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Aumenta el número de hijos de indocumentados en el sistema educativo de EE.UU.

América del Norte/Estados Unidos/19 Noviembre 2016/El diario

El número de hijos de inmigrantes indocumentados en el sistema educativo de Estados Unidos se incrementó en alrededor 300.000 niños en los últimos años, según un estudio divulgado hoy por el Pew Research Center.

El estudio está basado en datos del Gobierno de Estados Unidos y señala que casi 3,9 millones de estudiantes de la educación obligatoria en escuelas públicas y privadas del país en 2014 eran hijos de inmigrantes indocumentados.

Durante ese mismo año, el 7,3 % del total de estudiantes de entre 4 y 19 años eran hijos de indocumentados, lo que supone un incremento desde 2009, cuando el número de estos estudiantes era de 3,6 millones y representaban el 6,6 % del total.

El aumento de estudiantes desde la educación infantil al bachillerato, conocido como K-12 en EE.UU., con al menos un padre indocumentado subió más que el número total de inmigrantes sin permiso de entrada en este país, que se mantuvo estable desde 2009.

Hasta entonces, las tendencias habían sido similares, con un aumento de ambos grupos en número desde 1995 a 2007, cuando empezó la recesión económica, mientras que en 2008 esa cifra declinó y en 2009 el número de estudiantes con al menos un padre no autorizado aumentó.

Los niños nacidos en EE.UU., y por lo tanto ciudadanos del país, representaron el 81 % de todos los hijos de inmigrantes indocumentados matriculados en el sistema educativo obligatorio en 2014.

Por su parte, alrededor de 725.000 estudiantes, lo que implica al 1,3 % del total de menores matriculados en las escuelas, eran inmigrantes indocumentados, mientras que menos del 1 % estaban en situación legal.

Por lo tanto, desde 2009, el aumento de estudiantes con al menos un padre indocumentado se debe al incremento del número de niños nacidos en el país, ya que el número de estudiantes sin papeles descendió.

En el estudio se estima que en 2014, casi el 40 % de los adultos indocumentados vivían con sus hijos nacidos en EE.UU., lo que supone un aumento en casi 10 puntos desde el inicio del milenio.

A su vez, el número de nacimientos de este grupo descendió de 330.000 en 2009 a 275.000 en 2014, aunque esta tendencia no se hizo notar en la escolarización porque esos niños aun no tienen los 4 años de edad para la educación obligatoria.

Sin embargo, las organizaciones defensoras de los derechos de los inmigrantes abogan por poner en marcha un preescolar universal, de forma que el sistema educativo para los niños menores de cuatro años tenga en cuenta a este colectivo y no les margine por su elevado precio.

Fuente: http://www.eldiario.es/sociedad/Aumenta-indocumentados-sistema-educativo-EEUU_0_581293072.html

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United States Signs MOU to Support Primary Education in Sokoto State

América del Norte/Estados Unidos/Noviembre de 2016/Fuente: NTA

RESUMEN: El gobierno de los Estados Unidos, a través de la Agencia para el Desarrollo Internacional (USAID), anuncia su apoyo continuo al sector de la educación en el estado de Sokoto con la firma de un memorando de entendimiento por el Director de Misión de USAID Michael T. Harvey y Su Excelencia el Gobernador De Sokoto Aminu Waziri Tambuwal. Este memorando de entendimiento quinquenal establece los compromisos individuales de colaboración en el sector de la educación, tanto de USAID como del Gobierno de Sokoto, y proporciona un marco para la responsabilidad mutua de las actividades educativas en el estado de Sokoto. El MOU apoya las metas y objetivos del gobierno estatal de Sokoto en sus planes estratégicos del sector educativo y establece un plan preliminar para monitorear y evaluar conjuntamente el progreso.

The U.S. government, through the Agency for International Development (USAID), announces its continuing support to the education sector in Sokoto state with the signing of a memorandum of understanding (MOU) by the USAID Mission Director Michael T. Harvey and His Excellency the Governor of Sokoto Aminu Waziri Tambuwal.

This five-year MOU sets out the shared and individual commitments for collaboration in the education sector made by both USAID and the Government of Sokoto and provides a framework for mutual accountability for education activities in Sokoto State. The MOU supports the Sokoto state government’s goals and targets in its education sector strategic plans and establishes a preliminary plan for joint monitoring and evaluation of progress.

“The United States commends Sokoto State for its extraordinary efforts to provide greater learning opportunities for its children. This MOU will expand the partnership between USAID and Sokoto State to improve primary education in Sokoto,” said USAID Mission Director Michael Harvey.

USAID supports Nigeria’s efforts to improve the quality of and access to basic education.  Currently, USAID implements two activities that support Sokoto State efforts to improve the education sector: the Northern Education Initiative Plus and the Leadership, Empowerment, Advocacy and Development. These activities build state and local government capacity and systems that will teach approximately 2 million primary school children how to read and allow nearly 500,000 children the opportunity to attend classes in community-based learning centers by the year 2020.

Fuente: http://www.nta.ng/news/diplomacy/20161117-mou/

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Trump y Hillary, entre lo malo y lo peor

Por: Leonardo Boff

En todo el mundo se están haciendo los análisis más dispares sobre el significado de la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos, con los más diversos titulares. El más significativo para mí ha sido el del senador chileno Alejandro Navarro: «El triunfo de Donald Trump es un castigo a los gobiernos del establishment ».

El senador hace una crítica más general, válida también para nosotros: que los gobiernos progresistas que llegan al poder acaban, por presión de la macroeconomía globalizada, haciendo políticas claramente neoliberales en perjuicio de las clases más vulnerables.

Encuentro justa la interpretación de Navarro: «el castigo a los gobiernos del establishment reside en que la gente se cansó de entregarle el poder a quien solo ofrece más de lo mismo. Los electores optaron por Donald Trump, que si bien representa lo peor de la cultura yankee, también supo representar el hastío de los sectores precarizados por el neoliberalismo, la globalización y los empleos precarios» (www.navarro.cl/sename ). Fueron estos los que votaron mayoritariamente por él y le ayudaron a conseguir la victoria.

Afirma también el senador algo que pocos creen: «no debemos olvidar que en Estados Unidos, supuestamente el país más rico, poderoso e influyente del planeta, viven 45 millones de personas en situación de pobreza o cerca de ella, que comen diariamente gracias al ticket de alimentación que el gobierno entrega a los trabajadores blancos y a los hijos de inmigrantes que tienden a rechazar la llegada de nuevos inmigrantes por considerar que su posición privilegiada está en riesgo».

Si Trump representa lo peor, lo malo lo revela Hillary. No son pocos los analistas dentro de Estados Unidos que llamaban la atención para el riesgo que suponía la elección de Hillary Clinton como presidenta. Cito entre otros a uno, Jeffrey Sachs, considerado uno de los mayores especialistas mundiales en la relación entre economía, pobreza y desigualdad social. Es profesor de la Universidad de Columbia y publicó un artículo que reproduje en mi blog del 8/02/2016. En él enumera los muchos desastres de la política de Hillary cuando era Secretaria de Estado.

Se titula: Hillary is the Candidate of the War Machine, Hillary es la candidata de la máquina de guerra. La primera frase resume un largo razonamiento: «No hay duda de que Hillary es la candidata Wall Street. Más peligroso aún es que ella es la candidata del complejo militar-industrial; apoyó todas las guerras solicitadas por el estado de seguridad estadounidense, dirigido por los militares y la CIA».

Aunque demócrata, ella es, según Sachs, una ferviente neocon. Incentivó las guerras contra Irak, todas las del norte de África y contra Siria. Encontró hilarante declarar sobre Kadafi: We came, we saw, he died (vinimos, vimos y él murió). Siendo todavía Secretaria de Estado intentó reiniciar la Guerra Fría con Rusia, a propósito de la conquista de Crimea y de la guerra en Ucrania. El balance final que hace Sachs de las acciones torpes de Hillary como Secretaria de Estado es devastador: «desde cualquier punto de vista que consideremos, ella batió el record de los desastres» (www.JeffDSachs.com ).

Todo esto no nos sorprende, como demuestra con un análisis detallado Moniz Bandeira en su reciente libro de denuncia: El desorden mundial: el espectro de la dominación total (Leya 2016), donde estudia la violencia del imperio estadounidense. Obama, a excepción de las relaciones con Cuba, continuó con la misma lógica belicista de Bush. Fue aún peor, diría por ejemplo, un verdadero criminal de guerra, pues por estricta orden personal suya mandó atacar con drones y aviones no tripulados a los líderes árabes, acabando con la mayoría de ellos (p.476-477).

Con la victoria de Trump, cuyo enigma todavía hay que descifrar, nos liberamos de un liderazgo belicoso, el de Hillary, que como política de estado había elegido la violencia militar como forma de resolver los problemas sociales mundiales.

No sabemos qué mundo tendremos de aquí en adelante con la presidencia de Trump. Ojalá sea menos belicoso y desdiga en la práctica las medidas duras prometidas contra inmigrantes, mejicanos y musulmanes.

Fuente: http://www.servicioskoinonia.org/boff/articulo.php?num=800

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Where the Democrats Go From Here

By: Bernie Sanders

Millions of Americans registered a protest vote on Tuesday, expressing their fierce opposition to an economic and political system that puts wealthy and corporate interests over their own. I strongly supported Hillary Clinton, campaigned hard on her behalf, and believed she was the right choice on Election Day. But Donald J. Trump won the White House because his campaign rhetoric successfully tapped into a very real and justified anger, an anger that many traditional Democrats feel.

I am saddened, but not surprised, by the outcome. It is no shock to me that millions of people who voted for Mr. Trump did so because they are sick and tired of the economic, political and media status quo.

Working families watch as politicians get campaign financial support from billionaires and corporate interests — and then ignore the needs of ordinary Americans. Over the last 30 years, too many Americans were sold out by their corporate bosses. They work longer hours for lower wages as they see decent paying jobs go to China, Mexico or some other low-wage country. They are tired of having chief executives make 300 times what they do, while 52 percent of all new income goes to the top 1 percent. Many of their once beautiful rural towns have depopulated, their downtown stores are shuttered, and their kids are leaving home because there are no jobs — all while corporations suck the wealth out of their communities and stuff them into offshore accounts.

Working Americans can’t afford decent, quality child care for their children. They can’t send their kids to college, and they have nothing in the bank as they head into retirement. In many parts of the country they can’t find affordable housing, and they find the cost of health insurance much too high. Too many families exist in despair as drugs, alcohol and suicide cut life short for a growing number of people.

President-elect Trump is right: The American people want change. But what kind of change will he be offering them? Will he have the courage to stand up to the most powerful people in this country who are responsible for the economic pain that so many working families feel, or will he turn the anger of the majority against minorities, immigrants, the poor and the helpless?

Will he have the courage to stand up to Wall Street, work to break up the “too big to fail” financial institutions and demand that big banks invest in small businesses and create jobs in rural America and inner cities? Or, will he appoint another Wall Street banker to run the Treasury Department and continue business as usual? Will he, as he promised during the campaign, really take on the pharmaceutical industry and lower the price of prescription drugs?

I am deeply distressed to hear stories of Americans being intimidated and harassed in the wake of Mr. Trump’s victory, and I hear the cries of families who are living in fear of being torn apart. We have come too far as a country in combating discrimination. We are not going back. Rest assured, there is no compromise on racism, bigotry, xenophobia and sexism. We will fight it in all its forms, whenever and wherever it re-emerges.

I will keep an open mind to see what ideas Mr. Trump offers and when and how we can work together. Having lost the nationwide popular vote, however, he would do well to heed the views of progressives. If the president-elect is serious about pursuing policies that improve the lives of working families, I’m going to present some very real opportunities for him to earn my support.

Let’s rebuild our crumbling infrastructure and create millions of well-paying jobs. Let’s raise the minimum wage to a living wage, help students afford to go to college, provide paid family and medical leave and expand Social Security. Let’s reform an economic system that enables billionaires like Mr. Trump not to pay a nickel in federal income taxes. And most important, let’s end the ability of wealthy campaign contributors to buy elections.

In the coming days, I will also provide a series of reforms to reinvigorate the Democratic Party. I believe strongly that the party must break loose from its corporate establishment ties and, once again, become a grass-roots party of working people, the elderly and the poor. We must open the doors of the party to welcome in the idealism and energy of young people and all Americans who are fighting for economic, social, racial and environmental justice. We must have the courage to take on the greed and power of Wall Street, the drug companies, the insurance companies and the fossil fuel industry.

When my presidential campaign came to an end, I pledged to my supporters that the political revolution would continue. And now, more than ever, that must happen. We are the wealthiest nation in the history of the world. When we stand together and don’t let demagogues divide us up by race, gender or national origin, there is nothing we cannot accomplish. We must go forward, not backward.

Taken from: http://www.nytimes.com/2016/11/12/opinion/bernie-sanders-where-the-democrats-go-from-here.html?_r=0

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EEUU: Why a fractured nation needs to remember King’s message of love

América del Norte/EEUU/Noviembre 2016/Noticias/https://theconversation.com/

The 2016 election campaign was arguably the most divisive in a generation. And even after Donald Trump’s victory, people are struggling to understand what his presidency will mean for the country. This is especially true for many minority groups who were singled out during the election campaign and have since experienced discrimination and threats of violence.

Yet, as geography teaches us, this is not the first time America has faced such a crisis – this divisiveness has a much longer history. I study the civil rights movement and the field of peace geographies. We faced similar crises related to the broader civil rights struggles in the 1960s.

So, what can we draw from the past that is relevant to the present? Specifically, how can we heal a nation that is divided along race, class and political lines?

As outlined by Martin Luther King Jr., the role of love, in engaging individuals and communities in conflict, is crucial today. By recalling King’s vision, I believe, we can have opportunities to build a more inclusive and just community that does not retreat from diversity but draws strength from it.

King’s vision

King spent his public career working toward ending segregation and fighting racial discrimination. For many people the pinnacle of this work occurred in Washington, D.C. when he delivered his famous “I have a dream” speech.

Less well-known and often ignored is his later work on ending poverty and his fight on behalf of poor people. In fact, when King was assassinated in Memphis he was in the midst of building toward a national march on Washington, D.C. that would have brought tens of thousands of economically disenfranchised people to advocate for policies that would ameliorate poverty. This effort – known as the “Poor People’s Campaign” – aimed to dramatically shift national priorities to the health and welfare of working peoples.

Martin Luther King Jr. speaking at interfaith civil rights rally, San Francisco Cow Palace, June 30, 1964. George Conklin, CC BY-NC-ND

Scholars such as Derek Alderman, Paul Kingsbury and Owen Dwyer have emphasized King’s work on behalf of civil rights in a 21st-century context. They argue the civil rights movement in general, and King’s work specifically, holds lessons for social justice organizing and classroom pedagogy in that it helps students and the broader public see how the struggle for civil rights continues.

These arguments build on sociologist Michael Eric Dyson, who also argues we need to reevaluate King’s work as it reveals the possibility to build a 21st-century social movement that can address continued inequality and poverty through direct action and social protest.

Idea of love

King focused on the role of love as key to building healthy communities and the ways in which love can and should be at the center of our social interactions.

King’s final book, “Where Do We Go From Here: Chaos or Community?,” published in the year before his assassination, provides us with his most expansive vision of an inclusive, diverse and economically equitable U.S. nation. For King, love is a key part of creating communities that work for everyone and not just the few at the expense of the many.

Love was not a mushy or easily dismissed emotion, but was central to the kind of community he envisioned. King made distinctions between three forms of love which are key to the human experience.

The three forms of love are “Eros,” “Philia” and most importantly “Agape.” For King, Eros is a form of love that is most closely associated with desire, while Philia is often the love that is experienced between very good friends or family. These visions are different from Agape.

Agape, which was at the center of the movement he was building, was the moral imperative to engage with one’s oppressor in a way that showed the oppressor the ways their actions dehumanize and detract from society. He said,

“In speaking of love we are not referring to some sentimental emotion. It would be nonsense to urge men to love their oppressors in an affectionate sense[…] When we speak of loving those who oppose us we speak of a love which is expressed in the Greek word Agape. Agape means nothing sentimental or affectionate; it means understanding, redeeming goodwill for all [sic] men, an overflowing love which seeks nothing in return. ”

King further defined agape when he argued at the University of California at Berkeley that the concept of agape “stands at the center of the movement we are to carry on in the Southland.” It was a love that demanded that one stand up for oneself and tells those who oppress that what they were doing was wrong.

Why this matters now

In the face of violence directed at minority communities and in a deepening political divisions in the country, King’s words and philosophy are perhaps more critical for us today than at any point in the recent past.

King’s vision can help bring communities together. Noah Berger/Reuters

As King noted, all persons exist in an interrelated community and all are dependent on each other. By connecting love to community, King argued there were opportunities to build a more just and economically sustainable society which respected difference. As he said,

“Agape is a willingness to go to any length to restore community… Therefore if I respond to hate with a reciprocal hate I do nothing but intensify the cleavages of a broken community.”

King outlined a vision in which we are compelled to work toward making our communities inclusive. They reflect the broad values of equality and democracy. Through an engagement with one another as its foundation, agape provides opportunities to work toward common goals.

Building a community today

At a time when the nation feels so divided, there is a need to bring back King’s vision of agape-fueled community building. It would move us past simply seeing the other side as being wholly motivated by hate. The reality is that economic changes since the Great Recession have wrought tremendous pain and suffering in many quarters of the United States. Many Trump supporters were motivated by a desperate need to change the system.

However, simply dismissing the concerns voiced by many that Trump’s election has empowered racists and misogynists would be wrong as well.

These cleavages that we see will most likely intensify as Donald Trump prepares to take the oath of office as the 45th president of the United States.

To bridge these divisions is to begin a difficult conversation about where we are as a nation and where we want to go. Engaging in a conversation through agape signals a willingness to restore broken communities and to approach difference with an open mind.

It also exposes and rejects those that are using race and racism and fears of the “other” to advance a political agenda that intensifies the divisions in our nation.

Fuente:

https://theconversation.com/why-a-fractured-nation-needs-to-remember-kings-message-of-love-68643

Fuente Imagen:

https://lh3.googleusercontent.com/7HTzxTlpWiY79Kfik9Hjhe4KA2c7UgTHzN3vFSHhkIkzmb10jhq61xZOcsB36NbSPHhL-A=s129

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Estados Unidos: Plan Trump de libre elección de escuelas enfrenta obstáculos

Estados Unidos/17 noviembre 2016/Autoras: /Fuente: El Nuevo Herald

Los programas de cupones para escuelas en la capital del país y en el estado de Indiana, donde gobernaba el vicepresidente electo Mike Pence, podrían servir como modelo para el plan de Donald Trump de utilizar dinero público para permitir a estudiantes desfavorecidos a asistir a la escuela pública o privada que elijan.

El presidente electo dejó claro durante la campaña que la elección de escuelas sería una de sus prioridades en educación.

En una comparecencia en septiembre en una escuela concertada de Cleveland, prometió reasignar 20.000 millones de dólares en dólares federales para becas a estudiantes con bajos ingresos. Las escuelas concertadas estadounidenses reciben dinero del estado pero operan de forma independiente.

Es una idea que requeriría aprobación del Congreso, que el año pasado aprobó una reforma educativa y es improbable que la modifique en un futuro cercano. Sin embargo, hay formas a menor escala con las que Trump podría cambiar la educación pública en Estados Unidos.

Un primer paso sería pedir al Congreso que restaure el financiamiento al programa de becas D.C. Opportunity, el primer programa de cupones para escuelas privadas financiado por el gobierno federal. La Cámara de Representantes votó a favor de ampliar el financiamiento este año, pero la ley que acompaña a la medida se ha atascado en el Senado.

Gerard Robinson, miembro del conservador American Enterprise Institute y que asesoró a la campaña de educación sobre política educativa, describió el programa de Washington D.C. como «un buen sitio para empezar».

El programa, creado en 2004, dio cupones el año pasado a unos 1.200 estudiantes de bajos ingresos. Los cupones cubren hasta 8.452 dólares entre jardín de infancia y 8vo grado, y hasta 12.679 dólares para la escuela secundaria. Entre las más de 40 escuelas participantes hay centros privados como Sidwell Friends, que ha tenido entre sus estudiantes a Chelsea Clinton y Malia y Sasha Obama.

La idea de permitir el empleo de fondos públicos para escuelas concertadas, especializadas o privadas no es nueva. Ya hay mecanismos en estados como Indiana, donde Pence supervisó como gobernador una gran expansión del sistema de cupones. Casi 33.000 estudiantes participaron el año pasado, respecto a los casi 4.000 de 2011-12. Los cupones se conceden en una escala gradual basada en los ingresos y el tamaño de la familia. Para 2015-2016, la media fue de casi 5.500 dólares por cada estudiante de secundaria.

El Tribunal Supremo de Indiana respaldó el programa en 2013, señalando que no viola una cláusula en la constitución del estado contra el financiamiento público de programas religiosos.

A nivel federal, el Congreso valoró permitir que los fondos incluidos en el Título 1 para estudiantes de bajos ingresos pudieran seguir a los estudiantes a la escuela en la que se inscriban, pero la idea terminó por abandonarse en la versión definitiva de la reforma educativa, conocida como «Ley Éxito de todos los estudiantes».

Vic Klatt, director del Penn Hill Group y que ha trabajado en una política federal educativa durante más de dos décadas, dijo que la libre elección de escuelas tiene más posibilidades ahora, pero no será fácil de instaurar.

«Habrá un montón de apoyo para las concertadas. La elección privada al completo será una batalla», dijo Klatt en una mesa redonda esta semana de la Asociación de Escritores Educativos. «Va a depender de cuánto énfasis ponen el presidente y su gente en la elección de escuelas privadas».

Expertos en educación señalan que hay otras maneras de conseguir ese objetivo, como incentivos fiscales por cambiar a los menores de escuelas públicas a privadas o un programa de becas como el «Carrera a la cima» en el que se insta a los estados a adoptar políticas favorables a la libre elección a cambio de fondos.

La competición Carrera a la cima lanzada por el gobierno de Obama dio 4.000 millones de dólares a los estados que se comprometieron a endurecer sus estándares y redirigir las escuelas en problemas. Los estados que adoptaron los estándares en matemáticas y lectura tenían más probabilidades de conseguir fondos.

Trump ha reiterado sus promesas de poner fin a esos estándares comunes, pero fueron adoptados por los estados de forma individual y la nueva ley educativa prohíbe al gobierno federal decir a los estados qué estándares deben adoptar, ya sean los comunes o no.

Al plan de campaña de Trump sobre la libre elección de centros le faltaban detalles. No dijo de dónde saldrían los 20.000 millones de dólares de financiamiento federal ni cómo se repartirían.

«Creo que vamos a ver un cambio en sus palabras, del término elección de escuela a elección paterna», comentó Robinson en una entrevista con Associated Press, añadiendo que hablaba por sí mismo y no por el equipo de transición de Trump. Robinson ha sido mencionado como un posible secretario de Educación en el gobierno de Trump.

Los estudios sobre programas de libre elección como el D.C. Opportunity muestran resultados dispares.

Una evaluación del sistema en la capital mostró que los alumnos tenían una puntuación ligeramente superior en lectura, pero no mejoras significativas en matemáticas. Una revisión posterior de ese estudio, sin embargo, determinó que había restado importancia a los resultados que mostraban que las puntuaciones más altas se concentraban en algunos grupos de estudiantes.

«Yo habría confiado y esperado mejores resultados de los que vimos», dijo Kevin Welner, director del Centro Nacional de Política Educativa en la Universidad de Colorado Boulder.

Algunos líderes educativos expresaron sus dudas sobre que la propuesta de Trump sea bien recibida en todas partes, en un momento de creciente escepticismo sobre grandes expansiones de alternativas como las escuelas concertadas.

Los votantes en Massachusetts y Georgia rechazaron en las urnas medidas que habrían allanado el camino a más escuelas concertadas.

«Creo que habría un número limitado de estados que lo aprovecharía», dijo Kristen Amundson, directora ejecutiva de la Asociación Nacional de Juntas Estatales de Educación. «No es algo que se esté demandando de forma generalizada».

Fuente:http://www.elnuevoherald.com/noticias/estados-unidos/article115077553.html.html#storylink=cpy
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El plan educativo de Trump: “Un masivo mercado”

Por: Hernan Cortiñas

El presidente electo de Estados Unidos prometió la descentralización absoluta de la educación e impulsar la privatización educativa por medio de “escuelas charter”.

El triunfo de Trump implicó un cimbronazo político, que incluso traspasa fronteras. En el ámbito educativo, su programa de gobierno también augura una mayor polarización social y política.

El magnate devenido en presidente de Estados Unidos no escatimó en fuertes simbolismos para dar a conocer sus propuestas educativas. El lugar elegido para hacerlo, la Cleveland Arts and Social Sciences Academy, es una escuela chárter con fines de lucro de Cleveland. Allí aseguró «no hay política fallida que necesite un cambio más urgente en este país que el monopolio del gobierno en educación».

Allí anunció una descentralización absoluta del sistema educativo, al punto de plantear cerrar el Departamento Federal de Educación para ajustar la inversión pública en educación e invertir ese dinero en la modalidad charter. De este modo, señaló que transferirá los 20.000 millones de dólares de los programas federales educativos a los diferentes estados para que los conviertan en vales escolares, y así cada familia pueda usarlos en cualquiera de las ofertas educativas (pública, privada, chárter o homeschooling -escuela hogareña-).

En este sentido, el presidente electo de Estados Unidos señaló, «si a cada estudiante le diéramos una beca por 12.500 dólares, no solo le daríamos poder a las familias, también se crearía un masivo mercado de educación competitivo». Una verdadera oda a la privatización de la educación.

Mauricio Macri quien ayer se comunicó con Trump, “para felicitarlo por su triunfo electoral” y comprometerse “a trabajar en una agenda común para el crecimiento de los dos países”, posee un prontuario acorde a su reciente giro en apoyo al candidato ganador. Fue precisamente Carlos Pirovano, subsecretario de Inversiones durante su gobierno en la ciudad, quien afirmó por Twitter “¿Y si asumimos que la educación pública está muerta y con esa plata pagamos a los chicos una escuela privada?” y luego aclaró “Les regalamos las escuelas públicas a los maestros, que dejarían de ser empleados públicos y podrían ser empresarios».

Las propuestas: más privatización y desigualdad educativa

Tras la reciente victoria, las escuelas «chárter» cotizan en alza. Es una modalidad que comenzó a aplicarse hace 25 años en Minnesota y ya se expandió a 43 estados. Su financiación proviene del presupuesto público, sin embargo la gestión es plenamente privada: a cargo de fundaciones, empresas, universidades y particulares. Incluso muchas de ellas tienen «fines de lucro», es decir que recaudan un arancel agregado al cheque estatal. De este modo se configura un sistema educativo en donde la privatización y el lucro avanzan incluso sobre los fondos de origen estatal.

Del otro lado del muro, y al sur de América Latina, en Argentina Cambiemos quiere extender su política de Centros de Primera Infancia (CPIs) a todo el país, alcanzando los 3000 establecimientos. Son jardines bajo modalidad charter, en donde lo que prima es la precarización de la educación.

Otra de las propuestas de Trump consiste en imponer «incentivos para docentes a cambio de méritos». Lo justificó afirmando que busca «recompensar a los buenos maestros, en vez del fracasado sistema de antigüedad». Anticipándose a la resistencia docente, el republicano cargó contra los sindicatos docentes «nuestras escuelas públicas han crecido en una zona libre de competencia, rodeada por un muro de sindicatos muy alto. ¿Por qué nos sorprendemos por los malos resultados educativos sí después de todo los maestros están motivados por esos sindicatos?». En sintonía con la línea editorial de Clarín, la responsabilidad de la crisis educativa se la intenta descargar sobre los docentes.

Los ecos de Trump en Argentina

Ni lento ni perezoso, La Nación se posicionó frente a las propuestas educativas que vienen del norte. En una nota firmada por Daniel Santa Cruz, levantan la posibilidad de seguir ese camino, “con un sistema educativo que financia la oferta e incluye todos los bemoles para garantizar la inclusión masiva, nos hace pensar que estamos en las antípodas de las propuestas del electo presidente republicano. Sin embargo, los bajos resultados en términos de calidad educativa y terminalidad de la escuela media, podrían hacer dudar a más de una familia”.

Ya sin matices Gustavo Iaies, asesor de Cambiemos en Mendoza, afirmó que “si el Estado les diera, como promete Trump, el gasto público educativo en cheques individuales para buscar una escuela para sus hijos, en la que se dictaran clases todos los días, muchos de los padres de la provincia de Buenos Aires hoy lo hubieran apoyado».

Cabe recordar que a principios de este año Macri se reunió con Sunny Varkey, fundador de Gems Education, una de las redes privadas de educación más importantes del mundo. Es conocida la línea educativa de estas empresas transnacionales, que consideran a las escuelas privadas de “bajo coste” como un campo de lucro en expansión. En los debates educativos están incidiendo para que el concepto de gratuidad sea sustituido por ‘affordable’, o pagable. Esta idea es la base para entender las escuelas privadas de bajo coste, como lo son las charter, como una oportunidad de negocios con garantías estatales.

Fuente: http://www.laizquierdadiario.com/El-plan-educativo-de-Trump-Un-masivo-mercado

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