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Los profes opinan: así ha sido el curso 2020-21 en pandemia

Por:

Docentes de Secundaria y expertos comparten sus impresiones sobre el curso que acaba de terminar protagonizado por la pandemia.

Termina uno de los cursos escolares más complicados que se recuerdan en el que la pandemia mundial ha sido protagonista indiscutible. En EDUCACIÓN 3.0 hemos querido conocer de primera mano la opinión de los docentes sobre cómo han vivido este año, cómo tuvieron que recuperar los contenidos que no se pudieron impartir durante el confinamiento y, por supuesto, surgen cuestiones que, muy probablemente, estarán en la mente de los profesionales del sector relacionadas con la formación ofrecida al alumnado. Así ha sido el curso 2020-21, según docentes y expertos:

Volver después del confinamiento

Para hablar de este curso recién terminado, es preciso remontarse al anterior ya que, debido al confinamiento, quedaron contenidos sin impartir. Así lo corrobora el ‘Profe Ramón’, profesor de Lengua Castellana y Literatura en Secundaria en un centro de Sevilla y autor del libro ‘#SoyMaestro de Tuit en Tuit’, que cuenta que la materia que no se pudo impartir durante el confinamiento, se trató en cuanto comenzó este curso. No obstante, deja claro que la vuelta al cole no fue fácil: “Los protocolos y las medidas de seguridad en los centros educativos repercutieron de lleno en los horarios de las clases, en las entradas y salidas, en las metodologías a emplear (no hemos podido trabajar en cooperativo, por ejemplo), lo que ha dificultado mucho, otra vez, terminar las programaciones en algunas materias”. Esto, según explica, supone que el próximo septiembre tendrán que volver a “hacer un nuevo repaso de aquellos contenidos que se quedaron en el limbo”.

¿Ha afectado la pandemia al cumplimiento del temario este curso?

Francisco Vicente Alemany, docente de Historia en 1º y 2º de Bachillerato en el IES Gabriel Miró de Orihuela (Alicante) apunta por su parte que a muchos de sus alumnos les ha terminado pasando factura este año el final del curso pasado. Esto se ha debido en su opinión a que se ha utilizado parte del comienzo del curso 20-21 para repasar lo que quedó fuera del temario por el confinamiento y, también, porque siguiendo las directrices de la comunidad autónoma se ha tenido que impartir el mismo temario en la mitad de horas lectivas: “Por cuestiones sanitarias se planteó el desdoblamiento de los grupos por días de asistencia, sin que existiera como alternativa el aumento de espacios y de personal docente, o la dotación tecnológica para las clases online en tiempo real”, explica.

A vueltas con el modelo híbrido

“A nuestro alumnado la semipresencialidad le ha afectado en dos sentidos”, continúa Alemany. “El no asistir al centro todos los días ha permitido a los estudiantes tener tiempo para organizarse y sacar adelante tareas de todo tipo dentro de las aulas virtuales pero, para la mayoría, la falta de ritmo y de una rutina de trabajo, esfuerzo y dedicación les ha provocado un efecto contraproducente y ha favorecido la ‘desconexión de un viernes’ constante”.

¿Se han resentido los conocimientos? Alemany es tajante: “Sin duda, ya que no ha quedado más remedio que tomar una decisión: o seleccionar ‘lo importante’ o hacer un repaso liviano a los contenidos para concluir de forma aceptable el temario”. Sea como fuere, añade: “En cualquier caso, el profesorado ha hecho un esfuerzo titánico por intentar mitigar los efectos que esta situación puede provocar a corto plazo”.

Sin embargo, el Profe Ramón cree que no se ha reducido el nivel de formación de los jóvenes. “Durante el confinamiento y la posterior modalidad semipresencial la comunidad educativa ha realizado un sobreesfuerzo increíble por hacer que su alumnado no solo avance en las diferentes materias, en las que creo que sí que han salido preparados, sino que además se hayan sentido en todo momento protegidos y seguros, además de acompañados”.

¿Y sobre el curso que viene? “Lamentablemente la sensación de improvisación que se tuvo hace un año cuando se preparaba el curso 20-21, vuelve a repetirse, ya que ninguna de las medidas que realmente pudieran mejorar la calidad educativa (al margen de la enésima ley educativa) parece vislumbrarse: el aumento de espacios, recursos y docentes es clave. La reducción de la ratio junto con la presencialidad sí que es la fórmula de éxito”, zanja el docente.

Nuevas habilidades

A pesar de no haberse completado el temario en muchos casos, algunos expertos creen que toda esta situación ha servido para que los jóvenes desarrollen habilidades sociales que les será de utilidad en un futuro. Así, Jordi Perales y Sylvie Pérez, psicólogos investigadores y expertos en el ámbito educativo de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), creen que la crisis sociosanitaria no ha implicado una pérdida en la adquisición de conocimientos curriculares. Según ellos, “aprenden en cada situación en la que se encuentran y es innegable que la preparación que tienen actualmente es seguramente más completa y compleja que la que tenían previa a la pandemia”.

Nuevas habilidades adquiridas durante este curso 2020-21 en pandemia

Ambos están de acuerdo en que esta nueva realidad ha ‘empujado’ a los adolescentes a aprender a manejarse con la incertidumbre, lo cual puede tener consecuencias positivas en su futuro laboral. De hecho, en un estudio llevado a cabo por LinkedIn en 2020, entre las habilidades blandas más demandadas por las empresas se encuentra la adaptabilidad y, en otro informe publicado por IEBS Business School en 2021, señalan la flexibilidad. “Cada generación ha sido preparada según los conocimientos, habilidades y necesidades de su momento actual. Es difícil prepararse para trabajar en un mundo cada vez más cambiante, más impredecible y menos seguro. Y quizás, en este sentido, la capacidad de adaptación al cambio será una de las habilidades clave en el mercado laboral. Se trata de poder adaptarse a una incertidumbre continua para dar respuesta a situaciones nuevas e imprevistas”, concluyen Perales y Pérez.

Fuente e Imagen: https://www.educaciontrespuntocero.com/noticias/curso-2020-21-en-pandemia/
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¿Qué es la inteligencia emocional y por qué necesitamos enseñarla?

Por: 

Entender y gestionar nuestras emociones en una forma que aminore el estrés se ha vuelto más que necesario.

Las habilidades para el autoconocimiento, gestión de las emociones y la comunicación eficiente se han vuelto una necesidad crítica en tiempos de pandemia. Hay mucha información nueva que procesar cada día. Síntomas sociales propios del estado mundial actual, entre los que se cuentan el doomscrooling, las cámaras de eco y la radicalización, nos obligan a replantear la forma en que enseñamos a razonar y comunicar, especialmente si las interacciones no son cara a cara.

¿Qué necesitamos para navegar esta nueva normalidad de forma inteligente, empática y humana? Además del pensamiento crítico, el auto cuestionamiento y la comprobación de hechos, sería importante considerar una habilidad que podría ser crucial para adaptarse a una realidad en la que terminamos conviviendo más detrás de una pantalla que presencialmente, necesitamos prestar atención y aprender sobre los beneficios de la inteligencia emocional.

La importancia de gestionar las emociones

Cuando hablamos de inteligencia emocional (IE), nos referimos a la habilidad de entender, usar y administrar nuestras propias emociones en formas que reduzcan el estrés, ayuden a comunicar efectivamente, empatizar con otras personas, superar desafíos y aminorar conflictos.

Un nivel alto de inteligencia emocional nos permite forjar relaciones sanas y equilibradas dentro del núcleo familiar, en la escuela y en el trabajo. También es la herramienta básica para la autocrítica positiva, un recurso muy útil para aproximarnos sin juicio a nuestras propias cualidades y áreas de oportunidad con un propósito de mejora.

Pero ¿qué es la inteligencia emocional? La IE consta de cinco pilares fundamentales cuyo objetivo es proveer de mecanismos para entender la raíz de las emociones, aprender a navegar a través de ellas y establecer las bases para una comunicación efectiva.

Los cinco pilares de la inteligencia emocional

Elaine Houston, investigadora de psicología positiva y especialista en ciencias de la conducta escribió para positivepsycology.com sobre los cinco elementos de los que se compone la inteligencia emocional. Estos elementos fueron mencionados por primera vez por el autor Daniel Goleman en 1995.

La autoconciencia es el escalón de donde parte toda la estructura de la inteligencia emocional, se trata de la habilidad de reconocer y comprender nuestras propias emociones y cómo estas impactan a otros. Es el primer paso para generar una introspección de auto evaluación para identificar aspectos de conducta o emoción en nuestro perfil psicológico que sería positivo cambiar, ya sea para estar más en paz con nosotros mismos o para adaptarnos a determinada situación. La autoconciencia también cubre la necesidad de reconocer lo que nos motiva y nos provee de realización.

Una emoción por sí sola no es algo negativo, lo que pudiera ser disruptivo o detrimental es un mal manejo de la emoción, para evitar esto existe la autorregulación. Esta se centra en el desarrollo de la capacidad para manejar sentimientos adversos y adaptarse a cambios. Las personas que dominan la autorregulación son buenas para la resolución de conflictos, la rapidez de reacción y la gestión de responsabilidad o liderazgo.

La motivación es una pieza clave para alcanzar nuestras metas. La inteligencia emocional nos da las herramientas para automotivarnos, con un enfoque a la realización y satisfacción personal, moviendo a un segundo plano la necesidad de reconocimiento o recompensa externa. Bajo este contexto, el compromiso que se asume por y para uno mismo es más fuerte que el que depende de las reacciones y perspectivas de otras personas.

La capacidad de reconocer y entender cómo se sienten otras personas y tomar en cuenta estas emociones antes de continuar una interacción se conoce como empatía. Esta nos permite comprender las dinámicas que influencian las relaciones que gestionamos tanto en la esfera familiar, como la escolar y la profesional.

Para que la empatía cumpla su propósito de relacionarnos mejor, es esencial que vaya de la mano con un autoconcepto sólido, bien construido y positivo. El autoconcepto es a grandes rasgos la imagen que tenemos de nosotros mismos. Una percepción individual, generada por la autoconciencia, de nuestras capacidades, particularidades y demás aspectos que nos hace la persona que somos.

Las habilidades sociales son la última pieza del rompecabezas, se conforma de los mecanismos necesarios para entender las emociones de otros, establecer una distancia entre estas y las nuestras al mismo tiempo que construimos un canal de comunicación para conectar con la gente con la que interactuamos. En el ejercicio de estas facultades se obtienen habilidades como la escucha activa y la comunicación asertiva verbal y no verbal.

¿Por qué la inteligencia emocional es indispensable?

Las habilidades académicas y la experiencia profesional nos habilitan para realizar determinado trabajo. La inteligencia emocional nos da la capacidad de hacer ese trabajo de forma más eficiente y alcanzando mejores niveles de rendimiento, gracias a que toma en consideración las medidas para conocer más sobre nuestra salud mental y física, así como la de otras personas.

En un contexto en que el trabajo en equipo y la interacción a distancia se están volviendo la norma, las habilidades para funcionar mejor en grupo y comunicarnos claramente sin la ventaja de una dinámica presencial, ya son asignaturas básicas a considerar hoy en día y en un mundo post pandemia.

¿Habías escuchado antes sobre inteligencia emocional? ¿La has aplicado en clase o en tu espacio de trabajo? ¿Piensas que comprende facultades necesarias para navegar las comunicaciones en el mundo actual? Cuéntanos en los comentarios.

Fuente e Imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/inteligencia-emocional

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Los destinos del INEE

Por: Juan Carlos Miranda Arroyo

¿Qué era lo perfectible en el desempeño del INEE?

El 15 de mayo pasado se cumplieron dos años de la publicación, en el Diario Oficial de la Federación, del decreto mediante el cual se modificó el texto del artículo tercero constitucional. Mismo que hoy es vigente. Con ello se marcó el inicio, prácticamente, de la Reforma Educativa encabezada por el gobierno de la 4T.

En esa misma fecha, se dio fin, de manera formal, al Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE). Es importante subrayar que el INEE fue un organismo constitucional autónomo a partir de 2013, en el gobierno de Enrique Peña Nieto, sin embargo, el Instituto tuvo su origen sectorial en 2002, durante el gobierno de Vicente Fox.

Debido a la importancia de este cambio en las políticas educativas mexicanas, he considerado de interés escuchar a algunas y algunos de los actores que estuvieron cerca de este complejo proceso y del mencionado organismo público.

El pasado 4 de julio concerté una entrevista con la Dra. Arcelia Martínez Bordón, ex funcionaria de dicho organismo (INEE), a propósito del balance y destino que tuvo éste y debido a una publicación reciente sobre el tema, de la hoy investigadora universitaria (1).

Inicialmente las preguntas que le envié por escrito a la Dra. Martínez Bordón fueron las siguientes: ¿Cuáles fueron los aspectos perfectibles del INEE a los que te refieres en el texto de Nexos? Si mal no recuerdo, formaste parte de la RED-MMI ¿Estuviste de acuerdo, en ese momento, con la decisión de desaparecer al INEE y crear el Centro o la Comisión MejorEdu, tal como se aprecia en la iniciativa ingresada por la oposición (PRI, PAN, PRD y MC) en 2019? ¿Cuál sería tu crítica o autocrítica al desempeño del INEE durante el periodo 2013-2019?

Éstas son sus respuestas:

Arce Martínez Bordón: “Nunca estuve de acuerdo con la desaparición del INEE, porque conocía lo que éste hacía, desde antes de trabajar ahí, y luego, con más profundidad, durante los años que estuve a cargo de la Dirección General de Directrices para la Mejora de la Educación. El Instituto comenzó generando indicadores y las pruebas muestrales de aprendizajes de estudiantes. Para 2019 ya se evaluaban distintos procesos, componentes y resultados del sistema educativo nacional.

Es muy importante evaluar aprendizajes – la evaluación de estos constituye el “termómetro” para medir la temperatura del sistema-, pero también se necesita mirar (evaluar) la actuación y compromiso del Estado mexicano para garantizar el derecho a una educación de calidad. Evaluar qué políticas echa a andar; qué tan congruente es el planteamiento (de las distintas intervenciones de gobierno); qué presupuesto les asigna a dichas intervenciones. Una línea de política en un programa sectorial NO se convierte en automático en una intervención… y aún si se le asigna presupuesto, éste a veces no es suficiente o no se entrega a tiempo.

También es importante evaluar qué pasa en las escuelas. Cómo es el clima del aula, qué procesos y recursos están disponibles para el aprendizaje, cómo trabajan los consejos escolares, si participan las madres y padres, si los viernes de Consejo Técnico Escolar se utilizan para una planeación colectiva o no. Esto, desde la mirada de los propios actores, con miras a mejorar su trabajo cotidiano.

Todo esto ya lo estaba haciendo el INEE autónomo. Si revisas el trabajo que se hacía en la última etapa del Instituto podrás ver el despliegue de variados ejercicios de evaluación, que no todo mundo conocía, desafortunadamente. El ojo mediático estuvo puesto en la evaluación docente, de la que por cierto el INEE no era el único responsable.

A mí me tocó participar y dirigir varias de las evaluaciones de políticas… una actividad que considero fundamental para saber si el Estado mexicano está cumpliendo con su parte. Las directrices iban orientadas a recomendar a la autoridad educativa federal y del ámbito local cursos de acción para mejorar y garantizar el derecho a una educación de calidad. Las directrices le decían a la autoridad los déficits, qué faltaba (no es que ésta no lo supiera, pero tener un órgano autónomo que te observa y te dice ok, en esto vas bien en esto, pero te falta todo esto… qué vas hacer, a qué te comprometes… tenía el potencial de hacer la diferencia). La evaluación de políticas y las directrices, en este sentido, potenciaban la exigencia y rendición de cuentas del sistema educativo.

Sobre esto último, estoy convencida de que se necesitan contrapesos. La autoridad educativa no puede ser juez y parte. Hoy quedan el CONEVAL -que hace evaluación de programas, pero no de políticas, ni de aprendizajes, ni de escuelas- y también están las organizaciones de la sociedad civil (OSC) y las y los académicos. A nosotros nos corresponde seguir evaluando al sistema educativo.

Sin duda, el INEE era un órgano de vanguardia, reconocido a nivel regional, por generar investigación y evaluación muy valiosa para entender los alcances y retos del sistema educativo nacional.

En sus 17 años de existencia tenía un mapa muy completo -un diagnóstico- de lo que se necesitaba mejorar. Pero una cosa es tener dicho mapa, tener el diagnóstico, e incluso propuestas para la mejora, y otro muy distinto es lograr que la autoridad educativa tome esa información para su planeación y programación educativas. Tender puentes entre la investigación y la toma de decisiones no es una tarea sencilla.

¿Qué era lo perfectible en el desempeño del INEE?

Creo que había cosas que se podían y debían mejorar, incluida la comunicación de lo que se hacía. El INEE no hacía solo la evaluación docente… éste es el primer punto. Había un órgano, la Coordinación Nacional del Servicio Profesional Docente (CNSPD), de la SEP, que se encargaba de elaborar, con el Centro Nacional de Evaluación de la Educación Superior, A.C. (CENEVAL), los instrumentos de evaluación y coordinaba la logística de evaluación en los estados, con las áreas respectivas.

Al INEE le tocaba mirar dichos instrumentos y validarlos… y también supervisar los operativos de evaluación, y armar, junto con la autoridad, los calendarios de la evaluación.

De hecho, el INEE paró, en 2016, la evaluación docente, cuando en 2015 fue claro que había malestar entre los docentes por el primer ejercicio de evaluación docente realizado en noviembre, con prisas, con áreas estatales de evaluación muy disímiles en términos de capacidades locales, etcétera. Pero ya era tarde… aunque se planteó una nueva evaluación del desempeño, y el ejercicio con carácter obligatorio se reanudó hasta 2017, las y los docentes ya estaban muy enojados por cómo se había dado el proceso… y el chivo expiatorio fue el INEE.

¿Qué podría haber hecho distinto al INEE? Hablar más con docentes, ir quizá más lento en toda la planeación de la evaluación. Pero no era tan fácil no cumplir con la ley. Es un tema muy difícil. El INEE era otro actor más. Seguro que faltó mucha más cercanía con el gremio docente… aunque se buscaba, el INEE estaba rebasado con todas sus nuevas atribuciones. Tenía que evaluar aprendizajes, escuelas, currículo, apoyar la evaluación docente, evaluar políticas, emitir directrices, coordinar la política nacional de evaluación educativa, abrir oficinas en todo el país y apoyar la creación de capacidades locales en materia de evaluación. Hizo un gran trabajo en ello.

La Red “Educación y Derechos” (RED), en 2019, integrada por académicos, no quería que desapareciera el INEE. Nosotros enviamos una propuesta alternativa de reforma al Artículo Tercero constitucional, porque la propuesta del presidente López Obrador, la enviada el 12 de diciembre de 2018 al Congreso, tenía muchas áreas de oportunidad.

Proponía, entre otras cosas, cancelar al INEE. Nos parecía una barbaridad. Al final nos parecía menos grave que algo de esa institución quedara. No parecía viable que hubiera un órgano autónomo: el presidente estaba dispuesto a cumplir su promesa de campaña de desaparecer al INEE, sin importar el trabajo que hubiera hecho. El presidente de la República supo capitalizar políticamente el enojo de varios maestros. No había poder humano que lo hiciera cambiar de opinión. Al final nos parecía que era una batalla perdida. En nuestra propuesta hablábamos de la necesidad de contar con un órgano que siguiera evaluando y que contara con autonomía técnica. Lo que quedó al final, ya en la reforma de 2019, fue lo que los diputados y senadores lograron negociar con la CNTE.”

Hasta aquí el registro de las respuestas de la Dra. Martínez Bordón.

Al final, la propuesta de la RED-MMI fue retomada y transformada por legisladores de los partidos políticos PRI, PAN, PRD y MC, en su condición de fracciones parlamentarias de oposición al bloque de Morena y aliados políticos; este último fue el que defendió las posiciones del presidente López Obrador y de la 4T en materia educativa, en las cámaras. En la iniciativa de la oposición quedó plasmada la negociación mediante la cual, entre otras cuestiones, se acordó la desaparición o reconversión del INEE.

Fuente consultada:

(1) Arcelia Martínez Bordón. “Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE)”, Nexos, 1 de julio, 2021.

jcmqro3@yahoo.com

@jcma23


Publicado en SDPnoticias

Fuente: https://profelandia.com/los-destinos-del-inee/

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“Brutal y sin precedentes”: alarmante informe de la Unesco sobre las industrias culturales en pandemia

Por: Daniel Gigena

En 2020, se perdieron 750.000 millones de dólares respecto de 2019 y más de diez millones de puestos de trabajo se vieron afectados en el sector cultural.

“Brutal y sin precedentes”. Así califica un informe de la Unesco, titulado Las industrias culturales y creativas frente a la Covid-19. Panorama del impacto económico y elaborado por Richard Naylor, Jonathan Todd, Marta Moretto y Rossella Traverso a partir de diversas fuentes y bases de datos (la de LinkedIn, en especial), el efecto de la pandemia en el ecosistema creativo mundial, que incluye a instituciones públicas y privadas, grupos transnacionales, empresas medianas y pequeñas, y a millones de trabajadores independientes.

Según la Unesco, que ya había emitido a comienzos de año un comunicado en el que pedía a los estados que no descuiden a la culturael sector fue uno de los más golpeados por los confinamientos y las medidas sanitarias de distanciamiento físico en 2020. Los autores dividieron las industrias culturales y creativas (ICC) en seis subsectores: patrimonio cultural y natural (como museos y sitios históricos), artes escénicas y festividades, artes visuales y artesanías, libros y prensa, medios audiovisuales e interactivos y diseño y servicios creativos, como arquitectura y publicidad.

“Muchas personas en todo el mundo dependen de las ICC para sus medios de vida. Sin embargo, su trabajo, de carácter a menudo precario (o no contractual), ha hecho que los artistas y profesionales de la cultura sean particularmente vulnerables a los choques económicos provocados por la pandemia”, comienza el informe, que estima que en 2020 hubo una contracción de 750.000 millones de dólares en el valor añadido bruto (VAB) generado por estas industrias a nivel mundial, respecto de 2019. La magnitud de esta pérdida equivale a alrededor del 1% del PIB nominal mundial en 2019, y representa una “caída dramática en la capacidad de las ICC para mantener resultados positivos desde un punto de vista social y cultural”.

Esa caída corresponde a una pérdida de diez millones de empleos en el mundo en 2020, sin contar el impacto en sectores asociados a la cultura como el turismo. Desde ya, las ICC que más dependen de la presencialidad en lugares específicos –cines, salas de concierto y teatros, por ejemplo- son las que sufrieron las pérdidas económicas más importantes en términos relativos en los diferentes contextos nacionales. Para la Unesco, cuanto más tiempo se retrase la recuperación de las actividades artísticas y culturales, más se verán afectadas en forma duradera.
Por otro lado, se destaca que el rendimiento de las ICC en diferentes países fue sistemáticamente peor que el rendimiento general de sus economías nacionales y que su suerte en distintos territorios estuvo atada a la gestión de la pandemia en los países. Las pérdidas en los ingresos de estas industrias en 2020 oscilaron en torno al 20% y el 40% y las mayores caídas absolutas en la contribución económica de las ICC se dieron en las megaciudades y otros grandes centros urbanos.

Por último, se consigna que los trabajadores por cuenta propia experimentaron mayores niveles de pérdida de ingresos y desempleo que otras categorías de trabajadores culturales y creativos. “Puede ser que, cuando disminuya la propagación de la Covid-19 y se puedan reanudar las actividades culturales, aquellos que hayan perdido sus empleos en las industrias culturales y creativas durante 2020 puedan volver a trabajar en las ICC -conjeturan los autores-. Sin embargo, cuanto más tiempo tarden los países en controlar la propagación del virus en la medida suficiente como para facilitar esta recuperación cultural, más probabilidades hay de que los trabajadores desempleados de las ICC busquen empleo en otros sectores o salgan por completo del mercado laboral”. Esto representa una disminución de los conocimientos y las competencias del sector cultural.

Algunas cifras que arroja el informe son alarmantes. El 90% de los museos del mundo estuvieron cerrados temporalmente y un 13% enfrenta la posibilidad de no volver a abrir. Casi un tercio de los grandes eventos internacionales de arte fueron cancelados entre marzo de 2020 e inicios de 2021, y la mayoría de los que no fueron cancelados se celebraron de manera digital. La gran mayoría de las ferias internacionales del libro fueron canceladas y un 60% de la producción de contenidos televisivos debió aplazarse.

El informe también consigna las “nuevas oportunidades” en el ámbito digital, al que muchas ICC (en particular, la industria audiovisual) se vieron obligadas a reconvertirse. “La pandemia ha suscitado la aparición de innovadores patrones de producción, distribución y consumo digital. A medio y largo plazo, esta tendencia también podría inspirar nuevos modelos de negocio”, aventuran los autores del informe.

No obstante, no todo es streaming. “No se puede decir lo mismo de gran parte de la adaptación digital en los otros ámbitos culturales por una multitud de razones -advierten los autores-. La producción y distribución digital en museos, patrimonio, teatro, ópera, danza, música en vivo y festivales tiene una historia mucho más reciente y está menos arraigada que en el campo de los juegos, la música grabada, la televisión y el cine”. Salvo algunas excepciones, los modelos de negocio digitales no prosperaron en gran parte de la actividad cultural. En muchos casos, las organizaciones se han reconvertido al ámbito digital en una acción de “bien público” y para mantener el contacto con los espectadores, a la espera del retorno de la presencialidad.

Fuente e Imagen: https://www-lanacion-com-ar.cdn.ampproject.org/c/s/www.lanacion.com.ar/cultura/brutal-y-sin-precedentes-alarmante-informe-de-la-unesco-sobre-las-industrias-culturales-en-pandemia-nid24062021/?outputType=amp

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La educación secundaria dominicana precovid-19

Por: Emilio Vargas Santiago

La pandemia ha sido una etapa de sobrevivencia educativa, con consecuencias que hay que afrontar para nivelar los aprendizajes de cada grado.

El año pasado, noviembre de 2020, fue publicado el I Informe Regional del Sistema Flacso, titulado: ESTADO DE LA EDUCACIÓN SECUNDARIA EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE: APORTES  PARA UNA MIRADA REGIONAL. Esta iniciativa responde a que este nivel educativo “ha atravesado un proceso de expansión y, en algunos casos, de transformación acelerada”. Es una radiografía de la situación previa a la pandemia de Covid-19. El propósito es “Fortalecer el conocimiento sobre la educación secundaria en la región por medio del trabajo conjunto”.

Este Informe reconoce que todos los países de la región realizaron esfuerzos que incrementaron notablemente la escolarización de adolescentes y jóvenes, así como franquear el acceso a un nivel educativo que hasta finales del siglo XX era abiertamente elitista en muchos de ellos. Sin embargo, la persistencia de problemas estructurales y de desigualdades regionales y por país, actualiza la necesidad de estimular reflexiones que impulsen al centro de la agenda educativa las problemáticas y desafíos que enfrenta la educación secundaria en Latinoamérica.  .

En el año  2013, la UNESCO informó que “la insatisfacción con la calidad de la escuela secundaria es generalizada y ha sido persistente en el tiempo en la mayoría de los países de América Latina”. De ahí que “la FLACSO espera contribuir a la circulación, a la reflexión y al debate de las problemáticas educativas que enfrenta la región”.

El capítulo referente al país, los autores Oscar Amargós y Magda Pepén Peguero de la Unidad Académica de FLACSO, lo titulan: Educación secundaria y la desigualdad social en República Dominicana.  A continuación, aspectos relevantes de este Informe.

En el año 1995, el sistema educativo preuniversitario quedó estructurado en los niveles Inicial, Básico y Medio. Dieciocho años después se asumió la Clasificación Internacional Normalizada de la Educación de la UNESCO. Mediante la Ordenanza N° 3-2013 los niveles educativos se denominaron: Inicial, Primario y Secundario, con duración de 6 años, subdivididos en dos ciclos de 3 años cada uno. Esta modificación comenzó a implementarse en el año 2017-2018.

El Nivel Secundario ofrece tres Modalidades: Académica, Técnico-Profesional  y en Artes. El Primer Ciclo de este nivel es común a las 3 modalidades. La Modalidad Académica ofrece una formación general e integral que profundiza en diferentes áreas del saber científico y humanístico. La Modalidad Técnico-Profesional ofrece una formación general y técnico-profesional que capacita para la inserción laboral en una determinada actividad productiva o de servicios. La Modalidad en Artes ofrece la formación de una actitud crítica, sensible y participativa en la producción v recreación del arte y la cultura. Ofrece oportunidades para el desarrollo de competencias profesionalizantes y ocupacionales en el campo del arte. Las tres modalidades habilitan para continuar estudios a nivel superior. La edad normativa para el Primer Ciclo de Secundaria es de 12 a 14 años y de 15 a 17 años el Segundo Ciclo.

En el año escolar 2008-2009, la matrícula  total de secundaria era de 574 mil estudiantes. Se  mantuvo prácticamente igual hasta 2016-2017 al aumentar a 575 mil estudiantes. En 2017-2018, la matrícula total de secundaria alcanzó 924,714 estudiantes, representaba el 33.8% de la matrícula total del sistema educativo, ascendente a 2, 736,697 estudiantes. Mientras que la matrícula del Segundo Ciclo fue de 433,031 estudiantes. El 80% (360 mil), correspondió a la Modalidad Académica (MA); el 18.6% (67,109) a Técnico-Profesional (TP) y el (1.4%) restante (5,922) a Artes. Se estima que la población no escolarizada del país entre 12 y 17 años era en 2018 alrededor de 228 mil. En el período 2013–2018, se incorporaron 5,061 nuevas aulas a la educación secundaria.

El Ministerio de Educación (MINERD) en su Plan Estratégico 2017-2020 prioriza a TP del Nivel Secundario. Un total 4,570 centros públicos, privados y semioficiales ofrecían este nivel. De estos, 3,577 funcionan en Jornada Escolar Extendida. El curriculum con enfoque de competencias laborales contempla 17 familias profesionales y 52 titulaciones de bachilleratos técnicos.

La asistencia escolar a la escuela secundaria disminuye conforme aumenta la edad. En el año 2019, el MINERD reportó que la participación de los que tenían 12 años era de 92.7%, mientras que los de 17 años disminuían a 74.9%. Esto incide en el número de adolescentes y jóvenes que se encontraban fuera de la educación secundaria. En efecto, según el repositorio de datos del Banco Mundial, en 2017 habría alrededor de 139 mil jóvenes fuera del Segundo Ciclo del Nivel Secundario. Sin embargo, en los últimos 7 años se  produjo una contracción significativa, pues en 2010 sobrepasaban los 200 mil, una reducción de 31%.

Según las modalidades, las diferencias entre la cantidad de promovidos, reprobados y excluidos favorece a los estudiantes de TP. La proporción de los promovidos es de 92.7%. Este porcentaje disminuye a 84.8% en la MA. Los reprobados y los que abandonan es de casi 5% en perjuicio de los de la MA. Idealmente, la tasa de abandono escolar debería aproximarse a cero, en consecuencia, este indicador revela la alta ineficiencia del sistema. Según datos de 2019 del MINERD, la tasa neta de conclusión del año lectivo 2017-2018 fue de 53.2%. Esto significa  que de cada 100 adolescentes con 17 años que asistieron a la escuela, más de la mitad terminó el Nivel Secundario. En 2015-2016 fue de 47.7%. Significa también que 47 estudiantes de cada cohorte no lograron graduase en el tiempo estipulado y un aumento de costos para el Estado y las familias.

En los últimos nueve años el promedio anual de  bachilleres es de 90,400. El crecimiento promedio anual de graduados, en los últimos siete años, se sitúa en 1%, con altibajos. En el año lectivo 2017-2018 alcanzó los 100 mil. De estos, el 79.4% y el 20% proceden de las MA y TP, respectivamente.  El 57.2% corresponde al sexo femenino.  Según zona de residencia, los egresados del Nivel Secundario se distribuyen en un 62.8% los  de la zona urbana y 51.3% los de la zona rural. Asimismo, los de sexo femenino, 70.3%,  superan los de sexo masculino,  55.4%. En el año 2018, los estudiantes de 12 a 17 años no escolarizados  en secundaria rondaban alrededor de los 228 mil. Y República Dominicana es de los países con la proporción más baja en el balance entre la Modalidad Académica y la Técnico Profesional; por cada 4.3 estudiantes de la primera, uno está adscrito a la segunda.

Por último, agregar que los avances y las falencias que persisten en la educación preuniversitaria dominicana están documentados y permanentemente presentes en cada ciudadano consciente del país. La pandemia ha sido una etapa de sobrevivencia educativa, con consecuencias que hay que afrontar para nivelar los aprendizajes de cada grado. Poco a poco el país va construyendo su normalidad. Pero esa normalidad demanda otra educación que mejore la vida de la mayoría. Las respuestas atañen a toda la sociedad, pero los responsables de redireccionar  la educación nacional descansa en las autoridades nacionales, regionales y locales. La escuela dominicana requiere de un liderazgo empoderado, que actúe con mayores niveles de compromiso y lealtad para mejorar la calidad educativa en todos sus niveles.

Fuente: https://acento.com.do/opinion/la-educacion-secundaria-dominicana-precovid-19-8959878.html

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¿Cómo empezar la revalorización de los docentes normalistas?

Por: Carlos Aguilar Castillo

Desde que inició el sexenio, una de las mayores improntas del gobierno federal fue la revalorización del magisterio. Se sentenció que era momento de apoyar a las y los docentes y también a quienes estuvieran en formación. Aunque se prometió mejorar las condiciones laborales del personal docente en activo y las condiciones educativas del estudiantado normalista, los hechos dicen más que las promesas. Sin embargo, ¿cómo entender la revalorización del personal docente?, ¿qué acciones lograrían ser clasificadas como propias de una “revalorización”?

Quizá sea ambicioso colocar en la misma categoría a docentes en activo y a estudiantes normalistas para hablar de “revalorización”. A continuación, únicamente se presentan algunas reflexiones sobre la revalorización de la educación normal como una profesión que, con el paso del tiempo, se ha situado en el entrecruce de políticas educativas y recortes presupuestales. Como se ha señalado, en las reformas educativas se plantean cambios grandes y cíclicos bajo el supuesto de que todo lo anterior debe ser sustituido por prácticas innovadoras y diferentes, ¿qué tal si se pudiera revalorizar al magisterio desde la formación que reciben los futuros docentes en las escuelas normales?, ¿por qué no asegurar una educación superior menos centralizada, más flexible y con mayor autonomía?, ¿qué política educativa podría implementarse para mejorar de manera paulatina la formación de los futuros docentes?, ¿sería posible revalorizar la labor docente si se les ofrecieran mejores condiciones educativas a los estudiantes normalistas?

Se sabe que los estudiantes normalistas, además de ser buenos maestros, son “docentes enseñantes y docentes técnicos”. Esa tradición bajo la que se han formado es heredera de los cambios que han experimentado las normales a lo largo de décadas. Los retos y virajes de políticas educativas definieron paulatinamente sus actividades, su quehacer y, en consecuencia, un estilo propio para formar docentes. Las estudiantes normalistas son reconocidas por antonomasia como las futuras docentes del país. A nivel nacional, se observaba que las egresadas normalistas tendían a obtener mejores puntuaciones en el examen de ingreso al Servicio profesional docente (SPD) en comparación con otras profesionistas de la educación. Esto podría ser el reflejo de acciones estratégicas llevadas a cabo en las escuelas normales; entre ellas, que el estudiantado adquiriera habilidades frente a grupo como resultado de la tutoría del docente de la escuela normal y del docente del lugar en donde realizaban prácticas. Otra de las grandes bondades que poseen las escuelas normales radica en ofrecer a los estudiantes un tipo de materias específicas relativas al desarrollo infantil y de las y los adolescentes. De esta manera, se coloca a los estudiantes normalistas en situaciones de aprendizaje y se articulan las experiencias de la práctica con la teoría respecto a la realidad escolar. Sin embargo, este no es el único rasgo distintivo entre ellas; también se caracterizan por los aspectos heterogéneos que las conforman, por ejemplo: financiamiento y gasto educativo, nivel de estudios de los formadores de docentes, formación de cuerpos académicos, participación en programas de movilidad internacional y capacidad de autogestión.

Ilustración: Estelí Meza

Revalorizar las escuelas normales: considerarlas instituciones de educación superior

Como se muestra, aunque con severas dificultades, las escuelas normales han logrado mantenerse como las instituciones de educación superior (IES) formadoras de docentes del sistema público federal en comparación con otras IES como universidades públicas o escuelas normales privadas. No obstante, contrario a lo que se podría imaginar, la matrícula de ingreso a las escuelas normales se encuentra en declive. De hecho, para los cuatro ciclos escolares de 2013 a 2017, se identificó un descenso del 58.95 % en las solicitudes de ingreso.

Entre las razones que ayudan a comprender la contracción de la matrícula en licenciatura se encuentran los efectos de la modificación legislativa de 2013, que permitió que otros profesionales afines a la educación concursaran por una plaza docente en el sistema público. Frente a esta situación, algunos otros elementos indirectos también incidieron en la cantidad de estudiantes que deciden cursar estudios superiores en escuelas normales, entre ellos: estudiar con un programa educativo centralizado, carecer de infraestructura como salas de cómputo, acceso a internet, biblioteca con acervo actualizado, talleres culturales, colaboración con investigadores para acercarse a la investigación, o participar en programas de movilidad estudiantil nacional o internacional. Este último componente de la educación superior permite unir con el ámbito internacional las discusiones sobre temas educativos, de investigación o de vinculación con la sociedad.

Programas de movilidad internacional para normalistas

Recientemente, la Organización de los Estados Iberoamericanos (OEI) para la Educación, la Ciencias y la Cultura publicó el estudio “Movilidad académica Iberoamericana de estudiantes normalistas. Proyecto Paulo Freire-México: voces, experiencias y propuestas”. En él, se presentan datos estadísticos que muestran un panorama general de la movilidad estudiantil internacional de estudiantes normalistas. El trabajo permite vislumbrar el avance que se ha hecho en los casi seis años de operación del programa, el cual permitió que entre 2016 y 2019 participaran 225 estudiantes. La cifra es muy pequeña si se contrasta con la matrícula nacional de estudiantes en escuelas normales urbanas, rurales, experimentales, entre otras. De acuerdo con el anuario estadístico de educación superior de la ANUIES, para el ciclo escolar 2019-2020, la matrícula de normalistas era de 91 375 estudiantes. Frente al total, únicamente 0.24 % del estudiantado normalista ha participado, a lo largo de casi seis años, en programas de movilidad internacional, cifra bastante discreta en comparación con otras IES.

El punto de discusión por ahora no es la cantidad de estudiantes que han participado de este programa. El reporte presenta datos estadísticos como cantidad de hombres y mujeres participantes, semestre, edad, escuela normal de procedencia, entidad federativa de origen; no obstante, no ofrece datos sociodemográficos que permitan reflexionar por qué, para un cierto segmento de estudiantes normalistas con orígenes socioeconómicos y educativos familiares particulares, una movilidad estudiantil internacional podría ser un punto de inflexión en sus trayectorias personales, profesionales y laborales. Tampoco habla sobre cómo la inversión en ese programa podría ser parte de una política de revalorización de los estudiantes normalistas.

Una investigación de corte cualitativo que conduje identificó la manera en la que los estudiantes normalistas construyen aspiraciones al concluir la movilidad estudiantil internacional. Se encontró que algunos normalistas consideraban que la movilidad era un beneficio exclusivo de universidades privadas o de algunas IES públicas de renombre. Sonia —los nombres son ficticios—, estudiante normalista entrevistada que realizó movilidad en Francia, mencionó:

Cuando yo dije que iba a entrar a la normal, ni por la cabeza me pasaba…o sea, yo sabía que existían becas, pero yo pensaba que esos programas de movilidad al extranjero sólo eran para las escuelas privadas, o sea, nunca pensé que fueran para las normales.

Esta investigación consideró aspectos socioeconómicos y educativos de los familiares de los estudiantes para indagar la forma en la que una movilidad internacional había incidido en los normalistas después de su estancia en el extranjero. Al respecto, contrario al uso arbitrario de expectativas en el reporte de la OEI, se utilizó el concepto de aspiración para acercarse a los horizontes que los estudiantes normalistas habían integrado a su ventana cognitiva. Se observó una marcada tendencia. Aquellos estudiantes que reportaron un ingreso del hogar entre el decil dos y cuatro —con padres cuya escolaridad básica era trunca o incompleta— construyeron aspiraciones educativas más amplias en comparación con sus compañeros que se ubicaban en los deciles altos y cuyos padres eran profesionistas (en algunos casos docentes normalistas). En la investigación participaron treinta estudiantes de diferentes entidades federativas. También se observó que los estudiantes provenientes de hogares con ingresos bajos estudiaban en escuelas normales que dentro del subsistema no gozan de las mejores condiciones de infraestructura, equipamiento o de profesores capacitados. Esta exposición se resume en palabras de Jessica —estudiante normalista que realizó movilidad internacional en Ecuador—, originaria de Villahermosa, Tabasco, cuyo padre es vendedor y su madre ama de casa:

Me quiero volver una docente-investigadora, investigar […] ese fue uno de mis propósitos después de la movilidad, seguir investigando porque yo la investigación antes de la movilidad la tomaba así: “¡Ay!, ¿investigar?, ¡qué aburrido!”, porque en la normal casi no nos enseñan los profes, pero ya luego con la movilidad, con las clases que me dieron, me di cuenta que no, que es muy importante investigar y más para la docencia, o sea, ser docentes investigadores, yo dije: “Con una ponencia o con un artículo puedo realizar el impacto que tuvo la movilidad en mí”.

En términos de capital cultural y económico para construir aspiraciones, en el caso de Jessica se observa que, hasta antes de realizar la movilidad internacional, el bajo ingreso económico fue un factor familiar que condicionó la adquisición de materiales bibliográficos que le permitieran integrar una ventana de aspiraciones más amplia. En el cuestionario socioeconómico de la investigación, Jessica señaló no tener internet en su hogar; asimismo, reportó contar con una pequeña biblioteca de entre once y cincuenta libros de consulta, entre ellos, algunos libros de texto gratuito. Hay autores que consideran que las nuevas tecnologías digitales e internet han ayudado a los individuos a pensarse de manera diferente pues, al incidir en la imaginación, aumentan las aspiraciones. No obstante, para Jessica el acceso a internet como entrada a formas más amplias de conocer aquello que se encuentra al margen de su vida cotidiana estuvo fuera de su alcance: incluso su escuela normal carecía del servicio. De tal modo, al ser expuesta ante un contexto educativo internacional de corte universitario, Jessica sintió interés y curiosidad hacia aquello que ante sus ojos era nuevo: las clases en una universidad, la interacción con sus compañeros, decidir qué materias tomar e, incluso, ser ayudante de investigación en el departamento de psicopedagogía. En consecuencia, Jessica construyó una ventana de aspiraciones más amplia en el área de la investigación, así como el deseo de ser parte de ese campo.

La experiencia de Jessica durante la movilidad internacional que realizó en Ecuador se une a la de otros jóvenes normalistas que, al igual que ella, partían de condiciones socioeconómicas y educativas familiares desiguales respecto al grueso de los estudiantes. Es innegable que la movilidad internacional incrementa las desigualdades entre quienes viajan al extranjero y aquellos que no logran completar los requisitos. Ante la suspensión parcial de las actividades de movilidad internacional propiciadas por la contingencia sanitaria, es necesario reformular las políticas de internacionalización de las escuelas normales. Sobre todo aquellas que favorezcan a estudiantes en gran desventaja social: las y los hablantes de una lengua originaria, quienes provienen de hogares con ingresos bajos y aquellos estudiantes que sean la primera generación en acceder a la educación superior. La revalorización del magisterio puede comenzar desde que las y los futuros docentes se encuentran en formación. La revalorización de los maestros debería iniciar con la creación de políticas educativas que reconozcan al estudiantado normalista como alumnos autónomos en el nivel superior.

Fuente e Imagen: https://educacion.nexos.com.mx/como-empezar-la-revalorizacion-de-los-docentes-normalistas/

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Pedagogía de la Democracia

Por: Héctor Rodríguez Cruz

Las libertades democráticas se degradan cuando no sirven para resolver problemas sociales agudos, permitiendo que muchos se queden atrás.

Tiene razón Norberto Bobbio cuando afirma que la democracia se ha convertido en estos años en el denominador común de todas las cuestiones políticamente relevantes, tanto teóricas como prácticas. También cuando plantea que “la democracia no puede prescindir de la virtud, entendida como amor a la cosa pública, pues al mismo tiempo debe promoverla, alimentarla y fortalecerla”.

Desde esta perspectiva, la democracia requiere de ciudadanos activos, no pasivos. En general los gobernantes prefieren a los segundos más que a los primeros porque es más fácil mantenerlos controlados como sujetos dóciles e indiferentes. Pero la democracia necesita de los primeros.

 Siendo que la democracia, como eje de la convivencia, precisa de personas capaces de participar activamente en la construcción y mejora de la vida colectiva se hace necesario acercar la democracia a los ciudadanos y los ciudadanos a la democracia.

En este sentido, muchos países de Latinoamérica y de Europa vienen desarrollando proyectos de educación para la democracia, mediante  una “pedagogía de la democracia” que empieza por aplicar el principio básico y rector de este sistema de convivencia, que es, la participación: el derecho de todo individuo a opinar, a proponer y a gozar en igualdad de condiciones de todos los bienes y servicios públicos.

¿Qué tanto requiere nuestro país incentivar la pedagogía de la democracia? Pareciera que mucho. Según el Informe Regional de Desarrollo Humano 2021 del Programa  de las Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD, divulgado a finales del mes pasado, al 68% de los dominicanos le resulta indiferente tener o no un gobierno democrático y el 50% da por bueno y válido el que el Presidente de la república pueda manejar los medios.  ¿Realidad o percepción? ¡Las cifras alertan y provocan!

 El Informe deja una llamativa lección aprendida: la necesidad de promover el conocimiento de la democracia en la cotidianidad política y social para reconocerla, amarla, vivirla, practicarla, defenderla y exigirla. Los defectos de la democracia demandan más democracia, y en ningún caso menos.

Provoca también la necesidad de un amplio debate nacional sobre la situación presentada, incluyendo el impacto presente y futuro en la democracia dominicana vista desde la óptica del  presente gobierno democrático.

Pese a su importancia, muchas personas perciben a la democracia como algo lejano, abstracto, inalcanzable e, incluso, como algo difícil de comprender y de aplicar. Pocos saben definirla o describirla, aunque tengan una leve idea que es algo bueno,  importante, algo por lo que las personas están dispuestas a luchar. Se requiere “intencionar” deliberadamente el aprendizaje sobre la democracia.

La educación para la democracia debe ser asumida por las escuelas públicas, colegios, universidades y centros de capacitación para el trabajo, destacando los procesos de toma de decisión que realmente les permiten a los niños, jóvenes y adultos formarse integralmente para incorporarse a una sociedad democrática.

Para que las instituciones educativas puedan asumir el compromiso de educar para la democracia deben contar con profesores bien formados mediante una pedagogía de la democracia que los sensibilice, motive y capacite para fomentar espacio democráticos de aprendizaje, disciplina, discusión pública y convivencia.

Sin embargo,  la formación democrática  será responsabilidad principal de la familia, lugar donde se cultiva la formación en valores, requisito indispensable para el surgimiento de una convivencia democrática basada en el respeto a los derechos de los demás.

Pero la educación para la democracia debe ser también responsabilidad de todas las  instituciones y organizaciones públicas y privadas entre las se cuentan los medios de comunicación, las instituciones políticas y electorales, las instituciones religiosas,  militares,  policíacas y comunitarias, los gobiernos locales,  los gremios profesionales y otras instancias de la sociedad civil. De lo que se trata es de despertar en todos los dominicanos, gobernantes y gobernados, un compromiso activo con la democracia.

La promoción y compromiso con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, ODS, constituyen también un vigoroso referente democrático que no sólo expresa la urgencia de amplias necesidades y reivindicaciones colectivas, sino que también representa la expresión de las deudas incumplidas de las democracias. Siendo, además, que las libertades democráticas se degradan cuando no sirven para resolver problemas sociales agudos, permitiendo que muchos se queden atrás.

Una pedagogía de la democracia conducirá a una “democracia vigorosa”, que no surge espontáneamente, sino que es el resultado del esfuerzo consciente de ciudadanos que asumen y ponen en funcionamiento las capacidades de: reivindicación; deliberación; indignación y sentido de lo justo; agencia con sentido práctico; memoria y promesa.

Cada una de esas capacidades está ligada a uno de los atributos que se postulan como propios de una democracia vigorosa en el mundo actual, “entendida como un sistema de gobierno y un conjunto de prácticas que configuran un modo de vida deseable por resultar dignificante”.

Hagámoslo posible aquí. ¡Pongamos en práctica la pedagogía de la democracia!

Fuente: https://acento.com.do/opinion/pedagogia-de-la-democracia-8961689.html
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