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Educación para cuidar el planeta: de los buses diésel a la bicicleta

Por: Ángel Pérez Martínez

Cuando reclamamos una educación pertinente y que enseñe a pensar de manera crítica estamos afirmando que requerimos generar en los seres humanos conocimiento y desarrollo que lleven a que nuestras reflexiones y toma de decisiones se basen en esencia en la protección de la vida humana y del medio ambiente.

Hoy existe evidencia de que los vehículos a motor basados en derivados del petróleo contaminan y matan. La respuesta no podría ser otra: los gobiernos y la sociedad tienen la responsabilidad de premiar, incentivar y hasta obligar a que productores y usuarios de los vehículos empiecen a utilizar energías limpias. En el caso de Bogotá y de otras ciudades cuando se discute ¿cómo serán las características de los buses de transporte público en los próximos 10 años?, para los ciudadanos debería ser inaceptable que se propusiera seguir usando diésel. Causa desazón que este tema solo parece interesar a algunos políticos, académicos y especialistas en transporte; requerimos involucrar a todos los ciudadanos en estas discusiones.

La sociedad debe entender que el uso de los vehículos a motor supone altos costos en términos de salud, medio ambiente y tiempo de desplazamiento, costos que alguien debe pagar. En la propuesta de construir ciudades que utilicen energías limpias sobresale el uso de la bicicleta como una decisión de transporte inteligente que cuida la vida y la tierra. El uso de la bicicleta conlleva un ahorro para la sociedad.

Luego un reto de los sistemas educativos, pertinentes al entorno y al desarrollo del territorio, debería ser que la sociedad reflexione y reconozca los beneficios que tiene para la calidad de vida de los seres humanos el uso de energías limpias, además, saludables, como la bici.

Un primer paso es aprender a admirar, a reconocer y a poner de ejemplo a quienes se bajan del carro y se montan en una bicicleta. Esta es una decisión vital que toman seres humanos reflexivos para cuidar la vida y luchar contra el cambio climático. Existe amplia evidencia para afirmar que la bicicleta es silenciosa, no contamina, ayuda a la salud, predispone al trabajo y a la solidaridad y es un medio de transporte barato.

Sin embargo, en la sociedad colombiana el estatus del automóvil prima; basta mirar qué ocurre en los parqueaderos de los centros comerciales, de conjuntos residenciales y de las empresas. A la bicicleta se le arruma, el carro se cuida. El espacio en las vías es generoso para el automóvil, el carro pita y todos nos tenemos que hacernos a un lado. Sin olvidar los pueblos enteros en Colombia donde la moto manda, sin ningún tipo de orden y control; allí no hay otro medio de transporte público, el uso de la bicicleta es limitado y se restringe a los más pobres.

La Secretaría de Salud de México sostiene que “estudios científicos específicos sobre el uso de la bicicleta han demostrado beneficios para la salud. Por ejemplo, se ha encontrado que andar en bici mejora el estado físico, la salud respiratoria y del corazón. Entre los adultos mayores, el ciclismo parece reducir el riesgo de caídas al mejorar el balance y la función de las piernas. Además, en lugares como los Países Bajos, se estima que el ciclismo evita alrededor de 6,500 muertes cada año y aumenta medio año la esperanza de vida, con las ganancias para la economía que eso representa”

Dados los indudables beneficios de la bicicleta, la escuela, la familia, la sociedad y el Estado estamos frente a la pregunta: ¿cómo lograr que los ciudadanos de manera reflexiva usen la bicicleta como medio de transporte y en caso de que no la usen respeten y protejan a quienes toman tan extraordinaria decisión, además de apoyar la reconstrucción de las ciudades y caminos para su uso? ¡No rotundo al trasporte público que contamine!.

Tranquilos, no todo es malo, me enorgullece comentar los logros de Bogotá en el uso de la bicicleta. Según la Secretaría de Movilidad estamos cercanos a los 500 kilómetros de ciclo rutas, por donde transitan ciclistas con seguridad y protegidos de motos, carros, buses y camiones. Emociona ver a miles de personas transitando en bicicleta, la alcaldía sostiene que el 8 por ciento y que en 15 años habrá más ciudadanos en biciceta que en carro. Soy usuario de la bici y reconozco que cada vez más en los cruces y otros sitios de la Ciudad, quienes conducen vehículos a motor empiezan a respetar a quienes utilizamos este medio de transporte. Además, la Secretaría de Educación de Bogotá destaca entre sus logros que: “cada día más de 6.000 estudiantes de sistema educativo oficial van al colegio en bicicleta”.

Por último, el ciclista merece toda clase de consideraciones, pero de manera especial que se reconozca su vulnerabilidad frente a toda clase de vehículos y motos, así como de los pillos. A futuro la legislación debe considerar que atacar o maltratar a un ciclista es un gran atento contra la sociedad. Según RCN, en 2017 se robaron más de 3.300 bicicletas en Bogotá, este año ya van más de 1.000, ¡no hay derecho!

Los buses, camiones y vehículos con motores diésel también matan a los ciclistas, sin atropellarlos.  Invito a seguir en la lucha, a caminar un poco más, a usar la bici y a bajarnos del carro particular, hasta donde eso sea posible y la seguridad lo permita. Al final, la bici ganará.

Fuente del Artículo:

https://www.dinero.com/opinion/columnistas/articulo/educacion-para-cuidar-el-planeta-por-angel-perez/257599

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Leer en voz alta, herramienta para el fomento de la lectura

Por: Pablo Gutiérrez del Álamo

Mejora el desarrollo del lenguaje, la formación de imágenes mentales, la capacidad expresiva, la comprensión de las palabras. Pero también, y fundamentalmente, actúa en aspectos emocionales relacionados con los libros.

Daniel Pennac ya lo decía en su libro Como una novela. Describía muchos momentos en los que la lectura en voz alta, sobre todo con adolescentes, se convertía en un ritual que podían desarrollar las familias, para aumentar su interés por la lectura, por los libros.

Desde el sistema educativo, también desde las familias, se enseña a las criaturas a leer, y cuando han adquirido los rudimentos más básicos de esta difícil tarea, se les deja a su suerte. Ya no se les lee en voz alta porque ya saben leer. La lectura pasa de ser algo que se comparte en grupo, en familia, en un entorno cálido, a convertirse, en exclusiva, en algo privado.

Pero siempre hay excepciones. Son muchas las asociaciones y grupos de personas las que dedican esfuerzos a la lectura en voz alta.

Una de estas entidades está en Granada y se llama Entrelibros. Es una asociación presidida por Juan Mata, en colaboración con Andrea Villarrubia, la vicepresidenta. Contactamos con los dos vía correo para hablar de la importancia de la lectura en voz alta.

“La lectura en voz alta en los primeros años de vida tiene consecuencias emocionales y cognitivas de extraordinaria importancia”, aseguran. En primer lugar, es el primer acercamiento que tienen niñas y niños a los libros, a través de sus familias, cuando les leen cuentos. También en las escuelas infantiles. Esto hace que las criaturas entiendan “ la lectura como una demostración de cariño y protección”.

“Pero, continúan, además de los aspectos emocionales, de los momentos de intimidad y afecto que se crean entre quienes leen y escuchan, la lectura en voz alta también tiene que ver con aspectos cognitivos, como el desarrollo del lenguaje, la formación de imágenes mentales, la capacidad expresiva, la comprensión de las palabras…”.

La lectura en voz alta, en cualquier caso, no solo tiene importantes consecuencias en los primeros años de vida; también más adelante. Aunque diferentes, claro.

No es cosa de niños

¿La lectura en voz alta es cosa de niños, de niñas? “En absoluto”. Aunque es clave en la primera infancia. “ Los beneficios son extensibles a otras edades. ¿Por qué privar a adolescentes, jóvenes o mayores del placer de escuchar un poema o un relato leído por un amigo, una madre, un profesor, una escritora? Todos hemos conocido ese placer y deseamos repetirlo”.

Desde su punto de vista, con toda la carga de la experiencia, aseguran que, además de poder facilitar el acercamiento a la lectura con una perpectiva más “cariñosa”, más amable, esta lectura en voz alta puede significar la diferencia entre entender un texto o no hacerlo. “Cuántas veces hemos visto que un poema, por ejemplo, adquiría de pronto sentido al escucharlo en boca de alguien, mientras que al leerlo en silencio apenas había sido comprendido”. “Y eso sin olvidar los rasgos emocionales que conlleva esa actividad”, insisten.

Con estos mimbres, claro, consideran que la lectura en voz alta es una herramienta importantísima en el fomento de la lectura en general. “A nuestro juicio es uno de los medios más eficaces, si no el que más, para estimular el deseo de leer. La voz de una lectora o un lector expertos presentando un libro, bien sea en las aulas, en los hogares o en las bibliotecas, despierta el deseo de leerlo. Los libros se hacen así atractivos y comprensibles. Es un modo además de darles un significado emocional”.

Además, sirve no solo para aquellas personas a las que les gusta leer, como forma de engancharse a algún libro en concreto. “La lectura en voz alta es inclusiva y puede contribuir a que quienes rechazan rotundamente la lectura participen en una experiencia lectora. No hay por qué excluir a los no lectores de los valores de la literatura, de modo que la lectura en voz alta de un texto puede ayudarles a sentirse implicados”.

Según las estadísticas a partir de los 15 años es cuando se vive la mayor deserción de lectoras y lectores. Hasta el punto que en la edad adulta la mitad de la población no abre un libro nunca. Una buena estrategia, precisamente, para reducir este desenganche bien podría pasar por la lectura en voz alta con chicas y chicas en estas edades.

“Contrariamente a lo que se suele pensar, también los adolescentes se sienten interesados por esa forma de relacionarse con los libros. La voz de un adulto puede ser la mejor manera de introducirlos en el mundo de la escritura literaria o filosófica”, aseguran estos dos expertos en el fomento de la lectura.

¿Y cómo elige uno los títulos? “Lo hacemos en función del grupo con el que vayamos a leer. Cada edad requiere un tipo diferente de libros. Por fortuna, hay libros o textos que pueden ser leídos a cualquier edad. Por ejemplo, los cuentos populares, los mitos clásicos o muchos álbumes ilustrados. Pero, en general, los libros que escogemos tienen en cuenta las características del grupo: edad, circunstancias, entorno, objetivo…”.

¿Y después?

Y esta lectura en alto no debe quedarse en eso solo. Tanto para Juan como para Andrea, los momentos posteriores son muy relevantes.

“Para nosotros son tan valiosos como la lectura en sí misma. Nos parece que la potencial conversación que los textos pueden generar tiene una gran significación”. Más si se piensa que realizan su labor en centros educativos, pero también en bibliotecas o en centros penitenciarios u hospitales.

“Los libros hacen hablar y nosotros procuramos que las emociones, los pensamientos, los recuerdos o los deseos fluyan con naturalidad. Por eso la cuidamos tanto. Nos parece fundamental prestar atención a las respuestas que los oyentes puedan dar al texto escuchado”.

Algo similar a lo que se hace, por ejemplo, desde el proyecto de comunidades de aprendizaje y sus tertulias literarias dialógicas. Cada persona lee en su casa un fragmento de una obra clave de la literatura y, después, en la tertulia, cada una pon en común qué ha sentido, qué le ha parecido o recordado el texto en cuestión. En una conversación en la que nadie ha de llevar la razón, simplemente se habla de las realidades personales de cada cual.

“Nos parece más relevante hablar a partir del libro que hablar del libro mismo”, aseguran Juan y Andrea sobre las conversaciones que se desarrollan tras la lectura.

Y en este sentido, es importante la figura de la persona que lee en alto. ¿Alguna característica concreta? “Una lectora o un lector con sensibilidad sabe que la lectura en voz alta es un modo de relacionarse afectivamente con otras personas, sean niños, adolescentes o ancianos, y que por lo tanto tienen que mostrarse atentos, afables, cuidadosos, receptivos, comprometidos… A partir de un libro pueden aflorar mundos íntimos por lo que se requiere una gran delicadeza para que todos se sientan confiados y comprendidos”.

Así que ya saben, no dejen de leer a otras personas en voz alta, sea cual sea la edad que tenga. Y, por supuesto, busquen a alguien que les lea en alto a ustedes también.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/04/24/leer-en-voz-alta-herramienta-para-el-fomento-de-la-lectura/

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Bebés y candidatos: el Pacto por la 1ª Infancia

Por. David Calderon

Aunque parezca una contradicción, en México vamos madurando en los temas referentes a la Primera Infancia. Ha sido un largo y trabajoso camino, pero en el último lustro se ha producido una notable convergencia entre los expertos en desarrollo, las organizaciones de incidencia en política pública, las fundaciones corporativas y los defensores de derechos de la infancia. Ese diálogo intenso ha decantado en multitud de programas y convenios de colaboración, que han cambiado el rostro del desarrollo integral en cuanto a promoción de la lactancia y del cuidado cariñoso y sensible, el aprendizaje con juego y la ruta integral de atenciones que corresponden a los menores de seis años, la rendición de cuentas sobre vacunación, la demanda sobre la calidad de la formación inicial y continua para los educadores de nivel preescolar.

El proyecto más reciente de este colectivo de asociaciones es la promoción de un Pacto Nacional por la Primera Infancia, en donde no sólo el impulso viene del núcleo de organizaciones ciudadanas, sino también de algunas instancias del Estado mexicano que han sabido sumarse, superando la tradicional resistencia de las autoridades mexicanas, grandes y pequeñas, que les gusta presumir como política de Estado de su autoría lo que les exigió durante años el frente de sociedad civil organizada.

El Pacto reúne las voluntades, el conocimiento experto y el prestigio de la experiencia en programas exitosos de todo corte –formación de familias en prácticas de crianza, voluntariado para asistir en estancias y guarderías, universalización de las mediciones de hitos del desarrollo de cero a cinco años-de más de 300 organizaciones, que cubren en conjunto todos los estados de la República. No es menor lograr el acuerdo en sociedad civil, y menos aún ceder al natural protagonismo que pudiera darse entre los cultivadores de grandes corrientes en el campo, desde (Plaza) Sésamo hasta Lego, desde Topaz hasta Un Kilo de Ayuda, desde la Comisión Nacional de Derechos Humanos hasta el Instituto Nacional de Salud Pública, desde Fundación Banorte hasta Fundación FEMSA, desde Save the Children hasta Mexicanos Primero.

El martes de esta semana, los cocreadores y apoyadores del Pacto se reunieron con 24 medios de comunicación para detallar el emplazamiento a los candidatos a la Presidencia. El Pacto también busca involucrar a las nueve gubernaturas que serán disputadas en julio próximo e incluso las más de mil 500 alcaldías, pero sin duda es crucial que haya un compromiso explícito de la persona que será la o el siguiente presidente de México.

Ahí explicamos que no se trata sólo de pedir la adhesión pública y comprometedora de los candidatos, ante la sociedad en general y con el testimonio de los medios de comunicación de mayor alcance, a unos principios abstractos. Los contenidos del Pacto son metas precisas y graduadas, a ser alcanzadas en los próximos seis años, en los aspectos clave de los derechos de los niños que requieren de protección especial y acción específica, las garantías para los casi 10 millones de niñas y niños que se encuentran en ese rango de edad año tras año.

Les estamos pidiendo que no sólo la o el próximo presidente se aboque a mitigar los efectos de los males que nos afectan, sino que priorice –como históricamente aún no se ha hecho- a ir a la raíz de las soluciones. Sin duda en los dos sexenios pasados hemos mejorado en los indicadores de derecho a la supervivencia de niñas y niños pequeños, pero aún estamos lejos de la calidad y consistencia requeridas para atender sus derechos al desarrollo o a la protección. La mayoría de los avances han sido dispersos, no siempre deliberados o al menos no planeados; y todo ello parte de que este grupo de la población que es –nunca mejor dicho- la base de la pirámide que suele no ser visible, y su atención para el ejercicio y restitución de derechos es un proceso no vigilado, no demandado, no disputado con energía.

Los adultos parece que siempre tienen tiempo: vamos mejorando, esto es lento, no cambian los indicadores de la noche a la mañana, dicen los funcionarios con frecuencia. Pareciera que el apremio es sólo de las y los niños; esta es su única infancia, y si no tiene la activación y resguardo, la interacción estimulante y el apoyo suficiente y equitativo, las generaciones de mexicanos serán incompletas, ya divididas y enfrentadas desde el inicio, promesa incumplida de su propia plenitud.

Por ello, estamos emplazando a que Margarita, Jaime, Ricardo, José Antonio y Andrés Manuel sean explícitos y puntuales. Que digan de frente al país y con todas sus letras que sí van a empezar por lo primero, y que además de comprometerse con las metas van a poner el dinero, las atribuciones de ley, los funcionarios, los planes y el mecanismo de información, monitoreo y rendición de cuentas que se necesita para saber que la suya no es una adhesión vacía y oportunista. Que podamos decir que bebés y candidatos sí se llevan, porque los segundos están al servicio de los primeros. Los bebés no votan, pero deben ser clave para definir la próxima elección.

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Bebés y candidatos: el Pacto por la 1ª Infancia

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Las fronteras, entre muros y travesías

Por: Boaventura De Sousa Santos

Traducción de Antoni Aguiló y José Luis Exeni Rodríguez

La Europa moderna inventó las fronteras, en el sentido en que las conocemos hoy, como delimitaciones precisas entre países. Fue una de las muchas invenciones que posteriormente exportó al mundo que colonizó, culminando en la Conferencia de Berlín de 1884-85 y en el reparto de África con regla y escuadra. En contraste, fue también Europa, en la época moderna, la que abogó por la idea del mundo sin fronteras: el universalismo, el cosmopolitismo, el principio kantiano de la hospitalidad universal y sus propuestas de ciudadanía mundial o de federación global de Estados, o incluso la idea de la república universal defendida más adelante por los anarquistas. Esta contradicción entre un mundo sin fronteras y un mundo surcado por fronteras se remonta al inicio de la modernidad europea. Puede ilustrarse, por una parte, con la defensa del derecho de libre comercio de Francisco de Vitoria (1492-1546) en De Indis et de Iure Belli Relectiones (1532), y, por otra, con los monopolios comerciales y los consecuentes conflictos sobre la división del mundo, claramente visible por primera vez en el Tratado de Tordesillas de 1494 entre el Reino de Portugal y el Reino de Castilla.

Esta contradicción tal vez nunca ha sido tan visible como hasta ahora. Dos de los grandes poderes globales que controlan nuestras vidas más de lo que podemos imaginar no conocen el concepto de frontera. Me refiero a internet y al capital financiero. Sin embargo, por otro lado, el drama de los migrantes y de los refugiados nunca fue tan serio, tanto por la población que involucra como por el sufrimiento e injusticia que revela. En vista de ello, debemos revisar el concepto de frontera, el modo en el que se hacen y deshacen fronteras, e interrogar la frontera como un campo social, una forma de sociabilidad.

El concepto de frontera es estable, al menos desde el siglo XVII, y denota una línea que delimita sin ambigüedades un determinado territorio nacional o subnacional. La precisión de la frontera tiene en el mapa su mejor formulación. No obstante, la realidad de esta línea es mucho más dinámica y ambigua. La frontera puede ser estanca o porosa, y ser una cosa para unos y otra para otros, puede ser muro y travesía, barrera y puente, puede ser reconocida o ignorada, fija o móvil. Las fronteras que los colonos europeos diseñaron en las Américas fueron casi todas ellas objeto de conflictos (e incluso de guerras) en el periodo posterior a la independencia, algunos de los cuales duran hasta hoy. Por el contrario, en África las fronteras revelaron una notable estabilidad, a pesar de su carácter artificial. Pero tanto en un continente como en el otro, los pueblos desconocieron muchas veces esas fronteras en sus relaciones económicas, familiares o étnicas. Tal vez la mayor turbulencia en la realidad de la frontera se deriva en la actualidad del hecho de que la continuidad territorial ha dejado de ser determinante. Países como Grecia o Italia limitan, al fin y al cabo, con Siria, Irak, Afganistán, Somalia, Eritrea, la República Democrática del Congo. Por su parte, Costa Rica limita en parte con esos mismos países y también con Haití y Cuba. Y Costa Rica limita con Estados Unidos, el país de destino de los migrantes en tránsito o bloqueados en su frontera meridional.

Como las fronteras, territoriales o de otro tipo, nunca son naturales, cabe preguntarse por quién tiene poder para construir y demoler fronteras y determinar para quién representan muros infranqueables o travesías, o para quien la travesía puede acarrear riesgo de vida o ser una práctica trivial. La geografía desigual del acceso a la frontera es el producto del poder que la sostiene. Si tenemos presentes los tres modos de dominación moderna (el capitalismo, el colonialismo y el patriarcado) y las instituciones que regulan y consolidan el poder que por medio de ellos se ejerce (Estado, derecho, educación), concluimos que las fronteras son instrumentales y que la densidad simbólica que a veces revelan (al punto de parecer naturales o inmutables) se deshace en el aire, siempre que el ejercicio y las contradicciones del poder así lo determinan. La frontera siempre es el resultado de quien tiene poder para responder a la pregunta y sacar provecho de la respuesta: ¿quién pertenece o somos «nosotros» quién no pertenece o son «ellos»?

Veamos tres ejemplos. Cuando se creó el espacio Schengen entre los países de la Unión Europea (originalmente cubriendo cinco países y hoy la gran mayoría de los países de la Unión), las fronteras entre los países adheridos casi desaparecieron con obvios beneficios para sus ciudadanos. Sin embargo, como contrapartida, el espacio Schengen ha hecho mucho más difícil el acceso a Europa por parte de ciudadanos no europeos. Así se hizo posible la fortaleza Europa. El tratado de libre comercio entre Estados Unidos y México, conocido por NAFTA, hizo creer a los mexicanos que las fronteras iban a ser abolidas. Por el contrario, Estados Unidos fue construyendo muros y vallas electrificadas, al tiempo que no cesaron de aumentar el cuerpo de guardias fronterizos. Así fueron aumentando los riesgos de quien quisiera atravesar la frontera. Las medidas de anteriores presidentes fueron reforzadas por el presidente Trump con la dramatización de construir un muro, que en parte ya existe, y, para colmo, construirlo a expensas de los mexicanos. ¿Es posible imaginar que los mexicanos denuncien el Tratado ante tal humillación? La frontera más cruel de nuestro tiempo es la que separa Israel de Palestina. Su crueldad se expresa tanto en el monstruoso muro ilegal como en las interacciones diarias en los infames checkpoints, los calvarios diarios de la humillación por la que tienen que pasar los palestinos para garantizar su subsistencia enfrentando un poder arbitrario.

Nunca tanta gente dependió tanto de las fronteras y, por eso, la experiencia de la frontera tenderá a ser un objeto de análisis sociológico cada vez más importante. Como siempre, los artistas son pioneros. Las fronteras siempre crearon una forma de sociabilidad fugaz en cuanto lugar de tránsito, bloqueado o no. En el presente hay que verlas como lugar de paso y como lugar de permanencia. En ambos casos la sociabilidad de frontera constituye, en muchos aspectos, la frontera de la sociabilidad. Para quien la frontera no es un pasaje trivial, la frontera configura una situación de extrema concentración de miedo y de esperanza. La vivencia de uno y de otra está en las manos de un poder tan regulado cuanto discrecional, tan transparente en lo que decide como opaco en las razones por las cuales decide, tan burocráticamente sometido como todopoderoso. Los aeropuertos son hoy una metáfora elocuente de la desigualdad entre «nosotros» y «ellos». Para los primeros, el paso es trivial y el poder se diluye en la rutina del poder; para los segundos, el paso es totalmente imprevisible y el poder se concentra a fin de ser tan excepcional como el caso que enfrenta. Quizá no haya otro lugar donde la jerarquía de la movilidad sea tan diferenciada.

Atravesar puede ser tanto el paroxismo de la esperanza cuanto el paroxismo del miedo. Es esperanza para el migrante que atraviesa la frontera o para el refugiado que obtiene asilo. Pero es miedo ilimitado para los jóvenes sin documentos que están a punto de ser deportados de Estados Unidos, a pesar de haber sido traídos a temprana edad y no conocer ningún otro país. Y ha sido miedo para quienes desde principios del siglo pasado fueron colectivamente deportados en Europa y hoy están siendo deportados en Birmania para garantizar la homogeneidad étnica o religiosa de los países en los que nacieron. Las sucesivas limpiezas étnicas en Europa del Este, en los Balcanes y en Turquía, y la división entre la India y Paquistán, son testimonios particularmente crueles.

Con todo, la frontera es hoy un lugar de permanencia, una permanencia siempre transitoria, aunque puede durar generaciones. Es ahí que la frontera se manifiesta como un campo social donde con mayor claridad la sociabilidad de frontera se revela como frontera de la sociabilidad. Son zonas de frontera los campos de refugiados que van creciendo por todo el mundo y que en Europa son particularmente vergonzosos (porque es más contrastante con la vida de los que están fuera de los campos). Allí se vive sin un futuro que no sea la esperanza de salir de allí. Esa suspensión de la vida digna es especialmente dura cuando partir o salir no significa llegar, sino pasar y seguir pasando. Es el caso de la frontera de Costa Rica, hacia donde la desastrosa política de refugiados en Europa lanzó tanto africano. La llegada está lejos de Costa Rica, en Estados Unidos; y si llegaran a Guatemala tendrán que enfrentar el poder mexicano que hace de stuntnorteamericano. El edificio de la embajada de Ecuador en Londres es una zona de frontera donde un tránsito mutante se transforma en permanencia para Julian Assange.

Son igualmente zonas de permanencia las zonas de tránsito en aeropuertos, sobre todo cuando el tránsito demora más de lo normal. La película de Steven Spielberg, La terminal, ilustra bien los juegos de poder posibles con el paso del tiempo, la ambigüedad de relaciones, la dilución de la distinción entre lo íntimo y lo extraño, entre la rutina y la sorpresa. Pero la situación más dramática es la de zonas de frontera en las que el tránsito, por ser tan humillante cuanto repetido, transforma la subjetividad de quien lo vive al transfigurarse en un estado mental permanente. Los checkpoints en Palestina son el ejemplo más degradante de nuestro tiempo. Los cineastas palestinos son quienes mejor han resignificado estéticamente esta vergüenza, habiendo creado un género fílmico nuevo, los roadblock movies.

La imagen del refugiado preso en un campo de internamiento o al borde de la carretera comunicándose por el móvil con la familia o con los compañeros que quedaron atrás o van al frente es la metáfora de este tiempo simultáneamente globalizado y localizado, en el que el miedo y la esperanza dejaron de tener la noción de equilibrio entre ellos y, por esa vía, destruyen tanto la dignidad de los que solo tienen miedo como la de los que solo tienen esperanza. Los primeros son fantasmas que deambulan en las fronteras, los segundos son constructores compulsivos de fronteras hasta quedar confinados en su infinita y estulta libertad, recluidos en condominios cerrados.

Fuente del Artículo:

https://www.aporrea.org/ideologia/a262113.html

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Enfoque Desubicado

Por: Lea Sulmont Haak.

En los últimos meses, la inclusión del enfoque de igualdad género en el currículo nacional (CNEB)[1] ha generado diversos episodios de reclamos y enfrentamientos que han polarizado a sectores de la población, sin haber logrado aún que los ciudadanos ejerzan su derecho y deber de forjar una opinión informada sobre el tema.

La controversia está lejos de acabarse y, a mi entender, el enfoque con el que se viene tratando está girando, al alrededor de otros temas, que poco o nada tienen que ver con el “enfoque de igualdad de género”, en vez de apuntar a buscar consensos sobre cómo crear igualdad de oportunidades para niños y niñas en la sociedad en la que vivimos. El enfoque está desubicado del concepto y del contexto. Por ello, a continuación, trataremos de brindar información que nos permita ubicar la discusión en términos de principios de legalidad y razonabilidad.

Comencemos por aclarar de qué estamos hablando cuando hacemos referencia al enfoque de igualdad de género en el currículo. El CNEB es un documento técnico, tiene como propósito “unificar criterios y establecer una ruta hacia resultados comunes que respeten nuestra diversidad social, cultural, biológica y geográfica” (MINEDU, 2016) y se encuentra alineado con los grandes objetivos que plantea el Proyecto Educativo Nacional (CNE). El CNEB plantea un perfil de egreso basado en principios democráticos con 29 competencias que se deben desarrollarse a lo largo de la escolaridad, de manera contextualizada y atendiendo a la diversidad que caracteriza a nuestro país. Finalmente, una herramienta, poco entendida —o mal comunicada— del CNEB, son los 7 enfoques trasversales[2] que deben orientar el trabajo pedagógico en el aula e imprimir sus características a los diversos procesos educativos. Uno de esos siete enfoques es el “enfoque de igualdad de género”.

Dicho enfoque no es una invención del CNEB, sino que se fundamenta en un concepto que proviene de las ciencias sociales y, su inclusión en términos pedagógicos, es avalada por las Naciones Unidas y se sustenta en principios de legalidad como son la Ley General de Educación, la Declaración de los Derechos Humanos y la de los Derechos del Niño, entre otras. Según la definición de la Unesco, la igualdad de género es “la igualdad de derechos, responsabilidades y oportunidades de mujeres y hombres, niñas y niños”. Por su parte, especialistas del desarrollo, como nos recuerda Carrillo (2017) utilizan dos términos distintos para referirse a las diferencias biológicas y a aquellas construidas socialmente, éstos son sexo y género, respectivamente. Aun cuando ambos se relacionan con las diferencias entre mujeres y hombres, las nociones de género y sexo tienen connotaciones distintas. Así, según Carrillo (2017), el sexo se refiere a las características biológicas que, entre otras, son comunes a todas las sociedades y culturas. Género, en cambio, se relaciona con los rasgos que han ido moldeándose a lo largo de la historia, de las relaciones sociales.

Por lo tanto, lo que promueve el enfoque de igualdad de género en el currículo es el respeto entre hombres y mujeres, al igual que el rechazo a conductas discriminatorias. El propósito de este enfoque, junto con los otros 6 enfoques del CNEB, es guiar a los maestros, pero también a toda la comunidad educativa, en la creación de un entorno de aprendizaje favorable, retador y seguro para nuestros niños y niñas, por igual.

Por lo tanto, ubicado en su marco conceptual, no nos dejemos confundir con definiciones erróneas, pues no se trata de competencia, ni de un curso o material didáctico, ni mucho menos de una ideología que promueve el desarrollo de la homosexualidad en los colegios, como se ha alegado en las denuncias.

Ahora ubiquémonos el enfoque en el contexto de la implementación del CNEB, sabiendo que fue aprobado a mediados del 2016 y, que ha sido parcialmente implementado en el 2017, y que, por lo tanto, no ha tenido la oportunidad de estrenarse de manera integral en todos los niveles educativos.

Sin embargo, lo cierto es que el “enfoque de igualdad de género” del CNEB ha sido objeto de una demanda ante el Poder Judicial en el 2017, por parte de padres de familia, quienes por iniciativa propia alegan que dicho enfoque busca desarrollar la homosexualidad en los colegios y que vulnera los derechos de las familias, entre otros argumentos presentados.

Al respecto, el Poder Judicial falló de manera favorable al Ministerio de Educación (Minedu) en una resolución de agosto del 2017 que rebate la mayor parte de los argumentos de los padres de familia. No obstante, la Primera Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima declaró fundada en parte la demanda interpuesta contra el Currículo Nacional, concediendo a los padres denunciantes la solicitud de anular del currículo el siguiente párrafo: “Si bien que aquello que consideramos femenino o masculino se basa en una diferencia biológica sexual, estas son nociones que vamos construyendo día a día, en nuestras interacciones”.

A partir de esta primera sentencia, un grupo de padres, ingresó una medida cautelar para que mientras el Poder Judicial no emita la sentencia final, el Ministerio de Educación no haga ningún gasto que implique elaboración o impresión de materiales ni capacitación a docentes en donde se desarrolle el párrafo anulado en primera instancia (CNE, 2018). En marzo del 2018, se concede la medida cautelar, lo que implica que actualmente el CNEB no puede aplicarse, desarrollando el enfoque de género que está propuesto en sus contenidos y debe retirarse esa frase, en todo material y capacitación.

Al respecto, tanto el Minedu, así como el CNE han expresado su preocupación por este fallo que interfiere en el rol rector del sector en la formulación de los contenidos educativos y esperan que las instancias correspondientes del Poder Judicial respeten el rol del Minedu en la definición de los contenidos educativos en el CNEB de acuerdo con la Ley General de Educación. Ahora queda esperar hasta que la  Corte Suprema, instancia más alta del Poder Judicial (PJ), resuelva finalmente el caso.

Cómo señalamos al inicio, la historia está lejos de resolverse, en tanto no se logre ubicar este tema en su real dimensión, por lo que compete comunicar de manera más clara y en diversos medios los fundamentos de la defensa de este enfoque, aplicando el principio de razonabilidad y legalidad.

El debate debe instalarse con base en fundamentos y, no a partir de argumentos dogmáticos sin evidencias. Habría que plantearse seriamente qué es lo que está realmente detrás de estas denuncias y, posiblemente, descubramos que el miedo es más potente que la razón y, por eso, la doctrina logre disfrazarse de valores. Por ello, insistir en mantener el enfoque de igualdad de género en el currículo es defender los derechos de todo ciudadano en una sociedad democrática, siendo además conscientes de la vulnerabilidad en la que viven las niñas y los niños de nuestro país.

Finalmente, algo que me parece que debe entrar en este debate es el concepto sobre el propio aprendizaje. Los argumentos homofóbicos contenidos en las demandas no tienen un correlato con cómo sucede el aprendizaje y cómo se construye la identidad de la persona. El aprendizaje no sucede como producto de la instrucción o la enseñanza. Los seres humanos no somos una caja vacía a la que hay que llenar con datos. El currículo es una guía y no un enlatado de conocimientos que hay que adquirir. El aprendizaje sucede a partir de un proceso personal y social de creación de sentido sobre uno mismo, en relación con los demás y en el mundo que nos rodea.

El mundo seguirá cambiando y por eso los seres humanos tenemos que aprender a aprender a ser más humanos, para ello es importante avanzar en consensos básicos basados en principios democráticos.


[1] Currículo Nacional de Educación Básica.

[2] Son el enfoque de derecho, que sitúa a los estudiantes como sujetos de derechos y no como objetos de cuidado; el enfoque inclusivo o de atención a la diversidad; el enfoque de interculturalidad; el enfoque de igualdad de género que señala que todas las personas tienen el mismo potencial de aprender y desarrollarse plenamente; el enfoque ambiental que se orienta al desarrollo de la conciencia crítica y colectiva sobre la problemática ambiental; el enfoque de orientación al bien común y, finalmente el enfoque de búsqueda de la excelencia.

Fuente artículo: http://tarea.org.pe/enfoque-desubicad

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La SEP: sin aprendizajes clave

Por: Abelardo Carro Nava.

Reza el dicho que el buen juez por su casa empieza, y hay razón en ello. Nuestros abuelos no se equivocaron al respecto y, desde luego, los abuelos de éstos tampoco se equivocaron. Y esto es así porque en términos concretos, si una persona o, en este caso, una dependencia gubernamental como lo es la Secretaría de Educación Pública (SEP), exige a los más de un millón y medio de maestros de México una educación de calidad; ésta para efectos prácticos, debe poner el ejemplo de lo que significa calidad en el terreno educativo y, lamentablemente, esto no es ni ha sido así en lo que va de este sexenio; y para muestra un botón, el pasado 12 de abril del año en curso, esa dependencia publicó un video en redes sociales, acompañado de una pregunta, una exclamación y una felicitación: ¿Terminaste el curso en línea de Aprendizajes Clave del Nuevo Modelo Educativo? ¡Felicidades! Aquí te decimos cómo tramitar tu constancia.

Hasta el momento en que cierro estas líneas, dicha publicación (en Facebook, por ejemplo) contaba con 1,179 comentarios y 2,626 likes (traducidos en un “me gusta”, “me divierte”, “me asombra”). Comentarios como el de Miyam B Estrada se leían: “ya debía terminarlo? Llevo mucho tiempo batallando con la plataforma, me inscribí desde enero y es hora en que no puedo terminar el curso ya que la plataforma tiene muchos contratiempos”; o el de Luz Ma Gro: “Es en serio la pregunta si la plataforma es un desastre, subes las actividades y no aparecen, tratas de entrar y te marca error, entras a un enlace y se tarda como 20 minutos y te saca de la sesión… tiene que ser una broma”; o el de Alma Rosa Olguin Tinoco: “Plataforma deficiente… eso es una tomada de pelo… me quedé en la actividad 4 y no pude entrar nuevamente, ahora qué? Sólo tiempo tirado a la basura. Sus propuestas en línea no tienen el soporte técnico necesario para atender la demanda… pero seguro se llenarán la boca con sus supuestos cursos chafas. Pues felicidades señores, se ve que desquitan bien su labor”.

Comentarios que, si usted gusta, puede observar en dicha página, repito de Facebook, y que en su mayoría tuvieron una respuesta por parte de sus operadores: “Estimad (a) Profesor (a)… por favor reporta el problema que presentas a aprendizajes.clave@tveducativa.gob.mx, o al teléfono 3601-8100 ext. 56632. Saludos cordiales”. Respuesta que, como seguramente imaginará, obtuvo otras sendas respuestas de quienes, en ese espacio, manifestaron su inconformidad sobre la plataforma y las deficiencias que ésta presenta desde que inició el periodo de capacitación de los profesores mexicanos.

¿Cómo espera la SEP que los mentores del nivel básico (por ejemplo) se capaciten sobre un modelo educativo pero, sobre todo, de un documento que consta de más de 670 páginas, como lo es el de Aprendizajes Clave para la Educación Integral, si la plataforma presenta serios inconvenientes?, ¿cómo se espera que se logre implementar dicho modelo a partir de agosto de este año si, en los hechos, la capacitación en línea y presencial, en el primer caso es deficiente, mientras que en el segundo, muchas veces deja mucho que desear?, ¿cómo hablar de una calidad en la educación si la instancia encargada de propiciar y promover esa calidad brilla por su ineficiencia e inoperancia?, ¿cómo se espera que los aprendizajes clave se desarrollen en las aulas y/o salones de clase con base a los tres campos de formación académica por parte de los profesores, si no existe una retroalimentación de las tareas que han subido éstos para que sean revisadas por “expertos” a través de una plataforma que no opera?, ¿cómo podemos comprender el discurso oficialista y pomposo que emite el Secretario de Educación sobre el modelo educativo cuando la realidad que padecen miles de profesores es prácticamente la misma y que se puede observar en publicaciones como las que refiero?

Ahora bien, habrá quién me diga que en las redes sociales es muy difícil conocer quién es docente y quién no lo es, y es cierto; sin embargo, si usted revisa los comentarios que ahí se exponen, casi su totalidad refieren problemas en ciertas tareas, como la 2, la 4, la 9, y así sucesivamente pero, si esto no fuera suficiente, un servidor, al igual que muchos de mis estimados colegas, en la diaria interacción que tenemos con otros tantos más del mismo nivel o de otros, obtenemos, de primera mano, los mismos comentarios sobre los cursos que la SEP ha puesto a disposición de los docentes para que éstos se “capaciten”.

El sol no puede taparse con un dedo, y evidencias como éstas, permiten dilucidar la dimensión del problema educativo que se avecina, y que las mismas autoridades de la SEP no han querido voltear a ver y, mucho menos, reconocer. ¿De quién es el problema entonces? o, mejor dicho, ¿dónde está el problema entonces?, ¿en los docentes que tienen que implementar un modelo que no modela mucho que digamos o en la SEP cuyas prácticas de formación, a lo largo del tiempo, han dejado mucho que desear?

Personalmente, me gustaría conocer la postura del actual Secretario de Educación sobre este asunto y sobre la implementación “piloto” que del modelo educativo se viene dando en más de 1000 escuelas del país, la cuales, por cierto, nadie sabe cuáles son o quién está operando el modelo que entrará en vigor en todo el país en próximos meses.

Soñar no cuesta nada y, ocasionalmente puede ser bonito; sin embargo, los sueños de la SEP no son los que miles de maestros viven a diario en sus centros escolares quienes, preocupados por atender adecuadamente las exigencias secretariales, buscan, como siempre lo han hecho, profesionalizarse en todos los sentidos; esto, con la convicción de ofrecerle a sus alumnos, la mejor educación que pueda otorgárseles.

En suma, si de exigencias estamos hablando, deberíamos considerar la opción de exigir a las autoridades educativas lo que su mismo modelo educativo plantea en cuanto a la formación del profesorado se refiere. Digo, del dicho al hecho hay mucho trecho, y en esta ocasión la SEP, por cuenta propia, evidenció su inoperancia e ineficiencia. ¿Se imagina lo que pasaría si se somete al escrutinio público y de los docentes la “famosa” implementación del modelo educativo? Insisto, del dicho al hecho hay mucho trecho, y en eso tampoco se equivocaban nuestros abuelos y los abuelos de éstos.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/la-sep-sin-aprendizajes-clave

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Las juventudes indoafrolatinoamericanas en el contexto de la crisis del capitalismo neoliberal actual

Por Jorge Díaz Piña e Iliana Lo Priore.

Reflexionar sobre las juventudes es una tarea muy compleja,  ya que para empezar, no es posible demarcarlas con precisión de los presuntos “estados biopsicosociales” denominados como niñez y  adultez, por cuanto ambas son  condiciones sin límites o contornos nítidos más allá de los pretendidos como biofísicos o corporales estandarizados por las clasificaciones etarias    impuestas por saberes o disciplinas instituidas con esa finalidad por la Modernidad para controlar las prácticas sociocorporales, desde que fue acogida e impuesta la concepción de Immanuel Kant respecto de que la adultez implicaba la ruptura con la minoría de edad al individuo usar la razón para guiar su conducta, la razón o racionalidad instrumental, funcional o adaptada al orden de la lógica del poder dominante en las sociedades. Es de recordar que la niñez es un concepto también moderno ya que se le consideraba como adultos pequeños. De aquí que se estime a las juventudes como una condición intermedia de inmadurez transitoria y que debería ser breve entre ambos estados con características contrapuestas a la adultez ideológica primordialmente: comportamiento indisciplinado en el sentido de insubordinado ante las normas de poder dominantes, con racionalizaciones o pensamientos no ajustados a la racionalidad funcional o instrumental hegemónica, etcétera. Características estas que pueden ser toleradas hasta cierto límite, y doblegarlas o someterlas a través de la sujeción de los cuerpos para ser erradicadas por las instituciones disciplinadoras o normalizadoras creadas a tales efectos: hacer dóciles y útiles a los cuerpos.

Por otra parte, su complejidad también se muestra con respecto a los contextos diferenciadores de juventudes, o de múltiples contextualizaciones, por razones de clase social, género, étnicas, territoriales, ambitales, etcétera, que englobamos en lo que denominamos indoafrolatinoamericanidad para referir a un  condicionamiento socio-étnico-cultural producto de la mezcla histórica de esta tres originarias etnias predominantes en esta región desde la colonización europea, que implicó desde su comienzo la negación de la otredad sociocultural de la dignidad indoafricana, y que conformaron híbridamente nuestras alteridades (efecto ético dignificador por reconocimiento del condicionamiento socio-étnico-cultural aludido) en sus mixturas y ambivalencias: indígena, afrodescendiente y latina europea. Debido a estas causas descartaremos decir en singular, juventud, por cuanto lo que corresponde es referir juventudes, en plural, remarcamos. Contextualizaciones que a su vez, han sido configuradas y reconfiguradas conflictivamente e históricamente por la violencia, coacción y resistencia ideológico-políticas causantes de los cambios inducidos en esta espacialidad, dividida interesadamente en países y parcialidades, así como consecuencia, igualmente,   de la adscripción geopolítica dependiente forzada desde la época colonial hasta el día de hoy en el que sufrimos una globorrecolonización de tipo neoliberal y no “globalización”, en el marco del agotamiento civilizatorio y crisis estructural  de la Modernidad capitalista, –a cuyo trance epocal presente se ha nombrado como Posmodernidad–, y que repercute en todos los ámbitos de nuestras sociedades, particularmente en las juventudes indoafrolatinoamericanas.  Con estas encrucijadas o cruces “vectoriales”, entre otros posibles, respecto a la reflexión que deseamos hacer sobre las juventudes indoafrolatinoamericanas, realizaremos una aproximación para intentar contribuir parcialmente a  su caracterización en la actualidad.

Tal vez el rasgo que caracteriza con más fuerza transversalmente a la mayoría de las juventudes indoafrolatinoamericanas es su “compromiso de ser”.  Es un rasgo que diferenciadamente en su intensidad y expresión, reviste su condición existencial, sobremanera en las territorialidades urbanas o citadinas por cuanto en las comunidades rurales o campesinas, las afrodescendientes y las indígenas, sus identidades socioculturales están más arraigadas por ser-en-su-alteridad dignificadoras y, en consecuencia, resisten más las embestidas mediáticas consumistas neoliberales individualistas o narcisistas “para ser”, y las identificaciones-desidentificadoras capitalistas disociadoras por desvinculantes, o “líquidas” por aformes, diluidas y fluyentes, así como ambivalentes por paradójicas y contradictorias como las denominó Zygmunt Bauman, que calan más en los centros urbanos.  El compromiso de ser conlleva la potencia del deseo y del esfuerzo por existir que se concreta en la autonomía de sus voluntades (“voluntad de poder” en términos nietzscheanos), sin postergación de realización en un futuro incierto de adultez, y en la asociación con otros que se reconocen como iguales de modo empático aunque sea transitoriamente; se es ante y con el otro, los otros, lo otro, las otredades, no tan solo ante sí mismo.  Asociaciones a las que Michel Maffesoli ha etiquetado posmodernamente como “nuevas tribus”.

Este compromiso de ser, está a mitad de camino entre la inquietud o preocupación de/por sí y el cultivo o cuidado de sí de Michel Foucault, para quien se ha de intentar hacer de la vida propia una ética estética, una “obra de arte”. Si los jóvenes encuentran o perciben adversidades insalvables  de diversos ordenes para realizar sus deseos y esfuerzos pueden caer en lo que denominamos el “descuido de sí” de tipo anómico, conduciendo, por ejemplo, a los integrantes de los sectores populares excluidos, entre otras destinaciones indignificantes de su condición, a la drogadicción inducida por las mafias narcotraficantes o a asociarse a bandas delincuenciales para sentir pertenencia pseudoidentificadora.  Esta precedente destinación obedece, en última instancia, a la falta de poder generalizado en los sectores populares, y al uso indiscriminado de la violencia y marginación estatal contra sus jóvenes por parte de los cuerpos policiales y de otras instituciones, por cuanto la representación de esa falta de poder induce distorsionadamente  en ellos, su compensación en la  perversidad de adquirir poder coactivo sobre los cuerpos de otros a través de su sometimiento por vía de la violencia física que ha ocasionado la muerte de manera criminal, o los enfrentamientos autodestructivos entre grupos o bandas por la supremacía territorial.

Ello puede conducir, por otro lado, debido a las presiones de poder dominantes con la intención de adaptar a los jóvenes al orden establecido para “ser” alienadamente, que es un no-ser-autónomo y crítico, a manifestaciones de rebeldía contrainstitucional, primordialmente en los estudiantes,   contra el orden instituido (movimientos sociales antiburocráticos y nuevas tribus) y a vincularse con organizaciones políticas radicales o a grupos antipolíticos y apartidistas.  Aquí es de señalar que la rebeldía producida en los jóvenes por este tipo de malestar, trata de ser neutralizada al naturalizarla como algo inmanente a su edad, especie de sarampión pasajero, con la finalidad de descalificar su potencial subversivo, cuando no es reprimida a través de la violencia del poder de Estado. En esto incidirán fundamentalmente las representaciones o valoraciones (no valores principalmente) que frente al entorno, y en interacción con él, hayan asumido en esos momentos y de los habitus (disposiciones formadas por los esquemas de percepción, pensamiento y acción heredados, según Pierre Bourdieu) de la procedencia social de clase de sus familias, grupos de pares, comunidad residencial, etcétera.

No será la misma disposición, o equipamiento sociocultural, habitus, en un joven proveniente de clase media o  de la pequeña burguesía que la de uno que procede de los sectores populares marginados, ya que  el contexto está tendencialmente prefigurado por la estructura diferenciadora capitalista para favorecer a unos y otros no. Esto se evidencia fácilmente en la desigualación que reproduce la institución escolar a lo largo de su recorrido.  A unos les garantiza el “éxito escolar”, y a otros los excluye o los degrada laboral o profesionalmente, son de segunda o tercera categoría en función de la división social y “técnica” del trabajo capitalista.  Asimismo, la exclusión opera en aquellos jóvenes que no pueden proyectar en un tiempo medio o largo su escolaridad debido a los requerimientos económicos de su familia o de sí ante el  costo de su manutención escolar.  Esto hace parecer que Martín Heidegger tuvo razón al señalar que  “el ser es el sentido del tiempo”  en su famoso texto El ser y el tiempo.

En todo lo anteriormente expresado, tiene una poderosa incidencia ideológica subrepticia la “lógica del máximo rendimiento del tiempo” o economía política de la temporalidad existencial, una invasiva derivación simbólica del tiempo socialmente productivo abstracto de la fuerza de trabajo requerido para generar valor o la  plusvalía capitalista (“el tiempo es oro” desde que se generalizó la dinámica explotadora del plusvalor), que presiona para imponerse sobre los jóvenes en contra de la renuencia “alógica” y la resistencia cuasiconsciente de la atemporalidad existencial o “presentista”. Mediante la cual ellos suspenden la transcurrencia simbólica del  tiempo promedio de sus vidas instituido con la finalidad de formarse laboral o profesionalmente e iniciar su desempeño como trabajadores al servicio del capital, con el propósito de sentirse con autonomía sobre sus vidas, dueños de sí mismos para ser, aprovechando re-creadoramente el “tempo o ritmo vitalista” de su juventud, y en rechazo a las coacciones o seducciones manipuladoras que los quieren reducir a esa condición alienante por unidimensional del capitalismo. Reivindicando de este modo lo que hemos llamado su compromiso de ser consigo mismos.

Aquí hay que aclarar para evitar confusiones, que al destacar la suspensión de la lógica del máximo rendimiento, no reivindicamos el alienante presentismo hedonista neoliberal (“el goce corporal del hoy”) que es propiciado mediáticamente en las juventudes por medio de la deshistorización de su ubicación o posicionamiento consciente socioculturalmente, cuando se historiza por vía de la autobiografía o autonarrativa de sus vidas en relación con la incidencia de la transcurrencia del tiempo histórico (pasado-presente-posible futuro) de su grupo social, comunidad, región, nación y  mundo (las acciones político-sociales pasadas de los antepasados u otros ausentes, en función del actual presente, que exigen e implican un reconocimiento de aquellos y un  reclamo del emplazamiento y accionar responsables de las juventudes para el presente de éstas y el futuro de los demás que advendrán).

A los que expresan su renuencia a aceptar la lógica del máximo rendimiento del tiempo,  se suman quienes sufrieron la decepción de haber creído en las ofertas ideológicas del discurso neoliberal de favorecer su ilusa conversión individualista y narcisista exitosa en empresarios de sí (de explotarse económicamente a sí mismos en función de usar mercantilmente a los demás con base en el desarrollo instrumental de  competencias manipuladoras), con tan solo asumir la adecuación de su personalidad, carácter o subjetividad (ser-sin-alteridad al negar su condición ético-cultural o potencialidad  dignificadora, su compromiso de ser junto con los otros), para ser competitivos con independencia de su procedencia sociocultural y del contexto de las dinámicas centrífugas capitalistas, de un capitalismo neoliberal que además está en  crisis estructural, y terminaron como obreros o empleados tercerizados de empresas contratistas, o desempleados. Esto es, sin el éxito prometido publicitariamente, y leyendo textos de  autoayuda masajeadores de su ego exaltado y luego lastimado, para recuperarse con las ilusiones terapéuticas de la autoestima. Pero que ante  la fuerza impactante de la realidad contextual hoy están de regreso y  toman su tempo para la recuperación repotenciadora de un posicionamiento dignificador de su condición de juventud en tanto alteridad asumida, el cuidado o cultivo de sí, es decir, de reconocerse con capacidad de realizar todavía sus deseos sin competitividad alguna con los otros, sino bajo la ayuda y acompañamiento de los demás iguales, con expectativas recíprocas de realizarse al margen de la lógica capitalista del máximo rendimiento del tiempo. La situación decepcionante experimentada con el neoliberalismo, los puede conducir a la reflexión crítica sobre sus posibilidades y limitaciones existenciales en un sistema socioeconómico como éste.

Las limitaciones neoliberales para la existencialidad de la mayoría de las juventudes ha generado nuevas contradicciones sociales en indoafrolatinoamérica que deben ser tomadas en cuenta por quienes quieren animar e impulsar de manera antiburocrática las luchas sociales y culturales en función de la transformación anticapitalista de las sociedades. La competitiva asocialidad del individualismo y del narcisismo neoliberales empujan hacia la desconfianza en los otros, o en  la sociedad, provocando con ello el aumento de la oposición individuo-sociedad e individuo-Estado por cuanto el individualista ve que su “libertad” es obstruida o reprimida,  al ser asumida neoliberalmente como capacidad de elegir o decidir sin limitaciones bajo el criterio tan solo de su autoridad, ya que es regulada por la libertad individualista de los demás, de la sociedad, así como por la normativa coexistencial y contractualista del Estado.

No obstante, esta oposición neoliberal individuo-sociedad-Estado es burocráticamente administrada por el Estado neoliberal para evitar estallidos agudos de conflictividad social , por medio de la gestión cientificista y tecnologicista antiética de las conductas para producir una socialidad controlada desde la manipulación mediática de sus necesidades y deseos, es decir, de su subjetividad, a partir del ofrecimiento de modos ilusorios de auto-realización alienantes, y de, como hemos dicho, terapias de autoayuda, de autocontrol, de autodominio, etcétera (tecnologías de autogobierno del yo), para atenuar las angustias y patologías que aquella conflictividad provoca colectiva e individualmente. Nada que envuelva definiciones o identificaciones sustanciales o fuertes, sino superficiales o de tipo ligth, es decir, en las que prevalezca la liviandad para manipularla a conveniencia. Siendo estos controles flexibles y operantes bajo la seducción mediática prevalecientemente.  Todo ello encubierto bajo la restricción o represión de que la crisis libertaria de la individuación, o incluso del individualismo neoliberal, pueda ser pensada en su desalienación o superada en otro contexto social  redefiniendo la relación individuo-sociedad-Estado, y replantee radicalmente la satisfacción de sus necesidades y deseos, una libertad-otra, o lo otro, lo diferente: una existencia subjetiva alternativa para ser realmente. Sin embargo,  la recuperación capitalista tiene límites infranqueables  en tiempos de crisis de sus dinámicas y su lógica; esto abona a favor de las posibilidades para que las juventudes estafadas y las prevenidas por las experiencias de otros como ellos, se animen, con base en su compromiso de ser, en la búsqueda de cambios económicos, sociales, culturales y políticos que favorezcan su auténtica realización  en función de la afirmación ético-cultural de sus alteridades libertarias.

Correos:

diazjorge47@gmail.com    /  ilianalopriore11@gmail.com

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