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UNICEF: A Familiar Face. Violence in the lives of children and adolescents

ACKNOWLEDGEMENTS

The preparation of this report was initiated and coordinated by Claudia Cappa and Nicole Petrowski, who were also responsible for data analysis, interpretation of the results and report writing. Valuable guidance and insights were received from Laurence Chandy and Mark Hereward.
Christina Misunas provided support for data processing, analysis and fact-checking. Colleen Murray assisted with document review and fact-checking. Yadigar Coskun contributed to data processing. The document was edited and copy-edited by Catherine Rutgers, with inputs from Janet Jensen and Joan Ross Frankson, and was designed by Era Porth and Nona Reuter.
The ‘Programmes in focus’ boxes were developed by Gbemisola Akinboyo, Anjan Bose, Ayda Eke, Sophie Flynn, Theresa Kilbane and Clara Sommarin along with Maria Margarita Ardivilla, Katlin Brasic, Mark Connolly, Vesna Dejanovic, Donneth Edmondson, Rosa Elcarte, Ida Ferdinandi, Ana Catalina Fernandez Rojas, Elisa Frias, Eduardo Gallardo, Bruce Grant, Kendra Gregson, Dina Heikal, Jennifer Hofmann, Maha Homsi, Lone Hvass, Nankali Maksud, Nada Djurovic Martinovic, Maria Teresa Mejia, Aby Mze-Boina, Mohamed Naeem, Irene Sanchez, Sarah Norton-Staal, Chivith Rottanak, Saji Thomas, Martina Tomic-Latinac, Cornelius Williams and Nadra Zaki. Additional country inputs were provided by Ana Cristina Matos, Rogerio Oliveira and Gabriela Perin.

The report benefited from technical feedback provided by Shelly Abdool, Maneli Aghakhan, Patty Alleman, Mariavittoria Ballotta, Jean-François Basse, Camille Baudot, Jose Bergua, Stephen Blight, Sujata Bordoloi, Isabella Castrogiovanni, Mandi Chikombero, Laurent Dutordoir, Raquel Fernandez, Mirella Hernani, Mokhtar Hosseini, Lucia Hug, Jonna Karlsson, Dennis Christian Larsen, Anthony MacDonald, Anju Malhotra, Angelo Miramonti, Cecilie Modvar, Patricia Muriel, Will Parks, Micaela Pasini, Vincent Petit, Deepa Risal Pokharel, Evan Rai, Rafael Ramirez, Line Baago Rasmussen, Sanja Saranovic, Landry Dongmo Tsague, Hrayr Wannis and Danzhen You.
Communication advice was received from Lely Djuhari, Caroline den Dulk, Madeline Eisner, Paloma Escudero, Rose Foley, Timothy Ledwith, Najwa Mekki, Marixie Mercado, Melanie Sharpe and Georgina Thompson.

UNICEF gratefully acknowledges the technical review and inputs provided by the Health Systems and Innovation Cluster of the World Health Organization (Jessica Ho, Daniel Hogan, Wahyu Retno Mahanani and Colin Douglas Mathers), the European Union Agency for Fundamental Rights (Sami Nevala), and the Centers for Disease Control and Prevention (Holly Hedegaard). Additional data were also provided by Laura Agnich (Georgia Southern University) and Noor Ani Ahmad (Ministry of Health Malaysia).

CONTENTS

EXECUTIVE SUMMARY

UNMASKING THE ALL-TOO-FAMILIAR FACES OF CHILDHOOD VIOLENCE

VIOLENT DISCIPLINE AND EXPOSURE TO DOMESTIC VIOLENCE IN EARLY CHILDHOOD

VIOLENCE AT SCHOOL

VIOLENT DEATHS AMONG ADOLESCENTS

SEXUAL VIOLENCE IN CHILDHOOD AND ADOLESCENCE

PROTECTING A GENERATION AT RISK

ANNEX: REGIONAL CLASSIFICATI

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Violence_in_the_lives_of_children_and_adolescents

Source:

https://www.unicef.org/spanish/sowc2016/

 

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Comunicado de prensa UNICEF: Venezuela. aumenta la prevalencia de la desnutrición infantil en medio de una crisis económica cada vez más profunda

UNICEF – Venezuela/06 de enero de 2018/Fuente: UNICEF

UNICEF insta a una acción nacional coordinada para atender a los niños más vulnerables

Cada vez más niños en Venezuela sufren desnutrición como consecuencia de la prolongada crisis económica y financiera que vive el país, advierte UNICEF. Aunque no hay cifras exactas por la falta de información oficial sobre salud y nutrición, hay señales claras de que la crisis está limitando el acceso a los niños a la asistencia médica, alimentos y medicinas. La organización hace un llamamiento para que se agilice la puesta en marcha de una respuesta sistematizada contra la desnutrición, basada en la información desglosada y coordinada entre el Gobierno y aliados.

Según la información oficial disponible, publicada por el Instituto Nacional de Nutrición en 2009, la prevalencia de emaciación (peso inferior al que corresponde a la estatura) en los niños menores de cinco años era por entonces del 3,2%. No obstante, los estudios no oficiales más recientes muestran tasas aún mayores. El Informe Global de Nutrición calcula una prevalencia de emaciación del 4,1%, mientras que el Estado de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición en el Mundo 2017 sugiere que la desnutrición (una medida del hambre que indica la proporción de la población con un consumo insuficiente de alimentos) en Venezuela ha crecido de un 10,5% a un 13% entre 2004-2006 y 2014-2016.

Según el informe trimestral de Cáritas de agosto de 2017, el 15,5% de los niños evaluados presentaban síntomas de emaciación (comparado con el 11,1% en el trimestre anterior), y un 20% adicional de niños en riesgo de desnutrición. Los resultados de estos estudios, aunque no representan el total de la población, son un indicador del continuo deterioro del estado nutricional de los niños.

El Gobierno Bolivariano de la República de Venezuela ha implementado medidas para mitigar el impacto de la crisis sobre la nutrición de los niños, incluyendo la provisión de paquetes mensuales de comida a precios asequibles para las familias más vulnerables, así como ayudas en efectivo y a través del refuerzo de los servicios de valoración nutricional y de recuperación. Pero hace falta más para revertir el preocupante deterioro en el bienestar de los niños.

UNICEF reitera su disposición para reforzar el apoyo al Gobierno y los aliados en la sociedad civil para mitigar el impacto de la crisis sobre los niños más vulnerables.

UNICEF está colaborando con el Ministerio de Salud, el Instituto Nacional de Nutrición, y las organizaciones sociales para reforzar y ampliar la vigilancia nutricional a nivel comunitario; proporcionando servicios de recuperación nutricional a través de sus aliados; apoyando cinco centros de maternidad prioritarios en el Distrito Capital, promoviendo la lactancia materna y orientando a las familias sobre crianza y sobre dónde pedir ayuda en caso de ser necesario, entre otros servicios. Estas actividades están siendo implementadas a través de actividades como los días de revisión, en los que se ha visto a más de 113.000 niños; proporcionado alimentos terapéuticos y suplementos en los casos necesarios; programas de capacitación y campañas de comunicación.

Fuente del Comunicado:

https://www.unicef.org/spanish/media/media_102501.html

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Los niños refugiados, la prioridad en la atención a la infancia en 2018

Por: UNICEF

UNICEF estima que necesitará casi 3.000 millones de euros este año para atender a 48 millones de menores alrededor del mundo. Casi un cuarto del presupuesto se destinará a los refugiados sirios, mientras el éxodo de los rohingya dispara la ayuda a Asia meridional. 

Educación y acceso a agua, saneamiento e higiene serán los pilares de la acción de Unicef para este año, según el informe Intervención Humanitaria 2018 divulgado este martes por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia. La organización estima que necesitará 2.920 millones de euros para hacer frente a las necesidades de 82 millones de personas en 51 países. Su objetivo es llegar a 48 millones de niños, uno de los colectivos más vulnerables, ya que uno de cada cuatro de ellos vive en países afectados por conflictos o desastres y casi 50 millones tuvieron que abandonar sus hogares debido a violencia, pobreza o catástrofes naturales.

Oriente Medio y Norte de África se mantiene como la región que acapara la cifra más elevada, con 1.509 millones de euros, repartidos principalmente entre atención a refugiados sirios y otras poblaciones afectadas en Egipto, Irak, Jordania, Líbano y Turquía (767 millones de euros, alrededor de un cuarto del conjunto del presupuesto global), Yemen (272 millones de euros) y Siria (270 millones de euros). Nigeria y República Democrática del Congo son los principales destinatarios del presupuesto de África central y occidental (567 millones de euros en el conjunto), así como Sudán del Sur, Somalia y Etiopía en la zona meridional y oriental del continente (cuyo presupuesto asciende a 523 millones de euros).

Uno de cada cuatro niños vive en países afectados por conflictos o desastres

Los niños refugiados, la prioridad en la atención a la infancia en 2018
 En porcentajes, el Fondo de las Naciones Unidas prevé gastar un cuarto del presupuesto para que 8,9 millones de niños puedan tener acceso a la educación. Otra prioridad fijada por el informe es el acceso a agua, saneamiento e higiene (21% del total) para garantizar este derecho a 35,7 millones de personas. Unicef aspira también a tratar 4,2 millones de casos de malnutrición aguda infantil (a través del 18% del presupuesto) y vacunar a 10 millones de niños contra el sarampión. La protección de los menores concentrará el 11% del gasto anual con el objetivo de brindar apoyo psicológico para 3,9 millones de niños.

«Deberíamos estar hablando de desarrollo en estos tiempos, pero debido a la situación actual hemos tenido que volver a poner el foco en las emergencias», ha lamentado Javier Martos, director ejecutivo de Unicef Comité Español este martes en la presentación del informe en Madrid.

Cinco crisis que marcarán 2018

1. El éxodo de los rohingya

Pese a que el número de nuevas llegadas se vaya estabilizando, la emergencia se mantiene elevada en el campo de refugiados rohingya Kutupalong, en Cox’s Bazar, uno de los distritos más pobres de Bangladés. A las 688.000 personas huidas del vecino Myanmar desde el pasado mes de agosto, cuando se recrudeció la persecución contra esta minoría, se suman otras 75.000 llegadas hace un año, además de una cifra estimada entre los 300.000 y 500.000 acumulada a lo largo de cinco décadas de éxodo. Unicef calcula que, incluyendo a los comunidades locales, los niños suman al menos 720.000.

“Responder a las necesidades de agua, higiene y saneamiento es un reto muy complicado, debido a la congestión del campo y la falta de letrinas”, explica Sara Bordas, jefa de operaciones del Fondo de las Naciones Unidas en Kutupalong. “En los centros de educación, se ven niños muy sucios, no tienen bases de higiene. Nos queda mucho trabajo por hacer”.

El hacinamiento y la escasez de higiene favorecen la proliferación de enfermedades. El campo ya ha registrado varios brotes de sarampión, difteria, infecciones agudas a las vías respiratorias y abre la puerta al riesgo de una epidemia de cólera.

Bordas se muestra preocupada también por los niveles de desnutrición aguda grave. “El ratio registrado el pasado mes de octubre era del 7,5%, muy por encima del límite de emergencia, fijado en el 3%”, asegura. “En el campo, además, también hay 80.000 mujeres embarazadas, muchas de las cuales ya están desnutridas”.

Una mujer rohingya sostiene su hijo mientras espera la repartición de ayuda humanitaria en el campo de refugiados de Balukhali, cerca de Cox's Bazar (Bangladés)
Una mujer rohingya sostiene su hijo mientras espera la repartición de ayuda humanitaria en el campo de refugiados de Balukhali, cerca de Cox’s Bazar (Bangladés) MANISH SWARUP AP
 “No hay mucho que hacer en el campo, pero los niños frecuentan centros de educación no formal, donde reciben también apoyo psicosocial, en especial las víctimas de abusos sexuales. Trabajamos también en la prevención, para que no vuelva a ocurrir en un campo en el que hay mucha gente desesperada”, asegura.

“Al principio, nos centramos en no perder vidas, trabajando en salud, nutrición, agua, saneamiento e higiene, pero ahora podemos agregar una parte de esperanza, basada en educación y protección. Solo estamos en el quinto mes de respuesta, pero aún no hemos alcanzado nuestros objetivos”.

Durante la presentación del Informe sobre Acción Humanitaria 2018 en Madrid, algunos niños intervinieron en directo desde Kutupalong para contar sus historias sin casi levantar la cabeza desde la hoja en la que dibujaban flores de colores. «Cuando llegaron al campo el pasado mes de septiembre, solo dibujaban helicópteros y gente que huía», explica Bordas.

2. El conflicto sirio y la crisis de refugiados en Oriente Próximo

El conflicto en Siria, a punto de cumplir siete años, ha causado más de seis millones de desplazados internos y más de cinco millones de sirios, entre ellos 2,5 millones de niños, viven como refugiados en Turquía, Líbano, Jordania, Irak y Egipto. Los fondos recaudados el año pasado apenas alcanzaron la mitad de la cifra necesaria para atender a las necesidades básicas en el país, especialmente las de los menores que viven en zonas sitiadas (se estima que sean 200.000) y en áreas de difícil acceso (1,7 millones).

El pasado mes de diciembre, organizaciones internacionales alertaron de un déficit de 60 millones de dólares (50,6 millones de euros) que pone en riesgo la atención a 1,5 millones de menores ante el frío del invierno.

A los estragos del conflicto, se suma el desplazamiento interno de personas como consecuencia del calentamiento global y de la progresiva desertificación de algunas zonas del país. Acnur calcula que los años de sequía consecutiva y crónica entre 2005 y 2011 obligaron a emigrar a más de un millón y medio de personas de las áreas rurales del sur de Siria.

Fran Equiza, representante de Unicef en Siria, ha aprovechado la presentación del informe para poner rostro a los niños de este país que en su vida solo han vivido y experimentado las consecuencias de la guerra civil. Y la vida para los que escapan, ha agregado, no es más simple. «Huyen de las balas, de las minas y del riesgo de ser reclutados por cualquiera de las partes en conflicto», ha explicado.

MÁS DINERO EN 2017, PERO MÁS EMERGENCIAS

Pese al incremento en comparación con el año anterior, la financiación en 2017 no fue suficiente para responder a las necesidades de los más vulnerables, sobre todo para emergencias crónicas, como la de República Centroafricana o de Malí. Unicef cerró el mes de diciembre pidiendo 3.790 millones de dólares (frente a los 3.360 millones de dólares estimados en enero), debido sobre todo a los flujos de refugiados y desplazados en Bangladés y en República Democrática de Congo; el riesgo de hambruna en Nigeria, Somalia y Sudán del Sur; el brote de cólera en Yemen; los huracanes en el Caribe y las inundaciones en Nepal.

A lo largo de 2017, los refugiados y migrantes que llegaron a Europa fueron 164.000 —incluyendo a 29.000 niños—, al mismo tiempo que distintos conflictos de larga duración se enquistaron alrededor del mundo. El de Siria, por ejemplo, está a punto de cumplir siete años y ha causado más de seis millones de desplazados internos, mientras que cinco millones de sirios, la mitad niños, viven como refugiados en los países vecinos. En Irak, casi nueve millones de personas necesitan ayuda humanitaria. Entre ellos, hay más de cuatro millones de niños. La escalada de violencia en República Democrática del Congo ha obligado a más de 1,7 millones de personas a abandonar sus hogares y los niños que sufren malnutrición aguda ya superan los dos millones. La crisis de la cuenca del lago Chad sigue afectando a 17 millones de personas en Camerún, Chad y Níger, al mismo tiempo que se recrudece la violencia y se incrementa el número de desplazados internos en la zona nororiental de Nigeria.

La sequía que azota el Cuerno de África ha afectado a 17 millones de personas en Etiopía, Somalia y Kenia, que quedan expuestas al riesgo de epidemias. El paso de los huracanes Irma y María por el Atlántico, por su parte, se dejó atrás a más de 1,4 millones de personas —un cuarto de ellos, niños— con necesidad de asistencia humanitaria.

En 2017 se registró también un incremento sin precedentes en brotes de cólera, en países como República Democrática del Congo, Irak, Nigeria, Somalia, Sudán del Sur y Yemen. Esta “emergencia en la emergencia” -como la define el informe de Unicef- en muchos casos está relacionada con los conflictos armados, a la raíz del colapso de las infraestructuras de agua y saneamiento.

El Gobierno de EE UU se mantuvo a lo largo de 2017 como el principal donante del Fondo para la Infancia con 441,8 millones de euros, a pesar de que la Administración Trump anunciara a principios de año su intención de aplicar un tijerazo de «al menos» un 40% de las contribuciones voluntarias a la ONU y otros organismos internacionales por parte de EE UU.

Equiza ha lamentado que en el país se registraran 72 casos de polio en 2017, una enfermedad a punto de ser erradicada, cuando en 2011 el 100% de los niños estaba inmunizado.

El representante de Unicef participó el pasado mes de diciembre en un convoy dirigido a Guta oriental, un distrito cercano a Damasco que lleva cuatro años bajo asedio, donde registraron índices de malnutrición de casi el 12%. «Hace unas semanas, intentamos volver, pero no nos autorizamos. Lamentablemente, ahora no sé cuál es la situación de estos niños».

3. La guerra en Yemen

La muerte el pasado mes de diciembre del expresidente Ali Abdalá Saleh, desalojado durante la Primavera Árabe, a manos de los Huthi hace temer que se recrudezca la guerra en el país.

Yemen acumula casi tres años de conflicto y está al borde de una de las hambrunas más terribles de la era moderna, con 17 millones de personas que no saben si comerán mañana. Las tasas de desnutrición siguen siendo de las más altas del mundo, con casi dos millones de pequeños desnutridos y, de ellos, 385.000 con desnutrición severa aguda.

El colapso del sistema de salud, la falta de agua y alimentos constituyen un caldo de cultivo que no permite bajar la guardia ante la posibilidad de un nuevo brote de diarrea aguda (cólera).

4. República Democrática del Congo

Las revueltas en Kasai, región del centro de la República Democrática del Congo (RDC), han originado cerca de un millón de desplazados internos, 30.000 refugiados a lo largo del último año, según datos de la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA).

Aunque se ha reducido la violencia, sube la alerta ante la crisis humanitaria. La desnutrición severa en menores alcanza el 10% y ya se cuentan 38.000 afectados por el cólera, mientras que los centros de salud han sido abandonados o carecen de medicamentos y personal.

5.Sudán del Sur

Más de un millón de niños sursudaneses sufren desnutriciónsevera. Las organizaciones humanitarias aún se enfrentan a muchos obstáculos para entregar ayuda en distintas zonas del país, consideradas demasiado inseguras desde que comenzó el conflicto en 2013.

La infancia en Sudán del Sur se enfrenta a muchos otros retos, más allá del hambre. Más de 2.300 niños han resultado muertos o heridos en los últimos cuatro años y se han registrado cientos de casos de violaciones y agresiones sexuales, según datos de Unicef. Dos millones de menores están fuera de la escuela y, si la situación actual se mantiene, es probable que solo uno de cada 13 niños acabe la escuela primaria, alerta Médicos sin Fronteras.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2018/01/26/planeta_futuro/1516964600_620547.html

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3 millones de niños han nacido en guerra

Saná / 24 de enero de 2018 / Fuente: https://www.unicef.org/

Más de 3 millones de niños han nacido en Yemen desde que en marzo de 2015 se intensificó la violencia, según un nuevo informe de UNICEF.
Born into War (Nacidos en guerra) refleja que los niños de Yemen llevan años sufriendo violencia, desplazamiento, enfermedades, pobreza, desnutrición y falta de acceso a servicios básicos como agua, atención médica y educación.

“Toda una generación de niños de Yemen está creciendo sin conocer nada más que la violencia. Los niños están sufriendo las devastadoras consecuencias de una guerra de la que nos son responsables”, asegura Meritxell Relaño, representante de UNICEF en Yemen. “La desnutrición y la enfermedad son ya endémicas porque los servicios básicos han colapsado. Es probable que los supervivientes carguen con las cicatrices físicas y psicológicas del conflicto durante el resto de sus vidas”.
Según el informe:
• Más de 5.000 niños han sido asesinados o heridos debido a la violencia desde marzo de 2015. Esto supone una media de cinco niños por día.
• Más de 11 millones de niños necesitan ayuda humanitaria, es decir, casi todos los niños del país.
• Más de la mitad de los niños de Yemen no tiene acceso a agua potable o a un saneamiento adecuado.
• Se estima que unos 1,8 millones de niños sufren desnutrición aguda, incluyendo 400.000 con desnutrición severa aguda cuya vida está en riesgo.
• Cerca de 2 millones de niños están fuera de la escuela, incluidos casi 500.000 que la han abandonado desde la intensificación del conflicto en marzo de 2015.
• Los casos sospechosos de diarrea acuosa aguda han afectado a más de 1 millón de personas; los niños menores de cinco años constituyen la cuarta parte de los casos.
• El 75% de las niñas se han casado antes de cumplir 18 años.
• Los trabajadores sanitarios y los profesores llevan más de un año recibiendo solo una parte de su sueldo; esto afecta a la educación de 4,5 millones de niños. Menos de la mitad de las instalaciones sanitarias está en pleno funcionamiento.
• A finales de septiembre de 2017, 256 escuelas estaban totalmente destruidas, 150 estaban ocupadas por personas desplazadas y 23 por grupos armados.
Ya antes de que el conflicto se intensificara en 2015, Yemen era el país más pobre de Oriente Medio, y uno de los más pobres del mundo. Yemen ha sufrido décadas de conflicto, falta de desarrollo, declive económico y destrucción de una infraestructura y servicios públicos frágiles. La mayoría de niños y sus familias sobreviven solo gracias a la ayuda humanitaria.
El informe hace un llamamiento a las partes en conflicto, a quienes tienen influencia sobre ellos y a la comunidad global, para que prioricen la protección de los niños de Yemen con estas medidas:
• Llegar a una solución política pacífica y detener la violencia.
• Cumplir el Derecho Internacional Humanitario para proteger a los niños de manera incondicional durante el conflicto.
• Proporcionar acceso sostenible e incondicional para distribuir ayuda a cada niño que lo necesite. Se deben levantar las restricciones a la importación de bienes a Yemen. Los alimentos y el combustible son esenciales para combatir la amenaza de hambruna y para alimentar los hospitales y los sistemas de agua.
• Evitar el colapso total de los servicios sociales públicos como la atención médica, los sistemas de agua y la educación. Los salarios de los trabajadores sanitarios y de los profesores deben pagarse.
• Proporcionar fondos suficientes para que la ayuda sea constante. En 2018, UNICEF hace un llamamiento por valor de 312 millones de dólares (255 millones de euros) para seguir respondiendo a las necesidades urgentes de los niños en Yemen.

Fuente noticia: https://www.unicef.org/spanish/media/media_102463.html

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UNICEF: En Ucrania, Caperucita Roja ayuda a proteger a los niños de las armas explosivas

UNICEF – Ucrania/ 16 de enero de 2018/Por Melanie Sharpe/ Fuente: https://blogs.unicef.org

Caperucita Roja, el gran Lobo feroz y la Abuela se encuentran en el escenario del gimnasio de la escuela. Entre los niños se oyen risitas y murmullos y se observan expresiones de asombro. Hay alrededor de 40, y tienen entre seis y siete años. El público parece entretenido.

Al ver esto, se me vienen a la mente mis primeros años de escuela, cuando la bibliotecaria solía leernos a mí y a mis compañeros siempre la misma historia. No hablen con desconocidos. No se adentren solos en la oscuridad del bosque. Esas eran las importantes lecciones de Caperucita Roja, universales y atemporales.

Sin embargo, la interpretación de hoy es, de algún modo, diferente.

Estoy en la Escuela #2 de Avdiivka, al este de Ucrania. Avdiivka es una de las ciudades situadas a lo largo de la línea de enfrentamiento de Ucrania; en el conflicto actual, es la línea que divide las fuerzas controladas y no controladas por el gobierno y donde el conflicto es más grave.

Desde hace ya cuatro años hay un conflicto armado en la zona. Es una parte del país donde hay bombardeos diarios e indiscriminados. Aquí los vecindarios están plagados de municiones sin detonar y restos explosivos de guerra. El este de Ucrania, en el corazón de Europa, se ha convertido en uno de los lugares más contaminados de minas terrestres del planeta.

A group of children, listening carefully in their seats.
UNICEF/ Gilbertson VIINiños escuchan en la sesión de concientización sobre minas en la escuela #2 de Avdiivka, al este de Ucrania. Durante las sesiones se enseña a los niños a protegerse de las minas terrestres, las municiones no detonadas y los restos de explosivos de guerras.

Con todo lo que está sucediendo en el mundo, no sabemos mucho acerca de la crisis de Ucrania. Sin embargo, los niños que aquí viven padecen sus efectos cada minuto de sus jóvenes vidas.

El Lobo se pasea por el escenario y coloca en el suelo unos objetos algo sospechosos. Quiere tender una trampa a Caperucita y a la Abuela. Afortunadamente, ellas cuentan con la sabiduría necesaria para no caer, una sabiduría que la Abuela comparte con los niños.

¿Qué deberían hacer si se encontraran en su vecindario una trampa aparentemente peligrosa? “Primero deben detenerse”, les dice. “Miren a la izquierda y a la derecha para asegurarse de que no hay más trampas. Después, dense la vuelta y regresen sobre sus propios pasos, porque no se sabe si podrían encontrarse con algo más”.

“Cuéntenselo a un adulto y pídanle que llame a los servicios de emergencia”, añade.

Cuando la Abuela habla, en la sala reina el silencio. Al final, el Lobo regresa y dice: “Encontré una mina y le di una patada como si fuera una pelota. ¿Eso está bien?”

Los niños se ríen y exclaman: “¡Noooo!”

Después de varias preguntas parecidas, termina la actuación. De camino a sus clases, los niños reciben un cómic que UNICEF y sus aliados distribuyen por ciudades como Avdiivka. Los personajes del cómic son superhéroes que enseñan a los niños a protegerse de las minas terrestres y de las municiones sin detonar.

“Los PowerPoints no funcionan con los niños”, me explica Olena Kryvova después de la actuación.

Two adults cover their eyes, while a man puts equipment into a bag.
UNICEF/ Gilbertson VIICaperucita Roja y la Abuela se tapan los ojos cuando los servicios de emergencia eliminan la trampa tendida por el gran Lobo feroz. Esta nueva interpretación del cuento de Caperucita Roja forma parte de una sesión de concientización sobre minas celebrada en la escuela #2 de Avdiivka, al este de Ucrania.

Olena trabaja con FSD, la Fundación Suiza de desminado, uno de los aliados que, junto con el Grupo danés de desminado, trabaja con UNICEF para llegar a medio millón de niños del este de Ucrania y educarlos sobre los peligros de las minas: unas sesiones de formación que, mediante un enfoque adaptado a la infancia, enseñan a los niños a protegerse de las minas, las municiones sin detonar y los restos explosivos de guerras.

Olena comparte con nosotros los detalles de un trágico incidente en el que tres niños de la localidad intentaron abrir un proyectil. Uno de ellos murió en el acto y el otro resultó gravemente herido. También nos habla de otros casos en los que los niños recogen inocentemente granadas o detonadores y terminan volándose los dedos.

“Aquí no hay entretenimiento para los niños. Una de las pocas cosas que pueden hacer es aprender acerca de las armas”, asegura.

La semana pasada, la publicación Landmine Monitor lanzó las últimas cifras de las víctimas de minas terrestres y explosivos improvisados. El informe revela una cifra sin precedentes de víctimas infantiles, la mayor parte en Afganistán, Libia, Yemen y Ucrania.

Resulta duro ver a uno de los personajes favoritos de la infancia, Caperucita Roja, enseñando a los niños a protegerse de algunas de las armas más mortales de la guerra. Aun así, se trata de una realidad en el este de Ucrania.

Los programas de educación sobre el peligro de las minas de UNICEF en el este de Ucrania reciben la ayuda de los gobiernos de Alemania, Italia y Japón.

 

Melanie Sharpe es especialista en comunicación de la Oficina Regional de UNICEF para Europa y Asia Central 

Fuente de la Noticia:

En Ucrania, Caperucita Roja ayuda a proteger a los niños de las armas explosivas

 

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El deporte como medio para prevenir la violencia en El Salvador

Por: UNICEF El Salvador

Natividad Sánchez Ventura tiene siete años, es la menor de 10 hermanos y cada día de su vida es un caos asegurado. Cada mañana, su madre María sale de casa antes del amanecer para vender marisco en el mercado municipal, mientras sus hermanas mayores se ocupan de las tareas domésticas y su padre José lleva a los más pequeños a la escuela.

Después de la escuela, Natividad y sus hermanos regresan a casa, donde su madre suele estar cocinando o lavando la ropa. Su padre aprovecha ese rato para cumplir con sus tareas de electricista a domicilio.

Hasta hace poco, esa rutina suponía un problema para la familia: ¿qué actividad que fuera segura y fiable podía hacer un niño por las tardes?

“En casa no tenemos mucho espacio, nuestra calle es bastante peligrosa y cuando los niños quieren jugar con otros niños tienen que alejarse, y entonces no sabemos dónde están”, explica María.

Lo que más preocupaba a José de la idea de dejarles jugar en la calle era la inseguridad. El municipio se caracteriza por las altas tasas de homicidios, la violencia de las bandas y la delincuencia. Los niños estarían en peligro si jugaran en las proximidades.

Imagen del UNICEF
© UNICEF El Salvador/2017
Natividad habla con una amiga durante una clase de natación. Las clases la han ayudado a ella y a sus hermanos a hacer amigos nuevos y ganar seguridad en sí mismos fuera de la escuela.

Hacer deporte para estar seguros

Todo cambió el día que la familia recibió una invitación de la alcaldía de San Marcos para que los niños asistieran a clases gratuitas de natación en el Centro recreativo Cutacuzcat.

“Decidimos permitirles asistir al centro para que aprendieran a nadar”, dice María.

La invitación para apuntarse a actividades deportivas semanales se extendió a todos los niños de San Marcos, como parte del proyecto municipal de prevención de la violencia respaldado por UNICEF. Después de un año y medio en funcionamiento, más de 1.000 niños participan en las actividades dos o tres veces por semana.

El monitor de natación, Wilson Galán, asegura que Natividad y sus hermanos tenían una habilidad natural para el deporte. “Sus resultados me pillaron por sorpresa porque, en solo dos meses, ya controlaban bastante bien todos los estilos”, afirma.

Los niños ya tienen una colección de 47 medallas que han ganado en distintas competiciones locales y nacionales. Para Natividad, que ha ganado ocho de esas medallas, esos triunfos han sido un estímulo para confiar más en sí misma.

“Me motiva mucho escuchar a mi familia gritando: ‘vamos, vamos, vamos’; me ayuda a mantener la fuerza hasta el final”, dice.

Imagen del UNICEF
© UNICEF El Salvador/2017
Los miembros de la familia Sánchez Ventura muestran las medallas que los niños han ganado en competiciones de natación. Desde que comenzó el programa de deportes hace un año y medio, los niños han ganado 40 medallas.

Cuerpos y mentes más sanos

El deporte y las actividades recreativas son solo una parte de una estrategia global para la prevención de la violencia en el municipio, en la que UNICEF trabaja estrechamente con la alcaldía de San Marcos. La estrategia incluye componentes para el desarrollo y la protección de los niños, así como talleres para educar a niños y padres en la no violencia y el fortalecimiento de los lazos familiares.

“En esos talleres, ella puede pasar tiempo con otros niños que también están aprendiendo y nosotros conocemos a otros padres con los que podemos compartir ideas nuevas”, dice María.

El programa también ofrece una beca que cubre parte de los gastos escolares de Natividad. “Somos una familia grande y esto nos ayuda mucho, porque así ella no tiene que dejar la escuela”, afirma José.

Tanto él como la madre coinciden en que el deporte ha cambiado la vida de los niños. “Ha sido positivo para su salud y para su mente”, asegura María. “Cuando hacen ejercicio se mantienen activos y tienen un propósito en la vida, ganan autoestima y se vuelven más disciplinados en la escuela”.

Para José, uno de los mayores beneficios del programa es que mantiene a los niños a salvo de la violencia de las bandas. “La natación ha salvado a nuestros hijos de la calle”, dice.

Fuente del Artículo:

https://www.unicef.org/spanish/infobycountry/elsalvador_102385.html

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UNICEF: Aprendizaje para las niñas afganas

UNICEF/ 16 de enero de 2018/Por Toby Fricker/Fuente: https://blogs.unicef.org

Belqees siempre soñó con ir a la escuela. “Mis amigos regresaban al pueblo hablando de la escuela, contando lo que habían hecho”, dice la joven de 16 años. “Yo pensaba: son mis amigos, ¿por qué yo voy más atrasada que ellos?”

En su hogar, en un pueblo remoto de Daykundi, una provincia de la zona montañosa del centro de Afganistán, Belqees explica que no puede ir a la escuela porque está demasiado lejos. Sus padres no tienen motocicleta ni dinero suficiente para el transporte, aunque sí son conscientes de la importancia de la educación.

Gracias a eso, Belqees consiguió que la clase fuera a su casa.

Educación en la comunidad: una puerta al aprendizaje para las niñas

En una habitación de la casa de Belqees las paredes están empapeladas con el alfabeto persa y unos coloridos dibujos. En el suelo hay 15 niños sentados que miran atentos al profesor, que está escribiendo una palabra en la pizarra.

“Me quejé a mis padres, ¿qué esperanza nos queda si no podemos aprender?”, explica Belqees. “Así que lo convencí [a Hassan, su padre] para que ofreciera un espacio”.

Ahora, este es uno de los más de 4.300 espacios educativos basados en la comunidad que hay en Afganistán. Con la ayuda de UNICEF, estas clases ayudan a unas 81.000 niñas a aprender y, en la medida de lo posible, facilitan la transición a la escuela formal.

“Tienes que empezar en tu propia casa para demostrar a los demás que crees en la educación”, afirma Fátima, la madre de Belqees. “Después, los demás te seguirán”, añade.

A Fátima le habría gustado tener la oportunidad de ir a la escuela, y por eso ahora anima a Belqees, a sus hermanas y a sus compañeras a seguir estudiando. “Mi abuela, mi madre y yo no recibimos una educación y, como consecuencia, tampoco tuvimos oportunidades para hacer otras cosas en la vida”, asegura.

En un país en el que las niñas representan más del 75% de los 3,5 millones de niños que no van a la escuela, la educación basada en la comunidad brinda esperanza a las niñas que verdaderamente quieren estudiar.

A group of children sit on the floor with their backs to the camera as a teacher teaches.
UNICEF/FrickerSadiq, de 21 años, enseña en una clase de educación basada en la comunidad en la provincia de Daykundi, en la zona montañosa del centro de Afganistán.

La educación de las niñas nos concierne a todos

Atravesando el desértico valle, al otro lado de Nili, la ciudad más grande de la zona, conocemos a Sadiq, de 21 años. Él trabaja en otro espacio educativo basado en la comunidad que ofrece clases en una habitación del edificio del consejo local.

Sadiq se vino aquí desde la vecina provincia de Bamiyán, a 12 horas por carretera, para vivir y trabajar. “Me di cuenta de que la enseñanza es muy importante para la comunidad, pues proporciona a los niños una base sólida para la vida”, asegura.

“Lo bueno es que aquí vienen muchas niñas a clase, más que niños. Los padres no diferencian entre niños y niñas”.

Sin embargo, las estadísticas revelan que no siempre es tan fácil. El acceso a instalaciones educativas de calidad, la capacidad de permanecer en la escuela, la nutrición precaria, los padres y el conjunto de la sociedad pueden restringir el derecho de las niñas a recibir una educación y su capacidad para aprender. En la actualidad, la inseguridad es otro factor. Mientras que esta parte de la zona montañosa del centro del país es relativamente tranquila y segura, a solo 60 kilómetros al norte y al sur, la frecuente violencia atormenta las vidas de las familias y ocasiona flujos constantes de desplazamientos. Cuando esto ocurre, las niñas suelen ser las primeras que dejan de ir a la escuela, ya que los progenitores consideran que su seguridad está por encima de su deseo de aprender.

Tres niñas de la clase de Belqees no son del pueblo. Llegaron hace unos meses tras escapar de la inseguridad de las zonas cercanas a sus hogares. Asistir de nuevo a clase devuelve a sus vidas un cierto sentido de la normalidad, y las ayuda a integrarse en sus nuevos entornos.

Al abrir su hogar, Hassan y Fátima están haciendo mucho más que brindarle a su hija la oportunidad de aprender. Del mismo modo, el sacrificio personal de Sadiq, que empezó una vida nueva lejos de su hogar, está beneficiando las vidas y los futuros de todos los niños que van a su clase.

Las niñas de Afganistán están listas para aprender, pero necesitan apoyo y oportunidades suficientes para lograrlo. Tal y como muestran las historias de estos campeones de la educación de las niñas, existen muchas posibilidades para hacer más accesible el aprendizaje de las niñas y lograr un cambio real en sus vidas, por el bien inmediato y a largo plazo de la sociedad.

Toby Fricker es Especialista en Comunicación y forma parte del Equipo de Respuesta ante Emergencias, donde proporciona ayuda en materia de comunicación y defiende la preparación y la respuesta humanitarias.

Fuente de la Noticia:

Aprendizaje para las niñas afganas

 

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