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La ‘clase inútil’

Por: lahora.com.ec

Cuando finalmente se pueda habitar el mundo que gira fuera de nuestro hogar, el reto no será la conservación de empleos, sino la creación de empleos que sean más eficientes que un algoritmo, un robot o un asiático al otro lado del mundo. Incluso allí, en el mundo que se está gestando en medio de la depresión económica y el pánico sanitario, se requerirán destrezas más flexibles y creativas, más cambiantes y elásticas, que aquellas que imparte el sistema educativo ecuatoriano.

Entre tanto, en nuestro país hay niños que deben caminar hasta seis kilómetros para acceder a una computadora con conexión a Internet, y el debate se centra en qué estaciones de radio o TV se difundirán las “clases”.

El historiador y filósofo Yuval Noah Harari, autor del libro ‘21 lecciones para el siglo XXI’, advierte desde mediados de la década, de la creación de una “clase inútil”: un grupo demográfico que no solo vivirá desempleado, sino que se tornaría “inempleable”. Su predicción apuntaba al 2050, pero nadie anticipó que la pandemia empujaría a la humanidad en el tiempo. Las decisiones que se esperaba tomar en los siguientes 5, 10 o 15 años, de pronto se volvieron urgentes y decisivas. Los empleos que se presagiaba se volverían innecesarios, hoy son una realidad. El mundo se enfrenta a un desempleo masivo y a una horda de seres humanos de edad media y avanzada cuyas destrezas no serán aplicables a la demanda de una economía motivada por el miedo, la pobreza y la necesidad de automatización y tecnología.

Si algún día el Ecuador pretende sacar a su población de la pobreza, y no solo permitirle sobrevivir como lo ha hecho por 190 años de vida republicana, deberá educar para el futuro. La del Covid-19 es una oportunidad única para reinventarnos, ojalá que así lo entienda la Educación también.

Fuente: https://lahora.com.ec/quito/noticia/1102317198/la-clase-inutil

Imagen: risti611 en Pixabay

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Educación propone que un solo profesor trabaje a la vez en dos aulas contiguas para la fase 2

Por: Josefina G. Stegmann

Consultado el ministerio por estas cuestiones, ha señalado que para atender a la vez a dos grupos que quieran asistir clase «hay varias formas de organizarlo. Por ejemplo, pueden estar en aulas contiguas y mientras explica a un grupo, el otro hace ejercicios o tareas que les haya puesto».

Este martes el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció el plan de desescalada aprobado en Consejo de Ministros llamado, oficialmente, «Plan para la transición hacia una nueva normalidad».

Si bien no hay fechas determinadas sí hay un calendario aproximado de un plan que se ha dividido en cuatro fases (0, 1, 2 y 3) y que se prolongará durante ocho semanas, es decir, hasta finales de junio y que empezará el 4 de mayo en todo el territorios salvo cuatro islas (Formentera, en Baleares; La Gracioso, La Gomera y el Hierro, en Canarias), que entrarán antes de esa fecha en la fase 1. ¿Cómo afectan estas fases al ámbito educativo, es decir a colegios, institutos y universidades? De acuerdo a las diferentes fases, será la siguiente:

Fase 0: En el ámbito educativo supone el fomento de la educación on line o a distancia.

Fase 1: Los centros educativos abrirán para su desinfección, acondicionamiento y el trabajo administrativo y preparatorio de los docentes y personal auxiliar. También se abrirán las Universidades para su desinfección, acondicionamiento y para gestiones administrativas y de investigación. Se contempla también la apertura de laboratorios universitarios.

Fase 2, «es la fase intermedia», dijo Sánchez que anunció que el curso escolar se reanudará en septiembre pero que en esta etapa se permitirán las actividades de refuerzo (el docente decidirá quién necesita dicho refuerzo, según Educación), los niños menores de 6 años podrán acudir  a los centros en caso de que ambos padres tengan que trabajar presencialmente sin posibilidad de flexibilización y siempre con limitaciones de aforo. También se podrá celebrar la EBAU.

Esta última cuestión que ha generado mucha polémica. Los problemas que plantea son cómo puede el profesor atender simultáneamente con su misma jornada a los alumnos que acuden presencialmente y a los que se quedan en casa. Y en caso de los semigrupos paralelos, se plantea lo mismo: ¿cómo puede atender un mismo profesor dos grupos a la vez? Ello por no tener en cuenta el caso en que los grupos se tuvieran que dividir en más de dos (en Bachillerato la capacidad máxima por aula es de 35, por lo que si fuesen todos los alumnos habría que hacer 3 grupos)

Consultado el ministerio por estas cuestiones, ha señalado que para atender dos grupos a la vez «hay varias formas de organizarlo. Por ejemplo pueden estar en aulas contiguas y mientras explica a un grupo, el otro hace ejercicios o tareas que les haya puesto. O pueden ir en días alternos o en horarios diferentes. Cada centro lo organizará según el número de alumnos que vayan y sus posibilidades».

En cuanto al trabajo de los profesores a distancia y de forma presencial, Educación señaló que impartir «a la vez es difícil, pero se pueden organizar horarios. No todas las actividades educativas a distancia son clases como tal».

«Como pedirle a un músico que toque varios instrumentos a la vez»

Nicolás Fernández Guisado, presidente del sindicato de docentes ANPE, señaló que la medida «parte de una concepción errónea porque los profesores están actualmente teletrabajando y atendiendo a los alumnos si estos cursos vuelven a las aulas de este modo. No se le puede exigir a un profesor que entre y salga de un aula a la otra a la vez dos o tres cuestiones diferentes y al mismo tiempo programe y realice actividad telemática con los que voluntariamente hayan decidido no asistir a las aulas».

Comparó la situación con exigirle «a un músico que toque varios instrumentos a la vez o a un actor que interprete varios papeles al mismo tiempo. Creo que hay que diseñar un plan de trabajo específico que tienen que elaborar el propio equipo directivo con la flexibilidad que requiere la situación y contando siempre con el cumplimiento de las medidas sanitarias».

Aumentar la plantilla

Por su parte, el presidente del CSIF Educación, Mario Gutiérrez, ha señalado «para la reducción de las ratios, se debe disponer de plantilla necesaria para su ejecución. Y para ello aumentar las plantillas de los centros educativos para su puesta en práctica. No olvidemos que los docentes siguen con su actividad lectiva online. Así que si la administración quiere imponer clases en junio, tiene que negociarse todo el plan y por supuesto, asumir el coste».

Añadió que el hecho de que «los centros y profesorado hayan tenido que hacer todo ellos para dar continuidad al curso puede justificarse por la urgencia del estado de alarma. Pero sería injustificable que la vuelta no se planificara de manera correcta para que esto no vuelva a suceder. CSIF exige que si se impone la vuelta en junio, la salud sea lo primero, recordando que los centros educativos no son guarderías. Exigimos que dicha vuelta sea negociada y reivindicamos: test masivos, desinfección de todos los centros, que no asistiera ningún personal de riesgo, ratio de 12 alumnos y material de protección como mascarillas, guantes y dispensadores de hidrogeles. Y desde luego todo planificado y presupuestado por parte de las administraciones educativas».

Fuente e Imagen: https://www.abc.es/sociedad/abci-educacion-propone-solo-profesor-trabaje-aulas-contiguas-para-fase-2-202004300134_noticia.html

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El sindicato SOC-SAT Almería denuncia la irregular situación laboral y despidos en Haciendas Bio

Por: Tercera Información

  • «El incumplimiento de los derechos laborales por parte de las empresas se ha normalizado, incluso a la vista de las autoridades españolas».

  • A inicios de febrero de 2020 trabajadoras/es denunciaron frente al sindicato SOC-SAT el mal pago y el constante trato racista por parte de la empresa Haciendas BIO.

Comunicado
HaciendasBio y su marca #BIOVIO presume públicamente de ser la mayor productora del Estado español de Agricultura Bio. Esta empresa participada por un Fondo Buitre y que ha recibido miles de euros de dinero público, no cumple con la legalidad laboral según denuncian trabajador@s de varias de sus fincas en Almeria y Extremadura. En el caso concreto de Pujaire Almeria se cometen presuntamente algunos delitos, incluido el de odio, como se puede ver en las imágenes. La Agricultura Bio no puede estar manchada de explotación, fraude y humillaciones. Bio Suisse, Demeter, Naturland, GLOBALG.A.P y otras certificadoras no pueden por error, acción u omisión seguir blanqueando la explotación laboral en el sector BIO, YA BASTA!
Desde hace varios meses un grupo importante de trabajador@s de la finca de Pujaire Cabo de Gata-Níjar de Almeria, vienen luchando por que se respeten sus derechos como seres humanos y trabajador@s. La respuesta de la empresa ha sido despedir a un número importante de ell@s. Exigimos la readmisión de l@s despedid@s en Haciendas Bio y el cumplimiento de la legalidad laboral.
Fuente e Imagen: https://www.tercerainformacion.es/articulo/actualidad/2020/04/28/el-sindicato-soc-sat-almeria-denuncia-la-irregular-situacion-laboral-y-despidos-en-haciendas-bio
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The Youth and the Looming Economic Crisis: Prospects for Radical Change (Editado en varios idiomas)

By: Gary Olson

History shows us that economic crises do not become political crises that severely threaten the ruling order until a critical mass of people come to the realization that the system itself is rotten, unbearable and incapable of meaningful reform.

— Glen Ford, Executive Editor, Black Agenda Report

The estimated 73 million Millennials (those born between 1981 and 1996) among others, will painfully endure the severest financial setback from the COVID019 pandemic and they’re already worse off in every major economic indicator than the three preceding generations. The journalist, author and activist Ramir Mazaheri, has a recent succinct piece on the increasing precarity and immiseration that the already beleaguered Millennial cohort will be facing. After enumerating these factors, he asserts that Millennials “will be in no mood to take any risks.”

It’s not hyperbole to suggest that the prospects for radical structural change in the United States turn on whether the coming economic crisis is the tipping point for a political crisis and especially how this intersects with the evolving politics of these former Bernie Sanders’ supporters and others in their age group.

In terms of economic factors, Mazaheri notes first, that in the wake of the crisis, the neoliberals in the U.S. “… will be just as resistant to tax the rich in order to give the poor jobs as they have been for the last four decades.” Second, there will be a vast surplus of workers competing with one another for whatever scarce jobs are available and economic devastation with its “bankruptcies, closures and reduced government tax revenues are sure to result.” Third, the jobs Millennials often occupied in retail, tourism, restaurants, hospitality and creation will be missing. Even for marginally better options, younger Millennials will be the first to be laid off due to lack of experience, skills and seniority. Finally, after a brief respite from emergency Federal funding, there will be even less in the way of “benefits” like unemployment insurance, pension contributions and health care. [1] [Note: As employers attempt to extract ever more wealth from workers, Gig Work will sharply increase. Some 25% of U.S. workers already receive some income from Gig Work, a term derived from “gig,” as in bits and pieces of short-term or freelance work with their low pay, no benefits, or workplace protections.]

Motivations

Keeping the former in mind, what motivated some roughly 10 million Millennials, especially those under 35 and including a sizable number of often overlooked younger Latinos and blacks to embrace Sanders and something vaguely called “Democratic Socialism?” Not to be flip, but the short answer is “Why not?” They rightly sensed they were getting shafted by the Lords of Capital. After the Great Recession of 2008, but long before the COVID-19 pandemic, the vast majority of Millennials were already deeply scarred. They reported feelings of perpetual anxiety (later ridiculed by Biden) and the not implausible conviction that they’d never feel secure. What they saw instead were the countless lost opportunities in their twenties that had set them back indefinitely. Only 36% believed they’d be happier and more successful than their parents and one assumes that number has since plummeted.

Peering into a dismal future, instead of a path to financial security that had there for their parents, grandparents and older siblings they saw a cul-de-sac. With a median net worth of $11,000, 15% living with their parents, fully half still receiving significant financial support from parents and a quarter depending on them to cover all major expenses, the Millennials knew that prior generations, aside from some egregious exceptions which included blacks, female heads of household and others had a far different experience.

These generations had been the recipients of a host of benefits now seemingly unavailable to them, including long term job security, affordable educations, accessible child-care, Social Security, Medicare, and perhaps above all, the bedrock for owning something concrete and appreciating in value: home ownership. The latter, for many was assisted by government subsidized mortgages and or mortgage-interest deductions. The aggregate of these items was the psychic income of security and relative freedom constant anxiety about the future for others. In addition, they felt resentment toward those who’d led them to believe the American Dream was still available to them. Finally, a majority of those Millennials under 30 expressed a favorable view of socialism and 69% reported they’d vote for a socialist candidate for president.

In Bernie Sanders, they perceived, not “pragmatism” and “electability,” the telltale signs of another bullshit- spewing politician but an honest, truth—teller who could, together with “Us,” liberate them from a forbidding future. The fact that he included the climate crisis, inclusivity and criticism of unconscionable inequality and other issues dear to their hearts reinforced the idealism they brought to the cause but— and here I anticipate some blowback — these were complementary motives.

Further, I would argue there were two reasons that compassion for others, both domestically and internationalist were not always at the forefront. First, Millennials are the legacy of three decades of unrelenting, highly sophisticated, capitalist cultural indoctrination with its emphasis on unfettered greed. This has succeeded in overriding and anesthetizing natural feelings of empathy and solidity and substituted, in Henry Giroux’s apt phrase, “market identities, values and practices.” [2] Second, for whatever reasons, their candidate remained silent about the existence of the vast U.S. empire, the 1000 military bases that sustain it and the need to dismantle them. As such they were not afforded an opportunity to hear moral sound waves that had been muted as they passed through powerful cultural baffles.

Liberals to Radicals

Only a handful of today’s socialists were swaddled in red diapers. Most of us began as liberals who gradually derived lessons from painful but life-transforming experiences. In my own case, as a high school senior I idolized John F. Kennedy, later chaired my college Young Democrats and went door-to-door for Lyndon Johnson in his race against Barry Goldwater in 1964. Only a few years later, radicalized by civil rights and Vietnam, I was identifying with the Black Panthers, Malcolm X and Angela Davis, reading Howard Zinn and hitting the streets to chant, “Hey! Hey! LBJ! How Many Kids Did You Kill Today?”

My sense is that for most of us, moral outrage fueled our involvement more than a close appreciation for capitalism’s institutional racism and the structural roots of U.S. imperialism. Again, this transformation didn’t occur in a linear fashion and vestiges of a liberal past remained. Even after becoming an activist in the Students for Democratic Society (SDS) from 1966-69, I still recall my feelings of despair on the night in 1972 when Sen. George McGovern (a childhood hero and genuinely decent politician) lost 49 states to the execrable Richard Nixon.

During this time, I don’t remember encountering any older, veteran leftists criticizing us for idealistic naïveté while quoting chapter and verse from Marx and Lenin. If they had, we’d probably have ignored them with a dismissive “OK. Silent Gen. Move Over.” There were always a handful of micro sects mostly quarreling with one another but what I recall most were countless mentors, who upon being asked, patiently pointed us toward books, films, plays and other sources. For example, I think of the national Vietnam teach-in I attended at the University of Wisconsin in Madison in 1965 when the speakers and other participants helped is to begin connecting the dots about U.S. policy in SE Asia. Beyond that, we sensed that to act responsibly we needed information that went far beyond what we’d learned from the government, mass media, formal education and our parents. Finally, during the latter part o the 1960s, we felt tremendous optimism, that revolution was just around the corner.

Boomersplainin’

What about today? Do I know of socialists who held out the faint hope that Sanders, upon being denied the nomination and finally realizing the recalcitrant reality of the Democratic establishment and the ruling class, would have a last minute Saul to Paul conversion, exit the convention hall in Milwaukee and lend his support to organizing an authentic left movement? Yes, a few entertained and voiced that fantasy and I believe most of us would have gladly joined up. I certainly would have done so. Most never expected it and of course, none do now.

Whether young Millennial’s support for Bernie also included the Democratic Party is open to debate but it’s an undeniable fact that he was running as a presidential candidate for that party. I once faulted his followers for not doing more due diligence before projecting their hopes and dreams onto Sander’s campaign. Why? Because given what he was up against, he would never have been allowed to deliver on his “Political Revolution.” However, just as we, during an earlier period in history did not possess such perspicacity and prescience, there was little in their lived experience to convince them that democracy in this country now exists only as procedure without substance, as a ritualistic symbol to legitimate an illegitimate system. To wit, entrenched plutocrats rule politics, the MSM, healthcare, the military and the economy. As such, I confess that my earlier opinion was unfair. And I would add that even with our earlier experiences, some of were slower students than others and required attending a four-year remedial course taught Prof. Obama from 2008-2012.

As for some of the critical comments directed at Millennials, it strikes me as condescending to assume that young, former Sanders’ supporters are now incapable of reflecting on their recent experience and like sheep (also insulting to sheep) will feel the shepherds crook and meekly file into the Democratic Party’s metaphorical abattoir. Likewise, those accusing Sanders of “betraying” his followers by campaigning as a Democratic Revolutionary and then reverting to the opposite virtually overnight, thus implying that his supporters were duped, is disingenuous. The truth is that Sanders’ behavior was entirely consistent with his deepest convictions and entire career in politics. Even though technically not a member and brief flirtation with socialism in the early 70s when he advocated nationalizing the country’s industries, his loyalty now is to the Democratic Party and in my opinion, he sees his legacy as keeping as many of his supporters within it. In short, “Et tu Bernie?” is unhelpful misreading of the facts.

Even more disturbing is a sample of preening, hostility-generating, predominately Boomer comments gleaned from a few left writers and FB sites that disparage Bernie’s younger supporters. All these are quotes: Sanders’ followers are victims of an elaborate prank; I now realize that Bernie was always in on the fix; We have no sympathy for you — we WARNED you and you IGNORED us; Poor, poor Bernie worshippers, you were hoodwinked; I should have saved my $27; and, they were cultists who wasted their time on a fraudulent politician.

The offensive implication that these Millennials need to be “corrected” is unmistakable and reveals an unwillingness to recognize the chasm between two vastly different lived experiences. As such, I’m no longer without sympathy for this generic response: “OK Boomers. Fuck Off. Delete.” For the time being and until proven otherwise, I want to assume these Boomersplainers are extreme outliers. And while I don’t for minute doubt their ultimate commitments, I might suggest they take a brief hiatus to engage in some serious soul-searching and self-criticism.

***

Am I convinced, as many have noted, that the Democratic Party is now where all progressive ideas go to die? Beyond a doubt. Do I fervently hope the bulk of younger Millennials will eventually be known as the “Left Generation” who formed the core of a massive, radical movement operating outside the capitalist duopoly? That they found and practiced imaginative methods for generating the radical structural change we so desperately need? Few things are as important to me.

Finally, we will soon be entering the post-COVID-19 crisis era and conditions with the potential to trigger radical demands from below, including a massive labor resurgence after 40 years of inaction. These are demands that our powerful predator class may find difficult to contain. Whether U.S. Millennials, with their numbers, impressive high-tech and social media skills, and “essential” role in the economy, will conclude — on their own — that it’s in their interest to assist in expediting class conflict and overturning neoliberal capitalism remains an open question.

Notes

[1] Ramir Mazaheri, “Pity post-corona Millennials…if they don’t openly push socialism,” The Greanville Post, April 14, 2020.

[2] Henry Giroux, Against the Terror of Neoliberalism (Boulder,CO: Paradigm Publishers, 2008),p.113. See also, Gary Olson, Empathy Imperiled: Capitalism, Culture and the Brain (New York: Springer Publishing, 2012), especially, Chapter Two on college students, “Retrospective: Moral Outrage or Moral Amnesia,” Pp.13-19.

 

Traducción: La juventud y la inminente crisis económica: perspectivas de cambio radical

La historia nos muestra que las crisis económicas no se convierten en crisis políticas que amenacen gravemente el orden gobernante hasta que una masa crítica de personas se dé cuenta de que el sistema en sí mismo está podrido, insoportable e incapaz de una reforma significativa.

– Glen Ford, editor ejecutivo, Black Agenda Report

Los 73 millones de Millennials estimados (los nacidos entre 1981 y 1996) entre otros, sufrirán dolorosamente el revés financiero más severo de la pandemia de COVID019 y ya están peor en cada indicador económico importante que las tres generaciones anteriores. El periodista, autor y activista Ramir Mazaheri, tiene un artículo sucinto reciente sobre la creciente precariedad e inmiscencia que enfrentará la ya asediada cohorte Millennial. Después de enumerar estos factores, afirma que los Millennials «no estarán de humor para correr riesgos».

No es exagerado sugerir que las perspectivas de un cambio estructural radical en los Estados Unidos dependen de si la próxima crisis económica es el punto de inflexión de una crisis política y, especialmente, de cómo se cruza con la política en evolución de los antiguos partidarios de Bernie Sanders y otros. su grupo de edad.

En términos de factores económicos, Mazaheri señala primero que, a raíz de la crisis, los neoliberales en los Estados Unidos «… serán tan resistentes a gravar a los ricos para darles a los pobres empleos como lo han sido durante las últimas cuatro décadas». . » En segundo lugar, habrá un gran excedente de trabajadores que competirán entre sí por los escasos trabajos disponibles y la devastación económica con sus «quiebras, cierres y reducidos ingresos fiscales gubernamentales seguramente resultará». Tercero, faltarán los empleos que los Millennials a menudo ocupaban en comercio minorista, turismo, restaurantes, hospitalidad y creación. Incluso para opciones marginalmente mejores, los Millennials más jóvenes serán los primeros en ser despedidos debido a la falta de experiencia, habilidades y antigüedad. Finalmente, después de un breve respiro de los fondos federales de emergencia, habrá aún menos “beneficios” como el seguro de desempleo, cotizaciones de pensiones y asistencia sanitaria. [1] [Nota: A medida que los empleadores intenten extraer cada vez más riqueza de los trabajadores, Gig Work aumentará considerablemente. Alrededor del 25% de los trabajadores estadounidenses ya reciben algunos ingresos de Gig Work, un término derivado de «concierto», como en partes del trabajo a corto plazo o por cuenta propia con su salario bajo, sin beneficios o protecciones en el lugar de trabajo.]

Motivations

Teniendo en cuenta lo anterior, ¿qué motivó a unos 10 millones de Millennials, especialmente a los menores de 35 años, e incluyó un número considerable de latinos y negros más jóvenes a menudo ignorados para abrazar a Sanders y algo vagamente llamado «Socialismo Democrático»? No es para voltear, pero la respuesta corta es «¿Por qué no?» Con razón percibieron que los Señores del Capital los estaban atacando. Después de la Gran Recesión de 2008, pero mucho antes de la pandemia de COVID-19, la gran mayoría de los Millennials ya estaban profundamente marcados. Informaron sentimientos de ansiedad perpetua (luego ridiculizada por Biden) y la convicción no inverosímil de que nunca se sentirían seguros. Lo que vieron en cambio fueron las innumerables oportunidades perdidas en sus veintes que los habían retrasado indefinidamente.

Mirando hacia un futuro sombrío, en lugar de un camino hacia la seguridad financiera que tenían allí para sus padres, abuelos y hermanos mayores, vieron un callejón sin salida. Con un patrimonio neto medio de $ 11,000, el 15% vive con sus padres, la mitad aún recibe un apoyo financiero significativo de los padres y una cuarta parte, dependiendo de ellos para cubrir todos los gastos principales, los Millennials sabían que las generaciones anteriores, aparte de algunas excepciones atroces que incluían los negros, las jefas de hogar y otros tenían una experiencia muy diferente.

Estas generaciones habían recibido una serie de beneficios que ahora aparentemente no estaban disponibles para ellos, incluida seguridad laboral a largo plazo, educación asequible, cuidado infantil accesible, Seguridad Social, Medicare y, sobre todo, la base para poseer algo concreto y apreciarlo. valor: propiedad de la vivienda. El último, para muchos, fue asistido por hipotecas subsidiadas por el gobierno y / o deducciones de intereses hipotecarios. El conjunto de estos elementos era el ingreso psíquico de la seguridad y la relativa libertad de ansiedad constante sobre el futuro para los demás. Además, sentían resentimiento hacia aquellos que los habían llevado a creer que el sueño americano todavía estaba disponible para ellos. Finalmente, la mayoría de los Millennials menores de 30 años expresaron una opinión favorable del socialismo y el 69% informó que votaría por un candidato socialista a la presidencia.

En Bernie Sanders, percibieron, no el «pragmatismo» y la «elegibilidad», los signos reveladores de otro político que arrojaba tonterías, sino un honesto y verdadero cajero de la verdad que podría, junto con «Nosotros», liberarlos de un futuro prohibitivo. El hecho de que él incluyera la crisis climática, la inclusión y la crítica de la desigualdad desmesurada y otros temas que sus corazones querían reforzaron el idealismo que trajeron a la causa pero, y aquí anticipo algunos retrocesos, estos fueron motivos complementarios.

Además, diría que hubo dos razones por las cuales la compasión por los demás, tanto a nivel nacional como internacional, no siempre estuvo a la vanguardia. Primero, los Millennials son el legado de tres décadas de adoctrinamiento cultural capitalista implacable, altamente sofisticado, con su énfasis en la codicia sin trabas. Esto ha logrado anular y anestesiar los sentimientos naturales de empatía y solidez y ha sustituido, en la frase adecuada de Henry Giroux, «identidades de mercado, valores y prácticas». [2] En segundo lugar, por cualquier motivo, su candidato permaneció en silencio sobre la existencia del vasto imperio estadounidense, las 1000 bases militares que lo sostienen y la necesidad de desmantelarlos. Como tales, no tuvieron la oportunidad de escuchar ondas de sonido morales que se habían silenciado al pasar por poderosos bafles culturales.

Liberales a radicales

Solo un puñado de los socialistas de hoy estaban envueltos en pañales rojos. La mayoría de nosotros comenzamos como liberales que gradualmente derivaron lecciones de experiencias dolorosas pero que transformaron la vida. En mi propio caso, cuando estaba en el último año de secundaria, idolatraba a John F. Kennedy, luego presidí la universidad Young Democrats y fui de puerta en puerta por Lyndon Johnson en su carrera contra Barry Goldwater en 1964. Solo unos años más tarde, radicalizado por derechos civiles y Vietnam, me estaba identificando con las Panteras Negras, Malcolm X y Angela Davis, leyendo a Howard Zinn y saliendo a la calle a cantar: “¡Hey! ¡Oye! LBJ! ¿Cuántos niños mataste hoy?

Mi sensación es que para la mayoría de nosotros, la indignación moral alimentó nuestra participación más que un aprecio cercano por el racismo institucional del capitalismo y las raíces estructurales del imperialismo estadounidense. Nuevamente, esta transformación no ocurrió de manera lineal y quedaron vestigios de un pasado liberal. Incluso después de convertirme en activista en la Students for Democratic Society (SDS) de 1966-69, aún recuerdo mis sentimientos de desesperación en la noche de 1972 cuando el senador George McGovern (un héroe de la infancia y un político genuinamente decente) perdió 49 estados ante el execrable Richard Nixon.

Durante este tiempo, no recuerdo haber encontrado a izquierdistas veteranos mayores que nos criticaran por su ingenuidad idealista mientras citaban capítulos y versos de Marx y Lenin. Si lo hubieran hecho, probablemente los hubiéramos ignorado con un despectivo «OK». General silencioso. Muévete. Siempre hubo un puñado de micro sectas que en su mayoría se peleaban entre sí, pero lo que más recuerdo son innumerables mentores, quienes al ser preguntados, nos señalaron pacientemente hacia libros, películas, obras de teatro y otras fuentes. Por ejemplo, pienso en la enseñanza nacional de Vietnam a la que asistí en la Universidad de Wisconsin en Madison en 1965 cuando los oradores y otros participantes me ayudaron a comenzar a conectar los puntos sobre la política estadounidense en el sudeste asiático. Más allá de eso, sentimos que para actuar de manera responsable necesitábamos información que fuera mucho más allá de lo que habíamos aprendido del gobierno, los medios de comunicación, La educación formal y nuestros padres. Finalmente, durante la última parte de la década de 1960, sentimos un tremendo optimismo, esa revolución estaba a la vuelta de la esquina.

Boomersplainin ‘

¿Qué tal hoy? ¿Conozco a los socialistas que mantuvieron la leve esperanza de que Sanders, al ser negado el nombramiento y finalmente darse cuenta de la realidad recalcitrante del establecimiento demócrata y la clase dominante, tendría una conversión de Saúl a Paul de último minuto, salir de la sala de convenciones en Milwaukee? y presta su apoyo para organizar un auténtico movimiento de izquierda? Sí, algunos entretuvieron y expresaron esa fantasía y creo que la mayoría de nosotros nos habríamos unido con mucho gusto. Ciertamente lo habría hecho. La mayoría nunca lo esperó y, por supuesto, ninguno lo hace ahora.

Si el apoyo del joven Millennial a Bernie también incluyó al Partido Demócrata está abierto a debate, pero es un hecho innegable que se postulaba como candidato presidencial para ese partido. Una vez culpé a sus seguidores por no hacer más diligencia debida antes de proyectar sus esperanzas y sueños en la campaña de Sander. ¿Por qué? Debido a lo que estaba enfrentando, nunca se le habría permitido cumplir su «Revolución política». Sin embargo, así como nosotros, durante un período anterior en la historia, no poseíamos tanta perspicacia y presciencia, había poca experiencia en su vida para convencerlos de que la democracia en este país ahora existe solo como un procedimiento sin sustancia, como un símbolo ritualista para legitimar un sistema ilegítimo A saber, los plutócratas arraigados gobiernan la política, los HSH, la atención médica, los militares y la economía. Como tal, Confieso que mi opinión anterior fue injusta. Y agregaría que incluso con nuestras experiencias anteriores, algunos de ellos eran estudiantes más lentos que otros y requerían asistir a un curso de recuperación de cuatro años enseñado por el profesor Obama de 2008 a 2012.

En cuanto a algunos de los comentarios críticos dirigidos a los Millennials, me parece condescendiente asumir que los jóvenes y ex partidarios de Sanders ahora son incapaces de reflexionar sobre su experiencia reciente y que, como las ovejas (también insultantes a las ovejas) sentirán a los pastores torcidos y mansos presentar en el matadero metafórico del Partido Demócrata. Del mismo modo, quienes acusan a Sanders de «traicionar» a sus seguidores haciendo campaña como un revolucionario demócrata y luego volviendo a lo contrario prácticamente de la noche a la mañana, lo que implica que sus partidarios fueron engañados, es falso. La verdad es que el comportamiento de Sanders fue completamente consistente con sus convicciones más profundas y toda su carrera en política. Aunque técnicamente no es miembro y un breve coqueteo con el socialismo a principios de los años 70 cuando abogó por nacionalizar las industrias del país, Su lealtad ahora es hacia el Partido Demócrata y, en mi opinión, él ve su legado como mantener a tantos de sus partidarios dentro de él. En resumen, «Et tu Bernie?» es inútil leer mal los hechos.

Aún más inquietante es una muestra de comentarios preening, generadores de hostilidad, predominantemente Boomer, obtenidos de algunos escritores de izquierda y sitios de Facebook que menosprecian a los más jóvenes partidarios de Bernie. Todas estas son citas: los seguidores de Sanders son víctimas de una broma elaborada; Ahora me doy cuenta de que Bernie siempre estaba en la solución; No tenemos simpatía por usted: le advertimos y usted nos IGNORÓ; Pobres, pobres adoradores de Bernie, fueron engañados; Debería haber ahorrado mis $ 27; y eran cultistas que malgastaron su tiempo con un político fraudulento.

La implicación ofensiva de que estos Millennials necesitan ser «corregidos» es inconfundible y revela una falta de voluntad para reconocer el abismo entre dos experiencias vividas muy diferentes. Como tal, ya no tengo simpatía por esta respuesta genérica: “OK Boomers. Vete a la mierda. Eliminar.» Por el momento y hasta que se demuestre lo contrario, quiero asumir que estos Boomersplainers son casos extremos. Y aunque no dudo ni por un momento de sus compromisos finales, podría sugerirles que tomen un breve descanso para emprender una seria búsqueda del alma y autocrítica.

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¿Estoy convencido, como muchos han notado, de que el Partido Demócrata es ahora donde todas las ideas progresistas van a morir? Más alla de una duda. ¿Espero fervientemente que la mayor parte de los Millennials más jóvenes sean finalmente conocidos como la «Generación de Izquierda» que formaron el núcleo de un movimiento masivo y radical que opera fuera del duopolio capitalista? ¿Que encontraron y practicaron métodos imaginativos para generar el cambio estructural radical que tanto necesitamos? Pocas cosas son tan importantes para mí.

Finalmente, pronto entraremos en la era de crisis posterior a COVID-19 y las condiciones con el potencial de desencadenar demandas radicales desde abajo, incluido un resurgimiento laboral masivo después de 40 años de inacción. Estas son demandas que nuestra poderosa clase de depredador puede encontrar difícil de contener. Ya sea que los Millennials de EE. UU., Con sus números, sus impresionantes habilidades de alta tecnología y redes sociales, y su papel «esencial» en la economía, concluyan, por su cuenta, que les interesa ayudar a acelerar el conflicto de clases y derrocar el capitalismo neoliberal sigue siendo un problema pregunta abierta.

Notas

[1] Ramir Mazaheri, «Lástima los Millennials posteriores a la corona … si no impulsan abiertamente el socialismo», The Greanville Post, 14 de abril de 2020.

[2] Henry Giroux, Contra el terror del neoliberalismo (Boulder, CO: Paradigm Publishers, 2008), p.113. Véase también, Gary Olson, Empathy Imperiled: Capitalism, Culture and the Brain (Nueva York: Springer Publishing, 2012), especialmente, Capítulo Dos sobre estudiantes universitarios, «Retrospectiva: Moral Outrage o Moral Amnesia», págs. 13-19.

Fuente: https://www.counterpunch.org/2020/05/01/millennials-and-the-looming-economic-crisis-prospects-for-radical-change/

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La escuela intrusa

Un fantasma recorre el mundo. Busca y consigue entrar a las casas en nuestro País y en muchos otros: Es el esperpento de La Tarea, así, con mayúsculas, pesada, larga, cansada e impertinente. Se cuela por rendijas en el adobe, a través de las ventanas o llega como instrucción en un teléfono ¿inteligente? o una computadora.

Si se acomoda en la sala ya estuvo mal el asunto: Tantas páginas para repetir una operación mecánica hasta que aburra, tantas otras de escribir banalidades y no pocas para leer áridos libros de texto como pretexto para no leer algo interesante. Videos con actores que emulan a maestras o maestros y resultan más falsos que un billete de siete pesos. Preguntas a responder para hinchar la carpeta de evidencias y llegar con ella, repleta, cuando volvamos a las escuelas. Si no, ¿cómo vamos a evaluar?

No es posible que la escuela esté en la casa. Es tan contradictorio, diría mi abuela, como ponerle a un Santo Cristo dos pistolas. Sí se puede aprender en la casa, desde luego, pero la condición para ello es barrer, sacar, expulsar de las casas el virus de las tareas.

Las tareas atarean a quien tiene que hacerlas y por su inutilidad aterran. Atrapan. Si no fuese así, nadie las haría. En otros países les llaman “deberes” como deudas a saldar. En no pocos casos terminan haciendo las tareas los padres -No, corrijo: Casi siempre las madres al mismo tiempo que cocinan, lavan ropa o planchan.

Antes de salir a jugar tienes que hacer la tarea. ¿Y ahora que no se puede salir a jugar qué hacemos? Pues más tarea. Y ahí están, en una esquina de la mesa del comedor, atareados: La ociosidad es la madre de todos los vicios. Si la tarea se cuela, con ella llega una noción de escuela dominante: Esa construcción que entretiene, guarda, cuida, dicta, encarga; y carga de trabajos adicionales para hacer en casa a quienes asisten a sus espacios, donde hay docentes que, por su oficio de guardianes, nos salvan de estar tanto tiempo con las criaturas para poder trabajar.

Las maestras y los profesores creativos intentan hacer otras cosas, pero tienen, sin remedio, que enviar una captura de la pantalla en que están, cual estampitas, los rostros de sus aburridos pupilos. Y eso si hay computadoras. Cuando no, es preciso asegurar que la carpeta que dará cuenta del encierro creativo llegue llena cuando se retorne a las aulas. El objetivo es lograr evidencias que demuestren al director, al supervisor o vaya usted a saber a qué superior autoridad, que la escuela, el control y la “indocencia” siguen: ¿Cuál es la muestra de todas las muestras? Las tareas.

En mala hora hemos confundido al sistema educativo del País con el sistema escolar. De ello deriva que los signos de continuidad de la forma escuela sean predominantes: La clase cucha, la tarea abundante y el libro como muleta, sin el que no se puede andar.

Educan los medios, las conversaciones, el aburrimiento, el miedo porque se llevaron al abuelo al hospital, dibujar, cantar o jugar canicas y saltar la cuerda, lavarse las manos bien y aprender a hacer arroz. Ocurren excepciones: Hay docentes que tapan a la tarea con propuestas de actividades atractivas, pocas, bien pensadas, diversas y que, en su lógica apasionante, tal vez ocupen más horas de las que amontonan las tareas que atolondran. Estos días desnudaron la noción social mayoritaria de la escuela y la de sus funciones. Creo que la sociedad, y sobre todo el gremio, tenemos que repensar que la escuela es parte de la educación, pero la educación es mucho más amplia que la escuela atareada emitiendo tareas, acumulando deberes.

Abuelo, hacemos lo mismo que en la escuela, no más que es peor: Sin recreo y sin amigos. Deja de quejarte ya y ponte a hacer la tarea.

Fuente: https://www.elimparcial.com/columnas/La-escuela-intrusa-20200502-0006.html

 

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Para ser trabajador es necesario tener trabajo, ¿un derecho en extinción?

Este primero de mayo, trabajadores y militantes gremiales, populares, campesinos, indígenas y sindicales, estarán junto a los que menos tienen, garantizándoles al menos un plato de comida, con sus ollas populares y solidaridad, en medios de la crisis que se desnudó con la pandemia del COVID-19, pero que generaron las políticas de ajuste de los gobiernos neoliberales de la región.

Quizá esa sea la mejor forma de festejar o conmemorar el Día del Trabajador en ésta, la región más desigual del mundo, en momentos en que el trabajo escasea y amenaza con ser un derecho humano casi en extinción, abriendo enormes signos de interrogación en las grandes mayorías de nuestros pueblos.

No hay trabajo. No hay salud ni alimentación. Trapos rojos en las ciudades y villorios colombianos dan cuenta del reclamo de solidaridad de la gente, excluida por el gobierno ultraderechista de Iván Duque,  que grita “tenemos hambre”. Cientos de cajones y cadáveres abandonados en las calles de Guayaquil, cacerolazos en Ecuador, en Chile, en Brasil.  El reclamo es, quizá, el mismo de hace más de 15 décadas: pan, paz y trabajo.

Miles de peruanos recorren cientos de quilómetros por las carreteras principales del país, abandonando Lima y otros grandes ciudades donde hasta hace poco subsistían, para retornar a sus pueblos andinos en busca del sustento de la tierra que el Estado les niega.

Los mártires, el mundo de hoy y el que vendrá

En (casi) todo el mundo, cada primero de mayo se conmemora el Día Internacional del Trabajador, en homenaje a los «Mártires de Chicago», así denominado un grupo de sindicalistas anarquistas que fueron ejecutados en 1886 en Estados Unidos por realizar un reclamo por una jornada laboral de ocho horas.

En EEUU, sin embargo, se festeja el Día del Trabajo, el primer lunes de setiembre, en homenaje a los Caballeros del Trabajo y para que el pueblo olvidara las reivindicaciones de Chicago.

En nuestra región se abre una nueva fase de desarrollo de las relaciones de trabajo, en la cual el impacto del desempleo, el subempleo y el recorte salarial de amplios sectores, demanda nuevas soluciones económicas, sociales y legales, de previsiones inéditas. La pandemia mundial ha alterado tanto ese debate como el panorama histórico de los derechos laborales.

Los derechos laborales “clásicos”, nacidos prácticamente hace un siglo, han quedado rebasados en las actuales circunstancias latinoamericanas.

Veamos que nos dicen los estudios de los expertos. En lo que va del año, el 81 % de la fuerza de trabajo mundial –más de 2.700 millones de trabajadores/as— padece de desempleo total o parcial. De continuar esta tendencia, en el segundo semestre del año la reducción del empleo golpeará a 195 millones de trabajadores/as a tiempo completo, con una jornada laboral de 48 horas semanales.

Según la Organización Internacional del Trabajo, 3.300 millones de personas ya están siendo afectadas, de una u otra forma, por la crisis laboral. Mil 250 millones, es decir el 38% de la población activa mundial, se ubica en sectores que viven una grave caída de la producción, en particular el comercio al por menor, los servicios de alojamiento y comidas y las industrias manufactureras.

En segundo nivel del impacto -más del 11 %- se encuentran las artes, entretenimientos, recreación, transporte, información y comunicación. Entre los sectores por el momento menos golpeados por el desempleo están la salud, educación, servicios públicos esenciales, administración pública y defensa, así como la agricultura y ganadería. En tanto la construcción, minería, seguros y actividades financieras están siendo medianamente afectadas a nivel mundial.

La alarma suena con respecto a los trabajadores de la economía informal, que representan en su totalidad unos 2.000 millones de personas, la mayoría en países emergentes y en desarrollo de ingreso bajo y mediano. Con el agravante que, en general, carecen de protección básica, de cobertura de seguridad social, de atención médica y, en caso de enfermedad, de sustitución de ingresos.

Regiones enteras, como Centroamérica o la América andina, dependen en gran medida de las actividades informales. Éstas tienen, también, una fuerte incidencia en las concentraciones urbanas latinoamericanas, desde Buenos Aires hasta la ciudad de México, pasando por Bogotá, Caracas, Lima o La Paz.

La industria de las telecomunicaciones, en manos de cinco trasnacionales, prospera gracias a la extracción de los datos personales y la venta de predicciones sobre los comportamientos de los usuarios de internet y redes sociales a quien pague por ellos. Las empresas (y los gobiernos) comprendieron que para que aumenten los beneficios (financieros y de manipulación del imaginario colectivo) se hacía necesario trata de modificar las conductas humanas a gran escala.

Hoy la mano de obra ya no está configurada por empleados que reciben un salario a cambio de su trabajo, sino por usuarios de aplicaciones y servicios gratuitos, satisfechos de adquirirlos a cambio de ceder sin consentimiento a varias empresas un registro de sus experiencias vitales.

Se calculaba, antes de la pandemia, que para 2030 se necesitarán más de 600 millones puestos laborales nuevos, solo para mantenerse a la par del crecimiento demográfico. Eso equivale a unos 40 millones de empleos por año.

Simultáneamente se hablaba de la necesidad de mejorar las condiciones de 780 millones de mujeres y hombres que trabajan, pero no ganan lo suficiente para salir de la pobreza de apenas dos dólares por día.

Este año y tras la pandemia (que no se sabe cuándo se detendrá), el Producto Interno Bruto de América Latina y el Caribe sufrirá una caída de 5,3%  y el número de pobres crecerá 4,4% y pasaría de los 186 millones en 2019 a 214,7 millones, casi 29 millones más, según el último informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

La tasa de desempleo en la región se ubicará en torno al 11,5 %, un aumento de 3,4 puntos porcentuales respecto al nivel de 2019 (8,1%), alcanzando a casi 38 millones de desempleados, 12 millones más que en 2019, mientras que la pobreza extrema alcanzará al 13,5 % de los latinoamericanos, con un incremento de 16 millones de personas.

Los efectos del covid-19 generarán la recesión más grande que ha sufrido la región desde 1914 y 1930. Se prevé un fuerte aumento del desempleo con efectos negativos en pobreza y desigualdad. Para la región es urgente acceder a recursos financieros, con base en un apoyo flexible de los organismos financieros multilaterales, acompañado de líneas de crédito a bajo costo, alivios del servicio de la deuda y eventuales condonaciones de la misma, añadió el organismo de Naciones Unidas.

Pandemia aparte, hay temas relacionados con el futuro del trabajo que afectan al presente y al futuro  y en particular a los grupos más vulnerables, como las mujeres, los migrantes, las comunidades rurales y los pueblos indígenas.

En el largo listado está el impacto sobre el empleo, el trabajo y las condiciones laborales de las nuevas tecnologías. Pero también la reducción del volumen del empleo (desempleo tecnológico), el telempleo, el autoempleo, el emprendedurismo, la precarización tecnológica, el uberismo.

Quedaron en el tintero los debates sobre los movimientos sociales que agrupan a los excluidos (¿un fenómeno transitorio producto de la crisis capitalista?) y la relación con el sindicalismo; sobre la propuesta de la renta básica, sobre el desplazamiento de la regulación laboral a la comercial/civil.

O hacia actividades laborales sin regulación alguna, y sobre los desafíos para la organización y representación sindical  ante los cambios del sistema de organización empresarial.

Como ha sucedido históricamente en el movimiento obrero, las opciones son adaptación o confrontación. Este Primero de Mayo, pandemia mediante, no habrá grandes manifestaciones, pero la lucha seguirá siendo la misma, la esperanza de un mundo nuevo, necesario, imprescindible, para todas y todos, es la bandera.

Fuente: https://rebelion.org/para-ser-trabajador-es-necesario-tener-trabajo-un-derecho-en-extincion/

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La educación a distancia es politecnológica

Julio Mosquera

En artículos recientes me he referido a la confusión manifiesta en diversos artículos en Aporrea y en otros sitios en torno a la educación a distancia. He encontrado en muchos de estos escritos que sus autores confunden educación a distancia con educación virtual, con educación en línea, etc. En un artículo reciente presenté una definición de la educación a distancia que espero sea de ayuda para despejar las dudas. Sin embargo, creo que hay un tema que necesita un poco más de desarrollo, se trata del papel de las tecnologías en la educación a distancia.

La educación a distancia es una opción pedagógica flexible que incorpora cualquier tecnología que se adapte a sus fines, en su proceso evolutivo no se ha limitado al uso de una única tecnología. La educación a distancia tiene sus orígenes en la enseñanza por correspondencia. Para ese tiempo el medio de comunicación disponible para poder enviar material educativo a personas en zonas lejanas era el correo o servicio postal. Y el medio de enseñanza era el material educativo impreso. A medida que fueron apareciendo otras tecnologías de comunicación, los desarrolladores de programas de educación a distancia las fueron incorporando a estos según se adaptaran a sus propósitos. Siempre surgía algún entusiasta de estas nuevas tecnologías que anunciaba que su aparición marcaba el fin de los modos anteriores de enseñanza. Los propagandistas de la radio creían que desaparecería el libro, porque todo el mundo escucharía la radio y dejaría de leer. Luego llegó la televisión y sus entusiastas anunciaban el fin de la radio, porque ahora la gente querría ver las imágenes animadas y ya no querrían solo oír narraciones. Y así hasta tiempos recientes, por ejemplo, con la aparición del teléfono móvil muchos expertos anunciaron el fin de la escritura como medio de comunicación. Pero el tiempo mostró que todas esas predicciones estaban equivocadas. Los visionarios del teléfono móvil como enterrador de la comunicación escrita jamás se imaginaron el advenimiento de la mensajería de texto y luego de aplicaciones como WhatsApp que provocaron un resurgir sin precedentes de la comunicación escrita. Tal como ya señalé anteriormente, cada nueva tecnología de la comunicación y la información que surge es considerada por los educadores especialistas en educación a distancia, examinada cuidadosamente e incorporada a ésta si se ajusta a sus fines.

La educación a distancia como una opción pedagógica es guiada por una pedagogía, por una elección de una teoría general de la educación y teorías de la enseñanza del aprendizaje, la enseñanza y la evaluación. Es difícil encontrar una sola teoría que sirva para cada uno de estos aspectos de la educación. Creo que la teoría más completa hasta ahora desarrollada es la teoría de la actividad, la cual tiene sus orígenes en la psicología soviética de principios de los años 20 del siglo pasado. Entonces, el diseño de un programa de educación a distancia no está determinado por una tecnología, como ya señalé, la elección de la tecnología está supeditada a la pedagogía asumida. Tampoco se basa la educación a distancia en una sola tecnología, por el contrario, la educación a distancia se caracteriza por usar de manera complementaria varias tecnologías. Esta característica de la educación a distancia es que he denominado como politecnológica.

Fuente: https://www.aporrea.org/educacion/a289795.html

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