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Entrevistas a dos sobrevivientes del secuestro de estudiantes secundarios durante la dictadura argentina conocido como “la Noche de los Lápices”

América del Sur/Argentina/26.02.2017/Autor: Ailín Bullentini/Fuente:http://www.nodal.am/

Reflexiones del pasado y el presente

Dos sobrevivientes del secuestro de estudiantes secundarios en La Plata durante la dictadura hablaron con Página/12. Compararon su militancia en aquellos días con la de los jóvenes en la actualidad y advirtieron sobre la regresión en materia de derechos humanos a partir de la llegada de Macri al gobierno.

EMILCE MOLER: “El terrorismo de Estado de ayer es el hambre de hoy”

A los 20 años, a Emilce Moler le abrieron la puerta de la cárcel de Devoto y le dijeron que se fuera. Había estado poco más de un año a disposición del Poder Ejecutivo Nacional. Antes, secuestrada en Arana, el Pozo de Quilmes y la comisaría tercera de Valentín Alsina, en el conurbano. Bajo “libertad vigilada”, ya no volvió a La Plata, donde había nacido, crecido y conocido la militancia en la escuela secundaria de Bellas Artes. Corría 1979 y era una de las cuatro sobrevivientes de la cacería que la Bonaerense desplegó en La Plata contra militantes adolescentes de la Unión de Estudiantes Secundarios y que con los años acabó conociéndose como La noche de los lápices. Con su testimonio en el juicio a la cúpula de la Bonaerense en 1986 y en el trabajo con el Equipo Argentino de Antropología Forense aprendió “el valor irremplazable de los sobrevivientes. Somos los que podemos dar luz al ‘adentro’”. La impunidad de las leyes derrumbó esperanzas. Estudió Matemáticas y, desde su perfil docente, volvió a la militancia política con el kirchnerismo. “Fue el único proyecto político que se cargó sobre sus hombros la memoria, la verdad y la justicia y yo abrace su causa contenta”, evalúa.

–Se cumplen 40 años de su secuestro. ¿Qué tiene de especial este aniversario?

–Las efemérides siempre ayudan para hacer una reflexión del pasado y los números redondos, como en este caso, pareciera que exigiesen una reflexión mayor. Las reflexiones yo siempre las hago en dos planos, uno individual y uno colectivo. El balance colectivo nos lleva a pensar qué pasó en los últimos 40 años. Muchas cosas, pero en el plano específico de los derechos humanos creo que avanzamos mucho como sociedad. Todo lo que nos hubiera gustado indudablemente no, pero avanzamos sobre todo en el repudio a la dictadura, a las torturas, a la apropiación de hijos y nietos, a las desapariciones. hemos aprendido muchos conceptos, se han establecido leyes. El año 2003 fue definitivamente un quiebre positivo en este sentido. Como sociedad llegar a ese piso no es malo. Falta, falta mucho y ahora lo estamos viendo con un gobierno que lejos de bregar por estas políticas, saca financiamiento y deja caer programas y así refleja que no es su interés mantenerlas. Las frases que emiten sus integrantes tampoco son inocentes. Es un retroceso que no encuentra una reacción tan masiva como pensábamos que iba a tener. Ese es el termómetro que nos permite medir hasta dónde habíamos calado fuerte en estos temas y qué capas nos faltan perforar.

–¿Cómo explica que ese retroceso no encuentre una reacción masiva?

–Uno se tiene que replantear cómo explicamos el tema de los derechos humanos durante estos años, durante los que no pudimos hacer ese nexo entre las violaciones de derechos humanos y las cuestiones económicas. Eso nos faltó. La cuestión cultural nos quedó más atrás, incluso. Durante el kirchnerismo trabajé en la aplicación de la Asignación Universal por Hijo, y veía que maestras que se emocionaban con las Madres y las Abuelas en un acto después cuestionaban la asignación, trataban mal a los chiquitos o protestaban por los limpiavidrios. Ahí tenemos que hacer un análisis de cuál fue nuestro legado en memoria, porque creo que quedó disociado del presente. Nos quedamos en las violaciones a nuestros derechos humanos, nos faltó darle la envergadura necesaria para que se pueda extender a los derechos de todos, para que se pueda reactivar. El terrorismo de Estado de ayer es el hambre de hoy. Antes, torturas y desapariciones. Hoy, pobreza y desocupación. Hoy son negros de mierda, los pibitos con capuchas, los inservibles, los bolivianos, los paraguayos. Ayer, éramos subversivos. Recuerdo que un militar una vez le dijo a mi padre “su hija es irrecuperable para esta sociedad”. Cuando escucho que eso se dice de los pibes pobres, bueno… Como sociedad, creo que ahora no se aceptaría un golpe militar como tal, pero las formas de sometimiento, de control político hegemónico económico se manifiestan de otra manera.

–¿Y la reflexión individual?

–No la puedo disociar de lo colectivo. Me hubiera gustado llegar a los 40 años de La noche de los lápices con otro escenario político. Tuve una tristeza, y por momentos la tengo, de no poder seguir avanzando como hubiéramos avanzado si seguía el kirchnerismo. No estarían los juicios (de lesa humanidad) en peligro. Yo que siempre luché por la verdad, la memoria y la justicia como tantos otros sobrevivientes, el de Néstor y Cristina fue el único proyecto que se cargó al hombro estas cuestiones no desde lo declamativo, sino en su concreción en políticas de Estado, y por lo tanto había que ayudarlos, apoyarlos con toda la fuerza. Yo abracé la causa contenta. Avanzamos muchísimo, pero creo que hay una necesidad de repensar algunas prácticas.

–¿Se puede hacer un paralelismo entre la militancia de ustedes entonces y lo que sucedió con la juventud en los últimos 12 años?

–En los últimos años me fue muy fácil explicarles a los chicos qué era militar. En los 90 había un cortocircuito desde la palabra misma. Me decían “¿qué es militar? ¿un militar?” No tenía cómo explicarles el fervor de una bandera, de una marcha. Y estaba bien, porque la política se abraza cuando se ve que a través de ella se puede hacer algo, se puede cambiar algo. Quién se iba a dedicar a la política en los 90 cuando los políticos eran los que hacían que cerraran las fábricas y recortaran los sueldos. No te quedaba otra que ser enemigo de eso. Cuando empezó todo este reverdecer de la política, las preguntas que me hacían apuntaban casi todas a los centros de estudiantes de entonces, cómo era hacer política, y no tanto qué pasaba en un centro clandestino. Y yo siempre les fui sincera: siempre organizar es difícil, las militancias son incómodas, cuestan trabajo y nunca fuimos la mayoría para que no se haga una idealización. Porque si no les dejás a los jóvenes de hoy un legado demasiado duro. La diferencia grande entre ellos y nosotros era el contexto: nosotros militamos en un contexto violento, no conocíamos el valor de la democracia. Tampoco teníamos la posibilidad de pensar en una carrera política. Para no- sotros siempre fue jugarnos a todo o nada, algo que no es lógico: no te tenés que jugar la vida para intentar cambios. El problema fue de nuestra sociedad que hizo que nos la tuviéramos que jugar. Ojalá que nadie más tenga que jugarse la vida por querer cambiar las cosas.

–¿A la distancia analiza ese “jugarse la vida” como un error?

–No, para nada. Y algo que nos permitieron los años kirchneristas es que nos permitió contar los 70 desde otro lugar que no fueran solo muerte y desapariciones, nos permitió contarlos desde la política y muchas de las cosas por las que nosotros bregábamos, pudimos verlo. sobre todo en cuanto al rol del Estado. Ahí tuvimos un logro, 30 años después.

–¿Cómo piensa que se puede resignificar hoy la memoria de lo ocurrido durante la dictadura?

–Nos faltó poder relacionarlo más con la vida cotidiana de todos. Llegamos a lo sensible, logramos sensibilizar a la sociedad, pero nos cuesta que lo replanteen en sus propios días. No pueden entender que la razón por la que entonces militábamos y por la que nos hicieron lo que nos hicieron es la misma por la que hoy defendemos a los pibes pobres de los abusos de la policía, por ejemplo. Los abusos institucionales que sufrimos no logramos que la sociedad las conecte con la maldita policía, por ejemplo. Hoy no es tan difícil como lo fue en los 90. Cuesta porque hoy a los chicos no les podés hablar desde el miedo de que pueda volver una dictadura como la de entonces, pero tenemos que lograr que entiendan que si vuelve, lo hará de manera diferente, más sutil, sofisticada y es más difícil que les hagan frente.

PABLO DIAZ. “Los tiempos actuales son de retrocesos”

Pablo Díaz habla de “escenas” para referirse a los flashes más fuertes sobre La noche de los lápices que ocupan su memoria. La “escena del grito de Claudia (Falcone, una de las estudiantes secundarias desaparecidas)”; la de “el juramento”; las de “las vidas de cada uno” de los chicos y chicas que fueron secuestrados la madrugada del 16 de septiembre de 1976 en La Plata durante una cacería de la Bonaerense, compañeros suyos de militancia secundaria, y con los que compartió cautiverio en diversos centros clandestinos de detención. Pasaron 40 años de aquellos días que se convirtieron en la ausencia definitiva de sus compañeros y aún recurre a la película que inmortalizó el hecho en base a su testimonio y al libro escrito por María Seoane y Héctor Ruiz Núñez, en 1986. “Mi obsesión única, egoísta y personal fue cumplir con el juramento que les hice a los chicos en la última escena de la película”, mezcla el film con la promesa que le hizo al puñado de estudiantes secundarios platenses cuando lo “blanquearon” y salió del Pozo de Banfield: “Siempre estoy parado sobre el juramento de que ellos también iban a salir de ahí. Por eso testimonié, por eso el libro, por eso la película, por eso cada charla.”

–¿Qué tiene de especial el aniversario número cuarenta de La noche de los lápices?

–No hubo un año único y creo que siempre va a ser así. La vida cotidiana me va incorporando a la sociedad en la que vivimos, entonces a veces pensás y a veces no; a veces te emocionás y otras no. Pero pasan los años y el hecho sigue ahí, La noche de los lápices es todas las noches para mí, porque todo el tiempo voy descubriendo cosas. Siempre pasa algo que lo resignifica y lo reactualiza desde algún lado. La comunicación con los familiares de los chicos que ya no están está siempre, pero además pasan cosas que me invitan a resignificar. En noviembre del año pasado, por ejemplo, 39 años después, fue la primera vez que me llamaron fiscales para consultarme por abusos sucedidos y sufridos en los centros clandestinos. Si yo había sufrido abusos, que les cuente de lo que me había dicho Claudia la última vez que la vi, que ella nunca más podría ser una mujer porque la habían violado. Para mí, hasta entonces, siempre había sido anecdótico ese comentario. Para mí, para la Justicia, para la sociedad, para el periodismo. Y quizá lo anecdótico había sido todo lo demás y eso era el origen de todas las tristezas de Claudia. Y, sin embargo, los avances en la comprensión judicial de estos hechos, el #NiUnaMenos, lo resignifican. Y las charlas con los chicos en las escuelas, que siempre me ayudan a mantener la memoria.

–¿En qué sentido ayudan a ese ejercicio?

–Con las charlas puedo volver sobre mis recuerdos, recordar a los ausentes, pero también hablar del hoy, de cosas que a los adolescentes de hoy les pasan. Entre lo de ayer y ciertos valores que nosotros teníamos y lo que hoy ellos viven como sus propios conflictos hacemos un puente.

–¿Cómo les habla de su generación?

–Les cuento que éramos chicos con sensibilidad social y amor. Nosotros éramos sensibles a lo que ocurría en nuestro entorno y más allá de él. Salvo Panchito López Muntaner (otra de las víctimas de La noche de los lápices), éramos chicos de clase media, sostenida, consolidada, que nos acercábamos a un barrio y alfabetizábamos, trabajábamos en comedores escolares. Ir a los barrios fue un descubrimiento y después, un marco solidario para tratar de buscar derechos, concretar nuestro deseo de una sociedad más justa. Esa sensibilidad social la encuentro ahora en los chicos. Y si no, los estimulo a buscarla.

–¿Qué otros puntos en común encuentra con la generación adolescente actual?

–Ellos no tienen una militancia clandestina, porque ya no hay dictadura, pero también porque somos nosotros sus padres, o gente más joven que nosotros. Ellos pueden en la sobremesa familiar plasmar su propia identidad religiosa, sexual, política. En nuestras casas el autoritarismo estaba a flor de piel. Mis viejos no se tuteaban. Imaginate la historia con la militancia. No me dejaban militar. Mi papá me echó un día de casa porque me encontró con mi mamá hablando del Che Guevara. ¿Cómo no iba a ser clandestina la militancia? No estábamos clandestinos solo de la dictadura. De nuestras familias también debido a la ingenuidad o a la falta de entendimiento político de nuestros padres. Nuestras madres se iban enterando en qué andábamos, entre comillas, a medida que nos iban secuestrando.

–¿Ve similitudes en las condiciones socioeconómicas de entonces y las de hoy?

–Sí. En normalidad de condiciones, son iguales a lo que éramos nosotros. La diferencia está en la logística que implementamos en aquellos años. Porque yo no me voy a meter en cómo los familiares recuerden a sus hermanos o sus hijos para poder sobrellevar esta historia. Si quieren pensarlos como revolucionarios, lo serán. Si quieren que sean inocentes, lo serán. Lo que sea. Nunca los voy a juzgar. Pero lo que viví, lo que escuché, lo que éramos no me lo voy a olvidar nunca. En ese sentido, somos muy parecidos los adolescentes de ayer y hoy. Porque ellos tienen interés, tienen sensibilidad y amor. El estímulo, por eso, es para que ellos se involucren, sean actores de su propio tiempo, pongan en algún lugar la sensibilidad social, la solidaridad y la lucha por un derecho. Yo no creo en la política partidaria, pero los estimulo a que estén ahí o en un gremio, barrio, centro de estudiantes.

–No eran revolucionarios, dice. ¿Qué eran?

–Adolescentes.

–Habla de inocencia. ¿Se cree culpable?

–Cuando hablo con los chicos me gusta que ellos entiendan nuestra culpabilidad. Nos agarraron por algo, entre comillas, yo les digo por qué, necesito que entiendan quién era el bueno y quién el malo, quién estaba haciendo el bien y quién el mal. ¿De qué se nos culpaba? Del apoyo escolar, de querer con eso que el barrio pobre que tenía nueve cuadras de largo tuviera cada vez menos. Hoy hay 70 cuadras de ese barrio pobre. Nuestra intencionalidad, la de nuestra militancia política, social, gremial, en un centro de estudiantes era por que queríamos vivir en un lugar más justo. Éramos animales que necesitábamos alimentarnos de hacer cosas en función del cambio que buscábamos. ¿Dónde se hace uno apasionado de la política? En la vergüenza de la pobreza, cuando siente la pobreza. A Víctor Treviño, un compañero que está desaparecido hoy, yo lo vi lagrimear un sábado mientras entraba en un barrio periférico de La Plata y cuando le pregunté qué le pasaba me respondió “¿Cuándo vamos a poder cambiar todo esto?”. Ésa es la pasión de hacer todo y más de lo que esté al alcance de uno para mejorar la cosa. Por supuesto que no fuimos culpables de nada, fuimos dignos en todo.

–Planteó que se va “adaptando” a la sociedad en la vida cotidiana. ¿En qué momento, en estos últimos 40 años, se sintió más cómodo durante esa adaptación?

–Pude descansar en el kirchnerismo. Porque hubo justicia, porque había otros que tomaban la posta, por que los organismos se fortalecieron. Además, fue un tiempo en el que me fui argumentando cosas. Los tiempos actuales son de retrocesos. Pero yo nunca tuve vergüenza de decir que vivo para que Claudia y los chicos vivan. Siempre estoy atento a que ellos estén vivos.

Fuente: http://www.nodal.am/2016/09/emilce-moler-sobreviviente-argentina-de-la-noche-de-los-lapices-el-terrorismo-de-estado-de-ayer-es-el-hambre-de-hoy/

Imagen: http://www.nodal.am/wp-content/uploads/2016/09/na16fo01-600×350.jpg

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¿Se oponen los docentes a la jornada única?

El gobierno nacional avanza en la implementación de la Jornada Única de manera lenta y con obstáculos, sin alcanzar acuerdos con el magisterio y sin lograr estructurar indicadores claros que faciliten su desarrollo. Además, hacen falta recursos en la mayoría.

Por: Angel Perez Martinez.

En la administración y gestión de los sistemas educativos existen máximas muy difíciles de eludir, tales como: “en educación nada se logra sin el apoyo y compromiso de los docentes”; “el techo de la calidad del sistema educativo lo determina la calidad de sus docentes”; y “el bienestar y la calidad de vida de los docentes se refleja en el aula escolar con los niños.”

Por lo anterior, sorprende la debilidad y el escaso interés del Ministerio de Educación para sentarse a dialogar y buscar un acuerdo con la Federación Colombiana de Trabajadores de la Educación, FECODE, para avanzar en la consolidación de la jornada única con el apoyo de los docentes. Reconozco que ante la opinión pública, los medios, algunos académicos, y aún desde el MEN, el sindicato del magisterio en ocasiones se ve como un freno a la calidad de la educación y al desarrollo del sector educativo, sin embargo, este no es el caso. FECODE apoya la jornada única porque acepta que este es un camino para cerrar brechas entre los estudiantes de la educación privada y la pública. En tiempos de paz y de convivencia, FECODE puede ser una oportunidad para lograr apuestas comunes de política educativa en educación que a todos conviene.

El expresidente de Fecode, Luis Grubert, en un encuentro con docentes en el Departamento de Sucre, sostuvo que la Federación “no rechaza la jornada única, es más considera que es validad para salir de la crisis de calidad que tiene la educación, pero dijo, amerita unos requerimientos que hoy no están”. Además, he hablado con algunos dirigentes sindicales de la Asociación Distrital de Educadores de Bogotá, ADE, y aunque desde la administración de Petro tienen reparos en cuanto a la forma en que se viene implementando la Jornada única en Bogotá, mi conclusión es que ellos con los respectivos ajustes apoyarán su desarrollo.

Por su parte, las entidades territoriales certificadas en educación, al no tener criterios e indicadores de implementación claros, ni recursos, se ven obligadas a improvisar la implementación de la jornada única. En muchos casos delegan a rectores y coordinadores las soluciones operativas, situación desfavorable si recordamos que ellos no tienen facultades para nombrar personal y son pocos los recursos que pueden administrar de manera autónoma.

Por ejemplo, en la Ciudad de Montería algunos directivos me comentaron que a la fecha no se ha puesto un solo ladrillo para ampliar el número de aulas para establecer la jornada única. Ya se visitaron los colegios, se anunciaron las inversiones, pero nada. Así mismo, a los colegios que han avanzado en la jornada única en el departamento de Córdoba les han asignado maestros para primaria pero ninguno para preescolar y secundaria. Mientras tanto, a otras instituciones escolares les autorizaron horas extras para que los docentes completen la jornada única, pero sus directivos sostienen en algunos casos los docentes no quieren trabajar horas extras, y se ven obligados a buscar docentes de otros colegios. Es decir, a defenderse como pueda.

Este caos que se ha creado con la jornada única en el país produce enfrentamientos entre docentes y directivos de los colegios, o entre rectores y secretarios de educación. Más grave, en algunos colegios unos estudiantes asisten a jornada única y otros continúan recibiendo media jornada escolar. Tampoco se ha definido un horario para la jornada única; algunos colegios públicos están empezando labores a las 6:15 am y terminan a las 3 pm, cerca de 9 horas. En el país todos conocen que los buenos colegios privados empiezan la jornada escolar a las 7 am y terminan a las 3 pm, dan espacios de recreo de 9:30 a 10 am, y almuerzo de 12 a 1 pm, el resto del tiempo los estudiantes y docentes están en el aula escolar. Para completar, en los colegios públicos los coordinadores deben acompañar estas jornadas extendidas sin recibir ningún tipo de sobresueldo.

Insisto, la jornada única es fundamental si queremos que las instituciones educativas públicas tengan la posibilidad de consolidar un Proyecto Educativo Institucional, PEI, un currículo, un plan de estudios y una apuesta de convivencia y participación de padres de familia, todo esto a través de un equipo único de docentes y directivos docentes que mediante la planeación, el trabajo en equipo y responsabilidades compartidas le apuesten a una educación de calidad integral para todos sus estudiantes.

Los docentes entienden esto, desean participar y buscan lo mejor para los niños, algunas autoridades se sorprenderán. El MEN debe liderar, promover la participación de todos los actores y buscar un acuerdo con FECODE; el sector educativo debe ser ejemplo de dialogo y de concertación. La jornada única es una apuesta de largo plazo a más de 10 años, existe la oportunidad de graduar los incrementos presupuestales que requiere su implementación, hagámoslo bien. Con el actual caos los primeros perjudicados son los estudiantes y luego los docentes, así no podemos ser los más educados de América latina.

Fuente:

http://www.dinero.com/finanzas-personales/columnistas/articulo/se-oponen-los-docentes-a-la-jornada-unica-por-angel-perez/242315

Imagen: http://www.eltiempo.com/contenido/colombia/otras-ciudades/IMAGEN/IMAGEN-15126956-2.jpg

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Uruguay: 900 jóvenes que pasan de privado a público no tienen liceo asignado

América/Uruguay/26 Febrero 2017/Fuente: Elpais/Autor: CARLOS TAPIA

Lucía pasó de cuarto a quinto de liceo. En 2016 iba a un colegio privado pero este año va a estudiar en una institución pública. Se anotó en el IAVA, uno de los centros más codiciados por los alumnos —más bien por sus padres— y también por los profesores. Se inscribió en diciembre, pero todavía no sabe si va a poder cursar allí. De hecho aún no tiene idea a qué institución va a asistir. Ella no figura en la lista de ningún centro de Secundaria.

El caso de Lucía no es aislado. La Federación Nacional de Profesores de Enseñanza Secundaria (Fenapes) sostiene que hay 900 jóvenes, provenientes de instituciones privadas y que se pasaron a liceos públicos, que están en esta situación.

«Todos los estudiantes que pidieron pase desde privados están en tránsito, es decir que están flotando en el ciberespacio. Son unos 900», dijo a El País el dirigente del sindicato Julio Moreira.

La semana pasada El País develó un documento de la Dirección de Desarrollo de Gestión Informática del Consejo de Educación Secundaria (CES) que daba cuenta de que, solo en primer año de liceo, había grupos de hasta 43 estudiantes. En la web de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) se sostiene que hay clases con hasta 27 alumnos en el Ciclo Básico y hasta 24 en Bachillerato.

De las 245 instituciones que figuran en el informe del CES, en 128 la cantidad de alumnos es mayor a 27. Y allí no se cuentan ni los 900 que provienen de instituciones privadas, ni un 9% del total de los estudiantes que aún no había confirmado su inscripción (equivalentes a 3.118 adolescentes), ni a otros 3.720 que tenían sus fallos en suspenso porque les restaba rendir exámenes para ver si pasaban de año.

Planteos.

Los núcleos sindicales de varios liceos de Montevideo están enviando cartas al CES en las que solicitan la creación de nuevos grupos y que se nombren más adscriptos para poder atender la alta demanda de estudiantes. El País accedió a algunos de estos reclamos.

Desde el liceo N° 54 del Prado enviaron una carta a la directora del CES, Celsa Puente, en la que se le pide «la creación de un grupo más para el turno vespertino». También se le solicita que se nombre a una nueva adscripta, puesto que «el volumen de la población estudiantil y la estructura edilicia en la que se trabaja hacen imperiosa la presencia de otra persona».

Los sindicalistas del liceo N° 56, también del Prado, además de solicitar otro adscripto, reclaman «la construcción de un nuevo edificio», pues «no se cuenta con espacios suficientes para satisfacer las necesidades actuales».

El núcleo sindical del liceo N° 51, de Nuevo París, también envió al CES una misiva donde solicita dos adscriptos, y además explica que «el año comienza con una población que excede los recursos tanto materiales como humanos».

Otra carta, esta vez del liceo N° 70 del barrio El Tobogán, advierte sobre la «superpoblación». Dice que «se superan los 31 estudiantes por grupo, en salones donde entran físicamente 28 bancos».

La consejera de Secundaria en representación de los docentes, Isabel Jaureguy, dijo a El País que «se están viendo una a una» las cartas que se envían desde los liceos.

La semana próxima el CES recibirá un nuevo informe sobre la situación de los liceos públicos, en cuanto a la cantidad de estudiantes por grupo. En tanto, Fenapes analizará posibles medidas.

Fuente de la noticia: http://www.elpais.com.uy/informacion/jovenes-que-pasan-privado-publico.html

Fuente de la imagen: http://sc.diarioelpais.com/files/article_main/uploads/2017/02/24/58b0d8950727a.jpg

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Venezuela: UPEL desarrolla Programa de Virtualidad para Postgrado

América del Sur/Venezuela/26 Febrero 2017/Fuente:noticias.upel/Autor: Nicol Pérez

El Vicerrectorado de Investigación y Postgrado de la UPEL trabaja en el desarrollo del Programa de Virtualidad para Postgrado, el cual permitirá el acceso a todos los cursos de Posgrado de la Institución, a los recursos instruccionales en diferentes formatos y a herramientas y servicios de comunicación para la atención personalizada y colectiva, con tutoría y acompañamiento virtual.

Así lo informó la asesora curricular del Vicerrectorado, Lailén Bolívar, quien explicó que esta iniciativa responde a la  utilización masiva del internet por parte de la sociedad, transformación que obliga a generar cambios en las necesidades y opciones de aprendizaje y formación.

“El programa de virtualidad será gestionado a través del Sistema de Aprendizaje Virtual (SAV) mediante el uso de la Plataforma. Moodle, una de las herramientas  de formación en línea con mayor uso en la actualidad, para así insertarla  en la investigación, docencia y extensión de esta Casa de Estudios, con una visión académica nacional e internacional” detalló.

Además, indicó que este programa se fundamenta  en lo establecido en las leyes y normativas generadas por el Estado venezolano y el Documento Base de la Transformación Curricular UPEL 2011, que asume la Educación Universitaria Virtual como una modalidad educativa sustentada en ambientes de aprendizaje que trascienden espacio y tiempo y que utiliza las tecnologías de información y comunicación.

La coordinadora manifestó  que desde el contexto internacional, la virtualización de los Programas de Postgrado representa una valiosa oportunidad para insertarse en la Red Mundial de Intercambio de información, porque abre espacios para el establecimiento de Convenios Nacionales e Internacionales y la Acreditación y Reconocimiento de Competencias en Postgrado.

Objetivos del  Programa de Virtualidad de Postgrado

Ampliar la atención a la población estudiantil como una oferta educativa nacional e internacional bajo la modalidad de Educación a Distancia, según sea la demanda y las necesidades propuestas.

Garantizar la equidad e igualdad de oportunidades para la formación y actualización en atención a una realidad social.

Tender puentes para el desarrollo de los procesos de enseñanza y de aprendizaje utilizando las bondades de las TIC de manera idónea en función de un aprendizaje autónomo y colaborativo de los usuarios-participantes.

Fuente de la noticia: http://noticias.upel.edu.ve/index.php/noticias-destacadas/658-upel-desarrolla-programa-de-virtualidad-para-postgrado

Fuente de la imagen: http://noticias.upel.edu.ve/images/lailenb1.jpg

 

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Elecciones en Ecuador: un triunfo en riesgo

Juan J. Paz y Miño C.
Prensa Latina

El domingo 19 de febrero/2017 se realizaron en Ecuador las elecciones para presidente y vicepresidente, miembros de la Asamblea Nacional, Parlamentarios Andinos y una consulta popular para que los funcionarios públicos y dignatarios no puedan tener capitales en paraísos fiscales.

El SI ganó en la consulta (al menos 55%); y Alianza País (AP) tendrá mayoría en la Asamblea (proyectadas 64 de 138 curules) y gana en el Parlamento Andino.

¿Y el Ejecutivo?

Todas las encuestadoras anticiparon el triunfo del binomio de AP Lenin Moreno/Jorge Glas. Pero el conteo oficial, por parte del Consejo Nacional Electoral (CNE) y sobre la base del 98.5% de las papeletas escrutadas (miércoles 22 de febrero, 08.53), ubicó a ese binomio con el 39.33% y al ex banquero Guillermo Lasso con el 28.19%. Moreno ha quedado prácticamente a un punto de llegar al 40% requerido (y además tener 10 puntos por lo menos sobre el candidato que le siga en votaciones), para ganar en primera vuelta. El CNE ha admitido que habrá segunda vuelta.

Pero esa diferencia ha destapado a la derecha política, económica y mediática que apoyó al banquero. En una bien orquestada estrategia, antes del proceso electoral no sólo lanzaron una “campaña sucia”, sino que sembraron la idea de que se preparaba un “fraude electoral”; y con los resultados en marcha, se activaron otros mecanismos indudablemente ya preparados: videos de individuos retenidos con mochilas llenas de votos premarcados; simpatizantes de Lasso convocados a tomar las calles, exigir la segunda vuelta aún antes de conocerse los resultados oficiales y vociferar contra el escandaloso “fraude”.

Asimismo hicieron circular supuestos pronunciamientos de las fuerzas armadas pidiendo “transparencia” del proceso, desmentidos por el Comando Conjunto; y levantaron la agresividad contra todo “cholo” y “correísta”. La “peluconería” (término que grafica a esos agresivos sectores de la “alta” clase) se ha movilizado tal como los “escuálidos” en Venezuela.

La derecha política ecuatoriana tiene larga experiencia histórica sobre el éxito que les puede proporcionar esas campañas, que cuentan ahora con el respaldo de una serie de medios de comunicación privados, que han pasado a ser sus instrumentos ideológicos. Las derechas promovieron una intensa campaña contra el referéndum constitucional de 1978 y atacaron de “comunista” a la nueva Constitución. El mismo año, en la primera vuelta quedó adelante el progresista Jaime Roldós, quien en la segunda debía confrontar con el socialcristiano Sixto Durán Ballén, cuyo partido levantó entonces la idea del “fraude”, al mismo tiempo que Durán era presionado para abandonar su candidatura y crear así un vacío que impidiera las elecciones. Finalmente ganó Roldós (1979-1981). Su gobierno y el del sucesor Osvaldo Hurtado (1981-1984) fueron sistemáticamente atacados de “comunistas” por las derechas políticas y empresariales.

En las elecciones de 1984, el perdedor en primera vuelta fue el socialcristiano León Febres Cordero y nuevamente sus partidarios vociferaron contra el “monstruoso fraude” electoral a favor de Rodrigo Borja, candidato de la Izquierda Democrática que fue el triunfador; pero como Febres ganó la segunda vuelta, nunca más volvieron a hablar del asunto.

El gobierno de Febres Cordero (1984-1988) fue el de los empresarios y así lo proclamaron. Con él hubo imposiciones violentas sobre el Congreso, donde no tenía mayoría. Y el país vivió una administración violadora de la Constitución y los derechos humanos, que inauguró la hegemonía del modelo empresarial/neoliberal, con varios escándalos de corrupción que involucraron a personajes del gobierno.

En cada elección posterior, las derechas se anticiparon a prever un “fraude”, cada vez que les convino Así volvieron a decirlo cuando triunfó Rodrigo Borja (1988-1992). Si ellos no están en el poder, no hay fraude. Esa es la consigna de su experiencia histórica. Hoy han preparado el camino con eficacia y, para la segunda vuelta, lanzarán todo su arsenal mediático y político a fin de impedir el triunfo de los candidatos de AP.

Es evidente que hay una alianza poderosa entre las derechas políticas, las elites empresariales de las cámaras de la producción y los medios de comunicación privados colocados a su servicio. No les preocupa carecer de mayoría en el Legislativo, ni la misma Constitución de 2008, sino el control del Ejecutivo en un sistema presidencialista en el cual el presidente es jefe del Estado y jefe del gobierno; y porque, además, saben cómo imponerse a toda institucionalidad contraria a sus intereses, sin descartar -como la experiencia histórica del país lo verifica-, el uso de la represión, el autoritarismo y la prepotencia.

En Ecuador está en juego un tipo de economía y de sociedad iniciado por la Revolución Ciudadana, que quedaría truncado si es que triunfa el otro proyecto del ex banquero Lasso y sus fuerzas de sustento. No solo eso. En Ecuador está en juego la vigencia del ciclo de gobiernos progresistas, democráticos y de nueva izquierda, a los cuales busca derrotar una internacional derechista y, sin duda, el imperialismo que pueden exhibir sus “triunfos” en Argentina y en Brasil.

Pero sobre todo está en juego la posibilidad de que la población ecuatoriana avance en mayores conquistas sociales, en institucionalidad y en democracia. Buena parte de los ciudadanos parecen olvidar la historia y se han dejado seducir por la idea de que el “cambio” ofrecido vendrá de la mano de las élites que siempre los han dominado.

El triunfo de AP en la primera vuelta no es garantía para la segunda, porque no sólo tendrá que enfrentar a las fuerzas poderosas antes señaladas, sino tratar de modificar la conciencia de amplios sectores de la población que votaron en su contra.

AP gana en las siete provincias de la Costa, lo que altera el predominio derechista en esa región, aunque la tradicional oligarquía costeña y particularmente de Guayaquil mantiene una base electoral nada despreciable. AP ha perdido en cinco de las 10 provincias de la Sierra, donde hay un giro conservador, incluso en provincias centrales con significativa presencia indígena donde gana Lasso; también pierde en Galápagos y en cinco de las seis provincias de la Amazonía, donde probablemente pesó el cuestionado extractivismo minero.

De modo que el triunfo en primera vuelta tiene algo de sabor amargo, al que hay que sumar el hecho de no haber alcanzado al menos el 40% de la votación para evitar la segunda vuelta.

No solo cuentan las fuerzas opositoras que han avanzado; han pesado también los dos últimos años de la administración del Presidente Rafael Correa, por ciertos giros conceptuales, decisiones sobre leyes laborales, el tratado comercial con Europa, las alianzas público/privadas, el endeudamiento, la fuerte recesión económica y las magnificadas denuncias opositoras sobre la corrupción que, al parecer, han alejado a los antiguos simpatizantes.

Todo ello no impide evaluar que en una década Ecuador ha tenido cambios económicos, sociales, políticos e institucionales inéditos en el siglo XX, algo reconocido incluso por distintos organismos internacionales como Cepal, Pnud, BM e incluso FMI.

Pero el balance de la gestión y los logros de una década indudablemente ganada -en la que el liderazgo del presidente Rafael Correa ha sido rector e indiscutible-, tampoco ha sido suficiente para crear una conciencia social que impida las posibilidades de reversión de lo logrado.

No cuenta, por tanto, sólo la política o la economía, sino la conciencia social; y trabajar sobre ella es un asunto arduo, difícil en el tiempo. En América Latina hay momentos de progreso democratizador y otros de largos retrocesos, que esperamos no se repitan por decisiones populares en la segunda vuelta presidencial que se realizará el próximo 2 de abril. AP está optimista en que triunfará. Quito, 22 de febrero de 2017

Fuente: http://bit.ly/2kV3kjg

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes

Imagen tomada de: http://www.radioformula.com.mx/images/notas/20170219_16_08_VotoEcuador_NT.jpg

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Depresión, ansiedad y suicidio: la cara visible de la salud mental olvidada en Chile

America del Sur/Chile/ Radiouc.chile/Natalia Figueroa

Según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el cinco por ciento de los chilenos padece depresión. Una cifra que se eleva en el caso de los trastornos de ansiedad al seis coma cinco por ciento. Especialistas en salud mental apuntaron a la falta de una estrategia sistemática de los organismos públicos para abordar estos temas que, aseguraron, cobrará aún más relevancia durante los próximos años.

Más de ochocientas cuarenta personas mayores de 15 años padecen depresión en el país, es decir, el cinco por ciento de la población. Cifras que dio a conocer la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el informe “Depresión y otros Desórdenes Mentales Comunes” basado en los antecedentes entregados por el Ministerio de Salud.

Además, el trastorno de la ansiedad se registró en más de un millón de personas, es decir, en el 6,5 por ciento de los chilenos.

Un escenario que se torna más complejo si consideramos que Chile es el segundo país de la OCDE, después de Corea del Sur, donde ha aumentado considerablemente la tasa de suicidios en los jóvenes. Según datos del Minsal, las muertes autoprovocadas alcanzarán los doce casos por cada 100 mil habitantes en 2020, en la población de diez a diecinueve años.

¿A qué se atribuye esta situación?

El psiquiatra de la Universidad Católica, Jorge Barros, explicó que la depresión es un trastorno mental que depende de factores genéticos, ambientales, sociales, entre otros.

Si bien es riesgoso precipitarse a construir una hipótesis generalizada sobre la situación que enfrenta Chile, a su juicio, si se pueden delinear ciertas tendencias de la vida moderna que podrían desencadenar cuadros depresivos.

En ese sentido, entre otros factores, el especialista apuntó a nivel de endeudamiento como uno de los elementos que sin duda inciden en generar un evidente nivel de angustia en la sociedad actual. “La angustia ante el endeudamiento, es decir, el constante riesgo del no pago. La calidad de vida en las ciudades ciertamente incide en que los padres y madres no puedan estar el suficiente tiempo con sus hijos por el tiempo prolongado que utilizan sólo en transportarse. Además, las condiciones en general de la vida en la ciudad que no ofrecen por ejemplo áreas verdes cerca de los trabajos o lugares de estudios de las personas. Si bien esto no necesariamente genera una depresión si es un malestar en la vida cotidiana”.

La salud mental no es una prioridad

Con el ingreso, en 2005, de la depresión al plan AUGE aumentó considerablemente la cobertura de su tratamiento. La Superintendencia de Salud registra más de un millón 60 mil casos ingresados a través de Fonsa y otros 245 mil a través de Isapres.

Sin embargo, estas últimas entidades no cubren el tratamiento para el caso particular de los intentos de suicidios. Por lo mismo, el profesional insistió en que los programas de salud mental aún son muy deficientes. “En términos de políticas públicas pareciera que estos temas no importan porque no hay una estrategia sistemática de las instituciones para hacerse cargo”.

Además, agregó que “la OMS estimó que de aquí a unos años las enfermedades psiquiátricas serán por lejos una de las más importantes. Por lo mismo, es preocupante ver la lentitud con que se están abordando los programas de salud mental. Hay gente que está haciendo cosas muy valiosas para apoyar esto, por ejemplo equipos de investigación. Nosotros mismos hemos postulado a Fondecyt pero no hay dinero para financiar estas investigaciones. Un problema que siempre ha estado presente en Chile”.

La competitividad y el conseguir éxito en distintos ámbitos de la vida de acuerdo a los estándares impuestos por el actual sistema social y económico también figuran como factores que provocan estrés y ansiedad, y por ende que podrían derivar a un cuadro depresivo.

Los especialistas insisten en que el tratamiento de estas patologías no debe ser postergado porque en muchos casos devienen en adicciones o en trastornos alimentarios.

Fuente: http://radio.uchile.cl/2017/02/24/depresion-ansiedad-y-suicidio-la-cara-visible-de-la-salud-mental-olvidada-en-chile/

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Chile: Cierre de escuelas públicas amenaza la educación de alumnos de escasos recursos

Chile/25 febrero 2017/Fuente: uchile

Preocupación ha generado entre investigadores del sector, la Ley sobre Aseguramiento de la Calidad que disminuiría drásticamente el número de establecimientos debido a su mala evaluación en pruebas estandarizadas. Frente a ello, distintos expertos señalaron que es urgente aprobar la el proyecto de Ley de Nueva Educación Pública.

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