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Libro – Haití: Pese a todo la Utopía

Haití: Pese a todo la Utopía

Gérard Pierre-Charles

Pierre-Charles, Gérard
Haití : pese a todo la utopía / Gérard Pierre-Charles ;
prólogo de Eduardo Gruner. – 1a ed . – Ciudad Autónoma
de Buenos Aires : CLACSO, 2020.
Libro digital, PDF – (Clásicos recuperados)
Archivo Digital: descarga
ISBN 978-987-722-640-9
1. Ensayo Histórico. 2. Análisis Sociológico. I. Gruner, Eduardo, prolog. II. Título.
CDD 301.097294

No es pues una novela, decíamos. Es una triste, trágica, violenta
realidad. Y, sin embargo, la escritura trepidante y el trasfondo dramático que ella encarna permite leer el texto como si fuera esa novela, volviendo las páginas una tras otra “para ver qué pasa”, aunque
los hechos mismos puedan resultarle conocidos a quien –como el
que esto escribe– se haya interesado durante mucho tiempo en aquella tristeza, aquella tragedia, aquella violencia que señalábamos. (Eduardo Grüner. Estudio Preliminar;  p. 13).

Para leer el libro completo, descárgalo en este enlace: http://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/se/20200911045642/Haiti.pdf

 

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Libro (PDF): «Atilio Boron : bitácora de un navegante. Teoría política y dialéctica de la historia latinoamericana»

Reseña: CLACSO

Los ensayos escogidos llevan como marca común una obstinación intelectual: ¿cómo construir una reflexión en clave marxista sobre las vías para la emancipación de nuestros pueblos? A partir de un análisis de las realidades de América Latina y el Caribe, de sus historias y de sus luchas -estudiadas con las herramientas de la filosofía y la teoría política-, este libro no solo reúne uno de los más importantes programas intelectuales concebidos entre el siglo XX y el siglo XXI, además -como señala Sabrina González en su introducción- nos presenta la figura de un hacedor de espacios de diálogo con proyección emancipadora entre e intergeneracional.

Autor (a): Atilio A. Boron.

Editorial/Edición: CLACSO. CCC.

Año de publicación: 2020

País (es): Argentina

ISBN: 978-987-722-711-6

Idioma: Español.

Descarga: Atilio Boron : bitácora de un navegante. Teoría política y dialéctica de la historia latinoamericana

Fuente e Imagen: https://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?orden=&id_libro=2233&pageNum_rs_libros=0&totalRows_rs_libros=1423

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Libro: Arte y ecología política

Arte y ecología política

Gabriela Merlinsky y Paula Serafini
(Editoras)

Gabriela Merlinsky
Paula Serafini
Silvana Buján
Eduardo Molinari
Azul Blaseotto
Aurelio Kopainig
Julia Mensch
Pablo D’Alo Abba
Abelardo Cabrera
Juan Pablo Lepore
Yasmín Dávalos
Felipe Gutiérrez Ríos
Iconoclasistas
Julián Pellegrini
Anahí Méndez
Gabriela Massuh
Florencia Tola

 

Merlinsky, Gabriela
Arte y Ecología Política / Gabriela Merlinsky ; Paula Serafini ;
compilado por Gabriela Merlinsky ; Paula Serafini. – 1a ed . – Ciudad
Autónoma de Buenos Aires : Universidad de Buenos Aires. Instituto de
Investigaciones Gino Germani – UBA, 2020.
Libro digital, PDF
Archivo Digital: descarga y online
ISBN 978-950-29-1858-7
I. Serafini, Paula. II. Título.

CDD 307.1412

«La ecología política combina la economía política, la historia ambiental y diferentes enfoques de las ciencias sociales para dar cuenta de
relaciones de poder que caracterizan los conflictos ambientales y que
dan forma al surgimiento de diferentes demandas sociales y acciones
colectivas.» (Gabriela Merlinsky y Paula Serafini; 2020. p.12 )

Descarga el libro completo en el siguiente enlace: http://biblioteca.clacso.edu.ar/Argentina/iigg-uba/20200827030621/Arte-ecologia-politica.pdf

 

Fuente de la Información: CLACSO – Novedad Editorial – Instituto de Investigaciones Gino Germani (UBA)

 

 

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Libro(PDF): «Haití: pese a todo la utopía»

Reseña: CLACSO

Sin la revolución haitiana no se entiende qué es la «modernidad». No se pueden captar a fondo sus contradicciones y complejidades. Pero la desgarrada historia de Haití, de modo privilegiado, muestra bien otra cosa: una contra-modernidad, que es de hecho una crítica (etimológicamente, una puesta en crisis) de las pretensiones falsamente «totalizadoras» de la modernidad euro/etnocéntrica. Una crítica hecha desde adentro de la modernidad misma, pero que pone al desnudo sus contradicciones insalvables, sus conflictos trágicos.

Del Estudio Preliminar de Eduardo Grüner

Autor (a): Gérard Pierre-Charles

Editorial/Edición: CLACSO.

Año de publicación: 2020

País (es): Argentina

ISBN: 978-987-722-640-9

Idioma: Español.

Descarga: Haití: pese a todo la utopía

Fuente e Imagen: https://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?orden=&id_libro=2230&pageNum_rs_libros=0&totalRows_rs_libros=1420

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La feminista saharaui que lucha contra el patriarcado islámico: «Supone un gran riesgo exigir mis derechos»

Reseñas/17 septiembre 2020/Autora: Sara Velasco Arcas/rebelion.org

Cuestionar el rol subordinado de la mujer en la sociedad islámica no ha sido una tarea fácil para Násara, que ha tenido que enfrentarse a situaciones muy delicadas debido a su activismo.

Násara iahdih Said hace frente a una doble lucha: ser mujer y ser refugiada. Nació hace 26 años en los campamentos de refugiados de Tinduf, lugar en el que vive parte de la población saharaui desde que fueron expulsados de sus tierras por la ocupación marroquí. A los 14 años, gracias al programa Vacaciones en Paz, llegó a España, huyendo de la situación que ahoga a su pueblo.

La joven musulmana y activista feminista lleva cuestionándose todo lo establecido y rompiendo el silencio impuesto desde que era una niña. Aún desconocía lo que era el feminismo, pero ya se enfrentaba a todas las conductas machistas que le rodeaban. Alzar la voz, rebelarse bajo la autoridad de su familia y cuestionar el rol subordinado de la mujer en la sociedad islámica no ha sido una tarea fácil para esta saharaui, que ha tenido que enfrentarse a situaciones muy delicadas debido a su activismo.

Násara hizo uso del sapere aude, se atrevió a pensar dentro de un contexto que le acribillaba, anulaba su personalidad y cuestionaba su existencia. «Ponerme las gafas moradas me hizo entender el mundo que me rodea, mis represiones, mis ansiedades y mis complejos. Entendí esa escala de opresión que existe sobre mi persona», declara la activista. Ella lucha cada día por conseguir las libertades que han sido históricamente arrebatadas a las mujeres musulmanas, siendo consciente de las fuertes consecuencias que esta batalla puede acarrear.

Según la Fundación contra Crímenes de Honor, más de 10.000 mujeres son asesinadas al año  por este motivo

Su lucha es titánica, a la vez que valiente y peligrosa. Enfrentarse a un muro inquebrantable como es el patriarcado islámico es un trabajo en el que hay que asumir grandes riesgos. Según la Fundación contra los Crímenes de Honor, más de 10.000 mujeres son asesinadas al año por este motivo. «He pasado mucho miedo. Recibo continuamente mensajes, insultos y amenazas. Tengo que cuidar mucho mis palabras para no poner en riesgo ni mi vida ni la de mi familia», detalla la saharaui.

Feminismo bajo el contexto islámico 

El feminismo islámico es definido por Násara como «un movimiento que pide permiso para poder interpretar su libro sagrado y, en él, buscar una posibilidad de que se otorgue derechos y libertades a las mujeres». La activista va más allá y basa su lucha en combatir todas las capas opresoras perennes en la sociedad que la ha visto nacer: la familia, el Tribunal Social Islámico y el sistema basado en una jerarquía vertical férrea.

El patriarcado islámico obliga a las mujeres como Násara a vivir de acuerdo a unas conductas morales terriblemente intransigentes y restrictivas, que si no son llevadas a cabo por parte de las mujeres, estas son relegadas al ostracismo, y a vivir bajo el estigma más duro que existe en la sociedad islámica: el deshonor. «Tememos más miedo al deshonor que a la cárcel», afirma la saharaui.

Su lucha también pasa por cuestionar el uso del hiyab. Para Násara es «un elemento opresivo, que representa la máxima expresión de la misoginia». Aunque siempre que menciona el tema, recuerda que su lucha no es contra las mujeres que deciden cubrir su cabello, sino contra el velo y lo que su uso implica. «Jamás voy a dirigirme a las veladas, ni a cuestionar su elección, no voy a invadir su privacidad. Pero sí voy a explicar las consecuencias del uso del velo sobre mi persona». La joven defendió en el pasado el uso del velo, e incluso le hicieron creer que era una decisión propia, pero se dio cuenta de que lo llevaba para proteger a su familia, y en detrimento de sus derechos y de su libertad.

Para entender al completo cuáles son los objetivos de la lucha de Násara, hay que saber diferenciar el movimiento feminista secular -al que ella pertenece- del islámico. El feminismo secular es laico, lucha por los derechos de las mujeres sin tener en cuenta lo que diga la religión. «Las feministas seculares nos jugamos la vida por exigir nuestros derechos, por enfrentarnos al patriarcado islámico», afirma la saharaui. Por ello, reclaman que no se confundan ambos movimientos. «Nos asocian al feminismo islámico por estereotipos. Nos reducen y personifican en una religión, y no imaginan un feminismo que luche fuera de ella», declara la activista feminista.

La revolución del feminismo secular 

A diferencia del feminismo islámico, dentro de la corriente secular, las mujeres no piden permiso para reinterpretar el Corán e intentar coexistir dentro de la sociedad; ellas exigen sus derechos en condición de seres humanos, con independencia de que la ley islámica los reconozca o no.

«Las feministas seculares no dialogamos con el Tribunal Social Islámico, lo combatimos para derribar su misoginia»

«A las feministas seculares no nos importa que el Corán no reconozca nuestros derechos; nosotras no dialogamos con el Tribunal Social Islámico, directamente lo combatimos para derribar su misoginia», confirma Násara. La lucha incansable de este movimiento también trae consigo consecuencias emocionales para quien libra sus batallas. Las feministas pertenecientes a este movimiento hacen frente cada día al sentimiento de culpa por replantearse la situación de las mujeres de la sociedad a la que pertenecen. «Nos sentimos culpables por destapar esta realidad.», afirma la activista.

En este contexto, el feminismo secular lucha contra el sistema patriarcal islámico. «Nuestro enemigo no es la persona de a pie, es el sistema que perpetúa las conductas que limitan a las mujeres, y es a él al que hay que derribar», señala la saharaui. Las feministas seculares también recuerdan que en este sistema los únicos beneficiados son los hombres, y que estos disfrutan a lo largo de su vida de múltiples privilegios en detrimento de los derechos de las mujeres. Para combatir esta situación, este movimiento basa su lucha en tres pilares fundamentales: la educación, la sensibilización en los medios de comunicación y en leyes que otorguen y protejan los derechos de las mujeres musulmanas.

Sororidad y aprendizaje

El patriarcado es algo global y,  frente a ello, la activista defiende un feminismo sin apellidos, en el que las militantes se preocupen por la situación de todas las mujeres con independencia del lugar del que provengan. «Es normal que demos prioridad al contexto en el que habitamos, pero no es incompatible con establecer lazos de unión con mujeres de otras realidades», sentencia la saharaui.

Bajo la idea de acercarse a otras realidades y unir fuerzas para concienciar a la sociedad, Násara ha creado la plataforma Amnat Thawra (Hijas de la Revolución), en la que trabaja con mujeres musulmanas o de raíces islámicas que proceden desde el Norte de África, la península arábiga o Europa, y denuncian la situación en la que se encuentran según el lugar en el que viven o la sociedad de la que provengan.

Násara, además, trabaja con sus compañeras de Conciencia Feminista (نحو وعي نسوي), que, junto a Hijas de la Revolución, establecen las dos únicas plataformas feministas que existen en el Sáhara. Ninguna de ellas se localiza en los campamentos de refugiados saharauis, y esto le preocupa enormemente a la activista, ya que «en los campos de refugiados se ha sufrido un enorme atraso en cuanto a los derechos de las mujeres en los últimos años». Násara se ha percatado de que las niñas llevan el velo a una edad cada vez más temprana, y ve que ello es la respuesta de la radicalización en los años 80 de la región MENA. «En nuestra cultura, el elemento representativo es la melfa (vestimenta tradicional femenina del Sáhara), pero imponen el uso del velo porque es más ortodoxo», confirma la activista.

Por la creación de este tipo de proyectos, Násara recibe campañas de descrédito contra su persona de manera continua y salvaje. «Yo no soy una guerrera, soy una superviviente», sentencia.

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Las buenas prácticas ante las tres pandemias más mortales del mundo salvan 38 millones de vidas

Reseñas/17 septiembre 2o2o/Autora: Lola Hierro/elpais.com

Juntas matan a más de tres millones de personas cada año, pero los resultados publicados por el Fondo Mundial contra el sida, la malaria y la tuberculosis revelan el progreso de las últimas décadas. Todo está ahora amenazado por la covid-19

Si se quiere, se puede. Este es el mensaje que lanzan los resultados publicados hoy por el Fondo Mundial (The Global Fund) contra la malaria, la tuberculosis y el sida. Desde el inicio de su actividad en 2002 hasta 2019 se salvaron 38 millones de vidas en la lucha contra estas tres grandes pandemias, que juntas matan anualmente a casi tres millones de personas. Es un mensaje positivo y esperanzador que llega en un momento en el que el impacto de la covid-19 en la sociedad, la economía y, muy específicamente, en los sistemas sanitarios, está haciendo temer que se pierdan décadas de progreso en la lucha contra estas enfermedades, entre otros muchos problemas a los que el mundo se enfrenta.

Esta nueva revisión «muestra todo el camino recorrido y lo que podemos lograr», opina en una conversación telefónica Francoise Vanni, directora de relaciones externas del Fondo Mundial, sobre lo que considera unos datos «extraordinarios» por la cantidad de vidas salvadas. «Muestra lo que se puede hacer cuando se trabaja de manera colectiva, coordinada y conla participación de las comunidades; y por otro lado dice que necesitamos movilizarnos ya si no queremos perder todo ese progreso en una cuestión de meses», advierte.

El Fondo Mundial es la herramienta de las Naciones Unidas para acabar con el sida, la tuberculosis y la malaria como tarde en 2030, en cumplimiento con los Objetivos de Desarrollo Sostenible aprobados en 2015 y adoptados por casi la totalidad de países del mundo. Está formado por organismos públicos, entidades privadas y Estados; entre ellos, España, que hace ahora un año regresó a su seno después de ocho años de ausencia, aportación de cien millones de euros mediante. Este último informe recoge los logros en la lucha contra las tres enfermedades por separado y casos de éxito concretos que ponen de relieve cómo sí es posible acabar con ellas.

VIH en Esuatini: la escuela como arma de protección

Las huérfanas del sida Pumelele Ndlangamandla (10, derecha) y su hermana Nosipho Ndlangamandla (11) caminan a la escuela en Bhanganoma, en la zona rural de Esuatini. Las cuotas escolares para los huérfanos ahora las paga el Estado, financiado por varios donantes, incluido el Fondo Mundial. Su escuela les enseña tanto materias académicas como habilidades prácticas.
Las huérfanas del sida Pumelele Ndlangamandla (10, derecha) y su hermana Nosipho Ndlangamandla (11) caminan a la escuela en Bhanganoma, en la zona rural de Esuatini. Las cuotas escolares para los huérfanos ahora las paga el Estado, financiado por varios donantes, incluido el Fondo Mundial. Su escuela les enseña tanto materias académicas como habilidades prácticas. GIDEON MENDEL PARA THE GLOBAL FUND CORBIS A TRAVÉS DE GETTY IMAGES

El pasado mes de julio la ONU advirtió que se estaban ralentizando los progresos en la lucha contra el sida, pero no es menos cierto que los esfuerzos globales han logrado reducir la mortalidad por este virus y otras enfermedades relacionadas con él en un 61% desde el año 2000. «Hemos aprendido mucho por el camino, y cada vez más vemos que hay que focalizar esfuerzos, sobre todo, en prevención», subraya Vanni.

El ejemplo de buen hacer del que puede tomar nota el resto del mundo está en Esuatini, antes Suazilandia. Este país diminuto del sur de África, con apenas un millón de habitantes, arrastra una de las tasas de prevalencia de VIH más altas del mundo: un 27% de la población adulta. Y entre mujeres, aún más: un 63%. La buena noticia es que ha sido el primero, junto a Suiza, en alcanzar la meta 95-95-95 de la ONU diez años antes de lo previsto, es decir: el 95% de los afectados por el VIH conoce su estado serológico, el 95% de ellos está en tratamiento y el 95% no presenta carga viral en sangre o esta es indetectable.

La clave del éxito ha sido centrarse en la prevención de uno de los grupos más vulnerables al contagio: las adolescentes y mujeres jóvenes. Ellas, en particular en África subsahariana, tienen una probabilidad de contraer el VIH mucho mayor que sus pares hombres. «El año pasado estimamos que cada día se contagiaban mil mujeres», apunta Vanni. En Esuatini se pensó en cómo reducir la vulnerabilidad de este colectivo, y la respuesta fue desde un enfoque no solo sanitario, sino también educativo. Uno de estos programas se llama Girl Champ y se desarrolló para enseñar a las niñas y adolescentes cómo proteger su salud mediante la creación de espacios seguros y exclusivos para ellas, donde pueden charlar sobre cuestiones de salud vitales, incluida la prevención del VIH. «Hemos visto que, ayudando a las jóvenes a quedarse en la escuela a través de programas educativos y de incentivos económicos, se ha reducido su vulnerabilidad de manera muy exitosa. Lo de Estuatini es un ejemplo muy inspirador, pues se ve cómo a pesar de ser un país con una problemática extremadamente compleja, han podido cambiar la dinámica», celebra Vanni.

Tuberculosis en India: tecnología punta puerta a puerta

Con más de un millón y medio de muertes solo en 2018, la tuberculosis es la enfermedad que más mata, y uno de los principales frentes en la batalla contra esta enfermedad infecciosa es el infradiagnóstico: la inmensa cantidad de gente que vive con ella sin saberlo y que, además de que puedan morirse, también contagian a su alrededor. Pues bien, entre 2014 y 2018 (último año del que se tienen datos) la brecha entre la incidencia que se estima real y los diagnósticos se redujo de un 49% a un 33%, y muy especialmente en algunos de los países donde es más endémica. En esta categoría, India se lleva la palma. «Estamos muy orgullosos del ejemplo de India, porque tienen una carga enorme de tuberculosis en volumen y en proporción hasta el punto de que si no logramos acabar con la enfermedad en este país, no lo lograremos a nivel mundial», avisa Vanni.

Con ayuda de la Organización Mundial de la Salud y del consorcio mundial contra la tuberculosis Stop TB, se puso en marcha un programa para acelerar la detección de aquellos casos no identificados, y el resultado es que en 2018 se encontraron 344.000 más que durante el año anterior. Este logro se ha alcanzado mediante la participación de todos los actores —Gobierno, socios a nivel nacional, sector privado, sociedad civil, OMS, Stop TB…— y también mediante el buen uso de la tecnología y las carreteras porque, como subraya Vanni, «hay que ir hacia los casos, no esperar a que los casos vayan a ti».

Así, una flota de furgonetas bien equipadas recorre las zonas rurales remotas y de difícil acceso de India para realizar pruebas diagnósticas pueblo a pueblo y puerta a puerta a cada vecino. La tecnología molecular empleada es más precisa y produce resultados más rápidos que los métodos tradicionales: se ha podido reducir el tiempo de espera de los resultados de ocho días a unas pocas horas y de esta manera, en cuanto se identifica a un paciente se le puede atender inmediatamente.

Malaria en Myanmar: desplegando la red de redes

En la lucha contra la malaria, el número de muertes en el mundo continúa disminuyendo, pero esta caída de la mortalidad y también la rapidez en la reducción del número de casos se ha ralentizado «notablemente», alerta el Fondo Mundial. De hecho, la OMS advirtió recientemente que las muertes se pueden multiplicar e, incluso, doblar con respecto al año anterior por los efectos de la covid-19.

Naw Htay Htay Myint, trabajadora sanitaria de su comunidad, supervisa y registra a un voluntario para trabajar en la campaña contra la malaria en la aldea de Xwe Lay, estado de Kayin, Myanmar.
Naw Htay Htay Myint, trabajadora sanitaria de su comunidad, supervisa y registra a un voluntario para trabajar en la campaña contra la malaria en la aldea de Xwe Lay, estado de Kayin, Myanmar. QUINN MATTINGLY FONDO MUNDIAL

En la otra cara de esta moneda está Myanmar. Hace una década, un millón de personas cada año se contagiaba por la picadura de algún mosquito del género Anopheles y más de 300.000 morían. Hoy, esa cifra se ha reducido a 108.000 infecciones anuales y 170 muertes. La clave está en el reparto masivo de mosquiteras, otra vez casa por casa, familia por familia. Es una iniciativa que se realiza desde hace años en los países endémicos pero que aquí, en este Estado del sureste asiático, ha tenido especial éxito gracias al despliegue de 17.000 voluntarios sanitarios que fueron capacitados y dotados con herramientas para proteger a sus comunidades. Entre estas, pruebas rápidas de malaria y recursos para poder enviar los casos más graves al hospital. Estos voluntarios fueron capaces de llegar a los lugares de más difícil acceso de todo el país y suministraron a sus vecinos mucha información vital y hasta seis millones de mosquiteras tratadas con insecticidas de larga duración.

El impacto de la covid-19

«Las buenas prácticas con las tres enfermedades tienen que seguir, pero además hay que atender la crisis de la covid-19», alerta Francoise Vanni. Desde el estallido de la pandemia se han sucedido los llamamientos internacionales alertando de un retroceso en el progreso conseguido. Las restricciones al movimiento, tanto de personas como de transportes, y el cierre de los colegios están impactando directamente en la labor de quienes persiguen acabar con estas dolencias. En abril, durante el pico mundial de confinamientos, 1.600 millones de estudiantes en todo el mundo no podían acudir a sus escuelas porque estaban clausuradas. Y esto afecta directamente a las labores de prevención y sensibilización que con tanto éxito se han llevado a cabo en lugares como Esuatini.

En el caso de la malaria y la tuberculosis, es fundamental que los trabajadores sanitarios comunitarios puedan seguir yendo puerta por puerta con información, pruebas diagnósticas, mosquiteras y medicamentos. Vanni resalta que la protección de estos trabajadores de la salud es indispensable para mantener los programas. «Si no tienen protección adecuada, pues o no van a querer ir o van a enfermar si van; ahí es donde se tiene que actuar inmediatamente», indica la portavoz del Fondo Mundial. «Si el personal sanitario enferma y se muere, se desploma totalmente el sistema, así que estamos insistiendo mucho en que no todo es tecnología al final; es tener a hombres y mujeres que presten estos servicios de prevención de salud».

Fuente e imagen tomadas de: https://elpais.com/elpais/2020/09/13/planeta_futuro/1599983668_229131.html

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Rob Wallace: “Somos menos un ‘planeta tierra’ y más un ‘planeta granja’”

Rob Wallace: “Somos menos un ‘planeta tierra’ y más un ‘planeta granja’”

Entrevista

Rob Wallace es biólogo evolutivo, ecólogo e investigador en filogeografía en la Universidad de Minnesotta, EE. UU. Es uno de los más reconocidos académicos dedicados al estudio de la relación entre producción industrial de alimentos, agronegocio, destrucción ambiental y generación de patógenos como virus y bacterias con peligros pandémicos, temas sobre los que escribió en Grandes granjas, grandes pestes (2015), de próxima aparición en castellano, Neoliberal Ebola (2016) y Dead Epidemiologists, de próxima aparición. Estos temas conforman exactamente el combo que estamos experimentando con el Sars-cov-2 y la Covid-19, sus debates epidemiológicos y están en el centro del proyecto de creación de mega granjas porcinas que impulsa el gobierno argentino. De estos temas y otros hablamos en una extensa entrevista que nos concedió amablemente.

¿Podrías contarnos cómo es la situación global de la producción industrial porcina? ¿Por qué este tipo de producción industrial de cerdos tiene potencial pandémico, y qué experiencias previas has estudiado?

Creo que la mejor forma de expresar nuestra situación actual es que ahora somos menos un “planeta tierra” y más un “planeta granja”. Esto es, que en la actualidad hay varias veces más ganado (en millones de toneladas de biomasa) que animales salvajes. Estamos en 1.000 millones de toneladas de biomasa de ganado en todo el mundo, en comparación con solo 50 millones de toneladas de vida silvestre. Así que hay muchísimo más ganado que vida salvaje. […]

Hay muchos millones de hectáreas de tierra en todo el mundo que se están transformando en parcelas agrícolas para el ganado y los cultivos, y gran parte de esa tierra se está transformando según el modelo industrial. De hecho, la manera en que podemos pensarlo es que estamos cada vez más rodeados por ciudades de cerdos y aves de corral. Y ahora se ha incrementado la proporción de cerdos en el ganado. Según las estadísticas de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura [FAO, por sus siglas en inglés], en 1960 se produjeron en un año 400 millones de cerdos a nivel mundial. En 2018 se produjeron casi 1.000 millones. Por lo que en menos de 20 años se ha triplicado.

China produce hasta la mitad del cerdo mundial, pero la mayor parte de esto lo destina al consumo interno. No exportan mucho realmente. La mitad de los 26 millones de productores de cerdos de China producen menos de 500 cabezas de cerdo al año.

La cosa es que Beijing se está moviendo hacia una creciente industrialización y consolidación nacional doméstica. China tiene el objetivo de satisfacer sus necesidades de carne de cerdo desde el exterior. Es sabido que en 2013 el grupo WH de China compró Smithfield, el gigante norteamericano de la industria porcina. Incluso cuando el consumo de carne estadounidense está disminuyendo, el sector porcino estadounidense se está expandiendo, construyendo nuevas granjas, nuevas plantas empacadoras de carne, agregando turnos de trabajo, y lo está haciendo para satisfacer la nueva demanda china. Sobre todo viniendo de un año en el que la mitad de los cerdos de China murieron o fueron sacrificados por el brote de peste porcina africana. Entonces, la decisión de exportar el modelo a Argentina sería solo un paso más en el proceso de expandir espacialmente toda su cadena de producción de commodities porcinas. Y obviamente es una reacción importante a la panzootia de peste porcina africana.

Pero es un cambio en la forma en que China se ve a sí misma en el escenario mundial. En cierto sentido, está en la puerta de entrada de su ciclo de acumulación. Se está moviendo para convertir dinero en capital. Se está moviendo para globalizar sus redes de mercancías de una manera en que no lo había hecho hasta ahora. EE. UU. parece estar al final de su ciclo de acumulación, convirtiendo el capital nuevamente en dinero. En esencia, tratando de retirar el dinero de sus cuentas. Se está retirando de ser quien lleva adelante el sistema capitalista global como lo venía haciendo desde la Segunda Guerra Mundial, así que ha sido bastante sorprendente durante el brote de covid-19 ver qué tan acelerados estaban estos procesos.

Ahora bien, ¿qué está cambiando en la forma en que se producen cerdos? ¿Qué tiene esto que ver con la evolución y la propagación de patógenos? Y sí, tienen mucho que ver en varios aspectos. De hecho, nuestro grupo ha rastreado ese tipo de expansiones y producción industrial porcina hasta un brote o una pandemia que ya sucedió: en 1994, cuando se instituyó el tratado de libre comercio de América del Norte, el TLCAN, el sector cárnico estadounidense inundó con carne barata el mercado mexicano, destruyendo la producción nacional mexicana de cerdos. Por lo que los productores mexicanos incluso tuvieron que vender sus granjas a multinacionales como Smithfield o comprar a sus vecinos para poder competir con los Smithfields mundiales.

Y eso cambió la forma en que México producía sus cerdos, giró más hacia un modelo industrial. Los cerdos industriales se crían por miles. Más cerdos, en manadas más grandes, en menos granjas. Son generados de entrada desde un menor número de razas, por lo que se elimina la diversidad de animales involucrados. Pero se necesita esa diversidad para evitar que los patógenos circulen por más granjas. Si son todos iguales, si estás tratando con un monocultivo de cerdos, entonces cualquier patógeno que encuentre un par de cerdos en un establo de repente puede descifrar el sistema inmunológico de cerdos a lo largo de muchos kilómetros.

Así que el cerdo proporciona, como si dijéramos, una especie de alimento para la gripe: los cerdos están todos amontonados; y de la biología evolutiva aprendimos que al aumentar la tasa de transmisión o aumentar el acceso a cerdos susceptibles selecciona los patógenos más letales, tenés todas estas nuevas cepas emergiendo, más letales, que son ligeras en el viento, de modo que pueden moverse de un lugar a otro e infectar a muchos cerdos… Y así tenés por supuesto gripe porcina, tenés lo que se llama PRRS [síndrome reproductivo y respiratorio porcino], tenés PED [diarrea epidémica porcina], PPV [parvovirus porcino]… No voy a entrar en detalles de cada uno más que para decir que de repente lo que eran patógenos enjaulados, marginalizados, ahora tienen acceso a miles sino millones de cerdos a los que no lo habían tenido anteriormente.

La otra cosa acerca de criar cerdos así es que cuando los amontonás de esta manera también los conducís a una especie de depresión de su sistema inmunológico. Entonces, ahí hay otro medio por el cual las defensas que podría tener el cerdo, tanto a nivel individual como a nivel poblacional, son despojadas por el sistema industrial, el cual está dedicado a generar dinero, no está necesariamente dedicado a producir una ecología saludable en la cual criarlos. Y todo el daño que resulta de producir cerdos de esta manera, ya sea la generación patógenos, ya sea los desechos no tratados de las granjas, ya sea la explotación de los trabajadores del sector, o de los granjeros contratados, todo ese daño ese daño se externaliza a cualquier otro, menos a las empresas involucradas. Si juntáramos todo ese daño, todo esos costos involucrados y luego lo incluyéramos en el balance general de esas empresas, todas esas empresas quebrarían.

Es por eso que las operaciones porcinas son tanto una cuestión de paradigma político como industrial. Necesitan el apoyo de los políticos locales para que les permitan salirse con la suya contaminando el medio ambiente, destruyéndolo, destruyendo la vida silvestre local, destruyendo las economías de los pueblos, y las economías locales alrededor de las cuales muchas comunidades rurales han podido existir hasta ese momento.

Tengo un ejemplo clásico de esto en términos de cómo se dio este giro hacia el modelo industrial y cómo impactó en brotes y a los patógenos: en 2009 emerge la gripe porcina H1N1 precisamente desde este tipo de granjas industriales en las afueras de la ciudad de México; emerge como una infección humana extendida por todo el mundo, contagiando a millones de personas. Todos conocemos esa historia. Pero 2009 no parecía ser tan virulento o tan mortal como ahora sabemos que puede ser el Covid-19, y aún así mató a más de 500.000 personas en ese primer año.

Algunos trabajos de filogeografía, que mapean los brotes basándose en la genética de los patógenos, pudieron demostrar que EE. UU. y Canadá, (que en el escenario mundial son los mayores exportadores de cerdo), también son los mayores exportadores de gripe porcina. Un trabajo similar mostró que la gripe porcina de 2009 en México fue sembrada por primera vez por cepas que ya circulaban en los EE. UU. y Eurasia. Entonces, de alguna manera, todas esas cepas alrededor del mundo pudieron converger vía EE. UU. a México. Y fueron capaces de intercambiar sus segmentos genómicos, de modo que se produjo un nuevo patógeno llamado gripe porcina H1N1. Entonces sí, el tipo y la escala de producción tiene todo que ver con la aparición y propagación de estos nuevos patógenos pandémicos.

Acá en Argentina hay resistencia contra estas grandes granjas, ¿qué alternativas podemos pensar a este modelo industrial de producción?

Claro. No es un tema cerrado, nada es un hecho que no se pueda cambiar, así que aliento mucho los esfuerzos para intentar impedirlo. Aconsejaría evitar esa suerte de reacción xenofóbica que ha estado ocurriendo aquí. EE. UU. culpa a China por el Covid-19 y todo eso, pero ese tipo de nacionalismo por supuesto tiene una serie de razones: una, que los EE. UU. y China están muy integrados en términos de sus directorios corporativos entrelazados, hoy en día tenés obviamente a Smithfield comprada por el Grupo WH, pero eso va en la dirección opuesta; muchísimas inversiones extranjeras directas yendo desde los EE. UU. hacia China; algunas de las investigaciones que se han realizado sobre el SARS fueron cofinanciadas por el gobierno chino y el Instituto Nacional de Salud de los EE. UU.… Así que esta especie de forcejeo, esta especie de guerra fría entre los EE. UU. y China, algo que he llamado el “teatro pandémico”, esta suerte de obra que están montando en un intento de culpar al otro país y esencialmente intentar lavarse las manos de la responsabilidad en la emergencia de estos patógenos, podés ver algo similar a lo de aquí muy probablemente pasando en Argentina. Podemos condenar el influjo de capitales internacionales hacia Argentina para destruir su producción local, pero no se trata necesariamente de los chinos. Quiero decir, tenés latifundio local y una burguesía local en Argentina que le están dando la bienvenida a China y su incursión en nuevas operaciones con cerdos, como vía de destrucción de los pequeños productores [smallholders]. Así que es un escenario complejo pero no al punto de que no podamos hacer nada al respecto.

En términos políticos, diría que los chinos están tratando de externalizar los costos de su producción. Ellos tuvieron la Fiebre Porcina Africana que básicamente destruyó la producción china de cerdos, incluso antes de que emergiera la Covid-19. Así que están buscando otros países básicamente para absorber el daño ambiental que necesitan para poder continuar teniendo cerdos. […]

Esta es una pelea entre el proletariado global, pequeños productores y campesinos de todo el mundo básicamente contra estos directorios burgueses entrelazados operando a través de los países y utilizando el nacionalismo para dividir y conquistar de un país a otro.

Ahora, en cuanto a logística de lo que podemos hacer con la producción de cerdos, hay pequeños productores en todo el mundo que crían cerdos simplemente como lo vienen haciendo hace tiempo. Esto no quiere decir que estemos atrapados en el tiempo, en un tiempo pasado, Le temps perdu y un tiempo que ya pasó; siempre hay nuevas ideas surgiendo de parte de estos granjeros, pequeños productores, en cuanto a cómo tener un mejor crecimiento en sus cultivos y ganado, de una forma que sea saludable para el ambiente y sus economías locales. Estas formas alternativas se han estado desarrollando en todas partes del mundo hace algún tiempo.

Los pequeños productores, ellos solos, producen carne más que suficiente para una dieta saludable para todos nosotros, no necesitamos involucrarnos en operaciones industriales para producir la carne que el mundo necesita. Esa es una gran mentira que impulsa el agronegocio: que necesitan tomar el mundo para poder alimentar al mundo; eso no es cierto, está lleno de comida.

Pero lo que hacen los pequeños productores es producir sus alimentos bajo lo que se llama economía natural. Esto es, teniendo en cuenta el sol, el suelo, las estaciones y el clima, y se preocupan por los ciclos de vida de sus cultivos y ganado. No producen comida con el modelo industrial, el cual es amontonar los cerdos, hacerlos crecer unos meses y luego embarcarlos a todo el mundo, sin importar en qué ciclo de su vida se encuentra el animal. Y ocurre que los pequeños productores, que están comprometidos en este tipo de economía natural, también están protegiéndonos mejor de que los peores patógenos puedan volverse pandemias mortales. […] a nivel biológico esta diversidad actúa como una especie de cortafuegos que impide que cualquier patógeno se extienda a través de una región, les impide desplazarse desde el límite de los bosques directo hacia las capitales regionales y desde ahí hacia las redes globales de transporte, que es lo que están haciendo muchos de estos patógenos.

A diferencia de la producción industrial, los pequeños productores permiten que su ganado se reproduzca en el mismo sitio. Así que supongamos que tienes un brote en tu establo, y resulta que es un brote mortífero y mata a la mayoría de las aves de corral, puede ocurrir que tengas un par de gallinas todavía en pie, y puede ocurrir por azar, pero podría ser que sea por alguna peculiaridad en su sistema inmunológico que les permita sobrevivir al patógeno, a la enfermedad. Podés usar a aquellas que aún están sanas, estas sobrevivientes, para actuar básicamente de progenitoras de la siguiente generación; podés criarlas y tener todo un grupo de ellas protegidas contra el patógeno que todavía estará circulando afuera.

En otras palabras, puedes usar la selección natural en la granja como una especie de herramienta mediante la cual proteger a tu ganado, tus aves de corral y por extensión a los seres humanos involucrados. Y puedes hacerlo en tiempo real, de una forma que la producción industrial no puede, porque no hay reproducción de nuevos animales en granjas locales en animales confinados en operaciones de feedlot. Nada de eso, todos las reproducciones se hacen offshore a nivel de los abuelos, se hacen de manera que crezcan y engorden rápidamente, y que tengan pechugas más grandes por ejemplo en las aves de corral; y no tiene nada que ver con proteger a los animales. En el mejor de los casos lo haces con una vacuna o llenándolos de antibióticos. Pero lleva mucho tiempo desarrollar una vacuna, como lo estamos sufriendo ahora con el covid-19, y algunos brotes aquí en los EE. UU., como la influenza h5n2 entre los pavos, no tuvieron una vacuna hasta que el brote ya había pasado.

Así que mi punto es que mucho de lo que está pasando ahora en términos de los pequeños productores, de las granjas locales, podría hacerse también con una planificación regional, no tiene por que ser meramente de granja en granja. Se puede hacer de manera de encerrar y marginalizar patógenos con la potencialidad de convertirse en pandemias.

¿Por qué tantos en la comunidad científica pasaron por alto el potencial pandémico en el origen de lo que estamos atravesando hoy? Sabemos que estás por publicar un libro sobre los orígenes de la actual pandemia.

Bueno, esta es la parte curiosa: lo tenían y se les pasó, ambas cosas al mismo tiempo. Ahora, ¿cómo pasa eso? Ciencia y capitalismo se remontan un largo camino a sus orígenes mutuos […].

Lo que quiero decir es que la ciencia estaba dedicada a tratar de frenar brotes pero siempre fue importante asegurarse que como científico o como agente de salud vos no hicieras nada que se interponga en el camino de los negocios de la burguesía. Y así vemos todo tipo de esfuerzos incómodos para tratar de abordar lo que estaba sucediendo: en 1997, cuando la influenza aviar h5n1 surgió del sur de China y se desparramó hacia Hong Kong matando un montón de gente, esto llamó la atención de los expertos mundiales en salud. Típicamente, la ONU está dividida entre gente que protege fuertemente el territorio, pero la h5n1 asustó a suficiente gente ahí, por lo que algunos límites fueron derribados y vos tenías conferencias convocando a científicos y otros expertos en Salud de la FAO (Food and Agriculture Organization), de la OMS (Organización Mundial de la Salud), OiE (Organización Mundial por la Sanidad Animal), todos en la misma sala, para trabajar en lo que se llamó One HealthOne Health es la noción de que la salud de la vida silvestre, la salud del ganado, la salud del medio ambiente y la de los seres humanos están todas interrelacionadas entre sí. La mayoría de la gente en todo el mundo ya lo sabía, pero solo en un sistema capitalista, cuando básicamente separaste tanto a todos, perdés el cuadro de que la vida del ganado, la vida silvestre y los humanos están interrelacionados. […]

Así que se comprometieron a desarrollar esto llamado One Health pero lo han hecho de una manera muy peculiar: básicamente lo han desplegado como una especie de medicina colonial de nueva generación, así que lo que hacen es enfocarse en las coordenadas de GPS donde puede haber surgido un brote y a menudo culpan a los grupos indígenas locales o a los pequeños agricultores, o algún tipo de deforestación o alguna práctica como comer arbustos, o enterrar a sus muertos de una forma particular, que lleva al evento de desborde. Y por supuesto, muchos de estos esfuerzos en One Health están siendo cada vez más financiados por multinacionales, todos, desde Cargill hasta Hormel, Johnson & Johnson… todos con intereses en asegurarse de poder participar en la deforestación y liquidar a los pequeños agricultores y los pueblos indígenas, sacándolos del área. Así que One Health ahora se usa como herramienta para limpiar zonas de indígenas y pequeños agricultores, pero hay muchos que escapamos a eso, que lo rechazamos y ahora estamos a favor de lo que se llama Structural One Health: sí, toda la vida silvestre, del ganado y de los humanos está interrelacionada, pero hay que pensar en estas cosas estructuralmente. Nos corrimos de esas geografías absolutas, basadas en donde realmente ocurrió un brote hacia la comprensión de que las cosas son relacionales. Estas geografías relacionales en las que algo en algún lado del mundo afecta algo en el otro lado. Y le prestamos cada vez más atención a los llamados circuitos del capital: el capital se mueve alrededor del mundo, la inversión extranjera directa se mueve en todo el mundo, y en nuestro grupo converge la noción de que ciudades como Nueva York, Londres y Hong Kong, y quizá Buenos Aires, son los peores focos de enfermedades dado que son centros de capital que están financiando la deforestación y los desarrollos que llevaron al desbordamiento de todas estas estas nuevas infecciones en este siglo.

¿Qué visión tenés sobre el agronegocio y el rol de los gobiernos en nuestra región?

Es muy remarcable cómo la clase capitalista […] opera conjuntamente, tienen directorios entrelazados y esto tiene efectos profundos en todo tipo de cuestiones, desde producción, transporte y management hasta exportaciones e importaciones.

Entonces hay un profundo cambio sobre cómo se produce la agricultura en América del Sur, de tal manera que se pierde de vista lo importante. El foco en el acercamiento de China es algo para preocuparse, digamos, mirás el mapa de Argentina y casi no tenés cerdo. Pero con la noción de que tendrías un nivel de concentración como el de China o EE. UU., estás en un gran problema, no es bueno. En China hay “hoteles de cerdos”, con edificios de 13 pisos y miles de cerdos por piso… no querrías nada igual. Digo, está muy fuera de escala ahí, pero no querrías un monocultivo de cerdos que básicamente va destruir tus cuencas hidrográficas. Acá en Iowa, en el estado justo al sur de donde estoy, básicamente tienen tanta mierda de ganado y cerdos fluyendo sin tratar que todas las cuencas hidrográficas están contaminadas. Tenés cuencas que pueden tener 350.000 personas en ellas pero están soportando los residuos porcinos equivalente ciudades enteras como México DF, Tokio y Nueva York combinadas. Mierda porcina sin tratar, y no querés eso en tu medioambiente. Quiero decir, va a destruir tu medioambiente, tus economías locales, toda la plusvalía que surja de eso va a ser exportada o va a ir para las elites locales. A eso apunto acá, no se trata solo de China, se trata de las burguesías locales que están en el negocio de intentar insertarse en otra commodity internacional y con seguridad intentando vender río abajo a la gente de Argentina, y en este caso, como si dijéramos, un río de mierda.

Y ciertamente no deberían estar distraídos pensando que esto se trata solo de China, sino también de la burguesía local intentando apoderarse del resto de las tierras que puedan tener los pequeños productores, o incluso antes de eso, manipulandolos entre trampas financieras y productivas, que nos les dejan ninguna otra opción que vender sus granjas a los chinos o cualquier otra subsidiaria (va a ser una coproducción chino-argentina). Y eso es exactamente lo que sucedió alrededor del mundo, lo que está pasando en todas partes. Estoy hablando de China comprando Smithfield Food en EE. UU., lo que fue un gran golpe, pero también al revés, de fondos de inversión de EE. UU. como Goldman Sachs, que compró 300 granjas porcinas y de aves en provincias no muy lejanos al sur de Wuhan hace unos años. […]

Entonces cuando nos mandan a la guerra entre un país y el otro, se trata más de una pelea local entre la hermandad de la burguesía que mandan a las hijas e hijos de los granjeros y trabajadores industriales que son los que se mueren en el campo de batalla alrededor de todo el mundo. O en el caso del Covid, son dejados tosiendo en sus sillones. Esto es otro ejemplo de esto, una pandemia motorizada por los cambios del capitalismo sobre el uso de la tierra, donde los peores daños ahora son descargados sobre los pueblos del mundo.

Y típicamente las y los trabajadores sufren las peores comorbilidades que llevan a las muertes por Covid. […] Esto proviene de un circuito del capital que se extiende desde cualquier lugar en Argentina finalmente vía EE.UU. o directamente hasta China. Y esta es la mejor manera en que tenemos que pensarnos y organizarnos estratégicamente. […] tenemos que llegar al momento en que el internacionalismo derrote a la globalización.

Vos has venido investigado cómo el Covid impactó en sectores de la clase obrera y minorías étnicas en EEUU. ¿Qué puntos podrías destacar sobre la situación en EE. UU.?

En los EE. UU. y según entiendo también en Brasil, las plantas de procesamiento de carnes están racializadas, en el sentido de que acá en EE. UU. los negros, los latinos, los inmigrantes son la mayoría de los trabajadores en estas plantas y fueron unas de las primeras golpeados en las comunidades rurales. Hay una horrenda simetría ahí entre el hecho de que fueron los cambios en el uso de la tierra para agricultura en China los que dieron lugar a la emergencia del Covid-19 esparciéndose desde murciélagos a humanos, y luego, al mismo tiempo en los EE. UU. ese mismo tipo de desarrollo de agronegocios llevó a la emergencia del Covid-19 en áreas rurales. Y en parte es porque las plantas de procesamiento de carne son para muchos condados la forma más directa por la cual, incluso los más aislados, están interconectados con la red de producción global de commodities.

Colaboraron en la producción: Iriel Surai, Nico Tesla, Leonardo Pérez, Juan Ignacio Román, Paula Pagliaro.

Fuente de la Información: http://www.laizquierdadiario.com.ve/Rob-Wallace-Somos-menos-un-planeta-tierra-y-mas-un-planeta-granja

 

 

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