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Entrevista a Martin Seligman: «La felicidad se puede medir y se puede enseñar»

21 Agosto 2016/Fuente:lavanguardia.com/Autor:lacontra 

Martin Seligman , Pasó de estudiar la depresión a investigar las bases, tanto psicológicas como neurológicas, del bienestar y la felicidad y cómo conquistarlas estimulando las fortalezas y virtudes humanas. Tiene varios libros publicados y un interesante test que está colgado en la red: Cuestionario VIA de Fortalezas Personales. Dirige el Centro de Psicología Positiva Penn (Universidad de Pensilvania) e imparte el máster Penn del programa de Psicología Positiva Aplicada. Me sorprende cuando al final de la entrevista, al explicarme que somos los humanos los que crearemos a Dios y que todo se resume a luz, estalla en llanto. Ha venido a Barcelona a dar un talleral equipo directivo de Bioibérica sobre cómo conquistar el bienestar.

¿Qué le llevó a estudiar las fortalezas humanas?

Cuando me nombraron presidente de la Asociación Americana de Psicología me propuse hacer bien mi trabajo y me dediqué a preguntar por el mundo qué hacíamos bien y qué hacíamos mal los psicólogos.

Eso es curioso, humilde e inteligente.

Descubrí que investigar y tratar los aspectos negativos y patológicos del ser humano (la ansiedad, el estrés, la depresión, el suicidio, las adicciones…) sabemos hacerlo muy bien; pero nadie se ocupaba de los aspectos positivos, de manera que la psicología no explicaba a la gente cómo llevar una buena vida.

De eso se encargaron algunos filósofos.

…Y no se trata de mostrar a la gente cómo no estar deprimido, no enfadarse o no tener ansiedad, sino de enseñarle a ser feliz. Me propuse estudiar las bases del bienestar psicológico y de la felicidad; y las fortalezas y virtudes humanas, todo dentro del marco de la ciencia.

¿A qué conclusiones ha llegado?

Que las emociones positivas, la calidad de las relaciones, en definitiva, la felicidad, se pueden medir y se pueden enseñar.

Pero uno tiene su carácter.

Se puede cambiar. Yo era un pesimista depresivo y he aprendido a ser optimista y alegre.

Pues cuénteme cómo.

Si analizamos las estadísticas de violencia, riqueza real, sanidad, educación, no hemos hecho más que progresar. La queja sobre el mundo en el que vivimos hay que repensarla, y en la vida personal hay que cambiar de actitud.

Sin señalar lo negativo, ¿cómo lo mejoras?

Supongamos que identificando los aspectos negativos de un paciente la psicoterapia consigue sacarlo de su pozo (lo que sólo ocurre en el 65% de los casos), es decir, que pase de menos diez a cero; pero así no se consigue que sea feliz.

Eso es mucho pedir.

Las habilidades (optimismo, templanza, coraje, humanidad, autoestima, gratitud…) están por encima de cero. Potenciar nuestras fortalezas es una forma de potenciar el bienestar.

¿Cómo lo hizo usted?

Durante veinte años investigué el pesimismo. Pero personalmente, cuando me sorprendía pensando de manera negativa, reconocía esos pensamientos pesimistas y buscaba argumentos realistas que los desmontaran.

¿Hay que discutir con uno mismo?

Sí, hasta desmontar la negatividad. Luego, para alcanzar el bienestar, hay que centrarse en cómo potenciar y desarrollar aquellas áreas en las que eres bueno en lugar de dedicarte a la prevención de lo problemático.

Aplíquelo, por ejemplo, a la depresión.

Las investigaciones demuestran excelentes resultados con la estimulación de emociones positivas como la alegría, la esperanza o la ilusión.

¿Hay pruebas científicas?

Muchísimas. Hemos demostrado que esas fortalezas humanas que se pueden aprender son eficaces barreras del trastorno mental. Y los estudios muestran que el optimismo tiene un efecto directo sobre nuestra respuesta inmune.

Deme un ejemplo.

En EE.UU. hemos medido condado a condado el pesimismo, la infelicidad y el aburrimiento; y resultan ser predictores mucho más eficaces de los infartos que la etnia, los ingresos, la educación, el sedentarismo o la obesidad.

Increíble.

Preocupados por la alta tasa de estrés postraumático en el ejército norteamericano (5%), me encargaron un estudio y un plan de choque. Y de nuevo el principal predictor no resultó ser la intensidad o crudeza del combate, es decir, el trauma en sí, sino el hecho de ser una persona catastrofista, que aumenta un 30% el riesgo de tener estrés postraumático.

Deme una pequeña herramienta.

Hay 24 virtudes que trabajar, pero, por ejemplo, en las relaciones es fundamental pasar de una actitud constructiva pasiva (“¡Felicidades por tu discurso!”) a la constructiva activa (“¿En qué momento te aplaudieron?”, ¿Qué dijiste?”, “¿Qué fue lo más emocionante?”…).

Eso sí es empatía.

La psicología siempre ha considerado que los motivos de la tristeza, la depresión o la ansiedad venían de fuera, pero hoy sabemos que dependen de lo que tú piensas sobre lo que te ha acontecido, eso es lo que genera el sentimiento.

Una cosa es lo que pasa fuera y te afecta, y otra, la falta de autoestima.

Es el mismo proceso, por eso en muchas escuelas de Estados Unidos enseñamos a los niños las habilidades del optimismo y hacemos un seguimiento en la pubertad, así hemos conseguido reducir a la mitad la tasa de depresiones.

¿Todo pasa por el raciocinio?

Yo trabajo sobre las estructuras cerebrales, ¡y estamos haciendo avances increíbles en neurociencias! Dentro de un mes se publicará un avance importantísimo sobre la indefensión aprendida (la sensación subjetiva de que no podemos hacer nada ante una situación). Steve Miller ha encontrado los circuitos cerebrales que la activan y desactivan. Yo los llamo los circuitos de la esperanza, podremos desactivar la depresión.

¿Cuáles son los elementos esenciales que pueden elevar el grado de felicidad?

Aumentar las relaciones y las emociones positivas, el compromiso (poner en práctica las fortalezas personales), el sentido y el logro (establecer metas que nos motiven a conseguirlas).

Fuente de la entrevista: http://www.lavanguardia.com/lacontra/20160627/402783364322/la-felicidad-se-puede-medir-y-se-puede-ensenar.html

Fuente de la imagen: http://www.lavanguardia.com/ra/lowres/GODO/LV/p3/WebSite/2016/06/27/Recortada/img_jroviralta_20160511-165329_imagenes_lv_colaboradores_jroviralta__r0h7421-k6LF-KNSWRBDSABVV78NI-992×558@LaVanguardia-Web.jpg

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EE.UU: Twitter cierra 235 mil cuentas por «promoción del terrorismo»

EE.UU./20 de agosto de 2016/www.telesurtv.net
«Estamos comprometidos en eliminar la promoción de la violencia y el terrorismo de nuestra plataforma», aseguró la compañía estadounidense.

El servicio de microblogs Twitter ha cerrado 235.000 cuentas desde febrero de este año, al considerarlas sospechosas de «promocionar el terrorismo», en medio de la lucha antiterrorista sostenida por Occidente.

«Nosotros condenamos enérgicamente estos actos de terrorismo», señaló la empresa en referencia a los recientes ataques producidos en Alemania, Estados Unidos, Francia, Iraq y Turquía.

Por lo cual, la compañía manifestó: «Estamos comprometidos en eliminar la promoción de la violencia y el terrorismo de nuestra plataforma».

La decisión de Twitter de bloquear las cuentas de los usuarios, se debe al incremento del uso de sus servicios para compartir la propaganda terrorista, muchas veces inspiradora de atentados.

«Nuestro tiempo de respuesta para suspender las cuentas reportadas, la cantidad de tiempo que estas cuentas están en Twitter y el número de seguidores que acumulan han disminuido dramáticamente», indicó la red social.

El número de cuentas suspendidas desde junio de 2015, es de aproximadamente 360.000.

Tomado de: http://www.telesurtv.net/news/Twitter-cierra-235-mil-cuentas-por-promocion-del-terrorismo-20160819-0004.html

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Estados Unidos: Menores que viven en refugios pasan apuros en escuelas

Nueva York / 20 de agosto de 2016 / Por. Edwin Martínez / Fuente: http://www.eldiariony.com/

En la Ciudad de Nueva York hay al menos 82,000 estudiantes que viven en refugios, en su mayoría latinos, que enfrentan mayores problemas académicos en las escuelas en comparación con el resto de los niños.

Así lo reveló un estudio realizado por el Institute for Children, Poverty and Homelessness (ICPH), que demostró que estos estudiantes no solamente tienen niveles más bajos de desempeño escolar en materias como inglés y matemáticas, sino que además presentan mayor número de ausencias a clases y suspensiones.

Del total de estos menores que viven en albergues de la ciudad y están rezagados en sus estudios, un 86% son hispanos y afroamericanos, y  son las escuelas de dos barrios en El Bronx (Fordham y Highbridge) las que albergan la mayor cantidad de estos estudiantes, con un 20%.

Jennifer Erb-Downward, directora de análisis de políticas del ICPH aseguró que la investigación que realizaron demostró que la inestabilidad a la que se enfrentan estos niños los hace quedarse atrás en su desarrollo escolar.

“Hay una cantidad increíble de inestabilidad e interrupciones que enfrentan los estudiantes sin hogar. El resultado de esto se ven reflejado en mayores tasas de ausencias y traslados a mitad de año”, dijo. “Los estudiantes desamparados presentaron ausencias crónicas, perdieron 20 o más días de escuela, casi el doble del promedio de sus compañeros con hogar, y uno de cada cinco estudiantes sin hogar se cambió de escuela a mitad de año”.

Lo alarmante de estos datos es que según la analista el absentismo crónico es uno de los signos más fuertes que predice cómo va a ser el desempeño escolar y las tasas de graduación. “La inestabilidad que los estudiantes sin hogar enfrentan está teniendo un profundo impacto en su educación”.

En materias como inglés y matemáticas, el desempeño de los estudiantes que viven en albergues está entre 12 y 13 puntos por debajo del promedio.

A pesar de que el informe asegura que el Departamento de Educación de la Ciudad (DOE) le está poniendo más atención a las necesidades de los niños desamparados, aún falta mucho camino por recorrer para sacarlos del fondo.

Erb-Downward explicó que los datos arrojados por el estudio deben servir para que la Ciudaddesarrolle programas que satisfagan eficazmente las necesidades de estos estudiantes, pues de no hacerlo las consecuencias van a ser terribles.

“El desamparo tiene un impacto educativo duradero en los niños. Es importante adoptar un enfoque de ciclo de vida de manera que las necesidades de los niños se puedan satisfacer mientras están sin hogar como después de que encuentran una casa”, indicó la experta.

Efectos de vivir en un albergue

Christine Quinn, presidenta del programa de albergues WIN, que el año pasado atendió a 6,600 menores en las 10 sedes que hay en la Gran Manzana, no se mostró sorprendida con los resultados del informe y aseguró que los niños que viven en los refugios tienen situaciones difíciles que inciden directamente en su desempeño escolar.

“Es muy entendible ese comportamiento y viendo esta situación de manera completa, cuando un menor, tal vez presencia hechos de violencia doméstica o consumo de drogas y otras cosas a su alrededor, esas son dificultades que los afectan, incluso en un ambiente estable. Pero si están en un albergue, se vuelven todavía más vulnerables y se entiende su comportamiento”.

La expresidenta del Concejo Municipal dijo además que es necesario que la Ciudad y elGobierno federal destinen más fondos para fomentar programas educativos en los albergues, que redunde en más logros de los pequeños en sus escuelas.

“Aquí la pregunta que cabe es qué hacer para asegurarnos de que ellos no se queden atrás y la respuesta es enfocarnos más en estos niños, reconocer que forman parte del sistema y que tenemos que ofrecerles educación extra en los refugios, como campamentos de verano, programas después de la escuela y cursos que los ayuden”, dijo Quinn, al tiempo que recalcó que además de ver el desempeño de los menores en los albergues, también hay que crear un programa para seguir monitoreando su avance cuando encuentren hogar.

Estatus migratorio les causa tensión

Otra de las razones que según Quinn incide en el desempeño de muchos estudiantes hispanos que viven en los refugios es su estatus migratorio o el de sus familias, pues esa tensión y los temores de ser deportados pesan.

“Tenemos un número significativo de familias indocumentadas y eso afecta a los niños de diferentes maneras. Las mamás están nerviosas y eso se lo transmiten a los niños. Además es más duro para un indocumentado trabajar y conseguir ayuda de programas de vivienda porque no pueden acceder a ellos al ser promovidos con fondos federales; eso hace que permanezcan más tiempo en los refugios y tarden más en dejar de ser desamparados”, dijo Quinn.

DOE da más recursos

Toya Holness, vocera del Departamento de Educación, manifestó que ese agencia está proporcionando recursos adicionales a las escuelas para que atienden mayor cantidad de estudiantes sin hogar, a fin de cerrar la brecha.

“Los estudiantes en hogares temporales están dentro de nuestras poblaciones más vulnerable y estamos dedicados a asegurarnos de que reciban la misma educación equitativa y excelente que sus compañeros que viven en sus casas de manera permanente”, dijo.

La Ciudad ha invertido $30 millones en la construcción de centros de salud basados en las escuelas, la creación de programas después de clases, y la contratación de personal adicional para proporcionar apoyo dedicado a mejorar el desempeño y la atención de estos menores

Estudiantes desamparados:

  •  Actualmente se estima que hay 12,750 familias desamparadas en Nueva York.
  • En total hay 58,861 personas registradas como desamparados; de ellos 23,207 son niños.
  • Han sido destinados por la Ciudad $30 millones a 32 escuelas donde hay más estudiantes desamparados.
  • Los distritos escolares 9 y 10, en El Bronx y los vecindarios Fordham y Highbridge tienen la mayor concentración de estudiantes que viven en albergues, es decir un 20%.
  • 8,557 estudiantes en hogares temporales ingresaron a escuelas del distrito 10 de El Bronx entre el 2014 y el 2015.
  • Un total de 6,899 estudiantes se matriculó a escuelas del distrito 9.

Fuente noticia: http://www.eldiariony.com/2016/08/20/menores-sin-hogar-pasan-apuros-en-escuelas/

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En EEUU: En búsqueda de más maestros latinos

EEUU/WASHINGTON /El Sentinel/ Carolina Salazar 

Los hispanos en las escuelas públicas del país sobrepasan los 13 millones y representan cerca del 25 por ciento de la población estudiantil, pero apenas un 8 por ciento de los maestros son latinos.

«A pesar de los beneficios que ofrece la diversidad, la mano de obra educadora en escuelas primarias y secundarias sigue siendo mayoritariamente homogénea», se lee en el reporte The State of Racial Diversity in the Educator Work (El estado de la diversidad racial en el trabajo de los educadores), que fue publicado por el Departamento de Educación de Estados Unidos el pasado mes de julio.

En las Escuelas Públicas del Condado de Orange (OCPS, siglas en inglés) los estudiantes hispanos suman alrededor del 38 por ciento, mientras que los maestros latinos eran, hasta el pasado año escolar, solo 16 por ciento. El porcentaje para este año no fue dado a conocer debido a que el proceso de contratación de docentes continúa en estos momentos.

Más al sur, en el Distrito Escolar del Condado de Osceola (SDOC, siglas en inglés), los hispanos son más de la mitad del estudiantado, un 59 por ciento, mientras que los maestros que se identifican como hispanos representan el 21 por ciento.

Muy cerca del promedio nacional están las Escuelas Públicas de Seminole (SCPS, siglas en inglés), donde según datos de 2015-2016, los estudiantes hispanos eran alrededor del 24 por ciento, mientras que los maestros representaban un poco más del 8 por ciento del profesorado. SCPS tampoco ofreció un número total de maestros hispanos para este año argumentando que el proceso de contratación continuará durante las primeras semanas tras el regreso a clases.

Bill Sublette, quien está al frente de la Junta Escolar del Condado de Orange, dijo que realizan esfuerzos para aumentar la diversidad entre el profesorado y el personal administrativo y de apoyo en las escuelas, debido a que son un distrito escolar en el que la mayoría de los estudiantes proviene de grupos considerados como minorías.

«Hemos tenido éxito incrementado el número de maestros latinos en los últimos 10 años. Lo hemos hecho a través de estrategias como ir a universidades con una alta concentración de estudiantes latinos en carreras de educación, por ejemplo, la Universidad Internacional de Florida [FIU], en Miami, donde hay una gran asistencia de latinos bilingües», comentó Sublette tras una reciente conferencia de prensa en la víspera del regreso a clases en el condado de Orange.

Escuelas públicas
Vladimir Echavarría, de 10 años, comparte con su mentora de lectura Annabell Otero en noviembre de 2015 en la escuela primaria Central Avenue en Kissimmee. (Matt Murschel)
En esta jurisdicción 202,670 estudiantes volvieron a las aulas el pasado lunes, 5,000 más respecto al año escolar anterior.

Además del 38 por ciento de estudiantes hispanos que reporta OCPS, un 28 por ciento son blancos, 27 por ciento afroamericanos, 5 por ciento asiáticos y 2 por ciento se identifican como multirraciales.

Otros datos demográficos revelan que los estudiantes de OCPS vienen de 200 países y que en sus hogares se hablan, en conjunto, 167 idiomas y dialectos diferentes. Los cinco idiomas más hablados después del inglés son el español, creole haitiano, creole, vietnamita y portugués.

Sublette destacó que OCPS es uno de los distritos en el país con más estudiantes que están aprendiendo el idioma inglés. También dijo que ha resultado ser más exitosa la búsqueda y reclutamiento de maestros hispanos que dominan el español, comparado con maestros que puedan hablar creole. «Estamos trabajando muy duro en esto porque la población que habla creole es la segunda más grande en cuanto al idioma de estudiantes de minorías que hablan otras lenguas distintas al inglés», dijo.

El alto funcionario aseguró que la diversidad en el personal de sus escuelas ha ido incrementando año tras año. «Creo que siempre hay espacio para mejorar. Todos estamos en la posición de mejorar continuamente porque creemos importante que los estudiantes que vienen de minorías o de otros lugares tengan esos educadores con quienes puedan sentirse relacionados, ya sea en su idioma, cultura o ancestros», agregó.

Tammy Otterson, directora de recursos humanos en las escuelas públicas de Osceola, también dice que hay oportunidades de mejorar en cuanto a la diversidad del cuerpo docente en las escuelas de Osceola, que actualmente cuenta con un 21 por ciento de profesores hispanos. «Queremos que nuestros maestros sean un reflejo de nuestros estudiantes, y es algo que ha sido siempre muy importante para nosotros», agregó.

La funcionaria recordó que hasta el año escolar pasado este distrito escolar contó con una superintendente latina. Melba Luciano fue la primera hispana en ocupar esta posición en las escuelas públicas del condado de Osceola y se jubiló después de trabajar durante 30 años como asistente de maestro, maestra, directora y asistente de superintendente.

Otterson aseguró que este año sumaron a su grupo de docentes 400 personas — de las cuales 34 por ciento son de minorías — para un total de 3,706 maestros. «Hay definitivamente un espacio para mejorar, pero estamos moviéndonos hacia adelante en la dirección correcta», dijo.

Como parte de la estrategia para reclutar personal de minorías, Otterson explicó que cada año participan en la feria de empleos Florida Classic Career Expo & Diversity, una de las ferias regionales más grandes, que se realiza en noviembre. También dijo que están buscando trabajar más de cerca con universidades con alta concentración de profesionales latinos, como el Sistema Universitario Ana G. Méndez, así como motivar la carrera educativa entre sus propios estudiantes de secundaria.

Pero reclutar maestros, independientemente de su procedencia, no es una tarea fácil, tal como lo explica Greg White, quien es especialista en reclutamiento y retención para el departamento de recursos humanos de las escuelas de Osceola. «Estamos en un punto en el campo de la educación y no solo en esta región, en el que encontrar maestros entrenados y con gran calidad no es fácil en general. Y, definitivamente, en cuanto a maestros de poblaciones minoritarias es un reto mayor», explicó.

«Que luchen por ellos»

Edgar Ríos, reclutador para The Noble Network of Charter Schools, de las escuelas secundarias chárter en Chicago, comentó que para aumentar la diversidad entre los empleados de sus escuelas se han asociado con universidades y otras organizaciones con altos números de minorías, y han creado programas para atraer a estudiantes universitarios pertenecientes a minorías para que realicen prácticas en sus escuelas.

«Necesitamos maestros que se puedan comunicar mejor con nuestros estudiantes y sus padres. Que se puedan relacionar con esos estudiantes y luchen por ellos», expresó Ríos, quien dice que desde su propia experiencia la maestra que más recuerda de sus años de escuela era la que podía hablar en español con sus padres. «Con otros maestros yo tenía que ser el traductor, pero con esa maestra que hablaba con mis papás en su idioma yo me sentía muy bien».

Ríos participó recientemente en una conferencia de la Asociación de Escritores de Educación en la capital estadounidense.

Pero una de las barreras que ha identificado para contratar específicamente maestros hispanos es que pocos están interesados en esta profesión. «No hay muchos latinos yendo a la escuela para ser maestros», dijo.

Y esto que Ríos ve en su trabajo en Chicago coincide con lo que reflejan los números a nivel nacional del reporte del Departamento de Educación de EEUU, que indican que «al igual que en otros campos de estudio, las tasas de culminación de licenciaturas en educación son menores en estudiantes afroamericanos e hispanos que en los blancos».

Estadísticas muestran que el 73 por ciento de los estudiantes blancos que inician formación en educación completan su licenciatura, mientras que el porcentaje en los afroamericanos es del 42 por ciento y en los hispanos del 49 por ciento.

Andrés Castro Samayoa, director asistente de evaluación del Centro para Instituciones que atienden a Minorías de la Universidad de Pensilvania, dice que diversificar el cuerpo docente en escuelas y universidades responde a una necesidad de mayor justicia social. «Las cifras nos dan la pauta de la necesidad, pero la razón mayor son los asuntos de justicia social».

Agregó que si bien la certificación para ser maestros varía de estado a estado, su sugerencia para las personas interesadas en convertirse en maestros de grados escolares, desde kínder hasta duodécimo, es buscar información de este proceso en el estado donde viven o en el que planean mudarse. «Siento que existen muy buenas sendas educativas para navegar ese proceso de certificación».

Con respecto al poco interés en el campo de la educación entre los hispanos que se gradúan de secundaria, Castro Samayoa dice que «puede que muchos no deseen ser maestros porque sus familias no los motivan para esta profesión».

En el año escolar 2015-2016, el salario promedio de los 179,012 maestros de escuelas públicas de Florida fue de $48,179, según muestra un documento del Departamento de Educación de Florida. Las personas interesadas en obtener más información acerca de la certificación para ser maestro en este estado pueden consultar la página de Internet www.fldoe.org/teaching/certification o llamar al 800-445-6739.

También el Distrito Escolar del Condado de Osceola ofrece el taller informativo «How to Become a Teacher» para interesados acerca del proceso para convertirse en maestros en Florida, tanto para quienes hayan sido maestros en su lugar de origen como para profesionales en otras áreas. Para más información sobre próximas sesiones llame al 407-870-4800.

Envíe su comentario a casalazar@orlandosentinel.com.

Fuente: http://www.orlandosentinel.com/elsentinel/os-es-educacion-latinos-escuelas-publicas-eeuu-20160819-69-story.html

Copyright © 2016, Orlando Sentinel

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Consternarse no es suficiente

Por Ilka Oliva Corado

Cada vez que nos enteramos de una noticia desagradable, (una violación sexual, de un feminicidio, de una masacre, de un acto terrorista)  nuestra primera reacción y última  es consternarnos y quedarnos ahí; como si con eso cumpliéramos con nuestra cuota de conciencia social como muestra de nuestro compromiso colectivo.   Con toda la injusticia y  dolor que a través de la historia ha hecho este mundo pedazos, nosotros seguimos refugiándonos en nuestra egolatría. Hasta que el dolor no nos toque de cerca y nos rasgue la piel en carne viva, nosotros seguiremos ajenos, inhumanos e insensibles a la desgracia ajena.

Desgracia que es resultado  de nuestro silencio, dejadez e inconsecuencia política. Defender la alegría, decimos, como escudo para no vernos en la necesidad de convertir el pensamiento en acción. Miedo de armarnos de valor y pelear por lo que es justo, porque mientras no seamos nosotros los mancillados, todo está bien.

Consternarnos, con un grito de espanto, en una oración, en una misa de cuerpo presente. Consternarnos en una alabanza, en una corona de flores. En un instante de sosiego que nos apacigua  y nos excluye de la realidad. Y nos vestimos de galas y brindamos y osamos festejar la dicha y el privilegio de nuestra felicidad.  De tener un jardín propio mientras miles se mueren de hambre en las calles. De tener amueblado de comedor mientras miles comen de los basureros. De tener agua caliente y bañera, mientras miles se mueren de sed.

Y festejamos esa loción fina que nos acabamos de comprar, el par de zapatos nuevos que hace juego con nuestra colección, el cambio de teléfono inteligente y nuestros viajes vacacionales que necesitamos exponer al mundo a través de las redes sociales, para que nos vean pues; placenteros de nuestra dicha. ¡Privilegiados!

Y mostramos al mundo los reconocimientos que nos dan, inmersos en la vanidad que nos hace sentir únicos, inmortales, importantes. ¡Sobresalientes!  Mientras el mundo se desmorona a la velocidad de la luz. Mientras miles perecen en las fauces del capital, mismo  que nos convierte en esclavos del consumismo y nos aparta de la realidad y nos mantiene en un perenne estado de shock que nos manipula como juguetes de cuerda, como marionetas.

Y la vida es otra cuando estamos lejos del dolor, por eso le huimos, no lo encaramos. Por eso fingimos no verlo, nos damos por desentendidos cuando la vida nos pide a gritos que reaccionemos, que tomemos acción.  Y por eso las muertes de miles de niños por hambruna nos consternan  momentáneamente y oramos para que sus almas encuentren refugio en  algún lugar. ¿Qué causan en nuestra conciencia los niños que mueren víctimas de genocidios? ¿Ellos también importan? ¿Qué tanto? ¿Qué es un genocidio para nosotros? ¿Cuál es el significado de una guerra? ¿De una invasión?

Pero la vida sigue, decimos, y nos escudamos en el mundillo ese de la indolencia y de nuestra alegría y felicidad, que pregonamos por doquier.  Ahí estamos a salvo, ahí podemos vivir a nuestras anchas, sin que un ápice de nuestra conciencia nos encare. Y nos muestre nuestra podredumbre humana, nos haga sentir el hedor que expele  de nuestra piel moribunda.  Nos acomodamos para que sean otros los que vayan a la línea de fuego. Pobres diablos soñadores de mierda.

Y nos duele la vida solo cuando el agua caliente se acaba, cuando se va la luz, cuando se nos acabó el champú, o cuando por culpa del tráfico llegamos tarde a una cita. Y nos sentimos las personas más infelices del mundo cuando llegó Navidad y no tuvimos para comprar estreno o para hacer la cena esa de gala, al estilo burgués.

Y curiosamente no se nos va la vida cuando  vemos que en Siria la invasión y el genocidio está acabando con la belleza de la primavera que siempre ha florecido en la sonrisa de los niños. Lo que está haciendo Israel con Palestina, ese genocidio, ese robo de tierras, esa usurpación. O Cuando el mar se traga a quinientos refugiados por semana. O cuando el desierto diseca a docenas de inmigrantes indocumentados que buscan llegar a Estados Unidos. No nos duele la vida cuando un gobierno neoliberal  por el que votamos, muele a palos a los más mancillados del sistema y de la impunidad.

Nos duele sí,  y nos consternamos para toda la vida cuando la tragedia toca a la puerta de nuestra casa y la habita.  Y nos consternamos cuando el reconocimiento y el aplauso no llegan, entonces sí nos deprimimos, nos dejamos caer a causa de nuestro narcicismo.

Y mientras nosotros estamos deprimidos por banalidades, (porque no tenemos para teñirnos el cabello o comprarnos esa botella de ron de exportación) la vida en otras latitudes del planeta, o la vuelta de la esquina, está pidiéndonos a gritos que la volteemos a ver. Si tan solo tuviéramos la entereza de  mirar, de escuchar, de sentir, todo lo que el mundo nos dice constantemente, seríamos otra humanidad, no la porquería que habita este planeta.

Consternarnos no es suficiente. El mar no sería mar sin la fuerza de las olas y la tempestad.

Audio: https://soundcloud.com/ilka-oliva-corado/consternarse-no-es-suficiente

Blog de la autora: https://cronicasdeunainquilina.com/2016/08/18/consternarse-no-es-suficiente/

 Ilka Oliva Corado. @ilkaolivacorado contacto@cronicasdeunainquilina.com

18 de agosto de 2016, Estados Unidos.

Imagen de Roberto Huarcaya, tomado de la página: http://psiquiatria-residente.blogspot.com/2010/07/exilio-interior-ideario-de-un-viaje.html

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Estados Unidos: A textbook debate over minorities and civic education

América del Norte/Estados Unidos/19 de Agosto de 2016/Autor: Durba Ghosh/Fuente: San Francisco Chronicle

RESUMEN: Cuando se reanuden las clases, los estudiantes de los Estados Unidos van a recibir los libros de texto de estudios sociales que se han debatido, reescritos y actualizados con los nuevos conocimientos. En California, los debates sobre lo que debe incluirse y cómo debe ser presentado ha sido objeto de un intenso debate en los últimos 20 años, y más reciente acaba de resolverse. ¿Cuáles son realmente estos debates, y por qué  escribir la historia es tan importante? La primavera pasada, los padres y los estudiantes de la India, con el apoyo de las bases Uberoi e hindúes americanos revisaron  los libros de texto de estudios sociales de secundaria. Ellos abogaron por el uso de «India» sobre «el sur de Asia» para referirse a los territorios del subcontinente indio, con el argumento de que el sur de Asia no reflejaba su identidad como indios. Asia del Sur incluye a las naciones de la India, Afganistán, Pakistán, Bangladesh, Nepal, Sri Lanka y las Maldivas. Además, el grupo instó a que los libros de texto borran toda mención de castas en la India, representan el Islam y el sijismo como ajeno al sur de Asia, y muestran que el tratamiento de las mujeres ha sido históricamente una alta prioridad para las personas que viven en el subcontinente indio.  Quienes se oponen a los cambios incluyen una amplia coalición de académicos, padres, maestros y miembros de otras diásporas del sur de Asia (Sri Lanka, Afganistán, Nepal, Dalit). Ellos argumentaron que los hechos acerca de la casta y la situación de la India como una sociedad secular que había sido receptivo a la aparición del budismo, el sijismo y el Islam debe recibir prioridad históricamente establecida.Después de varias audiencias públicas y reuniones, la Comisión de Calidad de Instrucción de California acordó mantener todas las referencias a la naturaleza jerárquica del sistema de castas, pero accedió a cambiar el sur de Asia hasta la India, salvo en unos pocos lugares.Estos debates sobre qué términos a utilizar en un libro de historia puede parecer poco importante. Sin embargo, se obtienen de las preguntas que son fundamentales en cualquier democracia, preguntas acerca de la participación ciudadana y cómo las minorías deben ser tratadas por las comunidades mayoritarias. Por un lado, activistas ciudadanos que tienen un interés en el proceso cívico que lleva a los libros de texto que se adoptan en un programa de estudios es el tipo de activismo cívico positivo que las democracias liberales deben apoyar; por el contrario, estas formas de activismo pueden introducir al pensamiento mayoritario en la educación, empujando a los estudiantes a excluir a las minorías y a los que son diferentes.

As schools reopen, students across the United States will be receiving social studies textbooks that have been debated, rewritten and updated with new knowledge and research. In California, debates over what should be included and how it should be presented has been the subject of fierce debate over the past 20 years, with the most recent just resolved.

What are these debates really about, and why is writing history so important?

This past spring, Indian parents and students, supported by the Uberoi and Hindu American foundations, mobilized over middle-school social studies textbooks. They advocated for the use of “India” over “South Asia” to denote the territories of the Indian subcontinent, arguing that South Asia did not reflect their identities as Indians. South Asia includes the nations of India, Afghanistan, Pakistan, Bangladesh, Nepal, Sri Lanka and the Maldives.

In addition, the group urged that textbooks erase all mention of caste in India, represent Islam and Sikhism as alien to South Asia, and show that the treatment of women was historically a high priority for those living on the Indian subcontinent. Many of those proposing changes argued from a position of injury and suggested that they were harmed or were at risk for being bullied because of Americans misunderstanding Hindu cultures.

Notably, the historical perspective that the Hindu American and Uberoi foundations supported led to a particular kind of history for India (not South Asia) that came at the expense of diversity.

Opponents to the changes included a broad-based coalition of scholars, parents, teachers and members of South Asia’s other diasporas (Sri Lankan, Afghan, Nepali, Dalit). They argued that historically established facts about caste and India’s status as a secular society that had been receptive to the emergence of Buddhism, Sikhism and Islam should receive priority.

After several public hearings and meetings, the California Instructional Quality Commission agreed to keep all references to the hierarchical nature of the caste system, but agreed to change South Asia to India in all but a few places.

These debates about what terms to use in a history textbook may seem unimportant. But they draw from questions that are central to any democracy, questions about civic participation and how minorities should be treated by majority communities. On the one hand, citizen activists taking an interest in the civic process that leads to textbooks being adopted in a school curriculum is the kind of positive civic activism that liberal democracies should support; on the other hand, these forms of activism can introduce majoritarian thinking into education, prodding students to exclude minorities and those who are different.

Common to these debates in India and the United States is a tension between majorities and minorities and the question of how to create a culture of diversity and inclusion when one group challenges another over what counts as historical knowledge about “their” communities.

If we can agree that social studies is intended to inform civic education, with the hope that young students will be engaged and involved citizens in the future, we should teach children a history that is complex and sensitive to what is positive about a given society or culture, as well as what is problematic (such as a caste system in which some members of communities were seen to be inauspicious or polluted).

In California, a process of public debate was intended to be inclusive and sensitive to a broadly conceived public, but it pitted several minority groups against one another. In the compromise forged by the commission, the textbooks ended up excluding any mention of “South Asians,” thus further marginalizing populations whose existence has been relegated to a time and space outside history. They should be working toward the goal of inclusion.

Schoolchildren should receive the kind of education that clarifies that the United States of America was built on a diversity that honors the unique histories of all minority groups.

Fuente: http://www.sfchronicle.com/opinion/openforum/article/A-textbook-debate-over-minorities-and-civic-9171711.php

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Hillary Clinton delata la agenda oculta del Nuevo Orden Mundial para la religión

Por: José Javier Esparza

“Los códigos culturales profundamente arraigados, las creencias religiosas y las fobias estructurales han de modificarse. Los gobiernos deben emplear sus recursos coercitivos para redefinir los dogmas religiosos tradicionales”. Estas palabras de Hillary Clinton, pronunciadas públicamente y sin tapujos en un simposio pro abortista, han dejado a más de uno con la boca abierta.

¿Reformar coercitivamente las religiones? ¿Dónde queda entonces la libertad religiosa? ¿Modificar las identidades culturales? ¿Dónde queda entonces la libertad, simplemente, de existir? Semejantes intenciones, en boca nada menos que de la principal candidata demócrata a la presidencia de los Estados Unidos, deberían haber abierto un fuerte debate. No ha sido así. Muy significativamente, los principales medios de comunicación en todo occidente han preferido silenciar el asunto. Revelador.

¿Qué significa eso que ha dicho Hillary Clinton? Uno, que los “códigos culturales profundamente arraigados”, esto es, las identidades culturales tradicionales, son en realidad nidos de “fobias estructurales”, es decir, prejuicios que es justo y razonable eliminar. Dos, que dentro de esas “fobias estructurales” están “los dogmas religiosos tradicionales”. Tres, que los gobiernos, el poder público, están legitimados para utilizar su fuerza coercitiva contra los dogmas religiosos y las identidades culturales.

Cuando se repara en que esa fuerza coercitiva es, en plata, el “monopolio legal de la violencia”, uno frunce inevitablemente el ceño en un gesto de preocupación. Cuando además se constata que las “fobias” y los “dogmas” son los principios tradicionales de la civilización occidental, es decir, la filosofía natural (por ejemplo, el derecho a la vida), entonces la preocupación asciende hasta la alarma. Lo que Hillary Clinton ha expresado es un proyecto político totalitario de ingeniería social y cultural. Ni más, ni menos.

Ese proyecto ya está en marcha

¿Sorprendente? En realidad, no tanto. Esos tópicos no son nuevos: circulan en la ideología moderna desde la revolución francesa. Por otro lado, guardan perfecta consonancia con lo que hemos venido viendo en occidente en los últimos veinticinco años, desde la caída del Muro de Berlín en 1989: los programas de ingeniería social de la ONU –con frecuencia avalados por los Estados Unidos-, las políticas abortistas y homosexualistas adoptadas por casi todos los países europeos y el desmantelamiento de las identidades étnicas en el espacio occidental. Hillary Clinton se ha limitado a hacer patente lo que ya estaba latente.

Estas palabras de Hillary Clinton han sido interpretadas en clave estrictamente norteamericana: son un proyecto de ingeniería social –más bien diríamos espiritual- en un país que se precia de haber nacido sobre la base de la libertad religiosa. Es cierto que, en el contexto norteamericano, semejantes ideas no dejan de ser una rectificación de la propia identidad fundacional del país, de manera que es comprensible el estupor de muchos. Sin embargo, los propósitos de Clinton forman parte de los temas habituales de la izquierda yanqui desde 1968. Por así decirlo, lo que hemos visto ahora es su “puesta de largo”, su transformación en programa político sin camuflajes.

Del mismo modo, muchos observadores han visto en estas declaraciones de Hillary Clinton una especie de declaración de guerra contra el cristianismo. Es también una perspectiva correcta, pero incompleta: la guerra no atañe sólo a las religiones tradicionales, sino que se extiende, como dice la propia señora Clinton, a los “códigos culturales arraigados”. Es decir que toda identidad cultural histórica, sean cuales fueren su espacio y naturaleza, deben también ser reformadas coercitivamente por el poder público. No es sólo la religión la que corre peligro; la amenaza se extiende a cualquier rasgo identitario que no encaje con el programa del “tiempo nuevo” marcado por la globalización y su potencia hegemónica, que son los Estados Unidos de América.

¿Y los europeos qué hacemos? En general, seguir la estela. Bien es cierto que el camino presenta complicaciones inesperadas y éstas han tardado poco en surgir. Es francamente difícil mantener la cohesión social en un contexto de desmantelamiento de los “códigos culturales profundamente arraigados”. A este respecto la experiencia francesa es sumamente interesante: desde los años 80, Francia ha vivido un proceso de construcción de una nueva identidad sobre la base de la llamada “identidad republicana” que, en la práctica, ha consistido en la destrucción de los referentes clásicos de la nación y su sustitución por dogmas nuevos. “Francia –decía De Gaulle- es una nación europea de raza blanca y religión cristiana”. Empezó a dejar de serlo muy poco después de la muerte del general. El europeísmo se convirtió en una suerte de cosmopolitismo que veía a Francia como protagonista de un mundo sin fronteras, un mundo en el que la propia Europa no es otra cosa que una región privilegiada en el contexto global.

Asimismo, cualquier factor de carácter étnico –racial, cultural, etc.- empezó a ser tabú en provecho de una sociedad de nuevo cuño edificada sobre la afluencia masiva de población extranjera. En cuanto a la religión, iba a ser sistemáticamente postergada en la estela de un laicismo radical que no ha amainado ni siquiera cuando Sarkozy, en San Juan de Letrán, descubrió ante Benedicto XVI los valores del “laicismo positivo”. El resultado ha sido una nación desarticulada en lo político, lo económico y lo social. El discurso oficial sigue caminando hacia el mismo sitio, pero la realidad social ya marcha por otra. El crecimiento del Frente Nacional no es un azar. Los políticos tratan de reaccionar adaptándose al terreno. Lo último fue ver al primer ministro Valls, que el año anterior había abierto institucionalmente el ramadán, reivindicar ahora el carácter inequívocamente cristiano de Francia. Quizá demasiado tarde.

Sea como fuere, lo que ha expuesto la candidata demócrata a la presidencia de los Estados Unidos es mucho más que una declaración de intenciones: Es cabalmente el programa del nuevo orden mundial, que para imponerse sin grandes resistencias necesita, precisamente, derruir los arraigos culturales y las religiones tradicionales. Era inevitable que alguien terminara invocando la fuerza del Estado para ejecutar coercitivamente la operación. Hillary Clinton lo ha hecho. La izquierda europea, muy probablemente, se subirá al carro. Así veremos a nuestra izquierda respaldar la política mundialista en nombre del progreso. Las vueltas que da la vida…

Tomado de: http://katehon.com/es/972-hillary-clinton-delata-la-agenda-oculta-del-nuevo-orden-mundial-para-la-religin.html

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