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Prohibir no es educar, es coaccionar

Por: Pedro Badía

La institución escolar es de las más resistentes al cambio. La Historia nos ha enseñando en muchos momentos que el progreso, en el caso que nos ocupa el tecnológico, y las mejores ideas sociales han pasado por delante de la escuela sin detenerse y entrar en ella.

La Asamblea Nacional de Francia, aprobó en julio una ley que prohíbe, a los niños y niñas de hasta 15 años, el uso del teléfono móvil y las tablets en los colegios, incluido el tiempo de recreo. Para el ministro de Educación Jean-Michel Blanquer, “se trata de un mensaje de salud pública para las familias”.

Es una medida polémica, cuyo alcance solo se conocerá a medio y largo plazo, cuando el gobierno evalúe el impacto real que haya tenido en los centros educativos. Pero que ya ha despertado dudas en la comunidad educativa. En palabras de un portavoz sindical, recogidas en el diario El Mundo, no encuentra “lógica o pragmatismo en este anuncio”.

La mayoría de los problemas que se plantean en el subsistema escolar, con repercusiones en los subsistemas familiar y sociocultural, tienen su origen en las normas generales de aplicación a todos y todas por igual, que no tienen en cuenta las realidades sociales, culturales y de aprendizaje de cada persona. En cualquier caso parece más fácil gestionar la obediencia que la creatividad y la autonomía. La ley francesa es un buen ejemplo de ello.

En España no existe ninguna normativa como la aprobada en Francia, pero sí el uso discrecional por parte de los centros educativos de medidas que restringen el uso del teléfono móvil. Aunque el gobierno español ya está valorando la posibilidad de prohibir el uso de los teléfonos móviles en las escuelas y en los institutos.

Según información del diario de Canarias El Día.es el ministerio de Educación ha elaborado los primeros datos y tiene información reciente que aborda las posibilidades de utilizar soportes tecnológicos como el móvil para el aprendizaje. Entre las diferentes comunidades autónomas, Canarias, lidera junto a Murcia y Euskadi, la utilización del móvil como recurso didáctico, utilizándolo más de la mitad del alumnado de Enseñanza Secundaria Obligatoria y de Bachillerato. Dónde menos se utiliza el móvil como recurso es en las comunidades de Asturias, Valencia, La Rioja; y en las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla.

¿No es un error desaprovechar las oportunidades que ofrecen las nuevas tecnologías para el aprendizaje? ¿No es vivir de espaldas al presente y al futuro?

Como escribía al principio de este artículo, nos hemos acostumbrado a que el progreso pase por delante de la institución escolar sin parar, tan siquiera, en la puerta. Herramientas tradicionales y métodos resecos incapaces de esponjar y de fecundar lo mejor de cada persona. Y como escribía Montaigne hace cuatro siglos, “los maestros truenan siempre en nuestros oídos como si vertieran agua en un tubo, y nuestro deber consiste simplemente en repetir lo que nos dicen”.

El desajuste en el sistema educativo es evidente. Mientras el subsistema escolar sigue resistiendo la incorporación generalizada de las nuevas tecnologías y de las redes sociales al quehacer diario, en los subsistemas familiar y sociocultural forman parte de la vida cotidiana; de las nuevas formas de entender el trabajo, la cultura, la economía y las relaciones sociales y personales. El impacto es innegable. ¿Por qué prohibir el uso de tecnologías, como el móvil, tan importantes en la vida de las personas?

La prohibición no tiene sentido si no es acordada en el centro por el conjunto de la comunidad educativa sobre lo que permitiremos o no para aprender y relacionarnos. El móvil y la tablet ya son unas herramientas más de trabajo que nos permiten un aprendizaje más eficaz, libre y creativo. Cuando hablamos de dotación de recursos para el aula, estos soportes tecnológicos ya están presentes. En numerosos proyectos de innovación pedagógica ya se utilizan el móvil y la tablet, como herramientas que favorecen el aprendizaje autónomo y respetuoso en el aula y que se extiende fuera de ella. Empoderan al alumnado.

El problema, si es que existe, pues una gran parte de los conflictos que surgen en el centro educativo tienen su origen en el mal uso de las redes sociales, no se soluciona prohibiendo el móvil en el centro y desentendiéndonos de su uso fuera de él, sino educando a los niños, las niñas, los adolescentes y jóvenes, en un uso responsable tanto de los soportes tecnológicos como de las redes sociales, según unos criterios compartidos y acordados por el conjunto de la comunidad educativa, familias, profesorado y estudiantes, que trasciende al aula y al propio centro.

Las nuevas tecnologías pueden ayudar a eliminar cualquier obstáculo que dificulte el proceso de enseñanza y aprendizaje. Una educación interactiva y práctica, en la cual la persona se sienta parte fundamental, y no solo un receptor o recipiente de contenidos, garantiza una formación continuada a lo largo de la vida, respetando los intereses, las necesidades y las características de cada persona.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/10/08/prohibir-no-es-educar-es-coaccionar/

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Sexismo negado, desigualdad persistente o la ceremonia de la confusión

Por: Elena Simón

La violencia contra las mujeres no acabará hasta que la sociedad no apueste por la penalización del sexismo, la misoginia y el machismo y así se destierren las eficaces herramientas patriarcales.

En la calle y las pantallas, en la escuela y en la casa, la desigualdad persiste y resiste. El sexismo no suele ser causa de alarma social y ni siquiera las violencias contra las mujeres suelen estar entre las primeras preocupaciones de la población española –mujeres y hombres–, según las encuestas periódicas del CIS. Esta es la columna vertebral que sostiene al machismo en sus manifestaciones más encubiertas y enmascaradas o en las más feroces, como son los asesinatos en vida o con resultado de muerte que acontecen todos los días en cualquier lugar de este planeta y, cómo no, en el territorio que aquí pisamos.

Hay una enorme contradicción entre los discursos de paz, democracia, igualdad, libertad, –bastante compartidos y generalizados– y las prácticas –también compartidas y generalizadas– de sexismo, misoginia y desigualdad. En realidad, esto produce un cortacircuito que a las personas jóvenes y pequeñas así como a las adultas sin mucho criterio al respecto les da a entender que las prácticas y realidades sexistas son como son, son naturales, serán siempre así, han sido siempre así, no se pueden cambiar, no importan tanto, no merece la pena oponerse a ellas y no son tan graves. Así es que invitan a seguir como siempre. Y como siempre quiere decir que los privilegios masculinos unilaterales a costa de las discriminaciones y mal trato hacia las mujeres son incluso deseables, porque mantienen el orden conocido y no hay que hacer nada diferente o extraordinario: así está bien.

Por eso, ni en las casas ni en las pantallas, ni en los centros educativos ni en la calle vemos los cambios fundamentales que enuncian nuestras leyes, reglamentos y normas, que sí se adaptan bastante a los discursos democráticos de Igualdad y no discriminación.

Nuestra población joven está aturdida y no es para menos.

Sin recibir educación sexual desde la familia ni desde la escuela, se empapan desde la pubertad de producciones pornográficas abiertas en la red, que normalizan relaciones donde el hacer masculino y violento impera y la mujer recibe entusiasmada; imágenes que las vuelven hacia la creencia del sometimiento sexual y la condición de objetos lúdicos. Sin recibir modelos de corresponsabilidad familiares ni de equidad laboral, ni orientación académica y laboral no sexista, se ven invitadas ellas a aceptar peores condiciones de trabajo y la inmersión en una maternidad intensiva, que transforma su ser en cuerpo reproductivo casi en exclusiva, dificultando en extremo el ejercicio de la la libertad en el proyecto vital.

Sin una decidida y activa apuesta por la Igualdad real y la Libertad sin mensajes y modelos comerciales sexualizados e hiperfeminizados, seguiremos aceptando que el sexismo no es tan molesto como algunas feministas nos muestran. Hasta se nos presenta a veces como divertido e interesante. Y, sobre todo, no está en absoluto ausente de las modas y de las imágenes y opiniones virales. El sexismo es casi imperceptible para quienes no han entrenado sus mentes y sus sentimientos para rechazarlo como una injusticia fastidiosa para una gran parte de la mitad de la humanidad, e incluso para una menor parte de la otra mitad de la humanidad.

Las industrias no paran de lanzar mensajes sexistas a través de las empresas de creación publicitaria. Con lo cual hay muchas chicas que llegan a creer –en el colmo de la contradicción– que ser feminista es simplemente desafiar al patriarcado con actitudes provocadoras y violentas individuales. Así no acaban de ver que el feminismo fue, es y será un conjunto de acciones colectivas que van desembocando en la mejora de las condiciones de vida de las mujeres, de cualquier clase, origen y condición.

En las casas persiste la división sexual del trabajo –modernizada, eso sí–. En la calle las mujeres estamos muy presentes en todo lugar y horario, pero estando menos cómodas y seguras que los varones; en las pantallas estamos a toda hora y momento, pero con un sesgo hacia la heterosexualización como éxito, que nos va apartando de una vida autónoma y plena. En los centros educativos estamos en los mismos lugares, tiempos y enseñanzas que los varones, pero tratadas en los currícula como sombra de lo masculino y a veces castigadas por nuestras actitudes de protesta ante alguno que se pasa con nosotras. Los espacios comunes de patios, aulas y escaleras o pasillos son manejados por los chicos, a veces de forma invasiva y excluyente, como bien sabemos.

Así es que volvemos a reiterar que la violencia contra las mujeres (que este mes se ha cobrado más matanzas de lo habitual) no acabará hasta que la sociedad entera no apueste por la penalización del sexismo, la misoginia y el machismo y así se vayan desterrando estas eficaces herramientas patriarcales.

Para ello hay muchas estrategias, pero la de romper el silencio y la invisibilización y ninguneo está en manos de las instituciones, desde luego, pero también de cada persona que suscriba que está de acuerdo con la igualdad y que desee la dignidad y la seguridad para todas.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/10/10/sexismo-negado-desigualdad-persistente-o-la-ceremonia-de-la-confusion/

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¿A quién le importa la carrera docente?

Por: Pablo Gutiérrez del Álamo

El Estatuto o carrera profesional ha vuelto a la conversación. Una reivindicación sindical histórica de la que habla la ministra Celaá. Preguntamos a algunas docentes sobre el tema.

El desarrollo profesional a lo largo de la vida, la carrera docente… Reivindicación histórica de los sindicatos, frustrada en 2007 por el alto nivel de inversión que requería en su momento, al borde de la crisis económica que enterró este asunto durante más una década.

La nueva ministra ha hablado desde que tomó posesión, de la necesidad de desarrollar una carrera docente, un Estatuto (dependiendo de quién lo nombre y si hay consenso en alguna denominación). Quiere reilusionar a los docentes estudiando, de entre diferentes documentos ya expuestos sobre la mesa, las posibilidades de creación de un marco para la vida laboral de medio millón de docentes (de la pública).

Pero, ¿le interesa de verdad al personal docente este asunto? Hemos preguntado a algunas docentes, de diferentes lugares del país, de diferentes niveles de la educación obligatoria. La respuesta rápida podría ser que no les interesa esto de la carrera.

No porque no sea una buen aidea, sino porque los problemas que hoy se plantean en las aulas son mucho más acuciantes que ver si acumulando formación consigo un mejor salario o puedo moverme de centro a otro que me motive más o puedo llegar a la dirección o la inspección en cierto número de años.

Un posible Estatuto Docente supone asumir una serie de costes para pagar esa formación a lo largo de la vida, para pagar las subidas salariales que, eventualmente, puedan ir sumadas a esta formación. Dinero es, en definitiva, el mayor de los escollos a la hora de hablar de la carrera.

También lo es para las maestras y profesoras a la que hemos consultado. “Nuestras necesidades -nuestras urgencias- son otras. Lo que necesitamos son condiciones dignas para desempeñar bien nuestro trabajo: ratios razonables; currículos sensatos; un replanteamiento de nuestra jornada laboral que haga posible la reflexión sobre la práctica, la coordinación docente, la conversación y la escucha. Las necesidades que hay que atender con más urgencia son las del alumnado. Pongan ahí el foco. En la pobreza infantil, por ejemplo”. Así se expresa por correo electrónico Guadalupe Jover, profesora de Lengua y Literatura en un IES de Collado Villalba (Madrid).

Este del Estatuto-carrera docente es uno de esos temas que en algunos círculos se levantan cada cierto tiempo. Nos comentaba un docente ya jubilado, en una conversación informal, que efectivamente es un tema que no preocupa en los claustros. Sí lo preocupan el alumnado, la falta de recursos, la formación inicial y continua… Además, opinaba que hablar del Estatuto en muchos casos se utiliza como cortina de humo, para distraer la conversación de temas que sí preocupan y, admeás de urgentes, son importantes.

“No te creas que yo tengo una idea muy formada sobre el estatuto docente. Creo que es una reivindicación de los sindicatos pero no tanto de docentes”, nos cuenta Margarita (nombre ficticio), una maestra que opina que “sería importante abordarlo pero nunca ha sido una lucha latente entre los docentes”.  Un gremio que, según dice, es muy individualista. “Temas como las jubilaciones anticipadas docentes o las enfermedades propias de los docentes, al final solo nos importan cuando nos vemos afectados directamente”.

Otra maestra, de la provincia de Sevilla y que tambien prefiere no dar su nombre, habla de manera parecida. En su caso, de hecho, confiesa no tener una opinión sobre el Estatuto o la carrera.

Como comentaba la ministra hace unos días en la entrevista que publicamos en este periódico, la necesidad de desarrollar una carrera es la de cada docente sepa que “no siempre va a quedar en la misma posición”. “Llevo treinta años de oficio en secundaria, afirma Guadalupe Jover, y jamás se me ocurriría pensar que sigo en la misma posición en la que entré. No quiero estar en otro lado. Soy feliz en las aulas. Lo que quiero es estar en donde estoy… de otra manera”.

Jover también mete mano al asunto de las evaluaciones del personal docente. Evaluaciones que servirían bien para conseguir mejoras salariales, bien para hacer méritos en el currículo. “No hay que pagar más a quien hace mejor su trabajo. Hay que redoblar el celo para que ningún docente haga dejación de su responsabilidad profesional, y hoy por hoy la administración educativa está muy lejos de asegurarlo. Todos conocemos casos tan excepcionales como sangrantes. Y los agraviados no son ‘los otros docentes’. Quien sufre el daño es el alumnado”.

También en relación con las evaluaciones y su posible efecto en los méritos del curíclo del personal docente, Guadalupe Jover vuelve a la carga: “Cuando investigamos, montamos grupos de trabajo, elaboramos materiales didácticos o ponemos por escrito nuestras reflexiones no buscamos hacer currículum. Lo que queremos, es sencillamente no tener que ir siempre contracorriente y que hacerlo no requiera una suerte de sacerdocio. Nos basta con poder trabajar en paz”. Sentencia esta docente de Secundaria.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/10/10/a-quien-le-importa-la-carrera-docente/

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¿Cómo modificar radicalmente la relación teoría-práctica? Mejora de la formación para la docencia (2)

Por: Jaume Carbonell

Algunas medidas muy concretas para superar este divorcio histórico

Como implementación de las reflexiones contenidas en el MIF: Programa de Millora i Innovació en la Formació de Mestres (véase artículo anterior del día  26 de septiembre) se ha abierto un debate con agentes sociales y educativos para proponer algunas acciones estratégicas. Con el propósito de mejorar la competencia docente del futuro se plantean dos objetivos: lograr un  máster universitario como nivel mínimo de formación inicial para el profesorado de la etapa obligatoria y disponer de una estructura de estudios flexible que se adapte a los perfiles que necesita el sistema educativo, para hacer posible un cuerpo único de docentes de educación básica con la capacidad de cambiar de perfil en el marco de una carrera profesional. Así, se plantea que profesores y profesoras de secundaria puedan compartir actividades en primaria y en la ESO, así como diversificar los requisitos de titulación para impartir la docencia en ambas etapas. Todo ello será posible en la medida en que se vayan creando Institutos-Escuela que unifican la enseñanza primaria y secundaria en un único centro público.

Se apuesta por un modelo que prioriza un tronco común formativo en los primeros cursos en contraste con la especialización prematura con tal de facilitar la adquisición de visiones educativas globales compartidas entre el profesorado que ejerce en distintos niveles y áreas, así como las pasarelas entre ambos. Se trata de un paso importante en el avance del cuerpo único de enseñantes, una reivindicación que en un plano más pedagógico planteó ya la Institución libre de Enseñanza (ILE) hace siglo y medio y que distintos sindicatos y grupos políticos han recogido a partir de la premisa de “a igual trabajo, igual salario”. Esta unificación docente evita la jerarquización profesional: “¿Por qué un catedrático de universidad ha de tener más ciencia y reconocimiento que un maestro de párvulos?”, se preguntaba Giner de los Ríos, el alma de la ILE. Esta apuesta por la dignificación incluía procesos formativos similares, diálogo y colaboración entre docentes de cualquier tipo y unificación en las condiciones salariales y de trabajo.

Más en concreto, las mejoras afectan, al menos, a estos cuatro ámbitos:

  1. El practicum. La clave de las prácticas reside en la estrecha colaboración entre la tutoría universitaria y de la escuela, a partir de un plan formativo compartido que se traduce en un acompañamiento intensivo tanto durante el grado como en el transcurso de un posgrado profesionalizador mediante un modelo de docente residente. Para ello se fijan una serie de criterios: selección de centros educativos como centros formadores de prácticas; la existencia de un responsable del plan de formación en cada lugar para garantizar la coordinación pedagógica entre todas las tutorías así como el seguimiento de estudiantes. Para esta figura se contempla una dedicación especial con un complemento retributivo. Este tipo de medidas conllevan un cambio sustantivo en la cultura y organización del centro no universitario, así como una ampliación mínima de las plantillas, pues sin una disponibilidad de tiempo suficiente puede quedarse en mera retórica.
  2. El profesorado universitario. La mejora del practicum está asociado a la mejora de la calidad docente universitaria y del aprendizaje del alumnado, fomentando el trabajo colaborativo, la investigación y las competencias en los distintos ámbitos. ¿Cómo establecer las necesarias sinergias para lograr el necesario acercamiento universidad-escuela? Para ello se piensa en tres tipos de docentes para impartir los grados de Educación Infantil y Primaria. a) Los perfiles académicos típicamente universitarios, actualmente el más habitual sino el único, para ocuparse de las materias teóricas. Se trata de un profesorado con escasa o nula experiencia y relación con el mundo escolar no universitario y que ha hegemonizado una oferta formativa mayoritariamente al margen de las necesidades reales. b) Docentes que combinan una formación académica con una experiencia docente en la escolarización obligatoria y que, por tanto, pueden estar en disposición de conectar la teoría con la práctica. Y c) Docentes que ejercen en la enseñanza infantil, primaria y secundaria pero que dedican un tiempo a la formación inicial, sobre todo en el ámbito del practicum, didácticas y otras cuestiones más pegadas a la práctica escolar. A este perfil se lo denomina profesor vinculado y formaría parte del claustro de la Facultad de Educación. Asimismo se contempla la posibilidad de que el profesorado universitario pueda impartir docencia en etapas obligatorias. Esta deseada trilogía docente exige una revisión radical de los procesos formativos -¿cómo y quiénes forman el profesorado universitario, inicialmente y a lo largo de su carrera profesional?- y de los procesos de selección. Y conlleva también la superación de los departamentos actuales, concebidos como compartimentos estancos, y su sustitución por equipos docentes que impulsan un proyecto educativo global que marque la agenda formativa del futuro profesorado.
  3. Acceso a la profesión. Ya lo decíamos en el artículo anterior: hay que romper con el modelo tradicional de las oposiciones memorísticas y de otro tipo de pruebas que se limitan a cuantificar la cantidad de conocimientos de los aspirantes, arbitrando otro tipo de medidas que valoren la competencia profesional, la experiencia y otro tipo de variables más ligadas al ejercicio de la profesión.
  4. Formación permanente. Esta no se concibe desligada de la formación inicial: sea para seguir un posgrado, participar en una investigación o experimentar una innovación. Todo es un continuo. No obstante, surgen diversos interrogantes. ¿Cuáles son sus finalidades? ¿De qué contenidos se dota? ¿Cómo se lleva a cabo? ¿Quién la imparte y la dinamiza? ¿Cómo se combina la autoformación con la formación externa? ¿En qué tiempos y espacios se realiza? ¿Puede valorarse la eficiencia de las diversas modalidades y estrategias formativas? ¿Qué aportaciones nos han proporcionado el intercambio de experiencias, los seminarios y grupos de trabajo, la formación en el propio centro, la visita comentada a otros centros, las redes virtuales y presenciales, la observación compartida de nuestra propia aula y de otras, el viaje, el diario de clase y otros recursos narrativos, la simple charla informal?  Existe mucha, muchísima experiencia acumulada que circula en varias direcciones. Pero ya va siendo hora de que se proceda a un diagnóstico para averiguar qué cabe priorizar y rechazar: desde la libertad de elección pero también desde el conocimiento sólido y fundamentado.  

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/pedagogiasxxi/2018/10/10/como-modificar-radicalmente-la-relacion-teoria-practica-mejora-de-la-formacion-para-la-docencia-2/

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¿A favor de quién y de qué educamos? Educación y significado

Por: Carlos Aldana

Si tenemos la dicha de ser parte de esa comunidad de hombres y mujeres que se dedica a la labor de educar a niños, niñas y jóvenes, no podemos darnos el lujo de que nuestro día a día tenga lugar sin nuestro aporte concreto, sensible y comprometido a favor de los grandes cambios que el mundo necesita.

Pasar nuestra vida por las aulas sin tener muy claro por qué, para qué y desde qué sentires y valores lo hacemos, es desperdiciar la enorme oportunidad de contribuir en el cambio de sensaciones, pensamientos, comportamientos y creencias que las jóvenes generaciones merecen en su educación escolar. Trabajar como profesores sin llamadas íntimas, sin convicciones sobre el aporte político y social de cada una de nuestras acciones docentes, por muy pequeñas que sean, es abandonar el significado de nuestra labor educativa y pedagógica.

Es necesario, urgente e innegociable, que encontremos y fortalezcamos el significado de nuestro compromiso educador. Necesitamos construir un clima y una vivencia educativa con nuestros estudiantes que se basen, profunda y conscientemente, en lo que significa para nosotros el mundo actual, en lo que significa educar, en lo que significa cada acto y recurso que empleamos en esas horas didácticas. En otras palabras, que esa labor por la que nos pagan un salario no represente solo un medio -por muy insuficiente que sea- para sobrevivir materialmente, sino que sea el instrumento más poderoso para sobrevivir emocional y espiritualmente. Para sentir que somos actores políticos en un mundo que se centra en la política partida y tradicional y abandona la naturaleza política de las interacciones con nuestros estudiantes.

Resuena, con plena vigencia, aquella pregunta de Freire que siempre deberá estar en nuestros puntos de partida para encontrarle significado a nuestro ser docente: “¿A favor de quién y de qué educo?”. O dicho en negativo (porque también nos puede ayudar a clarificar nuestras acciones): “¿En contra de quién y de qué educo?”.

Estas preguntas constituyen las ventanas por las que se asoma el significado de nuestra tarea. Todo pequeño acto, todo gran esfuerzo, la calidad de los procesos de aprendizaje que dirigimos, las dificultades a las que nos enfrentamos, las contradicciones con las autoridades educativas, las ingratitudes de padres de familia, la incomprensión misma de ciertos estudiantes, el cansancio, etcétera, todo eso es posible de superar cuando sabemos que lo hacemos con un significado ético y político. Ese significado que se aclara cuando podemos responder a esas interrogantes freireanas.

No puede negarse el riesgo de que nos emocionemos por un tiempo alrededor del significado y luego la realidad concreta, difícil y complicada de nuestro día a día en las aulas nos ahogue de nuevo en un activismo didáctico sin significado. Ese riesgo está allí porque humanamente caemos y retrocedemos. Pero en la medida que sea profunda la búsqueda de todo aquello que le otorga sentido a nuestra labor, en esa medida el riesgo podrá ser minimizado.

Cuando educamos a favor de las transformaciones integrales en nuestras sociedades, también estamos a favor de aquellas poblaciones que más sufren la exclusión, la ignorancia provocada, la negación de una comprensión profunda de su propia realidad. Eso significa que educamos en contra de la manipulación, de la utilización de lo educativo a favor de intereses sectarios, de carácter económico y político, de una falsa globalización que encadena a pueblos a la mirada y el interés de grandes transnacionales.

En realidad, en un mundo como el nuestro, no debiera ser tan difícil encontrarle significado a lo que hacemos como profesores. Porque la realidad difícil y compleja de un mundo injusto siempre se refleja y proyecta en ese microcosmos que es el aula. Es nuestra responsabilidad abandonar la indiferencia ante la negación de la dignidad en aulas. Solo con eso, ya hay un mundo de significado para nuestra labor.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/10/09/a-favor-de-quien-y-de-que-educamos-educacion-y-significado/

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Educar para la igualdad

Por: Lellana García Rodríguez

La violencia no solo se expresa en golpes y ofensas, si se etiqueta a una persona como ignorante o de lento en el aprendizaje también se comete un acto de agresión.

La tendencia a la disminución del castigo físico en América Latina viene acompañada del aumento de los maltratos emocionales: conductas abusivas como miradas, comentarios lascivos y propuestas de contacto sexual, sobre todo contra las niñas y adolescentes.

Se estima que entre las causas de esos fenómenos podrían estar el desequilibrio de poder, el malestar y la ira asociados a la falta de recursos para lidiar con la diversidad de estudiantes y la proliferación de modelos violentos para la solución de conflictos.

Sucede, además, que quien se enfrenta a la dinámica de enseñar no tiene siempre las herramientas pedagógicas para hacerlo, puede encontrarse en plena formación profesional y carece de experiencia para canalizar sus frustraciones.

Un desafío de todos

Aun cuando existen aspectos que limitan el acceso de los infantes a una correcta educación en igualdad, el sistema educativo cubano posee objetivos que contribuyen a la formación de patrones de conductas no discriminatorios.

La Resolución 11 de 2012 del Ministerio de Educación refiere en uno de sus artículos que es responsabilidad del directivo crear las condiciones que garanticen el desarrollo de las capacidades físicas y mentales del alumno.

Aunque no se hace referencia a la violencia, ni tiene integrado un enfoque de género, refiere, en cuanto a la relación con el estudiantado, que existe la obligación de practicar la cortesía y el respeto, y ejemplifica con el uso de un lenguaje correcto sin emplear apodos ofensivos.

Fuente: http://www.radioreloj.cu/es/comentarios/educar-la-igualdad/

 

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Por una educación pública, gratuita y de calidad

Por Reisel Romero Reyes

Este año se cumplieron cien años de la Reforma de Córdoba. El Manifiesto Liminar, dado a conocer el 21 de junio de 1918, evidenciaba las inconformidades y desafíos de los universitarios de aquel entonces:

Nuestro régimen universitario —aún el más reciente— es anacrónico. Está fundado sobre una especie del derecho divino: el derecho divino del profesorado universitario. Se crea a sí mismo. En él nace y en él muere. Mantiene un alejamiento olímpico. La Federación Universitaria de Córdoba se alza para luchar contra este régimen y entiende que en ello le va la vida. Reclama un gobierno estrictamente democrático y sostiene que el demos universitario, la soberanía, el derecho a darse el gobierno propio radica principalmente en los estudiantes. El concepto de autoridad que corresponde y acompaña a un director o a un maestro en un hogar de estudiantes universitarios, no solo puede apoyarse en la fuerza de disciplinas extrañas a la sustancia misma de los estudios. La autoridad en un hogar de estudiantes, no se ejercita mandando, sino sugiriendo y amando: enseñando.[1]

De esta forma los jóvenes cordobeses, por intermedio de su federación universitaria, convidaban a los universitarios de todo el continente a iniciar un movimiento de lucha estudiantil que diera cumplimiento a sus demandas. Durante todo un siglo, la autonomía, la cátedra libre, la integración latinoamericana y el cogobierno en las universidades, han sido causas esgrimidas las masas estudiantes.

En los marcos de esta efeméride, Contexto Latinoamericano dialogó con Mirthia Julia Brossard Oris, presidenta de la OCLAE.

La primera pregunta estuvo enfocada a partir de que, en febrero de 2018, el Secretariado General de la OCLAE en el cual estuvieron presentes la mayoría de las organizaciones miembros —suman treinta y seis organizaciones en representación de veintiocho países.

¿Cómo quedó la agenda fijada en febrero?

En este encuentro, analizamos cómo nos íbamos a proyectar en función del centenario de la Reforma de Córdoba, porque ese fue un momento decisivo para la OCLAE, ya que coincidió dicho centenario con la Conferencia Regional de Educación Superior (CRES) que se realizó en Argentina. Para el movimiento estudiantil latinoamericana esta Conferencia fue muy importante pues estuvieron representadas las instituciones de educación superior de todo el continente.

Con respecto al Centenario, pienso que lo más importante es que no se ha reducido únicamente a los jóvenes argentinos miembros de la OCLAE sino que hemos podido lograr una articulación del movimiento estudiantil a nivel continental en torno al tema. Por ejemplo, se han llevado a cabo acciones desde Colombia, Brasil, Panamá, también desde Cuba en el marco del 9no. congreso de nuestra federación. Se puede afirmar que cada organización se está revisando, se está mirando por dentro para ver cómo puede realizar actividades que movilicen a los jóvenes en función de tan importante efeméride.

Hemos vivido en fechas recientes, momentos intensos para el estudiantado latinoamericano…

En el caso de Puerto Rico, el pasado 1ro. de mayo, los estudiantes fueron los primeros que salieron a las calles, debido a las propuestas de la Junta de Control Fiscal acerca de una reducción al presupuesto que se le otorga a la Educación Superior. En Perú se dio una situación compleja desde antes de la Cumbre de las Américas, debido a la posibilidad de que se aprobara una ley de «esclavitud juvenil», según la cual los graduados universitarios podrían ser contratados por un periodo de tres años sin percibir ningún salario, solamente con la promesa de una plaza fija que, en el futuro, no tendría que cumplirse. Todo esto se haría en aras, supuestamente, de la formación profesional de los estudiantes. Por supuesto, semejante injusticia generó un momento de efervescencia en la lucha del movimiento estudiantil peruano, especialmente en la Universidad de San Marcos, en la que se manifestaron y fueron víctimas de la violencia de las fuerzas policiales, que entraron en la Universidad y hasta en las viviendas de los muchachos para reprimirlos y apresarlos.

Durante las recientes elecciones presidenciales en Venezuela y en los sucesos violentos acaecidos en Nicaragua, las organizaciones juveniles de esos países apoyaron decididamente los procesos democráticos y de justicia social impulsados en esos países.

Estas situaciones, generan nuevos desafíos y nuevas reivindicaciones de lucha a lo interno de cada uno de los países y también en la OCLAE en su conjunto. Como organización que agrupa a jóvenes de diversas naciones y que enfrentan diversos contextos, creemos que es un buen momento para que cada organización miembro valore su situación actual, las cosas que se han logrado y las luchas que tenemos que seguir impulsando.

Mencionabas la situación en Perú, ¿cómo participó la OCLAE en el escenario de la Cumbre de las Américas?

La OCLAE participó específicamente en la Cumbre de los Pueblos. Como parte de los espacios que allí se desarrollaron, tuvo lugar un foro juvenil dentro del cual sesionó un taller estudiantil. Yo estuve en ese taller y los resultados fueron muy positivos. Estuvieron presentes jóvenes de Venezuela, Bolivia, Chile, México, Cuba. También tuvieron su espacio los principales líderes del movimiento estudiantil peruano. Cada uno pudo contar las experiencias vividas en sus países y sus banderas de lucha.

Todos los participantes pudimos aprender acerca de las realidades que viven los jóvenes hoy. Creo que la enseñanza más importante que nos llevamos está relacionada con la responsabilidad que tenemos como estudiantes, no solo con los procesos internos de la universidad y demás centros de educación media y superior, sino también con la propia realidad social que vivimos. De igual modo, se resaltó la importancia y la necesidad de mantenernos movilizados y convocados, especialmente en el año del Centenario de la Reforma. Finalmente, participamos en el gran acto de solidaridad entre los pueblos que se realizó como conclusión de la Cumbre.

Perú también fue el escenario de otro combate ideológico, esta vez, ya no como presidenta de la OCLAE sino como representante de la sociedad civil cubana, específicamente representando a la FEU. ¿Deseas compartir algo de esa experiencia?

Es preciso destacar que, mientras se estaba realizando el foro, se había orquestado todo un teatro para que estuvieran presentes organizaciones que no son reconocidas en Cuba ni en ningún otro lugar del continente, sino que son organizaciones pagadas desde el exterior para tratar de establecer un supuesto diálogo, que es imposible cuando no hay personas legítimas representando a nadie. En ese momento, nuestro principal objetivo fue denunciar estas patrañas, así como las posiciones que había asumido la propia Secretaría de Cumbre de la OEA al permitir que se orquestara todo aquello.

En sentido general, las experiencias que nos dejó ese espacio al movimiento estudiantil es precisamente que logramos articularnos todos los que estábamos reclamando causas justas, como por ejemplo, la paz para Colombia, el derecho a una salida al mar para Bolivia, la soberanía de Venezuela y los intentos de desestabilización en ese país, las propias realidades que tenemos en Cuba con la imposición del bloqueo norteamericano y la presencia de la base naval en Guantánamo.

Simbólicamente demostramos que los jóvenes no tenemos que pedirle a la OEA ni a los gobiernos de nuestros países tres minutos —que era el tiempo que nos habían concedido para expresarnos— para exponer nuestras ideas y nuestras banderas de lucha, sino que tenemos que imponer nuestro derecho a expresarnos con libertad en cualquier espacio en el que estemos, para lograr así que las voces de todos los «sin voz» sean escuchadas.

Con la derrota de algunos gobiernos de izquierda el contexto se torna más difícil y complejo para los estudiantes latinoamericanos y caribeños…

Es cierto que no es igual. Cuando tienes gobiernos progresistas, que incluyen en sus planes de gestión gubernamental muchas de las cuestiones que defendemos, esto aporta mucho a la propia vida de las organizaciones. Sin embargo, yo lo veo en otro sentido: a pesar de que hoy existe una mayoría de gobiernos neoliberales, de derecha, y a pesar de las situaciones que se han generado en muchos países, seguimos teniendo estudiantes que se preocupan por mantenerse convocados y movilizados en sus luchas.

Por ejemplo, en Colombia nuestras organizaciones apoyan el proceso de paz y realizan disímiles convocatorias y actividades dentro y fuera de la Universidad, para apoyar dicho proceso. En Puerto Rico, por ejemplo, todas las movilizaciones que tuvieron lugar en el mes de mayo, fueron convocadas y protagonizadas por nuestras organizaciones y estudiantes. O sea, que si bien para lograr una articulación formal o perceptible, pudiera decirse que ayuda muchísimo tener un gobierno progresista, preocupado por las problemáticas sociales y con agendas compatibles con los intereses de los oprimidos, también es cierto que cuando los gobiernos le dan la espalda a sus estudiantes y a sus luchas, esto termina por fomentar y cimentar dentro de los estudiantes el deseo de transformar las cosas.

No creo que el efecto haya sido directamente proporcional. La OCLAE y las organizaciones que la integran, lejos de debilitarse a partir de los golpes que ha recibido la izquierda en Latinoamérica, se fortalece cada día. En Bolivia, donde los muchachos están dándolo todo por defender las conquistas alcanzadas durante el gobierno de Evo; en Venezuela, donde la federación está apoyando al gobierno democrático y bolivariano de Nicolás Maduro; en las causas de todos los estudiantes del continente, allí está más viva que nunca la OCLAE.

En el contexto que hoy vive la región, con una presencia mayor de gobiernos de derecha, defensores de la idea de que la educación sea considerada un bien transable, una mercancía —considerada así incluso por el Banco Mundial—, es vital tener una organización fuerte y unida. Aunque pudiera parecer difícil, confiamos en que podemos alcanzar esa meta. Nos respaldan más de cincuenta años de historia, en los cuales hemos sabido conciliar esa diversidad de posiciones y mantener banderas y causas comunes, que es lo más importante.

¿Cuáles serían entonces los retos más urgentes?

Los principales obstáculos que tiene hoy la OCLAE están asociados a la derechización, el neoliberalismo y la política cada vez más agresiva hacia la región por parte de Estados Unidos, que ha retomado la doctrina Monroe y sus políticas anexionistas. En ese contexto, es preciso mantener el espíritu antiimperialista de nuestra organización, luchar por nuevas reivindicaciones en materia de educación —pública, gratuita, de calidad— y contra la mercantilización de la enseñanza, y reconocer el papel de la universidad como ente de transformación social.

Nosotros reconocemos que en el marco de la OCLAE y a lo interno de las propias federaciones y organizaciones miembros hay diversas tendencias y afiliaciones políticas y pluralidad de criterios. Yo creo que precisamente ahí radica la grandeza, en seguir siendo una organización unida en torno a principios que son comunes, teniendo en cuenta esa pluralidad, pero sin perder la esencia de lo que somos.

Uno de los retos que tenemos como organización es seguir manteniéndonos unidos dentro de la diversidad y la pluralidad política y de criterios que existen a lo interno. Tenemos la premisa de que nuestros principios fundacionales serán respetados en todo momento. Más allá de cualquier tendencia o pluralidad de criterios, nos definen el antiimperialismo, la defensa de la educación pública, gratuita y de calidad, la defensa de la soberanía de los pueblos; principios de lucha que no son para nada negociables.

[1] Fragmento del Manifiesto Liminar citado en La revolución se hace en la calle(Ocean Sur, 2016).

Fuente del artículo: http://www.cubadebate.cu/especiales/2018/09/28/por-una-educacion-publica-gratuita-y-de-calidad/#.W7EUsXtKjIU

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