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Un hombre puede –y debe– ser feminista

Por: Tomás Loyola Barberis

Repensando desde donde ubicarse y relacionarse los hombres con el feminismo.

 

 Sí. Un hombre puede –y debe– ser feminista. Por supuesto, debemos serlo en el marco que entiende al feminismo como una lucha por la igualdad para mujeres y hombres, erradicando la opresión, la explotación y el sexismo que ellas llevan sufriendo histórica, social y culturalmente a lo largo de los siglos. Pero debemos hacerlo desde la posición que nos corresponde: un papel secundario en una lucha que jamás debemos liderar ni pretender comprender del todo –porque no hemos vivido en nuestras carnes lo que significa ser mujer–, en la que debemos trabajar de forma activa no para ser vistos ni aplaudidos por nuestra descubierta sensibilidad, sino para reconstruirnos a nosotros mismos desde el feminismo, entendiendo que es un proceso que jamás estará completo, porque estaremos constantemente aprendiendo.

De ahí que el hecho de ser feministas no nos convierte ni de cerca en líderes de opinión ni en cabecillas del feminismo. Sería lo mismo que una persona heterosexual pretendiese liderar las reivindicaciones del colectivo LGTBIQ… ¡Imposible! Primero, porque a pesar de su magnífica sensibilidad y empatía, jamás sabrá lo que es sentir miedo de decir “te quiero” o “me gusta esa persona”, o de ir de la mano por la calle con la persona que quiere sin preocuparse por el sitio, la hora o si hay más gente o no; segundo, porque jamás ha sentido ni vivido dentro de su cuerpo las sensaciones, pensamientos o emociones de una persona del colectivo, que no es que sean distintas, pero muchas se viven de forma diferente; tercero, porque no ha sentido la presión de ocultarse o de esconder sus sentimientos… Y podría seguir, pero creo que queda claro el concepto: podemos ser feministas, pero como aliados de la causa; con la idea certera y convencida de que somos apoyo en una lucha que, si bien nos interesa y nos beneficia como personas y como sociedad, no es nuestra y nunca lo será. Al menos no en exclusiva.

Los hombres tenemos algunas ventajas adquiridas simplemente por el hecho de ser leídos socialmente como hombres, por mucho trabajo de equidad que se esté haciendo desde distintos ámbitos de la sociedad. Todavía recuerdo el impacto que me provocó el testimonio de un hombre trans que, desde que comenzó a hormonarse con testosterona, ya no sentía miedo al ir por la calle de noche, porque el temor a una violación se desvanecía simplemente por el hecho de ser hombre. Eso nos demuestra la inmensa labor que tenemos por delante.

Esos privilegios de los que hablábamos podemos constatarlos en muchas experiencias: más libertades para chicos que para chicas, que ellas deben cuidarse más y ser más delicadas, no porque necesariamente lo sean, sino porque es lo que se supone que deben ser; más peligros para ellas en un sistema que permite sin pudor la cosificación de las mujeres, su explotación sexual, donde la prostitución está instaurada como una institución y que, además, es incapaz de erradicar la mutilación, la violencia, el asesinato sistemático, el acoso sexual, entre otras. Pero también se ve en el entorno laboral, en el universitario, en las salidas profesionales, en las carreras escogidas, en el cine, la televisión, los museos, la literatura… Y también lo palpamos en la sociedad y en esos arraigados estereotipos que persisten pese a todos los esfuerzos.

Sobre todo quedan en evidencia en la negación del machismo vigente, en la simulada ignorancia de quien dice no comprender la importancia del lenguaje, de los comportamientos sociales, de la publicidad y de los medios de comunicación en todo esto. Y más visibles son esos privilegios cuando hay personas que hablan de feminazismo como una corriente real, o de la imposición de la ideología –o últimamente también llamada dictadura– de género, una idea aberrante que no hay cómo cogerla, difundida con la única intención de minar, despreciar y desdibujar el motivo por el que estamos aquí: el fin de la opresión machista y del heteropatriarcado.

¿Suena apocalíptico? Seguro que más de alguien ha sentido correr un sudor frío por la espalda. Pero, si quitamos el populismo barato y la visión terrorífica de este motivo que nos ocupa, nos quedamos con algo que realmente no debería tener ningún tipo de contestación: la igualdad y el respeto a los demás sin importar su origen, su expresión, su ser. Es decir, una sociedad en la que los seres humanos tengamos las mismas oportunidades y derechos. Es así de sencillo.

El primer paso para ser un hombre feminista, entonces, es aprender que la lucha no es nuestra y apoyarla. Después, vendría el largo y eterno proceso de desaprender los estereotipos, deshacerse de los privilegios y de enfrentarse a todo lo que se supone y se espera de nosotros por el simple hecho de ser hombres. Y el camino para conseguirlo está precisamente al lado de las mujeres, aprendiendo de ellas y, a través del cuestionamiento interno y compartido, replantearnos todo el sistema vigente para construir uno más equilibrado e igualitario.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=245404&titular=un-hombre-puede-%96y-debe%96-ser-feminista-

 

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La educación como fuerza transformadora

Por: Tomás Loyola Barberis

La educación no es únicamente importante como vía para el empoderamiento individual, sino que también repercute en la economía, la sociedad, la cultura y en el medio ambiente. Es en este último punto donde ha centrado su atención el informe Seguimiento de la Educación en el Mundo (2016), que lleva por título La educación al servicio de los pueblos y el planeta: creación de futuros sostenibles para todos, elaborado por la Unesco.

En el documento se abordan los desafíos para alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) que tienen que ver con educación, puesto que si bien es el ODS 4 el que la menciona directamente –“Garantizar una educación inclusiva y equitativa de calidad y promover oportunidades de aprendizaje permanente para todos”–, su impacto puede afectar al resultado de los otros 16 objetivos.

Entre los desafíos más urgentes podemos encontrar, según explica la directora general de la Unesco, Irina Bokova, la necesidad de cambiar el enfoque que tenemos actualmente de la educación, ya que, de no hacerlo, será imposible alcanzar los objetivos planteados para 2030. De igual manera, se refiere a la necesidad de establecer un compromiso a largo plazo, pero también a la urgencia de comenzar a tomar las medidas adecuadas para dirigir las acciones necesarias hacia la consecución de los ODS; y también a la necesidad de fomentar el desarrollo de competencias, actitudes y comportamientos para un crecimiento sostenible e inclusivo.

La preocupación surge de los datos analizados por el informe de los que se deduce que, si todo sigue como hasta ahora, conseguiremos los ODS en educación con 50 años de retraso. “Con las tendencias actuales, la terminación universal de la enseñanza primaria se alcanzará en 2042, la del primer ciclo de enseñanza secundaria en 2059 y la del segundo ciclo de enseñanza secundaria en 2084. Los países más pobres alcanzarán la enseñanza primaria universal más de 100 años después que los más ricos”, especifica el documento.

El impacto de la educación

El informe de la Unesco ha puesto especial énfasis en la incidencia que tendrían los avances en la educación en los otros objetivos de desarrollo sustentable relacionados con la reducción de la pobreza, una mejor respuesta ante desastres naturales, la reducción de la mortalidad infantil, el aumento del PIB, entre otras.

“Si se alcanzara en 2030 la universalización de la enseñanza secundaria para las mujeres en edad de procrear, disminuiría la tasa de mortalidad de los menores de 5 años en el África subsahariana de 68 a 54 fallecimientos por cada 1.000 nacidos vivos en 2030 y de 51 a 38 fallecimientos por cada 1.000 nacidos vivos en 2050”, especifica el último informe disponible. Pero también puede afectar positivamente al aumento del ingreso per cápita al mejorar la productividad de la mano de obra y favorecer las dinámicas que permitan acelerar el desarrollo de las comunidades más atrasadas, y fomentar también la adopción de nuevas tecnologías.

De hecho, la Unesco calcula que “en los países de ingresos bajos, la terminación universal del segundo ciclo de la enseñanza secundaria aumentaría los ingresos per cápita en un 75% para 2050”. A la vez reconoce que la pobreza extrema todavía es un enemigo imposible de batir antes de 2030, y que el avance en este sentido permitiría recortar en una década la posible eliminación de la pobreza.

En el ámbito de la política, la educación cívica y la participación ciudadana, “la educación aumenta los conocimientos sobre los principales dirigentes políticos y sobre cómo funcionan los sistemas políticos. Las personas necesitan tener información y competencias para inscribirse para votar, comprender lo que está en juego e interesarse por los resultados de las elecciones”, analiza el informe. Esto fomentaría también la participación de las mujeres en los órganos de toma de decisiones, tanto en el ámbito local como nacional; aumentaría la representación de minorías y grupos marginados, y también reduciría la violencia y la resistencia a la participación, además de suavizar las diferencias entre grupos étnicos y religiosos.

Así como la educación podría mejorar los índices de respuesta y prevención ante los desastres naturales si se alcanzase la enseñanza secundaria universal en 2030, reduciendo las muertes a menos del 10% de las que hubo en la primera década de este siglo, el aprendizaje a lo largo de toda la vida podría tener un relevante impacto en la sostenibilidad de las ciudades, en la mejora de su funcionamiento, de su diseño urbanístico y su planificación.

Este último punto es especialmente relevante cuando el crecimiento desmedido de las grandes ciudades ha generado una problemática social relacionada con el acceso a los servicios básicos como sanidad y educación, a la seguridad y a la ingobernabilidad. Pero la educación es una herramienta poderosa para reducir esa situación de desigualdad y propiciar los cambios necesarios para alcanzar espacios urbanos mejor diseñados, sostenibles e inclusivos.

“La enseñanza primaria y secundaria de buena calidad y una alta tasa de matrícula en la enseñanza superior son fundamentales para fomentar la innovación y aumentar la productividad en las economías basadas en el conocimiento. Las ciudades atraen el capital humano y las inversiones directas extranjeras al posicionarse como centros mundiales de intercambio en lo referente a la enseñanza superior, las competencias, el talento, el saber y la innovación”, argumenta la Unesco.

Fuerza transformadora

Si queremos alcanzar los objetivos planteados, una de las medidas esenciales es la inversión. La recomendación, según el informe, es destinar entre el 4% y el 6% del PIB a Educación, o, al menos, entre un 15% y un 20% del gasto público. No obstante, los datos arrojados por la Unesco sitúan el gasto promedio en el 4,6% del PIB y apenas en un 14,2% del gasto público, cifras que no han recuperado todavía los niveles alcanzados en 2009 y 2010.

La Unesco se apunta como tareas pendientes poder determinar con exactitud, ante la falta de un mecanismo mundial de seguimiento, qué ocurre en el apartado de becas de movilidad internacional y en la preparación idónea del profesorado para ejercer su profesión, aunque ya se ha detectado una importante brecha no solo entre países, sino también dentro de ellos. No obstante, la apuesta de la entidad es por mejorar los sistemas de medición del retorno que producen las becas y cómo estas impactan en el país de origen del becado; y, en el caso de las y los docentes, cómo hacer no solo para mejorar sus niveles de preparación y formación inicial, sino también los de retribución, que es considerada una herramienta fundamental para atraer y retener a los mejores profesionales.

Pero la tarea es mucho más amplia y todavía hay que plantearse un cambio más profundo para acercarse a la meta establecida. “Para que la educación tenga efectos transformadores que apoyen la nueva agenda del desarrollo sostenible, no bastará la educación como se ha venido impartiendo hasta ahora. El aprendizaje debería fomentar la reflexión relacional, integradora, empática, anticipativa y sistemática. Las escuelas deberían convertirse en espacios ejemplares que respiren sostenibilidad: unos lugares inclusivos, democráticos, saludables, neutros en cuanto a emisiones de carbono, que sienten las bases para la consecución de los ODS”, asevera el documento de la Unesco.

En el informe de 2016 se hace un llamado a los Estados para que asuman el obligado papel que tienen en la consecución del ODS 4. Para ello se ha establecido un nuevo conjunto de herramientas y una carpeta de recursos para hacer un seguimiento del objetivo de la educación después de 2015 y las metas propuestas para 2030. En tanto, se han examinado también los vínculos recíprocos entre la educación y los principales aspectos de la agenda para el desarrollo después de 2015, y la forma de replantearse el papel de la educación para contribuir a la ambiciosa agenda para el desarrollo sostenible.

Es este el germen que tiene que movilizar a la comunidad educativa para ejercer activamente el rol que le corresponde en cuanto a la transmisión de esas competencias, actitudes y comportamientos para un crecimiento sostenible e inclusivo que invocaba Irina Bokova. Y para eso, más que las grandes acciones, que también, se requiere innovación que permita renovar los espacios educativos, para convertir al alumnado actual en las y los diseñadores de un mundo más justo y equitativo. El futuro, finalmente, es tarea de todos.

Fuente: http://revistainnovamos.com/2017/01/31/la-educacion-como-fuerza-transformadora/

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Formación Profesional Dual

Por: Tomás Loyola Barberis

La Formación Profesional Dual no ha tenido el éxito que se esperaba. O, al menos, no una importante repercusión en el alumnado. Según los datos brindados por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en el documento que lleva por título Estudios económicos de la OCDE: España 2017, “las prácticas en empresas y los contratos de formación han aumentado de manera significativa desde 2012, pero solo el 2% del alumnado de la escuela secundaria superior está matriculado en este sistema”.

En la primera parte de la afirmación de la OCDE coincide el Ministerio de Educación, Cultura y Deportes (MECD): “Implantada en todas las comunidades autónomas desde el curso escolar 2012-2013, la Formación Profesional Dual ha experimentado un incremento considerable tanto de centros participantes como de empresas y alumnos, incremento que, es previsible, continúe en el futuro”. Pero, si bien el crecimiento efectivamente ha sido importante, todavía su participación en el global del alumnado de FP es ínfima.

El director de formación de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), Juan Carlos Tejeda, afirmaba, durante su intervención en el III Congreso de FP (junio, 2016), que respecto “a los contratos de formación y aprendizaje en los que aparece de forma inherente la formación dual, se constata un aumento muy significativo desde 2013, coincidiendo con la aprobación del nuevo desarrollo del contrato para la formación y aprendizaje, aunque el tiempo transcurrido desde su puesta en marcha no es suficiente como para extraer una tendencia clara”.

Y no es clara, además, por otra razón: no hay datos oficiales precisos para poder comprobar el alcance y el cumplimiento de los objetivos en cuanto al desarrollo de la FP Dual en España. Tejeda recurría a los contratos de formación y aprendizaje, cuya cifra se elevaba a 481.472 nuevas firmas desde 2012, con un aumento importante desde la implantación de esta modalidad formativa. De ellos, el 6,6% correspondía al primer cuatrimestre de 2016.

“En relación con la formación vinculada a estos contratos, sin embargo, no existe información disponible y, por tanto, no es posible contrastar las características de la formación impartida y evaluar suficientemente esta en el nuevo esquema de formación dual y su efectividad en relación con la mejora de la empleabilidad, la inserción laboral y, sobre todo, el ajuste en las competencias y cualificaciones entre trabajadores y empresas”, continúa Tejada.

Desigualdades

Tal como sostiene Benito Echeverría Samanes, en su artículo Transferencia del sistema de FP Dual a España, existe un “predominio de ciclos formativos de Grado Superior (72%) frente a los de Grado Medio (28%), concentrados en las familias profesionales de Fabricación Mecánica (21%), Electricidad y Electrónica (13%), Instalación y Mantenimiento (11%) y Administración y Gestión (10%)”, las cuales representaban más de la mitad de las matrículas en ese período. Es decir, las familias profesionales que agrupan el mayor número de proyectos son aquellas que se relacionan con el sector secundario o industrial.

Pero la realidad es otra. El Informe de Inserción en el Mercado Laboral. Titulados de FP del Sistema Educativo, publicado por el MECD en agosto de 2015, afirma que de todos “los contratos celebrados con titulados de Formación Profesional del sistema educativo, de Grado Medio y Grado Superior, el 54,95% corresponden a 9 títulos, en su mayor parte, del sector servicios, mientras que solo representan el 31,98% del total de alumnado matriculado”.

Así, el ciclo formativo de Gestión Administrativa acumulaba en el curso 2013-2014 el 16,95% de los contratos realizados, seguido de Cuidados auxiliares de enfermería (12,6%), Administración y finanzas (10,77%) y Educación Infantil (3,27%)

En cambio, los ciclos formativos de la familia profesional Agraria, por ejemplo, suponían apenas un 1% del total de los proyectos de FP Dual. Y, según los datos recopilados hasta entonces por la Administración, no se preveía desarrollar ningún ciclo “en las familias Marítimo-Pesquera, Industrias Extractivas, Edificación y Obra Civil, Vidrio y Cerámica, Textil, Confección y Piel, y Artesanías”, tal como sostenía un informe de la Subdirección General de Orientación y Formación Profesional.

El Ministerio de Educación, con los datos que contaba para el curso 2013-2014, afirmaba que las comunidades autónomas en las que la Formación Profesional Dual había tenido mayor desarrollo eran Cataluña, Euskadi, Andalucía y Comunitat Valenciana, con más de 60 ciclos. Por su parte, Juan Carlos Tejeda añade a Castilla-La Mancha y a Madrid a la ecuación, explicando que tiene sentido que todas estas autonomías aparezcan en el listado, dado su “volumen de población, su número de centros y empresas existentes como por su tejido productivo característico”. En el otro extremo de la tabla, según el MECD, se encontraban Extremadura y Baleares (5), Galicia y Navarra (4), y Aragón y la Rioja con 2.

Estado actual

Más allá del cálculo que se hace en cuanto a la proporción que le corresponde a la modalidad Dual dentro de todo el universo de la Formación Profesional, pocos datos oficiales hay desde los últimos informes mencionados en este artículo. Es más, el último Datos y cifras publicado por Educación en 2016, no hace referencia a esta vía y solo aparecen la Formación Profesional Básica, de Grado Medio y Superior en cuanto a alumnado total y a la proporción de mujeres en cada nivel, pero sin entregar más detalles desagregados respecto a los programas de la FP Dual.

La FP Dual se ha multiplicado por diez en La Rioja en el último lustro, pasando de 12 a 130 estudiantes. En el País Vasco, ha pasado de 124 en 2012 a 759 el curso pasado. Murcia tiene actualmente convenios con 210 empresas y pretende duplicar esa cifra en los próximos años. Asturias, en tanto, ha pasado de 109 estudiantes en seis centros a 265 alumnos y alumnas en 28 centros. No obstante, España está todavía muy lejos del modelo alemán, donde el 70% del alumnado escoge la modalidad Dual; o de Austria o Francia, donde la proporción es del 40%.

Viendo esas cifras globales en cuanto a estudiantes, centros y empresas involucradas, se puede comprobar un crecimiento y una tendencia al alza que debería mantenerse en toda la Formación Profesional, incluida la modalidad Dual. No obstante, la falta de perspectiva y claridad de esos datos impide obtener una visión sistémica y real de su éxito, su alcance y su proyección a futuro, sobre todo para poder aplicar las medidas necesarias para mejorar sus resultados.

En referencia a la FP Dual, el análisis de la OCDE en su informe dice que, “a pesar de estos avances, y si bien ha aumentado el número de graduados, es poco el alumnado matriculado en la FP en Secundaria; además, estos programas siguen sin tener una orientación laboral suficiente y, en líneas generales, no promueven el paso a la Formación Profesional de Grado Superior”.

Fuente: http://revistainnovamos.com/2017/05/12/formacion-profesional-dual/

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El gasto educativo sigue bajando

Por: Tomás Loyola Barberis

La inversión educativa, es decir, el monto del Producto Interior Bruto (PIB) destinado al ámbito de la educación, ha disminuido y continúa sin recuperarse después de nueve años de crisis. Es un hecho que se puede confirmar gracias a los datos recogidos por el Informe Curso Escolar 2017-2018presentado recientemente por el sindicato Comisiones Obreras.

“En 2016 ya habíamos alcanzado el PIB de 2009 e igualado el de 2008, que se superará en 2017. Sin embargo, el gasto educativo ha pasado del 4,95% del PIB en 2009 al 4,26% en 2016, es decir, ha descendido un 14%”, sentencia el documento, acusando al Gobierno del Partido Popular de mantener unas políticas educativas que consolidan la situación de desigualdad entre el alumnado español.

La mayor caída de la inversión educativa se produjo entre 2011 y 2012, cuando pasó del 4,70% del PIB al 4,46%, es decir, de casi 51 mil millones de euros a 46.789 millones (según datos del periódico Expansión). Así, se redujeron 5 mil millones de euros en un año lo que, en el acumulado desde 2009, se traducen en más de 9.000 millones menos para educación. “Un recorte total de 8.920 millones de euros es una cifra aún peor que la obtenida a partir del estudio de la función Educación de los Presupuestos de todas las Administraciones que de forma sistemática CCOO ha hecho todos los años. Un 16,6% global”, según sostiene un documento previo de dicha agrupación sindical presentado el año pasado.

¿Qué significa dicha reducción?

Por un lado, la caída en la inversión tendrá un efecto en los resultados. Y no solo en los académicos, sino que también afecta a todas las políticas de compensación de las desigualdades, abriendo brechas entre el alumnado en el ámbito local y también en la comparativa autonómica. Esto se explica porque dicha reducción no afecta de manera homogénea a todo el territorio, sino que profundiza en diferencias históricas entre comunidades autónomas. Algunas hacen un gran esfuerzo por mantener una inversión alta en términos de PIB regional, como Andalucía, Extremadura y Murcia; mientras que otras como Baleares, Cataluña o Madrid se encuentran por debajo del 3%, muy lejos de la media nacional de 3,86% (según datos de 2013).

Por otro lado, la reducción afecta directamente a distintas partidas o áreas. Por ejemplo, la pérdida de profesorado en los años de crisis, que CCOO sitúa entre 28.000 y 32.000 profesionales menos desde 2008, lo que tiene un efecto directo en el aumento de interinos o el envejecimiento de las plantillas. Pero las consecuencias no acaban allí y es que todo esto genera una reacción en cascada que reduce la atención del alumnado con necesidades educativas especiales y aumenta la ratio de estudiantes por clase, lo que sumado a la pérdida de desdobles, tutorías y otras áreas de apoyo, dan como resultado una disminución de la calidad y la equidad.

De igual manera, se han dejado de ofrecer horas de biblioteca y otras actividades compensatorias por falta de recursos, a la vez que las becas y ayudas se han visto reducidas, lo que ha generado una situación complicada para muchas familias. “En el gasto, los recortes no han afectado a todas las partidas por igual, sino que han sido las más compensadoras, es decir, las destinadas a becas y ayudas, a la atención a la diversidad, etc., las más castigadas. Con ello se quiebra el principio de igualdad de oportunidades, negándosela a los que tienen que ejercer el derecho a la educación desde una situación socioeconómica más desventajosa”, sostiene el documento de Comisiones Obreras.

Además, no se puede pasar por alto el dato que corresponde a los conciertos educativos, datos que se han mantenido estables en los últimos años a pesar de la disminución de recursos en las otras partidas y asignaciones. “Esta situación de recorte se produce mientras que el gasto en conciertos ya rebasó, en 2015, el nivel y cuantías de 2009; el total del gasto está aún (en 2015) 13,3 puntos porcentuales por debajo de lo gastado en 2009; y la red pública, en los cursos de la crisis, ha ganado peso en el conjunto de la escolarización. Todo un ejemplo de inequidad en la asignación del gasto público educativo.

Comunidades autónomas

El estudio de CCOO centra su atención en cuatro autonomías: Andalucía, Cataluña, Comunidad Valenciana y Madrid, las cuatro que más población tienen y, por lo tanto, que más alumnado atienden. Allí se asigna un valor 100 para el presupuesto destinado a educación en 2009 –el año de referencia–, haciendo una proyección en los años siguientes para determinar la evolución de la inversión en el ámbito público y el dinero que se destina a conciertos.

Madrid es la Comunidad Autónoma con mayor inequidad de las que aborda el estudio. Si seguimos la referencia comentada en el párrafo anterior, desde 2009 la educación pública había visto reducida su partida en 12 puntos porcentuales en 2015 –después de haberte situado 15 puntos por debajo de la inversión en 2014–, mientras que la privada concertada, en igual período, había aumentado casi un 10% (9,6%). Lo alarmante del caso es que la población escolar ha aumentado en la pública de forma más pronunciada que en el ámbito privado.

En el global, según el documento Datos y Cifras del curso escolar 2016-2017, en la Comunidad de Madrid el alumnado de la pública representa el 55%, mientras que la concertada llega casi al 30% y la privada, el 15%.

El caso de Andalucía es diferente y, desde 2009, la situación ha variado desde un alza de dos puntos en 2011 en lo referente a inversión educativa, cifra que se redujo al 94% en 2014 y que se recuperó en 2015 hasta alcanzar el 95,64% de la inversión del año de referencia. En el mismo período, la reducción de los conciertos ha seguido una curva similar hasta 2015, hasta situarse en el 92,40% de lo que se invertía en 2009.

Tal como explica el documento de CCOO, si bien se han notado los recortes en la inversión, es la autonomía que mejor posicionada queda de las cuatro que se han incluido en el estudio y la que más estable ha mantenido la proporción del dinero destinado a educación en los presupuestos durante los años de crisis.

El caso de Cataluña es muy llamativo, ya que la inversión educativa en la pública llegó a reducirse al 80% desde 2009 hasta 2014, situándose en torno al 90% en 2015. No obstante, en igual período de estudio, el dinero destinado a conciertos prácticamente se encontraba al mismo nivel que en 2009, “y eso que el porcentaje de alumnado en centros públicos ha pasado del 63% en el curso 2008-2009, al 65,7% en el curso 2016-2017. Todo un ejemplo de inequidad”, sostienen desde la agrupación sindical.

En la Comunidad Valenciana el fenómeno ha sido similar a lo ocurrido en Cataluña. En el período en cuestión, la inversión en conciertos apenas tuvo recortes –apenas 7% menos en 2012 en relación con las cifras de 2009–, mientras que la enseñanza pública había visto reducido su presupuesto en un 20% (2013) y en 2015 todavía se encontraba más de 15 puntos por debajo de los datos del año de referencia.

Ante esta evidencia, el Informe Curso Escolar 2017-2018 es tajante: “A la vista de la evolución de los datos sobre empleo, así como de los efectos que siguen causando los Reales Decretos 14/2012 y 20/2012, se puede afirmar que la recuperación económica que se anuncia desde el Gobierno no está llegando al sistema educativo”.

En los próximos números de Innovamos abordaremos otras temáticas relevantes que surgen de este estudio y que son consecuencia directa de los recortes en inversión educativa: la atención a la diversidad, las becas y ayudas, así como las plantillas docentes.

Fuente: http://revistainnovamos.com/2018/01/02/el-gasto-educativo-sigue-bajando/

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El profesorado sí importa

Por: Tomás Loyola Barberis

Resulta muy interesante la lectura del informe elaborado por Jorge Calero y J. Oriol Escardíbul, que lleva por título La calidad del profesorado en la adquisición de competencias de los alumnos. Un análisis basado en Pirls-2011 –publicado por la Fundación Ramón Areces y la Fundación Europea Sociedad y Educación–, en el cual abordan, a través de un modelo de regresión múltiple, la identificación del efecto de la labor y la figura de las y los docentes en los resultados de sus estudiantes.

El estudio presentado “se inscribe en una serie de estudios monográficos que las fundaciones Ramón Areces y Europea Sociedad y Educación publican anualmente, con el objetivo de aportar evidencias, basadas en la investigación, sobre aspectos concretos del sistema educativo español”, que se suma a otras publicaciones previas realizadas por ambas instituciones para “diseñar políticas dirigidas a mejorar la calidad de la educación y la rendición de cuentas a los usuarios del servicio educativo”.

En este caso específico, tal como explican sus autores, “identificamos el efecto fijo de cada profesor en la función de producción como una proxy –una variable– de su nivel de calidad. La acepción de calidad que utilizamos es limitada: se refiere únicamente a la capacidad del profesor para incrementar competencias cognitivas (concretamente, las competencias de lectura)”, de acuerdo a los resultados del Estudio Internacional de Progreso en Comprensión Lectora (Pirls, por su nombre en inglés) de 2011, que realiza la Asociación Internacional para la Evaluación del Rendimiento Educativo (IEA).

Así es como buena parte de la evidencia empírica obtenida de esta y de otras investigaciones tiende a afirmar que el efecto de los recursos educativos sobre el rendimiento escolar de los estudiantes es escaso, al menos en los países más desarrollados, hay otros que vinculan de forma muy clara los resultados en comprensión lectora con la “calidad” del profesorado, pudiendo tener una responsabilidad directa de entre un 11% y un 15% en su incremento.

No obstante, estudios previos confirman que esa relación positiva solo se produce durante los primeros años de experiencia de las y los profesionales de la docencia, marca que se va reduciendo según avanzan en su carrera. Es cierto, sin embargo, que los incentivos salariales también destacan como un factor relevante en el resultado del profesorado y de sus estudiantes, aun cuando no es un elemento que haya aparecido de forma significativa en todas las investigaciones.

Resulta curioso el hecho de que los estudios de postgrado, como másteres o similares, no influyen de manera directa en el resultado, según las investigaciones que han recopilado estos autores para comparar el trabajo que realizaron en España. O no lo hacen, al menos, de manera general, porque sí se ha podido determinar una cierta “evidencia positiva” en resultados de matemáticas obtenidos por algunos de los países que han participado en PISA.

Cuestiones de género

Afirman los autores de este informe que, en los datos que han podido recopilar de trabajos previos en este sentido, sobre todo en el ámbito de los países anglosajones, “la adquisición de niveles educativos por encima del grado universitario no parece incidir en la calidad del profesorado como tampoco, de manera mayoritaria, el género de los docentes”. Y, si bien no existe ninguna evidencia empírica previa a este estudio que sea capaz de demostrar de forma concluyente que los maestros sean mejor que las maestras, en España los resultados difieren en este asunto y posicionan a los maestros como un factor asociado de forma positiva con la calidad.

Es más, los autores mencionan que, si en alguno de los estudios recopilados, la variable de género resultaba significativa, los datos apuntaban a los beneficios para el alumnado de contar con una maestra en vez de un maestro.

Sin embargo, después de estudiar los resultados de Pirls, afirman Calero y Escardíbul, “podemos concluir que inciden positivamente ser hombre, la formación continua y un ámbito de estudio específico (relacionado con la comprensión lectora), así como los años de experiencia como docente. Por tanto, los resultados para el caso español se distancian de los resultados obtenidos en países anglosajones en cuanto al género del profesorado y parcialmente en cuanto a la experiencia laboral (en dichos países el efecto se da en los primeros años)”.

Se desprende que este resultado es más bien secundario y poco significativo y, como tal, hay que tomarlo con cierta cautela, puesto que es una evidencia muy frágil. Por lo tanto, podemos entenderlo como un indicador no determinante para establecer un itinerario de políticas educativas a tener en cuenta.

Públicos vs. privados

Otro de los aspectos que destacan en el trabajo presentado por Fundación Areces tiene que ver con las diferencias en la situación y en los resultados dependiendo de la titularidad del centro, es decir, si este es público o privado.

Así, el informe sostiene que el alumnado de los centros públicos y, más aún, aquellos que se encuentran insertos en un entorno cultural y socioeconómico más vulnerable, “resultan más afectados ante las variaciones de calidad del profesorado”.

Esto se reafirma en la sentencia del informe que establece que la calidad docente incide más en los resultados de las y los estudiantes de escuelas públicas que de las privadas, tendencia que se repite si se tiene en cuenta el nivel medio de ingresos de las familias, es decir, que afectan en mayor medida al alumnado en centros con niveles socioeconómicos y culturales intermedios o bajos.

Según los autores, si hacemos una distinción por la titularidad del centro, “entre los 199 mejoresprofesores (mitad de los efectos fijos netos estimados, es decir, sin efectos escolares), 135 (67,8%) trabaja en centros públicos y 64 (32,2%), en centros privados”. Pero puntualizan que hay una sobrerrepresentación de esos “mejores profesores” en los centros privados, ya que los datos en los que se basa su estudio “el 71,1% del profesorado está en colegios públicos y el 28,9% en escuelas privadas”.

Esta tendencia se podría explicar debido a que muchas y muchos docentes prefieren sacrificar parte de sus salarios para trabajar en entornos más tranquilos y menos conflictivos, dado que los centros de titularidad privada tienen más posibilidades de seleccionar tanto a su profesorado como a sus estudiantes, al mismo tiempo que suelen tener plantillas más estables, lo que genera un mejor ambiente de aprendizaje y un aumento de calidad.

Pero no solo la titularidad tiene algo que ver con el resultado, sino que el entorno socioeconómico y cultural de las familias de las y los estudiantes también es un factor relevante, más aún cuando los centros con mayor nivel de recursos concentran un número más alto de “buenos docentes” que los de menor nivel, una muestra más del conocido como efecto Mateo, fenómeno de acumulación de bienes, riqueza o fama, que también se aplica en disciplinas como la economía, la psicología o la educación, y que hace referencia a valores materiales (como el dinero) e inmateriales (como el prestigio o la posición social).

Para Calero y Escardíbul, habría dos caminos para revertir esta situación en España: por un lado, tomar medidas que permitan mejorar la calidad del profesorado en aquellos centros que reúnen a un mayor número de estudiantes provenientes de familias con menos recursos; y, por otro, establecer mecanismos que faciliten la presencia de esos “mejores docentes” en esos centros.

“El principal condicionante a la hora de predecir la adquisición de competencias de los alumnos es, efectivamente, el origen socio-cultural y económico de la familia. La calidad del profesorado, hemos encontrado en nuestro estudio, es efectivamente significativa. Sin embargo, las diferencias en puntuaciones que genera son considerablemente más reducidas que las producidas por diferentes variables que describen el origen sociocultural y económico. Existen varias políticas educativas que se pueden orientar a compensar las desigualdades en ese campo; sin embargo, su aplicación no ha resultado eficaz en todos los casos”, explica Jorge Calero.

“Los resultados que hemos presentado en el artículo tienen claras implicaciones de política educativa”, sostienen los autores. Y añaden que “los profesores importan y su actual distribución, al menos en el caso español, tiene efectos regresivos”. No obstante, son muy claros en afirmar que los datos que han recopilado durante el estudio deben ser interpretados teniendo en cuenta la limitación metodológica que impide el establecimiento de relaciones de causalidad, dada la naturaleza de la información que manejan y su origen.

Fuente: http://revistainnovamos.com/2017/04/15/el-profesorado-si-importa/

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Cuando la educación no es lo más importante

Por: Tomás Loyola Barberis

La Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) presentó en mayo La educación importa, un informe en el que hacen una evaluación detallada de la situación actual en el ámbito educativo, y proponen una serie de medidas o líneas de acción sobre las que se deberían trazar los planes a futuro.

Entre los déficits, la CEOE hace referencia a la alta inversión de las familias en la educación de sus hijas e hijos (18%) y a la reducción del porcentaje del PIB destinado a este ámbito, aduciendo que se gasta de forma desigual, de manera ineficiente y con unos resultados poco estables en el tiempo, lo que confirma la posición media en el ranking PISA y la alta cifra de abandono escolar temprano, por ejemplo.

Además, menciona las dificultades que un deficiente marco normativo genera y la cantidad de “presión regulatoria” junto a una desmesurada atención al detalle. Pero tampoco deja fuera de su análisis la incongruencia entre las políticas públicas y los problemas que se pretenden resolver con ellas.

Ante tal panorama, desde la confederación empresarial proponen una batería de medidas y propuestas que buscan mejorar el sistema educativo español, claro que desde su propia perspectiva e involucrándose activamente en este ámbito, no solo como un referente consultivo, sino que situándose en el centro de la toma de decisiones.

Positivas resultan las propuestas de redefinir los currículos, de otorgar más autonomía a los centros y de fortalecer la figura docente, aunque resultan preocupantes sus medidas que abogan por la libertad de enseñanza, actualizar el sistema de conciertos y por establecer un ranking público de centros educativos, entre otras.

Resulta evidente la necesidad de mejorar la evaluación y dotar de estabilidad al sistema, además del desafío inminente de renovar los currículos no por la brecha entre educación y mercado laboral, sino porque se hace necesario modernizar ciertos contenidos obsoletos y potenciar otras competencias más necesarias en el mundo actual. No obstante, puede ser peligroso plantear que la solución está en la privatización o en el aumento del protagonismo de las empresas en “el desarrollo del talento”, porque eso pone en peligro de muerte a las Artes, las Humanidades y las Ciencias Sociales en general, áreas que, sin duda, han tenido gran relevancia en el desarrollo de las sociedades a lo largo de los siglos, y que deberán seguir teniendo protagonismo si no queremos un mundo plagado de productores y consumidores.

El trabajo conjunto debe apuntar hacia la extensión de un sistema estable, justo y responsable en lo normativo, capaz de atender la diversidad del alumnado y la situación económica de las familias para compensar las desigualdades. La educación no debe ser entendida como un gasto, sino como una inversión que –en eso estamos de acuerdo– se puede realizar de mejor manera, pero aumentando la inversión y no reduciéndola como se ha venido haciendo en los últimos años.

Dada la relevancia de este debate, pedimos a María Antonia Casanova y Alejandro Tiana, dos relevantes figuras del ámbito educativo en España, que compartieran su visión de este documento, sus propuestas y el análisis que hace de la situación actual.

¿Qué educación importa?

María Antonia Casanova | Universidad Camilo José Cela (Madrid)

 

 

 

 

 

El texto se centra en que la población alcance las competencias STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería, Matemáticas), pero abandonando otras muchas, imprescindibles para la sociedad y para la vida de los individuos. No obstante, exige que se trabaje la creatividad, el pensamiento crítico, la colaboración, la comunicación…, la empatía, la resiliencia, la autoestima…, y para ello, entiendo que hay que introducir variadas estrategias metodológicas en las aulas y que se lleven a cabo mediante la educación artística, humanística, social, ya que lo contrario llevará a un modelo de sociedad superficial y mediocre. No sé si es desconocimiento o sesgo intencionado, pero me parece fundamental complementar la propuesta realizada con otras miradas más amplias en relación con la educación general (para toda la población), que después derive en la especialización que cada persona desee. Además, las artes y las letras también crean muchos puestos de trabajo.

De acuerdo en fomentar la evaluación interna de los centros, formativa por principio. Sin embargo, esa intención de mejora que se asigna a la evaluación queda algo contradictoria con la difusión de resultados de las evaluaciones externas, que, por lo experimentado hasta el momento, solo generan competitividad y perplejidad en el buen profesorado, que no sabe si dedicarse a “educar” o a “entrenar” a su alumnado para la prueba que viene.

Contrapesos y debate

Alejandro Tiana | Rector de la UNED

 

 

 

 

 

El libro blanco presentado por la CEOE aborda un asunto que tiene indudable interés para el sistema productivo español, aunque no solo para este. La educación y la formación revisten gran importancia para el conjunto de nuestra sociedad, para nuestros conciudadanos y sus familias. Debemos dar por tanto la bienvenida a este documento, que ofrece la visión que tienen los empresarios acerca de la situación de la educación, pero a la hora de analizarlo deberíamos complementarlo con otras perspectivas que insisten más en aspectos como la equidad, la cohesión social o la construcción de la ciudadanía. Esa complementariedad nos aportaría una visión más completa de la situación y los retos actuales de nuestro sistema educativo. Desde este punto de vista, los cinco déficits identificados, aun siendo básicamente certeros, deberían en algunos casos matizarse; en otros, completarse y en algunos, revisarse. No es ahora el momento de entrar en detalles, pero el debate sobre este diagnóstico tiene sentido e interés.

Por otra parte, algo similar podría decirse respecto de las diez propuestas realizadas. Mientras que algunas de ellas, como las relativas al nuevo currículo para un tiempo nuevo, el refuerzo de la profesión docente, el empleo de las tecnologías o la evaluación para la mejora, son ampliamente compartidas, en otros casos se aprecia un énfasis excesivo en la perspectiva empresarial. Es el caso de la intensificación de los vínculos entre educación y empresa, o el protagonismo del empresariado en la gobernanza de algunas enseñanzas, que plantean cuestiones de interés, pero con una visión unilateral. Y en algún caso se hace hincapié en asuntos que no son problemáticos en el marco español, como es la consolidación de la libertad de enseñanza (sin mencionar siquiera el complementario derecho a la educación). En conjunto, es un ejercicio interesante, pero que requiere contrapesos y debate.

Fuente: http://revistainnovamos.com/2017/09/10/cuando-la-educacion-no-es-lo-mas-importante/

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El alumnado del siglo XXI: cargando…

Por: Tomás Loyola Barberis

La revolución pedagógica de Jesuïtes Educació (JE) ha impactado a la comunidad educativa en buena parte de la península, las islas y mucho más allá de nuestras fronteras. Y no es de extrañar que así sea, porque no solo rompe con los espacios físicos, sino que también cambia determinados paradigmas muy aprehendidos en un sistema que lleva tiempo dando señales de agotamiento.

El Informe final de la evaluación de impacto de la experiencia piloto de la Nueva Etapa Intermedia (NEI), publicado en febrero, da cuenta de los resultados obtenidos durante los dos primeros años del plan piloto, aglutinando a alumnado desde 5º de Primaria hasta 2º de ESO bajo un mismo paraguas, en línea con la “evolución natural de unidad y coherencia psicopedagógica de estas edades” y que “quiere hacer prevalecer el estímulo de las inteligencias múltiples para cada estudiante”, según el documento.

Así, en el apartado físico-espacial, se ha optado por aulas amplias y multifuncionales, que aprovechan la luz natural, aptas para el trabajo en equipo y para distintas situaciones de aprendizaje. Se gestionan grupos más grandes y diversos de alumnado, pero se cuenta con dos o tres docentes quienes acompañan a sus estudiantes durante el proceso educativo.

En lo curricular, se ha descargado de contenido excesivo y se prioriza la respuesta a las demandas actuales en el ámbito social y competencial. La metodología se basa principalmente en el aprendizaje colaborativo a través del trabajo en grupo. Por último, la evaluación se convierte en una herramienta que fomenta la autorregulación del alumnado, ya que les empuja a hacerse responsables de sus avances.

Enmarcada en el proyecto Horitzó 2020, que nace de una larga planificación y que tiene como objetivo desarrollar e implementar un nuevo modelo pedagógico, esta revolución se plantea esencialmente la formación y preparación del alumnado del siglo XXI: personas competentes, conscientes, compasivas, comprometidas y creativas, dotadas de una serie de habilidades y competencias fundamentales para “construir una sociedad justa, solidaria, sostenible, humana e inclusiva”.

“Se deben formar personas para que sean flexibles y abiertas al cambio, autónomas y capaces de trabajar colaborativamente y en red; globales y con conocimientos de muchos idiomas, multiculturales, sistémicas y digitales, capaces de integrar la realidad compleja y evolucionar con ella, y con espiritualidad y capacidad de conducir su propia vida”, explican sus autores, Miquel Amor, Xavier Aragay y Marc Navarro.

Conocer a este alumnado nuevo, 2.0 si queremos llamarle de alguna forma, nos servirá de excusa perfecta para conocer más de cerca un proyecto que, según estas primeras conclusiones, promete en lo personal, en lo académico y en algunas dinámicas del centro que se han visto favorecidas por la renovación.

La persona competente

Es la “persona capaz de crear, entender y utilizar el conocimiento y las habilidades para vivir en su propio contexto, y transformarlo a partir de la integración de competencias instrumentales, interpersonales y sistemáticas”, menciona el informe. La evaluación recogida deja constancia del empoderamiento del alumnado participante en la experiencia de la NEI en cuanto a su proceso de aprendizaje, porque cuentan ahora con un amplio repertorio de herramientas para alcanzar el conocimiento.

Además, el trabajo colaborativo por proyectos favorece la posibilidad de extrapolar los contenidos y competencias trabajadas en el centro a otras experiencias y situaciones. Todo esto, según la evaluación después de dos años, ha permitido mejorar el clima en el aula, además de estrechar la relación entre docentes y alumnado, lo que se explicaría por esa corresponsabilidad en el proceso de aprendizaje.

La persona consciente

Se refiere a la capacidad de autoconocimiento, de identificar y manejar emociones y sentimientos, de valorar el proceso de aprendizaje y de mejorar la autonomía personal, la organización y la versatilidad del alumnado para enfrentar situaciones diversas. La propia conciencia del yo y de los demás, y la relación entre todos los miembros del grupo, favorece la aparición de una confianza mutua y despierta el interés por lo que sucede en su entorno más inmediato. Además, en esta área de trabajo se fomenta y se despierta el interés por la lectura, con buenos resultados en las primeras valoraciones de la experiencia piloto.

La persona comprometida

Dice el documento que “la persona comprometida se define por haber adquirido las habilidades, competencias y valores siguientes: habilidades sociales, integridad, habilidades relacionales, comunicación, trabajo en equipo y respeto”. Con ello, se favorece la aceptación de la diversidad y el fortalecimiento de ese espíritu de corresponsabilidad entre alumnado y docentes, donde cada parte entiende que alcanzar los objetivos y mantener un entorno agradable y adecuado para la realización de las distintas actividades previstas, es una tarea que compete a todos y todas.

A la vez, se reduce la conflictividad y se mejora el clima en el aula; se consolida el modelo y la competencia de trabajo en equipo, se fortalece la empatía y se mejoran las relaciones de confianza.

“Según los diversos resultados obtenidos y descritos anteriormente, parece ser que este aprendizaje basado en la interacción continua con los compañeros ha generado un compromiso más elevado, una mejora en las habilidades sociales del alumnado y una mayor motivación en el aula”, concluyen los autores del informe.

La persona compasiva

Es el tipo de persona que se interesa por los demás, por su entorno inmediato y por lo que ocurre en otros espacios, sensible a lo que le rodea y que detecta las necesidades a su alrededor. Es una dimensión más bien espiritual, pero puede ser entendida también como una social.

Su propia esencia la hace más difícil de cuantificar, aunque se haya podido constatar, sobre todo según las percepciones de madres y padres, que después de la experiencia piloto sus hijos e hijas estaban más sensibilizados con las injusticias sociales, más involucrados con los distintos acontecimientos que ven en las noticias y mostraban mayor interés en estos temas. Lo más probable es que el trabajo emocional y los espacios de reflexión, planificación y evaluación, tengan mucho que ver en el proceso desarrollado en este ámbito.

La persona creativa

“La persona creativa se define por haber adquirido las habilidades, competencias y valores siguientes: innovación, flexibilidad, curiosidad, asertividad, seguridad”. Es una característica esencial para el futuro, pues permite la aceptación de que el conocimiento y el trabajo se pueden hacer de formas distintas, con métodos nuevos, respondiendo de forma diferente y novedosa dependiendo de la situación y las necesidades.

Todo lo anterior permite al alumnado ser más autónomo, resolutivo y abierto a cooperar con otras personas para alcanzar sus objetivos. Eso les otorga más libertad para crear y trabajar, a la vez que les sitúa en el centro de su propio aprendizaje.

La valoración general, si bien positiva, todavía tiene un interesante camino por delante, plagado de áreas de mejora: cómo implicar más directamente al profesorado y al alumnado en el proceso de evaluación, optimizar la enseñanza-aprendizaje con los modelos de acompañamiento docente, formación inicial y gestión del tiempo, por mencionar solo algunas. Los desafíos son importantes, pero lo que han conseguido en estos primeros años de experiencia es fundamental para cambiar los paradigmas vigentes.

El proceso está en marcha y, al parecer, será imparable. El alumnado ya está dando señales de que esta nueva estructura menos rígida y que le otorga protagonismo es bien recibida, posible y probable. Sobre todo, da muestra de que es un camino viable para convertirse en las personas del siglo XXI que están llamadas a ser. Cargando…

Fuente: http://revistainnovamos.com/2017/05/08/el-alumnado-del-siglo-xxi-cargando/

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