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Educación sexual en Chile: más allá de lo moral

Por: Nicole Salas

Pensar en las políticas de educación sexual que se han implementado en nuestro país, nos conduce a un breve recorrido. Recién en la década del sesenta se institucionalizó por primera vez la educación sexual como práctica pedagógica al interior de las escuelas públicas, que si bien tenía solo como objetivo promover la planificación familiar, marcaba un hito al ser un primer paso en el abordaje de la sexualidad en el sistema educativo. Sin embargo, este proceso se interrumpió durante la dictadura militar, período en que fue censurada toda acción educativa relacionada con el aprendizaje en esta área, constituyéndose como un hecho regresivo para la época.

En la década de los noventa se volvió a incorporar una política de educación sexual desde el Ministerio de Educación, pero esta nueva experiencia no tuvo éxito. Un ejemplo fueron las Jornadas de Conversación sobre Afectividad y Sexualidad, más comúnmente conocidas como JOCAS, las cuales surgieron como un intento de generar espacios de diálogo y aprendizaje en torno a materias de afectividad y sexualidad al interior de las comunidades educativas. Sin embargo, luego de constantes presiones de sectores conservadores, asociados a la Iglesia Católica y a la derecha política, las JOCAS dejaron de realizarse un par de años después.

De este hecho ya han transcurrido dos décadas. En la actualidad solamente existe un documento oficial del Ministerio de Educación llamado “Programa en Educación Sexual, Afectividad y Género”, cuyo objetivo es entregar nociones generales a los establecimientos educacionales para que cumplan con lo exigido en la ley N° 20.418, que fija normas sobre información, orientación y prestaciones en materia de regulación de la fertilidad.

Si bien se han desarrollado algunas acciones aisladas a lo largo de los años sobre esta área de aprendizaje, urge tomar las medidas necesarias para lograr su institucionalización efectiva, desde un enfoque de género, que permita permear a la totalidad del sistema escolar y entregar herramientas profesionales a docentes. No olvidemos que la educación juega un papel importante en que niños y niñas tengan la oportunidad de desarrollarse en igualdad de condiciones como personas sanas y felices…

Dicha normativa establece que “toda persona tiene derecho a recibir educación, información y orientación en materia de regulación de la fertilidad, en forma clara, comprensible, completa y, en su caso, confidencial”. Esto, a través de la obligatoriedad de que todos los establecimientos educacionales reconocidos por el Estado implementen un programa de educación sexual en el nivel de enseñanza media. Pero hoy existen serias dudas sobre el porcentaje de escuelas que estarían implementando en la realidad un programa de educación sexual, aun cuando es exigido por ley. La razón de este desconocimiento radica en que no se poseen datos oficiales al respecto y la Superintendencia de Educación tampoco da cuenta de acciones fiscalizadoras en este sentido.

En síntesis, resulta a todas luces evidente que la ley N° 20.418 ha sido ineficiente. Primero, porque la responsabilidad de construcción e implementación de un programa de educación sexual recae únicamente en los colegios y liceos, sin importar las reales capacidades que poseen esas comunidades educativas, especialmente sus profesores y profesoras; porque en la educación sexual también existe un vacío en la etapa de formación docente, tanto a nivel universitario como el que se desarrolla durante el ejercicio profesional. Con tales antecedentes, ¿es justo que les exijamos a los y las profesionales de la educación generar aprendizajes en sus estudiantes sobre un tema que no se les ha enseñado a abordar?

Sumado a esto, es importante mencionar lo extemporáneo de esta ley, pues junto con reducir la educación sexual a la regulación de la fertilidad, restringe su público objetivo solamente a jóvenes de nivel secundario, dejando grandes vacíos para que los y las estudiantes reciban herramientas a lo largo de toda su trayectoria educativa que les permita no solo prevenir enfermedades de transmisión sexual y embarazos no planificados, sino que también puedan cuestionar y derribar aquellos patrones culturales que estigmatizan, vulneran y discriminan.

Así, la posibilidad de contar con una política pública de Estado permanente sobre educación sexual se constituye en una oportunidad para avanzar en diversas áreas, tales como: ampliar el aprendizaje a través de la inclusión de la perspectiva de género en el currículo actual; prevenir el abuso sexual infantil por medio de la incorporación de contenidos pedagógicos asociados al desarrollo de habilidades de autocuidado y de protección desde la primera infancia; promover la toma de decisiones de manera autónoma sobre sus proyectos de vida; prevenir la violencia de género; propiciar el respeto hacia la diversidad sexual; consolidar la alianza existente entre el sector educativo y el de la salud para robustecer los contenidos proporcionados en las aulas, y garantizar el acceso oportuno y efectivo a los servicios de salud sexual y reproductiva en niños, niñas y jóvenes. Por mencionar tan solo algunos efectos concretos posibles en el mediano y largo plazo.

Quedan en evidencia los distintos nudos críticos que posicionan a la educación en sexualidad como un desafío pendiente en nuestro sistema educativo, un tema que a la luz de lo señalado trasciende cualquier dilema moral, pues se trata del derecho de acceder a información veraz y contribuir a derribar mitos que afectan a hombres y mujeres durante sus trayectorias vitales. Si bien se han desarrollado algunas acciones aisladas a lo largo de los años sobre esta área de aprendizaje, urge tomar las medidas necesarias para lograr su institucionalización efectiva, desde un enfoque de género, que permita permear a la totalidad del sistema escolar y entregar herramientas profesionales a docentes. No olvidemos que la educación juega un papel importante en que niños y niñas tengan la oportunidad de desarrollarse en igualdad de condiciones como personas sanas y felices, que puedan establecer a futuro vínculos afectivos sin violencia, escogiendo libremente sus proyectos de vida, e imponiendo respeto hacia sus propios cuerpos. Entonces, ¿qué estamos esperando?

Fuente: http://www.elmostrador.cl/noticias/opinion/2016/09/24/educacion-sexual-en-chile-mas-alla-de-lo-moral/

Fuente de la Imagen: https://www.google.co.ve/search?q=nicole+salas&espv=2&biw=1024&bih=494&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ved=0ahUKEwiWjaK4l7PPAhXMlh4KHd4sC-YQ_AUIBigB#tbm=isch&q=educacion+sexual&imgrc=AK1Yoln4hZSFYM%3A

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La educación vs la instrucción

Por: José M. Ameliach N.

Existe en la mentalidad de mucha gente poca instruida, medianamente instruida, altamente instruida y hasta profesionales en cualquier especialización, que actúa con maldad directa y personalmente contra su semejante, robándolo, hurtándolo, dañando sus bienes materiales o atentando contra su integridad física, sin existir para ello la más mínima causa que lo pueda justificar, a no ser la envidia, la falta de conciencia o la absoluta inestabilidad emocional de quien lo realiza. Tratar de buscar un cambio en el mal proceder de mucha gente después de haber cumplido cierta edad, es muy exigente, complicado y casi imposible de lograr.

La buena educación que se reciba durante la niñez enseñada en sus hogares y en los institutos educacionales durante los primeros años de vida, es lo que hace percibir en el individuo una ejemplar concepción de los buenos principios en lo moral, y que ella se conserve de manera permanente en un buen actuar; esto último en Venezuela es necesario se establezca con carácter urgente para beneficio de la patria. Nuestro máximo pensador y hombre de la patria grande, expresó la verdad más grande jamás concebida: MORAL Y LUCES SON NUESTRAS PRIMERAS NECESIDADES y EL TALENTO SIN PROBIDAD ES UN AZOTE, el primer pensamiento expresado por nuestro Libertador Simón Bolívar en el discurso que el 15 de febrero de 1.819 le dirige al Congreso de Angostura, hoy ciudad Bolívar.

Sin embargo hoy hay que reconocer que en este país, en cuanto a las luces, se ha adelantado una enormidad, ahora existe un buen número de instituciones que instruyen en cuanto a lo técnico y profesional, en las artes y en el saber científico y filosófico, por consiguiente, la enseñanza en esas ramas del conocimiento hoy es masiva debido a que el actual gobierno solucionó el mal endémico que se sufría por la falta de cupos en los institutos de estudios medios y superiores correspondientes. Pero dese perfecta cuente que el Libertador antepuso a la palabra, luces, la palabra, moral. No piense el lector que la colocación de esas palabras en el contexto fue casual, no, esté usted seguro fue pensado profundamente por nuestro paisano ilustre. No, no, hay que estar plenamente seguro que aquel asombroso ser estaba convencido de que sin moral no podía existir conocimiento alguno que llevara la felicidad duradera a una familia; y aún menos a una sociedad.

El segundo pensamiento nuestro insigne hombre y padre de esta patria, Venezuela, lo hace público en carta dirigida al General Francisco Carabaño el 13 de Octubre de 1.828. Aquí se puede observar claramente que el Libertador se refiere a que cuando una persona por muy talentosa debido a su aprendizaje e instrucción y por lo cual posee un conocimiento profundo de alguna rama del saber, si no actúa conforme a la educación en los principios morales, algunas de sus acciones pueden ocasionar mucho daño, siendo este peor cuando ello no afecta a una o varias personas, sino a toda una comunidad, a un estado, a un país y mucho más; por tal circunstancia el calificativo de azote que le da Bolívar.

El Estado de Venezuela tiene que esmerarse en preparar a los padres sobre cómo deben crear a sus hijos, creando un organismo de demostradoras del hogar que periódicamente visiten los hogares con niños y en situ llevarles el textos y consejos sobre el modo de educar a los niños. Es muy probable que implementando este método de educación en pocos años la sociedad se transforme en cantidad de buenos ciudadanos.

Fuente: http://www.aporrea.org/educacion/a234676.html

Fuente de la Imagen: https://www.google.co.ve/search?q=David+Rabinovich&biw=1024&bih=662&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ved=0ahUKEwi6hqHD_rHPAhWE6x4KHYK4C9sQ_AUIBigB#tbm=isch&q=La+educaci%C3%B3n+vs+la+instrucci%C3%B3n&imgrc=zpz5XTG8LrwpwM%3A

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Las Políticas Educativas respecto a la evaluación en las Universidades latinoamericanas

Delia Rodríguez Fernández (*)

Procedemos dogmáticamente con un concepto cuando lo consideramos contenido bajo otro concepto, que constituye un principio de la razón y lo determinamos en conformidad con éste. En cambio, procedemos con él sólo críticamente cuando lo consideramos únicamente en referencia a nuestra facultad de conocimiento y por lo tanto, a las condiciones subjetivas para pensarlo.      

Crítica de la Facultad de Juzgar

Emmanuel Kant

Partiendo del pensamiento de Kant, la evaluación educativa en la sociedad actual, es vista sólo críticamente([1]); el propio término “evaluación”, en algunos casos y situaciones, genera desagrado, angustia y hasta se le considera como un castigo; hay quienes muestran su rechazo y afirman <no soy una calificación>, <educación sin evaluación>; de modo que es poco común que los involucrados en el hecho educativo adopten una actitud favorable ante el proceso de evaluación.

Si procedemos dogmáticamente([2]), debemos preguntarnos: ¿Qué se entiende por evaluación? ¿Cómo las instituciones educativas realizan los procesos evaluativos? ¿Cuál es el propósito de la evaluación? ¿Las instituciones educativas, conocen y aplican, la normativa legal existente en materia de evaluación?

Los párrafos anteriores nos conducen a formular algunas consideraciones respecto a los elementos propios del hecho evaluativo; en primer lugar, ¿qué debemos entender por evaluación?; al revisar la literatura existente, encontramos que la Real Academia Española (RAE), define evaluación como: acción y efecto de evaluar o examen escolar. Al buscar el significado de “evaluar” -Del fr. évaluer- entre sus acepciones está “estimar los conocimientos, aptitudes y rendimiento de los alumnos”; como se aprecia, subyace una concepción administrativa de los procesos evaluativos; que es, probablemente, la idea que prevalece en la comunidad. Pero, ¿son realmente el rendimiento y el examen escolar, lo que debe entenderse como evaluación?

Para responder esta interrogante debemos establecer la diferencia entre evaluación y medición, evaluación y calificación, y evaluación para formar y para informar.

 

 

Evaluación es diagnosticar “todos” los elementos que intervienen en el proceso educativo[3].

Medición implica el establecimiento “a priori” de un criterio, con el cual establecer una comparación. Las pruebas o exámenes son instrumentos para “medir” y comprobar.
Calificación es otorgar un grado de valor a algo, puede ser numérico o algebraico, y tiene funciones administrativas, estadísticas, políticas.

Como se puede apreciar, la evaluación aborda el proceso educativo para diagnosticar, lo cual cambia la perspectiva. El ser humano es perfectible y está en constante búsqueda de superación, siendo la evaluación imprescindible en esa evolución.

Por otra parte, la medición, pertenece a lo que Guba y Lincoln (1989) denominaron “Primera generación de la evaluación” y, es considerada por algunos autores como parte del proceso evaluativo, en la “fase” de obtención de información (Moreno, 2014; Escorcia, 2008; entre otros). La medición necesita el establecimiento previo de patrones, mediante los cuales se “mide” el grado de presencia y cumplimiento de la actividad a través de los que se debe demostrar el conocimiento. Pero, no debe ser considerado como evaluación.

Igualmente, la calificación es un “dato” que debe ser utilizado, no sólo para aprobar o reprobar, sino para informar. Ahora, el cómo se utiliza ese dato, de qué manera se obtiene y qué consecuencias genera, depende de lo que cada institución educativa según sus preceptos entienda por evaluación. Lo anterior, amerita reflexión, más adelante se volverá al tema.

El último aspecto de la dicotomía, es la evaluación para formar y para informar.

Evaluación

Formar

Informar

Hacer, juntar, congregar, constituir, criar, educar, adiestrar, participar Es un continuo. Comunicar, avisar, anunciar, dar razón, facilitar datos, poner al corriente, enterar, transmitir. En un momento determinado.

La evaluación para formar, involucra al ser humano en la acción de evaluar, no hay un cierre, sino un continuo. La importancia de la participación activa del estudiante está contemplado en el Artículo 10, aparte c) de la Declaración Mundial sobre la Educación Superior en el Siglo XXI: Visión y Acción establecida por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, 1998), la cual expresa:

Los responsables de la adopción de decisiones en los planos nacional e institucional deberían situar a los estudiantes y sus necesidades en el centro de sus preocupaciones, y considerarlos participantes esenciales y protagonistas responsables del proceso… Estos principios deberían abarcar la participación… en las cuestiones relativas a esta enseñanza, en la evaluación.

Lo señalado refuerza la idea que la evaluación es mejorar, tomando en cuenta al ser humano y todos los aspectos involucrados en el proceso evaluativo.

Entre tanto, la evaluación para informar implica una etapa o varias, presentando la comunicación desde un afuera de la persona, el estudiante o la misma institución o docente. Reaparece, la necesidad de establecer la noción que cada institución tiene sobre evaluación y la importancia que dicha concepción esté expresada en los preceptos que rigen los procesos evaluativos.

¿Qué plantean las instituciones educativas universitarias latinoamericanas en materia de evaluación?; para responder esta interrogante, es necesario el análisis de la visión, misión y preceptos de cada institución, además de comprender su relación con las políticas educativas, lo que permitiría establecer cuál es la concepción que existe en los países latinoamericanos sobre la evaluación.

En un primer acercamiento, al revisar el material existente sobre esta temática se evidenció una preocupación ante la realización de los procesos evaluativos, al respecto, Perassi (2008) afirma “en los últimos veinte años, todos los países de esta región, han desplegado procesos de evaluación de sus sistemas educativos”; igualmente señala que es “una preocupación política” que se instaló en la agenda pública y atravesó discursos y prácticas educativas. Sin embargo, a pesar de lo planteado por Perassi, los cambios con respecto a las Políticas Educativas en materia de Evaluación no son evidentes.

Los estudios realizados por organismos nacionales o internacionales para Latinoamérica, como PREAL([4]) y CONEAU([5]), aportan información valiosa en materia de evaluación, por ejemplo, describen experiencias de participación en estudios internacionales, pero desde una visión de evaluación como “calificación”, con criterios de medición o estándares de calidad establecidos por dichos organismos (Ravela, 2007). Estos documentos ofrecen recomendaciones para mejorar “la calidad técnica” de los sistemas de evaluación (Wolfe, 2007), olvidando que la evaluación va más allá de lo técnico.

El CONEAU (2015), presenta los procedimientos para la acreditación de las universidades, donde se especifican criterios que permiten conoce el cumplimiento y validez de las actividades desarrolladas por éstas; sin embargo, es desde la concepción de la evaluación como medición.

No obstante, en estos estudios no se establece una conceptualización de evaluación, para hilvanar todos los procesos evaluativos; y que además permita sustentar las Políticas Educativas respecto a la evaluación en las universidades latinoamericanas.

En definitiva, es esencial establecer una concepción sobre evaluación que tome en cuenta todos los aspectos del proceso, siendo el ser humano el eje fundamental; igualmente es necesario el análisis de los preceptos normativos de las instituciones universitarias de Latinoamérica para determinar la concepción de evaluación que se permea en los procesos evaluativos y poder establecer una visión propia, sobre la evaluación, desde Latinoamérica y para Latinoamérica, lo que derivaría en sustentar las propuestas de políticas educativas en materia de evaluación.

 

Referencias

Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria –CONEAU-, (2015). Informe de evaluación externa 2015 de la comisión nacional de evaluación y acreditación universitaria http://www.coneau.gov.ar/CONEAU/wpcontent/uploads/2015/09/Informe-Final-de-EE-de-CONEAU-20152.pdf (Recuperado el 16 de agosto 2016)

Escorcia, Julie. (2008) ¿Qué es la evaluación educativa? Lumen, Instituto en estudios en educación- IESE, Colombia, (7ª. Edición). Universidad del Norte. En: http://admision.uninorte.edu.co/divisiones/iese/lumen/ediciones/7/articulos/evaluacion_educativa.pdf (Recuperado el 17 de agosto del 2016).

Guba, Egon y Lincoln, Yvonna. (1989)  Evaluación de Cuarta Generación. SAGE publicaciones. (Obra en Inglés)

Kant, Emmanuel. (2006) Crítica de la facultad de juzgar. Monte Ávila editores Latinoamericana. Traducción Pablo Oyarzún.

Moreno, Tiburcio. (2014). Perspectiva Educacional. Formación de Profesores. Universidad Autónoma Metropolitana-Cuajimalpa México. Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. Vol. 53(1), Pp. 3-18.

Perassi, Zulma. (2008) La evaluación en educación: Un campo de controversias. Coediciones: Ediciones del Proyecto y Ediciones LAE, San Luis – Argentina.

Ravela Pedro, Arregui Patricia, Valverde Gilbert, wolfe Richard, Ferrer Guillermo, Martínez Rizo Felipe, Aylwin Mariana y Wolf Lawrence. (2007). Las evaluaciones que América latina necesita. PREAL.

Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura –UNESCO-. (1998). Declaración Mundial sobre la Educación Superior en el Siglo XXI: Visión y Acción. Disponible: http://www.unesco.org/education/educprog/wche/declarationspa.htm#declaracion (Recuperado el 15 de agosto 2016).

Wolfe, Richard. (2007). Cuestiones técnicas que condicionan las interpretaciones de los datos generados por las evaluaciones de logros de aprendizaje escolar en América Latina. Programa para la promoción de la reforma en América Latina y el Caribe -PREAL-

[1] Procedemos críticamente con un concepto cuando lo consideramos sólo en relación a nuestras condiciones subjetivas de conocimiento. Kant

[2] Para Kant, mediante el procedimiento dogmático en este caso del concepto de evaluación, se asume que el mismo debe indicar algo, definido mediante el criterio de su aplicabilidad a una intuición sensible a priori.

[4] Programa para la promoción de la reforma en América Latina y el Caribe.

[5] Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria.

(*) Delia Rodríguez Fernández

Contacto: deliarodriguez.investigacion@gmail.com

La autora forma parte del Doctorado Latinoamericano en Educación Políticas Públicas y Profesión Docente.

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Educação: a mudança começa por aqui

Por: Germano Rigotto

A anunciada reforma do ensino médio começou com um grande erro de comunicação. E quando isso acontece, no âmbito do debate nacional, é um péssimo início. Isso porque a educação é um tema multifacetário, plural, abrangente, que envolve todos os setores da sociedade. Diz respeito à nação inteira. Portanto, qualquer mudança que se queira fazer precisa ser construída da forma dialogada, transparente, consistente e assertiva.

Porém, mesmo com esse erro estratégico, que ninguém se engane: o modelo educacional brasileiro precisa ser reformado quase que integralmente. A começar pelo papel do professor, que foi relegado a uma categoria secundária no mercado de trabalho, especialmente em relação aos seus salários. A profissão que estava no sonho de muitos jovens migrou para um sacerdócio – em que se manteve a vocação, mas desapareceu um reconhecimento proporcional à sua importância. E isso é muito pouco.

Mas não foi apenas a inatividade dos governos que paralisou a educação. Muitas vezes, o sindicalismo prestou um serviço de militância partidária no lugar de envolver-se mais amiúde na busca de alternativas capazes de melhorar a situação. Não é por outro motivo que essa cultura corporativa transformou o meandro educacional num dos setores mais arraigados e resistentes a qualquer mudança de fundo.

Não há, portanto, um círculo virtuoso de colaboração para melhorar a educação. Surgiram, evidentemente, diversas iniciativas bem sucedidas, seja na iniciativa privada, na área pública ou no terceiro setor. Todavia, elas são esparsas, não conversam entre si. O governo e o parlamento não conseguiram catalisar essas propostas em nome de uma profunda reforma da educação do país. Não há conexão social na área que mais precisa disso.

Não que tudo esteja dando errado. O aumento do acesso às universidades é um avanço que vem junto com a ascensão social das camadas mais pobres. Mas isso não é suficiente. Na verdade, começamos pelo final. O Brasil cuidou de ampliar o terceiro grau, mas descuidou de qualificar o ensino fundamental. E esse, hoje, é o nosso maior problema – o mais urgente de todos, acima inclusive do ensino médio.

Nossas crianças já chegam ao antigo segundo grau com grandes deficiências. As séries iniciais, muitas vezes, não conseguem capacitar nossas crianças com ferramentais básicos para que, quiçá, ele possa tomar uma decisão sobre o que deseja, pessoal e profissionalmente, quando chegar ao ensino médio. Ora, muitas vezes os alunos chegam nesse momento sem sequer construir uma frase compreensível ou sem fazer operações básicas de matemática. Quanto menos terão segurança para pensar em seu futuro. Um indivíduo precisa ser cuidado desde a primeira infância, pois a atenção ou a desatenção a esse período gera repercussão até a vida adulta.

A proposta apresentada pelo atual governo em relação ao ensino médio já foi gestada outras vezes. Mesmo que tenha tido esse problema em seu lançamento, não pode ser simplesmente desprezada. Todos sabem que o desinteresse e a falta de foco desse período não têm produzido bons resultados na vida dos alunos. Precisamos recuperar o papel do ensino profissionalizante, encaminhando jovens para o mercado de trabalho, o que muda significativamente sua vida como cidadão. Ter um emprego permitirá, inclusive, que um indivíduo adulto venha a custear seus estudos superiores, se assim desejar.

Defendo que se comece a reforma da educação pelo começo – ensino fundamental. Mas uma dinâmica não deve obstruir a outra. A educação brasileira precisa ser repensada integralmente, a começar, como citei no início, pela valorização do professor. E pensar mais no aluno e no resultado da aprendizagem. A maior, mais verdadeira e mais perene mudança de um país, em relação ao futuro, começa por aqui.

Fuente: http://www.sul21.com.br/jornal/educacao-a-mudanca-comeca-por-aqui/

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Cultura de paz: desafío del siglo XXI

Por: Rafael Garrido Á.

El siglo XX estuvo cargado de grandes conflictos bélicos que cobraron millones de vidas alrededor del mundo. La guerra de Vietnam, la guerra de Bosnia, el genocidio en Ruanda, por mencionar solo algunos conflictos, tuvieron un impacto devastador y se caracterizaron por la crueldad y la violencia extrema. Desafortunadamente, a inicios del siglo XXI el panorama parece no mejorar como lo demuestran la guerra en Afganistán, Irak y Siria, entre otros conflictos armados. Tomando en cuenta estos antecedentes en los que la violencia escala, cabe preguntarse: ¿Es posible alguna alternativa? ¿Estamos condenados a vivir interminables ciclos de violencia? ¿Qué podemos hacer para encarar la cultura de la violencia?

LA PAZ COMO PRINCIPIO DE CONVIVENCIA

Desde la Carta de San Francisco, instrumento que en 1945 dio origen a las Naciones Unidas, se estableció que uno de los propósitos de dicha organización era “(…) mantener la paz y la seguridad internacional, y con tal fin: tomar medidas colectivas eficaces para prevenir y eliminar amenazas a la paz, y para suprimir actos de agresión u otros quebrantamientos de la paz; y lograr por medios pacíficos, y de conformidad con los principios de la justicia y del derecho internacional, el ajuste o arreglo de controversias o situaciones internacionales susceptibles de conducir a quebrantamientos de la paz.”

Tal como lo plantea la Carta de San Francisco, la paz es una herramienta básica para la convivencia armoniosa entre los Estados en la comunidad internacional, por lo tanto requiere de esfuerzos por neutralizar las amenazas de conflictos y buscar medios de resolución de los mismos. Es necesario recordar que los derechos humanos surgen a partir de la II Guerra Mundial, cuando en el seno de la recién creada Naciones Unidas, se discutían formas que permitieran evitar la crueldad humana patrocinada por los Estados.

PAZ Y NO VIOLENCIA COMO PRINCIPIO

Una de las formas de fomentar la cultura de paz es a través de la promoción de la no violencia, lo cual implica hacer esfuerzos por encontrar formas constructivas para enfrentar los conflictos, evitando la escalada de la violencia.

La no violencia es también una forma de resistencia, un principio ético que requiere una gran convicción para hacer frente no solo a la violencia directa, sino a la violencia estructural y cultural.

Un referente de la promoción de la resistencia pacífica es Mahatma Gandhi, quien practicando la áhimsa, un principio filosófico presente en el hinduismo con base en la no violencia y el respeto a la vida, llamó a la desobediencia civil pacífica en la India logrando la independencia de ese país que se encontraba bajo dominio colonial británico.

La marcha de la sal liderada por Gandhi en protesta por la imposición de impuestos británicos sobre la producción del mineral fue un hito para la independencia de la India y para inspirar a otros líderes, promotores de la paz como es el caso de Martin Luther King Jr., quien formó parte del boicot de autobuses de Montgomery, una protesta pacífica en contra de la segregación en el transporte público que obligaba a personas afrodescendientes a ceder sus asientos a personas blancas y ocupar solo la parte trasera de los buses. Un llamado que hizo que tras la decisión de dejar de usar el transporte público generó un impacto económico grave logrando que tiempo después, la Corte Suprema de Estados Unidos decidiera que las leyes de segregación del estado de Alabama eran inconstitucionales.

ALTERNATIVAS A LA VIOLENCIA

El concepto de cultura de paz se trabaja como una alternativa a la violencia sobre la base del respeto a las diferencias y valores como la equidad, la justicia, la libertad en favor de una convivencia pacífica. Los derechos humanos son un referente necesario para orientar la cultura de paz, y es por ello que el libre y pleno ejercicio de tales derechos si bien no garantiza la paz, al menos nos encamina hacia sociedades mas justas e igualitarias.

Revisando la historia, podríamos creer que la humanidad es invariablemente violenta, pero hay quien piensa que así como hay potencial para la violencia también para la convivencia pacífica.

La cultura de paz tiene que ver con la educación desde una perspectiva incluyente, que fomente el respeto a las diferencias y que promueva las libertades. Cultura que puede ser promovida e implementada en lo personal, familiar, institucional e incluso lo gubernamental, de modo que se puedan obtener cambios en la sociedad.

Entonces, la forma en que abordamos los conflictos puede conducir a la violencia, pero si se enfrentan de forma creativa y empática pueden devenir en soluciones pacíficas. Ese es el desafío del siglo XXI, transformar los conflictos para lograr la paz.

Fuente: http://www.correodelorinoco.gob.ve/politica/cultura-paz-desafio-siglo-xxi-tematica/

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Sobre los desafíos que enfrenta Cuba en materia del conocimiento de su Historia

Por: Ernesto Limia Díaz

Cada generación tiene su manera de ver y comprender la sociedad —leí una vez; por ello se necesita sincronizar el discurso histórico con los intereses de las nuevas generaciones desde una praxis que ponga a la identidad como un proceso en permanente construcción, forjada «…en una memoria hecha de momentos deslumbrantes y de experiencias dolorosas, de complejos fenómenos de transculturación, de enfrentamientos de ideas, de un imaginario de diversos orígenes con modelos impuestos por el poder hegemónico y por formas de resistencia popular» (Pogolotti, 2015). Mas en ese camino es importante tener en cuenta un principio medular: hay que cultivar la memoria, sin saturar a las personas con la memoria.

La Historia constituye un arma estratégica para la Re­volución; de su saber, nuestro pueblo aprehendió el espíritu de la causa que defiende, iniciada en 1868, y saca fuerzas para combatir; pero la Historia no debe ser confundida con la propaganda política y, en no pocas ocasiones, la hemos empobrecido con tratamientos dogmáticos o estereotipados. Al decir de Fernando Martínez Heredia: «La Historia, para serlo realmente, no puede someterse a dictados, ni a orientaciones, ni a modas» (Martínez, 2014).

No pocos de los maestros que imparten la asignatura Historia de Cuba se quedan en los esquemas y cuadros sinópticos. Muchos estudiantes llegan así a la universidad con una idea inconsistente de por qué se hizo la revolución o quiénes son nuestros próceres; qué decir de los conocimientos sobre el pensamiento cubano. Este problema impone gestar un cambio radical en el sistema de enseñanza. Eusebio Leal recomienda «…buscarle el carácter solemne a las cosas sin que pierdan su valor, hay que bajar a los héroes de los pedestales, acercarlos a los jóvenes con humildad y mostrarlos como las personas que fueron» (Leal, 2015).

Es vital llegar al conocimiento de la Historia sobre presupuestos teóricos, que contribuyan a la elaboración de un discurso con rigor científico; lo que no quita que, en paralelo, trabajemos por evitar la división entre élites y masas. No puede perderse de vista que son los pueblos quienes escriben su historia y cada generación necesita de ella como plataforma de lanzamiento para construir su futuro.

La ultra fragmentación —a veces promovida como proceso de desarme ideológico—, el academicismo descomedido y la falta de análisis, también tributan a que entre nuestra gente se pierda el conocimiento y el interés por la Historia de Cuba.

La prensa debe jugar su papel. ¿Dónde están los programas que hablen de nuestro pasado sin cortapisas, desde la pasión? —preguntaba hace unos meses un cibernauta al pie de un artículo en Cubadebate. ¿Qué imposibilita comprometer voluntades entre los profesionales de los medios masivos de comunicación y los historiadores para contar una historia que atrape desde el corazón? Son dos interrogantes que deberíamos someter a debate. René González Barrios se pronuncia al respecto: «Es deber de los historiadores incursionar en el periodismo. La historia debe ser divulgada y llevada a las multitudes para que estas la conozcan, analicen, interioricen y debatan. El historiador no debe contentarse con la publicación de libros excelsos y documentados para especialistas. La historia en la prensa, llámese escrita, radio, televisión o digital, genera el necesario intercambio pueblo-historiador, del que ambos se retroalimentan» (González, 2015).

Frente al recurrente llamado a la amnesia y la guerra de símbolos que nos hacen desde Estados Unidos, para dinamitar entre nosotros el orgullo de ser cubanos y promover el capitalismo, urge articular los esfuerzos de la vanguardia intelectual de la revolución y fomentar en el país un vigoroso movimiento de ideas, que pase ineludiblemente por la relectura del pasado, —al decir de Abel Prieto— no visto «…como una pieza arqueológica o museable, para las vitrinas, para los especialistas; sino como algo vivo, vigente, activo, que nos ayude en este combate» (Prieto, 2014) y contribuya a reafirmar un patriotismo que lleve en su seno los ideales de libertad y justicia social contenidos en la patria «con todos y para el bien de todos» levantada por Céspedes, Martí y Fidel.

Bibliografía:

González Barrios, René (2015): «Historia y medios audiovisuales. Una mirada desde Cuba en el 2015». Ponencia presentada en la II Convención de Radio y Televisión Cuba 2015, La Habana, Palacio de Convenciones, 26 de octubre.

Leal Spengler, Eusebio (2015): «Comparecencia en el espacio de debate Catalejo, que auspicia la Delegación ramal de la Upec en la Prensa Escrita Nacional». Disponible en: http://www.cubaperiodistas.cu/index.php/2015/12/el-subdesarrollo-genera-…

Martínez Heredia, Fernando (2014): «Palabras de presentación de El Ingenio. Complejo económico-social cubano del azúcar», Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2014, Segunda edición corregida y ampliada, en el Sábado del Libro, 29 de noviembre.

Prieto Jiménez, Abel: «Notas para presentar Cuba entre tres imperios…». Disponible en: http://www.cubar­te.cult.cu/pe­rio­dico/letra-con-filo/notas-para-presentar…

Pogolotti Jacobson, Graziella (2015): «Para implementar una política investigativa». Disponible en: http://­ww­w.cu­barte.cu/es/letraconfilo/para-implementar-una-politica-inve…

Fuente: http://www.granma.cu/opinion/2016-09-29/sobre-los-desafios-que-enfrenta-cuba-en-materia-del-conocimiento-de-su-historia-29-09-2016-23-09-07

Imagen: https://www.emaze.com/@AZITFLCF/Car%C3%A1cter-cient%C3%ADfico-de-la-Historia–UNIDAD-I

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¿Qué tan buenas son las probaditas de alcohol para los niños?

Por PERRI KLASS

Descubrí que pertenezco a una nueva categoría de padres cuando leí un estudio, publicado en marzo en la revista especializada Pediatrics, llamado “Padres que ofrecen sorbos de alcohol durante la adolescencia temprana: estudio prospectivo de los factores de riesgo”. Confieso que me negué un poco ante la idea de que los investigadores se refirieran a mí: ¿una gota simbólica de champaña en Año Nuevo? ¿Un pequeño sorbo de vino en Pascua? ¿No suena esto un poco, bueno, puritano?

Resulta que hay cada vez más investigación —mucha publicada en revistas especializadas en consumo de alcohol— sobre padres que les dan a probar alcohol a niños pequeños durante reuniones familiares que trata de descubrir si esta costumbre tiene algún efecto en la relación posterior del niño con el alcohol. Los chicos que dan sorbitos no son estudiantes de preparatoria, estamos hablando de niños mucho más pequeños. La investigación se llevó a cabo porque es muy común entre los padres dar a probar alcohol en casa, antes de que los niños lo hagan en otros lugares.

“Todo el asunto de las probadas fue una sorpresa”, dijo la Dra. Monika Wadolowski, epidemióloga e investigadora de posgrado en la Universidad de Nueva Gales del Sur en Australia y autora principal del estudio que analizó a 1729 chicos australianos de séptimo grado. Según dijo, le interesó el tema porque algunas estadísticas arrojaban datos sobre una alta incidencia en el consumo de alcohol en adolescentes, pero no había distinción entre los chicos que solo habían “probado” y los chicos que ya tomaban copas completas.

Algunos investigadores tratan de remontarse a la primera experiencia del niño con la bebida, “la primera transición en la población más joven, específicamente, la que va de la abstención a los sorbos o pruebas de alcohol entre los niños”, según un estudio publicado en 2014 en la revista especializada Alcoholismo: Investigación Clínica y Experimental. Esto a veces significa remontarse mucho tiempo. Un grupo de investigadores analizó a 452 niños en Pensilvania para ver qué factores podrían predecir cuáles niños van a comenzar a probar alcohol desde los 10 a los 12 años. Los sorbos de alcohol no están asociados con el tipo de problemas de conducta que predicen problemas con el alcohol en otros estudios; más bien, están asociados a si los padres aprueban los sorbos y las percepciones que los niños tienen de esas actitudes.

El autor principal, John E. Donovan, profesor de psiquiatría en la Universidad de Pittsburgh, me envió recientemente un correo en el que afirma que con base en los resultados de varias investigaciones “las probadas de alcohol en la infancia están relacionadas con un inicio temprano del consumo, lo cual es un factor de riesgo para muchos otros problemas de conducta”; además, están relacionadas con excesos alcohólicos y drogadicción. Concluye que “los padres no deben ofrecer alcohol a sus hijos”.

La conexión entre las primeras probadas y hábitos serios de bebida se exploró en un estudio de 2015, de nuevo publicado por una revista especializada, la Revista de Estudios sobre Alcohol y Drogas, que siguió a un grupo de niños desde el inicio del sexto año hasta el inicio del noveno grado para observar si la costumbre de probadas en la infancia estaba asociada con hábitos de consumo precoz de alcohol. Se eliminó del estudio el consumo de alcohol en el contexto de servicios religiosos. Los niños que habían probado alcohol antes del sexto grado —en su mayoría en la casa, mayormente cerveza o vino y casi siempre ofrecido por los padres— eran más propensos a tomar copas completas de alcohol y a emborracharse al inicio del noveno grado.

Los investigadores controlaron una variedad de factores de riesgo, como problemas de conducta del niño, padres con historia de alcoholismo y hábitos de bebida de los padres. Aún así, encontraron que probarlo a temprana edad estaba fuertemente asociado con un uso serio del alcohol en noveno grado.

¿Qué sucede exactamente cuando los niños prueban alcohol?, se preguntaban los investigadores. ¿Les cambia la percepción de lo que es un comportamiento normal? ¿O les da una idea de lo disponible que está o debería estar el alcohol? ¿Es posible que el sabor —o los efectos— incluso de sorbitos de alcohol puedan provocar un hábito de ingesta alcohólica en niños pequeños?

Los padres quizá piensan que al permitirle a sus niños probar el alcohol los están protegiendo de un posterior problema con la bebida. Quizá pensamos que estamos creando —en reuniones familiares o en celebraciones religiosas— una actitud saludable y festiva alrededor del alcohol que se toma con moderación y para celebrar. Soy una madre que les da sorbos ocasionales a sus hijos y por eso me pregunto cuáles serán los motivos de otros padres, los patrones culturales, el contexto social y las conversaciones entre padres e hijos.

En el estudio de la Dra. Wadolowski, la asociación más poderosa era que aquellos padres que notaban que los amigos de sus hijos se drogaban o tomaban alcohol eran más propensos a ofrecer pruebas en casa; también hay asociaciones con un mayor acceso al alcohol en casa y a reglas más laxas sobre su uso.

“Lo que fue muy interesante”, dijo, “fue encontrar que los padres que les estaban dando alcohol a sus hijos son buenos padres en general, tienen reglas estrictas y vigilan las amistades de sus hijos”. ¿Qué es entonces lo que los lleva a la decisión de ofrecer esas probaditas? “El mayor indicador es que los padres piensen que los amigos de sus hijos ya están bebiendo”, afirmó la Dra. Wadolowski. Así que quizá están tratando de ofrecer un modelo alternativo a propósito.

La Dra. Wadolowski está por terminar otro estudio que analiza cómo se comportan los chicos de séptimo grado que han probado el alcohol durante el siguiente año. Encontró que aquellos que pasaron a tomar copas completas son más propensos a tener problemas de conducta, amigos que también beben y menos supervisión parental; estos factores son más importantes que la historia de las probaditas. Y los factores de riesgo están relacionados.

Debido a que es tan común, “realmente necesitamos saber cuáles son los efectos a largo plazo y si en verdad hay una relación con excesos posteriores en la bebida”, me explicó la Dra. Wodolowski. “La investigación aún está en ciernes”.

Y también, por supuesto, la vida de los niños.

Fuente: http://www.nytimes.com/es/2016/05/05/que-tan-buenas-son-las-probaditas-de-alcohol-para-los-ninos/

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