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¿De qué sufren los doctores en Colombia?

Ausencia de becas, un sistema de educación centralizado, poca oferta de programas y falta de posibilidades de trabajo son algunos de los problemas a los que se deben enfrentar tanto graduados como candidatos a doctores en el país.

Por: El Espectador

La situación de los doctorados en el país no es la más deseada. Factores como el déficit actual de investigadores en Colombia (hay 6,6 por cada millón de habitantes, cuando el promedio en Latinoamérica es de 37,4, según Colciencias), la calidad, escasez de ofertas, la estructura de los sistemas de financiación, el pobre fomento entre la juventud y, principalmente, la falta de inversión del Estado, hacen tambalear el nivel más alto de la educación superior. Esa es la conclusión a la que han llegado los expertos después de preguntarles sobre el tema.

La directora del Observatorio Nacional de Ciencia y Tecnología, Clara Inés Pardo, señala que los doctorados nacieron en Colombia, tardíamente, a finales de los 90, “cuando se empieza a hablar de acreditaciones y de requerimientos internacionales”. Desde entonces, el país invierte en ciencia y tecnología el 0,2 % del PIB nacional, según Eduardo Mora, director de investigación y Desarrollo de la Fundación Universitaria del Área Andina, quien cree que actualmente “no hay una voluntad política adecuada” para mejorar las cosas.

Sin embargo, las universidades han mostrado interés por la investigación, pues de cero, en 1999, han incrementado el número de doctorados a 236 en 2015, según el Ministerio de Educación. Pero Carlos Mario Lopera, director del Observatorio de la Universidad Colombiana, considera que la cifra aún es irrisoria frente a países desarrollados de Europa, Estados Unidos e, incluso, Brasil, y prueba de ello es que la oferta “es excesivamente costosa”, por lo que muchos no pueden acceder a este nivel de educación.

La calidad es un tema que también preocupa. De acuerdo con cifras de Colciencias, solo el 5 % de los programas de doctorado en el territorio nacional cuentan con una acreditación de alta calidad del Ministerio de Educación. Aunque hay una salvedad: la gran mayoría son programas muy jóvenes y para la acreditación se necesitan egresados y trayectoria que todavía no tienen. Habría que esperar una década para evaluar realmente cuáles son buenos y cuáles no.

A esto se suma que la variedad en la oferta de doctorados es precaria. Mora opina que los programas no se dirigen a lo que necesita el país, sino a las tendencias del mercado; una opinión a la que se suma el subdirector de Colciencias, Alejandro Olaya, al argumentar que “en nuestro sistema doctoral las áreas que predominan son las ciencias sociales humanas”, dejando de lado otras indispensables para el país, como las ciencias de la educación, de la salud y la agronomía. Las dos primeras con un 8 % de participación cada una y la última con 6%, según cifras del Mineducación.

El vicerrector académico de la Universidad Nacional, Juan Manuel Tejeiro, agrega que la educación en Colombia es totalmente centralista y eso obedece a la concentración de grandes poblaciones, donde hay una variedad de la oferta. Por ejemplo, en Bogotá, la Nacional tiene casi 40 programas de doctorados, mientras que la Universidad de La Guajira tan solo dos.

Con ese panorama, los aspirantes se ven en la necesidad de buscar apoyos y becas de movilidad, como las financiaciones del sistema nacional de regalías, las facilidades que ofrecen las universidades a proyectos de investigación o las becas de Colciencias. Sobre estas últimas, la entidad señala que ha otorgado 6.818 becas de doctorado entre 1992 y 2015, de las cuales “el 58,81 % se queda en Colombia, mientras el 41,19 % se va al exterior”.

La mayoría de estas becas son, en realidad, créditos condonables, un término que el vicerrector de la Nacional cree necesario revaluar por sus limitaciones. Por ejemplo, “si el candidato a doctor se demora un poco más de lo presupuestado, ese préstamo no lo cubre”. Al ser precisamente un préstamo, los aspirantes tienen un compromiso para devolverle su inversión al Estado, ya sea trabajando o pagando la cuantiosa deuda.

Y muchas veces ocurre que ese retorno, así se tenga un trabajo asegurado, no es satisfactorio. Según la directora del Observatorio Nacional de Ciencia, es común que quienes vuelven a Colombia estén acostumbrados a sistemas de ciencia mucho más potentes y con más recursos. Esto provoca que el doctor “baje la producción, tenga que investigar cosas que no planeaba y busque la manera de regresar al otro país para hacer sus pruebas, pues no tiene un laboratorio con lo que necesita”. La situación se repite si los que se trasladaron a Bogotá tienen que regresar a sus regiones, complementa Tejeiro.

Ahora bien, la vinculación laboral con la industria tampoco es la mejor. “Colombia es uno de los países del mundo en donde la gran mayoría de sus doctorados trabajan en la academia, con salarios poco atractivos, y muy escasos en la industria”, dice Carlos Mario Lopera. Y no miente. Por un lado, Alejandro Olaya, subdirector de Colciencias, manifiesta que casi el 98 % de nuestros doctores están vinculados a universidades y solo el 0,5 % trabajan en el sector productivo. Eso se debe a la falta de interés de las empresas colombianas. Por el otro, Mora asegura que un doctor recién egresado en Colombia gana seis millones de pesos, mientras que en el exterior factura más de diez.

Por supuesto, los expertos no solo hablan de problemas, también de soluciones. Tejeiro, por ejemplo, cree que el Gobierno debe seguir apostando por el reforzamiento de las políticas públicas de los posgrados, en especial, de los doctorados. “En el discurso se quiere aumentar el apoyo, pero en la práctica no. Eso se refleja en que las pocas políticas que hay en instituciones públicas, como Colciencias, cada año cambian. No son consistentes y no hay para todos, solo para unos cuantos”.

En ese sentido, Olaya señala que los estudios concluyen que ponernos al día con la región costará $7 billones en los próximos diez años. Dicha cifra está expuesta en un documento Conpes que contiene la política nacional de ciencia y tecnología que comenzó a ser discutida en el consejo de ministros en marzo, comenta el funcionario, quien agrega que las probabilidades de aprobación completa son bajas por la situación financiera que atraviesa la nación.

Una de las alternativas, propone, sería “buscar créditos de banca multilateral”, que se otorgan a plazos de veinte años, con periodos de gracia de siete años y tasas de interés bajas. En cuanto a temas como la ubicación laboral y el impulso a la investigación académica entre los jóvenes, todos concuerdan en que es necesario entablar un diálogo claro entre el sector público, el sector privado y las instituciones de educación superior para mejorar la inversión y el compromiso. Por ahora, habrá que esperar para conocer la voluntad del Gobierno frente al Conpes.

Tomado de: http://mba.americaeconomia.com/articulos/entrevistas/de-que-sufren-los-doctores-en-colombia

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FECODE: Aclaración de dudas respecto al proceso de la ECDF

Colombia/30 de junio de 2016/ Fuente: FECODE

La Federación Colombiana de Trabajadores de la Educación -FECODE-, ante la manifestación de rumores en las redes sociales y comentarios públicos, respecto a las siguientes afirmaciones:

1. Los docentes que obtuvieron el 60% de calificación pasaron la evaluación;

2. Que sólo pasa el 20%;

3. Que sólo aprobaron el 5%;

4. Que sólo pasaron 12.000 docentes;

5. Que el gobierno no tiene con qué pagar dichos ascensos y reubicaciones;

6. Que no va a haber convocatoria para la segunda cohorte.

La Comisión de Implementación aclara:

1. Que los resultados publicados por el ICFES fueron parciales y generaron incertidumbre en los participantes de la ECDF;

2. Que el principio de favorabilidad está estipulado y explicado en el artículo 11° de la Resolución 15711, el cual debe aplicarse al final del proceso demostrándose que ese principio hoy es incompleto;

3. Ante el anterior hecho, el Comité Ejecutivo de FECODE y la Comisión de Implementación solicitaron a la Ministra de Educación en las recientes conversaciones que la publicación final debe realizarse el 23 de julio;

4. De igual manera, falta la aplicación de varios de los instrumentos a un número de docentes;

5. El proyecto de decreto de la nueva convocatoria a la ECDF está en proceso de concertación para el trámite correspondiente.

Descargar Boletín de Prensa No. 13 en PDF

Fuente:http://www.fecode.edu.co/index.php/noticias-principales-4

Imagen: http://www.fecode.edu.co/images/boletin_prensa_2016/imagenes/IMG-20160629-WA0018.jpg

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Innovación tecnológica, economía y sociedad: una reflexión necesaria para CTS

Por Elsa Beatriz Acevedo Pineda

Resumen «La innovación es social porque impacta a la sociedad, genéricamente hablando, es decir, satisface necesidades de grupos humanos, soluciona con su participación, problemas que inciden en el mejoramiento de su situación, condición y calidad de vida, o al menos crea las condiciones favorables para el logro de estos propósitos.»
José Lázaro Hernández Gil

Con el fin de implementar una visión integral sobre la tecnociencia, me propongo presentar una reflexión social, acerca de las interacciones entre innovación tecnológica, desarrollo económico y sociedad. Para ello parto de un enfoque humanista, basado en los Estudios Sociales de Ciencia, Tecnología, Sociedad e Innovación CTSI. Pretendo demostrar que la innovación, antes que tecnológica, es social y por lo tanto cultural. Además de que la dimensión CTSI, valora más allá de los aspectos productivos, tangibles y cuantificables, los valores intangibles implícitos en el desarrollo tecnocientífico. Se exige, por lo tanto, un cambio de mentalidad basado en la conciencia crítica, sobre el significado socio cultural del desarrollo tecnológico moderno. Este significado incluye acciones, intenciones, creencias y valores, en un momento en que la innovación representa un tema importante de investigación en las ciencias sociales.

Innovación tecnológica, economía y sociedad: una reflexión necesaria para CTS

Para comenzar, es conveniente recordar que vivimos en una época donde el saber y el poder, conforman una estrecha relación de amplias implicaciones, tanto en las geoestrategias mundiales, como en la magnitud del desarrollo científico moderno, acompañado de innovaciones tecnológicas a gran escala. Lo anterior hace imposible trazar líneas divisorias, entre producción científica e innovaciones tecnológicas. En ese sentido, la tecnociencia aparece como causa y efecto multiplicador de nuevos conocimientos, que moldea la sociedad e impacta sus demandas sociales.

El conocimiento implica a su vez una construcción socio cultural, revestida de características particulares, máxime en las circunstancias predominantes a nivel mundial. Estas circunstancias destacan por la ruptura ética y legal en el manejo del poderío tecnocientífico, en medio de una globalización ampliamente recolonizante, así como de la más compleja e inmoral de las conexiones entre dominación, exterminio masivo y desarrollo tecnológico.

Debemos ser conscientes de los riesgos actuales, derivados de una tecnociencia, que se aplica en los escenarios de la guerra antes que en la construcción de paz, equidad y desarrollo humano sostenido. Y se aplica en momentos en que la tendencia bélica militar, involucra extensas zonas geográficas del planeta, amenazadas por muchos años, bajo el poder destructivo de un aparato científico y tecnológico militar, que ha demostrado no tener límites ni fronteras, y menos conciencia y principios humanistas.

Por otra parte, por razones difíciles de explicar en el marco del presente trabajo, en Colombia no existe aún la suficiente claridad, sobre las relaciones entre innovación tecnológica, competitividad, crecimiento, desarrollo, calidad, excelencia, impacto social, cultural y ambiental.

Posiblemente ello obedece a la falta de comprensión acerca de la esencia de la innovación tecnológica, la que además de factores económicos, comprende elementos de alta complejidad socio cultural. Por esta razón, resulta difícil asimilar su dinámica transversal e interactiva, en un medio en el que la formación en Ciencia, Tecnología, Sociedad e Innovación, adolece de graves deficiencias interdisciplinarias, así como de apoyo institucional.

En este orden de ideas, es usual encontrar visiones tecnocráticas, que subestiman la magnitud de la integración entre Ciencia, Tecnología, Sociedad, Valores, Cultura y Humanismo, centrando su discurso en factores meramente cuantitativos, de implícita pobreza conceptual y contextual. Tal vez sea ésta la razón, de la ausencia de una adecuada comprensión de la conexión entre desarrollo tecnocientífico y exigencias sociales, culturales y ambientales.

Esta situación se presenta cuando las innovaciones tecnológicas no se perciben como productos sociales, que vuelven a la comunidad después de todo el ciclo tecnológico, transformadas y ejerciendo un impacto tan generalizado como diferenciado. Por esta razón resulta desacertado considerar a la sociedad, como «usuaria pasiva» de las mismas, porque es imposible obviar su determinante rol, en su gestación y desarrollo, ya que representar el núcleo de todo el avance tecnocientífico, y pone de nuevo al rojo vivo el eterno debate, sobre el modelo de desarrollo que más conviene, así como el de la clase de ciencia y tecnología apropiadas para nuestros países.

Por este motivo, remarcamos la interacción existente entre procesos tecnológicos y contextos socioculturales. En donde la visión de la sociedad frente a los diferentes cambios tecnológicos, no puede verse como si se tratara de un agente pasivo, frente a su impacto y socialización, así como en lo referente a su creación, difusión y aplicación. Especialmente en la época actual, ante la dimensión de la carrera tecnológica mundial, exige una participación pública, comprometida con respecto al impacto que la misma genera en realidades sociales, tan controvertidas como las de América Latina.

La participación pública relacionada con el rumbo del desarrollo tecnocientífico, es cada vez más relevante, en un momento en que la figura constitucional del referendo, se populariza en nuestros países, como mecanismo de voluntad democrática. No está lejos entonces, el día en que debamos acudir al referendo, para conocer y valorar la opinión de la comunidad, en aspectos tan sensibles como las fumigaciones con glifosato o la compra de más tecnología bélica, en países con tan altos índices de miseria cuyas necesidades básicas aún están lejos de ser satisfechas. Ciencia y tecnología son bienes sociales, y es la misma sociedad la llamada a tener una participación cada vez más activa y comprometida con su desarrollo e impacto generalizado.

Pero una sociedad desinformada y con bajo nivel de formación científica, no está capacitada para realizar un ejercicio democrático en tal sentido. Es necesario entonces fortalecer la educación en CTSI y con ella la alfabetización científica y tecnológica, que tanta falta hace en sociedades caracterizadas por altos índices de marginalidad, indiferencia y falta de compromiso frente a la misma. En otras palabras, el estímulo a la divulgación científica, a través de una dinámica formadora-informadora es de carácter urgente, porque la participación pública, implica que la comunidad juzgue y valore, para lo cual debe estar tan informada como formada.

Ahora bien, que la participación pública sea política o no, es tema de otro debate, pero debe quedar claro que al final de todo el camino, lo que se espera es precisamente una decisión política, sobre el modelo de desarrollo de la ciencia y la tecnología. Curiosamente vemos a futbolistas, actrices, humoristas y reinas de belleza, que participan activamente en los diferentes órganos de poder público, mientras que la representación científica brilla por su ausencia, y son los mismos consultores de excelencia en diferentes temas de interés nacional; como por ejemplo el caso de la construcción de la red vial en Bogotá, del transporte público en la capital del país. Conflicto de amplio matiz político, sobre el tipo de tecnología que se debe aplicar, consideran en primer orden sus altos costos sociales, tema que parece a preocupar muy pocos.

Los conceptos argumentales implícitos en la alfabetización tecnocientífica, cobran marcada dimensión de contexto, especialmente en circunstancias tan críticas como las de Colombia, en donde la lectura del desarrollo científico y tecnológico está muy diferenciada de otras realidades continentales.

Por su parte, en las interacciones entre innovación tecnológica, economía y sociedad, es necesario establecer prioridades, que no pueden ser otras diferentes a las de ubicar a la sociedad en calidad de gestora y receptora del avance científico y tecnológico contemporáneo. En este orden de ideas, en América Latina necesitamos un desarrollo tecnocientífico que en la medida en que fomente el crecimiento, fortalezca la equidad social.

Es importante además, no caer en extremos, al punto de divinizar el papel de las decisiones tecnocráticas, tan de moda en nuestro tiempo, cuyos efectos ya dejan mucho que desear a nivel mundial. Por lo tanto elegir una vía auténtica en materia de decisiones tecnocientíficas para nuestra sociedad, resulta hoy tarea prioritaria que compromete a todos, resaltando la participación de la comunidad en las mismas.

En América Latina, el tema del desarrollo tecnológico endógeno, adquiere amplio matiz ideológico, ello se debe a la profunda crisis estructural, derivada de un modelo fallido de desarrollo, que obliga necesariamente a buscar en la tecnociencia, un valioso apoyo en la consecución de la paz social, como ingrediente fundamental para la construcción de un modelo de desarrollo humanista.

La aceptación social, de las innovaciones tecnológicas, se encuentra a la vez vinculada a sus beneficios, así como a la posibilidad de garantizar un mejora sostenida de la calidad de vida.

Así, el impacto social de las innovaciones tecnológicas, medido sólo en términos de mercado, no deja de ser un tremendo desacierto, especialmente cuando hablamos de nuestra realidad nacional, claro resultado del constante deterioro en los términos de intercambio, que acompaña y «legitima» nuestra participación en la economía mundial.

En tales circunstancias, la dinámica del mercado tecnológico latinoamericano, debe ser necesariamente analizada dentro de sus marcos socio culturales, acompañada de una visión endógena, muy original y con elevado índice de participación pública, garantía de la democracia en sus decisiones.

Porque una innovación tecnológica amarrada a las políticas de mercado, tal y como se concibe en el mundo industrializado, no se puede aplicar «receta en mano» en países como Colombia, donde el peso de la guerra y del subdesarrollo es tan agobiante, como lo son nuestras limitaciones para superar pacíficamente las mismas. Por esta razón debemos dinamizar la enorme capacidad científica y tecnológica nacional pero con un verdadero enfoque humanista.

Tampoco podemos olvidar que las innovaciones van de la mano del desarrollo del conocimiento socialmente apropiado, aspecto en el cual nuestro país tiene una enorme deuda por saldar. No obstante si priorizamos las urgencias sociales, debemos empezar por fomentar nuevos y contextualizados Sistemas Sociales de Innovación, a nivel de cada región, encaminados a fortalecer el Sistema Nacional de Innovación.

De la misma manera, el sector empresarial necesita una profunda endogenización de sus estrategias, en donde las exigencias en materia de innovaciones tecnológicas, a través de las Empresas de Clase Mundial, se basen en modernas prácticas de innovación y gerencia socio ambiental. Para lograrlo es importante trabajar en un intenso proceso de alfabetización en ciencia y tecnología de este sector, teniendo en cuenta que el mismo debe liderar importantes procesos de inserción internacional, para lo cual se debe establecer una alianza estratégica con las comunidades científicas.

De lo anterior se desprende la necesidad de diseñar una estrategia orientada a crear «empresas que aprenden». Estas empresas deben concebirse como agentes vinculados a las demandas sociales, culturales y ambientales de cada región.

En circunstancias tan especiales como las de nuestro país es importante construir un nuevo ideario cultural endógeno, basado en el estilo de competencias que mire de adentro hacia fuera, y reconozca nuestro enorme potencial que tenemos aún sin explorar. Hay que impedir que la sombra de la guerra, nos impacte hasta el punto de olvidar o lo que es peor, de perder la esperanza de construir alternativas sociales viables de desarrollo. Por tal razón, cobra vigencia la propuesta humanista, científica, tecnológica, social, cultural y ambiental de desarrollo.

La capacidad de relacionar las innovaciones tecnológicas, la economía y la sociedad colombiana, depende en gran medida de nuestra capacidad de hacer aportes realmente significativos a la solución de nuestra problemática específica. Ante todo se trata de un conocimiento enfocado hacia la construcción de una nueva sociedad en donde la ciencia y la tecnología sean factores de paz y desarrollo sostenido. Éste es un interesante mecanismo para medir nuestra capacidad endógena de producir, aplicar y exportar conocimiento socialmente conveniente.

Frente a las actuales circunstancias, no podemos esperar a que se consolide un proceso de paz en el país, para luego construir ventajas basadas en el conocimiento, es urgente por lo tanto «desarrollarnos dentro del subdesarrollo», no podemos permitir que la guerra nos llegue a opacar las posibilidades de salir adelante. A los colombianos nos toca seguir luchando, asumiendo nuevos retos y riesgos, basados en nuestra capacidad de construir un modelo diferente, aún en condiciones tan adversas como las actuales. En este sentido las innovaciones tienen un profundo compromiso con el cambio social.

En consecuencia, la interacción innovación, economía y sociedad, va mucho más allá del simple enunciado de una alianza estratégica, que hasta ahora no ha sido ni lo uno ni lo otro. De ahí la importancia de construir un nuevo discurso tecnocientífico de alto agregado social, capaz de garantizar escenarios sostenibles hacia el futuro para Colombia. Un discurso que impregne la política científica del país y se transforme en prácticas regionales de la misma.

En este sentido la educación basada en agregados de Ciencia, Tecnología, Sociedad e Innovación CTSI, adquiere hoy una dimensión especial. La misma enfatiza en la formación humana integral de docentes, investigadores, rectores de colegios y universidades, empresarios, divulgadores científicos, semilleros de investigadores así como en el personal vinculado a las diferentes instituciones y organizaciones científicas, en cuyos altos niveles, se toman decisiones y se trazan las estrategias prospectivas del desarrollo científico y tecnológico del futuro.

De ahí la importancia de «hacer ciencia y tecnología»con conciencia social, dirigida a un contexto convulsionado variable y vulnerable, con poca capacidad de insertarse en las estrategias de desarrollo mundial. En tal sentido la política científica y el desarrollo de las innovaciones tecnológicas, deben consultar y respetar la diversidad regional, permitiendo y fomentando los aportes de las mismas, en la construcción de un proyecto endógeno de desarrollo, que bien puede servir de ejemplo para otros países con una problemática similar.

Por esta razón, considerar que las investigaciones en Colombia tengan sólo un significado económico, es irracional frente a la dimensión cualitativa del problema, representado en la infinita pobreza de miles de colombianos que sobreviven en los límites de la miseria, presionando de manera creciente la caldera social en que vivimos. Frente a tan graves circunstancias, el conocimiento con alto significado social debe entrar cuanto antes a llenar los espacios que hoy ocupa la guerra. Esto significa que es imposible diseñar un plan de desarrollo sin el concurso de las comunidades científicas regionales.

Por lo tanto la ausencia de una imagen clara de contexto, tanto regional, como nacional y desde luego internacional, representa un grave error para Colombia. En la misma medida, la sublimación de paradigmas ajenos, retomados como única alternativa, representa un error que no nos podemos permitir, ante la magnitud de las decisiones que hay que tomar, con el concurso de una amplia y democrática participación pública.

Porque el espejismo que acompaña los modelos de desarrollo virtual, no sirve para nuestros países, por eso insistimos en la valoración nuestra propia realidad con el fin de proceder estratégicamente, teniendo siempre presente la factibilidad de potenciar las investigaciones científicas y las innovaciones tecnológicas en medio de la crisis económica y social propia de América Latina.

Frente a las circunstancias descritas, necesitamos diagramar una estrategia de desarrollo con equidad social, basada en una serie de presupuestos entre los cuales la ciencia y las innovaciones tecnológicas ocupan lugar importante en la construcción y más que ello en la consolidación de escenarios de paz hacia el futuro. Ciencia y política deben ir de la mano y esto exige una lectura bien diferente de la cotidianidad y de las políticas de ciencia y tecnología hacia el futuro.

Se trata de un aprendizaje social intensivo, que conduce a plantear alternativas viables y a corto plazo para nuestra crisis, porque la salida del subdesarrollo y la guerra nos compromete a todos, teniendo en cuenta que la deuda social de nuestro país ya no da espera.

Finalmente desde los Estudios Sociales de Ciencia, Tecnología e Innovación, consideramos de especial importancia:

  • Plantear que la innovación en primer orden es de carácter sociocultural, que requiere un cambio de mentalidad. Para lo cual proponemos agregar a la competitividad económica, la capacidad de desarrollar competitividad social, en momentos donde las injusticias sociales se convierten en el mayor obstáculo tanto para el crecimiento como para el desarrollo de nuestra sociedad.
  • Por lo anterior, antepongamos las lecturas dominadas a las dominantes sobre nuestra realidad. La llamada es a volver a la visión endógena, tanto en los procesos de teorización como de práctica social, con respecto a la ciencia y la tecnología
  • De la misma manera, una estrategia económica debe consultar las realidades internas antes que las imposiciones externas, así como una verdadera cultura de la innovación, debe priorizar las urgencias sociales del país.
  • Por su parte, el poder competitivo de las naciones no puede limitarse única y exclusivamente a los mecanismos cuantificables. Este poder debe incluir, en primer orden, su capacidad endógena de implementar un verdadero compromiso social de la ciencia, capaz de convertir las alternativas tecnológicas en alternativas sociales, culturales y ambientales sostenidas. Estrategia urgente, en un momento en que los contenidos implícitos en la utilidad social del conocimiento, son llamados a contrarrestar los efectos perversos derivados del desarrollo de la ciencia y la tecnología.
  • En Colombia, la capacidad de inserción internacional, debe ser directamente proporcional a nuestra capacidad de reconciliación interna, de lo contrario seguiremos «caminando firmemente sin rumbo fijo».
  • La paz social implica un proceso de democratización de la ciencia, en él deben participar sus comunidades científicas al lado de los demás actores nacionales. En tal sentido, ciencia y política van de la mano. Nuestro país exige hoy más que nunca un desarrollo científico y tecnológico comprometido con el desarrollo social y la consolidación de un verdadero proceso de paz.
  • Lo anterior exige construir un modelo social de organización tecnocientífica, basado en un estilo endógeno y democrático de creación, innovación, expansión, diversificación, formación, información, divulgación y socialización del conocimiento.
  • Es importante además, construir imágenes acertadas sobre la tecnociencia siempre en correspondencia con el contexto en el que vivimos. La importancia de su desarrollo y su nivel de impacto deben ir de la mano con importantes reformas sociales. De ahí la importancia del periodismo científico, como mecanismo hacia una forma de pedagogía, participación, educación y apropiación social de la ciencia.
  • Un tema clave: la formación en Ciencia, Tecnología, Sociedad e Innovación CTSI, es para TODOS; políticos, empresarios, investigadores, docentes, periodistas, estudiantes, personal de instituciones científicas y tecnológicas, directivos y rectores de colegios universidades, semilleros de investigadores y público en general. Porque la visión CTSI es novedosa entre muchas cosas porque vence la visión lineal y estrecha, (producción, distribución y consumo = bienestar social) enriqueciendo el pensamiento científico mundial con nuevas reflexiones debidamente contextualizadas y profundamente valorativas sobre el impacto de los desarrollos científicos y las innovaciones tecnológicas en nuestra sociedad.
  • Finalmente frente a las actuales circunstancias del país, y ante la incapacidad de un modelo de desarrollo de resolver la magnitud del conflicto nacional, todos debemos ser innovadores frente tal adversidad. Colombia debe ser una sociedad innovadora, original y soberana en los lineamientos de sus estrategias de desarrollo hacia el futuro.
  • En consecuencia la innovación como proceso sostenido de creatividad, puede y debe ser aplicada en todos los espacios de la sociedad.

Elsa Beatriz Acevedo Pineda
Investigadora
Ciencia, Tecnología, Sociedad e
Innovación CTSI
Colombia
elsabeatriza@yahoo.com

Lecturas recomendadas

Cuadernos de Iberoamérica (2001). «Ciencia, Tecnología y Sociedad: una aproximación conceptual«. OEI, pp. 79-109.

Campanario, M. de A. (2002) «Tecnología, Innovación y Sociedad«. En www.campus-oei.org/salactsi

Chaparro, F. (1998) Conocimiento, innovación y construcción de sociedad. Una agenda para el siglo XXI. Bogotá 1998. TM editores

«Declaración de Santo Domingo» (1999).

«Materiales para la educación CTS» (2001) Grupo Argo. Asturias 2001

Sanmartín, J. (1990), «Tecnología y futuro humano», Barcelona, 1990 Anthropos.

Sanmartín, J. (1992) «Estudios sobre sociedad y tecnología», Barcelona1992 Anthropos.

Fuente: http://www.oei.es/salactsi/elsa7.htm

Imagen tomada de: http://www.abc.es/Media/201201/26/jabon_magnetico–644×362.JPG

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Con las balas que se hizo la guerra, se firmará la paz en Colombia.

En el marco de la firma del acuerdo que pone fin al conflicto armado en Colombia, el Presidente entregó al líder de las Farc el símbolo de la trasformación de un país en guerra a un país en paz: El Balígrafo.

El Balígrafo escribió en La Habana (Cuba) las primeras letras de nuestra nueva historia, la de una Colombia en paz.

La educación es y será el mejor legado que se le entregará a las nuevas generaciones, pues es desde las aulas que se escribirán los nuevos capítulos de la historia de Colombia.

América del Sur/Colombia/Autor y Fuente: http://www.mineducacion.gov.co/

‘Las balas escribieron nuestro pasado, la educación escribirá nuestro futuro’, con este mensaje, el Presidente de la República, Juan Manuel Santos, entregó hoy al jefe negociador de las Farc un Balígrafo como símbolo de la terminación del conflicto armado que ha vivido nuestro país durante los últimos 60 años, y que da paso a la nueva esperanza de tener una Colombia en paz.

Este Balígrafo, representa el proceso de transformación que vivirá Colombia en el marco de la firma de los acuerdos que nos lleven a celebrar en una Colombia que no tenga que ver más víctimas y le entregue a las nuevas generaciones las llaves de una nación en paz, con equidad y mejor educada. Igualmente, es muestra de cómo un elemento que es capaz de causar tanto daño, ahora sea símbolo de esperanza e ilusión que escriba líneas inspiradas en la tan anhelada paz.

Un casquillo de bala, calibre .50 al que le fue extraída la pólvora, y que fue creado entre el Ministerio de Educación, liderado por Gina Parody, y la agencia McCann Worldgroup, es la apuesta por un proyecto que permitirá cambiarle el rostro a la guerra y darle identidad a la Paz que está por llegar.

De acuerdo con la Ministra Gina Parody, este gobierno está convencido que la educación será el legado más valioso que podrá dejar a las nuevas generaciones, porque será desde las aulas de clase donde comience a reescribirse la historia de Colombia.

Para la Ministra de Educación «este es el símbolo del cambio, de la transición que Colombia vivirá en pocos meses, de un país donde las balas serán el pasado y la educación se convertirá en el presente y el futuro».

Hoy Colombia dio un gran e importante paso que definirá el resto de su historia, y es con el compromiso de todos y una educación con calidad que los niños y jóvenes, que el día de mañana liderarán el país, que tendrán una paz verdadera y con equidad.

Fuente: http://www.mineducacion.gov.co/1759/w3-article-357415.html

Imagen: http://www.mineducacion.gov.co/1759/articles-357415_galeria_02.jpg

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Colombia: “La medicación no puede ser nunca la primera línea de acción en el TDAH”

Colombia/28 de junio de 2016/Fuente: el diario

El enfoque terapéutico del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) ha evolucionado desde el modelo médico al tratamiento multimodal, en el que el aspecto socioemocional del afectado es fundamental. La Fundación CADAH llama la atención sobre un trastorno que es real, muchas veces invisible, y que afecta al futuro de la persona y de la sociedad.

Una conferencia del psiquiatra Luis Rojas Marcos marcó hace días el acto central del décimo aniversario de la Fundación Cantabria Ayuda al Déficit de Atención e Hiperactividad (CADAH). Ante 750 personas reunidas en Santander, el doctor recalcó que el TDAH es real y reclamó «apoyo incondicional» para quienes lo padecen.

La entidad cántabra cuenta entre sus profesionales con Sara Ortega Tapia, especialista en neuropsicología, quien coincide con Rojas Marcos en la necesidad de seguir divulgando y formando sobre un trastorno «relativamente reciente» y que sigue cuestionándose.

El TDAH o Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad es un trastorno del neurodesarrollo de carácter crónico, que afecta a entre un 5 y un 10% de la población infantil, llegando incluso a la edad adulta al 60% de los casos. Tiene tres perfiles: el hiperactivo, el inatento y el combinado de los anteriores, que son la mayoría.

En el trastorno por hiperactividad, los síntomas son muy evidentes: no paran quietos, no cumplen las normas, son impulsivos, no terminan las tareas. Mientras que los niños inatentos, por el contrario, «son lentos, adormilados, y esto se traduce en su funcionamiento cerebral, no tienen fluidez verbal. Miran, pero no ven; oyen, pero no escuchan. Procesan de forma incompleta y con lagunas», explica Ortega Tapia.

¿Qué ocurre con un niño inatento? Que a nivel de comportamiento, no da problemas, es introvertido y se le puede confundir con un niño torpe y con poca capacidad. Es el que Ortega llama «alumno invisible»,  que acaba teniendo bajo rendimiento escolar y un desfase curricular «enorme» con respecto a sus compañeros. No llegas a identificar que su problema es un TDAH.

«Es el mismo trastorno, pero en uno está más acusada la parte cognitiva, el déficit de atención, y en el otro hay un problema en la regulación de los impulsos. Son completamente diferentes, el perfil y sintomatología, y, por supuesto, el tratamiento», señala.

Traducción a cifras

La Fundación CADAH atiende entre 70 y 75 niños en sus aulas de Santander. El grueso, alrededor de un 65 por ciento, son perfiles combinados, mientras que el resto se reparte a partes iguales entre perfiles atencionales y perfiles hiperactivos-impulsivos.

Según las estadísticas, habría un caso por aula, por lo que «no salen las cuentas, hay muy pocos diagnosticados». A juicio de Ortega, lo que se producen son errores: no se detecta (infradiagnóstico), se diagnostica sin que lo sea (sobrediagnóstico) y, por supuesto, el mal diagnóstico.

Reitera que «si solo me fijo en la punta del iceberg, un niño nervioso, difícil, que no hace caso, que no quiere estudiar, podría encajar como TDAH, pero quizás no lo sea. Porque hay otros factores, como la educación parental o la influencia del entorno que puede interferir en el comportamiento. Por el contrario, otros con el trastorno, pasan desapercibidos en la categoría de niños torpes o malos».

Esta especialista, acreditada como Psicóloga General Sanitaria, habla por experiencia, por su trabajo en la Fundación, en dónde reciben a todas las familias, vayan o no con un diagnóstico. «El problema es que no es un modelo perfecto. Si hubiera una analítica de sangre, la criba sería perfecta, pero no es así», concluye. Por eso anima a los padres con dudas a que se acerquen a la sede de esta organización benéfico-asistencial.

El diagnóstico y las dianas de intervención

Ortega Tapia explica que «el diagnóstico es muy complicado, porque requiere de especialistas y, sobre todo, de una observación exhaustiva y en diferentes ambientes naturales para el niño», pero reconoce que el sistema de la Seguridad Social no tiene ese tiempo. Lo que se hace para diagnosticar es recoger información del colegio y la familia y observar en una o dos sesiones y esto «no es suficiente», indica.

«Hay que ir mucho más allá», señala Ortega, quien insiste en que «lo que vemos es la punta del iceberg, pero debajo están las verdaderas dianas para la intervención: problemas de autoestima, problemas académicos o dificultades en la interacción social».

La medicación como única intervención

La especialista define el tratamiento como una mesa con cuatro patas, en las que estas son el trabajo con la escuela, con el afectado, con la familia y la medicación. Pero recalca que antes de pautar un medicamento, hay que probar otras vías no farmacológicas, como las modificaciones ambientales en el hogar, la intervención psicopedagógica con el afectado y adaptaciones curriculares. Solo cuando no se llega con esto es cuando necesitamos apoyo de fármacos.

«Pero nunca, nunca, la farmacoterapia sola va a ser una medida efectiva, porque reduce los síntomas durante unas horas, pero es una ilusión momentánea, porque vuelve, y hay un momento en el que no consigue abarcar lo que está bajo el iceberg que, en la adolescencia, estalla».

Al respecto, puntualiza que «la medicación no enseña a las familias cómo corregir y cómo reeducar a alguien con TDAH. No enseña una manera eficaz de castigar, incentivar, recompensar. Mientras que al afectado, la medicación no le enseña comprensión oral cuando tiene delante un examen que no entiende, ni habilidades sociales». «Sí evita que seas impulsivo, pero no te enseña la manera correcta de hacer amigos, ni de conservarlos», recalca.

Sin embargo, sí cree que ha avanzado la idea de que el tratamiento efectivo es el multimodal, no solo para controlar la sintomatología en el momento presente, sino para prevenir problemas futuros.

En la Fundación, Ortega Tapia es la responsable del área clínica y aconsejan e informan a los padres, porque la mayoría de los diagnósticos van acompañados de unas pautas de medicación. «¿Qué hay muchos niños a los que se les podría retirar la medicación y con intervenciones no farmacológicas podrían funcionar? Sí, rotundo. ¿Que no se puede porque hacen falta recursos económicos, tiempo e implicación personal? Sí, también», destaca Ortega, quien se refiere luego al sistema educativo, para decir que «no es para nada facilitador».

Formas de aprendizaje arcaicas

«Incluso con pizarras digitales, es un sistema pasivo en el que el profesor vuelca, lee información», se lamenta Ortega. «En diez años nos hemos vuelto tecnológicos y los canales de comunicación son visuales», explica Ortega. «La educación, para que se interiorice y sea significativa, tiene que tener un significado para el niño, tiene que ser atractiva, ligada a experiencias y emociones positivas, a lo tangible».

«Tenemos niños que están en 6º de Primaria que no entienden que dividir es repartir, no lo entienden. Y todo esto, pensemos en un alumno con TDAH, con más dificultades aún de comprensión y de razonamiento lógico. No entienden que multiplicar es sumar muchas veces lo mismo. Si no entiendo eso, que más me da la operativa, que más me da que sepa la tabla de multiplicar, si no lo entiende».  «Así que, hasta que no entendamos que eso, para todos los alumnos es malo, pero para los niños y niñas con TDAH es malísimo, no vamos a mejorar el fracaso escolar en general», apostilla.

La neuropsicóloga de la Fundación CADAH propone cambios que no implican más recursos. Cambiaría la metodología de aprendizaje, con métodos más atractivos y que motiven al alumnado: por grupos, trabajo por proyecto, uso de materiales, presentaciones. Es decir, potenciar una enseñanza visual frente a una centrada en la escucha. Especialmente se refiere a un niño con hiperactividad, al que le cuesta mucho inhibir todos los estímulos cuando el canal es la vía auditiva. Dice que cuando utilizas con ellos canales visuales, su eficacia atencional aumenta exponencialmente, porque les llama la atención.

«Los niños han cambiado –agrega- no son como nosotros. Tienen una oferta de elección más amplia y están acostumbrados a lo instantáneo, a estímulos rápidos y simultáneos. Escuchan a una profesora, me interesa, conecto; no me interesa, desconecto».  Así que afirma tajante: «O la educación la hacemos atractiva y cambiamos esas formas arcaicas en las que el profesorado habla durante una hora; o integramos a los niños en el proceso de aprendizaje, o será cada vez peor».

Fundación CADAH

La Fundación CADAH nació hace diez años por el desconocimiento social del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), la necesidad de su difusión y para que los afectados pudieran obtener la ayuda y atención necesaria para la superación de su trastorno y así evitar la exposición a los riesgos que acompañan al mismo (problemas de conducta, baja autoestima, rechazo social, ansiedad).

En estos años se ha convertido en un referente nacional e internacional gracias a su posicionamiento en internet. En Cantabria, es la única entidad que tiene un trabajo sistemático que incluye al centro, la familia, lo sanitario y la intervención directa con los niños. Lo que ocurre es que es un proceso que necesita tiempo y recursos, por eso, en CADAH, son expertos en «estirar los recursos» y cuentan también con una gran parte de voluntariado vocacional en su trabajo, apunta Ortega.

Ofrecen charlas gratuitas y acuden a los colegios y a las Asociaciones de Madres y Padres (AMPAS) que se lo piden. Lo hacen porque entienden que la sociedad tiene que avanzar en este sentido, formarse y sensibilizarse en un tema que es bueno para la familia y para prevenir el fracaso escolar, con el impacto económico positivo que eso supone.

En esta línea, con un guiño al programa ‘El Veranuco’ del Ayuntamiento de Santander, la Fundación CADAH organiza en este periodo el Descansuco. En etapas de tres semanas, harán actividades de entrenamiento cognitivo, habilidades sociales y psicomotricidad, encaminadas a dotar a los niños de estrategias y habilidades de cara al reto del nuevo curso escolar.

El primer programa empieza esta semana, desde el 27 de junio hasta el 15 de julio; y el segundo, desde el 1 hasta el 19 de agosto. Está destinado a alumnado de Primaria, Secundaria y adultos jóvenes, uno, dos o tres días por semana.

Fuente: http://www.eldiario.es/norte/cantabria/sociedad/medicacion-puede-primera-accion-TDAH_0_531247679.html

Imagen: http://images.eldiario.es/norte/cantabria/cantabria/Sara-Ortega-Tapia-Fundacion-CADAH_EDIIMA20160627_0620_19.jpg

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Jóvenes activistas rechazan asesinatos de indígenas en Colombia

Colombia/ 28 de junio de 2016/Fuente telesur
En un comunicado, la Plataforma Juvenil Para el Poder Popular exige al Gobierno de Colombia condenar a los miembros de la fuerza pública responsables de estos delitos.

La Plataforma Juvenil Para el Poder Popular en la Cumbre los Pueblos, conformada los días 10 y 11 de junio de 2015 en Bruselas (Bélgica), emitió un comunicado para rechazar de manera categórica los asesinatos y maltratos cometidos contra el pueblo colombiano, quien en el marco de la ley de ese país ha manifestado en las calles su descontento e inconformidad con las políticas neoliberales del Gobierno neogranadino.

En la misiva también condenaron la actuación violenta por parte del Ejército y el Escuadrón Móvil Antidisturbios de la Policía Nacional Colombiana (Esmad) durante el Paro Nacional.

Asimismo, recordaron que el derecho a la protesta está contemplado en la constitución colombiana y en el cuadro de las convenciones internacionales sobre derechos humanos, por tanto «es un derecho especialmente protegido ya que representa la voluntad popular dentro de las posibilidades que ofrece una sociedad libre y democrática».

En el documento exigen al Gobierno de Colombia, en primer lugar, pronunciarse sobre el asesinato de los tres indígenas, del estudiante de la Universidad Distrital de Bogotá, así como por los heridos y desaparecidos durante el Paro Nacional.

Segundo, que condene a los miembros de la fuerza pública responsables de estos delitos. En tercer lugar, que cesen los maltratos contra quienes manifiestan «su inconformidad con las políticas neoliberales del gobierno».

Por último, exigen que se realice un procedimiento legal y político para desmantelar al Esmad.

Fuente:

Imagen: http://www.telesurtv.net/__export/1465220233202/sites/telesur/img/news/2016/06/06/ckpikfewkaamgcw.jpg_1718483346.jpg

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Colombia: Gobierno promueve monopolio de licoreras que afectaría recursos para educación

Fuente: FECODE / 27 de junio de 2016

La aplanadora santista busca aprobar la Ley de Licores, que disminuye impuestos a licores importados y abre el mercado a monopolios importadores. En este sentido, el Gobierno Santos conmina al Congreso por una reducción de impuestos a licores importados para facilitar acceso de los producidos por trasnacionales. Así mismo, busca eliminar protección a industria de licores de monopolios públicos para imponer la libre competencia.

De esta manera, el Gobierno Santos, como con toda su política económica, cumple un mandato neoliberal que defiende intereses de transnacionales y exigencias de la OCDE. Casualmente, en 2015 M. Jorgensen, quien hace parte de la OCDE en Europa, ordenó al gobierno colombiano reducir impuesto a licor extranjero y desmontar monopolio estatal del sector. Antes, en 2014, la OCDE señaló: «En Colombia se sigue discriminando entre los licores importados y los licores producidos localmente”. La excusa sería: “reducir impuesto a bebidas alcohólicas importadas podría aumentar ingresos fiscales por venta de licor”.

Sin embargo, abrir mercado a licores de talla mundial y debilitar industria nacional causa que las empresas públicas sean absorbidas por multinacionales. En Colombia, los monopolios de licores generan de rentas para los departamentos con finalidad de interés público destinadas a salud-educación.

La renta de licores es el principal renglón de ingresos corrientes de los departamentos. En 2014, el sector aportó $1,5 billones; 91,6% fue por licores nacionales. A estas rentas se deben sumar utilidades de licoreras públicas, por $400.000 millones y $300.000 millones de IVA con destinación exclusiva a salud. El monopolio estatal de licores aporta anualmente más de 2 billones de pesos a finanzas de los departamentos. En contraste, licores extranjeros, solo aportan el 8,4% del total del recaudo.

Entonces, la ley que debilita licoreras públicas y fortalece trasnacionales bajará el recaudo de impuestos y las utilidades irán a nuevos propietarios privados. La concentración se dará en 5 poderosos grupos empresariales del millonario negocio mundial de licores; que con fusiones y adquisiciones transnacionales del licor buscarán reducir competencia local, costos de producción, distribución y mercadeo. Para el acceso a mercados locales las transnacionales usan la corrupción para no cumplir leyes, evadir impuestos e incrementar utilidades. En conclusión, la defensa del patrimonio público y de recursos para salud y educación pasa por la defensa de licoreras públicas para evitar su quiebra

Tal como lo informó el presidente de Fecode en el pasado programa Encuentro, el Ministerio de Educación se comprometió a publicar la convocatoria a la nueva evaluación con carácter diagnóstica formativa el próximo 23 de junio. Tal como se puede constatar en el proyecto de Decreto, que se encuentra en su etapa de publicidad. Podrán participar: normalistas superiores, profesionales licenciados en educación o profesionales con título diferente al de licenciado en educación que hayan sido vinculados mediante concurso. Los requisitos planteados son: Docentes que esté ejerciendo el cargo con derechos de carrera e inscritos en el Escalafón Docente; quienes hayan cumplido tres (3) años de servicio contados a partir de la fecha de posesión en período de prueba; y quienes hayan obtenido una calificación mínima del sesenta por ciento (60%) en las últimas dos evaluaciones anuales de desempeño que haya presentado. Fecode está atento a este documento y ya ha presentado al Ministerio sus objeciones al mismo.

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