Ser competentes.

Por: Willy Rocabado A.

En la formación por competencias, se asume que existe una tríada de conocimientos: el saber, el hacer y el ser. Lo interesante en esta propuesta es que los tres tienen la misma importancia y, al igual que con los contenidos tradicionales, solamente se puede evaluar lo que se trabaja, por ello el reto está en volcar la mirada a la planificación y diseño de actividades de aula que integren los tres saberes.

La Universidad Católica Boliviana San Pablo prioriza una formación en la que los valores que permiten la construcción permanente del ser no sean solamente profesionales, sino también católicos. Esta es la diferencia fundamental con cualquier otro centro formativo.

La formación del ser está íntimamente ligada a la comunidad, pues es solamente en el contacto con el otro que los valores se ponen en juego: el respeto, la solidaridad, le generosidad, la empatía e inclusive la alegría. La elaboración de una base epistemológica de los valores personales se hace intrapersonalmente, pero se pone a prueba solamente en la relación con el otro.

A menudo se critica este enfoque educativo pues su lógica, dicen, responde a los requerimientos del mercado, y eso lo convierte en servil del modelo neoliberal. Nada más alejado de la realidad. La formación basada en competencias, bien aplicada, claro, parte de la identificación de las necesidades reales y urgentes de la sociedad, no del mercado. Justamente ahí radica su fuerza y de allí también nace esa búsqueda de equilibrio entre saber, hacer y ser.

Una vez que se identifican, desde cada área disciplinar específica, esos problemas, se plantean las competencias que permiten responder, de la mejor forma posible, a las necesidades sociales. Por ello es que no se puede escindir esa tríada de saberes, pues las soluciones a los problemas del contexto social se construyen sobre bases axiológicas: no se puede plantear respuestas reales desde la indiferencia, la indolencia o desde miradas académicas que se olviden de la valía de la vida en todas sus formas.

Los docentes que asumen este tipo de formación deben estar plenamente convencidos de su rol como guías, porque tienen que estar dispuestos a emplear mucho más tiempo y dedicación al diseño de las actividades de aula y de la construcción de situaciones contextuales que a “dictar” los contenidos de una asignatura. La transmisión de la información ya no es lo más importante en el rol docente, sino la creación de estrategias que permitan desarrollar capacidades críticas en sus estudiantes.

Pero el reto también es para los estudiantes porque ellos se convierten en actores principales de su proceso formativo: ya no deberían sentarse a escuchar lo que tiene que decir un profesor y más bien deben interactuar con los problemas que se les plantean y, a partir de sus aciertos y errores, el docente guía su formación.

La Universidad Católica Boliviana San Pablo ha asumido la aplicación de la formación basada en competencias como parte de su rediseño curricular no solamente porque es un enfoque que garantiza profesionales que respondan a las necesidades más urgentes de la sociedad, sino, y más importante aún, porque es coherente con la formación de mejores seres humanos. En la construcción de un mejor país, eso podría ser lo más importante.

Fuente: http://opinion.com.bo/opinion/articulos/2016/0916/noticias.php?id=199916

Imagen: http://www.ucbtja.edu.bo/wp-content/uploads/2014/08/como-es-la-ucb.jpg

Comparte este contenido: