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Educación para el porvenir

Por: Elías Jaua Milano

En estos días me involucre de manera especial, como padre y como dirigente revolucionario, en el inicio del año escolar. Hay que celebrar lo mucho que hemos avanzado en los niveles de escolaridad; la infraestructura educativa; la dotación de textos y tecnologías; el programa de alimentación; la reivindicación de las culturas locales y la mística de los docentes. Sin embargo, quedan tareas pendientes como la seguridad y mantenimiento de las infraestructuras; mejor calidad y pertinencia; superar el déficit docente en las áreas de las ciencias; la lucha contra la deserción escolar; el logro de la convivencia escolar y comunal.

Sobre estos temas, hay importantes recomendaciones emanadas de la consulta educativa realizada entre los años 2014 y 2015, se trata de aplicarlas y aprovechar estos años de aquí al 2020 para avanzar en esas tareas pendientes y consolidar un nuevo modelo educativo en nuestra Patria.

El profesor Aristóbulo Isturiz, nuestro Vicepresidente Ejecutivo, en una extraordinaria conferencia, sobre estos temas, dictada en días pasados expresaba que nuestro modelo educativo debe formar a los republicanos y republicanas para la sociedad que queremos, esa sociedad que está plasmada y acordada por el voto de la mayoría en nuestra Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.

Se trata entonces de formar para el porvenir a una generación de jóvenes, a partir de los valores de la solidaridad, el reconocimiento tolerante de nuestra diversidad física, de género, étnica cultural y política ideológica, pero a la vez orgullosamente identificada con la hermosa y común historia que nos pertenece, ser un pueblo hijo de libertadores y libertadoras.

Una generación de jóvenes instruida en el saber hacer para la vida cotidiana, que sepa usar la mente y las manos frente a los pequeños y grandes retos de la cotidianidad. Una generación que cultive su espíritu y su salud a través del arte y el deporte.

Si queremos porvenir, necesitamos formar una generación de venezolanos y venezolanas, que tenga conciencia de los grandes desafíos que como especie humana nos toca enfrentar en el presente y que serán más complejos en el futuro inmediato y en consecuencia oriente su formación técnico profesional para la producción de alimentos y otros bienes esenciales para la vida; para el desarrollo de nuevas fuentes y el uso racional de la energía y el agua; para la innovación científica aplicada a preservar la salud humana y el ecosistema; para la innovación y uso de las tecnologías de la comunicación como instrumentos de una política de promoción de la pluralidad cultural, la paz, la vida y la convivencia en nuestro mundo.

Creemos profundamente que esa formación solo se puede lograr desde los valores del humanismo, desde los valores del socialismo. Despejemos el horizonte y ganemos el porvenir.

Fuente: https://www.aporrea.org/educacion/a236718.html

Foto de archivo

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El docente como ventana de la cultura

Por: Miguel Ángel Pérez

Hace tiempo, en una charla con Pedro Hernández, investigador de la Universidad de La Laguna en Tenerife, España, él hacía un recuento de las distintas imágenes y estilos de ser docente. En su propuesta, Pedro decía que “si para muchos niños y jóvenes la única ventana que tendrán para conocer la cultura es el maestro o maestra que tienen enfrente, entonces necesitamos maestros cultos y buenos contadores de historias”. Esta idea del docente que sirve como medio o como ventana para acceder a la cultura, lo planteo en este momento a propósito de dos cosas: a) de la cercanía en la realización de la versión 30 de la Feria Internacional del Libro (FIL) y b) el bombardeo de la evaluación docente y de los riesgos que se han generado producto de la misma.

En unos días estaremos celebrando la Feria Internacional del Libro en Guadalajara, dicho hecho sin duda es relevante sobre todo, para algunas personas del grupo de la Universidad que ha hecho posible dicha empresa. Sin embargo, en el terreno social dicho evento a treinta años de distancia no nos ha hecho ni más cultos ni mejores lectores, tal vez estos objetivos no han sido planteados por el comité organizador, pero si no nos planteamos un compromiso social de un evento académico o cultural entonces estaremos simulando o capitalizando para unos pocos lo que debiera ser para muchos. La FIL sin duda es un evento trascendente en sí mismo, pero en el plano local y considerando el tejido cotidiano y la vida de todos los días de nuestras escuelas y nuestras prácticas educativas, no tiene mucho sentido dicho evento.

En el otro plano, la vida y la figura del docente, se ha visto empequeñecida por el bombardeo educativo. La evaluación punitiva ha generado un clima de paranoia en las prácticas educativas, los docentes no se sienten ni libres, ni seguros en su trabajo, ni tampoco realizan su tarea de manera flexible y despreocupada. Evaluar su desempeño, es dudar de sus resultados, de su nivel, preparación y compromiso profesional y de encontrar a toda costa inconsistencias en lo que realizan. El docente culto, es decir, aquella persona que ha tenido acceso a lo que la humanidad ha logrado acumular en términos básicos de conocimientos, avances científicos y tecnológicos, artes etcétera, es aquel que está bien informado, que tiene opiniones autorizados sobre algunos tópicos, sobre todo los relacionados con su profesión, que tiene una postura personal ante la política educativa, que conoce a los alumnos a su cargo y sabe qué requieren para aprender y actúa en consecuencia.

Todo ello se conjunta desde una perspectiva articulada, de la falta de espacios de acción y participación para los docentes. El SNTE ha usurpado el espacio de los maestros a participar culturalmente en el FIL y los docentes no han sabido apropiarse de un espacio que si bien no es suyo abre posibilidades para su participación.

La cultura de los maestros y maestras debe llegar de alguna parte, recuérdese que esa es la única ventana para miles de niños y niñas, el requerir maestros cultos no es sólo de un beneficio de la persona, es para provecho de miles de usuarios y beneficiados que serán mejores alumnos y mejores personas, si tuvieran a maestros que los lleven por los senderos, por el paseo y por los largos historias de una cultura interesante y significativa.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/el-docente-como-ventana-de-la-cultura/

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El papel del maestro en la historia

Por: Paulino Romero C.

La imagen actual del maestro está determinada por la profesión. Pero esto no ha sido siempre así. En tanto que hoy en día con el término ‘maestro’, en sentido estricto, se destina comúnmente a aquella persona que desempeña actividades en una institución educativa (en la mayoría de los casos establecida y vigilada por el Estado), empero se da, desde hace mucho tiempo, un significado de ‘maestro’ en sentido lato, y por él se entiende aquella persona que inculca habilidades, que transmite conocimientos y orientaciones los que, sin ella, no podrían ser adquiridos en absoluto, o le serían solo más lentamente.

En las sociedades arcaicas, indiferenciadas, la ‘enseñanza’ servía para transmitir concepciones religiosas, costumbres tribales, así como las obligaciones rituales y morales. Los llamados a hacerlo eran los ‘ancianos’, los hechiceros, los curanderos, los sacerdotes. Estas personas, situadas en altas posiciones, mediante la transmisión de las enseñanzas, se preocupan de que se mantengan y se pase a las nuevas generaciones el orden social. Además de los aspectos, con frecuencia muy rituales, de la ‘enseñanza’, desde siempre habrían de transmitir las normas de comportamiento cotidiano y las habilidades: el hijo aprende del padre la habilidad para cultivar, pescar y cazar, construir viviendas y, en suma, asegurar los medios de subsistencia; las hijas aprenden de la madre cómo cumplir con sus obligaciones femeninas domésticas, etcétera. La familia, el clan y la parentela constituyen, por así decirlo, los maestros de la vida diaria.

Esto experimentó transformaciones a medida que se hicieron esenciales los elementos de la enseñanza secular. Mientras que los sacerdotes en la historia de Occidente, durante muchos siglos, disfrutaron de una posición especial, en cuanto precursores y defensores de la doctrina de la Iglesia, las actividades de quienes fueron asumiendo paulatinamente determinadas funciones educativas en la sociedad preindustrial, eran subestimadas.

Así, por ejemplo, en la antigua Grecia, el maestro de gimnasia, que realizaba actividades de carácter familiar, era considerado como maestro del Estado. Los preceptores familiares eran considerados como esclavos. En el Medievo Europeo el clero era agente responsable de la educación religiosa, pero también, en sentido amplio, escolar. Es solo a partir del siglo XIX cuando los maestros se convierten en empleados públicos y, en virtud de ello, en representantes de una verdadera profesión.

Ser maestro hoy. Si dejamos de lado al maestro profesional en el sistema educativo (‘maestro’ en sentido estricto) vemos que el papel del maestro se halla en una cierta crisis, y ello por diversas razones. Hoy día no hay ninguna ‘imagen del maestro’ que se imponga. Hasta ahora no se ha logrado averiguar de manera convincente la ‘esencia del maestro’. Cada época debe determinar de nuevo y para sí misma qué necesita del maestro: profesión, formación de proselitismo y discipulado; o amistad, cercanía afectiva; o la distancia de lo racional, asociada con simple simpatía humana.

Por eso, este análisis aspira a ser finalmente una contribución a la discusión. Hay maestros en todas partes y en todos los grupos de edad. Sin embargo, nos parece difícil de recusar el que, en particular en el maestro, se destaca la imagen del adulto ante la generación siguiente, y con ello la credibilidad o incredibilidad de quienes reivindican para sí más saber y experiencia.

La humanidad en su forma social organizada, lleva ya cerca de treinta y uno siglos de vida; tiempo durante el cual hemos abundando en enseñanzas de toda índole. Para depurarse de sus vicios, para mantener sus conquistas, para alcanzar mejoras futuras, esa misma humanidad cuenta con hombres y mujeres distribuidos en millares de oficios, industrias y profesiones, y cada uno, a su manera, desenvuelve sus actividades para contribuir al perfeccionamiento de la sociedad.

Busquemos, pues, en ese enjambre de obreros al maestro y deslindemos su situación actual. Los hay de diversos tipos: los maestros-empleados, los maestros de plaza, los maestros vegetativos, pero hay algo más: ¡el maestro revolucionario! Aunque contamos muy pocos, el maestro revolucionario (no en el sangriento sentido del vocablo, sino en su más noble acepción), es lo que nosotros entendemos como el maestro de verdad, ¡como el maestro que necesita Panamá!

Fuente: http://laestrella.com.pa/opinion/columnistas/papel-maestro-historia/23974038

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La violencia y el riesgo de defender en América Latina

Por: Andrea Costafreda

En una callejuela sin asfaltar de La Esperanza, en la habitación principal de una casa bajita y humilde, Eva y el resto de Las Hormigas nos explican cómo ofrecen apoyo a las mujeres que se atreven a pedir ayuda. Trabajan brindando protección y asesoramiento legal, psicológico y médico a mujeres sometidas a violencias cuyos orígenes se entrecruzan y refuerzan: la violencia del crimen organizado, la de la trata, la violencia de género, la del conflicto por los recursos, o la violencia política. Cada vez que escuchamos un ruido en la puerta, sus miradas atentas expresan preocupación y parecen preguntar: “¿esperamos a alguien?”. Son valientes, pero el miedo se ha instalado en las reuniones, en las alcobas, entre las ollas, en la realidad de cada pequeño acto cotidiano. Nuestra conversación ocurre en el epicentro lenca, en Honduras, allí mismo donde hace algunas semanas fue asesinada la activista ambiental Berta Cáceres. “Si se atrevieron con ella, con un Goldman, lo que nos puede pasar a nosotras”.

Lamentablemente, este miedo tiene fundamento. A pesar de los avances registrados en los últimos años, América Latina sigue siendo la región más desigual del planeta. La violencia y la desigualdad tienen una estrecha relación. Nueve de las diez ciudades más peligrosas del mundo son latinoamericanas. La región registra las tasas de muerte violenta más altas a nivel mundial (sin incluir los conflictos armados). La desigualdad extrema, en una región donde 32 personas acumulan la misma riqueza que la mitad de su población más pobre, debilita la cohesión social por distintas vías: mermando la confianza interpersonal y el capital social, erosionando la confianza en el sistema político y la democracia, y alimentando el conflicto violento.

Con el período de bonanza económica que ha vivido la región – la «década dorada» según The Economist – se ha producido lo que Albert Hirschman describe como el «efecto túnel«, al referirse a la irritación que generan las diferentes velocidades que operan en el reparto de la prosperidad. En la metáfora utilizada por el destacado intelectual alemán, la sensación de crispación se compara con la frustración que se siente al estar parado con el coche en un túnel, en medio de un gran embotellamiento. Una sensación a la que se le suma el enojo cuando vemos que la circulación empieza a mejorar porque la fila de coches a nuestro lado se mueve cada vez más rápido, pero la nuestra continúa parada. Podemos soportar con resignación un atasco generalizado, pero no toleramos una situación injusta que nos deje rezagados cuando los otros se benefician cada vez más de un contexto favorable. ¡O todos, o nadie!

Pero además, hay una modalidad de desarrollo que reside en la base de esta prosperidad asimétrica y tiene impacto directo en el recrudecimiento de la violencia. El modelo económico extractivista y neoextractivista, atiborrado por el boom de las commodities, ha encendido la conflictividad por el acceso y uso de los recursos naturales a niveles inéditos en la región, y lo ha hecho en abierta colisión con el ejercicio de los derechos económicos, ambientales y colectivos de las poblaciones más vulnerables. Según Front Line Defenders, el 41% de los asesinatos de personas defensoras de los derechos humanos, en América Latina, está vinculado con luchas ambientales, por el derecho a la tierra, el territorio o la defensa de pueblos indígenas.

Para denunciar esta situación, Oxfam acaba de publicar El Riesgo de Defender. En este informe, se alerta sobre una doble realidad. Por un lado, el incremento preocupante de la violencia contra las y los defensores de los derechos humanos en la región, y su relación con la creciente conflictividad ligada al modelo extractivista. Por el otro, el alarmante contexto de impunidad y criminalización del activismo, el riesgo creciente del ejercicio de defender, en el marco de un frágil estado de derecho, ineficaz y omiso ante las injusticias y capturado por los intereses de los grupos de poder.

El año pasado, de los 220 asesinatos de personas defensoras de los derechos humanos a nivel global, 185 se produjeron en América Latina. Una violencia que ha recrudecido en Brasil, Guatemala, Honduras, Perú e, incluso, en el contexto de las negociaciones por la paz en Colombia. La situación se torna todavía más brutal en el caso de las mujeres defensoras, sumándose así a las violencias que ellas sufren cotidianamente, víctimas de un sistema de creencias patriarcal.

Pero además, tal como advierte la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, CIDH, uno de los grandes problemas que afectan a las defensoras y defensores es la falta de investigación sobre los ataques de los que son víctimas, lo que ha acentuado la situación de vulnerabilidad en que se encuentran. El Informe de Oxfam indica que, de las 63 personas defensoras asesinadas en Colombia durante el año 2015, 21 habían denunciado previamente amenazas y 4 estaban bajo el cuidado de la Unidad Nacional de Protección. En Honduras, de las 14 personas con medidas cautelares de la CIDH, 4 han sido asesinadas en los últimos años. La ineficacia del Estado para proveer seguridad, protección y un acceso universal e independiente a la justicia, explican estos gravísimos hechos para la institucionalidad democrática de la región.

Aquel día, en La Esperanza, esas valientes defensoras hondureñas me contaban que ellas, como las hormigas, eran pequeñas y vulnerables, fáciles de aplastar por criaturas mucho más grandes, agresivas y brutales. Sin embargo, que cuando se juntaban, se organizaban y actuaban colectivamente, podían llegar a mover montañas, que podían picar y picar fuerte, impidiendo que los de siempre, continúen dándoles pisotones.

Tomado de: http://blogs.elpais.com/contrapuntos/2016/11/violencia-riesgo-de-defender-america-latina.html#more

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Más sobre la educación y su impacto en el desarrollo personal y de la sociedad

Por: Raúl Martínez Solares

Tenemos jóvenes profesionistas con sueldos que ni siquiera les permitirían pagar la educación que acaban de obtener.

Sólo la mente educada es capaz de 
entretener un pensamiento 
sin tener que aceptarlo. (Aristóteles)

Si bien se tiende a coincidir en la importancia de la educación superior como medio para alcanzar mejores oportunidades en lo individual y contribuir a un mejor desarrollo de la sociedad; también es cierto que existen circunstancias que llevan a cuestionar su validez como mecanismo de movilidad social.

El crecimiento de los costos de la educación privada superior, particularmente la considerada de mejor nivel, ha creado un problema de acceso.

Hoy que el costo total en alguna de estas universidades supera el millón de pesos, una parte importante de las familias de sectores medios quedan sin posibilidad de acceso a ellas, enfrentando por otro lado las limitaciones de la matrícula de las buenas universidades públicas.

Además, muchos mecanismos de financiamiento a la educación representan potencialmente una bomba de tiempo en el futuro para los jóvenes que se insertan en el mercado laboral, con una carga financiera inicial que dificulta su desarrollo económico futuro.

Por otro lado, los egresados de las universidades (inclusive las de mayor prestigio), enfrentan uno de los escenarios de percepciones laborales más bajas de la historia reciente de nuestro país. Considerando universidades cuyo costo promedio es superior a los 20,000 pesos mensuales; con salarios de primer ingreso laboral que en promedio no rebasan los 12,000 pesos, tenemos jóvenes profesionistas con sueldos que ni siquiera les permitirían pagar la educación que acaban de obtener.

A ello se suma el hecho de que la estructura laboral reciente en nuestro país ha propiciado un porcentaje importante de empleos de baja calidad y sin plena estructura de formalidad que les permita obtener beneficios, como los asociados al futuro retiro.

Por otro lado, las tendencias de innovación y tecnificación del mercado laboral (en México y a nivel mundial), están haciendo cambiar dramáticamente la relevancia y pertinencia de ciertas áreas de conocimiento, estudio y posterior desarrollo profesional. De acuerdo con datos del World Economic Forum 2016, actividades relacionadas con funciones administrativas y de oficina, así como muchas relativas a la manufactura, irán paulatinamente decreciendo en importancia producto de la automatización.

Sin embargo, pese a este panorama, toda la investigación apunta a que hoy más que nunca la educación superior tiene relación directa con el desarrollo nacional. En el estudio “Impacto de la educación superior en la dinámica socioeconómica y de desarrollo”, se señala que precisamente en el contexto de la crisis económica y del empleo, la educación terciaria es el recurso clave para el desarrollo de cualquier país; ello debido a que incide en el desarrollo del capital humano, el desarrollo social y la innovación tecnológica en los países.

Finalmente, diversos estudios muestran que, si bien no están completamente exentos de ello, los jóvenes con educación superior son más capaces de conocer información y decidir cuándo ésta es válida y cierta.

Hoy, que las redes sociales se han vuelto la principal fuente de información para una capa grande de la población, es evidente que sin adecuados niveles de educación se es incapaz de discriminar mayoritariamente la información falsa de la que ya cuenta con algún sustento real en datos comprobables.

Un reciente estudio realizado por universidades en Estados Unidos mostró que las 20 noticias falsas que más circularon en redes sociales en relación con la elección en Estados Unidos tuvieron más difusión que las 20 noticias verdaderas de mayor difusión. La educación superior es, en este contexto, una herramienta que, junto con muchas otras, contribuye a contar con una sociedad mejor informada, que tome mejores decisiones en lo individual y de manera colectiva, incluyendo aquellas decisiones financieras que determinarán su futuro bienestar y el de sus familias.

Mexicana de Becas organiza el Primer Encuentro Universitario para acercar a los jóvenes información que les permita tomar la mejor decisión sobre su futura educación y vida profesional.

Tomado de: http://eleconomista.com.mx/finanzas-personales/2016/11/29/mas-sobre-educacion-su-impacto-desarrollo-personal-sociedad

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El Balotaje y la encrucijada de la Educación Pública

Por: Pablo Imen

Este 22 de noviembre se dirime la elección del presidente argentino para los próximos cuatro años. Han proliferado (y continuarán) análisis acerca de los proyectos que encarnan ambos candidatos.

El Balotaje y la encrucijada de la Educación Pública

Mauricio Macri es la expresión más consecuente y novedosa de la derecha argentina.

Esta tradición política a lo largo del siglo XX sólo pudo acceder a la Presidencia de la Nación por vía de los golpes militares o a través de la cooptación de líderes de los partidos populares como ocurrió con Carlos Saúl Menem en Argentina, Carlos Salinas de Gortari en México o Carlos Andrés Pérez en Venezuela.

Hoy, en alianza con la Unión Cívica Radical – un partido centenario de raigambre democrática y popular ahora trasvestido como opción conservadora, y con la Coalición Cívica (desprendimiento de la UCR) conformaron Cambiemos, nombre de esta oferta de derechas.

La emergencia, así, de una propuesta neoliberal capaz de gobernar por vía electoral con sus propios candidatos es una novedad de época. Su perfil moderno y su discurso de amplitud expresan un matiz significativo con las versiones más ultramontanas, dogmáticas y autoritarias de dicha corriente.

Daniel Scioli es el candidato que se postula por el Frente para la Victoria, fuerza política y cultural heterogénea que ha gobernado el país desde el 25 de mayo de 2003 a la fecha. Sus referentes fundadores- Néstor Kirchner y Cristina Fernández- han revelado una notable potencialidad estratégica transformadora, y alrededor de su liderazgo se han articulado múltiples espacios, diversos y en algunos casos con diferencias significativas. Sectores ligados al partido justicialista más tradicional con grupos de izquierda anticapitalista expresan otra novedad de época, con las tensiones y complejidades que trae esta configuración del bloque popular latinoamericanista en Argentina.

Un elemento interesante a tener en cuenta es que entre 2007 y 2015 Macri y Scioli han tenido un recorrido paralelo. El primero fue Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, el segundo fue gobernador de la Provincia de Buenos Aires en el mismo lapso.

La Ciudad es un distrito muy visible y en el que se radican las sedes de los poderes del Estado Nacional, de los poderes fácticos y es la más rica del país.

La Provincia de Buenos Aires es la jurisdicción más extendida, que concentra la mayor cantidad de población (casi un 40% del total del país) y la que más aporta al Producto Bruto Interno.

En la primera vuelta se produjeron algunas sorpresas, todas ellas favorables a Cambiemos: han conservado el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, ganaron la Provincia de Buenos Aires y lograron pasar a la segunda vuelta – el balotaje- por una distancia menor a la prevista por todos los encuestadores.

El resultado de la segunda vuelta no está definido a estas alturas, y nos parece un momento oportuno para advertir como se expresa esta disputa de proyectos en el campo de la política educativa y de la pedagogía que impulsará el futuro gobierno.

En la Ciudad de Buenos Aires el gobierno de Mauricio Macri desplegó una política educativa fundada en concepciones mercantilistas, autoritarias y tecnocráticas. Cuando asumió el Estado asignaba al rubro educación más del 27% del presupuesto de la Ciudad; este último año apenas superó el 20%. Otro mecanismo de desresponsabilización en materia financiera fue la subjecución presupuestaria (es decir, no utilizar lo presupuestado como ocurrió, por caso, con los gastos de infraestructura).

Otro rasgo característico fue la actitud macrista frente el conflicto, promoviendo la elaboración de listas negras de docentes o estudiantes que protestaban por problemas diversos, impulsando la judicialización del conflicto. En otros campos de la política puso de manifiesto respuestas que revelan un mismo linaje autoritario, como la salvaje represión frente ocupación del Parque Indoamericano o el desalojo del Hospital Psiquiátrico Borda  entre otros ejemplos igualmente preocupantes.

Un tercer elemento es la promoción de una idea tecnocrática de calidad educativa, impulsando una lógica centrada en la lógica de los operativos estandarizados de evaluación como sinónimo de buena educación. Esta idea presupone que una educación valiosa es el equivalente a conocimientos producidos por expertos, traducidos por manuales de textos, aplicados acríticamente por los docentes, absorbidos disciplinadamente por alumnos y medidos bajo lógicas competitivas por el Ministerio de Educación o, si hay margen, para empresas privadas dedicadas a la evaluación.

En la Provincia de Buenos Aires otras han sido las políticas públicas y educativas, pues se ha incrementado de manera sostenida el gasto y múltiples programas sociales acompañaron el compromiso del Estado provincial con el derecho a la educación. Sin embargo, cabe consignar aunque más no sea brevemente una referencia a las políticas educativas desplegadas en estos años por el Poder Ejecutivo Nacional- con Néstor Kirchner y Cristina Fernández.

Desde 2003 hubo un creciente compromiso del Estado Nacional en materia de financiamiento educativo, que se expresó en múltiples planos: incremento presupuestario sostenido;  construcción de escuelas (van casi 2000 y en el curso de este año y el próximo se concluirán centenares más); mejoramiento de condiciones laborales docentes; democratización de dispositivos educativos como computadoras y libros; políticas de ampliación de derechos sociales (becas, asignación universal por hijo) entre otras.

Una novedad significativa fue la ampliación de los acuerdos paritarios docentes con el Estado, y la incorporación en las negociaciones de propuestas de formación y actualización docente.

Por cierto, hay asignaturas pendientes, y resaltaremos básicamente dos que requieren mucho tiempo. En primer término, la tarea de reconstruir al Sistema Educativo Argentino como tal tras las políticas neoliberales previas de descentralización y privatización de la educación. La configuración de un sistema educativo fragmentado requerirá prolongados esfuerzos para superar ese estado – que expresa situaciones de desigualdad educativa- y construir un gobierno del sistema educativo que permita asegurar una educación nacional, popular, democrática y emancipadora. Se ha avanzado, en estos años, en esa dirección. Las atribuciones del Consejo Federal de Educación, compuesto por los ministros de educación de las provincias y presidido por el ministerio nacional, son una manifestación concreta. Hay políticas ministeriales como la formación docente que van en esta dirección. Reconociendo los pasos positivos en esta dirección, hay aún un largo trecho por recorrer para configurar un modelo educativo único y propio. Una segunda tarea es la creación de un modelo pedagógico endógeno, adecuado a los requerimientos del proceso que recorre y disputa para avanzar en la construcción de la Patria Grande. Ambas son tareas ciclópeas y no se pueden resolver ni en un tiempo acotado ni con la exclusiva acción del gobierno. Requiere procesos participativos y democráticos, mucha paciencia pedagógica, diálogo y financiamiento.

La perspectiva de un triunfo de Cambiemos tendrá como efecto, posiblemente, un cambio en la disputa político-educativa producto del proyecto que encarna Mauricio Macri. La  agenda a discutir será mucho más básica, pues está claro que la política privatista, autoritaria y tecnocrática que el macrismo desplegó en la Ciudad de Buenos Aires será la matriz de la nueva política educativa nacional. Y con ello, el punto de debate y disputa implicará varios pasos atrás con respecto a lo construido en estos años.

Un gobierno de Scioli – en este rubro como en otros – dejará habilitada una plataforma de conquistas que pueden profundizarse.

La disyuntiva es clara, y lo que resulte del 22 de noviembre marcará la agenda, los límites y las posibilidades de la educación pública en Argentina para los siguientes cuatro años.

Tomado de: http://www.telesurtv.net/bloggers/El-Balotaje-y-la-encrucijada-de-la-Educacion-Publica-20151110-0003.html

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Había una vez… ¡Ciencia!

Por: Eduscopi

Un grupo de niñas y niños de 8 a 10 años publica un artículo en una revista científica

Había una vez una escuela en un pueblecito de unos pocos centenares de habitantes llamado Blackawton, en el condado de Devon, Inglaterra. Había una vez un grupo de estudiantes de entre 8 y 10 años que se empezaron a hacer preguntas sobre las abejas que observaban en los alrededores del colegio. Había una vez un artículo científico publicado por niños de entre 8 y 10 años en la revista Biology Letters, de la Royal Society. No es un cuento. El relato de un descubrimiento científico realizado por alumnos de Primaria sirve de base para preguntarse en este texto por qué en las escuelas no se enseña ciencia haciendo ciencia.

Que a jugar al fútbol se aprende jugando a fútbol es algo tan obvio que hasta sonroja recordarlo. Sin embargo, en lo que respecta a la ciencia y otros campos del conocimiento, la cosa no parece tan clara. En la escuela se nos transmiten muchos conocimientos científicos e incluso, en ocasiones, llegamos a diseñar y realizar experimentos, a manipular aparatos y objetos para responder una pregunta. En la mayoría de los casos, la pregunta no es nueva, con lo cual la actividad no responde al mecanismo de la curiosidad que alimenta la verdadera ciencia. Además, la contestación se conoce de antemano, hecho que bloquea la emoción asociada a todo proceso de descubrimiento. Así las cosas, en la mayoría de los centros educativos los alumnos llevan a cabo, como mucho, simulacros de lo que es la verdadera actividad científica. Solo en contadas ocasiones se hacen estudios científicos en los cuales se busca respuesta a una pregunta nueva.

Alumnos de entre 8 y 10 años formularon una pregunta, diseñaron un experimento para responderla, realizaron las observaciones correspondientes y llegaron a sus propias conclusiones

Ese fue el caso de un grupo de 25 alumnos de entre 8 y 10 años de la escuela de Blackawton, en Inglaterra. Estos estudiantes formularon una pregunta, diseñaron un experimento para responderla, realizaron las observaciones correspondientes y llegaron a sus propias conclusiones. Asesorados por el neurocientífico Beau Lotto y por David Strudwick, uno de los profesores de la misma escuela, desarrollaron un proyecto de investigación científica que respondía con datos y observaciones una interrogante que nunca nadie había formulado antes. Por lo tanto, este grupo ha contribuido a ampliar el conocimiento científico con nueva información. Además, durante el proceso descubrieron algunos aspectos sobre el carácter y el funcionamiento de la ciencia que desconocían.

Una vez llevado a cabo el experimento en Blackawton y resuelta la pregunta, llegó el momento de escribir el artículo científico. «Había una vez…» fue la fórmula que utilizaron los alumnos para abrir el artículo en el que explicaban los resultados de su estudio sobre la influencia de los patrones de color en el proceso durante el cual las abejas escogen una flor para alimentarse. Además de la ya mencionada «Había una vez…», en él aparecen frases y expresiones como «Después pusimos el recipiente con las abejas en la nevera de la escuela (e hicimos pastel de abeja :-)», «Fase de entrenamiento 2 (el puzzle? ta ta taaaaaa)». La discusión de los resultados se abre con la frase «Este experimento es importante porque, por lo que sabemos, nadie en la historia (incluidos los adultos) ha realizado este experimento antes». Y el artículo concluye así: «La ciencia es divertida porque haces cosas que nadie ha hecho antes».

«Este experimento es importante porque, por lo que sabemos, nadie en la historia (incluidos los adultos) ha realizado este experimento antes. La ciencia es divertida porque haces cosas que nadie ha hecho antes», comentaban en sus conclusiones

Aunque el diseño y la realización de los experimentos se hicieron en cuatro meses, la publicación de los resultados llevó cuatro años. El artículo, titulado ‘Blackawton bees’ y redactado por los niños e ilustrado también por ellos con dibujos pintados con lápices de colores, se envió a las revistas NatureScienceCurrent Biology y PLOS ONE. Con buenas palabras, estas revistas rechazaron su publicación aduciendo que el artículo no se adaptaba a sus parámetros editoriales.

Pero Beau Lotto estaba decidido a que se apreciara el trabajo desde un punto estrictamente científico, y no solo desde el punto de vista formal. Así que envió el artículo a dos neurocientíficos de prestigio internacional para que lo valorasen. Una vez leído, ambos asesores corroboraron el interés científico de los resultados que se exponían en el texto. Estas opiniones fueron una ayuda fundamental para que el editor de la revista Biology Letters acabara publicando el estudio.

Ante esta historia, la pregunta que surge es: «¿Unos niños de ocho años han publicado un artículo científico en una revista de prestigio internacional?». Y después de recibir una nueva confirmación, se suele oír: «¿Son superdotados?». Y cuando se responde que no, uno se encuentra ante caras que no consiguen alejar la incredulidad. Pero la pregunta clave e interesante aquí es por qué esto no sucede más a menudo, es decir, ¿por qué en las escuelas no se enseña ciencia haciendo ciencia? Si se piensa un poco en esta cuestión, es muy difícil justificar que no se haga. Se trata, en última instancia, de que los alumnos formulen preguntas significativas para ellos y que las respondan utilizando un protocolo científico. Seguro que los 25 autores del artículo ‘Blackawton bees’ tienen hoy una idea de la ciencia distinta de la que tienen la mayoría de estudiantes, que se dedican a memorizar con abnegación las partes de una célula o a reproducir experimentos de laboratorio esperando obtener un resultado definido de antemano. Poca gente duda que la curiosidad y la emoción del descubrimiento son los auténticos motores de la verdadera ciencia. ¿Por qué no aprovecharlos más en las escuelas?

El artículo «Blackawton bees», por cierto, está colgado en la web de la revista Biology Letters y se puede consultar de forma gratuita.

 

Tomado de: http://www.consumer.es/web/es/educacion/cultura-y-ciencia/2016/05/05/223735.php

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