Colombia / 24 de junio de 2018 / Autor: El abecedario La educación de la A a la Z / Fuente: Youtube
Colombia / 24 de junio de 2018 / Autor: El abecedario La educación de la A a la Z / Fuente: Youtube
Perú / 24 de junio de 2018 / Autor: Julian Lacacta / Fuente: lacacta.wordpress.com
José Carlos Mariátegui, es uno de los pensadores más lúcidos de la literatura peruana, que perteneció a la corriente literaria posmodernista, destaco en el siglo XX y aporto con su pensamiento político y educativo. Este mes no solo debemos recordar su nacimiento, un 16 de junio 1894, sino la vigencia de su aporte a la educación. En estos momentos de crisis de la educación peruana, producto del fracaso del sistema, político, económico y social, es necesario revalorar los planteamientos educativos del Amauta.
El sector educativo está en crisis producto de las políticas emprendidas por los gobiernos que defienden el sistema capitalista, por más que se ha incrementado el sueldo mínimo a los docentes a dos mil soles mensuales, desde fines del año 2017, el gobierno no ha logrado mejorar otros aspectos básicos en educación, esto producto de la poca inversión en el sector, en el Perú solo se invierte un 3.7% del Producto Interno Bruto (PBI).
Nuestro sistema educativo esta implementada de acuerdo a la influencia de los grupos de poder económico internacional. El Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), nuestro modelo obedece al planteamiento de estos organismos, con el objetivo de recibir fondos e implementar sus experimentos educativos en países de tercer mundo y en especial en el Perú por las características geográficas especial que presenta y la diversidad de culturas que existen. Nuestro Currículo Nacional es producto del asesoramiento de esos organismos por ende su fracaso. La educación peruana responde a intereses de los grupos de poder económico, nacional e internacional.
El modelo educativo está diseñado para formar a los niños y adolescentes para que sean sirvientes, para servir a los de arriba, mas no así para ser parte de la dirección de la producción, desde los diferentes niveles educativos, inicial, primaria, secundaria, superior no universitaria y universitaria, se educa para ser obedientes, mas no así ser críticos, ni mucho menor para que vean la realidad y puedan transformarlo.
José Carlos Mariátegui, en su época desde un análisis dialectico, ya había planteado de la injerencia en la educación por parte de la burguesía dominante, que beneficiaba a esa clase y no al pueblo, así mismo mencionó que la educación en la colonia y en la república, tiene carácter elitista y escolástica, que aún se mantienen vigente este análisis en la actualidad, pero con un rostro diferente el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM).
Mariátegui, no deja de tener razón cuando menciona que los contenidos educativos tienen una influencia negativa e injerencia española, franceses y la influencia norteamericana. En la actualidad estas mismas influencias en la educación están ocultas tras las corrientes pedagógicas conductista y constructivista, que impera en el desarrollo educativo, plasmados en los documentos educativos que rigen la educación peruana el Currículo Nacional.
El Amauta, dentro de su análisis de la realidad de la educación peruana y problemas de la educación, llega a las conclusiones de que la educación nacional no tiene espíritu nacional, tiene más bien un espíritu colonial y colonizador. No deja de tener razón, el modelo educativo peruano obedece a los grupos de poder, forma a los niños y adolescentes para ser sirvientes y para complacer a los de arriba, se crea las políticas educativas para favorecer a los dominantes y no para favorecer al pueblo.
En la actualidad son vigentes los planteamientos José Carlos Mariátegui, que deben ser revaloradas por los hombres convencidos de su pensamiento. Los cambios en el sector educación, solo se lograrán, modificando las estructuras del sistema político, económico y social. Decía Mariátegui: “No es posible democratizar la enseñanza de un país sin democratizar su economía y sin democratizar, por ende, su superestructura política”.
Para que se lleve a cabo una mejora de la calidad educativa, se requiere que el proyecto educativo debe estar ligado con un nuevo plan de trasformación social con identidad propia, para llegar a la satisfacción de una nueva educación, debe partir, de nuestra realidad y cumplir con el objetivo de tener una educación gratuita y de calidad para los de abajo, para las grandes mayorías.
El fin supremo de la educación según el pensamiento de Mariátegui, es formar al hombre nuevo pensante y operante, con plena capacidad de interpretar la realidad y transformarla con el esfuerzo de su propio trabajo. El pilar fundamental de la educación, es el trabajo productivo, formar para ser dirección de la producción, debe ser planteado como concepción, como fin y como método.
Fuente del Artículo:
ove/mahv
Uruguay / 24 de junio de 2018 / Autor: Gonzálo Zunino / Fuente: El Observador
Argentina / 24 de junio de 2018 / Autor: Eduardo Ledezma / Fuente: El Litoral
“¿Es de equidad que durante años hayamos poblado la provincia de Buenos Aires de universidades públicas cuando todos los que estamos acá sabemos que nadie que nace en la pobreza en la Argentina llega hoy a la universidad?”, se preguntó hace unos días María Eugenia. La cuestión, además de estructurarse sobre datos falsos, pone de relieve una postura política e ideológica que ataca uno de los valores supremos de este país: la educación pública y gratuita. Y contradice el postulado meritocrático que sostiene, con bastantes recursos, el marketing de Cambiemos. Aquí, la carta de un pobre, correntino, que se volvió universitario.
Hola, María Eugenia. ¿Cómo le va, Gobernadora? Espero que bien. Iba a presentarme, pero creo que no vale la pena, ni que a usted vaya a importarle. Sí creo que resultaría útil y, por lo tanto, me gustaría hacerle llegar una historia que sucedió aquí en Corrientes, provincia lejana a la Buenos Aires que usted gobierna. Una de tantas.
Escuché y leí lo que dijo sobre las universidades públicas. Eso de que no fue justo llenar la provincia de universidades “cuando todos sabemos que nadie que nace en la pobreza en la Argentina llega hoy a la universidad”. Eso es falso, ¿sabe?, además de canallezco.
Escuché, también, eso que dijo sobre las licencias de los docentes y sobre algo tan importante en este momento: que no será candidata a la Presidencia.
Qué bueno que lo diga, María Eugenia: tener una presidenta que piense lo que usted piensa sería, al menos, un retroceso. Porque no nos gustaría tener una presidenta que todavía no sabe que esto es Argentina y no el jardín de Noruega, Canadá o Suecia, donde se vive ciertamente mejor. O Finlandia, Singapur o Japón donde están los mejores niveles educativos. El punto de partida mayoritario, aquí, queda un tanto más lejos.
Qué bueno, de todos modos, que esté pensando en la plata de los docentes: en lo que deberían cobrar, María Eugenia. Usted fue votada para pensar en cómo gestionar el financiamiento de la educación pública, porque usted está en un gobierno, ¿sabe?, no en una empresa. Porque podemos estar de acuerdo en lo malo de los abusos y del costo de las licencias extendidas, María Eugenia, pero parece un tanto peligroso, además de demagógico -en ese contexto, claro-, ir a decir ante señoras y señores del Rotary Club que usted piensa que están mal algunos derechos que los trabajadores argentinos han conseguido a lo largo de muchos años de lucha. Las licencias, por mencionar una.
No se preguntó, en todo este tiempo, ¿por qué hay muchos maestros enfermos? ¿Por qué no pueden o no quieren dar clases? ¿Por qué necesitamos tantos reemplazos? O, en todo caso, ¿qué hizo usted para cambiar la matriz del problema que no sea la eliminación de derechos o recortes en el financiamiento?
En fin, María Eugenia. Igual, aquí estamos por otra cosa.
Déjeme contarle una historia que conozco: la de un muchacho pobre que se hizo universitario. Le va a encantar, a usted que es una leona, mamá corazón…
Nació en un pueblo que tenía menos de 10 mil habitantes a finales de la década del 70. En un pueblo chico de Corrientes, o sea, en el interior del interior, donde la igualdad de oportunidades, María Eugenia, no encuentra caminos asfaltados para entrar.
Su padre -el del muchacho-, trabajaba en una fábrica que cerró durante el menemismo. Su madre, ama de casa.
Sumada la miseria de ambos, no llegaba para hacer ni siquiera una pequeña gran miseria.
Con los años -dice el muchacho-, el padre le contó que en la época de Alfonsín conservaba al menos unas monedas que le permitían tener la cabeza despabilada. ¿Sabe por qué? Porque tenían que hacer malabares para gambetearle a la inflación. ¿Le suena?
Con Menem ya no hubo ni eso: ni monedas. El padre tuvo que poner todo su empeño en un oficio que tenía y sabía, porque había estudiado en una de esas misiones monotécnicas con las que el Estado, desde el primer peronismo, trataba de ayudar a la gente de las zonas alejadas o rurales como las nuestras.
El padre, pobre, cuenta el muchacho, hombreaba maderas que labraba en un taller al aire libre, resguardado del sol por la fronda de un naranjo, casi como un artesano, porque se imaginará, María Eugenia, lo que era para esa gente tener una máquina. Y si la tenía, lo que era pagar la energía. Bueno, no se aflija: es más o menos como ahora.
No alcanzaba la plata, claro, por eso el muchacho tuvo que salir a trabajar: tenía apenas 12 años. Vendía quiniela y diarios. Era canillita de El Litoral (como muchos lo fueron para pagarse sus estudios). Y estudiaba. Eso sí. Mucho estudiaba, María Eugenia, porque, ¿sabe qué?, el muchacho tuvo un momento de lucidez, y supo desde entonces que no quería para él eso que le estaba pasando a su familia.
Estudió y trabajó de chico, le hicieron bullying (que entonces no sabía que se llamaba así); algunos docentes lo ayudaban y otros le hacían zancadillas (siempre hubo esas cosas, ¿no?). Pero como el muchacho no se resignaba a que las cosas fueran así y no tenía fuerzas para cambiarlas, viajó a otro pueblo, haciendo dedo, cada semana (todos los lunes y viernes) para seguir estudiando. Los fines de semana volvía a su casa y salía a trabajar para poder costear la comida en el internado de una escuela pública, técnica, que hasta recibía especies como forma de pago. Comprenderá que el muchacho no tenía para bancarse una pensión. Pero el Estado estuvo otra vez allí. Y alguna gente, como la mayoría en Corrientes: gente que sabe dar la mano. ¿Entiende María Eugenia?
El muchacho siguió estudiando, se graduó con honores, fue abanderado, y entonces decidió que seguiría en la universidad. Sabía, por supuesto, que primero tenía que conseguir trabajo, porque no había nada que pudiera sacar de su casa, donde su madre ama de casa y su padre changarín, todavía tenían que alimentar otras 6 bocas. ¿Me sigue?
Pues el muchacho llegó a la Capital, como tantos correntinos del interior. Tuvo un trabajo que le permitió vivir: primero en un cuarto que le prestó un cura caritativo y después en una pensión y después en un departamentito que compartía con otros correntinos y chaqueños, estudiantes todos, pobres también.
Vino la crisis del 99 y tras cartón la de 2001. El Lecop nacional, el Patacón de ustedes, María Eugenia, y el Cecacor nuestro, que valía menos que papel higiénico. Comían salteado, María Eugenia, pero seguían estudiando.
“Teníamos pequeñas alegrías que nos permitían seguir” -me contó el muchacho-: el amor, la amistad, y algo que es casi una obligación entre los pobres: la solidaridad.
Gracias a la universidad pública, Gobernadora, el muchacho pudo salir del infierno. En este caso fue gracias a la Universidad Nacional del Nordeste, que tiene su sede en la Capital, porque Corrientes no tuvo la suerte de que le siembren universidades, ¿sabe?, cosa que evitaría la migración que nos desangra y nos vacía. Gracias a la Unne pudo seguir estudiando y trabajando. Le costó, pero pudo seguir, formar una familia, tener hijos, y hasta proyectar un futuro un tanto mejor para ellos, para sus hijos. No terminó la carrera en tiempo y forma, no, pero después de 14 años volvió, sacó materias y se lió con la tesis. Sigue intentando. Y allí sigue estando la universidad: pública y gratuita.
Sabe qué, María Eugenia: me dicen que el muchacho le mezquina los juguetes a los hijos, pero que gasta la fortuna que no tiene en libros. ¿Se imagina por qué, no?
El muchacho, gracias a la universidad pública, conoció amigos, amigos que le presentaron otros amigos que a su vez le presentaron a otros y fue haciendo una carrera. Le permite vivir, bien a veces: le permite saber que la comida, al menos, no es un problema. ¿Sabe qué?: hasta de vacaciones va. Y sueña con que algún día llevará a sus padres -que no saben lo que es eso-, tal vez a Asunción, que queda cerca. O al Brasil, más distante, pero a la vez más cerca y más barato que Mar del Plata. ¿Se imagina? Sus padres -los padres del muchacho- ¡de vacaciones! De ir, señora, por fin conocerán el mar.
***
El muchacho, María, es primera generación de universitarios en su familia de 7 hermanos. Y decidió quedarse. Porque señora, como usted sabrá bien, uno de cada tres correntinos se va: de su casa, su tierra, de su familia. Se va a Buenos Aires, por ejemplo, porque aquí escasea el trabajo. Aún hoy las oportunidades escasean, María Eugenia, y los sueños andan de a pie, ¿sabe?, y caminan lento, porque la cosa no mejora y cuesta más cada día. A los pobres por pobres, pero también le cuesta a nuestros mejores talentos, y aún a los más pudientes, para quienes esta provincia no tiene las redes de contención suficientes. Ni las necesarias tiene.
No quiero aburrirla, pero deje que le cuente algo: el muchacho trabajaba y estudiaba, y le costaba mucho el inglés. Pero ¿sabe qué?: gracias a la universidad pública pudo hacerlo una y otra vez. Y aprobó. Y gracias a la universidad pública leyó a Arlt, Walsh, Borges, García Márquez y Cortázar; a Hemingway, Capote, Wolf y Dostoievski; a Kafka y a Macedonio. Leyó a Ulrico Schmidl: ¡con eso le digo todo!
Gracias a la universidad pública, un día leyó a Piglia, y este le contó a través de uno de sus personajes que también a Arlt le costaba el inglés, por lo que, para leer literatura de afuera, “ilustrada”, el “maldito” leía traducciones. ¡Qué le parece!
Gracias a la universidad pública, me dijo el muchacho, puede discrepar con usted, María Eugenia. Tal vez no le importe, pero para este muchacho, que haya universidad pública en Corrientes no es una “prioridad equivocada”. Ojalá siembren más universidades en toda la provincia, porque como las carreras están mayoritariamente concentradas en Capital y en Resistencia, se abusan los inmobiliarios. Cuesta mucho alquilar una casa pequeña, un departamento o una pensión. Y ¿sabe qué?: en Corrientes hay cerca de 50 mil universitarios. Este año se inscribieron 21.865. ¿Sabe cuántos alumnos había hace 50 años?: había sólo 1.409. Ahora egresan anualmente cerca de 3.000 profesionales.
La Unne, además, da trabajo a 4.898 docentes y a 1.869 no-docentes. Casi sin presupuesto, en tanto, se las amañaron para crear gabinetes de investigación, con todo lo que eso significa. Pero hay más: unos 7.100 alumnos y alumnas estudian en las universidades privadas.
¿Se imagina lo que es eso para nosotros, María Eugenia, una provincia que aún hoy tiene el 40 por ciento de su población en la pobreza y el 10 por ciento más en la indigencia? Uno de cada dos…
La universidad pública le dio a ese muchacho una oportunidad. Se las da a miles de argentinos. De hecho, en Corrientes y Chaco estudian personas de muchas provincias. En las caras de esa gente se nota cuándo desayunaron y cuándo no, María Eugenia, pero van. Tenemos el mate, que sirve para la mañana, la siesta, la tarde y la noche. Para engañar al estómago y espantar al sueño. Si pueden comprar yerba, habrá para seguir soñando, pero despiertos. Para creer que es posible un mañana mejor.
Tal vez algunos tarden largos años y otros no se reciban nunca, pero ya no serán los mismos.
El muchacho que le cuento, María Eugenia, no fue el mismo después de leer el primer apunte fotocopiado. No fue el mismo después de leer a Tomás Eloy, Caparrós, Guerriero, Licitra, Cabezón Cámara o a Alarcón. No fue el mismo después de Lope de Vega: mire que lo que digo. De García Lorca. O de Godoy Cruz, que además daba clases en la facultad a la que iba. ¿Se imagina un pobre con esos libros? Conocer de Velázquez, saber de Rubens, Da Vinci, Picasso, Van Gogh, Goya, Monet o Manet…
Me contó una vez que sus cuadros preferidos son los románticos y heroicos. Le gusta mucho “La balsa…” de Géricault; “La libertad conduce…” de Delacroix; o Marat pintado por David. Si no fuera por la universidad pública, ese pobre muchacho, o muchacho pobre, no sabría de la Bauhaus, ni de Kandinski, ni de Pollock.
Me contó que una vez viajó a Cachi, Salta, donde estuvo estos días el Presidente. ¿Y sabe qué? Allí, en esa altura rocosa donde el diablo perdió el poncho, vio un par de niños collas con sus computadoras proveídas por el Estado. Estaban estudiando mientras cuidaban sus cabras.
¿Se figura lo que es eso, María Eugenia, para “los caídos” en la educación pública? Si no se hace la idea, sepa que mucha gente antes que usted, María Eugenia, no sólo lo imaginó, sino que lo llevó a la práctica, e hizo de Argentina un país distinto a los demás, donde la educación a secas, y más aún, la educación superior, es una cosa para pocos, como sugiere su pensamiento elitista, un tanto desclasado, que parece querer arrebatarle a los pobres tal vez la única puerta de salida que le ofrece el Estado cuando no llega tarde.
¿Sabe qué pasa cuando el Estado llega tarde, Gobernadora? Traslada a esos pobres en ambulancias o patrulleros a poblar terapias o calabozos.
La educación pública, la universidad, María Eugenia, en Corrientes provee como pocas cosas un aspiracional histórico: la movilidad social de los que no tienen dinero, pero sí tesón e inteligencia y eso que usted dice, citando a Einstein, que es la fuerza más grande del universo: la voluntad.
La historia de este muchacho que le cuento, María Eugenia, se repite por miles en Corrientes, como en toda la Argentina. Casi le diría que en esas historias se condensa el modelo meritocrático del que habla Cambiemos, ¿o eso es puro verso, eso también, María?
Bueno: no me haga caso. Pero, ¿me creería si le digo que aquí hasta los ricos estudian en la universidad pública? Es más, de allí salieron muchos de los dirigentes que integran Cambiemos, ¿sabe? Más aún: de ahí salieron muchos de los votos con los que Macri ganó el país y usted la provincia, María Eugenia. De la universidad pública salieron nuestros gobernadores, ¿sabe?, socios políticos suyos además, y una gran cantidad de funcionarios que cuando eran chicos, señora, eran pobres. Son los nombres propios de la movilidad social ascendente.
En fin. No quiero molestarla más. Usted ya tiene bastante poniéndose botas de goma y jeans y tapados de leona para ir de safari a las zonas carentes de Buenos Aires. Si viniera de safari a Corrientes, María, vería que de esos caseríos marginales salen pibes que van a la universidad, que trabajan y estudian y casi no comen y casi no duermen. Y pibas que, además de todo eso, en algunos casos tienen que criar también a sus chiquitos. Ideal para las selfies que tanto le gustan, señora.

***
P/D: Gobernadora. Me dijeron que sus lecturas favoritas son las novelas de Hosseini, y que le gusta mucho Jeffrey Archer y también Sidney Sheldon.
La lectura del muchacho que le cuento, María, es una especie de biblioteca mínima para las carreras de Comunicación, porque, me olvidé de decirle: siempre soñó con ser periodista, y viajar, conocer gente y lugares, tratar de señalar sandeces, custodiar valores -como los de la educación, por ejemplo-, y eventualmente alguna vez entrevistar a un presidente. ¿Qué le parece? ¿Nada mal, no? Nada mal para el hijo de un carpintero y una ama de casa. Para un muchacho nacido en el interior del interior, en un pueblo pobre de una provincia pobre insertada en una de las regiones más pobres de la Argentina.
Hay mucha voluntad ahí, María Eugenia, pero no sólo eso: también allí estuvo siempre la educación pública. Y gente que supo tender la mano.
Que le vaya bien, Gobernadora. Reciba nuestros pobres saludos desde Corrientes.
Fuente del Artículo:
https://www.ellitoral.com.ar/corrientes/2018-6-3-4-0-0-la-educacion-de-pobres-y-ricos-canallas-y-desclasados
ove/mahv
Perú / 24 de junio de 2018 / Autor: Redacción / Fuente: El Comercio
19.06.2018 / 07:53 am
Ayer se inició la huelga indefinida de maestros anunciada por el Comité Nacional de Lucha de las Bases Regionales del Sutep, encabezado por el dirigente Pedro Castillo.
Pese a que esta facción del magisterio –que no ha sido legitimada por el Estado– realizó una convocatoria en el ámbito nacional, la participación fue mínima. El Ministerio de Educación (Minedu) informó a El Comercio que, de acuerdo con los reportes preliminares que brindaron las unidades de gestión educativa local
(UGEL) en las regiones, “menos del 5%” de los 380 mil profesores que hay en el país acataron la paralización.
Según el sector, los mayores índices de inasistencia se registraron en Amazonas, San Martín, Madre de Dios y Lima provincias, donde el
ausentismo alcanzó entre el 10% y el 20%. Por otro lado, en Lima Metropolitana el 99% del magisterio asistió a las aulas.
—Desde Lima—
Durante la mañana, decenas de maestros se concentraron en la plaza San Martín y luego se dirigieron hacia el Congreso de la República
para entregar un documento. Castillo brindó allí una cifra muy diferente a la del Minedu. Dijo que “el 75% de docentes del país” se habían plegado a la protesta.
Agregó que “solo estaban calentando motores” para una mayor movilización que se daría la próxima semana, por lo que “dormirán en las calles de Lima” hasta que se cumpla su pliego de reclamos.
Su principal exigencia es que el Ejecutivo aumente el presupuesto del sector Educación al 2021 hasta que represente el 6% del PBI (actualmente es el 3,7%).
En tanto, en Trujillo se reportó que varios escolares participaron en una marcha del sindicato regional de La Libertad en vez de asistir a
clases. Según los dirigentes locales, los menores eran “hijos de profesores en huelga” y no fueron obligados a protestar junto a sus padres.
En Huancavelica y Ayacucho, se informó que algunos docentes acudían a las escuelas para marcar su asistencia, pero luego se retiraban para continuar con la movilización. Esto, a fin de evitar un posterior despido o reemplazo en las aulas.
Fuente de la Noticia:
https://elcomercio.pe/peru/huelga-maestros-resumen-primera-jornada-paralizacion-noticia-528980
ove/mahv
Argentina / 24 de junio de 2018 / Autor: Redacción / Fuente: Momarandu
Ante maestros y alumnos, el presidente de la Cámara de Diputados Pedro Cassani señaló en Goya la necesidad de actualización de los sistemas de enseñanza |
Repitió que en la sociedad hoy “hay currículas del siglo XIX, con docentes que se recibieron en el siglo XX, enseñando a chicos del siglo XXI”
Cassani abrió la Jornada de Capacitación Docente en “Temáticas y Estrategias Innovadoras en Educación Técnica Profesional”, en Goya con la presencia de alumnos de esta ciudad, y Perugorría, Mercedes, entre otras.
“La educación es uno de los grandes desafíos que tenemos en las próximas décadas”, -tanto desde el punto de vista del rol del estado, como de las acciones que provengan de las comunidades educativas, señaló.
En ese sentido, sostuvo que “cuando hablamos en actualización, a veces, pensamos que estamos 20 años atrasados, 30 años atrasados; y la visión que tenemos nosotros es que estamos prácticamente 3 siglos atrasados”.
“Prácticamente 3 siglos han pasado ¿por qué? Porque tenemos en algunas materias currículas del siglo XIX, con docentes que se recibieron en el siglo XX y estamos enseñando a chicos del siglo XXI”, detalló.
Tras dialogar con los presentes, Cassani, reiteró el concepto de que “la educación es una gran igualadora de oportunidades”; instando a potenciar las capacitaciones, y los encuentros –desde la escuela- con padres y tutores, para lograr una participación más activa de éstos, en el proceso educativo.
Fuente de la Noticia:
http://www.momarandu.com/amanoticias.php?a=1&b=0&c=166265
ove/mahv
Autor: Gonzalo Zunino/ El Observador
Los resultados del sistema educativo uruguayo son similares al desempeño promedio a nivel internacional
Desde la crisis del año 2002, el Uruguay ha mostrado importantes avances en materia económica, con un importante proceso de crecimiento económico y reducción de la pobreza e indigencia. En materia educativa, sin embargo, los resultados alcanzados muestran un panorama menos exitoso, lo que sitúa el tema sistemáticamente como foco de debate político y académico.