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Libro: Dimensiones políticas, sociales y culturales del desarrollo

Dimensiones políticas, sociales y culturales del desarrollo
Antología

Enzo Faletto. [Autor]

Colección Pensamiento Crítico Latinoamericano. Colección Antologías.
ISBN 978-958-665-131-8
CLACSO. Siglo del Hombre.
Bogotá.
2009

Se ha hecho común afirmar que Enzo Faletto no era un sociólogo ni un intelectual que escribiera ni publicara mucho, sino que su gran contribución se daba en la clase, la conversación, las reuniones y las discusiones. Ello es sólo parcialmente cierto pues su producción alcanza casi un centenar de escritos. Esta antología contiene una selección de los trabajos de Faletto escritos durante los últimos treinta años de su vida. Hemos preferido obviar una agrupación por período y optar por una temática en torno a lo que podríamos llamar “sus cinco grandes ejes de preocupación”. Por un lado, los ámbitos de la sociedad y el comportamiento social: el desarrollo, la política, la cultura y la estructura social. Por otro, uno que atraviesa todos los anteriores: el papel de la sociología y los intelectuales y su responsabilidad social en nuestros países. Se incluye además la entrevista que le fue realizada unos meses antes de su muerte (“Necesitamos una nueva ética de comportamiento”), donde queda patente su preocupación por la sociología y por el papel de los sociólogos. Enzo Faletto (1935-2003). Sociólogo, historiador y economista chileno. Licenciado en Filosofía por la Universidad de Chile, estudió Sociología en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO). Fue profesor de Historia y Sociología en la Universidad de Chile y, a partir de 1968, ejerció como profesor de FLACSO Chile. Especialista en el análisis del subdesarrollo latinoamericano y de sus implicaciones sociales, recibió el PhD Honoris Causa de la Universidad de Rosario (Argentina) y la Medalla al Mérito Académico Valentín Letelier, reconocimiento que entrega la Universidad de Chile a los docentes que han alcanzado un nivel de excelencia en sus respectivas áreas de estudio. Entre sus obras se destaca especialmente Dependencia y desarrollo en América Latina (Siglo XXI, 1999), escrita junto a Fernando Henrique Cardoso, clásico de la sociología latinoamericana. Manuel Antonio Garretón (Antología y presentación) Sociólogo y politólogo chileno formado en la Universidad Católica de Santiago y doctorado en l’Ecole des Hautes Etudes en Sciences Sociales de París. Actualmente es profesor titular del Departamento Sociología de la Facultad de Ciencias Sociales de Universidad de Chile y profesor de la Escuela de Política y Gobierno de la Universidad Nacional San Martín, Buenos Aires, y de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano. Ha participado activamente en el debate político-intelectual de Chile y América Latina durante la oposición a los regímenes militares, la transición democrática y en el nuevo período democrático, en los procesos de renovación socialista. Es autor y coautor de numerosos libros y artículos, algunos traducidos a varias lenguas.
Fuente: http://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/buscar_libro_detalle.php?id_libro=170&campo=titulo&texto=cultura
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Derecho a desconectarse

Por: Ignacio Mantilla

Dos noticias importantes me han sorprendido en los primeros días de este nuevo año. La primera fue la entrada en vigencia en Francia, desde el 1 de enero, de la ley que incorpora un nuevo derecho: el derecho a desconectarse fuera del horario laboral. La segunda fue la muerte, a la edad de 91 años, del sociólogo y filósofo polaco Zygmunt Bauman, ocurrida el 9 de enero pasado.

Los dos hechos aparentemente no podrían relacionarse de manera alguna. Sin embargo, las dos noticias guardan una interesante relación y parecería como si Bauman hubiese podido ahora descansar en paz, al comprobar que Francia se adelanta a reconocer el nuevo derecho de sus ciudadanos a disfrutar del tiempo libre, sin que les estén obligando a continuar su trabajo en forma remota, permanentemente y sin ningún respeto por sus horas de descanso o por los días de vacaciones.

Bauman se hizo famoso por el desarrollo conceptual de lo que él llamó: “modernidad líquida”, una etapa en la cual lo que era sólido se ha licuado, una etapa en la que “nuestros acuerdos son temporales, pasajeros, válidos solo hasta nuevo aviso”. Bauman escribió también abundantemente sobre la globalización, el consumismo y lo que él denominó “la nueva pobreza”.

Y son de un especial valor sus reflexiones sobre el nuevo comportamiento social, influenciado por las tecnologías que ofrecen otras oportunidades y facilitan las comunicaciones en grupo mediante una permanente interconexión que ha creado un mundo digital en donde las relaciones personales se disuelven. Examinemos algunas de sus frases más famosas, que como veremos, conectan perfectamente con el espíritu de la nueva ley francesa y más bien parecen ideas para la exposición de motivos, de esta interesante disposición. Decía Bauman:

–     “El viejo límite sagrado entre el horario laboral y el tiempo personal ha desaparecido, estamos permanentemente disponibles, siempre en el puesto de trabajo”.

–     “Ha sido una catástrofe arrastrar la clase media a lo precario. El conflicto ya no es entre clases, sino de cada uno con la sociedad”.

–     “Todo es fácil en la vida virtual, pero hemos perdido el arte de las relaciones sociales y la amistad”.

–     “Hemos olvidado el amor, la amistad, los sentimientos, el trabajo bien hecho. Lo que se consume, lo que se compra, son solo sedantes morales que tranquilizan tus escrúpulos éticos”.

–     “Todas las medidas emprendidas en nombre del «rescate de la economía» se convierten, como tocadas por una varita mágica, en medidas que sirven para enriquecer a los ricos y empobrecer a los pobres”.

Pero hay una de sus frases, que me parece especial:
–       “Con nuestro culto a la satisfacción inmediata, muchos de nosotros hemos perdido la capacidad de esperar”.

Hoy Internet, las redes sociales y la increíble interconexión a través de nuestros dispositivos electrónicos ha provocado que todo esté al alcance de un click. Pero estos medios no nos permiten un instante de silencio, una conversación tranquila o la mínima contemplación de nuestro entorno, porque siempre la adicción por la inmediatez nos atrae con fuerza hacia Internet.

La frase de Bauman, a mi entender, devela el principio que encuentra el sociólogo como sustento del actual comportamiento, que desconoce las fronteras entre la vida personal y familiar y la laboral y profesional.

De acuerdo con los informes de estudios realizados por los franceses en la discusión de la ley mencionada, más de uno de cada tres trabajadores activos (el 37%) reconoce su esclavitud del celular o del computador, incluso durante los fines de semana y en vacaciones. Para luchar contra este fenómeno, Francia ha decidido crear el derecho a la desconexión. Y es que como lo dice Bauman, se ha vuelto costumbre tener que estar siempre disponibles, en el puesto de trabajo. Recibimos correos electrónicos y mensajes a horas intempestivas y en muchos casos debemos cargar un sentimiento de culpa por no responder inmediatamente asuntos que pueden esperar a la mañana siguiente.

El fenómeno seguramente se origina, como bien lo expresa Bauman, porque se ha perdido la capacidad de esperar. La paciencia pasó a ser un concepto caduco y olvidado en nuestra actual forma de vida social.

De este fenómeno no se escapan las comunicaciones entre estudiantes y profesores. Por una parte, los estudiantes creen que sus profesores están obligados a atender toda clase de dudas, en forma inmediata, en cualquier horario, a través de correos electrónicos o mensajes de texto. No es extraño, por ejemplo, que en horas previas a un examen de matemáticas el profesor sea bombardeado con mensajes como: “profe, para preguntarle cómo se hace el ejercicio 9”. Y cuando finalmente, minutos antes de las 7 de la mañana, hora programada del examen, el profesor puede revisar su correo, encuentre 15 mensajes similares y un grupo de estudiantes esperándole en la puerta del salón para reclamarle por no haber atendido sus preguntas.

Pero de otra parte también existen los profesores “intensos”, que a la media noche dejan tareas, vía correos electrónicos, con límites horarios perentorios imposibles de cumplir para su envío o entrega, desconociendo que también los estudiantes tienen derecho a descansar.

Se ha perdido entonces, en muchos casos, el derecho y deber de unos y otros de fijar horarios de atención, y de poder usar un tablero en una oficina para plantear las inquietudes, enriquecer el aprendizaje y resolver las dudas en forma directa y presencial.

Desde la Universidad Nacional, patrimonio de todos los colombianos, invito a empleados, directivos, trabajadores, jefes, profesores y estudiantes para que sigamos el ejemplo de Francia y respetemos el derecho de todos a desconectarse unas horas al día y así empecemos a recuperar nuestra devaluada capacidad de esperar.

Fuente: http://www.elespectador.com/opinion/derecho-desconectarse

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Crecimiento económico y educación

Por:Ángel Pérez Martínez

Los investigadores se preguntaron: ¿qué garantiza que dos jóvenes que asisten a diferentes colegios desarrollen las habilidades y las capacidades para incorporarse con éxito a la vida, social, política y económica de un país, y además, aporten a su desarrollo?, la respuesta es que ambos colegios ofrezcan educación de calidad. Los análisis evidenciaron que no es la cantidad de años en educación que reciba una persona la variable que más puede impactar el crecimiento económico, es la calidad de la educación que reciban las personas.

En el más estricto sentido económico la educación ha sido considerada, a través del tiempo, como un factor determinante del crecimiento económico. De acuerdo con Hanushek a través de tres mecanismos: “En primer lugar, la educación puede incrementar el capital humano inherente a la fuerza laboral, lo cual aumenta la productividad del trabajo y la transición hacia el más alto nivel de equilibrio de la producción (argumento de las teorías neoclásicas: Mankiw, Romer y Weil ). Segundo, la educación puede incrementar la capacidad innovadora de la economía; donde los nuevos conocimientos inciden sobre las nuevas tecnologías, los productos y los procesos que promueven crecimiento económico (teorías del crecimiento endógeno, Lucas, Romer, Aghion y Howitt). Tercero, la educación puede facilitar la difusión y la transmisión de los conocimientos necesarios para comprender y procesar nueva información y para implementar con éxito las nuevas tecnologías creadas por otros, lo cual de nuevo promueve el crecimiento económico (Nelson y Phelps Benhabib y Spiegel)”

Sobre el tema macroeconómico, la estabilidad social y política existe evidencia sobre la relación entre educación y crecimiento económico, aún para economistas neoclásicos como Barro quien demostró desde 1996 (Determinants of Economic Growth: A Cross-Country Empirical Study) que a un país con más educación conlleva a mejoras en: la calidad de vida de las personas, el crecimiento económico, la distribución de la riqueza y más democracia.

En el caso de Colombia, el modelo de producción basado en explotación de petróleo, extracción minera y algo de café no ha ayudado a que el país necesite pensar y proyectar una economía moderna y productiva, donde la investigación, la innovación y el uso de tecnologías, es decir del conocimiento prime en los procesos productivos y en la prestación de servicios. En general, en los modelos económicos basados en la extracción la educación de calidad no tiene mayor importancia.

En este sentido, el sistema educativo de Colombia se ha empecinado en garantizar acceso, coberturas y permanencia a los estudiantes en la educación, básica, media y superior sin garantizar coberturas totales (la cobertura en la educación media alcanza el 77% y en educación superior menos del 50%) y menos educación de calidad. Las bajas coberturas en educación y la mala calidad de la educación afecta de manera especial a los territorios y a los estudiantes más pobres.

La participación de los estudiantes de Colombia en diferentes pruebas internacionales (TIMSS, PISA, TERCE, CIVIC) han demostrado que el sistema educativo del país es de mala calidad, aún para los sectores de mejores ingresos que pagan por educación privada, En PISA 2012, en la prueba de matemáticas los mejores estudiantes de Colombia no alcanzaron a los más bajos resultados de los estudiantes de países como: Singapur, Finlandia, Corea y Canadá

Sin embargo, esta situación podría cambiar a mediano plazo con el proceso de paz. El país  y la comunidad internacional avizora como posibilidad de postconflicto dos grandes alternativas de política pública (algunos plantean políticas de Estado) para consolidar un mayor desarrollo sostenible y de largo plazo: el primero cambiar la cultura de la guerra, la diferencia y la confrontación violenta por una cultura de paz, convivencia y resolución de conflictos sin violencia, lo cual implica un empoderamiento de la democracia, la ciudadanía y nuevos valores; el segundo sueño es crecer desde la economía para lo cual se requiere se requiere consolidar un nuevo modelo económico donde la extracción pese menos y la productividad este asociado a un mayor uso de conocimiento, capacidades y habilidades humanas

La buena nueva es que estas dos posibilidades de desarrollo si demandan un sistema educativo de calidad, razón por la cual el país requiere un sistema educativo de calidad para afectar el entorno y para que los jóvenes promuevan a partir de su formación humana en los colegios una nueva cultura para consolidar la paz desde el conocimiento y las prácticas ciudadanas. También, en la medida que la economía se desarrolle y se especialice va a demandar mayores innovaciones y desarrollos tecnológicos, es decir, más y mejor conocimiento en los puestos de trabajo, creación de habilidades y capacidades para realizar trabajos donde el conocimiento será la base de las nuevas ideas productivas, de los avances en la gestión empresarial y de los cambios en el uso y desarrollo de nuevas tecnologías para incrementar la producción. El único problema es que una educación de calidad es costosa, tema para la próxima columna.

Fuente: http://www.dinero.com/opinion/columnistas/articulo/crecimiento-economico-y-educacion-por-angel-perez/221579

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Una apuesta de desarrollo para las regiones y el país

25 de enero de 2017 / Fuente: http://www.eltiempo.com/

Por: Ángela Escallón Emiliani

La inclusión laboral permite que poblaciones vulnerables puedan mejorar su calidad de vida.

Aunque el desempleo general en Colombia actualmente es del 9,8 %, cuando se mira esta cifra dentro de grupos poblaciones vulnerables específicos nos encontramos con un panorama aún más preocupante. Para revisar, solo un par de ejemplos: en la población desplazada el desempleo llega al 35,5 por ciento, para el caso de personas afrodescendientes alcanza el 19 y entre las mujeres, el 11,7.

La empleabilidad de los grupos vulnerables es, sin duda, uno de los temas prioritarios tanto de la agenda política como de las demandas cotidianas de la gente por mejorar su calidad de vida. Un asunto que no solo se trata de generación de ingresos, sino que también busca trabajar por la dignidad, el reconocimiento y la equidad de estas poblaciones.

La inclusión laboral, entendida como la vinculación formal y estable de personas con empleadores del mercado laboral, es una de las formas que permiten que poblaciones vulnerables puedan mejorar su calidad de vida. La exclusión laboral, por el contrario, se materializa en dificultades en la entrada y permanencia en el mercado, lo que imposibilita la generación de ingresos, el ahorro y la construcción de un proyecto de vida para un mejor bienestar.

Ese fue el reto que asumimos desde Fundación Corona, en alianza con el Programa para Afrodescendientes e Indígenas de Usaid, operado por Acdi/Voca, y la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (Andi), a través de su Fundación.

Conscientes de que el proceso histórico que vive el país nos pide una alta eficiencia en lo social, por lo que tenemos que ser capaces de aprender de las experiencias ya existentes para aumentar la escala y calidad de los programas sociales, en la alianza nos dimos a la tarea de recorrer el país analizando experiencias, con el fin de identificar las características que deberían tener las acciones exitosas en pro de la inclusión laboral.

A partir de este análisis construimos el Modelo de Empleo Inclusivo para Población Vulnerable, una apuesta para el desarrollo del país y las regiones que presentamos ante el país en días pasados y que pretende orientar y articular las distintas acciones de inclusión laboral que se generan desde las regiones.

Desde el Modelo identificamos como grupos más vulnerables a las comunidades afrodescendientes, indígenas, víctimas del conflicto, personas en proceso de reintegración, en condición de discapacidad, jóvenes y mujeres; recopilando las barreras, como falta de acceso a los servicios de formación, baja formación de competencias básicas, ausencia de esquemas de orientación socioocupacional integrales, la existencia de procesos de selección excluyentes, que se basan en ideas equivocadas acerca de las capacidades laborales de la población vulnerable.

La aspiración de esta iniciativa es la de que los procesos de diseño de nuevas iniciativas y el fortalecimiento de otras vinculen iniciativas ya existentes que tienen suficiente experiencia y resultados probados con la aplicación de sus metodologías e instrumentos. El Modelo brinda los lineamientos para mejorar las prácticas de inclusión laboral desde una lógica territorial, por lo que tiene en cuenta las características y necesidades de cada región.

El lanzamiento de la primera versión del Modelo es tan solo el primer paso de una agenda común que proponemos, en la que el Modelo actúe como vehículo de articulación e impacto colectivos, y como una herramienta para la acción que logre potenciar iniciativas, alianzas y territorios. En la medida en que esto ocurra, tendremos mejores resultados al corto, pero en especial, al mediano y largo plazo.

De lograr este objetivo, el país avanzará en canalizar las mejores estrategias y metodologías, articular y mejorar la capacidad institucional de los actores relacionados con la formación, intermediación y empleo, y así promover de manera mucho más efectiva y a una mayor escala la construcción de un país con oportunidades de empleo para todos.

Fuente artículo: http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/una-apuesta-de-desarrollo-para-las-regiones-y-el-pais-angela-escallon-emiliani-columnista-el-tiempo/16743692

Imagen: http://www.alternancia.com.mx/wp-content/uploads/2016/05/15-1.png

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Colombia:La estrategia nazi y el No en el plebiscito

Colombia / www.elespectador.com / 25 de Enero de 2017

Una de las tutelas contra el No en el plebiscito del 2 de octubre plantea una tesis inesperada y polémica: compara la estrategia que utilizó el uribismo con los 11 principios de la propaganda nazi de Joseph Goebbels, cuya supuesta similitud demuestra cómo se ejerció violencia psicológica sobre el electorado.

Bien es sabido que el triunfo del No en el plebiscito del 2 de octubre, con el que se buscaba refrendar el acuerdo final de paz firmado con las Farc, generó una serie de acciones jurídicas, incluyendo demandas de tutela,  por parte de muchos ciudadanos que consideraron vulnerado el derecho a vivir en paz. Más aún después de que el entonces gerente de la campaña opositora en el Centro Democrático, Juan Carlos Vélez, admitiera en una entrevista que todo estuvo fundamentado en una serie de mentiras, con lo cual lograron “que la gente saliera a votar verraca”.

Precisamente, una de esas tutelas contra la estrategia del No, aceptada para su estudio por el Tribunal Administrativo de Cundinamarca, plantea una tesis polémica que, según el demandante, abogado Carlos Alberto Maya, desde hace rato ronda la manera de hacer política del uribismo: la utilización de los postulados de Joseph Goebbels, responsable del Ministerio de Educación Popular y Propaganda en la Alemania de Adolfo Hitler. En concreto, lo que le pide al Tribunal es “comparar los 11 principios de la propaganda nazi con las mentiras que transmitieron los promotores del No al plebiscito, para que verifiquen su similitud y comprueben cómo se ejerció violencia psicológica sobre el electorado”.

¿De qué se tratan esos 11 principios? El primero habla de la simplificación y del enemigo único, y consiste en adoptar una única idea y un único símbolo, además de individualizar al adversario en un único enemigo. El segundo es el método de contagio y apunta a reunir diversos adversarios en una sola categoría o individuo. El tercero es el principio de la transposición, cuyo objetivo es cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. “Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan”, es la tesis.

El cuarto principio tiene que ver con la exageración y desfiguración, es decir, convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave. El quinto es el de la vulgarización: “Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar”, decía Goebbels.

El sexto es el de orquestación: “La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentadas una y otra vez desde diferentes perspectivas pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas”. De aquí viene también la famosa frase: “Si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad”. El séptimo principio es el de la  de renovación y plantea que hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que cuando el adversario responda, el público esté ya interesado en otra cosa. “Las respuestas del adversario nunca han de poder contrarrestar el nivel creciente de acusaciones”.

El octavo es el de la verosimilitud y tiene que ver con construir argumentos a partir de fuentes diversas, a través de los llamados globos sondas o de informaciones fragmentarias. El noveno es el de la silenciación, es decir, acallar sobre las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen el adversario, también contraprogramando con la ayuda de medios de comunicación afines. El décimo principio es el de la transfusión y estipula que, por regla general, la propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales. Y por último, está el principio de la unanimidad: llegar a convencer a mucha gente que se piensa “como todo el mundo”, creando impresión de unanimidad.

Según el abogado Maya, quien instauró la tutela, lo que hizo el Centro Democrático fue ejercer “violencia psicológica sobre el electorado, lo cual determina una causal de anulación electoral” frente al resultado del plebiscito. Por eso, le pide al Tribunal que anule la votación del 2 de octubre y le ordene al Congreso legislar de forma inmediata, concreta y taxativa sobre este tema, con el fin de evitar que la conducta de las mentiras “se incruste en los próximos certámenes electorales”.

Una tesis que da para arduo debate, al fin y al cabo, hay quienes creen que la política y la mentira, disfrazada en promesas que nunca se van a cumplir, suelen caminar juntas. El meollo del asunto, según los analistas, es poner un límite. Y es al filósofo francés François Marie Arouet, mejor conocido como Voltaire, a quien se le atribuye el aforismo de que “la política es el arte de mentir a propósito”. Y en su obra “El arte de la mentira política”, el escritor irlandés Jonathan Swift acotó: “La mentira política no se improvisa. Se calcula, se cultiva, se destila y se sopesa. Tiene sus reglas. Es un arte sabio, útil y bello”.

La discusión puede dar para todo tipo de debates. Lo cierto es que en su momento, Juan Carlos Vélez fue calificado por varios movimientos que impulsaron el Sí en el plebiscito como el “Goebbels criollo”, término que también se utilizó en el pasado con respecto al hoy senador del Centro Democrático José Obdulio Gaviria, cuando oficiaba como asesor del gobierno de Álvaro Uribe y fue quien le preparó toda la “artillería” con la que enfrentó la batalla por la reelección en 2006.

Hoy el debate en torno al plebiscito está en un segundo plano y la implementación del acuerdo de paz con las Farc ya avanza en el Legislativo, después de que el Gobierno decidiera hacer algunos replanteamientos a raíz del triunfo del No en las urnas y lo refrendara en ese mismo escenario, pasos que, por cierto, no convencieron a la oposición uribista. Aun así, en la Corte Constitucional, el Consejo de Estado y varios tribunales administrativos muchas demandas siguen vivas y todo indica que tarde que temprano el debate revivirá con igual o mayor intensidad.

Fuente:http://www.elespectador.com/noticias/politica/estrategia-nazi-y-el-no-el-plebiscito-articulo-676393

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La empresa educativa.

Los resultados de las Pruebas Pisa abren interrogantes en el modelo educativo en Colombia.

Por: Yolanda Reyes.

Al final de 2016, cuando estábamos pensando más en vacaciones que en exámenes, se revelaron los resultados de las Pruebas Pisa, esa competencia organizada por la Ocde cada tres años que hace temblar a los ministros e incluso a los presidentes de los países participantes. Es tal su impacto mediático que suele decirse, medio en broma y medio en serio, que el periodo ideal de un ministro de Educación debe ser menor de tres años, de modo que pueda posesionarse después de divulgados los resultados de “una Pisa” y renunciar antes de la divulgación de los siguientes.

Frente a unos resultados bastante predecibles en las muestras de los 73 países participantes y una tendencia al estancamiento que quizás indica que este mundo adolorido requiere de una apuesta educativa diferente, el desempeño de las muestras de los quinceañeros colombianos mostró una mejora numérica en lectura y ciencias que enorgulleció al presidente Santos. “Este es un paso clave en el propósito de convertirnos en el país mejor educado de América Latina en 2025”, declaró con esa seguridad que reduce la educación a sacar mejor nota que el vecino. “La gran mayoría de los países permanecen estancados y solo 20 por ciento mostró mejora. Colombia hace parte de este reducido grupo”, afirmó y completó su argumentación enumerando cifras y programas: 37 millones de textos escolares, 2 millones de computadores y tabletas, 22 millones de libros distribuidos en bibliotecas, 30.000 nuevas aulas del Plan Nacional de Infraestructura, Ser Pilo Paga y un largo etcétera.

  Si bien es innegable la influencia de la educación en el desarrollo económico de las personas y de los países, lo cual la somete a las consideraciones de costo-beneficio que hoy regulan casi todas las actividades humanas, la propuesta educativa de un país no puede ser (no debe ser) un discurso numérico ni una competencia para “ganar”, sino una apuesta cultural, política y humana construida por una sociedad en un momento específico de su historia para imaginar a las nuevas generaciones y entregarles aquello que considera esencial, más allá de un sentido instrumental. En ese sentido, tiene mucho de sueño y conlleva una interpretación –o muchas interpretaciones, a veces contrapuestas– de los marcos éticos, de la historia, de los prejuicios, de los problemas y de los desafíos propios de ese país, en ese tiempo y en ese mundo del que hace parte.
 Si los últimos resultados de Pisa no le importaron a este planeta del ‘brexit’, de Trump y de tantas guerras y crisis humanitarias, quizás es porque nos están revelando la crisis de un modelo educativo centrado en la competencia y en la globalización que vale la pena cuestionar. ¿De qué sirve que los adolescentes obtengan resultados sobresalientes en ciencias, matemáticas y lectura, si no logran calcular el impacto de sus decisiones electorales ni leer el dolor y la particularidad de los otros, ni asumir su responsabilidad en un mundo inequitativo y cruel, como el que se nos revela hoy?

En el caso específico de Colombia, en pleno posconflicto, necesitamos preguntarnos si bastan los puntajes de Pisa o de Ser Pilo o el eslogan de “la más educada” como apuesta de país. ¿Qué significa educar, aquí y ahora? ¿Podemos seguir manteniendo esta dicotomía entre la educación pública y la privada que nos ha segregado en castas? ¿Cuáles son las alternativas para salir de este modelo? ¿Cómo se refleja lo que somos y nuestro sueño de país en la forma como hablamos sobre educación? ¿Cómo pensar una cultura educativa más allá de puntajes, coberturas y adversarios a los que debemos derrotar? Esa es la discusión que requiere este país: la verdadera empresa educativa, en el sentido de acometida humana, para el periodo que comienza.

Fuente: http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/la-empresa-educativa/16793313

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La Universidad Nacional de Colombia quiere volver a alzar la voz

América del Sur/Colombia/24 de enero de 2017/Fuente y autor: internacional.elpais.com/Ana Marcos

El laboratorio político de la izquierda busca recobrar la importancia de antaño tras el acuerdo de paz con las FARC

Marcharon en contra de la dictadura de Gustavo Rojas Pinilla en los años cincuenta. Se envolvieron en la bandera de la Revolución Cubana en los sesenta con el acompañamiento de líderes guerrilleros como el cura y profesor, posterior representante de la guerrilla del ELN, Camilo Torres. Empujaron en el proceso constituyente que cambió la carta magna en 1991. A principios de los 2000, pactaron un nuevo modelo de lucha. Y cuando los colombianos creían que sus estudiantes universitarios se habían callado, recuperaron la voz al día siguiente de que el país le dijera no a los acuerdos de paz firmados con las FARC en el plebiscito del 2 de octubre.

La Universidad Nacional de Colombia, la institución pública de mayor calidad educativa, puja por volver a ser la conciencia crítica del país en un momento trascendental de su historia moderna: el final de medio siglo de guerra con las FARC. “Hemos dejado de ser vistos como esos jóvenes rebeldes, ahora muchos sectores consideran que tenemos una opinión sensata para transformar la sociedad”, opina Alejandra Rojas, estudiante de la maestría en Salud Pública y Secretaria General de la Federación de Estudiantes Universitarios en la Nacional. Lo dice en la plaza del Che, el lugar que todo colombiano identifica con este centro. Ahora comparte nombre con el humorista asesinado Jaime Garzón. Ambos iconos, de distintas luchas, miran de frente a las serigrafías del cura, profesor y guerrillero Camilo Torres. Y otros tantos grafitis que van y vienen en las paredes blancas de la biblioteca y el resto de edificios que conforman este espacio.

Andrés Salazar y Alejandra Rojas, alumnos y representantes estudiantiles de la Universidad Nacional.
Andrés Salazar y Alejandra Rojas, alumnos y representantes estudiantiles de la Universidad Nacional. JUAN CARLOS ZAPATA

Los símbolos que lideraron al movimiento estudiantil desde los sesenta en adelante siguen vigilantes. Es el único papel que juegan en este momento entre un colectivo que para el rector de la Nacional, Ignacio Mantilla, “es muy débil, sin liderazgo real, con poca credibilidad y con agendas políticas externas”. Han pasado seis años desde que en la Mesa Amplia Nacional Estudiantil se propusiera una carta de navegación para el movimiento universitario: una nueva identidad con nuevas maneras de expresión. En aquel momento, miles de alumnos salieron a las calles en contra de una reforma educativa, en lo que para parte de la sociedad se consideró el último gran movimiento estudiantil en Colombia. “Ya no se trataba de hacer la revolución para cambiar la universidad como sucedió en los sesenta”, explica Jairo Rivera, de 27 años, exalumno de la Nacional y miembro de Voces de Paz, el partido que vigilará en el Parlamento que lo pactado con las FARC se cumpla hasta que la insurgencia forme su propia agrupación política. “Sino de transformar a través de la movilización y de la invitación a la ciudadanía a un debate sobre la educación superior”.

Desde entonces, la Nacional ha vivido en una suerte de época de barbecho en el que parecía que el silencio reinaba entre el alumnado. Muchos de los 32.000 estudiantes que tiene este centro educativo han abandonado el activismo. No hay cifras de cuántos conforman estos colectivos, entre otras razones, porque no cuentan con un carné para identificarlos. “Es una minoría, pero sí hay una dinámica activa muy diversa”, plantea Rojas.

El último de resquicio de esperanza al que se aferran ahora los estudiantes es el cambio de percepción que sienten los ciudadanos después de que lideraran las marchas que exigieron a todas las autoridades, con independencia del color político, que volvieran a la mesa a negociar los acuerdo de paz con las FARC. No querían más guerra. “Salimos con consignas creativas y renovadoras que rompieron con ese pasado que ha tintado de homogeneidad a la universidad, se vio mucha diversidad”, explica Rivera. Además de las manifestaciones y los mítines que históricamente han reclamado una solución política al conflicto en Colombia, en esta universidad funcionaba el Centro de Estudios sobre Seguridad y Defensa que “asesoraba al Estado, en concreto, al Ministerio de Defensa con información sobre las guerrillas”, apunta Andrés Salazar, estudiante de Ciencia Política y actual representante estudiantil ante el Consejo Superior de la Universidad Nacional. Este organismo se ha transformado en el Centro de Pensamiento y Seguimiento a los Diálogos de Paz. Una vez que comience la implementación, se encargará, entre otras funciones, de realizar el censo de los excombatientes de las FARC.

De la Nacional también han salido cinco de los seis miembros del partido Voces de Paz. Para estos tres representantes estudiantiles es la mejor expresión del trabajo histórico que su universidad ha hecho por la paz. Para una parte de la sociedad colombiana, son el brazo político de las FARC, guerrilleros. Por eso Jairo Rivera tiene que llevar seguridad y recibe cada día amenazas por redes sociales. Aun así, estos jóvenes confían que con el final de la guerra, su país, en el que “las ideas distintas se persiguen, se atacan y se asesinan”, dice Rojas, deje de condenarlos. “Ahora que la universidad pasa por una de sus peores crisis, que estas personas formen parte de esta plataforma y estén en la transformación del país, amerita que vuelva a recuperar su reconocimiento”, dice Salazar.

Con 22 años, Salazar tiene la tarea de liderar un cambio generacional. “Cuando los canales de participación no existen o no se incentivan desde la institución es difícil motivar a la gente: ‘Si a nosotros no nos toman en cuenta para nada, ¿para qué participar?’, dicen muchos alumnos”, explica. Aunque al mismo tiempo reconoce su responsabilidad frente a la inactividad o la baja movilización. “Se debe a disputas entre las organizaciones por tener ciertos controles, la hegemonía de algunas universidades, los debates políticos que se alejan de las necesidades reales de la comunidad estudiantil”, acompaña Rojas.

El rector Mantilla cuenta que con cada inicio escolar aparecen en la universidad banderas de partidos tradicionales . “Hay muchos políticos, a los que llamo pedófilos, que quieren captar la atención de los jóvenes”, dice, “y los muchachos abandonan los intereses de los estudiantes y se preocupan más por los temas del Congreso. No hay líderes con un discurso propio y autónomo”. Aunque la presencia de formaciones de izquierda como el Polo Democrático es evidente en la Nacional, el nivel de politización que vivió en los sesenta y en los setenta, o el auge del movimiento bolivariano en la institución, es menor.

De aquellos años pervive la identificación con la insurgencia. La excusa perfecta para que en los noventa y en los 2000 comenzara la descapitalización de la institución. “Desfinanciar la universidad es una forma de contribuir a esa imagen”, opina Salazar. La Nacional cuenta con un presupuesto de un billón de pesos (algo más de 340.000 dólares). “De manera directa se transfiere el 50% que es insuficiente para cubrirlo los gastos del funcionamiento, como por ejemplo las nónimas”, explica el rector. “Como dijo el presidente Santos: ‘Los cariños del Gobierno se manifiestan en los presupuestos”.

Parece que la Nacional no ha sentido ese amor presidencial por el momento. Y se ve en el campus de Bogotá. Es el recuerdo de una época en la que esta instutición recibía reconocimientos arquitectónicos por sus edificios. Los espacios verdes y esa sensación de aislamiento en mitad de una megaurbe ahogada en contaminación y ruido, no consiguen evadir la duda de en cuánto tiempo algunas de estas facultades se vendrán abajo.

La falta de financiación también ha contribuido a que la institución haya perdido hasta cierto punto su condición de centro simbólico. “Las discusiones de temas importantes de la vida nacional se ven más en la Universidad de los Andes, la del Externado o la Javeriana”, opina Alejandra Rojas en referencia las tres instituciones privadas donde se forma la élite política colombiana. “Somos el secreto mejor guardado de este país. Se pone el huevo, pero no se cacarea”, reconoce Mantilla, consciente de que no están haciendo la promoción necesaria de la institución.

Fuente: http://internacional.elpais.com/internacional/2017/01/21/colombia/1484954236_456392.html

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