Las alcachofas también educan

España / 8 de abril de 2018 / Autor: Roger Valldosera / Fuente: AIKA

Este artículo de opinión tiene como precedente una anécdota que me ocurrió la semana pasada con un niño en clase de refuerzo, en la que soy uno de los educadores.

El niño en cuestión tenía un examen de matemáticas sobre fracciones, porcentajes y descuentos, contenido muy práctico pero laborioso en el momento en que lo empiezas a tratar. El punto que más le costaba a él era el de los descuentos, ya que no entendía los descuentos expresados en tanto por ciento, solo los entendía en euros.

Cuando recurrió a mí para solucionar la duda, pensé que no nos costaría demasiado solucionar el problema; pero sí, costó. Costó porque él no entendía el procedimiento y, sobre todo, no veía la practicidad de los contenidos que estábamos trabajando, por lo que al final decidí tematizar el aula como si fuera una tienda de electrónicos.

Le puse precio a las tabletas, a los teléfonos y a los ordenadores, todos ellos con sus precios iniciales y sus respectivos descuentos. Cuando vio el circo que había preparado, su interés creció y empezó a entender más todo el contenido que estábamos trabajando en papel. No fui yo el buen comunicador o el buen educador, sino que lo fue el entorno, convertido en este caso en una tienda de electrónicos.

Cuando vio el circo que había preparado, su interés creció y empezó a entender más todo el contenido que estábamos trabajando en papel

Esta “pequeña” anécdota, me llevó, aunque no por primera vez, a reflexionar y debatir conmigo mismo sobre la funcionalidad de la todopoderosa escuela y sus metodologías de aprendizaje.

Lejos de querer elaborar una crítica sin funcionalidad alguna, simplemente quiero plasmar una reflexión sobre la practicidad de la escuela y sobre los posibles entornos de aprendizajes. Las instituciones educativas tienen, a día de hoy, la mayor carga de aprendizaje para todas las personas que tienen que cursar su período escolar, pero, ¿y si miramos más allá de estas paredes y nos fijamos en nuestra casa, en nuestra familia, en las calles, plazas, mercados y en nuestra sociedad? ¿Acaso no son estos agentes activos de aprendizaje y enseñanza? ¿No nos convierte este razonamiento a cada uno de nosotros en sujetos proactivos de enseñanza?

Ivan Illich (1926-2002), pedagogo, entre otras de sus ocupaciones, es el hombre en el que me he centrado para elaborar este discurso. Es autor de diversas obras que hablan sobre la temática tratada, como La sociedad desescolarizada o Educación sin escuelas, entre muchas otras.

Illich hablaba sobre la funcionalidad de las escuelas y de si estas se acaban constituyendo como meras cadenas de producción donde el equipo docente da un producto, contenido en este caso, a los discentes. Planteaba el problema del condicionamiento, ya que los discentes, al estar sujetos a un modelo curricular fijo, no tienen libertad para aprender a su ritmo o a partir de sus intereses. Su alternativa era la de empoderar a las sociedades a adquirir el rol de educadoras, reconvirtiendo así el término “escuela” y liberando a los discentes a poder aprender a su ritmo, a partir de sus intereses y motivaciones, y hacerlo durante toda su vida.

El conocimiento está en todas partes, de manera que no solo la escuela nos puede educar, sino que todo nos puede provocar un aprendizaje

A primera vista nos puede sonar una pedagogía un poco agresiva. Sin embargo, para mí es una propuesta muy válida, a la vez que laboriosa, para ir difundiendo en la sociedad. Reitero que no se trata de destruir la escuela, pero sí hace falta reconstruir los principios y el objetivo de esta, así como entender y concienciar de que el conocimiento está en todas partes, de manera que no solo la escuela nos puede educar, sino que todo nos puede provocar un aprendizaje.

Retomando, y sin querer ser redundante, la anécdota del niño y los porcentajes: ¿Qué es más significativo, escribirle en un papel los procedimientos y los problemas a resolver? ¿O ir al mercado o a una tienda y que ponga en práctica los conocimientos elaborados en las instituciones educativas?

No nos tiene que dar miedo ceder protagonismo, la escuela nos puede educar, pero la sociedad nos está educando día tras día y no la estamos considerando un agente educador. Eso se debe a la estigmatización de términos que hemos hecho al respecto.

La escuela, para la mayoría de madres y padres, es el centro del conocimiento y su razonamiento de calidad va muy ligado con el precio, es decir, cuanto más cara es la escuela, más prestigiosa y mejor será. Para los discentes, la escuela, en muchos casos, es sinónimo de trabajo, de obligación, de incongruencias y, en algunos casos, de aburrimiento. Y para ambos colectivos, o para la mayoría de estos, el entorno no se concibe, o difícilmente, como un entorno donde se pueda aprender y enseñar.

Concienciémonos de que nosotros estamos educando y a la vez estamos siendo sujetos de aprendizaje durante toda la vida

No hay nada malo en replantearse los procesos, sin olvidarse del trabajo previo realizado, y ver qué podemos cambiar y construir como sujetos activos de un campo que nos incluye y nos preocupa como es la educación.

Aprovechemos entonces nuevos métodos y nuevos entornos de aprendizaje y concienciémonos de que nosotros estamos educando y a la vez estamos siendo sujetos de aprendizaje durante toda la vida.

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Las alcachofas también educan

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Mujeres y educación: cuatro nombres con voluntad de transformación pedagógica

España / 21-03-2018 / Autor: Roger Valldosera / Fuente: Aika

La comunidad educativa se encuentra en un momento de cambio y revolución que parece novedoso, pero que no lo es si contemplamos los procesos de renovación pedagógica que nos han guiado hasta nuestros días y que nos deben servir, a la vez, como linterna para continuar avanzando. Una parte de este bagaje tiene nombre femenino, y se trata de mujeres que en ciertos momentos tuvieron que transformar discursos androcéntricos y peyorativos en construcciones de ideales y reformas sociales.

Revisamos cuatro perfiles relevantes para disponer de perspectiva histórica en cuanto a transformaciones educativas:

Rosa Sensat (1873-1961)

Esta maestra, de carácter vitalista y reivindicativo, nos abre las puertas de una renovación pedagógica y feminista en un período de transición complicado y arisco.

Sensat, de formación y vocación docente, se dedicó al inconformismo educativo dentro de lo permitido, mirando exclusiva e únicamente por y para el bien de los niños y niñas, de los cuales podemos extraer algunos de los pilares en los que se sustentan sus ideas y reformas: el vitalismo, la higiene y una nueva mirada pedagógica.

Su nombre es casi sinónimo de “Escola del Bosc”, escuela creada el 8 de mayo de 1914 y con identidad libre y reformadora. Esta escuela, segregada por géneros, pretende empezar a articular la conocida “Escuela Nueva”, y entre estos y estas impulsoras nos encontramos con nuestra protagonista. Sensat intentó que los discentes fueran el centro del aprendizaje, haciéndolos protagonistas de su propia educación y haciéndolos partícipes de ella. Además, implemento la idea de la naturaleza como agente educador y de la diversidad de entornos de aprendizaje de los que se podrían beneficiar las niñas y niños. Un espacio donde, como manifestó ella, se aprendiera a vivir.

Además de educar en valores como la sensibilidad y la empatía, Rosa también fue una gran impulsora y activista del feminismo catalán, construyendo una educación que les proporcionara a las niñas una educación completa, alejándose de construcciones de género obsoletas y combinándolas con nuevas ideas de identidad. Sensat se caracterizó por divulgar un feminismo moderado, mezclando valores arcaicos y modernos y realizando una revolución sin desafiar demasiado el orden establecido.

Reforma pedagógica, aprendizaje significativo, igualdad y otros conceptos e ideas son una pequeña pincelada de la obra pedagógica, feminista y vitalista que nos podemos llevar de esta educadora.

Francesca Bonnemaison (1872-1949)

Esta pedagoga, nacida y criada en Barcelona, la podemos localizar y enmarcar dentro del movimiento feminista, conservador de raíz, pero revolucionario de espíritu, el mismo que compartía con Rosa Sensat.

Bonnemaison encontró la oportunidad y su punto de partida en el 1909, donde pudo inaugurar la primera biblioteca pública de mujeres en toda Europa. Esta biblioteca, centrada en un primer momento para mujeres obreras, ofrecía un espacio cultural y diverso donde las mujeres podían recibir una formación integral basada en el desarrollo del conocimiento científico, artístico y manual, así como de su bienestar material y moral.

Francesca, con la finalidad de llegar al mayor número de mujeres y divulgar estas ideas, creó también una escuela para mujeres donde se intentaba formar a la mujer dentro del paraguas del feminismo conservador.

De esta ilustre mujer podemos perpetuar sus ideales, propuestas y acciones reivindicativas y libertarias, así como su inconformismo y las herramientas de cambio que nos transmite. Por muy difícil que parezca, solo hace falta mirar al pasado y ver las huellas que han dejado figuras como ella.

Maria Montessori (1870-1952)

Esta renacentista italiana del S.XIX-XX se podría caracterizar por la gran valoración y capacidad que les otorga a las niñas y niños en sus etapas más tempranas.

Al ver que la educación inicial era fundamental en su posterior desarrollo, Montessori quiso basarse en estos aprendizajes a tan temprana edad y demostrar su vital importancia.

Según ella, los niños y niñas tienen una enorme capacidad de aprender y el rol de los  educadores, y en general de la sociedad, es el de educarlos en materia de libertad, para que ellos y ellas mismas puedan hacer frente a todos los problemas que la vida les pueda plantear, dándoles respuesta.

No solo es cuestión de entender su gran potencial, sino que también es preciso trabajar cuidando y preparando un ambiente favorable al aprendizaje, siempre teniendo en cuenta los períodos sensibles de las niñas y niños, períodos donde pueden adquirir habilidades con mucha facilidad. Montessori considera clave ser conocedor de estos fenómenos para poder anticiparse y beneficiarse.

A parte de esta puesta en escena, María transformó estas teorías en materiales didácticos que dan respuesta al conocido método Montessori. Estos materiales, confeccionados por ella misma, ayudan a trabajar competencias a través del trabajo colaborativo, la comunicación, habilidades sociales y muchas otras que resultan esenciales dentro del imaginario educativo de Montessori.

No es de extrañar que estos materiales intenten ser un soporte para el niño y niña, haciéndole protagonista de su propio aprendizaje y brindándole las herramientas necesarias para que explore, cree, se equivoque y rectifique y en definitiva, aprenda.

Montessori fue una gran impulsora de la educación libre y la cual nos da un ejemplo de que la educación es permanente, empezando así des de etapas muy tempranas y en donde cada uno es el arquitecto de su propia persona.

Helen Parkhurst (1887-1953)

Esta pedagoga neoyorquina inicia su incursión en la educación y la reforma pedagógica en una escuela rural, donde al impartir clases con discentes tan heterogéneos y diversos, se da cuenta de que el aprendizaje no se puede estandarizar, por lo que cada alumno tiene su ritmo y su manera de aprender. Basada por estos principios, Helen decide viajar por Europa, donde realizará su formación en Pedagogía y conocerá a Maria Montessori, a quien tomará como referente para desarrollar y configurar su Plan Dalton, el diamante en bruto de la obra de esta autora.

Este plan, surgido a partir de la preocupación sobre la homogeneidad del aprendizaje, tiene como pilar la erradicación de las asignaturas, convirtiendo así las clases en un “laboratorio” o, dicho de otra forma, lo conocido como “educación por proyectos”.

Esta metodología de aprendizaje pretende garantizar un aprendizaje individualizado y significativo, donde el alumnado aprenda a su ritmo y no dependa de nada ni de nadie para ir construyendo su propio conocimiento. Las materias quedan diluidas y aparecen bloques temáticos para ser desarrollados por las alumnas y alumnos, pero no responden a un nombre teórico, sino que son espacios donde la persona se desarrolla.

Este método fue muy criticado por los teóricos del momento, asociándolo a una anarquía educativa y sin visualizar la variedad de posibilidades y beneficios que ofrece a los discentes y a los docentes, los cuales pasan a ser reyes del conocimiento y la sabiduría a guías y facilitadores de herramientas de aprendizaje.

A pesar de las críticas, nos quedamos con la gran labor educativa e innovadora que nos brinda Helen Parkhurst, sin la que muy probablemente no podríamos haber llegado al punto en el que nos encontramos en esta sociedad educativa y con voluntad de cambio.

Fuente:

Mujeres y educación: cuatro nombres con voluntad de transformación pedagógica

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