Page 644 of 2441
1 642 643 644 645 646 2.441

Mi novela preferida: María Desamparada

Por: Miguel Erasmo Zaldívar Carrillo

 

Una propuesta televisiva que mantuvo en suspenso a una buena parte de mujeres y también hombres ansiosos de ver que le sucedía a aquella buena y desdichada muchacha que desde la comodidad de un hogar y la cálida protección de amigos buscaba una madre que abrazar y un amor que le diera sentido a su existencia.

El amor como es de esperar llegó; primero, porque ella con su cuerpo delineado según los usos televisivos del momento, su pelo fino y cuidado, sus rasgos delicados y la limpieza de unas manos que solo sabían hacer el bien lo merecían;  y en segundo lugar, porque cualidades como estás no se mantienen por mucho tiempo expuestas en las vitrinas casamenteras de la lógica imperialista. ¡La mujer lo valía dirían algunos! Y yo me pregunto:

¿Qué cualidades son aquellas que en el mundo de opresión en el que vivimos deben valorizar a mujeres y hombres? ¿Las cualidades de la pareja llegarán hechas y listas para ser consumida o la pareja se construyen en una permanente toma de decisiones basadas en el respeto a la dignidad mutua? Repito acá que no existe las medias naranjas, cualquiera sea la cosa que pretende decir esta frase: lo que diré sé que será muy duro para algunas y algunos que se afanan en esa infructuosa búsqueda del producto adecuado para el consumo de su baja autoestima: ¡NO SOMOS CÍTRICOS!

El asignado, nada de que sorprenderse, un joven también delineado según los cánones de la clase política en el poder y sus propagandas televisivas para acarrearnos a la compra de productos que mágicamente nos regalarán esa gracia; contaba con riqueza espiritual y material suficientes para ganarse la aprobación de la gran mayoría del público miserable que se agolpa frente a la pantalla soñando tener las mismas oportunidades. ¡Yo quisiera un hombre como ese!, exclamarán algunas. Podría preguntarse: Si contamos con millones de pobres que sí están desamparados, si tenemos la histórica misión de construir un mundo de dignidad para todos ¿Qué cualidades serían deseables para el hombre con que una muchacha con los pies en la tierra gustaría compartir su existencia?

Luego de salvar, exitosamente se diría, muchos conflictos cosechados en la superficialidad de una cultura que solo atina a representar la vanidad, frugalidad y estupidez humana como destino común, terminan junto y felices para siempre no sin antes regalarle a la muchacha una madre harta, al igual que el novio, de valores espirituales y materiales. Nada;  que el poder económico generador de ambiciones que someten a la mayoría a una vida de precariedad y sufrimiento también puede ser portador de valores humanos y espirituales. Así de simple: no hay maldad en la desigual distribución de las riquezas, esto es un problema de suerte en la vida, lo malo está en el hombre individual, en los valores subjetivados por él, en sus ambiciones desmedidas e inoportunas. De un plumazo, o de un novelazo borraron la existencia de valores objetivos y valores institucionalizados que se asientan en la base misma de la socialización humana. Recomiendo leer  a José Ramón F. Corzo.

No digo que por ser rico se tenga que ser villano ni que la pobreza nos libera de ruindades, eso todos lo saben más por la vida que por argumentos inútiles; pero lo amañado de la propuesta es, en mi humilde opinión, la repetición hasta el cansancio del modelo de cenicienta que termina por imprimir en la creencia popular moldes a través de los que no logramos valorar la realidad de la existencia humana, ni lo oportuno de ciertas  cualidades sociales, institucionales y personales imprescindibles para salir del atolladero en que nos hemos metido.

Existen muchas preguntas que responder ¿Estaba María desamparada?¿ Las mujeres que viven en el desamparo y a merced del egoísmo que las sociedades imperialistas nos han inculcado se ven en el aspecto físico como esta muchacha que, al parecer, gastaba más en champú para su cabello que varios salarios mínimos? Y no me refiero al de antes al precario sino al de ahora, el que aumentó gracias a la generosidad de nuestro presidente.

¿Es ese el camino a la felicidad a través de la cual todos podremos acceder al respeto de la dignidad plena de los hombres y mujeres? O, de manera engañosa y atractiva nos está definiendo la ruta imperialista que se ha ido diseñando a través de los siglos para la felicidad de algunos y la infelicidad compartida de muchos.

¿Es la felicidad humana inseparable de la felicidad individual? O por el contrario, están una y otra determinadas, condicionadas, amarradas, encarnadas en función de los valores que la sostenga y argumenten a una y otra.

¿Qué pudiera pensarse de una mujer y un hombre que en medio de la más absoluta miseria humana, en la que la muerte por hambre, enfermedades curables, asesinatos gubernamentales, desapariciones asistidas por espurios intereses de grupos en el poder o en lucha por él y que son el plato en que comemos cada día,  encuentra sentido a su vida en la satisfacción hedonista de sus ambiciones?

Podríamos preguntarnos ¿Fue Emiliano Zapata un hombre que encontró sentido a su existencia y con ello la mayor felicidad deseable y posible? ¿La felicidad de comprar un yate millonario e irse de parranda por las bahías de Huatulco es de la misma calidad humana que la felicidad de trabajar, incluso, de morir por liberar a los hombres de la humillación imperial?

La felicidad humana, si ha de encumbrarse del más espiritual sentido de humanidad, ha de encontrar sus argumentos en el sacrificio que se ofrece en la lucha por la dignidad plena de la mujer y el hombre de todo el planeta.

“Patria es humanidad” nos enseñó Martí.

Comparte este contenido:

Escolaridad y domesticación

La escolaridad, si no es crítica y liberadora, es domesticación. ¿Para qué sirven los profesionistas?

1. No confundo educación con escolaridad, aunque en la sociedad capitalista muy poco se valora la educación -que es espontánea- para otorgarle un papel preponderante a la escolaridad que se justifica con papeles, certificados, calificaciones, títulos, todo para demostrar hasta qué grado hemos sido domesticados para tener derecho a formar parte del sistema. Hoy en México hay profesionistas en todos los campos, obedientes de las órdenes de quien manda en el sistema de explotación y opresión. Se propaga que a mayores estudios mayor capacidad de liberación; pero no, al contrario, a mayores títulos más grandes privilegios y mayor subordinación.

2. Lo visto en más en 50 años es el crecimiento de la escolaridad con millones de estudiantes, decenas de miles de escuelas y maestros, la multiplicación de las clases medias en medio de su pobreza económica; pero también el agigantado crecimiento de una economía que sólo ha beneficiado a un millar de familias propietarias de todo. La sociedad mexicana, en vez de caminar hacia el igualitarismo, producto del enorme crecimiento de la educación escolarizada, ha seguido sufriendo la extrema e injusta desigualdad. La escolaridad para la domesticación, en vez de indignarse y protestar ante esa realidad, ha preferido adaptarse a la clase dominante.

3. Sí, es indudable, para que un pueblo sea libre necesita educación. Espero que López Obrador, su secretario de Educación: Moctezuma, los maestros de la CNTE, el SNTE y seguidores de la Gordillo, entiendan que el “Plan Educativo” no puede consistir en enterrar la vieja reforma peñanietistas o hacerle algunos cambios para que todo siga igual. Se necesita una reforma liberadora, libertaria, que enseñe a los alumnos a investigar y criticar todo, en primer lugar –“con todo respeto”-, todo autoritarismo del maestro, de los padres, del cura, gobierno, patrones, de los textos. Que maestros y estudiantes investiguen antes de adoptar un juicio o una posición.

4. Los estudiantes y sus maestros, aparte de aprender a pensar y planear, tienen que salir de su salón de clases, de sus escuelas, de su comunidad, para estar en contacto con otras personas, otras cosas, con la vida. ¿Para qué carajos sirven a la sociedad estudiantes, profesionistas, que no difunden sus pensamientos, sus experiencias, sus necesidades, sus demandas, creciendo con temores y miedos a la autoridad y el poder? Conozco más de 100 títulos sobre educación y libertad, pero por su sencillez y claridad he recomendado mucho leer a Ivan Illich sobre la escolaridad, a S. Neill sobre la libertad y a Paulo Freire sobre educación y poder.

5. ¿Para qué se requieren más días y más horas de clase a la semana o al mes si se busca solamente adaptar a los estudiantes al sistema autoritario de explotación capitalista? Necesitamos otra educación; no más conocimientos inútiles que no ayuden a pensar, a investigar, analizar. ¿Para qué carajos nos sirve la historia, biología o matemáticas como enseñanzas memorísticas o repetitivas sino es para transformar el mundo? Pienso que de por sí hay personajes pusilánimes, pero hasta estos entran en movimiento y acción cuando se apropian del pensamiento crítico y libertario. ¿Para qué más profesionistas con pensamientos y acciones acomodaticias?

6. Pienso que el gobierno lópezobradorista debe ser vigilado para que no sea más de lo mismo. La CNTE ha demostrado durante casi 40 años que está muy lejos de cualquier oportunismo, que lo ha combatido de manera consecuente; pero puede caer en el sectarismo al tomar de antemano el rechazo a otras posiciones que podrían romper con el estancamiento tan dañino a casi 4 décadas de lucha permanente. Por allí tiene que trabajar para discutir y analizar propuestas que podrían ayudar a fortalecer las batallas magisteriales. Para alcanzar la libertad, también los maestros sindicalistas debemos batallar contra el autoritarismo externo e interno. (8/VIII/18)

Fuente: https://www.transformacion-educativa.com/index.php/articulos-sobre-educacion/245-escolaridad-y-domesticacion

Comparte este contenido:

Notas para el desarrollo de una investigación de compromiso

En una sociedad que tiene como base la lucha de clases no puede existir una ciencia social ‘imparcial’. De uno otro modo, toda la ciencia oficial y liberal defiende la esclavitud asalariada, mientras que el marxismo ha declarado una guerra implacable a esa esclavitud. Esperar que la ciencia sea imparcial en una sociedad de esclavitud asalariada, sería la misma absurda ingenuidad que esperar imparcialidad por parte de los fabricantes en lo que se refiere al problema de si deben aumentarse los salarios de los obreros disminuyendo los beneficios del capital (Lenin. Tres fuentes y tres partes integrantes del marxismo).

 

 

  1. La Investigación tradicional

¿Cuál es el sentido actual de la Ciencia como vocación? La respuesta más acertada es la de Tolstoi: La Ciencia carece de sentido, puesto que no tiene respuesta para las únicas cuestiones que nos importan, las de qué debemos hacer y cómo debemos vivir (Max Weber. El Político y el Científico)

 

  1. 1. El discurso de la modernidad

La ciencia de la modernidad sentó las bases de una relación individualista y fragmentada, lo que devino en unas prácticas discursivas separadoras y unas representaciones cognitivas que marcaron la hegemonía del ser que piensa y conoce sobre el otro que es pensado y conocido.

Se afirma que la ciencia moderna es aristotélica (Metafísica) porque se fundamenta en supuestos binarios donde un tercero es excluido. El sujeto es el que piensa y el objeto es una cosa pensada por el sujeto, quien es el único que piensa.

Esa cosmovisión organicista fue modificada por la visión mecanicista. Con Francis Bacon (Novum organum), Rene Descartes (Discurso del método) y Galileo Galilei (Diálogo sobre los dos sistema máximos del mundo: el tolomeico y el copernicano), el mundo pasa a ser concebido como máquina y se inaugura así las bases de la nueva ciencia bajo el lema: saber es poder.

En esta visión el ser humano se concibe como un autónomo, un sujeto sujetado y habitado por un espíritu racional. Una racionalidad que ha conducido a la violencia y a la negación del otro/a, una clara manipulación de los saberes y los sentires. Un utilitarismo a ultranza que arrasó con la subjetividad, lo experiencial, lo vivido. Una suerte de mutación intersubjetiva hegemónica de la razón instrumental. El universo se escindió en un sujeto pensante y un objeto pensado.

El modernismo siempre concibió a la investigación como una actividad del sujeto cognoscente exclusivamente. Descarte con su duda metódica sentencia: “Pienso, luego existo”, es decir, lo pensado es lo primero y las cosas cobran vida porque existe alguien que piensa. Una razón hegemónica que ha predominado en nuestras universidades y que aún hoy goza de muy buena salud en los medios académicos. Esa relación entre el sujeto pensado y objeto cosificado, que no piensa, está en la tradición gnoseológica de la ciencia moderna.

Debe acotarse, con total propiedad, que la modernidad ciertamente produjo un pensamiento descentrado, pasando de lo teocéntrico a lo antropocéntrico, esto es, la verdad ya no es revelación divina sino está en la razón que solo encarna el hombre. Desde entonces el sujeto es el que conoce, tiene todo el poder para hablar del objeto, pensarlo, reflexionarlo, vivenciarlo, catalogarlo, definirlo. Así se desarrollaron relaciones asimétricas que conducen a espacios de poder de unos sujetos sobre otros convertidos en objetos inertes, sin voz, sin libertad, sin existencia propia. Con ello se institucionalizó la violencia de unos que conocen y saben, sobre otros que son conocidos y expoliados. Por tanto, la construcción del conocimiento se fundamentó en el control, la manipulación instrumental, sedimentándose un proceso objetivo, neutral, verificable, observable.

El conocimiento como un ser privado dentro de la esfera y dominio de un sujeto que conoce, porta en su seno relaciones de poder y por ende de violencia. Un desprecio por los otros que ha devenido en todo un pensamiento que excluye y sataniza las culturas mal llamadas de la periferia.

El Sociólogo Max Weber (Ensayos sobre teoría sociológica y El Político y el Científico), nos habla de la “neutralidad valorativa”, la “objetividad” cognoscitiva de la ciencia social y de la política social. La ciencia libre de valores, sólo dando cuenta del ser y no del deber ser. La clara separación entre los “juicios de valor” y los “juicios de hecho” (Lucien Goldman: Las Ciencias Humanas y la Filosofía)).

El investigador social no debe mezclar sus valores en sus análisis y explicaciones. Es decir, el investigador sólo debe ocuparse de cómo son las cosas o fenómenos sociales, no de cómo deberían ser.

Como ya se comentó, en la modernidad se dividió el universo en sujeto pensante y objeto pensado y se perdió el bucle individuo-especie-sociedad, según Edgar Morin (Los siete saberes).

En términos epistemológicos, en la modernidad coexisten variados enfoques, desde la postura positivista a la marxista, considerando los aportes de las teorías de refutación de Karl Popper en La Lógica de la Investigación Científica; Metodología de los programas de investigación de Imre Lakatos; de Los paradigmas como centro de la estructura de las revoluciones científicas de Thomas Kuhn y de las rupturas epistemológicas de Gastón Bachelard.

A.2. El discurso de la postmodernidad

Asumiendo que hay posturas encontradas sobre lo que realmente constituye la postmodernidad, por cuanto para unos se trataría simplemente de una prolongación en el tiempo de la modernidad, mientras que para otros sería una especie de ruptura.

Por ejemplo, para Gilles Lipovetsky (La era del vacío. Ensayos sobre el individualismo contemporáneo), la noción de postmodernidad tiene el interés mayor de invitar a un retorno prudente a nuestros orígenes, a una puesta en perspectiva histórica de nuestro tiempo, a una interpretación en profundidad de la era de la cual salimos parcialmente, pero que, en varios aspectos, continúa su obra, así moleste a los heraldos ingenuos de la ruptura absoluta. Si una nueva época del arte, del saber y de la cultura se anuncia, se impone la tarea de determinar lo que es del ciclo anterior.

“Lejos de estar en discontinuidad con el modernismo, la era postmoderna se define por la prolongación y la generalización de una de sus tendencias constitutivas, el proceso de personalización y correlativamente por la reducción progresiva de su otra tendencia, el proceso disciplinario. Es por esto que no se puede adherir a las problemáticas recientes que, en nombre de la indeterminación y de la simulación o en nombre de la deslegitimación de los metarrelatos se esfuerzan en pensar el presente como un momento absolutamente inédito en la historia. Si se tiene una corta visión, ocultando el campo histórico, se sobrevalua la ruptura postmoderna, se pierde de vista que ella persigue siempre, aunque sea con otros medios, la obra secular de las sociedades modernas democrático-individualistas. Así como el modernismo artístico se ha revelado como una manifestación de la igualdad y la libertad, así la sociedad postmoderna, erigiendo el proceso de personalización, en forma dominante, continúa realizando las significaciones centrales del mundo moderno».

En síntesis, el tiempo postmoderno es la fase cool y desencantada del modernismo, la tendencia a la humanización a la medida de la sociedad, el desarrollo de estructuras fluidas moduladas en función del individuo y de sus deseos, la neutralización de los conflictos de clase, la disipación de lo imaginario revolucionario, la apatía creciente, la desustancialización narcisista, la reinversión cool del pasado…

Por su parte, Jean François Lyotard (La condición postmoderna), considera que la postmodernidad implica el abandono de la creencia en un fundamento seguro del saber, y la renuncia a la fe en el progreso tecnológico de la humanidad. La condición postmoderna, para él, se caracteriza por la desaparición de esos «Grandes Relatos», de esos metalenguajes que nos permitían situarnos en una Historia, cuyo devenir es portador de sentido y en la cual somos como un momento entre un pasado inteligible y un futuro previsible. La visión postmoderna distingue una pluralidad de saberes heterogéneos, donde la ciencia no ocupa el primer puesto.

Ahora bien, más allá de esas posturas, lo que parece cierto es que hablar sobre posmodernidad significa hablar de complejidad, amplitud, ambivalencia, contradicciones, indefiniciones y la falta de consenso. La postmodernidad es la época del desencanto, estado de la cultura, la renuncia a las utopías y a la idea de progreso de conjunto. Se apuesta a la carrera por el progreso individual. Se anuncia el fin o agotamiento de las ideologías, ocaso de las utopías, era del vacío, fin de la política, de los grandes relatos, movimientos de deconstrucción en los términos planteados por Jacques Derrida (“¿Qué es la deconstrucción?”) de desenmascaramiento de la razón ilustrada, una forma de estar en el mundo.

Toda una serie de paradojas intentar comprender el tiempo postmoderno: globalidad-particularidad, subjetividad-intersubjetividad, irracionalidad-racionalidad, ética universal-estética particulares.

Postmodernidad es sinónimo de tiempos inciertos, atmósfera de cambios epocales, del simulacro, descentralización del logos. La sociedad como espectáculo, diría Guy Debord. El tiempo postmoderno es sinónimo de pluralidad de criterios para abordar la complejidad del mundo de hoy.

El hálito postmoderno se anida en la búsqueda de estrategias, movimiento continuo, encrucijadas, entrecruzamientos. Y entreveramientos mutuos.

En el terreno del conocimiento, estaríamos en presencia de una relación interactiva entre el sujeto cognoscente y el objeto cognoscible, un acercamiento lingüístico con profundas implicaciones ontológicas.

El pensamiento postmoderno plantea que la realidad existencial del yo es la realidad existencial de los otros. El yo no puede afirmarse a sí mismo sin la liberación y reconocimiento del otro. La otredad en términos de lo planteado por Emmanuel Lévinas (Totalidad e infinito y El tiempo y el otro), que significa la negación de la primacía del ser (ontología) por la defensa de la alteridad, la primacía del otro. En resumen, se trata de privilegiar la ética por encima del saber.

En la postmodernidad se asumen posturas distintas existiendo igualmente diferentes enfoques que parten desde el establecimiento de un diálogo sin fronteras, reconociendo otros saberes; dichos enfoques se sustentan en una epistemología que argumenta la fundamentación de la dialógica asumida

  1. Hacia una investigación de compromiso

Hasta ahora los filósofos se han limitado a interpretar el mundo; de lo que se trata ahora es de transformarlo. (Carlos Marx. Tesis XI sobre Feuerbach)

Las respuestas ante la complejidad del mundo de hoy, incluyendo la crisis que se vive en distintos órdenes de la vida societal, entre ellos en el campo cognitivo, tienen que ser amplias y democráticas. Por ello en el terreno del conocimiento y en particular de la investigación, se habla de la transcomplejidad, de la transdisciplinariedad, lo transparadigmático y la transepistemología, que son respuestas actuales a los enfoques positivistas, fenomenológicos, etnográficos y el crítico dialéctico. En la investigación actual hay que dar cuenta de toda esta discusión.

Se debe trascender la investigación tradicional, acéfala, neutralista, sin compromiso de patria, alejada de los proyectos nacionales y asumir una investigación comprometida, militante en el buen sentido de la investigación-acción, que se desarrolle en el marco de una experiencia interactiva entre actores y actoras sociales a partir de los cuales, se producen miríadas de verdades relativas.

Debe desterrarse el determinismo absoluto, porque hoy hace presencia el principio del desorden y el principio de indeterminación, todo en el contexto de un diálogo de saberes, en una óptica dialéctica donde los diferentes actores investigadores/as puedan intercambiar visiones, percepciones, conocimientos, donde se transversaliza lo faber-mythologicus, oeconomicus-ludens, lo sapiens-demens del homo.

En una investigación comprometida se rompe con el parcelamiento del conocimiento y el investigador en solitario, por cuanto:

  1. a) La separabilidad choca con las relaciones entre distintas disciplinas. La interdisciplinariedad y la transdisciplinariedad es hoy por hoy una realidad.
  2. b) Se establece la sinérgica como la capacidad de construir en conjunto visiones compartidas en un diálogo de saberes integradores.
  3. c) Se asume que la realidad es múltiple, diversa, relacional y en permanente construcción, por tanto, es integral y por ello trasciende al holismo.
  4. d) Deben considerarse las dimensiones social, cultural, política, ética, ambiental, estética y económica en permanente relación y contradicción. Por tanto, se asume la categoría de totalidad
  5. e) Es reflexiva por cuanto la realidad sólo puede ser abordada en relación con los actores/as que la escudriñan desde sus representaciones construidas.

Este nuevo modo de pensar en la investigación emplea la deconstrucción de Jaques Derrida (Estructura, signo y juego en el discurso de las ciencias humanas), como estrategia para cada situación que niega las modulaciones de los sentidos imperantes, reconstruyendo las supuestas lógicas de la dominación en el campo científico, tal y como la plantean Carlos Skliar y Magaldy Téllez, en el texto Conmover la Educación.

La investigación hoy en día debe ciertamente considerar los aspectos ontológicos, filosóficos, sociológicos, pedagógicos, antropológicos, axiológicos, históricos pero hace falta una investigación que además dé cuenta, según Gilles Deleuze (Nietzsche y la filosofía), del sí que sabe decir que no, el sí que crea libertad para pensar y luego ir a la acción considerando que no es posible abordar una situación a investigar desde un solo punto de vista.

Es preciso ver la realidad desde su totalidad, al asumir que no hay un camino o método determinado para orientar de manera definitiva el proceso investigativo para la obtención del conocimiento. Ante una realidad compleja, hace falta un pensamiento complejo, más allá de la lógica y de la razón; la incertidumbre y el azar juegan papel que debe ser considerado, no como accesorios, sino como fundamentales.

Debemos trascender las posturas investigativas conocidas en nuestras universidades tradicionales, donde predomina un conocimiento científico parcelado, aislado, excluyentes y reduccionista. Es el positivismo que ha predominado, con respuesta para todas las preguntas. Tiene las llaves para todas las puestas. Asume la realidad como externa al sujeto; la ciencia es una verdad inmutable; el investigador es acéfalo, es decir, es neutro, cuando hace ciencia se plantea el ser, y cuando se plantea el deber ser hace política; el razonamiento se hace sobre la base de los datos empíricos; la realidad puede predecirse y controlarse; se fundamenta en el método hipotético-deductivo y se corresponde con el paradigma de la simplicidad.

Por tanto, hay que trascender ese paradigma positivista, dar cuenta de la complejidad de Edgar Morin (Introducción al pensamiento complejo) y La transdisciplinariedad de Basarab Nicolescu para construir y transformar.  El sujeto y el objeto son agentes de investigación, ambos se encuentran en constante transformación.

Se postula una investigación que se hace en equipo, que todos trabajan en común para lograr productos, donde todos participan en un intercambio dialógico, sinérgico, cooperativo, enfatizando en la coproducción conjunta de la realidad, aportando ideas, escuchándose mutuamente y discutiendo las decisiones para llegar a acuerdos que contribuyen al éxito en el complejo proceso de hacer investigación.

Hay que saber tener oídos, o sea, hay que saber “escuchar” la voz del otro; es decir, trascender la fenomenología y la dialéctica, y buscar construir otro marco categorial desde el cual sea inteligible esta voz que me cuestiona, que en primera instancia es sólo un grito o un reclamo y que cuestiona la certeza de la ontología de la subjetividad moderna. Es lo que en el texto ¿Qué significa pensar desde América Latina? de Juan José Bautista se llamaría la analéctica (Enrique Dussel), esto es, pensar qué parte de esa dimensión de realidad que no está incluida en mi mundo y que es revelada únicamente a partir de la palabra interpeladora del otro.

No podemos debatir cuestiones de investigación científica en un vacío histórico. Las preguntas claves de una política científica sobre qué se investiga, para qué/quién se investiga y cómo se investiga cobran sentido en un contexto de descubrimiento que da cuenta de los factores socio-políticos, institucionales y académicos que sirven de anclaje a las decisiones del investigador. La investigación es una práctica social anclada en un determinado contexto sociohistórico.

Nuestras investigaciones deben, ciertamente, generar un conocimiento de alto nivel y relevancia científica, pero, a su vez, deben estar comprometidas con un proyecto de país que tiene como desiderátum construir una sociedad más justa e igualitaria, basada en un estado de derecho y sobre todo de justicia.

Por tanto, abogamos por una investigación comprometida y militante con el proyecto nacional de país que está concebido en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV), en los planes gubernamentales y toda la legislación que de ellos se deriva.

B.1. El investigador y su espacio de juego

Los agentes llamados a desarrollar este tipo de investigación son seres humanos, que padecen y satisfacen necesidades, deben ser y hacer parte de la cultura que lo influye, no sujetos apologista de la indiferencia o de la indolencia ante lo que ocurre en el mundo, en Latinoamérica y Caribe y en nuestro país.

El investigador desarrolla su producción teórica también en un tiempo determinado, con un ritmo, con sus propias urgencias, con sus logros y sus temores. También juega en el tiempo y juega estratégicamente con el tiempo: tiene informes, plazos y formatos; porque, parafraseando al sociólogo Pierre Bourdieu (Intelectuales, política y poder y Campo de poder, campo intelectual. Itinerario de un concepto)), los investigadores no están fuera del juego.

Como agente social que juega el juego de la ciencia, está objetivamente condicionado por el estado de ese juego, por su historia, por el capital que ha logrado acumular en el transcurso del juego, y por lo que ha incorporado a lo largo de una trayectoria social general y específica del juego.

Bourdieu concibe al campo de las ciencias como un campo semejante a los otros campos sociales. Es decir, como lugar de relaciones de fuerza, como campo de luchas donde hay intereses en juego, donde los diversos agentes e instituciones ocupan posiciones diferentes según el capital específico que poseen, y elaboran distintas estrategias para defender su capital: simbólico, de reconocimiento y consagración, de legitimidad y de autoridad para hablar de la ciencia y en nombre de la ciencia.

Por tanto, debe tenerse claro que el mundo científico es un mundo de luchas y de competencias como cualquier otro, con intereses específicos, con sus apuestas, sus beneficios, y ello pone en tela de juicio un conjunto de creencias compartidas y denegadas colectivamente.

La manera y los instrumentos que utilizamos para aproximarnos al conocimiento de los diferentes aspectos de la compleja realidad social, las categorías conceptuales que ponemos en juego, las tesis que manejamos, etc., están condicionadas por la posición que ocupamos en el espacio social y, sobre todo, por la posición que tenemos en el propio terreno de lucha: el campo científico. En este sentido, esos instrumentos, esos conceptos, esas tesis, como aquellas otras maneras de percibir y evaluar, de clasificar y de construir lo real, están ligados a la posición que ocupamos en el mundo social.

El campo del conocimiento proporciona instrumentos adecuados para analizar el condicionamiento social de las producciones científicas, poniendo en evidencia los mecanismos de competencia, las relaciones de fuerza y las estrategias utilizadas por los agentes sociales que las producen, y también estaría en condiciones de señalar condiciones sociales de un control epistemológico, entre ellas, aquellas que contribuyan a un mayor fortalecimiento de la comunidad científica, sus instituciones, y sus propias leyes de funcionamiento.

Como investigadores estamos ante un contexto social que desafía nuestro conocimiento, nuestros interrogantes y el sentido de nuestra tarea de descubrimiento.  De allí que debemos preguntarnos: ¿Qué podemos hacer los investigadores para lograr que nuestros productos-resultados sean para satisfacer necesidades del pueblo de la República Bolivariana de Venezuela?

Aspectos teóricos y metodológicos

Una investigación de compromiso debe guiarse, al menos, por las siguientes premisas:

Desde el punto de vista epistemológico.

Asumir que hoy hace presencia, en el terreno del conocimiento, una racionalidad post-clásica que habilita e incorpora problemas ignorados o vedados por el pensamiento científico moderno, absolutamente racional, entre los cuales se encuentra cuestiones relativas al desorden, el caos, la no-linealidad, el no-equilibro, la indecibilidad, la incertidumbre, la contradicción, el azar, la temporalidad, el espacio, la emergencia, la auto-organización, la continuidad, la discontinuidad.

Desde el punto de vista metodológico.

Más que al análisis holístico que hipostasia el todo o el funcionalismo que endiosa a las partes, debe asumirse el análisis integrado, de totalidad, que da cuenta del todo y las partes en una relación dialéctica, contradictoria.

También partir de la premisa que lo complejo no puede dividirse, ya que se manifiesta en un tejido de elementos heterogéneos inseparables y asociados, que no permiten su comprensión en caso de separarse.

Por tanto, no se debe fragmentar lo complejo en partes, tampoco explicar la conducta de personas, agentes, instituciones, desde un solo aspecto; las teorías sociológicas y/o psicológicas unifactoriales sobre la conducta humana, no son recomendables para los tiempos que transcurren.

Más bien, comprender que en el momento actual, se debe tener en cuenta que el ser humano comprende no sólo la parte biológica, sino también y sobre todo el sello cultural que la sociedad deja en él.  De allí que ubicar el contexto en sus múltiples relaciones y contradicciones es una necesidad. Aislar los elementos contribuye muy poco a la comprensión del mismo.

Todo se desarrolla en el marco de lo global. Lo nacional y lo local existen, tienen independencia y organización, pero están fuertemente atadas a lo global. Los seres humanos, la sociedad, se encuentran afectados por una variedad de elementos naturales, biológicos, psíquicos, históricos, sociológicos, religioso, culturales, económicos.

Desde el punto de vista histórico,

Hacer uso de los tres tiempos verbales, es decir, entender de dónde viene o proviene el hecho o el fenómeno de estudio (las causas, lo diacrónico) para diagnostica el momento, los episodios en desarrollo (lo sincrónico) y en consecuencia vislumbrar para dónde se va (perspectivas, pronósticos, proyección). En ese sentido, Edgar Morin (¿Hacia dónde va el mundo?) insistirá que se debe sustituir la concepción simplista que sostiene que pasado y presente son conocidos, que los factores de evolución son conocidos, que la causalidad es lineal, y, por ello, que el futuro es previsible. Así pues, descubrimos una brecha en el pasado, a la que corresponde una brecha en el presente: el conocimiento del presente necesita el conocimiento del pasado que necesita el conocimiento del presente. El futuro nace del presente. Es decir, que la primera dificultad a la hora de pensar el futuro es la dificultad de pensar el presente. La ceguera del presente nos vuelve ip so facto ciegos al futuro.

Desde el punto de vista axiológico.

No hay neutralidad posible. La investigación de compromiso significa identidad con un determinado proyecto de país, con sus componentes políticos e ideológicos. Por tanto, con la parresia de Michael Foucault (El coraje de decir la verdad), nada debe ocultarse en el discurso (en la investigación), más bien hacer uso siempre y en todo momento de la isegoría o la libertad de palabra.

La verdad o la parresia se encuentran en las antípodas de la posverdad, adjetivo definido como relativo o referido a circunstancias en las que los hechos son menos influyentes en formar la opinión pública que las emociones y las creencias personales.

Entender que en el mundo de hoy, el del internet, de las nuevas tecnologías de poder, de las redes sociales, predomina la posverdad, es decir, las pasiones, las emociones, las ideologías y las convicciones de todo tipo, por encima de la parresia foucaultiana.

Fuente El autor escribe para el Portal Otras Voces en Educación

 

 

Comparte este contenido:

En defensa del auténtico periodismo

En la Argentina actual muchos periodistas de los grandes medios hegemónicos sienten que no sólo tienen el derecho de opinar, lo que es incuestionable, sino también de mentir u ocultar toda información que pueda exponer a la luz pública los negociados (e inclusive los delitos) de sus patrones.

Creen que la libertad de prensa, en su caso un escandaloso libertinaje, los faculta para desinformar deliberada e irresponsablemente a la población; lanzar campañas de terrorismo mediático contra quienes no comulgan con sus ideas e intereses; silenciar o difamar a sus contradictores; burlarse y escarnecer a los más altos funcionarios del gobierno nacional, comenzando por el propio presidente de la República y su investidura; a descargar un torrente interminable de «fake news» y a presentar las opiniones que les ordenan difundir los empresarios que contratan sus servicios como si fueran obra genuina de periodistas “independientes, objetivos y ecuánimes.” La misión de estos pseudo-periodistas -que jamás salieron a defender a un Julian Assange, a un Edward Snowden o a Chelsea Manning, y que no dijeron una palabra cuando bajo el gobierno de Mauricio Macri se lanzó una brutal cacería de periodistas en TELAM y muchos otros medios, se avaló a la patota que arrasó la redacción de Tiempo Argentino y expulsó a la señal TeleSur de la Televisión Digital Abierta- no es honrar y ejercer la libertad de prensa sino disimular, bajo un inmoral subterfugio, su condición de operadores propagandísticos al servicio de los grandes conglomerados económicos que en este momento se han lanzado con todas sus fuerzas y descaro a debilitar y derrocar al gobierno nacional, proyecto que sólo podrá ser desbaratado mediante una firme resistencia popular en defensa de la democracia.

Por eso mi apoyo a esta declaración que transcribo a continuación, en la convicción de que, como lo demuestran la historia y la experiencia cotidiana, no habrá democracia política digna de ese nombre mientras no se democratice al sistema mediático, la gran tarea pendiente que deberá ser encarada ni bien el Covid-19 sea un doloroso recuerdo del pasado.

Las voces de los periodistas que no se comercializan por un plato de lentejas.

100 empleados de los grupos hegemónicos, responsables de instituir un relato para favorecer a sus empleadores millonarios, firmaron una solicitada para defender a uno de ellos, el imputado por ser parte de una red de inteligencia ilegal, el vocero de las corporaciones, Luis Majul. Le contestamos más de mil (1000) comunicadores en esta solicitada que obviamente será silenciada por las propaladoras del odio y el poder concentrado. ¡Hagámosla circular!

Fuente: https://rebelion.org/en-defensa-del-autentico-periodismo/

Comparte este contenido:

Global Citizenship Education after the COVID-19 crisis?

By Marta Estellés, University of Cantabria, Spain and Gustavo E. Fischman,

Arizona State University, USA

During the COVID-19 crisis, educational responses have been mainly geared towards minimizing the problems derived from school closures and mantaining educational services. While it is understandable to desire the certainity that normality provides, we believe that returning to the pre-existing educational models may not be desirable for the great majority of teachers, students and families. As graffittied on many Hong Kong walls, “We can’t return to normal, because the normal that we had was precisely the problem.”

In educational terms, the COVID-19 pandemic implies much more than a disruption to normal schooling that can be solved by the rapid deployment of pedagogical interventions such as digital learning models, alternative scheduling and physical distancing in classrooms and schoolyards. Granted, these were interventions in a time of crisis that may have helped to mitigate the historically unprecedented suspension of schooling for almost 1.6 billion students worldwide. However, they shouldn’t prevent us from ignoring the pre-COVID-19 negligence of most education systems to promote empathy and to encourage democratic forms of engagement and collaboration among citizens and governments from other regions of the world.

In this context, it would not be surprising if various educators, policy makers and scholars in the broad field of global education soon start to demand more Global Citizenship Education to address the pedagogical shortcomings revealed by the COVID-19 crisis. Indeed, some have already started. Yet, we wonder: can Global Citizenship Education models provide an adequate response to the COVID-19 crisis?

Global Citizenship Education (GCED) has been frequently presented as a pedagogical answer to respond to the challenges derived from globalization: respect for human rights, development of global responsibility, environmental awareness, economic growth, social justice, and so forth. Despite good intentions, most GCED models have been framed as evolutionary and redemptive models, reinforcing neo-liberal perspectives of minimizing both the public sphere and governments’ obligations toward their citizens. With some noted exemptions, GCED models tend to promote an “entrepreneurial self” with the implicit assumption that the responsibility for solving global problems lies exclusively with individuals’ behavioural changes, not as a shared responsibility between citizens, governments and international institutions. However, as the COVID-19 crisis clearly highlights, the problem is not only that there are individuals who are not able to imagine and carry out forms of cooperation with other citizens around the world, but also –and perhaps more importantly– that many governments are not willing, nor demanded, to do so.

During this crisis, most governments –regardless of their orientation– did not begin to act until the COVID-19 threat was within their frontiers, framing this challenge as a national battle. However, global cooperation materialized in measures such as sharing reliable information among countries, coordinating the global production of medical equipment or creating an economic safety net could have considerably minimized the spread and the impact of the virus.

This pandemic has highlighted how deeply we have internalized the idea that governments must defend the interests of their nations. Challenging national frames is not only a matter of fostering ‘global awareness’. We have never been so aware of the dense bonds that connect us to each other globally, but we still seem unable to articulate alternative ways to cooperatively face global crises. Yet, what makes us reluctant to cooperate with humans from other regions of the world? What motivates us to do it? Proponents of GCED have usually taken for granted that altruistic beliefs and rational ideals modeled after the tradition of the Enlightenment are the main drivers of global citizens’ behaviors. However, emotions and non-altruistic behaviors are also an intrinsic part of our human nature. Ignoring the power of emotions in political decision making is not only naïve, but also extremely impractical for any current civic education proposal that aims to go beyond good intentions.

The COVID-19 catastrophe directly highlights the urgency of developing global educational alternatives that go beyond romantized notions of citizenship. Right now, it is our responsibility as teachers, educational researchers, policymakers and concerned international organizations to encourage reflections that expand our possibilities to address the pedagogical dimensions of global civic challenges.

Fuente: https://gemreportunesco.wordpress.com/2020/07/03/global-citizenship-education-after-the-covid-19-crisis/

Comparte este contenido:

We need to talk about racism in schools

The fault lines are open and fractions are rising in the United States. Inequalities, which have always been there, are now fully exposed because of COVID-19, including its effect on marginalized communities. The death of George Floyd shined the spotlight even brighter on the racial inequality and segregation embedded in this country’s education system.

Ongoing discrimination, alienation and segregation in schools promote exclusion in education and damages the opportunity to build more inclusive attitudes among members of the population. It’s time for this to stop.

By latest counts, over a third of black students are in schools where at least nine out of 10 of their classmates are also black. Having made great progress to reduce intensely segregated schools in the 1960s, legislation in the 1990s released hundreds of U.S. school districts from court-enforced integration. It should not be a surprise that the effect of this loophole is seeping out into society. Unfortunately, a “them” and “us” position has been normalized.

School choice has a lot to answer for. When white parents choose schools, they use racial composition and factors for which race is a proxy, such as school safety, quality of facilities and academic performance. These choices could trickle down to their children, shape their values and, presumably, they could grow up blinkered to the reality of the United States demographic composition today, which is diverse.

In a perfect world, schools would encourage children to actively seek out different views. Unfortunately, even if schools are diverse, students may self-segregate by choice, seeking out groups of friends with whom they feel most comfortable. The right teacher can address this, but the reality is that these divides often settle in.

The new 2020 Global Education Monitoring Report shows that just over half of teachers in the U.S. bother adapting their teaching to the cultural diversity of students. This results in some marginalized students being siphoned off into slower school tracks or dropping out. In fact, one in three students in the U.S. say they feel like outsiders in school, more than almost any other country in the world.

It is naive to think that teachers are immune to social biases any more than anyone else. They have better racial attitudes in recent years than before, but that does not mean that discrimination is a thing of the past. In the latest major survey on this issue in 2017, it found around one third of teachers believed that inequality was mainly due to African Americans lacking “motivation or willpower to pull themselves out of poverty.”

While we can try not to connect the dots, the stark truth is that Black students are identified with disabilities at higher rates than their peers, whether because of bias in procedures, testing material or people. In some states, minorities might officially be up to five times more likely to be in special education categories without triggering discrimination concerns.

It is important to note that teachers with minority backgrounds are underrepresented relative to the student population. The drop in African American teachers came hand in hand with school integration, a conscious choice of education leaders and policy makers. As a whole school district transitioned to full integration, the number of African American teachers in employment would be slashed by a third. This should be a lobbying matter.

The sharp end of the wedge for some children in this story is the school-to-prison pipeline in many disadvantaged areas. Children are funneled into the juvenile and criminal justice systems for often minor infractions. Black students are suspended and expelled three times as often as white students. In a Mississippi school district, children as young as 10 were routinely arrested and taken to jail in handcuffs upon teachers’ requests — some kept for days before seeing a lawyer. Black girls were strongly affected, representing the fastest-growing group in the juvenile justice system.

Social tolerance will never be part of the fabric of society until we bring children up in a tolerant environment. No child is born racist. But the system can make them so. Educating everyone the right way, including policemen and women, could make the world of difference. To join the police force in the U.S. you have to take 19 weeks training, compared to 130 weeks in Germany — less time than many trade jobs require. Adjusting what and how learning happens is a critical part of today’s unrest.

The dust will settle after the killing of George Floyd, the protests that followed and the pandemic, but we must make sure it lands in a much more inclusive education system when it’s done.

Manos Antoninis, DPhil, is the director of the Global Education Monitoring Report at UNESCO. 

We need to talk about racism in schools
© Getty Images

Manos Antoninis, DPhil, is the director of the Global Education Monitoring Report at UNESCO.

Fuente: https://gemreportunesco.wordpress.com/2020/06/30/we-need-to-talk-about-racism-in-schools/

Comparte este contenido:

La educación pública en manos neoliberales: tres impactos en México.

Por Redacción de Insurgencia Magisterial

A nivel federal las celebraciones por el cumplimiento de los dos años del triunfo de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) se centran en la exhaltación de dos aspectos: el fin del neoliberalismo y el combate a la corrupción. Sobre esos dos elementos se tejen diversas narrativas. Lamentablemente en el campo de la educación pública, el consenso apunta a que esto no ha ocurrido.

Pero más allá de que AMLO decidiera no impulsar una política educativa no neoliberal en el campo de la educación pública, lo cual fue una promesa de campaña, alarma que cedió la rectoría del Estado en este rubro a uno de los grupos empresariales más depredadores del país. Este grupo empresarial contaba desde hace años con una agenda privatizadora en materia de educativa, la cual se ha convertido ahora en política gubernamental.

A menos de dos años que este grupo empresarial capturó al gobierno de AMLO, sus decisiones ya empiezan a mostrar impactos en el desmantelamiento de la educación pública, que parecen ya irreversibles. A continuación presentamos tres impactos.

  1. El contenido, los métodos y fines de la educación pública apuntan a la consolidación de la formación de un “sujeto neoliberal”. De manera acelerada se perfeccionan los mecanismos de construcción de ciudadanos funcionales para el neoliberalismo, incorporando el “aprendizaje” de nuevas herramientas que buscan resolver fallas de mercado, tales como el emprendedurismo, el “control” emocional, la “educación financiera” o la alimentación “sana”. Este enfoque funcional, se caracteriza por no cuestionar las causas estructurales que originan los “problemas”.
  2. La centralización de la toma de decisiones y con ello el erosionamiento del federalismo, que implica que se estandaricen intervenciones, desconociendo las diferencias contextuales. Esta centralización del poder empieza a impactar en las decisiones que se están tomando en el rubro financiero, acelerando los procesos de privatización ya conocidos e incorporando otras expresiones como la venta de información del Sistema Educativo a redes corporativas.
  3. El desmantelamiento, coptación o negociación con organizaciones magisteriales para nulificar puntos de resistencia o interpelación que pudieran poner en peligro el “arreglo” de AMLO con ese grupo de empresarios a los cuales “vendió la Secretaría de Educación Pública”. Esto lo ha logrado AMLO de manera sorprendente.
    La CNTE está feliz con “mesas de negociación” que las atiende personalmente AMLO. Las críticas que realizan son “suaves” y dirigidas a la “nada”, han logrado una “bilateralidad” cómoda. A cambio se han desmovilizado y guardado un silencio cómplice. Un  ejemplo es la declaración en Facebook del combativo líder de la Sección 9 hace unos momentos, dice: “Un supuesto “Encuentro de docentes con el Secretario de Educación” que resulto un monólogo desde el poder, ni los veo ni los oigo. Profr. Pedro Hernández Morales, Secretario General Sección 9 Democrática SNTE-CNTE”, a eso se reduce la combativa CNTE.
    Otro “referente nacional, ” el CEND del SNTE, está ocupado en formar comités para defender a AMLO y con ello obtener candidaturas en las próximas elecciones. Al igual que la CNTE sus críticas a lo que ocurre en la educación pública  en la 4T, no se traduce en una agenda de lucha.

Estos tres impactos combinados muestran un desmantelamiento acelerado de la Educación pública en México, algo que ni el PRI, el PAN o el PRD soñaron estando en la cúspide del “pinche” poder.

Fuente: https://insurgenciamagisterial.com/la-educacion-publica-en-manos-neoliberales-tres-impactos-en-mexico/

Comparte este contenido:
Page 644 of 2441
1 642 643 644 645 646 2.441