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Intelectuales Encadenados

Por: Ollantay Itzamná. 

Cada que puedo, donde me encuentre, acudo a los congresos o encuentros de intelectuales/académicos para escuchar/observar los hallazgos científicos que allí se socializan.

No siempre me es posible, ni fácil, acceder a dichas constelaciones puesto que sino son económicamente exclusivas, culturalmente no están hechos para los “mal pensantes” o para quienes “sospechan” del método y conocimientos hegemónicos.

Históricamente, fue en la Francia de finales del siglo XIX donde el término intelectual se socializó en relación a las personas letradas que protestaron ante el encarcelamiento injusto del militar alsaciano francés, Alfred Dreyfus, acusado de entregar información secreta al Estado enemigo. La prensa escrita de aquel entonces los denominó intelectuales.

La filosofía liberal entiende por intelectual a la persona reflexiva que analiza e intenta explicar las coyunturas, en base a sus conocimientos históricos/teóricos y herramientas de interpretación.

Para la filosofía marxista, intelectual es la persona que analiza la realidad con categorías socioeconómicas y con fines de transformaciones estructurales. A inicios del pasado siglo, Antonio Gramsci, acuñó el término de intelectual orgánico para referir a personas que integran la reflexión analítica de la realidad y el compromiso organizativo para transformarla.

En los últimos tiempos, ante la globalización del sistema neoliberal y la corporativización de las universidades y de los centro de investigación, la cooptación y el disciplinamiento de analistas e intelectuales por los poderes económicos hegemónicos se hizo más visible. Al grado que aquellos se constituyen en replicadores/defensores del desbordante desorden establecido por éstos.

Las universidades y centros de investigación copian y reproducen categorías analíticas y significados construidos en otras épocas y en otras latitudes como contenedores universales para aproximarse/explicar realidades diametralmente diversas. Al grado de convertir a sus investigadores e intelectuales en descontextualizados replicadores de conglomerados citas de textos de autores euronorteamericanos.

Investigadores y analistas, equipados de mapas mentales prefabricados, irrumpen en el “campo” y se esfuerzan en “explicar” inéditas realidades sociales que poco o nada tienen que ver con las realidades donde se formularon dichos mapas mentales.

Y, al final, lejos de acompañar y orientar procesos de transformaciones sociales, sus hallazgos investigativos no pocas veces los utiliza para explicar/argumentar las teorías a las que se adscriben. Y, así, no es nada raro oír a académicas/intelectuales autodefinirse con orgullo como discípulas encadenadas a algún autor o autora “desconocida”.

De esta manera, no sólo terminan encadenados a categorías o significados construidos en otras latitudes, sino autoaislados en constelaciones cerradas y disminuidas numéricamente, cual especie en procesos de extinción en un planeta en debacle que exige a gritos profetas e iconoclastas por todas partes.

Fuente: http://www.alainet.org/es/articulo/181696

Fotografía: ollantayitzamná

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¿De qué hablan quienes despotrican contra el proceso de cambio nicaragüense?

Por: Ollantay Itzamná

El legítimo proceso electoral de Nicaragua, realizado el domingo 06 de noviembre reciente, derrotó no sólo a la fragmentada y debilitada oposición política que por todos los medios llamó al abstencionismo electoral, sino también evidenció y venció las mentiras del pelotón de medios masivos de desinformación nacional e internacional en pie de guerra en contra de este atrevido país centroamericano que emprende su historia.

Diarios españoles, guatemaltecos, hondureños, etc., antes y durante la campaña electoral, repitieron consignas como: “Nicaragua, el país más pobre, bajo la dictadura de Ortega”, “Nicaragua en descomposición sociopolítica”, “Nicaragua en el abismo con el binomio Ortega-Murillo”…

Los argumentos que utilizaron y utilizan para desprestigiar el reciente proceso electoral nicaragüense fueron: “La ausencia de la alternancia electoral”, “el parentesco existente entre Daniel Ortega (candidato a la presidencia) y su esposa Rosario Murillo (candidata a la vicepresidencia)”, “ausencia de una fuerza política opositora unificada”, entre otros.

Diarios como El País de España dedicaron páginas enteras para desinformar y hablar de lo “malo y dictatorial” que era el gobierno de Daniel Ortega, pero sin mencionar ni una sola palabra de los logros de la reciente década del gobierno de éste. Mucho menos, las razones del por qué este “dictador”, que gana elecciones consecutivas, tiene tanto respaldo y legitimidad en el pueblo nicaragüense.

Las editoriales y contenidos de los diarios de Guatemala y Honduras, incluso se atrevieron a convocar al abstencionismo electoral, a desconocer, por anticipado, los resultados de las urnas si ganaba por tercera vez consecutivo Daniel Ortega.

¿En qué se diferencia Nicaragua actual de sus hermanas siamesas de Guatemala y Honduras?

Hace 10 años atrás, Nicaragua era el país más empobrecido y atrasado de Centroamérica. Por debajo de Honduras y Guatemala. Con porcentajes de desnutrición infantil y analfabetismo por encima de estos dos países centroamericanos.

El pueblo nicaragüense, en 2006, decidió dar el quiebre histórico (dejar de ser el patito feo de la región). Eligió por segunda vez al ex comandante guerrillero, Daniel Ortega, como su Presidente. Y éste vilipendiado y “resentido social”, lidiando con toda la guerra mediática en su contra, logró sacar a flote a la Nicaragua predestinada a un “eterno” nefasto destino.

En la década del gobierno de Ortega, la pobreza en Nicaragua retrocedió del 48% que era en 2006, al 29.6% para el 2015. Según informes oficiales, en Guatemala y Honduras, la pobreza, para el 2015, bordea el 60% del total de la población en cada uno de estos dos países.

En otras palabras, mientras la década de la “dictadura” de Daniel Ortega convertía a más de un millón de nicaragüenses pobres en nuevos miembros de la clase media, los “democráticos” gobiernos corruptos neoliberales de Honduras y Guatemala hundían a cerca de dos millones de hondureños y guatemaltecos en situación de nuevos pobres.

De la pestilente situación de empobrecimiento, desempleo y miseria que carcome a la actual España neoliberal, ¡ni hablar!.

El “dictador” Ortega no sólo hizo retroceder el nivel de pobreza de su país. También abrió los ojos a cientos de miles de nicaragüenses analfabetos y liberó de la desnutrición a los niños “millonarios de lombrices”. ¿Será que por lo menos hicieron algo de esto los gobiernos “democráticos” de Honduras y Guatemala, cuyos infantes, en más del 60%, sufren desnutrición crónica en la actualidad?

Mientras Honduras y Guatemala subsisten en una sangrienta descomposición social, bajo la tiranía de la violencia, Nicaragua es declarada por estudios internacionales como uno de los países más seguro de la región.

Mientras para el 2015, en Honduras se cometían 60 asesinatos violentos por cada cien mil habitantes, y en Guatemala 30; en Nicaragua se registraba apenas 8 asesinatos por cada cien mil habitantes.

Honduras y Guatemala, junto a México neoliberal, están catalogados como estados fallidos, con unidades territoriales bajo el control total del narcotráfico y crimen organizado. Asesinatos impunes de defensores de derechos humanos y periodistas, son cotidianos. ¿Ocurre algo parecido en la actual “dictadura” de Nicaragua?

Las oligarquías hondureñas y guatemaltecas, quienes tanto critican al envidiable proceso de cambio nicaragüense, bajo el gobierno de Ortega, convirtieron a aquellos dos países en pordioseros de la cooperación norteamericana, campeonas y subcampeonas en la corrupción pública, en territorios libres para el tráfico de drogas y blanqueo de dinero. ¿Será que no tienen vergüenza de criticar el pujante proceso de cambio nicaragüense?

El camino que emprende Nicaragua no es perfecto. Pero, de allí, que los ventrílocuos de las oligarquías en España, Honduras o Guatemala quieran desmerecer los logros de este país centroamericano, en la última década, es como que intenten tratarnos de idiotas los estúpidos.

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¿Es posible descolonizar la academia?

Por Itzamná Ollantay

En la Escuela de Ciencia Política, de la Universidad San Carlos de Guatemala (USAC), una de las universidades más antiguas de América Latina, académicas mayas se dieron cita para dialogar sobre la descolonización de las ciencias sociales. La condición de colonialidad es un factor estructural estructurante que cotidianamente define, no sólo el pensar y el quehacer académico, sino a las instituciones y proyectos de vida.

¿Es posible descolonizar la academia?

En sus intervenciones, las investigadoras indígenas, luego realizar críticas y autocríticas al quehacer académico, denunciaron la sistemática exclusión que sufren cientistas sociales mayas en las instituciones académicas (mestizas), sea por sus diferencias culturales o fenotípicas.

Y es verdad. El sistema educativo preuniversitario y universitario son vehículos “inconscientemente” pensados para limpiar culturalmente el carácter multicultural del país.

Se educa para ser ciudadano guatemalteco. Ser ciudadano guatemalteco significa dejar de ser indígena arraigado en costumbres y conocimientos milenarios.

En otros términos, el sistema educativo es esencialmente un instrumento y vehículo de aculturación y colonización sistemáticos y permanentes.

El proceso de enseñanza aprendizaje anula casi por completo los idiomas nativos. Los contenidos curriculares, en todas las materias, son copias de manuales “universales” euronorteamericanas que idealizan lo foráneo y desprestigian lo nativo.

Envidiables conocimientos y tecnologías mayas no forman parte de currículas de formación en las ciencias “exactas” impartidas.

La metodología de enseñanza, aparte de anular metodologías de construcción y transmisión de conocimientos de los pueblos, es prácticamente un adiestramiento cultural que fabrica “profesionales” ilusos en el pleno empleo (imposible), y avergonzados de lo que culturalmente son o fueron.

En otros términos, la academia por su origen, contenido, historia y metodología es esencialmente un vehículo de colonización permanente. Y los sistemáticos procesos de colonización son eficientes armas letales que el capital (ahora especulativo) utiliza en su proceso de expansión en los territorios despojados y en despojo. Ello explica la razón y la motivación de la acelerada coorporativización de las universidades y centros de investigación.

En este contexto, ¿es correcta la pregunta sobre la posibilidad de la colonización de la academia? ¿Es posible desoccidentalizar a la academia utilizando categorías occidentales de análisis, comprensión y explicación del quehacer académico racializado y colonizante?

Considero que antes de preguntarse sobre la posibilidad de la descolonización de las ciencias sociales se debe preguntar sobre la posibilidad de descolonizar a la academia en sí. La colonización es para la academia occidental, lo que el maíz es para la milpa (maizal).

Por ello, para las y los indígenas despiertos, profesionales o no, el reto es visibilizar, mostrar, los conocimientos y métodos de conocer que aún subsisten en los pueblos, y así interpelar la prepotencia de la hegemonía de la academia occidental.

Superar la falacia de la academia occidental colonizante como “la” academia, y visibilizar las epistemologías y conocimientos de los pueblos, es el reto.

Existen tantos modos de construir conocimientos como pueblos existen en el planeta. No hubo, ni hay, “la academia” en singular en un mundo multicivilizatorio.

El discurso autoafirmativo de la universitas occidental como “la academia” es ya un acto racista y colonizante en sí. Peor aún en un planeta devastado por la ilusión de la modernidad.

Mientras las y los indígenas “académicos” se agotemos exigiendo un “puesto” en “la academia occidental” para ser los nuevos doctrineros, no pasaremos de ser los nuevos “caporales” o “capataces” culturales para la sostenibilidad de la hegemonía cultural de la colonización.

Esto no significa que indígenas abandonemos los centros académicos occidentales. Podemos y debemos de estar en “la finca del patrón”. Pero, incluso como caporales, debemos aguijonear y empujar a la esclavizada y colonizada juventud de estudiantes a la desobediencia cultural e intelectual.

Esto implica buscar y mostrar las fuentes y las incómodas verdades que el sistema hegemónico de colonización planetaria vigente esconde. Sólo así se puede estimular y transformar mentes, y movilizar voluntades hacia la descolonización.

Fuente: http://www.telesurtv.net/bloggers/Es-posible-descolonizar-la-academia-20161004-0004.html

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Frontera de aguas calientes: Donde mandan los coyotes y los agentes de migración obedecen

Por O

Ventanilla de migración hondureña y guatemalteca. Frontera Aguas Calientes
Ventanilla de migración hondureña y guatemalteca. Frontera Aguas Calientes. OI
No es mi intención pelear con quienes comercian con la carne humana en el mortal camino hacia el Norte. Pero, tampoco puedo callar cuando atestiguo en lo cotidiano una sistemática humillación a la dignidad humana en las fronteras abusivas. Mucho más cuando, ese modus operandi es la materialización burda de la infiltración del crimen organizado en el Estado.

Son las 5:30 de la mañana, los dos buses provenientes de Tegucigalpa y de San Pedro Sula, repletos de hondureños, y hondureñas con niños, con destino a los EEUU., acaban de arribar al puesto de control policial del lado de Honduras, en la frontera denominada Aguas Calientes que separa Honduras y Guatemala.

El bus de Tegucigalpa, de la empresa hondureña Sultana, salió a las 21:00 hr. del día anterior con destino final a la frontera Aguas Calientes. El de San Pedro Sula (empresas Congolón y Rutas Orientales), sale a la 1:00 de la mañana, y tiene como destino final la ciudad de Guatemala.

Las particularidades de ambos servicios de transporte son bien conocidos tanto por los migrantes indocumentados, los coyotes, los agentes de migración y policías civiles, al igual que los reiterados escenarios dantescos de humillación casi naturalizados en dicha frontera.

Coyotes y agentes de la policía nacional en contubernio trasquilan a migrantes pelones

Una vez que arribamos al control policial del lado hondureño, caemos directamente a las manos de los agentes policiales. Éstos, sin mediar saludo alguno, nos abordan y nos separan por grupos. “Cubanos por aquí”, “hondureños por allá…”, así nos aglutinan a la orilla de la calle.

Un agente policial joven mira mi pasaporte al revés y al derecho. Luego, me pregunta de dónde es Ud. Cuando le respondo que soy de América del Sur, me dice, con voz fuerte y sin mirarme: “Ud. no tiene permiso”. Al oír esto, su compañero jefe le dice: “A él me lo llevas a la oficina” (un contenedor metálico habilitado donde funciona la oficina). Mientras tanto, otros agentes intimidan a los migrantes en grupos separados.

Yo, me dirijo al agente policial por su apellido (registrado en su placa) y le digo: “…, por favor, páseme el pasaporte, le indico el sello de ingreso al país…”. Le muestro mi tarjeta de residencia y mi credencial de corresponsal de prensa internacional. Entonces, la actitud del policía cambia diametralmente, y con una sonrisa sarcástica, me dice: “Tome sus documentos, véngase conmigo, allá están los buses para que vaya a migraciones”. El resto de viajeros, la mayoría asustados, se queda para el segundo trasquile (el primero ya lo hicieron los coyotes en sus lugares de origen)

El bus que abordo para la oficina de migraciones de Aguas Calientes es pequeño. Mientras espero a que se llene y parta el bus, jóvenes con pantalonetas cortas, tenis y camisetas de ocasión, acompañan un tanto de lejos a hondureños/as asustadas que caminan inseguros con dirección al paso migratorio que se encuentra a un Km. de distancia. Ellos son los coyotes. Algunos no vienen desde Tegucigalpa, ni de San Pedro Sula, son coyotes de contacto (de los principales) o circunstanciales que conviven con los agentes de la policía nacional en la frontera.

Un varón corpulento, casi de mi edad, se sienta a mi lado, y acomoda con voz de mando a los migrantes hondureños en el bus. Ya sobre las ruedas en movimiento me dice: “Colocho estoy para ayudarte en esta frontera”. Le respondo, con una sonrisa.

Metros más arriba, se detiene el bus, y suben los migrantes que pasaron junto con los coyotes minutos antes. El bus avanza rápido, y unos metros antes de llegar a las oficinas de migración, bajan los coyotes con sus presas y se internan presurosos en el matorral para llevarlos por veredas al otro lado de la frontera, y así evitar el paso migratorio. Por este servicio cobran entre 200 a 300 quetzales. Monto que el hondureño no debería pagar porque para entrar o salir de Guatemala no necesitan llevar pasaporte los catrachos (por el convenio de CA4). Pero, la ignorancia y los nervios que generan las fronteras a cuantos nunca salieron de sus aldeas tiene costos elevados.

Sistema del transporte internacional bajo el control de los coyotes

Agente de migración hondureña que devolvió al bus a los migrantes hondureños sin que se registrasen en migraciones. OI

Agente de migración hondureña que devolvió

al bus a los migrantes hondureños sin que se

registrasen en migraciones. OI

El varón corpulento, que minutos antes me dijo que estaba para ayudarme, comienza a cobrar los pasajes dentro del bus: “Son 10 quetzales” (por el tramo de un Km de viaje), indica él.

Y, las temblorosas manos hondureñas, casi a tientas, alcanzan al coyote el desconocido billete extranjero que minutos antes habían cambiado a sumas también arbitrarias.

Cuando llega conmigo, le digo: “El costo de pasaje de este tramo es de 10 Lempiras” (casi la tercera parte al cambio de lo que estaba cobrando). Él se molesta y me increpa: “Si no quieres pagar no pagues”.

Bajo del bus. Pago los 10 Lempiras al conductor, y prosigo hacia las ventanillas migratorias de Honduras y Guatemala que operan en la misma oficina.

Aún no ha terminado de aclarar el día. En la fila, delante de mí, hay como unas 30 personas. La mayoría del bus Congolón que salió de San Pedro Sula, con destino a Guatemala. Sólo se ve en la fila temerosos rostros hondureños. Los seis u ocho cubanos que venían, ya no están.

El coyote que se enfadó conmigo en el bus, nervioso se mueve en pláticas con los migrantes y oficiales de migraciones, fuera y dentro de la única oficina migratoria. Prácticamente indica lo que tienen que hacer los agentes de migración dentro de la oficina.

El ambiente es tenso. La fila no avanza. Está anunciado que los maestros bloquearán caminos en el lado de la frontera de Guatemala desde las 7:00 am. Si el bus principal no logra pasar antes del inicio de la acción de protesta, les alcanzará el cambio de turno de la policía nacional en el lado de Guatemala. Y, esto no está presupuestado en el negocio que tiene el coyote con la policía de turno nocturno, ni con el conductor del bus.

Un coyote que manda fuera y dentro de la oficina de migraciones

Coyote agiliza los trámites dentro de la oficina de migraciones. Frontera Aguas Calientes. OI

Coyote agiliza los trámites dentro de la oficina de migraciones.

Frontera Aguas Calientes. OI

Al final, un agente de migraciones de honduras, luego de pláticas con el coyote y el agente de turno en la ventanilla de Guatemala, indica a los que están haciendo fila delante de mío: “No hay sistema, suban al bus”. La gente se mueve. Pero, hay como dos mujeres que llevan niños (ellas son las mejores presas que cualquier coyote desea encontrarse en la frontera. La lana que trasquilan siempre son gruesas en estos casos). Ellas son demasiado evidente para transitar por la frontera sin que los agentes de la policía nacional civil no haga ademán de revisión de sus documentos.

El coyote se da cuenta que tomo fotografías con mi equipo de celular. Me increpa, esta vez, con amenazas. Se suma el ayudante del bus. Les muestro mi tarjeta de prensa. El ayudante del bus desaparece. Pero, el coyote continúa increpándome cerca de la ventanilla. El agente en la ventanilla de Guatemala se da cuenta de lo que me estoy dando cuenta, agiliza con el estampado del sello de ingreso en mi pasaporte y me lo devuelve. Sí había sistema.

Ya en el lado de Guatemala, el bus estacionado espera a las mujeres con hijos que tiene que llevar hasta la siguiente ciudad próxima, Esquipulas, pero el coyote demora en negociar con los agentes dentro de la oficina de migraciones.

La policía nacional civil mira a los coyotes y a los mojados pasar, pero no los ve

Vista de la frontera Aguas Calientes, desde el lado de Guatemala. OI

Vista de la frontera Aguas Calientes,

desde el lado de Guatemala. OI

A unos cinco metros de distancia del bus de los “mojados”, hay un joven agente de la policía nacional civil de Guatemala haciendo ademán de controlar a los transeúntes mañaneros. Me acerco y le pregunto: ¿Por qué no pasaron por migraciones todos los pasajeros de ese bus? Con cara de sorprendido me dice: “Sí vi que bajaron”. Le digo, “bajaron, pero los devolvieron al bus indicando que no había sistema de computación. Yo estuve con ellos en la fila”. Contrariado me responde y se aleja: “No es nuestra tarea controlar eso”.

En una ocasión anterior, en el mismo puesto policial, un agente de turno cobró 50 quetzales a dos hondureños que ingresaban a Guatemala sin portar ningún documento. Generalmente, entre Aguas Calientes y la ciudad de Esquipulas, un tramo de 12 km, durante el día existen hasta tres retenes policiales. Pero, los nocturnos buses que transportan migrantes “mojados”, bajo la dirección de los coyotes, no pasan revisión alguna.

El pasado año, cuando aún las oficinas de migraciones de Honduras y de Guatemala operaban en lugares separados, un agente de migraciones, en el pasillo del lado migratorio de Guatemala, se molestó conmigo cuando me vio con la cámara fotográfica. Igual, era a la hora del paso “sigiloso” de los “mojados” por esa frontera. En ese entonces, cuando le mostré mi carnet de prensa, se disculpó en el momento, y tuvo la preocupación de alcanzarme andando hasta la parada de taxis para darme la siguiente explicación: “Nosotros no recibimos nada. Es la policía de Honduras y de este lado quienes cobran mil quetzales cada uno a los coyotes para que pasen los indocumentados por aquí”. Yo sólo lo escuché su mea culpa, pero tampoco escribí al respecto.

No es mi intención pelear con quienes comercian con la carne humana en el mortal camino hacia el Norte. Pero, tampoco puedo callar cuando atestiguo en lo cotidiano una sistemática humillación a la dignidad humana en las fronteras abusivas. Mucho más cuando, ese modus operandi es la materialización burda de la infiltración del crimen organizado en el Estado.

Fuente: https://ollantayitzamna.wordpress.com/2016/08/12/frontera-de-aguas-calientes-donde-mandan-los-coyotes-y-los-agentes-de-migraciones-obedecen/#more-340

Imagen tomada de: https://i.ytimg.com/vi/Jm06RUb3FHI/hqdefault.jpg

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Estado Nación y Estado Plurinacional

Por Ollantay Itzamná

El Estado como campo de ejercicio del poder político es un espacio en permanente disputa desde donde los vencedores circunstanciales legalizan y legitiman sus opciones ideológicas mediante políticas públicas (incluida el ordenamiento jurídico interno) implementadas por las instituciones públicas creadas para tal fin.

En otras palabras, el Estado es tan antiguo como el poder mismo, y se constituye en una de las herramientas de dominación más eficaces que los vencedores utilizan sobre los vencidos.

Allá por el siglo XVI, en el norte de Europa, ante el fraccionamiento exacerbado del poder político por el sistema feudal, algunos “iluminados” (llamados filósofos) idearon lo que conocemos actualmente como el proyecto de Estado Nación con la finalidad de superar la fragmentación cultural y territorial, y así garantizar la gobernabilidad (la permanencia de la dominación).

En dicho proyecto político se entiende que a una nación (un pueblo que comparte territorio, historia, idioma, espiritualidad, cultura y aspiraciones de autodeterminación) le corresponde un Estado (organización jurídica y política de dicho pueblo).

Pero, esta idea de: “una Nación un Estado”, no se ha podido concretar (construir) ni en los mismos países europeos. Mucho menos, en países latinoamericanos multiculturales que como malos copiones tardíos “sus próceres” intentaron implementar dicha teoría política homogeneizante desde el siglo XIX.

Fracasaron los nacionalismo en el mundo entero porque la realidad social jamás es homogénea. Los humanos casi nunca estamos dispuestos a renunciar a nuestra identidad para asumir la identidad ideada (copiada) de los otros. Por eso, a mayor globalización, mayor es la glocalización. A mayor nacionalismo, mayor es la aspiración por la plurinacionalidad.

Ante esta incapacidad de construir la hegemonía cultural/identitaria desde el Estado Nación, los gestores y benefactores de este proyecto (racismo por medio) intentaron homogeneizar a los pueblos diversos (que cohabitan dentro de los territorios del Estado Nación aparente) mediante la aniquilación y/o la asimilación genética y cultural. A estos procesos irracionales denominaron ciudadanización.

En países cultural y genéticamente megadiversos como Bolivia, Ecuador, Perú, Guatemala, México, etc., el fracasado intento de la implantación del proyecto de Estado Nación fue sangriento e irracional.

En estos países, al igual que en el resto de la región, los criollos y mestizos intentaron imponer y homogeneizar su identidad cultural mal aprehendida de la Metrópoli sobre los pueblos originarios. Es decir, en estos países culturalmente megadiversos, los criollos/mestizos asumieron el “imaginario” mestizo como la identidad nacional oficial, y en consecuencia intentaron infructuosamente hacer desaparecer a las identidades originarias desde los aparatos estatales.

En el aparente Estado Nación de Guatemala, por ejemplo, el maya para ser guatemalteco tiene que renunciar a su identidad nativa e intentar imitar la identidad mestiza. La ciudadanía es sinónimo de culturicidio para los aborígenes en Guatemala.

El sistema del Estado Nación en este país está permeada por un racismo espantoso (institucionalizado y legalizado) que no sólo “naturaliza” el ideario mestizo como la identidad nacional obligatoria, sino que instala en el o la mestiza una falsa conciencia enfermiza de superioridad frente al resto. Este es uno de los males congénitos casi atávicos para el fracaso de cualquier intento de convivencia o de bienestar común en el país.

Este proyecto de Estado Nación ha fracasado en Guatemala apabullada por la emergencia plural de los pueblos que casi dos siglos de República ladinocéntrica no pudo aniquilar.

Estado Plurinacional para superar el racismo y democratizar el poder

En el mundo occidental, la idea de Estado Plurinacional (Estado construido y gestionado por varias naciones) encuentra sus raíces en los planteamientos de la ex Unión Soviética del pasado siglo, con la finalidad de mantener la unidad política sin sacrificar la diversidad cultural.

En el mundo Andino, el Estado Plurinacional encuentra sus vestigios en la administración política del Tawantinsuyo (siglos X y XIV), donde el incario se construyó/dinamizó utilizando justamente la riqueza de la autonomía de la diversidad cultural de los pueblos que lo integraban como motor para su expansión territorial y geopolítico. Los hallazgos históricos de María Rostworowski son ilustrativos para este fin.

En la actualidad, Bolivia es el único país que según su Constitución Política se declara como Estado Plurinacional. En el caso ecuatoriano, el debate constituyente entre lo plurinacional e intercultural, primó lo segundo. En ambos países, quienes impulsaron e impulsan los procesos de la construcción del Estado Plurinacional, de abajo hacia arriba, son las organizaciones indígenas (actuales sujetos sociopolíticos colectivos).

En el caso boliviano, la cualidad de la plurinacionalidad del Estado unitario se centra en el reconocimiento expreso de la autodeterminación de los 36 pueblos indígenas coexistentes en el país, y la posibilidad de ejercitar las autonomías indígenas en diferentes circunscripciones territoriales.

Es decir, el carácter plurinacional de Bolivia se expresa en las disposiciones constitucionales que reconocen autonomías/potestades políticas, administrativas, legislativas, judiciales, culturales, espirituales, etc., a la diversidad de pueblos indígenas, sin renunciar a una visión compartida de país, ni mucho menos a la soberanía nacional boliviana.

La plurinacionalidad es una posibilidad de que un o una indígena sea ciudadana boliviana sin necesidad de renunciar a su identidad (idioma, costumbres, conocimientos, espiritualidad, etc.), ni la obligación de volverse mestizo. En este sentido, por ejemplo, el gobierno local, regional o nacional ya no es más monopolio impoluto reservado para mestizos.

La plurinacionalidad, como proyecto político, es una herramienta de liberación, tanto para mestizos, como para pueblos indígenas, de las enfermizas taras coloniales del racismo y centralismo político. Como proyecto cultural y ético, es un camino de desaprendizaje y aprendizaje fecundo en el concierto de diálogo de saberes. Toda una ingeniería política cultural de desmontaje de los estados coloniales y patriarcales.

El proyecto de Estado Plurinacional es lo diametralmente contrario al proyecto del bicentenario Estado Nación. Por tanto, éste no es la continuación de aquél. En este sentido, ni tan siquiera semánticamente se puede recurrir al término refundación para la creación o fundación del inédito Estado Plurinacional.

Fuente: http://www.matrizur.org/index.php?option=com_content&view=article&id=38024:estado-nacion-y-estado-plurinacional&catid=38:patria-grande

Imagen tomada de: http://especiales.elcomercio.com/planeta-ideas/imagenes/imagenes/slider88.jpg

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Qué paradoja: Ellos dicen tener filosofía, nosotros únicamente cosmovisión.

Por: Ollantay Itzamná

En la retórica de la intelectualidad se asume que los pueblos indígenas u originarios de Abya Yala, y del resto del mundo, tenemos únicamente cosmovisiones y Occidente tiene filosofía.

Es muy común oír a indígenas (profesionales o no) repetir con aires de orgullo sobre la cosmovisión de sus pueblos, como la máxima construcción intelectual y espiritual de sus ancestros. Pero, ¿sabrán para qué y quiénes acuñaron el concepto de cosmovisión? ¿Sabrán que al asumir/apropiarse de tal constructo “naturalizan” el racismo integral que tanto nos daña?

Según Dilthey, Schelling, Heidegger, Kierkegaard, Hegel, entre otros, la cosmovisión es la forma primaria (preteórica) de ordenar y explicar el mundo, hecho por un grupo cultural, sin mayor abstracción teórica. La filosofía, en cambio, es la explicación profunda y amplia de la realidad total. Es la abstracción teórica y metafísica para responder a las preguntas trascendentales que inquieta a la humanidad.

Por eso Heidegeer, a inicios del siglo XX, dirá: “La cosmovisión expone fenómenos ajenos a la filosofía”. Y en el mejor de los casos, la cosmovisión formaría parte del quehacer filosófico primario al intentar responder, de manera elemental/limitada, a las inquietudes humanas.

Está claro que la cosmovisión (según sus acuñadores) no tiene categoría de filosofía por ser un “esfuerzo” elemental. Es decir, los pueblos atrasados o inferiores tienen cosmovisión (visión casi mágica de su realidad). Los pueblos avanzados o superiores construyen filosofía (cuentan con la razón y la voluntad para teorizar y abstraer la realidad).

¿Por qué los alemanes acuñaron esta idea a finales del siglo XIX? En el fondo fue con la finalidad de justificar lo que Hegel y otros ya habían afirmado antes: “La supuesta superioridad mental, espiritual y cultural de ellos sobre el resto de los pueblos”. De allí se asume que ellos, por estar habitados por un espíritu humano superior, tienen filosofía, y el resto (pueblos inferiores/atrasados) tenemos únicamente cosmovisiones.

En las facultades de filosofía occidental se enseña que la sociogénesis de la filosofía se encuentra en los pueblos griegos del siglo IV aC. Estos pueblos de navegantes, rodeados de aguas marinas, registraron sus preguntas y respuestas a sus inquietudes existenciales (condicionados por su época, geografía y demás circunstancias), y los europeos los asumieron como la base de su civilización.

Desde entonces, la academia occidental, y cuantos se esfuerzan por ser reconocidos como académicos, divulgan las preguntas y respuestas de los griegos del siglo IV aC. como la única verdad filosófica universal, capaz de explicar y organizar la realidad.

Es importante indicar que en los escritos griegos, phylosophia (amor a la sabiduría) construida por comunidades, bajo la guía de sabios/as, tenía una perspectiva integral/holística sobre la realidad. Poesía, mitología, teogonía, matemática, astronomía, ética, política, metafísica, etc., constituían dicha filosofía.

Fue en el transcurso del tiempo que Europa seleccionó únicamente las “teorías abstractas” griegas como filosofía, y censuró el resto de los documentos como simple “literatura”. Allí nació la racionalidad lineal y fragmentaria, que luego dará origen a la “razón lineal” occidental. Es decir, a la filosofía como conocemos actualmente. Los griegos de aquel entonces jamás imaginaron en la universalización de su pensamiento.

Los pueblos indígenas tenemos filosofías, no cosmovisiones

Mayas, aztecas, chipchas, quechuas, aymaras, guaraníes, mapuches, etc., tenemos nuestras propias filosofías con las que comprendemos y explicamos nuestras realidades. Y, existen tantas filosofías como pueblos o civilización coexistimos en el planeta.

Quien asuma que existe una única filosofía (la occidental) y cosmovisiones, no hace más que externalizar el racismo mental y espiritual que lo habita. Y si algún aborigen o indomestizo asume el pensamiento/espiritualidad/ritualidad de sus ancestros comocosmovisión, por ignorancia o por mal formación, padece y reproduce la colonialidad del saber y del poder occidental.

Occidente intentó imponer su pensamiento como la filosofía universal. Y ese pensamiento moderno “superior”, en cuestión de tres siglos devastó y devasta la vida, sus ciclos, e incluso la capacidad regenerativa y autoclimatización de nuestra Madre Tierra.

Mientras esto ocurre, nosotros y los otros seguimos despreciando lo nuestro: Asumiendo que ellos tienen filosofía, nosotros sólo cosmovisión. Que ellos tienen arte, nosotros únicamente artesanía. Que ellos, religión, nosotros solamente creencias. Que ellos hablan idiomas, nosotros apenas lenguas. Que ellos, cultura, nosotros sólo tradiciones. Y así sigue y suman los desprecios semánticos “naturalizados”.

*Articulo tomado de: http://www.ecoportal.net/Temas-Especiales/Pueblos-Indigenas/Que-paradoja-Ellos-dicen-tener-filosofia-nosotros-unicamente-cosmovision

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