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Expectativas familiares y del entorno inciden en desarrollo del estudiante

Por: Ángel Pérez Martínez

Los niños llegan a los 4 años a las instituciones escolares con diferencias de cuna, de cuidado y de entorno familiar y social, algunas de ellas irrecuperables (desnutrición, abandono, maltrato infantil, entre otras). También, los niños llegan con otras diferencias a la escuela como las expectativas que tengan los padres de familia y aún sus hijos con respecto a la educación y al futuro. Unas familias tendrán la esperanza de lograr que sus hijos sean profesionales, otros no.

Hoy sabemos que expectativas negativas con respecto a la educación pueden influir, también, de manera negativa en los estudiantes en el tránsito por el sistema educativo y en la calidad de la educación. Así mismo, hay evidencia sobre la estrecha interrelación entre las expectativas educativas de los maestros y los estudiantes y los logros académicos de los estudiantes en la escuela. Yuping Zhangen en un documento académico, Educational Expectations, School Experiences, and Academic Achievements, señala que diversos estudios han proporcionado evidencia sobre como las expectativas y la percepción de los maestros sobre sus estudiantes pueden influir positivamente o negativamente en los desempeños de los estudiantes.

De acuerdo con el estudio de la OCDE, Grade Expectations, basado en los resultados de PISA (adolescentes de 15 años que presentan la prueba) se señala que “si bien el desempeño en la escuela es un factor importante que moldea las expectativas educativas de los estudiantes, hay signos preocupantes de que otros factores contextuales interfieren con esta relación. En la mayoría de los países, los niños y los estudiantes con desventajas socioeconómicas tienden a tener expectativas menos ambiciosas. En Corea, cuatro de cada cinco jóvenes, de 15 años, esperan graduarse de la universidad, mientras que en Letonia sólo uno de cada cuatro. Además, los datos de la OCDE muestran que no todos los jóvenes de 15 años con conocimientos avanzados y habilidades aspiran a altos niveles de educación y no todos los jóvenes de 15 años que aspiran a un título universitario poseen los conocimientos y las habilidades necesarias para llevar a cabo esta vía con éxito”.

De otra parte, en anteriores artículos, he insistido en la necesidad que la escuela sea reconocida por la  sociedad como un centro de conocimientos, no una guardería, que cuenta con un grupo de profesionales de la educación que conocen a los estudiantes, padres de familia y el entorno social en el cual convive la institución escolar, por lo tanto, es a estos docentes, orientadores y directivos docentes a los que les corresponde como equipo especializado en educación y pedagogía, reflexionar sobre ¿cómo afectar un entorno adverso al proceso educativo? o de manera positiva ¿cómo lograr que la escuela motive a los padres para que éstos ayuden a construir a sus hijos un proyecto de vida distinto al que brinda el entorno? En el fondo de lo que se trata es que la escuela y los docentes no continúen quejándose sobre cuánto los afecta el entorno, sino más bien, lograr que ellos se pregunten en cuánto la escuela, como un todo (no un profesor heroico), es capaz de afectar un entorno con percepción y circunstancias (pobreza, exclusión) negativas hacia lo educativo, hasta lograr su trasformación para que se convierta en un aliado del proceso educativo.

La escuela conoce que son los padres de familia, más que los maestros y los colegios, quienes pueden motivar a sus hijos, para que ellos cambien expectativas y se esfuercen para cumplir una meta, que puede ser terminar la educación media o la educación superior o realizar un proyecto de vida, a lo mejor desligado de la educación formal, que les permita mejorar condiciones individuales y aporte a la sociedad.

Con un problema, cuando los padres de familia son muy pobres, ellos tienen que tener expectativas reales de alcanzar o conseguir algo o la posibilidad razonada de que algo suceda (definición RAE de expectativa), Por ejemplo: encontrar que existe un camino cierto para obtener un cupo en una universidad pública o la financiación para el sostenimiento de su hijo, si se vive en un sitio lejano a donde está ubicada la institución de educación superior.

Reconozco que aún nos falta, pero ya existen municipios y ciudades que se acercan a coberturas en educación media de más del 90% y en educación superior estamos sobre el 50%. Padres y estudiantes con expectativas ambiciosas, pero realistas, podrían presionar a alcaldes, gobernadores y políticos a ampliar y a mejorar infraestructura para la educación superior, para padres sin expectativas, el tema da igual.

Por mi trabajo tengo la oportunidad de hablar con estudiantes de los grados 11 de colegios oficiales, siempre me impresiona la escasa motivación que tienen algunos cuando van a presentar la prueba SABER 11, no les importa, reconocen, desde ya, que da igual cualquier resultado, ellos no tienen expectativas de ir a la educación superior. La escuela puede ayudar a cambiar esto.

Fuente: http://www.dinero.com/opinion/columnistas/articulo/expectativas-familiares-inciden-en-desarrollo-del-estudiante-angel-perez/239608

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S.O.S por las universidades públicas

Por: Ignacio Mantilla

Pero a diferencia de los otros meses, es en diciembre cuando la falta de recursos de funcionamiento para cerrar el año nos obliga a recurrir a nuestra ilimitada imaginación para converger a la única solución posible: “tapar  un hueco cavando otros”. Diciembre es, definitivamente, la época de la desesperanza de nosotros, los rectores de las universidad estatales, que año a año presenciamos un desfinanciamiento creciente para el funcionamiento de nuestras instituciones.

Por esta época decembrina aparecen los futurólogos que nos presentan un arsenal de vaticinios para el próximo año. No quiero caer en la actitud apocalíptica de algunos de ellos, pero no puedo evitar deducir lógicamente, que de seguir así, la viabilidad de las universidades públicas se verá seriamente comprometida, pues se tendrá que limitar drásticamente su cobertura y sólo podrán realizar un mínimo desarrollo en investigación. Serán reducidas entonces a un romántico recuerdo de la cultura y la ciencia que produjo una casa de saberes abandonada en un país en desarrollo.

Quiero aprovechar el espíritu navideño que invade hoy a los lectores para  explicar algunas de las principales causas que originan la situación actual de las universidades públicas, porque como lo ha expresado recientemente -en este mismo medio- mi colega Mauricio Alviar, rector de la Universidad de Antioquia, nuestra situación financiera actual no puede ser peor.

La ley 30 de 1992 y algunos decretos que la reglamentaron pretendían estimular la formación al más alto nivel de los docentes universitarios en Colombia, así como estimular la investigación y premiar la productividad académica. Y efectivamente lo ha logrado, como lo demuestran las cifras actuales. Para esto, dicha ley determinó el salario de los profesores universitarios acorde con sus títulos y su productividad.

Para el caso particular de la Universidad Nacional, cuando se aprobó la ley 30, la Universidad contaba en su planta con 369 profesores con doctorado (una cifra alta comparada con la de las otras universidades tanto públicas como privadas del país en esa época). Actualmente cerca de 1400 profesores de la Universidad, es decir el 46%, poseen título de doctorado.

El Decreto 1279 de 2002, uno de los reglamentarios de la Ley 30, estableció claramente algunos estímulos para que un profesor pueda mejorar su salario mediante la publicación de libros o artículos en revistas especializadas de reconocida calidad. Así por ejemplo, si un profesor publica un artículo científico en una revista internacional del más alto impacto, se le reconocen en su salario hasta 15 puntos mensuales (hoy un punto equivale a unos $12.000), lo que representaría, por ser parte de la base salarial, un aumento de algo más de 3 millones de pesos al año, durante toda su vida laboral.

Pero los gobiernos de turno, al expedir la ley 30 y sus decretos reglamentarios posteriores no tuvieron en cuenta que en los presupuestos anuales de las universidades públicas estos incrementos también deben reconocerse, tanto para los salarios de enganche de los nuevos profesores, mejor calificados, como para el reconocimiento y estímulo a su productividad académica. Así, es contradictorio que cuanto más calificados y productivos son los profesores y, por lo tanto, mejores indicadores de calidad alcanzan las universidades públicas, más inviable se hace su sostenimiento.

Otra causa del hueco financiero de las universidades públicas es el que se ha cavado desde 2012, cuando el gobierno aumentó los salarios por encima del IPC, al igual que en los años 2013 y 2014, pero las instituciones con recursos propios (que hubiesen podido destinarse a inversión) tuvieron que cubrir un punto de ese aplaudido aumento. En la Universidad Nacional, por ejemplo, en 2012 esto representó $5000 millones; por lo tanto, en cinco años (12, 13, 14, 15 y 16) hemos cubierto ya 25.000 millones con recursos propios. En 2013 y 2014, por la misma causa fueron aproximadamente otros $5000 millones cada año, entonces debemos sumar lo de cuatro años (por el aumento de 2013) más lo de los últimos tres años (por el de 2014); es decir: (4×5000) + (3×5000) = 35.000. El total acumulado es entonces (25.000) + (35.000) = 60.000. Así que tan sólo por esta causa, la Universidad Nacional ha tenido que asumir, con recursos propios, el costo de aproximadamente $60.000 millones de pesos adicionales para su funcionamiento.

Ejemplos como el anterior demuestran que la causa del problema no es de origen interno de las universidades ni puede endilgársele a sus administraciones, sino consecuencia de decisiones externas. Esta ilustración de solo algunas de las razones de nuestra desfinanciación actual debe alertar sobre la inminente inviabilidad de las instituciones de educación superior pública, de no tomarse medidas urgentes para resolver este problema que es estructural, pues efectivamente, como lo informaba el rector de la Universidad de Antioquia, el hueco presupuestal de las universidades públicas hoy es de cerca de $800.000 millones.

La expedición de leyes, decretos, normas y la creación de mecanismos para  fomentar la calidad y la producción académica, no puede seguirse haciendo sin la garantía de la correspondiente financiación por parte del Estado. Muchas de estas decisiones han sido y son aplaudidas por la comunidad universitaria y por la opinión pública, pero comprometen irresponsablemente el futuro de las instituciones y amenazan, paradójicamente, lo que justamente pretenden mejorar, provocando una crisis mayor.

No sería justo, sin embargo, dejar de mencionar que en los últimos años las universidades estatales hemos recibido pleno respaldo del Congreso de la República para la promulgación de las leyes de estampilla, que con el aval del gobierno, han traído recursos nuevos a nuestras universidades, pero para inversión. Gracias a éstos hemos podido solucionar problemas urgentes como los de la dotación y modernización de la infraestructura. Naturalmente  la destinación específica de estos recursos no permite atender ni parcial, ni temporalmente, el desfinanciado funcionamiento.

Desde el Sistema Universitario Estatal hemos formulado algunas soluciones que tienen como base estudios técnicos serios. En esencia, creemos que el presupuesto anual debe incrementarse, en adelante, en 4 puntos por encima del IPC y que por una vez, el presupuesto de funcionamiento debe aumentarse en la base, en un porcentaje que cubra el hueco antes mencionado, que corresponde a un 30% del presupuesto de todo el sistema universitario.

Abrigo la esperanza de que el espíritu navideño logre influenciar la reforma tributaria para atender nuestras angustias financieras. Desde la Universidad Nacional, patrimonio de todos los colombianos, hago un llamado: S.O.S por la educación superior pública de calidad.

¡Felices fiestas 2016-2017!

Fuente: http://www.elespectador.com/opinion/sos-universidades-publicas

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Colombia: Continúan las irregularidades en los contratos de alimentación escolar

Colombia / 23 de diciembre de 2016 / Fuente: http://www.eltiempo.com/

Contraloría detectó que en 24 regiones se perdieron este año 62.488 millones de pesos.

Embargando los sueldos de los funcionarios responsables de firmar contratos irregulares con consorcios que vienen incumpliendo, año tras año, en la alimentación de los niños de escasos recursos, la Contraloría General inició una nueva estrategia para evitar que se sigan perdiendo dineros del Programa de Alimentación Escolar (PAE).

A pesar de que las irregularidades en ese programa –manejado por el Ministerio de Educación y los entes territoriales– se identificaron desde hace más de año y medio, ni el Gobierno ni las autoridades locales han evitado la fuga de esos recursos claves para la alimentación de los menores.

Las auditorías de la Contraloría Delegada para el Sector Social detectaron que este año de ese programa se perdieron 62.488 millones de pesos en 24 departamentos del país.

Esas pérdidas equivalen al 10 por ciento de lo que el Ministerio de Educación invirtió este año en la alimentación escolar, cuyo presupuesto fue de 630.747 millones de pesos.

Solo en La Guajira, región en el que en el 2016 han muerto más de 65 niños por desnutrición, se perdieron en el segundo semestre 16.792 millones de pesos que debían destinarse para el desayuno y el almuerzo de los niños en las escuelas.

La Contraloría asegura que en los últimos meses, más que el incumplimiento en la entrega de los alimentos que se venía presentando a comienzos de este año, la fórmula con la que ahora particulares se están quedando con recursos del PAE es a través de sobrecostos. “Ante los escándalos del PAE, los mismos niños y los maestros han sido veedores para que se les den las raciones que fueron contratadas y de buena calidad. Pero ahora las pérdidas se dan porque se firman contratos por los que se paga más de lo que realmente cuesta la comida que reciben los niños, lo que es difícil de percibir para los usuarios”, dicen fuentes de la Contraloría.

Además, pese a los cuestionamientos, los operarios que manejan el PAE en el país siguen siendo pocos. Así, “existe un entramado de contratación alrededor de la ejecución de los recursos del PAE”, dice la investigación.

En La Guajira y en Cesar, por ejemplo, dos operadores concentran los contratos del PAE. En esta región, en donde se perdieron este año 23.500 millones de la alimentación de los niños, Ivis del Carmen Rosado Rolbes y María Angélica Araújo Noguera siguen quedándose con todos los negocios. En los últimos años han ganado contratos por más de 136.000 millones de pesos.

Y en Arauca desde el 2012 la alimentación escolar ha estado en manos de un solo contratista que se queda con este negocio a través de la selección abreviada. En ese departamento se presenta siempre como único proponente la empresa Ferry Services Ltda. En los últimos cinco años esa firma se ha ganado contratos que suman 48.631 millones de pesos.

Ferry Services también tiene contratos en Casanare a nombre de la empresa, o como integrante de una Unión Temporal.

Fuente noticia: http://www.eltiempo.com/politica/justicia/irregularidades-en-contratos-de-alimentacion-escolar-en-colombia/16778106

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Colombia: Nace una escuela para crear ‘supercerebros’ en el país

Colombia/22 diciembre 2016/Autor:Sergio Rodríguez Forero /Fuente: El Tiempo

Jaime García Serrano, mejor conocido como la ‘calculadora humana’, ha desarrollado empíricamente durante más de 20 años métodos y fórmulas para hacer operaciones matemáticas al instante.

Con seis récords Guinness gracias a su velocidad con las razones trigonométricas, radicaciones, potenciaciones y factoriales, y con varias participaciones en programas de televisión –donde lo han considerado un ‘superhumano’–, este matemático autodidacta nacido en Málaga, Santander, abrió una escuela en Bogotá llamada Súper Cerebros. Allí busca revelar algunos de sus secretos a niños y adultos.

Su más reciente logro, aparte de factoriales y cálculo de calendarios de billones de años, con cifras hasta de 16 dígitos y con las que busca otro Guinness, lo obtuvo la semana pasada en el Congreso de la República, donde fue condecorado con la Orden de la Democracia Simón Bolívar. El reconocimiento le fue otorgado por su “consagrada e ininterrumpida carrera de más de 20 años en aras del estudio, investigación y docencia de la ciencia matemática”.

“La base de mi trabajo es el ábaco, que me enseñaron a manejar desde pequeño, y eso fue lo que me motivó y me desarrolló la mente para poder analizar y buscar algoritmos diferentes a los tradicionales”, dice García, de 60 años, casado y con dos hijos.

Una de las pruebas con las que más ha descrestado fue cuando memorizó 220 dígitos de una sola mirada. O cuando demostró que podía memorizar los primeros 152.000 decimales del número Pi. “Trabajo principalmente con cuatro números y con la representación de colores: el 1, amarillo; el 2, azul; el 3, rojo, y el 6, verde. Entonces, tres puntos amarillos son el 111; pero si junto el rojo, el verde y el amarillo, es un 361”, explica.

Otra de sus técnicas son las multiplicaciones “grandes”. “Por ejemplo, 12 por 15. Saco la mitad de 12 que es 6 y le sumo 12, cuyo resultado es 18. A ese número le agrego un cero y el resultado final es 180”.

Aunque en la niñez fue un gran jugador de fútbol, las matemáticas siempre estuvieron presentes en su vida, hasta el punto de desarrollar sus propias técnicas, que él mismo llama “las técnicas de Jaime García”. Con ellas es capaz de hacer todo tipo de operaciones matemáticas en cuestión de segundos.

“Es importante dominar el lenguaje matemático y saber lo elemental, como sumar, restar y multiplicar”, asegura. Y agrega que está dispuesto a capacitar a los profesores del país para que aprendan sus métodos y los repliquen.

Hace pocas semanas, García abrió Súper Cerebros en un salón del Colegio Campestre San José, en el norte de Bogotá. Allí dicta los talleres con la presencia de dos profesores. Actualmente, sus alumnos llegan a 47 entre niños, profesionales y padres de familia. “Hay espacio para todos, pues las matemáticas son un lenguaje universal”, afirma.

Para García, la utilidad de los cálculos en la vida cotidiana de las personas es indispensable. Explica, por ejemplo, que en el caso de los empresarios, ellos tienen una gran agilidad para hacer operaciones rápidamente. “Y ni hablar de los comerciantes…”.

Creo que los niños se deben interesar más por las matemáticas. También debe haber una reforma en los colegios para que no se siga enseñando esa materia de manera tradicional y aburrida. Los niños deben motivarse, y mi escuela está para eso”. Y añade un punto clave: “Las matemáticas se aprenden con disciplina y mucha concentración”.

A Jaime le preocupa que Colombia esté muy rezagada en la materia, en comparación con otros países. Según los más recientes resultados de las pruebas Pisa 2015, organizadas por la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (Ocde), el país ocupó el puesto 61, por debajo de México, Costa Rica, Chile, Uruguay y Argentina.
Muchos critican su labor e, incluso, dudan de sus capacidades, pues Jaime, entre sus cálculos, no hace el procedimiento tradicional para conocer el resultado de las operaciones aritméticas, sino que tiene estrategias y métodos para calcular.

“Tengo defectos, como cualquier ser humano. Estoy abierto a las críticas o sugerencias. Lo que pretendo es superarme y lograr nuevos objetivos”, dice.

Ana Milena Castro, madre de Luis Ángel García, uno de los estudiantes de la academia, cuenta que la experiencia de su hijo hasta ahora ha sido positiva. “Él quiere ser un científico de la Nasa y desde ya se está preparando. La idea no es que él llegue a ser como su profesor, sino que fortalezca sus capacidades mentales”, sostiene Castro.

Fuente: http://www.eltiempo.com/estilo-de-vida/educacion/escuela-de-supercerebros-en-bogota/16777567

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Colombia: Buenas noticias en educación

América del Sur/Colombia/21 de diciembre de 2016/Fuente: el espectador

Aunque todavía falta mucho trecho, hay otros motivos para tener esperanza sobre el futuro educativo de los colombianos.

Tener en cuenta el nivel socioeconómico de la población impactada, la metodología utilizada en las aulas de clase, el costo de pensión, la estratificación, la ubicación geográfica y el género del plantel, al momento de realizar listas de los mejores colegios, es una excelente idea para alejarnos de las urbes y de los centros educativos privados con excelente calidad, pero altísimos precios. Así podemos atacar la desigualdad del país. / Foto: Cristian Garavito

Los resultados de las pruebas publicados hace un par de semanas, que miden cómo están los estudiantes colombianos y de otros países en varias áreas del conocimiento, fueron justo motivo para que el gobierno de Juan Manuel Santos sacara pecho y reiterara su compromiso con que Colombia sea el país más educado en América Latina en 2025. Aunque todavía falta mucho trecho, y hay consideraciones que pueden plantearse sobre el énfasis que se le ha dado a ese examen, también hay otros motivos —como los llamados “colegios cohete”— para tener esperanza sobre el futuro educativo de los colombianos.

El presidente Santos dijo que “hay un motivo grande de satisfacción: las PISA revelan que Colombia está entre los únicos tres países que mejoraron su desempeño sustancialmente en todas las áreas evaluadas”. Tiene razón. En ciencia, por ejemplo, es el segundo país que más ha mejorado desde 2006, aumentando 28 puntos en su promedio. Por otra parte, subió cuatro posiciones en el ranquin general de lectura, superando a Brasil, México y Perú, y en matemáticas subió una posición.

Seguimos estando, no obstante, por debajo del promedio de los países de la OCDE, y aún estamos lejos de Chile, referente en la región. Pero los analistas han indicado que estos resultados deben leerse dentro de un contexto de mejoría después de varios años de estancamiento, y siempre teniendo en cuenta que los procesos educativos, por su naturaleza, tardan años en poder evaluar su rendimiento.

Entre las preguntas que surgieron después de los resultados estuvo una particular sobre la preparación que el Gobierno motivó especialmente para las pruebas PISA. ¿Estamos corriendo el riesgo de crear colegios diseñados para responder a esas pruebas? ¿Eso puede considerarse como la educación de calidad que necesita Colombia?

Aquí podemos valernos de una medición distinta que nos invita a pensar en cómo vamos a construir un sistema educativo mucho más incluyente. La Fundación Alberto Merani tardó seis años en analizar los datos de 13.000 instituciones educativas del país con una intención: ver cuáles mejoraban más rápido y considerablemente. De esta manera, y enfocándose en los colegios públicos y aquellos privados con una pensión mensual inferior a $130.000, encontraron que el 1 % de los colegios del país, denominados “cohetes”, mejoran rápidamente en su desempeño año tras año. Ahí deberíamos enfocar nuestra mirada para ver cómo lo replicamos.

Tener en cuenta el nivel socioeconómico de la población impactada, la metodología utilizada en las aulas de clase, el costo de pensión, la estratificación, la ubicación geográfica y el género del plantel, al momento de realizar listas de los mejores colegios, es una excelente idea para alejarnos de las urbes y de los centros educativos privados con excelente calidad, pero altísimos precios. Así podemos atacar la desigualdad del país.

Entonces, además de celebrar el desempeño en las PISA, qué útil sería estudiar el ejemplo de la Fundación Pies Descalzos (en Barranquilla), Los Santos Apóstoles (en Cúcuta), el Francisco Luis Hernández Betancur (en Medellín), el Gónzalo Jiménez Navas (en Floridablanca), el Adelaida Correa Estrada (en Sabaneta) y todos los otros cohetes identificados por la Fundación Alberto Merani. A ver si podemos seguir por el buen camino de tener la Colombia más educada y de manera equitativa.

¿Está en desacuerdo con este editorial? Envíe su antieditorial de 500 palabras a yosoyespectador@gmail.com.

Fuente:http://www.elespectador.com/opinion/editorial/buenas-noticias-educacion-articulo-671035

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Colombia: Consejo de Estado llama a pago puntual de cesantías a docentes.

América del Sur/Colombia/20.12.2016/Autor y Fuente: http://www.fecode.edu.co/

La Sección Segunda del Consejo de Estado le hizo un llamado de atención a la ministra de Educación, al director del Fondo de Prestaciones Sociales del Magisterio y al gerente de la Fiduprevisora S.A. para que adopten los correctivos necesarios frente a las irregularidades que se vienen presentando en el reconocimiento y pago de las cesantías de los docentes estatales, especialmente ante demoras injustificadas.

Ante el incumplimiento en el pago oportuno de las cesantías de un maestro de Risaralda, que ascienden a más de 32 millones de pesos, el Consejo de Estado ordenó compulsar copias del expediente a la Procuraduría, la Contraloría, la Fiscalía y para que investiguen, las posibles conductas disciplinarias, de detrimento patrimonial o fiscal y penales, en las que pudieron incurrir los funcionarios del Ministerio de Educación, Fondo Nacional de Prestaciones Sociales del Magisterio, la Fiduprevisora S.A. y la Secretaría de Educación de Pereira.

Con ponencia del Magistrado William Hernández, El Consejo de Estado le hizo un llamado de atención a la ministra de Educación Nacional, al director del FOMAG y al gerente de la Fiduprevisora S.A., como sujetos garantes del pago de las prestaciones sociales de los educadores, para que adopten los correctivos necesarios con el fin de evitar las millonarias sanciones por mora.

Fuente: http://www.fecode.edu.co/index.php/noticias-principales-4

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Pisa 2015 progresamos, pero nos va mal como país

Por: Ángel Pérez Martínez

La Ocde publicó los resultados de Pisa 2015 y, aunque tenemos pequeños avances, los estudiantes de Colombia continua por debajo de la media de los países que se presentaron a la prueba en ciencias, matemáticas y lectura. Nuestros adolescentes de 15 años están muy lejos de quienes, en otros países, obtienen los mejores puntajes.

El mundo conoció esta semana los resultados obtenidos por los estudiantes de 72 países (35 países miembros de la Ocde y 37 países y economías asociados; 10 de América latina, entre ellos Colombia) que participaron en la prueba de Pisa 2015, los cuales fueron publicados por la Ocde. Las pruebas de Pisa se realizan cada 3 años en las áreas de ciencias, matemáticas y lectura. En cada prueba se hace énfasis en una de las áreas que evalúa, en 2015 se seleccionó el área de ciencias. Así mismo, Pisa 2015 incluía una evaluación de la alfabetización financiera de los jóvenes, que era opcional para los países.

A la prueba de Pisa se presenta una muestra representativa de estudiantes de cada uno de los países participantes. Según la Ocde deben ser adolescentes que tienen entre 15 años y 3 meses de edad y máximo 16 años y 2 meses, en el momento de la evaluación. Además, los estudiantes deben estar matriculados en los colegios y haber completado al menos 6 años de educación formal, en jornada única o parcial. La muestra es representativa con respecto a la educación rural y urbana, al tipo de escuelas (públicas o privadas), entre otras. A Pisa 2015 se presentaron cerca de 540.000 estudiantes, quienes representan a unos 29 millones de adolescentes de los países participantes. De Colombia se presentaron a la prueba cerca de 12.000 estudiantes de 380 colegios.

Advierto, la calidad de la educación es un concepto complejo y multidimensional, donde casi nada se puede estandarizar (condición de vida del estudiante y su entorno social y cultural y/o aporte de la escuela), por lo tanto, definir la calidad de la educación a partir de los resultados de las pruebas no puede ser taxativo. Sin embargo, los resultados de las pruebas son muy importantes como ejercicio de comparación, tanto a nivel nacional como internacional.

En este sentido, en Pisa 2015, los estudiantes de Singapur, quienes alcanzaron el primer lugar entre 72 países que se presentaron a la prueba de lectura, lograron 535 puntos sobre un máximo de 700 posibles —esta calificación es el promedio nacional de los resultados de todos los estudiantes de cada país. Por su parte, los estudiantes colombianos ocuparon el puesto 55 entre los países participantes, y 425 puntos en promedio; en esta área fue donde mejor nos fue.

En ciencias los estudiantes de Singapur, también, alcanzaron el primer lugar con 556 puntos; los estudiantes colombianos ocuparon el puesto 60, y obtuvieron 416 puntos. Solo para poner como ejemplo, en el caso de la ciencia, la brecha entre los estudiantes colombianos y los de Singapur es de 146 puntos, para que hagamos cuentas. De acuerdo con Ángel Gurría, Secretario General de la Ocde, cada 40 puntos equivalen más o menos a un año adicional de escuela de los estudiantes.

Según la Ocde, en ciencias, el 49% de los estudiantes colombianos no alcanzan los resultados mínimos básicos para aprovechar el conocimiento cotidiano y los procedimientos elementales para identificar una explicación científica apropiada, así como interpretar los datos e identificar un diseño experimental simple. Tampoco, ellos pueden utilizar el conocimiento científico común para identificar una conclusión válida, a partir de un simple conjunto de datos y menos ser capaces de identificar preguntas que podrían ser investigadas científicamente.

En matemáticas, igualmente, los estudiantes de Singapur alcanzaron el primer lugar con 564 puntos, mientras los estudiantes de Colombia ocuparon el puesto 63, de 72 países, y 390 puntos.

Ahora bien, estos resultados han sido presentados por el Ministerio de Educación Nacional de manera muy positiva. Veamos: ellos sostienen que “en Lectura: El país logró un incremento de 22 puntos, al pasar de 403 en 2012 a 425 puntos en 2015. Con este resultado Colombia subió cuatro posiciones en el ranking general de lectura, superando a países de la región como Brasil, Perú y México; en Ciencias: Colombia aumentó 17 puntos, al pasar de 399 en 2012 a 416 en 2015, El país subió tres puestos en comparación con la prueba anterior, quedando por encima de Perú y Brasil, e igualando a México y; en Matemáticas: El país aumentó 14 puntos, al pasar de 376 en 2012 a 390 puntos en 2015. Con este resultado el país ascendió una posición, superando a Perú y a Brasil”

Para jugar limpio, aclaro que en efecto avanzamos, no hay duda; pero seguimos entre los peores. Los resultados no dejan dudas, en todos los casos los estudiantes de Colombia están por debajo del promedio de los países de la Ocde, lo cual se correlaciona con el gasto educativo y la importancia que la sociedad otorga a la educación. Finalmente, destaco los resultados de Bogotá, cuyos estudiantes pueden decir ya que están entre los más educados de América Latina.

Fuente: http://www.dinero.com/opinion/columnistas/articulo/pisa-2015-progresamos-pero-nos-va-mal-como-pais-por-angel-perez/239809

Imagen: http://www.adnpolitico.com/gobierno/2013/06/03/que-es-como-funciona-y-que-evalua-la-prueba-enlace

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