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Acceso a tierra, una vía para que campesinas salgan de la pobreza en Honduras

Facilitar el acceso a la tierra para producir alimentos podría ayudar a miles de mujeres rurales en Honduras a salir de la pobreza y la discriminación en un país que arrastra problemas estructurales de desigualdad, dijo este jueves a EFE la portavoz de la Articulación de Mujeres de la Vía Campesina, Wendy Cruz.

Solo el 14 % de las mujeres que viven en el área rural, unas 280.000, tiene acceso a tierra, muchas de ellas porque han comprado o heredado de sus padres, señaló Cruz en una entrevista con EFE.

«Se trata de un problema estructural en el área rural, por lo que hemos planteado la necesidad de definir bases sólidas para ir disminuyendo esas brechas de desigualdad», subrayó la también portavoz del Consejo para el Desarrollo Integral de la Mujer Campesina.

En la zona rural viven más de 4 millones de personas, el 50 % son mujeres, de ellas el 86 % no posee títulos de tierras y un gran porcentaje de éstas padecen hambre, añadió.

TITULACIÓN DE TIERRAS, UNA DEUDA HISTÓRICA

Cruz indicó que la titulación de tierras es una «deuda histórica» con los campesinos y una herramienta para que las mujeres puedan combatir la pobreza y garantizar la seguridad alimentaria de sus familias.

Solo el 11 % de los campesinos tiene acceso a fondos destinados a créditos agrícolas, denunció la activista, quien lamentó que las mujeres no tienen apoyo financiero debido a que no son dueñas de la tierra.

«Las mujeres no tienen acceso al crédito porque no tienen una garantía, es un tema bastante difícil para ellas y las pone en bastante precariedad», enfatizó.

Las campesinas también exigen al Gobierno que ponga en marcha un programa de financiación para las mujeres rurales y les garantice el derecho a ser propietarias de la tierra.

Cruz afirmó que el 90 % de las familias del área rural viven en pobreza debido a que «no tienen acceso a los bienes productivos, empleo ni educación de calidad».

Las familias necesitan tener acceso a servicios básicos, como educación y salud, para «mejorar su condición de vida» y no caer en una «situación de vulnerabilidad» que las «condene a la pobreza», añadió.

«La tierra está vinculada al acceso a una vivienda digna, a producir sus propios alimentos y, por ende, tener acceso a la tierra, tendrían mayor oportunidad de salir de esas condiciones de pobreza», subrayó la activista.

VOLVER LA MIRADA AL CAMPO

Honduras requiere una política pública integral y volver la mirada al campo para conservar la seguridad alimentaria, precisó Cruz, quien lamentó que muchas familias campesinas se ven obligadas a emigrar de sus tierras por la falta de oportunidades.

«Las familias están obligadas a emigrar porque no encuentran oportunidades para mejorar sus condiciones de vida porque hay un Estado ausente totalmente», enfatizó.

En su opinión, el Gobierno debe priorizar la elaboración de políticas que permitan sentar las bases para satisfacer las necesidades básicas de la población, especialmente en el área rural.

Las mujeres también consideran importante colocar el tema de la mujer rural en la agenda política y en el presupuesto general de Honduras.

«Necesitamos tener un presupuesto general que atienda las necesidades básicas de las poblaciones más vulnerables y que han sido colocadas en mayor discriminación», dijo la portavoz del Consejo para el Desarrollo Integral de la Mujer Campesina.

El Gobierno debe además priorizar la inversión en el campo, especialmente hacia las mujeres, lo cual «nos daría una gran oportunidad de luchar contra la pobreza y la discriminación», enfatizó.

Fuente: https://www.swissinfo.ch/spa/honduras-mujeres_acceso-a-tierra–una-v%C3%ADa-para-que-campesinas-salgan-de-la-pobreza-en-honduras/48183308

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Venezuela: El sector educativo volverá a las calles

La Federación Venezolana de Maestros anunció que a partir de este mes comienza una jornada de protesta permanente para pedir la firma de un contrato colectivo que satisfaga sus necesidades básicas.

La Federación Venezolana de Maestros anunció que a partir de enero comienza una jornada de protesta permanente para pedir la firma de un contrato colectivo que satisfaga las necesidades básicas de todos los trabajadores que los agrupan.

El presidente del Sindicato de la Federación Venezolana de Maestros del Distrito Capital, Edgar Machado, señaló que los docentes, obreros y demás empleados del sector educativo están pidiendo lo que les corresponde por ley: un sueldo digno que les alcance para cubrir las necesidades básicas del ser humano, tal como se establece en el artículo 91 de la Constitución de Venezuela.

“Los educadores tenemos un año discutiendo un contrato colectivo con el Ministerio de Educación y el Ministerio de Finanzas y en diciembre fue que dieron una oferta económica por primera vez en todo el 2022 y fue un engaño”, afirmó.

Precisó que de parte de las federaciones nacionales del sector de educación se tiene un proyecto de contrato colectivo. Sin embargo debe ser el Estado quien apruebe dicha propuesta.

Recordó que en diciembre se les remitió una oferta, la cual fue retractada por ambos ministerios porque se dijo: “no hay dinero”.

Sobre los recursos, Machado fue enfático al decir que ese asunto “no es problema de nosotros (los trabajadores)”.

Asimismo destacó que los empleados del sector quieren respeto, por ende seguirán en las calles para exigir la firma del contrato colectivo.

Fuente: https://correodelcaroni.com/sociedad/educacion/el-sector-educativo-volvera-a-las-calles/

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Una mujer contra el matrimonio infantil en Turquía y otras historias inspiradoras para afrontar 2023

El año 2022 fue sombrío por el estallido de la guerra en Ucrania, el aumento del hambre o el retroceso en el desarrollo humano. Hubo también personas e iniciativas que ayudaron a mejorar el mundo. Esta son algunas de ellas

El año 2022 fue sombrío por el estallido de la guerra en Ucrania, el aumento del hambre o el retroceso en el desarrollo humano. Hubo también personas e iniciativas que ayudaron a mejorar el mundo. Esta son algunas de ellas

Un joven pedalea por una carretera de Senegal, en una imagen cedida por la ONG Bicicletas sin fronteras.
Un joven pedalea por una carretera de Senegal, en una imagen cedida por la ONG Bicicletas sin fronteras.

El reciente estallido de contagios de covid-19 en China es un tsunami que arrastra las esperanzas de dar por zanjada la pandemia, casi tres años después de iniciarse. Así acabó el que iba a ser considerado el año de la recuperación. Aunque 2022 ya se había truncado en febrero, por la ofensiva de Rusia en Ucrania, una nueva guerra en Europa que desencadenó el mayor y más rápido éxodo de refugiados desde la Segunda Guerra Mundial, y desestabilizó los mercados alimentario y energético globales, dejando a millones de personas sin comida suficiente. El hambre aumentó. Y, ante una comunidad internacional incapaz de abordar las numerosas y diversas crisis (no olvidemos el cambio climático), el desarrollo humano retrocedió a los niveles de 2016, situando a la humanidad casi en el punto de partida de la aprobación de la Agenda 2030 de la ONU para un mundo mejor, más sostenible y pacífico para esa fecha. Sin embargo, se produjeron también acontecimientos para la esperanza, pequeñas y grandes historias de personas que lograron progresos. Ellas iluminaron un 2022 sombrío. Planeta Futuro les pone rostro con una selección de la hemeroteca más positiva:

El empeño en hacer del mundo un lugar mejor

La turca Dilek Demir, obligada a casarse a los 14 años, se ha convertido en símbolo de la lucha contra los matrimonios infantiles en su país. “Jamás permitiré que casen a una niña”, prometía. Hoy, Demir, a sus 49 años, es muhtar de Müradiye, un barrio del distrito de Diyarbakir. Los muhtar son representantes electos, sin adscripción política, cuya función es servir de enlace entre los vecindarios y la Administración. Y lo primero que hizo fue colocar un buzón de quejas y chivatazos. Y de él “han salido 80 vidas”, como expresaba ella con cierta poesía el número de personas a las que ayudado. La mitad eran niñas a las que iban a casar siendo menores; otras 25, de niños que sufrían violencia y abusos sexuales en sus familias; las restantes, de jóvenes a los que ha conseguido alejar de la adicción a las drogas.

Otro ejemplo es el de Aleva Ndavogo Jude, de Yamena (Chad), un enamorado de la danza. Le encantaba bailar y su pasión le llevó a abandonar los estudios y a afrontar el repudio de su familia. Tras vivir dos años como un sin techo y tras mucho esfuerzo, se convirtió en un bailarín y coreógrafo de éxito, creando su propio grupo. Pero dio un paso más: fundó una asociación para motivar a los niños que viven en las calles y reintegrarlos en la sociedad. “Bailando, se sienten libres”, dice.

Desde Barcelona, llega la historia de Afropoderossa, la influencer que planta cara al racismo. Arrasa en sus cuentas de TikTok e Instagram, con casi 400.000 y más de 100.000 seguidores respectivamente. Nacida en Guinea Ecuatorial hace 31 años y asentada en el barrio del Poblenou de Barcelona desde los 12, en sus redes comparte información sobre África y sus culturas y trata de desmentir estereotipos y prejuicios. Reivindica, además, el derecho de las mujeres negras a salirse del canon de belleza occidental. También Charity Ekezie usa el humor y Tik Tok contra los estereotipos sobre África, pero desde Nigeria. “La gente cree que vivimos en casas de madera y chozas de barro, pero yo nunca he vivido en una. Piensan que no tenemos nada más que tierra seca, que no hay agua y que por eso somos duros”.

Otra iniciativa que ha contribuido a mejorar el mundo es la que la ONG Bicicletas sin Fronteras ha puesto en marcha en Senegal, donde ha facilitado que 7.000 alumnos africanos sin transporte escolar se desplacen a los centros educativos y obtengan mejores notas gracias a las baobikes.

Hay muchos más ejemplos:

Los jóvenes se alzan contra la crisis climática

El 5 de junio se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente. Y ese día presentábamos a 10 jóvenes de África, Asia, Latinoamérica y Oceanía que están escribiendo el presente y el futuro de las acciones de defensa del planeta. Tienen rostros menos famosos que Greta Thunberg, pero la misma convicción de que pueden cambiar el mundo. Los llamamos Los paladines de la lucha contra el cambio climático y todos tenían en ese momento menos de 25 años, como Melati Wijsen, nacida y criada en Bali. Allí empezó con sus paseos, cuando era niña, por las playas y los campos de arroz. A pesar de que tenía el cielo delante de ella, sus ojos no veían más que bolsas de plástico abandonadas. Y decidió empezar su lucha contra ese desastre. Así, a los 12 años creó, junto a su hermana menor, Bye Bye Plastic Bags. El proyecto, que surgió como una aventura entre compañeros de colegio, es hoy la principal ONG juvenil de Indonesia y ha conseguido que el Gobierno local de Bali prohíba las bolsas de plástico, las pajitas y el poliestireno. Time ha incluido a esta joven entre los adolescentes más influyentes del mundo y Forbes, entre los 30 menores de 30 años más importantes del planeta.

Las redes sociales son el arma de las jóvenes influencers en las que pusimos el foco durante la COP27, un grupo de mujeres brasileñas que optaron por defender el medio ambiente entre sus miles de seguidores en vez de tratar de venderles productos. “Somos la última generación que puede salvar el planeta”, publicaba en su cuenta de Instagram, Zaya (21 años), la primera modelo indígena que pisó la alfombra roja del Festival de Cine de Venecia en septiembre, durante la proyección de la película The Territory, distribuida por National Geographic.

Destaca también la historia de Olivia Mandle, una joven barcelonesa de 15 años que lucha por los animales marinos y el bienestar del planeta. ¿Cómo? Ha inventado la Jelly Cleaner, un artefacto que flota y que recoge partículas plásticas de la superficie de su amado mar Mediterráneo. Asegura que funciona. También ha iniciado una campaña para que Gobierno español cierre escalonadamente los delfinarios y sueña con crear el primer santuario para estos cetáceos en la costa Brava.

Los que no se rinden

Estas son las historias de las personas que no se rindieron ante la adversidad. Es lo que en términos de las organizaciones humanitarias se llama resiliencia, la capacidad humana de aguantar y volver a levantarse. Es lo que hizo el nepalí Kishan Adhikari, nacido en Katmandú hace 31 años. Huyó de la heroína que devoraba a otros jóvenes en su barrio, lo perdió todo en Reino Unido, recaló en España y empezó a cantar en el metro de Madrid. Su voz enamoró a una pareja que le dio trabajo en el teatro, lo que le permitió conseguir su permiso de residencia. Hoy es cantante, actor y cocinero.

Otra resiliente es Enyonam Mary Sleysor, de Togo. Una inyección mal puesta, según le cuentan, le paralizó las piernas. Tenía tres años. Las opciones terapeúticas y de atención para las personas con discapacidad son escasas en su país, pero ella no se rindió. Volvió a moverse por sí misma apoyada en unas muletas, estudió Sociología y hoy trabaja en una ONG. Es la mujer que aprendió a volar porque no podía caminar, y lo hizo con prácticamente todo en contra, pero arropada por el amor de su familia.

En Burkina Faso, un país del que apenas llegan noticias de la violencia yihadista que padece, conocimos a Awa Baguia. Tiene 37 años y es la primera mujer invidente del país que ha logrado terminar los estudios de Sociología. Hoy es funcionaria tras aprobar con éxito las oposiciones y gracias a que una ley determina que debe existir una cuota reservada de puestos de trabajo del 10% para personas discapacitadas. “Hasta mis 18 años era vidente y entonces tuve un glaucoma. Primero veía borroso, luego perdí toda la visión en un ojo. Como a la togolesa Mary Sleysor, el amor de su familia la ayudó a continuar. Cuando perdió por completo la vista, su madre la llevó a un centro para personas invidentes en el que pudo aprender a leer en braille: “Pasé tres años en este centro y acabé la secundaria. Mi madre fue la persona que más fuerza me dio en esos tiempos difíciles… Me ayudó a aceptarme y a que los demás me aceptaran”. Ella es la voz de la clarividencia.

En esta lista de quienes se reinventan, destacan las alquimistas del índigo, integrantes de la cooperativa GIE Solidaire de Confection et Artisanat del barrio de Sam Sam III en Pikine, Senegal. Estas mujeres han abierto una nueva línea de negocio en sus actividades con la recuperación de la técnica tradicional del teñido y elaboración de tejidos para fabricar vestidos, fulares, mantelerías o complementos de moda. Así se sostienen a sí mismas y a sus familias. Detrás de esta agrupación se encuentra la hermana Regina Casado, que lleva la mayor parte de sus 82 años empoderando a las mujeres de Camerún y Senegal. “Me voy a ir con los más pobres para que no los aplasten”, aseguró a este periódico para explicar su vocación.

Estas son otras historias que dejan una huella positiva:

  • Una foto cambió la vida a Mohamed Yousif, el poeta en las protestas de Sudán. El fotógrafo japonés Yasuyoshi Chiba retrató a un adolescente de 15 años en las manifestaciones contra el régimen sudanés de 2019. La instantánea, galardonada con el World Press Photo, atrajo la atención internacional hacia las protestas y hacia el potencial del joven, que acabó recibiendo fondos para estudiar en Países Bajos. De regreso a su país, planea ser el presidente de la nación más joven del mundo.
 Mohamed Yousif, en una fotografía del japonés Yasuyoshi Chiba, que ganó el World Press Photo de 2020.
Mohamed Yousif, en una fotografía del japonés Yasuyoshi Chiba, que ganó el World Press Photo de 2020.YASUYOSHI CHIBA (AGENCE FRANCE-PRESSE)
  • De delincuente juvenil en Nairobi a recibir un premio de la reina de Inglaterra. Douglas Mwangi, un joven de un suburbio de la capital keniana que se dedicaba a “perpetrar actividades delictivas” para sobrevivir, decidió cambiar de vida y fundó el primer centro digital comunitario de su barrio, pensado para facilitar a los jóvenes el acceso a la educación y al trabajo remunerado. Su labor le llevó a recibir en 2018 el Premio a los Jóvenes Líderes, que le entregó la reina británica Isabel II.
  • Las ganas de estudiar de Mahgul, a pesar de todo. Grace Armstrong, especialista en educación en emergencias de Unicef, conoció a Mahgul, una niña de 11 años brillante y con muchos proyectos, en una clase comunitaria de un pueblo rural en la provincia de Faryab, en el norte de Afganistán. Ansiosa por compartir su experiencia, Mahgul le contó cómo visitaba su aula casi todos los días mientras estuvo cerrada por covid-19 durante los primeros meses de 2021. Preguntada por las dificultades que había encontrado para recibir formación, respondió: “El único motivo que podría impedirme estudiar sería que mi padre no pudiera permitirse pagarme los estudios. Quiero ser ingeniera o doctora”.
  • Un arquitecto que nació en una aldea sin electricidad gana el mayor premio de su sectorDiébédo Francis Kéré es el primer africano en recibir el galardón Pritzker 2022 de arquitectura, el mayor premio internacional del ramo. Nacido en Gando, una aldea remota de Burkina Faso, explica su origen tradicional, su amor por la naturaleza y su persistente voluntad de cambiar la vida de sus compatriotas.

Una de animales

En julio, un hito contra la extinción de especies amenazadas se produjo en Mozambique: los rinocerontes regresaban al país subsahariano 40 años después de su desaparición. Lo contamos en fotografías.

Avances que mejoran la salud

En el ámbito de la salud global también hay razones para la esperanza. En julio, se alcanzó un acuerdo internacional que hará accesible la medicación preventiva del VIH a 90 países en desarrollo. Y poco después, en septiembre, el Fondo Mundial para el VIH, la malaria y la tuberculosis lograba la mayor recaudación de su historia: 14.250 millones de dólares (13.340 millones de euros).

También en 2022, un campo de refugiados de Sudán del Sur acogió la primera campaña de vacunación del mundo contra la hepatitis E. Así, 25.000 personas, incluyendo gestantes, recibieron entre marzo y abril las dos primeras dosis en el campo de desplazados de Bentiu, el más grande del país. También llegaron buenas noticias para quienes padecen la infección doble de leishmaniasis visceral y VIH. Antes era una sentencia de muerte. “Ahora, ya puedes decirle al enfermo que tiene esperanzas”, sentencia el doctor español Jorge Alvar, quien lidera los programas globales contra la leishmaniasis de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Iniciativa Medicamentos para Enfermedades Olvidadas (DNDi por sus siglas en inglés). Un nuevo tratamiento aprobado por la OMS, basado en los resultados de los primeros estudios clínicos en Etiopía e India, reduce el tiempo de tratamiento de 38 a 14 días y se aumenta la eficacia desde un promedio de 50% hasta alrededor del 90%.

En julio, se alcanzó un acuerdo internacional que hará accesible la medicación preventiva del VIH a 90 países en desarrollo. Y poco después, en septiembre, el Fondo Mundial para el VIH, la malaria y la tuberculosis lograba la mayor recaudación de su historia: 14.250 millones de dólares

En 2022, Ruanda mostró el camino para derrotar a la malaria. Allí, la voluntad política, la financiación, la investigación y una robusta red comunitaria han permitido al país africano reducir un 76% sus casos de paludismo en cuatro años. En Perú, la esperanza de la salud viajaba (y aún lo hace) en barco. A él nos subimos para compromobar cómo, allí donde no llegan fácilmente los médicos, en el fondo de la Amazonía, el Forth Hope lleva curación, alivio, vacunas y prevención.

Las mujeres ganan terreno

Con las gafas moradas siempre puestas, en Planeta Futuro hemos sido testigos de cómo las mujeres del mundo, y las del Sur Global en particular, han avanzado en diversas áreas: política, social, personal. Dedicamos un especial a destacar la labor de una decena de lideresas africanas, con poder y mando para transformar sus países. Y contamos la historia de cuatro mujeres brillantes de Kenia, quienes, pese a tener todo en contra, han llegado a lo más alto del sistema educativo.

También en Kenia, nos topamos con las chicas de Nakuru. Mientras el mundo seguía con interés las elecciones presidenciales de aquel país de África oriental, en agosto de 2022, algo extraordinario sucedía: en los ámbitos local y regional salieron elegidas más mujeres que nunca, un logro histórico y un paso más hacia la igualdad de género.

En el continente americano, unas jovenes hondureñas demostraron que la ciencia y la tecnología también es cosa de ellas: participaron en la construcción del satélite Morazán, un cubo de 10x10x10 centímetros que servirá para proteger la vida de millones de personas de América Central frente a las frecuentes inundaciones en los lugares de menor acceso. El lanzamiento está previsto, si todo transcurre, como está planeado, para el primer semestre de 2023.

Fuente: https://elpais.com/planeta-futuro/2023-01-03/una-mujer-contra-el-matrimonio-infantil-en-turquia-y-otras-historias-inspiradoras-para-afrontar-2023.html

 

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La escuela de Texas en la que todas las estudiantes son madres adolescentes

A principios de 2021, Helen había estado comiendo más de lo habitual.

La joven que pronto cumpliría 15 años no podía explicar por qué su apetito parecía crecer tanto.

«¿Esto es normal?», le preguntó a su hermana mayor. «Podría ser», contestó ella.

Helen también había estado de mal humor y buscaba peleas con familiares y amigos. Entonces su período se retrasó.

En su cumpleaños, se enteró de que estaba embarazada. «No podía creerlo», dijo.

Sus amigas la rechazaron, acusándola de usar su embarazo para «conseguir chicos». El padre de su hijo, un compañero de clase, dejó de hablarle.

«No quería pelear con ellos», afirmó Helen. Finalmente, cerca del final de su embarazo, decidió cambiar de escuela.

Lincoln High School
Pie de foto,Lincoln High School.

Desde el exterior, la escuela secundaria Lincoln Park se parece a cualquier otra de Estados Unidos: ladrillos arenosos, autobuses escolares estacionados en la puerta y la bandera estadounidense ondeando con el viento.

Sin embargo, junto con los sonidos de las adolescentes que van a clase en sus aulas, se escuchan los llantos y balbuceos de los bebés.

En sus paredes, los carteles que animan a ir a la universidad comparten espacio con los que promueven servicios de embarazo y clases para padres.

Al lado del edificio principal hay una guardería.

La escuela situada en Brownsville, Texas, un pueblo en la frontera entre Estados Unidos y México, es uno de los pocos proveedores de un servicio educativo específico: educar a madres adolescentes.

Las tasas de natalidad entre adolescentes en Estados Unidos han disminuido en las últimas tres décadas, pero entre las jóvenes hispanas siguen siendo más altas que en el resto de la población.

De hecho, las comunidades latinas registran las tasas de embarazo adolescente más altas que cualquier grupo en Estados Unidos, y los expertos advierten que luego de la decisión de la Corte Suprema de anular la protección federal al aborto en 2022, es probable que las cifras aumenten.

Casi todas las estudiantes de Lincoln Park, que ha atendido exclusivamente a madres adolescentes desde 2005, tienen entre 14 y 19 años. Todas son latinas, un reflejo del 94% de la población hispana de la ciudad, así como de sus tasas más altas de embarazos adolescentes.

La mayoría son de bajos ingresos y unas pocas son residentes mexicanas nacidas en Estados Unidos, que cruzan la frontera todos los días desde Matamoros, Tamaulipas, para asistir a clases.

En un año en el que la maternidad se ha instalado en el corazón del debate cultural y político de Estados Unidos, Lincoln Park ofrece un vistazo de cómo da forma a las vidas de las mujeres jóvenes que ya enfrentan los desafíos de este cambio de vida inesperado y monumental.

«Ahora tengo que pensar en mí y en mi bebé»

Lo que convenció a Helen de cambiarse a Lincoln Park fue que podía llevar a su bebé a la escuela, dijo.

Mientras conversaba con la BBC entre una clase y otra en junio, Helen todavía lucía como una adolescente tímida y de ojos oscuros, con su camiseta negra y sus pantalones cortos de color rosa pálido.

Pero en su mochila, junto a sus libros y diarios, había pañales y ropa de bebé para su hija, Jenine, que ahora tiene ocho meses.

«Solía ser solo yo, ahora tengo que pensar en mí y en mi bebé», aseguró.

Unas 70 estudiantes están matriculadas en la escuela, aunque ese número oscila a lo largo del año a medida que se unen estudiantes recién embarazadas, y algunas madres jóvenes optan por regresar a sus escuelas anteriores después del parto.

America, una estudiante de último año en Lincoln Park, deja a su hija Sophia de un año en la guardería
Pie de foto,America, una estudiante de último año en Lincoln Park, deja a su hija Sophia de un año en la guardería.

En el momento de la visita de la BBC a Lincoln Park, se inscribieron siete estudiantes de secundaria menores de 14 años, así como tres estudiantes que tienen tres hijos cada una.

El plan de estudios es exactamente el mismo que el de otras escuelas del distrito, yse espera que las estudiantes aprueben sus clases. Pero las diferencias están en los detalles.

Los autobuses escolares que transportan a algunas de las estudiantes tienen asientos de seguridad para sus bebés. Por las mañanas, pueden recoger el desayuno para ellas y sus hijas. Sus bebés pueden asistir a la guardería de la escuela de forma gratuita.

A las estudiantes se les permiten ausencias justificadas para las citas médicas de sus hijos. En un salón de clases, la maestra de Ciencias tiene un armario alto en la esquina del salón con ropa de bebé para las madres que puedan necesitarla.

Intimidad, camaradería, dolor y vida

Alexis, como Helen, tenía 15 años cuando supo que estaba embarazada. Usó tres pruebas de embarazo caseras y todas dieron positivo. Todavía en negación, vio a un médico, quien confirmó que tendría un bebé.

«Fue muy duro para mí», dijo Alexis. «No quería abandonar porque sabía que no era la forma correcta de manejarlo».

Pero luego encontró Lincoln Park. Su hijo tiene ahora casi un año.

Dentro de las aulas, hay una profunda sensación de camaradería e intimidad que puede resultar incómoda para un extraño, aunque claramente muy natural para las estudiantes y el personal.

Sentada en una clase de Matemáticas un martes por la mañana, Alexis se giró para decirle al profesor Arredondo que ya se había registrado para el próximo año escolar.

«Estoy al día», dijo con un pulgar hacia arriba.

Alexis y sus compañeros se volvieron hacia la puerta, cuando una estudiante llegó tarde a clase. Acercándose al final de su embarazo, caminaba lentamente, con un ligero balanceo. Todas las chicas sonrieron y Alexis extendió el brazo cuando su compañera se acercó.

«Quiero tocar tu vientre», dijo.

Arredondo es el más inexperto de la clase en Maternidad, al menos en términos de experiencia de primera mano. Pero ha enseñado a suficientes alumnas embarazadas como para saber un par de cosas.

«Cuando las chicas te dicen que vas a necesitar una epidural, ¿qué piensas?», preguntó.

«Creo que la voy a necesitar», respondió la estudiante embarazada entre risas.

«Cuando no lo entiendes, oh Dios mío, duele tanto», dijo Alexis, riéndose.

Una estudiante embarazada durante el recero del almuerzo.
Pie de foto,Una estudiante embarazada durante el receso del almuerzo.

Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU. (CDC, por sus siglas en inglés), de cada 1.000 mujeres jóvenes de entre 15 y 19 años, 15 dieron a luz en el año 2020. Los datos no incluyen las tasas de natalidad de las adolescentes menores de 15 años.

Incluso con el declive nacional general, Texas se mantiene por encima del promedio nacional y se encuentra constantemente entre los 10 primeros estados con altas tasas de natalidad entre adolescentes.

En Brownsville, los embarazos de adolescentes representan el 12%, más de uno de cada 10 nacimientos en la ciudad.

Educación sexual

Hay una gran cantidad de factores que juegan un papel en las tasas de embarazo adolescente, pero en Texas, algunos expertos citan las estrictas leyes de aborto del estado y el hecho de que la educación sexual no es obligatoria en las escuelas.

Hasta el 58% de las escuelas públicas de Texas enseñan educación sexual basada únicamente en la abstinencia, y el 25% no la enseñan en absoluto, según la Texas Freedom Network, un grupo de líderes religiosos y comunitarios.

«Mientras no compartamos esa información con ellos, no recibirán educación», dijo Cynthia Cárdenas, directora de la Escuela Secundaria Lincoln Park. «No se les da la oportunidad de elegir si quieren las consecuencias o no».

Las adolescentes en Texas que quedan embarazadas deben navegar por un complejo sistema de salud pública para acceder a la atención o, de lo contrario, tienen que enfrentar algunas de las leyes de aborto más estrictas del país si deciden interrumpir un embarazo.

Viajar fuera del estado para recibir servicios de aborto a menudo no es una opción para las mujeres de bajos ingresos, especialmente cuando son menores de edad.

Cynthia Cardenas, directora de la secundaria Lincoln Park.
Pie de foto,Cynthia Cardenas, directora de la secundaria Lincoln Park.

Tampoco las opciones sobre qué hacer son claras o fáciles.

Helen había considerado al principio de su embarazo abortar o dar a su hija en adopción. Su madre dijo que la apoyaría en cualquier decisión que tomara.

Finalmente, una vez que dio a luz y vio a su bebé, Helen decidió quedarse con ella.

«Mi bebé es lo mejor que me ha pasado. Tengo en mis manos al amor de mi vida, ella lo es todo para mí», dijo Helen.

Jenine es una bebé activa a la que cuidan en la guardería. Usa un lazo grande de diferentes colores alrededor de la cabeza, que todos los días combina con su atuendo.

Helen está a solo un año de graduarse de la escuela secundaria. Sueña con ir a la universidad y poder mantener a su hija.

Solo alrededor de la mitad de las madres adolescentes terminan la escuela secundaria, y aún menos obtienen un título superior, según los CDC.

Cuando se le preguntó dónde cree que estaría si no fuera en Lincoln Park, Helen dijo: «Honestamente, no tengo idea. Es probable que estuviera en mi casa luchando con mi bebé».

Plantando la semilla de ir a la universidad

Las luchas de la maternidad son duras, especialmente al principio. Los estudios muestran que convertirse en madre adolescente es un factor de riesgo para la depresión. Las mujeres que quedaron embarazadas en la adolescencia representan más de la mitad de todas las madres que reciben asistencia social.

El estrés de la pobreza y la juventud que enfrentan las madres en Lincoln Park hace que algunas pierdan interés en la escuela o piensen que será imposible continuar la educación con un niño.

A la hora del almuerzo, Alexis y otras tres estudiantes se turnan para compartir fotos de sus hijos pequeños. Uno acababa de empezar a caminar y a otro le han cortado el pelo.

«Aww, qué lindo», dijeron en español, casi al unísono.

Cárdenas, que se une a las niñas en el almuerzo la mayoría de los días, se acercó al grupo. Dado que la mayoría está a un año de graduarse, les pregunta si han tomado sus exámenes de ingreso a la universidad.

«Ya me aceptaron en una escuela, pero no creo que quiera ir a la universidad«, dijo Angela, una estudiante nacida en los Estados Unidos que vive en México. Ella cruza la frontera todos los días para ir a Lincoln Park, empujando a su bebé en un cochecito por el puente peatonal que separa Brownsville de Matamoros. Sus días comienzan a las 5:00 de la mañana cuando hace cola al sur de la frontera.

Algunos días falta a clase porque trabaja como limpiadora para ayudar a mantener a su pequeña familia.

Pero Alexis interviene para contarle a Angela lo que aprendió en una reciente sesión informativa sobre la universidad. «Tienen una guardería allí y si tus hijos están tranquilos, tu bebé puede ir a clase contigo», dijo.

«A veces puedes conseguir un dormitorio para toda tu familia, como un apartamento pequeño», agregó Alexis.

Los ojos de Ángela se agrandaron. «¡Ahora me tengo que ir! ¡Me tengo que ir!». Todos se rieron.

Los niños asisten a la guardería en Lincoln Park, una escuela secundaria solo para madres embarazadas en Brownsville, Texas.
Pie de foto,Los niños asisten a la guardería en Lincoln Park, una escuela secundaria solo para madres embarazadas en Brownsville, Texas.

Por mucho que las probabilidades estén en su contra, uno de los objetivos en Lincoln Park es tratar de «plantar esa semilla de ir a la universidad» para los estudiantes, dijo Cárdenas. «Y tener éxito y enseñar a sus bebés que ellos también tienen un camino».

Las estudiantes se han acercado a ella para pedirle consejos sobre relaciones y crianza, o ayuda con la vivienda y con pañales y alimentos para bebés.

Ha tenido estudiantes que han sido expulsadas ​​de sus hogares y otras que sugirieron querer abandonar la escuela para trabajar a tiempo completo y mantener a sus hijos.

«A veces no saben cómo criar a un bebé», dijo Cárdenas. «Tenemos su futuro en nuestras manos como educadores. Tenemos que hacer esto de la manera correcta».

«Cosecharás las recompensas»

Cárdenas piensa que es necesario apoyar a escuelas como Lincoln Park en medio del cambiante panorama político y social que siguió a la decisión sobre el aborto de la Corte Suprema.

Se espera que la decisión afecte de manera única y desproporcionada a las adolescentes, según Child Trends, un grupo de investigación estadounidense centrado en el bienestar de los niños. Las adolescentes son más propensas a buscar abortos, se enteran de los embarazos más tarde y luchan por obtener apoyo.

«He estado pensando en las implicaciones de la reversión de Roe vs Wade», dijo Cárdenas, y señaló que las mujeres hispanas son uno de los grupos más grandes que requieren abortos en Estados Unidos.

«Mi esperanza es que promovamos la educación sexual en la escuela intermedia y secundaria y que nosotros, los educadores, diseñemos un plan de acción que se seguirá si tenemos más adolescentes que tienen bebés como resultado de la decisión de la Corte Suprema», dijo.

«No muchos distritos escolares ofrecen escuelas como esta», agregó. «Si me preguntas, ¿es necesario? Sí. Incluso si podemos hacer una diferencia en la vida de 10 niñas, sí. Estas son niñas que no sobrevivirían a un campus regular».

Vitrinas de vidrio transparente en los pasillos de la escuela muestran imágenes sonrientes de clases anteriores de estudiantes que se graduaron. Cada semana, un profesional local viene a hacer una presentación a las estudiantes como parte de una serie de oradores invitados.

«Lo que estás haciendo al venir a la escuela, ser madre y tener hijos, es difícil», les dice la oradora, una mujer joven.

«Tienes que saber que de todo lo que siembres ahora, cosecharás sus recompensas».

Fuente: https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-64120840

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saharaui Tesh Sidi: «La pobreza no se puede romantizar»

Javier Sánchez Salcedo  entrevista a la informática y activista saharaui Tesh Sidi

«Nací en los campamentos de refugiados saharauis en Tinduf (Argelia), en 1994. Vine a España con siete años. Soy ingeniera informática y me dedico al mundo del big data en temas de banca. He creado y coordino la plataforma digital ­SaharawisToday».

Me gustaría que me hablaras de tu infancia.

Nací en los 90, en unos tiempos muy duros para los refugiados saharauis que acababan de instalarse de manera permanente en los campamentos. No había nada, ni leche para los niños ni agua en casa. Las madres se intercambiaban a los hijos para poder amamantarlos. Cuando nacimos mi hermano mellizo y yo, casi morimos. De hecho, todos acarreamos problemas de salud. Mi madre, que padecía anemia, no tenía recursos. Éramos varios hermanos y no le quedó más remedio que dejarme con mi abuela. Estuve con ella desde los cuatro a los siete años en Mauritania.

¿Te acuerdas bien de lo que viviste esos años?

Siempre digo que los saharauis nacemos mayores. Por las circunstancias, nos educan para resistir y no te puedes quejar. La sociedad y el contexto te obligan a madurar y a crecer rápido. Sí, tengo recuerdos de aquella etapa con mi abuela. Yo era una beduina que solo sabía criar y ordeñar cabras y nunca estaba con niños. Aquellos años viví con adultos y animales. Con solo seis años, sabía hacer las cosas de una mujer mayor. A los siete volví a los campamentos de Tinduf (Argelia), con mi hermano mellizo, mi madre, mi padre y otros seis hermanos. Fue un choque de identidad, tuve que aprender a quererlos, porque esos lazos fraternales no se habían construido antes.

No debió de ser nada fácil

En Mauritania vivía fuera de los sistemas educativo y sanitario. No sabía ni leer ni escribir. Tenía pensamientos y realizaba labores de una persona adulta. Cuando me escolarizaron, tuve que concienciarme de que era una niña, tenía una familia y vivía en sociedad. No puedo romantizar mi historia y decir que tuve una infancia feliz. Es la que me tocó, la infancia de cualquier niño en situación de conflicto. La pobreza no se puede romantizar. Yo no me comí un yogur ni probé el chocolate hasta que vine a España, ni tuve acceso a algo tan básico como la carne. Ahora veo que mis sobrinos tienen eso en el campamento, pero van a sufrir otros problemas: de identidad, el exilio, el conflicto armado… No van a estar exentos de todo eso. La vida en los campamentos no se puede romantizar.

¿Por qué viniste a España?

Vine con casi ocho años a casa de una familia de acogida de Alicante. Si lo de llegar a los campamentos de Mauritania era cambiar de mundo, venir aquí fue cambiar de planeta, de galaxia y de todo. Me daban miedo los edificios porque era incapaz de entender que pudieran ser tan altos. En los campamentos, las casitas de adobe son acordes a tus dimensiones, accesibles a tu altura o a la de un adulto, pero llegué y me encontré edificios muy altos, la gente acelerada, el ruido, los semáforos, todo para «ya»… y, sobre todo, la sensación de que todo el mundo me recriminaba algo: «Siéntate bien», «Come así»… No estaba acostumbrada a tantas demandas sociales, a vivir en un protocolo permanente. En los campamentos, los padres no te dirigen tanto porque ya «eres» un adulto, y cuando vienes aquí ya tienes un pensamiento construido. Vine cinco veranos y luego me quedé con mi familia de acogida desde los 12 a los 18 años. Mi madre española tenía la idea de educarme, pero yo le decía que ya venía educada, y no era un acto de rebeldía, sino la madurez temprana obligada por la situación. Mi familia española lo hizo conmigo lo mejor que pudo, pero no de la mejor forma. Tuve una adolescencia muy dura.

¿Sentías que no encajabas?

Las personas que han emigrado sufren una crisis de identidad muy grande, porque no son ni de aquí ni de allí. La necesidad de encajar en ambos lugares te puede jugar muy malas pasadas. Pasé diez años en los que rechazaba ser saharaui y las desgracias que me habían pasado en la vida.

¿Lo ocultabas?

Exacto. Le decía a la gente que era alicantina y ya está. Pero cuando empecé a leer literatura de referentes africanos, incluidos saharauis, me di cuenta de que tenía pensamientos coloniales heredados, y llegó un momento, con 18 años, en el que vi que aquel no era mi sitio. En mi casa española sentía muchas exigencias sociales y culturales, y tenía que estar constantemente dando las gracias por lo que se me estaba dando, porque yo «venía de un campo de refugiados», algo que me afectaba mucho y sentía como un menosprecio. Por  otra parte tenía a mi familia saharaui, conservadora, musulmana, de las pocas que habían dejado que sus hijas estudiaran en Occidente desde muy pequeñas. Era consciente del miedo de mi madre a que yo no fuera musulmana, ni culturalmente saharaui, ese miedo al qué dirán. Yo sentía presión aquí y presión allí, y decidí romper, ponerme a trabajar y estudiar por mi cuenta, para recuperar mi dignidad y mi libertad como persona. Rompí las relaciones con mi familia biológica y con la de acogida, pero fui libre para empezar a construirme una identidad.

¿Hiciste sola ese proceso? 

Hasta que no entré en el activismo no tuve referentes. Empecé a trabajar de camarera, en tiendas… Estudié Ingeniería Informática en los tiempos de la crisis, y tuve amigos que me ayudaron a pagar la universidad. Acabé la carrera y me vine a Madrid. Era el boom de la informática y encontré trabajo fácilmente. Pedí un préstamo para hacer un máster en big data e inteligencia artificial. Para mí no existen cosas imposibles si te esfuerzas y trabajas. La gente me dice que a mí me han salido bien las cosas, pero yo comía arroz blanco en la universidad, lo mismo que comía en el campamento, porque muchas veces no me daba para comprar ­carne o champú.

¿Cómo llegaste al activismo?

Cuando terminé el máster y había conseguido un buen trabajo, en abril de 2020, explotó la guerra en Sahara Occidental. Yo no sabía nada del conflicto ni de sus causas, pero empecé a ir a manifestaciones y nació en mí una necesidad imperante tanto de ayudar al pueblo saharaui como de recuperar mi identidad. Y cuando vi que la causa saharaui estaba estancada comunicativamente, me planteé ayudar con mis conocimientos en big data y procesamiento de datos en redes sociales. Asumí la presidencia de la Asociación Saharaui en Madrid, hicimos infinidad de cosas y muchos jóvenes saharauis en la diáspora empezaron a organizarse. Pasé a convertirme en una persona muy expuesta, a dar conferencias, me llamaban los políticos… Me parecía que la causa se había convertido en algo muy humanitario pero poco político, e inicié un acercamiento a organizaciones políticas, a medios de comunicación, empecé a llevar a periodistas y políticos a los campamentos… Todo este proceso se ha materializado en SaharawisToday, una plataforma de comunicación digital que he creado junto a mi compañera Itziar.

¿Qué podemos encontrar en SaharawisToday?

Hicimos un análisis sobre qué es lo que le falla a la causa saharaui y vimos que teníamos que ser nosotros mismos, los saharauis, quienes comuniquemos, que no sean los periodistas o los antropólogos los que hablen siempre del pueblo saharaui. En SaharawisToday se habla de migración; de combatir el racismo institucional que sufrimos; de la mujer saharaui, a menudo silenciada; de la responsabilidad de España con sus antiguas colonias o de la responsabilidad de la población de informarse sobre el pasado de su país. Contextualizamos para explicar la relación de Sahara con lo que pasa en Ceuta y Melilla, con las aguas de Canarias o por qué Marruecos bloquea y chantajea a España… Somos 11 personas, saharauis de allí, de aquí y de Francia. Publicamos en francés, árabe, inglés y castellano, y ofrecemos una tribuna de opinión al pueblo saharaui, con toda su diversidad. Tiene cabida todo menos el fascismo y el machismo. Siempre hemos sido un pueblo de transmisión oral, pero tenemos que dejar nuestra historia por escrito. Hay artículos, vídeos, directos, resúmenes de política internacional, análisis… Recogemos todos los eventos de la causa saharaui a nivel mundial e informamos sobre cómo viajar a los campamentos.

Para terminar, ¿crees que habrá referéndum?

Se necesita una presión política muy grande. Creo que el pueblo saharaui tiene que ocupar posiciones de poder. Muchas personas que han emigrado suelen estudiar ciencias sociales y se dedican al ámbito de las oenegés o la cooperación internacional por esa necesidad de «salvar» que tenemos. Pero no pasa nada por estar en la banca o en política. Hay que estar donde se toman las decisiones para poder cambiar las cosas. En el banco en el que trabajo saben que soy saharaui y activista. Los saharauis tienen que intentar ser presidentes de comunidad en sus edificios, diputados, referentes allí donde trabajen. Creo que es complicado el referéndum en los próximos años. Mientras no tengamos un presidente de Gobierno saharaui o migrado no van a cambiar las cosas. Va a llevar tiempo, pero no debemos frustrarnos. Hay que ser optimistas.

CON ELLA

 

«Una amiga fue a Sahara Occidental, a los territorios ocupados por Marruecos, y me trajo arena de allí. Es chocante, y me encanta verlo en todas las generaciones de saharauis: somos capaces de luchar por algo que ni hemos visto y que, probablemente, por ser activista, jamás pueda pisar».

Fuente: https://rebelion.org/la-pobreza-no-se-puede-romantizar/

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Régimen Talibán De Afganistán Prohíbe A Las Mujeres El Acceso A La Universidad

Por: José Robles

CON ESTA MEDIDA, LAS MUJERES EN AFGANISTÁN HAN SIDO PRÁCTICAMENTE VETADAS DE TODO EL SISTEMA EDUCATIVO DEL PAÍS

En una medida que ha causado revuelo y rechazo en todo el mundo, el gobierno de Afganistán decidió prohibirles a las mujeres del país el acceso a la educación universitaria, tanto pública como privada.

La prohibición se enmarca en una serie de restricciones a los derechos de las mujeres que el gobierno talibán de Afganistán ha impuesto desde su llegada al poder en agosto de 2021.

Poco después de haberse impuesto por la vía de las armas en el gobierno afgano, el régimen talibán prohibió el acceso a la educación secundaria y preparatoria a las mujeres del país.

Con la prohibición actual, las mujeres afganas están prácticamente vetadas de la educación escolarizada y, en una perspectiva más amplia, su calidad de vida y posibilidades de futuro también se ven seriamente afectadas.

En términos generales, desde su llegada al poder el régimen talibán ha mermado notablemente los derechos de las mujeres en Afganistán, imponiendo medidas como el uso obligatorio y estricto de la burka, la prohibición para las mujeres de entrar a parques y jardines de Kabul (la capital del país) y otras relacionadas con la interpretación radical de la sharia, la ley islámica.

Fuente de la información e imagen: https://pijamasurf.com

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UNAM IMPARTIRÁ CURSO SOBRE BAD BUNNY, COLONIALISMO Y MASCULINIDAD

POR: VALENTINA CISNIEGA

UN CURSO DE POSGRADO DE LA UNAM HA CAUSADO POLÉMICA POR TENER COMO EJE A BAD BUNNY, ICONO DEL REGUETÓN

Después de más de dos décadas de existencia del reguetón, este género sigue siendo objeto de estigmas y burlas hacia sus exponentes y quienes les escuchan. A pesar de ello, cada cierto tiempo llega un nuevo artista que innova con su ritmo, los arreglos del Auto-Tune o simplemente con un estilo icónico que los más jóvenes buscan imitar.

La industria musical tuvo que cederle un lugar importante a los exponentes de este género, pues actualmente el ritmo latino domina en las principales plataformas de audio en streaming. Y sin dudarlo, Bad Bunny ha tenido mucho que ver en esto, pues en tan sólo unos años pasó de ser un artista local de Puerto Rico al cantante en solitario más popular del mundo.

Desde luego, este mérito no se explica únicamente por la calidad de su música sino por el gran impacto mediático y generacional que ha tenido en la vida de millones de jóvenes que escucharon sus canciones durante la pandemia. Como todo fenómeno musical, Benito Martínez Ocasio, mejor conocido como Bad Bunny, se ha convertido en la voz de una generación y por ello es importante entender las dinámicas económicas, políticas y sociales que lo rodean.

En ese sentido, Ariadna Estévez López, investigadora del Sistema Nacional de Investigadores del Conacyt y docente del Posgrado en Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, propuso la creación de un curso titulado «Reggaeton como resistencia al colonialismo estadunidense y masculinidad suave como capital sexual: el fenómeno Bad Bunny».

UNAM impartirá curso sobre Bad Bunny, colonialismo y masculinidad

De acuerdo con las palabras de la Dra. Estévez, hablar de colonialismo estadunidense y la masculinidad a través del reguetón y Bad Bunny es algo que le da gusto hacer, porque la acerca a los jóvenes y le da material para hablar del racismo, clasismo y misoginia que hay contra la cultura que consumen.

Aunque el curso está diseñado en estricto sentido teórico-analítico, diversos usuarios hicieron mofa de este espacio académico y señalaron que no se trataba más que de trabajos sin calidad o absurdos. 

Sin embargo, gran parte del problema radica en que aún existen líneas de investigación muy ortodoxas que no están dispuestas a echar mano de otros recursos epistémicos para analizar fenómenos sociales actuales. El mundo y la sociedad no son lo mismo desde la época en la que se constituyó el quehacer del científico social. Los métodos, las técnicas y las teorías están en constante cambio porque es parte de la naturaleza de su objeto de estudio hacerlo.

¿Es obligación de estos espacios académicos brindar las herramientas para entender todo lo que sucede a nuestro alrededor? ¿O hay cosas más importantes por atender?

Esa cuestión dependerá de cada uno.

Fuente de la información e imagen: https://pijamasurf.com

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