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Pensar, para poder respirar

Por: Amador Fernández Savater

Vivimos entre situaciones saturadas donde respuestas sin pregunta luchan entre sí por imponerse. Pensar es agujerear esas situaciones.

Para Rita Segato, contra el juicio y la cicuta

Alguien, o algo, dice “es así”, y satura la situación.

Lo que hay, lo que existe, se cierra en una especie de cuadrado -o cuadrilátero, de boxeo- donde lo posible está acotado, donde sólo cabe decir sí o no, bajar la cabeza o polarizar desde otro “es así”.

Saturar es llenar u ocupar una cosa hasta el límite de su capacidad.

En la situación saturada sentimos que nos falta el aire, que no podemos respirar. Una y otra vez se repite lo mismo, sin apenas movimiento ni variación. No hay huecos, no pasa nada. No cabe nada nuevo, nada distinto.

Por todas partes situaciones saturadas.

La saturación puede organizarse a partir de una diversidad de opciones, identidades u opiniones. No es necesariamente, como tal vez fue en el pasado, una tiranía de lo único. En una tertulia con muchas voces discordantes, en un espacio con miles de actividades interesantes, en unas elecciones con muchos partidos presentes, podemos sentir la saturación.

“Nos dicen que hay muchos puntos de vista, pero en realidad sólo son los distintos tonos de una misma tristeza” (The Housemartins)

Todas las opciones y opiniones posibles confirman y reproducen el mismo marco, sin dejar espacio a lo desconocido, a lo inaudito, a lo no programado. Lo Uno se dice de muchas maneras, pero todas ellas confirman el poder de lo Uno. Nosotros mismos reproducimos la situación saturada adhiriendo con entusiasmo a alguna de las opciones ofrecidas, repitiendo estereotipos, movilizándonos.

Nos robamos unos a otros el aire…

La saturación puede instalarse también a través de un conflicto polarizador. Entonces el espacio entero se organiza como un tablero de ajedrez y somos conminados a elegir bando, a tomar partido, a escoger posición ocultando las dudas, dejando de lado la autonomía de una voz propia. Uno se divide en dos, pero siempre para mantener el poder del Uno: la situación saturada, sin falla, sin resto.

¿Cómo desarmar el tablero sin instalarse en él?

2. Distinguimos ahora artificialmente entre situaciones saturadas de poder-saber y situaciones saturadas de poder-hacer -digo artificialmente porque en el hacer también hay un saber y en el saber hay un hacer. Vamos con las primeras.

Un exceso de saber satura. Todo se sabe y entonces la situación se cierra. No hay punto de pregunta, no hay enigma o misterio, problema compartido y no resuelto de antemano.

En la tertulia mediática puede haber en efecto muchas opiniones discordantes, pero todas ellas saben. Cada posición está completa y choca con las otras como una bola de billar, tratando de ganar, de convencer, de derrotar a la opinión adversaria, rebotando sin alterarse ni alterar la situación. Todo el mundo allí sale como ha entrado, pensando lo mismo que pensaba. Y lo mismo le ocurre al público. No le pasa nada porque allí no ha pasado nada.

En clase, la voz de un profesor satura la situación de aula mediante sus explicaciones. No satura porque hable sólo él -una voz que discurre en solitario puede abrir la situación, hacer pasar algo, dar que pensar- , sino porque avanza por un camino trillado hacia un fin ya sabido. A través del examen se verifica que todo el mundo ha entendido, es decir, que todos pueden repetir exactamente lo ya dicho, sin alterarlo o transformarlo. Esa voz no deja espacio, no crea espacio, no abre espacio.

¿Espacio para qué? Para que el otro haga su propio viaje, emprenda su propia aventura de pensamiento, encuentre y despliegue su propio camino.

3. ¿Qué es pensar? Es justamente abrir un agujero en la situación saturada.

El pensamiento es en primer lugar un agujero, un boquete en el muro de los sentidos establecidos, en el macizo de las evidencias, una fisura y una grieta por donde podemos volver a respirar.

Una vida sin pensamiento es una vida sin aire, una vida-sin-vida. La alegría un poco loca del pensamiento es una sensación muy física: sentimos cómo se deshace la consistencia asfixiante de la situación saturada, cómo dejamos de estar atrapados en ella aunque sigamos dentro, cómo somos nosotros ahora quienes leemos la situación en lugar de ser leídos por ella. Así volvemos a coger aire.

Conspirar significa respirar juntos. Toda asociación de pensamiento -a dos, un grupo de amigos, un colectivo- es una pequeña conspiración contra la saturación del mundo, contra la saturación como forma privilegiada del mundo, contra el cierre de los sentidos.

Amigo es cualquiera con el que se piensa la vida. La amistad en el pensamiento consiste en darse aire. Nos rescatamos boca a boca, el cerebro alerta y el corazón bombeando oxígeno, de la apnea de la situación saturada que nos funde los plomos y nos mata lentamente.

4. Tal vez el primer agujereador fue Sócrates. Sócrates se las vio con el poder saturador de la época -poder del mito, poder de la opinión- que imponía la reproducción de lo existente sin cuestionamiento.

Está todo visto, todo dicho, todo pensado, dice el poder del mito. Hubo historia, en el tiempo de nuestros antepasados, pero ya no la hay. El relato de lo que hicieron los antepasados dice la Ley y esta se graba oralmente en los cuerpos.

Sócrates interpela a personajes que saben, le pregunta a un militar por el coraje, a un poeta por la belleza, a un político por la justicia. Hace las buenas preguntas, las preguntas incómodas para cada uno y muestra que nadie sabe lo que creía saber, la inconsistencia real de lo que aparecía como pura consistencia y seguridad. Interrumpe, desmonta el saber y abre espacio para pensar.

Pensar significa ir más allá de lo que se sabe, internarse en terreno desconocido, aprender.

La buena pregunta abre un agujero en el interior de la situación saturada. Y ese agujero es lo que permite pensar. Pero no sólo a Sócrates, sino a cualquiera de los que habitan la situación con él. Interrumpir y agujerear es regalar a cualquiera una ocasión para poder pensar, abrir espacio para el viaje de pensamiento del otro. Ese agujero es un punto de no-saber a partir del cual se vuelve posible interrogarse y producir sentidos nuevos. Basta con no temer el agujero recién abierto, no querer taparlo a toda costa, no defenderse de él.

Ni rastro de Sócrates en el espacio público-mediático contemporáneo. Ni siquiera el chispazo de un momento socrático, un momento de interrupción de los saberes saturadores, la apertura de un agujero interrogador. El poder saturador no puede permitirse un punto vacío o un punto de pregunta: ese boquete abre la posibilidad de ir más allá del marco de saberes, opciones y opiniones posibles, desbordándolo. Hay que cerrarlo a toda costa, ya, rápido, llenar de explicaciones cualquier agujero abierto súbitamente, acotar lo posible, distribuir las posiciones autorizadas, cargarse de razón. Las mismas redes sociales se han convertido en estaciones repetidoras de estereotipos, el personal se confirma en su saber y agrede al de enfrente en lugar de buscar compañía y amistad en el pensamiento.

Que a nadie se le ocurra mirar a través del agujero, que a nadie se le ocurra pasar a través del agujero.

La filosofía nace como un boquete en el tejido de los saberes establecidos. Es, según dice Cornelius Castoriadis, una “extraña rasgadura” a través de la cual todo se puede poner en solfa y en cuestión.

Pero enseguida se convierte también en un poder saturador. Y seguramente uno de los más temibles, capaz de dejar sin espacio a cualquiera, capaz de quitarle la palabra a cualquiera, capaz de hacer reinar un silencio resignado hacia los “es así” de los sabios. Es el anhelo de un saber total sobre el mundo, una serie de respuestas definitivas. Es la oscilación entre Sócrates y Platón.

Según la filosofía saturadora, Sócrates interrumpe y agujerea, sí, pero sólo para dar paso al que sabe, a Platón. Interrumpe y agujerea los saberes de la opinión y el cuerpo, para dejar lugar al saber de la Ciencia. Se derriba para edificar sobre las ruinas de lo derribado.

La paradoja “sólo sé que no sé nada” es lógicamente imposible. No se puede avanzar desde el no-saber. La ignorancia es impotencia. La contestación de un saber únicamente puede darse en nombre de otro saber. Sólo el que sabe puede preguntar, pero ya sabe la respuesta. Pregunta retórica o pedagógica: quien pregunta espera al otro instalado en un saber, un saber superior, un saber juez.

Lo dice André Glucksmann en Los Maestros Pensadores, un hermoso libro que podemos leer hoy más libremente que cuando apareció en 1977 -el contexto y contextualizar también saturan muy a menudo, acotando los efectos posibles de una obra a su marco histórico.

La filosofía saturadora quiere resolver las paradojas y los agujeros que los distintos Sócrates van abriendo, cerrar el saber sobre sí mismo, eliminando (“resolviendo”) todo lo que no encaja, todas las contradicciones. Cicatrizar las heridas.

Pero sólo nos es dado respirar por las heridas, aunque duela mantenerlas abiertas.

La filosofía oscila siempre entre saturación e interrupción, entre los maestros pensadores y los maestros que no llevan a ninguna parte, entre el saber como privilegio de unas élites y el no-saber común al más común de los mortales, como el lenguaje, la capacidad de preguntar.

5. Del mismo modo que las preguntas y las paradojas son agujeros en el ámbito del poder-saber, los movimientos sociales son agujeros en el ámbito del poder-hacer. Interrupciones del orden autorizado de los posibles y apertura de otros nuevos, experimentación de otras formas de vida.

“Las cosas son así” repiten todos los discursos a izquierda y derecha. Todas las opciones existentes luchan entre sí por apoderarse del poder. Pero “todo lo que compite, en el fondo colabora”, como decía nuestro Sócrates local, Agustín García Calvo. La lucha por el poder deja intacto al poder, el poder cambia de manos pero no de naturaleza.

Un movimiento es la irrupción del pensamiento en la sociedad. Abre preguntas sobre la vida en común que antes no existían: preguntas sobre la relación con el trabajo (movimiento obrero), sobre la relación entre los sexos (movimiento feminista), sobre la relación con la naturaleza (movimiento ecologista). Son interrupciones del orden a través de preguntas que se hacen poniendo el cuerpo en la calle, interrupciones de las respuestas sin pregunta que luchan entre sí por imponerse.

Es la única democracia posible, una democracia de ignorantes, de los que no saben.

La política nace como apertura de preguntas sobre cómo vivir juntos a través de movimientos de la sociedad, pero -del mismo modo que decíamos sobre la filosofía- se convierte pronto en la idea de una ciencia de la política como gobierno, como dominio vertical, como poder separado de la gente común.

El poder saturador dice entonces igualmente: “los movimientos son imposibles”. Por las mismas razones que Sócrates resultaba imposible: los que contestan un orden deben tener una propuesta de orden de recambio en la cabeza -o bien la tienen, pero la esconden.

“¿Y tú qué propones?” le dice el poder saturador a quien interrumpe. No es posible desafiar un orden sin tener una solución de recambio en la cabeza. Quien desafía al poder quiere el poder o está al servicio del poder de una potencia extranjera. Si cuestionas A, es porque estás a favor de B o al servicio de B. El que no sabe y pregunta debe saber -o ya sabe, pero lo esconde. El asunto es siempre tapar la pregunta, no tener que escucharla, no dejarse llevar por ella más allá, no tener que pensar. Todo el rato se quiere hacer ingresar al que interrumpe en el tablero de ajedrez, hacer de él un adversario funcional, las negras de las blancas o viceversa.

Que no se abra un espacio de preguntas compartidas, un espacio de ignorantes que confían en la potencia del no-saber, un espacio donde quepa cualquiera, un espacio de lenguaje común.

Los mismos movimientos siempre corren el riesgo de producir una nueva saturación. La potencia que desclasifica un cierto orden de cosas y pregunta puede convertirse en un nuevo poder que reclasifique y sepa.

Un movimiento abre la cuestión de qué significa ser hombre o mujer, blanco y negro. Interrumpe y agujerea lo que estaba saturado. Ese movimiento regala a cualquiera la posibilidad de un nuevo hacer, de una nueva experimentación sobre lo que significa ser hombre o mujer, blanco o negro (y sus relaciones). Pero siempre es posible que se produzca una nueva saturación, una nueva respuesta, un nuevo saber sobre lo que son los hombres y las mujeres, los blancos y los negros. El no saber que abrió la situación se convierte así en un nuevo saber que define -de antemano y a priori- lo que puede un cuerpo, sin dejar margen de cambio o devenir.

¿Cómo pensar sin saturar?

¿Cómo actuar sin saturar?

6. La saturación no se desactiva oponiéndole otro saber, sino mediante preguntas y paradojas. La paradoja es un resto ingobernable en el poder-saber, un movimiento social es un resto ingobernable en el poder-hacer. No todo cierra, no todo encaja, no todo se sabe, lo posible no está acotado para siempre.

Todos los saberes y poderes saturadores son anti-socráticos: “defínete”, “¿cuál es tu programa?”, etc. Sólo la paradoja es inclusiva, todos estamos invitados a colarnos por la grieta que abre. La “transversalidad” no pasa por sumar las identidades existentes, por poner el máximo de bolas de billas identitarias en el mismo saco, sino justamente por restarlas: dejarnos atravesar por una no-identidad, una pregunta común, un problema común, una búsqueda común.

¿Cuánta paradoja podemos soportar? En la práctica del pensamiento o en la práctica de un movimiento social, cuánto no saber, cuanta incoherencia, cuánta impureza.

El sociólogo Michel Lianos, que acompaña desde el comienzo a los chalecos amarillos franceses, describe en numerosos textos cómo la fuerza del movimiento que aún perdura pasa por su negativa a resolver las paradojas -en un un líder absoluto, una  identidad coherente, un programa serio, un partido comme il faut, una opción de poder. La paradoja es la vida, lo que hay cuando existe realmente diversidad. La experiencia común hace posible lo que la lógica señala como imposible, Lianos habla de los chalecos amarillos como una nueva “política experiencial”: juntarse, hacer y vivir a partir -y no pese- a las diferencias, las contradicciones y los choques.

Todos los movimientos más interesantes de los últimos años son movimientos paradójicos -ambivalentes, ambiguos, impuros- que han sostenido las tensiones en lugar de resolverlas en una nueva identidad, un nuevo saber, una nueva saturación. Lo que se pierde en términos de conquista del poder se gana en términos de interpelación social. Y la situación se mantiene abierta.

La paradoja es un “imposible” dentro de cierto orden lógico. Pero al mismo tiempo apunta a otro orden de pensamiento y de vida donde A y no A sean ambas posibles, donde podamos pensar y organizar la vida común a través de figuras abiertas y no de determinaciones excluyentes, donde la experiencia pueda reunir lo que ciertos esquemas lógicos separan y enfrentan. Cuando hay paradoja circula el aire y podemos respirar. Es como la vida misma: imposible, contradictoria, impura, incoherente y aún así efectiva.

“La revolución”, dice Merleau-Ponty, “es verdadera en tanto que movimiento y falsa en tanto que régimen”.

Lo mismo vale para el movimiento de pensar: la verdad es verdadera como desplazamiento (Santiago López Petit) y falsa como régimen o institución.

Fuente  e imagen: https://www.filosofiapirata.net/pensar-para-poder-respirar/

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Tres desafíos para estudiantes en aislamiento

Por: Sofía García Bullé

En tiempos de aislamiento, las actividades de apoyo, como juegos o retos, pueden ser de gran ayuda para la salud mental, el bienestar emocional y la presteza de aprendizaje. 

El cierre de miles de universidades alrededor del mundo ha puesto en jaque la continuación de los ciclos escolares en todos los niveles. Herramientas como Zoom, Google Docs y YouTube han permitido digitalizar los contenidos educativos, compartirlos en tiempo real e interactuar con los alumnos.

El periodo escolar ha continuado en esta capacidad virtual, pero ante los efectos de un aislamiento a largo plazo, han surgido convocatorias, retos y contenidos de todo tipo para mantener a las personas motivadas y entretenidas.

Desde hashtags que motivan a los alumnos de una escuela de arte a practicar, hasta lecciones de ingeniería diseñadas como juegos para niños, diversas instituciones y organizaciones se han esforzado por crear retos que mantengan a los estudiantes prestos para continuar el aprendizaje apenas termine el tiempo de aislamiento, presentamos algunos ejemplos.

Retos para motivar a tus estudiantes

1. Enséñanos cómo prácticas

En artículos anteriores hemos hablado sobre actividades colaborativas que han realizado instituciones educativas para la difusión del arte y el cuidado de la salud emocional de los estudiantes. El mes pasado, la Orquesta del Tec de Monterrey publicó un video que mostraba la participación de un grupo completo de estudiantes para ejecutar piezas musicales.

También en abril, La Escuela de Música Sarah McLachlan lanzó un desafío a estudiantes y el público en general bajo la hashtag #showushowyoupractice, en la que se convoca a todos los que practican disciplinas musicales que se graben explicando su proceso de práctica y lo compartan en las redes de la institución.

Figuras de la talla de Brandi Carlile, Jann Arden y la misma Sarah McLachlan han participado en el reto. Además de maestros, estudiantes y amantes de la música en general.

“Nuestra meta principal es inspirar a nuestros jóvenes en estos tiempos de soledad a escapar con sus instrumentos, ya sea un teclado, guitarra, bajo, ukelele, batería, libreta de partituras o su voz…”, dijo McLachlan, fundadora de la escuela, agregando que parte del objetivo también es hacerles saber que comprometiéndose a la práctica diaria pueden mejorar su salud mental y animar su espíritu.

Para participar en el reto solo es necesario etiquetar a @sarahschoolofmusic en un video donde expliques tu proceso de práctica y muestres la ejecución, ya sea en Instagram, Facebook o Twitter.

2. Un desafío de aprendizaje de 21 días

El aprendizaje y el desarrollo personal no deben parar en tiempos de aislamiento. Bajo este principio, Vendatu, plataforma de tutoría y aprendizaje en línea líder en la India, lanzó una campaña trabajando en forma cercana con influencers y expertos para establecer retos de 21 días en diversas disciplinas.

La idea es motivar estudiantes de todo tipo a aprender una habilidad nueva. Por lo mismo está ofreciendo clases gratuitas para educandos entre los estándares 1 a 12 JEET y NEET. En el canal de Youtube de Vendatu ya pueden verse playlists con retos para aprender nuevos idiomas, yoga, origami y otras habilidades.

“Nuestra meta principal es inspirar a nuestros jóvenes en estos tiempos de soledad a escapar con sus instrumentos, ya sea un teclado, guitarra, bajo, ukelele, batería, libreta de partituras o su voz…”

Para participar en el reto solo se necesita tomar una foto o hacer un video de algo nuevo que haya aprendido ese día en el camino al dominio de una disciplina, y etiquetar a @vedantulearns con los hashtags #21DayLearningchallenge #LearningWontStop.

3. Juegos de ciencia

Enseñar a los niños sobre ciencias puede ser complicado en tiempos de aislamiento, sobre todo bajo el esquema formal de una lección tradicional, pero, ¿y si se trata de un juego? Dyson, a través de la fundación James Dyson, se dio a la tarea de elaborar 44 retos didácticos para aprender principios de ciencia e ingeniería jugando.

Con un juego de cartas, diseñadores de Dyson ponen a niñas y niños de 7 años y mayores a prueba. El juego completo consta de 22 retos de ciencias y 22 de ingeniería, además de contar con actividades tan diversas como construir un auto impulsado por un globo o un puente de spaguetti.

Los desafíos y las instrucciones para realizarlos se encuentra en la página de la fundación.

¿Has invitado a tus alumnos a que realicen algunos de estos desafíos?, ¿o diseñado  juegos o retos para mantenerlos motivados? Cuéntanos en los comentarios.

Fuente e imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/retos-para-estudiantes-en-confinamiento

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¿Y el recreo?

Por: Abelardo Carro Nava

Yo creo que, uno de los momentos que más disfruté en la escuela, era el recreo. Jugar a las escondidas, platicar con los amigos, echarnos una “cascarita” o, simplemente, competir en una loca y aventurada carrera de autos, fueron de los momentos que más recuerdo con verdadero aprecio y cariño.

Y es que, más allá de lo que pudiéramos hacer en casa, con nuestros familiares, en nuestras labores domésticas o conversando con nuestros padres y hermanos, el recreo, era ese espacio a través del cual nos relacionamos con nuestros compañeros. Sí, una relación que, más allá del aula, nos permitió construir amistades solidarias, empáticas, duraderas. ¿Quién no recuerda a aquel compañerito o compañerita que siempre nos hacía reír con sus ocurrencias?, ¿quién no recuerda a aquel compañerito o compañerita que, con el paso de los años, se convirtió en nuestro mejor amigo?, ¿quién no recuerda a aquel compañerito o compañerita que dejó un gran hueco en el grupo porque sus padres tuvieron que cambiar de lugar su residencia?  Sí, todos, en algún momento de nuestra vida, tuvimos a esos compañeros. Algunos, como parece obvio los conservamos mientras que, a otros, simplemente les perdimos el contacto; no obstante, algo que no hemos perdido es ese maravilloso recuerdo, traducido en experiencias que, indiscutiblemente, alimentan el alma.

Como parece lógico, en nuestro paso por la escuela, también tuvimos y vivimos experiencias no tan gratas; esas tampoco se olvidan. De ellas aprendimos y de ellas conocimos que la vida también puede ser dura, cruel o despiadada. Sin embargo, a pesar de los pesares, éstas nos permitieron forjar nuestro carácter y nuestra personalidad que, años más adelante, nos dieron (o han dado) la posibilidad de actuar en consecuencia.

¿Cómo olvidar que, con el paso de los años, el mundo no era el que nos pintaron nuestros padres en nuestros primeros años de vida? Cierto, una de las etapas por las que pasa el ser humano, es esa socialización primaria mediante la cual, nuestros progenitores, nos presentaron un mundo “color de rosa”. Y luego, cuando a nuestra mente llegó el raciocinio, descubrimos que ese mundo es diferente; descubrimos que hay otras realidades que se mueven en una ambivalencia impresionante; descubrimos sensaciones y emociones insospechadas que jamás hubiéramos imaginado; descubrimos que descubrir, también forma parte de la vida, nuestra vida.

Luego entonces, ¿qué hicimos? Con el paso de los años, y con el trajín que la vida nos impone, dejamos de ser niños. Olvidamos por completo el recreo y todas las experiencias que en éste vivimos. Adultos nos llaman, y es cierto. Según las clasificaciones que alguien construyó en algún tiempo, llegamos a ser adultos porque, en sentido estricto, a cierta edad, llegamos a un pleno desarrollo físico y mental, aunque tal vez esto no sea del todo cierto. Y con la “adultez”, llegan las ocupaciones, el trabajo, la familia, y el mundo cambia por completo. ¿Y el recreo? Allá, muy lejos; en el recuerdo. Y es que el sistema de reproducción social así lo mandata; es, ese sistema, que cíclicamente se construye y reconstruye para asegurar la existencia humana; pervivencia social algunos le llaman. ¿Y el recreo? Solo ocupa un espacio en nuestra mente, pero ya no en nuestro cuerpo.

Irrisoriamente, con el transcurrir del tiempo, la vida nos enseña que tanto la socialización primaria y la socialización secundaria, son parte fundamental de nuestra vida. Así, con todas sus vicisitudes; así, con todas sus bondades; al final de cuentas, entendemos que la vida es nuestra vida, y punto.

¿Cuándo entenderíamos que ser adulto no implica dejar atrás los juegos, los pasatiempos, los recreos? Y es que, para acabar pronto, la mayoría de los sistemas educativos han sido pensados con la idea de que el ser humano sea alguien en la vida, pero ¿cómo ser alguien en la vida si esos mismos sistemas no obligan a tratar contenidos que, más allá de su utilidad, generan desasosiego?

Recuerdo esperar con ansias la clase de educación física en la escuela; aún, con poco entendimiento, realizaba ejercicios muy divertidos que, hoy día, sé que me ayudaron en demasía para favorecer mi lateralidad, espacialidad o motricidad. Y luego, las letras, esas que me enseñó una maestra y que pude aprender a través de cantos y juegos. Vaya, cómo olvidar la representación de las vocales que mi grupo realizó en no muy pocas ocasiones, siempre, acompañadas de ese canto que hoy recuerdo con verdadero aprecio. ¿Y el recreo? Era el tiempo perfecto para los ensayos. Las risas, las bromas, los consejos; todo un cúmulo de aprendizajes informales que, en el aula, adquirían sentido. Sí, ese era el tiempo de recreo, ese que todo mundo esperaba y que hoy día lo veo muy lejos. Y lo veo muy lejos porque, independientemente de la contingencia sanitaria que estamos viviendo, ésta ha puesto en evidencia, que ser alguien en la vida es más importante que “ser” en esta vida.

No, no me equivoco al afirmar que muchos de los aprendizajes adquiridos en mis cuatro décadas de vida, se han dado en contextos informales y no formales que, difícilmente, reconocemos. Y no los reconocemos porque a la escuela, se le ha castigado con un desmedido burocratismo que imposibilita la oportunidad, valiosa, de dialogar sobre tales y cuales hechos o acontecimientos que a diario vivimos.

¡Tienes que cumplir con los contenidos y enviar evidencias, y punto! ¿Y el recreo?

Fuente: http://www.educacionfutura.org/y-el-recreo/

Imagen: https://pixabay.com/photos/baby-fun-playground-outdoors-swing-3359990/

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OPINIÓN | Con la cruz de tu ausencia

Por: Tlachinollan

 

Me han obligado a vivir con el corazón roto,

a caminar con la cruz de tu ausencia,

a padecer el tormento de la mentira y el escarnio.

Mi amor de madre es tan grande

que nada impedirá

acariciar tu rostro,

para que brille la justicia.

 

He tenido que regresar al pueblo para guardar la cuarentena. Después de 67 meses ya nada es igual. La familia del padre de mis hijos que vive en Nueva York, se ha empeñado en quitarnos la casa, al culparme de la desaparición de mi hijo. Se han olvidado que cuando estuve en Nueva York mandé también dinero para construir la casa. Tuve que defender mi patrimonio, y al mismo tiempo, buscar a mi hijo. No es tan fácil enfrentar la vida como madre de dos hijas, de dos nietas y de un hijo desaparecido.

Con el apoyo de mis hermanos sembramos maíz y frijol en nuestra parcela. Solo así tenemos segura la comida. En esta temporada no cosechamos frijol porque se quemó con el calor que hizo. De maíz sacamos como 400 kilos y ahorita solo nos queda un costal para comer este mes. El bulto de 50 kilos cuesta 300 pesos, ya ni eso podemos comprar. No se que voy hacer. Antes vendía artesanías y con lo poquito que juntaba lo compartía con mis hijas. En los momentos difíciles mi hijo buscaba trabajo en la ciudad y él veía como nos sostenía. Yo he buscado trabajo aquí en el pueblo, pero todos estamos igual. No hay dinero.

Los dos hermanos que tengo en Nueva York, se enfermaron del coronavirus. Uno de mis hermanos sigue encerrado en su cuarto para no contagiar a sus tres hijos. Su esposa tuvo que ser hospitalizada, pero gracias a Dios a los tres días fue dada de alta. Mi otro hermano siguió trabajando como repartidor de comida y el se encargó de atender a los sobrinos. Me da gusto que mi hermana haya salido adelante, ya tiene varios años trabajando en McDonald’s, por el momento, solo trabaja dos días a la semana, porque todo el servicio es para llevar. Ella a veces se compadece de mí y me manda para algunos gastos, pero ahorita también tiene problemas con el pago de la renta, por eso me da pena molestarla.

Desde que regresé al pueblo con mis hijas, en el mes de marzo, he tenido que enfrentar varios problemas con la familia paterna. Ellos siguen sin aceptar que viva en la casa que construimos con el papá de mis hijas. Por eso, han tratado de molestarnos diciendo a la gente que nosotras traemos el coronavirus, que mejor nos regresemos donde estamos viviendo. Hemos tenido que aguantar y fingir que no escuchamos.

El martes pasado tuvimos una asamblea para ver si quitábamos los filtros que desde hace tres semanas se pusieron en la entrada del pueblo. El comisariado y el consejo de vigilancia han estado al frente de este trabajo y con su grupo se han organizado para vigilar las entradas y salidas de la gente. Por su parte, el comisario ha tratado de convencer a la gente de que se quiten los filtros. A él con su gente le toca vigilar la entrada donde está la antena. Yo pedí la palabra y dije que estaba bien lo que hacía el comisariado y el consejo de vigilancia, porque es para el bien de todo el pueblo. Les recordé que para eso los pusimos, para que velen por nuestra seguridad y ahora por nuestra salud. Al final comenté que, si la mayoría de la gente decide que sigan cerradas las entradas, que así se cumpla. Mi comentario no le gustó al comisario, porque la mayoría de la gente decidió que continuáramos con los filtros sanitarios.

Este fin de semana tuvimos otro problema y se lo planteamos al comisario. Ahí noté que estaba enojado porque se puso a favor de la otra parte. En lugar de conciliar, se fueron contra nosotras. No nos escucharon por ser mujeres. La otra familia se siente con dinero, porque uno de sus hijos acaba de llegar de Nueva York. A los señores de la comisaria les molesta que las mujeres participemos y nos pongamos al tú por tú con ellos. Siempre les dan el lado a los hombres y luego no nos dejan hablar. Como no me deje, el comisario impuso su decisión y le dio la razón a la otra familia, además nos multó con 700 pesos, y nos pidió 100 pesos para pagar el acta y otros 100 pesos para los refrescos.

Como mujeres hemos dicho que los usos y costumbres del pueblo, no quieren decir que solo los hombres van a mandar y que nada más ellos, deben de estar en la mesa para aplicar justicia. Ya les demostré que como mujer tengo derechos y que me tienen que respetar. Así fue con el problema que tuve con la familia del padre de mis hijas.  Me querían quitar la casa y otro comisario también apoyo a la otra familia. En esa fecha, andaba muy triste porque tenía poco que mi hijo había desaparecido. Me sentí desamparada. Gracias al apoyo de los abogados y abogadas de derechos humanos logré ganar una demanda. Lo que me hicieron fue para demostrarme que lo que deciden los hombres es la del pueblo.

La verdad es muy pesado tener que pelear en todo momento para que respeten nuestros derechos. No me cansaré de hacerlo. En esta lucha que llevo con los 43 padres y madres de familias que buscamos a nuestros hijos, he aprendido como mujer y como madre a exigirle al gobierno que garantice la vida de nuestros hijos. Ellos tienen la obligación de buscarlos y decirnos donde están.

Ahora soy una madre que aprendí a luchar, por mi hijo. Él me enseñó a hacerlo. Ya nada me detendrá, y lo que más me da esperanza es que en medio de tanta pobreza, mis hijas también han descubierto que existe otra manera de vivir, cuando se pierde el miedo y se lucha por la justicia. Aunque estamos solas en el pueblo, sabemos que en todo México y en varios países del mundo están con nosotras, que sienten nuestro dolor y que también están dispuestos ha seguir caminando al lado nuestro, hasta conocer la verdad.

Ser madre de un hijo desaparecido es vivir con el corazón roto, es caminar en los bordes de la muerte, es cargar con la pesada cruz de un dolor que quema el alma. De una espada que atraviesa el corazón, de un sufrimiento que no permite tener reposo. He aprendido lo que mi hijo sería como maestro, de ser la voz de los niños y las niñas indígenas que crecen con el estómago vacío y que desde pequeños tienen que trabajar en el campo. De mostrar la realidad que se vive en las comunidades indígenas, donde las mujeres seguimos cargando con el estigma de la inferioridad y de ser arrinconadas para vivir en el silencio. Como madre estoy dispuesta a seguir caminando en estas montañas y a seguir trabajando en los surcos del hambre, que son los que me dieron fuerzas para procrear 2 hijas y 1 hijo. Estas pruebas son de fuego, porque mi única ilusión es encontrar a mi hijo. Para muchas madres y padres de familia, que estamos marcados por esta tragedia, somos ahora la esperanza de un México con justicia.

La cuarentena que estamos haciendo para evitar la transmisión del coronavirus, nos ha colocado en una situación extremadamente crítica, porque en el momento en que el presidente de la república había convocado al presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) y al fiscal general de la república para impulsar las investigaciones, continuar con las búsquedas y concretar las órdenes de aprehensión contra altos funcionarios que fabricaron la verdad histórica, la amenaza de la pandemia vino a interrumpir este movimiento en pos de la verdad, obligándonos al repliegue y al confinamiento.

Nos preocupa mucho que la pandemia desactive todos los esfuerzos realizados por la Comisión para la Verdad y Acceso a la Justicia en el caso Ayotzinapa, y que la parálisis de las instituciones no sea motivo para que se estanquen las investigaciones y se mantengan intocados los pactos del silencio.  Es muy alentadora la noticia publicada por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), de que el pasado 6 de mayo firmó el acuerdo internacional para la reinstalación del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) que prestará asistencia técnica para el caso Ayotzinapa. Nos anima saber que los expertos y expertas estarán muy atentos para participar en la elaboración de planes de búsqueda y en la coadyuvancia de las investigaciones. Su presencia nos da confianza, sobre todo que haya el respaldo del Estado Mexicano y que la Comisión Interamericana, siga comprometida con nuestros hijos.

En mi casa no solo acecha la amenaza del coronavirus, sino también el fantasma del hambre que nos angustian y causan desesperación, sin embargo, esta pesadilla sería llevadera sino cargáramos la cruz de la ausencia de nuestros hijos. Para nosotras ese es el virus que nos mata, la desaparición de nuestros 43 hijos. Es la pandemia que asfixia a más de 60 mil familias de México, que luchamos a brazo partido para que haya verdad y justicia. Somos los #CorazonesenMarcha.

Centro de Derechos Humanos de la Montaña “Tlachinollan

Fuente e imagen: http://www.tlachinollan.org/opinion-con-la-cruz-de-tu-ausencia/

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Bioseguridad Y Política

Por: Giorgio Agamben

Lo que llama la atención en las reacciones a los dispositivos de excepción que se han puesto en marcha en nuestro país (y no sólo en éste) es la incapacidad de observarlos más allá del contexto inmediato en el que parecen funcionar. Son raros los que intentan en cambio, como exigiría un análisis político serio, interpretarlos como síntomas y signos de un experimento más amplio, en el que está en juego un nuevo paradigma de gobierno de los hombres y las cosas. Ya en un libro publicado hace siete años, que ahora vale la pena releer cuidadosamente (Tempêtes microbiennes, Gallimard 2013), Patrick Zylberman describió el proceso por el cual la seguridad sanitaria, hasta ahora al margen de los cálculos políticos, se estaba convirtiendo en una parte esencial de las estrategias políticas estatales e internacionales. Se trata nada menos que de la creación de una especie de «terror sanitario» como herramienta para gobernar lo que se definió como el peor de los casos. Según esta lógica del peor de los casos, ya en 2005 la Organización Mundial de la Salud había anunciado «de dos a 150 millones de muertes por la próxima gripe aviar», lo que sugería una estrategia política que los Estados en ese momento no estaban aún preparados para aceptar. Zylberman muestra que el dispositivo que se sugirió tenía tres puntos: 1) la construcción, a partir de un posible riesgo, de un escenario ficticio, en el que los datos se presentan de forma que favorezcan comportamientos que permitan gobernar una situación extrema; 2) la adopción de la lógica de lo peor como régimen de racionalidad política; 3) la organización integral del cuerpo de ciudadanos de forma que se refuerce al máximo la adhesión a las instituciones de gobierno, produciendo una especie de civismo superlativo en el que las obligaciones impuestas se presentan como prueba de altruismo y el ciudadano ya no tiene derecho a la salud (seguridad sanitaria), sino que pasa a estar legalmente obligado a la salud (bioseguridad).

Lo que Zylberman estaba describiendo en 2013 ha ocurrido ahora a tiempo. Es evidente que, más allá de la situación de emergencia ligada a un determinado virus que en el futuro puede dar paso a otro, lo que está en juego es el diseño de un paradigma de gobierno cuya eficacia supera con creces la de todas las formas de gobierno que la historia política de Occidente ha conocido hasta ahora. Si ya en el declive progresivo de las ideologías y creencias políticas, las razones de seguridad habían permitido a los ciudadanos aceptar restricciones a las libertades que antes no estaban dispuestos a aceptar, la bioseguridad ha demostrado ser capaz de presentar el cese absoluto de toda actividad política y de todas las relaciones sociales como la forma más elevada de participación cívica. De este modo, se pudo comprobar la paradoja de las organizaciones de izquierda, tradicionalmente utilizadas para reclamar derechos y denunciar violaciones de la constitución, de aceptar sin reservas limitaciones de las libertades decididas por decretos ministeriales sin ninguna legalidad y que ni siquiera el fascismo había soñado nunca con poder imponer.

Es evidente -y las propias autoridades gubernamentales no dejan de recordárnoslo- que el llamado «distanciamiento social» se convertirá en el modelo de la política que nos espera y que (como han anunciado los representantes de una llamada «task force», cuyos miembros están en flagrante conflicto de intereses con la función que se supone que deben desempeñar) aprovecharán este distanciamiento para sustituir en todas partes los dispositivos tecnológicos digitales por relaciones humanas en su fisicalidad, que se han convertido como tales en sospechosas de contagio (contagio político, por supuesto). Las conferencias universitarias, como ya ha recomendado el MIUR, se harán a partir del próximo año de forma permanente en línea, ya no se reconocerá a sí mismo mirando su cara, que puede ser cubierta por una máscara de salud, sino a través de dispositivos digitales que reconocerán los datos biológicos que deben ser tomados y cualquier «recolección», ya sea que se haga por razones políticas o simplemente por amistad, seguirá estando prohibida.

Se trata de una concepción integral de los destinos de la sociedad humana en una perspectiva que, en muchos sentidos, parece haber asumido de las religiones en su edad menguante la idea apocalíptica de un fin del mundo. Después de que la política fue reemplazada por la economía, ésta también tendrá que ser integrada con el nuevo paradigma de bioseguridad, al cual todos los demás requisitos tendrán que ser sacrificados para poder gobernar. Es legítimo preguntarse si tal sociedad puede todavía definirse como humana o si la pérdida de relaciones sensibles, de cara, de amistad, de amor, puede ser realmente compensada por una seguridad sanitaria abstracta y presumiblemente por completo ficticia.

Fuente: Quodlibet.it

Imagen : Matthew Finley, 

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Aproximaciones al paradigma del protagonismo de la niñez

                                                                                           Por Giovana Bendezú y Sebastian Soto-Lafoy.

 En el contexto actual de la cuarentena nacional obligatoria producto de la pandemia mundial del COVID-19, queremos aprovechar el uso masivo y preponderante de las redes sociales en la cotidianeidad, para visibilizar una temática que, dentro del campo de los movimientos y organizaciones sociales y populares, suele ser un tanto marginal, olvidada, o abarcada superficialmente. Esta es, el protagonismo de la niñez.

Aclaramos desde un principio que a través del presente escrito pretendemos realizar una mera aproximación introductoria al paradigma del protagonismo de la niñez, abarcándolo desde la propia experiencia militante desde la niñez de la autora de este escrito. A lo largo del texto se irán mencionando y/o esbozando algunos conceptos o temas relacionados a éste, pero que por razones de extensión no lo desarrollaremos aquí. Pretendemos hacerlo con mayor profundidad en otros escritos.

A grandes rasgos, el protagonismo de la niñez es un paradigma social y político el cual sostiene que los niños, niñas y adolescentes son sujetos sociales y políticos con derechos sociales, civiles y políticos de, entre otros, participar activamente en los distintos ámbitos de su vida cotidiana que les concierne (escuela, barrio, familia, trabajo) y transformar la realidad que lxs discrimina y oprime, en pos de una sociedad basada en el buen vivir. Este enfoque apunta a los derechos del niño y la niña, practicados por ellxs mismxs, dando cuenta de su capacidad real y concreta de acción y organización colectiva en los espacios sociales y comunitarios. Han sido los movimientos de niños, niñas y adolescentes trabajadorxs en Latinoamérica quienes han tomado como referente la promoción del protagonismo como una suerte de contra-discurso a la historia oficial de la niñez, que la ha comprendido desde la protección y control de parte del mundo adulto[1].

Asimismo, cuestionan profundamente las representaciones adultocéntricas que lxs ubican en tanto “menores de edad”, como sujetos pasivos, inocentes, a-críticos e incapaces, retirandolxs de la vida pública y política, relegándolxs a la esfera privada-familiar.  Esa concepción de la niñez corresponde a una idea hegemónica de concebirla. Es decir, “se trata de una cierta globalización de la imagen occidental y colonialista (eurocéntrica) de lxs niñxs, que supone que éstos son sujetos inocentes, frágiles, que deben realizar algunas acciones (jugar, ir a la escuela, no trabajar, estar exentos de preocupaciones), que se trasladan a todx niñx en tanto marco normativo prescriptivo que se impone, más allá de toda condición contextual. Una niñez universal, que no reconoce contradicciones con la realidad cotidiana de muchxs niñxs, especialmente de nuestra América Latina, que efectivamente deben trabajar, que juegan pero también tienen preocupaciones, que no siempre pueden ir a la escuela, entre otros” (Morales, y Magistris, 2018 , pág. 38).

El protagonismo de la niñez, en tanto teoría-praxis social y política, formulada y sistematizada, tiene sus orígenes en América Latina hace unos 50 años aproximadamente. Es decir, es bastante incipiente si se compara por ejemplo con el feminismo o el sindicalismo.

Durante el siglo pasado en la década de los 60-70´ se multiplicaron las luchas sociales y políticas –feminista, antirracista, diversidad sexual, ecologista, pacifista-contra el modelo capitalista, patriarcal y colonialista, ampliando la consciencia anticapitalista llevada a cabo históricamente por el movimiento de lxs trabajadorxs , visibilizando los distintos sistemas de opresión que se articulan con el capitalismo. En ese contexto, en América Latina surge lo que se conoce como la educación popular, una corriente política-pedagógica influenciada fuertemente tanto por experiencias políticas revolucionarias como la Revolución Cubana (1959), como por la Teología de la Liberación, la comunicación popular y la investigación-acción. Si bien la educación popular en tanto concepto ya tenía antecedentes políticos y pedagógicos desde diversos personajes como Simón Rodríguez, Che Guevara, José Carlos Mariátegui, quien es reconocido como el padre de la educación popular por sus planteamientos y acción pedagógica, es el pedagogo brasileño Paulo Freire.

En términos generales, Freire postula que la educación popular se caracteriza por plantearse como una pedagogía crítica que apuesta a la transformación social de la realidad desde la educación, a través de un proceso pedagógico crítico y reflexivo entre el educador y lxs educandxs. La circulación colectiva de la palabra facilita la (re)construcción simbólica de la realidad que los rodea. Todxs saben algo, todxs ignoran algo, es una de las premisas de Freire, con la cual permite sostener la idea de que en el proceso de enseñanza-aprendizaje no solo lxs educandxs aprenden del educador, sino que lxs educandxs pueden aprender de ellxs mismxs, y también el educador puede aprender de lxs educandxs. Se plantea de esta manera que el proceso pedagógico es siempre horizontal, mutuo, multidireccional y grupal. En esa línea, tal como lo plantea en su libro Pedagogía del Oprimido, en la educación bancaria el educador seria el poseedor absoluto del conocimiento, el cual lo transmite de manera unidireccional y lineal, mientras que lxs educandos serian ubicadxs como sujetos pasivxs receptorxs del conocimiento, el cual deben memorizar mecánicamente y replicarlo tal cual como lo enseñó el educador o educadora. Desde esta lógica pedagógica, según Freire, se genera un proceso de alienación, convirtiendo a lxs educandxs en sujetos pasivos, a-críticos, dóciles. Oprimidos. Por tanto, plantea como alternativa la educación como práctica de libertad, en la que a través de una praxis política-pedagógica (en la que se combinan acción y reflexión), lxs oprimidxs puedan concientizar de su posición de oprimidxs, y concretar una acción liberadora colectiva que les permita creer en sí mismxs, superando su complicidad con el régimen opresor, lo cual a su vez permita superar la contradicción de opresorxs-oprimidxs.

Anclados a los postulados de la educación popular, durante la década los 70-80´ aparece, por un lado, el primer referente intelectual del protagonismo de la niñez, el peruano Alejandro Cussianovich, y por otro lado, las primeras experiencias colectivas de niñeces protagónicas, de mano de las organizaciones de niños, niñas y adolescentes trabajadorxs en la región latinoamericana. Entre ellas encontramos: En Perú, El Movimiento de Adolescentes y Niños  Trabajadores Hijos de Obreros Cristianos (MANTHOC), Movimiento Nacional de Niños, Niñas y Adolescentes Trabajadores Organizados del Perú  (MNNATSOP); en Bolivia, Unión de Niños y Adolescentes Trabajadores de Bolivia (UNATSBO); en Paraguay, Coordinación Nacional de Niñas, Niños y Adolescentes Trabajadores (CONNATS); en Venezuela, Coordinación Regional de Niños, Niñas y Adolescentes Trabajadores (CORENATS) ,entre otras, estas organizaciones mencionadas tienen una instancia de coordinación con una identidad regional, denominada Movimiento Latinoamericano y del Caribe de Niños, Niñas y Adolescentes Trabajadores (MOLACNATS). En esta oportunidad pondremos como ejemplo la dinámica de la participación protagónica de lxs niños en el MANTHOC[2], basada en la propia experiencia de la autora de este escrito.

Esta es una organización nacional con una trayectoria de 44 años en el Perú. Integra alrededor de 2.500 niños, niñas y adolescentes trabajadores (NNATs) en 10 regiones, con la finalidad de contribuir al protagonismo organizado de la niñez  para ejercer  sus derechos  y  así mejorar  su calidad de vida.  Realiza acciones educativas y organizativas para desarrollar y potencializar sus capacidades, para lo cual se organizan en pequeños grupos con el acompañamiento de un adultx (al que se le suele llamar colaborador/a) y suelen elegir a un represente en cada grupo de niñxs al que se lo llama delegadx.  Los veranos de cada año el MANTHOC realiza una Asamblea Nacional donde se juntan lxs delegadxs de cada región para charlar, fraternizar, jugar, bailar y también hacer un balance de las acciones que desarrollaron durante el año anterior .En esta asamblea se desarrolla una agenda nacional para los NNATs con temas ambientales, incidencia política, DD.HH. en especial de la infancia, entre otros. Se elige la Coordinación Nacional integrado por delegadxs y un colaborador que han sido elegidos mediante un proceso de elección con los criterios puestos por los propios NNATs.

Frente a los derechos del trabajo y la participación, los NNATs desarrollan los siguientes enfoques:

  1. Valoración Crítica del Trabajo de los Niños, Niñas y Adolescentes

Partimos de la definición del trabajo de lxs niñxs, como la actividad realizada por los niños, niñas y adolescentes, a través de la cual contribuyen a la satisfacción de las necesidades propias y de las familias. El trabajo forma parte del aprendizaje, socialización y el vínculo con la cultura.

Se apuesta porque estas labores sean asumidas acorde con el desarrollo físico, biológico y psicológico de los NNATs, y relacionadas a la realización y desarrollo personal – colectivo como es el ejemplo de lxs niñxs actores y actrices.  Así también consideramos el trabajo como un derecho humano, parte de nuestra cultura andina,  que ejercida en condiciones adecuadas permite desarrollar capacidades, habilidades que forman parte del proceso de socialización  y realización personal, de la misma forma se critica y denuncia las condiciones dañinas de explotación y abuso a otras actividades remunerativas que no son trabajo sino explotación y delito: trabajo en minerías, explotación sexual, trata de niñxs, comercialización de drogas. Frente a ello el MANTHOC propone alternativas de trabajo en condiciones dignas.

Se valora los aspectos positivos del trabajo en la vida de lxs NNATs, se apuesta por el reconocimiento y valoración de las capacidades organizativas y propositivas que lxs NNATs presentan en  búsqueda de un trabajo digno, sin explotación, con horarios adecuados, esfuerzo físico de acuerdo a la edad, habilidades y destrezas que contribuyan a su desarrollo integral.

Desde esta postura se asume el trabajo como un derecho humano, cuestionando profundamente las políticas y discursos de organismos internacionales como Unicef y la OIT, los cuales, desde una posición adultista, reniegan las propias voces de los niños, niñas y adolescentes trabajadorxs, quienes denuncian que el problema de fondo no es el hecho de trabajar, sino que como el sistema capitalista y las políticas neoliberales precarizan las condiciones laborales de la clase trabajadora. Esto sumado a que la realidad social y cultural de las niñeces latinoamericanas es distinta a la de las niñeces europeas, ya que las primeras muchas veces se ven en la necesidad de trabajar para aportar a la economía familiar, producto de los bajos salarios de sus padres, madres o cuidadorxs.

Protagonismo Organizado de lxs NNATs

El protagonismo infantil es el grado de autonomía, iniciativa y presencia organizada de los NNATs en la sociedad, como sujetos sociales con plenos derechos y capacidades para actuar y tomar decisiones, elaborando propuestas frente a las problemáticas sociales, políticas y económicas que viven día a día.

Los movimientos de NNATs en América Latina desafían el sistema adultocéntrico de la sociedad, el cual concibe que lxs niñxs no son capaces de formar un pensamiento crítico, cuestionar el sentido común y hacer propuestas frente a la problemática que los aqueja. Cuando nos referimos al sistema adultocéntrico no solo hablamos del adultx padre/madre de familia, sino también a los gobiernos en sus distintos niveles, programas/planes/leyes del gobierno, sistema de justicia penal de “menores”, sistema educativo e incluso el Sistema del Derecho Internacional de los Derechos Humanos.

El protagonismo infantil es una de las respuestas frente al mundo adulto, donde se toma en cuenta el grado de autonomía, iniciativa, presencia individual y colectiva de lxs niñxs en la sociedad, como sujetos sociales con plenos derechos y capacidades para actuar y tomar decisiones, elaborando propuestas frente a su realidad  y no solo ser receptores de programas asistencialistas.

Los movimientos de NNATs a lo largo de su trayectoria han logrado conquistar espacios de participación en algunas municipalidades, que en algunas instancias aún son simbólicas, es un largo camino por recorrer, existe una frase que resume esto “No somos el problema, somos parte de la solución” es una de las tantas frases que lxs NNATs organizados dicen en sus marchas.

La que relata estos últimos párrafos fue una NNATs en su infancia y adolescencia que comenzó a trabajar a la edad de los ochos años junto con su madre en un negocio familiar en la ciudad de Lima, durante esos años conoció al MANTHOC al cual se incorporó hasta cumplir la mayoría de edad, asumió diversos cargos entre ellos el ser Delegada Nacional del MANTHOC cumpliendo su rol de  llevar la diversidad de voces y propuestas de sus demás compañerxs en instancias de poder como el Congreso del Perú, foros y eventos relacionados a la infancia en Latinoamérica y Europa.

Es importante resaltar el rol de lxs adultx en los movimientos sociales de la niñez trabajadora, el adultx, al que llamaremos “colaborador”, son voluntarixs con un profundo compromiso social que apuestan por la participación protagónica infantil. Para ello tienen instancias de formación e intercambio donde pueden debatir diferentes temáticas de la niñez, ellxs acompañan a pequeños grupos de NNATs en las regiones donde viven. Una de sus principales funciones es acompañar el proceso de participación de lxs niñxs sin influir en las decisiones ni tergiversar las conclusiones finales. Este acompañamiento es un proceso pedagógico de escucha y orientación. También cumplen otras funciones que es dar acompañamiento en las gestiones legales y burocráticas de los gobiernos regionales y de la nación. El acompañamiento atraviesa también otros sectores de la vida de lxs NNATs, como las familias haciendo visitas temporales entablando una relación amena y respetuosa con el círculo familiar del niñx, en las escuelas con visitas a los docentes y hacer el acompañamiento del rendimiento académico de lxs niñxs y las visitas al médico[3].

Cabe destacar que esta figura del ´adultx colaborador´ es original de los movimientos de NNATs. Quien cumpla ese rol no puede representar ni decidir por lxs niñxs y adolescentes. En ese sentido, además de novedoso, dista bastante del rol clásico que asumen lxs adultxs en otras organizaciones sociales que trabajan con niñeces, en las que predominan lógicas paternalistas de hablar en nombre de y representar a lxs niñxs, y que más allá de las buenas intenciones, se continúan perpetuando de esa manera prácticas adultistas de subordinación intergeneracional.

Nos parece fundamental  visibilizar el paradigma del protagonismo de la niñez en la medida que: 1) posibilita el cuestionamiento al modelo adultocéntrico, como causa originaria de la violencia estructural y sistémica hacia las niñeces y adolescencias, 2) da cuenta de las luchas colectivas de niñeces protagónicas organizadas en la región latinoamericana (en tanto experiencias políticas concretas), 3) replantea el lugar en la sociedad de los niños, niñas y adolescentes como sujetos sociales y políticos con el derecho a organizarse, protestar y luchar por sus derechos, sin que el mundo adulto los dirija ni imponga formas de organizarse (se autorepresentan); problematizando la configuración social de las relaciones intergeneracionales basadas en la subordinación, violencia y opresión.

 

 

[1] Cussiánovich, A (2010), Aprender la condición humana. Ensayos sobre pedagogía de la ternura. IFEJANT, Lima, 2da edición.

[2] Para mayor información de esta organización}buscar en su página web: www.manthoc.org.pe

[3] Bazán, Enrique Juan y Gonzales, Ángel.  Ser colaborador, Save the Children, enero 2016.

 

Fuente del artículo: Equipo de Ove

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Los docentes ante la emergencia: la importancia de la colaboración

Por: Hugo Díaz Díaz, miembro del Consejo Nacional de Educación.

“La heterogeneidad de situaciones hace recordar la importancia que tienen las redes docentes para algo que es esencial en la labor profesional: el trabajo colegiado que se traduce en compartir y aprender de experiencias».

La emergencia sanitaria pone a los maestros ante un gran reto. Son los actores que permitirán que el año escolar sea aprovechado por los casi 10 millones de estudiantes en el sistema educativo. Enorme responsabilidad que los obliga a liderar procesos de aprendizaje muchas veces en condiciones difíciles, diversas y sin la preparación debida.

Los primeros sondeos sobre al acceso a las modalidades de educación a distancia en las escuelas públicas señalan que el mayor porcentaje de estudiantes lo hace mediante la radio o la televisión.

Hay abundante material que se difunde, pero el diseñado para trabajar exclusivamente en casa es escaso y en localidades donde priman los bajos niveles de educación, muchos padres manifiestan su incapacidad para apoyar a sus hijos en aprendizajes cuya complejidad es mayor que en el pasado.

Frente a estudiantes que viven en hogares a veces muy dispersos, hay docentes que buscan el apoyo de miembros de la comunidad para orientar o retroalimentar a sus alumnos; otros procuran que la radio extienda sus espacios de emisión de mensajes educativos o aprovechan el celular que posee la mayoría de padres de familia.

El Estado podría negociar con las empresas respectivas para que, mientras dure la situación de emergencia, las comunicaciones entre docentes, padres y estudiantes referidas exclusivamente al aprendizaje, sean gratuitas. Nótese que la comunicación no es solo importante por los aprendizajes sino también para dar seguimiento al estado socioemocional que es un elemento clave en su desarrollo.

Quienes utilizan el Internet disponen de recursos variados y pueden utilizar metodologías de trabajo colaborativo, por proyectos, estudios de caso. Van conociendo el momento en que sus estudiantes disponen del equipamiento tecnológico en casa y se adaptan a las variadas situaciones. A veces deben llenarse de paciencia cuando la comunicación es lenta.

Un grupo de docentes se ha adaptado rápidamente a la nueva forma de trabajo, otros están en proceso y un tercer grupo necesita mucha ayuda.

La heterogeneidad de situaciones hace recordar la importancia que tienen las redes docentes para algo que es esencial en la labor profesional: el trabajo colegiado que se traduce en compartir y aprender de experiencias y buenas prácticas, colaborar para solucionar problemas comunes o particulares y enfrentar la situación lo mejor que se pueda.

La mejor capacitación de cualquier profesional, incluidos los docentes, es el trabajo con colegas. La capacitación oficial vendrá en el camino, los estudiantes que aprovechen las tecnologías podrán aumentar al igual que la variedad de los recursos de aprendizaje.

Mientras tanto, los beneficios potenciales del trabajo de docentes en redes no necesitan demostrarse, más bien extenderlos y generar las condiciones para que, con más autonomía que la habitual, se descubra un creciente número de iniciativas capaces de darle vuelta a la adversidad, aún en los casos en los que no se tenga acceso a ninguna de las modalidades a distancia que el Ministerio de Educación ha organizado.

Será clave contar con una normatividad que no sea frondosa, detallista, excesiva en procedimientos que funcionan, si acaso, en un escenario normal, pero no en la situación actual. Confiemos en los maestros y hagámosle la vida más fácil para enfrentar los retos que asumen, muchos en condiciones muy precarias.

Fuente del artículo: https://peru21.pe/opinion/los-docentes-ante-la-emergencia-la-importancia-de-la-colaboracion-educacion-noticia/

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