Miles de niños en Senegal carecen de documentos que demuestren su existencia. Esto supone que no puedan cursar la educación secundaria, entre otras trabas. Un proyecto de Cáritas ayuda a evitarlo
Hace unos meses, las plegarias de Sire Dia, recibieron respuesta. Este maestro y director de una pequeña escuela en Ndiebeen Gandiol, un pueblo en la región de Saint Louis (Senegal), llevaba años viendo cómo la mayoría de sus alumnos de primaria no podían acceder a la secundaria. El motivo: carecían de documentos de identidad. No existían. Al menos, no oficialmente… hasta ahora. Un equipo de Cáritas se puso en contacto con su centro para identificar los casos de niños indocumentados y comenzar los trámites legales para acabar con esa situación.
«Era muy doloroso», recuerda el profesor. Los niños que completaban la primera etapa educativa, en torno a los 12 años, veían su esfuerzo tirado por los suelos. Solo en su centro, este curso detectaron que de 139 alumnos, 106 no estaban registrados. Fue cuando Cáritas contactó con Dia para hacer un recuento, convocar a los padres con sus documentos y comenzar el proceso de registro.
«No tenemos datos recientes de todos los niños sin registrar en el país, pero sí de los que hemos ayudado. Los que llegan de la inspección regional de educación, de niños que estaban el año pasado en la escuela sin papeles. Encontramos 2.262; y este 2019 hemos atendido 3.449 casos», explica Agnes Seck, responsable de proyecto en Saint Louis. Según estadísticas de la ONG, en el departamento de nombre homónimo que la región tan solo el 38% de los alumnos de primaria están inscritos en el registro civil. Los últimos cálculos oficiales de la Agencia Nacional de Estadística, publicados en 2015 con encuestas de 2013, el 17,6% de los habitantes de la región no tenía certificado de nacimiento, una cifra por debajo de la media nacional (20,3%).
Casi siempre por desconocimiento, muchos padres no saben ni creen que sea necesario inscribir a sus hijos en el registro civil al nacer. Otros viven muy lejos de las oficinas administrativas, son agricultores nómadas o pescadores que pasan muchos meses fuera del hogar. «Al dar a luz, a las mujeres les dan un papel, pero esa no es la cédula de identidad. Las matronas les tienen que decir que vayan al registro», apunta Seck. Pasado un año, si no han realizado este trámite gratuito, tienen que acudir a instancias judiciales y pagar 4.900 francos centroafricanos (7,50 euros). Una cantidad que la mayoría no se puede permitir. Menos si tienen varios críos en la misma situación.
«Esos niños crecen sin papeles. La consecuencia es que, dese 2004, el Estado permite a los maestros recibir alumnos sin documentos de identidad durante la primaria, que dura seis años; y cuando acaban, si no los tienen no pueden acudir a la enseñanza media y lo que han estudiado hasta entonces no les sirve de nada, tienen que dejar su educación», resume Seck. La sanidad pública es universal, continúa la especialista, pero no es el caso si no están registrados. De adultos, tampoco podrán votar, ni obtener un pasaporte para viajar, entre otras trabas. «Jurídicamente, no tienen nombre ni nacionalidad», destacan desde la organización.
Impulsada con fondos propios y del Gobierno de Canarias, la actividad principal del proyecto de Cáritas es la sensibilización y comunicación directamente en los pueblos. «Y la puerta de entrada son las escuelas. La organización hace la petición al centro, y vienen también personas del registro civil que conocen todo el proceso. Cuando llegamos, ya el director de la escuela tiene identificados a los alumnos sin papeles y hace ir a sus padres», detalla Seck. Es lo que llaman charlas y han realizado 68 en cada una de las dos fases del programa, que cuentan con 125.000 euros de presupuesto repectivamente, una cantidad que aporta la oficina española de la ONG.
Según estadísticas de Cáritas, en el departamento de Saint Louis tan solo el 38% de los alumnos de primaria están inscritos en el registro civil
Uno de los problemas que enfrentan es que a menudo los progenitores, incluso los abuelos, también carecen de documentación. Por lo que primero hay que registrares a ellos y después a los niños. Para evitar fraudes, se pide la presencia de testigos —el imán, el jefe del pueblo, el profesor— que atestigüen que el niño es de esos padres. La ONG se encarga de todo lo demás, también de los costes.
El complejo trámite funciona así: como los maestros saben qué casos tienen, hacen un censo y se lo manda al equipo de Cáritas. Ellos se lo envían al tribunal, que gestiona los papeles y se los remite al Ayuntamiento para que la gente esté registrada. Después el consistorio hace llegar los papeles a Cáritas. La organización se los da a la inspección educativa departamental que los distribuye a cada escuela en los diferentes pueblos. Allí, los padres pueden recoger sus documentos y los de sus hijos.
A una de esas charlas fue convocado Ndake Diop, padre de seis —cinco chicos y una chica— de sus dos mujeres. «Un día, nos llamó el director para hablarnos de que Cáritas ayudaba a la gente para obtener papeles». Acudió a la cita con las madres, pero tampoco ellos tenían documentación. «No sabía que tenía que declarar a mis hijos. Yo no he ido a la escuela y no tenía a nadie cerca que me lo explicase», justifica este pescador y agricultor. Un tiempo después, sin coste alguno, todos recibieron sus carnets de identidad.
«Ahora, alabado sea Dios, este problema ya no existe», celebra Diop mientras se deshace en agradecimientos hacia la ONG. Algunos de sus hijos habían tenido que abandonar el colegio porque no estaban inscritos. «Eran niños brillantes en la escuela y la tuvieron que dejar. Perdieron un año y al siguiente, cuando ya habíamos conseguido sus documentos, regresaron. Pero estaban desmotivados por lo que les había pasado», rememora. «Cáritas está resolviendo este problema. Nos están quitando pena», zanja. Él mismo se ha convertido en embajador de la causa: «A todos mis amigos, cuando tienen hijos, les digo que lo tienen que hacer».
Además de las charlas en las escuelas, en cada fase de proyecto, se organizan cuatro sesiones de sensibilización más generales en las que se convoca a todo el pueblo. Basta un escenario en la plaza, un equipo de música y sillas de plástico, y la gente empieza a acudir atraída por el movimiento. En Mouit han asistido más de un centenar de personas a las que se les explica la importancia de hacer existir a sus niños. «La satisfacción es que cada vez que pasamos por un pueblo, al día siguiente el Ayuntamiento nos llama para decir que la gente está inscribiendo a sus hijos», asegura orgullosa Seck.
Para expandir el mensaje están los talleres de capacitación de líderes de las comunidades y que continúen la actividad de sensibilización. El siguiente objetivo es conseguir que los padres inscriban a los niños al menos en el primer año de vida e idealmente en los primeros 45 días.
«Ahora, como comunidad podemos dormir tranquilos», zanja Dia, que ya no impartirá clases a alumnos que después tendrán que abandonarlas por no tener una identidad.
Nacer para existir
Antes de cualquier trámite burocrático es imprescindible que se produzca el más importante: venir al mundo. En la calle principal del barrio de pescadores de Guet Ndar, en la ciudad de Saint Louis, la capital regional, un cartel descolorido señaliza una clínica que hace más de una década fue financiada por la Cooperación Española. El logo apenas se aprecia, pero está. Ahora, ya sin dicho apoyo, este centro público se sostiene con donaciones de los vecinos y la venta de medicamentos, según explica el responsable de la botica, Abdu Fall.
De aspecto decrépito, con la mejor higiene posible pero insuficiente a simple vista, ahí es donde van las futuras madres a los controles prenatales y a parir cuando llega el momento. La matrona Maimuna Sen trabaja aquí desde hace cinco años. Sin salario, remarca. «El personal somos gente benévola, vivimos de lo que nos da la gente», asegura cansada. La noche anterior, atendieron cinco partos. «Hay problemas de materiales y de medicamentos. Algunos nos los da el distrito sanitario, pero a veces faltan y si lo tuviéramos sería mejor. Para que cada mujer que venga, tenga acceso a ellos», relata.
Según los datos de la Agencia Nacional de Estadística hay carencia de personal cualificado. En 2016, había en la región un médico para 11.045 habitantes —en lugar de uno por cada 10.000 como indica la OMS— y una enfermera para 5.585 habitantes —en vez de una por cada 3.000—. Sin embargo, en lo que respecta a parteras, tienen buena cobertura: una por cada 1.858 habitantes en la región, muy por encima de una por cada 6.000 que recomienda la organización de la ONU.
Preguntada por las muertes maternas y de bebés durante el parto debido a esa falta de medicamentos, además de la evidente falta de higiene e instrumental, Sen asegura que no hay. «Cuando surgen complicaciones, las derivamos al hospital», apunta. Por ser atendidas, las madres no tienen que pagar nada, solo por las medicinas. No es así en la clínica privada en la que trabaja Ndeye Khady Khalil Diallo, donde es la matrona jefe. Allí, las mujeres son atendidas por un ginecólogo apoyado por el equipo de Khalil.
«Las complicaciones a nivel médico se dan en todo tipo de estructura, pública y privada, pero en esta última hay un mejor control y tomamos todas las medidas para que estén bien atendidas. Tenemos cuidado de no cometer errores porque puede destrozar la reputación de la clínica», opina. En un hospital, dice, las mujeres pagan 30.000 francos al dar a luz (alrededor de 46 euros), en el centro que ella trabaja, entre 200.000 (300 euros) y 300.000 (460 euros). «El parto en casa hoy es muy raro», anota.
Para hacer sus sueños realidad, Khalil necesita más formación.»Me encanta ayudar a las personas. Estoy feliz de mi trabajo, pero no quiero ser matrona toda la vida, sino hacer un máster en obstetricia, diploma en ecografía, tener conocimientos de nutrición y puericultura para trabajar en una ONG, e incluso abrir una clínica propia», detalla.
En definitiva, toda la información posible, más recursos y mayores conocimientos son útiles y necesarios para nacer y existir en Saint Louis.
Fuente e imagen: https://elpais.com/elpais/2019/11/05/planeta_futuro/1572948424_150718.html
Gotham o Wakanda: ¿cómo será la ciudad africana del futuro?
Pantera Negra (2018),la película basada en los cómics de la Marvel, describe la sociedad tecnológicamente más avanzada del mundo. Lo que fascinó a muchos y contribuyó a generar la mayor taquilla de la historia en buena parte de África fue que esa imagen futurista y positiva estaba ambientada precisamente en África.
El mundo imaginado en el país ficticio de Wakanda está muy lejos de los relatos de lucha y sufrimiento de otras películas de Hollywood ambientadas en África… y muy lejos de la realidad cotidiana de millones de africanos. Sin embargo, el retrato es importante: África tiene el mayor crecimiento demográfico y la mayor tasa de urbanización del mundo.
¿Cómo pueden las autoridades y los grupos ciudadanos asegurar que sus ciudades futuras se acerquen a la utópica visión de Wakanda? ¿Cómo pueden las ciudades convertirse en soluciones a los problemas socioeconómicos y medioambientales y no en fuente de los mismos?
La población de África se duplicará en los próximos treinta años. Según las estimaciones de las Naciones Unidas, la población aumentará en unos 1.000 millones de personas, de las cuales un 80%, es decir, 800 millones, lo vivirá en ciudades.
Lo que debilita la eficiencia y la productividad de las ciudades africanas es la forma en que se han expandido: espacios dispersos, sin transportes, ni infraestructuras, que crean entornos caóticos y costosos.
Además de por la expansión natural de las poblaciones urbanas, esa tendencia se verá reforzada por una mayor migración del campo a la ciudad y por la migración de la mano de obra.
Y puede que África sea ya más urbana de lo que se considera actualmente (las recientes investigaciones de la Comisión Europea realizadas con ayuda de imágenes por satélite indican que las poblaciones de África podrían ser ya urbanas en un 80%); la razón de la incertidumbre es que los países tienen definiciones diferentes de lo que constituye una ciudad, y ello afecta a las estadísticas demográficas que los países proporcionan a las Naciones Unidas.
En la actualidad, ya es el continente más diverso y más joven (hay 420 millones de jóvenes de 15-35 años); y, con su rápido aumento demográfico y su creciente urbanización, los países africanos tendrán dentro de unas décadas un aspecto totalmente diferente. La diversidad y la divergencia serán aun más pronunciadas por todo el continente: las regiones y ciudades hoy frágiles y asoladas por conflictos cambiarán a un ritmo y un modo diferentes de aquellas que hayan logrado la estabilidad.
Según el Global Cities Institute, en el 2050, dos de las diez ciudades más grandes del mundo serán africanas: Kinshasa y Lagos. En el 2100, esa cifra aumentará a cinco de esas diez: Lagos, Kinshasa, Dar es Salaam, Jartum y Niamey.
El objetivo 11 de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible es lograr que las ciudades sean inclusivas, seguras, resilientes y sostenibles: se trata de empujar a las ciudades a convertirse en centros de eficiencia de recursos, crecimiento económico, inclusión y bienestar.
Ahora bien, hasta ahora la urbanización africana no ha sido una herramienta para la transformación y el crecimiento económico inclusivo. Dadas las espectaculares proyecciones de crecimiento demográfico y los inminentes efectos del cambio climático (algunos ya patentes), es mucho lo que está en juego y resulta urgente actuar para gestionar mejor la urbanización.
Celebración en el distrito de Petroria, Sudáfrica (PHILL MAGAKOE / AFP)
La innovación y la resiliencia (el dinamismo de los sistemas y las redes informales de las ciudades) se consideran factores clave para mejorar los resultados del desarrollo urbano. Sin embargo, cabría afirmar que las soluciones a esos problemas se encuentran en los mismos lugares que las soluciones a los problemas más amplios relacionados con la transformación del desarrollo y la situación socioeconómica de África, entre las cuales son fundamentales la política, el patrocinio y la gobernanza.
La gobernanza y la acción o inacción de las autoridades nacionales y locales marcarán la diferencia. En ausencia de una gobernanza y una gestión eficaces, las ciudades se convierten en incubadoras de problemas de desarrollo: zonas densamente pobladas con problemas de acceso al agua potable, los alimentos, las viviendas seguras y la electricidad; lugares donde se hacen patentes los problemas relacionados con la salubridad pública y la gestión de residuos, la educación y el empleo, los sistemas de transporte y otras infraestructuras, y la seguridad y la justicia.
El dilema del crecimiento
Las ciudades africanas no están experimentando los mismos aumentos de productividad que acompañaron la urbanización de otras regiones. Ello tiene consecuencias especialmente importantes para la numerosa y creciente población joven de África y, en particular, para las mujeres y los grupos vulnerables.
Un factor fundamental que debilita la eficiencia y, por lo tanto, la productividad de las ciudades africanas es la forma en que se han expandido en las últimas décadas: los espacios dispersos y no planificados, con falta de transportes e infraestructuras, crean entornos caóticos y costosos.
Todo el que se haya encontrado atrapado durante una hora punta en un atasco de tráfico en Lagos o Luanda, y en otras ciudades que han experimentado un crecimiento rápido e imprevisto, habrá sido testigo de las consecuencias de unas redes y unos servicios de transporte público ineficaces, y con graves repercusiones sobre la vida y el bienestar de las personas.
Esa ineficacia significa que vivir en una ciudad de África resulta caro: en comparación con las regiones en desarrollo no africanas, los alimentos son un 35% más caros, el transporte un 42% y la vivienda un 55%.
Muchas ciudades africanas son microcosmos de desigualdad global donde los extremos de la riqueza y la pobreza son muy visibles
Todo ello es importante no sólo en relación con los actuales niveles de pobreza y el modo en que las personas luchan día a día en muchos entornos urbanos, sino que también significa que el coste de la mano de obra es mayor que en otras regiones en desarrollo (un 50% más).
Las consecuencias son muy graves para la creación de empleo, ya que desincentivan las empresas, y lo cierto es que África necesita empleos: entre 10 y 11 millones de jóvenes africanos entran en el mercado laboral todos los años, pero sólo se crean tres millones de puestos de trabajo anualmente.
Además, la propiedad inmobiliaria resulta mucho más atractiva para los inversores que la industria manufacturera, que sencillamente no es competitiva en un entorno en el que son tan deficientes las infraestructuras y sobre todo el suministro de electricidad.
Las ciudades con zonas de edificios altos y relucientes contribuirán en muy poco a la creación de empleo a largo plazo y al crecimiento sostenible e inclusivo.
Además, una planificación, una gestión del suelo y unas infraestructuras deficientes no sólo afectan al entorno empresarial y a la creación de empleo.
Una fuente de agua potable en Liberia (AHMED JALLANZO / EFE)
El dilema del crecimiento es un dilema de desarrollo: los pobres de las zonas urbanas viven en asentamientos informales, es decir, en zonas que carecen de viviendas seguras y de servicios básicos, vulnerables a inundaciones y a otros riesgos ambientales. Los problemas con el saneamiento, el acceso al agua potable y la gestión de residuos son graves y dan lugar a una crisis de salud pública.
El hecho de que la urbanización esté superando la capacidad (o, a veces, la voluntad) de las autoridades para abordar sos problemas contribuye a reforzarlos, pero también a aumentar la preocupación por los futuros espacios urbanos y los jóvenes: la seguridad alimentaria urbana se está convirtiendo en un problema persistente, ya que las personas no tienen acceso a alimentos nutritivos y seguros o no pueden permitírselos.
La falta de oportunidades, la pobreza y una seguridad ausente o corrupta también hacen que las poblaciones urbanas sean vulnerables frente a la delincuencia y violencia organizada, así como a la violencia social.
Muchas ciudades africanas son microcosmos de desigualdad global donde los extremos de la riqueza y la pobreza son muy visibles y viven en estrecho contacto aunque están en buena gran medida segregados. Si el futuro de África es joven y urbano, como parecen indicar los datos disponibles, resulta crucial la acción para abordar las ineficacias.
El rompecabezas político
Esos problemas y la necesidad de abordarlos son subrayados desde hace tiempo (cambio climático, al margen). El informe de la Unesco Norte-Sur: un programa para la supervivencia (1980, actualizado en el 2001) destaca el crecimiento y los movimientos demográficos, con especial referencia a los trabajadores migrantes y los impactos ambientales.
El informe actualizado formula recomendaciones sobre el suministro de infraestructuras y transporte, entre otras muchas cuestiones de desarrollo internacional. Muchos de los problemas siguen todavía pendientes, y muchas de las recomendaciones no se han llevado a cabo, según señala la actualización, debido en parte a la guerra fría y en parte a “una falta colectiva de voluntad política”.
Sin embargo, ahora se comprenden mejor los problemas, puesto que han mejorado los datos y se ha profundizado la investigación, incluida la relativa a la voluntad política.
La idea de una falta de voluntad política conduce a una suerte de fatalismo: no se puede hacer nada porque no hay voluntad.
Sin embargo, cada vez más, los grupos ciudadanos, los responsables políticos y los socios para el desarrollo están asumiendo la realidad de la inacción política deliberada: existen incentivos para que unos grupos de interés poderosos se aseguren la inmovilidad de los sistemas y los resultados.
Esa noción de unos incentivos perversos ha existido desde hace tiempo (en términos ficticios y quizá extremos, pensemos en la Gotham City de Batman, una ciudad corrupta controlada por mafiosos); en las ciudades concretas a nivel mundial, comprender esos incentivos, cómo se conectan y cómo deshacerse de ellos llevará tiempo, pero es el camino para cambiar la toma de decisiones y los comportamientos con el fin de lograr unos mejores resultados para la sociedad en general, no sólo para los intereses poderosos.
El uso del suelo en entornos urbanos es un buen ejemplo de cómo funciona el sistema. La ordenación del suelo es siempre una cuestión política y en muchos entornos urbanos, incluidos los países africanos, el suelo no se utiliza de la mejor manera posible en relación con el beneficio de los ciudadanos.
Los sistemas y las leyes son a menudo complejos, y el suelo es rentable tanto para los gobiernos como para los inversores. En un entorno en el que no siempre se respeta el Estado de derecho y las instituciones son débiles, la ordenación del suelo puede ser vulnerable a la malversación de fondos, y hay incentivos que actúan en contra de la adopción de medidas para una planificación eficaz.
Un incendio en la ciudad de Lagos, Nigeria (TEMILADE ADELAJA / Reuters)
En tales circunstancias, no se tiene en cuenta como prioridad a las personas de bajos ingresos ni a las empobrecidas, lo cual lleva al mantenimiento de un sistema de desigualdad y subdesarrollo en el seno de la ciudad.
La ciudad nigeriana de Lagos alberga actualmente entre 15 y 20 millones de habitantes. Esa población aumentará rápidamente en los próximos años, y hay quien predice que se convertirá en la metrópoli más grande del mundo debido al crecimiento demográfico previsto de Nigeria (400 millones en el 2050) y a la migración desde las zonas rurales.
La ciudad está llena de asentamientos informales por la falta de viviendas asequibles y la elevada densidad demográfica. El suelo es valioso y disputado, y no son raros los desalojos forzosos y las demoliciones de asentamientos informales.
Los pisos de ciertas “villas miserias! se empiezan a alquilar por 5000 euros al año, mientras sus antiguos residentes se tienen que trasladar a barrios marginales
Badia East, por ejemplo, un lugar que algunos describirían como una villa miseria pero que durante décadas desarrolló sus propias características cívicas (como una escuela y un centro médico), fue demolido cuando un jefe tribal reclamó los terrenos.
Según se ha informado, se están utilizando actualmente para la promoción inmobiliaria y los pisos se alquilarán por unos 5.000 euros al año. Mientras tanto, los antiguos residentes se han trasladado a otros barrios marginales o han quedado sin hogar.
En ciudades como Lagos, unas instituciones ineficaces, unos sistemas de tenencia de la tierra complejos, las reivindicaciones contrapuestas y los intereses creados se combinan para favorecer a unos y para mantener a otros atrapados en la pobreza. Dadas las estimaciones de un elevado crecimiento demográfico en ciudades como Lagos, los problemas empeorarán si no se abordan todos esos desafíos relacionados y, en particular, los incentivos que existen en el sistema político.
Recursos, relaciones y resiliencia
No hay duda de que las autoridades municipales y las ciudades se beneficiarían de un aprovechamiento más sostenible del suelo y los bienes inmuebles urbanos.
Con frecuencia, las autoridades ven limitada su capacidad de alcanzar logros por las limitaciones económicas debidas a la corrupción y la incapacidad de generar ingresos fiscales. Será de gran ayuda la mejora de las políticas sobre suelo y fiscalidad y la aplicación de dichas políticas.
Y una parte crucial de esa dinámica es la mayor capacidad ciudadana para relacionarse con las autoridades y exigirles responsabilidades. Los grupos de la sociedad civil que trabajan para fomentar una mayor transparencia y rendición de cuentas son una parte fundamental de este rompecabezas.
En la ciudad keniana de Vihiga, el trabajo de una oenegé local, Community Engagement for Peace and Development, con el respaldo del Centre for Law and Research International, proporciona un importante ejemplo de cómo las comunidades pueden hacer que las autoridades rindan cuentas para mejorar su gestión.
Unos miembros de la comunidad, tras haber recibido una formación, llevaron a cabo el seguimiento y evaluación de proyectos municipales; llamaron la atención del Ayuntamiento sobre los problemas y la mala gestión y lograron que se tomaran medidas correctoras y que algunos proyectos se completaran tras unos fracasos iniciales.
Ciudadanos, políticos y socios para el desarrollo van asumiendo que existe una inacción política deliberada: hay incentivos para que grupos de interés poderosos se aseguren la inmovilidad de los sistemas y los resultados
Aunque sigue siendo fragmentaria y de difícil acceso, la creciente disponibilidad de datos y el uso de la tecnología (incluidas las imágenes por satélite) ayudarán a proporcionar información para mejorar la planificación y la gestión urbanas, y también permitirán a los ciudadanos exigir más responsabilidades a las autoridades.
Con todo, la rápida expansión urbana de África también plantea cuestiones importantes para las relaciones entre los gobiernos nacionales y las autoridades municipales. Los intereses y la interferencia a nivel nacional eliminan la autonomía política y económica del gobierno local, y le impiden actuar y planificar eficazmente.
En el 2015, la ciudad senegalesa de Dakar intentó lanzar un bono municipal con la intención de recaudar unos 45 millones de euros para desarrollar un mercado urbano con capacidad para unos 4.000 comerciantes y vendedores ambulantes, pero la iniciativa fue bloqueada por el Gobierno nacional. Semejantes desafíos afectan al corazón de la política nacional y la descentralización.
Plaza Jamaa el Fnaa en Marrakech, un gran mercado nocturno (Lidia Bernaus)
Ahora bien, los gobiernos nacionales han firmado la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, el Acuerdo de París sobre el Cambio Climático y la Nueva Agenda Urbana. Corresponde a los gobiernos nacionales garantizar que las autoridades locales y regionales tengan un marcado interés (responsabilidades, autonomía y rendición de cuentas) en la realización de dichos objetivos si se quieren obtener cambios sobre el terreno.
Dadas las dificultades a las que ya se enfrentan muchas ciudades africanas y el ritmo del cambio, los gobernantes, los inversores y los profesionales del desarrollo también tendrán que sacar provecho de los métodos y los sistemas de resiliencia que han evolucionado en los asentamientos informales y extender las soluciones tecnológicas locales a los desafíos del desarrollo urbano.
El objetivo de Taka Taka Solutions es lograr que Nairobi sea más limpia y saludable mediante la recogida y el reciclaje de residuos en toda la ciudad, y ello por medio de socios locales cuando la compañía no pueda encargarse de la tarea.
En Nigeria, Rensource construye y gestiona una infraestructura eléctrica fuera de la red. Existen numerosos ejemplos de innovaciones que pueden contribuir a mejorar el entorno urbano para todos los habitantes de la ciudad, al margen de sus ingresos.
Hay que fomentar y hacer progresar rápidamente la resiliencia y la innovación, pero esos dos factores no son suficientes por sí solos. Un futuro próspero e inclusivo para los países y las ciudades de África depende de la mejora en la toma de decisiones políticas, la gobernanza y la actuación del sector público.
En una serie de sectores (como la educación y el transporte), los proveedores del sector privado han intervenido para colmar lagunas donde no llegaban los servicios públicos. Los servicios de transporte público proporcionados por el sector privado pueden ser caros y poco fiables; y pueden también ser resistentes a la reforma, porque los proveedores crean incentivos en el sistema político para evitar el cambio o una mejor regulación.
En el ámbito de la educación, fundamental para la formación de la futura población de África, las consecuencias de la proliferación de proveedores privados no se comprenden bien, ni en términos de dirección ni en términos de resultados educativos.
No hay tiempo que perder
No sólo las proyecciones sobre el rápido crecimiento demográfico del continente centran la atención sobre cómo crear empleo y mejorar las ciudades, resulta además que muchos entornos urbanos son vulnerables a las consecuencias del cambio climático, y los más afectados serán los más desfavorecidos, es decir, quienes viven en tierras pobres o desprotegidas.
Aunque la economía del estado de Lagos es mayor que la de Kenia y genera más ingresos internos que la de cualquiera de los otros 35 estados de Nigeria, esa situación no se ha traducido en una planificación y un desarrollo de las infraestructuras capaces de seguir el ritmo del crecimiento demográfico, y la ciudad sufre de un alcantarillado deficiente.
Lagos, que ya era susceptible a las oleadas de tormentas debido a su emplazamiento en la costa atlántica, experimenta ahora inundaciones más frecuentes y graves, y hay pruebas de que se producen en Nigeria precipitaciones más intensas.
Son limitados los datos que existen sobre el aumento del nivel del mar en Nigeria, pero se espera que ese aumento empeore el problema de las inundaciones, por lo que es urgente planificar y aplicar medidas de adaptación que conduzcan a la mejora del alcantarillado y la reducción de la amenaza de inundaciones graves.
Asimismo, el reto de gestionar unas poblaciones urbanas en rápido crecimiento se verá agravado por la sequía y el avance del desierto, que arruinará los medios de subsistencia agrícolas rurales y creará nuevas migraciones en dirección a las ciudades a menos que también se encuentren soluciones en ese ámbito. Vinculado con el dilema climático está el problema de garantizar, al tiempo que se realizan reformas y progresos en muchos ámbitos, la mejora de la calidad del aire en las ciudades.
La contaminación causada por los atascos, los vehículos viejos, la industria y la quema de residuos se combinan para crear entornos en los que, según un informe del 2018 de la Organización Mundial de la Salud, todos los niños menores de cinco años están expuestos en el África subsahariana a niveles no seguros de contaminación del aire, frente a la mitad de los niños en los países de ingresos elevados.
Una de las caóticas calles de Kampala (Uganda) (mtcurado / Getty Images)
Dadas las proyecciones y los retos existentes, por no hablar de los que se avecinan, surgen temores de que los entornos urbanos de África se conviertan en lugares violentos e inseguros, auténticos polvorines poblados por jóvenes desempleados y frustrados.
Las investigaciones han demostrado que el desempleo, la ociosidad, la búsqueda de respeto y la autoprotección pueden llevar a los jóvenes a unirse a pandillas o grupos rebeldes, y que la venganza, la injusticia y la creencia en una causa pueden conducir a la radicalización. Por lo tanto, resulta esencial la creación de puestos de trabajo de calidad, aunque ese factor por sí solo no basta: es fundamental contar con una policía eficaz en las zonas urbanas, así como con instituciones judiciales dignas de confianza.
De hecho, el desarrollo urbano proactivo puede usarse para reducir el riesgo de violencia y conflicto mediante la creación de espacios públicos. El compromiso intercomunitario es necesario para evitar tensiones y conflictos potenciales, y los espacios públicos pueden ser una herramienta para fomentar dicho resultado.
Esos espacios pueden incluso fortalecer la democracia y los resultados del desarrollo si permiten la aparición y la organización de grupos comunitarios. Algunas ciudades ofrecen ejemplos (aunque sean imperfectos) de esfuerzos para fomentar la cohesión entre grupos anteriormente segregados, como Kigali en Ruanda y Durban en Sudáfrica.
Los residentes y las comunidades han de tener un interés en el diseño y desarrollo de sus ciudades: la historia ha demostrado que los planes de desarrollo urbano impuestos externamente han dado lugar con frecuencia a comunidades fracturadas que crean un potencial para la violencia y el conflicto.
África es demasiado grande, diverso y se mueve en demasiadas direcciones para que alguien pueda ofrecer una respuesta global sobre su futuro
¿Estarán las futuras ciudades de África más cerca de Wakanda o de Gotham City? La cuestión es demasiado reduccionista, y nadie sabe a ciencia cierta qué le deparará el futuro al continente. Los datos no nos proporcionan la suficiente certeza.
Ni siquiera en relación con el cambio climático: aunque se entienden las consecuencias probables, está del todo claro dónde se producirán los cambios en términos de precipitaciones más intensas o graves sequías.
El continente es demasiado grande, demasiado diverso y se mueve en demasiadas direcciones diferentes para que nadie pueda ofrecer una respuesta global sobre su futuro. Los mejores lugares para buscar respuestas son los contextos actuales y las tendencias de las últimas décadas en diferentes países.
Podrían hallarse respuestas descubriendo por qué los años de alto crecimiento del PIB no se tradujeron en una transformación socioeconómica y un desarrollo inclusivo. Lo que está claro es que habrá muchos jóvenes buscando empleo y que querrán satisfacer sus aspiraciones, y que las poblaciones serán mayoritariamente urbanas. La diversidad y la creciente confianza de África significan que los diferentes países, ciudades y comunidades cambiarán en formas imposibles de prever.
Para quienes miran desde fuera, es importante dejar de ver a África en términos de riesgo u oportunidad, éxito o fracaso. Como en todas partes, sus ciudades, pueblos y aldeas son una compleja mezcla de dinámicas que cambian poco a poco con el tiempo.
Ciudad de Piedra en Zanzíbar, Tanzania (borchee / Getty Images)
Sin embargo, hay considerables obstáculos que superar para sacar a las personas de la pobreza, mejorar los resultados del desarrollo y los medios de subsistencia y para reducir la tendencia a la desigualdad creciente, tanto en las ciudades y los países como en todo el mundo. La acción política, o la voluntad, la comprensión de los incentivos que influyen en ella y la mejora de la gobernanza son una parte importante de todo el proceso.
Tal vez sea ahí donde los socios externos y para el desarrollo puedan desplegar mejor sus energías. Por lo demás, el factor determinante en la determinación del futuro son, por supuesto, las propias personas, que siempre han tenido que buscar soluciones a las dificultades cotidianas, y ello mucho antes de que en los noventa se acuñara el lema “Soluciones africanas a los problemas africanos” en el contexto de la paz y la seguridad.
Los ciudadanos necesitan herramientas y un espacio para poder innovar y solucionar problemas como el cambio climático y la rápida urbanización, y ese espacio sólo puede ser creado mediante una mejor dirección política y unos incentivos para una acción progresiva.
Fuente de la Información: https://www.lavanguardia.com/vanguardia-dossier/20191111/471528744771/ciudad-metropolis-africa-progreso-pobreza-desigualdad-gotham-wakanda.html
Los abortos clandestinos e inseguros se han disparado en Nigeria desde que comenzara el conflicto con el grupo yihadista Boko Haram en 2009, según han denunciado este lunes trabajadores sanitarios del país. En Nigeria, uno de los países que tienen una legislación más restrictiva en cuanto al aborto del mundo y que sólo lo permite para salvar la vida de la madre, se producen 2,7 millones de abortos al año, la mayoría de ellos practicados en secreto y en condiciones peligrosas, según la Universidad Johns Hopkins.
Son las mujeres pobres y las que no han tenido oportunidad de educación las que más riesgo corren en este sentido. Además, al menos 40 mujeres y niñas acuden para recibir asistencia médica tras un aborto al mes, ha contado a Thomson Reuters Foundation Aminu, una enfermera de una clínica gestionada por el gobierno nigeriano situada en el estado de Yobe. Hace una década, eran entre 10 y 15 mujeres las que precisaban atención médica tras un aborto. Te puede interesar: Liberan a 19 mujeres embarazadas de una “fábrica de bebés” en Nigeria Nigeria tiene la cuarta tasa de mortalidad materna más alta del mundo: unas 100 mujeres y niñas mueren por esta causa al día, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En este contexto, las tasas en el noreste del país, donde las clínicas y los hospitales han sido destruidos por grupos armados para crear un califato islámico, son las peores en Nigeria, según muestran datos gubernamentales. Las autoridades nigerianas insisten en defender la legislación actual en contra del aborto. (Foto: AFP) Según Aminu, las mujeres acuden a farmacias, a vendedores locales de fármacos o a mujeres ancianas para abortar y usan fármacos, hierbas o herramientas, como barras, para hacerlo. “No mueren si las admitimos en el hospital”, según la enfermera. “Pero hay muchos más casos en los que las mujeres y las niñas toman hierbas solas, no van al hospital y mueren porque no quieren exponerse”, ha lamentado Aminu.
Sexo por comida Naciones Unidas ha registrado miles de casos de violencia sexual y de intercambio de sexo por comida, particularmente en mujeres y niñas que carecen de ésta, cobijo o dinero. “Mucha gente que está desplazada vive con anfitriones que se aprovechan de ellos”, ha explicado la directora de la Fundación Juventud Africana para el Desarrollo y el Empoderamiento de la Paz, Maryam Aje. Kellu, una adolescente que perdió a su familia después de que miembros de Boko Haram atacaran su aldea hace dos años, se quedó embarazada después de que un soldado le ofreciera comida y amparo a cambio de sexo.
No quiere tener el bebé. Lee más: Escuela de Nigeria era una “casa del horror”, estudiantes eran torturados y violados Después de mudarse a un campo de refugiados del estado de Borno, quiso practicarse un aborto, pero no sabía dónde acudir para ello, como un número creciente de mujeres desde que comenzara la insurgencia islamista. “Si continúo con este embarazo, arruinaré mi vida”, ha explicado Kellu, que cree que está embarazada de dos meses. “Todo el mundo sabe lo que hice. Me estigmatizarán por tener un bebé sin estar casada”, ha lamentado. “Además, no tengo dinero para encargarme de mí misma. ¿Cómo se supone que voy a cuidar de un niño?”, se ha preguntado Kellu, que ha declinado proporcionar su nombre real.
Por su parte, las autoridades nigerianas insisten en defender la legislación actual. “Sin importar las circunstancias, el aborto está prohibido excepto por razones médicas”, ha recordado el subdirector de respuesta médica de emergencia del Ministerio de Salud de Borno, Ali Grema. “No está permitido para razones sociales”, ha zanjado. Tabú La educación sobre planificación familiar se focaliza en Nigeria en las mujeres que están casadas por las actitudes conservadoras propias del país, ha recordado una enfermera del campo de Maiduguri, Hadiza. Por su parte, Lucy Dlama, una miembro de Mujeres en la Nueva Nigeria, que proporciona apoyo a las supervivientes de violación a través de la atención sanitaria, ha asegurado que muchas mujeres ni siquiera saben que el sexo puede dejarlas embarazadas.
La educación sobre planificación familiar se focaliza en las mujeres casadas.
“Nuestra cultura establece que es un tabú para los padres proporcionar educación sexual a sus hijas”, ha afirmado Dlama, que ha animado a las madres a enseñar a sus hijas sobre sus cuerpos. Por otra parte, el embarazo fuera del matrimonio también es un tabú, incluso cuando es el resultado de una violación por parte de soldados, milicias o funcionarios de campos de desplazados.
Africa/Kenya/11-10-2019/Author(a): Margaret Kalekye/Source: www.kbc.co.ke
Two of Kenya’s listed companies – WPP-Scangroup and KCB Group have partnered with Strathmore Business School to launch a program that provides university students with a platform to launch their marketing communications professional careers.
The talent incubation program dubbed “The Crucible” aims at creating a sustainable talent pipeline for the marketing and communication industry and equipping students with the necessary practical skills they need to launch their professional careers.
The program kicked off in August with the launch of the inaugural Crucible National Student Marketing Competition, an industrywide initiative that brought together marketing and communication students from all major public and private universities around the country to create an integrated marketing communication campaign for select KCB Group products.
The competition will give students an opportunity to put in practice what they learn in their advertising, public relations, marketing research and digital marketing classes.
The winning team will walk away with paid internships with a WPP-Scangroup agency of their choice and a purchase offer from KCB to commercially develop their campaign idea.
Additionally, the winners will receive a monetary token coupled with a scholarship for an advanced course in Integrated Brand Communications from the International School of Advertising among other prizes.
Speaking during a roundtable event organized by the Strathmore Business School, WPP-Scangroup Group Chief Executive Officer, Mr. Bharat Thakrar said that the partnership will help promote the industry, build skills and create a future pipeline of talent.
“Our most valuable business asset are the people working within WPP-Scangroup. Their insights, ideas, inputs and executions have helped our clients sustain and grow their business over the years,” said Mr. Thakrar.
Speaking on behalf of Strathmore Business School, The Head of Marketing Faculty Dr. James Njuguna said: “Employers often complain about universities producing marketing and communications students with little practical knowledge to solve real-world business problems. We hope this initiative will address some of these concerns and be a training ground for students to bridge the gap between academic theory and professional practice.”
All contestant teams have undergone the first round of judging after which 5 best teams were shortlisted and will be required to present to a final judging panel and representatives from the KCB Group.
This inaugural edition of the Crucible National Student Marketing Competition is also sponsored by Blaze by Safaricom, Kartasi industries and the International School of Advertising, and endorsed by the Association of Practitioners in Advertising among others.
Source and Image: https://www.kbc.co.ke/wpp-scangroup-kcb-roll-out-university-mentorship-programme/
La activista masai Nice Nailantei Leng’ete trabaja con Amref Salud África para conseguir que haya ritos alternativos del paso de la infancia a la madurez que no incluyan la mutilación genital femenina.
Lo que nunca podría haber imaginado Nice Nailantei Leng’ete (Kimana, Kenia,1991) es que escapar dos veces al ritual de su ablación con ocho años salvaría a otras 17.000 niñas de ser mutiladas genitalmente. «Sabía que no quería que me lo hicieran a mí cuando veía como a otras chicas que eran circuncidadas las obligaban a dejar la escuela y las casaban enseguida; sabía que no podría hacer realidad mi sueño», cuenta la embajadora de la organización Amref Salud África, que trabaja para conseguir que haya ritos alternativos del paso de la infancia a la madurez que no incluyan la mutilación genital femenina. En su lugar, entregan libros y dan clases de educación sexual en la escuela para niños y niñas.
«Te despiertan a las cuatro de la mañana, te dan una ducha fría, con la que dicen te van a anestesiar para el ritual, y no puedes moverte, llorar o quejarte del dolor o avergonzarás a tu familia. Para huir, corrimos por el bosque porque no podíamos hacerlo por la carretera principal, hasta la casa de una hermana de mi madre y allí nos refugiamos hasta que nos hicieron volver». Así relata Nailantei Leng’ete como escapó la primera vez de la cuchilla junto a su hermana mayor. La segunda vez solo escapó ella. «Mi hermana me dijo: ‘No podemos seguir corriendo eternamente. La otra vez nos pegaron, a saber que más nos harán esta vez'», explica Nailantei Leng’ete que decidió refugiarse en casa de su profesora Caroline —»una fuente de inspiración para mí», comenta— hasta que tuvo la suficiente entereza para volver y enfrentarse a su abuelo con ocho años y decirle que no quería ser mutilada, una práctica que la alejaría de la escuela para siempre, y que la casaría con un hombre mayor que ella no había elegido.
De niña a mujer sin ablación y sin abandonar la escuela
Nice Nailantei Leng’ete es la única de su larga familia de hermanos, hermanastros y primos de su comunidad que tuvo acceso a una educación superior. No haber pasado por la emuatare, como llaman los masái al rito de pasar de niña a mujer con el filo de una cuchilla, le valió poder seguir estudiando, a pesar de que también le granjeó muchos recelos y malestar dentro de su entorno. «Ayudé a muchas chicas a huir de su ceremonia de mutilación porque sentía que así no sería la única señalada», explica la joven que en 2018 fue considerada por la revista TIME como una de las 100 personas más influyentes del mundo.
A pesar de que Kenia prohibió la mutilación genital femenina en 2011, el 21% de las mujeres del país entre 15 y 49 años han sido víctimas de la ablación
A pesar de que Kenia prohibió la mutilación genital femenina en 2011, el 21% de las mujeres del país entre 15 y 49 años han sido víctimas de la ablación. En la etnia masái, a la que pertenece Nailantei Leng’ete, el porcentaje aumenta hasta el 78%, siendo la etnia samburu, la más afectada, con un 86%. Después de plantarle cara a su abuelo, a esta joven huérfana de padre y madre desde los siete años, y galardonada con la Beca Mandela Washington 2016 para jóvenes líderes africanos, le llegó el turno de enfrentarse a los morans —el consejo de hombres jóvenes de su comunidad— los que después de un año empezaron a escuchar sus consejos, y le premiaron con un bastón negro, un distintivo que solo lo habían recibido hasta ese momento personas del género masculino. “A pesar de que he recibido muchos premios, es el que más ilusión me ha hecho, por ser un reconocimiento de mi misma comunidad”, explica con una sonrisa. «Necesitamos a los hombres para que nos apoyen a hacer el cambio. Los niños de hoy en el futuro serán maridos, padres y formarán la sociedad del futuro que debe pensar que eso no es lo correcto”.
Paciencia es una de las cosas que uno aprende cuando trabaja con el cambio de mentalidad en una comunidad; también el respeto
En la etnia masái todas las grandes decisiones de una mujer las toma un hombre: cuando se mutila, cuando se casa, con quien contrae matrimonio, sí va a la escuela o si no. Pero Nailantei Leng’ete quería que esto cambiase, pero no huyendo, como hizo ella. “Correr no es la solución, la mutilación genital femenina hay que erradicarla hablando con las comunidades”, sentencia.
«Paciencia es una de las cosas que uno aprende cuando trabaja con el cambio de mentalidad en una comunidad; También el respeto: hay que permitirles hablar y expresarse. Los cambios no se producen en un día, hay que darle tiempo a la gente porque son cambios profundos», explica la activista, que subió al teatro Campoamor de Oviedo a recoger el premio Princesa de Asturias de Cooperación Internacional con el que Amref fue galardonado.
«Cuando hablas a la gente de las consecuencias de la ablación te dicen que es mentira, que no han visto a ninguna mujer con dificultades en su parto por haber sido mutilada, así que es necesario combatir los falsos mitos con hechos y datos», por lo que Nailantei Leng’ete propone, como una de las medidas para acabar con la mutilación genital femenina, la de dar una actividad alternativa a todos aquellos que viven de esta práctica, y que no sea su ingreso principal. «Es un trabajo integral para conseguir mejores resultados», asegura.
Nailantei Leng’ete, junto con Amref Salud África, ha comenzado un proyecto panafricano en el que, con la idiosincrasia de cada una de los distintos países, se actue para erradicar la ablación en Senegal, Etiopía, Tanzania, Uganda… “Con años de experiencia en el que el proyecto ha sido un éxito podemos ser ejemplo para otras comunidades», explica. Nailantei Leng’ete tiene siempre preparado un consejo que les da a cada una de las niñas que le ha venido a pedirle ayuda: «Podemos ser lo que queramos si lo soñamos. Nada podrá pararte, ve allí y brilla, consigue lo que sueñas”.
África Subsahariana y Asia son las regiones del mundo donde se concentra la mayor desigualdad en el acceso de las menores a la educación, según cifras oficiales.
La Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) acordó en 2011 que cada 11 de octubre se conmemore el Día Internacional de la Niña con el objetivo de fomentar el reconocimiento de los derechos de las niñas y se dé a conocer los problemas que enfrentan en todo el mundo.
A propósito de la efemérides, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, señaló que “debemos defender y respetar la igualdad de derechos de las niñas, así como su voz e influencia, en nuestras familias, comunidades y naciones. Las niñas pueden ser poderosos agentes de cambio, y nada debe impedir que participen plenamente en todos los aspectos de la vida».
Remarcó que en la actualidad alrededor de mil 100 millones de niñas forman parte “de una gran y vibrante generación mundial preparada para asumir el futuro”.
Acceso a la educación, un reto pendiente
Dentro de los derechos de las niñas, uno fundamental es su acceso a la educación. Lo que aún está pendiente de que su cumpla al 100 por ciento, debido a que solo dos tercios de los países en desarrollo han logrado la equidad de género en la educación primaria.
En ese contexto, se enmarca la meta fijada en el Objetivo número 5 de la Agenda para el Desarrollo Sostenible que busca «lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y la niñas».
Niñas, las que más dejan de asistir a clases
El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) anotó que más de la mitad de los niños en edad escolar que no asisten a clases son niñas, por esa razón es que uno de los objetivos principales de este organismo internacional es la conquista de la educación primaria universal.
Ann M. Veneman, directora ejecutiva del Unicef de 2005 a 2010, resaltó, en un debate sobre el tema celebrado en Nueva York, la importancia fundamental del acceso a la educación de las niñas en el mundo en desarrollo.
“La educación de las niñas tiene una importancia fundamental para el desarrollo (…) La educación de las niñas aumenta la capacidad de producción económica, reduce la pobreza y la mortalidad maternoinfantil. También ayuda a mejorar los niveles nutricionales y de salud», subrayó.
Veneman puntualizó que la educación de las niñas rinde una tasa más alta de beneficios que casi cualquier otra inversión posible en el mundo en desarrollo.
“El conocimiento es poder, y en este caso se trata del poder de optar y tomar decisiones personales en materia profesional, de convertirse en una persona autosuficiente y una integrante activa y productiva de la sociedad», externó la exdirectora del Unicef.
Detalló que en la actualidad hay más niños y niñas matriculados en las escuelas primarias que en cualquier otra época del historia, y la disparidad escolar basada en género se va reduciendo.
“A pesar de ello, aún hay 115 millones de niños que no asisten a clases, y en más de la mitad de los casos, se trata de niñas», indicó.
Si se le enseña a una niña a escribir código, cambiará el mundo
En el campamento para personas refugiadas de Kakuma, en el noroeste de Kenya, las niñas han descubierto una nueva pasión: los códigos informáticos.
63 millones de niñas sin matrícula escolar
De acuerdo con datos incluidos en el artículo El derecho de las niñas y mujeres a la educación, publicado en el sitio web de edujesuit.org, alrededor de 31 millones de niñas con edad de cursar la escuela primaria y 32 millones de niñas con edad de cursar la secundaria no estaban matriculadas en 2013.
El África Subsahariana es donde existe el menor número de países con paridad entre los géneros: tan solo dos de los 35 países.
En el Sur y el Oeste de Asia existe la mayor brecha de género de la población sin matricular: es muy improbable que un 80 por ciento de las niñas sin matricular vaya alguna vez al colegio, frente a un 16 por ciento de los niños que se encuentran en la misma situación, agregó el reporte.
Este año, al menos el 61% de los niños que asisten a las escuelas públicas fueron rechazados de asistir a clases por el incumplimiento de sus padres o tutores en el pago de las tasas escolares.
La medida es contraria a la política del gobierno y a la Constitución del país que garantiza que la educación de cada niño debe ser un derecho.
En su última actualización, el Comité de Evaluación de Vulnerabilidad de Zimbabwe (ZimVAC), dijo que la proporción de niños rechazados por el pago impago de las tasas escolares se mantuvo alta en un 61%.
«La proporción de niños rechazados por falta de pago de la matrícula escolar se mantuvo alta en 61%», dijo.
Como parte de sus recomendaciones al gobierno, ZimVAC agregó: «Es necesario hacer cumplir la implementación y mejorar el monitoreo de las políticas existentes dentro del Ministerio de Educación Primaria y Secundaria que promueve el acceso universal a la educación.
«Aunque el gobierno ha pronunciado que ningún niño debe ser rechazado de la escuela, la proporción de niños que son rechazados por falta de pago de la matrícula escolar sigue siendo alta».
Sin embargo, la mayoría de las escuelas gubernamentales están rechazando a los alumnos por no pagar las tarifas, ya que afirman que el gobierno no está apoyando a través de la provisión de material de estudio y otros requisitos.
Mientras tanto, según ZimVAC, la provincia de Matabeleland Norte tenía el mayor número de niños con un 25% de edad escolar que no asistían a la escuela. La provincia de Masvingo tuvo el mayor número de niños que asistieron a la escuela con 88.5%.
«La proporción de niños en edad escolar del grupo de edad de 7 a 13 años fue mayor que el grupo de edad de 14 a 17 años. De la proporción de niños que no asistían a la escuela, los varones constituyeron el 55% y las mujeres el 45%. Algunos de los niños de 13 años -17 años estuvieron fuera de la escuela debido a embarazo o matrimonio (8%) y falta de interés (8%) «, dijo ZimVAC.
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