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Un retorno esperado

Por: Dinorah García Romero 

La utilización del libro de texto en el  próximo año escolar ha de responder a una estrategia distinta por parte de los docentes.

Los libros de textos han concitado la atención de muchos actores y sectores en la República Dominicana. Por supuesto, los más preocupados por su retorno han sido los docentes, los estudiantes y la familia. El marcado interés en este tema estriba en que el libro de texto es un recurso educativo de importancia excepcional en los contextos educativos y geográficos carentes de otros medios cualificados para suscitar aprendizajes con significado. En reiteradas ocasiones se ha planteado que el ideal es una multiplicidad y diversidad de apoyos educativos para generar aprendizaje con sentido. Pero esto no siempre es posible en países con necesidades básicas como tarea pendiente; y autoridades educativas con problemas de visión y de proyecto educativo con horizonte definido. El 18 de junio del año en curso, el Consejo Nacional de Educación autorizó 211 libros de textos para Educación Inicial y Educación Primaria. Para secundaria, ha autorizado textos digitales.  Este es un retorno esperado y que llena de satisfacción a muchas personas e instancias. Ahora lo importante es preparar el retorno de los libros de textos a las aulas. Estos recursos no favorecen el aprendizaje per se.  Por esto consideramos pertinente que el Ministerio de Educación de la República Dominicana establezca una estrategia de inducción en torno al libro de texto.

Es necesario que los docentes comprendan cuál es el sentido y la función de los libros de textos. Para muchos, esta exhortación sobra. Creen que todos los docentes tienen comprensión amplia y apropiación efectiva del libro de texto y de su utilización.  Los docentes tienen que esforzarse por analizar a fondo el contenido de los libros que se aportan para que puedan orientar a los estudiantes. El uso adecuado por parte de estos va a depender de la pertinencia de las orientaciones que les faciliten los docentes. Antes del inicio del nuevo año escolar, se deberían de organizar, con los docentes, sesiones de trabajo que les permitan conocer y comprender la lógica, los enfoques y los contenidos de los libros de textos que se van a utilizar en el año escolar indicado. Sin un proceso de inducción, el libro se convertirá en la receta cotidiana del aula  y esto invalidará el esperado retorno. Las sesiones de trabajo indicadas podrán poner a los docentes en contacto con los autores de los libros de textos, en la modalidad presencial o virtual, para un análisis más cualificado y comprensible. La preparación previa de los docentes constituye un factor de seguridad para que los estudiantes reciban orientaciones actualizadas. Es importante que los docentes tengan claridad con respecto a la naturaleza del libro de texto que se va a utilizar, los criterios y valores a priorizar, los temas fundamentales y las estrategias más idóneas para utilizarlos. Importa que analicen la perspectiva de género que aparece en el libro de texto y cómo se evidencian los derechos humanos. Los evaluadores de los libros de textos han de darle un poco más de importancia a la estética del texto. Los folletos que han apoyado la educación virtual no han tenido en cuenta este aspecto. Los libros de textos han de ser analizados integralmente por los docentes. El componente estético se ha de tener en cuenta por la incidencia que tiene para la atracción de la atención del estudiante y para la formación del sentido estético de este. El número de docentes nuevos es elevado y pocos o ninguno reciben orientaciones claras y precisas sobre el libro de texto. La formación inicial de docentes ha de darle mayor importancia a este ámbito. Se espera que, si se organiza el proceso de inducción docente, sea efectivo e indique una forma nueva de introducir el libro de texto en el aula y en el centro educativo. La utilización del libro de texto en el  próximo año escolar ha de responder a una estrategia distinta por parte de los docentes. El retorno del libro de texto ha de ser cuidado para que fortalezca los aprendizajes de los estudiantes y les ofrezca una nueva oportunidad a los docentes para diversificar sus saberes en torno a este recurso educativo.

Fuente e Imagen: https://acento.com.do/opinion/un-retorno-esperado-8956625.html

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¿Acoso sexual o halago?

Por: Tahira Vargas García 

Existe contradicción entre la población adulta y la adolescente de sexo femenino sobre el acoso y su tratamiento.

El 66% de la población adulta encuestada en las provincias La Altagracia, Elías Piña y Gran Santo Domingo en el marco del estudio sobre prácticas de crianza que realizamos con PLAN RD entiende que las mujeres provocan el acoso sexual y el 60% de la población adolescente. Las expresiones de las personas entrevistadas apuntan a distintos matices en el abordaje del acoso sexual entre los que encontramos elementos como los siguientes:

a) Normalización del acoso sexual callejero desde el enamoramiento considerado como propio de los hombres.

b) Culpabilización del acoso sexual hacia las mujeres que lo provocan con su vestimenta

c) Aceptación del acoso como “piropo”, “halago” que fortalece la autoestima de las mujeres

d) Resistencia a la sanción contra el acoso sexual por la población adulta mientras algunas adolescentes consideran que debe tener consecuencias legales y ser denunciado.

La legitimación del acoso sexual desde la masculinidad hegemónica se hace presente en el estudio. Se le inhibe la capacidad de autocontrol a los hombres, “acosar” es parte de su naturaleza.

La respuesta al acoso sexual se reduce a soluciones individuales (indiferencia, responderle al acosador) estando ausente la denuncia en la población adulta femenina lo que no ocurre en las adolescentes. La responsabilidad de la ruptura con el acoso sexual se le otorga a la mujer.

Existe contradicción entre la población adulta y la adolescente de sexo femenino sobre el acoso y su tratamiento. La población adulta legitima el acoso, le resta importancia y niega la denuncia, sin embargo, la población adolescente de sexo femenino problematiza el acoso y sugiere en algunos casos que debe denunciarse.

El acoso sexual es uno de los fenómenos con mayor permisividad, más aún que la violencia de género.

Se entiende que el acoso sexual no es un problema y por tanto no requiere atención ni importancia ya que el mismo es parte del cortejo-enamoramiento de los hombres hacia las mujeres. Entendiéndose tanto en población femenina como masculina que favorece a la autoestima de las mujeres. Una parte de las adolescentes son las que tienen una mirada más crítica al acoso sexual rechazándolo y considerando que debe ser sancionado y denunciado.

Esta normalización del acoso sexual favorece la permisividad del abuso sexual tanto hacia las mujeres como hacia las niñas. Los hombres pueden disponer del cuerpo de ellas y no se le exige control ni se le sanciona, la responsabilidad de evitar el acoso y abuso sexual recae sobre las mujeres en su forma de vestir y en sus expresiones. Lograr una ruptura con esta práctica social es una tarea ardua que debe combinar procesos educativos con la judicialización del acoso sexual que es una manifestación de violencia sexual y debe contar con un régimen de consecuencias.

Este articulo fue publicado originalmente en el periódico HOY

Fuente: https://acento.com.do/opinion/acoso-sexual-o-halago-8956859.html

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Some racial awareness in the classroom could actually be a good thing – but arguing ‘maths is racist’ isn’t going to get us there

By: David Matthews

The woke Left say we must teach kids that everything from maths to history is steeped in ‘white privilege’. The reactionary Right say this is indoctrination with no place in the classroom. But the reality is somewhere in between.

Back in the dark days of 1970s British state education, the bedrock of my primary school instruction was known, alliteratively, as “the three R’s”, aka “reading, writing and arithmetic”. The concept taught oiks like me the basics, namely barely enough language and mathematical skills to stumble into a world of skilled, semi-skilled and occasionally white-collar drudgery.

Education, for my generation, was far from “woke”. The daily grind of school was about equipping pupils with an understanding of core and vocational subjects, which included the now outmoded woodwork and metalwork (how to be a man and bring home the bacon) and home economics (how to be a good little housewife and put the tea on). The implicit aim of state education was to prepare us proles for the long march toward the building site, factory floor or clerks’ office, with a byproduct being maybe you’d be smart enough in later years to hold a conversation with a prospective spouse and thus get married and “settle down”.

And that was about it.

Jump to secondary school in the eighties and there was enough 1984Animal Farm and The Ragged-Trousered Philanthropists type “cultural Marxism” on the curriculum to give the left-wing socks-and-sandals brigade a sense they were creating a “proto-woke” working class – which was something of a British socialist fantasy back then. Today, however, with the unions lacking charismatic leadership, the Labour Party lacking any sort of leadership, and increasing numbers of Britain’s proletariat busily doffing their caps to clown prince of Downing St Boris Johnson, the left has all but given up on class struggle as a vote-winner, preferring instead to focus its blurry attention on climate change, gender politics and other issues far too abstract for the man on the Clapham omnibus.

So it comes as no surprise that the latest diktat on “white privilege” coming from woke educators isn’t designed to improve declining school standards or improve the lot of the great unwashed, but to promote a new form of three R’s: “righteousness, reparations and racism”.

Or at least this is what right-wing grifters will have you believe.

According to the Telegraph, the National Association of Teachers of Religious Education (NATRE) claims it wants to introduce lessons for 8-11-year-olds that teach the “key concept” of white privilege while also getting primary school teachers to face up to their own unconscious bias in the classroom, as unrequited prejudices “can make it hard for some to identify systemic racism”. 

The NATRE learning materials obtained by the Telegraph are also said to contain “key ideas” that include “put-downs and jokes as microaggressions that can ‘reinforce white power’”, adding: “It’s important to engage with the idea that racism is a problem for white people, rather than for black people.”

The document also nails Christianity for “sugar coating” the “shameful stain” of its involvement in the transatlantic slave trade, helpfully informing teachers that “the complicity of Christians in the enslavement of millions is an untold story”.

Predictably, religious detractors and right-wing mouthpieces, from the former Bishop of Rochester Dr Michael Nazir-Ali to Spectator columnist and free-speech warrior Toby Young, have been far from turning the other cheek for what they see as a blasphemous blend of anti-white, anti-British propagandising of the school curriculum.

Nazir-Ali dismissed NATRE’s notion of white privilege, pointing out the factoid that “white working class boys are at the bottom of the pile” while Young rubbished it with the canard, “Britain is one of the least racist countries in the world”.

But if you actually think about what NATRE is proposing as classroom aids for professional teachers as a way of helping them to create stimulating lesson plans that help youngsters to navigate complex social issues, what’s the problem? What are 8-11-year-olds to make of watching EURO 2020 and seeing players take the knee, and get booed for their troubles? Or catch yet another BLM demonstration on the news? Or listen to their parents chuntering on behind their copies of the Sun and, er, the Telegraph about immigration – for the nth time that day?

As a father of three, I run the gamut of daily interrogation about what’s going on in the world. Children are curious, inquisitive and a lot smarter than we give them credit for. Teaching them about former glories or an imperialist past is all well and good; no one is suggesting that they shouldn’t learn about the Romans, the Vikings, the Normans and everyone else who’s conquered the British Isles. Or Shakespeare. Or Isambard Kingdom Brunel. But there’s lots of other stuff that’s been conveniently airbrushed from the curriculum, an act that has been far more detrimental to the education of millions of ordinary kids than introducing a little “racial awareness” here and there. Wrapping kids up in cotton wool and shutting them off from the real world does them no favours. Children soon pick up on contested ideas, such as white working class boys are rubbish or Britain is a racial Disneyland – from in the home, the media and the street – so why not give them some well-thought out context in the classroom?

What reactionaries often claim is classroom propaganda is in fact pedagogy. And they know it. Teaching styles, practice, content, knowledge transfer and delivery must change with the times. However, the right loves nothing more than victim-signalling contested ideas such as “white privilege” as though they’re part of a Marxist brainwashing programme designed to corrupt our youth when more often than not they’re classroom talking points designed to bring more children into the educational mix, not shut down discussion.

Personally, I can’t stand the notion of white supremacy or white privilege. Both convey notions of superiority that flatter rather than undermine their intended targets. Which is why introducing ideas such as “white privilege”, “white supremacy” and the politics of Black Lives Matter into the classroom, left-wing educators run the risk of letting propaganda, psychobabble and anti-Eurocentrism (usually of the dead-white-male variety) get in the way of genuine progressive thinking.

Take the recent brouhaha over “maths is racist” for instance. Educators in California (where else) had debated whether to apply the politics of social justice to teaching mathematics across the state to K-12, or kindergarten to 12th grade students, as a means of eradicating “white supremacy” from the subject. In turn, this would eliminate special classes for gifted students and thus create an idealistic equal academic playing field – presumably by dragging everyone down rather than raising everyone up.

Critics rounded on the proposal, citing the history of maths as a melting pot of cultural ideas and, given its theoretical objectivity, argued that this bedrock of scientific thought is inherently anti-racist by its very definition.

“It is absurd to accuse mathematics of being ‘racist,’” said William Happer, a professor of physics emeritus at Princeton University. “We use Indian numerals that come to us through the Arabs. There are still lots of distinguished mathematicians in India who speak the same worldwide mathematical language as mathematicians in North America, Europe, the Arab world, India, China, Japan, Africa, South America, etc. Greek geometry, much of it borrowed from Egypt and Mesopotamia, is still one of the most sublime human achievements.”

Officials eventually blocked the inclusion of a document on “dismantling racism in mathematics instruction,” which argued, bizarrely, against “upholding the idea that there are always right and wrong answers”. However, ahead of the next round of consultations this summer, classes for gifted students remain doubtful. Educators are still against streaming maths classes by ability or achievement calling for an end to “gifted and talented” programmes because they are “inequitable”.

As whacky as it sounds, the idea that maths, and by extension science as a whole, “is racist” isn’t new, at least in America.

In 2017, Professor Rochelle Gutierrez from the University of Illinois claimed that teaching maths perpetuates “unearned” white privilege, and urged her colleagues to appreciate the “politics that mathematics brings”. Writing in Building Support for Scholarly Practices in Mathematics Methods, Gutierrez argues that the Pythagorean theorem and pi reinforce white supremacy by showing that maths was developed by the Greeks and Europeans.

“On many levels, mathematics itself operates as Whiteness. Who gets credit for doing and developing mathematics, who is capable in mathematics, and who is seen as part of the mathematical community is generally viewed as white,” Gutierrez writes.

In 2019, Seattle Public Schools released a draft of new learning objectives that integrated “ethnic studies” into mathematics, as well as other subjects, raising questions such as, “Where does Power and Oppression show up in our math experiences?” and “How is math manipulated to allow inequality and oppression to persist?

Other states, including Vermont, Oregon and of course California, have also produced K-12 learning materials that promote the classroom experiences of people of colour. Seattle and California, however, have calculated further that rethinking existing courses so that they’re now taught through an anti-racist lens is progress, rather than part of a woketard, BLM, cultural-Marxism conspiracy, which is how reactionaries predictably read it.

The progressive view is that introducing an ethnic lens to traditionally tough subjects such as maths makes them more “inclusive” and thus appealing to students who often see such disciplines as “white”, not least because better-off white parents can hothouse their kids through tough subjects such as maths and the sciences. While maths is “objective” in a “one plus one equals two” sense, many argue that the way it’s taught, the resources given to it and the cultural expectations or unconscious biases that pervade education systems are subjective. The same, of course, can be argued about education and gender. If this wasn’t the case boys would still be learning woodwork and metalwork and girls would still be learning home economics. Change doesn’t happen on its own.

2016 Stanford University report, which examined ethnic-studies classes in San Francisco high schools, found that attendance increased by 21% and GPA (grade point average) increased by 1.4 grade points with significant effects on GPA specific to math and science; boys and Hispanic students improved the most.

“When students can see themselves in curriculum and see diversity in curriculum, they respond better,” Wayne Au, a professor at the University of Washington Bothell, told the Seattle Times. Au has helped lead Seattle’s ethnic-studies initiative. “And, it can help white students understand themselves better. Structural racism in the country has mistaught white people about themselves – that they don’t have culture, that they don’t have roots.”

In his book, Is Science Racist? Jonathan Marks, Professor of Anthropology at the University of North Carolina at Charlotte, argues that the eugenic science of the early twentieth century and the commodified genomic science of today are unified by the mistaken belief that human races are naturalistic categories. Yet their boundaries are founded neither in biology nor in genetics and, not being a formal scientific concept, race is largely not accessible to the scientist.”

In other words, race can only be grasped through the humanities – historically, experientially, politically – so conflating race with hard science is as problematic for woke educators as it is for the eugenic morons who think the colour of someone’s skin influences their intellect or educational ability.

One has to wonder what Katherine Johnson, Dorothy Vaughan and Mary Jackson, NASA’s African-American ‘Hidden Figures’ women, would make of this latest educational ‘race war’. After all, they grew up in an era of segregated education. No doubt they’d think something doesn’t quite add up when it comes to equating maths and other subjects as “racist”. But I bet they’d still want to sit down and work out the problem.

Source and Image: https://www.rt.com/op-ed/526859-maths-racist-racial-awareness-classroom/

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Hijos gamers, youtubers y TikTokers: ¿profesiones con futuro o moda pasajera?

Por: ABC

El tiempo de uso de las redes sociales ha crecido un 76% entre los menores españoles y un 25% en plataformas de vídeo como Youtube, en el último año.

El mundo laboral ha vivido una auténtica transformación en la última década, en gran medida provocada por la digitalización. Las respuestas a la pregunta «¿Qué quieres ser de mayor?» son cada vez más variopintas y a las profesiones más tradicionales se han sumado otras muchas ampliamente ligadas con la tecnología como: programadores, analistas de datos, diseñadores UX/UI, pero también creadores de contenidos para plataformas como Youtube, Instagram, TikTok o Twitch, entre otras.

Desde Qustodio, plataforma de seguridad y bienestar para familias, han observado durante el último año un gran crecimiento del uso de redes sociales por parte de los menores, aumentando un 76% el tiempo empleado con respecto a 2019, datos que recoge su estudio anual «Aplicaciones y menores: un año atrapados detrás de las pantallas», y que también muestra que el uso de las plataformas de vídeo online como YouTube habría aumentado un 25%.

«Estos datos son una clara muestra de la situación actual. Los menores pasan más tiempo en las redes sociales consumiendo contenido que crean los influencers y estos se convierten en modelos a seguir», afirma Eduardo Cruz, CEO y co-fundador de Qustodio. «Es normal que nuestros hijos quieran este tipo de rol. La vida que se muestra en las redes es idílica y utilizada como anzuelo de marketing, que tu trabajo sea jugar a videojuegos o viajar alrededor del mundo motiva más que un trabajo de 8 a 5».

Al igual que en el pasado los niños soñaban con ser caballeros o guerreros porque encontraban en ellos inspiración y la exaltación de todos los valores que querían representar, en la actualidad, los jóvenes y menores aspiran a ser influencers, los nuevos referentes de las nuevas generaciones. De hecho, según datos de la XIII Encuesta de Adecco ¿Qué quieres ser de mayor?, la profesión de youtuber aparece como la cuarta más deseada para los casi 2.000 niños y niñas españoles de entre 4 y 16 años.

La realidad es que, el mundo evoluciona y con él, nacen nuevas profesiones. Tanto es así, que en España existen más de 7.500 personas dedicadas a la creación de contenido en las redes, convirtiendo su estilo de vida en un negocio de marketing. Una dinámica difícil de comprender para las generaciones mayores, pero muy admirada por los nativos digitales.

Es un hecho. La profesión de influencer existe y se ha convertido en uno de los trabajos mejor pagados de los últimos años. De hecho, según el informe Influencer Marketing Hub, el negocio de la publicidad en redes sociales creció en 2020 cerca de 8.200 millones de euros. Instagram ocupa la primera posición del ranking en el que un macro-influencer podría ganar entre 4.000 y 8.000 euros por post y un mega-influencer por un contenido promocional nunca aceptaría menos de 8.000 euros pudiendo llegar al millón de euros en casos de celebridades. En YouTube un nano-influencer puede ganar entre 16 y 160 euros y un mega-influencer puede llegar a ingresar más de 16.000 euros por mención. Mientras que el sueldo medio de un profesor de Educación Primaria está en torno a los 2.000 euros, según datos de la UGT y el de médico en unos 4.400 euros. Estos datos se convierten en una motivación más para los jóvenes.

La demanda de estos profesionales por las marcas ha sido tan alta que se han creado estudios para poder aprender a ejercer este puesto. En 2019, la Universidad Autónoma de Madrid decidió crear el curso «Intelligence Influencers: Fashion & Beauty», organizado por la Facultad de Psicología y la Escuela de Inteligencia Económica de la UAM, junto con la colaboración de la Ibiza Fashion Week para formar a los jóvenes en esta nueva profesión.

La figura del influencer no es otra cosa que una nueva herramienta de marketing que las marcas integran en sus estrategias para poder generar más ventas y mayor reputación de marca y funciona. El éxito del fenómeno se debe a la sensación de credibilidad que aportan hoy en día las opiniones de estos creadores de contenido. No se sabe cuánto va a durar, lo que sí que es una obviedad es que los influencers, tienen poder, y mucho, sobre los consumidores y sobre los niños.

Fuente e Imagen: https://www.abc.es/familia/educacion/abci-hijos-gamers-youtubers-y-tiktokers-profesiones-futuro-o-moda-pasajera-202106210101_noticia.html

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Es necesaria una labor comunitaria para poner fin al trabajo infantil

Por: Peace Okebugwu

Publicada en www.ilo.org

Mientras crecí en Makurdi, en el estado de Benue (Nigeria), era habitual ver a niños trabajando. Siempre he soñado con combatir esa lacra tan arraigada en nuestra sociedad.

Me comprometí a luchar contra el trabajo infantil porque este constituía una amenaza para los niños de mi entorno. He conocido a niños que han sido abusados sexualmente, maltratados físicamente y privados de una educación y una infancia feliz. Es muy doloroso para mí.Durante mi estancia en la universidad, organizaba clases para niños que vivían en aldeas cercanas, ya que la mayoría de ellos no iban a la escuela. Mi objetivo era demostrar a sus padres la utilidad de la educación y suscitar en los niños el interés por la escuela.
Peace Okebugwu, trabajadora de una ONG, sostiene un cartel que dice "#Apruebe la ley sobre derechos infantiles en Bauchi", rodeada de alumnas con pañuelos azules y uniforme. Algunos niños descansan sentados en el suelo. Cabaña escolar rudimentaria.

Esta foto se tomó en una escuela secundaria estatal en el marco de mi proyecto sobre la Ley sobre derechos infantiles en el estado de Bauchi.

© Okebugwu Peace/Itodo Samuel

Los niños suelen trabajar con su familia en instalaciones agrícolas cercanas, o venden productos en las calles, en paradas de autobuses y gasolineras. Venden agua, leche de soja y galletas. Si proceden de familias de agricultores, pueden vender sus productos, por ejemplo, cacahuetes o maíz.En el campus de mi universidad veía a niños que trabajaban hasta las 11 de la noche y se quedaban dormidos cerca del pasillo de los estudiantes. Algunos alumnos se compadecían de esos niños, y otros lo aceptaban como algo normal.Tras licenciarme, me di cuenta de que quería hacer algo al respecto. Fui a campos de desplazados para impartir formación a adolescentes sobre salud sexual y reproductiva, y otros temas. Mis hermanos y mi padre me ayudaron.

Posteriormente, mi pasión por ayudar a mi comunidad fue cada vez mayor.

Durante mi año de servicio en el programa National Youth Service Corps, en el Estado de Bauchi, en la región nororiental de Nigeria, constaté que en dicho estado se registraba una de las tasas más altas de casos de abuso sexual, trabajo y matrimonio infantil.
A raíz de ello, puse en marcha una campaña para fomentar la aprobación de la Ley sobre derechos infantiles, que actualmente es objeto de estudio.

No resultó sencillo: las partes interesadas no siempre estaban accesibles, y mi equipo necesitaba promover su labor entre el público. También afrontamos retos financieros, pues tuvimos que desplazarnos mucho.

Pero seguí adelante. Al ayudar a un niño, tengo la impresión de vivir mi sueño y siento la necesidad de hacer más.

Mis padres siempre me alentaron a centrar mi interés y a cumplir mis sueños, sin importar los retos que tuviera por delante. Ese impulso es el que me permite movilizar a los jóvenes contra el trabajo infantil. Peace OkebugwuJefe de proyecto

Al ser la tercera hija en una familia de cinco hijos, supe lo que es no poder satisfacer todas las necesidades. Ello me instó a superarme. Mis padres siempre me alentaron a alcanzar mis sueños, sin importar los retos que tuviera por delante. También tengo hermanos que me apoyan, en particular mi hermana mayor, con la que comparto objetivos.

Ese impulso me permite movilizar a los jóvenes contra el trabajo infantil. Les pido que participen en debates sobre nuestro objetivo común, y trabajamos de consuno para facilitar nuestra visión.

Actualmente trabajo con la fundación Beulah Future Leaders, ONG cuya sede se encuentra en el estado de Kaduna y se ocupa de problemas que afectan a niñas y mujeres. Colaboramos directamente con nuestros beneficiarios, y empoderamos a niños, adolescentes y jóvenes a través de la educación. Mejoramos su acceso a la información y a servicios en materia de derechos y salud sexual y reproductiva.

Con nuestro enfoque práctico comunitario, colaboramos con los más marginados, en particular niñas, mujeres y personas con VIH. Nuestro objetivo es erradicar el trabajo infantil, la violencia de género y el maltrato infantil mediante campañas de concienciación, intercambio de conocimientos, capacitación y programas de calidad.

Entre mis actividades encaminadas a la erradicación del trabajo infantil cabe destacar la organización de clases en comunidades rurales para niños que no van a la escuela, la colaboración con organizaciones y particulares en actividades de sensibilización y la organización de servicios de desarrollo comunitario.

Las demás personas pueden colaborar en la lucha contra el trabajo infantil en actividades de aumento de la concienciación, voluntariado y financiación de proyectos cuyo objetivo sea erradicar el trabajo infantil. También pueden elaborar carteles o escribir en periódicos locales.

Es importante colaborar con otras personas en campañas de sensibilización. Y conviene entablar contacto con jóvenes en escuelas y promotores de grupos comunitarios dispuestos a colaborar en acciones contra el trabajo infantil.

Este año se celebra el Año Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil. ¡Colabore!

Fuente e Imagen: https://voices.ilo.org/es-es/stories/es-necesaria-una-labor-comunitaria-para-poner-fin-al-trabajo-infantil

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La Plataforma por la Escuela Pública madrileña exige medidas de prevención, higiene y salud para el curso 2021-22

Por:

  • El objetivo principal es garantizar la presencialidad segura y para ello resulta necesario incorporar más profesionales a los centros educativos, lo que, a su vez, permitiría reducir las ratios.

  • En demanda de estas medidas, la Plataforma Regional por la Escuela Pública ha convocado concentraciones ante las direcciones de Área Territorial de Madrid Norte, Sur, Este y Oeste, así como ante la Consejería de Educación, el martes 22 de junio a las 18:30 horas.

La Plataforma Regional por la Escuela Pública de Madrid considera “imprescindible” la adopción de medidas inmediatas de prevención, higiene y salud de cara al curso 2021-22. Algo que, por el momento, el Gobierno de la Comunidad no ha considerado oportuno, optando por aplazar el inicio del programa escalonado de reducción de las ratios a 20 alumnos por aula al año académico 2022-23 y dejando, por tanto, vacío y desierto de medidas más allá de las higiénico-sanitarias (ventilación, distancia interpersonal, uso de mascarilla y gel hidroalcohólico…) el nuevo curso que comienza en septiembre.

El objetivo principal, tal y como reconoce la presidenta de la FAPA Francisco Giner de los Ríos, Carmen Morillas, es “garantizar una atención individualizada y personalizada del alumnado, lo que implica necesariamente implementar la presencialidad de forma segura en todas las etapas educativas”.

Para ello resulta prioritario actuar de inmediato, mantener los más de 12.000 profesores de refuerzo covid e incorporar a los centros educativos más profesionales. No solamente docentes, sino también otros perfiles que en el contexto de pandemia en el que todavía nos encontramos se hacen más necesarios que nunca: equipos de Orientación, maestros de Pedagogía Terapéutica, Audición y Lenguaje, profesores Técnicos de Servicios a la Comunidad, Técnicos Especialistas III, integradores sociales, figuras de enfermería… Solo así, añade Morillas, es posible “paliar los efectos de la pandemia y las deficiencias del sistema educativo madrileño”.

La contratación de más docentes es, de acuerdo con Morillas, “la mejor manera de garantizar que los desdobles funcionen adecuadamente y la reducción de ratios se ejecute de inmediato”. Tal y como ha quedado de manifiesto durante la pandemia, estas medidas son beneficiosas tanto a nivel sanitario como pedagógico, al mejorar los resultados académicos y la convivencia escolar. Un problema que, en Madrid, tiene aún mayor relevancia que en el resto del Estado al tratarse de la comunidad autónoma con mayores ratios y con mayor segregación del alumnado y que se podría solventar mediante la inversión de los fondos europeos destinados para tal fin.

Entre las medidas propuestas por la plataforma destacan también la mejora de la comunicación con los servicios de Salud de la Consejería competente, el mantenimiento de la figura del coordinador covid en los centros educativos o la mayor inversión en herramientas digitales e infraestructuras educativas. Todas ellas, por supuesto, deben plantearse y ejecutarse teniendo muy en cuenta las consideraciones de toda la comunidad educativa.

En demanda de estas medidas, la Plataforma Regional por la Escuela Pública ha convocado concentraciones ante las direcciones de Área Territorial de Madrid Norte, Sur, Este y Oeste, así como ante la Consejería de Educación, el martes 22 de junio a las 18:30 horas. En palabras de la secretaria de Jurídica del Sindicato de Enseñanza de la CGT, Almudena Gómez, “la presión en la calle es la mejor forma de hacernos notar y que nuestras demandas, que ya vienen de lejos, sean por fin escuchadas”.

Polémica con el “Plan Iceta”

La pretendida reducción de las altas tasas de interinidad en España, que actualmente rozan el 30%, está generando un importante revuelo en el seno de los sindicatos de educación. El pasado 18 de junio, la Confederación Intersindical – STEs convocó una huelga de profesorado interino a nivel estatal al considerar el llamado “Plan Iceta” como una medida poco efectiva y que pone en riesgo el empleo de hasta 170.000 profesores.

Esta mañana se han pronunciado al respecto los sindicatos mayoritarios, UGT y Comisiones Obreras. Ambas organizaciones coinciden en que el diagnóstico es acertado y que los altos índices de temporalidad en educación son un problema crónico que reduce la calidad del sistema educativo público. Sin embargo, muestran su desacuerdo en cuanto a la aplicación del “Plan Iceta”.

La secretaria de Enseñanza de UGT en Madrid, Teresa Jusdado, asegura que la aplicación de programa es “muy difícil de llevar a cabo en educación” y reclama una «adaptación específica para el sector». Por su parte, la portavoz de Educación de CCOO en Madrid, Isabel Galvín, afirma que las negociaciones están “condenadas al fracaso” al tratarse de una propuesta “muy insuficiente”.

Fuente e Imagen: https://eldiariodelaeducacion.com/2021/06/21/la-plataforma-por-la-escuela-publica-madrilena-exige-medidas-de-prevencion-higiene-y-salud-para-el-curso-2021-22/

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Presentación de la Agenda de la Infancia para mejorar la vida y la educación de niñas, niños, adolescentes y jóvenes

Por: Tercera Información

El 15 de junio de 2021 a las 18h en la sede de la UNED de la calle Tribulete de Madrid se presentó la Agenda de la Infancia para mejorar la vida y la educación de niñas, niños, adolescentes y jóvenes.

Comunicado Secretariado STEs-i

El Informe sobre los progresos en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 20201 señala que el cierre de escuelas en todo el mundo puede revertir años de progreso en el acceso a la enseñanza; que sin medidas correctivas, los efectos de la COVID-19 solo se sumarán a los obstáculos que ya enfrentan los niños y niñas pobres para completar su educación; que la enseñanza a distancia continúa fuera del alcance de la mayoría de los alumnos y alumnas de los países más pobres; que el cierre de escuelas genera riesgos adicionales para la salud y la seguridad de los niños y niñas vulnerables; y que la falta de infraestructura básica en las escuelas, como instalaciones para lavarse las manos, dificultará la recuperación ante la COVID-19. En definitiva, la pandemia está profundizando la crisis de la educación y ampliando las desigualdades educativas existentes.

El Informe enviado al Consejo de Derechos Humanos por el Relator Especial de Naciones Unidas sobre la extrema pobreza y los derechos humanos, Philip Alston, tras su visita a España, en enero y febrero de 2020, recogía la cruda realidad: “el 29,5 % de las niñas y niños estaban en riesgo de pobreza o exclusión social en 2018, y el 6,5 % sufría de carencia material severa. Las tasas de pobreza infantil son aún más intensas en las zonas rurales, en la población inmigrante, refugiada y romaní, y en las familias con personas con discapacidad. Los hogares con niñas, niños o adolescentes corren un mayor riesgo de pobreza o exclusión social, y el 29 % de los hogares con hijas o hijos tienen “grandes dificultades” para llegar a fin de mes. Las políticas adoptadas en España para eliminar la extensa pobreza infantil, señalaba Philip Alston, son vergonzosamente insuficientes y representan tanto un fracaso moral como una herida económica autoinfligida.

La educación y la pobreza están estrechamente vinculadas: “el 33,7 % de las personas con el nivel más bajo de educación (enseñanza primaria como máximo) corrían riesgo de pobreza o exclusión social en 2018, en comparación con solo el 12,6 % de las personas con educación superior; sin embargo, la inversión pública absoluta en educación, expresada como porcentaje del PIB, se redujo significativamente entre 2009 y 2017, y que existen auténticos problemas con el coste y la calidad de la educación, además de la segregación por nivel socioeconómico y etnia.

Según datos de la Comisión Europea relativos a 2017, el 25,7 % de los hogares con niñas o niños en riesgo de pobreza tenían grandes dificultades para pagar los gastos de educación.

Sigue recogiendo el informe Alston que, en 2018 España fue el país de la Unión Europea con la mayor tasa de abandono escolar temprano (17,9 %). Esa realidad tiene un costo estimado de entre el 5,9 % y el 10,7 % del PIB total. El país también tiene el segundo índice más alto de repeticiones de curso de la Unión Europea, y el alumnado más desfavorecido económicamente repite curso en un porcentaje seis veces mayor que los demás grupos. Estas preocupantes cifras ponen en entredicho la totalidad del sistema educativo y representan una sangría para la economía.

No es casual que la LOMLOE recoja en su preámbulo “el enfoque de derechos de la infancia entre los principios rectores del sistema educativo, según lo establecido en la Convención sobre los Derechos del Niño de Naciones Unidas (1989), reconociendo el interés superior del menor, su derecho a la educación y la obligación que tiene el Estado de asegurar el cumplimiento efectivo de sus derechos.”

Así mismo la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible señala como uno de sus objetivos ‘garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos’ (ODS4).

Por todos estos motivos desde STEs hemos elaborado esta agenda. Se han desarrollado en tres bloques principales:

Prioridad 1: Pobreza infantil, violencia contra la infancia y derechos de la infancia que son derechos humanos.

Prioridad 2: La participación de la infancia en los temas que les afectan directamente o son de su interés.

Prioridad 3: La insistencia en la garantía y reconocimiento de la educación como derecho universal.

Desde el análisis, el debate, el diálogo entre expertas y expertos se han extraído 115 recomendaciones para ayudar a nuestras Administraciones a elaborar Políticas Públicas que mejoren la vida y la educación de la Infancia, sin exclusiones, sin excusas y sin demora.

Fuente e Imagen: https://www.tercerainformacion.es/articulo/actualidad/21/06/2021/presentacion-de-la-agenda-de-la-infancia-para-mejorar-la-vida-y-la-educacion-de-ninas-ninos-adolescentes-y-jovenes/

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