La Amazonia no es el lugar donde más incendios se concentran actualmente en el planeta. Unas recientes imágenes difundidas por la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio estadounidense (NASA) revelan que en la franja central del continente africano, conocida como ‘el segundo pulmón verde’ de la Tierra, el territorio está afectado por una mayor densidad de incendios.
Un incendio en Zambia, 25 de agosto de 2019 / Christian Heinrich / www.globallookpress.com
El mapa muestra en rojo incandescente los focos activos en el corazón del continente africano, desde Gabón hasta Angola, desde la costa del Atlántico hasta el Océano Índico, incluyendo la isla de Madagascar, que aparece afectada en la práctica totalidad de superficie.
NASA
Por su parte, el portal Global Forest Watch Fires arroja cifras que confirman la superioridad numérica de los incendios registrados en el continente africano. Entre el 20 y el 27 de agosto, el número de alertas de incendios registrado solamente en Angola –más de 130.000– supera a la suma de los contabilizados en Brasil, Bolivia yParaguay, que no llegan a 126.000.
Además, otros países africanos como Zambia o la República Democrática del Congo presentan también cifras altas en esas mismas fechas, por encima de las 60.000 alertas por fuego.
Incendios estacionales vinculados a la agricultura
El Gobierno de Angola emitió por su parte un comunicado en el que pedía prudencia a la hora de comparar los incendios registrados en las diferentes latitudes continentales, porque es probable que sus causas sean diferentes.
Los incendios provocados en la zona señalada de África suelen tener carácter estacional, y se considera que en su mayoría están relacionados con una técnica agrícola denominada ‘desbroce y quema’, consistente en cortar parte de la vegetación y prender fuego al resto para limpiar la tierra y plantar nuevas semillas.
Los ecologistas cuestionan en cualquier caso la idoneidad de esta técnica, y advierten que puede favorecer la deforestación, la erosión de la tierra y la pérdida de la biodiversidad.
Mientras tanto, los agricultores y granjeros locales que recurren a ella defienden su práctica argumentando que es el método más barato para limpiar la tierra y eliminar a los parásitos, y destacan que las cenizas actúan posteriormente como nutrientes en las siguientes plantaciones. Además, se estima que, como cada año, estos incendios desaparezcan con la llegada de las lluvias.
Preocupación en el G7
El presidente francés, Emmanuel Macron, se refirió a los incendios en el Amazonas como una «crisis internacional» y anunció que el G7 destinaría 20 millones de euros acombatirlos.
Poco después, cuando varios usuarios de la red social le reprocharon que ignorase el fuego en el África subsahariana, anunció a través de su perfil oficial de Twitter que existía «la posibilidad de lanzar una iniciativa similar» para los incendios generados en este área.
General Education Permanent Secretary Jobbicks Kalumba says the country’s current education curriculum is rigid and not favorable to the career needs of Zambians.
Dr. Kalumba said most subjects offered are not compatible with what the pupils want to do in future.He said there is urgent need to transform the curriculum to ensure it becomes relevant to career paths of children.
Dr. Kalumba said the educational reforms being implemented are meant to improve education standards and that the PF government has pro poor policies. He stated that reduction in school fees will ensure all Zambians have access to education.
Source of the notice: https://www.lusakatimes.com/2019/08/18/zambias-education-curriculum-is-rigid-education-ps/
Cerca de dos millones de niños carecen de educación en comunidades afectadas por conflictos armados en las regiones de África Occidental y Central, advirtió hoy en un informe difundido aquí por Unicef.
Tal situación se deriva de que el número de centros escolares cerrados en esa parte del continente hasta junio de este año es de más de nueve mil 200, cifra que triplica las instituciones de ese tipo clausuradas a fines de 2017, precisó el reporte.
Acorde con el texto, los países más afectados por la violencia e inseguridad en las escuelas son Burkina Faso, Camerún, Chad, Malí, Níger, Nigeria, República Centroafricana y República Democrática del Congo.
De cara a esa realidad, Unicef valoró que las amenazas y los ataques contra estudiantes y maestros en tales áreas geográficas crean un sentimiento de aprensión entre los niños, sus familias, comunidades y la sociedad en general.
Más delante refiere que en numerosas zonas de África Occidental y Central, ‘está surgiendo una creciente hostilidad hacia la educación por parte de facciones beligerantes’.
Demuestra tal afirmación el que más de una cuarta parte de los 742 ataques verificados contra escuelas en todo el mundo en 2018 tuvieron lugar en cinco países de África Occidental y Central, ejemplifica.
En reiteradas ocasiones, agencias de Naciones Unidas, como Unicef, llamaron a los gobiernos de países africanos, afectados por conflictos armados, a adoptar medidas de emergencia para evitar que miles de niños se queden sin recibir clases en escuelas, lo cual entorpece su normal desarrollo intelectual.
También exigieron a la comunidad internacional que aporte necesarios recursos financieros para el impulso de la educación en estados de África Central y del oeste.
Cerca de dos millones de niños carecen de educación en comunidades afectadas por conflictos armados en las regiones de África Occidental y Central, advirtió hoy en un informe difundido aquí por Unicef.
Tal situación se deriva de que el número de centros escolares cerrados en esa parte del continente hasta junio de este año es de más de nueve mil 200, cifra que triplica las instituciones de ese tipo clausuradas a fines de 2017, precisó el reporte.
Acorde con el texto, los países más afectados por la violencia e inseguridad en las escuelas son Burkina Faso, Camerún, Chad, Malí, Níger, Nigeria, República Centroafricana y República Democrática del Congo.
De cara a esa realidad, Unicef valoró que las amenazas y los ataques contra estudiantes y maestros en tales áreas geográficas crean un sentimiento de aprensión entre los niños, sus familias, comunidades y la sociedad en general.
Más delante refiere que en numerosas zonas de África Occidental y Central, ‘está surgiendo una creciente hostilidad hacia la educación por parte de facciones beligerantes’.
Demuestra tal afirmación el que más de una cuarta parte de los 742 ataques verificados contra escuelas en todo el mundo en 2018 tuvieron lugar en cinco países de África Occidental y Central, ejemplifica.
En reiteradas ocasiones, agencias de Naciones Unidas, como Unicef, llamaron a los gobiernos de países africanos, afectados por conflictos armados, a adoptar medidas de emergencia para evitar que miles de niños se queden sin recibir clases en escuelas, lo cual entorpece su normal desarrollo intelectual.
También exigieron a la comunidad internacional que aporte necesarios recursos financieros para el impulso de la educación en estados de África Central y del oeste.
Más de 9.000 colegios han sidos cerrados hasta en país de África central y occidental debido a la inseguridad hasta junio, según Unicef.
El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) ha advertido este miércoles de que más de 1,9 millones de niños se han visto forzados a dejar sus estudios debido a una ola de violencia en países de la región de África central y occidental. Según UNICEF, más de 9.000 escuelas han sido cerradas en Burkina Faso, Camerún, Chad, República Centroafricana, República Democrática del Congo, Malí, Níger, y Nigeria hasta el mes de junio debido a la inseguridad.
«Los ataques deliberados y las amenazas a la educación convierten en sombrío el panorama de los niños, las familias y las comunidades en toda la región», ha indicado la directora ejecutiva adjunta de UNICEF, Charlotte Petri Gornitzka, quien ha viajado esta semana a Malí. «Visitamos un campamento de desplazados en Mopti, en Malí, y conocimos a los niños que estudian en un espacio seguro provisto por UNICEF. Es evidente la importancia de la educación para esos menores y sus familias», ha subrayado Gornitzka.
Modelos adecuados
Los niños que viven en zonas afectadas por conflictos en la región de África central y occidental constituyen el 25% del total de menores que necesitan ayuda humanitaria en el mundo, según datos de UNICEF. La directora regional de UNICEF, Marie-Pierre Pirier, ha instado a los gobiernos de la región y sus socios a buscar «modelos culturalmente adecuados con enfoques innovadores, incluyentes y flexibles que se ajusten a los estándares de calidad y que ayuden a muchos menores, sobre todo a los que viven en escenarios de conflicto».
Una estadounidense sin estudios ni experiencia como médica dirige una clínica para tratar a niños malnutridos en Uganda. Sobre ella pesa una denuncia por la muerte de más de 100.
Serving His Children es una organización que proporciona asistencia hospitalaria a pacientes con desnutrición grave, alimentación suplementaria en hogares en los que viven niños con desnutrición moderada y madres embarazadas o lactantes en Uganda. Se presenta como un «ministerio inspirado y dirigido por Dios», asociado con el Gobierno del país, donde «hasta el 45% de las muertes de menores de cinco años se deben a la desnutrición». Detrás de este centro está una misionera estadounidense, Renee Bach, nacida en la ciudad independiente de Bedford, en el estado de Virginia, que decidió viajar a Uganda después de terminar el instituto, en 2007, sin saber muy bien a qué quería dedicar su vida. Dos años después de llegar al país africano, del que se «enamoró», constituyó esta fundación, de la que es directora.
En 2018, en la plataforma Medium se publicaba un artículo en primera persona, aunque sin nombre y apellidos, de alguien que había viajado a Uganda en 2010, cargado de un «complejo de salvador blanco» reforzado al conocer a Bach. «Así que con la educación superior y poca o nula experiencia, fundé otra ONG en la misma ciudad que ella tenía su proyecto». Su experiencia, relata, le valió para ver cómo en la fundación vecina, la de Bach, la norteamericana practicaba la medicina sin estudios ni experiencia. Y allí dice haber visto alguna muerte por negligencia. La cosa no pareció quedarse ahí: el pasado mes de enero, la organización ugandesa en defensa de las mujeres Women’s Probono Initiative (WPI) y dos madres, Gimbo Zubeda y Kakai Annet, presentaron unadenuncia contra Renee Bach por negligencias practicadas en su clínica que llevaron a la muerte de sus bebés. Los datos ofrecidos por la defensa de la propia Bach definen el número de niños que fallecieron en su clínica: un total de 105. El pasado mes de marzo tuvo lugar la primera audiencia, y se espera que el juicio se celebre a principios de 2020.
Según las denunciantes, la demandada violó el «derecho de sus hijos a asistencia médica apropiada al ser tratados en una instalación médica ilegal en Masese«, ejerciendo «sin licencia», sin «experiencia médica apropiada ni certificación», lo que supone una violación de la Constitución ugandesa. En la querella (que se puede consultar completa aquí), aseguran que los servicios sociales del distrito de Jinja ordenaron el cierre de la clínica en 2015 —dato que fue confirmado por el responsable de Salud del distrito de Jinja, Dyogo Peter— y el posterior traslado de los niños en tratamiento a centros gubernamentales, pero que esta siguió operando y «admitiendo a niños enfermos». Las dos madres que presentan la denuncia junto a la WPI aseguran que creían que Bach era médica, y que a menudo se la veía vestida con «bata blanca, un estetoscopio y administrando medicamentos a niños a su cargo».
Varios exempleados de la supuesta clínica también creyeron que Renee Bach era médica, según las declaraciones juradas presentadas en apoyo de la demanda; confirmaron que vestía bata blanca y que se asumía que era una profesional de la medicina. La acusada no ha hecho muchas declaraciones públicas, pero el pasado mes de junio explicó a la cadena Fox News que «nunca» se había presentado a sí misma como «profesional de la medicina». «He asistido a nuestro equipo médico, en situaciones de crisis, pero nunca he practicado la medicina (…), ni me he puesto bata blanca ni nada de eso», señaló. Su abogado, David Gibbs, del Centro Nacional para la Vida y la Libertad, emitió un comunicado a la cadena CNN en el que aseguraba que Renee Bach «trabajó junto a los profesionales médicos ugandeses y aprendió a proporcionar asistencia en casos de necesidad, y a menudo ayudó a enfermeros y otros profesionales de salud a prestar servicios en situaciones de crisis», aunque, insisten, no practicó nunca la medicina.
En la denuncia se habla de «cientos de muertes», aunque no citan ninguna cifra concreta. La defensa de Renee Bach sostiene que murieron 105 niños de los más de 3.600 que fueron tratados en su centro; según la organización de medios sin ánimo de lucro NPR, de 2010 a 2015 trató a 970 niños con malnutrición severa, de los que 105 perdieron la vida. En una de las declaraciones juradas, el que fuera conductor de la SHC Charles Olweny aseguró que había trabajado para esta organización durante ocho años y que llevaba «de siete a diez cadáveres cada semana» a las diferentes aldeas; ofreciendo 50.000 chelines ugandeses (algo más de 12 euros), un pequeño ataúd y una bolsa de harina de maíz a cada familia, como forma de condolencia.
«Con esa tasa de mortalidad estaríamos hablando de miles de niños fallecidos, y ese dato no es exacto», defiende el abogado de la voluntaria. «Tremendamente inexacto», insiste. Con estas cifras, en ocho años se estimarían entre 2.900 y 4.100 muertes. El pasado mes de marzo, en una primera audiencia ante la justicia, se presentaron diferentes archivos, vídeos y artículos publicados en el blog de la página web del centro en los que Bach explicaba cómo trabajaba.
En un país pobre te pones una bata blanca de médico y la gente, desesperada, confía en ti
En uno de ellos, titulado ‘Patricia’ y que ya no existe en este blog, se podía leer el siguiente texto, escrito por la ahora demandada: «La llevé a la clínica, le puse oxígeno y me puse a trabajar. Mientras le tomaba la temperatura, le puse una vía intravenosa, le revisé el azúcar en sangre, la examiné para detectar si tenía malaria (…). Necesitaba una transfusión de sangre. A los 30 minutos de la transfusión, comenzó a a mostrar signos de una reacción anafiláctica. No era bueno, nada bueno. En 15 minutos le afectó a la respiración, que iba de mal en peor: la garganta empezaba a cerrársele… Le pusimos antihistamínico y nos fuimos a Kampala». Según la propia Bach, tuvo que recibir una segunda transfusión, y sostiene que sobrevivió. Después de haber sido trasladada a un hospital de Kampala.
Arthur Caplan, fundador y director de la División de Ética Médica en la Universidad de Nueva York, denunció que lo que Bach estaba haciendo en Uganda es «éticamente horrible». «Cuando tú estás en un país pobre y te pones una bata blanca, llevas un estetoscopio y hablas como un médico la gente, desesperada, confía en ti. Traicionar esa confianza es lo peor que alguien puede hacer. Creo que quiso hacer el bien, pero ese impulso de querer gestionar situaciones de salud muy difíciles la llevó por un camino equivocado, y no sirve como excusa».
Imagen de Renee Bach en una campaña de GoFundMe para recaudar fondos para la demanda contra la estadounidense
Organismos como ‘No White Saviors‘ acusan a Bach de haber aprendido a realizar algunas prácticas sanitarias a través de tutoriales de YouTube, mientras su abogado insiste en que «señalarla de fingir ser médica o de presentarse como enfermera no tiene sentido». «Renee tiene una gran experiencia médica, ha aprendido a hacer RCPs, o a colocar una vía intravenosa… pero nunca ha sido doctora. Así que solo ayudaba cuando podía ser útil«.
De la nada a la medicina
Bach había estado siempre implicada en programas de voluntariado: según el diario ‘News Advance’, periódico local del condado de Bedford y otros adyacentes también en Virginia, su familia tenía un terreno, la Granja de las Muchas Bendiciones, en las que practicaban la hipoterapia (terapias con caballos), y al terminar los estudios consideró que su año sabático lo dedicaría a algo relacionado con los niños. «Me interesaba trabajar en un orfanato; creo que es bastante común cuando no sabes nada del mundo y piensas en niños que se te ocurra lo del orfanato (…). Nunca había oído hablar de Uganda. Es como un país tan pequeño… no sabía mucho del país, ni conocía a nadie que hubiera estado allí, pero di un ‘salto de fe’ y sentí que era donde el Señor me estaba llamando para que fuera», explicó al citado diario.
Nunca había visto antes desnutrición (…) pero decidí que este era un campo que el Señor me estaba mostrando como necesidad urgente
Su año sabático terminó y regresó a Estados Unidos, donde trabajó en otra organización para personas con necesidades especiales, pero volvió a sentir la llamada. «Sentí que había una necesidad que satisfacer y que aquella comunidad no estaba consiguiendo, y que tal vez yo podría formar parte de ello». Así que regresó, se instaló en el barrio de Masese, un área «marginal» de la ciudad de Jinja, y fundó su organización. «Pensé que era extraño, porque nunca antes había visto antes desnutrición, y era como ‘¿qué está pasando?’, era muy raro (…). Pero después de haber visto a 12 niños malnutridos pasar por diferentes hospitales, y tener malas experiencias, decidí que este era un campo que el Señor me estaba mostrando como una urgente necesidad, y que ahí era donde teníamos que poner el foco».
Después de un periodo de prueba tratando a niños malnutridos, SHC se registró como centro de rehabilitación, en acuerdo con el Gobierno de Uganda. Lauri Bach, madre de la misionera y responsable de la organización en Estados Unidos, sostiene que le costó unos 25.000 dólares ejecutar el trabajo durante el primer año, aunque en 2017 el gasto se elevaba a 17.000 dólares mensuales. Y aunque la directiva está compuesta únicamente por familiares de Bach, los empleados son nacionales porque, según la propia fundadora de SHC, «los ugandeses son capaces y no necesitan un salvador blanco«.
«Creo que esta es la mentalidad de muchas personas, incluso yo la tuve cuando llegué por primera vez. Pensaba que simplemente no podrían hacerlo. Pero claro que pueden. Y definitivamente lo aprendí muy rápido, que a mí no me necesitaban allí«.
«No solo había desnutrición, había enfermedad»
En declaraciones a NPR, una enfermera recién egresada de Dakota del Norte, Jackie Kramlich, se unió a Bach en su centro de Uganda, al que entró con «mucha admiración» en el verano de 2011, cuando el centro solo tenía unos años, y se gestionaba desde la propia vivienda de Bach. Había tres enfermeras ugandesas contratadas, y una habitación que llamaba ‘la clínica’ con equipo médico: en el centro había más de una decena de niños en tratamiento al mismo tiempo. Pero cuando llegó, Kramlich fue consciente de que los niños que había allí no solo tenían malnutrición, sino otras enfermedes más complicadas: «Había neumonía, parásitos intestinales, tuberculosis… muchos incluso estaban en la etapa 4 de VIH», aseguró. Y casi cada semana moría un niño.
Tal y como Kramlich relató a la NBC, su preocupación aumentó cuando fue consciente de que Renee Bach no conocía el síndrome de realimentación, un desequilibrio electrolítico que tiene lugar cuando a los niños desnutridos se les ofrece comida y bebida demasiado rápido, y que puede llegar a ser mortal. Kremlich confirma, además, que Bach practicó procedimientos médicos, tales como medición de medicinas, inicio de vías intravenosas o realización de transfusiones de sangre. No obstante, la gota que colmó el vaso fue la historia de Patricia, historia que desapareció del blog del SHC. «Estaba horrorizada. Ahí pensé que esto no iba de ayudar a niños, sino de que alguien quería involucrarse en esto para su propio beneficio».
Kramlich abandonó SHC tras poco más de tres meses, a causa del comportamiento de Bach, y se sumó a la demanda contra su organización ofreciendo su testimonio. La fundadora de Serving His Children, no obstante, quiso rebatir sus críticas por el caso de Patricia: «Entró en ‘shock’ anafiláctico, sí. Pero eso pasa en Uganda. No es raro.La gente contrae el VIH a través de transfusiones sanguíneas», dijo Bach, quien defiende que ella no fue la encargada de realizarla, aunque «los profesionales que le habían enseñado a hacerlo, tanto en Uganda como en Estados Unidos» le habían trasladado que «era una habilidad en la que era buena».
Contra los ‘white saviors’
La propia Kramlich, junto a otra compañera, está ahora detrás de la campaña Barbie Savior: tras una década trabajando como voluntarias en Uganda, comenzaron hace algunos años esta iniciativa para criticar a los recientemente calificados como ‘influencers sin fronteras’, aunque no tienen actividad en las redes sociales desde hace más de un año. Su idea era parodiar a la gente que viaja a países subdesarrollados y publica en las redes sociales su ‘selfies’ rodeados de niños o de mujeres de las comunidades, imágenes que refuerzan los estereotipos de estos países.
Se denomina ‘salvadores blancos’ a esos voluntarios que actúan supuestamente para ayudar a otras personas no blancas, pero en un contexto que puede concebirse como egoísta. Las críticas saltan cuando detrás de este ‘salvamento occidental’ están personas famosas, como ocurrió con la ‘influencer’ Dulceida en un viaje patrocinado al continente africano, donde regaló una serie de gafas de sol a varios niños africanos. «Tu viaje de voluntariado a África te beneficia más a ti que a África«. así definen desde AfroPunk la realidad de los ‘white saviors’ que viajan, en la mayor parte de los casos temporadas incluso cortas, para «ayudar a los demás».
Desde No White Saviors denuncian toda esta actividad, que perjudica más de lo que beneficia al país. En las últimas semanas, desde esta organización incluso han criticado cómo en países como Estados Unidos se están llevando a cabo adopciones de niños huérfanos que, en realidad, no lo son. No es ninguna novedad: en noviembre del año pasado, el diario ‘The Nation‘ llevó a cabo una investigación que destapó el mercado de adopciones en Uganda, detrás de la cual había otros ‘salvadores blancos’.
Esta semana, lanzamos nuevas proyecciones para 2030 para el objetivo de educación global, ODS 4 , junto con el Instituto de Estadística de la UNESCO (UIS). Si bien no todas las proyecciones se pueden profundizar a nivel de país, las proyecciones de tasa de finalización pueden arrojar luz sobre algunos países que han progresado más rápido en comparación con otros. Etiopía es uno de estos. ¿Cuáles son las razones de su éxito y cómo pueden otros seguir su ejemplo?
Etiopía, como muchos países de la región, ha visto crecer su sistema educativo rápidamente en los últimos años. Pasó de 10 millones de estudiantes hace una década a más de 25 millones de estudiantes hoy. A pesar de esta gran expansión, las tasas de finalización a nivel de escuela primaria proyectadas para 2030 son las más rápidas de la región. Habrá pasado de solo 3 de cada 10 niños que completaron la educación primaria en 2000 a 8 de cada 10 que completaron en 2030. Junto con India, encabezará la lista de países que han reducido más sus números fuera de la escuela en términos relativos.
Etiopía dedica la segunda proporción más alta de todo su presupuesto a la educación de cualquier país del mundo: 27%. Esto es mucho más que el punto de referencia internacional sugerido del 15-20% y el promedio regional del 16%. Y una cuarta parte del presupuesto de Etiopía no será insignificante dado el auge económico que hemos visto en el país, que ha sido testigo del crecimiento más rápido de todos en la región , creciendo en un promedio del 10% anual de 2006/7 a 2016 / 7, que es aproximadamente el doble del crecimiento promedio en la región.
Los cálculos del Informe GEM también muestran que Etiopía es el duodécimo mayor receptor de ayuda a la educación en 2017, a pesar de que el total que recibe está disminuyendo en promedio a lo largo de los años. El hecho de que sea un receptor de ayuda popular es de esperar dado que, a pesar del progreso, todavía hay 2 millones de niños en edad escolar primaria fuera de la escuela hoy. Y es merecido, dado el compromiso político de abordar la pobreza en el país y avanzar hacia el estado de ingresos medios bajos para 2025, algo que no sería posible sin un enfoque en la educación.
Sin embargo, la forma en que Etiopía está gastando su dinero también está marcando la diferencia. El gobierno ha delegado ambiciosamente el poder a las regiones y distritos, al tiempo que sigue de cerca los resultados en la prestación de educación y otros servicios sociales. Un análisis de casi 200 distritos urbanos y rurales en la región de Oromiya y la Región de las Naciones, Nacionalidades y Pueblos del Sur, por ejemplo, mostró que la introducción de fondos basados en fórmulas ayudó a reducir la desigualdad entre los distritos en términos de resultados de inscripción.
Gran parte del dinero que gasta en educación se corresponde con los compromisos educativos que asumió en el ODS 4: reclutamiento de maestros e infraestructura escolar. Esto significa que, a medida que su población escolar ha crecido, no ha visto crecer el tamaño de sus clases (y sus tasas de aprendizaje disminuyen) como resultado. Entre 1999 y 2011, Congo, Etiopía y Malí aumentaron más del doble la matrícula en la escuela primaria, al tiempo que redujeron su proporción de alumnos por maestro en más de 10 alumnos por maestro, por ejemplo.
Mientras tanto, la infraestructura escolar es crucial para hacer que la educación sea accesible en las zonas rurales, algo que Afganistán también ha priorizado para alentar a las niñas a ir a la escuela con fuertes mejoras en la inscripción como resultado también. Desde 2009/10, Etiopía ha construido casi 6500 escuelas primarias y ha visto aumentar las tasas de matriculación del 82% al 98%.
Su enfoque en abordar las desigualdades también es visible en la gama de políticas que ha introducido para alentar a las niñas a inscribirse en la escuela. Uno de sus principales objetivos era reducir el número de niños que se matriculan tarde. Esto aumentó las posibilidades de que las niñas completaran la educación primaria antes de llegar a la pubertad, cuando los problemas del matrimonio y el embarazo pueden competir con la escolarización . Y tuvo un gran éxito al hacer esto, al pasar del 77% de la matrícula en la edad oficial en 2000 al 87% en 2015. Esto, combinado con fuertes campañas de movilización y defensa de la comunidad, redujo la prevalencia del matrimonio precoz en más del 20% entre 2005 y 2011, por ejemplo. Ha declarado que quiere terminar el matrimonio infantil de una vez por todas para 2025.
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