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Una educación de excelencia con docentes de calidad

Panamá/Julio de 2016/La Estrella de Panamá

Por: Lucas Rodríguez

Es por ello, que el desarrollo docente es fundamental y estratégico para el éxito en cualquiera ecuación educativa.

Los sistemas educativos son dinámicos, complejos y regularmente impulsan procesos de transformación dirigidos a mejorar la calidad de la formación en cada uno de sus niveles y subsistemas.

Estos cambios educativos implican una mirada reflexiva acerca del rol de los diferentes actores directos e indirectos en el proceso de enseñanza-aprendizaje que se desarrolla en el aula o desde ella.

Uno de los protagonistas principales que regularmente es consultado, es el sector docente, ya que ellos son los que deben conocer, manejar e interpretar adecuadamente las políticas y lineamientos del cambio educativo y hacerlo práctico a sus estudiante en los diferentes escenarios donde el sistema tenga presencia.

Es por ello, que el desarrollo docente es fundamental y estratégico para el éxito en cualquiera ecuación educativa.

La UNESCO, PRELAC (2015), plantea el desafío que enfrentan las políticas públicas en el sector educación para potenciar la calidad del desempeño docente, que las propuestas tradicionales ya no son suficientes para las demandas actuales en donde el mayor reto es poner en práctica la mejora de calidad del sistema educativo.

Este importante reto, es planteado de igual manera para las instituciones de educación superior universitaria, que en Panamá, a partir de los procesos de evaluación y acreditación institucional desarrollados por el Consejo Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria en el 2012, se ha impulsado de manera significativa las iniciativas dirigidas a contar con docentes cada vez mejor cualificados para desarrollar las labores formativas en las diversas ofertas académicas de las más de 25 universidades que funcionan en el país.

Ante este hecho relevante, la Universidad Especializada de las Américas ha definido como uno de sus proyectos estratégicos, la organización, estructuración, ejecución y seguimiento de un sistema de carrera docente dirigido a fomentar su desarrollo profesional de excelencia, que asegure la formación de calidad de los estudiantes que participan del proceso educativo en la universidad.

Este proyecto tiene cinco componentes específicos que conducen a fortalecer las capacidades institucionales, así como las oportunidades de formación y movilidad, tales como:

Marco Normativo: implica la revisión, actualización y elaboración de los reglamentos, procedimientos, manuales e instrumentos necesarios para el establecimiento y ejecución del sistema de carrera docente, pertinentes con las políticas, principios, misión y visión institucional.

Formación y actualización permanente: incluye planes y acciones continuas de capacitación en dos áreas fundamentales: en docencia universitaria, hacia el fomento de las capacidades pedagógicas y andragógicas; y en las áreas de especialidad, dirigidas a fortalecer las didácticas en las diversas disciplinas humanísticas, científicas y sociales.

Movilidad docente: esta iniciativa se impulsa como parte de las acciones de cooperación, que promueve la participación de docentes en pasantías, becas, intercambios y capacitación internacional.

Evaluación del desempeño: es imprescindible evaluar la gestión docente, sus aportes cualitativos y cuantitativos en la formación de los estudiantes, para lo cual se revisan, actualizan y validan los instrumentos de evaluación, que brinden insumos para la mejora continua del profesorado.

Innovación Docente: se trata de una línea de acción dirigida a reconocer e impulsar las buenas prácticas e innovación del docente en la promoción de aprendizajes de calidad, pertinentes con el modelo universitario udelista. De igual manera, se estimula el interés por la gestión de la investigación a través de la red de docentes investigadores.

Este esfuerzo se ha potenciado con la definición de una instancia administrativa encargada del desarrollo docente. La universidad es consciente que el profesorado es el principal recurso humano institucional con el que asume el compromiso de formación integral de calidad en cada una de las carreras que se imparten a nivel nacional.

Fuente: http://laestrella.com.pa/panama/nacional/educacion-excelencia-docentes-calidad/23953325

Fuente de la Imagen: https://www.google.co.ve/search?q=Una+educaci%C3%B3n+de+excelencia+con+docentes+de+calidad&biw=1024&bih=623&espv=2&tbm=isch&source=lnms&sa=X&ved=0ahUKEwiUrajGopbOAhXBNSYKHe_fBQUQ_AUIBigB&dpr=1#imgrc=W_CJtH_ZNQyZkM%3A

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Panamá: El maestro ante la adversidad

Panamá/28 de julio de 2016/Fuente y autor: la estrella de panamá/Richard Morales

La educación en Panamá se encuentra en crisis, a razón del abandono estatal y la creciente desigualdad y exclusión social, difícil realidad que hace aún más admirable el trabajo de los maestros, quienes, a pesar de estas circunstancias adversas, hacen lo posible por cumplir con su deber.

Hay quienes buscan culpar individualmente a cada educador de la crisis, pero olvidan que responsabilidad en temas de Estado recae sobre quien tiene el poder sobre las decisiones y los recursos, por lo que el deterioro de la educación no puede atribuírsele a los miles de educadores que cada año afrontan su salón de clases bajo condiciones sobre las cuales no tienen ningún poder, sino a las élites políticas y económicas que tienen en sus manos el destino del sistema educativo como un todo.

¿Quién tiene la responsabilidad de que la gran mayoría de los planteles no tenga bibliotecas, laboratorios, enfermerías o gimnasios, no cuente con psicólogos o trabajadores sociales, que los planes de estudio y las metodologías estén desfasadas, que no haya alimentación completa, que las jornadas y el año escolar sea exiguo, que haya escuelas multigrados, infraestructura deficiente, insalubridad generalizada, salones sobrepoblados y ausencia de especialistas y programas de formación continua funcionales? En esencia, la culpa recae sobre quienes tienen el poder para cambiar las condiciones bajo las cuales los maestros dan clases y los estudiantes aprenden.

Pero el entorno del estudiante no se limita al plantel, además está la realidad social de los estudiantes en sí. Niños con hambre, provenientes de hogares disfuncionales, donde existe abuso y abandono, pobreza y precariedad, dentro de comunidades sumidas en la violencia, expuestos a influencias corruptoras y presiones consumistas y delincuenciales, todo producto de un sistema económico inhumano que arremete con mayor fuerza contra los miembros más vulnerables de toda sociedad: su niñez. Y esta realidad desigual y excluyente, la carga también el educador, a quien se le pide compense por todas las injusticias que afronta el estudiante en su entorno familiar y comunitario, además de las deficiencias del sistema educativo en sí.

Una vez comprendemos esta realidad, nos damos cuenta de que el maestro no hace poco, hace mucho; precisamente porque le pedimos hacerlo todo en una sociedad que abandonó a su niñez. Maestros que por un salario insuficiente, sin recibir ningún tipo de reconocimiento social, les toca ir más allá de sus funciones, poniendo de sus propios recursos para ayudar con la alimentación, útiles y necesidades básicas de los estudiantes, haciendo de orientador y trabajador social, y hasta recaudando fondos para invertir en las mejoras de los planteles. En otras palabras, intentando sustituir la ausencia del Estado y la descomposición de la familia y sociedad.

El sistema educativo ha colapsado porque al poder político y económico no les importa con la educación de las mayorías, excepto cuando pueden lucrar con ella. Permiten se deteriore, para que los padres se sientan presionados a enviar a sus hijos a colegios particulares, obligando a miles de profesionales y trabajadores a realizar esfuerzos sobrehumanos para pagar escuelas cada vez más caras. Cada año se invierte menos en la educación pública, lo que degenera en una progresiva privatización de facto, bajo la peligrosa premisa de que la educación no es un derecho, sino una mercancía, un producto de consumo como cualquier otro.

Ante una crisis que amenaza con despojar a generaciones de panameños del acceso a una formación integral, debemos solidarizarnos con los maestros, y unidos, padres de familia, estudiantes, ciudadanos todos, asumir el compromiso de luchar por un sistema de educación público, universal, científico y gratuito, que cuente con los recursos y capacidades para garantizarle a cada niño y niña el igual derecho a una educación de calidad que le permita desarrollarse plenamente como ser humano en comunidad.

Fuente: http://laestrella.com.pa/opinion/columnistas/maestro-ante-adversidad/23953309

Imagen: http://www.elespectador.com/files/imagecache/560_width_display/imagenprincipal/6357208bcd4e719effa7a1e739eac96d.jpg

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La des-educación de Panamá.

Centro América/Panamá/26.07.2016/Autor: Rodrigo Noriega/Fuente:http://www.prensa.com/

Este es un país construido sobre los hombros de los maestros y profesores que nos formaron a todos los panameños. Casi todos los padres y madres fundadoras de esta patria fueron educadores, aunque no hubiesen estudiado el magisterio. Ricardo J. Alfaro, José Dolores Moscote y el propio Manuel J. Hurtado, dedicaron parte importante de sus vidas a compartir sus conocimientos.

Hubo una época donde un título de sexto grado valía como pasaporte a una vida de éxito y sabiduría. Esa fue la era de los grandes autodidactas como Gil Blas Tejeira, Guillermo Sánchez Borbón y Diógenes de la Rosa.

La vocación de servicio de la enseñanza tuvo un desarrollo importantísimo en el devenir del país. Las primeras dos generaciones de educadores eran intelectuales de primer nivel, devoradores de la buena literatura y dueñas de una prosa rica y profunda. Muchos de ellos pudieron optar por diferentes actividades, más rentables y menos sacrificadas, pero la gran meta de construir un país fue un gran imán del mejor talento hacia las aulas de clases. Las siguientes generaciones de educadores marcaron un cambio de género y hacia la mitad del siglo XX, la maestra empezó a dominar el horizonte educativo de la nación. En un mundo sumamente sexista, el magisterio era una de las pocas actividades donde se podían destacar los talentos de valiosísimas mujeres panameñas. Así fueron educadoras desde Sara Sotillo, Clara González, hasta Reina Torres de Araúz, Diana Morán, Ana Elena Porras y, las inolvidables, Aura Emérita Guerra de Villalaz y Esmeralda de Troitiño.

¿Cuándo comenzó a colapsar nuestra educación pública? A principios de la década de 1960, se empezó a reducir la jornada escolar. Una escuela se transformó en tres diferentes colegios. Para mediados de 1970, el devenir natural de la escuela Normal de Santiago, hacia una universidad pedagógica fue bloqueado por la Universidad de Panamá. Los gremios magisteriales, en esa misma década -por razones que explicaremos posteriormente-, se convirtieron en el principal actor de la política de oposición al régimen militar. En 1979 y 1980 organizaron huelgas generales del sector educativo que afectaron tanto a la educación oficial como a la particular. Con apenas dos o tres gremios, se coordinaba a toda la clase magisterial del país.

En el último cuarto de siglo, cada huelga educativa venía precedida de reclamaciones salariales y prerrogativas laborales para el gremio docente. Aparecieron las micro-huelgas de una sola escuela para que “el Presidente de la República acuda de forma inmediata a reparar los servicios sanitarios” o “a limpiar los techos afectados por las palomas”. No se rían, ya que esto es muy serio.

UNESCO tiene una base de datos que documenta la inversión en la educación de los países desde el año 1970 hasta 2015. Esta base de datos revela que en Panamá, durante 1976, invertimos el porcentaje más alto de nuestra historia en el tema educativo. Ese año, el ministro era Aristides Royo y el porcentaje fue de 5.7% del PIB. En contraste, para el año 2011, se alcanzó el nivel más bajo de inversión en educación de nuestra historia, 3.29%, y la ministra era Lucy Molinar.

El esfuerzo nacional en educación ha sido importante. Para que Belisario Porras pudiera expandir la educación primaria a todas las provincias, tuvo que capitalizar al Estado panameño. Esto significó que en 1919 Porras nacionalizó la empresa privada de capital panameño más grande del país, la Lotería Nacional de Beneficencia. En el caso de Harmodio Arias Madrid, el brillante manejo de las finanzas públicas realizado por Martín Sosa, primer Contralor General de la República, no solo permitió crear la Caja de Ahorros, si no también generó los recursos para fundar la Universidad de Panamá. El Tratado Arias Roosevelt, le permitió al presidente Juan Demóstenes Arosemena fundar la escuela Normal de Santiago.

La prosperidad heredada de la Segunda Guerra Mundial facilitó al presidente Enrique Jiménez, expandir la infraestructura educativa y universitaria del país. En la década de 1970, la expansión del Estado y la creación de una economía mixta con grandes empresas estatales generó las riquezas suficientes, para superar, durante casi toda la década, el 5% del PIB. Esa percepción generalizada de prosperidad, que llegaba al país con la reversión del Canal de Panamá, junto con un pésimo manejo político del entonces ministro de Educación, Gustavo García de Paredes, fueron la pólvora que se incendió como parte del gran conflicto docente de esa época.

La descapitalización del Estado panameño impidió, a partir de mediados de 1990, que pudiera dotarse al sistema educativo de los recursos necesarios para dar el gran salto cualitativo en la educación. No es casualidad, que los gremios docentes, nuevamente, salgan a la palestra a reclamar su pedazo de las rentas que produce el Canal de Panamá ampliado. Eso lo hicieron en 1979 con el inicio de la reversión original.

El sistema educativo panameño es una colección amorfa de dos ogros pedagógicos y administrativos: el Ministerio de Educación y la Universidad de Panamá. En ambas instituciones, la relación de docentes a administrativos ha llegado a ser de cuatro a uno en promedio. En contraste, en otros países la relación puede llegar a ser de hasta 15 a uno. Este es el legado de la burocratización de la vida académica. Es mejor ser un administrativo en una oficina refrigerada, que un docente en un campito perdido.

Todo el esfuerzo nacional en materia educativa incluye además al Instituto Panameño de Habilitación Especial, al Instituto Nacional de Formación Profesional y Capacitación para el Desarrollo Humano, al Instituto para la Formación y Aprovechamiento de Recursos Humanos, a cuatro otras universidades estatales, al Instituto Nacional de Agricultura en Divisa, al Instituto Nacional de Cultura, al Instituto Panameño de Deportes, a la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación y hasta a la escuela de jinetes del Hipódromo Presidente Remón.

El sistema piramidal de salarios, refuerza la tendencia de hacer más atractivo ser un burócrata, que un buen profesor. Este es el primer tema a resolver. Tanto en el Ministerio de Educación como en la Universidad de Panamá se ha mal entendido el rol de los académicos y el de los administrativos. Existen casos impresionantes de buenos profesores que son también buenos administrativos, pero esta no es la norma, tampoco es deseable. Imagínese que los mejores profesores terminen empujando papeles y sellando documentos, en vez de estar presentes en las aulas de clases.

Un segundo desafío es el vacío institucional en el que deben trabajar los educadores. El acompañamiento académico e institucional para que exista una vida laboral rica y productiva es inexistente. El maestro o profesor es depositado en el colegio en marzo y, luego, en el mes de enero siguiente, con mucha suerte, atenderá un seminario consistente en unas cuantas charlas y unas fotocopias con lo que tendrá que defenderse en el nuevo año escolar.

La parte funcional de la operación de las escuelas es el tributo más grande que existe a la inoperancia administrativa. Supuestamente la plataforma de Panamá Compra, le debe servir a todas las instituciones del Estado para realizar compras y reparaciones menores. Esto, en la práctica, se transforma en meses de papeleos y molestias. Aquí recuerdo una anécdota que me narró uno de mis hermanos cuando visitó un gigantesco complejo hotelero en Las Vegas. A mi hermano Galo le fascinó como todas las mañanas pasaba un técnico por todos los pasillos del hotel cambiando bombillas, arreglando potes con flores, chequeando la alfombra, verificando la pintura, y constatando si las mucamas habían hecho la limpieza. Esa era una tarea permanente que mantenía una operación de alta eficiencia funcionando a perfección. Ese es el nivel de mantenimiento a que debíamos aspirar en el gobierno, y no esperar a que las cosas colapsen, aunque luego la tramitología de Panamá Compra demore seis meses en producir un cambio.

La bandera del 6% del PIB es una aspiración loable y, a la vez, frustrante. En América Latina, Costa Rica, México y Chile, son parte del exclusivo club del 6% al igual que Belice, Jamaica y Trinidad y Tobago. Un experimento mental nos aclara que si le metemos mil 500 millones adicionales al año, no todo se resolvería. Esto es lo que la lógica nos indica. Las escuelas rancho y la falta de insumos son una ofensa a la inteligencia que puede ser resuelta con los recursos que tenemos en la actualidad, pero no lo hacemos por la negligencia administrativa del Ministerio de Educación. Otorgarle salarios a los maestros y profesores de 3 mil dólares al mes, no los va a transformar en los mejores educadores del mundo. Así como iniciativas como Barrio Seguro y Red de oportunidades no acaban con la delincuencia ni la pobreza, porque simplemente se concentran en un solo factor, el monetario. Aumentarle el salario a los mismos docentes sin que nada más cambie, nos garantizará un sistema educativo mediocre.

Los gremios docentes saben perfectamente que aplicar el “¿Qué hay pa’ mí?” con los excedentes del Canal de Panamá, amarra por completo la capacidad fiscal del Estado. Esto impediría que Panamá se ponga al día en el déficit de infraestructura pública o que atendiera la inminente crisis de la Caja de Seguro Social. Si se le hace caso a los educadores ni las comarcas recibirán los fondos necesarios para mejorar su nivel de vida ni los productores agropecuarios podrán adquirir los instrumentos que les permita mejorar su sistema productivo. Adiós a los techos de esperanza, adiós a las letrinas y al agua potable, y adiós a muchas otras iniciativas de Estado.

¿De dónde sale el 6%? Esa es una recomendación internacional que ha sido codificada en distintos documentos de propuestas de políticas educativas. El promedio de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) de los 34 países más desarrollados del mundo, es de 5.4% como parte del PIB dedicado a la educación. Alemania gasta 5% y Japón 5.1%, y a ambos países le va de lo más bien. México por otra parte supera el 6% y tiene matanzas de normalistas, un horrible paro educativo en el sur del país por parte de los gremios que se oponen a la evaluación de desempeño y que insisten en prácticas tales como que los nombramientos sean hereditarios, incluso a familiares que no son educadores.

Dinamarca invierte 8% del PIB en educación. Corea del Sur está muy próxima con alrededor de 7.5%. Panamá debía aspirar a estos niveles, y podemos fijarlos como un objetivo de la política de Estado para 2030, fecha para la cual ya nuestro déficit de infraestructura pública, viviendas populares, y otros proyectos estratégicos debe haber sido resuelto. El expresidente de Costa Rica, Manuel Jiménez tiene en su lápida inscrita una de sus frases favoritas: “El mejor país es el que tiene más escuelas”.

Panamá debió seguir ese ejemplo, pero nuestra realidad política y económica es muy distinta a la de nuestros vecinos. Costa Rica evitó exitosamente la descapitalización de su Estado, y tiene un eficiente sistema de seguridad social y de salud. La clase política panameña se dejó llevar por los cantos de sirena de las modas internacionales y apostó a las maquilas y las industrias de bajo nivel tecnológico, incluyendo a los servicios, abandonando la agricultura y la ciencia. Costa Rica apostó al ecoturismo y a la alta tecnología.

El desafío educativo requiere un cambio del modelo de desarrollo del país, del sistema de formación de los educadores, y de la institución que lo administra. La misma pelea entre los mismos actores no nos va a dar nada distinto a lo mismo que ya tenemos.

Fuente: http://www.prensa.com/blogoterapia/des-educacion-Panama_7_4537116244.html

Imagen:

http://images.prensa.com/fotogalerias/Recorrido-Darien-IPTA-Fria-II_LPRIMA20160725_0068_26.jpg

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Docentes panameños logran mejoras laborales tras semana de huelgas

Panamá/26 de Julio de 2016/ Fuente: librered

Los docentes de las escuelas públicas de Panamá pusieron fin este domingo a una semana de huelga, tras el acuerdo alcanzado entre el Gobierno y los dirigentes de los 17 gremios magisteriales.

La decisión fue aprobada este domingo en asamblea general, donde se autorizó a la dirigencia a firmar el pacto, que establece un aumento salarial de 300 dólares a partir de la primera quincena de julio de 2017, además del pago de los adeudados, el próximo 15 de agosto, a los educadores nombrados para el actual período escolar.

El secretario general de la Asociación de Educadores Veraguenses, Abel Batista, consideró un éxito el paro de labores, en tanto el Gobierno aprobó destinar, de manera paulatina, el seis por ciento del Producto Interno Bruto del país a la educación, tal y como lo establece la ley orgánica de este sector.

Precisó que para 2020, el Gobierno le pagará los otros 300 dólares acordados como parte del ajuste salarial, a cerca de 45 mil maestros.

La Comisión de Alto Nivel para el Diálogo Docente también se comprometió a no descontarle a los educadores, ni tomar represalias contra ninguno de los que participó en la huelga.

En declaraciones a la prensa, el líder magisterial Diógenes Sánchez aseguró que lograron un documento que deberá convertirse en Decreto Presidencial, al tiempo que recoge todos los aspectos demandados por ellos.

Como parte del acuerdo oficial se estableció que durante 30 días, una comisión dará seguimiento a temas pendientes entre el Gobierno y los gremios docentes, entre ellos el compromiso a mejorar la calidad de la educación, tema que según la sociedad civil debe ser analizado a nivel nacional.

Al respecto, el representante de Grupo Unidos por la Educación, Gaspar García, exhortó al Ejecutivo a instaurar una mesa en la que se discuta el presente y futuro educativo del país, pues esta situación va más allá de una relación obrero patronal y de presupuesto.

Sostuvo que temas como la capacitación de los docentes y el proceso de selección, la renovación de la dinámica y la metodología de enseñanza, la actualización del currículum, el mejoramiento de infraestructuras y equipamientos, requieren de una inmediata atención.

De acuerdo con el viceministro de Educación, Carlos Staff, el proceso educativo no es solamente un tema presupuestario, es también de planificación, definición de objetivos y metas.

Si bien los niveles académicos de los estudiantes son un síntoma de la tarea que enfrenta actualmente el sistema de enseñanza para posicionar al país a la par de los más desarrollados, es importante destacar que muchas políticas del sector son producto de la improvisación y poco contribuyen a alcanzar el norte deseado, apuntó.

Tras la firma del convenio entre los gremios magisteriales y el Gobierno, se prevé que mañana alumnos y docentes de las escuelas públicas retornen a las aulas.

Fuente: http://www.librered.net/?p=45709

Imagen: http://www.librered.net/wp-content/uploads/2016/07/docentes-en-panama-800×445.jpg

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Reforma educativa y educación sexual: Javier Barrios D.

Panamá/Julio de 2016/La Prensa

Por: Javier Barrios

Hace 40 años, en una de las manifestaciones de docentes contra la fallida reforma educativa, mi esposa, unos familiares y yo estábamos de espectadores en una acera. Entre la multitud y diversas arengas divisamos a Chito Vergara, primo de mi esposa. Entonces acordamos hacerle una broma y empezamos a gritar: “Abajo Chito, abajo Chito”, y en cuestión de segundos, todos a su alrededor gritaban: “Abajo Chito”. Esto es una clara muestra de que mucha gente no tiene la menor idea de lo que hace en las manifestaciones… participa por inercia, analfabetismo letrado, manipulación e irresponsabilidad.

Existe similitud entre la lucha contra la mencionada reforma educativa y la actual contra el proyecto de ley 61 (sobre educación sexual), salvo lo referente al móvil político: claro y abierto en aquella; tenue, confuso y solapado, ahora. El objetivo inicial de las protestas de entonces eran las reivindicaciones salariales que, con el apoyo y la influencia de grupos conservadores y ultraderechistas adversos a Omar Torrijos, terminaron relegándolo a un segundo plano y alzaron la bandera en contra de la reforma educativa.

Algunos pretextos y críticas de entonces y de ahora mueven a la risa y/o están muy alejados de la verdad. Por ejemplo, se argumentó que la reforma educativa era comunista, entre otras simplezas, por una banderita con los colores patrios pegada en la manga de la camisa de los uniformes de primaria, como era en Cuba. O sea, que los inventores de tal falacia pareciera que nunca se percataron de que la reforma era financiada por la Agencia Internacional para el Desarrollo de Estados Unidos (AID). ¿O será que el gobierno de entonces de ese país o el director de la AID eran comunistas?

Si Omar hubiera deseado que la reforma continuara habría negociado –eso sí, molesto con sus colaboradores por no haber vendido bien la idea–, pero decidió derogarla. Además, no había por qué poner en riesgo un objetivo de tanta trascendencia, como la recuperación del Canal, por una lucha que tenía claros matices políticos.

En aquella época, el rector del Colegio Albert Einstein, Hersel Keplitz, coautor de la reforma, dijo cuando fue derogada: “Algún día la reforma educativa tendrá que ser implementada”.

Han transcurrido 40 años y poco se ha hecho al respecto, pues los docentes siguen resistentes al cambio y sumidos en un oscurantismo cuyos resultados están a la vista, al punto de que en una evaluación internacional de la calidad de la educación, Panamá ocupó el vergonzoso lugar 63, entre 65 países. En eso es que debemos estar.

No pretendo, por falta de espacio, entrar en detalles sobre las bondades y la necesidad apremiante e impostergable de una educación sexual integral. Para mí basta que sea una iniciativa que coadyuve, conjuntamente con otras medidas y políticas estatales, a la solución de un serio problema de salud pública de dimensión nacional y, además, porque un tema de educación científica –diseñado por expertos y que será impartido por docentes entrenados– no ha de ser perjudicial para la juventud y el país en general.

En la antigüedad la educación de los hijos de familias de bien estaba en manos de sus padres y de algún especialista en casa. Los pobres no educaban a sus hijos. Hoy, la situación poco ha cambiado, pues los pobres no tienen derecho a ofrecerle buena educación a sus hijos, ni en la escuela ni en casa, y menos la debida orientación sobre sexualidad que el actual libertinaje exige. Muchos de los padres que se oponen al proyecto de ley 61 tienen solucionado el problema, por lo tanto, son egoístas e injustos con los que no tienen la misma oportunidad.

Ocurre igual con algunos representantes de la Iglesia católica y de otras religiones, quienes además manipulan a sus seguidores, la mayoría de ellos pertenecientes a estos grupos marginados.

Si los padres, por tabú, desconfianza o desconocimiento del tema, no han estado en capacidad de orientarlos (porque no hay escuelas para padres), por favor, dejen que los docentes entrenados para tales fines (como ocurre con matemáticas, física, química, etc.) lo hagan. De lo contrario, dentro de 40 años –como ha ocurrido con la calidad de la educación debido a la resistencia a los cambios– estaremos ocupando lugares vergonzosos en la educación y la salud sexual de menores y adultos, y cuando surjan iniciativas al respecto, seguiremos gritando en las manifestaciones: “Abajo Chito”.

Fuente: http://www.prensa.com/opinion/Reforma-educativa-educacion-Javier-Barrios_0_4534046701.html

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Panamá: ‘El paro de docentes enfrió el proyecto de educación sexual… pero no lo mató’

Panamá/ Julio de 2016/TVN-» Noticias

Decenas de organizaciones civiles se concentrarán este lunes a favor del proyecto de Ley 61, sobre educación sexual, tema que apuesta a revivir tras una semana fuera del radar mediático.

Su discusión, reconoce la antropóloga Ana Elena Porras –quien apoya el movimiento-, ha perdido fuerza a razón del paro indefinido que decretaron docentes de escuelas públicas el lunes, en reclamo por el cumplimiento de un plan de aumentos salariales.

Sin embargo, insiste Porras a TVN Noticias, “el debate no ha muerto. Es necesaria su discusión”.

Las organizaciones a favor de la aprobación de un marco que regule la educación sexual en las escuelas públicas se manifestarán como respuesta a la multitudinaria marcha que grupos en contra del proyecto realizaron la semana pasada, y que terminó con la promesa del presidente de la Asamblea, Rubén de León, de enviar el documento a primer debate.

La bancada panameñista ha prometido impulsar el descenso del proyecto a la Comisión de Salud, sin embargo ésta no ha sido juramentada. El acuerdo entre facciones legislativas indica que esa comisión quedará en manos de los diputados de gobierno.

Los organizadores de la concentración del sí se han planteado un encuentro “inclusivo, tolerante y libre de agresiones” en la Plaza Concordia, sobre la vía España, entre 4:30 p.m. y 8:00 p.m. Más de 900 personas han confirmado en el portal en Facebook de “EdSexualSí” su asistencia.

Los promotores del proyecto de ley sostienen la necesidad de impartir clases de educación sexual en el alto índice de embarazos en adolescentes (32% en el primer trimestre de este año), y la tasa de infecciones de VIH/Sida (23.4% en gente de 15 a 24 años).

Según un estudio que encargó el Ministerio de Educación al Instituto Gorgas, el conocimiento general sobre el VIH y el sida es “muy pobre” en el 57.5% de los estudiantes de escuelas públicas de la capital, y “pobre” en el 38.2%.

Fuente: http://www.tvn-2.com/nacionales/educacion-sexual-paro-docentes-panama-ley61_0_4534046656.html

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