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Personas festejan Día Internacional de los Pueblos Indígenas en Jartum, Sudán

África/Sudán/13-08-2021/Autor(a) y Fuente: Spanish.xinhuanet.com

 Imagen del 9 de agosto de 2021 de personas de la tribu de las montañas Nuba y de otras áreas en el este de Sudán, festejando el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, en Jartum, Sudán. El Día Internacional de los Pueblos Indígenas se celebra cada año el 9 de agosto. (Xinhua/Mohamed Khidir)

JARTUM, 10 agosto, 2021 (Xinhua) — Imagen del 9 de agosto de 2021 de personas de la tribu de las montañas Nuba y de otras áreas en el este de Sudán, festejando el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, en Jartum, Sudán. El Día Internacional de los Pueblos Indígenas se celebra cada año el 9 de agosto. (Xinhua/Mohamed Khidir)

JARTUM, 10 agosto, 2021 (Xinhua) — Imagen del 9 de agosto de 2021 de personas de la tribu de las montañas Nuba y de otras áreas en el este de Sudán, festejando el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, en Jartum, Sudán. El Día Internacional de los Pueblos Indígenas se celebra cada año el 9 de agosto. (Xinhua/Mohamed Khidir)

Fuente e Imagen: http://spanish.xinhuanet.com/photo/2021-08/12/c_1310121458.htm

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Refugiados etíopes en Sudán temen por la educación de sus hijos

África/Sudán/Noviembre 2020/https://www.rfi.fr/

Sentado en el suelo en un campamento de tránsito en la región sudanesa de Gedaref, el maestro etíope Tadros Bay lee en voz alta una historia a cuatro niños reunidos a su alrededor.

Tiene en su mano un libro usado que logró salvar milagrosamente en su huida de Mai Kadra, una localidad de Tigré de la que es originario y que abandonó a toda prisa cuando, según él, los militares del ejército federal cometieron exacciones.

Los niños escuchan con atención a este profesor, de 32 años, pero sus esfuerzos son irrisorios ante las enormes necesidades de estos refugiados que huyeron precipitadamente de la guerra en Etiopía.

«Intento ayudar a estos niños, pero no tenemos libros ni espacio para estudiar», lamenta.

En esta localidad de tránsito en el este de Sudán, fronteriza con Etiopía, se encuentran 17.000 refugiados, de los cuales 5.000 son niños según la comisión sudanesa para los refugiados.

Construida hace cinco años para realojar a los habitantes de un poblado engullido por un embalse, esta aglomeración lleva el nombre de «Aldea número 8» y sólo tiene una escuela para los sudaneses.

En las calles, una bandada de niños corren, juegan y gritan, pero no estudian. Sus padres temen que se conviertan en una generación sacrificada, porque todos están convencidos de que la guerra va a durar.

– Temor por el futuro de los niños –

El 4 de noviembre, el primer ministro etíope Abiy Ahmed envió al ejército federal al asalto de la región disidente de Tigré (norte), dirigida por el Frente de Liberación de los Pueblos de Tigré (TPLF).

Según la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), 4.000 personas cruzan diariamente la frontera con Sudán desde el 10 de noviembre, es decir, hasta ahora, unas 27.000 personas.

«Es una afluencia como no se ha visto en las últimas dos décadas en esta parte del país», según la organización.

Iessa Burhano, de 29 años, tenía un hotel con su marido en Mai Kadra, en el sudoeste de Tigré, donde hubo una «masacre» y abusos, según los testimonios y Amnistía Internacional.

La oenegé cita testigos que acusan a las fuerzas leales al TPLF de se responsables de una «masacre» que «probablemente» causó centenares de víctimas civiles en Mai Kadra.

Sin embargo, varios refugiados etíopes entrevistados por la AFP en el campamento de Oum Raquba, en el estado de Gedaref, afirman que los militares del ejército federal cometieron abusos.

«Los soldados del ejército federal atacaron nuestro hotel y saquearon nuestras propiedades», explica Iessa Burhano.

Además, se queja de que sus tres hijos de 8, 10 y 13 años, que debían volver a la escuela este mes, son «ahora refugiados y no podrán reanudar sus estudios».

«Es trágico que mis hijas no tengan ninguna posibilidad de ir a la escuela en un futuro próximo», asegura por su parte Setim Zum, madre de familia, de 31 años.

Tasfai Gabro, originario de Humera, al oeste de Tigré, también tuvo que huir de su aldea. Este conductor de camión, de 60 años, es padre de cuatro niños, uno de ellos en la escuela secundaria y el resto en la escuela primaria. «Ahora que estamos en Sudán temo por el futuro de mis hijos. Creo que la guerra va a durar mucho tiempo», lamenta.

Fuente: https://www.rfi.fr/es/20201118-refugiados-etiopes-en-sudan-temen-por-la-educacion-de-sus-hijos

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Sudán dejará de castigar la homosexualidad con latigazos y pena de muerte

Africa/ Sudan/ 21.07.2020/ Fuente: www.laizquierdadiario.com.ve.

 

El artículo 148 del Código Penal sudanés define así el delito: “cualquier hombre que inserta su pene o su equivalente en el ano de una mujer o de un hombre, o permite que otro hombre inserte su pene o su equivalente en su ano, cometió sodomía”.

Los castigos aumentan en gravedad según la cantidad de veces suceda el hecho. Si el acusado era condenado por primera o segunda vez, le correspondían 100 latigazos y hasta 5 años de prisión. En una tercera ocasión la pena ya podía ser prisión perpetúa o inclusive la muerte. Con la modificación quedan excluidos como pena los latigazos y la muerte, no así la prisión que para la segunda ocasión se incrementa a 7 años y en la tercera permanece la condena perpetua.

La medida se tomó como parte de un paquete de reformas que viene realizando el gobierno que surgió entre militares y la oposición a Omar Hasán Ahmad al Bashir, quien fue presidente del país por 30 años. La junta provisional que gobierna actualmente surgió luego de que el Ejército expulsara al gobierno de Al Bashir jaqueado por movilizaciones masivas en el marco de una profunda crisis económica.

Atravesado por esa situación es que hace unos meses se prohibía la mutilación genital de las mujeres. En esta ocasión además de reducir las penas contra la sodomía, el Gobierno ahora permite la apostasía (renunciar al Islam) que antes podía enfrentar una condena de muerte, así como también que los no musulmanes consuman alcohol en privado.

Bedaaya, la organización de defensa de los derechos LGBTQ+ de Egipto y Sudán, afirmó que el nuevo paquete de reformas es «un gran paso hacia la reforma del sistema de justicia en Sudán». El ministro de justicia de dicho país afirmó “vamos a dejar caer todas las leyes que violan los derechos humanos en Sudán».

La modificación del Código Penal constituye un triunfo, logrando que el Estado no se atribuya legalmente la capacidad de penar con latigazos y la muerte a las personas involucradas en los actos calificados de “sodomitas”. De esta manera se transforma en un nuevo piso conquistado para pelear por eliminar completamente el artículo 184 del Código Penal, dado que el Gobierno actual aún sostiene las penas de prisión heredadas del régimen de Al Bashir.

Una criminalización que atraviesa el globo

Según el informe “Homofobia de Estado 2019” publicado por la Asociación Internacional de Gays y Lesbianas (ILGA por su sigla en inglés) quedan cinco países donde efectivamente la ley establece la pena de muerte (Nigeria, Somalia, Arabia Saudita, Irán, Yemen) y hay otros seis dónde es posible que se aplique (Mauritania, Afganistán, Brunei, Catar, Emiratos Árabes Unidos, Pakistán).

Haciendo un breve repaso, la ONU dejó de calificar de enfermedad a la homosexualidad hace treinta años. En 2011 por primera vez un organismo de la entidad emitía un pronunciamiento a favor de los derechos para LGBTIs. En ese momento el Consejo de Derechos Humanos declaró que “la penalización de las relaciones homosexuales íntimas consentidas constituye una conculcación de los derechos individuales a la intimidad y a la no discriminación, así como una vulneración de las normas internacionales de derechos humanos”.

Según la resolución en ese entonces había “76 países con leyes utilizadas para criminalizar a las personas por su orientación sexual o identidad de género”. Al día de hoy son 68 los Estados de la ONU que según la ILGA sostienen legislaciones que criminalizan los actos sexuales entre personas del mismo género, cifra que representa un 35% de los países adherentes a la organización.

Estas legislaciones en general hacen referencia a delitos “contra la naturaleza», la «moralidad» o el «libertinaje», si es que no se refieren explícitamente a la “sodomía” como el caso de Sudán. Se amparan de fondo en la concepción patriarcal que establece que las relaciones sexuales solo puede darse entre el hombre y la mujer en clave reproductiva, esa idea que tanto difunden los sectores reaccionarios y las instituciones de las principales vertientes religiosas del globo como el catolicismo, evangelismo o el islam.

Si bien la Organización de las Naciones Unidas hoy en día intenta aparecer como la abanderada de los derechos de las mujeres y LGBTIs, a la par lleva adelante verdaderas intervenciones militares con sus tropas (conocidas como cascos azules) que han sido denunciadas en todo el mundo por casos de violación. Por dar un ejemplo, en Sudán del Sur se abrió una investigación en 2018 por un caso de abuso sexual a cuatro menores de edad en una de las bases de las tropas de la ONU.

Si en el último año y medio se abrió paso en Sudán la posibilidad de conquistar derechos elementales y básicos para mujeres y LGBTIs, fue subproducto de la movilización de amplios sectores de la sociedad, que salieron a la calle hastiados de las políticas que solo buscan someter en el hambre a la gran mayoría de la población. Previo a la pandemia se calcula que de los 40 millones de sudaneses, la mitad vivían en la pobreza. El país sufre un gran déficit de recursos esenciales como alimentos, medicamentos y agua, y está atado a los intereses de las potencias imperialistas a través de una gran deuda con el FMI.

Fuente de la noticia: http://www.laizquierdadiario.com.ve/Sudan-dejara-de-castigar-la-homosexualidad-con-latigazos-y-pena-de-muerte

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SUDÁN PROHÍBE LA MUTILACIÓN GENITAL FEMENINA

África/Sudán/07 Mayo 2020/sopitas.com

La verdad es que necesitábamos buenas noticias en este 2020 y esta vez, las alegrías llegan desde el noreste de África. En un momento histórico, el nuevo gobierno de Sudán prohibió completamente la arcaica práctica de la mutilación genital femenina. Todas las personas que practiquen esta violenta y abusiva tradición enfrentarán hasta tres años de cárcel.

¿Qué tan importante es esta noticia? Imagínate que la ONU estima que 9 de cada 10 mujeres de Sudán han sido víctimas de mutilación genital femenina.

“Esta nueva ley ayudará a proteger a las niñas de esta práctica barbárica y les permitirá vivir con dignidad”, mencionaba Salma Ismail, vocera del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) en una entrevista para el New York Times. “Ayudará a las madres que no querían mutilar a sus hijas pero sentían que no tenían opción. Ahora por fin habrá consecuencias”. 

Prohibir esta práctica es un avance histórico. Sobre todo en Sudán. 

En este país que ha estado en turbulencia política desde la caída en 2016 de Omar al Bashid —el dictador que los gobernó por más de 30 años—, la práctica de la mutilación genital femenina es mucho más violenta y extrema que en otros lugares de África, donde también se realizan procedimientos similares.

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Foto: RFI

En Sudán —recordemos que nueve de cada 10 mujeres son víctimas—, la mutilación implica el corte de los labios vaginales y la extirpación del clítoris.

La ley que criminaliza esta práctica ya esta vigente y quienes la practiquen se enfrentan a tres años de cárcel. Sin embargo, los especialistas internacionales advierten que todavía falta mucho para detener esta tradición que tanto dolor le ha causado a millones de niñas en la historia.

¿Qué es la mutilación genital femenina?

Es un procedimiento en el que los órganos sexuales de la mujer son deliberadamente cortados o eliminados. “Cualquier lesión de los órganos genitales femeninos por motivos no médicos”, explica la Organización Mundial de la Salud. 

Con frecuencia implica la extirpación de los labios vaginales. 

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Foto: UNICEF

Durante la mutilación genital femenina regularmente es necesario el uso de la fuerza por parte de familiares, médicos —si se les puede llamar así— y autoridades religiosas pues, claramente, el procedimiento va contra la voluntad de millones de niñas.

“Te conviertes en un cubo de hielo. No sientes, no amas y no tienes deseo”, reflexionaba en la BBC, Omnia Ibrahim, una cineasta de Egipto que fue víctima de mutilación genital y se ha convertido en activista para terminar con esta práctica.

“Me enseñaron que un cuerpo significa sexualidad y que la sexualidad es un pecado. Para mi mente, mi cuerpo se había convertido en una maldición”.

La mutiliación genital femenina se practica constantemente en —al menos— 27 países de África: además de Sudán o Egipto, es común escuchar de ella en Etiopía, Kenia, Burkina Faso, Nigeria, Dibouti y Senegal. Esta violenta tradición está completamente ligada a los valores religiosos y culturales, llegando a ser considerada como un pilar del matrimonio apoyado por hombres y mujeres. 

Fuente: https://www.sopitas.com/noticias/historico-sudan-prohibe-la-mutilacion-genital-femenina/

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Miles de mujeres embarazadas, en peligro por falta de servicios sanitarios en Sudán

Africa/Sudan/ONUNOTICIAS

Desde el 28 de diciembre de 2019, las disputas entre comunidades en los campamentos para desplazados internos han obligado a huir a más de 40.000 personas, de las cuales aproximadamente 10.800 son mujeres, alrededor de 3500 están embarazadas y 7000 a punto de dar a luz.

La inestabilidad en curso en la región de Darfur Occidental ha dejado a miles de mujeres sin servicios adecuados de salud reproductiva y protección, lo que amenaza sus vidas, su salud y su seguridad, según el Fondo de Población de las Naciones Unidas.

Desde el 28 de diciembre de 2019, las disputas entre comunidades en los campamentos para desplazados internos han obligado a huir a más de 40.000 personas, de las cuales aproximadamente 10.800 son mujeres en edad reproductiva.

“Tras el reciente ataque a los campamentos en Darfur Occidental, las mujeres tuvieron que huir dejando atrás sus casas quemadas y todas sus pertenencias personales. El ataque las dejó traumatizadas y necesitadas de apoyo psicológico”, explicó Massimo Diana, representante del Fondo de Población en Sudán. «Como no tienen donde refugiarse, continúan sintiéndose inseguras y son muy vulnerables a la violencia y el acoso».

El ataque las dejó traumatizadas y necesitadas de apoyo psicológico.

Según los datos del Ministerio de Salud y Desarrollo Social, se calcula que 3442 mujeres embarazadas necesitan servicios de salud reproductiva adecuados. De las mujeres que están embarazadas, se calcula que 700 están en el noveno mes de embarazo y se espera que den a luz pronto en los 41 campamentos de desplazados internos.

Partos públicos

Se precisa una acción inmediata para salvar vidas y garantizar la salud y la seguridad de las mujeres.

«La falta de servicios obstétricos para mujeres embarazadas y la falta de acceso a un parto seguro es la razón de la pérdida de vidas tanto para las madres como para los recién nacidos», dijo Diana.

El hacinamiento en los hospitales es común y, en el caso de los acontecimientos actuales en Darfur Occidental, significa que las mujeres están dando a luz en habitaciones compartidas o espacios públicos abiertos.

Según el informe, solo en los últimos 10 días se produjeron 373 alumbramientos. Para aliviar la situación, se han tomado medidas inmediatas que incluyen el despliegue de aproximadamente 160 parteras.

Si bien es una mejora, el número de parteras y la disponibilidad de instalaciones de parto seguras siguen siendo inadecuadas, lo que resulta en partos en espacios improvisados, incluidas aulas, y en presencia de otras mujeres y niños.

La ayuda de la ONU salva vidas

UNAMID/Albert González Farran
Una agente de policía de las Naciones Unidas conversa con una mujer en un campamento de desplazados en la región sudanesa de Darfur.

El Fondo de Población está apoyando al Ministerio de Salud del Estado y a la Sociedad de la Media Luna Roja Sudanesa para establecer clínicas de salud reproductiva en 31 campamentos de desplazados internos. A través de este apoyo, se están equipando clínicas de salud sexual y reproductiva y se está desplegando a 60 parteras para proporcionar servicios.

Además, esta agencia de la ONU ha enviado 31 paquetes diferentes de salud reproductiva de emergencia a El Geneina, y se espera que el número de kits individuales, enviados desde Jartum a El Geneina, cubra las necesidades de todas las mujeres embarazadas.

«No tener acceso a la atención obstétrica de emergencia conduce a un aumento de las muertes maternas y neonatales, por lo que esta es una intervención que salva vidas», explicó Diana.

Violencia de género

Con el aumento de los desplazamientos, crece el riesgo de violencia de género, especialmente para  las mujeres y las niñas que, por lo tanto, requieren acceso a los servicios de respuesta.

Información creíble, incluso de evaluaciones rápidas, indica que la violencia de género hacia los desplazados internos se ha perpetrado a gran escala y en diferentes formas.

En respuesta a este problema, se están trabajando para prevenir y atender a las víctimas ,  mediantela prestación de apoyo psicosocial y otros servicios.

Fuente: https://news.un.org/es/story/2020/01/1467992

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Sudán: Masacre y revuelta en Jartum

En la madrugada del lunes 3 de junio, fuerzas paramilitares atacaron la acampada situada frente a la sede del Alto Mando del Ejército en Jartum, disparando contra los manifestantes y poniendo fin a seis meses de revuelta en gran medida pacífica. Los soldados cruzaron las barricadas que protegían la acampada, pusieron fuego a las tiendas y dispararon y golpearon a los manifestantes. Testigos informan de que los soldados abrieron fuego indiscriminadamente, arrojaron cadáveres de manifestantes al Nilo y violaron a dos de las médicas presentes en la acampada. En 48 horas, el número de muertos ascendía al centenar, y se recuperaron decenas de cadáveres del Nilo. Otros 500 resultaron heridos en lo que solo puede calificarse de masacre premeditada.

La acampada delante del cuartel general del ejército se había convertido en el centro neurálgico de la revolución sudanesa, donde estudiantes y trabajadores estaban concentrados para protestar contra el régimen militar desde comienzos de abril. Encabezada por la Asociación Profesional Sudanesa, la confederación de sindicatos que el régimen había declarado ilegal, la revuelta conservó un carácter no violento y bien organizado, y culminó con una huelga general de dos días a finales de mayo. Sin embargo, dos meses después de las manifestaciones iniciales que obligaron a dimitir al dictador Omar al Bashir, los revolucionarios seguían reclamando la misma demanda principal: poner fin al gobierno militar en Sudán y formar un gobierno civil de transición que organice elecciones libres y democráticas. Las negociaciones con el ejército se estancaron, pues los militares se negaron a perder el control.

El ataque del pasado lunes estuvo dirigido por las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), una unidad controlada por el Estado, derivada de los Yanyauid, una milicia responsable de crímenes de guerra en Darfur. Después de asaltar y masacrar brutalmente a los acampados y acampadas de Jartum, las FAR se trasladaron a los barrios periféricos, donde también se habían producido manifestaciones contrarias al régimen y se seguían concentrando manifestantes, a fin de continuar dispersando, golpeando y disparando contra los y las activistas. Mohamed Elnaiem, residente en uno de los barrios periféricos, activista sudanés y estudiante de doctorado, nos ha proporcionado un informe de primera mano sobre el ataque represivo. Ha descrito la escena de la que fue testigo aquella madrugada:

Las FAR vinieron primero en un pequeño grupo, unos tres o cuatro camiones, y se pusieron a hablar con los militares. Pensamos que tal vez el ejército –eran soldados rasos– estarían de nuestro lado. Pero las FAR cruzaron las barricadas que habíamos montado y el ejército no hizo nada. Poco después, los vehículos del ejército que estaban por ahí se fueron y entonces la mayoría de la gente se dio cuenta de lo que iba a suceder acto seguido y comenzó a despejar la zona. Nos percatamos de que el ejército y las FAR actuaban coordinadamente y que las FAR estaban totalmente controladas por el alto mando. Empezaron a disparar contra nosotros y todos comenzamos a alejarnos corriendo de las barricadas para ir a casa a escondernos. No he sido suficientemente valiente para salir y reconstruir las barricadas, como han hecho algunos. Es terrible. Hay disparos por todas partes. En mi barrio dicen que hay un francotirador en un edificio abandonado. No sé dónde, concretamente, de modo que esto es realmente peligroso. Quieren aterrorizarnos en casa.

Las FAR también atacaron tres hospitales de Jartum, disparando contra manifestantes heridos que habían sido llevados allí para curarlos. En el Royal Care Hospital, el pasado martes, los soldados obligaron a 50 manifestantes heridos a abandonar el hospital y detuvieron a uno de los médicos, que había formado parte del equipo médico de la acampada. Otras acampadas revolucionarias en diversas ciudades de todo el país, incluida la de Port Sudan, en el norte, y Gadarif y Sinja, en el este, también fueron atacadas por las FAR. En una nueva demostración de fuerza, el ejército impuso el bloqueo de internet, paralizando la mayoría de servicios telefónicos y en línea de todo el país. El apagón de internet todavía se mantiene. Y como han informado los activistas, Jartum sigue estando ocupada por el ejército.

El propósito de la masacre matutina de la semana pasada y la represión subsiguiente está claro: dispersar a los revolucionarios, poner fin a la acampada central y anular la reivindicación de la gente de quitar el poder al ejército. La brutal represión se produce seis años después de la masacre de Rab’aa en El Cairo, capitaneada por el entonces general y ahora presidente Abdel Fatah el Sisi, donde murieron tiroteados más de mil manifestantes de la Hermandad Musulmana. Así culminó el golpe llevado a cabo por el ejército egipcio y se inició una fase más aguda de la contrarrevolución en Egipto. Ahora, la masacre de la acampada de Jartum marca un hito contrarrevolucionario en Sudán, aunque en este país ha sido el régimen asociado con la Hermandad Musulmana el que ha perpetrado la matanza.

Las fuerzas de la contrarrevolución en Sudán son derivaciones de la reciente historia de guerra genocida del país. Como han dicho muchos comentaristas de la brutal represión de las FAR, Darfur ha venido a Jartum esta semana. En efecto, las FAR tienen un historial de casi dos décadas de represión racista en Darfur, en el oeste de Sudan, así como de colusión con la iniciativa de la Unión Europea de impedir la migración a través de su territorio. El dictador Omar al Bashir creó en 2003 la predecesora de las FAR, la milicia de los Yanyauid, que sería el principal instrumento del gobierno en su guerra contra Darfur. Los dos años que siguieron a la creación de los Yanyauid fueron testigos de los máximos niveles de violencia en Darfur, con más de cien mil personas asesinadas y hasta dos millones de víctimas de la limpieza étnica. La política de tierra quemada de Al Bashir en Darfur dio pie a la solicitud de detención del dictador, acusado de crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad.

Casi una década más tarde, en 2013, Al Bashir reconoció formalmente las FAR y nombró jefe de esta unidad a Mohamed Hamdan Dagalo (general Hemedti), quien había ascendido en las propias filas de los Yanyauid. La milicia había pasado de una fuerza paramilitar sectaria a convertirse en una milicia oficial, subordinada formalmente al régimen militar. Esto está más claro que nunca en estos días, ya que Hemedti, jefe de las FAR, también es vicepresidente del llamado Consejo Militar de Transición (CMT), acaparando quizá más poder que nadie en el país.

En 2014, las FAR asumieron la misión de controlar la migración, colaborando con la Fortaleza Europa cuando comenzó a cerrar el paso a los migrantes que enfilaban hacia Europa procedentes de África y Oriente Medio. Un año antes de que Europa se centrara en Turquía para frenar la migración procedente de Siria e Iraq, procuró detener el flujo de migrantes a través de Sudán, y lanzó lo que se llamaría el Proceso de Jartum, destinado a impedir que migrantes africanos accedieran a Europa. Las FAR se desplegaron para cerrar el paso a los migrantes de diversos países que pretendían cruzar Sudán. Encargadas de detener y deportar a centenares de migrantes, las FAR recibieron 250.000 dólares para criminalizar a los migrantes a petición de Europa. De este modo, el racismo antiinmigración europeo contribuyó a profesionalizar el terror que esta semana se ha volcado sobre los manifestantes.

La masacre del 3 de junio se produjo apenas unos días después de que los dirigentes del CMT, el general Abdel Fatah Abdelramán al Burhan y su vicepresidente, el general Hemedti, asistieran a una serie de reuniones, convocadas por los saudíes en La Meca, con la Liga Árabe y el Consejo de Cooperación del Golfo. Burhan y Hemedti están relacionados desde hace tiempo con Arabia Saudí en virtud de su participación en la guerra de Yemen, lanzada por los saudíes y que ha hundido el país en una grave crisis humanitaria. La coalición de Arabia Saudí con los Emiratos Árabes Unidos ha recurrido a soldados sudaneses para intervenir en Yemen, reduciendo así el número de bajas saudíes a fin de amortiguar las disensiones internas.

Se dice que entre las decenas de miles de soldados sudaneses enviados a combatir a Yemen había niños de la región de Darfur. El motivo de la guerra contra Yemen radica en la rivalidad imperial de Arabia Saudí (con el apoyo total de EE UU) con Irán por el predominio regional. Conviene señalar asimismo que esta alineación anti iraní ha llevado a los países del Golfo a estrechar lazos con Israel, una de cuyas consecuencias es la próxima conferencia de Bahréin, donde el gobierno de Trump tiene previsto desvelar el llamado “pacto del siglo” sobre el sacrificio del pueblo palestino.

La competición con Irán, en parte a instancias de EE UU, da pie al apoyo activo al Consejo Militar de Transición (CMT) por parte de las fuerzas contrarrevolucionarias de la región y sus esfuerzos frenan las aspiraciones del pueblo sudanés. El domingo 2 de junio, Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos prometieron enviar 3.000 millones de dólares a Sudán. El príncipe heredero emiratí, Mohamed bin Zayed, expresó su deseo de “preservar la seguridad y estabilidad de Sudán”. El presidente egipcio –y destacado contrarrevolucionario– Sisi ha aprovechado su cargo de presidente de la Unión Africana (UA) para apoyar al CMT y bloquear los intentos en el seno de la UA de condenarlo, pese a que la masacre del pasado lunes hizo que la UA suspendiera a Sudán. El baño de sangre se programó sin duda bajo la supervisión y con el visto bueno de estas potencias regionales.

Aunque EE UU haya emitido declaraciones condenando los excesos de la violencia reciente, esto no debe confundirse en modo alguno con el apoyo a la revuelta, ya que la crítica no es más que cosmética. Las acciones saudíes se llevan a cabo dentro del marco de la estrategia coordinada con EE UU, encaminada a aislar a Irán. Los planes de Trump de cortocircuitar al Congreso de EE UU para mantener el flujo de suministro de armas para la guerra de Yemen representa un pequeño ejemplo de ello. Rusia, por otro lado, ha adoptado una postura más beligerante, haciéndose eco de las anteriores declaraciones de las FAR en que justificaban la masacre y afirmando que la violencia del 3 de junio fue “necesaria para combatir a los extremistas”. Es el mismo lenguaje que solía emplear Rusia para expresar su apoyo a la carnicería perpetrada por Bachar al Asad en la revolución siria.

Ni que decir tiene que la revolución sudanesa tendrá que enfrentarse al hecho de que las fuerzas combinadas del capitalismo mundial, aunque en ocasiones rivalicen entre ellas, no toleran ningún movimiento democrático como el que ha florecido en las calles de Sudán desde el mes de enero. Los revolucionarios de Jartum lo saben, lanzando consignas como “No queremos vuestro dinero” ante el anuncio de la ayuda saudí-emiratí en abril. La manera en que la lucha afronte este reto y conecte con la solidaridad internacional a medida que se intensifique la contrarrevolución será crucial. La revolución no tiene amigos en los salones oficiales, sino en las calles.

Al principio, la respuesta del CMT consistió en justificar los asesinatos, pero después ha pasado a quitarles importancia y minimizar el número de víctimas. En una clásica maniobra del policía bueno, también ha declarado que ahora –después de haber desmantelado uno de los centros simbólicos de la resistencia y sembrado terror y muerte– está abierto a volver a negociar, si bien impone el bloqueo de internet para ocultar sus crímenes.

Desde la ruptura de las negociaciones, el CMT ha anunciado una vez más que se celebrarán elecciones en no más de nueve meses, rompiendo el acuerdo anterior de establecer un periodo de transición de tres años, tal como había exigido la oposición. Esta última reclamaba este plazo antes de celebrar elecciones con el fin de poder organizar fuerzas políticas independientes del régimen. Algunas partes del país (Darfur, Nilo Azul y Kordofán del Sur) todavía están recuperándose de sendas guerras civiles que han durado más de una década. El adelanto de las elecciones solo haría que los elementos favorables al régimen estuvieran en mejores condiciones de llevarse la palma debido al carácter no democrático del entramado político que apenas comienza a abrirse bajo la presión de las movilizaciones populares.

La Asociación Profesional Sudanesa (el núcleo de las Fuerzas de la Declaración de Libertad y Cambio) ha declarado que no negociará más con el CMT y ha convocado una huelga general política indefinida y actos masivos de desobediencia civil para derribar el régimen militar como “única medida que queda” para salvar la revolución. Cuando estamos escribiendo este artículo nos llegan las primeras noticias de las campañas de desobediencia civil y un “apagón social” ha dejado vacías las calles en respuesta al llamamiento a permanecer en casa. Sectores de la industria petrolera también están en huelga. La huelga y la desobediencia civil incluirían el boicot organizado a las elecciones si el ejército insiste en celebrarlas unilateralmente.

Esto pondrá a prueba algunas de las divisiones en el interior del campo revolucionario. Algunos de los partidos de oposición más tradicionales, como el Partido Nacional Umma de Sadiq al Madhi (el primer ministro depuesto por Omar al Bashir en el golpe de 1989), el Partido del Congreso Sudanés y algunos de los movimientos armados alrededor de Yasir Arman y Malik Agar, forman parte de la alianza Llamamiento Sudanés. Estos partidos –además del Partido Comunista Sudanés, que forma parte, junto con algunos pequeños partidos baasistas y nasseristas, en la alianza de Fuerzas del Consenso Nacional– han constituido durante años la oposición institucionalizada al gobierno de Bashir y su Partido del Congreso Sudanés. Muchos de ellos, como Al Mahdi y el Partido del Congreso Popular (PCP) del difunto Hassan al Turabi, han formado parte de gobiernos anteriores (el PCP se unió a un gobierno de unidad nacional en 2017, cosa que las fuerzas revolucionarias no han olvidado). Sus hábitos políticos de negociación con el régimen y de oposición parlamentaria al mismo harán que se muestren más propensos al acuerdo con el ejército y la contrarrevolución.

Sin embargo, conviene señalar que los comunistas se han opuesto hasta ahora firmemente a transigir en la cuestión del gobierno civil. La política de quienes ven claramente los peligros de ceder en este terreno ha determinado los avances de la revolución hasta el momento. Como observaron los manifestantes inmediatamente después de la caída de Al Bashir, a pesar de los cambios habidos en el gobierno, el aparato estatal se mantiene en gran parte intacto y esta batalla con el poder del Estado siguen siendo el principal obstáculo para la revuelta. En efecto, a pesar de que incluye la palabra transición en su nombre, el CMT representa el mismo orden que el antiguo régimen. El ejército ha demostrado que es quien quita y pone rey en la política sudanesa y protagonizó los golpes militares de 1969 y 1989. Las huelgas generales y movilizaciones de masas se presentan como la vía que permitirá llegar a una solución alternativa.

La revolución no surgió por iniciativa de los partidos de oposición, sino de las masas del pueblo sudanés y nuevas formaciones como la Asociación Profesional Sudanesa, que a su vez se creó durante la lucha. Ahora nos hallamos en un momento crucial y veremos cómo, tras la masacre del otro lunes, se mantiene la lucha en oposición al régimen militar. Mohamed ha descrito el momento actual en Jartum:

A pesar de todo este terror, todavía hay gente montando barricadas. Arriesgan sus vidas y les meten miedo, vuelven a casa por unas horas y después van y reconstruyen las barricadas.

La determinación y la voluntad política expresada por la actual ronda de huelgas generales y actos de desobediencia civil son cruciales. Asimismo, aunque la prensa no informe de ello, el desarrollo prometedor de consejos revolucionarios de barrio constituye un signo de esperanza, y su crecimiento y coordinación serán fundamentales. En cuanto a lo que está por venir, después de la masacre, Mohamed explica:

El CMT ha perdido legitimidad y por eso podemos tener un programa revolucionario mejor definido y exigir que en el consejo soberano, en vez de que esté formado por cinco [representantes] del ejército y cinco del gobierno civil, no comprenda a ningún representante del CMT.

Pese a que la revolución sudanesa ha demostrado de esta manera que es una de los mejor organizadas y políticamente avanzadas de la región, se enfrenta a enormes retos. Debemos estar atentas y atentos y solidarizarnos con el pueblo sudanés, que ha subido al escenario de la historia y lucha, y muere, por la libertad.

Fuente de la Información: https://vientosur.info/spip.php?article14923

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Education Ministry: Malaysian students in Sudan safe

Africa/ Sudan/ 30.01.2019/ Source: www.malaymail.com.

One hundred and nine Malaysian students studying in Khartoum, Sudan are safe in the country facing civil unrest, says the Ministry of Education (MOE).

From the total, 104 Malaysian students are still in Khartoum while the other five had returned to Malaysia, said the ministry in a statement today.

«They can carry on with their daily life as usual,” said the ministry as informed by Education Malaysia (EM) in Egypt which contacted the Malaysian Embassy in Khartoum to obtain further information on the position of Malaysian students following the unrest in Sudan.     According to MOE, the protests around Khartoum involved Araba which is 10 to 15 kilometres from the residence of Malaysian students.

According to the MOE statement, riots had also broke out in Atbara and Gedarif which are 350 kilometres from Khartoum

According to MOE, universities in Sudan were closed two weeks ago and would reopen after being informed by the authorities in Sudan.

“The Malaysian Embassy in Sudan continues to take precautionary measures and advised Malaysian students to return home as universities are closed,” it said.

Yesterday, the Malaysian Embassy had issued an advise all Malaysian students not to participate in any political gathering and stay away from public places such as public squares and markets.

Malaysian Armed Forces chief Gen Tan Sri Zulkifli Zainal Abidin was reported as saying the Royal Malaysian Air Force (RMAF) was prepared to fly to Sudan to bring back Malaysian students stranded in the country following a civil unrest.

He said the Malaysian Armed Forces (ATM) is in contact with the Malaysian Embassy in the country to obtain the latest information before bringing back the students.

«For the time being, they were ordered to rest at home there and the Embassy is monitoring their status while ATM is waiting for the latest development to move into action,” he told a media conference after presenting the Armed Forces chief’s message to personnel at Wisma Pertahanan here today. — Bernama

Source of the notice: https://www.malaymail.com/news/malaysia/2019/01/04/education-ministry-malaysian-students-in-sudan-safe/1709202

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