativas para relacionarse y compartir con otros sus prácticas y experiencias, creando así un capital de conocimiento que suma al propio, el de su colegio y su comunidad.
Fuente artículo: https://compartirpalabramaestra.org/editorial/tender-puentes-colaborar-comunicar-y-apoyar-mutuamente