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¿Qué fue de las decenas de niñas raptadas por Boko Haram en Nigeria hace diez años?

Por Caroline Kimeu, Ope Adetayo

Algunas de las 276 niñas secuestradas el 14 de abril de 2014 en el pueblo nigeriano de Chibok consiguieron escapar y otras fueron liberadas, pero, una década después, el interés de las autoridades por rescatar a las que quedan cada vez es menor

Cuando sus captores de Boko Haram dijeron a Margret Yama que volvía a casa, lo primero que pensó es que era una trampa. Sus raptores ya se habían burlado hablando de posibles liberaciones durante los tres años que la habían mantenido secuestrada junto a sus compañeras del colegio de Chibok, en el estado de Borno, en el nordeste de Nigeria.

Las condiciones de vida en el bosque de Sambisa donde las tenían prisioneras eran duras. La comida y el agua eran limitadas, había que trabajar duro y los militantes islamistas las sometían a una vigilancia asfixiante. Hasta que un día de mayo de 2017 las niñas fueron escoltadas hacia una caravana de la Cruz Roja en el límite del bosque. Yama vio al equipo de negociadores pactar su liberación y la de otras compañeras a cambio de la libertad de miembros de Boko Haram prisioneros. Luego, los líderes del grupo islamista se retiraron al bosque y las niñas liberadas fueron trasladadas hasta el pueblo de Banki, en la frontera de Camerún y Nigeria, donde un helicóptero militar las recogió.

Yama es una de las 82 niñas que recuperaron la libertad ese mes tras las negociaciones entre los terroristas y las autoridades de Nigeria. Se había ejercido mucha presión sobre el gobierno nigeriano para conseguir la liberación de las 276 niñas de Chibok, que fueron noticia en todo el mundo tras ser secuestradas en el dormitorio de su colegio en abril de 2014.

“La educación occidental está prohibida” es la traducción literal de las palabras Boko Haram, el nombre de esta milicia yihadista surgida en 2009 en el nordeste de Nigeria. Hasta el año 2020, según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, la organización terrorista ha matado a casi 350.000 personas y desplazado a más de dos millones, alimentada por el malestar de la sociedad frente a la corrupción y por la marginación y la falta de empleos en el nordeste del país.

Diez años después, muchas de las niñas secuestradas de Chibok, ahora mujeres, han sido liberados o han escapado, pero un centenar siguen desaparecidas. Entre las que regresaron a casa hubo varias que dieron a luz durante el cautiverio. Muchas han sido rechazadas por sus comunidades, que ahora las acusan de colaboración con Boko Haram.

De acuerdo con el testimonio de varias personas que hablaron con The Guardian, y pese a las garantías que las autoridades del estado de Borno han dado a los padres, no se está negociando la liberación del resto de niñas raptadas. ¿Por qué sigue habiendo tantas niñas aparentemente en cautividad? ¿Qué se ha hecho para ayudar a las que recuperaron su libertad?

Los terroristas de Boko Haram ya habían puesto a escolares en su punto de mira antes de la noche del 14 de abril de 2014. También lo harían después. Meses antes del secuestro en Chibok habían asesinado a 29 niños en una escuela del estado de Yobe; en 2018, secuestraron a decenas de niñas, también en Yobe; y en 2020 raptaron a más de 300 niños en colegios del estado de Katsina.

Pero Chibok se convirtió en el ejemplo más evidente de la crisis de seguridad de Nigeria, desatando la indignación dentro y fuera del país por el número de estudiantes de un colegio que Boko Haram había sido capaces de raptar.

Indignación internacional

Un grupo de mujeres nigerianas lanzó en redes sociales la campaña #BringBackOurGirls, que se transformó en una poderosa protesta mundial atrayendo el apoyo de Michelle Obama, entonces primera dama de EEUU; y de Malala Yousafzai, premio Nobel de la Paz. Goodluck Jonathan, en ese momento el presidente de Nigeria, recibió ofertas de ayuda inmediata de Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y China.

Según Matthew Page, analista del centro de estudios británico Chatham House, el secuestro “fue tan atroz que básicamente el presidente [Barack] Obama y sus principales autoridades dijeron que había que hacer todo lo posible para traer de vuelta a las niñas”. “¿Qué van a hacer después? Esa era la sensación que teníamos de lo que podía pasar si no poníamos límite, si no perseguíamos a Boko Haram o intentábamos rescatar a las niñas”, dice Page, que en aquella época trabajaba para los servicios de inteligencia de EEUU.

Lo cierto es que la búsqueda de las niñas de Chibok comenzó un mes después del secuestro y tras la multiplicación de protestas en las redes sociales. La indignación que se sentía en todo el mundo aumentó con un vídeo de Abubakar Shekau, en ese entonces líder de Boko Haram, amenazando con vender a las niñas en un mercado.

Estados Unidos, Reino Unido, Francia y China ofrecieron a Nigeria apoyo de sus ejércitos y servicios de espionaje. Hubo drones y aviones espía rastreando la inmensidad del bosque de Sambisa pero no tuvieron éxito.

Entre Nigeria y Estados Unidos había otras tensiones por la vulneración de derechos humanos que el país africano cometía en operaciones antiterroristas del norte, entre las que figuran las ejecuciones extrajudiciales de civiles en el cuartel de Giwa (en Maiduguri) durante el mes de marzo de 2014. Según los analistas, estas operaciones del gobierno estaban radicalizando a los jóvenes y empujándolos hacia las filas de Boko Haram.

Autoridades del Departamento de Estado de EEUU recuerdan haber debatido si compartir o no información clave con sus homólogos nigerianos. También, a las autoridades del gobierno nigeriano “enfureciéndose” por lo que ellas consideraban “condescendencia” y extralimitación por parte de Estados Unidos.

En los primeros meses de la crisis, el gobierno del presidente nigeriano Jonathan rechazó una propuesta de las fuerzas británicas, que habían localizado a las niñas y se ofrecían a rescatarlas. “Les molestaba y rechazaban la injerencia exterior en lo que consideraban asuntos propios de seguridad interna”, dice Page. “Siempre se mostraron muy escépticos en torno a las razones por las que los británicos y Estados Unidos ofrecían ayuda militar”.

Personas que participaron de la negociación aseguran a The Guardian que también hubo otras restricciones condicionando las decisiones sobre la viabilidad de una incursión militar, como el temor a terroristas suicidas y a la muerte de las niñas por fuego cruzado.

Los planes de rescate que contaban con apoyo internacional fueron perdiendo impulso hasta que el interés terminó por desaparecer. Un año después del secuestro en Chibok, la inminencia de unas elecciones hizo que Jonathan se decidiera finalmente a autorizar un pequeño equipo mediador para negociar con Boko Haram bajo la dirección de Pascal Holliger, negociador del Ministerio de Asuntos Exteriores de Suiza, y de Zanna Mustapha, un abogado nigeriano. Todas las negociaciones que había habido antes, incluida una facilitada por el periodista de investigación Ahmad Salkida, habían terminado en fracaso.

El abogado Mustapha dirigía una organización en Borno que ayudaba a la reintegración social de viudas e hijos de Boko Haram. Haber representado como abogado a Mohammed Yusuf, el difunto fundador de Boko Haram, le había ayudado a ganarse la buena voluntad de los militantes islamistas.

El primer resultado de las negociaciones fue la liberación de 21 niñas. Unos meses más tarde se logró la de otras 82. Según los negociadores, tras los dos éxitos iniciales el gobierno nigeriano se volvió complaciente y dejó de poner empeño en las negociaciones.

Condenadas al olvido

“También sabíamos que docenas y docenas [de niñas] se habían convertido y que las habían casado; en cierto modo se habían vuelto irrecuperables”, dice Holliger, del equipo de negociación. “Una vez casadas, teníamos entendido que se marchaban a donde fuera su ‘marido’, por lo que dejaban de formar parte del grupo Chibok; nunca quedó demasiado claro cuántas quedaban después de liberar a las 103”, explicó.

Según las fundadoras de #BringBackOurGirls, las prisioneras restantes han sido olvidadas por temor a que se hayan radicalizado durante su cautiverio y porque la atención se ha centrado en otros ataques y secuestros más recientes sufridos por este país de África occidental.

Cuando Yama regresó a su hogar recibió con desolación la noticia de la muerte de su madre. “No había dejado de pensar que no volvería a verla”, dico. Su madre la despedía siempre cuando iba al colegio pero el día del secuestro parecía reacia a que se fuera. Yama, que prefiere no decir su edad, recuerda con demasiada nitidez lo que ocurrió en abril de 2014: los terroristas entraron al colegio haciéndose pasar por oficiales del ejército, incendiaron el edificio y las casas vecinas y montaron a las niñas en camiones. Algunas lograron escapar porque saltaron de los vehículos.

“Yo pensaba que solo querían asustarnos para que no volviéramos al colegio”, recuerda Yama en referencia al rechazo de los islamistas de Boko Haram por el sistema de educación occidental.

Durante su cautiverio, ella se resistió a las presiones para casarse con un militante de Boko Haram, pese a que acceder habría mejorado su alimentación y la habría librado de los trabajos forzados. “¿Cómo iba a casarme con alguien que me separó de mi colegio, de mis padres y de mi familia? ¿Cómo mirarle a los ojos y llamarlo marido? Prefería morirme de hambre antes que casarme con uno de ellos”, dice.

Como al resto de niñas, a Yama la obligaron a convertirse al Islam. Ella fingió obedecer pero siempre mantuvo oculta su Biblia de cristiana.

Rechazo y revictimización

La familia de Yama recibió meses de asesoramiento en Abuja, la capital de Nigeria, antes de darle una calurosa bienvenida en su hogar. Pero desde que fue puesta en libertad ha sido estigmatizada y víctima de sospechas “desgarradoras”. Dentro de su comunidad siguen circulando rumores como el de que las niñas, violadas, abandonaron a sus hijos en el bosque. “Yo no me secuestré a mí misma”, dijo Yama. “Me obligaron, ¿por qué me ven entonces como si fuera de Boko Haram?”.

Yama ha recibido una beca del gobierno para estudiar comunicación en una universidad de otro estado. “En clases tienes que ocultar lo que te ha pasado”, dice. “Si no lo haces, la gente se mantendrá alejada de ti pensando que tienes esa mentalidad asesina”.

Durante los primeros años la opinión pública de Nigeria se mantuvo unida exigiendo la liberación de las niñas pero el interés fue decayendo de manera paulatina. Comenzaron a surgir teorías de la conspiración como la de que toda la historia del secuestro era un engaño montado con fines políticos.

En algunas zonas del nordeste, donde Boko Haram tenía más apoyo y donde aun hoy sigue sintiéndose la inseguridad, la publicidad que se le daba a las niñas de Chibok generó una especie de resentimiento. Como si fueran unas “secuestradas selectas” más importantes que los más de 1.500 niños secuestrados o asesinados por Boko Haram y otras milicias islamistas.

Muhammadu Buhari, que en 2015 sustituyó a Jonathan como presidente con la promesa de terminar con la inseguridad de Nigeria, cosechó algunos logros iniciales. Las niñas fueron liberadas pero la confianza entre el gobierno y los militantes se había resquebrajado. Una tensión que también aumentó por la participación de demasiados actores en el proceso, no solo en Nigeria sino del extranjero.

Según los familiares, después de todos estos años las autoridades aún dicen que las negociaciones siguen en marcha. Pero los activistas se muestran escépticos y, según los negociadores, las conversaciones han cesado. El periódico The Guardian trató de ponerse en contacto con las autoridades nigerianas pero no recibió respuesta.

Mientras tanto, las que sí recuperaron su libertad siguen enfrentándose al estigma y la sospecha. A Amina Ali Nkeki la encontró en 2016 una unidad civil en uno de los límites del bosque de Sambisa. Había escapado del campamento de Boko Haram y era la primera niña de Chibok en regresar a casa.

Se había casado y había tenido un hijo con Mohammed Hayyatu, que a su vez decía haber sido forzado a unirse a Boko Haram meses antes del secuestro en Chibok. Fue una de las pocas casadas que logró regresar a su hogar. Ali no quería casarse, pero le tenía aun más miedo a la esclavitud sexual.

“Lo que imaginaba era que sería utilizada por un hombre lo suficientemente mayor como para ser mi padre, que volvería a entregarme a otra persona cuando se cansara de mí”, dice. “Así seguiría mi vida, dando a luz a muchos hijos que tendría que ir dejando con distintas personas… Así que opté por casarme con un solo hombre”.

Ali tenía un plan para escapar pero lo pospuso cuando Boko Haram amenazó con cortar las manos de otras dos niñas por tratar de huir. Cuando el gobierno intensificó sus avanzadillas en el bosque vio su oportunidad y escapó ayudada por Hayyatu.

Ali ya no vive con Hayyatu y, como Yama, también estudia en la universidad. Su familia la han acogido a ella y a Safiya, su hija de ocho años que ahora sufre acoso por ser una “niña de Boko Haram”. Ali quiere olvidar el pasado pero también siente la obligación de hablar sobre su experiencia. Conserva la foto de su mejor amiga, aún prisionera. “Pienso todos los días en ella”, dice. “Queremos recuperar a nuestras hermanas”.

“Hijas de los pobres”

Aisha Yesufu, una de las mujeres que fundaron #BringBackOurGirls, critica al gobierno por no rescatar a las que quedan. Las que han ido regresando en los últimos años lo han logrado porque escaparon, porque las encontraron patrullas civiles, o porque aparecieron durante operaciones militares del gobierno contra los insurgentes yihadistas en la pelea por hacerse con el control del nordeste del país. “Ha llevado tanto tiempo porque son las hijas de los pobres”, dice Yesufu. “Si eres pobre en Nigeria, no tienes ni rostro ni nombre ni voz”.

Yesufu no puede olvidarse de la imagen de Hosea Tsambido, un difunto líder comunitario de Chibok que en abril de 2014 acudió a Abuja durante la primera gran protesta por los secuestros. Arrodillado bajo la lluvia junto a la Fuente de la Unidad, Tsambido le rogaba a la gente que nunca se rindiera. “Si alguien me hubiera dicho que seguiríamos casi diez años después, me habría marchado de la Fuente de la Unidad ese mismo día, y no habría vuelto nunca”, dice Yesufu.

Según Yesufu, en los primeros días el gobierno nigeriano trató de reprimir la campaña #BringBackOurGirls y marginó al grupo cuando las primeras niñas fueron liberadas. Los padres sufrieron mucho, recuerda, y algunos murieron con el corazón destrozado. “Aunque nos digan que algunas niñas han muerto, ¿podemos saber dónde murieron? ¿Dónde las enterraron? Hagamos algo para permitir a las familias darle un cierre”, afirma.

A lo largo de los últimos diez años el poder de Boko Haram se ha ido desvaneciendo por las divisiones dentro del grupo y por la aparición de otras milicias islamistas. Pero sus métodos siguen vigentes, con los colegios como uno de los objetivos principales. Esto es especialmente así en las remotas zonas del norte, donde no hay seguridad y los secuestradores pueden perderse en extensos bosques. Desde 2014, más de 1.500 escolares han sido raptado.

El último secuestro masivo ocurrió el mes pasado, con la irrupción de hombres armados en un colegio de Kuriga (estado de Kaduna, noroeste del país) en el que un mínimo de 287 alumnos de entre 7 y 18 años fueron raptados. Los secuestradores exigían por su liberación 1.000 millones de nairas [unos 758.000 euros], pero antes de que el plazo se cumpliera el ejército nigeriano rescató a la mitad de los secuestrados (Nigeria prohibió en 2022 el pago de rescates).

“Es un método que empezó con Boko Haram y que de manera generalizada ha sido perfeccionado por los distintos grupos armados”, dice Oluwole Ojewale, del Instituto de Estudios de Seguridad de Dakar, en Senegal. “Los grupos armados adquirieron notoriedad con las niñas de Chibok, y ahora mantienen una inclinación por estar en el centro del foco y por presentar al Estado como incapaz de proteger a la población, lo que también hace que se fijen en ellos posibles nuevos militantes”.

Entre las promesas de Bola Tinubu, el actual presidente de Nigeria, figura impedir que los colegios se conviertan en “madrigueras para secuestros a discreción”. Lo que no ha dicho es cómo piensa lograrlo.

La búsqueda nunca terminará para las personas que perdieron a sus hijas aquella noche de abril de 2014. El funcionario Lawan Zanna, de 55 años, estaba en casa junto a su familia cuando descubrió que su hija, Aisha Lawan, era una de las secuestradas en Chibok. Una vida sencilla e idílica se convirtió en una búsqueda de respuestas que dura ya una década y que comenzó cuando se subió a su motocicleta y se dirigió a la escuela, a unos pocoskilómetros de distancia de su hogar, para averiguar qué había sucedido. Encontró la escuela secundaria femenina, normalmente animada con las voces de cientos de alumnas, desierta.

Padre de 16 hijos, Zanna y los familiares de otras niñas secuestradas formaron un grupo de búsqueda, adentrándose durante dos días en el bosque con armas improvisadas y sin conseguir nada. “Un trauma, eso es lo que me ocurrió a mí, desde entonces casi no como”, dice Zanna, que acudió a la religión en busca de consuelo. “Estaba muy desquiciado pero con la ayuda de nuestro líder religioso, que suele venir a hablar conmigo, estoy pudiendo aguantar, pero llegar a este punto me ha llevado muchos años”.

Zanna lidera el Movimiento de Padres por el Rescate de las Niñas de Chibok Secuestradas, que mantiene la presión por la liberación de las raptadas. Muchos de los padres siguen viviendo en Chibok y sin saber nada de sus hijas desde aquel día de 2014.

Otra de las secuestradas es Dorcas, hija de Ladi Yakubu, de 50 años. Funcionaria del gobierno local de Chibok, Yakubu sufrió un infarto cuando se enteró de la noticia. Aún no ha recuperado la salud. “Se llevaron a mi hija delante de mis ojos; ni siquiera el gobierno ha podido rescatarla y yo, mucho menos, ¿qué voy a poder hacer yo?”, dice. “Mi corazón se acelera con cualquier susto mínimo y tengo que medicarme… No ha sido fácil para nosotros”.

Pese a las dudas que hay sobre las negociaciones, los padres mantienen la esperanza. “Sé que mi hija regresará”, añade Yakubu. “Si Dios es quien gobierna el cielo, ella regresará”.

Fuente: https://www.eldiario.es/internacional/theguardian/decenas-ninas-raptadas-boko-haram-nigeria-diez-anos_1_11285978.html

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Arte Callejero: un lenguaje visual en las calles de Latinoamérica

Por Flor Guzzanti*

En las calles latinoamericanas, el arte callejero se erige como un medio de expresión único y poderoso, una voz visual que resuena en cada rincón urbano. Desde los murales vibrantes en barrios llenos de vida hasta los grafitis en rincones olvidados, las paredes se convierten en lienzos que narran historias, desafían convenciones y transmiten mensajes políticos y sociales con una fuerza inigualable.

Este arte, arraigado en la historia y cultura de la región, es un reflejo de la evolución social y política de Latinoamérica. Las paredes han sido testigos silenciosos de cambios y revoluciones, desde los tiempos de las civilizaciones precolombinas, pasando por las épocas de colonización y luchas por la independencia, hasta llegar a los movimientos sociales contemporáneos. Cada trazo, color y forma en estas obras callejeras cuenta una parte de esta rica historia.

La diversidad y eclecticismo son rasgos distintivos del arte callejero en Latinoamérica. Cada país, cada ciudad, incluso cada barrio, ofrece un estilo y enfoque único. Por ejemplo, los murales detallados y realistas de Buenos Aires contrastan con los grafitis abstractos y experimentales de São Paulo, mientras que en ciudades como Bogotá y Ciudad de México, el arte callejero se convierte en un mosaico de influencias culturales, políticas y sociales.

Más allá de su impacto visual, el arte callejero en Latinoamérica es una herramienta de comunicación que trasciende las barreras del idioma y la clase social. Es un medio para dar voz a los marginados, para denunciar injusticias y para promover el cambio social. A través de sus colores vibrantes y sus imágenes impactantes, el arte callejero captura la atención de los transeúntes, transmitiendo mensajes que desafían la indiferencia y promueven la reflexión.

El arte callejero en Latinoamérica no es solo un fenómeno estético; es un diálogo continuo entre el artista y su comunidad, una forma de resistencia y afirmación cultural. En cada mural, en cada grafiti, se encuentra una historia de lucha, de pasión y de identidad. Estas obras son un testimonio de la creatividad y resiliencia de los pueblos latinoamericanos, un recordatorio constante de que el arte puede ser una fuerza transformadora en la sociedad.

Evolución y diversidad: un recorrido por el arte callejero 

El arte callejero en Latinoamérica es una narrativa visual que se ha desarrollado y transformado a lo largo de las décadas, reflejando la rica tapezca cultural y los cambios sociales de la región. Su historia se entrelaza con momentos significativos de la historia latinoamericana, desde las expresiones de resistencia durante las dictaduras militares hasta las manifestaciones de identidad cultural en tiempos de paz y cambio.

En los años 60 y 70, el arte callejero en países como Chile y Argentina se convirtió en un medio de protesta y resistencia política. Los murales eran utilizados para desafiar a los regímenes autoritarios y para expresar descontento social. Artistas como el colectivo chileno «Brigada Ramona Parra» se destacaron por sus murales que representaban la lucha contra la opresión y la injusticia.

Arte Callejero en Latinoamérica - Brigadas Ramona Parra - Colección: Biblioteca Nacional de Chile

En México, la tradición del muralismo, iniciada por figuras como Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros, influyó profundamente en el arte callejero. Sus murales, cargados de mensajes sociales y políticos, se convirtieron en una fuente de inspiración para las generaciones posteriores de artistas callejeros, quienes continuaron utilizando los muros urbanos como medios para expresar su visión del mundo.

En Brasil, el arte callejero tomó un rumbo diferente, influenciado por la vibrante cultura popular y el carnaval. En ciudades como São Paulo y Río de Janeiro, el arte callejero se convirtió en una explosión de colores y formas, reflejando la diversidad y la energía de la sociedad brasileña. Artistas como Os Gêmeos y Eduardo Kobra han ganado reconocimiento internacional por sus obras que combinan elementos de la cultura brasileña con influencias globales.

En los últimos años, con el auge de las redes sociales y la globalización, el arte callejero en Latinoamérica ha ganado una audiencia mundial. Festivales internacionales de arte urbano, como el «Bogotá Graffiti Tour» en Colombia, han atraído a artistas de todo el mundo, creando un intercambio cultural que enriquece aún más este movimiento artístico. Estos eventos no solo han elevado el perfil del arte callejero, sino que también han fomentado un diálogo entre diferentes culturas y estilos artísticos.

El arte callejero en Latinoamérica, por lo tanto, es un reflejo de la historia, la política, la cultura y las aspiraciones de la gente. Desde los murales que cuentan la historia de las luchas sociales hasta los grafitis que celebran la diversidad cultural, cada obra es un testimonio de la evolución y la riqueza de esta forma de arte en constante cambio.

Impacto Social y Cultural: paredes que hablan

El arte callejero en Latinoamérica no es solo una manifestación de creatividad; es un espejo que refleja y a veces incluso moldea la sociedad. En cada trazo y color, las paredes hablan, narrando historias de lucha, resistencia, esperanza y celebración cultural. Este arte no solo decora las ciudades sino que también actúa como un catalizador para el cambio social y un reflejo de la identidad cultural.

En países como Colombia y México, el arte callejero ha jugado un papel crucial en la transformación de comunidades afectadas por la violencia y el conflicto. En Medellín, por ejemplo, los murales han sido parte de un proceso de revitalización urbana, convirtiendo barrios antes marcados por la violencia en centros de arte y cultura. Estos murales no solo embellecen los espacios sino que también cuentan las historias de los residentes, ofreciendo un medio de sanación y reconstrucción de la identidad comunitaria.

Arte Callejero - Mural por los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa.

En México, el arte callejero ha servido para recordar y honrar a las víctimas de la violencia, como en el caso de los murales dedicados a los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa. Estas obras no solo mantienen viva la memoria de los desaparecidos sino que también sirven como un recordatorio constante de la necesidad de justicia y cambio social.

Además, el arte callejero en Latinoamérica ha sido un vehículo para la promoción de la diversidad cultural y la inclusión. En ciudades como Buenos Aires y Santiago, los murales a menudo celebran la rica herencia indígena y afrodescendiente, desafiando las narrativas históricas dominantes y promoviendo un sentido más inclusivo de identidad nacional.

Este arte también ha sido un medio para abordar temas ambientales. En Brasil, por ejemplo, artistas como Mundano utilizan sus obras para llamar la atención sobre problemas como la contaminación y el cambio climático, utilizando el arte callejero para educar y movilizar a la comunidad en torno a la sostenibilidad.

Arte Callejero - Mundano por el cambio climático

El impacto del arte callejero en Latinoamérica también se extiende al ámbito económico. En muchas ciudades, los murales se han convertido en atracciones turísticas, generando ingresos y promoviendo el desarrollo local. Este turismo basado en el arte urbano no solo beneficia económicamente a las comunidades sino que también fomenta un mayor aprecio y respeto por el arte callejero.

Reconocimiento y Legitimación: un desafío continuo

El camino hacia el reconocimiento y la legitimación del arte callejero en Latinoamérica ha sido y sigue siendo un desafío lleno de obstáculos y victorias. A pesar de su creciente popularidad y su indiscutible impacto cultural, el arte callejero a menudo todavía lucha por obtener un lugar legítimo en el panorama artístico.

En muchas ciudades latinoamericanas, el arte callejero ha sido históricamente estigmatizado como vandalismo, una percepción que ha sido un obstáculo significativo para su aceptación. Sin embargo, este estigma ha ido disminuyendo gracias a la creciente apreciación del público y al reconocimiento de su valor artístico y cultural. En ciudades como Bogotá y Lima, por ejemplo, lo que una vez fue considerado una infracción ahora se celebra como una forma de arte vibrante y esencial para la identidad urbana.

Los artistas callejeros han jugado un papel crucial en este cambio de percepción. A través de su trabajo, han demostrado que el arte callejero puede ser una forma de expresión sofisticada y significativa. En Chile, por ejemplo, el arte callejero ha sido un medio importante para expresar disidencia política y social, especialmente durante las protestas de 2019, donde los murales se convirtieron en poderosos símbolos de resistencia y esperanza.

Además, el reconocimiento del arte callejero se ha visto impulsado por iniciativas tanto de artistas individuales como de colectivos. En Argentina, por ejemplo, artistas y organizaciones han trabajado para crear espacios legales para murales y grafitis, colaborando con gobiernos locales para transformar espacios públicos en galerías al aire libre. Estas iniciativas no solo han legitimado el arte callejero sino que también han fomentado un diálogo constructivo entre artistas, autoridades y comunidades.

Otro factor clave en la legitimación del arte callejero ha sido su inclusión en el mundo del arte convencional. En Brasil, por ejemplo, artistas callejeros han sido invitados a exponer en galerías y museos, un reconocimiento que ha ayudado a elevar el estatus del arte callejero como una forma de arte legítima y respetada.

Sin embargo, el desafío de la legitimación no ha terminado. Aunque el arte callejero ha ganado terreno, todavía enfrenta la censura y la resistencia en algunas áreas. Además, existe el riesgo de que se comercialice excesivamente, perdiendo su esencia y conexión con las comunidades locales.

En última instancia, el arte callejero latinoamericano es una celebración de la vida misma, un lienzo en constante cambio que refleja la rica tapezca de una región llena de contrastes y colores. Es un legado para el mundo, una invitación a mirar más allá de lo convencional y a encontrar belleza y significado en los lugares más inesperados. En las calles de Latinoamérica, las paredes no solo hablan; cantan, gritan y sueñan, llevando el pulso de un continente que nunca deja de sorprender y de inspirar.

*Estudiante de la Liceciada. en Historia. Melómana. Metalera. Cellista amateur. Lectora apasionada. 

El arte callejero en Latinoamérica: cuando las paredes se convierten en lienzos

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Cámara de Representantes de Colombia aprobó proyecto sobre educación

Prensa Latina

La Cámara de Representantes de Colombia aprobó hoy por mayoría absoluta el proyecto de Ley Estatutaria de Educación, que busca reconocer a la enseñanza como un derecho básico en el país.

En el último debate realizado en ese órgano legislativo se aprobaron y votaron seis artículos que reafirman la connotación de la educación como derecho fundamental en todos los niveles (educación inicial, básica, media y superior), lo cual no excluye su carácter de servicio público.

Asimismo, la Cámara de Representantes respaldó el articulado que garantiza el acceso para personas con discapacidad, cuidadores, padres y madres de hogar y gestantes, priorizando un enfoque diferencial para su permanencia y graduación dentro del sistema educativo.

Por otra parte, con el propósito de ratificar los compromisos que surgieron del Acuerdo de Paz de 2016, también se incluyen dentro de estas prerrogativas a los excombatientes y a otros en proceso de reincorporación.

“Hoy se dio un paso fundamental para construir un sistema educativo más equitativo, inclusivo y de calidad para todas y todos los colombianos”, declaró a propósito del suceso la ministra de Educación, Aurora Vergara.

Añadió que, con este proyecto de ley, se pretende consolidar un Acuerdo Nacional para lograr que el sistema educativo deje de ser un determinante de desigualdades y se transforme en el principal factor de equidad y justicia social del país.

Al proyecto le quedan por delante dos debates en el Senado para que se convierta en ley.

oda/ifs

Cámara de Representantes de Colombia aprobó proyecto sobre educación

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Argentina: Una nueva capacitación pedagógica para docentes de Córdoba

Una nueva capacitación pedagógica para docentes de Córdoba

Esta capacitación para docentes de Córdoba brindará orientaciones didácticas para acompañar la implementación de situaciones de aprendizaje

Buscando promover saberes académicos como estrategias de enseñanza innovadoras en el marco de la Educación para el Desarrollo Sostenible, esta es una nueva capacitación para docentes de Córdoba de nivel primario.

Este curso para docentes de Córdoba, llega de la mano de la Subdirección de Desarrollo Profesional y Acompañamiento Institucional, junto con la Fundación Telefónica Argentina Movistar, convoca a docentes de Educación Primaria a participar de la instancia de formación Club 2030- viajar y jugar para ser ciudadanos globales, una instancia de formación del programa de Educación Digital ProFuturo.

Capacitación pedagógica para docentes de Córdoba

Sin dudas, la sostenibilidad es el paradigma que permite pensar el presente y el futuro, desde el equilibrio de las consideraciones ambientales, sociales y económicas. Así, la Organización de las Naciones Unidas (ONU), a través de su Agenda 2030 de Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), llama a cumplir metas que implican reflexiones y cambios en los modos de ser y estar en la naturaleza, de interaccionar con otros/as y pensar en los  patrones actuales de consumo como sociedad.

En este sentido, esta instancia de formación docente asume el compromiso de acercar tanto saberes académicos como estrategias de enseñanza innovadoras en el marco de la Educación para el Desarrollo Sostenible en la Educación Primaria.

Además, brindará orientaciones didácticas para acompañar la implementación de situaciones de aprendizaje que favorezcan la formación de ciudadanos y ciudadanas globales, buscando promover reflexiones que se traduzcan en cambios de hábitos y estilos de vida sostenibles.

¿A quiénes está dirigido? se convoca a docentes en actividad de Educación Primaria de la Provincia de Córdoba (incluye modalidades). Se extiende la invitación a docentes de los diferentes espacios curriculares, ya que la instancia de formación plantea un abordaje transversal.

Cronograma: 

Encuentro de inicio: 19/04- modalidad sincrónica virtual. Se enviará link a los mails registrados en la inscripción.

Comienzo del trayecto en la plataforma: 19/04- ingreso a la plataforma y desarrollo autodirigido de los módulos asincrónicos.

Jornadas Pedagógicas Abril 2024- “Educación para el Desarrollo Sostenible”: 22, 23 y 25/04- asistencia a por lo menos dos de los conversatorios sincrónicos virtuales (se deberá firmar asistencia a través del formulario correspondiente cada día).

Tutorías: Se desarrollan durante el mes de mayo encuentros de tutoría virtual opcional. El cronograma y link de estos encuentros se compartirán en el encuentro de inicio.

Evaluación Final: 14/06-entrega de la actividad evaluativa individual obligatoria.

Modalidad: virtual sincrónica y asincrónica.

Fuente de la Información: https://aptus.com.ar/una-nueva-capacitacion-pedagogica-para-docentes-de-cordoba/

 

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España – Éxito de la Segunda jornada de Profes Connect: ‘Enseñar desde el cerebro que aprende’

Éxito de la Segunda jornada de Profes Connect: ‘Enseñar desde el cerebro que aprende’

Organizadas por CECE Extremadura y abiertas a toda la comunidad educativa, regresaron las jornadas Profes Connect. Tras el éxito obtenido con la primera Jornada, dedicada a conocer las claves de la Inteligencia Artificial aplicada a la Educación, que congregó a más de 80 profesores y equipos directivos, volvió este evento educativo centrando la atención, en esta ocasión, en la neuroeducación, bajo el lema ‘Enseñar desde el cerebro que aprende’.

El evento tuvo lugar en se celebrará este sábado en el Complejo Cultural San Francisco, en la Ronda de San Francisco, en Cáceres. La jornada estuvo organizada por la Federación Autonómica de Centros Educativos FECEPEX, más conocida como CECE Extremadura.

Los ponentes, en esta ocasión, fueron Emilio Torres, director pedagógico para América y Europa en Progrentis y Embajador Parlamentario en España para el Parlamento Mundial de Educación (PAME), con la ponencia ‘Enseñar desde el cerebro que aprende’, y Juan Guerrero Ortiz, de EIM Learning, con un Taller de destrezas con el que los asistentes tuvieron ocasión de experimentar, como lo harían sus alumnos, con software de capacitación competencial, de feedback y de recursos educativos. La clausura corrió a cargo de la presidenta de CECE Extremadura, María Elvira Bravo.

La Federación autonómica de Centros de Enseñanza Privados de Extremadura, CECE Extremadura, es una entidad representativa de la enseñanza concertada y privada en esa comunidad autónoma. Como patronal, CECE quiere promover el intercambio de ideas, la formación compartida, los encuentros y la conexión entre profesionales de la educación.

Por ese motivo diseña este encuentro trimestral de docentes en el que, utilizando como hilo conductor charlas y talleres impartidos por profesionales de distintos ámbitos, puedan compartir tiempo, ideas e ilusiones que deriven en una mejora del desempeño en las aulas. Este segundo evento estuvo patrocinado por Grupo Trébol Educación y avalado por el área de Cultura y Deportes de la Diputación de Cáceres.

Fuente de la Información: https://exitoeducativo.net/exito-de-la-segunda-jornada-de-profes-connect-ensenar-desde-el-cerebro-que-aprende/

 

 

 

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«La educación de calle intenta generar oportunidades en todas las facetas de la vida de los jóvenes»

Las personas educadoras de calle, trabajan con jóvenes de 8 a 18 años. Lo hacen en espacios comunitarios y les ayudan a adquirir confianza.

No siempre resulta sencillo realizar una detección temprana de las situaciones de dificultad y conflicto social que afectan a niños y jóvenes. Ellas y ellos son parte de la ciudad, de la comunidad. Van y vienen entre su casa, el centro escolar, las tiendas, el centro cívico, los parques…Sus relaciones, sus problemas, sus ideas y sus risas forman parte de la vida del vecindario.

 

Entrevistamos a José Manuel Rodríguez (responsable Irsearaba y educador de Abetxuko), Haizea Rodriguez, educadora de Salburua, Julián Tomé (educador de Iparralde), Helen Owusu (16 años), Noor Baracatu Hamadi (13 años).

 

En los municipios y barrios encontramos niños y jóvenes que, por diversas circunstancias, se encuentran fuera de los circuitos normalizados que les ofrece su entorno como puede ser la escuela, el instituto, entidades de ocio, recursos deportivos … y comienzan un proceso de exclusión social. Esta población requiere de una atención socioeducativa que ayude a los menores y jóvenes a retornar a los circuitos de socialización normalizados.

 

Ahí entra en juego el trabajo profesional de los educadores de calle, que trabajan en los barrios con niños y jóvenes para que todos tengan oportunidades de aprendizaje, relación y diversión. Apoyan a quienes tienen alguna dificultad en su familia, con sus iguales o para encontrar su sitio en la comunidad.

 

En Vitoria – Gasteiz, el programa municipal de educación de calle PEC, se encuentra dentro del servicio social de base. Un proyecto que arrancó a finales de los 80 y que en estas décadas ha ayudado a cientos de niñas, niños y jóvenes a mejorar su bienestar social, favoreciendo la integración activa y positiva en su entorno.

 

El programa genera redes de conocimiento mutuo y colaboración con familias, profesionales, centros escolares, BIZAN, asociaciones y vecindario para que niños, niñas y adolescentes tengan su lugar y su voz. Animan a la comunidad para que la población adulta vea que sus aportaciones son valiosas y que entre las personas de todas las edades se pueden construir barrios seguros y amables para convivir y crecer.

 

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«La educación de calle intenta generar oportunidades en todas las facetas de la vida de los jóvenes»

Fuente: https://www.eitb.eus/es/radio/radio-vitoria/programas/dejate-llevar/detalle/9470322/la-educacion-de-calle-intenta-generar-oportunidades-en-todas-facetas-de-vida-de-jovenes/

 

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Informe: Las madres solteras sufren mayor riesgo de pobreza y exclusión social

https://es.euronews.com/video/2024/04/09/las-madres-solteras-sufren-mayor-riesgo-de-pobreza-y-exclusion-social (vídeo)

 

El informe de la Red Europea contra la Pobreza apunta a una fiscalidad más justa como herramienta para evitar la marginación.

 

La pobreza tiene muchas caras, pero **su rostro más habitual es el de una mujer.**Como el de Geneviève Baert, que vive en Bélgica y tiene 54 años. La pérdida del negocio familiar cuando era adolescente y el cuidado de sus cinco hijos como madre soltera la empujaron a una situación de pobreza de la que está tratando de salir.

 

«Tuve un periodo en el que era pobre y no lo sabía», cuenta en una entrevista con ‘Euronews’. Pero Baert pudo darse cuenta de su situación gracias a las redes de ayuda, algo que la empujó a «luchar de otra manera, con otras armas» y evitó que se culpabilizara. «Es la sociedad la que no pone las cosas a mi alrededor para que yo pueda evolucionar», lamenta.

 

Ella es una de las 95,3 millones de personas en la Unión Europea que en 2022 estaban en riesgo de exclusión social o de pobreza. Según Eurostat, la oficina europea de estadística, se trata de un 22% de la población del bloque. Países como Rumanía (34%), Bulgaria (32%), Grecia y España (ambos 26%), encabezan la lista.

 

Baert pertenece a uno de los grupos más vulnerables: las mujeres. Así lo explica el informe de la Red Europea contra la Pobreza (EAPN, por sus siglas en inglés) presentado este lunes en Bruselas. La pobreza femenina «es empeorada por los bajos sueldos y el ser responsable de los cuidados y es más probable que tengan un empleo de media jornada o temporal». Por ejemplo, el dossier alerta que en Austria aproximadamente el 50% de las mujeres trabajan a media jornada para poder atender a sus hijos, lo que las hace depender económicamente de sus parejas.

 

Según el presidente de EAPN, Carlos Susias, la situación es «estructural». Algo que se constata al haber «una diferencia en todos los parámetros de pobreza entre hombres y mujeres a favor de los hombres, en contra de las mujeres». Por ello, para Susias las medidas para acabar con las diferencias por género deben ir más allá de las actuales políticas de protección y apunta a una mejor conciliación. Para Baert, poder llevar a sus hijos al jardín de infancia fue clave. «Es importante para la madre, porque puede emanciparse y es importante para el niño, porque ya está aprendiendo socialización a esa edad», explica.

 

Aunque Susias también pide cambios en la fiscalidad de las familias monomarentales, que componen el 80% de los progenitores solteros con hijos a cargo. «Es necesario unas políticas fiscales que también permitan ciertos impuestos negativos de apoyo a las familias en mayor situación de vulnerabilidad», reclama.

 

Baert lamenta que la pobreza ha afectado a la vida y las oportunidades de sus hijos. «He tenido una experiencia muy mala de la escuela porque hay mucha discriminación contra los niños de entornos desfavorecidos», asegura. Además, ha echado en falta la empatía de otros padres o de los centros. «Eso deja huella en la infancia, marcas indelebles», lamenta.

 

El coste de la vivienda incrementa el riesgo de pobreza

El informe también alerta de como el aumento del precio de la vivienda y la alta inflación han afectado de forma más acusada a los grupos vulnerables, entre los que se incluyen los jóvenes o las personas con bajo nivel de estudios. Es el caso de Portugal, donde el informe explica que «en 2022, el 19,4% de la población en riesgo de pobreza estaba sobrecargada de gastos de vivienda, frente al 2,2% de la población sin riesgo de pobreza». Además, el texto alerta que en todo Portugal hay 2,8 millones de hogares con problemas económicos relacionados con la vivienda.

 

Las dificultades asociadas a la vivienda, como por ejemplo, la imposibilidad de mantenerla a una temperatura adecuada en invierno son también mayores entre los grupos en riesgo de pobreza. Según un informe de la Comisión Europea sobre el acceso a servicios esenciales de la UE en 2024, la pobreza energética «en todos los Estados miembros es mayor para las personas en riesgo de pobreza, y va entre el 3,9% de Finlandia y el 50,6% de Chipre, mientras que la media de la UE es del 20,2%».

 

Fuente: https://es.euronews.com/my-europe/2024/04/09/las-madres-solteras-sufren-mayor-riesgo-de-pobreza-y-exclusion-social

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