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Asia: En febrero, 37 violaciones contra periodistas palestinos

Los periodistas palestinos son perseguidos y encarcelados, simplemente por cumplir con sus responsabilidades profesionales y cubrir las violaciones a los derechos humanos que a diario Israel comete y son informados y denunciados por todos los organismos humanitarios y legales del mundo sin excepción.

El Ministerio de Información de Palestina constató a lo menos 37 violaciones cometidas por las fuerzas de ocupación israelíes contra periodistas palestinos, durante el período comprendido entre el 1 y el 28 de febrero de 2021. Durante el mes recién pasado, el ejército de ocupación israelí atacó a 14 periodistas para agredirlos y arrestarlos, obstaculizó el trabajo de más de 6 equipos de prensa y cerró 10 cuentas de redes sociales de periodistas, donde se publicaba el material gráfico de los trabajos periodísticos de campo.

Durante febrero, se registraron 9 detenciones, 8 periodistas encarcelados han sido agredidos y golpeados dentro de sus recintos carcelarios, en 3 oportunidades los medios han sido impedidos de informar y cubrir las violaciones israelíes en contra de la población civil palestina, en 3 oportunidades los militares israelíes han confiscado material fílmico y equipos, dos periodistas fueron golpeados durante allanamientos nocturnos a sus casas y se han bloqueado 10 redes sociales de periodistas que mostraban sus trabajos de campo y el accionar de los militares israelíes.

Cabe recordar que Israel prohíbe tomar y mostrar material fílmico de los operativos represivos de sus militares.

La distribución geográfica de estas violaciones fue de la siguiente forma: Jerusalén 5 casos, las cárceles de ocupación 5, Hebrón 4, Jericó 4, Jenin 2, Ramallah 1, Nablus 1 y Salfit un caso.

Fuente: corresponsal de PalestinaLibre.org en Jerusalén ocupada

Fuente:  Palestina Libre

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Qué puede cambiar en Yemen con la retirada de los hutíes de la lista de organizaciones terroristas de EE.UU.

Por: Alberto Rodríguez García

Aunque Yemen ya no ocupa espacio en portadas y ni siquiera en la mayoría de los medios, la guerra no ha cesado, y de hecho, ahora se encuentra en un momento clave; no solo para el futuro de la contienda, sino del país.

Este mes de febrero parece que va a ser la síntesis de casi siete años de violencia desde que en 2014 los hutíes tomasen el control de Saná después de dos años –convulsos– de revolución yemení. Por un lado, si bien Donald Trump quiso abandonar la Casa Blanca con grandes gestos hacia Israel –utilizando a Mike Pompeo como su bocazas particular–, el gabinete Biden ha revertido algunas de sus acciones; la más importante de Oriente Próximo, la de meter a los hutíes en la lista de grupos terroristas. Por otro lado, porque al mismo tiempo que los EE.UU. han retirado todo su apoyo a Arabia Saudí y aliados (aunque no se termina de distanciar de Emiratos Árabes Unidos y sus proxies separatistas del Consejo Transicional del Sur) en la guerra yemení, Ansarolá y los grupos que los apoyan han lanzado la ofensiva definitiva contra Ma’rib, una ciudad que si bien no es estratégica, resulta especialmente simbólica por ser la capital del gobierno de Abd Rabbuh Mansur al Hadi; las fuerzas pro-saudíes en Yemen. Unas fuerzas pro-saudíes donde abundan los salafistas, los wahabitas y que no tienen escrúpulos a la hora de colaborar con al-Qaeda, como se está viendo en la defensa de Ma’rib.

El cambio de política adoptado por el gabinete Biden no responde a un repentino intento de redimir ‘los pecados’ de EE.UU., ni a una política realmente de arrepentimiento. Es puro pragmatismo, pero es un pragmatismo que libera presión sobre los civiles yemeníes.

El cambio radical con Biden de la política exterior estadounidense para con Yemen, además de ser un gesto hacia Irán –en un momento en el que junto a la UE pretenden resucitar el Plan de Acción Integral Conjunto (Acuerdo Nuclear) del que Trump se salió de manera unilateral–, es un respiro para los hutíes, pero sobre todo para la población yemení. Porque si bien las sanciones son una forma de guerra ya establecida y consolidada por las denominadas democracias occidentales, estas provocan más problemas que soluciones, y estos problemas son especialmente dramáticos en países como Yemen, en el que, de acuerdo a la ONU, hay 400.000 niños de menos de cinco años padeciendo desnutrición severa. Dieciséis millones de yemeníes pasan hambre, de los cuales cinco están «a un paso de la hambruna». El 80% de la población en Yemen necesita ayuda humanitaria, y la decisión de Trump-Pompeo de meter a los hutíes en la lista de grupos terroristas, lejos de castigar de algún modo a Ansarolá, solo sirvió para castigar a una grandísima parte de ese 80% de la población; y con 80% hablamos de 24 millones de personas, según el Comité de Amigos de la Legislación Nacional el-Tayyab.

Meter a los hutíes en la lista de grupos terroristas, el grupo que es lo más parecido a un Estado en Yemen, que controla las principales ciudades del país, de Sadah hasta Taiz, de Hudaydah a al-Baidah, pasando por Dahmar y Saná, significaría limitar toda la ayuda que entra al país y complicar aún más la difícil labor de las organizaciones humanitarias en un país que, siendo el más pobre de los árabes y uno de los más pobres del mundo, importa el 90% de los alimentos, la mayoría a través de canales comerciales con compañías a las que no les interesa ser asociadas con designados terroristas. Y que castigar a la población era el objetivo no es ningún secreto. Mike Pompeo se pasó prácticamente todo el 2020 presionando a Naciones Unidas para que dejase de realizar operaciones de ayuda humanitaria en el territorio controlado por los hutíes.

El cambio de política adoptado por el gabinete Biden no responde a un repentino intento de redimir ‘los pecados’ de los Estados Unidos, ni a una política realmente de arrepentimiento por la crisis humanitaria que han provocado en el país (empezando por Obama). No. Es puro pragmatismo, pero es un pragmatismo que libera presión sobre los civiles yemeníes. Joe Biden quiere sentar a Teherán para negociar la vuelta de las partes al Acuerdo Nuclear, y liberar la presión sobre Yemen es un gesto que deja la pelota sobre el tejado iraní. Además, en una guerra que ha provocado la mayor crisis humanitaria en décadas, en la que no se han cumplido los objetivos esperados por los países agresores y en la que Arabia Saudí no es capaz de enfrentarse a pastores tribales.

Con los hutíes otra vez fuera de la lista norteamericana de organizaciones terroristas, las organizaciones humanitarias y las compañías van a poder volver a operar en Yemen sin el temor a represalias por colaborar con terroristas.

Retirarse honrosamente es la mejor salida que le quedaba a Washington. Una retirada que no es total, y es que mantiene las relaciones con Emiratos Árabes Unidos, que cuentan con unos aliados en el sur bastante más moderados que las fuerzas de Hadi y que han demostrado cierta seriedad al controlar de manera efectiva y mantener [relativamente] estable la ciudad de Adén. Tal es así que la misma semana en la que Biden sacaba de la lista de grupos terroristas a Ansarolá, se dedicaba a condenar sus acciones militares, como si no estuviesen en un contexto de guerra enfrentándose a una fuerza apoyada por una coalición invasora con un presidente que aun siendo yemení, pertenece más a Riad que a Saná (Ma’rib en este momento).

Con los hutíes otra vez fuera de la lista norteamericana de organizaciones terroristas, las organizaciones humanitarias y las compañías van a poder volver a operar en Yemen sin el temor a represalias por colaborar con terroristas; algo que no beneficia a Ansarolá, como repiten constantemente los bots y trolls saudíes, sino a los miles y miles de yemeníes que mueren por enfermedades y problemas perfectamente evitables. Y es que a estas alturas es innegable que todas las partes han cometido crímenes horribles, ¡es la guerra! Pero los saudíes, aparentemente tan preocupados porque se respete el derecho a la vida en el territorio de Ansarolá, son los principales responsables de la destrucción y los bombardeos indiscriminados.

El mundo se ha olvidado de Yemen, y los países que intervienen directa o indirectamente en la guerra parece que solo tienen interés a la hora de invertir en la maquinaria bélica. La reconstrucción está lejos, la paz no es fácil y la crisis humanitaria cada día es más grave, pero en estos momentos la guerra está llegando al punto de no retorno en el que uno de los bandos tendrá que claudicar o morir arrasando con todo. Con menos presión internacional y con la posibilidad de conquistar Ma’rib, los hutíes están a punto de consolidarse como la principal fuerza indiscutible de Yemen; algo que ya pasó en 2014 pero ni salafistas ni saudíes fueron capaces de aceptar.

Fuente: https://actualidad.rt.com/opinion/alberto-rodriguez-garcia/384636-yemen-retirada-huties-organizacion-terrorista-eeeuu

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Gunmen Kill 3 Afghan Women Media Workers

Gunmen Kill 3 Afghan Women Media Workers

ISLAMABAD – Officials in Afghanistan said Tuesday gunmen killed three women employees of a local television channel in separate attacks in eastern Nangarhar province.

Witnesses and police said the victims were on their way home from work when assailants targeted them in different parts of Jalalabad, capital of the Afghan province, and managed to flee.

The slain women were associated with private Enikass TV, which operates in the city.   The station called it a “sad day” and noted that it has “been targeted many times but this is the second time we lost our dear colleagues.”

One of the women was pulled out of the vehicle she was travelling in before being fatally shot, said Zalmay Latifi, the head of the media outlet.

Provincial governor Ziaulhaq Amarkhil told reporters an elderly passerby woman was also wounded.

No one immediately took responsibility for the afternoon deadly shooting incidents. A spokesman for the Taliban insurgency denied it had any hand in the killings.

Nangarhar police chief Juma Gul Hemat said an armed suspect was taken into the custody and an investigation was underway.

The United States condemned the killings, calling on the Afghan government to defend press freedom and protect journalists by conducting “open and transparent” investigations into these “vicious murders” to end impunity.

The U.S. embassy wrote on Twitter these attacks are meant to intimidate and intended to make reporters cower. The U.S. embassy said “the culprits hope to stifle freedom of speech in a nation where the media has flourished during the past 20 years. This cannot be tolerated.”

Tuesday’s attack is the latest in an ongoing wave of targeted killings of high-profile figures in Afghanistan, including journalists, civil society activities, religious scholars, judges and government officials.

The violence has forced many into hiding while some have fled the country. Kabul, the Afghan capital, has experienced most of the attacks.

The Afghan government and U.S. officials have blamed the Taliban for being behind the violence, charges the insurgents consistently have rejected.

The latest attack comes as America’s special envoy to Afghanistan, Zalmay Khalilzad, returned to Kabul this week in a bid to move a troubled Afghan peace process forward.

Khalilzad has been reportedly tasked by President Joe Biden to renegotiate a February 2020 deal with the Taliban that requires the remaining 2,500 American soldiers withdraw from the country by May 1.

The agreement was sealed by Donald Trump’s administration in his bid to end what he would often dub as American’s “endless war.”

The accord opened peace negotiations between the Taliban and representatives of the Afghan government in September, though the process has made little headway and has not helped reduce violence in Afghanistan.

The bloodshed prompted Biden soon after taking office in January to review the deal to examine whether the Taliban have held up their end of the commitments. The insurgents have cautioned against dumping the troop withdrawal deadline, saying it would escalate Afghan hostilities.

Fuente de la Información: https://www.voanews.com/press-freedom/gunmen-kill-3-afghan-women-media-workers

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Malasia: Abandoned By Family In A Pandemic

Abandoned By Family In A Pandemic

 

According to the International Labour Organization (ILO), the economic backlash of the COVID-19 pandemic wiped out some 81 million jobs in Asia-Pacific last year. Moreover, millions of other workers were also asked to reduce their work hours. In a report titled, “Asia-Pacific Employment and Social Outlook 2020,” working hours in the region decreased by an estimated 15.2 percent in the second quarter and by 10.7 percent in the third quarter of 2020, relative to pre-crisis levels.

Back in October, the World Bank estimated that between 88 and 115 million people worldwide would be pushed into extreme poverty in 2020. In a more recent forecast, the organisation now expects the COVID-19-induced new poor in 2020 to rise between 119 and 124 million.

The ASEAN Post has published a number of articles about the repercussions of COVID-19, poverty and unemployment. In a desperate bid to earn a quick buck during these difficult times, some have even resorted to selling their bodies, or borrowing money from loan sharks. Others have asked their children to take a leave of absence from school to join the harsh labour force.

Global media have also reported incidences of child marriages, as impoverished parents are unable to take care of their children.

Other than that, some experiencing immense financial difficulties have also taken another extreme step to alleviate their burden, that is, by abandoning those under their care.

employment in asia pacific

The Young

A few months ago, a heart-breaking story was picked up by Malaysian media which went viral across the country. Images of an abandoned baby boy, fast asleep inside a cardboard box were circulated on social media. A note was also attached to the baby, asking the public to take good care of the child.

“We apologise for not being able to care for Muhammad Arif due to financial constraints,” the note read. “We seek assistance from anyone who can care and look after him.” Baby diapers, talc and wet tissues were also found in the box, next to the infant. He was found in front of a local surau.

Malaysia is notorious for baby-dumping cases with a baby dumped every three to four days, as reported by local media. OrphanCare Foundation, a Malaysian non-profit organisation reported that 45 babies were rescued nationwide between March and December last year during the country’s partial lockdown.

This social problem is not exclusive to Malaysia, but is happening all over the world as well. In India where millions of children are left each year by their parents, the pandemic has led to this phenomenon of abandoning children to rise dramatically.

Give India, India’s largest charity group, said that “a large number of young and older children from marginalised sections of society have been collateral victims of the pandemic. This includes child labourers, abandoned children, those living in child care institutions (CCIs), orphanages, as well as street children. Many among these vulnerable children are malnourished which makes them highly susceptible to the virus.”

The group also added that while the number of abandoned children has increased during the pandemic, adoption activities were also disrupted due to COVID-19.

The Old

Unfortunately, it’s not just babies and children being abandoned during the health crisis, but the elderly too. Some would leave their older and ill parents in nursing homes, while some, would cruelly leave them in public areas, never to be seen again.

Back in March 2020, soldiers in Spain made a shocking discovery while disinfecting a nursing home – elderly people were abandoned and some were even dead in their beds. This came as Spain was experiencing its first wave of COVID-19 cases.

Unfortunately, abandonment of the elderly has also been reported in ASEAN member states.

In February alone, Malaysia highlighted two cases of abandoned senior citizens. Earlier this month, a man in his 60s was abandoned by his family members at a surau located in the outskirts in the country’s capital city of Kuala Lumpur. Local media reported that his family had brought him to the surau for a congregational prayer only as a ploy to drive him out of the house.

In a separate incident reported days after, an elderly Malaysian woman in a wheelchair was found alone by the road with diapers and a bag of clothes. Officials said that “efforts to contact her family were made but we did not get them to cooperate when not a single family member was willing to take her home and gave many excuses.”

The woman also has an amputated leg, as well as bad memory. Despite it all, the woman still wished the best for her child.

In the Philippines, the number of abandoned elderly people has been increasing every year.

“Imagine being abandoned by your own daughter. That’s very painful. I have many relatives but no one is willing to take care of me,” 73-year-old Timoteo told local media. He is currently under the care of the House of the Lord, a foster home for abandoned elderly in Talisay City.

“When my daughter was a baby, I made sure not one fly would touch her. I don’t know why she has become this way,” he added.

Fr. Rowell Gumalay, head of the House of the Lord, said that some families find it a burden to care for the elderly. Timoteo’s story was reported back in March 2020. Perhaps in recent months, as things get tougher due to the pandemic, more senior citizens will face similar experiences as their children can no longer afford to take care of them.

 

Fuente de la Información: https://theaseanpost.com/article/abandoned-family-pandemicn

 

 

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Bangladesh: Anger Brews Over Bangladesh Writer’s Prison Death

Anger Brews Over Bangladesh Writer’s Prison Death

DHAKA, BANGLADESH – Hundreds of people in Bangladesh took part Saturday in a second day of demonstrations sparked by the death of a writer at a high-security prison in a case that has drawn international concern.

Protesters marched at the University of Dhaka chanting slogans condemning the government’s treatment of Mushtaq Ahmed as well as other dissident writers, journalists and activists.

Another protest was staged at the National Press Club.

Demonstrators demanded the scrapping of Bangladesh’s hardline Digital Security Act (DSA) under which Ahmed was imprisoned. The law has been used to crack down on dissent since it was enacted in 2018.

Security forces clashed with students in Dhaka on Friday night. Police said six people were arrested while activists said at least 30 were injured.

Ahmed collapsed and died at Kashimpur High Security Prison late Thursday. He was first detained in May after criticizing on Facebook the government’s handling of the coronavirus pandemic.

The 53-year-old, a crocodile farmer and a writer known for his satirical style, was charged with spreading rumors and conducting «anti-state activities.»

Protesters have called his death a «custodial murder» after he was denied bail six times in 10 months.

«Mushtaq Ahmed’s death was not a normal death. We’ll say it was a murder,» said Manisha Chakraborty, a protester with a left-wing group.

Demonstrators said they would march to the office of Prime Minister Sheikh Hasina carrying a coffin later Saturday.

Facing international questions on the case, authorities have ordered a probe into Ahmed’s death, senior government official S.M. Tarikul Islam told AFP.

«We formed a committee to probe whether there was negligence by jail officials or procedures in his treatment,» Islam said.

Thirteen ambassadors from countries including the United States, France, Britain, Canada and Germany have expressed «grave concern.»

«We call on the government of Bangladesh to conduct a swift, transparent and independent inquiry into the full circumstances of Mr. Mushtaq Ahmed’s death,» the ambassadors said in a statement released late Friday.

They said their countries would be following up over «wider concerns about the provisions and implementation of the DSA, as well as questions about its compatibility with Bangladesh’s obligations under international human rights laws and standards.»

Rights groups have also raised concerns about the case.

The New York-based Committee to Protect Journalists (CPJ) called for «a swift, transparent and independent investigation», while PEN America said authorities should drop charges against Kabir Kishore, a cartoonist who was detained along with Ahmed.

The CPJ said Kishore passed a note to his brother during a hearing this week stating that he had been subjected to severe physical abuse in police custody.

Fuente de la Información: https://www.voanews.com/press-freedom/anger-brews-over-bangladesh-writers-prison-death

 

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Huelga general: Miles de manifestantes paralizan Birmania pese a las amenazas de la junta militar

Son las protestas más masivas desde que el ejército dio un golpe de Estado hace tres semanas.

Miles de sanitarios, profesores, estudiantes, empleados de banca, ingenieros, operarios de fábrica, cocineros o dependientes -entre muchos otros gremios- respondieron este lunes en masa al llamamiento a una huega general para protestar contra el golpe de Estado perpetrado por el ejército birmano hace tres semanas.

Las protestas, que consiguieron paralizar el país, son las más numerosas desde la asonada, y se produjeron tras un fin de semana en el que murieron dos manifestantes por los disparos de la policía. La tercera fallecida hasta la fecha durante las movilizaciones es una joven de 20 años cuyo funeral congregó a miles de personas este domingo en Rangún para rendirle homenaje.

Los activistas calificaron a la jornada de hoy como la “revolución de los cinco doses”. Es una referencia a la fecha (22-2-2021), que compararon con la del 8 de agosto de 1988 (8-8-88), día en el que los militares respondieron al levantamiento de los estudiantes a favor de la democracia con una brutal represión que dejó decenas de muertos y heridos.

Desde primera hora de la mañana, grandes multitudes se dieron cita en las principales arterias de Rangún (capital económica), Naypyidaw (capital política), Mandalay y otras muchas localidades, en las que sus comercios y otros negocios amanecieron cerrados. Entre sus principales reclamos, la liberación de los presos políticos, incluida la Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi, y el restablecimiento del sistema democrático alterado de golpe por la asonada.

“Salimos hoy a la calle para unirnos a las protestas y luchar hasta lograr la victoria. Estamos preocupados por la represión, pero seguiremos adelante. Estamos muy enfadados”, relató uno de los presentes a la agencia France Press. A media tarde, tan solo se tenía noticia de una veintena de arrestos en las inmediaciones de la capital, Naypyidaw.

Los manifestantes tomaron las calles pese a la violencia policial el sábado y la advertencia lanzada anoche por la junta militar para evitar que la gente saliera en masa.

“Los manifestantes están ahora incitando a la gente, especialmente a adolescentes y jóvenes emocionados, a un camino de confrontación en el que sufrirán la pérdida de la vida”, decía su comunicado, emitido por la televisión estatal birmana.

In this image taken from MRTV video, part of a public announcement from the State Administration Council warning against the general strike planned Feb. 22 appears on screen in English text during the MRTV evening news bulletin that aired late Sunday, Feb. 21, 2021 in Myanmar. A call for a Monday general strike by demonstrators in Myanmar protesting the militaryâ#{emoji}128;#{emoji}153;s Feb. 1 seizure of power has been met by the ruling junta with a thinly veiled threat to use lethal force, raising the possibility of major clashes. (MRTV video via AP)

Imagen de la advertencia emitida el domingo por los militares

/ AP

El relator especial de la ONU en Birmania, Tom Andrews, se mostró preocupado por este mensaje “amenazante” y advirtió a la junta militar de que, a diferencia de lo que pasó durante las sangrientas revueltas de 1988, las acciones de las fuerzas de seguridad ahora están siendo grabadas y registradas, por lo que tendrán que asumir su responsabilidad por lo que suceda.

Pese a que por ahora los militares han gestionado con más tacto del habitual las protestas, historiadores como Thant Myint-U creen que el espacio para resolver el conflicto de forma pacífica se está cerrando. “El resultado de las próximas semanas estará determinado por solo dos cosas: la voluntad de un ejército que ha aplastado muchas protestas antes y el coraje, la habilidad y la determinación de los manifestantes”, reflexionó en Twitter.

Presión internacional

La Unión Europea anuncia que también impondrá sanciones a los golpistas

Mientras, la presión contra los golpistas sigue creciendo en el extranjero. Tras las sanciones anunciadas en días previos por Estados Unidos, Canadá o Reino Unido contra los generales responsables del levantamiento militar, este lunes fue la Unión Europea la que dijo estar lista para imponer sus propias sanciones a la cúpula golpista.

Además, pidieron que rebajen la crispación mediante “la restauración del gobierno civil legítimo y la apertura del parlamento recién elegido”. Sin embargo, no parece que los militares estén por la labor de seguir sus mandatos, y siguen justificando que la asonada era necesaria para corregir el pucherazo que dicen que hubo -sin presentar pruebas- en los comicios celebrados en noviembre, en el que arrasó el partido de Suu Kyi.

Fuente: https://www.lavanguardia.com/internacional/20210222/6257759/manifestantes-birmania-huelga-general-protestas-junta-militar.html
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El legado de las bibliotecas de Afganistán en honor a las víctimas está en peligro

Rahila Monji y Najiba Hussaini fueron mujeres que le apostaron a la educación en medio de la guerra. Sus familiares construyeron bibliotecas para mantener vivo su legado. Ahora las mujeres afganas temen que un acuerdo de paz entre el gobierno afgano y y los talibanes signifique un retroceso para garantizar su educación; una lucha que han emprendido por más de 20 años.

El 24 de julio de 2017 un atacante suicida talibán acabó con la vida de 24 personas, entre ellas estaba Najiba Hussaini. Era una mujer asombrosa; completó su maestría en Japón y trabajó en el Ministerio de Minas y Petróleo del gobierno. Al igual que ella, Rahila Monji, de 17 años, creía en la educación como motor de cambio. Pero murió en 2018 luego de un ataque terrorista en un centro educativo. Rahila Monji y Najiba Hussaini fueron mujeres que le apostaron a la educación en medio de la guerra; de ahí que sus familiares lucharon por mantener vivo su legado. “Najiba no está muerta, respira con todos los niños y niñas que vienen a su biblioteca y estudian”, dijo su pareja Hussain Rezai al New York Times.

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La Fundación Rahila y la Biblioteca Conmemorativa de Najiba Hussaini fueron creadas para promover la educación de los afganos. “La sociedad puede superar su crisis actual a través de soluciones que deben extraerse del conocimiento y la educación de sus jóvenes”, se leía en el diario Rahila Monji. Hoy, la fundación creada en su nombre, otorgó más de 100 becas estudiantiles, recibió a más de 12.000 visitantes en un año y cuenta con más de 10.000 libros y publicaciones. “La Fundación le ha enseñado a la comunidad una lección invaluable: que podemos ser resilientes y luchar con medios más emancipadores e impactantes”, se lee en su página web.

A pocos kilómetros, en Nili, la capital de Daikundi, la Biblioteca Conmemorativa de Najiba Hussaini tiene más de 12.500 libros, revistas e informes de investigación. “La biblioteca es popular entre los jóvenes, muchos de ellos estudiantes con escasez crónica de recursos educativos, especialmente libros”, se lee en una publicación del New York Times.

Ellas en medio de la guerra

Sus familiares cuentan que Rahila Monji iluminaba la habitación más oscura con una risa contagiosa; era inteligente y dispuesta. Pero lo que más recuerda su primo Maisam Iltaf eran las ganas de Rahila de cambiar el mundo.

“Estaba emocionada de haber sido admitida en la academia Mawoud para comenzar sus cursos de preparación universitaria; quería estudiar economía. Pero sus sueños perecieron ante mis propios ojos, en las afueras de la ciudad, mientras la gente limpiaba y excavaba franjas de tierra. Enterramos a Rahila con todos sus sueños de educación”, contó Iltaf el 27 de agosto de 2018 al medio Aljazeera. Doce días atrás un terrorista del Estado Islámico se detonó a sí mismo en la academia Mawoud. Rahila Monji, de 17 años, y 48 compañeros murieron en el atentado.

La misma guerra acabó con la vida de Najiba Hussaini, de 28 años. Un atacante talibán detonó un vehículo cargado de explosivos en en el oeste de Kabul matando al menos a 24 personas e hiriendo a otras 42. Hussaini fue una destacada estudiante; se graduó como una de las mejores de su clase en la escuela secundaria y ganó una beca para estudiar aplicaciones informáticas en India. Se fue a Japón para terminar su maestría y regresó a Afganistán para liderar la unidad de base de datos en el Ministerio de Minería de Afganistán.

“Los ataques a las escuelas del país se triplicaron entre 2017 y 2018, pasando de 68 a 192. En el primer semestre de 2019, se informó que 36 escuelas en todo el país cerraron debido a la violencia, lo que privó a 13.894 niños de acceder a educación”, de acuerdo con un informe de Unicef. Y es que es precisamente por la guerra que muchos padres se niegan a enviar a sus hijos al colegio en Afganistán. La organización estima que 3,7 millones de niños de entre 7 y 17 años no van a la escuela en todo el país; el 60 % son niñas. Y de los inscritos, sólo el 54 % completa la escuela primaria.

Desde 2017, Human Rights Watch advirtió que a medida que la seguridad en el país empeora y los donantes internacionales se retiran de Afganistán, el progreso para que las niñas vayan a la escuela se ha estancado. Aquí algunos datos de la organización:

 El gobierno de Afganistán ofrece menos escuelas para niñas que para niños en los niveles primario y secundario.

 En la mitad de las provincias del país, menos del 20 % de los maestros son mujeres, una barrera importante para las niñas cuyas familias no aceptan que un hombre les dicte clases, especialmente en la adolescencia.

Alrededor del 41 % de las escuelas no tienen edificios y muchas carecen de muros fronterizos, agua y baños, lo que afecta de manera desproporcionada a las niñas.

Pero eso no quita el esfuerzo de las mujeres, de las organizaciones de derechos humanos y de algunos gobiernos para garantizar el acceso a la educación en Afganistán. Estos son algunos avances, de acuerdo con The Borgen Project:

→ En 2019, más de 9 millones de niños afganos están escolarizados. Alrededor de 300.000 estudiantes asisten a colegios y universidades. Además, se colocaron 480.000 nuevos maestros en escuelas afganas.

→ Es raro que los niños afganos abandonen la escuela una vez matriculados. Aproximadamente el 85 por ciento de los niños que comienzan la escuela primaria también terminan la escuela primaria. Además, casi el 94 por ciento de los niños y el 90 por ciento de las niñas que comienzan la escuela secundaria también terminan la escuela secundaria.

 La interferencia de Estados Unidos ha mejorado la educación. En 2007, seis años después de la invasión estadounidense de Afganistán, el 60 por ciento de los niños afganos asistían a la escuela en entornos temporales como tiendas de campaña en lugar de en edificios escolares.

Una paz que puede acabar con los derechos de las mujeres

Muchos afganos temen el regreso al poder, parcial o total, de los talibanes, que albergaron a la red yihadista Al Qaida antes del 11 de septiembre de 2001.

Los talibán se encuentran en una posición de fuerza desde la firma del acuerdo con Estados Unidos, que impusieron con su incesante guerrilla; los insurgentes controlan ya la mitad del territorio afgano. La guerra causó decenas de miles de muertos, entre ellos 2.400 soldados estadounidenses, obligó a millones de personas a huir y costó a Washington más de un billón de dólares.

Con unas negociaciones de paz que avanzan lentamente entre el gobierno afgano y y los talibanes, a las mujeres afganas les preocupa que ese acuerdo signifique perder todo el progreso que han logrado en 20 años. “No quiero que la ideología talibán vuelva a gobernar a mi pueblo”, dijo Hamid Omer, hermano de Rahila Monji al New York Times. “Donde nací, mi pueblo tuvo que quemar todos los libros de texto escolares disponibles en nuestra escuela. Me temo que volveremos a enfrentar la misma situación”.

Cuando los talibanes dominaban completamente el país antes del 11 de septiembre, se prohibió la educación formal para las niñas. “La educación es una parte importante de la religión islámica. Los talibanes también lo saben, pero parece que no tienen una postura clara sobre la educación de las niñas“, explicó Habib-ur-Rahman a Foreign Policy, y quien ha dirigido una pequeña escuela para niñas en su propia casa en una remota zona rural de Afganistán, dominada en gran parte por los talibanes.

Fuente: https://www.elespectador.com/noticias/el-mundo/en-afganistan-crearon-bibliotecas-en-honor-a-las-victimas-ahora-temen-que-se-pierda-su-legado/
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