Perdiendo a los estudiantes rurales (II)

03 de mayo de 2017 / Fuente: http://compartirpalabramaestra.org

Por: Roosevelt Andrés Ramos Osuna

La ecología de forma aislada provoca muy pocos desvelos, pero la ecología política genera pensamientos epistémicos y acontecimientos.

Aprender no sólo de la ciencia en el salón de clase, sino de los saberes de los otros, porque existen muchas habitancias, vivencias sociales, políticas, económicas, tecnológicas y científicas, permite reflexionar acerca de la importancia de tener miradas del currículo como ese espacio de inclusión. La verdad es que pueden ser potentes todas las acciones que afectan la realidad vivencial, así como las relaciones interpersonales, intergeneracionales e interculturales, buscando a partir de allí la deconstrucción, reconstrucción y contextualización de éste; de su propia existencia vivencial y cómo se pueden construir sus realidades rurales libres de opresión. Mantener esos saberes que muchas veces son saberes incompletos es como se contribuye a mejorar la calidad de vida de los pobladores del campo, conservando el riesgo cultural, la incertidumbre y dudar a veces un poco de nosotros. Esta puede ser una salida esperanzadora en tanto se problematiza y se plantean estrategias de acción generando saberes locales, respetando la ecología rural y los saberes de nuestros antepasados campesinos, de tal forma que el currículo sea un acontecimiento que vincule y transfiera estas dimensiones para contribuir al legado de conocimientos y al patrimonio que esta generación debe dejar a la siguiente.

De acuerdo con Jurgen Habermas (1989) “La identidad cultural se construye desde la tradición, pero tiene con ello una relación crítica. No se refiere únicamente al pasado, sino también al presente al futuro y a lo que se quiere ser”. Las familias o acompañantes de los y las estudiantes, tienen un rol trascendental en este campo educativo, porque pueden asumir horizontes de sentido y para que la información sociocultural del mundo de la vida sea asumida como posturas de trabajo que convoque gestas y posibilidades para un agenciamiento de la cultura rural hacia un relevo generacional de sus hijos en el campo; es decir, donde exista sentido al territorio rural generado por las significaciones posibles y potentes, que transforman al hombre rural y su validación. En otras palabras, que estando en zona rural los saberes deben de estar en resonancia con el tipo de población, campesinos y sus familias, que el conocimiento esté al alcance de todos sin distinción ninguna. Que las tecnologías de la información y la comunicación no se representen en un computador o una tableta electrónica como se quiere hacer creer, sino que también se vivencien los contenidos y formas para compartir la información a la población rural o indígena o afro-descendiente tomando en cuenta sus realidades, calidad de vida, edad, cultura, de esta forma se pueden implementar mecanismos de valoración individual y colectiva. En las instituciones educativas agropecuarias debe existir un comité agropecuario compuesto por padres de familia, estudiantes, egresados, docentes, personas del sector productivo y directivos, donde se direccionan los proyectos investigativos agropecuarios de la Institución y se implementan políticas que benefician al sector. El modelo capitalista de la modernidad procura por homogenizar a campesinos, campesinos indígenas, mestizos, afrocolombianos que viven el ámbito rural y trabajan la tierra. Escuchar la separación discriminatoria de los campesinos en Colombia es absurdo, son dos conceptos que la misma ideología y filosofía capitalista separan, provocada y promovida por los monocultivos, por eso urge re-dirigirse hacia lo educativo y multicultural.

El aprendizaje, por su parte es un proceso activo en el cual el significado se desarrolla en función de la experiencia vivencial. En las instituciones educativas se debe tender por la inteligencia emocional, porque la emoción puede incitar a la inteligencia, más aún en las áreas rurales donde se puede aprovechar ese contexto que vincula las posturas ambientales con la producción agropecuaria, para que la empatía tenga cabida con los aprendizajes de tipo holístico. De esta forma, no se va a saturar la información en las clases, ya que se habla de muchas cantidades de información en una sola jornada escolar, sin estimular la inteligencia emocional.

En los primeros años de infancia la intuición debe tenerse en cuenta en el aprendizaje de las instituciones educativas para que emerjan consecuentemente las capacidades de los estudiantes y que esa verdadera educación que habla de sacar afuera, sean fundamental para convocar el contacto con el medio ambiente, siendo el maestro un acompañante de procesos provocando los autoaprendizajes entre estudiantes y la intersubjetividad e intercambio de saberes. El mundo actual es un desorden absoluto a niveles emocionales, debido a que la originalidad se está perdiendo por los artefactos tecnológicos y porque los jóvenes prefieren la simulación de la realidad a la realidad pensante y vivencial objetivizada, lugar donde impera el adoctrinamiento y la cultura del ocio. Ahora las personas mayores son apartadas del mundo actual, mientras que en muchas culturas aún se les considera como las más experimentadas y pensantes, los jefes de la tribu, debido a su experiencia y madurez recorrida de toda una vida.

Dice Edgar Morin (1994) que “el proceso del pensamiento es un proceso dinámico solo crea el que construye” son los jóvenes quienes deben y tienen que tomar ese relevo, como quien entrega el testimonio en atletismo, para continuar con ese legado de saberes, ellos pueden hacer muchas cosas aun cuando o se les considere expertos. Es de esta manera cómo de forma holística se debe comprender a temprana edad la psicomotricidad, la fuerza física y la no imitación para percibir el mundo, el juego libre. Esto se puede lograr con un proceso de vinculación al contacto vivencial con los seres vivos y la naturaleza del contexto rural, donde lo inherente pasa desapercibido al tener un aprendizaje con el medio agropecuario que el reconoce y donde se desenvuelve, para finalmente facilitar que ese estudiante de la niñez tenga ese paso hacia la adolescencia entre ese claro oscuro entre gris, que no es negro, ni blanco, pero que se toman posturas de aprendizaje intelectual.

Nuestra sociedad debe ser integral y a la par como se construye el conocimiento se debe de construir la sociedad de acuerdo con las características de ésta, al perfil del sujeto y su integralidad, porque no es lo mismo hablar del sujeto colombiano y europeo del siglo XVIII y XIX, a referir al sujeto colombiano y europeo del siglo XXI. Antes se hablaba del sujeto de conocimiento, ahora se habla de sociedad de la información. ¿Qué quiere decir esto? se debe detallar que nuestros jóvenes y estudiantes en la actualidad no construyen conocimiento, se valen de toda la red de información y su globalización para emplearla de segunda mano, sin argumentar, ni proponer, ni mucho menos interpretar la información. Es decir, no tienen una estructura sólida para generar conocimiento porque creen muchas veces que todo está hecho o creado.

Se debe realizar un diagnóstico preliminar para luego buscar los senderos que salgan a los caminos más correctos desde sociedad. Así como quien realiza una propuesta de investigación en educación debe de realizar un proceso diagnóstico de la comunidad ubicada en la sociedad hasta generar salidas de sociedad. De allí, la necesidad para los maestros investigadores de generar una pedagogía que tenga como objetivo de referencia a la condición de humanidad, en la formación humana Se debe tener una base social muy marcada debido al proceso humano que arraiga o interesa, es así que cuando se habla de modernidad, referida a sujetos en colectivo encasillados de forma mitológica, esto porque la modernidad quiere la homogeneidad del pensamiento de las personas y los cuerpos sumisos debido a las influencias tan estrechas entre la tecnología, la globalización de la información y el encasillamiento en los paradigmas emergentes de las comunidades que integran al sujeto. Es decir que la formación humana que se hablaba en el párrafo anterior no interesa y lo que realmente importa es el adiestramiento humano y la parametrización humana para beneficio de unos pocos.

En la viabilización de un conocimiento científico por lo regular al lado se puede encontrar el conocimiento tradicional, de ahí la necesidad de realizar un empoderamiento de las miradas sobre lo local y regional, evitando su burocratización a las zonas rurales han llegado sistemas de producción más complejos que alguna vez utilizaron los saberes campesinos, donde sólo importan las lógicas científicas que han marginado las geografías del conocimiento en una brecha que divide en raza, estrato, cultura, genero, etnia, religión lo que ha incidido sobre la territorialización de la educación y de las ciencias.

Se puede convocar la interculturalidad, donde se puedan rescatar el enriquecimiento mutuo que puede iniciarse desde posturas claras curriculares para facilitar una interrelación entre las familias rurales y sus jóvenes que los sucederán o reemplazarán siendo conscientes de su interdependencia, transfiriendo saberes pedagógicos hacia la comunidad y transfiriendo saberes campesinos hacia los maestros. Se puede en las jornadas de clase contar con las experiencias vivenciales de los integrantes de la comunidad educativa, es decir aprovechar las historias de los jóvenes rurales en cuanto a las actividades de compartir familiar en sus hogares, también las vivencias de los abuelos o integrantes mayores del núcleo familiar campesino mediante su experticia y trayectoria de vida agropecuaria, así como los padres complementar el compartir cultural dentro de las familias para que por supuesto el docente se haga participe de igual manera y desarrollar un proceso intercultural que aporte al currículo para la vida misma y la de los integrantes de su comunidad de influencia. Como se ha establecido que “Educar, por tanto, no se puede entender como “trabajo” sino como acción” (Arendt, 1993).

Es en esa etapa donde confluyen los procesos reales de trabajo vivencial con los jóvenes rurales teniendo la información cultural de sus vidas de desempeño de campo con sus familias, saber qué procesos desde lo productivo del agro, ha desarrollado para conformar el saber previo. De esta manera, se pueden establecer conexiones que permitan establecer qué hace falta por moldear de esos contenidos académicos. De igual forma, son los estudiantes quienes, de acuerdo con sus propias vivencias y ese avance en los procesos empíricos, pueden apoyar a los docentes en sus prácticas pedagógicas con el fin de nivelar y transferir esos procesos a sus compañeros de clases, siendo monitores académicos liderado esto desde su saber extra escolar.

Los jóvenes rurales se toman por sus familias hasta cierta edad como fuerza de trabajo rural, mientras que sus padres tienen las riendas del hogar; sin embargo, su imaginario es el de salir de sus parcelas de trabajo hacia las ciudades debido a sus grandes posibilidades, algunos tendrán éxito, pero serán prácticamente los cuerpos útiles del capitalismo, mientras que otros serán los cuerpos útiles de la delincuencia y de los problemas socioculturales del país. A su vez, los jóvenes rurales están con sus padres en zona rural son jóvenes desempleados, trabajan con poca o sin remuneración familiar, por lo que su proyecto de vida se entrecruza entre las opciones urbanas. De otro lado, existen familias que como imaginario quieren que sus hijos no sufran lo que ellos vivieron trabajando la tierra, entonces los llevan a las ciudades supuestamente a mejorar sus condiciones y calidad de vida, perdiendo esa transmisión de valores y saberes agropecuarios.

Hay que tener en cuenta que la propiedad de la tierra en el país siempre ha sido un factor de lucha de clases y la tierra que antes era productiva en grandes extensiones y ha sido muchas veces parcelada para ser repartida en casa-lotes a los herederos o las mejores tierras han pasado a grandes terratenientes con poderes económicos y políticos; por eso, cuando se refiere a las familias y jóvenes, se debe tener en cuenta los factores económicos, políticos, tecnológicos, sociales y ambientales. Esas casa-lotes que existen en la zona rural son improductivas desde lo agropecuario y no dejan de ser un problema social; muchas veces son vendidas a precios muy bajos para que allí construyan condominios campestres o chalets que hacen de tierras muy fértiles, las tierras del turismo y los problemas que ello conllevan como prostitución, drogadicción, contaminación ambiental entre otros.

Esas vivencias se relacionan de forma directa con el contexto rural, han cambiado ahora lo llaman paisaje cultural cafetero, patrimonio mundial, que se ha prestado para celebraciones y fiesta, pero que representa un reto enorme, pues tal denominación impuesta por la UNESCO demuestra que somos frágiles, lo que es un llamado sobre los riesgos existentes desde lo social, lo cultural, económico, tecnológico, arquitectónico y ambiental. De ahí la importancia de rescatar la alteridad, la justicia cognitiva, la razón activa y la mentalidad colectiva mestiza, sin olvidar la ancestralidad y el porvenir que facilitan la identificación de otros saberes y otras consideraciones porque no hacen parte de la mono-cultura del saber, el cual se toma como la única verdad y es básicamente la rigidez del conocimiento científico.

Fuente artículo: http://compartirpalabramaestra.org/columnas/perdiendo-los-estudiantes-rurales-ii

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Perdiendo a los estudiantes rurales (I)

26 de abril de 2017 / Fuente: http://compartirpalabramaestra.org/

Por: Roosevelt Andrés Ramos Osuna

En la educación se puede desarrollar un trabajo en colectivo de los estudiantes, al ser el inicio para el tejido de un sistema de redes mirándolos al mismo tiempo y al mismo lugar.

Los jóvenes de hoy son de vivencias tecno-informáticas donde, por ejemplo, los avances tecnológicos posibilitan un mínimo esfuerzo los encierra en un mundo con muchas posibilidades al mundo, pero donde esas posibilidades no les permiten abrirse a la afectación o capacidad de dejarse afectar por sí mismos, ese viaje a sí mismos no es auto-reconocido, ni menos autobiográfico con su historia.

De ahí, que como efecto de esto hay muchos casos de la gran cantidad de suicidios en jóvenes en edad escolar en el departamento del Quindío, uno de los más afectados, año tras año, por este flagelo. Al no auto-reconocerse sistemáticamente en la vida, es decir al no configurar el conocimiento, gnoseológico cognitivo, no se puede tener un proyecto de vida claro y definido. En este proceso, toda relación se da dos veces: primero a nivel social o interpersonal y luego a un nivel individual o intrapersonal. Cuando se habla de adoptar y adaptar se debe hacer hincapié que como educandos en colectivo se utilizan y crean imágenes e información integrada de perspectivas y vivencias que sirven como materia prima o insumo. Se debe realizar un acercamiento para integrar el contexto, un paneo desde arriba para que la producción se haga desde una red colectiva y no como islas separadas que trabajan solas.

En la educación urbana y rural se puede desarrollar un trabajo en colectivo de los estudiantes, al ser el inicio para el tejido de un sistema de redes mirando todos los educandos al mismo tiempo y al mismo lugar. Puede sonar idealista, pero se re-explora el pensamiento vinculante al contagiar por el entusiasmo y convicción teórico práctica de los demás integrantes aula de clase. Es así que de manera consecuente se pueden estar llegando a crear mundos compartidos dándole una utilidad y resultados beneficiosos a la “otredad” entre estudiantes, para desplegar nuestros ideales.

En la actualidad, existe de-subjetivación en fenómenos que impiden el acto de educar, un ejemplo muy característico tiene que ver con las cosas vacías para los jóvenes de hoy, por esta premisa se debe entender la ausencia o pérdida sistemática de apropiación o encarnarse a sí mismo. La pérdida se da cuando los estudiantes a temprana edad van dejando de ser niños y de ser exploradores del mundo donde la iniciativa, la creatividad y la innovación se dejan a un lado por vivencias sin sentido o lógicas vacías.

¿Cómo hacer un relevo generacional rural? Es justamente ahí donde se requiere un trabajo interinstitucional, porque antes de ser estudiantes del Ministerio de Educación Nacional, son jóvenes rurales que tienen un saber previo y ancestral en espacio y tiempo que hay que saber desplegar, una serie de vivencias que desde muy pequeños han adquirido en sus hogares rurales, que llevan a la escuela, y que muchas veces no es tenido en cuenta. Esto lo podemos entender desde Nicolás Buenaventura cuando dice que: “la experiencia de apoyarse resueltamente en el carril de los valores, descubrir con los muchachos cómo valen los números cuando suman y multiplican la vida en el mercado, en el juego, en el trabajo, cuando reparten el mundo restando y dividiendo, esa experiencia es invaluable” (1995, pág. 15). Con esto se puede decir que re-crear el contexto rural para el desarrollo de las clases puede resultar provechoso para que esas vivencias se vean plasmadas en la transformación rural a partir de las raíces nativas. Esas vivencias se relacionan de forma directa con el contexto rural, han cambiado ahora lo llaman paisaje cultural cafetero, patrimonio mundial, que se ha prestado para celebraciones y fiesta, pero que representa un reto enorme, pues tal denominación impuesta por la UNESCO demuestra que somos frágiles, lo que es un llamado sobre los riesgos existentes desde lo social, lo cultural, económico, tecnológico, arquitectónico y ambiental. De ahí la importancia de rescatar la alteridad, la justicia cognitiva, la razón activa y la mentalidad colectiva mestiza, sin olvidar la ancestralidad y el porvenir que facilitan la identificación de otros saberes y otras consideraciones porque no hacen parte de la monocultura del saber, el cual se toma como la única verdad y es básicamente la rigidez del conocimiento científico.

Tal como se quiere resaltar las prácticas educativas docentes deben dirigirse a entender e interpretar la mesticidad y vivencias de nuestra cultura para que las clases sean preponderantes en motivar al estudiante y ofertarle calidad humana y en los contenidos. Para obtener resultados significativos en los educandos y en el mismo docente que también aprende y desaprende del ejercicio educativo o, por el contrario, esas prácticas docentes pueden ser excluyentes e influir negativamente en el aprendizaje, la deserción o la desmotivación estudiantil. Según investigaciones de la organización Dividendo por Colombia (COLPRENSA, 2014), de cada 100 niños que están en edad escolar el 20% no ingresa a estudiar, otro 20% no finaliza la primaria, el 10% no llega al noveno grado, otro 20% no llega a undécimo grado y tan sólo el 30% termina sus estudios de bachillerato.

El asunto es preocupante porque no se está realizando el análisis para educación rural y se integran estudios desde el contexto urbano y rural donde todo lo contrario deben disgregarse y atender las características de los dos sectores por aparte, pues las necesidades y condiciones son divergentes unas de las otras. Este tipo de análisis no convoca a los estudios cualitativos donde todavía hay más rasgos de sentido opuestos, las vivencias deben de tomarse desde estos puntos de vista alternos para obtener otros tipos de datos e información que permita otras miradas integradoras. Es así que, por ejemplo, las ciencias naturales y educación ambiental, que tienen íntima relación con los contenidos agropecuarios pueden hacer re-pensar la pedagogía desde las vivencias con la naturaleza en las ciencias.

Debido al mundo globalizado se están perdiendo cada vez más rápido la herencia ancestral rural, el saber agropecuario que estaba tan difundido en las fincas donde imperaban los animales y las plantas y donde ahora se ven productos agroquímicos multinacionales que crean desequilibrio natural y desequilibrio antropológico. Además, nuestros jóvenes tienen mentalidades urbanas y mínimos deseos de permanecer en el campo y estas tierras están llenas de adultos mayores que mueren con esas vivencias y ese saber ancestral agropecuario.

En la senda de estas ideas corresponde a nosotros mismos salvaguardar los saberes campesinos, pero antes de esto diagnosticar cuáles son los tipos de saberes que imperan en todo el territorio nacional y luego realizar estrategias para que en determinada región de acuerdo a los rasgos y características del campesinado se realicen acciones en pro del mantenimiento de éste tipo de saberes y que estos sigan siendo heredados y que mejor oportunidad que desde cada una de las Instituciones educativas del orden nacional donde el tema de clase diario sean los saberes campesinos de la vida práctica en concordancia con el conocimiento implantado por el Ministerio de Educación Nacional el cual ha sido acreditado por la ciencia. De ahí la necesidad que desde el currículo se puedan realizar cambios estructurales y transformadores que incorporen e incluyan a nuestros campesinos menos favorecidos, jóvenes rurales y mujeres rurales con sus experiencias vivenciales.

Como lo menciona Freire, nadie le enseña a nadie, nadie aprende solo, se aprende en el colectivo. Por lo tanto, a partir de esta interpretación y comprensión no se puede hablar de la ruralidad de hoy con la ruralidad de hace 50 años atrás, donde el sector primario deprimido de la economía refiere que más del 70% de la población se encontraba en el sector rural (cuerpos útiles), ahora tan sólo es menos del 30% y la migración o éxodo de personas aumenta constantemente16. Si no se tienen personas en el campo y mucho menos no exista un relevo generacional que remplace a nuestros adultos y adultos mayores del campo, entonces se corre en riesgo de perder el saber ancestral transferido durante años en las zonas rurales de Colombia. La educación agropecuaria les daría a los niños y jóvenes rurales las herramientas necesarias para trabajar la tierra, razón por la cual resultaría útil para conservar y fortalecer los vínculos ancestrales con nuestros campesinos.

Puntualiza Hanna Arendt (1993) que “la pluralidad es la condición de la acción humana, debido a que todos somos lo mismo, es decir humanos y por tanto nadie es igual a cualquier otro que haya vivido, viva o vivirá”. La educación agropecuaria es una salida muy esperanzadora y emancipadora donde la educación para el trabajo rural sea atractiva, útil e interdisciplinaria, conservando las vivencias y esos vínculos ancestrales ligados a la memoria, como la película “Avatar” con los nativos y su simbiosis de humanización con su propio mundo. Es una historia que pone en tensión, de ahí el valor de la investigación e indagación, ya que moviliza espacios de encuentro para una pedagogía de la esperanza, para que esta película real termine construyendo sentires, circuitos de pensamientos y reflexiones que enriquezcan nuestro ejercicio educativo rural cuando exista un lazo social que armonice lo eficaz y lo justo y haya la construcción de un saber nuevo partiendo del ancestral, lo que no se consolidaría como factor de poder si existiera la estandarización en las aulas y la rutina cerrada donde no son posibles las vivencias, los acontecimientos y mucho menos los riesgos educativos rurales.

Es preciso, por tanto, llegar a una idea y a una política de la justicia que esté ligada a las del consenso y que pueda desde el contexto natural y/o rural, emprender procesos educativos que desde la vida rural y las prácticas docentes se ejerza una política de criticidad al contexto, porque antes de hablar de estudiantes rurales, se refiriere a jóvenes rurales con necesidades y problemáticas que interfieren para un verdadero encuentro con el otro.

Según Zemelman, (2005) el pensar epistémico va más allá de lo escrito, nace de la capacidad de criticar las teorías ya hechas, parte de la duda previa, no hay ninguna teorización sino posibilidades, es decir, no tiene sólo un contenido, sino muchas posibilidades de contenido. Un pensamiento capaz de reconfigurar lo que ya ha sido construido, un pensar necesario, para que el sujeto pueda hilar sus propias estrategias de aprendizaje. Se pueden cumplir con unas competencias donde se tiene en cuenta el contexto para tener una pedagogía formadora y que esa formación sea un viaje un trayecto emancipador, el estudiante cumpla sus competencias y se divierta, juegue experimentando con el escenario vivencial agropecuario que tiene a la mano como ruta de trabajo y acontecimiento diario de clase fomentando el pensamiento hipotético deductivo. Este pensamiento hipotético deductivo que se requiere, pues en tiempos actuales se vive en declive de la educación, ahora la escuela es el escenario donde no sólo está la educación y la formación, sino también los problemas de nuestra sociedad se han transferido a ella.

La educación sigue siendo la esperanza, pues al hacerla vivencial se puede enfocar el enseñar a pensar, re-pensar, enseñar a formar, re-formar, pero antes que el docente esté formado y tenga esa formación para dar inicio a una real necesidad educativa donde se contextualice la didáctica y la pedagogía con estudiantes críticos, autónomos de pensamiento, políticos y éticos, pues es de esta manera como se puede hablar de suramericacentrismo nativo. Por ejemplo, en nuestro medio, pensar de educación rural técnica debe contemplar ese saber ancestral y esa herencia agropecuaria que se pierde cada día más, debido a muchos factores, como por ejemplo: la modernización inmadura y el mundo líquido. Es donde se gira hacia la historicidad misma que juega un papel fundamental en la educación integral y en las construcciones epistémica individual y colectiva, para que no haya pensamientos y actuares tímidas, sino estratégicos. La pedagogía se concreta como el espacio en el cual la cultura se asume, se adapta, se apropia, se impone, se cuestiona, se transgrede, pues en ella se confronta con aquellos aspectos que cotidianamente no se impugnan ni cuestionan. Las vivencias y el saber agropecuario llegan a crear una episteme estudiantil al objetivizar un diálogo de saberes y construir coyunturas entre la interculturalidad y la construcción de conocimiento, donde, claro, también puede existir la adoptabilidad de saberes étnicos, al consolidar nuevos saberes, nuevas realidades e identidades.

Fuente artículo: http://compartirpalabramaestra.org/columnas/perdiendo-los-estudiantes-rurales-i

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Escuelas rurales que van olvidado sus raíces de antaño

19 de abril de 2017 / Fuente: http://compartirpalabramaestra.org

Por: Roosevelt Andrés Ramos Osuna

Las escuelas rurales no pueden dejar de lado la ancestralidad de sus orígenes en el campo.

En muchos casos en nuestras instituciones educativas colombianas, los estudiantes son asumidos como estudiantes regulares homogenizados; pero es deber del docente realizar lecturas de contexto de las realidades actuales que acontecen alrededor de las comunidades educativas, pero la historicidad misma debe hacernos desde lo educativo mismo convocar el devenir histórico para repensar nuestras Instituciones educativas.

El sujeto no es el mismo y mucho menos el estudiante urbano y rural. Este último tiene unas condiciones de vida opuestas al contexto de vida urbana porque ha sido afectado por las condiciones campesinas de sus familias que le han inculcado el amor por el trabajo de campo, por la naturaleza, por el estudio. Pero esas condiciones rurales de antaño han mutado, ya no son las mismas, se han alienado y ahora la modernidad llena de sitios turísticos, de casas campestres y chalets hacen que la ruralidad de antaño se esfume, porque el joven rural no piensa en el otro, no quiere estudiar, ni continuar con las actividades ancestrales de sus familias como conservar su entorno o aprender más de su familia, sino, por citar un ejemplo, trabajar en nuevos oficios rurales como mesero en un hotel rural y otras actividades que han invadido los espacios de producción agropecuaria y han desplazado las mejores tierras de producción agraria por la modernidad y sus múltiples amenazas mercantilizadas.

Ese capitalismo es también mental, pues las prácticas sociales en los pueblos y ciudades tienden a permear las prácticas sociales en la zona rural donde la mentalidad de las últimas generaciones de jóvenes rurales es la migración a los centros poblados para encontrar y capotear la miseria, la delincuencia, la prostitución, entre otras necesidades donde las oportunidades son mínimas en cuanto a calidad de vida para las familias.

Los recursos naturales juegan un papel de augurio en la educación, puesto que al tener contacto con la naturaleza y sus componentes bióticos y abióticos las aulas de clase pueden salir al campo, hacia el sector rural.

Esta es una problemática social, que a lo mejor termina con la migración rural, pero que desde el currículo se puede contribuir a su solución y optar porque no se convierta en un círculo vicioso a largo plazo. Para que la problemática no sea también educativa, se quiere es que la escuela no sea repetidora social y cultural del sector urbano como lo hacen los medios de comunicación que venden lo urbano como la última espectacularidad. Se requiere de un currículo validado por sus actores hacia la transformación de lo rural y donde los saberes campesinos sean potentes, activos y dinámicos en la comunidad educativa mediante el diálogo de saberes y la tradición oral porque en estos momentos para el joven estudiante rural es más importante un artefacto tecnológico como la tableta o el celular que las historias de vida de sus familias, los relatos, los cuentos, los mitos y leyendas rurales que van acompañados de la idiosincrasia, las costumbres y tradiciones agropecuarias.

Es tarea de la Institución educativa llenar esos vacíos cognitivos porque la verdad, hablar de escuela rural y campesino presenta divergencias y vacíos. Esto se debe en parte a que las asignaturas del currículo no están adaptadas para el contexto y tejido social rural, no hablan en consenso, además las asignaturas no enseñan para la vida del campo como la soberanía y seguridad alimentarias, las semillas nativas, la agroecología y el perjuicio de los agrotóxicos y la revolución verde enmarcadas en el proyecto ambiental escolar (PRAE).

Estrategias

Los recursos naturales juegan un papel de augurio en la educación, puesto que al tener contacto con la naturaleza y sus componentes bióticos y abióticos las aulas de clase pueden salir al campo, hacia el sector rural. Ahí el saber popular, el clima de familiaridad, la hospitalidad y las relaciones sociales de las comunidades rurales cumplen con la serenidad desapercibida del currículo académico que convoca las aulas expandidas[1]. Conocer los modelos productivos de los agricultores y productores agropecuarios facilita encontrar resonancias y, por qué no, disonancias con el aprendizaje. Es así que el proyecto ambiental escolar (PRAE), facilita generar espacios de aprendizaje al incluir y convocar los escenarios o ambientes naturales de aprendizaje que el estudiante y sus familias ya conocen, así como la problemática ambiental tan álgida y creciente estimulando el pensamiento crítico y cuestionado realidades que son reconsideradas. De tal modo que los docentes de la institución han modificado su pensamiento que han cambiado de hecho sus prácticas docentes involucrando el pensamiento ambiental en sus clases con el fin de realizar cambios significativos en los procesos de enseñanza, aprendizaje y evaluación donde las categorías ambientales y agropecuarias no dejan de ser aisladas sino por el contrario entran en sinergia con sus asignaturas replicándose a otros espacios del contexto académico y rural.

Luego de analizar el contexto, se convoca a la agricultura, al quehacer diario de las actividades agropecuarias, donde las labores arduas pero productivas que, fuera de vivirlas a profundidad, re-estimulan el trabajo y faena de campo evocando la práctica vivencial viable en la educación del “aprender haciendo”. Es decir, que desde la institución educativa se logran realizar ejercicios prácticos agrarios donde la academia pueda dejarse permear por el contexto rural y sus problemáticas involucrando sujetos políticos en su camino. Se promueve el trabajo con miembros de la comunidad en el aprendizaje de los estudiantes al realizar visitas pedagógicas a las experiencias exitosas de los productores agropecuarios de la zona con el fin de analizar sus modelos y procesos productivos permitiendo resolver problemas de su mismo contexto y teniendo contacto con el otro y lo otro.

La misma institución educativa considera cambiar su currículo y sus prácticas educativas docentes, como lo han hecho los estudiantes históricamente con los docentes. De esta manera, se debe establecer un rastreo general para situar en los antecedentes o componentes históricos de la incubación investigativa. Esto implica facilitar el acercamiento a los estudiantes y jóvenes rurales para identificar sus historias personales y familiares, conocer sus historias de vida y las diversas características en que viven, aquello que traen desde su contexto rural al aula, para dejarme contagiar y conocer su “ruralidad esperanzadora”. Porque la ruralidad ha cambiado externamente, pero internamente desde su ancestralidad, ella es potente, prometedora y con vida y ha cambiado por estar inmersa en un mundo tecnológico de tan rápidos giros, para que la institución educativa cambie su concepción de dejar de ser creadora de jóvenes y adultos dependientes de ella y con mentes pasivas, para transformarse y configurar opciones que produzcan sujetos proactivos y productivos. Es necesario que en estos espacios se convoquen las “aulas vivas y expandidas” rurales, con el fin que emerjan propuestas que permitan asumir su realidad rural, comprenderla y buscar alternativas de proyecto de vida para transformar su contexto y el buen vivir en armonía. Estas aulas expandidas facilitan la utilización del contexto rural en el ejercicio educativo porque se usan los cultivos como tal para desarrollar las clases, así como los animales que tienen cabida en la producción pecuaria, por eso se llaman vivas. Allí, se genera sentido de pertenencia y liderazgo en los miembros de la comunidad educativa y didácticas emergentes que usan el campo o zona rural para la apropiación y generación de conocimiento. Las instituciones educativas a partir de las ferias de las ciencias departamentales pueden liderar eventos que convoquen ideas de negocios e inversionistas para que la comunidad educativa se haga participe de estas ideas y se generen las agroindustrias rurales en el sector rural, brindando transferencia de tecnología aplicada para el campo.

Esa problemática del desempleo planteada inicialmente debe tener una solución que puede ser promovida y motivada por las mismas instituciones educativas donde puedan integrarse y desarrollar procesos productivos de la mano del sector empresarial o de las asociaciones, pensar en el estudiante como relevo generacional del campo articulando con asociaciones de productores con el fin de poner en funcionamiento empresas reales que simbióticamente puedan de forma recíproca aportar para el desempleo creciente en el país.

De tal manera que, el currículo de la institución se ve permeado por el sector productivo y a la vez ese currículo se ve articulado por las demás asignaturas como las matemáticas, el castellano, la ética, las ciencias naturales, entre otras sin perder su carácter cultural, ni mucho menos su norte académico. Re-pensar el desarrollo en la institución educativa de forma transversal en la re-interpretación del currículo y en desempeño en colectivo de docentes.

Es decir, que los docentes puedan referir hacia el currículo y otorgarle significación, en otras palabras, que sea transversal, con el fin que se puedan ver por ejemplo en contexto a las matemáticas, a las ciencias naturales, al castellano, ciencias sociales en contexto, entendiendo las técnicas agropecuarias e identidades rurales contextualizadas, para proponer las aulas vivas expandidas y consecuentemente haya perspectivas de un componente transversal que adhiera fácilmente al estudiante a la educación superior y se encuentre un sentido a la validación del saber, esa validación desde la producción agrícola (cultivos transitorios y permanentes) y desde la producción pecuaria (especies menores y especies mayores). Los estudiantes que antes no entendían las matemáticas en un salón de clase y lo tortuoso y poco pedagógico que resulta, ahora pueden comprender las matemáticas desde modelos que involucran las tecnologías, las matemáticas las asignaturas agropecuarias, entre otras; porque se incentivan la creatividad, la iniciativa, la innovación en modelos experimentales de ciencia que pasa desapercibida lo cual puede constituirse en procesos para analizar por el ministerio de educación nacional para mejorar las pruebas SABER, PISA desde aprendizajes experimentales como prácticas de aula.

La construcción de sentido se hace desde el ejercicio docente, ya que los planes de área permiten plasmar el currículo en su quehacer diario y vivencias en el aula de clase. Estos planes de área de las demás asignaturas deben estar orientadas al desarrollo agropecuario institucional, puesto que pueden encarnar los contenidos para las matemáticas contextualizadas, las ciencias naturales, las sociales y el español en contexto. De esta forma, hay integración desde el plan de área técnico-agropecuaria hasta las demás áreas básicas de manera transversal, obteniendo como consecuencias resultados productivos. Cuando se puedan implementar acciones tendientes a que las asignaturas se dejen permear por las áreas técnicas se puede, por ejemplo, con transversalización curricular, como por ejemplo el castellano agropecuario que puede emplear el contexto rural y natural para provocar acciones desde la composición literaria, así mismo, al manejo de actividades ortográficas contextualizadas, la redacción y elaboración de textos inmersos en el sentir y las necesidades que tienen que ver con el agro y con su proyecto de investigación agropecuaria que se inicia desde grado noveno donde el castellano es imprescindible.

Para la propuesta de investigación se habla de la ruralidad y los aspectos educativos en lo que respecta al currículo contextualizado a las actividades agropecuarias, usando la didáctica y olvidando la copia de modelos y experiencias foráneas o extranjeras, se deben realizar procesos investigativos en educación desde lo autóctono, étnico que sean propios y nuestras tradiciones y cultura, sin continuar siendo hacedores o repetidores de “guías”, talleres o modelos externos.

[1]El aula expandida es una manera de hacer currículo; agencia trayectos a partir de la interpretación de situaciones, al retomar problemas y producir reflexiones; de allí su carácter epistemológico. Este tipo de currículo, sugiere metodologías participativas-activas; convoca lo grupal y lo individual; de igual manera, privilegia el juicio crítico, como elemento de evaluación. En el aula expandida “la conversación se discursa en un horizonte de posibilidades que aflora en la subjetividad (que) representan el tejido de la palabra, en gesto y en estética en el vínculo con el otro” (Banguero Camacho, 2008)

Fuente artículo: http://compartirpalabramaestra.org/columnas/escuelas-rurales-que-van-olvidado-sus-raices-de-antano

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Educación ambiental y saberes campesinos

12 de abril de 2017 / Fuente: http://compartirpalabramaestra.org

Por: Roosevelt Andrés Ramos Osuna

El saber agropecuario llega a crear una episteme estudiantil al objetivizar un dialogo de saberes y construyendo coyunturas entre la interculturalidad y la construcción de conocimiento.

En la actualidad referirnos al termino campesino presenta aislamiento y diferenciación, sin embargo hace 40 o 50 años atrás, era un término de inclusión y descubrimiento. Ser de origen campesino en una Institución educativa puede representar la burla y la discriminación y son estos mismos jóvenes estudiantes rurales quienes debido a un comportamiento social homogenizado terminan siendo oprimidos y adoctrinados.

En la educación como ciencia, se debe hablar del saber campesino, ya que puede problematizar la educación y la realidad social, pues se maneja la identidad rural y el sentido de vida, el encuentro de saberes; para cuestionar la verdad y la existencia de otras realidades distintas, ese claro oscuro intermedio que hace crear un debate subjetivo del devenir dando paso a la emergencia de movimientos sociales que recuperen su tradición.

De manera que el saber de las familias campesinas presenta una gran comunión con la conservación de la naturaleza, a pesar de los paquetes tecnológicos producto de la ¨revolución verde¨ que supuestamente buscaban aliviar el hambre en el mundo pero que criminalmente solo buscaba de manera intencionada vender en el mundo toneladas de productos de síntesis artificial como agro-químicos y miles de plaguicidas que crean dependencia comercial de los campesinos con los almacenes agrícolas. Sin embargo en nuestro país todavía existen mundos posibles para la agricultura y las buenas prácticas ancestrales con la naturaleza. La Colombia indígena sí que sabe de esto, esa Colombia indígena producto de la misma historicidad e intercambio socio-cultural permeo a esa Colombia campesina de muchas prácticas culturales que todavía son resilientes y hacen intentos por mantenerse o conservarse a la sombra de la multinacionales.

Lo que se demuestra es la Colombia multi-cultural que somos y del Cómo podemos interactuar con ella re-aprendiendo de nuestra diversidad y no por el contrario dejarnos guiar como borregos por los medios de comunicación o las palabras sin sentido profundo de algunos dirigentes políticos que quieren dividir la Colombia indígena como han planteado en el departamento del Cauca.

En ese sentido construyendo conocimiento o re-construyendo este, se pueden generar pensamientos críticos en la educación ambiental y posturas reflexivas campesinas. Al Respecto Zemelman (2004) plantea: “Esa es la función de lo que aquí he llamado el pensar epistémico, esto es, el plantearse problemas a partir de lo que observo pero sin quedarme reducido a lo que observo, sino ir a lo profundo de la realidad y reconocer esas potencialidades que se ocultan, que son las que van a permitir construir un conocimiento que muestre posibilidades distintas de construcción de la sociedad”.

El saber agropecuario llega a crear una episteme estudiantil al objetivizar un dialogo de saberes y construyendo coyunturas entre la interculturalidad y la construcción de conocimiento, donde también puede existir la adoptabilidad de saberes étnicos, al consolidar nuevos saberes, nuevas realidades y identidades.

Aprender no solo de la ciencia en el salón de clase, sino de los saberes de los otros. La educación rural es una salida emancipadora en el desarrollo humano, porque el estudiante rural requiere saber lo que la ciencia global le aporta a su educación y su población local, pero también de qué formas se construyen conocimientos culturales sobre su propia existencia y de qué formas se pueden construir sus realidades rurales libre de opresión. Mantener esos saberes que muchas veces son saberes incompletos es como se contribuye a mejorar la calidad de vida de los pobladores del campo, conservando el riesgo cultura, la incertidumbre y dudar a veces un poco de nosotros mismos puede ser una salida esperanzadora pues se problematiza y se plantean estrategias de acción generando saberes locales.

La racionalidad ambiental se logra es enfrentando las necesidades y trabajando con ellas pero sin darles la espalda, donde la participación activa de los miembros de toda la comunidad educativa sea de logros colectivos. Donde se intercambian productos o el llamado trueque en especie, donde se hacen las mingas vecinales para arreglar la carretera rural. Los saberes campesinos no pueden comunicarse completamente como el saber formal y científico, además requieren de la experiencia para su empoderamiento.

Esos saberes se encuentran en los intercambios de empíricos y conocimientos, intercambio de bienes tangibles e intangibles para que esas realidades sean tenidas en cuenta por la Institución educativa y sea ella quien las propicie o esté inmersa en estos procesos. Contrario a las patentes que hacen los extranjeros con nuestra biodiversidad, ahora falta que ¨patenten disimuladamente¨ nuestra cultura, porque mediante las políticas internacionales en cierta forma lo han hecho con los índices de desarrollo humano, con la educación, la salud, la nutrición, el trabajo.

La raíz de la problemática agropecuaria y ambiental está en nuestros valores humanos, ese cambio del sistema de valores debe dar inicio a una nueva Institución educativa donde la carga axiológica no sea antropocéntrica, sino que prevalezca una relación naturaleza – hombre y una misma relación hombre – naturaleza que desencadene una conciencia ambiental (PRAE) y un civismo agropecuario. Respetando la ecología rural y los saberes de nuestros antepasados campesinos, de tal forma que el currículo sea un acontecimiento que vincule y transfiera estas dimensiones para contribuir al legado de conocimientos y al patrimonio que esta generación debe dejar a la siguiente.

Para esto se debe revolucionar el currículo rural y que este no sea la extensión del currículo urbano o de las grandes ciudades, o lo que es peor sea un currículo de dictamen nacional o de políticas internacionales. En la zonas rurales del departamento del Quindío debería existir un currículo para toda la educación secundaria, contextualizado a las necesidades del campo, donde un estudiante y su familia (población flotante) se trasladan de una vereda a otra o de un municipio a otro y la malla curricular sea consecuente con la educación agro-ecológica como derecho de aprendizaje, así como las Instituciones rurales articuladas con el SENA.

Que sea un currículo que facilite al estudiante tener un valioso conocimiento de antaño sino también que sean un currículo contextual de fácil acceso a la educación terciaria o que permita al joven rural ser proyectivo en un su cadena de formación en la educación para el trabajo con relevo generacional rural, pero donde la investigación del contexto sea una asignatura de clase, donde los estudiantes experimenten sobre sus mismas problemáticas y necesidades desde los aspectos sociales, económicos, tecnológicos y ambientales, de esta manera apropiándonos de la investigación y la innovación a temprana edad se pueden generar transformaciones integrales y construcción de conocimientos para graduarse de bachillerato con un proyecto de investigación. Para la educación ambiental (PRAE) debemos olvidarnos un poco las cifras o datos cuantitativos como los índices sintéticos de calidad y re-pensar nuestros enfoques y modelos educativos desde la investigación cualitativa para entendernos y re-considerarnos para luego si, pensar en índices sintéticos que son exigencias de estándares internacionales o foráneos.

Finalmente es de admirar a instituciones educativas como Naranjal en el municipio de Quimbaya donde se están creando hace varios años posibilidades para los jóvenes rurales del Quindío, fomentando la Investigación y la educación ambiental (PRAE) como estrategia pedagógica. El año pasado en el mes de Mayo, dos estudiantes y un docente estuvieron en la feria INTEL ISEF en los Estados Unidos representando a Colombia y recibiendo un reconocimiento a cargo de la OEA, y en el mes de Diciembre otro docente y otros dos jóvenes rurales estudiantes estuvieron en la Feria Desing for change de la Fundación Terpel en Pekín República popular China. No se puede pasar desapercibido el recorrido investigativo de esta Institución que puede servir de pilotaje para otras Instituciones educativas rurales del departamento del Quindío.

Fuente artículo: http://compartirpalabramaestra.org/columnas/educacion-ambiental-y-saberes-campesinos

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