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Paraprofesionales, ¿qué son y cuál es su rol en la educación?

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Los paraprofesionales juegan un papel crucial en las escuelas pero pocos lo conocen o aprovechan. ¿Quiénes son los paraeducadores y por qué su rol puede impactar la educación?

Dentro de los planes en el sector educativo que Joe Biden pondrá en marcha durante su mandato como presidente de Estados Unidos está apoyar a los paraprofesionales a obtener certificados para trabajar en colegios y universidades enfocados en las minorías étnicas. ¿Qué son estos paraprofesionales y cuáles son sus roles en el sector educativo?

Los paraprofesionales son trabajadores que carecen de una licenciatura para desempeñarse en ciertas profesiones, sin embargo, cuentan con conocimientos básicos para apoyar a sus compañeros que sí están cualificados. Muchas veces, estos trabajadores cuentan con un estudios de bachillerato o tienen un título de asociado; el 37 % de los profesionales sólo trabajan medio tiempo. Las áreas más comunes donde se encuentran los paraprofesionales son en el sector salud y el educativo. En este último, se han incrementado oportunidades de empleo en escuelas primarias, intermedias y secundarias, educación postsecundaria y entornos laborales de educación especial.

Se ven ampliamente en escuelas de Estados Unidos y Canadá, pero también en algunos países europeos y asiáticos. En países como Japón, Alemania y Francia, muchos extranjeros terminan trabajando como paraprofesionales de idiomas, también conocidos como profesores auxiliares de idiomas o asistentes de idiomas. En el caso de Inglaterra, los paraprofesionales en educación pueden solicitar una posición como asistente de enseñanza de nivel superior llevando entrenamiento adicional y contando con la documentación que compruebe un conjunto de criterios específicos. Al alcanzar ese nivel, pueden llegar a sustituir a profesores en caso de ser necesario y supervisar a otros paraeducadores.

El rol de un paraprofesional de educación

Un paraprofesional enfocado en educación puede ser llamado “paraeducador”, asistente de enseñanza, asistente de instrucción, asistente de maestro, asistente de aula, “parapro” o “para”. Los paraeducadores son los asistentes de maestros que ayudan a administrar el aula y a los alumnos.

La Ley “Que Ningún Niño se Quede Atrás”, de Estados Unidos, amplió los requisitos para convertirse en un paraprofesional y sus deberes. Aunque no pueden ejercer la docencia, sólo apoyar al maestro, tienen un rol significativo al supervisar a los estudiantes, identificar las habilidades e intereses de cada niño así como también la mejor forma de ayudarlo. También se encargan de complementar el plan de estudios, dar orientación personalizada en las clases, apoyar a aquellos que necesitan educación especial, instalar equipo y preparar materiales. Así mismo, son la conexión entre los alumnos, padres y madres y maestros.

Tener un buen asistente de enseñanza puede marcar una gran diferencia en el salón de clases, más si es entusiasta. Debido a que muchas veces se concentran en el plan de educación individualizado, su desempeño impacta directamente en el alumno. Es común ubicar a paraprofesionales que se desempeñan en aulas de educación especial donde apoyan a los estudiantes identificando estrategias para alentar el comportamiento positivo de los alumnos o reorientar a los niños que presentan una conducta negativa. En caso de tener alumnos que presentan problemas físicos, los paraprofesionales los ayudan a alimentarse, ir al baño o transportarlos.

Incluso hay paraprofesionales que ni siquiera trabajan directamente con las escuelas, sino que trabajan con el distrito escolar, agencias de salud mental, programas para la primera infancia o alguna agencia de seguimiento para estudiantes después de graduarse.

Requisitos para ser un paraprofesional educativo

Aunque no cuentan con un título universitario, según la ley “Que Ningún Niño se Quede Atrás”, las personas que llevan a cabo este rol tienen que cumplir con ciertos requisitos para ser un paraeducador. En el caso de Estados Unidos, cada estado tiene requerimientos distintos, algunos no necesitan certificaciones aunque recomiendan tomar cursos de psicología, desarrollo infantil y teoría del aprendizaje ya que puede mejorar sus oportunidades laborales y salariales. Otros piden dos años de educación universitaria o un título de asociado, cumplir con los estándares de calidad y aprobar una evaluación. Biden ha anunciado que quiere apoyar en este último punto, para que más personas obtengan su certificación como paraprofesionales.

Estos requisitos son los que distinguen a los paraeducadores de otros trabajadores escolares, como aquellos encargados de la comida o de la limpieza de las instalaciones. Se busca que los paraeducadores cuenten con habilidades para trabajar con niños y disfrutar estar con ellos, manteniendo una actitud positiva y alentadora. A menudo, los paraprofesionales aprenden estas habilidades en el trabajo y reciben capacitación adicional a lo largo de sus carreras.

Rango de salario del paraprofesional

En Estados Unidos, de acuerdo con datos del 2021 de ZipRecruiter, entre los estados que pagan menos está Carolina del Norte, donde los paraprofesionales ganan $23,328 dólares al año, o $11.22 la hora. En promedio, el mejor estado para trabajar como paraprofesional es Wyoming, donde ganan $16.10 la hora y $33,490 en promedio al año. Significativamente, este estado tiene un mercado laboral de paraprofesionales muy activo, ya que actualmente hay varias empresas contratando para este tipo de función en sus distintas áreas. ZipRecruiter pone como media $30,977 dólares anuales y según el portal, sólo seis estados están arriba de la media: Wyoming, Massachusetts, Montana, Arizona, Hawaii e Indiana.

Según la Oficina de Estadísticas Laborales de Estados Unidos, el salario medio de un paraeducador en el 2019 fue de $27,920 dólares. Aunque sí afecta la ubicación geográfica, el salario también depende del empleador, los deberes laborales, así como la experiencia, la capacitación y las habilidades del paraeducador.

Ahora que las clases se llevan a cabo de manera virtual debido a la pandemia, hubo muchos despidos de paraprofesionales en la educación, dejando a los docentes administrando clases virtuales de gran tamaño, haciendo que miles de estudiantes perdieran a esa personas que les daba atención personalizada.

El nuevo presidente de Estados Unidos, Joe Biden, reconoce el potencial de los paraeducadores y por eso busca apoyarlos para obtener un certificado de educador. Sus roles en la enseñanza no son estáticos, están evolucionando constantemente. Cada vez tienen más y más responsabilidades, poco a poco dejan de ser simples asistentes para convertirse en una parte clave del salón de clases.

Los paraprofesionales juegan un papel importante en las escuelas y ayudan a que las aulas sean más inclusivas. Añaden otra capa de apoyo al aula, lo que permite a los estudiantes tener más oportunidades de apoyo individual. Cuando los estudiantes, maestros, familias y, sobre todo, las instituciones educativas y gobiernos, acepten a los paraprofesionales como miembros clave del equipo educativo, todos se beneficiaran.

Fuente e Imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/paraprofesionales

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Hagoromo: el «Rolls-Royce de la tiza»

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Alrededor del mundo, los matemáticos se han obsesionado con un gis que, según dicen, hace imposible escribir un teorema falso: el Hagoromo.

Aunque muchas escuelas alrededor del mundo han dejado de utilizar gises y han pasado a los marcadores, muchos matemáticos, artistas y demás académicos están de acuerdo que esto es un error porque se pierden del “Rolls-Royce de las tizas”, según el matemático Satyan Devadoss: los Hagoromo Fulltouch.

Debido a su tacto sedoso, colores, a que su estructura es casi irrompible y está hecho para dejar poco polvo al usarlo, los matemáticos particularmente se han vuelto acaparadores de esta marca de gis. «La leyenda alrededor de esta tiza es que es imposible escribir un teorema falso usándola, pero creo que lo he refutado muchas veces», dice David Eisenbud, profesor de matemáticas en la Universidad de California en Berkeley.

Esta tiza es originaria de Japón, donde la compañía Nihon Chalk Seizosho comenzó su producción en la ciudad de Nagoya en 1932. Sin embargo, debido a daños sufridos durante la Segunda Guerra Mundial la compañía tuvo que suspender la producción por unos años hasta su reapertura en 1947 con el nombre de Hagoromo Bungu (en japonés 羽衣文具: , ‘Papelería Hagoromo’).

Aunque esta tiza nació en la década de los 30, no fue hasta las últimas décadas que fue descubierta por los matemáticos estadounidenses y comenzó el culto al Hagoromo. Su punto máximo de producción fue en 1990 con 90 millones de barritas. Lamentablemente estas ventas bajaron a la mitad durante las siguientes dos décadas debido al cambio a las pizarras blancas y las pizarras inteligentes.

El culto al Hagoromo

¿De qué está hecha esta tiza? Es un misterio. Algunos dicen que tiene conchas de almeja, otros “lágrimas de ángel” pero la verdadera fórmula es un secreto. Lo que sí se sabe es que su producción se hace en batidoras de pan y la masa se vierte en una amasadora que originalmente estaba destinada a hacer fideos udon. De ahí, sale una pasta gris de calcio, arcilla, resistol, conchas de ostra y otros ingredientes secretos.

Aunque es amado por muchos matemáticos, el Hagoromo no se exportaba a Estados Unidos, sólo se conseguía en Japón, por lo que muchos aprovechaban cualquier viaje a Japón para abastecerse del gis o incluso, pedían a colegas que sabían que asistirían a alguna conferencia en este país para pedirles una reserva. Si ya la comunidad científica, particularmente en las matemáticas, acaparaba desde entonces grandes cantidades de esta tiza por miedo a quedarse sin reservas, en octubre del 2014, el presidente de compañía, Takayasu Watanabe, anunció que cerraría sus puertas, desatando un caos en la comunidad asidua a este gis.

Esta noticia paralizó a los académicos estadounidenses. Algunos, incluso, calcularon cuántos iban a necesitar en un lapso de 10 a 15 años y compraron esa cantidad. Otros compraron grandes cantidades pero para revenderlas más adelante a sus compañeros y empezar un pequeño negocio. En ese entonces, una caja de 72 tizas Hagoromo costaba 17 dólares (un precio hasta tres a cuatro veces más alto que otras marcas de tiza) pero había revendedores que los vendían hasta a 25 dólares hacia el final de su producción, en marzo de 2015.

El maestro surcoreano que salvó el gis Hagoromo

La tiza Hagoromo no sólo es amada en Japón y Estados Unidos. Cuando el dueño anunció el cierre de la fábrica, Shin Hyeong-seok, un maestro en Corea del Sur, afrontó la situación de una manera distinta. Empezó intentando encontrar una manera de fabricar el gis, sin suerte, para después empezar a importarla a su país.

Shin Hyeong-seok descubrió el Hagoromo en Japón cuando visitaba por una investigación en el funcionamiento de las escuelas intensivas. Entró a una sala de profesores y quedó hipnotizado por los colores del gis y desde ahí no pudo dejarlo. Daba la casualidad de que Takako Iwata, una de las hijas del dueño y nieto del fundador de Hagoromo, Takayasu Watanabe, fue a Corea del Sur a estudiar lo que le permitió a Shin acercarse a Watanabe. Aunque un poco escéptico, el señor Watanabe aceptó formar una relación comercial con el maestro, la cual duró más de una década.

Cuando Watanabe anuncia el cierre de su empresa, fue debido a que le diagnosticaron cáncer y sus hijos tenían sus propias carreras y no había quien se quedara con el negocio familiar. Debido a la relación que habían establecido, Shin Hyeong-seok le propuso llevar la tecnología a Corea del Sur para que él hiciera la tiza desde ahí y Watanabe aceptó.

«[Watanabe] Realmente trató de detenerme. Él dijo: ‘Eres un maestro sin experiencia en la fabricación […] no debes tomar esta decisión a la ligera”, declaró Shin Hyeong-seok en referencia a ese momento. «Le dije que creo que Hagoromo es la mejor tiza del mundo. Hay productos que están destinados a desaparecer a medida que cambian los tiempos, pero el producto de mejor calidad debería ser el último en desaparecer».

El maestro utilizó todos sus ahorros en aprender y perfeccionar la creación de Hagoromo, incluso Watanabe viajó a la fábrica en Corea del Sur para inspeccionar la calidad y darle su visto bueno. Fue así como se creó la empresa Sejongmall , que desde el 2016 produce la nueva tiza llamada Fulltouch Chalk, la nueva empresa productora del Hagoromo.

Aunque la tiza fue salvada, a muchas personas les molestó este movimiento ya que acusaban al señor Watanabe de traidor por transferir tecnología a Corea del Sur ya que le vendió a Sejongmall los derechos de marca y dos de sus máquinas. Incluso, la Asociación Japonesa de Arte con Tiza temía que lo produjeran de inferior calidad sólo para venderlo más barato y exportarlo a su país, obligando a los fabricantes de ahí a subcotizar.

Pero Takako Iwata, quien sirvió de intérprete entre Shin Hyeong-seok y Takayasu Watanabe, dijo que a su padre estas críticas no le importaban, el deseo de todos era no sólo conservar la creación del Hagoromo, sino también mejorar la relación entre los dos países. Iwata señaló que no sabían cómo se había vuelto tan querido su producto, que su papá no tenía idea sobre el número de seguidores que tiene la tiza en todo el mundo, incluso de cómo se ha vuelto en una especie de culto para las y los matemáticos alrededor del mundo.

El Sr. Watanabe se enteró del fenómeno debido al gran incremento de pedidos por parte de los estadounidenses que compraron suficientes cantidades para tener por décadas. Takayasu Watanabe falleció en Japón el 31 de Julio de 2020, pero su legendaria tiza continuará.

Fuente e Imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/hagoromo-el-rolls-royce-de-la-tiza
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“Estás cancelado”. La cultura de la cancelación y sus implicaciones sociales

Por: Paulette Delgado

La cultura de la cancelación promueve retirar el apoyo a personas o empresas como consecuencia de determinados comentarios o acciones, pero, ¿realmente consigue su objetivo?

Con 3.8 billones de usuarios, las redes sociales se han vuelto una parte fundamental en la vida de muchas personas. Han impactado desde la manera en cómo se manejan los negocios, la publicidad, e incluso, la política. Y aunque tienen aspectos y usos positivos, también tienen efectos negativos.

Recientemente ha surgido la “cultura de la cancelación” o cancel culture, un concepto que consiste en retirar el apoyo o “cancelar” a una persona que dijo o hizo algo ofensivo o cuestionable. Es un tipo de bullying grupal ya que son muchas personas que se ponen de acuerdo para atacar o descalificar los puntos de vista de otra persona o de alguna empresa. Esto se ha vuelto aún más popular al delatar actitudes racistas, homofóbicas y machistas. Es un movimiento tan grande que varias personas han perdido sus trabajos por ser canceladas, sin la posibilidad de enmendar o arreglar sus acciones, quedando para siempre encerradas en un charco de odio público.

Uno de los casos más conocidos es el del youtuber enfocado en maquillaje James Charles, quien perdió más de 3 millones de seguidores en cuestión de días después de ser etiquetado como depredador sexual por otros creadores, sin pruebas al respecto, en un drama con su mentora Tati Westbrook, también youtuber y emprendedora de vitaminas. Otro caso famoso es el de la autora de Harry Potter, J.K Rowlings, quien fue cancelada por hacer comentarios transfóbicos en Twitter. Es un fenómeno que se ha vuelto tan común que incluso cancel culture fue la palabra o frase del año 2019 en el Diccionario australiano Macquarie. Este tipo de acciones o eventos se ha amplificado durante la pandemia.

Actualmente, debido a las cuarentenas y otras medidas establecidas para evitar contagios por COVID-19, muchas personas pasan cada vez más tiempo en casa e invierten más tiempo usando las redes sociales, lo que ha resultado en muchas “cancelaciones”. Varias personas creadoras de contenido en YouTube y TikTok han sido atacadas por organizar o atender fiestas durante la pandemia. Este tipo de acusaciones públicas no se limita para aquellas personas que tienen miles de seguidores. En Instagram, por ejemplo, hay un sinfín de perfiles reportados y clasificados como “covidiotas” o personas que rompen la cuarentena.

Aunque la intención es buena, señalar a personas que han hecho “algo malo” se ha llevado a un extremo tóxico. Un ejemplo es el de la creadora número uno de TikTok, Charli D’Amelio, de 16 años. Ella subió a YouTube un video de una cena con sus padres, hermana y el youtuber James Charles, donde la comida fue preparada por el famoso chef Aaron May. Entre los platillos que probaron esa noche estaban los caracoles, los cuales no fueron del agrado de las hermanas D’Amelio, además de que Charli comentó que quería alcanzar los 100 millones de seguidores al año de recibir su primer millón. Estos comentarios molestaron a sus seguidores y en cuestión de días perdió un millón de seguidores en TikTok.

¿Qué opinan los jóvenes de la cultura de la cancelación?

Uno de los mayores retos que enfrentan muchos jóvenes es poder realmente cancelar a alguien. Un ejemplo es Chris Brown, un rapero quien a pesar de que golpeó a su novia, la cantante Rihanna en el 2009, este sigue siendo popular porque muchos disfrutan de su música, pero no están de acuerdo con sus acciones.

En un artículo del New York Times, varios adolescentes fueron entrevistados sobre el tema. Ben, uno de los entrevistados de 17 años, dijo que para él, las personas tienen que rendir cuentas por sus acciones pero apoyar esta cultura evita que aprendan de sus errores.

Uno de los mayores problemas de este movimiento es que, lo que alguien haya hecho o dicho hace 10 años en redes sociales, cualquier persona lo puede tomar fuera de contexto y usar en su contra. Esto le pasó al primer ministro canadiense, Justin Trudeau, cuando salieron a la luz fotos de él en el 2001 con la cara pintada de negro. Esto se considera racista por la connotación histórica que tiene, ya que por mucho tiempo comediantes blancos se pintaban la cara basados en estereotipos negativos de los negros para burlarse de ellos.  “Todos hacemos cosas vergonzosas y cometemos errores tontos y lo que sea. Pero la existencia de las redes sociales ha llevado eso a un lugar donde la gente puede tomar algo que hiciste en ese entonces y convertirlo en quien eres ahora”, dice L., una de las entrevistadas.

Varios jóvenes ven la cultura de la cancelación como un potencial para crecer y conocer más sobre lo que es políticamente correcto, sin embargo, otras personas argumentan que puede ser una práctica que causa preocupación por su impacto en la sociedad. Otra de las jóvenes entrevistadas comentó que cancelar a alguien es como golpear e insultar a una persona en lugar de educarlo pacientemente y mostrarle lo que hizo mal, sin darle la oportunidad de demostrar que pueden mejorar. Otros jóvenes están de acuerdo con que es importante ayudar a la gente a comprender sus errores en lugar de torturarlos, permitiéndoles tener diálogos abiertos en lugar de desterrar a la gente.

La cultura de la cancelación ha creado una severa censura en Internet y provoca miedo a equivocarse en las redes sociales y ser cancelados. Además, crea una falta de comprensión de las opiniones de otras personas ya que demuestra que sólo importa la opinión de las masas y si alguien piensa diferente o cometió un error hace años, su reputación puede ser destruida.

Combatiendo la cultura de la cancelación en el aula

La profesora Loretta J. Ross propone combatir la cultura de la cancelación por medio de una clase en Smith College. Ella busca desafiar a sus alumnas a identificar características y límites del movimiento. «Lo que realmente me impacienta es llamar a la gente por algo que dijeron cuando eran adolescentes cuando ahora tienen 55 años. Quiero decir, todos en algún momento hicimos cosas increíblemente estúpidas cuando éramos adolescentes, ¿verdad?», comentó en una entrevista para el New York Times.

Para ella, la solución está en llamar la atención en privado en lugar de hacerlo públicamente, “hacerlo con amor”. Si algún conocido hizo algo ofensivo, en lugar de pedir que se cancele por las redes sociales, mandarle un mensaje privado o llamarlo para discutir al respecto. Esto puede llevar a una conversación con contexto y puede convertirse en un momento educativo.

En sus clases, la profesora incluye el ejemplo de Natalie Wynn, una youtuber que elaboró una especie de taxonomía después de ser cancelada varias veces. En su video explica cómo la cultura de cancelación toma una historia y la transforma en una situación distinta. Busca la presunción de la culpa sin hechos, como fue el caso de James Charles. Además explica que parte del movimiento es el esencialismo que sucede cuando la crítica del error convierte a esa persona en “mala persona”, el pseudointelectualismo o la superioridad moral del que acusa y la contaminación o culpa por asociación.

Regresando al ejemplo de J.K Rowlings, varias de las estudiantes de la profesora Ross admitieron que se sentían culpables por ser fanáticas de Harry Potter después de los comentarios que realizó, ejemplificando como la culpa por asociación es algo muy común. Una alumna incluso admitió que se estresa al comprar una sudadera con la foto de una banda que le gusta por temor a que hayan cometido algo ofensivo y ella no sepa y sea cancelada. «No puedes ser responsable de la incapacidad de crecer de otra persona», dijo la profesora Ross. “Así que consuélate con el hecho de que ofreciste una nueva perspectiva de la información y lo hiciste con amor y respeto, y luego te alejas”.

Aunque la cultura de la cancelación parece no irse a ningún lado y su intención es buena, mientras se siga llegando al extremo de no permitir ni aceptar el crecimiento del cancelado, seguirá siendo un movimiento tóxico que no llevará a ningún lado. Clases y maneras de pensar como las de la profesora Ross son necesarias para combatir esta problemática y enseñar a las nuevas generaciones a dialogar de manera privada, más en una época donde todo es público en las redes sociales.

¿Habían escuchado sobre la cultura de la cancelación? ¿Qué necesita hacer alguien para merecer ser cancelado? Una vez que alguien es cancelado, ¿debería ser perdonado? Déjanos tus comentarios abajo.

Fuente e imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/cultura-de-la-cancelacion

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¿Somos o no ciudadanos digitales? La realidad de la conectividad en la pandemia

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Con la llegada de la pandemia por COVID-19 el trabajo, la enseñanza y gran parte de nuestras vidas se han mudado al entorno virtual. ¿Esto nos convierte en ciudadanos digitales?

Ante la situación ocasionada por la pandemia, la mayoría de las personas se han visto con la necesidad de adaptarse a trabajar y estudiar desde sus casas. Este escenario podría implicar que, poco a poco, la gente conectada se está convirtiendo en ciudadanos digitales pero, la realidad es más complicada.

En América Latina, sólo el 23 % de la fuerza laboral puede trabajar a distancia. Esta situación es muy similar en España, donde se estima que tan solo el  22.3 % de los trabajadores pudieron aprovechar esta modalidad. Debido a que actualmente muchas personas pasan su tiempo en línea, la sociedad se ha tenido que digitalizar y los usuarios se han convertido en ciudadanos digitales pero, ¿esto qué significa?

¿Qué implica la “ciudadanía digital”?

Para poder distinguir si por adaptarse al teletrabajo o a la educación en línea significa que alguien es un ciudadano digital, es necesario entender qué significa este concepto, lo cual es complicado porque varía mucho según quien lo defina.

El libro “Digital Citizenship. The Internet, Society, and Participation” define la ciudadanía digital con una simple frase, “la capacidad de participar en la sociedad en línea”. Pero, ¿qué implica esta participación en línea? La profesora Sofia Ranchordas de la Universidad de Groningen, define la ciudadanía digital como “la capacidad de utilizar Internet con regularidad de forma competente, crítica y segura”. Por su parte, Neelie Kroes, ex vicepresidenta de la Comisión Europea, dijo que los ciudadanos digitales son “personas con mayor acceso a la información, personas empoderadas para dar forma al mundo que los rodea. Más capaz de aprender y participar”, durante su participación en la conferencia Science 2.0 de Hamburgo, el 26 de marzo de 2014.

De acuerdo con la UNESCO, “la ciudadanía digital es un conjunto de habilidades que permite a los ciudadanos acceder, recuperar, comprender, evaluar y utilizar, crear y compartir información y medios en todos los formatos, utilizando varias herramientas, de manera crítica, ética y forma eficaz de participar y comprometerse en actividades personales, profesionales y sociales”.

Estos distintos significados demuestran que ser ciudadanos digitales no es solo implica estar conectados, también se requieren habilidades para saber navegar. Lamentablemente, el hecho de que una persona tenga acceso a internet no lo convierte en un experto en su uso, mucho menos un “nativo”. Un estudio del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) descubrió que sólo el 39.8 % de los participantes con internet tenían habilidades avanzadas.

De inmigrantes digitales a nativos digitales

Marc Prensky es conocido por “adueñarse” de los términos nativo e inmigrante digital. El primero se refiere a aquellos que están inmersos en la tecnología y que nacieron con ella, y los inmigrantes son aquellas personas a las  que les cuesta más adaptarse al mundo digital.

Incluso antes de la pandemia muchos “inmigrantes digitales” se veían obligados a digitalizarse ya sea para utilizar las redes sociales, los teléfonos inteligentes, la banca electrónica o en su ambiente laboral. Aún así, la adaptación puede ser similar a aprender un nuevo idioma, lo que explica por qué muchos maestros batallan tanto con adaptarse a plataformas de aprendizaje en línea. Pero la llamada brecha generacional va más allá de la edad, también se puede dar por falta de recursos o acceso a internet.

Aunque el acceso a internet es un bien común y se busca que sea reconocido como un derecho básico para los humanos, al igual que en el caso de la ciudadanía de un país, este no siempre es garantizado. El acceso a internet tiene valores como la seguridad, la transparencia, la legalidad, la inclusión, entre otros. En este sentido, la seguridad y legalidad son fundamentales ya que uno de los mayores riesgos que sufren los ciudadanos digitales es la ciberseguridad. Debido a que el usuario sube y almacena información sensible a internet, la protección de datos es sumamente importante, de lo contrario, los pone en situaciones vulnerables y propensas a ser hackeados o chantajeados por cibercriminales.

Para ser ciudadanos digitales hay que estar conectados

El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) reportó que un 56 % de los latinos y caribeños usan el internet y de estos, un 45 % cuenta con internet en sus hogares, mientras que sólo el 45.5 % tiene acceso a una conexión de banda ancha. El panorama no cambia mucho al hablar de banda ancha móvil ya que sólo el 54 % de la población tiene acceso a esta, aunque la tecnología móvil en sí alcanza al 90 % de las personas.

En un reporte del 2017, la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT por sus siglas en inglés) encontró que más de 200 millones de personas en Latinoamérica en edad de trabajar están digitalmente excluidos, demostrando que existe una brecha digital gigante.

En esta época de pandemia, el internet ayuda a que se garantice la continuidad de los trabajos, la educación y vida social, por lo que es urgente que se garantice el acceso a todas las personas. Para lograrlo, la UNESCO sugiere incorporar como reconocer las barreras críticas de accesibilidad, habilidades digitales y su relevancia, y crear normas en la planificación de proyectos de inclusión digital. En este último punto, incluir políticas públicas que promuevan la conectividad en las escuelas, el desarrollo de plataformas para apoyar a aquellos con poco acceso a las nuevas tecnologías, como los adultos mayores y poblaciones indígenas, además de otorgar subsidios de conectividad.

Según el Sistema Económico de Latinoamérica y del Caribe (SELA), el esquema de políticas para atacar este problema consiste en infraestructura tecnológica; infraestructura de conectividad y alfabetización tecnológica o digital. Estos tres puntos aseguran que la población podrá convertirse en una sociedad en la red, además de que promueve el desarrollo individual y social debido a su inclusión digital. De desarrollarse estas políticas, permitiría a los ciudadanos no sólo acceder a internet y contar con conexión, sino a que entiendan el lenguaje digital y dominen las nuevas tecnologías.

El ecosistema digital: ¿está lista Latinoamérica para sus ciudadanos digitales?

El reporte El estado de la digitalización de América Latina frente a la pandemia del COVID-19, de Telecom Advisory Services para el CAF (Banco de Desarrollo de América Latina), califica a la región en un desarrollo intermedio en cuanto a su ecosistema digital, pero esto no significa que tiene lo que se necesita para mitigar los efectos de la pandemia.

Debido a que a raíz de las medidas de contingencia sanitaria por la pandemia, ahora muchas personas  trabajan desde casa, el tiempo que estas pasan conectadas a internet ha aumentado. Por ejemplo, en el mes de marzo, en pleno inicio de la pandemia, en México el tiempo que una persona pasa en internet incrementó un 7.4 %, en Chile un 19 % y un 11. 8 % en Ecuador.

El reporte del CAF ayuda a entender la importancia de la conectividad, más en tiempos de pandemia. El reporte indica que la velocidad de la banca ancha impacta el PIB 0,73 % cuando la velocidad se incrementa en 100 %, lo que implica una influencia negativa en la economía. Parte del problema viene de que el internet de los hogares no está preparado para el incremento del 80 % del tráfico de subida de datos, ni de las videoconferencias.

Por otra parte, aunque según este reporte el 78.78 % de América Latina está proyectada a digitalizarse este año, esto no significa que la conectividad mejorará ya que esto puede incrementar la brecha digital. Es importante considerar no sólo el acceso al internet sino también el acceso a los dispositivos y tecnología si queremos lograr realmente que la población se convierta en verdaderos ciudadanos digitales. En la región, un 44.89 % de las personas cuenta con una computadora en su hogar, lo cual se puede leer como algo positivo pero, debido a la situación de la pandemia, este porcentaje podría no ser suficiente para garantizar el acceso al teletrabajo y a la educación en línea, especialmente si se trata de familias con hijos en distintos grados escolares.

El uso que se le da al internet en el hogar dice mucho sobre lo preparadas que están las personas para ser ciudadanos digitales. Según datos del reporte del CAF, en promedio, 30.3 % de la población latinoamericana se limita a navegar en redes sociales y utiliza el internet para comunicarse, mostrando resiliencia a herramientas de tipo educativas o de comercio.

Esto no sólo se ve a nivel personal, sino también en las empresas. El 85 % de todos los países en la región tienen acceso a la red, pero este acceso varía mucho cuando se analiza el uso de herramientas para realizar actividades como la  compra de insumos por internet. En Perú, por ejemplo, sólo el 15.20 % lo hace en línea, a diferencia de Brasil donde el 66 % de las personas realizan compras por internet.

¿El COVID-19 nos convierte en ciudadanos digitales?

Ser un ciudadano digital significa tener acceso a internet, contar con una conexión de banda ancha, con el equipo necesario para conectarse y, sobre todo, contar con las habilidades básicas para navegar. Sobre este tema, la profesora Sofia Ranchordas señala que un dispositivo móvil no es suficiente ya que no permite al usuario tomar cursos en línea o trabajar plenamente.

En el caso de los maestros, aunque muchos han logrado adaptar sus clases presenciales al entorno digital, esto no los convierte necesariamente en ciudadanos digitales. Muchas escuelas y universidades no tuvieron el tiempo o los recursos para prepararse para la educación en línea, ni cuentan con una base de datos sobre cuántos de sus empleados o alumnos tienen o no las herramientas necesarias para continuar el ciclo escolar de manera virtual.

La COVID-19 llegó a poner fin a las dudas sobre cómo se vería la educación y el trabajo en un entorno en línea. Aunque muchas escuelas y trabajos buscaban maneras de digitalizarse o ya lo estaban haciendo, nadie estaba preparado para la cuarentena y los cambios que trajo la pandemia. Sin embargo, esta es una situación que sólo beneficia a los verdaderos ciudadanos digitales, aquellos que no sólo tienen acceso a internet, sino también a  las herramientas y el conocimiento necesarios para continuar con sus trabajos, su  educación y sus vidas a pesar de todo. Ojalá esta época sirva de aprendizaje sobre la urgencia de garantizar el acceso a internet como un derecho básico universal y de darle a los ciudadanos las herramientas necesarias para convertirse en verdaderos ciudadanos digitales.

Fuente e Imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/ciudadania-digital-pandemia
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Lo que la presidencia de Biden significa para la educación

Por: Paulette Delgado

El programa educativo del presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, plantea cinco promesas para transformar la educación de este país.

Para los votantes de Estados Unidos, entre los factores más importantes a considerar a la hora de votar en las elecciones es la educación. Según una encuesta de Gallup realizada en septiembre a los votantes registrados, el 82 % consideró esta área como «extremadamente importante» o «muy importante».

Las votaciones han concluido, Joe Biden ha quedado como el candidato ganador, después de superar por más de cuatro millones de votos a su rival, Donald Trump. Si la educación es parte clave de todo programa electoral, ¿cuál es el plan educativo del presidente electo?

El periodo Trump-DeVos

La importancia de votar según las propuestas educativas se acentúa después de cuatro años de un manejo problemático del sistema de educación del país. Al inicio de su presidencia, Donald Trump designó a Betsy DeVos como Secretaria de Educación de Estados Unidos. DeVos, filántropa y donante política del Partido Republicano, fue la primera Secretaria de Educación en el cargo en 35 años que no asistió ni mandó a sus hijos a escuelas públicas. Esto fue altamente criticado ya que muchas personas consideraron que no contaba con el conocimiento necesario para desempeñar su puesto.

Desde que asumió el cargo, DeVos ha propuesto recortes de miles de millones de dólares en su departamento, dejando como resultado reducciones en el tamaño de las clases, programas extracurriculares, entre más casos. Además, DeVos propuso a las universidades llevar a cabo contrainterrogatorios de los acusadores de agresión y acoso sexual, lo cual podría disuadír a las víctimas de abuso a denunciar a sus agresores. También se le acusa de promover las pruebas estandarizadas, las escuelas operativas a través de un modelo comercial, y de favorecer a las escuelas autónomas a expensas de las públicas, ya que su esposo, Dick DeVos, fundó una escuela de aviación. La actual Secretaria de Educación también ha fallado en combatir  la violencia con armas de fuego en las escuelas. Este es el legado que la actual Secretaria de Educación deja al próximo en su cargo.

El plan educativo de Biden

Aunque aún no entra en poder ni ha anunciado quién estará a cargo del programa educativo del país, Joe Biden promete brindar a los educadores apoyo y el respeto que necesitan para “preparar a sus alumnos a triunfar en la economía del mañana”.

“Para los educadores estadounidenses, este es un gran día: van a tener uno propio en la Casa Blanca y Jill será una gran primera dama”, dijo Biden en su discurso de aceptación. Biden se refiere a Jill Biden, su esposa, quien es profesora en el Colegio Comunitario de Virginia del Norte, quien además pretende no dejar su trabajo como docente durante la presidencia, siendo la primera vez en la historia que una primera dama seguirá trabajando durante su mandato en la Casa Blanca. Además, el propio Joe Biden cuenta con más de 30 años de experiencia trabajando como docente, lo que emociona a la comunidad educativa que incluye maestros, asistentes, trabajadores sociales, choferes, cocineros e intendentes.

En cuanto a políticas, lo que propone Biden son cinco promesas distintas para educadores, estudiantes y el futuro de la educación:

  1. Apoyar a los educadores dándoles el salario y la dignidad que merecen.

  2. Invertir en recursos para las escuelas para que los estudiantes se conviertan en adultos física y emocionalmente sanos y los educadores puedan concentrarse en la enseñanza.

  3. Asegurarse de que el futuro de ningún niño esté determinado por su código postal, los ingresos familiares, etnia o alguna discapacidad.

  4. Brindar a cada estudiante de secundaria y preparatoria un camino hacia una carrera exitosa.

  5. Invertir en las nuevas generaciones desde que nacen.

Además, incluye tres puntos para la educación más allá de la preparatoria:

  1. Invertir en colegios comunitarios y capacitación para mejorar el éxito de los estudiantes y desarrollar una clase media más fuerte, próspera e inclusiva.

  2. Fortalecer la universidad como el camino confiable hacia la clase media, no como una inversión que brinda retornos limitados y deja a los graduados con montañas de deudas que no pueden pagar.

  3. Apoyar a los colegios comunitarios y universidades que desempeñan roles únicos y vitales en sus comunidades, incluidos los colegios y universidades históricamente afroamericanos y las instituciones que sirven a las minorías.

Apoyar a los maestros dándoles el salario y la dignidad que merecen

Una de las propuestas más fuertes del programa electoral de Biden es dar a los docentes el salario y dignidad que se merecen. El tema económico es un problema grave en el país, tanto así que el 66 % de los estadounidenses creen que la docencia es una profesión mal pagada, lo cual se refleja en que cada vez menos personas quieren dedicarse a la enseñanza.

El próximo presidente también reconoce que 20 % de los maestros tienen que tener un segundo trabajo porque no ganan lo suficiente para mantenerse ellos mismos ni a sus familias. Más allá de los ínfimos salarios, el problema también se deriva de que muchos educadores tienen que desembolsar de su propio bolsillo para comprar útiles escolares y material para sus clases. Por si esto fuera poco, muchos de ellos son responsables de capacitar a sus compañeros y ejercen la labor de trabajadores sociales, enfermeros y mucho mas, sin recibir apoyo extra.

En su plan educativo, Biden detalla que desde 1996 el salario semanal promedio de los maestros de escuelas públicas no ha aumentado, lo que es preocupante porque considera a la profesión como una de las más importantes y difíciles de ejercer. Para contrarrestar este problema, Biden propone triplicar los fondos para el Título I, el programa federal que financia aquellas escuelas, con un porcentaje alto de familias de bajos ingresos. El propósito es que utilicen estos recursos para ofrecer mejores salarios y permitirá que los distritos escolares y los educadores decidan cuál es la mayor necesidad de su comunidad.

Asimismo, invertirá en tutorías, liderazgo y educación adicional para los docentes para que puedan avanzar en sus carreras, incluso, ser remunerados por los trabajos adicionales que realicen. El Título I también se puede utilizar para obtener certificaciones adicionales en áreas de alta demanda, como educación especial o bilingüe.

Invertir en recursos para que los estudiantes se conviertan en adultos física y emocionalmente sanos

Para lograr su segunda promesa al sector educativo, Biden propone duplicar el número de psicólogos, consejeros, enfermeras y trabajadores sociales en las escuelas para que cada niño reciba la atención física y mental que necesitan.

Uno de cada cinco niños en Estados Unidos experimenta problemas de salud mental y no cuentan con un profesional capacitado para atenderse. Por más ayuda que pueda proporcionar un docente, éste generalmente no tiene la capacitación necesaria para ejercer como psicólogo. Lamentablemente, los centros educativos no cuentan con suficiente personal. Los expertos recomiendan que haya un máximo de un psicólogo por cada 500 a 700 alumnos pero actualmente hay aproximadamente un psicólogo por cada 1400 estudiantes, creando una brecha de alrededor de 35,000 a 60,000 psicólogos escolares. Biden planea invertir en los profesionales de la salud mental escolar para duplicarlos, así como también consejeros, enfermeros, trabajadores sociales, entre otros y planea asociar universidades para expandir la trayectoria de los futuros graduados.

Igualmente, propone ampliar el modelo de escuelas comunitarias que trabajan con familias, estudiantes, maestros y líderes comunitarios para identificar las necesidades de las familias. Una vez identificadas, crear un plan para aprovechar los recursos y acoplarlos a las escuelas y convertirlos en centros comunitarios. Esto podría beneficiar hasta 300 mil estudiantes adicionales y sus familias.

Por otro lado, la Sociedad Estadounidense de Ingenieros Civiles calificó con una D +( o 6.44) las instalaciones de las escuelas públicas de Estados Unidos. La infraestructura escolar está desfinanciada en $46 mil millones de dólares, dejando como resultado miles de instituciones obsoletas, inseguras y no aptas. Durante su presidencia, Biden incluirá en la legislación federal fondos para mejorar la infraestructura de los centros educativos. En primer lugar se planea evaluar los riesgos de los edificios actuales, para después construir edificios de vanguardia con tecnología y laboratorios “para enfrentar los desafíos del futuro”.

Otro aspecto importante de la propuesta educativa de Biden es la seguridad de los estudiantes y frenar la violencia con armas de fuego. Para enfrentar esta problemática, Biden propone leyes regulatorias para las armas, en lugar de armar a los docentes. Impedirá las armas de asalto y los cargadores de alta capacidad y exigirá verificaciones de antecedentes universales para mantener las pistolas o armas de gente que las utilice de una manera peligrosa o que sean accesibles para los alumnos.

Ningún niño debe estar determinado por su código postal, los ingresos familiares, su etnia o alguna discapacidad

Para Biden, la escolarización primaria y secundaria (K-12 en Estados Unidos) ya no es suficiente para garantizar la competitividad de la fuerza laboral ante un mundo globalizado, donde Estados Unidos contiende a otros países con mejor educación. Aproximadamente 6 de cada 10 trabajos en los Estados Unidos requieren educación más allá de un diploma de bachillerato , sin embargo, muchas familias no cuentan con los recursos necesarios para continuar con la educación de sus hijos, provocando una brecha de rendimiento desde que los niños entran a preescolar.

El presidente electo reconoce que parte del problema es el racismo sistémico que permea incluso en las escuelas. Para él es importante dar a todas las personas la oportunidad de desarrollarse sin importar su código postal, su nivel socioeconómico, su etnia o si tiene alguna discapacidad. En su gobierno promete construir un sistema educativo que invierta en los niños desde su nacimiento para ayudarlos a obtener educación más allá de la preparatoria, ya sea un certificado profesional o una carrera universitaria.

Existe una brecha de financiamiento anual estimada en $23 mil millones de dólares entre distritos escolares de gente blanca y no blanca. Para combatir este problema, plantea triplicar los fondos del Título I para primero destinarlo no sólo a los salarios de los maestros pero también a las escuelas de familias de bajos recursos y que niños de tres y cuatro años puedan acceder a una educación preescolar de calidad. Una vez que se aseguren estas tres mejoras, los distritos tendrán la flexibilidad de usar estos fondos para sus prioridades locales. Los estados sin un sistema financiero suficiente y equitativo deberán igualar una parte de los fondos federales.

Para combatir el racismo sistémico, Biden planea mejorar la diversidad del profesorado. Según estudios, tener una plantilla diversa de maestros de distintas etnias tiene un impacto sustancial en alumnos de minorías racializadas. Para ellos, tener este tipo de figura en las escuelas reduce la probabilidad de que abandonen la escuela. Asimismo, ayudará a los paraprofesionales a obtener sus certificados de enseñanza y trabajar con colegios y universidades históricamente negros y otras instituciones que atienden a minorías para contratar y preparar maestros.

Para Biden también es importante construir mejores escuelas, que sean más innovadoras, especialmente para aquellos de bajos recursos y comunidades minoritarias. La fuerza laboral necesita estudiantes que no sólo tengan estudios rigurosos, sino también habilidades técnicas, de resolución de problemas y colaboración. Es por eso que creará un nuevo programa que desafíe a las comunidades locales a reinventar las preparatorias para que satisfagan estas demandas.

Al igual que sucedió en la administración de Obama, en donde se diversificaron las escuelas, Biden buscará restablecer la orientación del Departamento de Educación para que apoye a las escuelas en la búsqueda legal de estrategias de eliminación de la segregación e instituciones reconocidas por sus intereses en crear diversos cuerpos estudiantiles en la educación superior.

Biden también apoyará a los niños y niñas con discapacidad asegurando que el gobierno federal cubra el 40 % del costo adicional de la educación especial requerida por la Ley de Educación para Personas con Discapacidades, promulgada en 1990 (actualmente sólo se cubre el 14 %).

Brindar a cada estudiante de secundaria y preparatoria un camino hacia una carrera exitosa

Joe Biden critica que las escuelas estadounidenses ya no cuentan con clases de instrucción en oficios y carreras técnicas, así que planea invertir en capacitación vocacional escolar y asociaciones entre bachilleratos, universidades comunitarias y empleadores.

Estas asociaciones crearán programas que permitirán a los estudiantes obtener el conocimiento que necesitan para tener un futuro profesional exitoso. Este tipo de clases también puede proporcionar preparación técnica y profesional en informática para preparar a los alumnos en temas como realidad virtual e inteligencia artificial.

Invertir en las nuevas generaciones desde que nacen

Biden planea proporcionar fondos para garantizar que haya un experto en desarrollo de la primera infancia en cada centro de salud comunitario. Como el consultorio de un pediatra es el único lugar donde muchas familias con niños pequeños interactúan con proveedores de servicios antes de que sus hijos ingresen a la escuela, Biden cree que es el mejor lugar para evaluar que los niños estén teniendo un buen desarrollo y poder apoyarlos en caso de necesitar apoyo adicional, como visitas domiciliarias. Si tienen un buen desarrollo desde pequeños, tendrán mayor éxito al entrar al jardín de niños.

El plan biden para la educación más allá del bachillerato

Siguiendo su mentalidad de que la educación media superior no es suficiente para preparar alumnos capaces de enfrentar los desafíos de una economía cada vez más globalizada e impulsada por la tecnología. Seis de cada diez trabajadores requieren una formación más allá del bachillerato, sin embargo, esta opción es inalcanzable para muchas personas. Por lo tanto, Biden cree que una preparación más allá de la preparatoria será esencial para ampliar la clase media y ser competitivos como nación.

Invertir en colegios comunitarios y en capacitación para mejorar el éxito de los estudiantes y crecer una clase media más fuerte, más próspera e inclusiva

Los colegios comunitarios son una herramienta de alta calidad que permite brindar educación a la clase media ya que ofrecen programas accesibles y de calidad para que los estudiantes completen los primeros dos años de una carrera universitaria con menor costo. A pesar de que estas instituciones cuentan con recursos limitados, aún así proporcionan una educación rentable y de alta calidad, sin embargo, gobiernos como el de Donald Trump no invierten en ellos para mejorar sus programas o tasas de finalización.

La administración de Biden promete que hará todo lo posible para apoyarlos ya que conoce muy de cerca su potencial, especialmente porque su esposa, Jill Biden, es profesora de un colegio comunitario. Por eso buscará proporcionar a los trabajadores que busquen aprender dos años en estas instituciones u otros programas de capacitación sin necesidad de contraer deudas estudiantiles. Mediante legislaciones, garantizará que cualquier trabajador, aquellos inmigrantes que llegaron al país siendo niños, e incluso personas que nunca tuvieron la oportunidad de estudiar, puedan hacerlo sin pagar matrícula por hasta dos años. Su propósito es que el gobierno federal cubra el 75 % del costo y los estados cubran el resto.

Además, Biden apoyará a las escuelas comunitarias para que implementen prácticas innovadoras que se basen en evidencia para retener a sus estudiantes. Sus reformas buscarán incluir servicios de asesoramiento académico y profesional, mejorar el salario, beneficio y desarrollo profesional para contratar y retener a los profesores.

En su gobierno, el presidente electo abordará las barreras que impiden que los alumnos obtengan un título de un colegio comunitario. Biden entiende que muchos estudiantes no terminan sus estudios porque tienen que trabajar a la vez que mantener una familia, cuidar de menores de edad, entre otras situaciones. Su gobierno ofrecerá distintas oportunidades como el programa de becas Pell, becas estatales, y otro tipo de ayudas para que cubran sus gastos de cuota y matrículas. Además, Biden dará incentivos financieros a los estados para que colaboren con las instituciones y las organizaciones comunitarias para apoyar de manera integral a los alumnos, veteranos, padres y madres solteras, aquellas personas de bajos ingresos, de etnias racializadas, y con discapacidades. El apoyo incluirá libros de texto, transporte, cuidado infantil, salud mental, tutoría de profesores y grupos de apoyo.

Su programa educativo incluye una inversión de $50 mil millones de dólares en programas de capacitación para apoyar colaboraciones entre empresas, universidades comunitarias, sindicatos, gobiernos estatales, locales, otras universidades y bachilleratos, para identificar las demandas de habilidades y crear más oportunidades de prácticas profesionales. Aunado a esto, invertirá $8 mil millones para ayudar a mejorar la salud y seguridad de las instalaciones y equipar las escuelas con la tecnología para tener éxito en la economía globalizada.

Fortalecer la universidad como un camino viable hacia la clase media (pero sin deudas)

Aproximadamente 44 millones de estadounidenses tienen deudas estudiantiles que asciende aun total de $1.5 trillones en préstamos para sus estudios. Uno de cada cinco de estos adultos están atrasados en sus pagos, exacerbando la deuda y creando una brecha de riqueza que impacta especialmente a la comunidad negra. Incluso, actualmente una de cada diez personas entre 40 y 50 años siguen pagando sus préstamos estudiantiles.

Aunque parte del problema ha sido que se ha  duplicado prácticamente el costo de la educación superior desde mediados de la década de los 90, los estados han reducido drásticamente el apoyo. Con esto en mente, el plan educativo de Joe Biden ofrecerá los dos primeros años completamente gratuitos en colegios comunitarios. Además planea reducir a la mitad el costo de la matrícula para una carrera universitaria de cuatro años. Así como también crear alianzas federal-estatal para garantizar que cada estado invierta en los colegios comunitarios.

Por otro lado, Biden planea hacer que los colegios y universidades públicos sean gratuitos para todas las familias con ingresos inferiores a $125,000 dólares. Dirigirá el apoyo a personas de bajos recursos y clase media por medio de las becas Pell, las cuales en la década de 1970 cubrían del 70 % al 80 % del costo de un título universitario de cuatro años y que ahora cubre aproximadamente tan solo el 30 %. Biden planea duplicar el porcentaje de estos apoyos con el objetivo de cerrar la brecha entre personas de bajos recursos y los ricos. Durante la presidencia de Trump, los DREAMers no eran elegibles para estas becas, un error que Biden planea corregir durante su presidencia. Igualmente, este plan busca reducir a la mitad los pagos de los préstamos federales para estudiantes de pregrado y basarlo en los ingresos que reciben los afectados. Aquellos que ganen menos de $25,000 dólares al año no deberán pagar préstamos federales ni tendrán intereses sobre su deuda. Los demás pagarán 5 % de sus ingresos menos impuestos y gastos esenciales. Si en 20 años la persona pagó de manera responsable pero no ha terminado de cubrir completamente, su deuda será perdonada. Biden también planea crear un programa que ofrecerá $10,000 de dólares de alivio para las deudas estudiantiles de los servidores públicos por cada año de servicio hasta cinco años.

Con la ayuda del Título I, apoyará a aquellos alumnos de bajos recursos que están en una universidad de cuatro años para que completen sus estudios. Además de que otorgará fondos para fomentar la colaboración entre instituciones y organizaciones comunitarias para brindar un apoyo integral a los estudiantes.

Apoyo a las universidades que juegan papeles únicos y vitales para las minorías

Las universidades y los colegios comunitarios que apoyan a una minoría, como negros, asiáticos, hispanos, indígenas o personas que carecen de recursos. Biden incluirá a estos estudiantes en su plan de préstamos basados en sus ingresos y proporcionará matrículas gratis, especialmente para la comunidad negra y aquellas personas que pertenecen a pueblos nativos. Además, invertirá más de $ 70 mil millones en estos colegios comunitarios y universidades públicas para hacer que las instituciones históricamente negras, universidades tribales y de minorías de bajos recursos sean más accesibles. Adicionalmente, Biden planea invertir $18 mil millones para retribuir a las universidades de cuatro años, lo que equivale a hasta dos daños de matrícula.

Para que las escuelas privadas que apoyan a minorías no se ven socavadas por su propuesta, invertirá fondos adicionales para que reduzcan sus costos, mejoren las tasas de retención, graduación y cerrar las brechas de equidad para los estudiantes de minorías y etnias racializadas. La Administración Biden invertirá $10 mil millones en la creación de 200 nuevos centros educativos que sirvan de incubadoras de investigación, especialmente enfocados en cambio climático, globalización, desigualdad y salud para crear oportunidades de aprendizaje y carrera. Además, impulsará la investigación agrícola en las instituciones con concesión de tierra, especialmente aquellas de estudiantes negros e indígenas. Y dedicará flujos de fondos prioritarios adicionales en las agendas federales para pagos y contratos para minorías. Impulsará además la construcción de laboratorios e instituciones con tecnología nueva e infraestructura digital invirtiendo $20 mil millones para que las minorías tengan donde aprender, investigar e innovar. También usará estos fondos para proporcionar banda ancha en zonas rurales.

El próximo presidente de Estados Unidos también busca asegurar que todas las universidades públicas de estudiantes de minorías tengan acceso a programas de financiamiento de capital federal de bajo costo y buscar cómo los estados pueden aprovecharlos e incentivar más inversiones públicas, privadas y filantrópicas en infraestructura escolar. Para lograrlo, invertirá $10 mil millones de dólares en programas que aumenten las tasas de inscripción, retención, financiamiento y empleo para las minorías. Incluso estos programas pueden incluir asociaciones con preparatorias, universidades y empleadores; clases de recuperación, servicios de tutoría o asesoramiento y mejorar los salarios, beneficios y desarrollo a profesionales así como maneras de retenerlos.

Más allá de los apoyos para obtener títulos universitarios, Biden invertirá $5 mil millones en programas de posgrado en áreas de educación, atención médica y STEM, así como para desarrollar pasantías y programas profesionales en las principales instituciones de investigación, incluyendo los Laboratorios Nacionales del Departamento de Energía, los Institutos Nacionales de Salud, la Fundación Nacional de Ciencias y el Departamento de Defensa.

Triplicar el apoyo estudiantil para las minorías por medio del Título III y el V de la Ley de Educación Superior servirá como un salvavidas para las universidades públicas enfocadas en minorías con escasos recursos, asegurando el éxito de sus estudiantes. Para evitar el desvío de fondos, Biden exigirá que cada estado publique informes de sus asignaciones de los fondos para asegurar que atiendan las desigualdades y problemáticas que se buscan combatir con estos apoyos.

El presidente electo, Joe Biden, reconoce el rol que jugará la educación para mantener a Estados Unidos como un país competitivo en una economía donde estudiar una carrera universitaria ya no es suficiente. Además, debido a su trayectoria y la de su esposa, conocen las carencias que hay en el sector educativo público. Para realmente mejorar el sistema educativo de cualquier país se necesita empezar por apoyar a los maestros, de manera económica y profesional, proporcionar maneras de apoyar el desarrollo de los niños desde que nacen hasta después del bachillerato, especialmente aquellos menores de familias de escasos recursos. Finalmente, estas son sólo propuestas que tienen el potencial de transformar la educación en este país, sin embargo, queda mucho camino por recorrer.

Fuente e imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/programa-educativo-biden

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La era de los algoritmos: ¿Qué son y cómo impactan nuestro día a día?

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Los algoritmos están presentes en nuestro día a día pero, ¿sabemos qué son y cómo funcionan?

La era actual podría llamarse «la era de los algoritmos» porque gobiernan, para bien o para mal, gran parte del mundo. El aprendizaje automático se está convirtiendo rápidamente en parte de todo lo que nos rodea, mejorando muchos productos existentes y permitiendo que se creen nuevos productos y servicios. Es el oxígeno para la generación emergente de tecnología.

Un algoritmo es una secuencia de instrucciones para solucionar un problema de manera automática. Es finito y ejecuta las instrucciones de manera sistemática. Justo debido eso, los algoritmos se han vuelto parte clave del avance tecnológico. El algoritmo tiene una entrada de la instrucción y la salida. Y si se juntan estas instrucciones con inteligencia artificial, las máquinas adquieren la habilidad de aprender y mejorar los algoritmos.

Es una tecnología que se utiliza todos los días en diversos sectores y actividades, desde detectar enfermedades, controlar vuelos o las cuentas bancarias hasta qué publicaciones mostrar en las redes sociales. Debido a su impacto en diversas áreas de nuestras vidas es esencial preguntarse, ¿cómo funcionan? ¿Qué criterios utilizan?

Criterios de los algoritmos: entre el bien y el mal

En la era de los algoritmos, una de las preguntas más recurrentes es: ¿cómo codifican lo que está bien y lo que está mal? Para esto, se necesita influenciar la inteligencia artificial (IA). Un ejemplo es el modelo de IA de imágenes de Google, donde se entrena al algoritmo a identificar fotos. En más detalle, para que el buscador encuentre fotos de perros, por ejemplo, el algoritmo tuvo que ser expuesto a distintas imágenes para aprender de las formas y patrones que se repiten. Tras analizar suficientes, el algoritmo ya sabrá reconocer los patrones que definen lo que es un perro y podrá identificarlo en cualquier otro escenario.

Sin embargo, este proceso de aprendizaje de una inteligencia artificial puede tener resultados y aplicaciones negativas, como el caso de Amazon que utilizó algoritmos para descartar candidatos basándose en los currículums de personal que contrataron en los últimos 10 años. El problema fue que muchas de las personas contratadas fueron hombres, ya que es una industria dominada por ese género. De manera que la inteligencia artificial utilizada para este fin, observó este patrón y terminó aprendiendo que las mujeres “no son buenas candidatas”. Si bien este caso muestra cómo los algoritmos pueden incrementar los sesgos y la discriminación, también sirven para identificar estos mismos prejuicios y sesgos en la sociedad. Por ejemplo, si buscas “estudiante” en Google, los resultados de la búsqueda de imágenes muestra, en su mayoría, caras de personas blancas.

Uso de algoritmos en la evaluación del aprendizaje

La educación tampoco se salva de los algoritmos. Con la pandemia, millones de estudiantes y personal docente se tuvieron que confinar a sus hogares y continuar con las clases en línea independientemente de si tenían la infraestructura adecuada o el conocimiento adecuado para adaptarse al nuevo formato.

Entre los mayores retos de esta modalidad en línea se encuentra la evaluación, por lo que muchos recurrieron al uso de los algoritmos para solucionarlo, como fue el caso de Inglaterra. La Oficina de Regulación de Calificaciones y Exámenes en Inglaterra (Ofqual por sus siglas en inglés) creó un algoritmo para estandarizar las calificaciones para evitar que se inflaran. Esto resultó en un 39 % de estudiantes con notas más bajas, desatando protestas masivas en todo el país para que se revisara el proceso.

Y este no fue el único problema que enfrentó el país ya que tuvo un problema similar para revisar las cualificaciones de nivel avanzado en los que se basan las universidades para admitir a los estudiantes de nuevo ingreso. Estas valoraciones se realizan al final del año y definen si los alumnos entran a la universidad o no. Nuevamente el algoritmo bajó los resultados de muchos estudiantes, haciendo que algunos se quedarán sin acceso a la universidad. En ambos casos, el gobierno canceló los resultados optando por resultados basados en sus exámenes simulados y evaluaciones de maestros. También permitieron que los estudiantes presentaran sus exámenes más adelante en el año.

Lo opuesto pasó en Estados Unidos donde varios alumnos descubrieron que la inteligencia artificial de la plataforma Edgenuity tenía preferencia por ciertas palabras. Al poco tiempo, comenzaron a usar estas palabras en todas sus respuestas y la máquina asumía que cubrían todo el tema y les daba la puntuación máxima.

El problema es que un algoritmo que estandariza o asigna calificaciones no toma en cuenta muchos aspectos importantes de las habilidades de un estudiante, se enfocan más en saber si memorizaron la información, sin comprender si la entendieron o la asimilaron. Aún así, aunque hay un largo camino por recorrer para que estos algoritmos puedan evaluar efectivamente pruebas y exámenes, el uso de esta tecnología, bien enfocada, puede utilizarse en beneficio de la educación. Un ejemplo de ello es el caso de Japón.

¿Cómo usan los algoritmos y la inteligencia artificial en Japón?

La compañía IBM junto con el Consorcio para la renovación de la educación del futuro (CoREF por sus siglas en inglés), buscan transformar el sistema educativo de Japón. Ellos creen que las ciencias cognitivas y el aprendizaje activo y colaborativo mejoran drásticamente la educación.

Ambas compañías desarrollaron el método del rompecabezas constructivo del conocimiento que se trata de dividir a los alumnos en pequeños grupos y ponerlos a considerar múltiples ángulos de un tema. En lugar de tener un plan de estudios estático, el docente debe diseñar lecciones enfocadas en cada estudiante, así como monitorear y proporcionar retroalimentación sobre su actividad y colaborar con otros maestros para continuar mejorando.

Para ser capaces de monitorear efectivamente las interacciones de sus alumnos, IBM desarrolló “Watson discurso a texto” que monitorea la calidad de las pláticas de los estudiantes, mejorando la planificación y retroalimentación del método. Los maestros le enseñan a Watson palabras clave que esperan que surjan durante el ejercicio para poder evaluar qué tanto entendieron los alumnos. Además, Watson registra y transcribe las discusiones de los estudiantes, buscando palabras clave esperadas para que los docentes las revisen más adelante y poder mejorar el algoritmo de la máquina. El propósito de IBM y CoREF es fortalecer la capacidad de independencia y colaboración. Su argumento es que al utilizar algoritmos e inteligencia artificial harán que los docentes se enfoquen más en inspirar creatividad y amor al aprendizaje que memorizar datos para pasar un examen.

Japón también invirtió 227,000 dólares en una prueba piloto para mejorar las habilidades de inglés en 500 aulas. El país obliga a todos los estudiantes de primaria y entre los 12 a 15 años a aprender este idioma pero, debido a la demanda, es complicado encontrar profesores calificados para esa materia. Es por eso que el gobierno decidió integrar robots programados con algoritmos e inteligencia artificial para ayudar a verificar la pronunciación del inglés de cada alumno.

En esta época donde los avances tecnológicos aumentan de manera acelerada, los algoritmos se han convertido en la base de muchas de estas innovaciones. Aunque aún existe un gran desconocimiento en el área de tecnología entre las diferencias entre Inteligencia Artificial, Machine Learning y Deep Learning, en todas están presentes los algoritmos. Estos son los conjuntos de instrucciones que los guían para cumplir sus funciones y es lo que les ayuda a aprender.

Es por eso que se escucha tanto hablar de algoritmos, porque impactan el día a día de todas las personas. Es necesario educar a los alumnos a que comprendan qué son y cómo funcionan para que logren comprender hacia dónde se mueve la tecnología y así poder enfrentar los retos de entrar al mundo laboral rodeado de tecnología. Además, conocer en qué áreas de nuestras vidas se utilizan y sus implicaciones, es parte esencial de nuestra alfabetización digital.

Fuente e Imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/la-era-de-los-algoritmos

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Retos de enseñar en línea: el caso de las clases de Química

Por: Paulette Delgado

Debido a la pandemia, la educación tuvo que trasladarse al entorno virtual pero, ¿qué pasa con clases como química? ¿Se puede adaptar prácticas de laboratorio en línea?

La COVID-19 ha creado desafíos importantes en distintas áreas de la educación. De las más afectadas son aquellas cuyas clases prácticas necesitan de un equipo especializado, como las clases de Química.

A medida que la educación se ha trasladado al aprendizaje en línea a raíz de la pandemia global, adaptar las clases de laboratorio es uno de los desafíos más difíciles. El personal educativo de Química está tratando de descubrir cómo adaptar mejor a sus estudiantes.

Enseñando Química en línea

La revista Chemical & Engineering News pidió que profesores de Química con experiencia en aprendizaje en línea dieran consejos para el personal docente que tuvo que adaptarse a este modelo educativo.

El primer consejo que dan los expertos es familiarizarse con las herramientas disponibles para las clases virtuales. Muchas instituciones cuentan con software de grabación o teleconferencia, además de establecer diseños institucionales que pueden proporcionar un marco de referencia para las clases. Además, puede que algunas instituciones incluso hayan proporcionado información de cómo utilizar alguna plataforma de conferencias, como Zoom.

Para adaptarse a las clases en línea, es necesario sentirse cómodo con el sistema de aprendizaje y sumergirse en este. Aprender a organizarse y saber dónde está la información que necesita a la hora de enseñar el contenido, ya sea material de apoyo para entender la plataforma, dónde subir el material, revisar calificaciones, tomar asistencia o lo que necesite.

Además, es recomendable buscar si la universidad cuenta con expertos en accesibilidad y diseñadores institucionales. Aunque puede parecer un consejo extraño, Marita Barth, instructora de Química en línea en la Universidad Estatal de Oregon, asegura que ellos sabrán «cosas en las que no pensarías que hacen que las clases sean más útiles». Esta ayuda puede variar desde tener mejor presentación ante la cámara, hasta saber cómo aprovechar mejor las plataformas.

Otro punto importante es considerar los problemas de accesibilidad de los estudiantes, y considerar que no todos tendrán acceso a las herramientas adecuadas para aprender de manera remota. Aunque a las nuevas generaciones se les conoce por ser nativos digitales, es posible que no se sientan tan cómodos con el aprendizaje en línea. “Cuando comencé a enseñar en línea, asumí que todos mis estudiantes serían muy conocedores de la tecnología, y ese no es el caso en absoluto”, reconoce Barth.

Para que plataformas como Zoom sean una opción, el alumnado debe tener acceso a internet con una bancha ancha que soporte la transmisión. Si alguno no tiene, o se le dificulta entrar a la clase, lo mejor es proporcionarles videos que puedan descargar más tarde. Además, agregar subtítulos a los videos puede ayudar con la accesibilidad, más en clases como Química que tienen un vocabulario especializado. En su experiencia, Barth aconseja incluir los subtítulos manualmente ya que los automáticos pueden distorsionar lo que dice el profesor. Además, muchas universidades pueden contar con recursos disponibles para este fin. Incluir subtítulos en las clases ayudará no sólo a aquellos estudiantes que tienen problemas de audición, también es una solución para problemas de audio que pueda tener la transmisión.

Ian R. Gould, director asociado de la Facultad de Ciencias Moleculares de la Universidad Estatal de Arizona comparte que para él, el audio fue un gran desafío. Ofreció tabletas a sus docentes para que dieran sus clases en línea y muchas venían con micrófonos internos deficientes. Y aún teniendo un buen micrófono no sirve de nada si no hablan directamente o lo posicionan en un buen lugar. “Lo más difícil que tenemos es capacitar a los miembros de la facultad para que no caminen porque entonces el sonido va y viene”, dice Gould. Confiesa que buscaron comprar micrófonos de gama baja inalámbricos pero no eran buenos y los de gama altos eran muy caros.

Otro consejo que dan los expertos en diseño instruccional es practicar la clase, aunque sea frente al espejo. Esto ayudará a saber si lo que verán los alumnos es lo que la profesora quiere proyectar. Además, si se hace en alguna plataforma o por video, ayudará a saber qué botones apretar y cómo subir el material.

Otro punto importante es aprender a construir una comunidad con los estudiantes de manera virtual. Aunque utilizar plataformas sincrónicas como Zoom ayudan a tener señales visuales de los estudiantes, y saber si entienden el material, los estudiantes no siempre cuentan con cámaras o desean encenderlas. Además, la clase puede tener muchos participantes lo que complica poder visibilizar a cada alumno y saber si está bien.

El personal docente debe encontrar una vía de comunicación en la que el alumnado se sienta cómodo para hacer preguntas. Una de las vías más comunes puede ser, el correo electrónico. Para esto, es clave escribirles de manera conversacional para dejarles en claro que son accesibles, siempre dejando claro los horarios y vías de comunicación en las que los alumnos pueden contactar al personal docente cuando tengan dudas. «Puede ser aterrador levantar la mano en clase, pero es mucho más aterrador enviar un correo electrónico frío a un profesor que nunca ha mostrado interés en saber de ellos. Les escribo a mis alumnos en línea de una manera que probablemente no me comunicaría con nadie más, porque necesito que sepan que me preocupo por ellos y que está bien preguntar», aconseja Barth.

Adaptando el laboratorio en línea: el ejemplo de Berkeley 

Para enfrentar los retos de enseñar clases de laboratorio en línea, el departamento de Química de la Universidad de Berkeley tomó fotografías y grabó experimentos para sus nueve cursos de laboratorio, que van desde primer año de pregrado hasta posgrado. Después, hicieron presentaciones que los estudiantes descargan donde vienen todos los datos necesarios para poder realizar un informe de laboratorio.

Antes de hacer los videos, Erol Kepkep, el gerente del laboratorio, incluso consideró enviar por correo un kit de laboratorio a cada uno de sus 600 estudiantes. Pero al ver que una de las actividades era disección de ratas, esta opción se volvió muy poco viable.

Entre los instructores de posgrado que digitalizaron los laboratorios se encuentra Chung-Kuan Lin, también conocido como Andy. El instructor señala que la preparación de este material tomó solo días, debido a la pandemia, pero que en realidad es una actividad que debió tomar años. «Sentí que era como entrar en un territorio que ninguno de nosotros había explorado antes. Queríamos crear una experiencia de aprendizaje que permitiera a los estudiantes absorber a su propio ritmo, que se espera sea mucho más largo mientras aprenden en casa, y, mientras tanto, tuvimos que identificar objetivos y dar instrucciones muy claras. La parte más difícil probablemente sea buscar retroalimentación de inmediato; de lo contrario, esta experiencia solo sería un canal», dijo Chung-Kuan Lin al sitio de noticias de la Universidad de Berkley.

Además de laboratorios virtuales, los estudiantes también tienen la oportunidad de tener sesiones en línea con los instructores de posgrado o los mismos profesores y presentar sus informes de laboratorio como archivos PDF o de manera oral por Zoom.

Aunque los laboratorios virtuales han facilitado mucho la enseñanza en línea, aún flanquea la interacción activa. Lo que hace Michelle Douskey, profesora de Berkeley, es organizar fiestas de visualización donde los estudiantes ven y discuten los videos de laboratorio, pero donde también tienen la oportunidad de hablar entre ellos.

Muchas veces, las actividades que se realizan en los laboratorios se realizan en parejas o en equipo, algo que se dificulta actualmente en la pandemia. No sólo porque los estudiantes no asisten presencialmente a los laboratorios, sino también si las clases se dan de manera asincrónica lo que puede dificultar la interacción entre compañeros de laboratorio que no tengan acceso a internet a la misma hora.

Es evidente que áreas como Química, o aquellas que recurren de manera habitual a actividades prácticas en laboratorios, son de las más afectadas debido a la COVID-19. Lecciones de universidades como Berkeley, que encontraron una manera de adaptar sus laboratorios al modelo en línea, demuestran la creatividad que tienen algunos educadores y que el apoyo de diseñadores instruccionales es esencial.

Aún así, hasta no poder regresar al aprendizaje presencial, tanto el personal docente como los alumnos, deben irse adaptando y encontrando soluciones a este tipo de situaciones para seguir aprendiendo de manera virtual.

Fuente e imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/retos-de-ensenar-quimica-en-linea

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