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Estrategias para la vida: comunidades Indígenas en la Amazonía boliviana luchan contra las sequías e inundaciones

Luis Fernando Pumuy abre la llave del grifo que está fuera de su casa y moja casi todo su cuerpo para refrescarse del tremendo calor que hace en la comunidad indígena de Asunción del Quiquibey, donde confluyen las etnias mosetén y tsiname. El agua sale con buena presión a pesar de que las lluvias en este lugar, hasta diciembre de 2023, fueron solo una alegría pasajera. El agua escaseaba en muchas comunidades indígenas y los pueblos amazónicos sufrían por las sequías. Cuando las lluvias volvían el sufrimiento se debía a las inundaciones. Los pueblos indígenas amazónicos se debaten entre esos dos extremos, en la sequía es difícil encontrar agua para sobrevivir y en la época de fuertes lluvias, las crecidas del río amenazan con destrozar sus humildes casas.

Cuando el agua escasea o está contaminada, o cuando las personas tienen un acceso desigual o nulo, pueden aumentar las tensiones entre comunidades y países. Por eso, el lema que las Naciones Unidas estableció para el Día Mundial del Agua 2024 es “Agua para la paz”.

“Cuando cooperamos en materia de agua, creamos un efecto en cascada positivo, promoviendo la armonía, generando prosperidad y fomentando la resiliencia frente a los desafíos comunes”, argumenta Naciones Unidas en un comunicado.

Eso lo entendió muy bien Asunción del Quiquibey, que durante mucho tiempo sufrió por la falta de adaptación al entorno acuático que la rodea. Tuvo que trasladarse en cuatro ocasiones por las constantes crecidas del río Quiquibey que han azotado al pueblo en los últimos diez años. Esas desgracias dejaron a la comunidad sin escuela, sin posta de salud y sin casas. Hoy se reinventan y esperan no tener que soportar un traslado más. El último que hicieron fue solo hace dos años.

Las 36 familias de esta comunidad se han movido, poco a poco, a la zona más alta de su territorio, llevando en sus hombros sus pocas pertenencias, pero también la esperanza. A pesar de las desgracias, los comuneros no están tristes. El agua no es potable, pero valoran el líquido que llega a los grifos de cada una de sus humildes casas a través de tuberías desde una fuente de agua, localizada a hora y media de camino de esta localidad amazónica, que forma parte del municipio de Rurrenabaque, en el departamento de Beni.

Varios pueblos indígenas de la Amazonía boliviana solo tienen conexión a través de los ríos. Foto: Iván Paredes.
Varios pueblos indígenas de la Amazonía boliviana solo tienen conexión a través de los ríos. Foto: Iván Paredes.

Entre agosto y septiembre la sequía llega a su peor momento: las aguas están bajas y la navegación se hace complicada. Para llegar al lugar se debe abordar una embarcación en el centro poblado de Rurrenabaque y navegar durante tres horas entre remolinos, fuertes corrientes, varias lomas de arena y un paisaje biodiverso.

Alejandro Caimani es el corregidor de la comunidad, su máxima autoridad indígena y habla de los embates del agua en la época de lluvias. Muestra su pequeña casa, dice que es nueva y que es la cuarta vez que traslada sus cosas porque Asunción del Quiquibey estaba ubicada en una zona que no era la adecuada. El líder relata que en dos ocasiones la crecida del río destruyó las canchas de la comunidad y las escuelas. Las desgracias también sucedieron porque, según él, la tierra no perdona y va cayéndose a las aguas tranquilas del río Quiquibey.

“El agua es muy importante para nosotros y tenemos la dicha de poder disfrutarla. La cuidamos porque es parte de nuestra familia. Con el agua cocinamos, nos bañamos, la hacemos hervir para tomarla. Imagínate la vida sin agua, eso no queremos nosotros. El agua es vida y acá hay mucha vida”, dice Caimani sentado en el tinglado donde hacen las reuniones en Asunción del Quiquibey.

Aunque el agua llega en exceso con las lluvias, el acceso al líquido es una de las principales vulnerabilidades que conlleva el cuarto traslado que están haciendo. Es paulatino, ya que algunas familias todavía viven en la zona expuesta a la crecida del Quiquibey. La antigua toma de agua corría riesgo por la erosión del suelo causada por el río. “Cada vez que el río inunda, nos afecta en la pérdida de nuestro territorio. Como comunidad estamos trabajando para mover la comunidad una vez más y ponernos a salvo”, relata Caimani.

En medio de este panorama, la comunidad indígena ha puesto manos a la obra: realizaron mejoras al sistema de agua que tienen, el cual incluye un tanque de 5000 litros de agua, reconstruyeron la toma de agua con una tapa que evita el ingreso de tierra y lodos, mejoraron la red de aducción —con 934 metros lineales de tubería— hasta la nueva comunidad y reforzaron el paso de quebrada de 85 metros con un cable de acero.

Las primeras casas de la comunidad de Asunción del Quiquibey que todavía están a orillas del río Quiquibey. El pueblo decidió trasladarse a un cerro más arriba. Foto: Practical Action.
Las primeras casas de la comunidad de Asunción del Quiquibey que todavía están a orillas del río Quiquibey. El pueblo decidió trasladarse a un cerro más arriba. Foto: Practical Action.
Los expertos de Practical Action y las autoridades del municipio de Rurrenabaque ayudaron en la instalación de tubos y conexiones para que el agua llegue a la comunidad de Asunción del Quiquibey. Foto: Iván Paredes.
Los expertos de Practical Action y las autoridades del municipio de Rurrenabaque ayudaron en la instalación de tubos y conexiones para que el agua llegue a la comunidad de Asunción del Quiquibey. Foto: Iván Paredes.

La secuelas de una inundación

En poco más de dos meses Bolivia pasó de una dura sequía que redujo la superficie de los lagos y el caudal de los ríos, provocando inéditas olas de calor e incendios forestales, a un exceso de lluvias que, en febrero de 2024, superaron los registros normales de varias décadas. Las cifras oficiales dan cuenta de más de 40 fallecidos entre noviembre de 2023 y febrero de 2024, decenas de evacuados, pueblos inundados y cuantiosos daños a la infraestructura.

Ana Mendoza, del Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (SENAMHI) de Bolivia, atribuye al cambio climático estos factores. La especialista explica que el fenómeno de El Niño normalmente trae sequía al occidente boliviano y parecía que se prolongaba, pero sucedió lo contrario. Es por eso que las lluvias, que generalmente llegan de la Amazonía brasileña, esta vez también llegaron de la Amazonía peruana y ecuatoriana, lo que no es habitual.

La historia de la comunidad Puerto Yumani, de la etnia tacana y que también pertenece al municipio de Rurrenabaque, es similar a la de Asunción del Quiquibey. Esta localidad, después de las inundaciones de 2015, decidió fortalecerse ante los eventos adversos del clima. Cada año sufren por las inundaciones y aunque hasta el momento no han tenido pérdidas humanas, han perdido sus sembradíos y animales. Por eso, en junio de 2023 construyeron un albergue en la altura. Esta localidad está a 274 metros sobre el nivel del mar y la infraestructura construida está cinco metros arriba del suelo.

Practical Action, una organización sin fines de lucro que tejió alianzas con comunidades indígenas de la Amazonía boliviana y la Alcaldía de Rurrenabaque, dieron los recursos para los materiales y la comunidad puso la mano de obra.

La construcción es conocida como el “Arca de Puerto Yumani” y su objetivo es poner a salvo a las 24 familias de la comunidad en caso de una nueva inundación, como la que los golpeó a inicios de 2015. Ese desastre natural los encontró muy vulnerables y les dejó hambre y enfermedades.

Para llegar a la comunidad de Asunción del Quiquibey hay que navegar por el río Beni. Los indígenas son expertos para dirigir sus botes. Foto: Iván Paredes.
Para llegar a la comunidad de Asunción del Quiquibey hay que navegar por el río Beni. Los indígenas son expertos para dirigir sus botes. Foto: Iván Paredes.

Óscar Cabrera, exviceministro de Defensa Civil de Bolivia en 2015, recuerda que en esa época las inundaciones dejaron más de 1 000 familias damnificadas, sobre todo en el área rural de la Amazonía boliviana.

En Puerto Yumani, el agua llega a cada casa, todas construidas con madera del lugar. Oscar Libay Chamairo, perteneciente a la etnia tacana, es el presidente del Comité de Agua de Puerto Yumani y explica cómo todos los habitantes lograron tener acceso al agua.

“Antes nos quitábamos el agua entre las familias. El agua que teníamos era del municipio, nos llegaba en cisternas. Nos la cortaron desde hace dos años y ahora estamos empezando a utilizar el agua que viene de bombeo. Se hizo un pozo para poder sacar agua, aunque no es potable, es agua que nos ayuda mucho para lavar ropa, cocinar o también para asearnos”, relata Libay.

El “Arca del Puerto de Yumani” se convirtió en centro de reunión de la comunidad. Es como un refugio ante cualquier emergencia. Ruti Chao, una anciana del poblado, no se distrae. Anota todo lo que puede. En frente están los expertos que les asesoran en caso de que sufran un nuevo desastre. Ruti está sentada y a su lado está su nieta, quien juega con piedras y tierra. La niña no desconcentra a la anciana. “No queremos sufrir como hace años (en 2014), cuando la inundación nos dejó sin casas, sin nuestras cositas, nos dejó sin nada. Fue un año muy difícil”, dice.

A finales de 2014 e inicios de 2015, Bolivia enfrentó una de las peores inundaciones de su historia reciente, la cual afectó, sobre todo, a las comunidades amazónicas. Muchas localidades quedaron bajo el agua debido a las crecidas de los ríos y los pobladores no tuvieron tiempo para reaccionar. Ahora, Practical Action y otras organizaciones aliadas instalaron alertas en varios de los ríos que llegan a estas comunidades, como Asunción del Quiquibey, Puerto Yumani y Altamarani. Son aparatos tecnológicos que avisan sobre las crecidas de los afluentes.

En la comunidad Puerto Yumani construyeron edificaciones altas para colocar tanques de agua que almacenen el líquido vital. Foto: Iván Paredes.
En la comunidad Puerto Yumani construyeron edificaciones altas para colocar tanques de agua que almacenen el líquido vital. Foto: Iván Paredes.

León Lizón Romano, jefe de Proyectos de Practical Action, le explica a Mongabay Latam que se instalaron pluviómetros en varios puntos de los ríos cercanos a las comunidades, para medir la cantidad de lluvia que cae y así poder advertir si los ríos enfrentarán crecidas o no. El experto detalla que esta es una medida de alerta temprana y que este trabajo también va de la mano con capacitaciones con las comunidades indígenas y varias obras, como el Arca del Puerto Yumani.

“Todo esto es un reto, es difícil, pero no imposible. Hay varios desafíos y los proyectos requieren varios ajustes. Nosotros estamos felices de lograr sinergia entre autoridades, comunidades y nosotros, y eso es un logro, ya que mientras más unión haya, los resultados serán más grandes”, explica Lizón.

Muchos de los comuneros esperaban lo peor para inicios de este 2024, ya que calculan que las inundaciones fuertes vienen cada diez años. Tanto en Asunción del Quiquibey, Altamarani y Puerto Yumani tienen la misma percepción. No quieren predecir el mal, pero siguen los conocimientos de sus ancestros. “Lo más seguro era que a principios de 2024 hubiera muchos problemas por nuevas inundaciones. Nosotros conocemos nuestros territorios, y parece que es el tiempo. Pero ahora estamos más preparados para enfrentar las desgracias que son parte del comportamiento de nuestra Madre Tierra”, dice Libay.

Jesús Rivera, director de la unidad de Gestión de Riesgos de la Alcaldía de Rurrenabaque, también tiene temor por las inundaciones por alertas de organismos especializados porque recuerda la de 2014, cuando en su municipio murieron 11 personas y se desplomaron cerros que están muy cerca de la localidad amazónica.

“Se perdió el sistema de agua potable, que viene de la serranía, por 28 días. La gente tomaba agua de la lluvia, de algunos arroyos y muchas personas se refugiaron en las unidades educativas. Entonces, en esta unidad educativa (Germán Busch) la hemos elegido para que sirva como refugio para que las personas que lleguen puedan utilizar el sistema de cosecha de agua, y por medio del tinglado podamos reutilizar el agua”, destaca Rivera.

La cancha de fútbol y varias casas de la comunidad Asunción del Quiquibey ya se encuentran en terrenos altos debido a las crecidas del río Quiquibey. Foto: Practical Action.
La cancha de fútbol y varias casas de la comunidad Asunción del Quiquibey ya se encuentran en terrenos altos debido a las crecidas del río Quiquibey. Foto: Practical Action.

El Fenómeno de El Niño causó inundaciones en Bolivia pero los indígenas amazónicos de estas comunidades se sienten satisfechos con los resultados de las acciones implementadas, ya que la época de lluvias intensas pasó sin causarles estragos. Esperan seguir teniendo el mismo éxito en el futuro.

El agua llegó a Altamarani

Altamarani también es una comunidad indígena de la Amazonía boliviana. Pertenece a la etnia tacana y al municipio de San Buenaventura del departamento de La Paz. En esta localidad, el agua también es un recurso preciado y cuidado. Norberto Buchapi es el presidente del Comité de Agua de la comunidad y recuerda que en su niñez y adolescencia no tenían acceso al líquido porque no había arroyos cerca. Sólo consumían agua del río Beni.

Hasta el 2005 utilizaron el agua del Beni para todas sus necesidades, a pesar de que estaban contaminadas. Sin embargo, un año después todo cambió: se instaló un tanque de agua elevado y se perforó un pozo de 26 metros de profundidad.

“Al principio el proyecto no funcionó. A los ocho metros de perforación se encontraron con terreno arcilloso. Tuvimos que parar. Pero luego se realizó una nueva perforación y tuvimos que profundizar para sacar buena agua, que no es potable, pero nos ayuda mucho”, relata Buchapi.

En Altamarani también se instalaron dosificadores de cloro para el mejoramiento de la calidad del agua. Además, se hizo seguimiento al trabajo del Comité de Agua, el cual está establecido dentro de la organización comunal y se encarga de la operación, mantenimiento, administración del sistema de agua y el consumo de cada usuario.

Roxana Áñez aprovecha el agua que llega a la comunidad Altamarani para realizar trabajos de producción. Ella produce harina de banano. Foto: Iván Paredes.
Roxana Áñez aprovecha el agua que llega a la comunidad Altamarani para realizar trabajos de producción. Ella produce harina de banano. Foto: Iván Paredes.

En esta comunidad también se instaló un sistema fotovoltaico para el bombeo del líquido y un biodigestor para el tratamiento de aguas negras de los baños de la escuela del pueblo. Practical Action, junto a otras organizaciones, desarrollaron estos proyectos.

“Después de realizar un análisis del agua en esta comunidad, descubrimos que las fuentes de agua contienen niveles altos de hierro y manganeso de origen natural. Esto era problemático para el consumo. Además, dañan los sistemas de distribución, como tuberías y grifos, a mediano y largo plazo”, remarca León Lizón Romano, jefe de Proyectos de Practical Action.

En Altamarani viven 25 familias, la mayoría se dedica a la agricultura y también tienen emprendimientos propios, como la producción de chocolate y harina de plátano. Roxana Áñez abre la llave del grifo que está fuera del centro de producción de harina. Lava su materia prima y también sus manos. Está feliz, es como si estuviera conociendo el agua por primera vez.

“Acá el agua nos sirve para todo. A mí me ayuda mucho para avanzar con el emprendimiento que tenemos con las mujeres de la comunidad. La familia también utiliza mucho el agua. Nos sirve para cocinar, para la higiene, para lavar ropa, la hervimos y sirve para tomar o para hacer una chicha (refresco). Tenemos la dicha de que nos organizamos y ahora podemos tener agua, no como antes, que teníamos que caminar al río Beni para tener un agua sucia y contaminada”, explica Áñez.

Norberto Buchapi es el presidente del Comité de Agua de la comunidad Altamarani, en plena Amazonía boliviana. Foto: Iván Paredes.
Norberto Buchapi es el presidente del Comité de Agua de la comunidad Altamarani, en plena Amazonía boliviana. Foto: Iván Paredes.

En la comunidad, 10 000 litros de agua duran tres días. Buchapi es el encargado de abrir la llave maestra para que el tanque vuelva a llenarse. Ese proceso, que antes duraba tres horas, hoy puede durar hasta cinco horas, lo que demuestra que cada vez es más difícil obtener agua para llenar el tanque. Cada familia de la comunidad paga por el servicio de agua, no más de 21 bolivianos (tres dólares). El dinero recaudado es utilizado para el mantenimiento del tanque y otros servicios que son parte del funcionamiento del sistema hídrico, como el pago de la energía eléctrica para que la bomba funcione.

Resiliencia es la palabra que ahora más se comprende en estos pueblos amazónicos. Las comunidades están superando las circunstancias traumáticas que vivieron debido al cambio climático, principalmente por la sequía y las riadas, fenómenos antagónicos que los han afectado por igual. Crecidas de ríos, desplazamientos, derrumbes, migración e inundaciones, son algunos de los desastres que sufrieron y que, paradójicamente, conllevaron a la escasez de agua. Buchapi recuerda que hace una década la crecida del río Beni dañó los sembradíos que tenían y algunas casas se derrumbaron. Nunca más volvieron a tener ese tipo de sufrimiento.

En la época de sequía la situación empeoraba y esto provocó la migración de muchos de los habitantes de Altamarani. Las familias se dispersaron y muchas decidieron irse a zonas urbanas a buscar una vida mejor. Los comuneros que se quedaron, después de mucho tiempo de esfuerzo, ahora tienen acceso al agua y tienen algunos emprendimientos que administran.

Michelle Vásquez, especialista en medio ambiente del Área de Gestión de Riesgos del Servicio de Hidrología y Meteorología (Senamhi) de Bolivia, explica que la sequía en la Amazonía no era un evento muy recurrente y que las inundaciones sí eran más frecuentes, pero en los últimos años, aproximadamente desde el 2016, las afectaciones por la falta de agua son más fuertes y recurrentes.

El cañón de El Bala en pleno río Beni. En épocas de lluvias estas aguas crecen y es difícil la navegación. Foto: Iván Paredes.
El cañón de El Bala en pleno río Beni. En épocas de lluvias estas aguas crecen y es difícil la navegación. Foto: Iván Paredes.

“En los próximos meses no tenemos un escenario favorable, las proyecciones que se tienen es que habrá menos precipitaciones, por tanto, es muy probable que la sequía continúe”, dice la especialista.

En las tres comunidades pasaron los meses más intensos del fenómeno de El Niño sin sobresaltos, a pesar de que Bolivia atraviesa un duro golpe por las intensas lluvias, lo que provocó desbordes de ríos e inundaciones. Desde Puerto Yumani, Altamarani y Asunción del Quiquibey no se escucharon desgracias, al contrario, midieron la resiliencia y también esperan enfrentar la crisis de la sequía con éxito, y más que con éxito, con agua propia.

*Imagen principal: Un niño de la comunidad Puerto Yumani bebe el agua que sale de un grifo. El recurso llega a los hogares gracias al trabajo de los comuneros. Foto: Iván Paredes.

Fuente de la información e imagen: https://desinformemonos.org

Fotografía: desinformemonos

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NASA Reporta récord de incendios en Venezuela debido al cambio climático

La Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (Nasa) detectó una cifra récord de incendios en Venezuela durante el mes de marzo, que no se veía en el país desde hace 21 años.

 

El sensor Modis (Espectrorradiómetro de imágenes de resolución moderada) del organismo estadounidense alertó sobre un número inédito incendios a principios de año en tiempos recientes, según publicó el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (Inpe) de Brasil.

 

La cantidad de siniestros entre enero y febrero de 2024 sobrepasan los 9.000, más que cualquier otro enero o febrero desde el comienzo del registro Modis a principios del siglo XXI.

 

En marzo, el sensor reportó más de 11.000 incendios, siendo superado únicamente por el mes de marzo de 2003.

 

Otro sensor, conocido como Viirs (Visible IR Imaging Radiometer Suite), que es similar pero con la capacidad de detectar incendios más pequeños y de menor temperatura, también observó un número inusualmente alto de incendios en Venezuela en este inicio de año.

 

En una imagen publicada en “X” por la Nasa el pasado 26 de marzo, se observa como el sur del Orinoco se encuentra cubierto de una enorme nube de humo proveniente de estas llamas.

 

Según explican, la temporada de incendios en el país caribeño tiene lugar durante la estación seca de Venezuela, generalmente entre diciembre a marzo.

 

El súbito aumento de 2024 se debe al clima inusualmente seco y cálido de los meses anteriores a diciembre, causado por los cambios en los patrones de circulación y lluvias asociados con el fenómeno climático El Niño.

Fuente: https://alertas24.com/nacionales/nasa-reporta-record-de-incendios-en-venezuela/

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Argentina: El mapa de los despidos en el Estado: el detalle en cada organismo

El titular de ATE, Rodolfo Aguiar, denunció que el Gobierno notificó a alrededor de 5 mil trabajadores por vías informales y otros que se encuentran en «transición de despido». El sindicato realizará un paro nacional con «ingreso masivo» a las dependencias estatales el próximo miércoles.

La ola de despidos desatada por el gobierno de Javier Milei cayó hasta el momento sobre al menos 7 mil trabajadores de ministerios, secretarías, distintas dependencias y áreas descentralizadas del Estado. No obstante, el número es provisorio y no se descarta que para mediados de la semana próxima pueda duplicarse, tal como lo prometió la administración de La Libertad Avanza (LLA).

Los despidos dejan a la Anses al borde del colapso

«Me dijeron que no vaya más por altavoz»: fue el meteorólogo más joven del país y lo echaron por teléfono

La cifra de los despidos que ayer sacudieron a toda la administración pública nacional fue precisada a Página/12 por el monitor de despidos que la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) elabora minuto a minuto sobre la base de la información que remiten delegados y delegadas de las distintas reparticiones del Gobierno y ya anunció un paro nacional con un “ingreso masivo y simultáneo” a todos los organismos estatales el próximo 3 de abril.

Los 7 mil casos provisorios se tratan de despidos fehacientes, es decir de personas que fueron notificadas a través de las vías informales que el Gobierno eligió para decirles que quedaron en la calle: whatsapp y mails.

Según el monitoreo, los que recibieron esos mensajes en los últimos días fueron 4.969 trabajadores. Otros 2 mil se encuentran en transición de despido, es decir que serían notificados en breve porque el cierre de las áreas donde se desempeñan ya fue anunciado, según aclaró a este diario el titular de ATE Nacional, Rodolfo Aguiar.

La razón por la que el gremio interpreta que esos números son provisorios tiene que ver con la aclaración que ayer hizo el vocero Manuel Adorni cuando corrigió la cifra de 70 mil despidos arrojada por el presidente Javier Milei.

El portavoz aclaró que, en rigor, los despidos serían el 20 por ciento de lo dicho por el mandatario y estimó que se despedirán a alrededor de 15 mil trabajadores. O sea que si hasta ahora hubo 7 mil despidos, la faena del Estado estaría a mitad de tránsito.

Pero la duda no está tanto en el número de despidos como en el porcentaje. “Al parecer, ese 20 por ciento es la ‘pauta’. Esta es la versión que está cobrando fuerza porque el Gobierno habría ordenado elaborar listados con una reducción de personal de entre el 20 y 30 por ciento. Si ese número de referencia fuera la premisa, sufriríamos entre 14 mil y 21 mil despidos”, alertó Aguiar.

Según el monitoreo provisorio hecho por ATE, algunas de las notificaciones que se produjeron hasta el momento son las siguientes:

Anses: 1.200

Secretaría de Agricultura Familiar: 900

Ministerio de Capital Humano: 800

Centros de Referencia de Desarrollo Social (CDR): 600

Secretaría de Trabajo: 517

Agencia Nacional de Discapacidad: 332

Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia (Senaf): 300

Personal Civil de las Fuerzas Armadas: 280

Secretaría de Comercio: 225

Secretaría de Cultura: 208

Nación ART: 200

INCAA: 170

Acumar: 120

Cenard (Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo): 120

Subsecretaría de la Mujer: 150

Indec: 100

Secretaría de Derechos Humanos: 12

Administración General de Puertos: 185

Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV): 89

Conicet: 87

Servicio Meteorológico Nacional: 80

Parques Nacionales: 79

Vialidad: 67

Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (INIDEP): 40

Ministerio de Economía: 26

COPREC (Servicio de Conciliación Previa en las Relaciones de Consumo): 25

Secretaría de Energía: 21

CNRT (Comisión Nacional de Regulación del Transporte): 2

En esa lista, hay algunas particularidades. Por ejemplo, en la Secretaría de Derechos Humanos, su titular Alberto Baños niega la información pero se conoce que tiene tomada la decisión.

En el Ministerio de Capital Humano hubo 800 despidos pero prácticamente se da por hecho que para la semana próxima habrá otros 1000 más.

En la Agencia Nacional de Discapacidad, entre los despedidos hay una veintena que son personas con distintas discapacidades, lo cual viola la ley de cupo que obliga al Estado a su contratación.

Lo último: los 900 despidos en la Secretaría de Agricultura Familiar son parte de los 2 mil que están en transición de despidos, porque la efectivización del vaciamiento –según el decreto que lo ordena- es dentro de 90 días.

El Gobierno dijo que las bajas de contratos alcanzarán a personas incorporadas durante el último año. Sin embargo, esto no fue así. “Analizamos que no existió un patrón de antigüedad. No despidieron solo a quienes ingresaron en el gobierno anterior sino a personas con más de 20 años de antigüedad, es decir que ingresaron en la gestión de (Carlos) Menem”, subrayó Aguiar.

Además, el dirigente confirmó que el equipo jurídico nacional de ATE “se reunió de urgencia para definir criterios” de acción a fin de defender tanto los puestos de trabajos como el derecho a indemnización de estos trabajadores, si es que los ceses son definitivos. “Se está violentando la estabilidad en el empleo, algo que está garantizado en el artículo 14 bis de la Constitución Nacional”, advirtió.

Pero la estrategia del gobierno de Milei para su achique del Estado no se detiene en los despidos. La licuación del salario, la magra paritaria y el congelamiento de sueldos es una forma indirecta de despidos de la que el Estado hace gala y que, inclusive, inspira a algunas empresas.

“El recorte del salario, que a marzo superará el 20 por ciento” equivaldría a (el costo de) 14 mil puestos de trabajo”, reveló a Página/12 Flavio Vergara, director del Departamento de Negociación Colectiva de ATE. Este ajuste también suma “al listado de trabajadores injusta y brutalmente despedidos”, añadió.

En total, la administración pública nacional tiene 140 mil trabajadores, 70 mil de los cuales son contratados. Esta es la cantidad que planea echar Javier Milei, tal como se ufanó el martes en su discurso en el IEFA Latam Forum.

Se trata de la tercera “reforma del Estado” neoliberal en los últimos 40 años de democracia. La primera fue durante el gobierno de Carlos Menem, con las devastadoras consecuencias que ya se conocen. La segunda fue con Mauricio Macri, con la insolvencia y el daño que ya se conoce.

Pero, como se sabe, reestructurar el Estado no es gratis ni es fácil. El entramado de leyes que lo sustentan y las estructuras que sostienen la administración son tantas que lo único que se logra es un daño temporal que a largo plazo le cuesta al Estado más de lo que un gobierno quiso “ahorrar” en el corto plazo.

Fuente: https://www.pagina12.com.ar/724987-el-mapa-de-los-despidos-en-el-estado-el-detalle-en-cada-orga

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Rocío Santos Gil: «Con la menopausia empezamos a darnos la libertad para ser la mujer que queremos ser»

Entrevista a Anna Freixas autora feminista del libro «Nuestra menopausia. Una versión no oficial»

Por Rocío Santos Gil

La escritora ha reeditado ‘Nuestra menopausia. Una versión no oficial’ (Capitán Swing, 2023). Su obra reivindica las bondades de esta etapa que los mitos interesados, según explica, se han encargado de oscurecer.

 

Afirma Anna Freixas (Barcelona, 1946) que allá donde va para ofrecer una charla o conferencia consigue llenar el espacio: “Porque todos mis temas son terribles: viejas y menopausia”.

 

Lo declara con una contundencia acumulada, según dice, por los años de experiencia. No existen los paños calientes para esta escritora y profesora de la Universidad de Córdoba ya jubilada, que ha cimentado una carrera de investigación sobre la psicología con perspectiva de género, el envejecimiento de las mujeres o la coeducación, y que guarda en su haber títulos ya claves como Tan frescas. Las nuevas mujeres mayores del siglo XXI (Paidós, 2013); Abuelas, madres, hijas. La transmisión sociocultural del arte de envejecer (Icaria, 2015); Sin reglas. Erótica y libertad femenina en la madurez (Capitán Swing, 2018) o Yo vieja. Apuntes de supervivencia para seres libres (Capitán Swing, 2021).

 

Llega al MaF (Málaga de Festival) con la reedición de Nuestra menopausia. Una versión no oficial (Capitán Swing, 2023) y consigue, de nuevo, llenar un salón de actos donde, convencidas a la vez que entusiasmadas, las asistentes disfrutan y asienten con las intervenciones de Freixas, que reivindica la menopausia como una etapa llena de bondades que los mitos interesados se han encargado de oscurecer.

 

Desde esa primera edición del libro Nuestra menopausia. Una versión no oficial: ¿ha habido algún encuentro entre el relato no oficial y el relato oficial? ¿En qué has visto la evolución, en caso de haberla?

 

Creo que en el relato oficial ha habido un poquito de cambio. Es decir, en la comercialización del cuerpo de las mujeres, en su medicalización. Desde la publicación del informe de 2002 (se refiere al realizado por The Women’s Health Initiative) en el que se habló de los problemas que producía la terapia hormonal, hay mayor cuidadito, menos tendencia a la administración de hormonas. Ya no se dice que todas las mujeres que quieran pasar bien la menopausia tienen que tomarlas, sino que se específica que solo será en algunos casos. Ellos saben que las mujeres ya no van tan confiadas a la consulta. Así que ahora son más sutiles, inventan otras cosas y van con más cuidado porque también saben las consecuencias. Y, desde luego, lo que más ha cambiado en todo este tiempo son las mujeres.

 

¿Cómo ha sido la evolución de las mujeres desde que sacaste la primera edición del libro?

 

Cada vez tenemos más información y cada vez estamos más convencidas de que las cosas pueden ser de otra manera. Hablamos más entre nosotras. El tabú de la menopausia se disipa y ya las mujeres comienzan si ningún pudor a coger el abanico y a decir “oh, tengo un calor que me muero” y ya está. En este sentido las mujeres, globalmente, incluyendo a las mujeres jóvenes que hablan abiertamente de que tienen la regla o les duele la barriga, están más informadas. Dialogan más entre ellas y no confían tanto en que el otro le va a resolver algo. Empezamos a darnos cuenta de que la menopausia no es tan fiera como nos la pintan.

 

Te refieres a ti misma y usas la palabra vieja con una contundencia que sorprende. Habitualmente solemos suavizar según qué expresiones. ¿Cómo se consigue ese aplomo?

 

La edad te da una mayor seguridad. También ocurre esto porque me he dedicado a tratar de normalizar las canas, las arrugas, la vejez, la edad. A dignificarnos. Que los hombres hagan lo que quieran, pero que las mujeres podamos ir por el mundo sin pedir perdón porque eres vieja, porque estás sorda, porque tienes canas, porque estás gorda, porque eres pequeñita o porque tienes barriga o… ¡o yo qué sé! ¿Por qué tenemos que pedir perdón por tantas cosas? A veces también tengo mucho genio y lo suelto todo así, pero lo que sí he aprendido es a usar el sentido del humor, diciendo todo lo que quiero, pero suavemente.

 

¿En clase eras igual?

 

Cuando daba clases los chicos venían diciendo “¡te ha tocado la Freixas!” o “la Freixas es feminista”. Y yo lo primero que hacía era tratar de congraciarme con ellos. Les decía: aquí vamos a divertirnos, a pasarlo bien, a aprender y nos vamos a reír de todo; de nosotros, de nosotras y vamos ir abriendo los ojos. Así que se trata de relajarse. Con los chicos, en el noventa y pico por ciento, siempre he tenido muy buen rollo. Incluso me paraban para hablar por la calle en Córdoba. El aplomo es una cuestión de edad, pero también viene de aprender unas de otras.

 

De hecho por hablar entre nosotras, entre otras cosas, las que han sufrido reglas dolorosas, han acudido precisamente alarmadas por haber tenido normalizado el dolor y detectar que podía ser algo mucho más serio. Ya no nos fiamos tanto.

 

Es otro asunto que me parece muy importante, el que está relacionado con los tratamientos hormonales. Nuestro cuerpo se tiene que acostumbrar a vivir con estas hormonas. Durante la etapa de la menopausia hay un descenso en la intensidad y en la cantidad de hormonas. En la juventud teníamos pocas hormonas, después aumentaron para poder ser fértiles y luego menos. Nuestro cuerpo se tiene que acostumbrar de la misma manera que se acostumbró a vivir con muchas hormonas y teníamos dificultades: nos dolían las tetas, la cabeza y teníamos determinados problemas vinculados al ciclo. Si tú evitas las dificultades que está demostrando tu cuerpo para adaptarse a esta carencia de hormonas, estás posponiendo un tema. De aquí a cinco años tendrás el mismo problema.

 

Hay gente que dice “no puedo dejarlo [el tratamiento] porque me vuelven los sofocos”. Pues claro. Porque no has dejado que tu cuerpo se adapte a esta etapa vital. Me parece muy importante. No es que estemos enfermas por falta de hormonas, que es lo que vendieron: es que el cuerpo tiene que adaptarse a estar con unas hormonas determinadas que son las necesarias para vivir.

 

¿En qué momento decidiste que este tema era interesante para ti y que querías hablar con mujeres, poniéndolas en el centro de tus estudios?

 

Te puedo decir exactamente la fecha: alrededor de 1980, con unos 33 años. Había empezado dos tesis doctorales que no me interesaron nada y entonces Miguel Siguán, el catedrático de Psicología en la Universidad de Barcelona, un hombre muy sabio, me dijo: “¿Por qué no te interesas por el tema de las mujeres haciéndose mayores?”. De hecho, mi tesis se llamó Autopercepción del proceso de envejecimiento en la mujer entre 50 y 60 años. Allí empecé a trabajar sobre esta cuestión, que ha sido el tema de mi vida con el que he envejecido. Empecé joven y ya llevo 40 años. A medida que me he ido haciendo mayor he seguido estudiándolo junto a otras cuestiones que han ido apareciendo.

 

¿Y qué ha sido, después de estudiar en profundidad cuestiones relacionadas con el envejecimiento y la menopausia y de haber tenido tantas conversaciones con mujeres, lo que más te ha llamado la atención?

 

Piensa que cuando empecé a trabajar sobre la menopausia ya llevaba unos quince o veinte años investigando sobre estos temas en general. Cuando me paré a estudiarla, tenía ya hechas muchas conversaciones. Quizás una de las cosas que me ha impactado más, ahora que me dices esto, era el poco interés que tenían las mujeres posmenopáusicas en hablar de la menopausia. “La menopausia, sí, aquello», “Ah, bueno, eso pasó”, decían.

 

Así como las que no la teníamos o que nos encontrábamos justo en esta etapa estábamos más interesadas en saber, nos encontrábamos con el desinterés total de las mujeres posmenopáusicas. Y, en cambio, la afirmación que estoy obteniendo en los últimos tiempos cuando ahora les pregunto en mis conferencias “¿es lo mejor que nos pasa?” y todas afirman así [hace el gesto de afirmación con la cabeza]. Ayer mismo ocurrió en la charla que di. Porque, claro, es verdad que hay mujeres que lo pasan mal, pero es un porcentaje bajo. También hay niñas que pasan muy mal la regla. Entonces, ¿por qué tanto interés en una cosa y tan poco en la otra? Es sospechoso.

 

Ayer decías que el cuerpo de las mujeres es un negocio. ¿A quién beneficia?

 

Beneficia a todos. Date cuenta de que las mujeres somos las pobres del planeta. La población pobre somos nosotras. Y resulta que somos las que damos de comer a mogollón de gente: la moda, los centros de estética, las uñas, el fitness y los gimnasios, la farmacia, la industria cosmética, la médica. Porque queremos adelgazar, porque queremos engordar, porque queremos crecer. Somos un enorme negocio.

 

Desde el momento que tienes la primera regla estamos constantemente llenas de expectativas que nos tienen soliviantadas y sometidas a una presión social enorme: embarazo, estudios, creación de familias… cuando parece que llega la plenitud de tu vida y puedes estar tranquila, llega la perimenopausia, después la menopausia y se nos presenta, dentro de las referencias que tenemos, como algo terrible. ¿Cómo construimos otra imagen y derribamos los mitos?

 

Es que con la menopausia no pasa nada. La menopausia solo es un momento del ciclo vital en el que la regla desaparece. Implica que durante una serie de años antes tus hormonas descienden y tus ciclos se alargan, se acortan, tienes pérdida de sangre… hay una serie de indicadores donde vemos que las hormonas están ya despidiéndose. Y eso también ocurrió cuando tú eras niña. A los nueve años, aún sin regla, empezamos a ver señales que nos van anunciando que estamos desarrollando nuestro cuerpo de mujer, con la aparición de vello o el desarrollo del pecho. Pues esto es lo mismo.

 

Se va anunciando que las hormonas están disminuyendo. La mayoría de la gente pasa la menopausia sin enterarse. Yo misma no he tenido absolutamente ni un sofoco. Se fue después de 12 meses. Pensé “hace doce meses que no tengo la regla y esto se acabó”. O llevas seis meses y ¡pam! Tienes tres meses más de regla y después se vuelve a ir otro año. Pero lo que sirve bastante es el hablar con otras mujeres, con otras chicas que están en el mismo momento que tú: con tu madre, con tus hermanas, con tus cuñadas, con tus amigas. En absoluto quiero negar que haya personas que lo hayan pasado mal. Por supuesto que sí, personas que han tenido muchas dificultades porque su cuerpo no se adaptaba. ¿Pero decir que es la norma? Esto se da en un porcentaje que es la excepción.

 

El porcentaje de mujeres que tienen sofocos no es el cien por cien ni el cincuenta por ciento. Y dentro de este cincuenta por ciento hay de todo: hay quien tiene muchos sofocos y viven con ellos durante muchos años y a veces se alargan porque tienes otros problemas como puede ser la tiroides. Pero yo creo que hay que hablarlo y conversarlo con otras, ver cómo lo han vivido las mujeres de alrededor. Ayer me decían unas chicas, que habían sido ya menopáusicas, que no sabían cómo lo habían pasado sus madres y abuelas. No se enteraron porque estas mujeres vivieron lo que les tocó vivir. El interés por aplazar los síntomas se vende con tratamientos para continuar siendo joven y eso no es cierto. Puedes retrasar algo en algún momento pero el programa biológico está allí y las arrugas te están esperando.

 

Hablabas de la menopausia como una etapa vital de libertad, a pesar de que es un momento al que muchas mujeres temen. ¿Por qué la vinculas con la liberación?

 

No soy yo sola, lo digo yo y lo dicen otras pensadoras. Primero: no te puedes quedar embarazada. Segundo: hablamos de la caída de las hormonas. En este momento empiezas a pasar de ese modelo de feminidad, de la sumisión femenina patriarcal que consiste en gustar a los demás y empiezas a pisar más fuerte. Profesionalmente, también estás en otro momento y vas adquiriendo un mayor dominio de tu vida. A partir de aquí hay muchas libertades y muchas de ellas provienen del feminismo, porque tu situación y tu relación con otras mujeres te va dando alas. Es como si se cayera el velo y pudieras darte la libertad de empezar a ser tú. No ser tanto para otros, para tus hijtos, tu parejita, para tu mamá, para los del trabajo… empezamos a darnos la libertad y darnos permiso para ser nosotras. Para ser la mujer que queremos ser.

 

Hablas en el libro de las referentes, que tanta falta nos hacen, aunque cada vez hay más. ¿Qué referentes has tenido tú?

 

Vosotras lo tenéis mejor, tenéis más referentes. La gente de mi generación o de las siguientes a las mías no hemos tenido muchas, pero nos hemos ido fijando, por ejemplo, en actrices coetáneas como Susan Sarandon o Meryl Streep. Ese tipo de mujeres en las que hemos visto que querían ser ellas, sobre todo en lo estético. Y, aunque es más joven que yo, tenemos a Ángela Molina, por ejemplo. Pero en esto se ha mejorado.

 

Me fijo, por ejemplo, en los pies y los zapatos. Una de las cuestiones más graves de la vida de las mujeres ha sido el tema de los taconazos. Si miras ahora por la calle prácticamente no hay mujeres que vayan con ellos. Antes no. Ahora en una celebración la gente se los pone si quiere sufrir, pero es que, a veces, no se llegan a usar ni para esas ocasiones. La moda también ha cambiado y es menos restrictiva para nosotras. Es muy importante el que nos atrevamos a ser diferentes, a mostrar nuestra diferencia y nuestro ser, porque la perversión del mito de la belleza es que es inalcanzable. Y al ser así, nunca vas a estar suficientemente cerca. Es desmoralizante. Inviertes dinero y siempre estamos en el punto cero.

 

Hablas también de la importancia de los ritos. Es muy complejo porque vivimos de forma tan acelerada que hace que se pierdan ritos, otros que no dejamos que se asienten ni que se consoliden pero hay otros que se mantienen porque se capitalizan. ¿Qué ritos crees que las mujeres deberíamos asentar respecto al envejecimiento?

 

Sobre los ritos en los que más he pensado últimamente han sido los que tienen que ver con la muerte. Está muy institucionalizado y quizás necesitamos hacerlo y practicarlo a nuestra conveniencia. A raíz de una amiga mía que durante la crisis de 2008 montó un tanatorio (y me pareció una cosa increíble y divertida), pensé: las mujeres deberíamos montar un tanatorio feminista, laico y ecologista. Porque el rito de la muerte es hipercomercial y tóxico. Pesar en cómo queremos despedirnos de esta vida. No tenemos una palabra para la orfandad de una amiga. Se te va tu amiga del alma y no tienes palabra para nombrar ese estado. Sobre la menopausia, por ejemplo, hablé con mis amigas para hacer una fiesta y así dar la bienvenida a esa etapa, donde cada una llevase una cosa alusiva a la regla. Pero finalmente no se hizo. Creo que hay que pensar el divertimento y celebrarlo. Alcanzamos una edad en la que lo que más celebramos es la jubilación.

 

Libro «Nuestra menopausia Una versión no oficial» de Anna Freixas

Fuente: https://www.lamarea.com/2024/03/20/anna-freixas-con-la-menopausia-empezamos-a-darnos-la-libertad-para-ser-la-mujer-que-queremos-ser/

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En camino al infierno climático

Por: Silvana Melo

Las ciudades no soportan las inundaciones ni las sequías ni las altas temperaturas. “Ni se van a bancar el granizo cuando pegue cada vez más fuerte”, dice Walter Pengue. Estamos a un paso “del infierno climático”. Para un niño nacido en 2020, “el impacto va a ser brutal en su vida adulta”. Mientras tanto las tormentas arrasan. El dengue avanza. Y la vida, en alerta roja.

Un verano –el pasado- con nueve olas de calor y una sequía arrasadora; el verano siguiente –éste- ahogado de lluvias y, en su final, rabioso de tormentas e inundaciones repetidas cada diez días en el mismo territorio. Walter Pengue, doctor en Agroecología, Sociología y Desarrollo Rural Sostenible, habla con APe del “camino directo del infierno climático”. Proyectos inmobiliarios alzados con la ceguera de la rentabilidad que frenan las aguas e inundan ciudades antes impensadas, suelos agotados que ya no absorben una gota, un modelo de producción agroindustrial que genera sequías por las que luego deben crearse trigos con modificaciones genéticas que las resistan.

En medio de este panorama, todo tiembla, todo trastabilla. Generaciones y distribuciones eléctricas sin mantenimiento que explotan ante el primer calor o la primera tormenta. Nula exploración en energías alternativas. Enfermedades tropicales que se extienden al sur porque el sur ya no se comporta como tal y abunda en veranos tórridos e inviernos templados. Fenómenos inusuales para los que los cuerpos no están preparados y las infraestructuras tampoco. Esta nota se escribe con alerta roja de tormentas en el AMBA y la epidemia de dengue en su punto máximo. Un escenario distópico y antrópico que está amenazando con quebrar el futuro como a una copa de cristal.

Walter Pengue, autor principal de los documentos del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC de Naciones Unidas) habla de “aceleración, intensidad y recurrencia”. Es decir, aquellos cambios que hasta hace unos años eran una fantasía de un grupo de científicos para dentro de medio siglo, ahora se sienten de un año a otro. Transforman de a retazos una vida. “El documento de Naciones Unidas 2022-23, que terminamos el año pasado, fue el que puso en alarma lo que antes era una advertencia y es que estamos yendo hacia el infierno climático”.

Saliendo del campo, cuando en la ruta lo sorprendieron cien milímetros en media hora, el docente universitario pensaba que “quince años atrás, cuando les decíamos a los chacareros ustedes van a dejar de ser agricultores para ser pescadores, no me creían; ahora ya son varios los que se volvieron pescadores”. Y es un escenario, dice, “para el que la Argentina no está preparada, tanto a nivel del campo, de la producción, de la naturaleza, como de las ciudades”; porque “que caigan cien milímetros de un saque, antes pasaba cada diez años y ahora cada diez meses”.

Sin embargo, la producción intensiva para exportar commodities y generar divisas, el uso indiscriminado de agroquímicos y la tala sin freno para ampliar la frontera agropecuaria ha transformado el paisaje de la región, además de las temperaturas y los ciclos de las lluvias. Los 62º de térmica en el marzo de Río de Janeiro –al borde de lo que la vida puede soportar- convive en armonía con el desmonte del Amazonas.

“Lo que estamos enfrentando es un escenario de cambio climático y de cambio ambiental global. El primero antes aparentaba ser una advertencia, pero ahora está claro que las cosas están yendo muy mal –sostiene Pengue- y se necesitaría un viraje importante, muy drástico en las pautas de producción y consumo en nivel global y regional”.

Antonio Guterres, secretario general de Naciones Unidas, “lo dijo claramente: vamos yendo por la autopista con la quinta puesta hacia el infierno climático. Eso es lo que está sucediendo y la gente ya lo percibe”. No se trata, dice Pengue, de “fenómenos naturales sino antrópicos[1], aunque algunos lo nieguen”.

“Los documentos científicos publicados por referencias de todas las disciplinas de las ciencias unificadas, reconocen lo que dice Guterres: que estamos ante un escenario de intensificación, aceleración y recurrencia de todos los fenómenos. De grandes sequías a grandes inundaciones. Y no estamos preparados”. Tampoco lo está “el mundo desarrollado, con las olas de calor que ha tenido Europa y los muertos, pero ellos lo están cuantificando; en los países en vías de desarrollo no lo hemos tenido tan en cuenta. La situación va a ser cada vez más conflictiva porque no nos estamos adaptando para mitigar los impactos”.

Las ciudades no soportan las inundaciones ni las sequías ni las altas temperaturas. “Ni se van a bancar el granizo cuando pegue cada vez más fuerte”, lamenta Pengue. Y sueña con un cambio –que aparece quimérico en estos tiempos- en las cabezas “de quienes manejan las políticas públicas y el desarrollo privado”.

“A los que tenemos 50 o 60 años nos va a pegar pero vamos a ser mayores cuando el impacto llegue –piensa, mirando hacia adelante-; pero en el último documento pensamos en un niño nacido en 2020. Va a ser un adulto. Y el impacto va a ser brutal en su vida”.

Mirando hacia esa infancia, piensa Walter Pengue. “Hay que pensar con faro largo y no sólo en la producción de dinero. Porque la gente no come dinero”. Pero la sociedad está adormilada. “Aletargada, como la rana en la olla mientras se va calentando”.

A pesar del negacionismo reinante, desde el aula universitaria, cree “en las oportunidades”. Y en un futuro que se puede ir hilvanando hilo por hilo.

Afuera llueve como nunca.


[1] Fenómenos producidos por actividades humanas

Fuente de la información e imagen:  Pelota de Trapo

Foto: Agustín Macarian (Reuters-Clarín)

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Chile: Pliego único educativo y paro nacional: ¿Qué hacer profesores, estudiantes y apoderados ante el llamado a paro del 11 de abril?

Por: Gabriel Muñoz

La dirección nacional del Colegio de Profesores con Mario Aguilar se hizo presente en la comuna pero a nivel nacional no organizó movilizaciones efectivas. Hicieron un llamado durante el fin de semana a acciones locales en cada establecimiento, pero sin ninguna cobertura ni coordinación clara. El paro nacional fue fallido, un mero discurso. El dirigente habló de una ley Katherine Yoma que aumenta las facultades de los directivos y aumenta las sanciones contra las personas agresoras. ¿De qué sirven más sanciones si el problema de violencia escolar seguirá escalando? Se necesita transformar la educación y la sociedad para acabar con los problemas de convivencia.

En la comuna de Santiago estudiantes, profesores y apoderados del Liceo 1 entregaron un petitorio multi-gremial al DEM Municipal en donde grafican diferentes problemas que están impidiendo nuevamente que puedan estudiar y realizar sus funciones de forma adecuada. Entre algunas de las que se han sabido en este escaso tiempo de clases este año, una desratización, salas bien acondicionadas, para todos, reparación de cañerías, más personal auxiliar. En suma, que se releve la Educación Pública y el Derecho a la Educación de estudiantes.

La educación pública está en crisis, y el modelo general de educación neoliberal también. El Gobierno de Boric ha mantenido la política de cero peso a la educación. No ha aumentado ningún recurso para los establecimientos. Tiene un déficit de 3000 mil matrículas equivalente a 300 escuelas. No hay buena infraestructura, los baños colapsan, la alimentación es precaria, no hay profesionales de la salud suficientes para la comunidad educativa y los profesores viven agobiados con trabajo burocrático que en nada mejoran las clases.

Vamos por un gran paro nacional educativo el 11 de abril

Antofagasta y Santiago centro muestran un ejemplo a seguir y marcan la urgencia de discutir en todos los sectores medidas de movilización. La crisis educacional ya no se soporta más. No queremos más estudiantes fuera, no queremos más educación precaria. La CUT hace mas de dos meses llamó a un paro nacional para este 11 de abril siguiente. No lo ha organizado en los lugares de trabajo al igual que el Colegio de Profesores. En términos políticos hay dos estrategias para este paro: una estrategia de paro parcial en donde sólo se movilicen los dirigentes haciendo algún punto de prensa para presionar a las mesas de diálogo entre el Gobierno y la derecha para una reforma de pensiones y tributaria pactada. Esa es la estrategia de la actual dirección de la CUT. Otra estrategia sería organizar desde las bases un paro nacional transversal de todos los sectores, especialmente educación, para desplegar un pliego nacional unitario de demandas de todos los sectores, incluyendo las demandas de No+AFP y derecho a la vivienda.

Esta perspectiva tendremos que instalarla las y los profesores que vemos que la muerte de Katherine es una chispa que debe encender un movimiento mayor que busque transformar la educación partiendo por unificar las demandas de toda la comunidad educativa. En este sentido es clave instalar asambleas docentes y de trabajadores de la educación en horario protegido para asegurar que se delibere y se decida democráticamente la adherencia al paro. Es hora de que los profesores nos pongamos a la cabeza para unir y coordinar demandas educacionales y sociales.

¡Paro nacional educativo 11 de abril! ¡Plan de lucha y pliego unificado de demandas!

El lunes 25 de marzo se desarrolló un paro comunal en Antofagasta protagonizado por la totalidad de las escuelas y liceos de educación municipal, dos colegios subvencionados, las dos universidades tradicionales más importantes y contingentes importantes de estudiantes secundarios y apoderados, luchan porque se cumplan sus demandas discutidas en asambleas y movilizaciones que ya llevan dos semanas tras la muerte de la profesora Kathy Yoma por acoso y persecución en su contra.

La dirección nacional del Colegio de Profesores con Mario Aguilar se hizo presente en la comuna pero a nivel nacional no organizó movilizaciones efectivas. Hicieron un llamado durante el fin de semana a acciones locales en cada establecimiento, pero sin ninguna cobertura ni coordinación clara. El paro nacional fue fallido, un mero discurso. El dirigente habló de una ley Katherine Yoma que aumenta las facultades de los directivos y aumenta las sanciones contra las personas agresoras. ¿De qué sirven más sanciones si el problema de violencia escolar seguirá escalando? Se necesita transformar la educación y la sociedad para acabar con los problemas de convivencia.

En la comuna de Santiago estudiantes, profesores y apoderados del Liceo 1 entregaron un petitorio multi-gremial al DEM Municipal en donde grafican diferentes problemas que están impidiendo nuevamente que puedan estudiar y realizar sus funciones de forma adecuada. Entre algunas de las que se han sabido en este escaso tiempo de clases este año, una desratización, salas bien acondicionadas, para todos, reparación de cañerías, más personal auxiliar. En suma, que se releve la Educación Pública y el Derecho a la Educación de estudiantes.

La educación pública está en crisis, y el modelo general de educación neoliberal también. El Gobierno de Boric ha mantenido la política de cero peso a la educación. No ha aumentado ningún recurso para los establecimientos. Tiene un déficit de 3000 mil matrículas equivalente a 300 escuelas. No hay buena infraestructura, los baños colapsan, la alimentación es precaria, no hay profesionales de la salud suficientes para la comunidad educativa y los profesores viven agobiados con trabajo burocrático que en nada mejoran las clases.

Vamos por un gran paro nacional educativo el 11 de abril

Antofagasta y Santiago centro muestran un ejemplo a seguir y marcan la urgencia de discutir en todos los sectores medidas de movilización. La crisis educacional ya no se soporta más. No queremos más estudiantes fuera, no queremos más educación precaria. La CUT hace mas de dos meses llamó a un paro nacional para este 11 de abril siguiente. No lo ha organizado en los lugares de trabajo al igual que el Colegio de Profesores. En términos políticos hay dos estrategias para este paro: una estrategia de paro parcial en donde sólo se movilicen los dirigentes haciendo algún punto de prensa para presionar a las mesas de diálogo entre el Gobierno y la derecha para una reforma de pensiones y tributaria pactada. Esa es la estrategia de la actual dirección de la CUT. Otra estrategia sería organizar desde las bases un paro nacional transversal de todos los sectores, especialmente educación, para desplegar un pliego nacional unitario de demandas de todos los sectores, incluyendo las demandas de No+AFP y derecho a la vivienda.

Esta perspectiva tendremos que instalarla las y los profesores que vemos que la muerte de Katherine es una chispa que debe encender un movimiento mayor que busque transformar la educación partiendo por unificar las demandas de toda la comunidad educativa. En este sentido es clave instalar asambleas docentes y de trabajadores de la educación en horario protegido para asegurar que se delibere y se decida democráticamente la adherencia al paro. Es hora de que los profesores nos pongamos a la cabeza para unir y coordinar demandas educacionales y sociales.

¡Paro nacional educativo 11 de abril! ¡Plan de lucha y pliego unificado de demandas!

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Venezuela: Historia Local del Conjunto Residencial La Croquera

Historia Local del Conjunto Residencial La Croquera

Dra Yuleima Rodríguez Torcatt

El trabajo de Investigación presentado por la Dra Yuleima Rodríguez es un genuino trabajo comunitario en el que los investigadores son los habitantes del sector La Croquera que se dedicaron bajo la orientación de la Dra, Rodríguez a reconstruir su propia historia.

Ahora constituyen un colectivo unido, solidario y protagónico que cambiaron la fisonomía del sector y fortalecieron los lazos de amistad y fraternidad entre los pobladores, invitando a propios y visitantes a disfrutar de sus bellezas y organización y a cuidar el entorno de todos.

A continuación un fragmento de la INTRODUCCIÖN:

«En el hacer investigación desde y con el pueblo, buscamos garantizar el acceso masivo a la cultura y la geohistoria, contribuyendo con la divulgación y la creación de las manifestaciones culturales populares, partiendo desde sus propios patrones de valoración cultural, social, geográfica e histórica. Con este propósito, realizamos el debido
registro y documentación de Historia Local de la “Urbanización La Croquera”, la cual está ubicada al Norte de Palo Negro-Municipio Libertador, Estado Aragua, para que a través del acercamiento con sus protagonistas, se realizara la reconstrucción de la historia de la comunidad, que permita defender y exaltar la idiosincrasia propia de sus
actores y que por medio del privilegio de realizar este trabajo se logre que cada uno de sus habitantes conozca a fondo las raíces y orígenes de su entorno. A su vez valorizando y enalteciendo el conjunto de huellas que al paso del tiempo han dejado cada uno de los luchadores y luchadoras sociales, los cuales deben primeramente reconocerse como parte importante de la historia de su comunidad, propiciando así la emancipación de los pueblos y el fortalecimiento de nuestra identidad  nacional (p.3)

Descargue la investigación completa aquí:

HISTORIA LOCAL DEL CONJUNTO RESIDENCIAL LA CROQUERA_094427

 

Fuente de la Información: CII – OVE

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