Un grupo de investigadores presentó en la Universidad Santa María La Antigua (USMA) los resultados del proyecto de investigación “Claves del éxito para una educación de calidad”, que fue apoyado por la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (SENACYT).
Centroamérica/Panamá/.panamaon.com
Los investigadores analizaron seis factores que inciden en el desempeño de los estudiantes: la motivación, el clima escolar, la autoestima, la participación ciudadana, la resiliencia y los hábitos saludables. “Este proyecto se inició hace dos años a través de una convocatoria pública de SENACYT dirigida a ex becarios, para ayudarlos a su reingreso a Panamá”, expresó la Dra. María Heller, de la Dirección de Aprendizaje de dicha institución.
“El objetivo era identificar los factores que pudieran condicionar o afectar los resultados del rendimiento académico de las escuelas primarias seleccionadas, e identificar las respuestas de la comunidad educativa a los resultados adversos o al éxito, como factores para orientar hacia el desarrollo de la educación de calidad”, añadió la Dra. Heller.
Para este trabajo, los investigadores utilizaron los datos de la prueba TERCE (Tercer Estudio Regional Comparativo y Explicativo) de la UNESCO, que es la más importante de la región y evalúa el desempeño escolar en tercer y sexto grado de escuela primaria en las áreas de Matemática, Lenguaje (escritura y comprensión en lectura) y, para sexto grado, Ciencias Naturales.
“Al entender los factores que afectan la educación vamos a poder tomar mejores decisiones”, dijo Heller.
El Ingeniero Juan Planells Fernández, rector de la USMA, destacó que el problema más grave que debe enfrentar el país es la educación. “Investigar es la fórmula para poder tomar decisiones racionales en este campo, presentar políticas públicas que aborden el tema con una conciencia clara de su dimensión, para hacer diagnósticos bien fundamentados y científicamente manejados”.
El Dr. Luis Carlos Herrera, uno de los investigadores, mencionó que para el estudio escogieron ocho casos, escuelas que obtuvieron un alto puntaje en la prueba TERCE y otras que sacaron un puntaje muy por debajo de las demás, para analizar las variables que pudieran influir en los resultados tan asimétricos.
“La misma población que respondió TERCE en tercer grado en este momento está en sexto grado, así que le dimos un seguimiento. No sabemos qué escuelas son porque la base de datos que nos facilitó el Ministerio de Educación (Meduca) se compone de números y códigos. La información de los colegios solo la tiene el Meduca”, dijo el Dr. Herrera.
Establecieron una matriz con escuelas oficiales y particulares de distintas áreas educativas, en zonas urbanas, rurales y de difícil acceso. Un aspecto que le llamó la atención a los investigadores fue que en el caso de la comarca gnäbe, el tejido social es más fuerte. “Parece que las condiciones de adversidad generaron un mayor mecanismo de solidaridad entre el centro educativo y la comunidad”, expresó el Dr. Herrera.
El clima escolar, según explicaron los expertos, tiene que ver con la percepción que tienen los actores del sistema educativo respecto al ambiente, las personas y la estructura. Esta percepción tiene un efecto en el rendimiento y la satisfacción. Por ejemplo, impacta en que el estudiante permanezca en la escuela y en su bienestar y desarrollo socioafectivo, así como en la motivación de los docentes para que sus alumnos alcancen los objetivos.
Con base a los datos de la prueba TERCE, en los centros de bajo puntaje hay un menor sentido de seguridad, que tiene que ver con la seguridad personal y de sus objetos, con la posibilidad de dejar cosas en el salón, etc.
El equipo de investigadores, conformado por el Dr. Herrera, la Dra. Virginia Torres-Lista, las Magíster Markelda Montenegro y Elisa Rivera, y las Licenciadas Gabriela Noriega e Ida Gálvez Amores, concluyó que la educación panameña se ha concentrado en el contexto cuantitativo del aprendizaje y recomendaron analizar el aprendizaje en sus varias dimensiones, vinculando también el componente emocional.
Comprobaron que hay diferencias marcadas entre las escuelas según su ubicación geográfica, y entre las escuelas particulares y las oficiales en lo que respecta al clima escolar, motivación y hábitos de vida saludable. En ese sentido, recomendaron realizar acciones para mejorar el currículo académico, las estructuras y la capacitación de los docentes, atendiendo a las necesidades de los centros educativos.
Los estudiantes con una alta motivación tienen más características y efectos protectores para lograr sus metas académicas.
Según los investigadores, existe evidencia teórica que indica que los niños con un nivel más alto de autoestima tienen mayores características positivas, como la creatividad, capacidad de valorarse, ejecutar tareas y enfocarse en logros académicos, mientras que aquellos con baja autoestima tienen una actitud más derrotista y se enfocan más en el fracaso escolar.
Los investigadores recomendaron propiciar ambientes en donde los alumnos puedan desarrollar su creatividad y el pensamiento crítico para que se motiven ante el proceso de aprendizaje.
Señalaron, además, que se debe retomar en la educación la equidad de género, el enfoque de derechos humanos, la integralidad, la inclusión y la multiculturalidad. Se le debe brindar a los estudiantes espacios para ejercer sus derechos, historia, cultura e identidad, ya que estos elementos forman parte de la motivación, de la autoestima y contribuye a que la sociedad tenga comunidades resilientes.
Melva Palacios de Mon, vicerrectora de investigación y extensión de la USMA, resaltó que, producto de esta investigación, se realizaron cuatro tesis, tres en el área de Psicología y una en Comunicación Social. Se generó una guía o manual de buenas prácticas en el aula y un libro en formato digital. También se publicó un artículo científico en una revista canadiense indexada de educación.
Resumen: En los días posteriores a que Donald Trump emitiera su primera prohibición de viajar, los abogados pro bono de todo el país se celebraron » como superhéroes » y la cantidad de personas que solicitan ingresar a la facultad de derecho va en aumento. Muchos de estos solicitantes buscan armarse con un título de Juris Doctor para resistir la agenda de Trump. Si las tendencias actuales de empleo continúan , el 80 por ciento de mis pares pronto renunciarán a la oportunidad de usar su educación legal para ayudar a otros y en su lugar eligen trabajar en un bufete de abogados para ayudar a mantener el salario promedio inicial de $ 180,000. . Sí, las dos opciones son mutuamente excluyentes. Hacer horas pro bono en el costado difícilmente mitiga los daños de representar a personas como Chevron y Lockheed Martin. Es fácil creer que la carga de la deuda estudiantil es la razón más común por la cual tantos estudiantes de derecho bien intencionados abandonan las carreras de interés público, pero la verdadera razón es más fundamental y está enraizada en una educación legal que fomenta y recompensa la apatía.
In the days after Donald Trump issued his first travel ban, pro bono attorneys across the country were celebrated “like superheroes,” and the number of people applying to law school is increasing. Many of these applicants are seeking to arm themselves with a Juris Doctor degree to resist Trump’s agenda.
Unbeknownst to them, though, law schools are ruthlessly efficient at systematically changing the disposition of even the most passionate civil rights activists into apathetic and institutionalized corporate attorneys.
Over the past year, I have watched this phenomenon unfold firsthand. The majority of students I met at my law school orientation seemed genuinely interested in wanting to learn how to use their legal education to make the world a better place. From environmental protection to antiwar advocacy, there was hardly a social justice cause left unrepresented by my incoming class. Unfortunately, as we approach the start of our second year, the old aphorism is proving to be true: The first thing most of us lose in law school is the reason why we came.
If current employment trends continue, 80 percent of my peers will soon forgo the opportunity to use their legal education to help others and instead choose to work at a law firm to help maintain the $180,000 median starting salary top law school graduates are so proud to have. Yes, the two choices are mutually exclusive. Doing pro bono hours on the side hardly mitigates the damages of representing the likes of Chevron and Lockheed Martin. It’s easy to believe the burden of student debt is the most common reason for why so many well-intentioned law students give up on public interest careers, but the true reason is more foundational, and rooted in a legal education that fosters and rewards apathy.
This is in contrast to the popular narrative in which a legal education is supposed to give law students the tools to challenge racial, gender and sexual discrimination, protect families from being separated at the border and push for criminal legal reform; when instead, our nation’s top law schools merely specialize in teaching professional indifference. Duncan Kennedy, a Harvard Law professor, explained how the standard legal curriculum “seems to consist of learning rules … while rooting for the occasional judge who seems willing to make them marginally more humane. The basic experience is of double surrender: to a passivizingclassroom experience and to a passive attitude toward the content of the legal system.” Apathy is the natural consequence of this “passive attitude” that reduces people, history and context to a backdrop in an endless series of exercises designed to teach us how to detach the human experience from our “objective analysis” of the law.
For example, when we read a case about a coal-mining factory opening up next to a residential area, we are taught to resist our intuition of asking whether it is wrong for the coal company to pollute the neighborhood. Instead, we are conditioned to simply ignore socioeconomic inequities and racial undercurrents and make a legal determination that merely applies precedent to reach an efficient outcome. In doing so, we ignore the fact that established law is inconsistent — not based on any set principles, discriminates arbitrarily, and favors efficiency and the status quo over the dignity of individuals.
In the best-case scenario, this learned-apathy turns law students into neutral observers of injustice. At worse, they become gears and cogs in a system of injustice themselves. These outcomes reflect the grade-school premises we are taught to accept in law school: That the law is fundamentally good, that those who break it are fundamentally bad, and that our job as lawyers is simply to apply the law, not change it. These are inherently conservative notions that both liberals and conservatives learn to internalize in law school. Classroom debates rarely reflect the left vs. right divide we would expect them to. Instead, professors deny and de-emphasize the political character of legal decisions, and as a consequence, judges from both sides of the isle are religiously venerated in our classrooms, regardless of the impact their decisions may have had on the most vulnerable members of our society.
Only a small percentage of law students are able to counter this subtle indoctrination, and like Frankenstein’s monster, apathetic lawyers are soon created by a system in denial of the damages of its progeny. These apathetic lawyers value efficiency over justice, they commend impartiality in the face of oppression and they advocate for laws that are consistently applied, even if they are morally reprehensible. These lawyers occupy all three branches of our government and refuse to challenge the morality of the laws they are protecting.
To counter this trend, law schools must systematically change their curriculums to prioritize human dignity over legal continuity and empower students to use their legal education to help the disenfranchised, not merely grovel at the halls of the already powerful. Meanwhile, the thousands of law students who are enrolling in classes over the next few months must do everything they can to preserve the empathy that inspired them to pursue this career in the first place.
Cuando Maura G. estudiaba en la American University en Washington, DC, estaba encantada de inscribirse en una clase de guionistas con Arnošt Lustig (1926-2011), un sobreviviente del Holocausto cuyos escritos se convirtieron en una película titulada Shadows in the Night y niebla . Varias semanas más tarde, sin embargo, su emoción se convirtió en disgusto. ¿La razón? Acoso sexual.
«Buscó a tientas a las alumnas mientras nos hablaba después de la clase y dejó en claro que teníamos que hacer algo más que escribir bien para obtener una buena calificación», recuerda Maura. «Estaba increíblemente enojada y acudí a un decano asociado para quejarse. Ella me dijo que la escuela sabía que Lustig acosaba sexualmente a las estudiantes y luego me contó que la universidad dependía de él para que aportara fondos. Ella, literalmente, me dijo ese punto en blanco. Tenía una mirada melancólica, como si se sintiera mal por eso, pero dejó en claro que la universidad no iba a hacer nada para detener su comportamiento depredador «.
El encuentro de Maura con Lustig tuvo lugar hace más de tres décadas, pero el paso del tiempo no ha contribuido a disipar su furia. Mientras tanto, Mark Story, el actual director de comunicaciones estratégicas de American University, dijo que la escuela «toma en serio cualquier acusación de acoso que plantee un miembro de nuestra comunidad», pero dijo que «no pudo hacer ningún comentario sobre las acusaciones particulares» hechas por Maura.
Ahora es una abogada, Maura es una de los miles de estudiantes que han sufrido acoso sexual o abuso sexual en el campus. Este problema generalizado continúa abarcando todos los niveles de la academia, afectando a estudiantes universitarios, estudiantes graduados y miembros de la facultad junior. E independientemente de si el comportamiento es entre iguales o se produce entre un estudiante y su maestro o consejero, la atención sexual no deseada ha sido durante mucho tiempo más una regla que una excepción. Peor aún, pocos colegios y universidades han hecho mucho para cambiar la cultura en la que el hostigamiento y el asalto florecen y se agravan.
«Las instituciones académicas harán cualquier cosa para evitar un escándalo», le dijo a Truthout Toni H. Oliviero, ex decano de dos universidades de artes liberales en la ciudad de Nueva York. Esto incluye eludir la ley para minimizar la publicidad negativa y calumniar a la persona que se queja.
De hecho, a pesar de dos regulaciones, el Título IX de las Enmiendas Educativas de 1972 y la Ley Clery – legislación que prohíbe la discriminación sexual por parte de cualquier escuela que recibe fondos federales y establece procedimientos y requisitos de informes una vez que se presentan las quejas formales Los activistas de la equidad educativa dicen que la aplicación es desdentada y que los informes son inexactos.
De hecho, según Deborah Vagins, vicepresidenta senior de políticas públicas e investigación de la Asociación Estadounidense de Mujeres Universitarias (AAUW), una organización sin fines de lucro que promueve la equidad para mujeres y niñas, cuando la AAUW analizó los datos presentados por los dictadores universitarios y universitarios 2015, los investigadores se sorprendieron al descubrir que el 89 por ciento de ellos notaron cero incidentes de violación en el campus. «Esto levanta algunas banderas rojas ya que no se ve preciso», dice Vagins.
Elaboración de un dossier de evidencia anecdótica
Karen Kelsky es fundadora y presidenta de The Professor Is In , una firma de consultoría y coaching que brinda servicios de gran alcance a académicos en todos los niveles de carrera. Kelsky desarrolló una encuesta de crowdsourcing sobre el acoso sexual en el campus que se publicó en el sitio web de la organización Kelsky, theprofessorisin.com, en diciembre de 2017. Los encuestados fueron seleccionados por ellos mismos y provenían de docenas de instituciones de dos y cuatro años, públicas y privadas, que de las escuelas Ivy League a las universidades comunitarias rurales. En dos semanas, 1.900 personas al azar (la mayoría (aunque no todas) de ellas se identificaron como mujeres) iniciaron sesión para informar una variedad de experiencias:
Un colega senior me hizo comentarios sexuales explícitos, incluso describiéndose desnudo;
Un miembro del comité de tesis de mi maestría me habló sobre cómo los griegos dormían con sus alumnos, me abrazó al final de una reunión y me dijo: «MMMM, eso se siente bien»;
Un colega me preguntó cómo iba la enseñanza. Dije: ‘Me duele la garganta por hablar tanto’. Él dijo: ‘¿Sabes cómo arreglar eso? Chupa más polla ‘;
Fui violada mientras realizaba trabajo de campo y me dijeron que no permitiera que interfiriera con mi investigación. También me dijeron que no hablara ni escribiera sobre eso y no me dieron ningún apoyo o consejo institucional «.
En los ocho meses desde que se lanzó la encuesta, se han registrado casi 2.500 entradas en su hoja de cálculo. «Creé un sitio anónimo para que la academia en su conjunto tuviera una idea innegable del alcance del problema», dice Kelsky. Aunque es algo anecdótico, señala que los incidentes documentan qué tan dañino puede ser el acoso. «Intencionalmente incluí tres impactos: la salud mental, las carreras y las opciones de vida, y he llegado a la conclusión de que el miedo de las personas aumenta a medida que ingresan en el campo de los estudios de posgrado y las posiciones de los profesores junior».
El daño, ella continúa, es demostrable. Algunas personas que se han quedado en la academia tienen estrés postraumático y trastornos de ansiedad; otros han tenido carreras comprometidas porque han tenido que cambiar de trabajo, por lo general yendo a instituciones menos prestigiosas; y aún otros han dejado carreras deseadas en el mundo académico debido al acoso y abuso sexual.
Además, debido a que la academia es un patriarcado, Kelsky señala que los hombres predominan en puestos administrativos y como presidentes de prácticamente todos los departamentos, excepto los estudios de mujeres. «La academia también es intensamente jerárquica», agrega, «con aquellos en los peldaños más bajos que dependen de aquellos que están por encima de ellos». Requieren patrocinios y recomendaciones en cada etapa de sus carreras, desde la aprobación de una propuesta de disertación hasta la solicitud de empleos y ascensos. Cada paso requiere el apoyo de las personas por encima de usted, y ese apoyo puede ser erradicado si se balancea «.
Además de esto, Kelsky dice que, debido a que los sueldos académicos tienden a ser más bajos que los del sector privado, muchos con doctorados ven el «prestigio de una cátedra y el estado institucional» como la recompensa final. «El título puede ser una droga poderosa y explica por qué muchas personas se ponen del lado de los poderosos sobre los reclamos de la víctima».
Además, dice Kelsky, existe la noción antigua del «gran genio masculino»: la idea de que las mentes masculinas «superiores» necesitan rienda suelta para crear, investigar y enseñar. «La expectativa es que estos hombres excéntricos están algo desquiciados y no tienen más remedio que actuar en consecuencia. Me opongo categóricamente a eso «.
También lo hacen las más de 7,000 personas que firmaron una petición contra T. Florian Jaeger, un profesor en el Departamento de Cerebro y Ciencias Cognitivas de la Universidad de Rochester, una universidad privada en el estado de Nueva York. Hasta la fecha, seis miembros de la facultad han renunciado en protesta por la protección de la universidad de un hombre que alegan ha sido extremadamente inapropiado con colegas y estudiantes.
Celeste Kidd y Steven T. Piantadosi, profesores asistentes en el departamento de Jaeger, se encontraban entre ellos. En su carta de renuncia, escriben que «el presidente de la Universidad de Rochester, Richard Feldman, se negó a sancionar, y mucho menos a disparar, a T. Florian Jaeger, un profesor que le envió una foto no deseada de su pene a un estudiante; hizo comentarios insultantes y objetivantes sobre la deseabilidad sexual, la apariencia y el gusto vaginal de los estudiantes; drogas usadas en un retiro de laboratorio con estudiantes; y tuvo relaciones sexuales con un estudiante de pregrado, entre otros comportamientos no éticos «.
Las quejas contra Jaeger dieron lugar a una denuncia de 111 páginas que se presentó ante la Comisión de Igualdad de Oportunidades de Empleo (EEOC) en agosto pasado. En él, más de una docena de personas acusaron a Jaeger de años de hostigamiento e intimidación. Un mes después, a Jaeger se le concedió un permiso pagado; Posteriormente, la universidad contrató al bufete de abogados de Debevoise and Plimpton con sede en Nueva York y autorizó una investigación interna por parte de la abogada de Debevoise Mary Jo White, ex fiscal del distrito sur de Nueva York y presidenta de la Comisión de Bolsa y Valores durante el Obama administración. ¿Su conclusión? Jaeger debería ser absuelto de todos los cargos.
«Después de que se presentó la queja de EEOC, a los demandantes se les entregó una carta de derecho a demanda, por lo que ahora hemos procedido a una demanda», dijo Steven Piantadosi a Truthout. «La universidad ha presentado una moción para destituir, lo cual se argumentó en la corte hace unos meses. Ahora estamos esperando una decisión para ver si podemos proceder «.
Mientras tanto, continúa, la universidad ha emitido varias políticas nuevas para tratar el acoso y abuso sexual, algo que Piantadosi llama una movida de relaciones públicas superficial. «El problema nunca fue que no hubiera políticas», continúa. «El problema es que cada administrador miró hacia otro lado e intentó que las quejas desaparecieran. No importa cuáles sean las políticas si la administración no se toma en serio los problemas del demandante «.
La vocera de la Universidad de Rochester, Sarah Miller, se negó a hacer comentarios y escribió en un correo electrónico que «el litigio actual sobre el tema nos impide participar en una entrevista».
Dinámica de abuso en colegios religiosos
No debería sorprender que los colegios y universidades religiosas no estén exentos de afirmaciones de acoso sexual o violencia sexual. Tome Ohio Christian University (OCU), donde el ex presidente Mark A. Smith y su hijo Doug Smith son actualmente demandados en dos demandas por acoso sexual que alegan conducta indebida durante su permanencia allí: marquen como presidente de la universidad y Doug en el departamento de TI .
Aunque ambos son empleados actualmente por la conservadora Columbia International University en Carolina del Sur, el ex abogado de OCU, Jeremy Davitz, está demandando a los Smith, argumentando que Mark Young lo despidió como represalia luego de investigar -y justificar- afirmaciones de que Doug había hecho racismo. , comentarios homofóbicos y antisemitas a compañeros de trabajo y habían sometido a una colega a lo que él llamó «una prueba de zorra», forzando sus dedos en su boca para ver si ella podía tomar medidas correctivas.
Los administradores de Columbia International University no respondieron a mi solicitud de comentarios sobre los cargos pendientes.
Michelle Panchuk, ahora profesora asistente de filosofía en Murray State University en Kentucky, se graduó de una escuela fundamentalista «bíblicamente orientada» en 2007, y aunque ella no conoce a Smith personalmente, conoce los obstáculos que enfrentan los estudiantes que asisten a las universidades cristianas cuando experimentar acoso sexual.
«Las dinámicas de género y poder de las instituciones cristianas conservadoras se enfocan en que las mujeres sean modestas y se sometan a la autoridad bíblica», dice ella. «Esto crea un ambiente en el que las mujeres sexualmente hostigadas se preguntan inmediatamente si de alguna manera lo condujeron o si no fueron lo suficientemente modestas».
También tienden a culparse a sí mismos por no hacer más para evitar la atención o el abuso. Para colmo, Panchuk concluye: «La administración no solo se presenta a sí misma como la autoridad educativa, sino que se presenta como el portavoz de Dios para el cuerpo estudiantil. Esto significa que cuando la administración le ordena a un estudiante que haga algo, es equivalente a que Dios hable «.
Detener el acoso y el abuso
Si bien no existe un enfoque único para combatir el hostigamiento o el abuso sexual en el campus, muchos activistas están presionando para que se apruebe la Ley Patsy T. Mink y Louise M. Slaughter Equity in Education de 2018. Deborah Vagins de la AAUW dice que la Ley fortalecerá el Título IX y la Ley Clery mediante el establecimiento de una Oficina de equidad de género en el Departamento de Educación, y asignará fondos adicionales para capacitar a los coordinadores del Título IX: los necesarios para tomar e investigar denuncias de acoso o abuso sexual en todas las escuelas, jardín de infantes hasta la universidad, que recibe dólares federales, y brindarles asistencia técnica. Además, la Ley incluye dinero que los programas que deseen mejorar la equidad de género pueden competir.
Pero incluso si la Ley se aprueba, dice Vagins, no será una solución rápida a este problema intransigente. Asegurarse de que los coordinadores del Título IX sean agresivos, y las investigaciones sean sólidas y exhaustivas, es esencial. Además, advierte que la educación contra el acoso y la violencia debe comenzar mucho antes de que los estudiantes se matriculen en la universidad. «Sabemos que el acoso sexual es parte de la vida de los estudiantes de secundaria y preparatoria», dice ella. «Casi la mitad – 48 por ciento – lo experimentan. Pero a pesar de que el acoso y abuso sexual no comienza cuando los estudiantes llegan al campus, puede aumentar «. De hecho, los investigadores de AAUW han descubierto que dos tercios de los estudiantes universitarios sufren acoso, pero que menos del 10 por ciento informan incidentesa un coordinador de Título IX. «Obviamente, hay mucho más que debe hacer el Departamento de Educación, las escuelas y los coordinadores del Título IX para hacer que las universidades sean seguras», dice Vagins.
Kelsky está de acuerdo y señala que, aunque «algunas quejas del título IX han sido exitosas, todas las políticas y leyes son ejecutadas por humanos y algunas se alinean con el poder de la universidad sobre los reclamos de las víctimas». Dicho esto, ella nota que tener más las mujeres en posiciones de liderazgo ayudaron a crear el movimiento #MeToo. En segundo lugar, ver a personas poderosas hablar del abuso que han experimentado ha alentado a los menos poderosos a hablar, algo que defiende. A nivel individual, señala que las víctimas deben confiar en sus instintos, y si algo se siente inseguro, sentirse seguros al articular los límites e insistir, por ejemplo, en que se mantenga abierta una puerta durante una reunión de supervisión entre el profesorado y el alumno. También aconseja a las personas a hablar, a pesar de los riesgos, y mantener un «rastro de papel», recopilar correos electrónicos,
No obstante, los activistas educativos y de equidad de género como Kelsky y Vagins entienden que cambiar la cultura de la academia requerirá estudiantes, administradores y miembros de la facultad audaces, francos y arriesgados, como los seis que renunciaron a la Universidad de Rochester, para enfrentar a aquellos que asumir que su comportamiento es irreprochable.
«Los colegios y universidades podrían evitar mucha mala publicidad si caminan directamente en la situación y se aseguran de que las quejas se tomen en serio», dice Oliviero. «La actitud solía ser que ninguna queja saldría a la luz. Esto está cambiando benditamente ahora, y aunque no estoy seguro de qué responsabilidad moral, legal o ética tiene una universidad, siempre debe estar dispuesto a asumir responsabilidades y educar a las personas sobre el comportamiento aceptable «.
América del norte/Estados Unidos/23 Agosto 2018/Fuente: Semana
Los alumnos de Medicina de la Universidad de Nueva York pagaban hasta unos USD 55.000 anuales por su educación. A partir de ahora, estudiarán gratis.
El costo anual promedio de estudiar medicina en un centro de educación privada en Estados Unidos es de USD 59.605, solamente en tasas académicas. A partir de ahora, sin embargo, algunos alumnos actuales y futuros de la Universidad de Nueva York (NYU, por sus siglas en inglés) lo podrán hacer absolutamente gratis. Este viernes, esa institución anunció su decisión de otorgar becas a todos sus estudiantes de medicina, independientemente de sus méritos o de su estatus socioeconómico.
La medida supondrá para cada alumno un ahorro de hasta unos USD 55.000 anuales, que es el monto al que alcanzaban los pagos de tasas y matrículas allí hasta ahora. Con esta decisión, NYU se convierte en la única dentro de las 10 mejores escuelas de medicina de Estados Unidos en ofrecer esta carrera de forma completamente gratuita.
Becas para siempre
Pero, ¿cómo podrá este centro de estudios becar a todos esos alumnos en una carrera tan costosa? NYU decidió crear un fondo con donaciones con el que espera poder financiar estos costos a perpetuidad. De acuerdo con sus cálculos para ello requiere de unos USD 600 millones, de los cuales ya ha recolectado más de USD 450 millones gracias a la ayuda de más de 2.500 donantes.
En lo inmediato, la medida beneficiará a 93 estudiantes de primer año (hay otros 9 que ya están cubiertos por otros programas), así como a los restantes 350 alumnos que se encuentran en años más avanzados de la carrera.
Los alumnos, sin embargo, deberán seguir asumiendo los demás costos asociados con vivir en una ciudad como Nueva York, incluyendo alojamiento, alimentación, transporte, etc. La Escuela de Medicina de NYU anunció su decisión de forma inesperada esta semana, durante la llamada ceremonia de las Batas Blancas, cuando los nuevos alumnos reciben esa prenda al comenzar su primer año de carrera.
Cambiar la Medicina
La Universidad de Nueva York tomó esta medida impulsada por la preocupación sobre el efecto que los altos costos educativos están teniendo en la profesión médica. «Esta decisión reconoce un imperativo moral que debe ser atendido, en la medida en que las instituciones cargan con una creciente deuda a los jóvenes que aspiran a ser médicos», señaló el doctor Robert I. Grossman, decano de la Escuela de Medicina de NYU.
Según datos de las Asociación Estadounidense de Escuelas de Medicina (AAMC, por sus siglas en inglés), 75% de los egresados en esta carrera en 2017 tienen deudas relacionadas con sus estudios. El nivel promedio de estas acreencias es de USD 202.000 pero hay un 21 por ciento de los nuevos médicos cuyas deudas superan los USD 300.000.
La exorbitante deuda estudiantil está transformando la profesión médica de una forma que afecta negativamente la atención sanitaria. «Cargados con impresionantes créditos estudiantiles, muchos egresados de las escuelas de medicina escogen especialidades con mayores remuneraciones, lo que aleja al talento de campos menos lucrativos como la atención primaria, pediatría y obstetricia y ginecología», señaló NYU en una nota de prensa.
«Más aún, las barreras financieras disuaden a muchos estudiantes prometedores de considerar siquiera la posibilidad de estudiar medicina debido a los temores por los costos asociados con esos estudios», advirtió.
«Creemos que con esta iniciativa de educación gratuita hemos tomado un paso necesario y racional para atender la necesidad crítica de formar a los médicos más talentosos es el nuevo hito en el esfuerzo de la Escuela de Medicina de NYU para transformar la educación en este campo sin cargarlos con una deuda apabullante», señaló Grossman. «Esperamos que muchos otros centros educativos en medicina decidan pronto unirse a nosotros en esta ruta», agregó. Queda por ver si, efectivamente, su ejemplo se replica.
América del sur/Bolivia/23 Agosto 2018/Fuente: Prensa Latina
El presidente boliviano, Evo Morales, afirmó hoy que la educación es sinónimo de liberación científico-técnica y económica, al inaugurar la escuela Juancito Pinto en el municipio Villa Charcas, departamento de Chuquisaca.
La obra, construida como parte del programa Bolivia cambia, Evo cumple, requirió la inversión de dos millones de bolivianos (285 mil 714 dólares) y consta de aulas, talleres, laboratorios y otras instalaciones que benefician a 180 estudiantes.
El mandatario enfatizó en la necesidad de crear institutos tecnológicos para formar los especialistas que necesita el país, tras el avance económico mostrado en los últimos años por encima del cuatro por ciento, cifra que lo ubica a la cabeza de Sudamérica.
Significó que gracias a la unidad del pueblo y la nacionalización de los recursos naturales se pueden hacer obras como estas, pues las empresas privadas solo pagan impuestos y las utilidades quedan en manos de los dueños y se van para el exterior.
En contraste, dijo, el paso de empresas al Estado ha permitido que las ganancias sean redistribuidas en beneficio del pueblo, como es el caso de Entel, entidad de telecomunicaciones, cuyas utilidades antes eran de 70 millones de dólares que salían del país, y en el 2017 fueron de 150 millones de dólares que se quedan en Bolivia.
Hemos cambiado la matriz económica, manifestó, y los resultados llaman la atención del mundo.
Destacó que cuando los gobiernos son proimperialistas no hay políticas sociales y ejemplificó con lo que sucede en Brasil, donde eliminaron presupuestos para la educación pública, y en Argentina, cuyo gobierno suprimió los bonos que favorecían a la población más necesitada.
En tanto, subrayó Morales, después de 20 años de políticas neoliberales, con las medidas adoptadas por el gobierno a partir del 2006 Bolivia recuperó la dignidad y la soberanía.
Asia/Bangladesh/23 Agosto 2018/Fuente: Prensa Latina
El futuro de más de medio millón de niños refugiados rohinyás en Bangladesh está en peligro ante la falta de fondos para garatizar su educación, señaló hoy el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
De acuerdo con el reporte, tras un año del comienzo del desplazamiento masivo hacia Bangladesh de rohinyás que huyeron de Myanmar debido a la violencia y la persecución, los menores enfrentan condiciones difíciles en los campos de refugiados.
Viven en lugares muy reducidos y rudimentarios, tienen muy pocas oportunidades de aprender y no se sabe si podrán regresar a sus hogares, detalló el representante de Unicef en Bangladesh, Edouard Beigbeder.
‘Si no invertimos en educación ahora, nos enfrentamos al peligro muy real de ver una generación perdida de niños rohinyás, niños que carecen de las habilidades que necesitan para enfrentar su situación actual y que serán incapaces de contribuir a su sociedad si puedan regresar a Myanmar.’
Con el apoyo internacional, el Gobierno de Bangladesh logró poner en marcha servicios básicos para los refugiados, pero ofrecer educación ante la gran afluencia de niños resulta un gran desafío, recalcó el reporte de Unicef.
En julio de 2018, unos mil 200 centros de aprendizaje estaban funcionando y casi 140 mil niños habían sido inscritos. Sin embargo, no había un plan de estudios claro, las aulas estaban superpobladas y carecían de agua y otras instalaciones.
Por ello, el fondo para la infancia hizo un llamado a la comunidad internacional a invertir y apoyar una educación de calidad que permita obtener las habilidades necesarias, especialmente a las niñas y adolescentes que corren mayor riesgo de ser excluidas. Unicef también pidió a las autoridades de Myanmar que garantice que los niños rohinyás tengan acceso equitativo a una educación de calidad en los diferentes niveles de enseñanza.
Una solución duradera a la crisis de los rohinyás requiere abordar la situación en el norte de Rakhine, Myanmar, así como implementar las recomendaciones de la comisión asesora de la ONU, incluido un regreso seguro y el reconocimiento de los derechos básicos de esa minoría musulmana.
El Gobierno de Myanmar debe brindar protección a los niños rohinyás y a los de todos los demás grupos étnicos, añadió Unicef.
La agencia de ONU apeló en 2018 a 28,2 millones de dólares para garantizar educación a los refugiados rohinyás en Bangladesh, pero hasta ahora ha recibido poco más del 50 por ciento de esos fondos.
América del sur/Argentina/23 Agosto 2018/Fuente: La nación
Podría aplicarse el año próximo; ya hubo consultas con referentes académicos del exterior
En la Argentina ya es indisimulable el problema severo de aprendizaje de matemática en los niveles primario y secundario. La prueba internacional PISA de 2012 mostró que los chicos de 15 años que concurren a las escuelas «socioeconómicamente aventajadas» alcanzan puntajes inferiores a los de sus pares que asisten a «escuelas socioeconómicamente desaventajadas» de España, y apenas ligeramente mejor que los que van a ese tipo de establecimiento en los Estados Unidos. En 6° grado del nivel primario, 4 de cada 10 chicos no saben usar fracciones sencillas o decimales, según los resultados de las pruebas Aprender 2016.
Con estos y muchos otros resultados adversos es que el Ministerio de Educación y el Consejo Federal de Educación analizan por estos días reformular el sistema de enseñanza de matemática en todo el país. El ministro Alejandro Finocchiaro anticipó recientemente que antes de octubre se conocerá el nuevo modelo que se aplicaría a partir del próximo año.
Para alcanzar ese objetivo, durante este año han llegado al país a brindar sus opiniones expertos en matemática de Francia, como Charles Torossian, y de Singapur, como Paul Teng y Ngan Hoe Lee.
La última revisión de las pruebas Aprender y PISA, en matemática, hecha por el Observatorio Argentinos por la Educación motiva a expertos a advertir la necesidad de reformular el modo en que se enseña la materia en el aula.
«El problema del aprendizaje de la matemática en la escuela no está necesariamente vinculado con la didáctica que utilizamos para su enseñanza, sino, quizás, en la ruptura del modelo de enseñanza que se produce entre la primaria y la secundaria», consideró Gustavo Zorzoli, profesor de esa asignatura y rector del Colegio Nacional de Buenos Aires.
«Los datos deben servir también a las autoridades educativas para definir de forma consultada y consensuada aquello que haya que modificar», añadió Zorzoli.
Los resultados de la prueba PISA 2012 permitieron determinar que un chico de 15 años tiene un nivel de aprendizaje equivalente al de un estudiante de 10 años.
En tanto, las pruebas Aprender 2017 mostraron la desigualdad de conocimientos que sucede entre los estudiantes argentinos en matemática. La ciudad de Buenos Aires y Córdoba son los distritos con mayor porcentaje de estudiantes en niveles satisfactorio o avanzado, con el 53,3% y el 42,3% respectivamente.
En el otro extremo, el de desempeño básico o por debajo del básico, se encuentran: Chaco (88%), Formosa (85%), Santiago del Estero (84,1%), Catamarca y La Rioja (84,1%), Misiones (81,7%), Corrientes (80,3%), Tucumán (79%), San Juan (77,9%), San Luis (72,1%), Tierra del Fuego (71,5%) y Entre Ríos (70,3%)
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