Japón/Septiembre 2015/Autores: Aula Planeta y Javier Miravalles /Fuentes: Aula Planeta y Javier Miravalles
Una Mirada del Sistema Educativo Japonés
El modelo educativo de Japón se caracteriza por su eficiencia y está estrechamente relacionado con las características culturales y sociales del país asiático, que mezcla el trabajo en equipo y la meritocracia. Además de alcanzar muy buenos resultados en pruebas internacionales como TIMSS o PISA, los expertos destacan la disciplina y la formación de alta calidad que logran sus estudiantes. De hecho, recientemente el ministro de Educación nipón ha anunciado que su sistema se exportará a otros países de Asia, Oriente Medio y África. Te explicamos cómo funciona la educación en Japón y qué características se encuentran detrás de su éxito.
- El currículo se establece a nivel nacional. El Ministerio de Educación, Cultura, Deporte, Ciencia y Tecnología (con la colaboración de profesores universitarios y el Consejo Central de Educación) fija las líneas básicas de todas las materias que se enseñan en los colegios japoneses, sus objetivos y contenidos. Salvo que se detecte alguna necesidad importante, estas directrices que deben seguir todas las escuelas del país se revisan cada diez años.
- La legislación educativa es muy estable y duradera. La Ley Fundamental de Educación que está vigente en el país data de 1947. La primera revisión se realizó en 2006, con el objetivo de incorporar disposiciones que promovieran el civismo, el respeto por la tradición y la cultura y el amor a la patria. Para adaptarse a las nuevas necesidades educativas se ponen en marcha Planes para la Promoción de la Educación, el último de ellos en 2013.
- La educación obligatoria es mayoritariamente pública y gratuita. Los niños comienzan el colegio a los 6 años de edad y la educación es obligatoria hasta los 15 años, aunque el 95 por ciento continúa hasta los 18. Hay cuatro niveles educativos fundamentales: primaria (elementary, de los 6 a los 12 años), secundaria inferior (lower secondary, hasta los 15), secundaria superior (upper secondary, hasta los 18 años) y universitaria. El 99 por ciento de los centros de educación primaria son públicos, al igual que el 90 por ciento de los centros de secundaria inferior y el 74 por ciento de los de secundaria superior. El Ministerio de Educación decide qué libros de texto se aprueban para cada nivel y, desde 1963, se distribuyen a los colegios gratuitamente.
- Hay asignaturas y también formación en valores. Además de las asignaturas básicas que se estudian en cada nivel educativo, los alumnos cuentan con materias como economía doméstica, en la que aprenden a cocinar o a coser, artes tradicionales japonesas, como la caligrafía (shodo) o la poesía (haiku), y cursos de educación moral. Se considera esencial que los alumnos desarrollen una conducta cooperativa, disciplina de grupo y respeto a las normas.
- El esfuerzo es esencial y la competitividad es alta. La sociedad japonesa considera que el éxito no depende de las habilidades o la inteligencia, sino que se consigue con esfuerzo. Esto se aplica también al ámbito escolar y los estudiantes trabajan ya desde niños en este sistema de meritocracia, con dos objetivos: lograr buenos resultados para tener mejores oportunidades de formación y empleo en el futuro, y ganar la aprobación del grupo y de su propia familia. La competitividad es alta, especialmente en los exámenes que permiten acceder a las mejores escuelas de secundaria superior y a las universidades más prestigiosas.
- Se prima la habilidad para resolver problemas. El currículo educativo japonés es muy completo y exigente en cuanto a contenidos, pero además tiene como base fundamental que los alumnos dominen la resolución de problemas y situaciones por sí mismos. Con independencia de la materia o asignatura, se busca que el estudiante no se limite a seguir un procedimiento o memorizar información, sino que comprenda cómo y por qué suceden las cosas. De este modo será capaz de aplicar el conocimiento en cualquier contexto. Esto mismo se defiende también en las empresas: para contratar valoran más las destrezas generales que el conocimiento o la experiencia en ese trabajo concreto, para el que ofrecen al trabajador la formación necesaria.
- En el colegio no solo se estudia. Además de asistir a las clases, los alumnos tienen que colaborar en diversas tareas como limpiar el centro o servir las comidas, que se toman en la propia clase. Para ello los estudiantes se dividen en grupos y trabajan juntos. El colegio también organiza multitud de actividades complementarias, como torneos deportivos, excursiones o salidas culturales, y clubes de actividades extraescolares muy variadas: deporte, música, arte, ciencia etc. Se considera que este tipo de actividades contribuyen a desarrollar la capacidad de resolver problemas, trabajar en equipo y colaborar por un fin común.
- Se estudia muchas horas y los deberes son habituales. Tanto los alumnos de la escuela primaria como los de secundaria inferior y superior tienen que hacer tareas a diario. Entre otros temas, deben practicar los kanji, los caracteres que integran el complejo sistema de escritura japonés. También hacen deberes durante las vacaciones de invierno y de verano, que suelen consistir en algún proyecto de su elección. El número de horas de clase es similar al de otros países, pero se invierten muchas horas en actividades extraescolares, clases de refuerzo y horas de estudio. Además, las vacaciones son más cortas: del 20 de julio al 31 de agosto en verano, diez días entre diciembre y enero y otros diez entre marzo y abril.
- Los maestros son muy respetados y están muy preparados. Históricamente, los profesores en Japón procedían de la clase Samurai y tenían una alta consideración en la sociedad. Aunque la profesión ya no es elitista, el respeto hacia los maestros se mantiene intacto. Además, es una de las profesiones mejor pagadas del país, por lo que hay muchos solicitantes para cada puesto, que gana el mejor. Por eso, los profesores suelen estar muy preparados y desde el Ministerio se exige la formación continua de los docentes, que deben renovar su certificado educativo cada diez años.
- Educar es trabajo de todos. El trabajo en equipo se premia en el aula, donde los alumnos que destacan ayudan a aquellos con más dificultades, y el profesor tiene a su alcance diferentes herramientas y posibilidades para apoyar a los estudiantes con problemas de aprendizaje (desde atención personalizada en el aula hasta clases extraescolares). Pero, además, esta implicación del grupo trasciende las paredes del aula, ya que los padres tienen la responsabilidad y el deber social de apoyar la educación de sus hijos en casa y recurrir a ayuda profesional cuando sea necesario. De hecho, el fracaso del niño en el ámbito escolar se considera también un fracaso de su entorno familiar. La comunicación entre docentes y padres es constante e individualizada.
Una Mirada Contradictoria del Sistema Educativo Japonés.
Pero después de haber visualizado los éxitos del sistema educativo japonés, debemos presentar el rechazo a la escuela japonesa que existe actualmente y la situación de aislamiento social o auto-reclusión debido a factores personales y sociales, denominado Hikikomori.
El rechazo o Futoukou en la escuela se relaciona a menudo con Hikikomori y, según Kageki, profesor en la universidad de Tokio Shure, es probable que una situación de rechazo en la escuela, si no tratado adecuadamente, se convierta en una situación que favorezca el Hikikomori.
Se estima que hay actualmente más de 130.000 abandonos escolares en Japón. Hay varias razones variedad del rechazo en la escuela; algunos expertos apuntan al acoso escolar (bullying) como causa principal. Según Sadatsugu Kudo esto es sin embargo discutible, indicando que tan solo entre el 10 y el 20 por ciento de niños abandonan la escuela por esa razón. 80 por ciento de los niños no recuerdan la razón inicial que provoco la salida de la escuela.
- Una de las razones más obvia es que los alumnos japoneses están expuestos a una presión considerable y sufren mucha tensión a una edad muy temprana. El sistema educativo está estructurado alrededor de exámenes de entrada que determinan en gran parte el futuro del niño. Para entrar en una buena universidad, es a menudo necesario graduarse en una escuela secundaria específica, y así sucesivamente, en algunos casos esta cadena se inicia ya desde el jardín de la infancia (a veces ya hay pruebas de entrada en el jardín de la infancia). Esto es en última instancia decisiva puesto que muchas compañías reclutan directamente de universidades concretas. La presión de tener éxito viene sobre todo de los padres, que envían normalmente a sus hijos a las escuelas Juku, escuelas privadas que tienen un programa lectivo agotador que se extiende a muchas tardes y fines de semana.
Por lo tanto la vida de niños japoneses está centrada en la escuela y pasar los exámenes decisivos. Una joven Hikikomori expresa su experiencia en la escuela: No podía hacer frente a una atmósfera tan competitiva. Había cuatro clases desde el nivel superior hasta el inferior, lo que provocaba una jerarquía visible. Me sentía etiquetada ya que estábamos divididos entre estudiantes brillantes y los estudiantes bobos. Siempre teníamos que esforzarnos más para alcanzar el éxito. Otra estudiante describió de manera metafórica que se sentía como un diente en una gran máquina, viviendo solamente para ganar.
- El sistema educativo japonés se articula mediante métodos de enseñanza caracterizados por su alta estructuración y centrados en aprender y memorizar más que en promover la creatividad o el pensamiento crítico. Las clases tienen una típica organización comunicativa unidireccional y los alumnos raramente tienen ocasión de hacer preguntas y mucho menos de participar activamente en el proceso de aprendizaje.
- Hasta hace aproximadamente diez años el fracaso escolar era considerado como una enfermedad o un desorden y aunque las cosas están cambiando aún se considera como una muestra de debilidad y vergüenza para la familia. Lo que hace aumentar el grado de culpabilidad de los jóvenes estudiantes por decepcionar a la familia. La presión de los padres y de la escuela deja al niño abandonado a su suerte con sus problemas (una presión que refuerza probablemente la necesidad de aislarse). Esta parece ser la consecuencia de la conformidad de la sociedad japonesa: hay solamente un camino correcto, una dirección adecuada.
- El termino Wa o la armonía del grupo es un concepto muy importante en Japón. Desde el jardín de infancia se socializa a los niños para superponer la identidad del grupo sobre la identidad propia, lo que deja muy poco margen a la independencia y la individualidad. Las actividades en la escuela están pensadas para trabajar colectivamente aprendiendo a dejar de lado los intereses particulares en pos del grupo. Más adelante, estos principios se aplicaran también a otros ámbitos como el trabajo. Cada japonés entra a trabajar como parte de un departamento de una compañía con la que se identifica y que le identifica.
- En la escuela la clase es como una sociedad, el ambiente de colectivismo siempre está presente. Es muy difícil salir de esa microsociedad, estar libre de esa atmósfera. Al principio en la escuela te enseñan dos ideas básicas Uchi (adentro) y Soto (afuera). Es bueno estar en el interior y el exterior es malo. Estas ideas e ideales de la armonía se inculcan en las mentes de los niños, que aprenden que ser una parte dócil del grupo, y no un forastero es muy importante. Si un individuo comienza a diferenciarse o a retirarse del grupo, los otros niños presionarán para que vuelva a entrar en el grupo y deje perturbar la armonía».
Esto es que le sucedió a una Hikikomori, cuando comenzó faltar a la escuela: Diariamente durante un mes mis tutores de la escuela vinieron a casa. Mis compañeros de clase me visitaron todos los días durante un año y medio. Nunca sentí que mi madre me protegiera de la presión, solamente lloraba y gritaba cuando los compañeros de clase tiraban de mi mano mientras me decían que debía volver a clase.
La idea que transmiten los estudiantes del Instituto de Shure (el de la joven Hikikomori) es que el grupo es un mecanismo importante que refuerza el valor de la escuela y de la familia. La incapacidad de sentirte independiente, la presión y la responsabilidad hacia el grupo son tan agobiantes que provoca una especie de interrupción mental. El acto Hikikomori es un gesto de desesperación ante la homogeneización que propone el grupo, ante la no aceptación de la persona como individuo.
La riqueza de la sociedad japonesa hace posible que la gente joven tarde mucho en independizarse, normalmente por razones egoístas y por comodidad. Es esta la razón que posibilita que los jóvenes puedan aislar de la sociedad en sus habitaciones, cosa que no ocurre en la mayoría de Sociedades Occidentales. Esto puede explicar el alto número de individuos con Hikikomori en Japón. Según Otaki, comparando el sistema del bienestar entre Japón y los países escandinavos, los adolescentes japoneses tienden ser con diferencia más dependientes de sus padres que sus pares occidentales ya que japoneses sienten que sus padres no les fuerzan tomar responsabilidades cosa que sí que ocurre en Occidente. Por otra parte muchos estudiantes de secundaria sienten que potenciar sus propias capacidades puede causar más problemas que ayudarles a desarrollarse como persona.
Algo muy arraigado en la sociedad japonesa, es el cuidado meticuloso por los hijos sin tener en cuenta la edad de estos, a veces es excesivo, tanto que en muchos casos no tienen la menor autoridad sobre los hijos, siendo imposible que una vez iniciados en el ciclo Hikikomori puedan ayudarles. Otro problema plantea Otaki, es el espacio personal o la comprensión. Entonces sentía que los otros me no entendían. Tan solo me entendía solo conmigo mismo. Era muy duro para mí. Ahora pienso que la razón por la que la gente se hace Hikikomori es que nadie les comprende, no hay ningún sitio donde sientan que les escuchen, solo les queda encerrarse para estar con ellos mismos, recuerda Yuji un ex Hikikomori.
- Las madres suelen estar muy involucradas en la educación de sus hijos, tanto que son llamadas Mama Kiyku o madres educadoras. Sadatsugo Kudo explica la fuerte vinculación que se crea entre madre e hijo, ella está siempre pendiente de cualquier detalle que pueda perjudicar el éxito educativo de su hijo. Esta relación es más fuerte (si cabe) cuando el hijo es varón, lo cual podría explicar el mayor grado de incidencia del Hikikomori entre hombres que mujeres. Y es que la organización familiar japonesa se asemeja a la ancestral estructura patriarcal occidental. Los hombres trabajan a tiempo completo y apenas ven a sus hijos, mientras que las mujeres se encargan de las labores del hogar. Que la esposa sea a ama de casa da prestigio a una familia. Las perspectivas que tiene un joven japonés al entrar en el mercado laboral es la trabajar largas jornadas con el objetivo constante de triunfar y ascender en la empresa. En muchos casos teniendo que trasladarse de ciudad lejos de la familia y los amigos. En este contexto para algunos jóvenes el Hikikomori que convierte en una alternativa viable.
Más información
- Informe sobre Japón del NCEE (National Center of Education and the Economy)
- Web del Ministerio de Educación de Japón (en inglés)
- DocumentoEducation in Japan
Fuentes de la Noticia:
http://www.javiermiravalles.es/Hikikomori/Sistema%20escolar%20y%20rechazo%20de%20la%20escuela%20en%20Japon%20Futoukou.html
Fuente de la foto: http://revistacultural.ecosdeasia.com/la-educacion-en-japon-una-aproximacion-al-sistema-educativo-nipon/
Editores:
Akira Amano Wateima. Maestrante en Investigación Penal y Criminología, Abogado, Investigador del Centro Internacional Miranda. Ponente nacional e internacional.
María Magdalena Sarraute Requesens. Doctorado en Ciencias de la Educación, Magister en Desarrollo Curricular, Licenciada en Relaciones Industriales y con cursos de postgrados no conducentes a grado académico. Co-creadora de diferentes escuelas de postgrados. Diseñadora y evaluadora curricular de cientos de programas de pre y postgrados. Docente – Investigadora Educativa del CIM y reconocida por el PEII en la Categoría B, Coordinadora General del Centro Nacional de Investigaciones Educativas, Integrante de la SVEC e Integrante Fundadora de la Red Global/Glocal por la Calidad Educativa.