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Sudán: hambre extrema y desplazamientos forzados en más de un año de guerra

Por: Bianca Pessoa

Desde abril de 2023, Sudán vive una violenta guerra civil en una disputa por el poder y territorios entre las fuerzas armadas sudanesas y el grupo paramilitar conocido como Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF, por sus siglas en inglés). Desde el comienzo de esta nueva fase del conflicto, más de 10 millones de personas han sido desplazadas y cerca del 70% de la población pasa hambre.

Las guerras civiles en Sudán no son recientes. Desde las luchas por la independencia, Sudán ha vivido una serie de conflictos internos, alimentados por disputas e injerencias externas. La primera guerra civil, entre 1955 y 1972, marcó las diferencias entre el sur y el norte del país, ya que los sureños exigían más autonomía regional. Otro conflicto estalló en 2003 y sigue hasta hoy en la región de Darfur, en el oeste de Sudán, una región que posee muchos recursos naturales, como el oro. La guerra actual estalló debido a desavenencias sobre el periodo de integración de las RSF en las Fuerzas Armadas del país, como parte de las reivindicaciones no resueltas de la Revolución Popular Sudanesa de 2018.

Este artículo recoge los análisis presentados durante las actividades «La guerra en Sudán: perspectivas desde la izquierda», organizada por la Asamblea Internacional de los Pueblos (AIP), PeoplesDispatch y la revista Madaar en julio de 2024, y «Trazando la ruta de los olvidados conflictos africanos», organizada por la Marcha Mundial de las Mujeres (MMM) en Sudáfrica en septiembre de este año.

Disputas por territorios y riquezas naturales

Para Niamat Kuku, integrante del Comité Central del Partido Comunista de Sudán y militante por los derechos humanos, el contexto anterior a la guerra actual y durante el periodo de transición se caracterizó por una intensa lucha de clases. “Los que se oponían a la revolución estaban en contra de todas las mujeres, los campesinos y todos los demás segmentos sociales, excepto los políticos islamistas”, describe. Esa oposición antipopular contaba con un fuerte apoyo de fuerzas externas: “Nos enfrentábamos a amenazas de fuerzas extranjeras, a la injerencia y la intervención en Sudán, incluso la de Egipto y los Emiratos Árabes Unidos, países que tienen un gran interés en nuestros recursos».

La injerencia internacional se intensificó mientras se producía la revolución sudanesa, ya que parte de la lucha se centraba en la soberanía nacional sobre los recursos del país. «Sudán tiene una posición geográfica que permite el tránsito hacia el Mediterráneo o el Océano Atlántico. Tenemos una gran reserva de agua dulce, tierra fértil para la agricultura, minerales, uranio, oro, plata, e incluso nuestra arena es de gran calidad. Tenemos una población diversa y un gran patrimonio humanitario y de civilizaciones. Son elementos que hacen que Sudán sea objeto de interés para muchas fuerzas regionales e internacionales», explica Randa Mohammed, integrante de la Unión de Mujeres Sudanesas [Sudanese Women’s Union].

Las organizaciones y fuerzas revolucionarias denuncian el golpe en curso desde finales de 2021. Las características de la guerra se hicieron más evidentes a medida que se introducían más y más armas desde el exterior. «No se trata solo de una guerra económica entre dos generales, ni de un conflicto entre un general nacional y potencias externas, sino de un conflicto encabezado por agendas externas que están manipulando el entorno social. Estamos rodeados de países y gobiernos que están totalmente en contra de un nuevo gobierno democrático en Sudán», concluye.

Ataques a instituciones de salud, consecuencias para el pueblo

La Dra. Ihisan Fagiri, que también forma parte de la Unión de Mujeres Sudanesas, afirma que la violenta guerra que vive el país en la actualidad afecta esencialmente al pueblo sudanés que luchó en la revolución de diciembre de 2018. Desde entonces, ambos bandos cometieron crímenes contra la humanidad, con numerosas consecuencias, especialmente para el ya frágil sistema de salud del país. “Nuestro sector de salud está muy debilitado como consecuencia de la intervención del Fondo Monetario Internacional, lo que provocó una escasez de recursos en los hospitales y el cierre y la privatización de todos los servicios de salud”, dice.

Tras el estallido de la guerra, el 15 de abril de 2023, se agravaron los impactos sobre las instituciones de salud, ya que la mayoría de los hospitales fue ocupada por las milicias o destruida por el ejército. Según un informe preliminar del Comité de Sindicatos de Médicos del país, mencionado por Ihisan durante la actividad de la Marcha Mundial de las Mujeres, durante las dos primeras semanas de la guerra, más del 70% de los hospitales de la capital, Jartum, se encontraban fuera de servicio o habían sido destruidos. “El primer hospital ocupado por la milicia fue la maternidad de Omdurman. Esto nos da una pista de su mentalidad hacia las mujeres y su salud, y de cómo las mujeres pagan el precio de esta guerra”, denuncia.

Otros factores contribuyen al deterioro de la salud en Sudán, como la escasez de agua potable, la falta de saneamiento adecuado e higiene básica. Además, la situación ha empeorado durante las catástrofes amplificadas por la crisis climática, como las lluvias e inundaciones, que causaron la destrucción de viviendas y dejaron a muchas personas desamparadas en las calles, aumentando la propagación de enfermedades como la diarrea, malaria, disentería y fiebre tifoidea. La población del país también sufre cortes de electricidad y el manejo inadecuado de los cadáveres de las víctimas del conflicto.

Omayma Elmardi, de la MMM de Sudán, habló sobre las consecuencias de la guerra para los distintos grupos étnicos, las mujeres y las niñas de Sudán. “La guerra ha provocado desplazamientos masivos, asesinatos entre los civiles refugiados, destrucción de instituciones públicas, mercados, hospitales y propiedades. Las mujeres y las niñas temen por su seguridad personal en las zonas de conflicto y están sometidas a todo tipo de violencia, falta de servicios de salud, comida, seguridad y protección”.

Desplazamiento forzado

Las mujeres y sus familias se vieron obligadas a abandonar sus hogares para huir de la violencia. Contaron con cierto apoyo de los comités de resistencia, que están formados por varias entidades y se encargan, por ejemplo, de la distribución de alimentos. “Pero la ayuda humanitaria es muy escasa e insuficiente. Las Naciones Unidas dicen que están ofreciendo ayuda humanitaria a cinco millones de personas, pero al menos 15 millones siguen necesitando ayuda humanitaria y ahora 25 millones, de los 47 millones que constituyen la población total de Sudán, están en riesgo de inanición y sufren desnutrición. En el campo de Zamzam dos niños mueren cada hora”, denuncia Randa Mohammed.

El desplazamiento interno de millones de personas debido a la violencia ha dado lugar a una oleada de refugiados, y las pocas instituciones de salud que aún funcionan en algunas regiones se ven desbordadas, sin recursos suficientes y sin capacidad para atender a la gran demanda demográfica.

Los campos de refugiados traspasan las fronteras del país, ya que los sudaneses buscan asilo en los países vecinos. En Egipto, que ya acoge a cientos de personas en el exilio, el gobierno está impidiendo que los abogados ayuden a los solicitantes de asilo. En Etiopía, el aumento de la migración sudanesa ha agudizado la crisis migratoria ya presente en el país, que también acoge a migrantes procedentes de otros conflictos en la región.

La vida de las mujeres que se enfrentan a guerras o dictaduras en otras partes del mundo fue tema de reflexión durante ambas actividades. Las compañeras sudanesas expresaron su solidaridad total con las mujeres que resisten a los conflictos y guerras que tienen lugar actualmente en Palestina y en la República Democrática del Congo. Como recordó Ihisan, “en general, durante cualquier conflicto, se apunta con las espadas a las mujeres, que pagan el precio de la guerra en forma de asesinatos, desplazamientos y violaciones. Frente a esto, el feminismo debe posicionarse con fuerza en la lucha contra las guerras, los genocidios y los conflictos armados impulsados por la codicia imperialista y que destruyen vidas y comunidades. Ihisan añade: «Necesitamos detener esta guerra y garantizar vías de paso y rutas seguras para el suministro de medicinas y alimentos. La Unión de Mujeres Sudanesas defiende la participación de las mujeres en todos los procesos de restablecimiento de la paz. Este es el paso más importante para poner fin a la guerra”.

Edición y revisión del artículo original por Helena Zelic y Tica Moreno
Traducido del portugués por Luiza Mançano

Fuente de la información e imagen:  Capire

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UNICEF: Las agencias de la ONU advierten sobre la creciente crisis en Sudán, mientras los civiles enfrentan graves riesgos y la amenaza de hambruna crece en medio de barreras de acceso

Las agencias de la ONU advierten sobre la creciente crisis en Sudán, mientras los civiles enfrentan graves riesgos y la amenaza de hambruna crece en medio de barreras de acceso

Declaración conjunta del Alto Comisionado Auxiliar para las Operaciones del ACNUR, Raouf Mazou, y el Director Ejecutivo Adjunto de UNICEF, Ted Chaiban

PUERTO SUDÁN, 25 de octubre de 2024 –  «La crisis humanitaria en Sudán sigue aumentando y millones de personas necesitan ayuda desesperadamente. El conflicto ha desplazado a más de 11 millones de personas, tanto dentro del país como a través de las fronteras, y ha dejado a millones más en una situación de extrema vulnerabilidad, en particular a los niños. El acceso a servicios básicos, como agua potable, atención médica y alojamiento, es muy limitado. Mientras presenciamos el colapso de infraestructuras vitales, la respuesta internacional debe intensificarse de inmediato para estar a la altura de la abrumadora magnitud de las necesidades.

«Se estima que 13 millones de personas se enfrentan a graves niveles de inseguridad alimentaria. Catorce regiones de todo el país están al borde de la hambruna, y en el campamento de Zamzam, en el norte de Darfur, ya se han confirmado las condiciones de hambruna. Se estima que 3,7 millones de niños menores de cinco años sufrirán desnutrición aguda grave este año y necesitan urgentemente un tratamiento que les salve la vida. Estos niños ya están debilitados por el hambre. Si no se les ayuda pronto, estos niños tienen once veces más probabilidades de morir de enfermedades evitables que sus compañeros más sanos en Sudán.

«Una cuestión clave para la entrega de ayuda crítica ha sido garantizar un acceso seguro y sin obstáculos a las comunidades necesitadas en todas las zonas del Sudán. Las autoridades gubernamentales deben dar permiso a los organismos de las Naciones Unidas responsables de la entrega de ayuda y la prestación de asistencia técnica para tener una presencia sostenida en todas las comunidades afectadas. La realidad sobre el terreno sigue plagada de barreras logísticas y administrativas. Estas limitaciones de acceso están obstaculizando la capacidad de las Naciones Unidas para entregar suministros vitales y protección a las comunidades más vulnerables, y supervisar eficazmente la entrega de ayuda para garantizar que llegue a los destinatarios previstos.

«Si bien agradecemos las garantías de cooperación, incluida la apertura de la frontera del Chad para los suministros humanitarios, es fundamental hacer realidad estos compromisos. Pedimos que se restablezcan las oficinas de las Naciones Unidas en Zalingei, Darfur central y Kadugli, Kordofán del Sur. También es fundamental simplificar y agilizar los procedimientos de aprobación de los envíos de ayuda y el personal, incluida la facilitación del acceso a través de las líneas, ya que cualquier retraso, como los que afectan a los alimentos esenciales, la salud, la nutrición y otros suministros de socorro esenciales, tiene consecuencias devastadoras. Los socios humanitarios deben poder garantizar la entrega eficaz y eficiente de suministros y asistencia humanitaria a quienes la necesitan. El Gobierno del Sudán y todas las demás partes en conflicto deben evitar los trámites administrativos onerosos y facilitar la entrega de suministros sin demora a las comunidades necesitadas. 

«Sudán es hoy el escenario de una de las mayores y más acuciantes crisis de desplazamientos del mundo. La situación de los desplazados internos y los refugiados es especialmente grave, con más de 10 millones de personas desplazadas de sus hogares en Sudán -en múltiples ocasiones- y más de 800.000 refugiados acogidos dentro de sus fronteras. Como vimos tanto en Port Sudan como en Kassala, quienes se ven obligados a abandonar sus hogares tienen vulnerabilidades específicas, soportan penurias extremas en refugios improvisados, carecen incluso de los servicios más básicos y se enfrentan a graves riesgos de protección. Además, los refugiados necesitarán asistencia sostenida en materia de protección y asesoramiento jurídico. Las Naciones Unidas se han comprometido a trabajar junto con el Gobierno de Sudán y otras entidades para garantizar que la asistencia humanitaria llegue a estas comunidades sin más demora. También pedimos que se fortalezcan las operaciones transfronterizas entre Chad y Sudán, permitiendo que la ayuda llegue a las comunidades que necesitan apoyo urgentemente.

«A pesar de estos inmensos desafíos, reafirmamos nuestro compromiso de apoyar al pueblo de Sudán y a todos los afectados por el conflicto. ACNUR, UNICEF y nuestros socios están trabajando incansablemente, de manera inclusiva, para proporcionar servicios críticos, desde refugios de emergencia y agua hasta educación, atención médica y apoyo psicosocial. Sin embargo, sin un respaldo internacional sostenido que incluya una atención a una forma política de abordar el conflicto y la eliminación de los obstáculos burocráticos y de seguridad, la situación seguirá empeorando.

«Sobre todo, la protección de los civiles debe ser primordial. Hacemos un llamamiento urgente a todas las partes en el conflicto para que respeten el derecho internacional humanitario y den prioridad a la protección de los civiles, que siguen enfrentándose a un sufrimiento inimaginable. Los civiles, especialmente las mujeres y los niños, están sufriendo graves violaciones de sus derechos, incluida la violencia sexual y de género, la explotación y los ataques a su seguridad y dignidad. Estos actos atroces, incluido el uso de la violencia sexual como arma de guerra, deben terminar de inmediato. La asistencia humanitaria por sí sola no puede resolver esta crisis; también debemos garantizar que los más vulnerables estén protegidos de más daños. El pueblo de Sudán necesita nuestra acción colectiva ahora. Debemos responder con la urgencia y la escala que exige esta crisis».

 

Fuente de la Información: https://www.unicef.org/press-releases/un-agencies-warn-spiraling-sudan-crisis-civilians-face-grave-risks-and-famine-threat

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Unicef advierte grave riesgo para millones de niños en Sudán

África/Sudán/11-10-2024/Fuente y Autoría: www.prensa-latina.cu

Naciones Unidas, 7 oct (Prensa Latina) La continua y violencia y los brotes generalizados de enfermedades mantienen hoy a millones de niños en Sudán en grave riesgo tras más de un año y medio de conflicto, de acuerdo con Unicef.

En un comunicado divulgado aquí, el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) denunció recientes atrocidades en de Darfur del Norte, donde al menos 13 menores murieron y otros cuatro resultaron heridos durante los ataques aéreos en Al Kuma a finales de la semana última.

El representante de esa agencia en la nación africana, Sheldon Yett, calificó como inaceptables esa y cualquier otra agresión contra la población infantil sudanesa.

“Los niños no tienen ningún papel que desempeñar en las guerras o los conflictos civiles, pero son los niños los que más sufren a medida que el conflicto en Sudán continúa”, agregó el enviado.

Sin embargo, para Unicef los sucesos en Al Kuma no son aislados tras recibir más informes sobre civiles muertos y heridos en Melit, en el estado de Darfur del Norte.

Desde el comienzo del conflicto, más de 150 escuelas y hospitales fueron atacados, y centros de salud, puntos de abastecimiento de agua y mercados han resultado dañados y destruidos, lo que ha puesto en peligro aún más el bienestar de la población joven de Sudán.

“Solo en los primeros días de octubre, decenas de miles de personas se han visto desplazadas en todo el país debido a los combates”, confirmó al respecto Stéphane Dujarric, portavoz del secretario general de la ONU, António Guterres.

En estados como Darfur del Norte, Darfur Occidental y Sennar los ataques aéreos, los enfrentamientos entre fuerzas rivales y la inseguridad cerca de aldeas y mercados han desplazado a unas 42 mil personas, tanto dentro de Sudán como a través de las fronteras, precisó el vocero.

“Si el conflicto continúa sin cesar, tememos que esta horrenda situación persista”, lamentó al respecto el titular de Unicef en el país.

Miles de niños y familias continúan atrapados en zonas de violencia, inseguridad y falta de protección mientras continúa el desprecio por la seguridad y los derechos de los niños, insistió.

El conflicto que estalló en abril de 2023 mantiene a de 11 millones de personas fuera de sus hogares, incluidos unos 2,9 millones obligados a refugiarse en países vecinos, en lo que los expertos consideran la principal crisis de desplazamiento del planeta.

Los combates entre las Fuerzas Armadas Sudanesas y sus rivales Fuerzas de Apoyo Rápido han destruido innumerables medios de subsistencia, sumiendo al país en un complejo espiral de hambre y muertes.

mem/ebr

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UNICEF: La determinación de la situación de hambruna en Darfur del Norte, Sudán, confirma las peores previsiones de los organismos de las Naciones Unidas

La determinación de la situación de hambruna en Darfur del Norte, Sudán, confirma las peores previsiones de los organismos de las Naciones Unidas

Según el Comité de Examen de la Hambruna, en el campamento de Zamzam, que acoge a más de 400.000 personas desplazadas, se ha superado el umbral de hambruna

ROMA/NUEVA YORK/PUERTO SUDÁN, 1 de agosto de 2024 – En Sudán, después de más de 15 meses de guerra, la catastrófica combinación del conflicto, los desplazamientos y la limitación del acceso de la ayuda humanitaria ha dado como resultado una situación de hambruna en un campamento que acoge a cientos de miles de personas desplazadas en la región de Darfur del Norte.

La conclusión del Comité de Examen de la Hambruna sobre la situación que se vive en el campamento de Zamzam representa la primera determinación de hambruna que emite el Comité en más de siete años, y solo la tercera desde que se creó el sistema de monitoreo hace 20 años. El Comité advierte del peligro de que la hambruna se extienda a otras partes de Sudán si no se toman medidas concertadas.

El anuncio de la hambruna confirma los temores de la comunidad humanitaria y se produce poco después de un análisis llevado a cabo por la CIF en junio que revelaba una disminución drástica de la seguridad alimentaria y nutricional, con 755.000 personas sometidas a condiciones catastróficas.

UNICEF y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de las Naciones Unidas llevan tiempo advirtiendo del peligro cada vez mayor al que se enfrenta la población de Sudán, en particular la infancia, si no se proporciona ayuda urgente a las comunidades atrapadas en las zonas más afectadas por el conflicto, como Darfur, Jartum, Kordofán y Al Jazirah. La situación sigue siendo crítica en todo el país, y se prevé que este año 730.000 niños y niñas sufran desnutrición aguda grave, una de las formas más graves de malnutrición.

La determinación de hambruna significa que la población, incluida la infancia, ya ha empezado a morir de hambre y de otras enfermedades relacionadas, como desnutrición o infecciones. A diferencia de la crisis que se vivió en Darfur hace 20 años, esta crisis de hambre instigada por el conflicto se extiende por todo el país, incluida la capital, Jartum, y el estado de Al Jazirah, antes considerado el granero de Sudán.

Las graves restricciones de acceso a la ayuda humanitaria constituyen una de las principales causas de las condiciones de hambruna que se están dando en Zamzam. Si bien en julio UNICEF logró distribuir suministros suficientes de alimentos terapéuticos listos para el consumo para tratar a unos 4.000 niños y niñas que padecían desnutrición aguda grave en El Fasher, incluida una asignación para el campamento de Zamzam, las constantes dificultades para conseguir un acceso seguro y sostenido hacen que las necesidades sigan siendo acuciantes y que la capacidad para distribuir suministros humanitarios de manera continuada sea impredecible.

“Necesitamos una ampliación urgente y a gran escala del acceso humanitario para frenar la hambruna que asola Darfur del Norte y evitar que se extienda a otras zonas de Sudán. Las partes en conflicto deben levantar todas las restricciones y abrir nuevas rutas a un lado y otro de las fronteras, así como en las líneas del conflicto, de manera que los organismos de socorro puedan llegar hasta las comunidades que han quedado aisladas y proporcionarles los alimentos y la asistencia humanitaria que tanto necesitan”, ha declarado la Directora Ejecutiva del PMA, Cindy McCain. “Asimismo, hago un llamamiento a la comunidad internacional a actuar sin demora para garantizar un alto el fuego en este brutal conflicto y poner fin a la hambruna que se ha instalado en Sudán. Solo así podremos revertir una catástrofe humanitaria que está desestabilizando toda esta región de África”.

“Las noticias de hoy confirman uno de nuestros mayores temores: la situación de hambruna en algunas partes de Sudán está infligiendo un sufrimiento inimaginable a los niños, las niñas y las familias del país, que ya estaban soportando las terribles consecuencias de la guerra”, ha afirmado la Directora Ejecutiva de UNICEF, Catherine Russell. “Esta hambruna ha sido provocada por el ser humano. Reiteramos nuestro llamamiento a las partes a garantizar un acceso seguro y sin trabas de la asistencia humanitaria para llegar a los niños y las familias necesitadas. Se nos debe facilitar el acceso a todas las rutas, tanto a través de las líneas de conflicto como de las fronteras. Los niños y las niñas de Sudán no pueden esperar más. Necesitan protección y servicios básicos, pero, sobre todo, necesitan que haya un alto el fuego y se declare la paz”.

UNICEF y el PMA siguen llamando a todas las partes a garantizar un acceso humanitario seguro, sostenido y sin trabas que permita ampliar la respuesta humanitaria y agilizar la prestación de ayuda por parte de los organismos. Asimismo, los organismos instan a la comunidad internacional a aumentar su apoyo económico a los esfuerzos humanitarios, y a utilizar todos los instrumentos diplomáticos que tengan a su disposición para facilitar un alto el fuego inmediato. El PMA y UNICEF han movilizado una respuesta humanitaria a gran escala con sus aliados locales e internacionales, no solo en Sudán, sino también en los países vecinos, adonde más de 2 millones de sudaneses han huido en busca de seguridad.

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Notas a los editores:

La Fase 5 de la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases (CIF) es la fase más alta de la escala de Inseguridad Alimentaria Aguda y se determina cuando en una zona al menos uno de cada cinco hogares se enfrenta a una carencia extrema de alimentos, un mínimo de un 30% de niños y niñas sufren desnutrición aguda y dos personas de cada 10.000 mueren cada día por inanición o debido a una combinación de desnutrición y enfermedad.

En lo que va de 2024, el PMA ha prestado apoyo a más de 4 millones de desplazados internos, refugiados y comunidades vulnerables de Sudán con alimentos y asistencia en efectivo. Solo en junio, el programa llegó a 1,7 millones de personas. A medida que el conflicto se intensifica en El Fasher, Jartum y ahora en el estado de Sennar, la comunidad humanitaria está encontrando dificultades para prestar ayuda a escala, ya que las necesidades humanitarias están alcanzando niveles insólitos. La temporada de precipitaciones presenta una dificultad añadida, ya que las carreteras se inundan y se vuelven intransitables.

En las zonas de más difícil acceso, como Jartum, la capital, el PMA está dando apoyo a las cocinas comunitarias a través de los aliados locales y está ampliando las ayudas en efectivo. Entre otras iniciativas, se ha lanzado un proyecto piloto de autoempadronamiento para los residentes de Jartum.

El conflicto que se está librando en Sinja, la capital del estado de Sennar, ha dado lugar a una nueva oleada de desplazamientos y ha provocado el corte de algunas de las principales rutas de ayuda.

En lo que va de año, UNICEF y sus aliados han proporcionado agua potable segura a 5,2 millones de niños, niñas y familias; han llevado suministros de salud básicos a 3,3 millones de personas y han realizado pruebas de detección de la desnutrición a más de 2,8 millones de niños y niñas, además de proporcionar tratamiento vital a más de 133.600.

Junto con sus aliados, UNICEF ha ampliado las alianzas en materia de nutrición a 152 localidades de todo Sudán. De las 132 localidades prioritarias, 103 se encuentran en zonas de difícil acceso a causa del conflicto.

Solo en mayo y junio de 2024 se crearon 170 programas terapéuticos ambulatorios nuevos, llevando a 1.739 el número total de programas funcionales de este tipo. Además, UNICEF está prestando servicios vitales a través de 70 equipos móviles. Entre enero y junio de 2024 ingresaron más de 133.600 niños y niñas gravemente desnutridos. UNICEF sigue movilizando suministros nutricionales esenciales para la supervivencia a través de operaciones transfronterizas que permiten tratar a 215.000 niños y niñas con desnutrición grave.

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Fuente de la Información: https://www.unicef.org/es/comunicados-prensa/situacion-hambruna-darfur-norte-confirma-peores-previsiones

 

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Sudán persigue una paz esquiva entre la hambruna y la violencia continua contra la población

Por: Sarah Babiker

 

El pasado 31 de julio, el general de las Fuerzas Armadas Sudanesas (FAS) Abdel Fattah al-Burhan se encontraba en una ceremonia de graduación del ejército. En ese momento, un dron atacó el evento con el objetivo de acabar con la vida del todavía jefe de Estado de facto en el país africano. Cinco personas murieron en el ataque, pero entre ellas no estaba el dirigente, quien sobrevivió ileso. Nabil Abdallah, portavoz militar, denunció la ofensiva y señaló como culpables a las milicias contra las que el ejército lleva más de un año en guerra, las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), pero desde el grupo paramilitar liderado por Mohamed Hamdan Dagalo negaron toda responsabilidad, sugiriendo que el ataque provendría de las propias filas del ejército como respuesta a conflictos internos.

El intento de asesinato de Al-Burhan llega en un momento en el que estarían en marcha nuevas conversaciones de paz lideradas por Estados Unidos, que se hallaría en conversaciones con ambas partes con el fin de que se sienten a negociar en un encuentro el próximo 14 de agosto en la ciudad suiza de Ginebra. El enviado especial de Estados Unidos para Sudán, Tom Perriello, remarcaba el pasado 2 de agosto, en una conferencia de prensa en Addis Abeba, que esta iniciativa contaría con tres objetivos: cese de la violencia a nivel nacional, acceso de ayuda humanitaria a los 18 estados que componen el país, y herramientas de monitoreo para garantizar los dos primeros puntos.

Desde el medio sudanés Sudan War Monitor se apunta a que la posición ante las conversaciones de paz pueda estar acelerando un proceso de relevo al frente de la Junta Militar, donde desde hace meses se produce una tensión entre quienes son más favorables a las conversaciones, y quienes quieren seguir en guerra sobre la base de que creen poder vencer a sus contrincantes. La pieza, publicada ayer 5 de agosto, apunta al rumor de que Al-Burham querría echarse a un lado, y para ello apostaría por el relevo con un militar nubio, con experiencia en negociación: Shams Al-Din Kabbashi.

El general Yasser Al-Atta, quien confirmó los rumores, está entre quienes quieren continuar con la guerra esperando una victoria para las Fuerzas Armadas Sudanesas. Llegó, de hecho, a afirmar que la guerra contra las FAR debería continuar hasta su derrota, aunque durara incluso cien años. Estas aseveraciones generaron rechazo entre las fuerzas civiles —articuladas en torno a la coalición contra la guerra Taqadum— que primero  vieron cómo se les arrebataba el proyecto de transición, para después tener que sufrir las consecuencias de una guerra.

Las de Ginebra no son las primeras conversaciones de paz que aspiran a lograr un alto el fuego que se presenta esquivo. Desde que estallara la guerra entre los antiguos aliados, el 15 de abril de 2023, han sido numerosos los intentos de poner fin al conflicto, con iniciativas en Jeddah, en Arabia Saudí, en las semanas siguientes al estallido de la guerra, en Addis Abeba, o en Bahrain. La falta de compromiso de unos y otros para cumplir unos mínimos ha hecho imposible hasta ahora cualquier acuerdo, en el marco de una guerra que ni el ejército regular ni las milicias de Dagalo (conocido como Hemedti) parecen estar en condiciones de ganar.

Las conversaciones de Ginebra se presentan complejas, no solo no es claro el compromiso de las FAS, que exigen se tenga en cuenta sus condiciones. Otros actores han manifestado su  desacuerdo al considerarse excluidos de las negociaciones de paz. Así lo expresaba Mini Arko Minnawi, el líder del otrora grupo rebelde Movimiento/Ejército para la Liberación de Sudán (SLM/A en sus siglas en inglés), contendiente histórico del régimen de Al Bashir —el dirigente militar defenestrado en abril de 2019—. Del mismo modo protestaba el grupo armado y político Justicia e Igualdad (JEM), con Jibril Ibrahim al frente. Ambos grupos se habían mantenido neutrales hasta el pasado noviembre, cuando entraron en la guerra del lado del ejército. Su postura refleja la demanda histórica de que sean tenidos en cuenta los otros territorios que componen Sudán, más allá de los centros de poder de la capital y el este del país. Desde hace meses, los antiguos grupos rebeldes combaten junto al ejército para defender Al Fasher, la capital del Darfur del Norte, del asedio de las fuerzas del general Dagalo.

Y es que el ataque del pasado miércoles 31 de julio se produjo en una base militar de Jebit, sita en el estado del Mar Rojo, al Este del país, área que se mantiene bajo el control del ejército. Mientras, las milicias se han hecho con Darfur —su lugar de origen— donde solo la ciudad de Al Fasher resiste. Las FAR han ido extendiendo su dominio también por los Estados de Kordofán y Sennar, dominando el Oeste y el Sur del país, mientras mantiene el control sobre el Estado de Al Jazirah, tras ocupar su capital el pasado diciembre, un territorio fundamental pues desde allí se organizaban una parte relevante de las operaciones humanitarias en el país. Además, esta región al sur de Jartum es la principal productora de cereales. Es en la capital y el Norte de Darfur donde el frente de la guerra es más activo, dándose el mayor número de combates y ataques.

Una violencia que no se detiene

Y es que, mientras los diversos intentos para detener la guerra no parecen avanzar, la violencia no para. Ayer, 5 de agosto, se registraba la peor ofensiva terrestre de las FAR contra la ciudad de Al Fasher, que dejó 30 víctimas mortales en un solo ataque, después de que las milicias de Hemedti acabaran también con la vida de 23 personas en el estado de Al Jazirah el pasado jueves 1 de agosto. Dos días después los paramilitares invadían varios barrios del norte de Jartum. El estado Blue Nile también ha sido en estos días escenario de enfrentamientos entre las FAR y las FAS.

El régimen del terror que las milicias están imponiendo allá donde llegan no parece tener límites. Las fuerza dirigidas por Hemedti han sido denunciadas por incendiar decenas de pueblos, sobre todo en Darfur, cometer violencia sexual a gran escala —un informe de Human Right Watch publicado a finales de julio documenta la violencia sexual sistemática ejercida contra las mujeres en Jartum por parte de las FAR principalmente, aunque sin eximir a los soldados del ejército regular— y saquear todo lo que encuentran a su paso. Desde el principio de la guerra se apuntó a los Emiratos Árabes Unidos, o el grupo Wagner, como quienes mantenían el flujo de armas hacia los paramilitares.

Las FAR cuentan así con armamento y capacidad de confrontar al ejército, pero no con el apoyo de la población, que los conoce como los Janjaweed, la milicia aliada con el ejército que tuvo un lugar central en los crímenes de guerra cometidos en Darfur a principios de siglo, pero también en la represión de las protestas que llevaron al fin del régimen de Al Bashir y el inicio de una transición democrática en 2019.

El ejército tampoco cuenta con la adhesión de una población que vio cómo sus sueños democráticos, agitados por la rebelión que comenzó en diciembre de 2018, se truncaban con el golpe de Estado del 25 de octubre de 2021, cuando Al-Burhan se negó a cumplir con el compromiso adquirido en la transición, que obligaba a los militares a entregar el poder al gobierno civil, en virtud del turnaje establecido en los acuerdos de julio de 2019.

Ahora enfrentado a su antiguo aliado, después de que las FAR se negaran a integrarse en el ejército regular en el marco de un nuevo acuerdo de transición firmado en diciembre de 2022, el ejército intenta recuperar el terreno perdido desde abril del 2023. En los últimos días ha avanzado posiciones en Omdurman, ciudad que forma parte de la capital, en una lenta avanzada sobre la capital durante los últimos meses que, sin embargo, no acaba de afianzarse. Y si bien sobre el ejército no recaen las mismas acusaciones que apuntan a los de Hemedti, este tampoco se distingue por su respeto a los derechos humanos, como las FAR, ha torturado y ejecutado a combatientes enemigos, tiene como práctica bombardear a la población civil —el 4 de agosto bombardeaba el campo de refugiados de Zamzam, cercano a Al Fasher— y está acusado tanto de atacar la muy afectada infraestructura sanitaria, como de propiciar la  gran emergencia humanitaria que afecta al país.

Sin alimento ni cuidados médicos

Son 400.000 los refugiados que se encuentran en Zamzam, un campo al que las agencias de ayuda humanitaria apenas pueden acceder. El Comité de Examen de la Hambruna de Naciones Unidas ha certificado que las personas residentes en el campo están en situación de hambruna. Es la primera vez que el comité determina la existencia de hambruna en los últimos siete años, y solo la tercera ocasión en la que hace esta declaración en las últimas dos décadas, después de que se creara el sistema de monitoreo.  Los expertos advierten de que la hambruna va más allá de este campo y alcanzaría a otras regiones del país. Según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), cerca de la mitad de la población, 25,6 millones de personas, sufren hambre aguda.

En un comunicado conjunto de UNICEF y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) apuntaban tanto a Darfur como a Jartum, Kordofán y Al Jazirah como territorios en riesgo de hambruna, y recordaban que  “730.000 niños y niñas sufrirán desnutrición aguda grave este año, la forma de desnutrición que más vidas pone en peligro”. Y es que la declaración de hambruna implica que ya hay personas, y especialmente niños y niñas, muriendo de desnutrición. Las entidades denuncian que la hambruna es consecuencia de la decisión humana y lamentan que los actores del conflicto imposibiliten con sus ataques continuos la llegada de ayuda humanitaria. Frente a la dificultad de acceso a las poblaciones, el PMA ha colaborado con los Comités de Resistencia locales que, surgidos durante la revolución, han conseguido ayudar a vecinas y vecinos a través del apoyo mutuo.

Por otro lado, los ataques continuos a hospitales dificultan hasta lo imposible la atención médica a la población. Así lo denuncia Médicos Sin Fronteras, que en un informe publicado el pasado mes de julio con el título La guerra en Sudán es una guerra contra las personas afirma que “las dos partes en conflicto muestran un total desprecio por la misión médica: los hospitales son saqueados y atacados sistemáticamente y la ayuda humanitaria, bloqueada deliberadamente”. Con presencia en ocho de los estados del país, la organización documenta “al menos 60 incidentes de violencia y ataques contra nuestro personal, bienes y centros”, y cita a la OMS para afirmar que solo entre el 20 y 30% de los centros sigue funcionando, aunque sea con servicios limitados en el país.

Más de 10 millones de sudaneses se han visto forzados a abandonar su hogar, siendo desplazados también de los primeros lugares donde habían buscado refugio. A la hambruna, los enfrentamientos y el colapso del sistema sanitario, en la última semana se han unido las fuertes lluvias e inundaciones, que han afectado principalmente al estado de Kessala, donde se refugian más de 250.000 personas.

Fuente de la información e imagen:  El Salto

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UNICEF: Millones de personas corren riesgo de contraer el cólera debido a la falta de agua potable, jabón e instalaciones sanitarias, y a la escasez de vacuna contra el cólera

Millones de personas corren riesgo de contraer el cólera debido a la falta de agua potable, jabón e instalaciones sanitarias, y a la escasez de vacuna contra el cólera

El Grupo Internacional de Coordinación (GCI) para el Suministro de Vacunas pide que se aceleren urgentemente las medidas que salvan vidas

GINEBRA/NUEVA YORK, 20 de marzo de 2024 – Se necesitan medidas inmediatas para frenar un aumento sin precedentes de varios años de casos de cólera en todo el mundo, según el Grupo Internacional de Coordinación (GCI) para el Suministro de Vacunas. Las acciones incluyen invertir en acceso a agua potable, saneamiento e higiene, realizar pruebas y detectar brotes rápidamente, mejorar la calidad y el acceso a la atención médica y acelerar la producción adicional de dosis asequibles de vacuna oral contra el cólera (OCV) para prevenir mejor los casos.

El ICG gestiona las reservas mundiales de vacunas contra el cólera. El grupo incluye la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, Médicos Sin Fronteras, UNICEF y la OMS. Gavi, la Alianza para las Vacunas, financia la reserva de vacunas y la entrega de OCV. Los miembros del ICG hacen un llamado a los gobiernos, donantes, fabricantes de vacunas, socios y comunidades a unirse en un esfuerzo urgente para detener y revertir el aumento del cólera. 

El cólera ha ido aumentando a nivel mundial desde 2021, con 473 000 casos notificados a la OMS en 2022, más del doble de los notificados en 2021. Los datos preliminares para 2023 revelan nuevos aumentos, con más de 700 000 casos notificados. Varios de los brotes tienen altas tasas de letalidad, superando el umbral del 1% utilizado como indicador para el tratamiento temprano y adecuado de los pacientes de cólera. Estas tendencias son trágicas dado que el cólera es una enfermedad prevenible y tratable y que los casos habían ido disminuyendo en años anteriores.    

El cólera es una infección intestinal aguda que se propaga a través de alimentos y agua contaminados con heces que contienen la bacteria Vibrio cholerae . El aumento del cólera se debe a las persistentes brechas en el acceso al agua potable y al saneamiento. Aunque se están haciendo esfuerzos para cerrar estas brechas en algunos lugares, en muchos otros están aumentando, impulsadas por factores relacionados con el clima, la inseguridad económica, los conflictos y el desplazamiento de población. El agua y el saneamiento gestionados de forma segura son requisitos previos para detener la transmisión del cólera.

Actualmente, los países más afectados son la República Democrática del Congo, Etiopía, Haití, Somalia, Sudán, Siria, Zambia y Zimbabwe. 

Ahora más que nunca, los países deben adoptar una respuesta multisectorial para luchar contra el cólera. Los miembros del ICG hacen un llamado a los países actualmente y potencialmente afectados a tomar medidas urgentes para garantizar que sus poblaciones tengan acceso a agua potable, servicios de higiene y saneamiento, y a la información crítica para prevenir la propagación del cólera. El establecimiento de estos servicios requiere voluntad política e inversión a nivel nacional. Esto incluye crear capacidad para la detección y respuesta tempranas, una mejor detección de enfermedades, un acceso rápido al tratamiento y la atención, y trabajar en estrecha colaboración con las comunidades, incluso en la comunicación de riesgos y la participación comunitaria.  

La grave brecha en el número de dosis de vacunas disponibles, en comparación con el nivel de necesidad actual, ejerce una presión sin precedentes sobre las reservas mundiales de vacunas. Entre 2021 y 2023, se solicitaron más dosis para responder al brote que durante toda la década anterior.

En octubre de 2022, la actual escasez de vacunas obligó al ICG a recomendar una sola dosis de vacuna, en comparación con un régimen anterior de dos dosis de larga data. El año pasado se produjeron aproximadamente 36 millones de dosis, mientras que 14 países afectados registraron una necesidad de 72 millones de dosis para una estrategia reactiva de una sola dosis. Estas solicitudes subestiman la verdadera necesidad. Las campañas de vacunación preventiva han tenido que retrasarse para preservar dosis para los esfuerzos de control de brotes de emergencia, creando un círculo vicioso. El cambio de estrategia permitió que las vacunas disponibles protegieran a más personas y respondieran a más brotes de cólera en medio de la actual escasez de suministro, pero un retorno a un régimen de dos dosis y la reanudación de la vacunación preventiva proporcionarían una protección más prolongada.

Se pronostica que la capacidad de producción mundial en 2024 será de 37 a 50 millones de dosis, pero probablemente seguirá siendo inadecuada para satisfacer las necesidades de millones de personas directamente afectadas por el cólera. Actualmente, sólo un fabricante, EuBiologics, produce la vacuna; Si bien la empresa hace todo lo posible para maximizar la producción, se necesitan más dosis. Actualmente, no se espera que nuevos fabricantes se incorporen al mercado antes de 2025; deben acelerarse. La misma urgencia e innovación que vimos con la COVID-19 deben aplicarse al cólera.

Los fabricantes adicionales que planean ingresar al mercado deben acelerar sus esfuerzos y ofrecer dosis a precios asequibles.

Hacemos un llamado a los fabricantes de vacunas, gobiernos, donantes y socios para que prioricen un aumento urgente de la producción de vacunas e inviertan en todos los esfuerzos necesarios para prevenir y controlar el cólera.

Fuente de la Información: https://www.unicef.org/press-releases/millions-risk-cholera-due-lack-clean-water-soap-and-toilets-and-shortage-cholera

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Unicef: 700.000 niños y niñas en riesgo de desnutrición severa en Sudán

Hambruna, una consecuencia fatal producto de la escalada en las confrontaciones entre el Ejército de Sudán y las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR). Según Unicef, son los niños y niñas la población con mayor riesgo de fallecer ante la falta de alimentos. La organización hace un llamado para que se permita la entrega urgente de ayuda humanitaria.

Fuente: https://www.france24.com/es/video/20240209-unicef-700-000-ni%C3%B1os-y-ni%C3%B1as-en-riesgo-de-desnutrici%C3%B3n-severa-en-sud%C3%A1n

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