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La educación en tiempos del coronavirus: Los sistemas educativos de América Latina y el Caribe ante Covid-19

Autor: Banco Interamericano de Desarrollo

En este documento se presentan las acciones tomadas por los países de la región en cuanto a la continuidad en la prestación del servicio educativo durante el cierre de las escuelas por COVID-19.

Asimismo, se presenta un análisis de las condiciones de base sobre las que partieron los países para impulsar dichas acciones, como de la capacidad de los hogares de acceder a educación a distancia.

Finalmente se presenta una serie de opciones de política, acciones, estrategias y recomendaciones para responder a la crisis. Las acciones de política propuestas se presentan en las siguientes áreas:

  1. estrategias para la continuidad pedagógica;
  2. (ii) estrategias de respuesta para la gestión administrativa de los centros escolares; y
  3. (iii) aseguramiento de condiciones sanitarias para la reapertura de los centros educativos.

Descargar: https://publications.iadb.org/publications/spanish/document/La-educacion-en-tiempos-del-coronavirus-Los-sistemas-educativos-de-America-Latina-y-el-Caribe-ante-COVID-19.pdf

Fuente: https://www.compartirpalabramaestra.org/recursos/publicaciones-e-investigaciones/otras-investigaciones/la-educacion-en-tiempos-del-coronavirus-los-sistemas-educativos-de-america-latina-y-el-caribe-ante

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Revista Intercambio de la Red de Investigación de la RED-SEPA. Tendencias privatizadoras en educación superior: Respuestas sociales y construcción de alternativas

Reseñas/Revista/06 Agosto 2020/Revistaintercambio.org

Escribimos la presentación de este número de la Revista intercambio en medio de la emergencia sanitaria mundial por la pandemia del COVID-19. Estamos viviendo un hecho histórico, por el carácter mundial de la pandemia, el número de contagios y
muertes. La catástrofe sanitaria, evidenció el daño de las políticas neoliberales aplicadas desde hace 30 años, dejando al descubierto el desmantelamiento de lo público, la privatización de los sistemas de salud, el empeoramiento de condiciones de vida, prevalencia de enfermedades degenerativas como diabetes, obesidad e hipertensión.

La crisis económica mundial que estaba en curso se ha profundizado con la pandemia, es una crisis sistémica y de patrón de acumulación que arrasará con pequeñas y medianas empresas, y dejará a millones de trabajadores en el desempleo y agudizará las desigualdades.

En educación los impactos son múltiples. Según la UNESCO 1,198 millones de estudiantes quedaron fuera de la escuela en 150 países, millones de maestras y maestros fueron afectados en sus condiciones de trabajo. El cierre de escuelas afecta a la sociedad entera, porque en muchos países los centros escolares son espacios que dan seguridad, alimento y afecto a millones de niños.

La emergencia sanitaria también fue aprovechada para impulsar el uso masivo de las plataformas digitales para impartir educación en línea. En numerosos casos esto significó improvisación, simulación, y por supuesto un gran negocio de los dueños de las grandes empresas transnacionales de la comunicación y la educación.

Un peligro que enfrentamos los trabajadores de la educación y nuestros sindicatos, es que se aproveche la crisis actual para imponernos como norma modelos educativos mixtos (presenciales combinados con clases en línea), en donde la transmisión de conocimientos simplificados sea lo que domine y se abandone el carácter formativo, crítico, humanista de la educación. Y donde se atente contra la esencia social, colectiva de los procesos de enseñanza y
aprendizaje.

Ante un horizonte de incertidumbre, hacia una “nueva normalidad” después de la pandemia, en donde las grandes corporaciones de la comunicación y la educación como GSMA, Microsoft, Weidong, Amazon, Google, Facebook , Coursera, Zoom,
buscarán aprovechar el poder obtenido en la emergencia, los sindicatos educativos, los y las docentes, los estudiantes que participamos en la RED SEPA, sabemos que la crisis que vivimos también es una oportunidad para cuestionar el modelo neoliberal de despojo de derechos que nos ha sido impuesto; así, nos preparamos actuar en la coyuntura y revertir las restricciones presupuestales, y el férreo control de maestras y maestros, que busca su transformación en meros facilitadores en la transmisión de contenidos educativos. Para ello hemos iniciado el ciclo de seminarios, “Capitalismo del desastre: la educación pública en el contexto de la pandemia”, por el momento en línea, para definir una agenda de lucha y
las acciones internacionalistas a realizar.

Afortunadamente contamos con el compromiso de las organizaciones que confluimos en este esfuerzo de Solidaridad internacionalista, y la experiencia desarrollada desde hace 20 años como RED SEPA, para impulsar una educación para la transformación con justicia social, para la emancipación de los pueblos.

Descarga la revista aquí: Revista Intercambio A10 N15

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El profe Lalito y su triciclo escuela en tiempos de coronavirus

Reseñas/06 Agosto 2020/Autor: Asier Vera Santamaria/elpais.com

La suspensión de las clases en Guatemala por la covid-19 aboca a los niños más desfavorecidos al abandono escolar y al trabajo infantil. Un profesor idea una manera ingeniosa de llevar la educación en bicicleta a los alumnos sin acceso a las tecnologías

Las tres ruedas surcan desde primera hora de la mañana un camino sin asfaltar y embarrado por las últimas lluvias. A golpe de pedal, Lalito Gerardo Amílcar Ixcoy, de 27 años, avanza lentamente por las aldeas de Santa Cruz del Quiché, al norte de Guatemala, llevando a cuestas una escuela móvil en busca del encuentro con su próxima alumna. La niña ya se encuentra en la puerta de su casa colocando una pequeña mesa y un banco de plástico, que será su pupitre al aire libre. A lo lejos, ya atisba a su profesor de Primaria, quien pedalea lentamente su triciclo hasta aparcarlo frente a la estudiante.

Nada más llegar con su correspondiente mascarilla, Lalito se coloca su careta facial, se echa gel hidroalcohólico en sus manos e instala una varilla que mide metro y medio entre el triciclo y la mesa. La varilla finaliza con una mano de cartón en la que se detalla con dibujos en cada uno de los dedos las cinco maneras de saludar sin necesidad de que haya contacto físico: militar, japonés, tailandés, de cejas y apache. Todo ello “para prevenir contagios” de coronavirus, que ya ha provocado más de 1.800 muertes en el país centroamericano desde que se detectara el primer caso el pasado 13 de marzo.

Tres días después, el 16 de marzo, se suspendieron las clases en todos los niveles educativos y, desde entonces, las asignaturas se impartieron virtualmente para la minoría que tiene la posibilidad de conectarse a Internet. Según el último censo realizado en 2018 por el Instituto Nacional de Estadística de Guatemala, en el país solo dos de cada 10 hogares (21,2%) disponen de ordenador, mientras que únicamente el 17,2% cuenta con Internet. Esta situación aún es más precaria en el departamento de Quiché, donde únicamente el 9,3% de los hogares tiene computadora y el 4,1% acceso a redes.

“Como no había posibilidades de impartir clases de manera presencial, y conozco los problemas socioculturales que tienen mis estudiantes, cuyas familias muchas veces no saben leer ni escribir y carecen de recursos tecnológicos, como computadoras, teléfonos e Internet, me di a la tarea de buscar un triciclo para poder ir a impartir las clases a sus casas tomando las medidas necesarias”, explica Lalito. Además, indica que cuando se suspendieron las clases, “ya no había respuestas de la mitad de los estudiantes de las tareas que se estaban enviando”. Así fue como este profesor de una escuela privada de Santa Cruz del Quiché, que está realizando su tesis en la Licenciatura de Pedagogía, inventó una escuela móvil, que le permite continuar su labor docente de las materias de Comunicación y Lenguaje, y Matemáticas a sus diez alumnos de entre 11 y 12 años.

El profesor Lalito saluda en una aldea de Guatemala a una de sus alumnas desde la escuela móvil.
El profesor Lalito saluda en una aldea de Guatemala a una de sus alumnas desde la escuela móvil. A. VERA

Antes de poner en marcha su iniciativa, Lalito fue casa por casa a hablar con los padres y madres de sus estudiantes para que le dijeran si estaban o no de acuerdo en que llegara en triciclo para que los niños y niñas no perdieran sus clases por la pandemia. “Tras conocer que no habría ningún contacto físico y que iba a tomar las medidas necesarias para protegerlos, la respuesta fue afirmativa y eso me alegró mucho”, destaca.

Para ello, trabajó dos semanas con su hermano en una empresa de estructuras mecánicas a cambio de que le diera el material para construir la escuela en un triciclo al que le colocó un techo de plástico, una pizarra y un vidrio de cristal para evitar cualquier posibilidad de contagio. Gracias a un ahorro de 700 quetzales (85 euros) compró una bicicleta de segunda mano que pintó y en la que instaló toda la infraestructura para convertirla en una escuela móvil que debe recorrer hasta tres kilómetros para llegar a las casas de sus alumnos. Cada día, dependiendo de la distancia, atiende a tres o cuatro a quienes imparte clases individuales de hora y media.

Lalito reconoce que sí ha tenido un “poco de miedo” por la reacción que podían tener las autoridades del Ministerio de Educación, que le han llegado a pedir sus datos personales. “No sé si para decirme que pare o darme vía libre para seguir con este proyecto”. No obstante, señala que antes de poner en marcha esta iniciativa, se lo comunicó al director de la escuela privada en la que trabaja, quien le autorizó siempre y cuando las familias lo aceptaran, tal como sucedió.

“Muchos padres me dijeron que sus hijos no podían seguir las clases de manera virtual porque no tenían recursos. Y ahora la prioridad es la comida, de modo que, si la escuela iba a ser por Internet, iban a dejar que perdieran este año”, revela el maestro. En este sentido, recalca que el principal objetivo de su proyecto, que denomina tricieducativo, es que “no exista una deserción escolar”.

Abandono escolar y trabajo infantil

Precisamente, Lucía Verdugo, Oficial Nacional de Educación de la Oficina de la Unesco en Guatemala, advierte de que, de prolongarse la suspensión de clases, puede haber consecuencias negativas que “den como resultado un retroceso en los logros alcanzados por el país en términos de cobertura y calidad educativa”, teniendo en cuenta que al inicio de 2020, ya existían desafíos importantes con solo seis de cada diez niños en edad escolar estudiando, según el anuario estadístico del Ministerio de Educación.

“Es difícil precisar en qué medida puede aumentar la deserción escolar, pero sí es una de las consecuencias que podemos prever, principalmente ante las proyecciones que realizan entidades especializadas como la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), que estima un decrecimiento del PIB en la región latinoamericana de por lo menos un 5,3%, así como el aumento del desempleo y de la pobreza y la pobreza extrema”, que en Guatemala afectaba antes del coronavirus a seis de cada 10 personas (59,3%), según la última Encuesta de Condiciones de Vida realizada en 2014.

Así, la CEPAL advierte en un informe de que el cierre temporal de las escuelas como consecuencia de la pandemia “tiene el potencial de aumentar el trabajo infantil entre uno y tres puntos porcentuales, lo que implicaría que al menos entre 109.000 y 326.000 niños, niñas y adolescentes podrían ingresar en el mercado laboral”.

Todo ello en un contexto en el que Guatemala va a incumplir su compromiso adquirido en el 2009 a través de una hoja de ruta que buscaba erradicar el trabajo infantil en 2020, que ocupa a casi 800.000 niños, niñas y adolescentes, de los cuales 263.247 tienen entre 7 y 14 años, según la Encuesta Nacional de Empleo de 2018.

La Jefa de la Unidad de Protección a la Adolescencia Trabajadora del Ministerio de Trabajo de Guatemala, Claudia Peneleu recuerda que en 2016, el Gobierno programó una nueva hoja de ruta en la que, al igual que el resto de países de la región, adquirió el compromiso de alcanzar la meta 8.7 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, que establece “poner fin al trabajo infantil en todas sus formas de aquí a 2025”.

Peneleu afirma que para Latinoamérica y el Caribe se ha hecho una proyección según la cual, se reduciría en dos puntos porcentuales aproximadamente el trabajo infantil para el 2025 respecto a la situación actual.

La OIT prevé erradicar el trabajo infantil

Por su parte, el Director General de Previsión Social del Ministerio de Trabajo de Guatemala, William Godoy, a pesar de que reconoce que la situación “no es muy alentadora”, asegura que hay un informe de tendencias de la OIT que establece que para el 2040 se podría erradicar el trabajo infantil.

Para evitar que la suspensión de las clases aboque a sus estudiantes a trabajar, el profesor Lalito defiende seguir impartiendo clases. «La educación es esencial para que nuestro país salga adelante». La pobreza, añade, es un “flagelo” que se vive en Santa Cruz del Quiché, de mayoría indígena, que ha provocado que “muchos niños y niñas ya no lleguen a estudiar y opten por un trabajo informal como vender frutas en la calle”.

Por este motivo, decidió llevar la escuela a la puerta de las casas de sus alumnos, a pesar de que el colegio privado en el que trabaja solo le paga una mínima cantidad económica tras cancelarse las clases por la pandemia. E incluso le invitaron a buscarse otro empleo: “Yo no quería dejar a mis niños; quería seguir enseñándoles”. Tras impartir las clases desde su triciclo en el que se lee «Profe Lalito 10», en honor a su número favorito en el fútbol, este maestro sigue trabajando en la empresa de estructuras mecánicas de su hermano para poder sufragar los gastos de su casa, donde vive junto a su esposa e hijo de tres años. “Él es mi motivo de lucha”.

La original iniciativa de Lalito cuenta con el respaldo de su comunidad: “Es increíble el cariño que me tienen. A veces, desde las casas me piden que siga adelante y que me cuide, lo que me anima a seguir”. Lalito se muestra sorprendido por la repercusión en la prensa nacional e internacional que ha tenido su escuela a pedales. “Jamás me imaginé que fuera así, únicamente quería hacer felices a mis diez niños y niñas”, añade. Por ello, siempre comienza las clases con ejercicios de estiramientos y calentamientos, y cantando temas infantiles para que «se motiven un poco», teniendo en cuenta que sus estudiantes “se sienten un poco aburridos y estresados”, debido a que no van al colegio.

“Me preguntan cuándo va a acabar esto y si van a regresar a clases”, revela. Durante sus ocho años como docente, dice, sus estudiantes han marcado su vida. “Por su inocencia, su honestidad, su solidaridad y lo buenas personas que son”. Por eso considera que Guatemala “sí tiene futuro, pero hay que motivar mucho a los niños para que sean optimistas. Hay que creer en ellos”. Y arranca de nuevo a pedalear su triciclo educativo en dirección a la casa del siguiente alumno.

Fuente e imagen tomadas de: https://elpais.com/elpais/2020/07/27/planeta_futuro/1595847149_271344.html

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«Coursera para Guatemala»: más de 3 mil cursos gratuitos en línea

Por: Brenda González.

«Coursera para Guatemala», es un programa que ofrece el acceso a 3,800 cursos en línea impartidos por las mejores universidades y empresas del mundo. Un total de 50 mil guatemaltecos podrán acceder a ellos de forma gratuita, a partir de este 2 de agosto hasta el 20 de diciembre de 2020.

Ante la emergencia del Covid-19 y los altos porcentajes de desempleo, Coursera una conocida plataforma educativa virtual, lanzó el programa «Coursera para Gobiernos», y para llevarlo a cabo en Guatemala se alió con Funsepa y el Ministerio de Educación.

El propósito es brindar herramientas que eleven el nivel profesional de quienes buscan un nuevo empleo, así como de los que anhelan mejoras laborales. Todos los guatemaltecos pueden postularse como candidatos a este programa con cupo limitado.

Cursos y universidades

Quienes sean admitidos podrán capacitarse en áreas como emprendimiento, tecnologías de la información, inglés empresarial, cursos para docentes, empleabilidad, entre otros.

Las clases serán impartidas por 42 entidades, entre universidades y empresas. Algunas de ellas son Yale, Princeton, HEC Paris, IBM, Google, Universidad de Londres y Universidad de Toronto. El listado completo podrás encontrarlo en la Guía para estudiantes que está en el sitio oficial.

Los diferentes cursos se pueden recibir a través de la computadora, tablet o en el celular en cualquier dispositivo Android o iPhone.

ENTÉRATE TAMBIÉN:

Oportunidades

Cada curso tiene una descripción detallada que te ayudará a tomar la mejor elección de los temas que se ajusten a tus intereses y necesidades. La descripción incluye:

  • Habilidades que obtendrás
  • Nivel
  • Carga de trabajo
  • Calificación
  • Programa académico detallado

Los estudiantes tendrán acceso al material educativo, foros de debate y, además, podrán ser parte de la comunidad coursera, que les permitirá crear contactos con diferentes profesionales de otros países.

Al finalizar el curso, se podrá generar el certificado desde la plataforma para compartirlo en LinkedIn. Este tipo de certificados es el segundo más popular dicha red social.

¿Cómo postularse?

Para presentarse como candidato es necesario acceder a  Funsepa y llenar el formulario con tu nombre completo, correo electrónico, número de DPI, número de teléfono, e indicar por qué quieres ser beneficiado con el programa.

Es importante aceptar el compromiso de finalizar, por lo menos, uno de los cursos disponibles. Puedes dar clic en este enlace: https://www.funsepa.org/coursera-para-guatemala

Fuente de la reseña: https://www.soy502.com/articulo/coursera-guatemala-mas-3-mil-cursos-gratuitos-linea-100586

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Modelo híbrido, un salto en la exclusión educativa y la precarización laboral

Por: Maestro Arturo Méndez.

Aprovechando la pandemia, la SEP prepara un duro golpe contra la educación pública y el magisterio.

Contrario a lo que había asegurado en la Conferencia del Bienestar del 9 de julio el secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma, respecto a que no habría actividad escolar (incluyendo la capacitación y los consejos técnicos escolares) sino hasta que hubiera semáforo verde, el lunes pasado se reanudaron virtualmente las actividades docentes con un taller intensivo de capacitación durante toda la semana.

Sin embargo, ante la persistencia de altos niveles de la pandemia las autoridades educativas tuvieron que rectificar. En su reunión del pasado martes el Consejo Nacional de Autoridades Educativas (CONAEDU) determinó la posposición de la fase intensiva del consejo técnico.

Posteriormente, el secretario de Educación anunció que el lunes tres de agosto se darán a conocer, en la conferencia matutina de López Obrador, los pormenores del regreso a clases, dejando claro que las mismas iniciarán a distancia.

Mientras tanto, entre los nuevos planes de la SEP para cuando se reanuden las actividades presenciales está lo anunciado hace unos días por Moctezuma Barragán, durante la XLIX reunión ordinaria virtual del CONAEDU, en cuanto a que “el enfoque pedagógico que pervivirá hacia el futuro será un modelo híbrido, en donde esté presente tanto la educación a distancia como la educación presencial” (Boletín No. 196-SEP).

La experiencia de la educación a distancia

Si algo sacó a la luz la pandemia en el terreno educativo son las profundas carencias que viven nuestros alumnos y sus familias, como la falta de acceso a internet, a una computadora o incluso a una televisión, por mencionar algunas directamente relacionadas con la educación a distancia y sus límites.

Dicha situación, como es sabido, se profundizó con la crisis sanitaria y económica, con millones de familias enfrentando despidos, rebajas salariales, bajas ventas y en general reducción de sus ingresos.

En ese marco, complementado con el miedo frente al coronavirus, los contagios —muchas veces sin posibilidad de acceso al sistema público de salud— y muertes de seres queridos, la continuidad del ciclo escolar durante la cuarentena provocó importantes niveles de estrés en alumnos, docentes y familias, mientras que significó la exclusión y el rezago de millones de niñas, niños y adolescentes, incluyendo a quienes requieren educación especial, expresando de conjunto nada menos que insensibilidad por parte de las autoridades educativas.

Para el magisterio, además, implicó la multiplicación del trabajo que conlleva la educación a distancia, que se sumó al trabajo doméstico que recae principalmente sobre las mujeres. Sin olvidar la falta de respeto a los horarios laborales y el hostigamiento por parte de los directivos. Todo ello también impuesto, pero de manera exacerbada, a las maestras y maestros de educación privada, junto a muchas otras afectaciones como reducciones salariales y despidos.

Ahora la SEP habla de “aprendizajes que nos deja la pandemia”, pero lo cierto es que, maquillando la experiencia ¬—incluso dando datos falsos en su momento— del “Aprende en Casa” y demás actividades que se desarrollaron durante la cuarentena, e ignorando las innumerables denuncias y críticas que se le hicieron, así justifica su decisión de la educación a distancia como algo que llegó para quedarse.

De ese modo, mientras que los indicadores económicos pronostican que las cosas se van a poner peor, lo que aumentará las restricciones para el acceso de los alumnos a la tecnología, se impone una modalidad que ya se demostró estresante y excluyente, negando directamente el derecho a la educación de amplios sectores.

A río revuelto, modelo híbrido

Desde que Esteban Moctezuma formaba parte del gabinete del gobierno electo, es decir, desde antes de que López Obrador asumiera el poder, el hoy secretario de Educación ya hablaba en entrevistas, como la que le hizo Adela Micha en julio de 2018, de un modelo escalonado en el que los alumnos no fueran de lunes a viernes a la escuela: un grupo iría el lunes, el maestro les dejaría ese día a los alumnos una investigación, que desarrollarían fuera de la escuela el martes para entregar el miércoles; un nuevo grupo iría el martes, desarrollaría su investigación el miércoles y la entregaría el jueves. Con ello, decía Moctezuma, “puedes duplicar la capacidad, con la misma infraestructura y con los mismo maestros”.

El modelo se planteaba entonces como una de las vías para acabar con la falta de cobertura en educación superior, mientras que se concebía paralelamente el fortalecimiento de la educación a distancia para ese nivel.

Evidentemente, ambas perspectivas estaban en la línea de evitar la construcción de nuevas universidades públicas hasta alcanzar la cobertura total. Las grandes deficiencias en el programa de las cien Universidades del Bienestar Benito Juárez, lo confirman.

Te puede interesar: ¿Qué pasa con las Universidades del Bienestar?

Por lo pronto, se tiene previsto que el regreso a clase presenciales sea escalonado, es decir, que más o menos la mitad del grupo vaya lunes y miércoles, la otra mitad martes y jueves y el viernes se atienda a los alumnos con rezago. Los días que no asistan a las escuela, los alumnos desarrollarán actividades a distancia.

Al parecer, en la vorágine de la contingencia sanitaria el ex presidente de Fundación Azteca, con toda su lógica de eficiencia empresarial, vio un “área de oportunidad”, tanto para trasladar el modelo escalonado a la educación básica como para fusionarlo con la educación a distancia. El resultado sería el modelo híbrido.

No se han dado mayores detalles del modelo híbrido, pero ya se dejó claro que permanecerá aún después de que pase la pandemia.

De esa manera, cuando pase la necesidad de preservar la “sana distancia”, a medida que se avance en la liquidación de los turnos vespertinos para la imposición de escuelas de jornada ampliada y tiempo completo, y conforme aumente la población en edad escolar, las aulas volverán a llenarse nuevamente hasta el hacinamiento, a menos que opere una paulatina sustitución de la modalidad presencial por la modalidad a distancia. En cualquier caso, el objetivo de no construir nuevas escuelas quedaría cumplido.

El hecho es que van más de cuatro meses desde que se suspendieron las clases por la pandemia, tiempo valioso que pudo haber sido aprovechado para construir escuelas. Sin embargo, a pesar de las expectativas despertadas en amplios sectores de jóvenes, mujeres y trabajadores, las prioridades de la 4T están en otros lados, como lo muestra el contrato firmado por la SEP con Seguros Azteca, por 969 millones de pesos, para asegurar los planteles, mientras que el gobierno federal sigue destinando recursos millonarios al financiamiento de la Guardia Nacional y la militarización del país, a los megaproyectos (rechazados por las comunidades locales) o al pago puntual de la deuda externa, todo sin aumentarles ni un peso en impuestos a los grandes empresarios.

Como resultado, el modelo híbrido sumará, para alumnas y alumnos, las consecuencias de la educación a distancia (exclusión, rezago, estrés) a las complejidades de la modalidad presencial.

Al mismo tiempo, para maestras y maestros significa un duro golpe a nuestras condiciones laborales y una violación a nuestros derechos.

Si ya de por sí nuestra profesión se caracteriza por el trabajo fuera de horario (planeación, evaluación, atención a padres, cursos de capacitación, etc.) y por lo tanto no remunerado, lo cual constituye un elemento de precarización laboral, con el modelo híbrido se nos impondrá la extensión de la jornada, el trabajo en casa con nuestros propios recursos y la multiplicación sin precedentes de la carga laboral, violándose nuestro derecho a que se respete el horario y a trabajar en un lugar establecido, además de que se nos obligará a desempeñarnos en algo para lo que no fuimos contratados.

Ningún funcionario ha hablado hasta ahora de un aumento salarial que acompañe el modelo híbrido, pero las migajas que puedan llegar a tirarnos serán la zanahoria para buscar someternos a este modelo esclavizante.

En todo esto, la dirigencia charra del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación viene jugado un papel canalla, promoviendo la idea de que tener trabajo en tiempos de pandemia es un privilegio, cuando en realidad es un derecho negado para millones.

Junto a ello, más allá de que solicita dotar de equipos de cómputo a estudiantes y profesores y generar las nuevas condiciones de trabajo que implica la modalidad híbrida, al mismo tiempo pide “reconocer y valorar la disposición de los maestros para prolongar la jornada laboral y permitir la invasión de su espacio y tiempo familiar” (Comunicado 31-2020 del SNTE), como si a algún maestro o maestra le hubieran preguntado.

Por el contrario, en el taller intensivo de capacitación “Horizontes: colaboración y autonomía para aprender mejor”, los directivos de escuela tomaron la tarea de hacer ideología para que las maestras y maestros aceptemos con la mejor actitud y con empatía las nuevas condiciones impuestas, para después ponernos a resolver cómo hacerle en medio de las carencias, sin más recursos que un cuadernillo digital.

Tanto en lo educativo como en lo laboral, el signo del modelo híbrido es el de la precarización, con lo que se suma la comunidad educativa a pagar los costos de la crisis, junto al resto del pueblo trabajador.

Por supuesto, detrás de todo ello están los intereses de las grandes corporaciones dedicadas a la tecnología educativa, como Google y Microsoft, beneficiadas por la SEP en medio de la pandemia con la entrega de datos —y el uso comercial que puedan hacer de ellos— de los trabajadores de la educación y alumnos, mientras que ganan terreno para incidir en las políticas educativas públicas, cuestiones desarrolladas por Mauro Jarquín en su artículo “Implicaciones de un modelo híbrido en educación” (La Jornada, 26/07/20).

Ya son muchos los maestros y maestras que han hecho una experiencia en lo que va del actual gobierno, pero sabemos que muchos aun guardan esperanzas aunque ven que las cosas no van por donde quisieran. El gobierno lo sabe y por eso necesita un bombardeo ideológico, que no deja de chocarse con la realidad, además de utilizar la represión a través de sus autoridades para que nada se le vaya de las manos.

En defensa de la educación pública y contra la precarización

A pesar del discurso gubernamental sobre la revalorización del magisterio, lo que prevalece en la 4T como práctica cotidiana es que las decisiones se toman desde arriba y se imponen sin siquiera consultar la opinión de las y los trabajadores de la educación.

Frente a este nuevo ataque a la educación pública y al magisterio, es fundamental superar el miedo, confiar en nuestras fuerzas y empezar a organizarnos como trabajadoras y trabajadores de la educación, junto a las madres y padres de familia, para frenarlo y para luchar por demandas como la construcción de más escuelas, la restitución de los turnos vespertinos, infraestructura y equipamiento escolar dignos, plantillas docentes y de personal de apoyo completas, contratación de médicos, psicólogas y orientadoras educativas, ingreso automático al servicio para los egresados normalistas, basificación universal, respeto a los derechos laborales, horas no lectivas dentro del horario escolar, aumento salarial, acceso universal a internet; por que el 100% de alumnas y alumnos tengan garantizado el derecho a la educación al reanudarse las clases, y que el Estado garantice todos los servicios e insumos necesarios para un regreso seguro a clases presenciales cuando las condiciones realmente lo permitan.

Los recursos para eso y otras necesidades sociales como la salud podrían provenir, por ejemplo, de establecer impuestos a las fortunas de los grandes empresarios, del no pago de la deuda externa y de redirigir el presupuesto que hoy se destina a la Guardia Nacional, a la militarización del país y a los megaproyectos.

Hay que imponerles a nuestros representantes sindicales que convoquen a asambleas para discutir, escuela por escuela, las medidas que debemos tomar para garantizar la defensa de nuestros derechos, así como un regreso totalmente seguro a las aulas.

En la “Posición de la CNTE ante el regreso a clases”, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación se pronuncia contra la imposición del modelo híbrido. Así mismo, en su conferencia de prensa del 30 de julio, la dirigencia sostuvo que no hay condiciones para regresar a clases en ninguna modalidad. Sin embargo, su estrategia sigue estando basada centralmente en la negociación con el gobierno, y no en la organización y la movilización de todo el magisterio nacional.

Desde la agrupación Nuestra Clase llamamos a la dirigencia de la CNTE, referente histórico de lucha del magisterio democrático, a romper con la pasividad y a ponerse al frente de la lucha por demandas como las que planteamos aquí, convocando a todas las maestras y maestros del país a deliberar democráticamente sobre los problemas que nos aquejan e impulsando la unidad y la organización de nuestras filas.

Esa lucha, además, no tenemos por qué darla solos. En el documento de la Coordinadora se señala que “La unidad del magisterio aglutinado en la CNTE y nuestros hermanos de clase, en una instancia nacional de organización de los trabajadores, es una condición impostergable para conquistar nuestras demandas reivindicativas e históricas”.

Frente a las consecuencias de la crisis sanitaria y económica, decenas de organizaciones de trabajadores, sindicales y de izquierda hemos empezado a poner en pie el Movimiento Nacional contra la Precarización y los Despidos. Invitamos fraternalmente a las compañeras y compañeros de la CNTE y al conjunto de las trabajadoras y trabajadores de la educación del país a conocer e impulsar juntos este Movimiento.

Fuente de la reseña: https://www.laizquierdadiario.mx/Modelo-hibrido-un-salto-en-la-exclusion-educativa-y-la-precarizacion-laboral

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Construir hoy el futuro de la educación

Por: www.un.org.

 

La educación es la clave para el desarrollo personal y el futuro de las sociedades.

Abre oportunidades y reduce las desigualdades.

Constituye los cimientos de las sociedades informadas y tolerantes y es un motor fundamental del desarrollo sostenible.

La pandemia del COVID-19 ha causado la mayor disrupción que ha sufrido nunca la educación.

A mediados de julio las escuelas permanecían cerradas en más de 160 países, algo que afecta a más de 1.000 millones de estudiantes.

Al menos 40 millones de niños de todo el mundo han perdido tiempo de enseñanza en su primer año de educación preescolar, un año fundamental.

Y los progenitores, especialmente las mujeres, se han visto obligados a asumir pesadas cargas de cuidados en los hogares.

A pesar de las clases impartidas por radio, televisión y en línea, y de los mejores esfuerzos de docentes y progenitores, sigue habiendo muchos alumnos a los que no se ha llegado.

Los alumnos con discapacidades, aquellos de comunidades minoritarias o desfavorecidas, los desplazados y refugiados y aquellos en zonas remotas son los que corren mayor riesgo de que se los deje atrás.

Incluso para aquellos que tienen acceso a la educación a distancia, los buenos resultados dependen de sus condiciones de vida, incluida la distribución justa de las tareas domésticas.

Vivimos un momento decisivo para los niños y los jóvenes de todo el mundo.

Ya antes de la pandemia sufríamos una crisis de la educación.

Más de 250 millones de niños en edad escolar no estaban escolarizados.

Y, en los países en desarrollo, solo la cuarta parte de los alumnos de secundaria dejaban la escuela con competencias básicas.

Ahora nos enfrentamos a una catástrofe generacional que podría desperdiciar un potencial humano incalculable, minar décadas de progreso y exacerbar las desigualdades arraigadas.

Las repercusiones que ello tendrá, entre otras esferas, en la nutrición infantil, el matrimonio infantil y la igualdad de género son profundamente preocupantes.

Este es el telón de fondo del documento de políticas que presento hoy, junto con una nueva campaña con asociados en el ámbito de la educación y organismos de las Naciones Unidas llamada “Salvar Nuestro Futuro”.

Vivimos un momento decisivo para los niños y los jóvenes de todo el mundo.

Las decisiones que los gobiernos y los asociados tomen ahora tendrán un efecto duradero en cientos de millones de jóvenes, así como en las perspectivas de desarrollo de los países durante decenios.

En este documento de políticas se hace un llamamiento a la acción en cuatro ámbitos principales:

Primero, reabrir las escuelas.

Una vez que la transmisión local del COVID-19 esté controlada, devolver a los alumnos a la escuela y las instituciones de enseñanza de la manera más segura posible debe ser una de las prioridades fundamentales.

Hemos publicado una serie de directrices para ayudar a los gobiernos en esta compleja tarea.

Será esencial encontrar un equilibrio entre los riesgos para la salud y los riesgos para la educación y la protección de los niños, y tener en cuenta también la repercusión en la participación de las mujeres en la fuerza de trabajo.

Es fundamental consultar a los progenitores, los cuidadores, el personal docente y los jóvenes.

Segundo, dar prioridad a la educación en las decisiones de financiación.

Antes de la crisis, los países de ingresos bajos y medianos ya tenían una necesidad de fondos no satisfecha para la educación de 1,5 billones de dólares al año.

Ahora ese déficit de financiación ha aumentado.

Los presupuestos para educación se deben proteger y aumentar.

Y es fundamental que la educación esté en el centro de los esfuerzos internacionales de solidaridad, desde la gestión de la deuda y las medidas de estímulo a los llamamientos humanitarios mundiales y la asistencia oficial para el desarrollo.

Tercero, dirigir la acción hacia aquellos a los que es más difícil llegar.

Las iniciativas de educación deben procurar llegar a aquellos que corren mayor riesgo de que se los deje atrás: las personas en situaciones de emergencia y de crisis, los grupos minoritarios de todo tipo, las personas desplazadas y aquellas con discapacidades.

Esas iniciativas deben ser sensibles a las dificultades específicas que enfrentan las niñas, los niños, las mujeres y los hombres, y deben buscar con urgencia cerrar la brecha digital.

Cuatro, construir hoy el futuro de la educación.

Tenemos una oportunidad generacional de reimaginar la educación y la enseñanza.

Podemos dar un salto y avanzar hacia sistemas progresistas que impartan educación de calidad para todos, como trampolín para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Para lograrlo, necesitamos invertir en la alfabetización y la infraestructura digitales, evolucionar hacia el aprendizaje de cómo aprender, revitalizar el aprendizaje continuo y reforzar los vínculos entre los sectores formal e informal de la educación.

Debemos también aprovechar los métodos de enseñanza flexibles, las tecnologías digitales y la modernización de los planes de estudios, velando al mismo tiempo por que el personal docente y las comunidades tengan un apoyo sostenido.

Ahora que el mundo enfrenta niveles insostenibles de desigualdad, necesitamos la educación —el gran igualador— más que nunca.

Debemos tomar medidas audaces ahora, a fin de crear sistemas educativos de calidad, inclusivos y resilientes, adecuados para el futuro.

 

Fuente de la reseña: https://www.un.org/es/coronavirus/articles/future-education-here

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Educación en Latinoamérica: Las aulas, la curva o la desigualdad

Por: dw.com.

Dicen los expertos que los efectos de la pandemia del nuevo coronavirus se sentirán todavía dentro de muchos años. Y pocas cosas tienen dejan tanta huella en el futuro de los países como la educación, o la ausencia de ella. Las consecuencias de perder la partida que juegan maestros y profesores hoy en las aulas se verán en su mayor parte cuando quizás ya sea demasiado tarde.

Este domingo (02.08.2020) Bolivia dio por terminado de forma anticipada el año escolar. El Gobierno de la presidenta interina Jeanine Áñez, que había suspendido en marzo las clases presenciales, argumenta que no es capaz de garantizar el acceso a la educación virtual, especialmente en las áreas rurales. Por eso ha decidido que todos los estudiantes de nivel inicial, primaria y secundaria pasen al curso siguiente. No habrá reprobados.

«Los expertos han advertido de que esta pandemia durará mucho tiempo”, dice a DW Leone Tharcisio, del Instituto de Estudios Regionales GIGA, con sede en Hamburgo. El investigador explica que «la escuela tiene la función primaria de buscar la igualdad de oportunidades, pero en este caso el Estado habrá asumido que no es capaz de apoyar a los niños de los sectores más desfavorecidos, lo que lleva a un aumento de las desigualdades”.

Los sectores afines al partido del exmandatario boliviano Evo Morales ven en esta decisión un intento del actual Ejecutivo de evitar los conflictos con el sector docente, que desde hace semanas exige la dimisión del ministro de Educación. Lo acusan de promover la privatización de la educación en el país. Pero la medida también ha sido criticada por el sector educativo privado, que se ha declarado en emergencia económica.

Bolivia, sin embargo, no está sola en esta encrucijada. Son muchos los gobiernos en Latinoamérica que se plantean qué hacer con sus escuelas y millones de alumnos. No es cuestión de un par de meses: la región se ha convertido en el foco global de la pandemia, que según la Organización Mundial de la Salud será «muy larga”.

¿Seguirán otros vecinos el ejemplo boliviano? «Depende del país, porque muchos países han puesto en marcha alternativas para seguir ofreciendo continuidad educativa pese al confinamiento”, explica a DW Stéphan Vincent-Lancrin, analista educativo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

Una niña accede a la plataforma educativa de su escuela en Buenos Aires¿Qué ocurre con las familias que carecen de medios materiales para que todos sus hijos continúen con su educación?

El experto destaca algunas iniciativas de continuidad educativa puestas en marcha en Sao Paulo, Bogotá o en diferentes partes del territorio peruano, las cuales han demostrado que el margen de acción, al menos en teoría, es amplio. «La mayoría ha optado por soluciones multimodelo que incluyen recursos educativos digitales, educación por televisión y radio y recursos impresos para los estudiantes”, explica Vincent-Lancrin.

Uruguay es, por ahora, el único país de la región en el que los alumnos han vuelto a las aulas. Pero recuperar la presencialidad no solo fue posible gracias a una buena gestión epidemiológica: también jugó un papel clave el desarrollo digital de la educación previo al COVID-19.

En este sentido, la argentina Agustina Lenzi subraya a DW que, aunque el final anticipado del año escolar «es un escenario a considerar en términos regionales”, cada país es un mundo. «La cuestión es qué decisiones políticas acompañan a esa decisión”, añade esta experta en políticas educativas desde la cuarentena en Buenos Aires.

Una clase vacía en la capital mexicanaAlgunas escuelas, como esta de Ciudad de México, han tratado de encontrar soluciones para facilitar la vuelta a las aulas

Desde Costa Rica, la investigadora en educación Diana Hernández advierte: «No creo que atrasando un proceso se pueda más adelante enfrentar mejor ese proceso, no necesariamente”. La educadora costarricense, en contacto con compañeros de gremio en toda la región, es consciente de que en la mayoría de los países «no solo no hay conocimiento de las herramientas, sino que no hay acceso, por lo que para los docentes es como empezar de cero”. Visto así, explica, no son pocos los que piensan que para medio año no tiene sentido el esfuerzo. «Entonces podría ser que otros países de Latinoamérica siguieran los pasos de Bolivia”.

Una nueva normalidad educativa en América Latina

Pero si se para el sistema educativo, tiene que haber una finalidad. «Estamos dejando a las personas sin acceso a la educación”, recuerda la docente, «estamos obligándoles a quedarse dentro de las opciones laborales que no tienen ningún tipo de seguro ni ningún tipo de oportunidad que no sea un escenario de explotación”. Además de la desigualdad, según las grandes organizaciones internacionales la informalidad de las economías latinoamericanas es uno de los factores que alimentan los graves pronósticos económicos para la región.

Está por ver qué rumbo toman los diferentes gobiernos latinoamericanos. La argentina Lenzi cree importante, en cualquier caso, entender que «la antigua normalidad antes de la pandemia no era deseable para todos y todas, era una situación muy desigual”. Es hora de repensar la educación, sea en una escuela, frente a una pantalla, ¿o quizás en un parque? Lenzi subraya la necesidad de poner a las personas en el centro: «la política educativa tiene el desafío de tender puentes entre quienes piensan la educación, quienes la gestionan y quienes la practican”.

Fuente de la reseña: https://www.dw.com/es/educaci%C3%B3n-en-latinoam%C3%A9rica-las-aulas-la-curva-o-la-desigualdad/a-54425787

 

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