El pasado 7 de octubre se cumplió un año del incremento del genocidio perpetrado por el gobierno sionista de Israel contra el pueblo y la nación palestina, acumulando a la fecha más de 42 mil asesinados por los bombardeos y las incursiones militares de las tropas de ocupación sionista, de los cuales más de 17 mil son niños y niñas, despojando la mayoría del territorio palestino y generando una crisis humanitaria por el impedimento de la entrada de alimentos, agua, medicina, y todo tipo de ayuda que la ONU y otras instancias internacionales envían a los miles de desplazados que resisten esta atrocidad. La resistencia palestina de Hamas y otros grupos mantiene la defensa de ese territorio que es invadido con la anuencia del imperialismo estadounidense y de las potencias capitalistas de Europa, que hasta hoy sólo han emitido simulados llamados a la paz y a un cese al fuego, pero continúan subvencionando con millonarias sumas y armamento al ejército de ocupación criminal de Israel.
En este contexto, en el que ahora el sionismo israelí ataca también a Líbano y otros frentes como Irán, buscando generar un conflicto de mayor envergadura en el Medio Oriente, para pretender establecer una nueva correlación de fuerzas que posicione a Israel en el plano geopolítico y a su mandamás el imperialismo yanqui, se observa en el mundo un incremento de las protestas contra el genocidio y contra los planes de guerra global que sólo benefician a los intereses inhumanos del sionismo y el neofascismo que avanza en diferentes países del mundo. Al cumplirse un año del ya mencionado incremento del genocidio –pues no se olvide que la agresión de Israel contra Palestina lleva más de 76 años en acción- el mundo se cimbró por las movilizaciones de repudio al crimen de lesa humanidad y por la paz en el región, sin obviar que esa paz necesita de la solidaridad internacional de la clase trabajadora y de las fuerzas de izquierda de todo el orbe, en un grito común que se articule en acciones de resistencia ante tanta barbarie.
En Yucatán el clamor por Palestina se hizo escuchar al realizarse una marcha y un mitin de solidaridad y de rechazo al genocidio y a los planes de guerra imperialista, acto organizado por el Comité de Solidaridad con Palestina – Yucatán, conformado por diversas organizaciones políticas y culturales en resistencia y por personas que buscan generar conciencia sobre lo que realmente pasa en Palestina y en Medio Oriente, para hacer frente al bloqueo mediático y a la manipulación discursiva de muchos medios conservadores, por ello el Comité dio a conocer un Posicionamiento que se suma a la voces globales y en el que se lee lo siguiente:
“Exigimos un alto inmediato al fuego y la implementación de sanciones reales contra Israel por sus crímenes de guerra. Es inaceptable que en pleno siglo XXI sigamos siendo testigos de la limpieza étnica y la destrucción, del genocidio de un pueblo bajo el amparo de las grandes potencias. Nuestra solidaridad con Palestina no es solo un acto simbólico, sino un compromiso real con la paz, la justicia y la dignidad humana. Como Comité de Solidaridad con Palestina – Yucatán, hacemos un llamado urgente al gobierno mexicano para que rompa relaciones diplomáticas y comerciales con el estado de Israel. Sólo a través de medidas concretas, como el reconocimiento inmediato del Estado Palestino, podemos contribuir a la construcción de un futuro de paz y seguridad en esa región y el mundo. Este conflicto no es simplemente una cuestión de geopolítica, sino de humanidad”.
Desde Yucatán, y junto a las fuerzas de izquierda y revolucionarias del mundo, exigimos un inmediato cese al fuego, el regreso de las tierras despojadas y castigo a los sionistas e imperialistas criminales.
El Ejército israelí atacó el hospital de Al-Aqsa donde se encontraban refugiados al menos un millón de palestinos desplazados. El ataque dejó al menos cuatro muertos y más de 40 heridos, entre los que se encuentran personas quemadas tras un incendio causado por el bombardeo. El Ejército de Israel, como es habitual, dijo que estaba atacando un centro de comando de Hamás. Nuestros corresponsales en Jerusalén para Israel y los Territorios Palestinos, Federico Cué Barberena y Janira Gómez Muñoz, ampliaron la información sobre la situación en la Franja de Gaza y los últimos ataques entre Israel y Hezbolá.
Un nuevo 2 de octubre se nos traviesa: en México 56 años sin verdad ni justicia sobre la masacre del Estado mexicano -a través de sus policías, militares y paramilitares- en Tlatelolco con miles de muertos, desaparecidos, heridos y presos políticos-; en el mundo es el día mundial de la noviolencia, en memoria de los 157 años del nacimiento de Gandhi.
Recién está comenzando un nuevo gobierno en México, encabezado por Claudia Sheinbaum, continuidad en mucho del anterior de López Obrador, donde se plantea continuar con la transformación y el cambio de régimen en el país. Existen algunas fundadas esperanzas -por diferentes razones y siempre con reflexión- que se pueda avanzar con firmeza en alguna vuelta de tuerca importante en este proceso, pero su buen resultado dependerá de la organización, compromiso, co-operación y vigilancia de las organizaciones, movimientos sociales y ciudadanía en general a partir de sus luchas y demandas. Respecto a la masacre de Tlatelolco, y la Guerra Sucia del Estado mexicano contra los opositores, los comisionados del mecanismo de Esclarecimiento Histórico de la Comisión para la Verdad sobre la Guerra Sucia, entregaron a la nueva presidenta su informe final: “Fue el Estado (1965-1990)”, con la exigencia que se revise a fondo y “se haga un reconocimiento público de parte de la autoridad de que se han cometido estas graves violaciones y el compromiso de investigar y castigar a los responsables”.
En la primera conferencia mañanera de Claudia, autonombrada “hija del 68” por la lucha allí de su madre, ya se avanzó algo en esta demanda más que urgente, justa y necesaria: “En cumplimiento a la instrucción de la Presidenta y con la convicción de la responsabilidad histórica que han otorgado millones de mexicanos, me dirijo a ustedes para pronunciarnos en nombre del Estado mexicano por los actos cometidos el 2 de octubre de 1968. Este crimen de lesa humanidad fue ideado desde la más alta autoridad del Poder público y la responsabilidad recayó en el entonces Presidente, un acto de represión estudiantil, decenas de muertos, heridos y detenidos y torturados. En este acto nos dirigimos a las familias y a los sobrevivientes de aquel periodo, pues son ellos quienes se encargaron de tener viva la memoria y continuar con la lucha y exigencia de justicia. Tenemos la responsabilidad de garantizar que se reconozcan los crímenes hace 56 años y por ese motivo el Estado mexicano ofrece una disculpa pública a todas las personas que perdieron un ser querido o fueron Víctimas de los crímenes de lesa humanidad de esa noche, hechos como este no pueden volver a repetirse”, dijo la titular de la secretaría de Gobernación. Declaración positiva que ojalá inicie realmente un periodo de verdad, justicia, reparación y acompañamiento a los familiares de las víctimas no sólo de la Guerra Sucia, sino también para los de los 43 estudiantes desaparecidos en Iguala y para los de los más de 130 mil desaparecidos que hay en México actualmente, agrupados en centenares de colectivos. Ahí sí estará una de las principales claves de una verdadera construcción de paz en el país, lo que es asimismo un gran “debe” del gobierno saliente.
No dejen de hablar del Genocidio en Palestina
Cuesta creer y tomar consciencia que ya ha transcurrido un año -televisado en directo las 24 hrs.- desde el inicio de este proceso genocida del gobierno sionista israelí -junto a la múltiple complicidad y silencio internacional de todo tipo, empezando por el gobierno de Estados Unidos y sus pares europeos- sobre la población palestina indefensa de Gaza y ahora Cisjordania. Cada día que ha transcurrido ha sido más inhumano y brutal el exterminio de todo tipo, con 43 mil gazatíes asesinados hasta hoy (2/3 mujeres y niños), 21 mil niños desaparecidos, con lo que se comprueba cómo no se trata de una limpieza étnica -como ha existido desde 1948- sino de un genocidio, que busca exterminar por generaciones cualquier posible existencia palestina allí, que busca matar de hambre, enfermedad y abandono a todos y todas en esa minúscula franja con más de dos millones de personas. Tampoco se quieren testigos, por eso han sido asesinados 172 periodistas y 133 trabajadores de la ONU; ni heridos o educación por eso han sido destruidos todos los hospitales públicos, cuanta escuela y universidad existían, y asesinados 283 trabajadores de la salud. Ni hablar del total aniquilamiento de casas, edificios públicos, instituciones…El objetivo es “arrancar de raíz” toda huella palestina por generaciones, ocupar y tomar esos territorios para la colonización israelí y la expansión capitalista, con mano de obra asiática más barata, ya no palestina, en lo que William Robinson ha llamado un “excedente de humanidad laboral”.
Sin embargo -justo al año- para aumentar el increíble grado de deshumanización se está agregando otra etapa a esta guerra genocida de “7 frentes” según Netanyahu, como es la invasión israelí al Líbano, y ¿después a Cisjordania, Yemen, Siria…Irán? En lo que ya constituye el inicio de una guerra regional ¿o de una tercera guerra mundial nuclear?
¿Cuánta condena y solidaridad internacional política, mediática, institucional se generó con la invasión rusa a Ucrania? ¿Cuántas sanciones, boicots, represalias, entrega de armas para defenderse, solidaridad mundial se ha volcado a favor de Ucrania? ¿Alguien ha dicho o hecho algo similar contra la invasión de Israel al Líbano…?
Como pocas veces en la historia, este genocidio ha desnudado la hipocrecía e inhumanidad del orden social mundial (desde sus principales potencias económico-político-militar), la impunidad y la “doble moral” de escándalo, con todo el apoyo de los grandes medios y corporaciones internacionales. Además, ha quedado exhibida la nulidad del derecho internacional en cuanto a su poder de acción y coerción, más allá de declaraciones y sentencias sin ninguna aplicación práctica. Y asimismo la normalización i impotencia de las sociedades civiles mundiales, que en una gran mayoría están contra el genocidio y simpatizan con los palestinos, pero que no han ejercido masivamente más que mínimamente acciones de verdadera presión política hacia sus gobiernos, para que ejerzan presión real sobre Israel y solidaridad concreta con los palestinos. Ni hablar del escándalo moral de las mayorías de la población israelí, encerrados muchos en el silencio o miedo de sus casas -¿cuántos además serán los que apoyen ideológicamente a su gobierno sionista?-, estando sólo en desobediencia civil los familiares de los rehenes y un sector muy valiente solidario y noviolento de la población, que siempre ha luchado por la paz. Toda esta lucha resulta totalmente insuficiente para detener el genocidio. Se refuerza así la teoría histórica central: el genocidio es la acción de muchos sobre pocos, quienes lo legitiman en formas muy diferentes, desde el silencio o el encierro de no querer ver hasta dar una orden, apretar el gatillo o tirar una bomba.
Bien dijo el presidente de Turquía Recep Erdogan en su reciente intervención ante la asamblea de la ONU: “El Consejo de Seguridad de la ONU ¿qué está esperando para impedir el genocidio en Gaza y decir ‘basta’ a esta crueldad y barbarie?…en Gaza no solamente son los niños los que están muriendo, sino también el sistema de Naciones Unidas…las esperanzas de la humanidad para vivir en un mundo más justo se están muriendo…es el cementerio de mujeres y niños más grande del mundo”.
Todo el genocidio avanza bajo el falso argumento de la autodefensa, construido con total impunidad e “infantilismo social” por los gobiernos y medios cómplices. El mecanismo para instalar masivamente esta gigantesca mentira es “congelar” -reificar- la reflexión en el 7 de octubre con la brutal masacre de Hamas donde se asesinaron a 1200 ciudadanos israelíes pacíficos de todas la edades, sin tomar en cuenta la historia anterior (al menos desde la Nakba de 1948) ni la posterior a partir del exterminio del 8 de octubre. Ese tipo de reflexión centrada sólo en el propio victimismo justifica todo el genocidio humano y material-territorial, las actuales invasiones a países vecinos, el odio y deshumanización total hacia las víctimas: la proporción criminal es matar a 100 palestinos por cada israelí asesinado el 7; colocar explosivos en los celulares y beepers sin tomar en cuenta que el propietario pudiera estar en el momento de la explosión en un kínder, hospital, escuela…
Una muy valiosa estudiante universitaria de derechos humanos palestina que participó en la exposición gráfica bilingüe conjunta que hicimos entre la Unam y la universidad Al-Quds de Belén este año (https://www.serpajmx.org/_files/ugd/6e3166_9677fff34a214edb955e8f6b2811af4f.pdf), y que se puede imprimir o solicitar fácilmente, nos pregunta: “Todo lo que está pasando en Palestina para evitar que los palestinos tengan derecho a la resistencia, a la autodeterminación y a existir ¿es porqué Israel es la víctima y tiene derecho a asesinar a palestinos?” y “¿Quiénes son los perpetradores y víctimas en este conflicto? Tu respuesta depende de tu sentido de humanidad”.
Como complemento, en una conferencia que me parece importante para entender el fondo y manipulación ideológica de este genocidio, el periodista israelí Gideon Levy (https://www.youtube.com/watch?v=_80ho1asfWA) señala los tres principios que legitiman el genocidio internamente ante la población israelí y a nivel internacional: 1) la gran mayoría de “los israelíes están convencidos de ser el pueblo elegido”, lo que les da el derecho de hacer lo que quieran; 2) no existe en la historia de los invasores “una ocupación donde el ocupador se presenta a sí mismo como la única víctima”; 3) la peor razón es la “deshumanización sistemática de los palestinos”, si no son humanos como los israelíes entonces ya no hay problemas de derechos humanos. “Una vez escribí que tratamos a los palestinos como animales, y recibí cartas de protesta de parte de organizaciones israelíes protectoras de animales”.
Esta enorme manipulación y tergiversación nacionalista mesiánica de la historia, tiene su raíz en un proceso de desviación y radicalización ideológica donde ciertos grupos dentro del sionismo -nacido en el siglo XIX entre los judíos askenazis europeos occidentales-, que se fueron transformando en un movimiento colonialista de colonos judíos en un territorio ya habitado, donde se empezó una limpieza ética y desplazamiento de palestinos -que vivían allí desde milenios pacíficamente con judíos y cristianos, en una proporción enorme de población y tierras a su favor-, desde los años 20 del siglo pasado. Como bien señala el importante historiador israelí IIán Papé: “El principal objetivo sionista radical fue la eliminación de los nativos, para pasar de un país árabe a uno judío…conquistando la mayor tierra posible con el menor número posible de palestinos” (https://www.youtube.com/live/ukPnbeSHWwA).
Esta colonización a partir de la abierta complicidad política y militar inglesa desde 1917 (Tratado de Balfour) al menos, y la brutal política de colonialismo militar-económico-político-social israelí inicial de limpieza étnica y ahora de genocidio, “han convertido a Israel en el lugar menos seguro en el mundo para los judíos, pues Israel genera anti-semitismo y hostilidad”, como bien afirma desde la mirada de los árabes judíos -muy ajenos y de experiencias opuestas en cuanto a antisemitismo, a los judíos occidentales sionistas- el historiador judío iraquí Avi Shlaim (https://www.youtube.com/watch?v=SMJJiZlXOi0).
Por nuestra parte, en América Latina continuaremos cada vez con más decisión y cantidad todo tipo de manifestaciones de apoyo al pueblo palestino que pide al mundo -como forma central de resistencia- que “No dejen de hablar de Palestina”. Asimismo, exigiendo a nuestros gobiernos e instituciones culturales, económicas, sociales y educativas que rompan convenios e intercambios de todo tipo con sus pares israelíes que no se hayan pronunciado con determinación y claridad contra el genocidio, en lo que constituyen acciones de no-cooperación básicas para que esta barbarie “No se realice en nuestro nombre”. Mientras, esperamos que surjan más acciones de desobediencia civil masiva muy grande dentro de Israel, Estados Unidos y Europa, países involucrados más directamente en la construcción y ejecución de este genocidio.
A su vez, me pregunto si en México el partido en el poder (Morena) y con mucho poder político y social, no pudiera plantearse que una forma de demostrar autonomía positiva y constructora de paz respecto al actual gobierno, sería exigir al gobierno que realice acciones y sanciones políticas, económicas y culturales mucho más contundentes hacia el gobierno israelí para que detenga ¡Ya! este genocidio. Sería algo muy importante sea para el gobierno que para el partido, para así aumentar su fuerza moral y legitimidad en terrenos de construcción de paz.
El año pasado, a pocos meses de ocurrir la nueva escalada de violencia israelí-palestina, se llevaba a cabo la exposición Catástrofe, del artista Dor Guez, en el museo Laboratorio Arte Alameda de la Ciudad de México;[1] en ella se abordaba el conflicto y se exponían fotografías, objetos, diversas obras relacionadas con la vida cotidiana en ese territorio, así como también se proyectaban diversos elementos multimedia que invitaban al espectador a experimentar el conflicto (la catástrofe).
De esta exposición recuerdo claramente tres momentos. El primero se refiere a un video en el que se proyectaba el caso de una joven palestina que habitaba y trabajaba en Israel y, en alguna parte del video, entre llanto y dolor, la chica narraba el modo en que para evitar ser discriminada tuvo que cambiar su nombre de origen árabe por uno hebreo. El segundo momento se trató de una imagen en la que había uno o varios nopales y en la curaduría se explicaba que esta planta fue llevada desde América a esta región de Medio Oriente, donde el pueblo palestino la adoptó como un símbolo de resistencia. El último momento fue una actividad en equipos en la que se nos pidió a los asistentes marcar el contorno de la figura de una persona en papel Kraft y después, simulando que la figura dibujada era un territorio, se nos pidió que dentro de la figura marcáramos nuestras fronteras, heridas, cicatrices, traumas, etc.
A un año de esta exposición y a días de cumplirse un año de la reactivación de la violencia armada en aquella región, uniendo estas situaciones, me es necesario considerar que la cuestión palestina no es en absoluto ajena de la realidad nacional y latinoamericana. Por ejemplo, el caso de la chica palestina me llevó a recordar la situación de un familiar mexicano residente en el extranjero que decidió no darle su apellido a su hijo para evitar que sea objeto de discriminación, con lo que se borra parte de su identidad y origen. El uso del nopal como símbolo de la resistencia palestina frente al colonialismo, expansionismo e imperialismo tampoco es, en absoluto, algo ajeno a la resistencia y los símbolos que de ella emanan en la región latinoamericana frente a procesos históricos análogos. Por último, la cuestión de simular el contorno del cuerpo como territorio, me lleva a pensar en el tratamiento de la memoria como elemento epistémico-ético-político desarrollado por pensadores judío-alemanes en el contexto de la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto, el cual no puede ser inconsecuente con la catástrofe humanitaria que está padeciendo el pueblo palestino actualmente: la violencia totalmente desproporcionada del ejército israelí, las pérdidas humanas, las mutilaciones, las heridas, el exterminio étnico, los desplazamientos forzados, los crímenes de guerra, la destrucción de hogares, edificios, escuelas y hospitales, etcétera.
La memoria y el vínculo de la cuestión palestina con América Latina
El conflicto israelí-palestino, como es bien sabido, se reactivó cuando el 7 de octubre de 2023 miembros de la organización fundamentalista Hamás ingresaron a territorio israelí y asesinaron a cerca de 1 200 personas y tomaron como rehenes a 251 más. A partir de ahí, ha ocurrido una respuesta del Estado israelí que, más que una defensa a su pueblo y su soberanía, se ha convertido en una reacción totalmente desproporcionada de su parte y se ha tornado en una ofensiva de exterminio étnico y expulsión de palestinos de su territorio. Según datos de Naciones Unidas, para fines de marzo de 2024, los muertos israelís se mantenían en 1 200, mientras que los muertos palestinos ascendían a 32 623.[2] Asimismo, Amnistía Internacional publicó que, a mitad de mayo de 2024, el desplazamiento forzado de palestinos por el actual conflicto era de aproximadamente 2 000 000 de personas,[3] y según el portal The Palestine Chronicle, hasta el 4 de octubre de 2024, se contabilizan 41 788 muertos, 96 794 heridos y 10 000 desaparecidos en territorio palestino.[4]
De acuerdo con estos datos ¿podemos decir si estamos frente a un genocidio del pueblo palestino? Según el Diccionario de la Real Academia Española, genocidio es definido como “Exterminio o eliminación sistemática de un grupo humano por motivo de raza, etnia, religión, política o nacionalidad”.[5] En consecuencia, desde nuestro punto de vista, es innegable que sí se está ante uno, pues lo que está ocurriendo en Palestina corresponde a esta definición. Vale tan solo citar las palabras de Craig Mokhiber en su Carta de renuncia como director de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Nueva York, donde señaló:
Una vez más, somos testigos de un genocidio que se desarrolla ante nuestros ojos, y la Organización a la que servimos parece impotente para detenerlo […]
[…] la actual matanza del pueblo palestino, arraigada en una ideología colonial etnonacionalista, una continuación de décadas de persecución y limpieza sistemáticas, basadas enteramente en su condición de árabes, y junto con declaraciones explícitas de intenciones por parte de los líderes del gobierno y el ejército israelíes, no deja lugar a dudas ni debates. En Gaza, hogares, escuelas, iglesias, mezquitas e instalaciones médicas están siendo atacados sin motivo y miles de civiles están siendo masacrados. En Cisjordania, incluida la Jerusalén ocupada, las viviendas son confiscadas y reasignadas únicamente en función de la raza. Además, los pogromos violentos perpetrados por los colonos van acompañados de unidades militares israelíes. En todo el país reina el apartheid.
Este es un caso de genocidio de manual. El proyecto colonial europeo y etnonacionalista de colonización en Palestina ha entrado en su fase final, hacia la destrucción acelerada de los últimos vestigios de la vida palestina autóctona en Palestina. Lo que es más, los gobiernos de los Estados Unidos, el Reino Unido y gran parte de Europa son totalmente cómplices de este horrible asalto. Estos gobiernos no solo se niegan a cumplir con sus obligaciones de «garantizar el cumplimiento» de las Convenciones de Ginebra, sino que arman activamente la ofensiva, brindan apoyo económico, inteligencia y encubren política y diplomáticamente las atrocidades de Israel. [6]
Ante esto, valdría la pena entonces retomar los postulados de algunos pensadores judío-europeos, como Walter Benjamin, quien planteaba la necesidad de peinar la historia a contrapelo y de frenar la locomotora del progreso capitalista.[7] Se trata de un pensador del cual parten otros autores para sustentar la cuestión de la memoria.[8] Inserta en una crítica al fascismo y a las izquierdas que hacían eco del progreso capitalista en los años treinta del siglo XX, esta noción apunta contra la tradición historicista y positivista de hacer la historia desde el vencedor, sin interpretación de los hechos, sin juicios o valoraciones, una narrativa que solo cosifica el pasado y concuerda con los que ejercen la dominación.
Proveniente de la teología judaica, en Benjamin la memoria consiste en la redención de los muertos, y tiene por objeto recuperar a las víctimas, a los abatidos y a los caídos que el progreso ha dejado a su paso. De tal forma, la radicalidad de esta noción ocurre cuando ésta se encuentra y se vincula con las luchas de los oprimidos, y así de lo que se trata es de llevar a cabo “la obra de la liberación en nombre de tantas generaciones de vencidos.”[9] Apunta este filósofo:
Encender en el pasado la chispa de la esperanza es un don que sólo se encuentra en aquel historiador que está compenetrado con esto: tampoco los muertos estarán a salvo del enemigo si éste vence. Y este enemigo no ha cesado de vencer.[10]
Para Benjamin, la revolución comunista no podía sustentarse en la concepción del progreso capitalista, pues en ella está el germen de la catástrofe que ve el Angelus Novus.[11] En consecuencia, desde el judaísmo, propone introducir en el materialismo histórico la idea de mesianismo, que en un sentido secular, puede considerarse como el momento en que la revolución irrumpe al cuestionar desde un hecho singular el desenvolvimiento de historia, desde el pensar que las cosas pueden suceder de otro modo, desde el considerar que el mundo en el que vivimos puede ser otro, desde un reclamo humano de justicia para las víctimas, los muertos y los olvidados.
La memoria intenta impedir que el olvido, como mecanismo destructivo del progreso capitalista, se reproduzca. Sin embargo, ésta no consiste en un simple recordar o tener presente algo para no repetir errores, sino que es un elemento que recupera las heridas y hace presentes las injusticias, los muertos, las víctimas, los oprimidos y los proyectos frustrados del pasado.[12] Una nueva vida social no puede continuar con una lógica que lleva en sí la catástrofe. Por tal motivo, la memoria se convierte en un instrumento de resistencia, de reivindicación frente a lo que intenta ser olvidado y de revisión crítica de la historia.[13] Asimismo, la memoria nos permite confrontar las narrativas elaboradas en el desarrollo capitalista que legitiman el exterminio de lo otro, así como también permite mostrar sus saldos negativos y de muerte.
Posterior a Benjamin, la propuesta teórica de lafilosofía después de Auschwitz ha retomado también el tratamiento de la memoria presente en el judaísmo, señalando que ésta podría permitir que la Modernidad sea realmente “incluyente” y en donde la permanencia de lo particular sea garantía de una universalidad no totalitaria.[14] Por lo anterior, más que una categoría estrictamente formal, la memoria consiste en una herramienta que permite “recuperar el pasado desde una postura ética y política”,[15] pero también crítica.
En consecuencia, esta corriente señala algo importante para lo que está sucediendo actualmente: no debe olvidarse que a pesar de las dimensiones humanas en las que está inserta la fábrica de la muerte de Auschwitz, el Holocausto no fue el primer genocidio ocurrido en la llamada Modernidad, sino que anterior a él existieron otros, entre los que destaca el ocurrido en América Latina durante su conquista. Tal idea, presente en esta filosofía no pueden por tanto ser inconsecuente con lo que está ocurriendo en aquella región. Es aquí precisamente donde la apariencia de lo distante de la cuestión palestina se difumina y permite pensar en la lógica que nos une a la totalidad.
No debe considerarse que el genocidio que está padeciendo el pueblo palestino es algo totalmente ajeno a nuestra historia latinoamericana. Ubicada históricamente en el proceso de acumulación originaria (expropiación originaria) descrito por Marx en el Libro I de El capital, la conquista de América es un antecedente de la catástrofe y el exterminio en el sistema capitalista. Al respecto, no debe quedar en el olvido que cerca de veinte millones de vidas fue el costo humano de la conquista de este continente, de ahí que se piense que éste fue el primer Holocausto de la historia moderna.[16] En el caso de nuestro país, se estima que entre los primeros treinta años transcurridos desde el desembarco de Hernán Cortés a estas tierras, “la población del México central se había reducido de veinticinco a aproximadamente seis millones de hombres. Esto significa que la conquista, solamente en México, tuvo una secuela de diecinueve millones de víctimas”.[17] Además de esto, se calcula que de “1508 a 1860 cruzaron el Atlántico más de quince millones de negros y otros tantos murieron durante la travesía, víctimas de los ‘filántropos’ esclavistas portugueses, españoles, franceses y, sobre todo, británicos”.[18] Y aún más, se estima que durante la colonización de África, este continente perdió “en algo más de tres siglos, de 50 a 100 000 000 de personas, entre deportadas y muertas”.[19]
A esto se debe de recordar los múltiples genocidios cometidos bajo la expansión del sistema capitalista por el mundo: guerras interimperialistas; los lanzamientos de bombas nucleares en Japón; los golpes militares, las dictaduras y el exterminio de disidentes en América Latina; la guerra de Vietnam; la guerra de los Balcanes; el genocidio en Ruanda, etc. Por tanto, el progreso capitalista, que se devela en Marx como una lógica de subsunción formal y real de la naturaleza y el trabajo, no es más que una lógica destructiva (de catástrofe según Benjamin) que integra y subordina, y sobre las determinaciones de reproducción de las necesidades humanas, establece determinaciones de explotación, dominio y mercantilización.
Esto es precisamente lo que hace posible que en el siglo XXI el sionismo se convierta en un neofascismo y que el Estado de Israel bajo los principios de éste se convierta en parte de la expansión imperialista occidental (estadounidense), esa es su misión “civilizatoria” en la región. Por tal motivo, es importante precisar clara y contundentemente que lo que está ocurriendo en Palestina es un genocidio y por tanto no debe ser olvidado ni borrado ni subestimado por las narrativas del sionismo y el imperialismo norteamericano.
*Politólogo por la UAM-I, maestro en filosofía por la UNAM y doctorante por la UAM-X.
[12] Adorno señala que “El poder de la memoria es traer al presente el pasado, pero no cualquier pasado, sino el pasado ausente”, aquel que se quiere dejar en el olvido. Citado por Reyes Mate, Memoria de Auschwitz. Actualidad moral y política, Trotta, Madrid, 2003, p. 153.
[13]Cfr. Mauricio Pilatowsky, “La Filosofía después de Auschwitz en Latinoamérica”, en Reyes Mate y Ricardo Forster. El judaísmo en Iberoamérica, Trotta, Madrid, 2007.
[16]Cfr. Hans Magnus Enzensberge, “Las casas, o una mirada retrospectiva hacia el futuro”, en El interrogatorio de la Habana y otros ensayos, Barcelona, Anagrama, 1973, p. 145.
[18] D. Riazanof, “Notas aclaratorias”, en C. Marx y F. Engels, Biografía del Manifiesto comunista, 9ª ed., México, Compañía General de Ediciones, 1974, p. 115.
[19] Juan Brom, “13. El sistema capitalista”, en Para comprender la historia, México, Grijalbo, 2003, p.106.
De urgencia, como respuesta a la escalada de agresiones en Líbano, así se reunirá hoy la Asamblea General de las Naciones Unidas en su sede en Nueva York, después de casi un año de citas en las que no se ha conseguido detener el genocidio en Gaza, y tras varios días de ofensiva israelí contra el país vecino, que ha dejado cientos de víctimas mortales en poco más de una semana.
Ayer, en su discurso ante los estados miembros, el Secretario General de Naciones Unidas, Antonio Guterres alertaba de que “Líbano está al borde del colapso”, y calificaba a Gaza de “pesadilla interminable que amenaza al resto de la región”, “el mundo no se puede permitir otra Gaza”, alertaba. Poco después, en su última intervención ante las Naciones Unidas, el presidente estadounidense Joe Biden defendía su “determinación” desde el 7 de octubre por “evitar una guerra más amplia que afecta a toda la región”, mientras insistía, en que “aunque la situación haya escalado “una situación diplomática aún es posible”.
Mientras se repiten discursos ya conocidos, ante la inminente asamblea extraordinaria de Naciones Unidas, el primer ministro, Benjamin Netanyahu se prepara para viajar a Estados Unidos, pues se dirigirá ante la Asamblea General de la ONU el próximo jueves. Según publicaban las noticias del Channel 12 israelí, recogiendo el testimonio de miembros del gobierno, este viaje de Netanyahu ha despertado críticas al considerar que se ausentará del país durante un momento crítico, gesto que consideran “irresponsable”.
Más allá de la retórica y de las llamadas a la desescalada, lo cierto es que una vez más Israel es quien está cometiendo el grueso de las ofensivas: un cálculo elaborado por Al Jazeera refleja que desde el 8 de octubre, Israel habría realizado 8.300 ataques contra Líbano, cuatro veces más que los lanzados por la milicia, que raramente dejan víctimas mortales.
De hecho, durante la jornada de ayer, el conteo de víctimas libanesas de la ofensiva israelí no paraba de aumentar hasta llegar a las 569, un goteo que no ha cesado durante el día de hoy, mientras el ejército sionista continua con sus bombardeos. La ofensiva también dejó al menos 1.835 heridos. Hezbollah por su parte ha incrementado el número de cohetes lanzado contra Israel, llegando a enviar 300 de estos artefactos durante la jornada del martes. También disparaba un misil tierra-tierra contra los cuarteles generales del Mossad en Tel Aviv, interceptado por el escudo antimisiles de Israel.
Si el aumento continuo en el recuento de víctimas libanesas recuerda al escenario gazatí, también lo hace la proliferación de personas buscando refugio, muchas tras haber recibido mensajes del ejército sionista empujándolos a la “evacuación”. En los últimos días miles de personas se dirigen hacia el Norte, hacia las montañas y hacia Beirut, especialmente después de que Nasser Yassin, ministro de Medio Ambiente, anunciara la apertura de 252 escuelas para las personas desplazadas, donde ya se refugian 27.000 personas. Ya en agosto, Naciones Unidas hablaba de más de 110.000 residentes libaneses del sur desplazadas.
También se repite el argumentario israelí para fijar los objetivos de su ofensiva: del mismo modo que el Estado sionista lleva casi un año insistiendo en que continuará su “guerra contra Hamás” hasta que hayan vuelto todas las personas hechas prisioneras el 7 de octubre, el ministro de defensa Yoav Gallant visitaba ayer las tropas desplegadas en el Norte de Israel, provenientes de Gaza, anunciando que la ofensiva seguiría hasta que los israelís pudiesen restablecerse en las ciudades y asentamientos del Norte, mientras se puso sobre la mesa una invasión terrestre al Líbano, según recogía The Israel Times. En un post dirigido a Antonio Guterres, el ministro de Gallant le contestaba “la pesadilla de la que habla ya es un hecho”, y acusaba a las Naciones Unidas de no cumplir su obligación de evitar los ataques de Hezbollah.
Los ataques israelís se han cobrado esta semana también en Líbano la vida de dos periodistas, el cámara de Al-Manar TV, Kamel Karaki asesinado en la ciudad Qantara del Sur del Líbano, según reportaban los medios locales, y el periodista Hadi al-Sayed, quien trabajaba en el canal de televisión libanés Al Mayadeen, y fue asesinado en su casa por un bombardeo israelí. Estas dos últimas víctimas se sumarían a los otros tres periodistas muertos bajo fuego israelí desde el 7 de octubre, según reporta la Federación Internacional de Periodistas.
La violencia israelí contra Líbano ha generado la indignación de organizaciones internacionales como Amnistía Internacional, cuya secretaria general, Agnes Callamard, señalaba ayer en una entrevista en Al Jazeera: “Israel está cometiendo violación tras violación de la ley internacional”, tras enumerar los ataques indiscriminados en Gaza, el asesinato de trabajadores humanitarios o de periodistas. Callamard señalaba también a los gobiernos que siguen armando al estado sionista, especialmente Estados Unidos, donde ayer miles de manifestantes se concentraron en las principales ciudades exigiendo el cese del apoyo militar a Israel por parte de la superpotencia y un embargo de armas.
El genocidio en Gaza no cesa
No por estar desplegando su violencia contra la población libanesa Israel ha aflojado su ofensiva contra Gaza, al contrario, el ejército sionista ha recrudecido los ataques contra el centro de la franja, y la ciudad de Khan Younis en el Sur, cuya parte oriental ha sido totalmente arrasada. También el campo de refugiados de Nuseirat ha sido objeto de múltiples ataques aéreos. Desde el castigado territorio llegan testimonios sobre familias enteras masacradas. Entre ellas, una mujer embarazada y sus cuatro hijos, asesinados en Rafah en el bombardeo de una vivienda.
Y es que, según denuncia la Defensa Civil palestina, Israel está intensificando la destrucción de edificios residenciales. Esta organización denuncia el bombardeo de ocho viviendas y la muerte de 53 palestinos entre Khan Younis y Rafah solo el martes. Mientras, las cifras de personas asesinadadas en Gaza es de al menos 41.467 con por lo menos cerca de 100.000 personas heridas, apuntan los datos del Ministerio de Salud.
Incursiones y arrestos en Cisjordania
Mientras bombardea Líbano y Gaza, Israel ha hecho de Cisjordania un campo de incursiones militares continuas, como las que ayer martes, en las inmediaciones de Hebrón, de Nablús o de Belén, se tradujeron en la detención de varios palestinos, según la agencia de noticias Wafa.
En total son ya casi 500 los y las palestinas asesinadas en Cisjordania, 116 de ellas niñas, unas 3.500 las personas desplazadas, y 11.000 las detenidas desde el 7 de octubre. El territorio ocupado vive un deterioro sin precedentes, con una crisis económica que se deja sentir sobre los hogares palestinos.
Por otro lado, el pasado domingo, soldados enmascarados israelíes invadieron las oficinas de Al Jazeera en Ramallah, acusando a la redacción de incitar al terror, y entregando una orden de cierre por 45 días. Organizaciones como Reporteros Sin Fronteras, han denunciado la acción, calificándola de “censura sin precedentes”.
Las autoridades gazatíes hacían público el pasado domingo un documento de 649 páginas recogiendo las 34.000 víctimas identificadas de la masacre israelí. Un tercio de ellas son niños y niñas.
Las autoridades palestinas publicaban el domingo 15 de septiembre la lista de las víctimas mortales de la ofensiva israelí que se cierne sobre Gaza desde el pasado 7 de octubre. Un total de 649 páginas en las que figuran los nombres de las más de 34.000 personas asesinadas por el ejército sionista que el Ministerio de Salud gazatí ha podido identificar. El número es inferior a las casi 42.000 bajas confirmadas y queda lejos de la estimación de 186.000 muertos que incluía la revista científica The Lancet en un artículo publicado el pasado junio.
Publicada en la cuenta de Telegram del Ministerio, la lista se detiene a finales de agosto, siendo testigo, con sus primeras 14 páginas completas de nombres de bebés asesinados en casi un año de masacre en la Franja, del alcance letal de la ofensiva, que se ha cebado particularmente en la infancia, siendo un tercio de las personas asesinadas niñas y niños, según las autoridades gazatíes.
A pesar de la dificultad para mantener un registro de las muertes en un territorio devastado por los bombardeos y en el que el sistema hospitalario ha colapsado, actores como el equipo de investigación Airwas, identificaba una correspondencia notable entre las cifras oficiales distribuidas por el ministerio y los reportes en las redes de los habitantes en Gaza.
The first 14 pages are under 1 year olds.
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— Dr Prital Patel (@prital_) September 16, 2024
“Las primeras 14 páginas son de menores de un año, las primeras 14 páginas son de menores de un año”, repetía en las redes sociales la científica experta en salud pública Prital Patel, recogiendo el documento. “Los funcionarios de Biden han pasado casi un año intentándonos convencer de que la masacre de bebés forma parte del derecho a Israel a defenderse”, clamaba por su parte la académica Assal Rad.
Y es que, según señalaban ayer lunes en una rueda de prensa conjunta en Ginebra, varios expertos de Naciones Unidas, los días de impunidad para Israel pueden estar llegando a su fin. “Creo que es inevitable que Israel se convierta en un estado paria frente a su continuo, imparable y humillante asalto a las Naciones Unidas, por encima de millones de palestinos”, decía Francesca Albanese, una de las expertas convocadas por el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas. Estas voces críticas han puesto en cuestión la continuidad de la membresía del estado sionista en las Naciones Unidas.
Ajeno a la conmoción causada en la comunidad internacional por lo que se ha definido como un “genocidio de niños”, Israel asesinaba a 35 palestinos en Gaza solo ayer, mientras bloquea el 83% de la ayuda alimentaria destinada a la Franja, donde medio millón de personas están expuestas a la hambruna. Al mismo tiempo, personas refugiadas en las costas, en los alrededores de Deir al-Balah y Khan Younis, han visto estos días cómo la subida de la marea mojaba sus tiendas, suponiendo un nuevo desafío ante un nuevo invierno que se acerca sin que ceje el genocidio.
Franja de Gaza: 142 personas muertas y 105 heridas por ataques israelíes durante las últimas horas
La mayoría de las víctimas de los bombardeos israelíes en la Franja de Gaza son mujeres y niños. Foto: Wafa.
Un total de 142 personas muertas y 105 heridas, fue el saldo de la incursión militar israelí en la Franja de Gaza este domingo, según reporta el Ministerio de Salud palestino.
Autoridades sanitarias locales confirmaron que, en las últimas 48 horas, el número de palestinos muertos por el ataque israelí desde el 7 de octubre ha aumentado a 39 897 víctimas mortales, con otras 91 152 personas heridas.
De acuerdo con la fuente, la mayoría de las víctimas son mujeres y niños.
Medios de prensa aseguran que los servicios de emergencia siguen sin poder llegar a muchas víctimas y cadáveres atrapados bajo los escombros o esparcidos por las carreteras de todo el enclave devastado por la guerra.
Fuerzas de ocupación israelíes obstruyen el movimiento de las ambulancias y los equipos de defensa civil, lo cual imposibilita llegar a un número mayor de víctimas.
Hamás exige un plan para implementar acuerdos
Recientemente el movimiento de resistencia palestina Hamas exigió a los mediadores de Catar y Egipto la presentación de un plan para implementar lo acordado el 2 de julio, en lugar de entablar nuevas negociaciones sobre el alto al fuego o el intercambio de prisioneros con Israel.
Según su comunicado, su demanda surge a la luz de la flexibilidad y la positividad demostrada por el movimiento para alcanzar los objetivos e intereses del pueblo palestino, y detener el genocidio contra él.
Prueba de ello es que Hamas aceptó la propuesta de los mediadores el 6 de mayo y acogió con satisfacción el anuncio del presidente estadounidense Joe Biden y la Resolución No. 2735 del Consejo de Seguridad de la ONU al respecto.
“Nosotros y los hermanos mediadores en Egipto y Catar somos conscientes de las verdaderas intenciones y posiciones de Israel y su primer ministro, pero el movimiento respondió a la reciente propuesta el 2 de julio de 2024”, acotó el texto.
Tras aquel intercambio, la entidad de ocupación respondió con nuevas condiciones, no presentadas durante todo el proceso de negociación, y procedió a intensificar su agresión contra el pueblo palestino y a cometer más masacres, denunció Hamás.
Continúan labores para identificar víctimas de bombardeo en una escuela de la Franja de Gaza
Fuentes sanitarias indicaron este lunes que al menos 75 cuerpos fueron identificados de entre los 93 palestinos fallecidos el sábado en un bombardeo israelí de una escuela en la Franja de Gaza, mientras que la identificación del resto continúa.
“Hubo 93 muertos en la escuela al-Tabi’een”, entre ellos “11 niños y seis mujeres”, y “75 fueron identificados y tenemos sus nombres”, afirmó el portavoz de la Defensa Civil palestina, Mahmud Basal.
Según declaró “los otros no fueron identificados ya que los cuerpos están en pedazos, otros quedaron calcinados en el bombardeo”, precisó.
El doctor Amjad Aliwa, del hospital Al Ahli que recibió a las víctimas de ese ataque, confirmó este balance. “Aún hay cuerpos demasiado dañados para ser identificados. Además, las familias han sido desplazadas hacia el sur y no pueden identificar a sus allegados”, explicó.
El ejército israelí anunció el lunes que había “identificado hasta ahora a 31” combatientes de Hamás y de Yihad Islámica, dos movimientos armados de la Franja de Gaza, “eliminados” en el ataque del sábado de la escuela que albergaba a desplazados, que generó la condena de numerosos países.
Fuente de la Información: http://www.cubadebate.cu/noticias/2024/08/12/franja-de-gaza-142-personas-muertas-y-105-heridas-por-ataques-israelies-durante-las-ultimas-24-horas/
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