Una educación significativa y alternativa es posible

México / 21 de julio de 2019 / Autor: Tatiana Coll / Fuente: La Jornada

A finales de mayo se realizó en Morelia un encuentro de los maestros que participan en las escuelas integrales de Michoacán. Estos encuentros son muy importantes porque permiten a los maestros un intercambio activo de experiencias y reflexiones, como también una puesta en común de los diversos problemas y soluciones que construyen. Son un espacio creativo que debería existir para todas las escuelas, donde los maestros se reunieran a analizar y delinear prácticas docentes, como lo hacen los de estas escuelas. En estas reuniones siempre se aprende mucho y no se requiere la convocatoria ni la presencia de ningún funcionario.

Las escuelas integrales nacieron en 2003, aunque en realidad ya estaban vivas en el pensamiento y esperanza de los maestros democráticos michoacanos. Las empezaron a prefigurar desde la gran insurrección magisterial de abril de 1989, pero sobre todo desde 1995, cuando conquistaron definitivamente la autonomía de su sección sindical (18). A partir de ahí el reto era lograr la transformación del maestro, de las escuelas, de las comunidades escolares, de la educación y ¿por qué no?, del sistema educativo nacional. En este camino produjeron muchos documentos, los más significativos fueron su Proyecto político sindical, su propuesta de Ley de educación para el estado de Michoacán y finalmente el Proyecto democrático de educación y cultura para el estado de Michoacán (Pdecem), todos disponibles en Internet. Para lograrlo se transitó por incontables asambleas de base, foros regionales y congresos estatales, conjuntando voluntades y consensuando ideas.

En 2003 se abrieron las primeras ocho escuelas, son las fundadoras. Once años después existen 53, donde estudian con procesos totalmente diferentes unos 6 mil estudiantes y comparten responsabilidades y experiencias 564 docentes. La más pequeña está en Turicato con 54 alumnos y la mayor en Sahuayo con 800. Algunas son prescolares, otras primarias y hay secundarias y telesecundarias. Son todas diferentes y cada una tiene su especificidad, pero todas funcionan con los mismos principios generales que las definen: trabajar siempre en colectivo, abrir la escuela a la comunidad, problematizar y validar la enseñanza y los conocimientos a través de la práctica y la realidad social, interactuar con el estudio y el trabajo, vincular conocimiento popular y ciencias, construir espacios de reflexión crítica a partir de las dimensiones socioeconómicas del país, sostener una formación e investigación pedagógica constante para cambiar no sólo los contenidos curriculares, sino sobre todo la práctica docente y la organización escolar, integrar activamente a la comunidad como parte de la escuela para así convertirla, no sólo en un espacio de enseñanza y aprendizaje, sino de vida social. Hoy en estas escuelas se ha generado un valioso material didáctico, libros de texto y procesos de planificación muy propios y diferentes.

En este camino que ellos llaman tomar la educación en nuestras manos, tuvieron que romper es­quemas y abrirse paso hacia un mundo cultural nuevo: la filosofía, la pedagogía crítica, la economía política, la sociología, la teología de la liberación. Muchos libros y autores tuvieron que leer, debatir, circular en foros y talleres, tuvieron que escudriñar en las nuevas experiencias que otros movimientos desarrollaban, como las escuelas itinerantes y de los asentamientos del MST, la pedagogía del Movimiento de los Sin Tierra; así como las semillitas del sol de las escuelas zapatistas que nacían y, por supuesto, profundizar en la gran experiencia transformadora de la educación cubana, una de cuyas normas ha sido la de vincular el estudio al trabajo creador y hacer de la escuela un eje de desarrollo y participación comunitaria.

A muy grandes rasgos podríamos enunciar cinco principios generales: 1) generar una capacidad de conocimientos teórico-crítico frente a la realidad, como parte del proceso educativo; 2) establecer a partir de esta formación teórica una práctica educativa como elemento transformador de la realidad y como consecuencia necesaria; 3) sostener una concepción del trabajo docente y el trabajo en general no únicamente como sustento salarial de vida, sino como una práctica social creativa y liberadora, además de una práctica comunitaria; 4) desarrollar una concepción y práctica educativa que sostenga la formación del ser social como construcción colectiva, pública y no como proceso individual, mercantil y meritocrático como lo subraya la teoría del capital humano; 5) construir una educación del buen vivir que permita restituir las capacidades autónomas de las comunidades en convivencia con la naturaleza, un proyecto humanista que coloca al ser humano en el centro y no uno eficientista, competitivo, instrumentalizado y estandarizado.

Profundizar en el conocimiento de esta experiencia vital de transformación educativa es decisivo para entender que es posible pensar y hacer una educación significativa y alternativa. El primer elemento indispensable es recuperar las voces y conocimientos de estos maestros comprometidos y capaces, para sustentar la confianza en que el magisterio puede recuperar su papel histórico-social de abrir caminos de transformación.

Fuente del Artículo:

https://www.jornada.com.mx/2019/07/16/opinion/018a2polç

Fuente de la Imagen:

https://cadenaser.com/ser/2016/12/16/sociedad/1481887887_887255.html

ove/mahv

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Educar para la libertad, pero sin concesiones políticas

Por: Tatiana Coll

El nuevo plan para la educación ambiciosamente denominado Modelo educativo para la enseñanza obligatoria: educar para la libertad y la creatividad, fue presentado como siempre en un reluciente acto en Palacio Nacional, en presencia, también como siempre, de todos los poderes institucionales y fácticos. Lo primero que ha recogido la prensa, en general, de las palabras del responsable mayor de dicho modelo, el secretario de la SEP, es que en la ruta de implementación del nuevo modelo educativo no habrá concesiones políticas. Salta a la vista que un modelo que pretende educar para la libertad, pero que debe ser impuesto sin concesiones políticas (mensaje típico-críptico-priísta para los maestros democráticos), representa una aberrante contradicción. Para Aurelio Nuño Mayer y los aplaudidores del nuevo modelo, la libertad consiste entonces en aceptar e impulsar la propuesta. La libertad como ejercicio unilateral de acuerdo.

En consecuencia, la comprensión del corrupto líder magisterial, Díaz de la Torre, sobre la implementación de este nuevo modelo va por el mismo camino y amenaza con que el SNTE tampoco permitirá que las propuestas para la formación y desarrollo profesional docente se conviertan en campos de batalla ideológicos, económicos o políticos. Si entendemos bien, la posibilidad de educar para la libertad y la creatividad y como dijo el propio presidente Peña Nieto la educación para formar un individuo libre, responsable y comprometido, ciudadano, pero también (sic) con las mejores causas de la humanidad consiste en cerrar paso al disenso, a la reflexión crítica, al análisis de las condiciones reales económicas, políticas y sociales, así como de ignorar los diferentes debates teórico-ideológicos. El modelo es tan perfecto y rotundo que debe ser aceptado sin rechistar.

Una vez más podemos comprobar que el espacio educativo sigue siendo el preferido por el gobierno y sus acompañantes empresariales y partidistas, para desplegar todas las armas demagógicas y tratar de convencernos de su enorme patriotismo y preocupación por todos los mexicanos y mexicanas sin distinción. Una vez fracasadas sus reformas, sobre toda la energética y su consecuente gasolinazo, vuelve presuroso al terreno educativo donde todo puede ser grandilocuente retórica vacía.

He venido entrecomillando el término nuevo modelo con toda intención. En el documento del modelo educativo se establece el nuevo eje curricular que guiará el trabajo docente: desarrollar aprendizajes claves, aprender a lo largo de la vida, aprender a aprender, dejar de lado las formas memorísticas, en fin, una verdadera revolución educativa. Para algunos que llevamos años de trabajo dedicados a analizar los problemas educativos, y gozamos aún de buena memoria, resulta risible y lamentable que se presente con tanto boato el nuevo modelo que repite lo que viene diciéndose desde hace más de 20 o 30 años.

Baste traer a la memoria el muy conocido libro de Aprender a ser, coordinado por Edgar Faure, quien presidió la Comisión designada en la Conferencia General de la Unesco que en febrero de 1971 encomendó la tarea de estudiar la situación de la educación en el mundo y las posibles estrategias a desarrollar, a un grupo importante de personajes comprometidos con la educación. Además de proporcionar un detallado estudio comparativo entre los sistemas educativos de los países desarrollados y los subdesarrollados, despliega un número importante de análisis y propuestas, entre ellas, las más conocidas son: la escuela no debe estar separada de la vida; se debe combinar la teoría, la técnica y la práctica, el trabajo intelectual y el manual; los conocimientos se colocan en un circuito continuo de acción y retroacción con la vida cotidiana; eliminar los aprendizajes exageradamente teóricos y memorísticos, la expresión escrita repetitiva y convencional; se aísla arbitrariamente las humanidades de las ciencias; la enseñanza debe consagrar un menor esfuerzo a la distribución y almacenamiento del saber adquirido y prestar una mayor atención al aprendizaje de los métodos de adquisición: aprender a aprender (Alianza Editorial, 1973). Años después, 1994, Jacques Delors condensó en tres grandes frases paradigmáticas este sentido innovador. Pero de tanto repetir y repetir esta propuesta sin implementarla y hacerla realidad, se ha convertido en mera consigna vacía.

Esta vuelta a lo trillado se acompaña de lo que la burocracia educativa ha acuñado como autonomía curricular, totalmente contradictoria con toda la parafernalia estandarizadora, clasificadora y medidora que han puesto en marcha a rajatabla, también, mediante las evaluaciones a todos los procesos y actores del sistema educativo. No puede practicar ninguna autonomía curricular quien será sometido a estas pruebas constantes donde se marcan con precisión los indicadores y parámetros que deben ser cumplidos para sostener su empleo y funciones docentes. Si la inalcanzable meta sigue siendo el examen PISA, cada vez estaremos más lejos.

Para desarrollar verdaderamente una propuesta de educación autónoma en la currícula y la gestión escolar, una propuesta para la libertad y la creatividad, habría que cambiar totalmente las condiciones políticas, económicas y sociales que operan en el sistema educativo nacional. Pero es precisamente lo que no quieren ni siquiera discutir, las concesiones que no darán.

Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2017/03/16/opinion/019a1pol

Imagen: http://expansion.mx/nacional/2017/03/10/el-gobierno-de-mexico-detalla-su-plan-para-revolucionar-la-forma-de-ensenar?internal_source=RELATED_ARTICLE

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