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Uruguay: Cancillería y universidad firman convenio

América del sur/Uruguay/15 Julio 2017/Fuente: Prensa Latina

El Ministerio de Relaciones Exteriores y la Universidad de la República de Uruguay suscribieron hoy un convenio que facilitará la libre circulación de docentes y estudiantes universitarios de los países del Mercado Común del Sur (Mercosur).
La rúbrica del documento estuvo a cargo del canciller uruguayo, Rodolfo Nin Novoa, y la directora del Centro Universitario Regional Litoral Norte, Graciela Carreño, y permitirá, además, contribuir al desarrollo de la educación en la zona norte del país y a la integración de las personas en los lugares de residencia.

También favorecerá la creación de espacios comunes, con el fortalecimiento del desarrollo y el progreso de los espacios fronterizos de Uruguay, publicó en nota de prensa la Cancillería.

Carreño agradeció la sensibilidad del ministerio de Relaciones Exteriores ante un problema recurrente que mantenían docentes y estudiantes.

Nin Novoa por su parte, destacó que la iniciativa es fruto del trabajo humano y, al mismo tiempo, el resultado de un planteo realizado por la sociedad civil en el marco de los Consejos de Ministros abiertos, impulsados por el actual gobierno.

El texto indicó que este miércoles el canciller realizó una visita de trabajo a las instalaciones de la represa Binacional de Salto Grande, compartida entre Montevideo y Buenos Aires.

En el lugar, Nin Novoa impartió la conferencia ‘La importancia de las obras binacionales en los procesos de integración’, en la cual resaltó la trascendencia que tienen los proyectos de infraestructura regional.

Interrogado por la prensa, el ministro uruguayo destacó el carácter fluido de las relaciones entre Argentina y Uruguay, con muchos acuerdos, y en especial, los referidos al río homónimo.

Significó también el avance en obras conjuntas como el dragado de los cursos fluviales limítrofes y el monitoreo de la calidad ambiental y de los puertos.

‘Todos estos temas se han ido superando’, apostilló, y mencionó además los acuerdos sobre el tamaño de las barcazas y las declaraciones juradas de anticipo de importaciones.

Fuente: http://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=100894&SEO=cancilleria-y-universidad-uruguaya-firman-convenio
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Uruguay necesita más liceos para mejorar educación media

América del Sur/Uruguay/15 Julio 2017/Fuente: Espectador

Construir más liceos en todo el Uruguay es «una necesidad» y una pieza clave para la universalización de la enseñanza media, dijo a la prensa la ministra de Educación y Cultura, María Julia Muñoz.

«La construcción de liceos es una necesidad en todo el país, porque el Gobierno apuesta en la universalización de la enseñanza media», expresó la ministra.

Los dichos de Muñoz se dieron en el marco de las reuniones que las autoridades mantuvieron con diferentes representantes de la comunidad previas al Consejo de Ministros abierto que se realizará este lunes en Cerro Largo.

Respecto a la situación edilicia de los liceos, la ministra señaló que es clara la necesidad de nuevos locales cuando se observa que hay más de 2.200 escuelas y los liceos no llegan a 400. Asimismo, la jerarca en reunión con el sindicato docente del departamento les manifestó las aspiraciones del Gobierno de que los grupos sean más chicos, que los profesores perciban «un salario digno» y la idea de llegar al 6 % del Producto Interno Bruto (PIB) para la educación.

Finalmente, la titular de la cartera de Educación expresó que ya tienen fechas previstas para la construcción de nuevos liceos, otros se encuentran en llamados para Participación Público Privada (PPP) y que todos los previstos se finalizarían antes de 2020.

Fuente: http://www.espectador.com/sociedad/354121/munoz-uruguay-necesita-mas-liceos-para-mejorar-educacion-media

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Uruguay: Ministerio de Educación y Cultura entregó 857 becas a estudiantes afrodescendientes

Uruguay/13 julio 2017/Fuente: La Red 21

El Ministerio de Educación y Cultura entregó, en lo que va del año, “846 becas de apoyo a la enseñanza media y 11 becas Carlos Quijano de posgrado a estudiantes afrodescendientes”.

Desde setiembre de 2016 funciona en la órbita de la Dirección Nacional de Educación del Ministerio de Educación y Cultura, la Comisión de Educación y Afrodescendencia, en el marco del trabajo de la Comisión implementadora de la Ley 19.122, conformada también por el Ministerio de Desarrollo Social e integrantes de organizaciones de la sociedad civil.

El Ministerio de Educación preside la Comisión Honoraria contra el Racismo, la Xenofobia y toda otra forma de Discriminación, la que desarrolla varias líneas de acción para “promocionar e impulsar la apropiación de los derechos humanos de las personas afrodescendientes y su reconocimiento y respeto por parte de la sociedad”.

Asimismo, Este mes se cumple la segunda edición del “Mes de la Afrodescendencia”, que se inscribe en las actividades por el Decenio Internacional de las Personas Afrodescendientes declarado por la Organización de las Naciones Unidas.

En dicho marco, el Ministerio de Educación y Cultura informó que entregó, en lo que va del año, “846 becas de apoyo a la enseñanza media y 11 becas Carlos Quijano de posgrado a estudiantes afrodescendientes”.

Por su parte, este jueves 12 de julio se realizará el lanzamiento de la Afro-expo en la explanada de la Intendencia de Montevideo.

En el Parlamento

La diputada Susana Andrade del Frente Amplio realizó en la Cámara de Representantes, una exposición con motivo de la conmemoración del Día de la Mujer Afrodescendiente, la aprobación de la Convención Interamericana contra el racismo, la discriminación racial y formas conexas de intolerancia.

Dicho convenio fue suscrito en La Antigua, Guatemala, el 5 de junio de 2013. La iniciativa pasó a consideración del Senado

Por su parte, el presidente de la Cámara de Diputados, José Carlos Mahía, dijo que con las diversas actividades “se busca reivindicar la historia de gente que ha enfrentado graves dificultades en su inserción social, al igual que lo sufrieron sus antepasados”.

 Fuente: http://www.lr21.com.uy/comunidad/1338073-ministerio-educacion-cultura-becas-estudiantes-afrodescendientes
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«Temo el deterioro de la calidad educativa y del servicio del Clínicas».

El rector de la Universidad de la República ve difícil que la educación reciba el 6% del PIB.

América del Sur/Uruguay/11.07.2017/Autor y Fuente: http://www.elobservador.com.uy/

Roberto Markarian dice que en la Universidad de la república (Udelar) «no es todo campo de oréganos» pero reconoce que desde que se desempeña como rector no tuvo mayores problemas con los funcionarios de la institución. Admite que le gustaría concretar más proyectos antes de terminar su mandato, pero le faltan recursos y el hecho de que la Rendición de Cuentas se haya pautado por un año le impide pensar a largo plazo. A su vez, no consigue los acuerdos necesarios para financiar la tan necesaria remodelación del Hospital de Clínicas, que es gestionado por la Udelar. Markarian señala que le causaría «dolor» que el centro de salud universitario no empezara a remodelarse antes de que termine el quinquenio, pero no está seguro de que las obras comiencen pronto. Aquí, un resumen de la entrevista que el rector dio a El Observador.

¿Qué opina de que la Rendición de Cuentas se haya planificado por un año?

Esto es una posición oficial de la universidad, no es solo mi opinión. Para una institución donde todo es de largo plazo, porque los procesos educativos de orden superior son de largo plazo, una rendición por tan poco tiempo dificulta la organización. La financiación se puede hacer por goteo, siempre y cuando haya la aceptación de un plan, que es lo que importa. Acá lo que hay es presupuesto, no hay planificación.

¿Es una complicación para contraer proyectos a largo plazo?

Nos lo dificulta muy fuertemente y nos obliga a un ordenamiento del gasto muy disciplinado.

La educación va a tener 4,9% del PIB en esta Rendición de Cuentas. El secretario general de la Asociación de Docentes de Educación Secundaria (ADES), Emiliano Mandacen, dijo que él «firma» que no se llegará al 6% al final del período. ¿Usted firma también?

Yo no firmo nada porque soy director de un ente autónomo y tengo que tratar de que me den lo que organizamos gastar y podemos gastar. Cuando visualizo los números me parece difícil que haya una inversión que complete el 6% antes del final del período. En nuestro caso es mucho peor porque también pedimos 1% para investigación, porque no solo hacemos enseñanza. Nosotros pedimos el 6% más 1% y en investigación nos vienen dando menos de la mitad de lo que pedimos. Además nosotros pedimos para salud porque tenemos un hospital y tenemos otras cosas de salud.

¿El problema de la educación se resuelve con más presupuesto?

Estoy seguro de que se necesita más presupuesto. Pero no es lo único y de eso también estoy seguro. Falta pensar mejor al sistema educativo, organizarlo mejor. Hay una parte también que tiene que ver con la idiosincrasia de los uruguayos que es complicada. La Rendición prevé también un aumento salarial del 17% para los funcionarios de la Udelar al final del período. ¿Le parece suficiente?

Tenemos firmado un convenio colectivo internamente con los funcionarios no docentes y se extiende porcentualmente a los funcionarios docentes. Ahí afirmamos que si se llegara al 6% del PBI para la educación llegaríamos a una meta con los funcionarios no docentes que es superior al 17%. La escala se está reduciendo por abajo, arriba los salarios se mantienen con ajustes de inflación. La escala docente creo que no se ha modificado en muchos años y genera problemas.

Entonces ¿el 17% de aumento salarial que plantea la Rendición está por debajo del convenio que ustedes firmaron?

Sí, por eso este aumento no nos parece suficiente. Nosotros el convenio lo firmamos con sinceridad, no anduvimos haciendo demagogia. En ese momento nos pareció que lo que los funcionarios pedían era aceptable y el aumento debería andar por arriba del 40% para los salarios más bajos. La institución entera reclama eso. Yo no he tenido ningún problema en términos reivindicativos con ningún sector de la universidad, he tenido otros problemas.

¿Qué problemas tiene?

Nos falta dinero para hacer todo lo que querríamos. El documento de presupuesto de la universidad fue muy elogiado pero no financiado, así que hay una cuota de problemas que vienen de no poder hacer todo lo que nos gustaría. Eso del 6% más 1% del PBI para enseñanza e investigación. Yo querría consolidar el trabajo en el eje de la ruta 5, querría crecer más en el litoral norte, ya estamos con grandes problemas locativos en el interior porque el crecimiento ha sido muy fuerte. Además, es un hecho que la Universidad Tecnológica fue creada para el interior pero no satisface la demanda.

Con respecto a los problemas de la universidad, ¿tiene miedo de que no se concrete la remodelación del Hospital de Clínicas?

Eso podría pasar, si tengo miedo no sé. Cuando dije que sería doloroso no poder concretar nada, yo lo pienso seriamente. El temor, el dolor que uno siente es que teniendo una buena propuesta, no podamos avanzar en ningún sentido.

¿Le parece que la remodelación del centro empiece en este período de gobierno?

No me animo a decirlo.

¿Cuánto dinero necesita para concretar las obras?

Más de US$ 120 millones, porque sería ese monto si las obras se hicieran de un saque. Si yo saco del bolsillo y pago US$ 120 millones. Pero cualquiera sabe que no va a ser así, uno hace los cálculos sobre el costo de la obra, no sobre la financiación de la obra. Ese es otro problema que a la gente le cuesta entender. No es lo mismo decir que esto vale tanto y otra cosa es construirlo.

¿Qué opciones maneja para la financiación?

Estamos transitando simultáneamente tres caminos. Primero presentamos una propuesta al Poder Ejecutivo de financiarlo por la vía de la exoneración parcial de los aportes patronales de la Universidad al BPS. La justificación que hicimos para esa propuesta fue que el sistema privado de educación no hace aportes patronales al sistema jubilatorio, es una cosa que la gente no sabe pero es así. ¿Si está enteramente exonerado el sistema privado de educación, por qué no pueden exonerarnos una parte a nosotros y con ese dinero hacer la construcción? A lo largo de 15 años de exoneración se permitía financiar toda la obra con ese dinero.

Esa propuesta fue rechazada por el Poder Ejecutivo.

Sí. Recibimos una carta firmada, como me gusta decir a mí, con tinta azul –no es que era una fotocopia– del ministro de Economía y Finanzas (Danilo Astori) y del ministro de Salud Pública (Jorge Basso). Ahí decían que esa forma no era viable y que la fórmula que el Poder Ejecutivo proponía era a través de la aplicación de la ley de Participación Público Privada.

¿Fue en ese momento que consideró la ley PPP?

Ahí nos vimos en la disyuntiva de si seguíamos adelante buscando alternativas de financiación, y decidimos que íbamos a ver cómo era el sistema PPP. Le mandé una carta al ministro Astori diciendo que quería aplicar la ley PPP y ahí empezaron los estudios para analizar si era viable.

Usted afirmó días atrás que la ley PPP le genera dudas. ¿Por qué?

Las dudas se generan porque el informe que se presentó no es concluyente de que sea más barato hacerlo por PPP. Acá hay un problema económico. Hay una segunda razón y es que el pago por el sistema este se hace muy prolongado y la ley dice que el organismo que debe pagar es el contratante y el contratante es la UdelaR. Por lo tanto, si el gobierno no nos diera los fondos para pagar eso, la universidad tendría que sacarlo de sus fondos normales y esa duda es muy gruesa. El resto de la universidad tendría que pagarlo si no nos dieran plata extra, lo digo así de clarito porque es así. Si tuviéramos que pagar US$ 20 millones por año, tendríamos que quitarle un poco a Veterinaria, a Agronomía, a Ciencias Económicas, a Ingeniería y al resto, y juntaríamos los US$ 20 millones. Eso arma un lío interno que cualquiera sabe que es inmenso. Una duda que se agrega es que el sistema PPP no está funcionando, porque salió un titular hace unos días sobre que el ministro de Obras Públicas planteó el problema de que no había podido mover ni una carretilla de tierra con la ley de PPP. Yo digo que eso es una alerta, porque si un ministro dice eso, uno se pregunta qué tierra van a mover en el hospital.

Además es una inversión que trasciende períodos de gobierno y no sabe si el siguiente Ejecutivo tendrá el compromiso de pagarlo.

La realidad es que US$ 120 millones en este país es muchísimo dinero. Cualquier inversión de largo plazo en este país, salvo que se haga con mucho dinero invertido de un saque, trasciende períodos. El problema es que trasciende períodos con financiación incierta, que eso es distinto.

Mencionó dos vías de financiación (exoneración de aportes y PPP), ¿cuál es la tercera?

La tercera vía es contratar un préstamo para financiar la obra, que es bien viable y hay ofertas, el rectorado se ha preocupado de recibir a ofertantes. Igual ahí nos vamos a encontrar nuevamente con la resolución del Poder Ejecutivo de no contraer deuda soberana, que es una deuda que automáticamente pasa a pesar en las deudas del Estado. Más claro que lo que ha sido Astori con que no quiere aumentar esas deudas es imposible.

¿Cuántos ofertantes tuvo?

Los que tenemos arriba de la mesa son cinco. Cuatro son puramente financieros y otro es financiero y constructivo. Las ofertas son internacionales, hay grupos españoles, españoles y británicos, americanos, casi todos ellos vinculados a fondos de inversión. No es claro si en esos casos la financiación sería más barata que el PPP.

¿Cuánto tiempo puede aguantar el Clínicas así?

Los edificios y el sistema educativo no se van a fundir, salvo que suceda una hecatombe, por usar una palabra medio grandilocuente. El hospital va a continuar funcionando porque el cuerpo médico, el de enfermería, el servicio, la dirección son gente muy fiel. Lo que uno teme, al igual que con la parte educativa, es el deterioro de la calidad de los servicios que presta.

¿Corren riesgo los servicios?

No, riesgo no. Pérdida de calidad, sí.

Fuente: http://www.elobservador.com.uy/temo-el-deterioro-la-calidad-educativa-y-del-servicio-del-clinicas-n1095149

Imagen: https://media.elobservador.com.uy/adjuntos/181/imagenes/018/679/0018679668.jpg

 

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Insumos para el debate educativo y la construcción colectiva (primera entrega)

Por: Fernando Filgueira

En esta y subsecuentes notas se discutirán cinco grupos de propuestas diferentes, pero que deben pensarse articuladamente, tanto con las entregas anteriores sobre la crisis educativa y sus principales causas como en las sinergias que las propuestas deben tener entre sí:

a. Las propuestas de cambios curriculares, de estrategias pedagógicas y de sistemas de evaluación considerando el perfil de egreso, esto es, lo que se espera que el estudiante logre al final del ciclo educativo en cuanto al desarrollo de conocimientos y competencias, como el eje vertebrador de la propuesta educativa en su conjunto.

b. Las propuestas de cambio en la organización de los ciclos, subsistemas y estructura de gobernanza del sistema para alinearlos con los perfiles de egreso.

c. La propuesta de cambio en los sistemas de asignación de recursos (materiales y humanos) alineados con la propuesta curricular y pedagógica.

d. Los cambios propuestos para los modelos de conformación de equipos de centro y gestión de centro alineados con la propuesta curricular y pedagógica. e. Las propuestas de cambio para la formación y carrera docente, que impliquen fortalecer el rol docente como el principal tomador de decisiones en el sistema educativo.

Esta nota se concentra en el primer conjunto de propuestas y se apoya en los documentos elaborados desde los grupos del comité académico de Eduy21. Uno de ellos, vinculado a los temas de evaluación, fue coordinado por Pedro Ravela, y el otro, relativo a los desafíos curriculares y de innovación pedagógica, por Ricardo Vilaró. Claro está que a ello le he sumado en algunos casos mis propias preferencias, por lo cual este no es un documento que refleje en el detalle posturas oficiales de Eduy21, pero sí en su orientación general.

a. El cambio curricular como proceso permanente

La autoridad central de la educación debe contar en su estructura con una unidad de desarrollo, gestión y evaluación curricular. Es esta unidad la encargada de generar un marco curricular común de los tres a los 18 años, estructurado sobre un conjunto fundamental de competencias y capacidades y con una detallada proyección cronológica de los logros esperables por parte de los alumnos. Las competencias y capacidades dan cuenta de lo que una persona requiere para un actuar de forma competente como persona, ciudadano y productor de valor, respondiendo efectivamente a diversos órdenes de desafíos. En un sentido abstracto se las puede definir como la conjunción del “saber aprender”, “saber hacer”, “saber ser” y “saber relacionarse”.

La literatura y las experiencias internacionales, de la región y de fuera de ella, nos permiten identificar tres grandes órdenes de tipos de competencias:

  • El uso competente en forma interactiva de los lenguajes, símbolos, instrumentos e información que conforman la sociedad digital (alfabetizaciones tradicionales, numéricas, digitales, etcétera, y su combinación creativa y crítica para plantearse problemas, resolverlos, aprender y hacer).

  • La competencia para un actuar competentemente como persona, ciudadano y trabajador en grupos diversos y complejos (relacionarse con otros, cooperar, resolver conflictos, impulsar proyectos colectivos de transformación o innovación, saber manejar las emociones, empatía con los otros).
  • La competencia del pensar y del hacer autónomo y creativo (definir y administrar proyectos personales, capacidad de pensamiento crítico, el cuidado personal, así como de la sociedad y del planeta).

Estas competencias, consideradas ciudadanas y de vida, dan cuenta de la visión educativa que se quiere forjar, así como orientan las decisiones en torno al currículo, la pedagogía y el centro educativo. Estas permean los planes de estudio, y críticamente a las áreas de conocimientos/ asignaturas entendidas como herramientas de pensamiento que contribuyen al desarrollo de las competencias seleccionadas. De ese conjunto de competencias se deriva un conjunto de habilidades específicas, a saber:

  • Lectoescritura, argumentación, capacidad expresiva y de comunicación.
  • Alfabetización numérica, razonamiento lógico y programación/pensamiento computacional.

  • Comprensión de la naturaleza y sus interrelaciones, alfabetización científica.
  • Comprensión del mundo social, alfabetización humanística.
  • Nuestro desarrollo y cuidado del cuerpo y de la mente, estilos de vida.
  • La creatividad y las capacidades críticas.

Es a partir del marco curricular de tres a 18 años, y de las competencias y habilidades específicas asociadas a su desarrollo, que se diseñan las especificidades curriculares de los niveles primario y medio. Es decir, el marco curricular orienta todo el proceso de especificación curricular. En suma, tendríamos un marco curricular madre, de todo el sistema educativo, con orientaciones curriculares por cada nivel, alineadas con ese marco curricular. No habría más currículos “autónomos” por nivel sin relación vinculante con el marco curricular.

En términos concretos, nuestro sistema educativo se movería progresivamente hacia contenidos curriculares por niveles primario y medio, cuyas razones de ser tendrían que estar alineadas con el marco curricular y con las competencias como el eje vertebrador de los perfiles de egreso. Se ganaría en claridad y profundidad respecto de la significación de lo que se quiere enseñar y lograr en términos de aprendizajes relevantes y sustentables.

Este esquema de organización curricular alternativo implicaría, por ejemplo, que una adecuada comprensión del rol de los ríos en el esquema de uso y de protección de la naturaleza es más significativo que recordar todos los ríos de un continente. O entender cómo se argumenta en un texto es más importante que la enumeración memorística de los adverbios. Que no se confunda esto con la idea de suprimir la adquisición de contenidos y de información y el ejercicio de la memoria. Pero todos estos elementos deben ser calibrados y trabajados mancomunadamente con un fin ulterior, que es la generación de las competencias que el sistema define como deseables y la progresión que espera de los niños/as, adolescentes y jóvenes en estas competencias.

Esta organización curricular supone también ampliar el abanico de instrumentos para el desarrollo de las competencias. Entre otros elementos, temas transversales a varias disciplinas, como por ejemplo el reconocimiento y las implicancias del cambio climático, pueden trabajarse a partir de proyectos interdisciplinarios y de talleres. La tendencia creciente en el mundo es que los currículos habilitan trabajar temas transversales a todas las disciplinas como módulos interdisciplinarios localizados en cada contexto educativo.

Esta transformación, que requiere tiempo, inversión en formación docente, producción de materiales de apoyo, cambio en los sistemas de evaluación –tanto de aula como estandarizados–, habilita a cuatro espacios de flexibilidad y creatividad que convierten al docente en un profesional cuya función pasa a ser mucho más desafiante y compleja que la de transmitir en forma clara y didáctica contenidos, información y rutinas para habilidades específicas.

Esencialmente los sistemas educativos progresistas en el mundo se estructuran en función del docente como un educador que orienta al alumno y los procesos de aprendizaje, y del alumno como el protagonista y el regulador de sus propios aprendizajes. Esto supone que los sistemas educativos tienen que direccionar sus recursos y orientar sus acciones a sostener a docentes y alumnos. Veamos en concreto los cuatro espacios.

En primer lugar, este modelo curricular disminuye la cantidad de contenidos prescriptivos permitiendo diversas combinaciones para llegar a forjar las competencias deseadas (flexibilidad curricular en el marco de orientaciones universales claras y potentes). En segundo lugar, libera al centro y a la comunidad educativa de la camisa de fuerza de asignaturas fijas y con cargas horarias idénticas –manteniendo troncos comunes básicos universales–, considerando los tiempos y los contenidos de instrucción como procesos que deben servir para personalizar los aprendizajes (los vestidos y los trajes a medida como tantos estudiantes haya en el centro educativo). En tercer lugar, permite evaluar al estudiante no contra la adquisición de tal o cual rutina o conocimiento prescriptivo, sino en torno a la adquisición progresiva de las competencias establecidas, entendiendo a la evaluación como aprendizaje y no como sanción y estigmatización. Finalmente, promueve y habilita estrategias pedagógicas y de evaluación mucho más diversas y adecuadas a los contextos, necesidades y posibilidades de los estudiantes y docentes en los diferentes entornos educativos.

La tragedia es que, si bien los diferentes subsistemas parecen estar avanzando en sus perfiles de logro específicos, repiten lógicas contenidistas en muchos casos; pero –lo que es más grave– no existe un marco común que dé consistencia a lo que los diferentes subsistemas están haciendo. En contraposición con lo que pasa en el mundo, que es progresar hacia sistemas educativos compactos en base al desarrollo de competencias y marcos curriculares comunes a varios niveles, se opta a nivel nacional por seguir una lógica de desarrollo autárquico por nivel.

El marco curricular de referencia nacional que impulsan las actuales autoridades no es un instrumento que oriente, ordene y mandate al sistema educativo en su conjunto. Más bien se trata de orientaciones genéricas que no son necesariamente vinculantes para los diferentes niveles. Se renuncia desde el inicio a su función fundamental: guiar, reordenar, revisar y redefinir los contenidos de los diferentes ciclos y asignaturas en función de las progresiones de competencias definidas.

Por su parte, la orientación general de menos listado de contenidos atiborrados de información y más profundidad de aprendizajes, si bien se menciona en algunos de sus documentos, no parece estarse plasmando como principio rector de reorganización de los contenidos curriculares y como norma para definir los objetivos curriculares.

b. Alinear las estrategias pedagógicas con el cambio curricular

Sin renunciar al trabajo por asignaturas y conocimientos, absolutamente necesarios para el desarrollo de las competencias, las estrategias pedagógicas deben incorporar en forma creciente lógicas de talleres, proyectos y situaciones problema como eje estructurador del proceso de enseñanza-aprendizaje. Esta es una transición que lleva tiempo y debe hacerse en forma planificada y paulatina, adecuando el uso de los tiempos lectivos, generando un sistema de desarrollo profesional docente y de formación en servicio, y aumentando las cargas horarias docentes para permitir labores de planificación y coordinación pedagógica. Los laboratorios tecnológicos del Plan Ceibal y los clubes de ciencia son buenas iniciativas en este sentido, así como las actividades adicionales que en la educación media se están desarrollando en las modalidades de tiempo completo extendido y de tiempo completo. Son pistas de por dónde podría ir el cambio, aun cuando su aislamiento como proceso de cambio (no son parte de un cambio del sistema) se transforma en su principal talón de Aquiles.

Es perfectamente posible definir que tanto en primaria como en la educación media una parte del tiempo lectivo y de trabajo con los estudiantes estará orientada al desarrollo de proyectos colectivos interdisciplinarios de duración semestral o anual, u otras modalidades innovadoras en torno a situaciones problema o lógicas de taller. Para ello es necesario definir recursos, tiempos y formatos alternativos de evaluación a los tradicionales. Se requiere un conjunto de cambios sistémicos y progresivos, anidados en una visión común transversal a todo el sistema educativo.

Las experiencias internacionales que pueden ayudar a pensar los formatos de cambio curricular y su articulación con la innovación pedagógica en Uruguay tienen orígenes en contextos muy variados. Por ejemplo, el documento que elabora Eduy21 señala:

En forma reciente, Perú ha diseñado un currículo para toda la educación básica que se caracteriza por baja densidad, gradualidad explícita y coherente, y claridad. El Marco Curricular Nacional es el eje que vertebra todos los componentes del sistema curricular de Educación Básica (Inicial, Primaria y Secundaria) y orienta a todos los niveles y modalidades de la educación básica. Al Marco Curricular Nacional se alinean los currículos regionales, los Mapas de Progreso, los recursos pedagógicos, las pruebas de evaluación, la formación del docente y la gestión escolar.

Particularmente rica es la experiencia de los centros educativos jesuitas de Cataluña, que retoma experiencias anteriores y donde se ha reorganizado la propuesta curricular de nivel inicial, y el tramo de transición entre el final de la educación primaria y la media básica. La propuesta modifica los contenidos programáticos, las prácticas de enseñanza de los docentes –colocando a la enseñanza por proyectos en el centro–, la estructura edilicia y los espacios educativos de manera radical, el lugar del alumno en el modelo educativo, y la relación con las familias. Se trata de un cambio sistémico y profundo, cuyos impactos habrá que ir aquilatando y de cuya implementación habrá que extraer lecciones.

Fiel a su historia, Uruguay fue pionero y se anticipó a los tiempos al plantear propuestas curriculares de contenido progresista. Por ejemplo, el Plan Piloto 1963 de Educación Media y el Plan 2002 de Educación Media Superior (TEMS) bebían de la necesidad de entender el currículo y la pedagogía como herramientas para potenciar y democratizar oportunidades, procesos y resultados de aprendizaje, apostando al trabajo colaborativo entre docentes y con los alumnos.

c. La evaluación alineada al currículo y la pedagogía

La necesidad de concebir y gestar un sistema que combine en forma inteligente la evaluación formativa (orientada no a certificar, promover o establecer premios, sino en tanto insumo para la mejora progresiva de los aprendizajes) que es parte intrínseca del currículo y de la propuesta pedagógica, y la evaluación sumativa (aquella que sí posee efectos más fuertes o moderados sobre las unidades evaluadas, sean estos estudiantes, docentes o centros) es aún una tarea pendiente en el sistema uruguayo. Existen avances interesantes, como la evaluación en línea de apoyo a la tarea docente, principalmente en primaria, pero inscripta en una propuesta curricular que acumula contenidos y que es poco estimulante para que los docentes desarrollen la creatividad.

Entendemos que la evaluación, tanto en su dimensión masiva y estandarizada como en la de aula, a partir de los docentes, debe modificarse. También se propone modificar el reglamento de pase de grado en el sistema en su conjunto, y en la educación media en particular. Como se ha indicado, la evaluación es parte medular de la concepción pedagógica y de su práctica.

No existe hoy un sistema integrado que, anclado en perfiles de logro, se refleje en un sistema nacional de evaluación estandarizada para los terceros, sextos, novenos y duodécimos grados en forma censal. Estas evaluaciones no tendrían efectos sobre la progresión de los estudiantes (aunque en noveno y duodécimo dicha posibilidad debe abrirse al debate), pero permiten devolver al sistema, al centro, al docente y al estudiante elementos útiles para la modificación y el ajuste de los procesos de aula, así como planificación y fijación de metas. Un sistema de evaluación formativa en línea para todos los grados y todos los años también es posible, dado el avance que ya presenta desde la ANEP, no como herramienta optativa, sino como política del sistema. Este modelo no tiene control de aplicación –lo aplican los propios docentes– ni posee efecto alguno sobre la progresión del alumno, certificación de ciclos o evaluación docente. Su rol es puramente formativo y su uso variado entre centros y docentes.

Pero el corazón del cambio en el sistema de evaluación se encuentra en la forma (el qué, el cómo y el para qué) en que los propios docentes evalúan a sus estudiantes. Hoy los docentes evalúan sin una guía clara sobre cuáles son los niveles comunes básicos de desempeño que se espera a lo largo del ciclo de cada estudiante. También se debe señalar que las experiencias de aprendizaje deben diversificarse para que los alumnos puedan elegir diversas oportunidades de aprendizaje en función de sus motivaciones y fortalezas. La tríada currículo-pedagogía-evaluación debe incentivar al estudiante a optar por vocación e interés propio.

En ausencia de perfiles de egreso y progresión claros, lo que queda es una evaluación con altos grados de discrecionalidad sobre una interminable lista de contenidos y rutinas que cada curso/ asignatura presenta. Lo hacen además en general indicando la nota, pero sin una explicación detallada de los niveles de desempeño y las razones que llevan a esa calificación. Finalmente, los docentes se ven obligados, por las rigideces curriculares y pedagógicas del sistema educativo, a evaluar con alta intensidad y asignación de nota sobre la base de pruebas que se centran en la memoria y rutinas automatizadas, antes que en la comprensión y demostración de capacidades. No existe orientación ni apoyo al docente para que amplíe el portfolio de propuestas de evaluación.

Por ejemplo, cada programa debería obligatoriamente incluir una descripción de niveles de desempeño vinculados a la escala de calificaciones, en cuatro grandes categorías: qué es lo que sabe y es capaz de hacer un estudiante para obtener una nota insuficiente, aceptable, muy buena o destacada. Debería incluir además ejemplos del tipo de tareas y desempeños que ilustran el logro en cada nivel. Las formas e instrumentos de la evaluación pueden ser también transformados, incluyendo no sólo la evaluación del escrito tradicional y los parciales, sino proyectos colectivos e individuales, portafolios, diarios, trabajo en talleres, proyectos, etcétera. Esto es transformar la evaluación en un rutero y un instrumento amigable, sustantivo y claro, que permite la progresión de los aprendizajes sin dejar a nadie sin oportunidades reales de aprender.

Finalmente es necesario reformar el sistema de regulación del pase de grado en el sistema en su conjunto y en la educación media en particular. Las dos propuestas concretas en este sentido implican modificar el sistema en el que la evaluación posee efectos de progresión en cada curso/grado para hacerlo al final de los grandes ciclos curriculares (tercero, sexto, noveno, duodécimo). Segundo, y en forma aun más modesta: suprimir el artículo que determina que si un estudiante en la educación media presenta, luego de febrero, tres asignaturas insuficientes debe repetir el grado entero. Lo razonable es que pase con su cohorte en las asignaturas en que ha sido suficiente y asista a cursos de apoyo en las que no lo fue. Estas propuestas serán afinadas bajo el precepto de dar siempre una oportunidad más de aprendizaje.

A modo de cierre

Las propuestas aquí planteadas requieren más trabajo: para especificarlas mejor, para definir el modelo de cambio deseable y posible, y para establecer los tiempos y secuencias que requerirían. En muchos casos esto se está desarrollando en otros documentos o ya está documentado, pero el espacio inhibe su tratamiento pormenorizado en este medio. En otros, efectivamente se requiere trabajo adicional. En todos los casos se trata de propuestas abiertas, sujetas a refinamiento y a corrección a partir del debate. Eduy21 propondrá para el segundo semestre de este año un conjunto de mesas redondas sobre las propuestas que se están elaborando y difundiendo. Esperamos que tanto las autoridades educativas, los actores políticos y sociales, así como investigadores y educadores de diversos ámbitos y posturas se sumen a un debate constructivo y propositivo.

 Fuente: https://findesemana.ladiaria.com.uy/articulo/2017/7/insumos-para-el-debate-educativo-y-la-construccion-colectiva-primera-entrega/

 

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Uruguay: Educación Policial y Militar deben ser reconocidos por MEC

Uruguay, 08 de julio de 2017.  Fuente: MEC.gub.uy

Las carreras que otorgan títulos universitarios deberán ser reconocidas por el MEC 

En el marco de lo previsto por la Ley Nº 19.188 de Educación Policial y Militar, que en su artículo 6 establece que “Las carreras de los Sistemas de Educación Policial y Militar que otorgan títulos terciarios y universitarios de grado y postgrado, deberán ser reconocidas por el Ministerio de Educación y Cultura o el organismo que la ley determine en su momento”, se creó el Grupo de Trabajo de Educación Policial y Militar con el fin de elaborar una propuesta de reglamentación.

Este grupo de trabajo estuvo conformado por el Ministerio de Educación y Cultura como coordinador, el Ministerio de Defensa Nacional, el Ministerio del Interior, la Administración Nacional de Educación Pública, la Universidad de la República y la Universidad Tecnológica.

Luego de siete meses de intensa labor, el miércoles 5 de julio, se aprobó por unanimidad la propuesta que será elevada para la elaboración del decreto posterior. En esta oportunidad, se contó con la presencia de la Directora de Educación Rosita Ángelo, que felicitó al grupo de trabajo por el resultado obtenido.

Fuente noticia: http://www.mec.gub.uy/innovaportal/v/103567/2/mecweb/educacion-policial-y-militar?parentid=98213

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El improbable retorno del «lulismo»

Por: Raúl Zibechi

Brecha (Uruguay)

 

Aunque gane las presidenciales en 2018, como lo indican las encuestas, y eluda el encierro en una celda, el expresidente Lula no tiene condiciones económicas y políticas para revivir el “milagro” que le permitió mejorar la situación de los pobres sin tocar a los ricos. Su hipotético gobierno no contaría con las bases empresariales, militares y sociales que dieron vida al proyecto Brasil-potencia.


 

Desde que Joesley Batista, Ceo del principal frigorífico del mundo (JBS), difundiera la grabación de una reunión que mantuvo con el presidente Michel Temer, el frágil gobierno brasileño entró en una pendiente que puede llevarlo a su destitución. Los niveles de aprobación del presidente son más bajos aun que los de Dilma Rousseff días antes de su caída, y se acercan a la nada: menos del 5 por ciento.

Lo que mantiene al gobierno de Temer es la respiración asistida de dos partidos: el suyo (PMDB), maestro en los malabares de una gobernabilidad trucha; y el socialdemócrata de Fernando Henrique Cardoso (PSDB), que, increíblemente, sostiene a un gobierno corrupto con el pésimo argumento de que si cae las cosas serían aun peores.

Sin embargo el propio Cardoso tomó distancia del gobierno, dando marcha atrás a declaraciones hechas apenas tres días antes, y le exigió “un gesto de grandeza” a Temer para que renuncie y anticipe las elecciones generales (Brasil 24/7, 17-VI-17).

Resulta evidente que la política brasileña atraviesa una situación sumamente compleja, y sobre todo imprevisible. Dos factores de poder, como la cadena Globo y el ex presidente Cardoso, demandan la salida del presidente que lucha denodadamente por permanecer en el cargo contra viento y marea. Lo peor es que puede conseguir llegar al fin de su mandato, algo que habla muy mal de la clase política norteña.

Tres son las razones que explican una crisis política que parece no tener fin: el pantano económico del que no se ve la salida, las continuas denuncias de corrupción que van a más, y el renovado activismo de la sociedad brasileña. En este panorama, las encuestan dicen –de forma consistente en los últimos meses– que Lula es el político más popular de Brasil, que ganaría la primera vuelta y aun el balotaje, contra todos los demás políticos.

Así las cosas, vale la pena indagar qué chances tiene Lula de repetir la presidencia y de hacerlo de forma más o menos exitosa, luego de los agudos cambios que ha experimentado la sociedad desde junio de 2013, cuando 20 millones de brasileños, en 353 ciudades del país, se lanzaron a las calles contra la represión policial y la desigualdad, bajo el último gobierno del Partido de los Trabajadores (PT).

La segunda cuestión es cómo podría un hipotético gobierno de Lula relanzar la economía, que bajo su mandato vivió un período de excepcionales precios de los commodities (soja, minerales y alimentos), que ahora se han hundido evaporando los anteriores superávits comerciales y los balances de cuentas de la federación.

¿Volver a 2003?

El gobierno inaugurado el 1 de enero de 2003 tuvo una fuerte base parlamentaria en la que, a lo largo de las dos presidencias de Lula, contó con más de 15 partidos a su favor. La habilidad política de Lula en un momento en el cual la sociedad pedía cambios en la aplicación de las recetas neoliberales privatizadoras, estuvo en la base de ese amplio respaldo parlamentario.

Era una base muy heterogénea, prendida con alfileres, ya que suponía entregar parcelas de poder a partidos esquivos y corruptos, como el Pmdb, de Temer. Esos barros trajeron lodos que fueron regados por la crisis económica de 2008, hasta convertir la gobernabilidad lulista en una ciénaga hedionda.

Pero lo principal del gobierno de Lula no giraba en torno a las alianzas parlamentarias, sino que se fundaba en un proyecto de largo aliento apoyado en un trípode que parecía sólido: alianza con la burguesía brasileña, desarrollo de un proyecto industrial-militar para garantizar la independencia de Estados Unidos, y una paz social asentada en políticas contra la pobreza que permitieron a 40 millones de brasileños su integración social a través del consumo.

La primera pata implicaba utilizar los cuantiosos fondos del banco estatal de desarrollo (BNDES) para seleccionar a las empresas que Lula llamó “campeonas nacionales” y lanzarlas al mercado mundial con la marca Brasil-potencia. Ellas fueron un puñado de firmas de la construcción (Camargo Correa, Odebrecht, OAS, Andrade Gutierrez, entre las más conocidas), procesadoras de alimentos (como JBS), algunas grandes del acero (Gerdau), además de la petrolera estatal Petrobras, que llegó a figurar entre las primeras del mundo.

La palanca estatal (y de los fondos de pensiones controlados por sindicatos) lubricó fusiones, capitalizaciones y obras públicas (en Brasil y sobre todo en Sudamérica) que permitieron el despegue de estas “campeonas”. Los cientos de obras de infraestructura de la región (siguiendo los lineamientos del COSIPLAN, ex IIRSA), fueron financiadas por el BNDES con la condición de que se contratara a empresas brasileñas para su ejecución.

La segunda pata implicaba una alianza con las fuerzas armadas, que se consolidó en 2008 con la publicación de la “Estrategia nacional de defensa” –que propuso la creación de una potente industria militar–, y los acuerdos con Francia, también en 2008, para la construcción de submarinos convencionales y nucleares. Se trataba de modernizar a las tres armas para defender a la Amazonia verde y la azul –o sea los cuantiosos yacimientos petrolíferos off shore descubiertos por Petrobras en la década de 2000.

Poco importaba que la estrategia de defensa fuera una reedición apenas maquillada de los ambiciosos planes expansionistas de los militares conservadores liderados por el geoestratega Golbery do Couto e Silva, implementados por la dictadura militar instaurada con el golpe de 1964.

La empresa seleccionada por el Ejecutivo para construir los astilleros donde se harían los submarinos fue Odebrecht, sin que mediara licitación alguna. Se propuso también que creara un área militar para desarrollar otros proyectos, que iban desde cohetes hasta aviones de combate, ya que la ex estatal Embraer se mostraba remisa a colaborar con algunos proyectos que implicaban la cooperación con la fuerza aérea rusa.

Un sociedad diferente

La tercera pata de la gobernabilidad lulista estaba lubricada por el plan Bolsa Familia, que llegaba a 50 millones de personas y fomentaba el consumo de los sectores populares. La pobreza cayó más aun que durante el período de Cardoso, pero las familias se endeudaron: en 2015 su endeudamiento con la banca consumía el 48 por ciento de sus ingresos, más del doble que en 2006.

La crisis hizo que buena parte de esas familias volvieran a caer en la pobreza, y la ilusión del consumo se desvaneció, dejando un reguero de resentimientos que fue aprovechado, inicialmente, por las derechas.

Percibiendo que la desigualdad seguía creciendo y que no tenían futuro en un país que se desindustrializaba para exportar soja, carne y minerales, millones de jóvenes se lanzaron a las calles en el invierno de 2013, en plena Copa de las Confederaciones que debía colocar al país en la vidriera exitosa de la globalización. La represión fue la única respuesta del PT, justificada con el peregrino argumento de que “le hacen el juego a la derecha”.

En los años siguientes quedó en evidencia que junio de 2013 no era apenas una despistada golondrina. En ese año se registró el récord de huelgas, superando incluso los guarismos de 1989 y 1990, cuando el movimiento obrero tuvo su pico de activismo, a la salida de la dictadura. Pero ahora eran las capas más pobres de los asalariados las que irrumpían en la vida colectiva, como los recogedores de basura de Rio de Janeiro, casi todos negros y favelados.

La pregunta del millón

¿Cómo podría Lula reconstruir un proyecto de gobierno cuando las tres patas que sostuvieron su anterior gestión se vinieron abajo? Las denuncias de corrupción despatarraron a sus “campeonas nacionales”, que se encuentran a la defensiva, en particular Odebrecht, que era, a la vez, el sostén de su proyecto industrial-militar. El daño infligido torna imposible que vuelva sobre sus pasos en ambos casos.

Pero lo más significativo es que la paz social que había conseguido con sus políticas sociales la han quebrado los beneficiarios de éstas al comprobar que aquello era insuficiente si no se atacaba la brutal concentración de riqueza en uno de los países más desiguales del mundo. El “milagro lulista” consistió en mejorar la situación de los pobres sin tocar los privilegios de los ricos. Apenas desvanecido, los de abajo salieron de sus barrios para comprobar la mala calidad de la educación y los servicios de salud, el pésimo transporte público y el racismo imperante en la sociedad que se revitalizaba apenas “invadían” espacios nuevos, como las salas de espera de los aeropuertos.

Al quiebre de las tres patas de la gobernabilidad petista habría que sumar otros tres hechos: la economía atraviesa su peor momento en un siglo, con tres años seguidos de recesión; no hay recursos para sostener una nueva onda de ascenso social de los más pobres, sumado al hecho de que las familias sufren un fuerte endeudamiento.

La tercera es la brutal polarización social. El racismo, que es una marca fundacional e institucional de Brasil, se ha intensificado hasta extremos inimaginables años atrás. Las principales víctimas son las mujeres y los jóvenes negros y, por lo tanto, pobres.

El lema de la campaña electoral de 2002, “Lula paz y amor”, sonaría como una burla grotesca en estos momentos. Ya no hay margen político para atender la pobreza sin realizar reformas estructurales. Gobernar para los de abajo supone, en las condiciones actuales, pelear contra los de arriba. ¿Será Lula capaz de tomar el camino de la lucha de clases, que no transitó ni siquiera cuando era sindicalista?

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