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61 años de Libros de Texto Gratuito

Por: Sofía Gutiérrez Larios

La CONALITEG cumplió 61 años hace dos semanas. El 12 de febrero de 1959 fue creada la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos; la institución encargada de producir y distribuir los libros de educación básica.

Manuales escolares que fácilmente podemos recordar por su logotipo con un árbol de raíces de libros, y dos niños esperando recibir frutos de él. Esta alegoría representa muy bien el valor de los Libros de Texto: dar frutos enraizados de conocimiento.

Tras 61 años de existencia, hoy estos materiales pueden parecer sencillamente normales, pero son una obra endémica de nuestro país, y de las políticas educativas más significativas que ha mantenido México.

La Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuito es endémica de México, porque como lo constata la investigadora Lorenza Villa Lever, no hay algún otro país que diseñe, produzca y reparta los libros escolares gratuitamente a la infancia. En la mayoría de los países, el Estado no elabora los libros, sino que los adquiere de las editoriales comerciales, mediante una diversidad de esquemas.

Lo anterior constata el valor de la Equidad que persigue la CONALITEG. En efecto, la Comisión misma reconoce como uno de sus principales objetivos que todos los alumnos cuenten con materiales educativos, sin importar su origen, su condición personal, económica o social.

Además, dicha Comisión también es una de las políticas educativas con más impacto, porque se ha mantenido ya por seis décadas, como un proyecto transexenal y firme, en un país en el que las políticas públicas se caracterizan por su falta de continuidad.

Y hablando de resultados, las cifras se expresan solas: antes de la CONALITEG, de cada mil niños que ingresaban a la primaria, aproximadamente sesenta la concluían, y sólo uno completaba la licenciatura. Tomás Granados Salinas (2016) explica que tras los Libros de Texto Gratuito, la cobertura dio un giro significativo, hasta lograr la universalidad.

Después de cuatro generaciones, con algunos cambios parciales intermedios, hoy los Libros de Texto se distribuyen en todos los rincones del país, para estudiantes de preescolar, primaria, secundaria, telesecundaria, telebachillerato y educación indígena (en 42 lenguas diferentes); además de braille y macrotipo.

A 61 años de su creación, los Libros de Texto Gratuitos encaran una multiplicidad de desafíos, ampliamente ligados a la acelerada era digital. Para ello se han creado códigos QR, videos, y un sinfín de recursos en la Web. Sin embargo, recordemos que aún persiste una amarga brecha digital: la empresa de comunicaciones Viasat realizó un estudio en 2019 que reveló que sólo el 12% de las escuelas cuenta con conexión a Internet, y sólo el 60% de la población mexicana cuenta con Internet en casa.

Por otra parte, no olvidemos el desafío de la competencia, pues  las editoriales privadas ofrecen cada vez más manuales escolares atractivos para maestros y alumnos. La CONALITEG debe responder a estos y más retos para poder seguir cumpliendo su aspiración de calidad y equidad en la educación.

Es oportuno recalcar que los contenidos también deben reestructurarse (y reducirse), para volverlos más accesibles al lenguaje infantil, y más manejables y útiles para los docentes. Los libros de Español y Matemáticas de tercero a sexto de primaria, por ejemplo, carecen de suficientes explicaciones para la comprensión de los temas. Y conscientes de que el razonamiento verbal y matemático son la base del aprendizaje y pensamiento crítico, su reestructuración apremia.

Es también indispensable que todos los maestros y maestras reciban su paquete de libros de texto, porque en la mayoría de los casos actuales sólo los alumnos tienen su dotación, y ello complica la planeación y enseñanza del docente.

Son vastos los retos que pueden enunciarse, pero los más apremiantes son los pedagógicos: aquéllos que ponen en el centro el aprendizaje de los niños, niñas y jóvenes. Por ello, en el proceso de una nueva reforma educativa, la CONALITEG está llamada a afrontarlos con plena conciencia de su alto impacto en la educación de nuestro país.

La CONALITEG fue inicialmente concebida dentro del Plan de Once Años, del entonces Secretario de Educación, Jaime Torres Bodet. Hoy otro ambicioso Plan puede crearse, y así potenciar esta Comisión que tanta permanencia ha tenido, y que tanto alcance tiene en sus manos.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/61-anos-de-libros-de-texto-gratuito/

Imagen: https://pixabay.com/illustrations/book-record-clipart-cartoon-kids-2799812/

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Estudiantes universitarios pasan más tiempo estudiando que hace una década

Por: Paulette Delgado

Una encuesta revela que a pesar de dedicar más tiempo al estudio, los estudiantes universitarios no se sienten motivados.

Con el propósito de encontrar qué tanto creen los alumnos que su educación contribuye a su futuro, la Encuesta Nacional de Participación Estudiantil (NSSE por sus siglas en inglés) entrevistó a más de 300 mil estudiantes universitarios de primer ingreso y candidatos a graduarse de universidades estadounidenses.

Entre los aspectos analizados en el estudio, uno de ellos fue la participación del estudiante universitario en actividades extracurriculares como prácticas de investigación, mentoría, proyectos sociales (como ayudar a adultos mayores), o pertenecer a una comunidad de aprendizaje específica (como un club de matemáticas). Según las instituciones investigadas, estas participaciones son de alto impacto ya que promueven conexiones entre los estudiantes, los docentes y experiencias que promueven su éxito.

Uno de los temas que más interesan a la NSSE es descubrir cómo es la interacción entre el profesorado con los alumnos de nuevo ingreso. Estas interacciones son cruciales para impulsar a los estudiantes a seguir estudiando. De acuerdo con la encuesta, es importante que los profesores discutan con su alumnado temas fuera del aula, como sus planes de carrera o hablar de lo visto en clase. Más allá del fortalecimiento de la relación entre maestro y alumno, este tipo de interacción ayuda al estudiante a perseverar en su desarrollo y le demuestra que la institución cuenta con las estructuras de servicios de carrera y unidades de apoyo para brindarle el apoyo que necesiten.

Otro tema analizado en la encuesta fue el tiempo que dedican los alumnos a su preparación académica. El estudio descubrió que ahora los estudiantes pasan más tiempo estudiando que hace una década, aunque, según indican, la tendencia se está empezando a estancar. En el 2004, el 34 % de los alumnos de nuevo ingreso pasaban cerca de 15 horas por semana estudiando. En 2017, esta cifra había aumentado a 45 %, mientras que en 2019 este porcentaje bajó en 2 % (43 %). En promedio, actualmente los alumnos pasan cerca de dos horas más a la semana preparándose y estudiando, que hace quince años. El estudio no especifica si el aumento en las horas de estudio se debe a que actualmente se tengan expectativas más altas, a nuevos programas y metodologías como el aprendizaje colaborativo, aula invertida, aprendizaje basado en competencias, en problemas o en aplicaciones del mundo real. Aún así, es un descubrimiento alentador para las instituciones educativas, de acuerdo a la NSSE ya que, según su reporte anterior, el tiempo dedicado al estudio está relacionado con la retención institucional y la tasa de graduación.

La encuesta además destacó la importancia de la calidad de los asesores académicos en la vida de los estudiantes universitarios y cómo la calidad de las asesorías es más importante que la cantidad. Como se mencionó anteriormente, es importante que los estudiantes de nuevo ingreso tengan una buena relación con sus profesores, pero también es importante que las universidades se enfoquen en proveer asesores con quien los estudiantes puedan hablar de sus planes de vida y carrera después de la universidad. Tener el apoyo de un asesor de calidad y con experiencia, motiva al alumno a permanecer en la universidad y graduarse.

En este rubro, la encuesta también analizó la cantidad de veces que los alumnos asisten a asesorías y la calidad de estas experiencias. En general, las instituciones de educación superior estudiadas recomiendan que, mínimo una vez por semestre, el alumno debe visitar a algún asesor. En estas sesiones de asesoría, sólo el 3 % de los estudiantes encuestados discuten sus intereses académicos, sus clases o su desempeño. Sin embargo, una sesión al semestre no es suficiente. De aquellos alumnos que acudieron a cinco o más sesiones al semestre, el 56 % reportó discutir estos temas con su asesor. También se evaluó la calidad de los asesoramientos. La NSSE realizó diez preguntas sobre la experiencia de los alumnos con su asesora, incluyendo la cantidad de asesores disponibles cuando los necesitaban, la rapidez de la respuesta y si escuchó activamente sus inquietudes. Tanto los estudiantes de nuevo ingreso como aquellos candidatos a graduarse, reportaron resultados medio a bajo en cuanto a la calidad de las asesorías, indicando que es un factor importante que falta cubrir en las universidades.

En promedio, en Estados Unidos sólo el 58 % de los estudiantes terminan la universidad, lo que resulta en menores salarios, deudas por sus préstamos estudiantiles y, según el estudio, menor satisfacción en su vida que aquellos que sí terminaron la universidad. En este tema, la NSSE investigó cuáles eran los indicadores de compromiso y encontró que los más populares son la calidad de la interacción con los profesores y los asesores, su sensación de pertenencia y seguridad en la universidad, que encuentren un ambiente donde se sientan apoyados, tener estabilidad económica y la eficacia de las prácticas del profesorado. De los indicadores de compromiso, los que demostraron tener mayor influencia en la permanencia del alumno son aquellas relacionadas a la calidad de las interacciones y el entorno. Las que tuvieron menor magnitud fueron las estrategias de aprendizaje.

Por último, para realmente aumentar el porcentaje de aquellos estudiantes de nuevo ingreso que logran graduarse, las instituciones de educación superior necesitan promover y fortalecer sus programas de asesoría y orientación. Según la NSSE, las instituciones que participaron en la encuesta recomiendan acudir con un asesor académico al menos una vez por semestre y que se hable de temas más allá del desempeño académico del alumno, como sus aspiraciones al futuro, su plan de vida y carrera y su bienestar físico y emocional.

Fuente e imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/encuesta-alumnos-universitarios-estudio

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Retomando a Comenius y los principios de la pedagogía

Por: Fernando Delgado

Las corrientes filosóficas nos dan cuenta de lo contrastante de los pensamientos de los filósofos, los psicólogos, pedagogos y demás científicos de los aspectos humanos, todo en búsqueda de la verdad del hombre, de su razón de ser, así como de la forma en que concibe el universo. También nos percatamos de que la información ha buscado formas de salir a la superficie, al principio de manera verbal, de manera física enseñando a los aprendices como hacer las cosas hasta nuestros tiempos donde la información ya tiene manifestaciones universales gracias a la tecnología y a las redes sociales. Hoy sabemos muchas cosas por las redes sociales, aunque no se han aprovechado de manera integral y correcta en muchas ocasiones.

Chávez,  Deler, & Suárez  (2008), hablan de las corrientes pedagógicas : En cada época, los pensadores trataban de mostrar el contexto que se presentaba en su tiempo, su interpretación y la forma de atender los asuntos. Cada una de las corrientes aporta algún valor, ninguna puede ser independiente de la otra. Algunas han contribuido a soportar prácticas actuales de la pedagogía y la didáctica y en su caso de la administración. No puede establecerse puntualmente que corriente domina a la otra o si la sustituye o si el pensamiento actual obedece a alguna corriente de manera significativa. Leyendo a Comenius comprendemos como los principios de su Didáctica Magna, siguen siendo vigentes.

Comenius en el año 1630, a partir de su documento denominado Didáctica Magna comparte asuntos que en su época debieron ser un choque para los tradicionalistas. En su documento se abordan temas que fueron y en algunos lados siguen siendo tabú como por ejemplo la inclusión de la mujer en la educación, la educación obligatoria y la clasificación de los seres humanos de acuerdo con su edad para recibir la información que estuviera de acuerdo con su desarrollo cognitivo. También tocó temas relacionados con la configuración de las escuelas y la aplicación de métodos audiovisuales. Estos últimos no muy utilizados en las aulas.

La Pedagogía es una ciencia que estudia todo lo relacionado con la educación y la posición de los valores de conocimiento del ser humano. Derivada de los griegos «Paidon» que significa «Niño» y «Gogos» que quiere decir «Conducir», la palabra hace referencia a su visión, evocada a la formación de métodos que garanticen una educación de alto valor. Cuando se habla de Pedagogía en una institución, se realiza un estudio analítico de los procesos de enseñanza existentes, para reforzar o elaborar mejores estrategias que ayudarán al niño absorber la máxima cantidad de conocimiento posible.

Martínez (s.f.) menciona que Comenius (teólogo, filósofo y pedagogo) nacido en Checoeslovaquia, es reconocido como el padre de la Pedagogía y a continuación se resumen algunas de las principales manifestaciones documentadas en el libro Didáctica Magna que aparece en 1630. La pedagogía surge cuando se presenta la necesidad de refinar técnicas y metodologías dirigidas a transmitir el conocimiento. Es decir, que el hombre se enfrenta a requerimientos para transmitir la información obtenida a través de su devenir y durante la práctica cotidiana dentro de su entorno natural y social.

Martínez (s.f.) refiere que para Comenius la educación es el arte de hacer germinar las semillas interiores que se desarrollan no por incubación sino cuando se estimulan con oportunas experiencias, suficientemente variadas y ricas y sentidas siempre como nuevas, incluso por quién la enseña. Su método pedagógico tenía como base los procesos naturales del aprendizaje: la inducción, la observación, los sentidos y la razón. La educación debe ser comprensiva, no memorística y un proceso para toda la vida, que integre las actividades creativas humanas y sus principios para una amplia reforma social basada en la unión de la teoría, la práctica y la crisis, o sea estimulantes para el pensamiento.

Principales rasgos del pensamiento de Comenius según comenta Martínez (s.f.):

  • La educación como desarrollo integral permanente de la persona. – A los hombres se les ha dado una oportunidad para la perfectibilidad continua e interminable, para la creatividad, para la educación permanente y para la autoeducación. Todo el mundo tiene el deber de aprovechar esta oportunidad, un deber tanto filosófico, como político y religioso.
  • Función social de la educación. – El aprendizaje debe comenzar en el hogar siendo de esta manera que los padres serían los primeros educadores. Y esto significaba la inclusión de la madre. Entonces si las madres no fueran educadas, después no educarían a sus niños. La instrucción ayudará a aumentar el bienestar de un país, así como también sus buenos modales. Para los niños de escasos recursos pedía que recibieran ropa, libros y los materiales escolares gratis a fin de que tuvieran las mismas oportunidades que los ricos.
  • Desempeño del docente. – El maestro debe servir como modelo para sus alumnos. Su modelo pedagógico se encamina a reglamentar y prescribir qué se debe, cómo y cuándo enseñar. El niño es el foco del acto educativo al que se le debe estimular positivamente para que ame el conocimiento, dando éste de manera metódica, sencilla y primordialmente que aprenda haciendo, es decir activando todos sus sentidos. El maestro debe conocer primero las cosas que enseña. Además, debe aprender que no debe avanzar mientras los conocimientos básicos no estén firmes en la mente del alumno.

La docencia para Comenius era el oficio más noble entre todos.

  • El método. – Enseñar se debe a una disposición de tres cosas: tiempo, objeto y método. Así como la naturaleza es única, el método como imitación de la naturaleza debe ser único, desplegándose entre enseñar-aprender, leer-escribir, palabras-cosas. Su foco se dirige a formar primero el entendimiento de las cosas, después de la memoria y por último la lengua y las manos. Rompió con la práctica usual en las escuelas de basar el discurso del conocimiento en los clásicos, y situó al niño y al joven como observadores de la naturaleza, de la que aprendían, utilizando además su propia lengua materna y no el latín.
  • La concepción del alumno. – El niño es el sujeto del acto educativo. Es el centro de la atención. Todo cuanto el alumno ha de aprender debe escalonarse conforme a los grados de la edad, de tal manera que no se proponga nada que no esté en condiciones de recibir.
  • La educación de hombres y mujeres. – Comenius decía, que se debe reunir en las escuelas a toda la juventud de uno u otro sexo, plantea una igualdad de género y considera a la mujer igualmente dotada de entendimiento, ágil y capaz de la ciencia y lo mismo destinadas a elevadas misiones. Exigía con firmeza que la educación primaria fuera obligatoria para todos.
  • Las escuelas. – El diseño de las escuelas debería incluir árboles, flores. Las paredes de los salones adornados con cuadros. Cerca deberían existir talleres y campos de juego para los alumnos. Hizo un llamado a los magistrados, políticos, padres de familia, teólogos, profesores, es decir, que la humanidad se comprometiera a toda la realidad de esta obra.
  • Concepto de valores. – Uno de los ideales más importantes para Comenius era la paz. Desde su punto de vista, la paz era un valor que debía ser resguardado por un tribunal internacional encargado de evitar las causas de los conflictos bélicos. Su reforma educativa estaba íntimamente ligada a una renovación moral, política y cristiana de la humanidad.
  • Utilización de lo audiovisual. – Otro aporte de gran importancia, con una de sus obras «Orbis-Pictus», es la inclusión de ilustraciones para enseñar y la utilización del teatro y la interpretación teatral como un instrumento importante de motivación y estimulación del aprendizaje.

Comenius también propone la organización de las escuelas, como sigue:

  • La escuela maternal: Que llega hasta los 6 años. En ella se deben enseñar las ciencias.
  • La escuela elemental: Es el equivalente a la primaria y llega hasta los 12 años. En ella se enseña una instrucción general y virtudes. Se cultiva la inteligencia, la memoria y la imaginación. Debe ser obligatoria.
  • La escuela latina o gimnasio: de los 12 a los 18 años. Sirve para preparar a los alumnos para estudios superiores. Cuando acaban esta escuela los alumnos realizan un examen para comprobar quienes son aptos para entrar en la academia.
  • La academia: de los 18 a los 25 años, muy parecida a la universidad. Para ella el Estado debe conceder becas.

La escuela es basada en una alianza escuela-familia, que imparte conocimientos estandarizados por medio de un libro único, que, a través de un método, instauraría una nueva forma social esencial en la vida de todo ser humano.

Comenius plantea algunos principios clave para el futuro pedagógico de las presentaciones y representaciones de la realidad: El primero es de orden psicológico: no hay nada en el entendimiento que no haya estado previamente en el sentido. El segundo, epistemológico: la verdad y la certeza provienen del testimonio de los sentidos. El tercero, metodológico: percepción y explicación (análisis y síntesis).

Las aportaciones de Comenius han sido el punto de partida para los analistas de la pedagogía y los métodos educativos y están soportados en sus estudios. Es conveniente señalar que el Constructivismo pedagógico tiene un significado integral, ya que las corrientes pedagógicas y las tendencias identificadas están alineadas significativamente.

Comenius, el padre de la pedagogía se adelantó a su tiempo a través de su Didáctica Magna. Sus aportaciones son muy actuales y en momentos dolorosas, cuando todavía hoy existen lugares donde se excluye a la mujer y a otras personas. Sus aportaciones siguen vigentes y deberían ser tomadas en cuenta por los organismos o autoridades responsables de los sistemas educativos. Sus planteamientos no tienen fronteras ni tiempo.

 

Referencias.

Amos, J. (s.f.) Juan Amos Comenius, recuperado:

https://www.ecured.cu/Juan_Amós_Comenio

Chavez, Deler & Suárez, Principales corrientes de la educación, recuperado:

https://es.scribd.com/document/413492235/CHAVEZ-DeLER-SUAREZ-Principales-Corrientes-de-La-Educacion-en-El-Siglo-XXI

Martínez, E. (s.f.) Comenius, recuperado:

https://educomunicacion.es/figuraspedagogia/0_comenius.htm

 

Fuente: http://www.educacionfutura.org/retomando-a-comenius-y-los-principios-de-la-pedagogia/

Imagen: https://pixabay.com/illustrations/smart-board-monitor-education-1523538/

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Covid-19 y la economía mundial

Por. La Jornada

La Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) disminuyó sus tasas de interés a cero (un máximo de 0.25 por ciento) a fin de apoyar la reactivación de la economía global, la cual está ya severamente afectada por la paralización de actividades derivada de las medidas para enfrentar la pandemia de coronavirus que se extiende por el mundo. Asimismo, la Fed lanzó un programa de recompra de bonos por un total de 700 mil millones de dólares para las próximas semanas. Medidas similares adoptaron los bancos centrales de Europa, Canadá, Gran Bretaña, Japón y Suiza, con el propósito de facilitar a entidades financieras el acceso a dólares.

Tales decisiones dan cuenta de la preocupación existente en los circuitos financieros del orbe por los desastrosos efectos que las medidas de mitigación de la epidemia están teniendo en el desarrollo de las naciones ricas. Los sectores de viajes y turismo son los primeros grandes perjudicados, seguidos por los servicios y la industria de espectáculos y entretenimiento; sin embargo, los expertos dan por sentado que los efectos de la contracción económica llegarán como una onda expansiva a otros ámbitos, con una magnitud aún difícil de precisar.

También resulta aventurado determinar, por ahora, la envergadura de la reconfiguración económica que producirá la emergencia sanitaria mundial, aunque pueden apuntarse algunos elementos para ponderarla: si los sectores mencionados se enfrentan a desastres de diversa magnitud, es probable que los consorcios hospitalarios privados y la industria farmacéutica experimenten una expansión como consecuencia del incremento en la demanda de sus servicios y productos, y resulta razonable prever que, a corto plazo, compras de pánico masivas que han tenido lugar en diferentes países impulsen las ganancias de las empresas minoristas.

Otro escenario posible e incluso probable es que la pandemia y las medidas para combatirla alteren, de manera coyuntural, la correlación de fuerzas económicas, particularmente entre Estados Unidos y Europa occidental, y de China con el resto del mundo.

Sería contraproducente y deplorable que en esta circunstancia los gobiernos intentaran utilizar a su favor la contingencia con propósitos de guerra comercial o financiera, una eventualidad que no puede descartarse, particularmente si se considera el afán de la administración que encabeza Donald Trump por derrotar a China en el terreno de los intercambios comerciales.

Si no se entiende que la amenaza es global y que se requiere de la unión de esfuerzos y la coordinación para hacerle frente, se socavará la capacidad de la comunidad internacional para minimizar la mortalidad y la extensión del Covid-19.

En esta perspectiva, cabe esperar que quienes toman las máximas decisiones políticas en el mundo tengan la sensatez requerida para dejar de lado sus cálculos geopolíticos y se sometan a las recomendaciones eminentemente técnicas de la Organización Mundial de la Salud.

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La nueva izquierda y la pregunta por la propiedad. ¿Es posible una nueva democracia económica?

Por: Christine Berry

Diferentes voces dentro del mundo de la izquierda están planteando la necesidad de reinventar el principio socialista de la propiedad común de los medios de producción. Lejos del modelo clásico de la propiedad estatal y también de la idea de una economía puramente cooperativa, se trata de construir un ecosistema pluralista de propiedad democrática, con activos de diferentes públicos a distintas escalas.

Desde la crisis financiera mundial, los progresistas se han preguntado cómo forjar un nuevo consenso económico que sustituya al neoliberalismo. La «democracia económica» está emergiendo como una idea que podría ser la base de este consenso.

Los movimientos que rodean a Bernie Sanders en Estados Unidos y al Partido Laborista en Reino Unido están intercambiando ideas. Ambos han propuesto «fondos de propiedad inclusiva» (inspirados en el Plan Meidner sueco de la década de 1970) que daría a los trabajadores una creciente participación colectiva en las empresas que cotizan en bolsa. Los gobiernos municipales son pioneros en las formas de democratizar la riqueza a nivel local -desde mantener el dinero público circulando en la economía local (Preston, Inglaterra) hasta desafiar los modelos extractivos del turismo (Barcelona)-.

Estos experimentos se describen de forma variada como «socialismo municipal» o «construcción de riqueza comunitaria».

Pero, ¿cuáles son los principios subyacentes de estas diversas iniciativas políticas? ¿Se suman a un nuevo paradigma que puede competir con el fallido modelo de libre mercado y con el resurgimiento del nacionalismo de extrema derecha?

La primera idea compartida en el corazón de estos nuevos enfoques es la propiedad democrática. De diferentes maneras, tratan de reinventar el principio socialista de la propiedad común de los medios de producción. No se trata de volver a un modelo de Estado socialista de arriba hacia abajo, aunque la propiedad estatal desempeñe un papel. Tampoco se trata simplemente de modelos de propiedad de los trabajadores de abajo hacia arriba como las cooperativas, aunque también tienen su lugar.

La nueva democracia económica se pregunta cómo podemos construir un ecosistema pluralista de propiedad democrática, con activos propiedad de diferentes públicos a diferentes escalas. Esto incluye modelos de propiedad pública, comunitaria, cooperativa y común, a nivel nacional, municipal y comunitario.

La nueva izquierda y la democracia económica

La nueva izquierda valora la diversidad y la descentralización como una forma de mejorar la participación democrática y la rendición de cuentas. A raíz de la crisis financiera, también se reconoce cada vez más que la diversidad de los sistemas puede hacer que la economía sea más resistente y menos vulnerable a las crisis. Para ver lo que esto significa en la práctica, podemos observar a los sistemas energéticos alemán y danés. Aquí se ha logrado una rápida transición a la energía renovable gracias a un apoyo estatal específico. Pero el nuevo sistema no se basa únicamente en la propiedad estatal a gran escala. En su lugar, una gran parte de la nueva capacidad eólica y solar es propiedad de los municipios y las cooperativas comunitarias. Esto se ha denominado «democracia energética».

Por supuesto, muchos de estos modelos de propiedad en sí mismos no son nuevos. La propiedad pública y cooperativa ha desempeñado un papel clave en la mayoría de las principales economías europeas durante décadas.

En el Sur Global, los movimientos sociales han luchado por ellos frente a la privatización impuesta por el Fondo Monetario Internacional (FMI) de bienes esenciales como el agua y los servicios sociales. También han sido pioneros en soluciones de propiedad a nivel de base, como el Banco Cooperativo SEWA en la India, establecido en 1974, que ofrece una alternativa al microcrédito de explotación para las mujeres que trabajan por cuenta propia.

Las secuelas de la crisis financiera trajeron a Europa la política de austeridad y vieron el advenimiento de movimientos similares, sobre todo en los países más afectados como Grecia. Éstos se inspiraron a menudo en los enfoques de la «economía solidaria» en regiones como América Latina, con cocinas de alimentos y centros de asesoramiento de propiedad comunitaria que se adentraban en la brecha dejada por un Estado maltrecho.

Entonces, ¿qué es lo realmente nuevo del concepto emergente de democracia económica de hoy en día? En primer lugar, se basa en un nuevo análisis a gran escala de lo que está mal en la economía mundial y cómo corregirlo. Se centra en el «capitalismo rentista»: la idea de que la élite económica actual extrae la riqueza de los demás principalmente controlando los activos (tierra, agua, el suministro de dinero) en lugar de crear riqueza estimulando la actividad productiva. De ello se deduce que el camino hacia una economía más igualitaria radica en socializar o democratizar el control de estos activos.

En segundo lugar, ofrece un nuevo enfoque sistémico. Los actuales movimientos populistas de izquierda – en Grecia, España, Reino Unido y otros lugares- representan a menudo la unión de dos tradiciones diferentes: la «vieja izquierda» de los partidos socialistas tradicionales y la «nueva izquierda» de los movimientos sociales horizontalistas. Reconocen que el cambio transformador no puede ser realizado simplemente de arriba hacia abajo por el Estado, pero tampoco puede dejarse en manos de un mosaico de soluciones dirigidas por la comunidad. Se toma en serio la necesidad tanto del poder estatal como del empoderamiento popular. Evidentemente, esto plantea tensiones y cuestiones que aún no se han resuelto completamente.

Por qué los mercados no son democráticos

Esto nos lleva a otro principio fundamental de la nueva democracia económica: el de la participación democrática. Esto es lo que realmente la diferencia de la socialdemocracia del siglo XX. Por ejemplo, el acuerdo de posguerra del Reino Unido no se basó realmente en ideas sobre la democracia, y menos aún en la democracia participativa.

La idea era, por el contrario, que los tecnócratas keynesianos podían planificar la economía más eficientemente que los actores privados. La propiedad pública aseguraría que los frutos de la industria sirvieran al bien común, como lo determinó el gobierno de la época. La gestión y la estructura de las industrias nacionalizadas se dejaron en gran medida sin cambios.

Este modelo fue criticado tanto por la izquierda -por quienes abogaban por un mayor empoderamiento de los trabajadores y los ciudadanos-, como por la derecha, sobre todo por Hayek. El economista liberal austríaco argumentó que las élites tecnocráticas nunca podrían igualar el conocimiento tácito encarnado en millones de opciones de mercado individuales, y que su supervisión era inherentemente opresiva. La nueva izquierda se hace eco de algunas de estas críticas, pero lo más importante es que ve la respuesta en las instituciones democráticas participativas, no en los mercados.

De hecho, la lógica de mercado de «una libra, un voto» es antitética a la lógica democrática de «una persona, un voto». En la práctica, ha llevado a una abrumadora concentración de riqueza y poder en un pequeño número de grandes corporaciones mundiales. Este sistema ha demostrado ser más que capaz de oprimir a aquellos que no tienen los recursos para hacer oír su voz.

¿Cómo podría la participación democrática ser real en la economía?

La propiedad democrática, entonces, no es suficiente. También necesitamos una participación democrática en la toma de decisiones, tanto en las empresas públicas como en la economía en general. Por ejemplo, de nuevo en Reino Unido, Jeremy Corbyn argumentó que «deberíamos tener a los pasajeros, a los trabajadores ferroviarios y al gobierno manejando los ferrocarriles cooperativamente. Este modelo debería reemplazar la fórmula de arriba hacia abajo por un dictado central». Esto también requiere una remodelación del Estado y del propio gobierno democrático.

Podemos en España, y el gobierno de la ciudad de Barcelona, se han hecho particularmente notables por poner la política participativa en el centro de su agenda. En todo el mundo, muchos se han inspirado en el potencial del presupuesto participativo -que se originó en Porto Alegre, Brasil- para poner a los ciudadanos en control de las decisiones de gasto. También hay un creciente entusiasmo por las asambleas de ciudadanos como forma de deliberar sobre problemas complejos como el cambio climático o la reforma constitucional.

Por último, muchos pensadores actuales están innovando al aplicar estos principios a los sistemas del siglo XXI, en particular a la tecnología y al «patrimonio digital común». En un mundo en el que los datos son un producto básico clave y las plataformas en línea son una infraestructura fundamental, la propiedad de estas cosas determina los resultados económicos. Nick Srnicek ha propuesto un «fondo nacional de datos» basado en la propiedad común de los datos, que podría hacerse de acceso abierto y utilizarse para ayudar a financiar los fondos de riqueza social. El gobierno de la ciudad de Barcelona está desarrollando una nueva tecnología de código abierto para aprovechar grandes datos para el bien común en lugar de permitir que sean captados por corporaciones privadas.

La actual ola de interés en la «democracia económica», por lo tanto, ofrece algo nuevo e importante. Pero si se va a convertir en la base del próximo sistema, debe enfrentarse a una serie de retos que deberemos explorar.

Fuente e imagen: International Politics and Society      https://nuso.org/articulo/repensar-la-propiedad/

Traducción: Mariano Schuster

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Coronavirus: ¿Quién se hace responsable de los inmigrantes?

Por: Luis Bonilla Molina

Coronavirus

El Coronavirus es la pandemia que más territorios del planeta ha tocado. Aproximadamente un 5% de los afectados están en riesgo de morir, pero solo un 0,5% mueren debido a que colapsa el sistema respiratorio del ser humano. El 80% de los infectados, si bien no presentan otros problemas de salud que los propios de una gripe rutinaria, se convierten en trasmisores. Esto implica una reestructuración de la sociabilidad a nivel planetario, al menos en el corto plazo. En otro artículo me extendí sobre las implicaciones en el modelo de sociabilidad en el marco de la reestructuración capitalista[1].

La estrategia de resistencia a la expansión del virus parte de un conjunto de premisas, que se asumen universales: a) todos y todas cuentan con una vivienda donde habitar por un periodo de cuarentena; b) todos y todas poseen las fuentes de ingresos regulares, que les permitan permanecer en casa por un periodo relativamente largo, comprando alimentos, pagando servicios y medicamentos. Esto durante un tiempo que puede ser de 30 a 60 días; c) todos y todas cuentan con los niveles de nutrición mínimos para enfrentar una pandemia de este tipo; d) todos y todas cuentan con el apoyo familiar de base, en el lugar, para enfrentar cualquier contagio.

Dicho de otra manera, la gran publicidad sobre la prevención y abordaje del Covid-19 parte del supuesto que la inmensa mayoría de la población es clase media o clase media alta, empleados con sueldos que se depositan de manera regular en sus cuentas, además con ahorros para contingencias. Los invisibles comienzan a ser los sectores más excluidos de la vorágine neoliberal los y las trabajadores informales, los pobres con enfermedades que requieren tratamientos permanentes en centros de salud pública y por supuesto los inmigrantes

 

Migraciones

Las migraciones son el fenómeno central en el mundo del trabajo, en la sociedad globalizada bajo la égida del modelo neoliberal. La mano de obra se mueve de un lugar a otro buscando mejores salarios y en busca de posibilidades para mejorar la precariedad de sus vidas. La migración por razones de disfrute constituye hoy en día una fracción muy pequeña del fenómeno en su conjunto. Las migraciones en el presente, son la expresión de la pauperización salarial y la pérdida de garantía sociales.

 

Situación laboral y social de los inmigrantes

Quienes inmigran asfixiados por condiciones materiales de vida empobrecidas, suelen hacerlo de manera poco planificada. Solo un sector de la capa media profesional parte a sus destinos con claridad de los procesos de legalización de su situación jurídica y con los requisitos mínimos para ello.

La explosión de la “migración ilegal” se ha convertido en las últimas décadas en un fenómeno de masas que recorre Europa, Asia, Norteamérica y Latinoamérica. Pero moverse de un lugar a otro es un derecho humano, ratificado por Naciones Unidas y múltiples convenciones, convertidas en letra muerta. Las migraciones expresan una necesidad humana que debe ser tratado como un derecho inalienable de los seres humanos. Toda familia latina, tiene hoy por lo menos, un “sudaca” entre los suyos.

Esta situación de “ilegalidad” o estatus migratorio “no resuelto” ha sido aprovechado por la lógica neoliberal para generar flexibilización laboral, sobreexplotación de la mano de obra y novedosas formas de exclusión y marginación social. Los empleos que muchas veces se les ofrecen a estos “inmigrantes ilegales” son con jornadas extendidas de 10 hasta 14 horas diarias, de lunes a lunes, con un salario que no llega a la mitad de lo que regularmente se pagaría por ello y, para colmo, con gran inestabilidad, es decir en cualquier momento son echados al campo del desempleo sin seguridad social. Sin embargo, para la mayoría, esto es mejor que retornar a sus lugares de origen, donde no cuentan con un empleo que les permita garantizarse los alimentos de la cesta básica, pagar un alquiler, los servicios.

Muchos(as) “inmigrantes ilegales” viven hacinados con otros compañeros(as) de suerte, compartiendo lo poco que se tiene con los otres. En una investigación que estoy realizando sobre las migraciones en la región, la palabra que más los autos describe, es la de sobrevivientes.

Es decir, quienes emigran no cuentan con los requerimientos de partida para poder enfrentar con éxito una pandemia de onda larga en términos laborales como el Coronavirus. Los inmigrantes no se pueden dar el lujo de dejar de trabajar por un periodo de un mes o dos, en las condiciones de precariedad y explotación en la que sobreviven.

 

Coronavirus y el miedo a lo externo

El neoliberalismo ha construido un imaginario del inmigrante como el externo, como el otro peligroso. Se propaga la idea que el que viene de otro territorio “regala su trabajo” y le “quita el empleo a los locales”, cuando este es un fenómeno que impulsa el capital de manera perversa. La propaganda neoliberal procura separar a los inmigrantes de la clase trabajadora local y sus luchas; es decir, divide a los marginados, a los explotados, a los trabajadores.

Esta construcción de externo peligroso se agrava con toda la lógica preventiva y de curación de la pandemia del Coronavirus. El miedo compacto a los grupos sociales y refuerza los temores por todo aquello que este fuera de su círculo; se unifica el cuerpo social para sobrevivir. El inmigrante, por sus condiciones materiales de vida, es visto muchas veces como ese externo peligroso, que no es representado por “alguien” en ese territorio, convirtiéndose en “nadie”, es decir en un “no ciudadano”.

 

Exclusión e invisibilización en la actual agenda pública

Solo un par de gobiernos de los casi 130 países que viven el impacto de la pandemia del Coronavirus, en la actual situación han expresado alguna política, respecto a los inmigrantes en general y muy especialmente respecto a los “inmigrantes ilegales”.

Los inmigrantes que no han resuelto su estatus jurídico en los países receptores son los invisibles de los invisibles en la actual situación de salud mundial. Es urgente, que los gobiernos y los organismos internacionales de derechos humanos, promuevan la “formalización temporal” de la situación jurídica de estos inmigrantes para que sean objeto de cobertura de los programas de prevención, cura y apoyo social, así como sujetos de derechos.

 

Los Estados y las migraciones

Urge un pacto global, regional,  con carácter urgente para poder abordar este tema. Entre tanto, cada uno de los gobiernos debería realizar acuerdos bilaterales para el acompañamiento de sus nacionales que se encuentran en otros territorios, al menos durante esta contingencia del Coronavirus.

Las embajadas deben activarse urgentemente para censar a los connacionales que se hallan en otros territorios y poder diseñar una estrategia de acompañamiento.  La mayoría de los que se encuentran en lugares distantes no desean regresar, por las razones ya mencionadas, por lo cual el acompañamiento no debe estar supeditado a la vuelta a casa.

La calidad humanista y solidara de cada gobierno se pondrá en evidencia en las próximas horas y semanas, conforme decida abordar este tema. El silencio será una forma de mostrarse neoliberal de pensamiento y acción.

 

Agenda amplia de los anticapitalistas y los progresistas

Los anticapitalistas de todo el mundo, con una larga tradición internacionalista, están convocados a generar campañas y acciones de solidaridad con los y las inmigrantes que se encuentran en cada uno de los territorios, exigiendo a los gobiernos una política de cobertura preventiva y curativa de salud igual a la de los nacionales.  No es momento de odiosas distinciones, todos y todas somos trabajadores(as).

Esta campaña debe ser capaz de convocar a los progresistas y todos los humanistas, quienes militamos en la solidaridad como elemento de organización social. La pandemia del Coronavirus coloca la agenda de los y las inmigrantes como la tarea de un amplio frente de construcción de otro mundo posible

 

[1] (https://www.aporrea.org/actualidad/a288155.html )

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Las lecciones que nos deja Bolivia

Por: Pablo Stefanoni

La caída del gobierno del Movimiento al Socialismo (MAS) abrió numerosos debates en las izquierdas y, al mismo tiempo, permite reflexionar sobre las vías del cambio social, la cuestión de la democracia y, no menos importante, cómo evitar backlash reaccionarios.

La renuncia y salida al exilio de Evo Morales, en noviembre pasado, no solo acabó de manera repentina con el llamado «proceso de cambio» iniciado en 2005 sobre la estela del ciclo de movilizaciones abierto en 2000 y que tuvo su momento de mayor intensidad en la «guerra del gas» de 2003. Significó también la caída de uno de los gobiernos del «giro a la izquierda» que atrajo más simpatías a escala global. De ahí que, desde entonces, las discusiones sobre lo que realmente pasó en Bolivia sigan atravesando a la izquierda internacional. Una parte sostiene la tesis del golpe como variable explicativa «total» y otra, minoritaria pero con figuras relevantes, que no hubo golpe sino que Evo Morales habría caído por su propio peso.

El problema de estas visiones es que invisibilizan una serie de cuestiones relevantes y desprecian una sociología política de la crisis boliviana: ni la tesis del golpe de Estado tout court ni la del no golpe son capaces de dar cuenta de la deriva reaccionaria concreta en la que ingresó Bolivia, que combina un proceso de derechización desde arriba y, también, desde abajo, es decir, desde la propia sociedad civil. Tampoco informa sobre la forma en que se movieron los actores de ambos bloques en esas jornadas y después. Ni sobre la compleja secuencia de acontecimientos.

Hay dos cuestiones que deben enfrentarse para hacer cualquier «anatomía del derrocamiento» del gobierno del Movimiento al Socialismo (MAS), sin dejar de lado los «instantes huidizos» que en contextos de crisis definen el devenir de los acontecimientos.

La primera es que las organizaciones sociales, pese a las promesas de sus dirigentes en reuniones con Evo Morales, no salieron de manera significativa a defender al «gobierno de los movimientos sociales» en los momentos decisivos. La segunda: que los militares jugaron sus cartas «en última instancia», es decir después de que el gobierno fuera superado por la reacción en las calles, lo que incluyó un amotinamiento policial en coordinación con los sectores más derechistas de la oposición, especialmente con el presidente del Comité Cívico de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, y una radicalización de las movilizaciones. Es esto último lo que habría hecho fracasar las negociaciones que, según referentes del MAS, habían avanzado con Carlos Mesa en favor de una salida que incluía la renuncia de Evo Morales y la asunción de la presidenta del Senado, Adriana Salvatierra, en una especie de gobierno transitorio de consenso para llamar a nuevas elecciones.

Todo esto no anula la tesis del golpe. En efecto, que los militares «sugieran» la renuncia del presidente y le coloquen la banda presidencial a su sucesora se parece bastante a un golpe. Al igual que la evidencia de que los mandos, especialmente la fuerza aérea, habrían comenzado a actuar por su cuenta antes de la renuncia de Evo Morales, es decir cuando aún era Comandante en Jefe. (Hay que decir, también, que los militares fueron «politizados» en estos 14 años, incluyendo cursos en la Escuela Antiimperialista, etc., legitimando cierta injerencia política, aunque en el caso de Bolivia nunca fueron parte orgánica del poder como en Venezuela). No obstante, es necesario colocar la cuestión del golpe en un marco más amplio: la crisis de una forma de ejercer el poder cuyo origen hay que buscarlo en el referéndum del 21 de febrero de 2016, cuando el gobierno consultó a la población sobre un cambio constitucional y el «No» a la reelección indefinida se impuso por 51,3% a 48,7% y, más ampliamente, en la imposibilidad de pensar la posibilidad de una derrota electoral.

El MAS –al igual que parte de la izquierda global– subestimó entonces lo que significa pasar por encima del resultado de una consulta al pueblo y se apeló a una miríada de argumentos para relativizar los resultados. A partir de ese momento, y por primera vez desde 2006, la bandera democrática quedó en manos de la oposición, con importantes consecuencias hacia el futuro.

Tras el 21-F, el gobierno dedicó todas sus energías a pergeñar vías para la reelección. Casi no hubo otro tema en la agenda. En ese marco es que, a finales de 2017, el Tribunal Constitucional habilitó a Evo Morales. Eso fue lo que terminó de crear el caldo de cultivo para la (re)emergencia y legitimación de figuras radicales, como el propio Camacho, quien llegó a la cabeza Comité Cívico con la bandera del 21-F y denunciando un «pacto» de las elites cruceñas con el gobierno del MAS.

La campaña electoral, como refleja el documental de Diego González, «Antes del golpe», careció de épica, se basó en la movilización de recursos estatales más que en la movilización social y tensionó enormemente el clima político. Sobre esa tensión es que se montaron las denuncias de «fraude» el 20 de octubre, que tuvieron respuestas descoordinadas, y por momentos poco creíbles, de parte del gobierno, lo que que terminó de minar la legitimidad presidencial. Todo ello ayudado por el timing preciso de la Organización de Estados Americanos (OEA) para adelantar su informe. Con la paradoja de que, en el inicio de la campaña electoral, Luis Almagro había sido denunciado de secuaz de Evo por la oposición y el ex presidente Jorge Tuto Quitoga lo acusó incluso de «vender su alma» al gobierno del MAS.

Es claro que Evo Morales no cayó por su propio peso como sostuvo Rita Segato. El MAS cayó por la movilización se sectores urbanos, ayudados por un motín policial en los 9 departamentos del país y, finalmente, por las FFAA, en un contexto de extremada violencia contra cualquier persona identificada con el oficialismo que rayaba con un clima de fascistización social. Esas movilizaciones denunciaron sobre déficits democráticos reales, pero como ya ocurriera con otros levantamientos «antipopulistas», como el de 1946 que terminó con el brutal asesinato y colgamiento del presidente Gualberto Villarroel, el resultado no fue más democracia sino a un tipo de revanchismo reaccionario y antipopular.

Esa dimensión fue un punto ciego para la izquierda crítica, que, pese a las tempranas evidencias, diluyó la faceta restauradora del nuevo bloque de poder y solo se enfocó en la «disolución de la dominación masista». Pese a que las movilizaciones incluyeron a diversos actores y sensibilidades ideológicas (ecologistas, progresistas, feministas, etc.), la derecha conservadora se impuso sin dificultades. Un caso excepcional es el de la feminista libertaria María Galindo, quien, pese a sus fuertes críticas al MAS, se posicionó enérgicamente contra el giro conservador y reaccionario. Un giro, hay que decirlo, que incluyó diversos tipos de grupos civiles que acosaron embajadas, sobre todo la mexicana donde hay asilados, y viviendas particulares, y adoptaron estéticas y formas de movilización de extrema derecha.

En el caso del exterior, una gran parte de las izquierdas, sobre todo las nacional-populares, asumieron un tipo de solidaridad internacionalista que tuvo escasos efectos en Bolivia, donde no existió una resistencia antigolpista en sentido estricto. Mientras que el núcleo en el exilio denunciaba el golpe desde Buenos Aires con una radicalidad que no daba cuenta de las posibilidades de acción en la coyuntura boliviana, el propio bloque parlamentario del MAS, que controla dos tercios del Congreso, entró en una dinámica de «pacificación» y negociación con la presidenta interina Jeanine Áñez y se alejó de las instrucciones del ex presidente. Hay varios elementos para explicar esta situación. Uno es la falta de organicidad del MAS y el decisionismo presidencial: tras la renuncia de Evo Morales y la salida del poder de otras figuras «fuertes» del anterior gobierno, parlamentarios que consideraban que no habían tenido el lugar que merecían se vieron en una inédita situación de poder (como la alteña Eva Copa) y comenzaron a jugar en la nueva cancha con la legitimidad de «haber puesto el cuerpo». Por otro lado, al permanecer en Bolivia, estos parlamentarios tenían una mayor conciencia de las nuevas relaciones de fuerza y de la amplitud del rechazo al MAS, sobre todo en los días posteriores a la salida del país de Morales. (Y posiblemente, también, algunos solo cuidaran sus salarios y sus cargos).

A su turno, las organizaciones sociales combatieron por algunas cuestiones sensibles, como la defensa de la Wiphala, pero no pidieron el retorno de Evo Morales al poder. Esto mostró la distancia entre el exilio y Bolivia, pero también refleja la situación de unos movimientos sociales debilitados ¿paradójicamente? por años de «gobierno de los movimientos sociales»: falta de pluralismo e imposición de las decisiones gubernamentales, pérdida de intensidad de la vida interna, capas dirigenciales demasiado interesadas en ocupar cargos en el Estado, etc. En muchos sentidos, y con el alto pragmatismo que suele caracterizarlas, las organizaciones se prepararon para el escenario post-Evo (lo que no significa que el ex-presidente no siga siendo una figura popular ni que su carrera política haya concluido). Una muestra de ello fue el apoyo a David Choquehuanca como candidato presidencial –una figura hoy resistida por Morales que finalmente quedó como compañero de binomio del ex ministro de Economía Luis Arce Catacora, apoyado desde Buenos Aires– y el entusiasmo que genera el joven cocalero Andrónico Rodríguez hoy a la cabeza de hecho de las Seis Federaciones del Trópico de Cochabamba, que siguen siendo presididas por Morales.

En efecto, el núcleo en Buenos Aires, la bancada parlamentaria y las organizaciones sociales (especialmente las de matriz campesina) son las tres galaxias que hoy dan cuenta de lo que es el MAS, una organización que siempre careció de una verdadera organicidad y cuyo «pegamento» fue la expectativa de acceso al Estado para sectores populares largamente excluidos del poder. Si bien Evo Morales fue central para mantener unido al MAS, nunca fue estrictamente un líder carismático. De manera progresiva, debido a las necesidades reeleccionistas, fue asumiendo el papel de un «líder irreemplazable», pero su legitimidad siempre se basó en la idea de autorrepresentación campesina que es un mito de origen del MAS y en la imagen de que «Evo es uno de nosotros».

Las vías seguidas por el proceso de cambio boliviano pone sobre la mesa varias cuestiones. Una de ellas es la posibilidad de pensar de manera no catastrófica la salida del poder y las consecuencias de forzar una y otra vez, contra viento y marea, la reelección presidencial; y junto con esto visiones excesivamente instrumentales de la democracia. La otra es cómo combinar el impulso hacia cambios profundos con un ejercicio pluralista del gobierno y una mejora de la vida cívica. (Salvo que se piense, como en efecto lo hacen algunos «bolivarianos», que la caída del MAS fue porque el gobierno no habría apretado suficientemente las tuercas –como sí lo hacen Nicolás Maduro y los militares venezolanos– y que el problema habría sido, entonces, el «exceso de democracia»). Y, junto con ello, un aspecto clave es cómo evitar que se legitimen los backlash reaccionarios.

Como se puede ver revisando la historia reciente, Evo Morales ganó en 2014 con más del 60% de los votos, y en esa ocasión triunfó incluso en la reticente Santa Cruz gracias a la buena situación económica. El periodista Fernando Molina habló incluso, con evidencias, del «fin de la polarización». Por entonces, nadie hablaba de «tiranía», como ahora lo hacen a diario los columnistas de clase media en unos medios que no cejan en su empeño de inyectar mística a la «revolución de las pititas» (por los cordeles usados en los bloqueos de calles), leída como una «revolución libertadora». Hasta se habló de «14 años de penumbra»: el sol parece que no salía bajo el evismo. Pero, contra la creencia de algunos sectores nacional-populares, lo que repolarizó a Bolivia no fueron medidas radicales del gobierno (no hubo ninguna desde 2014) sino la insistencia en la reelección indefinida, en un país que a lo largo de su historia fue anti-reeleccionista y estuvo plagado de amotinamientos contra quienes intentaron seguir en el poder. En este caso, sobre ese movimiento se aupó una reacción más amplia contra la emergencia plebeya que en estos años erosionó como nunca antes el poder «señorial» en al país.

En este contexto, el MAS entra en una nueva etapa de recomposición, tras el golpe que significó la salida del poder, y quizás de autocrítica. En cualquier escenario, el MAS será clave en la futura gobernabilidad. Incluso si pierde la presidencia podría tener la mayoría parlamentaria. Las encuestas muestran que mantiene una base dura de apoyo popular que ronda el 30% y hoy es la única fuerza de izquierda con proyección política en el país, y la más importante en el mundo rural boliviano.

Fuente e imagen: https://nuso.org/articulo/Bolivia-Evo-Morales-elecciones/

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