Con sus 36 mil kilómetros cuadrados, Taiwán tiene casi el mismo tamaño que la provincia de Tucumán. Sin embargo, según la Organización Mundial del Comercio (OMC), es el 17° país que más cantidad de productos le vende al mundo y el 15° con mayor PBI per cápita. ¿Cómo hicieron los seguidores de Chiang Kai-shek, el fundador de este pequeño tigre asiático a mediados del siglo pasado, para dejar atrás una economía agrícola hasta convertirse en uno de los principales motores del desarrollo de tecnología internacional? Muy simple: apostar por la globalización y el desarrollo informático.
Invitado por el gobierno taiwanés a Taipei, PERFIL comprobó la historia de reconversión de este país, que se inició en 1945, cuando la isla quedó bajo el control político de la República de China, el régimen que gobernaba toda China hasta el final de la guerra civil entre el Kuomintang y el Partido Comunista. En ese momento, Mao Zedong se alzó con el poder en el continente y fundó la República Popular China, lo que para Taiwán es conocido como China continental. Desde entonces, la única consigna para los taiwaneses fue abrirse al mundo. Y en poco más de medio siglo se han convertido en una verdadera potencia mundial en alta tecnología, ubicándose en el grupo de los “cuatro tigres asiáticos”, junto a Hong Kong, Singapur y Corea del Sur.
La creación de productos de tecnología fue el motor de la economía. Taiwán produce nueve de cada diez notebooks que se consumen en el mundo, es de los primeros fabricantes de microprocesadores y el segundo productor mundial de informática. En este país se fabrica la mayoría de los chips utilizados por las empresas estadounidenses y es también el gran fabricante de componentes claves de teléfonos inteligentes y cámaras digitales. Apple produjo en suelo taiwanés varios de los componentes del iPhone 6 y 7.
Todo este proceso tiene una razón: el 84% de los estudiantes de Taiwán llegan a la educación superior, según el Foro Económico Mundial, lo que lo sitúa en el puesto séptimo con mayor porcentaje de universitarios en todo el mundo. La vinculación con las principales universidades del país es fundamental para entender el crecimiento taiwanés, ya que el gobierno de Taipei promociona y financia políticas de acceso a la educación desde hace varias décadas a través de programas de desarrollo en parques industriales donde se vinculan empresas que apuestan por la inversión y los centros de investigación de las principales universidades del país.
Otra de las piezas indispensables de este proceso es el Instituto de Investigación de Tecnología Industrial de Taiwán (ITRI), una organización de investigación sin fines de lucro fundada en 1973 para proporcionar investigación industrial aplicada a la industria taiwanesa: las universidades y el ITRI preparan a gran número de trabajadores de las empresas del parque empresarial, ejecutivos de las empresas y funcionarios del ITRI enseñan en las universidades, y profesores universitarios recurren al ITRI para colaborar en la gestación de nuevos emprendimientos.
Con esa alianza educativo-productiva, Taiwán pasó de ser mano de obra barata para las grandes multinacionales a importar esa mano de obra, fundamentalmente de la China continental. Como si la guerra que dividió al país a mitad del siglo pasado entre los seguidores de Chiang y Mao iniciara ahora un nuevo camino de reconciliación gracias a la industria y la tecnología. Un ejemplo que sólo Asia puede dar.
Buscan eliminar visas con la Argentina
El gobierno de Taiwán viene gestionando en los últimos años con su par de la Argentina la implementación de un programa de facilidades para eliminar el sistema de visado a ciudadanos de ambos países. La negociación resultó trunca durante el kirchnerismo, y con la asunción de Mauricio Macri, fundamentalmente por su discurso promercado y en búsqueda de inversiones, en Taipei imaginan que ahora podrán lograr su pedido.
Para eso, se basan en lo que el gobierno asiático considera una “tendencia mundial” a la que ya se han sumado más de 161 países que mantienen relaciones de alto nivel con Taipei y han eliminado todo tipo de visado para ciudadanos que desean visitar el suelo taiwanés en viaje de turismo o de negocios.
Por lo pronto, en la sede diplomática del país asiático en Buenos Aires informan que fue presentado a la Cancillería argentina un documento titulado “Argumentos para la exención de visado de Taiwán”, donde se detalla: “El comercio bilateral entre Taiwán y Argentina, durante el año 2014, arrojó un total de exportaciones de Argentina a Taiwán de 154 millones de dólares americanos y las exportaciones de Taiwán a la Argentina alcanzaron los 467 millones de dólares estadounidenses. Esto evidencia –sostiene el paper– que Argentina y Taiwán se benefician del mutuo intercambio en materia de comercio y turismo, con un déficit comercial favorable a Taiwán de alrededor de 313 millones de dólares americanos”.
Fuente: http://www.perfil.com/elobservador/taiwan-la-isla-de-la-tecnologia-de-punta.phtml