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Radiografía de la crisis universitaria en Venezuela

El 6 de marzo del 2021, la OPSU anunció que el pago de nóminas de docentes y trabajadores de las universidades sería a través del Sistema Patria, quitándole el trabajo a las direcciones de Recursos Humanos.

“Matar tigres”. Eso hacen los profesores universitarios en Venezuela para sobrevivir: mientras en países como México, Perú o Ecuador el salario mínimo de estos profesionales supera los dos mil dólares, en Venezuela puede estar por debajo de los 10 dólares al mes.

Tirso García, presidente de la Asociación de Profesores de la Universidad de Oriente (Apudo), aseguró que hay docentes desesperados que trabajan hasta de vigilantes en busca de sueldos que permitan llevar comida a sus hogares.

En pocas y duras palabras, lo que gana un trabajador universitario no alcanza para vivir y por eso han tenido que realizar otras actividades para conseguir ingresos extras. También hay quienes viven de las remesas que les envían sus familiares desde el exterior. Los más desafortunados viven situación de pobreza extrema.

“Hay quienes laboran como vigilantes privados para poder subsistir con los 80 dólares que les pagan. Algunos dan clases en liceos e institutos, y otros trabajan como transporte público para medio mantenerse dentro de este país, porque los sueldos realmente no alcanzan”, lamentó García en entrevista para Radio Fe y Alegría Noticias.

Oscar Meza, director del Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM), explicó que la canasta alimentaria familiar en febrero de 2023 se ubicó en 11.873,34 bolívares, que equivale a 482,26 dólares.

Por ello se requiere de 91,33 salarios mínimos para acceder a la canasta alimentaria familia, mientras algunos trabajadores universitarios no tienen ni para movilizarse, provocando que las casas de estudios tomen medidas especiales para continuar las clases.

El vicerrector administrativo de la Universidad del Zulia, designado por el Consejo Nacional de Universidades (CNU), Clotilde Navarro, señaló que un empleado, profesor u obrero universitario que viva lejos de esta casa de estudios la tiene muy difícil en cuanto a pagar traslado.

“Si un trabajador gana 10 dólares mensuales, no tiene cómo venir. Por eso hemos venido aplicando una política con horarios mosaicos, porque no podemos exigirle esa permanencia de los 5 días”, precisó Navarro a Radio Fe y Alegría Noticias.

Dependiendo de las horas cumplidas de trabajo y de la experiencia profesional, un obrero calificado en grado 1 gana 130 bolívares y en su calificación más alta, que es grado 7, alcanza los 195,09 bolívares mensuales.

Mientras tanto, quienes trabajan como personal administrativo ganan entre 159,26 bolívares y 310,73 bolívares; finalmente un docente universitario gana entre 27,14 bolívares, como auxiliar docente III de Tiempo Convencional (TCV) 2 horas, hasta 522,16 bolívares como titular dedicación exclusiva.

Cabe destacar que dependiendo del nivel de formación con el que ingresen a la casa de estudios, los educadores pueden ir ascendiendo en la escala de valoración según sus años de servicio y la preparación que vaya adquiriendo en el camino como estudios de postgrado, doctorados o especializaciones. No obstante, esos ascensos actualmente les sirven de poco debido a que la retribución monetaria es insignificante.

Fallo de origen

El 28 de julio del 2021, las autoridades del Ministerio para la Educación Universitaria junto a los dirigentes de la Federación de Trabajadores Universitarios de Venezuela (FTUV) firmaron la IV Convención Colectiva Única (IV CCU), lo cual fue dado a conocer por el entonces titular de la cartera para la educación, Eduardo Piñate, a través de su cuenta en Twitter.

Según el artículo 452 de la Ley Orgánica del Trabajo, los Trabajadores y las Trabajadoras, “la convención colectiva de trabajo por rama de actividad puede ser acordada en una reunión normativa laboral, especialmente convocada o reconocida como tal, entre una o varias organizaciones sindicales de trabajadores y trabajadoras y uno o varios patronos, una o varias patronas o sindicatos de patronos y patronas, con el objeto de establecer las condiciones según las cuales debe prestarse el trabajo en una misma rama de actividad”.

Sin embargo, la Federación de Asociaciones de Profesores Universitarios de Venezuela (Fapuv), así como otras asociaciones y sindicatos de trabajadores universitarios cuestionaron este anuncio por no ser tomados en cuenta para la discusión y aprobación de dicho contrato, excluyendo de esta manera a asociaciones reconocidas por años y favoreciendo a la FTUV, una federación gremial cuestionada por su aparente tendencia oficialista.

La firma de la IV CCU no respondía a las necesidades básicas de los trabajadores universitarios, con salarios establecidos que en aquel momento rondaban cerca de los 10 dólares, ante una canasta básica alimenticia que ya superaba un poco más de los 300 dólares, según declaraba la presidenta de la Fapuv, Lourdes Ramírez.

Un año después, en marzo del 2022, el Gobierno nacional estableció un salario mínimo de 130 bolívares y un bono de alimentación de 45 bolívares. Sin embargo, el aumento de sueldo resultaba insignificante debido a la inminente devaluación del bolívar frente al dólar, moneda que prácticamente rige la economía del país actualmente.

Luego, el 3 de agosto del 2022, el entonces ministro del Poder Popular para el Proceso Social de Trabajo, Francisco Torrealba, informó a través de su Twitter que había sido suscrita el Acta de Homologación de la IV Convención Colectiva del sector universitario establecida en julio del 2021. Dicho acuerdo fue firmado nuevamente por la FTUV y por la ministra de Educación Universitaria, Tibisay Lucena. Esto motivó a que el personal que labora en la educación superior levantara su voz, incluso con protestas en las calles, para exigir una remuneración de al menos 400 dólares al mes.

Un salario que no es de dedicación exclusiva

Según Francisco Pinto, presidente (e) de la Asociación de Profesores de la Universidad del Zulia (APUZ), a mediados del 2008 los profesores recibían su pago basado en las normas de homologación que establecía que los sueldos debían equivaler a la canasta básica alimentaria, pero el gobierno desconoció estos procesos y estableció unilateralmente una forma de pago que con el tiempo se volvió cada vez más insuficiente.

De acuerdo a él, fue de manera unilateral porque, en estas decisiones debe participar el gobierno, la Federación de Asociaciones de Profesores Universitarios de Venezuela (Fapuv) y el tercer elemento que es el representante legal de Organización Internacional del Trabajo (OIT), “para llegar a un común acuerdo del salario mínimo” y eso “no se volvió a hacer más nunca”.

Por otra parte, aseguró que el gobierno ha nombrado una serie de sindicatos afines a sus intereses, negándose a reunirse con todos los gremios y sindicatos.

“De tal manera nosotros nos hemos visto atropellados en nuestro derecho y reivindicaciones logradas. Nos encontramos hoy con un sueldo insuficiente e indigno que no llena las expectativas para el trabajo que desarrollamos”, sentenció Pinto a Radio Fe y Alegría Noticias.

Por su parte, Tirso García explicó que un docente universitario, dependiendo el cargo que posea, debe cumplir en promedio 36 horas semanales. “De esa cifra, al menos 16 horas son exclusivamente dando clases. El resto es para preparar el material de las clases o los exámenes, corrección de los mismos y atender consultas de los estudiantes”, puntualizó.

En ese sentido, David Gómez Gamboa, director de Aula Abierta, detalló que el trabajo docente a tiempo completo implica promover que los estudiantes discutan problemas vinculados a la sociedad y realizar trabajos de extensión vinculados a la comunidad: es decir, involucrar a la universidad con las comunidades y generar conocimiento científico que se va a compartir en los espacios universitarios.

“Si los docentes son de dedicación exclusiva deberían vivir con un salario que le permita vivir, que le permita dedicarse a la investigación, la docencia y la extensión”, afirmó Gómez Gamboa a Radio Fe y Alegría Noticias.

Pérdida de la autonomía universitaria

El 6 de marzo del 2021, la Oficina de Planificación del Sector Universitario (OPSU) anunció que el pago de nóminas de docentes y trabajadores de las universidades autónomas sería a través del Sistema Patria, quitándole el trabajo a las direcciones de recursos humanos de las casas de estudio superior. Esto ha provocado, según Gómez Gamboa, que los pagos se hagan reduciendo cualquier capacidad mínima que la universidad pueda gestionar al respecto, quedando el área administrativa sin autonomía.

Entonces el procedimiento tiene una nueva ruta: desde la Oficina Nacional de Presupuesto (Onapre) se dirige información en relación a los pagos universitarios hacia la OPSU, la cual remite a las universidades unos formatos para que las oficinas administrativas rellenen unas casillas para determinar lo que se debe cancelar.

“Esta práctica reduce a las universidades a simplemente aceptar que desde estas instancias nacionales se les impone bajo la sanción de que, si no lo hacen, el personal no podrá cobrar las tres migajas que se les paga mensualmente a los trabajadores”, cuestionó Gómez Gamboa.

Desde un principio, gremios y sindicatos de trabajadores universitarios a nivel nacional rechazaron esta medida advirtiendo que violaba el artículo 109 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, que establece el respeto a la autonomía universitaria; también afecta el artículo 9 de la Ley de Universidades, que toma en cuenta la “autonomía económica y financiera, para organizar y administrar su patrimonio”.

El pago de nómina a través del Sistema Patria también afectó el manejo presupuestario de las asociaciones de profesores de las universidades públicas venezolanas.

Pinto señaló que cuando esta casa de estudios administraba el pago de nóminas, se descontaba un porcentaje a los profesores agremiados para el mantenimiento de la asociación. Pero una vez que el Estado asumió el pago de la nómina, ya las asociaciones perdieron ese ingreso. “El gobierno lo tiene secuestrado desde hace 4 años”, dijo. 

El origen del instructivo Onapre

El secretario general de Sintraudo en Anzoátegui, Ignacio Díaz, explicó que cuando Nicolás Maduro determinó el aumento de sueldo con incidencia en las tablas salariales en marzo de 2022, no anunció de inmediato cómo se le iba a dar cumplimiento a esos ajustes y se necesitaba un instructivo que sirviera como una especie de manual para aplicar el incremento. De esa forma “nace el Instructivo de la Oficina Nacional de Presupuestos (Onapre)”.

“Luego del anuncio, duró alrededor de 20 días que no llegaba ese manual, y cuando lo hizo, nos encontramos con la sorpresa de que nos redujeron todas las tablas salariales. Las primas por hijo, por familia, antigüedad, entre otras que teníamos, fueron eliminadas. Inevitablemente eso baja el sueldo y además viola cuando mínimo 10 cláusulas de la contratación que ya habían firmado los trabajadores”, comentó a Radio Fe y Alegría Noticias.

Díaz calificó esta medida de inaudita y añadió que nunca se había visto algo así en la historia de lo que tiene que ver con las reivindicaciones salariales del país. “Pero ocurrió y de ahí en adelante venimos arrastrando esa calamidad”.

El vocero sindical insistió en que el instructivo de la Onapre reduce los beneficios y tiene incidencia tanto en el bono vacacional como en el de fin de año, los cuales disminuyen a menos de la mitad de lo que les corresponde legalmente. “Todos deberíamos ganar mínimo el doble de lo que ganamos actualmente. Por ejemplo, yo cobro alrededor de 120 bolívares quincenales y debería estar sacando entre 240 y 250 bolívares”.

El secretario general de Sintraudo acotó que, por ejemplo, las primas familiares se las pusieron al 12.5, al igual que la prima por hijo, que representa la mitad del monto de cálculo original. Sumado a eso, la prima del 80% del sueldo básico, que era de compensación y la habían ganado en unos acuerdos (cláusula 72), se eliminaron.

“Los años de servicio ya no los toman como antes para el bono de antigüedad (cláusula 78), pues ahora solo es a partir de 30 años cuando antes era a partir de 25”, señaló.

En ese sentido, Pinto coincidió en que actualmente les reducen la mitad del monto que deberían cobrar.

“Venimos perdiendo el 45% del monto de nuestro salario”, aseguró.

Los docentes, trabajadores y obreros de las universidades se han quedado “en el aire” en cuanto al pago de salarios y demás beneficios, ante la falta de respuesta por parte del Estado desde que asumió dicha responsabilidad.

“Uno antes reclamaba ante los consejos universitarios y ellos tramitaban todos los reclamos. Ahora no sabemos, vamos a la OPSU, que es la Oficina de Planificación Universitaria, ni siquiera nos escuchan ni nos atienden”, denunció Pinto.

A su juicio, durante los últimos 5 años se han acumulado “muchas cosas” que ha motivado a la comunidad universitaria a salir a las calles a protestar por sus reivindicaciones salariales, salarios dignos y que se cumplan los beneficios laborales.

Por ello, en agosto del año pasado los trabajadores universitarios se movilizaron por todo el país para exigir el pago del bono vacacional, equivalente a 105 días de salario, que debían recibir el 10 de julio y no fue cancelado hasta luego de tres semanas. Sin embargo, el bono de fin de año (120 días de salario) fue cancelado de manera fraccionada en 4 partes.

“Resulta ser que es totalmente ilegal. Nos rebajan la mitad del monto por el cálculo que se aplica con el Instructivo Onapre, y nos van pagando de forma fraccionada. Cuando recibes el último pago de ese bono recibes la mitad de lo que te correspondía por la devaluación del bolívar”, sentenció Pinto.

Según la ONG Acceso a la Justicia, en el caso de los profesores, empleados y obreros universitarios, el instructivo Onapre obvia la tabla salarial prevista en la IV Convención Colectiva, que, entre algunas escalas, establecía diferencias de hasta 70% y fijó, sin ningún tipo de discusión previa, una interescala lineal de 7%.

Como si lo anterior no fuera suficiente, el instructivo también modificó unilateralmente la manera de calcular los beneficios, como las bonificaciones por antigüedad y las primas de especialización o profesionalización, por uniformes y por hijos.

Por su parte, Navarro cuestionó que, aunque el Tribunal Supremo de Justicia plantea que no existe el instructivo Onapre, “resulta que todo nuestro presupuesto según la ley va a la OPSU y en realidad va a la Onapre que te tranca todo”.

Navarro explicó que en el país no se habla de una utopía, se habla de una realidad, razón por la cual el gobierno debe atender esta situación con la implementación de otras medidas económicas que evite que, en cada aumento de salario, el dólar se dispare y por ende el bolívar se devalúa. Aseveró que los actuales reclamos del sector universitario son en busca del bienestar sin distinción de clases.

“El aumento de sueldo debe ser una realidad, que debe venir acompañado con otras medidas económicas. ¿Cómo se para el dólar? ¿Cómo se evita la especulación? Así que (el aumento de salario) debe venir acompañado de una política económica porque si no valdrá la pena”, aseguró el profesor Navarro.

Pagos atrasados y deudas acumuladas

Clotilde Navarro informó el pasado 25 de enero que la OPSU había efectuado el pago de las prestaciones sociales a través del fideicomiso y el 8.5% de las prestaciones sociales al personal docente, administrativo y obrero, enmarcado en la cláusula 8.5 de la contratación colectiva.

“A pesar que se envió en el mes de marzo del año pasado, nos cancelaron ahora. Imagínate ahora cómo se devaluó el bolívar, por la hiperinflación”, lamentó Navarro.

Agregó que, con este pago retrasado, aún quedó pendiente 25% a cancelar a los profesores.

Este caso sirve para recordar que el listado de deudas del Estado a las universidades públicas del país es largo.

Ignacio Díaz precisó que desde 2017 no les cancelan ni la bonificación por uniforme ni mucho menos los dotan. Esto viola, según él, la cláusula 19 de la CCU.

Dijo también que desde 2012 no les cancelan prestaciones sociales como debe ser y el pago que les hicieron en enero para él representó apenas 40 bolívares.

“Hay deudas fuertes en las que el gobierno se ha desentendido y no ha cancelado”, aseguró Díaz.

En cuanto al seguro médico, el sindicalista dijo que les habían implementado, desde hace cinco años aproximadamente, el Sistema Integral de Salud del Ministerio de Educación Universitaria (Sismeu) que, según dijo, no ha funcionado como tal.

“Antes teníamos un seguro con unas clínicas de la zona y podíamos asistir y reclamar, pero ya no. Si se presenta una emergencia debes hacer una llamada a Caracas y de allá es que se entienden con las clínicas. Es ilógico. Cuando tienes algo a distancia, no te van a atender y es lo que ha sucedido”, agregó Díaz.

También señaló que tuvieron problemas con los centros de salud del Estado porque no les cancelaron la prestación del servicio y eso trajo como consecuencia la eliminación tácita del seguro.

Díaz indicó que además les trasladaron las nóminas al Sistema Patria y esta plataforma hace descuentos, por lo que algunos beneficios como el servicio funerario o caja de ahorros también se han alterado.

“Por ejemplo, para la caja de ahorros, yo di una orden mediante un documento para que descontará el 15% de mi sueldo básico, que se sumaría al 10% que aporta el gobierno. Sin embargo, eso no está llegando. Esto nos perjudica en cuanto al servicio funerario porque de allí es que se paga con una empresa privada”, dijo Díaz.

El dirigente enfatizó que solo en el núcleo de Anzoátegui de la UDO hay alrededor de 2 mil trabajadores, entre activos y jubilados, que no cuentan con servicio médico ni funerario. “Todo a pesar de que en las cláusulas 12, 13 y 14 de la contratación colectiva, dice que nos van a cubrir el 100% de eventos de salud y funerario”.

Por su parte, el profesor Tirso García señaló que actualmente no cuentan con una caja de ahorros y un fondo de jubilación. Se supone que en la caja de ahorros los docentes apartan el 10% de su salario y el patrono debe aportar otro 10% para sumar 20%.

Sin embargo, “resulta que tenemos más de un año que no nos deducen nuestro 10%, más los otros 10% del patrono y no se le entrega a nadie, todo se queda atrapado en el Sistema Patria”.

“Al igual que el fondo de jubilaciones, nosotros apartamos 6% y el patrono 10%, pero también quedamos sin ese 16%”, agregó.

Vale mencionar que al personal administrativo y obrero les deben más de 5 años de uniformes. A los docentes nos les entregan uniformes y, aunque hace 4 años los incorporaron a la dotación, todavía no han recibido el beneficio.

Universidades sin presupuesto para funcionar

Navarro dijo que el presupuesto que recibieron el pasado año fue de mil 800 millones de bolívares, cuando lo solicitado fue de 4 mil 600 millones de bolívares; es decir: menos de la mitad. Con ello no se podía ejecutar ni el 10% de lo que requiere el recinto universitario.

Navarro explicó que han pedido “auxilio” a empresas privadas y públicas, como la Gobernación y alcaldías, para buscar soluciones a las problemáticas que enfrentan en cuanto a la infraestructura, donde además los trabajadores universitarios lo han asumido como un compromiso para mantener abierta la universidad.

“Como dice el artículo 1 y 2 de la Ley de Universidad, aquí lo que se está planteando es la defensa de la institución. Eso nos motiva a estar en cada una de las partes llegando a niveles macros a nivel local y nacional. Eso nos permite desarrollar una política de trabajo permanente”, aseguró Navarro.

Investigación sin presupuesto

Francisco Pinto, presidente (e) de APUZ, dijo que no cuentan con laboratorios renovados ni los recursos necesarios para promover la investigación ante el recorte presupuestario. La investigación que aún se hace se basa “en el interés personal de cada investigador”.

“Muchas veces el investigador se ha tenido que costear parte de esa investigación porque la universidad no da las herramientas necesarias para concluir su trabajo de investigación”, comentó.

Por su parte, José Rengel, coordinador de la comisión de investigación de la UDO en Anzoátegui, coincidió en que la calidad para estos trabajos ha disminuido, aunque más de uno se mantiene luchando por hacerlo.

“Hace varios años que no llegan recursos para la universidad, por lo que tampoco hay recursos para investigaciones. Aunado a eso, el edificio sede, dentro del núcleo, fue vandalizado hace unos meses y no cuenta con electricidad. Además, varios equipos fueron destrozados para extraerles el cobre y demás materiales que podían ser vendidos como chatarra”, detalló a Radio Fe y Alegría Noticias.

Rengel, quien además es ingeniero mecánico, aseguró que hay alrededor de 40 personas que siguen haciendo investigaciones en la casa de estudios anzoatiguense, pero de manera individual. Añadió que, en caso de que haya un trabajo realmente interesante, se busca apoyo en la empresa privada y organismos como la Fundación para el Desarrollo de la Ciencia y la Tecnología (Fundasite), para costear el desarrollo del mismo.

“Yo llevo dos años al frente de la comisión y en ese lapso no hemos visto nada de dinero. Del presupuesto que presenta la universidad ante el Ministerio de Educación Superior, solo llega lo correspondiente a los salarios e incluso se han eliminado hasta los fondos para el mantenimiento de la infraestructura”, puntualizó.

Dijo también que la mayoría de centros de investigación, bien sea de la escuela de ciencias de salud, ciencias administrativas o cursos básicos, quedaron sin equipos tras los actos vandálicos registrados y, de no ser por ellos mismos, las instalaciones aún lucirían desastrosas.

“Nosotros mismos hemos gestionado la limpieza y recuperación dentro de lo que nuestras posibilidades nos permiten. En el edificio hacemos reuniones de vez en cuando, siempre que haya luz solar, pues no contamos con sistema eléctrico”, contó.

El coordinador de la comisión de investigación explicó también que prácticamente ya no hay profesores que tengan la oportunidad de tener una preparación mejor, en vista de que hace años se cerró la posibilidad de que pudiesen ir al exterior a realizar algún postgrado, doctorado o algo por el estilo, para luego retribuirle eso a la universidad con años de servicio.

Radiografía de la crisis universitaria en Venezuela

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Paraguay: Inversión en educación no es prioridad de Prieto, según análisis de ONG

Ciudad del Este. Agencia regional.

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Colombia: Indígenas presionan al Gobierno por el mal estado de las escuelas y la crisis educativa en sus resguardos

Las comunidades originarias, incluidos los profesores y estudiantes, están en huelga hasta que el Ejecutivo les dé una respuesta. Hay más de 5.000 jóvenes sin clase

Muchos niños y adolescentes Emberá Chamí de los resguardos cercanos a Mistrató, Risaralda, tardan entre cuatro y cinco horas en llegar a la Institución Educativa Purenbará. Ir a tomar sus clases se ha vuelto todo un riesgo. En el camino se encuentran con obstáculos como puentes rotos, inundaciones y grupos armados. Aún así es la institución más cercana a sus resguardos y atiende a 33 veredas de la zona. Dada la lejanía, los alumnos deben viajar cada lunes para pasar toda la semana en la escuela y volver a sus respectivas comunidades los viernes. Algunos toman las lecciones diarias en el suelo o en pupitres en mal estado. Tampoco cuentan con baterías sanitarias adecuadas, por lo que han tenido que improvisar letrinas al aire libre.

Las condiciones de la institución Purenbará se replica en las 32 escuelas etnoeducativas del departamento de Risaralda, que están en emergencia. Así lo diagnosticó el CVII Congreso del Consejo de Autoridades Tradicionales Indígenas de Risaralda (CRIR) que agrupa a 11 autoridades tradicionales y que tiene presencia en nueve municipios de este departamento al noroccidente de Colombia. De acuerdo con los líderes indígenas, la mayoría de infraestructuras se construyeron hace 30 o 40 años y desde entonces no han tenido ningún tipo de mantenimiento o adecuación. Por ello, las comunidades originarias, incluidos los profesores y estudiantes, decidieron entrar en paro hasta que obtengan una respuesta integral del Gobierno nacional.

Salón de clases de una escuela en Mistrató, Risaralda.
Salón de clases de una escuela en Mistrató, Risaralda.CORTESÍA

Hasta el momento hay más de cinco mil niños y jóvenes sin clases. ”No hay cancha, no hay parques, no hay elementos recreativos para los más pequeños. Muchos toman clases en el suelo. Aún así pretenden llamarles residencias escolares”, denuncia Norberto Wazorna, profesor en Mistrastó. Las numerosas problemáticas las sufren a lo largo del Risaralda, donde habitan aproximadamente 32.000 indígenas. Veredas como Pueblo Rico, Marsella y Belén suman alrededor de 3.000 alumnos entre los 5 y 13 años que estudian en aulas inseguras e insalubres.

El pasado mes de febrero, la Procuraduría General de la Nación ya había advertido las graves condiciones de la infraestructuras escolar en las instituciones oficiales de todo el país. En el documento, el ministerio público evidenció que 82,2% de las sedes encuestadas no cumplen con acceso a servicios públicos básicos. Asimismo, la entidad aseveró que los resultados del Gobierno en el mejoramiento y ampliación de infraestructura educativa a través del Fondo de Financiamiento de Infraestructura Educativa (FFIE) han sido mínimos conforme a lo que se proyectó en el Plan Nacional de Infraestructura Educativa (PNIE).

Los magisterios indígenas reclaman el cumplimiento de otras deudas históricas con la educación de sus pueblos, no solo en términos de construcciones. Por ejemplo, piden garantizar los mínimos dentro de estos centros, como conectividad a internet y acceso a agua potable. Esto, además de la puesta en marcha programas educativos que reconozcan su cultura y ancestralidad y promuevan la diversidad lingüística. Las afectaciones no son solo para los estudiantes. Los etnoeducadores han venido dando una batalla de años para que se les reconozcan sus derechos.

Salón de clases improvisado en Mistrató, Risaralda.
Salón de clases improvisado en Mistrató, Risaralda.CORTESÍA

En 2021, 284 profesores pertenecientes a los pueblos Pijao, Awá, y Zenú interpusieron una tutela ante la negativa del Gobierno para inscribirlos en el escalafón de los docentes. La Corte Constitucional falló a su favor y el año pasado, el entonces ministro de Educación, Alejandro Gaviria, anunció un acuerdo con los educadores indígenas para establecer un sistema transitorio de equivalencias. Inicialmente, el decreto se debería protocolarizar antes del 4 de noviembre del 2022, pero eso no sucedió. La nueva ministra, Aurora Vergara, no se ha pronunciado al respecto. Lo que tampoco pasó fue brindarles garantías para ejercer su labor. “Muchos maestros tienen que vivir en las residencias escolares donde ni siquiera hay cobijas o colchones suficientes. Otros solo han sido vinculados provisionalmente o por temporadas. Así no tengamos contrato nosotros seguimos trabajando, pero es una injusticia”, dice Maria Holinda Niaza, educadora emberá en Risaralda, y maestra en temas de lengua propia.

A las peticiones que hacen los etnoeducadores, se sumaron reclamos al ya polémico Programa de Alimentación Escolar (PAE) que, a su juicio, no se ha implementando teniendo en cuentas las particulares de las comunidades y su Ley de Origen, Derecho Mayor y Derecho propio. Una queja que no es nueva, pues los líos con el PAE son una constante. Tan solo en lo que va del 2023, la Procuraduría General de la nación ha abierto una decena de investigaciones por sobrecostos millonarios, anomalías e irregularidades en la contratación de este proyecto en departamentos como Boyacá, Antioquia y Cesar, entre otros.

Mientras que el panorama educativo a nivel nacional es preocupante, en particular para las comunidades indígenas, las autoridades de estos pueblos no piensan dar el brazo a torcer en sus demandas. Alertan que seguirán a la espera de que las entidades competentes se hagan presentes en los resguardos y lleguen a acuerdos que finalmente se cumplan y garanticen el derecho a la educación digna de miles de niños. De lo contrario, aseguran, “la asamblea no se levantará y la suspensión de actividades escolares continuará hasta que el Gobierno dé soluciones de fondo a las exigencias”.

Fuente: https://elpais.com/america-colombia/2023-04-14/indigenas-presionan-al-gobierno-por-el-mal-estado-de-las-escuelas-y-la-crisis-educativa-en-sus-resguardos.html

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Argentina: Nuevos cursos para estudiantes de formación docente

Nuevos cursos para estudiantes de formación docente

Del 10 al 21 de abril está abierta la inscripción para esta propuesta del Programa Nacional de Formación Permanente Nuestra Escuela. Está destinada a estudiantes del nivel superior y se trata de tres cursos gratuitos de modalidad virtual, con una duración de 5 semanas y una carga horaria de 25 horas. La cursada contará con tres encuentros virtuales sincrónicos y clases asincrónicas.

Los cursos son:

Construcción de la ciudadanía digital: el rol de la escuela en la prevención del grooming

Los encuentros virtuales serán los días:

  • 25 de abril a las 16 hs: Ciudadanía, identidad y huella digital. La inclusión digital como derecho
  • 2 de mayo a las 16 hs: Vínculo en entornos digitales, riesgos en la WEB. La ESI como herramienta de prevención
  • 9 de mayo a las 16 hs: ¿Qué es el grooming? El rol de la escuela en la prevención del grooming

Para más información e inscripciones, podés ingresar aquí.

Educación Ambiental Integral: construyendo una perspectiva 

Los encuentros virtuales serán los días:

  • 26 de abril a las 16 hs: La Educación Ambiental Integral como política pública
  • 3 de mayo a las 16 hs: La construcción de una mirada para entender la cuestión ambiental
  • 10 de mayo a las 16 hs: Claves para pensar las prácticas de Educación Ambiental Integral

Para más información e inscripciones, podés ingresar aquí.

40 años de democracia: historia, memorias y derechos humanos

Los encuentros virtuales serán los días:

  • 27 de abril a las 16 hs: La transición a la democracia en Argentina. El fin de la dictadura y el gobierno de Raúl Alfonsín
  • 4 de mayo a las 16 hs: El camino de los juicios. La historia de los juicios de lesa humanidad en la Argentina democrática
  • 11 de mayo a las 16 hs: Conquistas y desafíos de la democracia en Argentina.Los derechos sociales, económicos, políticos y culturales en los últimos 40 años

Para más información e inscripciones, podés ingresar aquí.

Fuente de la Información: https://red.infd.edu.ar/nuevos-cursos-para-estudiantes-de-formacion-docente/
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Venezuela – Esequibo: la verdad nos asiste

Esequibo: la verdad nos asiste

Alexander Torres Iriarte

El Esequibo, desde la formación misma de nuestro territorio con sus asedios coloniales e imperiales, es un territorio histórico y jurídicamente venezolano, verdad que quieren negar y han negado nuestros vecinos de la República Cooperativa de Guyana, hoy subordinada a oscuros intereses trasnacionales de centros de poderes mundiales.

Venezuela desde su fundación ha sido víctima de intereses coloniales e imperiales? ¿Después de nuestra Independencia y a lo largo del siglo XIX saltamos del salten para caer en la candela: salimos del coloniaje español para caer en el imperialismo británico y en las ansias expansionistas estadounidenses? ¿Un chanchullo de los países poderosos en 1899 nos despojó de casi 160.000 kilómetros cuadrados? ¿La confesión de un hombre antes de morir desenmascaró una componenda contra Venezuela? ¿Cuál es nuestro instrumento jurídico por excelencia para tratar la disputa territorial con la vecina República Cooperativa de Guyana?

Más allá de lo que tradicionalmente se cree, la problemática limítrofe de Venezuela con Guyana es tan antigua como nuestra conformación propiamente dicha. Con la invasión española arrancaba un interesantísimo expediente de ocupaciones y reclamos de un lugar que históricamente ha sido venezolano. Desde 1499 la corona española hacía valer su dominio desde Cabo de la Vela en el occidente, hasta el río Esequibo al oriente. Con muy pocas variaciones, prevaleció este acuerdo limítrofe. Sería mucho más tarde, en 1626, que llegarían por primera vez los holandeses dispuestos a hacerse de los recursos del llamado Nuevo Mundo, situándose en la margen derecha del río Esequibo. Pero producto de la dinámica hegemónica de los imperios emergentes en búsqueda de materias primas, Gran Bretaña entraba en el forcejeo contra España y Holanda por estos apetecibles territorios. Tanto así que, en su arrollador desarrollo económico y bélico Gran Bretaña para 1797 se había apoderado de la Isla Trinidad y Tobago, antes posesión española; y para 1814, menos de dos décadas, ya había saqueado a los holandeses de Berbice, Demerara y Esequibo. Si bien este “traspaso” de Holanda a Gran Bretaña estuvo sujeto a un Tratado, en ningún momento se establecieron los límites de la región.

Si en 1814 los británicos se apoderaban de parte del Esequibo con mayor determinación, tres años antes ya Venezuela había declarado su Independencia, el 5 de julio de 1811. Desde el principio de nuestro acto fundacional se estipuló que el territorio de la República de Venezuela era el mismo que el de la Capitanía General de Venezuela de 1777, división político-administrativa que comprendía la provincia de Guayana. Es aquí que se aplica por primera vez el llamado “Utis possidetis juris” (Como has poseído, así poseerás). Por cierto, ha sido este principio “Utis possidetis juris” que ha determinado la fijación de nuestras fronteras nacionales a largo de nuestra historia republicana.

No obstante, la embestida británica no se dejó esperar. Un discurso cortés contrastaba con irrupciones al margen de la ley e inclusive en la época de la República de Colombia, pese al reconocimiento británico de nuestra emancipación. Era el comienzo de una carreta expansionista de un imperio hambriento del río Orinoco debido a su importancia estratégica, afán de dominio que aumentaría una vez que se descubriera, al poco tiempo, los ricos yacimientos auríferos del Yaruari venezolano.

Todo nuestro siglo XIX -paréntesis de luchas sociales, caudillos, oligarquías y personalismos-, pese al esfuerzo respetable de algunos políticos, académicos y diplomáticos, lo podríamos resumir como una centuria del criminal arrebato de nuestro Esequibo.

Desde 1834, la frontera oriental venezolana empezó a experimentar alteraciones cuando el naturalista prusiano Robert Hermann Schomburgk, tarifado de la Real Sociedad Geográfica de Londres, ejecutó una improcedente demarcación, llamada línea Schomburgk, que iba desde el río Moruca hasta el río Esequibo, esto era, 4.290 km² menos de territorio venezolano. Cinco años más tarde, el mismo Schomburgk bosquejó una segunda línea llamada Norte-Sur, avanzando 141.930 km² hacia territorio venezolano, al fijar un nuevo límite desde la desembocadura del río Amacuro hasta el monte Roraima y desde aquí hasta el nacimiento del río Esequibo.

Con gran cinismo, el explorador Schomburgk calibró a las bocas del Orinoco y sobre todo Punta Barima como “las llaves de Colombia”. El Gobierno venezolano refutó vigorosamente ante las autoridades inglesas la presencia de este naturista, exigiendo al Gobierno británico ordenar al explorador desbaratar una cantidad de postes que había levantado arbitrariamente en nuestro territorio. En 1850 se firmaba un acuerdo en el cual ambos Gobiernos se comprometían a no ocupar el territorio en disputa que comprendía desde la línea trazada por Schomburgk hasta el río Esequibo. Este acuerdo se mantuvo vigente con sus altibajos hasta que 1897 cuando se materializó el Tratado Arbitral de Washington DC, preámbulo del Tratado Arbitral de París de 1899. No obstante, los británicos no cejaban en su intento de apoderarse de los recursos auríferos de la Cuenca del Yuruari, asimismo, no escondían su avaricia sobre el Orinoco y los recursos ganaderos apureños.

Para 1887 Gran Bretaña publicó un mapa con fronteras que abarcaban 168.000 km² al oeste del Esequibo. Sus apetencias se extendían a Villa de Upata, con el objetivo de englobar las minas del Callao, Nueva Providencia y otras ciudades. La mira seguía siendo el Orinoco.

El Gobierno de Antonio Guzmán Blanco rompió relaciones diplomáticas con Gran Bretaña en un ambiente de posible invasión. No olvidemos que hablamos de una potencia militar e industrial que amedrentaba a una nación aquejada por guerras intestinas e incesantes crisis económicas. Fue en este contexto que, ante el estancamiento de los acuerdos y las acciones violentas de los británicos, el Gobierno venezolano de turno decidió unilateralmente recurrir a su par estadounidense a fin de que tratara de intimar a Gran Bretaña en la búsqueda de una solución a la controversia.

1895 es el año de desempolvar la Doctrina Monroe, aquella instituida por el presidente de Estados Unidos James Monroe en 1823, que reza “América para los americanos”. De esta manera, el secretario de Estado Richard Olney -siguiendo las directrices duras del Presidente Grover Cleveland- obligaba a Gran Bretaña a un arbitraje por el caso de la Guayana Esequiba. Los norteños decían no tolerar la usurpación de territorio venezolano. Era el modo como el “Águila Americana” le latía en la cueva al “León Británico”. Toda una lucha interimperialista.

Sin embargo, no todo para nuestro país fue a pedir de boca. La protección estadounidense tenía su agenda oculta. Para 1897, en el Tratado Arbitral de Washington D.C, las dos potencias más importantes de la hora, EE.UU. y Gran Bretaña, convinieron aplicar a Venezuela un Tratado de Arbitraje por el caso de Guayana Británica “bastante singular”. Participaron dos jueces británicos representando a Gran Bretaña -Richard Henn Collin y Charles Russel-, dos estadounidenses representando a Venezuela -Melville Weston Fuller y David Brewer- y como presidente del Tribunal Arbitral estaba el canciller ruso Federico Martens. Como uno de los abogados de la defensa de la parte por Venezuela se hallaba el abogado estadounidense Severo Mallet Prevost.

La ausencia de venezolanos en este tribunal tenía un trasfondo racista, era el explícito cumplimiento de un compromiso anglonorteamericano: tras la obstinación de Gran Bretaña de que ningún funcionario suyo se sentaría al lado de “indios bananeros con olor a trópico y hombres de color semibárbaros”, insólitamente no participaron venezolanos en las discusiones, siendo nuestro país parte principal de la disputa.

Ocurrió lo predecible. El escenario definitivo sería Francia, allí se trasladaba el jurado para dar la sentencia final. El 3 de octubre de 1899 el tribunal, por decisión unánime, falló a favor del Reino Unido luego de sesionar durante escasos seis días continuos de los tres meses que disponían según lo contemplaba el Tratado de Washington D.C. El dictamen fue favorable a Reino Unido al conceder el territorio denominado por Venezuela como Guayana Esequiba de 159.500 km², al oeste del río Esequibo, a despecho todavía de los ingleses que ambicionaban las bocas del río Orinoco.

Desde el principio el rechazo de una Venezuela encendida por las querellas civiles fue total. El arbitraje desnaturalizaba el derecho internacional. Al ser una decisión que desconocía una de las partes fundamentales, entonces el “veredicto” quedaba viciado de nulidad. Igualmente, los jueces Brewer (estadounidense) y Martens (ruso) revelaron ante un testigo presencial, el funcionario británico Charles A. Harris, que la decisión había obedecido a “compromisos”.

Varias décadas del siglo XX le costó a Venezuela para hacer valer la verdad histórica. Distintos momentos y lugares sirvieron de escenarios para la denuncia y el justo reclamo. En este largo camino de hacer justicia son emblemáticos dos acontecimiento: el Memorando de Severo Mallet Prevost de 1949 y la denuncia de Venezuela ante la ONU en 1962, respectivamente.

En 1949, medio siglo después, salió a la luz pública el escrito que objetaba la validez del Laudo Arbitral de París de 1899. Con carácter post mortem, Severo Mallet Prevost hizo publicar un documento escrito por su puño y letra cinco años atrás, en el cual desnudaba toda una componenda política. Mallet Prevost dio testimonios valiosísimos con detalles -para el momento inéditos- de personajes, diálogos y situaciones que invalidaban un medida sesgada desde su origen. Este documento valdría a Venezuela como una de las diferentes fuentes para elevar una acusación formal contra el Laudo Arbitral de París de 1899 ante el mundo.

En este marco es que Venezuela denunciaba la decisión del Tribunal Arbitral de París de 1899 ante la ONU, en 1962. En esa contundente imputación Venezuela ponía los puntos sobre las íes -acusaba el exceso de poder por decretar libertad de navegación sobre los ríos Amacuro y Barima; la presentación de mapas adulterados por parte de Gran Bretaña; la ausencia de Motivación en la decisión arbitral; la línea fronteriza impuesta a los jueces por el Gobierno británico; la coerción a los jueces para aceptar la demarcación británica, etc.- demostrando lo amañado del proceso.

Los argumentos a favor de Venezuela fueron tan irrefutables que la ONU declaró que los Gobiernos de Venezuela, Reino Unido y el de su colonia de Guayana Británica -que se independizaría cuatro años después, en mayo de 1966, llamando ulteriormente República Cooperativa de Guyana- debían iniciar prontamente un examen de la documentación de cada una de las partes concernientes al asunto.

Encuentros con delegaciones e intercambios de expertos demostró lo obvio: la nulidad del Laudo Arbitral de París de 1899 y la necesidad de replantear el entuerto. El careo de especialistas trajo como consecuencia el Acuerdo de Ginebra del 17 de febrero de 1966, instrumento aún vigente en el que ambas partes deben hallar un camino práctico para una solución satisfactoria del litigio.

Sin lugar a dudas, el Acuerdo de Ginebra de 1966 es el documento único e inestimable para la negociación del Territorio Esequibo. El Esequibo, desde la formación misma de nuestro territorio con sus asedios coloniales e imperiales, es un territorio histórico y jurídicamente venezolano, verdad que quieren negar y han negado nuestros vecinos de la República Cooperativa de Guyana, hoy subordinada a oscuros intereses transnacionales de centros de poderes mundiales.

Fuente de la Información: https://www.telesurtv.net/opinion/Esequibo-la-verdad-nos-asiste-20230406-0011.html

 

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Venezuela, el primer país invitado por China a unirse al proyecto de base lunar

Venezuela, el primer país invitado por China a unirse al proyecto de base lunar

El Ministerio de Relaciones Exteriores de Venezuela confirmó este sábado que Venezuela ha sido el primer país en ser invitado por el Gobierno de China a unirse al proyecto de la estación internacional de investigación lunar que se encuentra en desarrollo y que tiene previsto construirse a partir del 2030. El anuncio tuvo lugar en el marco de la reunión sostenida entre la Agencia Bolivariana de Actividades Espaciales (ABAE) y el Laboratorio Nacional de Exploración del espacio Profundo de China.

El anuncio señala que el hecho constituye un reconocimiento al Gobierno venezolano, a su accionar en favor del desarrollo científico del país. Por su parte, este mismo día, el Ministerio de la Ciencia y la Tecnología de Venezuela destacó que el proyecto de estación internacional de investigación lunar que impulsan China y Rusia contempla la construcción de estaciones a principio del 2030, utilizando vehículos superpesados de lanzamiento.

También se dio a conocer que la directora ejecutiva de la ABAE, Marglad Bencomo, reiteró la disposición de Venezuela de acompañar a China y Rusia en los procesos de investigación conjunta, cooperación e intercambio científico, formación de talento humano y el uso pacífico del espacio ultraterrestre. El primer acuerdo de cooperación espacial entre China y Venezuela se firmó hace 18 años.

Fuente de la Información: https://actualidad.rt.com/actualidad/463371-venezuela-primer-pais-invitado-china-base-lunar

 

 

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Colombia: Reforma pensional | ¿Le apunta a una mesada de más de 5 millones mensuales? Hay malas noticias

Reforma pensional | ¿Le apunta a una mesada de más de 5 millones mensuales? Hay malas noticias

El régimen de transición propuesto en la reforma pensional es clave para determinar si se pueden mantener las condiciones actuales de jubilación, en especial porque bajarán los subsidios que hoy reciben los pensionados.

Alcanzar la mayor cantidad de semanas cotizadas es la meta de millones de colombianos para poder obtener una pensión. En el caso de los afiliados a Colpensiones, requieren mínimo 1.300, lo que equivale a unos 25 años, y entre los afiliados a los fondos privados de pensiones no hay una exigencia de semanas si se cuenta con suficiente ahorro; pero si la aspiración es usar el fondo de garantía de pensión mínima, se piden 1.150 (22 años).

Igualmente, es indispensable cumplir con la edad, 57 años para mujeres y 62 para hombres, pero este es un requisito que tarde o temprano todos los trabajadores cumplen. El gran problema del sistema pensional del país está en las semanas cotizadas, pues por la elevada informalidad laboral son pocos los trabajadores que logran alcanzar ese requisito y eso es lo que hace que solo uno de cada cuatro adultos mayores logre pensionarse.

Reforma pensional. Ministerio de Trabajo.

 

En la reforma pensional que se empezará a discutir en el Congreso se busca corregir parte de este problema al crear un sistema de pilares, que en el primer nivel les daría un subsidio a todos aquellos mayores de 65 que definitivamente no lograrán pensionarse (y que hoy sería de 223.000 pesos); un pilar semicontributivo para los que no tienen suficientes semanas, pero sí algo de ahorro, en el que se entregaría una mesada inferior al salario mínimo –dependiendo de lo que alcanzaron a cotizar– y un pilar contributivo para quienes tienen un trabajo estable y formal y pueden cotizar los 25 años, pero con la diferencia de que aportarían una parte en el régimen público (hasta tres salarios mínimos), que es el que administra Colpensiones y la otra parte al régimen privado, que es el que está a cargo de las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP).

Ese cambio, no estará exclusivamente en Colpensiones o en las AFP, sino en los dos, implicará una reducción en el valor de las pensiones, pues el Gobierno solo subsidiará los tres primeros salarios mínimos de una persona (hoy 3.480.000 pesos) y el resto estará a cargo de la AFP. El resultado es que con la mezcla de los dos difícilmente se verán pensiones de más de 5 millones de pesos, así la persona devengue o cotice por el doble o el triple.

Como en todo cambio, se establece un régimen de transición para los trabajadores que ya tienen una expectativa legítima de pensión y a los que no se les pueden cambiar las reglas de juego abruptamente. El problema está en definir a partir de qué momento se alcanza ese derecho.
En la reforma se propone que el régimen de transición cobije a quienes a partir de la vigencia de la ley tengan mínimo 1.000 semanas cotizadas, es decir, unos 20 años, lo que comparten expertos como Misael Triana, miembro del Colegio de Abogados del Derecho del Trabajo de Colombia, quien, sin embargo, cree que también se debería agregar una condición de edad, para evitar que personas que empezaron a trabajar y a cotizar jóvenes, por ejemplo a los 20 años, a los 40 ya tengan las 1.000 semanas, pero en realidad están lejos de la edad de pensión. Su propuesta es que se exija un mínimo de semanas y un mínimo de edad para beneficiarse del privilegio de poder mantener las condiciones actuales de subsidio a las pensiones que da el Gobierno y que van hasta los 25 salarios mínimos.

En esta discusión no solo están en juego los intereses del Gobierno y las propuestas de los expertos, sino también las opiniones del Congreso, que en muchos casos suele legislar en causa propia. Algunos analistas consideran que el régimen de transición dependerá del número de semanas cotizadas que tengan los actuales representantes y senadores, pues ya se han oído voces que piden bajar el umbral a 900 u 800 semanas.

Una estimación de Congreso Visible, en la que calculó la edad promedio de los miembros de los partidos políticos que conforman el actual Congreso, indicaría que esta es de 47,3 años, una edad en la que, si se tuvo la fortuna de un trabajo estable, es factible contar con las 1.000 semanas, el problema es que en Colombia esa no es la regla, sino la excepción.

Llamado a la responsabilidad

Iván Jaramillo, viceministro del Trabajo, dice que el trámite parlamentario de cualquier reforma siempre tiene una composición de intereses y que la meta del Gobierno es llamar a la responsabilidad en la construcción de un sistema pensional que sea sostenible en el tiempo.

Añade que en el régimen de transición no incluyeron la edad, sino solo las semanas cotizadas porque les parece razonable poder mantener las condiciones actuales cuando ya se ha cumplido el 75 % de la cantidad de semanas exigidas para obtener una pensión y que además se busca hacer un régimen de transición más eficiente que el que se creó con la Ley 100, que exigía edad y semanas, pero fue muy largo, casi 20 años; entonces tuvo que ser acortado con reformas posteriores y terminó generando mucha litigiosidad.

@jaramillojassir

Iván Daniel Jaramillo, viceministro de pensiones en el Ministerio del Trabajo. – Foto: @jaramillojassir

En cuanto al menor valor de las pensiones tras la reforma, Jaramillo dice que, en efecto, lo que se busca es corregir una de las mayores fallas del sistema actual, que les da más subsidio a los que tienen salarios más altos, en una especie de Robin Hood al revés y que eso no se puede seguir permitiendo.

El abogado Triana coincide en que el sistema debe buscar equidad, pero, al mismo tiempo, señala que una persona que se educó, creció profesionalmente y cumplió con todos sus aportes, al tiempo que acomodó su estilo de vida, por ejemplo, a un ingreso mensual de 10 millones de pesos, difícilmente acepta que su pensión no llegue ni a la mitad de su salario. “En la Ley 100 está claro que nadie debe recibir una mesada que afecte su mínimo vital y eso cambia en el caso de cada persona. El trabajo será buscar cuánto debe ser ese porcentaje mínimo del salario que se reciba como pensión”, precisa Triana, mientras el viceministro Jaramillo dice que entiende los argumentos, pero que este país no puede ser sostenible si no corrige sus problemas de equidad y que las personas con salarios altos, además del aporte obligatorio a pensión, podrán seguir haciendo aportes voluntarios que en el futuro mejorarán sus mesadas.

Mientras el Congreso inicia y avanza con la discusión de la reforma, muchos trabajadores ya están empezando a verificar si tienen derecho al régimen de transición. Este dato es fácil de conseguir. Tanto las AFP como Colpensiones tienen en sus respectivas páginas web links en donde se puede descargar la historia laboral y, por ende, las semanas cotizadas. Es más, en los extractos que envían los fondos privados hay unos (generalmente los trimestrales, no los mensuales) que vienen con la historia laboral completa y las semanas cotizadas.

El abogado Triana dice que esta coyuntura va a llevar a muchas personas a ver de dónde pueden echar mano para completar las 1.000 semanas. Señala, por ejemplo, que los hombres que prestaron servicio militar obligatorio tienen derecho a las semanas en las que prestaron ese servicio, el cual se reclama a la Fuerza Armada correspondiente. Asimismo, quienes se dan cuenta de que un empleador no les pagó semanas a las que tienen derecho, probablemente irán a demandar y esto también se hace de forma sencilla: lo clave es tener las pruebas de la existencia del contrato de trabajo, como puede ser una copia de este, de la liquidación final o de certificaciones laborales. Además, este tipo de demandas laborales no prescriben, así la persona haya trabajado para la empresa hace 50 o 60 años.

En el país existe un gran desconocimiento del sistema pensional, ojalá que con la reforma más personas se preocupen por entenderlo y logren cumplir los requisitos a tiempo, para que luego no se den cuenta de que les faltan semanas cuando sea demasiado tarde.

Fuente de la Información: https://www.semana.com/economia/macroeconomia/articulo/verificar-las-semanas-cotizadas-uno-de-los-primeros-efectos-de-la-reforma-pensional/202351/

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