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Nuevamente postergado

Por: José Joaquín Brunner.

 

Sorprende que en días pasados el Senado de la República haya postergado, para continuar estudiando, el proyecto de ley (Boletín 12.118-04) que permitirá entrar en vigencia a la reforma constitucional que consagró la obligatoriedad del kínder, proyecto previamente aprobado por la Cámara de Diputados y por la propia Comisión de Educación del Senado.

La reforma de la Constitutión en este punto fue aprobada en 2013. El proyecto en actual tramitación es de septiembre de 2018. Es decir, tras siete años, una reforma que cuenta con amplísimo apoyo aún no entra en vigencia por faltar un simple acuerdo procedimental, a pesar de que los miembros del Congreso han tenido más de 20 meses para aunar criterios y resolver las diferencias que puedan existir. Es una lamentable muestra de falta de diligencia, voluntad o capacidad.

En efecto, ¿cómo entender que la obligatoriedad del kínder, ya establecida en la Constitución y cuya importancia para un acceso equitativo a oportunidades tempranas de aprendizaje es hoy evidente para todos, sin embargo demore tanto en concitar el apoyo de los parlamentarios? ¿Acaso no es igualmente evidente que el mayor valor de esta ley que materializa la obligatoriedad constitucional serviría justamente a aquellos miles de niños que nacen en condiciones de la más alta vulnerabilidad, facilitando su acceso a este nivel educacional? ¿Qué justifica el atraso en la entrada en vigencia de una reforma tan obvia como imprescindible? ¿Alguien duda del crucial papel que la educación parvularia tiene para reducir las diferencias socioeconómicas del origen familiar, como muestra abundantemente la evidencia científica disponible?

¿No sería más lógico que las y los congresistas dediquen su valioso tiempo a aprobar de una vez este proyecto, mientras usan sus talentos y energía para trabajar junto con el gobierno en diseñar un plan que efectivamente lleve a esos niños en el menor plazo posible a las aulas del kínder? ¿No sería éste un gesto del mayor valor en estos tiempos donde la pobreza vuelve a amenazar el futuro de infantes, niños y jóvenes?

Fuente del artículo: https://www.latercera.com/opinion/noticia/nuevamente-postergado/LX2IP4YDYRG5XPVZCUY72SJTGE/

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Educación: tiempo de “parar la pelota”

Por: Ricardo Braginsky.

 

Cuando a principios de marzo se detectó al primer contagiado de coronavirus en el país, todos los argentinos compartíamos una certeza: el sistema de salud no iba a estar preparado para hacer frente a una situación similar a la que mostraban las noticias que llegaban de España o de Italia.

Certeza más imágenes fuertes, el resultado fue un consenso inédito, en el país, en torno a esas primeras medidas de aislamiento social. Nos olvidamos de todo tipo de grietas. Todos nos encuadramos, sabíamos que al sistema de salud había que darle tiempo.

Lástima que, en el apuro, no advertimos que en otras áreas de la vida social argentina, el país tampoco estaba preparado para enfrentar una pandemia de estas características. Y que esas áreas también necesitaban tiempo para adecuarse bien.

Una escuela en Shangai. Imágenes de la "nueva normalidad" educativa.

Una escuela en Shangai. Imágenes de la «nueva normalidad» educativa.

Una de ellas es la educación. Definido el aislamiento, incluso unos días antes del decreto presidencial, todo el sistema educativo pasó a una “continuidad pedagógica a distancia”. Así, de la noche a la mañana, sin tiempo para planificar. Las escuelas de todos los niveles y de todas las regiones del país debieron adaptarse a la educación sin presencia física: las públicas y las privadas, las urbanas y las rurales, las que atienden a familias más acomodadas o a las más vulnerables. Todas.

Después de tres meses de semejante experiencia colectiva, lo que queda claro es que no todas las escuelas ni los estudiantes y sus familias están preparados por igual. Quizás sí, aquellos sectores del país que combinan familias con cierto capital cultural previo, más buena conectividad para poder recibir clases a través de videoconferencias. Pero en el resto, difícil. Abundaron las fotocopias, los mensajes de WhatsApp. El esfuerzo de muchos padres que hacen lo que pueden.

Una escuela en la India. Imágenes de la "nueva normalidad" educativa.

Una escuela en la India. Imágenes de la «nueva normalidad» educativa.

Los ministros de Educación de todo el país están diseñando por estos días cómo será la vuelta a las aulas. Hay distintos esquemas en análisis. El Gobierno porteño avanza con el modelo israelí, de cuatro días de clases cada dos semanas. La única provincia que, por ahora, presentó una propuesta formal es Catamarca, donde no hubo ni un sólo caso de Covid-19.

Quizás sea éste el mejor momento para “parar la pelota”, levantar la vista y mirar para adelante. El desafío es enorme: porque lo que viene no es un regreso a la presencialidad que teníamos, sino más bien un paso hacia la “nueva normalidad” educativa, que nadie sabe bien cómo será.

Pero la diferencia es que ahora sí hay tiempo. La vuelta no sería antes de agosto, coinciden los ministros. Es tiempo de pensar y ver cómo esta vez se incluye a todos los argentinos.

Fuente del artículo: https://www.clarin.com/opinion/educacion-tiempo-parar-pelota-_0_pc5RFyjlB.html

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Becas, prepas y bancos: tres tesis

Por: Carlos Ornelas.

 

En la mañanera del 11 de junio, el presidente Andrés Manuel López Obrador; el secretario de Hacienda, Arturo Herrera; el secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma, y la coordinadora nacional del Programa de Becas para el Bienestar Benito Juárez, Leticia Ánimas Vargas, informaron que, gracias a una reforma legal, los casi cuatro millones de becarios de la educación media abrirán su cuenta bancaria y por allí recibirán el recurso, sin intermediarios ni moches, dijo el Presidente.

Desde el Programa Solidaridad, en el gobierno de Salinas de Gortari, después Progresa, en el de Zedillo y Oportunidades, en los de Fox Calderón, hay programas de becas para los estudiantes de bachillerato en el sector público. Pero en el gobierno de López Obrador se hizo universal, lo mismo se le otorga al hijo del albañil que pudo hacer la secundaria con gran esfuerzo de los padres, que al vástago del burócrata o del notario que tienen ingresos suficientes.

Más allá de la glosa oficial de que se otorgan estas becas como acto de justicia social y equidad, también para motivar la retención y mejorar los porcentajes de titulación, las discusiones en la plaza pública se concentran en tres perspectivas, que no se excluyen entre sí.

 

Primera, la versión de la eficiencia. Como lo explicó Leticia Ánimas Vargas, entregar órdenes de pago a más de tres millones de alumnos menores de 18 años en más de 13 mil escuelas era un proceso lento, burocrático y costoso. Con la cuenta bancaria los estudiantes cobrarán directamente. Además, como lo destacó el secretario Moctezuma, los integra a la formalidad.

Esta tesis tiene peso, significa ahorro, aunque el banco cobre una comisión, el recurso llega y los jóvenes se hacen responsables (se empoderan, dice el discurso oficial).

Segunda, la exégesis de la bondad. Ésta es la favorita de los seguidores de Morena y de los fans del Presidente. Ahora, al llegar la beca de manera directa y a tiempo facilitará la vida de estudiantes y familias, ya no sufrirán zozobra por los retrasos ni serán víctimas de funcionarios corruptos.

Esta proposición refrenda la lucha anticorrupción del Presidente, pero también asienta que la pudrición se da entre cuadros de su gobierno. De cualquier manera, el joven no tendrá que esperar a cumplir 18 años para tener su tarjeta bancaria y librarse de monsergas.

 

Tercera, la interpretación adversaria. Los críticos de la Cuarta Transformación anotan que el programa de becas es clientelar y la bancarización es para hacer más conveniente el patrimonialismo. Arguyen que el motivo principal de la beca universal a los estudiantes de bachillerato es porque la mayoría de ellos podrá votar el año que entra.

Tanto de manera sublime como directa —por Morena, no por el Presidente mismo— en la campaña del año que viene —y en las que seguirán— les recordarán a los jóvenes que gracias al presidente López Obrador y a su partido disfrutan de esta beca. ¡Ya les aludirán por quién votar!

¿Cuál tesis escoge usted?

 

Fuente del artículo: https://www.excelsior.com.mx/opinion/carlos-ornelas/becas-prepas-y-bancos-tres-tesis/1388052

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Kínder obligatorio: un asunto de justicia social

Por: Sylvia Eyzaguirre.

 

Después de casi dos años de tramitación, este miércoles se votaba en el Senado el proyecto de ley que materializa la obligatoriedad del kínder, que corresponde al último año de la educación parvularia. Sin embargo, su votación fue postergada. ¿Por qué? Porque en el fondo los intereses de los niños son menos importantes que los intereses políticos. Así de desoladora es la realidad. Aquí la historia de este proyecto, para que usted saque sus propias conclusiones.

En 2013, durante el primer gobierno de Sebastián Piñera, se buscó profundizar la responsabilidad del Estado con la educación temprana. Para ello, el gobierno quería impulsar una reforma constitucional que estableciera el acceso universal y gratuito a la educación parvularia a partir de los tres años. Durante las conversaciones con las fuerzas políticas, previo a la presentación del cambio constitucional, la oposición pidió incorporar la obligatoriedad del kínder para apoyar dicho cambio y la coalición de gobierno extender el acceso universal y gratuito a los niños de dos años. Fruto de estas conversaciones, se presenta una reforma a la Constitución que establece la obligatoriedad del kínder y el acceso universal y gratuito a la educación parvularia a partir de los dos años de edad. A fines de 2013, el Congreso aprobó por unanimidad esta reforma constitucional. En su intervención, a propósito de la reforma, Ia senadora Isabel Allende dijo “todos debemos apoyar esta reforma constitucional (…) porque tenemos que avanzar pensando en el bien del país”, destacando especialmente el kínder obligatorio. Han pasado casi siete años desde entonces y todavía el Estado de Chile no cumple con su mandato.

Considerando el origen del kínder obligatorio, resulta insólito que sea hoy la oposición la que obstaculiza su materialización. Más sorprendente aún resulta la actitud de algunos senadores de oposición en la Comisión de Educación y Hacienda del Senado, cuando se tiene a la vista la historia legislativa de este proyecto y el hecho de que ninguno de ellos haya siquiera presentado una indicación para mejorarlo. El proyecto en trámite incorporó las tres indicaciones que presentó la oposición en la Comisión de Educación de la Cámara y fue aprobado en la Cámara con 135 votos a favor, 0 en contra y 0 abstenciones.

¿Cuáles son las razones para oponerse? Una senadora está en contra del kínder obligatorio. Ella tiene todo el derecho a no estar de acuerdo con la Constitución, pero la democracia nos obliga a respetar la decisión de las mayorías y ella como senadora lo debería saber mejor que nosotros. No basta con que no esté de acuerdo, ella debe legislar para materializar los mandatos constitucionales, más allá de los gustos personales. Otros senadores dicen que el proyecto no resuelve bien algunas tensiones. Es muy posible que esto sea verdad; todo proyecto es perfectible. Pero eso es parte del trabajo de los parlamentarios, a saber, presentar indicaciones para mejorar los proyectos de ley, y eso es precisamente lo que no han hecho los senadores.

¿Cuál es la finalidad del kínder obligatorio? Nada más y nada menos que proteger el derecho de los niños. El derecho a la educación y el acceso universal obligan al Estado a proveer educación para todos, pero no obliga a los padres a proveer dicha educación a sus hijos. La obligatoriedad es el mecanismo que tiene el Estado para garantizar que todos los niños desarrollen las habilidades propias de su edad. El kínder obligatorio es sobre todo una medida de justicia social. Por una parte, existe evidencia contundente sobre los beneficios de asistir a la educación parvularia y los resultados en la prueba internacional PISA para Chile muestran la alta correlación entre asistir a kínder y el desempeño académico, especialmente para niños de familias de bajos recursos. Por otra parte, el acceso a kínder sigue siendo desigual en nuestro país, mientras el 100 por ciento de los niños del quintil más rico asiste a kínder, menos del 90 por ciento de los niños del quintil más pobre asiste a este nivel educativo. Juzgue usted ahora si el bienestar de estos niños está siendo considerado en la votación de este proyecto.

Fuente del artículo: https://www.latercera.com/opinion/noticia/kinder-obligatorio-un-asunto-de-justicia-social/EFE4CIOSFFFSREAJZWILIIBBAE/

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Flexibilidad para la educación

Por: Luis Felipe Gómez Restrepo.

El sector de la educación superior, y particularmente el de las universidades, está haciéndose preguntas sobre el futuro post Covid-19. Vienen cambios sustanciales, pero todavía estamos entendiendo hacia dónde orientar la transformación, ¿cómo será la educación del futuro? La pregunta llama a la innovación y a reflexionar sobre cómo superar al menos dos posibles obstáculos: el primero, el de la rigidez y lentitud de las universidades en su estructura y funcionalidad, y el segundo, el de la poca flexibilidad tanto del Ministerio de Educación Nacional que habla de control y vigilancia, como de las agencias acreditadoras que han ido solidificando una visión sobre cómo justipreciar la calidad educativa.

La idea del control y de la vigilancia está en la Constitución Política, artículo 67: “…Regular y ejercer la suprema inspección y vigilancia de la educación”. La experiencia que hemos vivido en estos meses nos indica un giro que sería más proactivo hacia el fomento y el acompañamiento a las instituciones. Vigilar y controlar produce un sistema educativo pasmado, poco autónomo e innovador. Hay que ganar en flexibilidad en el marco legal y reglamentario.

Respecto del segundo obstáculo, el problema está en las mismas instituciones educativas y en muchos de sus estamentos que tienen aversión al cambio y una tendencia a equiparar calidad con estandarización. Estas ideas han llevado a muchas instituciones a hacer siempre lo mismo para cumplir con estándares.

Algunas luces para superar la rigidez que aprisiona el sistema educativo se difunde en webinars donde expertos mundiales arriesgan sus visiones de futuro. La experiencia vivida durante el confinamiento ha llevado a los límites a las instituciones retando el cumplimiento de su misión. Lo que se avizora a continuación ya empieza a suceder para Colombia y es similar en América Latina: uno, la ruptura de paradigmas de presencialidad que posibilitan mayor cobertura superando obstáculos de conectividad que parecían impasables; dos, se ha hecho muy importante la investigación para ayudar en la toma de decisiones proponiendo virtuosas alianzas entre Gobierno y las universidades impulsando la investigación relevante y de impacto; tres, se ha vuelto a remarcar la pertinencia como un criterio que orienta la producción de conocimiento y su difusión; cuatro, se ha dado un nuevo aliento al uso de medios virtuales para difundir contenidos teóricos, democratizándolos y poniéndolos al alcance de todos. También se ha reconocido la importancia de la presencialidad para impulsar el trabajo colaborativo, las prácticas y el aprendizaje experiencial; se explora cada vez más el modelo blended learning para la educación superior; quinto, se está redefiniendo la internacionalización como una manera de pensar global que permite una comprensión multicultural de la realidad, y muchas otras ideas emergentes. ¡Y apenas hemos comenzado a pensar!

Si queremos enfrentar el futuro, necesitamos hacer cambios muy grandes en la educación y en las universidades. Se están dando pasos importantes, las instituciones están aprendiendo, arriesgando, fortaleciendo capacidades que son importantes para un gran cambio necesario. La autocrítica de las instituciones y la flexibilidad del Ministerio de Educación serán dos componentes fundamentales. La innovación es urgente.

Fuente del artículo: https://www.elpais.com.co/opinion/columnistas/luis-felipe-gomez-restrepo/flexibilidad-para-la-educacion.html

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Rediseñando la experiencia universitaria entre medidas de distanciamiento social

Por: Paola Estrada Villafuerte

Las instituciones de educación superior se preguntan si abrirán sus puertas para el otoño y qué tanto afectarán las normas sanitarias en la vida universitaria como se conoce.

Sin la certeza de la modalidad educativa presencial en el campus, las autoridades universitarias deben averiguar qué rumbo tomará el siguiente semestre. En un panorama incierto consecuencia de la pandemia por COVID-19, las opciones se dividen entre redoblar reglas sanitarias, optimizar los esfuerzos hasta ahora realizados para entregar una educación en línea de calidad, retrasar el inicio del semestre en otoño o incluso cancelarlo. En cualquier escenario, lo único certero es que este ciclo escolar será muy diferente a los anteriores. Muy probablemente, sin importar la modalidad que las universidades decidan recurrir, el número de alumnos y alumnas disminuirá considerablemente. Entre crisis financieras, familiares enfermos, empleos perdidos y apoyos gubernamentales enfrentando otras prioridades, estudios prevén que las instituciones podrían ver una decrecimiento general del 20 % en el número de estudiantes inscritos.

«Casi todos mis estudiantes que han sido admitidos en universidades de primer nivel están reconsiderando sus planes para este próximo año académico, y algunos envían formularios de solicitud de año sabático para retrasar el comienzo de su primer año para que puedan tener la experiencia universitaria completa”, Christopher Rim, consultor de admisiones, CEO de Command Education para Business Insider. Este porcentaje se eleva si tomamos en cuenta el alumnado internacional que seguramente pondrá en pausa la búsqueda de una institución extranjera. BOSSA, Beijing Overseas Study Service Association, menciona que China, siendo el país principal de origen de estudiantes en el extranjero, se verá bastante afectado por la epidemia, puesto que “ha causado que entre el 40 % y 60 % de estudiantes sean bloqueados directamente en la solicitud de la universidad y visa”.

«Casi todos mis estudiantes que han sido admitidos en universidades de primer nivel están reconsiderando sus planes para este próximo año académico».

Sin embargo, algunas soluciones que se han sugerido para este sector en específico, como Elise Hodge plantea, es ofrecer a los alumnos internacionales un semestre híbrido. El alumnado  comenzaría los cursos de manera remota inscritos en las universidades deseadas y cuando sea ideal, podrán dar seguimiento a sus clases dentro del campus de manera regular. La Universidad de Arizona, por ejemplo, ha lanzado un Campus Global pensado en el alumnado internacional donde la universidad ofrecerá una mezcla de cursos virtuales y experiencias vivenciales en universidades asociadas que estén cercanas a los alumnos en sus lugares de residencia.

¿Qué planean las universidades? Diferentes escenarios para el otoño

Ciertas universidades se encuentran ya detallando los planes específicos para el siguiente semestre. En el estado de California, en Estados Unidos, el jefe del sistema de la Universidad Estatal mencionó que sus 23 instituciones comenzarán el semestre de otoño virtualmente. Esto no es sorpresa, ya que en una encuesta realizada por The American Association of Collegiate Registrars and Admissions Officers, se encontró que más de la mitad de las universidades en EE.UU. están considerando permanecer en esta modalidad por el resto del año.

Otras instituciones, como la Universidad de Notre Dame, planean abrir sus puertas para el otoño y aplicar regímenes rigurosos de sanidad, tales como el rastreo de contactos, protocolos de cuarentena y aislamiento, distanciamiento social y el uso obligatorio de máscaras en público. Al igual que Harvard, que también plantea abrir el campus pero se prepara para tener la mayoría de sus clases de manera remota. Sin embargo, aunque algunas universidades están anunciando su regreso en otoño, la decisión sobre si reabrirán o no los campus universitarios el siguiente semestre no será decisión de las universidades, serán las autoridades políticas y sanitarias de cada país quienes determinarán cuándo y cómo podrán reabrir los centros de educación superior.

Clases presenciales

En caso de que se decidiera abrir las aulas, este rumbo podría llegar a ser incluso aún más arriesgado y complicado que trasladarse totalmente a cursos en línea. The New York Times, en conjunto con autoridades institucionales, caminaron por algunas situaciones hipotéticas que podrían presentarse en este escenario. Estas iban desde “puntos de control de fiebre en las entradas a los edificios académicos, pasillos unidireccionales y asientos bloqueados en los salones para mantener a los estudiantes a seis pies de distancia hasta dormitorios convertidos en centros de cuarentena para cualquier estudiante expuesto al coronavirus”. Incluso se discutió la idea de implementar aplicaciones móviles, donde los alumnos tendrían que reportar a diario sus síntomas y sólo así serían otorgados un pase para ingresar a sus aulas.

«Si el otoño 2020 no puede suceder en el campus, necesitamos encontrar una forma de que ocurra efectivamente en línea”.

Sin embargo, esto no puede hacer frente a las situaciones que podrían generarse después del horario de clases. Con alumnos ansiosos por regresar a la vida universitaria y estudiantes de primer ingreso que desean experimentar la libertad que ofrece esta etapa, es casi imposible asegurar que estas medidas serán adoptadas como una nueva cultura de convivencia dentro del campus, dado que los estadios vacíos y fiestas via Zoom no son una alternativa tan llamativa.

¿Cancelar el semestre si los campus continúan cerrados?

Por otro lado, muchos comparten que la decisión más sensata es cancelar por completo el siguiente ciclo escolar, considerando que la experiencia en persona es esencial para la continuidad del periodo, «Un semestre de otoño en línea no es una posibilidad [… ] No tuvimos la opción de estar en línea a mediados de semestre […] pero sería académicamente irresponsable llevar el siguiente en línea. Se necesitan entre 70 y 80 horas a la semana para mantener una semblanza de instrucción. No sería físicamente posible sostener el mismo esfuerzo docente. Si se aplicaran los estándares académicos normales, un gran número de estudiantes fracasaría. Si no es posible reanudar la instrucción en persona en otoño, el único curso de acción responsable sería cancelar el semestre y cerrar las universidades”.

El reporte de Eduventures, explica que no hay duda que muchas autoridades institucionales se encuentren escépticos en poder emular la experiencia universitaria vía remota. También, que muchos profesores se sienten vindicados en su creencia de que la esencia de la universidad y el medio del campus son inseparables. «Sí, el campus físico facilita los fundamentos de la educación superior: comunidades de aprendizaje, diversidad de ideas, formación humana”, menciona el reporte, pero también explica que en este caso, «la decisión correcta no es darse por vencido, posponer o asentarse, sino recrear estos fundamentos de nuevas maneras. Si el otoño 2020 no puede suceder en el campus, necesitamos encontrar una forma de que ocurra efectivamente en línea”.

Expectativas aumentadas para un nuevo semestre en línea

Si las clases continúan por medio de educación remota, las expectativas en materia de calidad por parte de alumnos y familias aumentarán considerablemente siendo que las universidades tendrán todo el periodo del verano para resolver las complicaciones que pudieron haber surgido en la transición de emergencia en marzo.

“Si alguna vez habrá un momento para repensar la naturaleza de la educación universitaria, este es el momento».

Chris Hakala, quien dirige el Centro para la Excelencia en Enseñanza, Aprendizaje y Becas en Springfield College, dijo para Inside Higher Ed, “el tipo de aprendizaje remoto que la mayoría de los campus impartieron sobre la marcha durante la crisis esta primavera puede haber sido suficiente por el momento. Pero no fue tan bueno como la instrucción que la mayoría de las universidades normalmente imparten en persona o que está disponible para los estudiantes en muchos programas en línea de alta calidad”.

Definitivamente, las universidades deberán averiguar qué pasos tomar para elevar el nivel de calidad de las clases en línea que se estuvieron ofreciendo durante este semestre. Ya que las sesiones sincrónicas, lecturas remotas prolongadas y los documentos compartidos, no serán suficientes para retener a un alumnado necesitado de mejores métodos educativos. “Si alguna vez habrá un momento para repensar la naturaleza de una educación universitaria, este es el momento. Ante la pandemia actual, las universidades deben idear estrategias para adaptarse a un entorno extraordinariamente incierto, no solo para abordar la crisis inmediata, sino también a largo plazo”, dice Steven Mintz.

¿Cómo lograr esto?

Eduventures, plantea que para crear una educación remota efectiva se debe comenzar con la perspectiva que se tiene hacia esa modalidad. «Si los presidentes, el profesorado, el personal y los estudiantes, se acercan a un semestre remoto con la actitud de que el aprendizaje en línea es inherentemente deficiente y que ninguna cantidad de imaginación o esfuerzo cambiará eso, entonces el resultado será una experiencia estudiantil deficiente o ni siquiera alguna educación superior hasta que la pandemia haya pasado». El mismo estudio sugiere que para que las aulas virtuales puedan ofrecer sesiones de educación atractivas, se deberán acoplar ciertas medidas:

  • Aula invertida: En lugar de esperar que alumnos y profesores lean en conjunto el material de la clase durante las sesiones, se propone invertir el orden. Curar lecturas para que los estudiantes generen preguntas en casa y discutirlas en la sesión sincrónica.

  • Replantear el ritmo de la clase: Efectuar discusiones envolventes y efectivas con pocas lecturas, en lugar de esperar que los estudiantes mantengan el mismo ritmo de concentración con jornadas extendidas.

  • Sesiones asincrónicas: Para evitar el agotamiento del instructor, garantizar la variedad pedagógica y ayudar al impulso de la clase, el profesorado debería considerar además de sesiones en vivo, la contribución a las discusiones basadas en texto.

  • Interacción: Para generar intimidad e interacción entre estudiantes, la facultad podría facilitar la interacción grupal en vivo de los compañeros de clase al menos dos veces por semana para discutir el material de la clase.

  • Materiales: Utilizar recursos digitales ya disponibles en plataformas como Coursera.

  • Permitir que algunas clases sean dirigidas por alumnos: Crear un acercamiento distinto al permitir que los mismos compañeros de clase dirijan ciertas sesiones enfocadas en aclarar dudas.

Inside Higher Ed, por su parte, establece ciertos puntos claves para que este modelo funcione:

  • Educar alumnos de manera completa: La crisis debería recordarnos que nuestras instituciones no solo deben promover el desarrollo cognitivo de los estudiantes, sino también su bienestar, incluida su salud mental y bienestar físico.

  • Escuchar experiencias: Las instituciones deberán escuchar con mayor atención la retroalimentación creada por los alumnos y estar preparados para generar cambios según sea necesario.

También se sugiere crear una educación sistematizada, compacta y centralizada por áreas, esperando que el desarrollo de la clase en línea no quede en manos únicamente del profesor y sus preferencias. De esta manera se generaría un balance objetivo a la hora de ofrecer los cursos.

El reto de las clases extracurriculares, equipos deportivos y vida social en una educación online

Intentar recrear la experiencia universitaria podría ser el reto más significativo para la educación remota. Es innegable que para muchos estudiantes de 17 y 18 años, este factor –socialización informal, eventos atléticos, clases extracurriculares, conciertos, fiestas– es uno de los decisivos para continuar con su educación superior. “Si las universidades ignoran ese recurso y solo se enfocan en académicos limitados, convierten la experiencia universitaria tradicional en la experiencia de aprendizaje para adultos”, dice Doug Lederman.

Eduventures explica que mientras los equipos estudiantiles deportivos son un área difícil de cubrir en un ambiente en línea, se podrían generar entrenamientos especializados para los alumnos y guiados por los entrenadores. Mientras que las clases en línea no podrán reproducir “conversaciones casuales, reuniones en el pasillo y la experiencia en fraternidades”, también menciona que actividades extracurriculares como las artes, política, vida religiosa y el voluntariado, son todas candidatas a funcionar de manera remota durante este periodo. De igual manera, se puede incentivar la socialización en el alumnado por medio de recursos dirigidos a alumnos vulnerables, como el Buddy System, ya acogido en varias instituciones de manera presencial.

Lo que representará este periodo para la educación superior en general

Richard Garrett, investigador principal de Eduventures menciona, “La esencia de la educación superior no está definida por objetos físicos. Puede persistir entre el profesorado comprometido, el personal y los estudiantes. Solo tenemos que reimaginar cómo».

Definitivamente, las repercusiones en materia de educación que esta pandemia generará no serán acoplados de manera permanente, pero la manera en la que las universidades se acoplen a panoramas de emergencia sí quedará como un precedente para situaciones futuras donde tengamos que responder a escenarios de crisis. Como Elise Hodge menciona, “al ser flexible y ágil como organización, las universidades podrá ayudar a garantizar que los estudiantes puedan continuar su educación en tiempos de crisis, sin importar lo que depare el futuro”.

Fuente e imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/universidades-planes-postcovid19

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Angola: el suelo en el que las minas se han convertido en tomates y cebollas

Por: Patricia Peiró

Una investigadora española participa en un trabajo en terreno para entender cómo cambia la vida sin la amenaza de los explosivos. Afecta a las relaciones familiares, a los partos y a la cesta de la compra

Ángela Hoyos y sus compañeras se sientan junto a un reducido grupo de personas dispuesto a abrirse sobre algunas de las experiencias más dolorosas de su vida. Les van a pedir, poco a poco y con preguntas muy concretas, que echen la vista atrás y hacia adelante. Que cuenten cómo cambia tu realidad cuando vives bajo la amenaza de que un paso en falso pueda suponer el último. O cómo es empezar un nuevo capítulo cuando las minas que antes te rodeaban se transforman en cebollas y tomates.

La investigadora española trabaja en el Centro Internacional de Desminado Humanitario de Ginebra (GICHD). El equipo del que ella forma parte pasó varias semanas recorriendo Huambo y Kuando Kubango, dos regiones de Angola, un país que prácticamente no conoció otro estado que no fuera el de guerra desde 1961. Primero la independencia de Portugal (hasta 1975) y después un conflicto civil que finalizó en 2002 y que representa el enfrentamiento más largo de todo el continente. El objetivo era, explicado a grandes rasgos, estudiar cómo la acción contra las minas cambia la vida de las personas en el medio y largo plazo social y económicamente. En los últimos 20 años el porcentaje de población que vive en la pobreza ha pasado del 68 al 37%.

«Nos decían: ‘Esto es una segunda guerra para nosotros», explica Hoyos. Puede que se firmaran los tratados de paz, pero la presencia de explosivos persiste en muchas zonas del país. «Todas las partes utilizaron las minas, se usaban de acuerdo con diferentes tácticas y doctrinas militares, lo que condujo a una complejidad de dispositivos que no se han visto en muchos otros lugares. Se ubicaban en carreteras y puentes, para proteger infraestructura estratégica clave, para emboscar a las fuerzas enemigas, como elemento disuasorio o incluso para infundir terror a través de patrones aleatorios de colocación», detalla el estudio que elaboraron con la experiencia. en la que también participaron el King’s College London y el Stockholm International Peace Research Institute.

El objeto de este proyecto era ir más allá del mapeo de zonas seguras, querían saber en qué se traducía en el día a día de miles de personas. Nada mejor para eso que sentarse a hablar largas horas con vecinos de diferentes aldeas. La organización Halo Trust, que lleva años dedicada a la limpieza de explosivos en el país, había contactado previamente con ellos para pedirles su participación. «Este fue un paso muy necesario para que entendieran qué hacíamos allí y no les resultara raro que de repente nos presentáramos a hacerles preguntas», detalla Hoyos al teléfono. «Teníamos que ir de lo general a lo particular, y plantear las cosas de forma muy concreta, no podías sentarte allí y decir: ‘Bueno, contadme cómo os ha afectado la presencia de minas».

La estructura era casi siempre la misma. Primero exponían sus opiniones los sobas, o líderes comunitarios. Les acompañaban el resto de hombres. Ellos les contaban cómo la limpieza de explosivos había permitido que tuvieran acceso a electricidad o agua, que pudieran emprender en sectores en los que antes no habrían imaginado o cómo se restableció el servicio ferroviario. Horas después, lograban llegar a los testimonios de las mujeres. «Ellas hablaban de partos en mejores condiciones y en general de temas de salud a los que los hombres no habían prestado atención. También relataban cómo ahora los niños podían estudiar al menos hasta secundaria», resume Hoyos.

De 1975 a 2002, alrededor de un millón y medio de angoleños murieron. Otros cuatro millones fueron desplazados internos y más de medio millón buscó refugio en países vecinos. Halo Trust asegura que han desactivado más de 100.000 artefactos, pero que es imposible saber cuántos quedan aún en el terreno.

Efecto del estallido de una mina en una carretera en Angola, una imagen incluida en el estudio.
Efecto del estallido de una mina en una carretera en Angola, una imagen incluida en el estudio. GICHD

Durante todo ese tiempo, los locales construyeron todo un modo de vida condicionado por la posibilidad de poder morir por un mal paso. La investigación describe, por ejemplo, cómo los habitantes de Samaria, una aldea que vivió una de las batallas más sangrientas en 1987, idearon rutas que evitaban las áreas contaminadas. Todavía hoy se mantienen estas prácticas, porque siguen utilizando todoterrenos que ellos conocen como «taxis» para visitar a sus familiares en municipios cercados todavía cercados por las minas. «A veces, la población acumula residuos explosivos en sus casas pensando que van a sacar algún provecho y acaba habiendo problemas», señala la investigadora.

En el caso de Angola, la colocación de artefactos llegó incluso a los campos destinados a uso agrario, lo que afectó tremendamente a la calidad de la alimentación. Por estos campos fue por los que paseó la princesa Diana en 1997, y por los que años después caminó su hijo Enrique. Antes del desminado, la mayor parte de los cultivos se restringían a calabazas, patatas, yuca o nueces. Con la limpieza, los mercados y las casas empezaron a llenarse de arroz y, lo más importante, vegetales como cebollas, tomates o  frijoles. Volvieron a cazar y a practicar apicultura, con lo que ahora disponen de miel. «Tuvieron acceso a más semillas, y se agilizó el intercambio de frutas y verduras», comenta Hoyos. Sin embargo, la facilidad de comunicación con las ciudades también dio lugar a que la dieta se haya llenado de productos no siempre saludables como sal y azúcar.

Huambo, una de las regiones estudiadas, fue en su día un importante centro de comercio, muchas localidades dependían de estas comunicaciones. Hasta 2012 no vio reparado su servicio de trenes y poco a poco resurgió. Hoy el transporte ferroviario de la zona lleva a más de 2.300 pasajeros diarios y los suministros vuelven a llegar a muchos consumidores.

Muchos de los viajeros en estos vagones se dirigen hoy a ver a familiares y amigos. El corte de trenes y la inseguridad de los caminos hacía imposible visitar a alguien en otra localidad. Un distanciamiento social que ahora cuesta muy poco entender, pero que en ese momento no lo causó un virus, sino una guerra que parecía eterna.

Fuente e imagen tomadas de: https://elpais.com/elpais/2020/05/25/planeta_futuro/1590422802_998902.html

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