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La raza como pedagogía de la crueldad

Contrario a lo que muchos pensadores y pensadoras opinan, no creo que la crueldad racial se resuelva con talleres escolares sobre la inclusión, la diferencia o la interculturalidad o se solucione con eventos episódicos sobre lo afro.

Maria Isabel Mena

¿Qué tienen en común las columnas que publiqué sobre el «golero«, «fabuloso» y demás alegorías a que las personas negras son incompletas, rudas, faltas de elegancia o disciplina? El común denominador es que muchas de esas imágenes fueron construidas por la pedagogía escolar.

La pedagogía tiene el nivel de una disciplina académica, es un saber que se ocupa de métodos, procedimientos y técnicas para enseñar un asunto específico. A quienes se dedican por vocación a este oficio se les llama pedagogos.

Y quienes están en el campo de la pedagogía sin que enseñar sea su proyecto de vida son profesionales frustrados, a pesar de que en Colombia sea lícito que un profesional se emplee dictando clases en un colegio. Porque desarrollar esa labor no le habilita como pedagogo, ese no fue su proyecto de vida.

La funesta reforma educativa legisló que cualquier profesional que no encuentre oportunidad en el mercado laboral, puedeescampar en el sistema educativo. Es así de básico.

Sin embargo, existe un movimiento pedagógico que exalta la labor del docente, del profesional comprometido con la infancia, que no llegó a este sector sólo por ganar unos pesitos, si no a quien realmente el oficio de enseñar le atraviesa la vida entera.

Quiero honrar públicamente a los profes de Colombia y especialmente a la red de maestras Elegguá quienes en Bogotá se juntan para visibilizar la implementación de la Cátedra de Estudios Afrocolombianos en la escuela.

En el proceso de ser maestro existe una pedagogía de los derechos humanos, una pedagogía para enseñar el cine, una pedagogía artística, una pedagogía para  la etnoeducación, para las matemáticas, para lectura y escritura, y para cuantos campos de conocimiento existen.

En Colombia no se discute una pedagogía antirracista, cuyos principios orientadores serían la base para confrontar abiertamente la crueldad racial. Suspicazmente, la raza o el color de la piel, silencian la pedagogía de la opresión racial. Pero a la educación no le gusta escuchar que algo muy extraño pasa en las aulas de clase.

A la escuela colombiana le gusta que se pregone que todas lasrazas o colores de piel son iguales ante Dios y ante la ley y le encanta el mito romántico que todos los tonos que asisten a la institución educativa viven en paz y armonía. Si es así, entonces me pregunto: ¿de dónde salen la cantidad de denuncias, quejas e inconformidades de las personas negras frente a sus hijos en las escuelas?, ¿será que las víctimas inventan esa cantidad de historias donde los menores son racializados?, ¿es la sociedad colombiana una comunidad cruel  ante los eventos que implican a infantes negros en los colegios?

Las respuestas afirmativas o negativas tienen que considerar específicamente a la niñez, en su propia subjetividad ante eventos de vulneración de derechos por su condición racial.

En tal sentido, la crueldad tiene que ver una respuesta calculada ante un evento que pone en riesgo la humanidad de una persona. Algunos psicólogos enuncian que hay una crueldad instintiva cuando se presenta una situación peligrosa y los reflejos primarios hacen que las personas actúen ante una situación en la cual, por estar implicada la supervivencia, supone reacción y defensa.

Otra crueldad está generada en la cultura y hace que ciertos grupos carguen con el prejuicio de ser violentos agresivos y dañinos en este caso por el color de la piel. Por ejemplo, en Bogotá es normal que las personas se crucen la calle o aprieten el bolso cuando se percatan que comparten la calle con personas negras o que en los almacenes los vigilantes sigan a estos sujetos porque piensan que van a robar la mercancía.

En las redes sociales, se circula información de la brutalidad policial sobre los jóvenes negros y por supuesto que los chicos serán expuestos con mayor porcentaje a que los detenga y requise la policía por sospecha de algo que prende las alertas policiales.

La crueldad racial es una patología de la sociedad que automatiza los juicios de valor sobre una comunidad sin que exista necesariamente una base objetiva para desconfiar de ese grupo o colectivo y contrario a las ideas de  muchos pensadores y pensadoras no creo que este problema se resuelva con talleres escolares sobre la inclusión, la diferencia o la interculturalidad o se solucione con eventos episódicos sobre lo afro.

Así no se acaba con la pedagogía de la crueldad racial. No es tan simple.

En consecuencia, la pedagogía de la crueldad se define como el dolor que desde posiciones hegemónicas en las aulas de clase se causa a los niños negros por la condición de su piel y fenotipo.

Esta pedagogía contiene los siguientes rasgos:

– Se exhiben los cuerpos de los niños en alusión a un espíritu carnavalesco que coincide con ciertos rasgos que han naturalizado las imágenes asociados a las comunidades negras.

– Incluso aún se pintan a los infantes mestizos para honrar a los estudiantes negros el día de la Afrocolombianidad y de hecho podíamos llamarle black face escolar.

– Se genera un morbo escolar basado en la diferencia racial.

– Los discursos de las autoridades educativas evitan el escandaloso asunto del racismo en los niños y niñas negras.

– Se amputa la historia de África volviendo invisible los aportes del mundo africano en el proceso de hominización y en consecuencia se exalta de forma episódica la Afrocolombianidad.

– No existe el desarrollo de la Cátedra de Estudios Afrocolombianos que soporte decisiones institucionales en torno a la presencia de la comunidad negra, su historia y su memoria.

El contexto colombiano en su generalidad atraviesa por todas esas características aunque los avances en algunas regiones sea también dignos de mencionar.

Esta serie de rasgos confirma dos posiciones al encarar la pedagogía de la crueldad racial. Por un lado, la necesidad de las etiquetas raciales para distinguir a unos seres humanos de otros y, por el otro, visibilizar esas marcas como un patrimonio de la humanidad y no como una vergüenza infantil.

Si bien desde el punto de vista psicológico se considera que la crueldad racial es un desajuste de la personalidad narcisista blanca, la crueldad sobre las mujeres y los niños ha sido institucionalizada y normatizada como un dispositivo de poder que, al ser naturalizadas en la sociedad, se requiere un lente tremendamente agudo para tomar conciencia de la gravedad del problema y poner manos a la obra en esta causa humanística.

Ahora, la única manera de refutar esta problemática referida es demostrar que no existe racismo en Colombia y que la raza es un asunto superado dentro de nuestro contexto.

Mientras las fuentes de esa demostración sean los cuerpos de los niños y las  niñas dolidos y con cicatrices raciales seguiré insistiendo en la necesidad de construir una nueva escuela basada en los postulados de Bob Marley cuando señaló que «las guerras seguirán mientras el color de la piel siga siendo más importante que el color de los ojos».

Un abrazo de hermandad y sororidad.

Fuente: http://lasillavacia.com/silla-llena/red-etnica/historia/la-raza-como-pedagogia-de-la-crueldad-66392

Imagen tomada de: http://www.lacronica.com/Edicionenlinea/Fotos/Internacional/661537-N.JPG

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La solidaridad bajo la forma del neoliberalismo: ONGs, ayuda al desarrollo y ejércitos humanitarios

Esta semana entrevistamos a Alfredo Olmeda autor del ensayo «Del apoyo mutuo a la solidaridad neoliberal. ONG, movimientos sociales y ayuda en la sociedad contemporánea«, publicado por la editorial La Neurosis o las Barricadas.

Hace ya mucho tiempo que la palabra solidaridad perdió su significado original, que evocaba el concepto de apoyo mutuo más tradicional en la lucha obrera, la fraternidad entre iguales, el carácter colectivo, la aspiración de transformación del entorno y huía de cualquier acción de carácter asistencialista. Por contra, con la implantación del neoliberalismo capitalista como ideología predominante la palabra solidaridad adquiere un nuevo significado, que lo vincula a acciones individuales y voluntarias, sin responsabilidad con la comunidad, sin análisis político transformador y con un marcado carácter asistencialista. Esa es la forma de la solidaridad en los tiempos del neoliberalismo.

La solidaridad neoliberal actual es sin rostros, sin seres humanos. Es una solidaridad que pretende ayudar a una humanidad abstracta. Puedes apadrinar a un niño en un suburbio de Bombay, pero no sabes cómo vive el niño que tienes puerta con puerta, o el que se sienta al lado de tu hijo en el cole. Puedes aportar unos eurillos a la reproducción del pingüino de la Antártida, pero asistes impasible ante el desahucio de tus vecinos.

Hemos vivido una lucha entre solidaridad obrera y solidaridad neoliberal. Con un desmantelamiento progresivo de la primera y una implantación firme y con muchos aliados de la segunda. El terrero está abonado por el desprestigio de sindicatos, partidos políticos, organizaciones revolucionarias y el fin de las ideologías lo que propicia que las ONG se conviertan en el nuevo cauce de participación en la sociedad y canalicen esa solidaridad profesionalizada bajo la ideología neoliberal.

En España las ONGs entre 1987 y 2000 se multiplicaron por 12. Recordamos que España ingresó en la Unión Europea en 1986 (entonces era la Comunidad Económica Europea, nombre que deja más claro se que iba el rollo). La avalancha de subvenciones que se preveía favoreció una expansión brutal del Tercer Sector, que sería el encargado de gestionar esta nueva solidaridad mercantilizada. La pobreza y las desigualdades dejan de convertirse en un problema para convertirse en una fuente de oportunidades. Es la materia prima con la que trabaja este sector.
No solo las ONGs. Las empresas también forman parte de este oscuro entramado, poniendo su mejor cara y dotando de imagen solidaria a sus negocios. Llega un momento que las empresas actúan como ONGs y las ONGs como empresas. No solo eso, el asunto es más bochornoso aún: las fuerzas armadas se convierten en fuerzas de paz e imposición, y las ONGs se convierten en fuerzas de dominación. Parece todo muy loco, pero ahí está Federico Trillo para aclararlo. Nos sirven unas declaraciones que hizo siendo Ministro de Defensa: «las ONG y las fuerzas armadas persiguen los mismos objetivos: la paz, la seguridad y el tratamiento humanitario en situaciones de conflicto«.
El binomio empresas transnacionales y ONGs, con el apoyo si es necesario de las fuerzas armadas, ejecutan los fondos de ayuda al desarrollo, que se acaban convirtiendo en el arma perfecta para articular el neocolonialismo que supone la dominación de los países donantes y la subyugación de los ayudados, en un eterno desarrollo que nunca culmina y que favorece el reparto de la tarta de los negocios en estos países eternamente en vías de desarrollo.
Solo así se entiende que incluso las ONGs participasen en 2003 en Irak en lo que se llamó la Conferencia de Donantes, un ingenioso eufemismo usado para denominar el reparto del jugoso negocio que supondría la reconstrucción de Irak después de la devastación bélica que había sufrido.
En este patético escenario ¿dónde quedan los reductos de la auténtica solidaridad, fraternidad y apoyo mutuo entre iguales? ¿qué fue de la lucha obrera?
Tracklist:

01: Attaque 77 – «Volver a empezar»
02: Fermín Muguruza y Aztlan Underground – «Nazio ibiltaria naiz»
03: Bratmobile – «Bitch theme»
04: Sin Dios – «África»
05: Milmarias – «Maria O.N.G»
06: Blakk Rasta – «Ogoni rebellion (Saro Wiwa)»
07: Angelic Upstarts – «Solidarity»

Descargar Barrio Canino vol. 232
La solidaridad bajo la forma del neoliberalismo: ONGs, ayuda al desarrollo y ejércitos humanitarios

Fuente: http://barriocanino.blogspot.com/2018/03/barrio-canino-vol232-la-solidaridad.html
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E Plan de Educación Digital de la UE

Europa/Bruselas/fernandotrujillo.es

Ayer se celebró en las instalaciones del Directorate-General for Education, Youth, Sport and Culture de la Comisión Europea en Bruselas un Info Day sobre el Plan de Acción de Educación Digital, aprobado en enero de 2018 por la Comisión y que recoge, bajo tres prioridades fundamentales, once iniciativas para apoyar el desarrollo de competencias digitales y el uso de las tecnologías en la educación.

En este Info Day participaron Antoaneta Angelova-Krasteva (Directora del DG Education, Culture, Youth and Sports, Comisión Europea) y Georgi Dimitrov (Deputy Head of Unit for Innovation and EIT, DG Education, Culture, Youth and Sports, Comisión Europea), además de las personas de referencia para cada una de las once iniciativas y el equipo encargado del Plan de Acción. Por mi parte, tuve la suerte de poder participar en este evento impartiendo la ponencia académica de inauguración del Info Day, que os compartiré en una segunda entrada junto con algunas notas para contextualizarla.

Hoy me gustaría hacer referencia a algunas de las iniciativas del Plan de Acción de Educación Digital que me parecen interesantes. En general el Plan de Acción es un ejercicio de coordinación de distintas unidades de la Dirección General de Educación, Cultura, Juventud y Deporte de la Comisión Europea que estaban trabajando en torno a un mismo objetivo, la transformación digital de Europa, pero sin que sus actuaciones estuvieran integradas dentro de un esquema de trabajo único. Entiendo que con este nuevo Plan no solo se busca coordinar mejor estas actuaciones sino también atraer hacia ellas más atención y poder presentarlas de manera más coherente y clara (a veces Europa es un maremágnum de actividad en el cual es difícil moverse…).

Así pues, estas son algunas de las iniciativas (véase un listado completo aquí) que más llamaron mi atención:

  • La iniciativa Wifi 4 Schools pretende proporcionar información acerca de posibilidades de apoyo financiero para la conectividad de banda ancha de alta capacidad en centros educativos dentro de la Unión Europea y también crear un voucher scheme específico para las escuelas siguiendo el modelo deWifi4EU.
    • Según se informó en la Jornada, serán los municipios quienes solicitarán estas ayudas para dotar de conectividad a las escuelas y se garantizó que sería un procedimiento sencillo para promover que la ayuda se solicite y se distribuya de manera amplia. La ayuda podría ser solicitada en torno a finales de 2018.
  • En relación con la herramienta SELFIE (una herramienta para la auto-evaluación de centros educativos en relación con el uso de tecnologías digitales vinculada con DigCompOrg), se anunció la creación de una red de escuelas mentoras centrada en las TIC para el año 2020.
  • A finales de 2019 se lanzará una iniciativa dedicada a añadir un componente nuevo al Europass para “albergar” certificados de cualificaciones firmados digitalmente utilizando para ello la tecnología blockchain.
    • En esta iniciativa se insistió en animar a instituciones que emitan certificados (universidades y otras instituciones de formación) a participar en el proyecto piloto de la Comisión para probar la emisión de calificaciones firmadas digitalmente.
  • En 2019 se celebrará un hackathon sobre “educación en la era digital” para la co-creación de soluciones para los retos de la educación hoy siguiendo el modelo del Climathon.
    • En este punto me atreví a proponer que se cursara una invitación especial a participar en el hackathona las facultades de Educación europeas para que éstas promuevan que los miembros de la comunidad universitaria puedan vivir esta experiencia al mismo tiempo que otros compañeros y compañeras en toda Europa. En el caso concreto de España, esta iniciativa también puede ser muy interesante para centros del profesorado y otras unidades dedicadas a la formación permanente del profesorado.
  • Se promoverá la ciberseguridad en Educación a través de una campaña de concienciación y de cursos blended para docentes sobre ciberseguridad (a lo largo de 2019 y 2020).
  • Se apoyarán los conceptos de Ciencia Abierta y Ciencia Ciudadana a través de un call for proposalespecífico dentro del programa Erasmus + (segundo semestre de 2018)
  • Se creará una plataforma para la Educación Superior en Europa, el Higher Education Hub (comienzo de las actividades previsto para principios de 2019)
  • Se presentarán los resultados del estudio ESSIE 2 (una investigación encargada por la Comisión Europea a Ipsos MORI y Deloitte sobre la integración de las TIC en el sistema educativo) en octubre de 2018 y se hará la publicación final del estudio a finales de 2018.

Así pues, a lo largo de los dos próximos años estaremos atentos al desarrollo de estas iniciativas, a cuyos promotores deseamos mucho ánimo para que éstas resulten exitosas y positivas para toda Europa.

Fuente: http://fernandotrujillo.es/plan-accion-educacion-digital/

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“Confiamos en que es una buena elección”

Por: Pablo Gutiérrez del Álamo

La nueva ministra de Educación, Isabel Celaá es considerada como una gran conocedora del sistema educativo, dialogante, con las ideas claras y capaz de conseguir acuerdos.

Durante varios días las quinielas de propios y extraños han estado caldeadas. ¿Quién ocuparía la cartera de Educación tras la monción de censura? Entre los primeros nombres, claro, Luz Martínez Seijo, secretaria de Educación en el PSOE y portavoz en la Comisión del ramo en el Congreso. También Ángel Gabilondo, exministro y ahora candidato por los socialistas para la presidencia de la Comunidad de Madrid.

Esta misma mañana, en la entrada del congreso del 40 aniversario de la Federación de Enseñanza de CCOO en Madrid, Gabilondo aseguraba que nadie le había llamado para ocupar ese cargo y que estaba comprometido con Madrid para seguir trabajando por la presidencia. A los pocos minutos de decir esto se sabía que Celaá sería finalmente la persona que habrá de encargarse de la cartera.

“A priori es una buena elección”, asegura Pablo García de Vicuña, secretario general de CCOO en Euskadi. Ha trabajado con Celaá cuando ella era oposición, siendo consejera de Educación y después, cuando volvió a la oposición. Negociando con ella consiguieron los sindicatos importantes acuerdos laborales para el profesorado que, por mor de la crisis, no han conseguido recuparar todavía.

“Tiene mucha experiencia en educación, conocimiento del sistema educativo, ha sido docente”, afirma García de Vicuña. Además “tiene conocimiento de la Administración, tanto desde dentro como siendo oposición.

Otras fuentes cercanas a la ahora ministra, la califican de “animal político”. “Confío en que lo haga bien”, aseguran, al tiempo que, sin lanzar las campanas al vuelo y conteniendo el optimismo, se atiende a las circunstancias que tendrá que enfrentar por delante. A pesar de ello, “sin duda es la mejor de las personas” para el cargo.

Entre los méritos que estas fuentes le dan se encuentra el hecho de que ha sido el “alma mater” de buena parte del pacto escolar en Euskadi, aunque ahora se encuentre en horas bajas, con propuestas interesantes. En su tiempo de consejera, afirman, “puso en marcha que siguen en marcha a pesar de los cambios de gobierno”. Medidas relativas a la evaluación del sistema, al bilingüismo, a los planes de mejora… Y entre otras de sus ventajas, gracias a su cargo en la Comisión de Ética y Garantías del PSOE “conoce a Pedro Sánchez, sus defectos y sus virtudes”.

Dibujando los retos

Empezando por la exigencia de un cambio de ley educativa, compromiso del PSOE y de todo el resto del arco parlamentario. Un compromiso que no será posible dado el tiempo de legislatura y las enormes dificultades en cuento a la negociación con propios y extraños.

Quedan algunos resquicios en los que probablemente sí pueda actuar, aunque “hay que esperar a ver qué se encuentran en el Minsiterio”, dice Luz Martínez Seijo. Lo afirma en relación a las becas, uno de los caballos de batalla que más ha enfrentado al PSOE y al Gobierno, el cambio de criterios para alcanzar una beca.

Francisco García, secretario general de CCOO afirmó esta mañana que el sindicato está estudiando, en el gabinete jurídico, la manera en la que puedan revertirse algunas de las medidas de la LOMCE. No se ha atrevido a señalar ninguna hasta que las cosas no estén más claras, aunque también ha señalado el Real Decreto 14/2012, el que trajo los recortes más importantes en educación, como uno de los elementos que habría que eliminar. De hecho el sindicato ha llevado este Real Decreto a los tribunales por el hecho de que no haya sido derogado a pesar de su carácter transitorio.

Para Martínez Seijo, además del tema de las becas, hay otro asunto importantísimo: todo lo relacionado con la segregación escolar provocada por la LOMCE y que querría solucionar lo antes posible. También es momento de revisar medidas, asegura la socialista, como los PEMAR de 4º de la ESO.

Por delante, además de intentar llegar a equilibrios muy complicados con el resto de partidos políticos en el Congreso de los Diputados, empezando por aquellos que han dado su apoyo al presidente Pedro Sánchez, queda también dialogar con la comunidad educativa. Un diálogo que en buena medida no se ha visto recompensado en los últimos años.

“Se puede confiar en ella” asegura García de Vicuña. Es una mujer de “diálogo y consenso, sin duda, pero habrá que ver qué tiempo le toque y las circunstancias” en las que tendrá que trabajar. Las presiones, asegura vendrán “por todos los lados”.

Pero los retos también los tendrá, no solo en su capacidad de diálogo para introducir cambios en la LOMCE, si no en la pura gestión del Ministerio. “Los segundos niveles” serán importantes. Las Secretarías de Estado. Necesitará “personas de prestigio, con conocimientos teóricos sobre educación y también experiencia en gestión”. Como podría ser el caso de Alejandro Tiana, ahora rector de la UNED y padre en su día de los acuerdos necesarios que llevaron a la aprobación de la LOE con el apoyo de todos los grupos menos el PP y de la mayor parte de la comunidad educativa.

Imagen:http://eldiariodelaeducacion.com/wp-content/uploads/2018/06/Isabel-Celaá-foto-Socialistas-Vascos-flickr.jpg

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/06/06/confiamos-en-que-es-una-buena-eleccion/

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El movimiento de la Universidad de Córdoba, la hora de los pueblos y la Universidad actual

Por: Heriberto Rivera

Por estos días de junio 2018, se estarán cumpliendo los cien años de la llamada Reforma de Córdoba, hecho de gran trascendencia para Nuestra América. Dicho acontecimiento, a diferencia de como lo han querido presentar los sectores del conservadurismo, no solamente fue una rebelión de corte académico, así como tampoco fue un evento espontaneo; por el contrario, fue un acontecimiento emancipatorio (Tatian, 2018), en los albores del siglo XX, con orientaciones hacia la justicia social, la redención del pueblo que buscaba subvertir los valores impuestos por la sociedad, el clero y los privilegiados de la clase dominante proveniente de la “chaucocracia”.

El movimiento de Córdoba, si bien nació a partir de reclamos estudiantiles y pedagógicos, inmediatamente  sus ideas  se prolongaron en un ideal político antiimperialista y en un proyecto social de unidad con la clase trabajadora.

Para algunos pensadores, los tiempos académicos no son los tiempos de la revolución, pero en el caso de la gesta de los jóvenes de la Universidad de Córdoba de la  sureña Argentina del año 1918, ambos tiempos confluyen, pues la  necesidad de una formación más allá de los textos y de los claustros universitarios, eran sin duda el ansiado momento de  búsqueda de MAESTROS, que estuvieran a tono con los cambios que para el momento se venían dando  en el mundo, aunque entrando tardíamente al siglo XX; situación ésta que marchaba aunada, aunque muchos no lo refieran así, a la consolidación de la “hora americana”, de hacer realidad el sueño de nuestros libertadores, Bolívar, San Martín y Rosas, así como tantos otros que batallaron entre la vida y la muerte, con la pluma y con la espada, para forjar la gran Patria Americana.

La herencia del movimiento de Córdoba, trasciende lo académico en lo que las tres misiones principales se refiere a  la universidad  como son docencia, investigación y extensión, de hecho su “influencia más profunda estará marcada por una reaparición en escena del ideal revolucionario americano de fines del siglo XVIII y principios del siglo XIX contribuyendo a la recuperación de la necesidad de una identidad común y del destino de Patria Grande que habían soñado Bolívar Y San Martín para una  América Unida e independiente”(Pittelli y Hermo, 2010).

Reivindicar el movimiento de Córdoba es extraerlo  de los claustros del oscurantismo académico en la que lo ha colocado la ortodoxia, es rescatarlo de las homilías republicanas que siempre han pretendido desnaturalizar el verdadero sentido del subversivo movimiento de los estudiantes de Córdoba en la  oportunidad de su aniversario.

Así mismo, es rescatar la firmeza revolucionaria de su líder fundamental Deodoro Roca que fue el ideólogo principal de la Reforma Universitaria de 1918 y que en 1920 propuso suprimir el doctorado cuarenta años antes que el mayo francés, cuestionado los exámenes, constituyendo una pedagogía socialista, antiautoritaria a partir de la propia pedagogía latinoamericana.

Ciertamente Deodoro Roca fue la pluma más inspirada del movimiento autor del manifiesto liminar que llego a tener proyección de carácter internacional.

En ese sentido, según Pittelli y Hermo (2010) expresan que el movimiento de Córdoba llego a influir en el Mayo francés de tal forma  que la “herencia de Deodoro Roca afloraría en la enorme rebelión de los 60 y 70 y su influencia sería universal, a tal punto que como reconociera Daniel Cohn Bendit, “la rebelión juvenil europea del Mayo francés estaría inspirada  directamente por  su pensamiento, incluso textualmente en alguna de sus consignas tales como << a los exámenes responda con preguntas>> o <<prohibido prohibir>> estampados en los muros de París”.

El ideario de la reforma universitaria argentina se adelanto 50 años al clima cultural europeo, fue un movimiento con mayor  sustrato político superando en muchos aspectos al movimiento francés,  éste por el contrario dio  inicio a lo que algunos llaman la cultura del espectáculo y de los grafitis. “Precursoramente, Deodoro Roca, se esforzó por conjugar a tres pensadores que volverían a ocupar la escena en los años sesenta: Marx, Freud y Nietzsche” (Kohan, 2011).

En el campo pedagógico, suficiente razón tiene Néstor Kohan (2011) al establecer que la obra precursora de Deodoro Roca sienta las bases para una “pedagogía socialista centrada en la libertad y no en la disciplina autoritaria, en una relación entre maestro y alumno dinámica y no mecánica, horizontal y ni vertical. Muchísimos años después, algunas de estas ideas serán trabajadas por el pedagogo brasileño Paulo Freire en su pedagogía del oprimido”.

En este contexto, se hace necesario recuperar la memoria  de aquellos  hitos históricos que sedimentaron el movimiento de alta política, pedagógica y social surgida en la Universidad de Córdoba, así como su vigencia y la situación actual de la  universidad venezolana del siglo XXI.

Los protagonistas del movimiento de Córdoba, estaba compuesto por estudiantes, profesores de la universidad, ubicados muy lejos del reformismo e iniciaron una revolución que con el paso del tiempo fue traicionada y vulnerada; el engendro de los estudiantes de Córdoba, estaba impregnado del espíritu de la lucha de la independencia forjada cien años atrás; por cierto una independencia aún inconclusa.

Realizar el presente escrito tiene la intención, siguiendo el camino de la historia, él cual es la verdad, ser testigo del pasado, que supere el hábito de algunos historiadores de convertir a los grandes acontecimientos y sus protagonistas en muñecos de cartón, en esterilizarla para que sea menos incomodo su recuerdo y rememoración.

El movimiento de Córdoba, trasciende el hecho meramente pedagógico, rompe las cuatro paredes del claustro universitario y se planta como un movimiento político social que tuvo la intención de desgarrar los “virreinatos espirituales” que seguían dominando a las universidades luego del proceso de independencia. (Tünnermman, 2008).

Dentro de ese marco, la Reforma de Córdoba, permitió que por primera vez en Latinoamérica, la Universidad fuese al reencuentro con su pueblo y lograra asumirse como efectivamente  consigue  convertirse en un gran movilizador social, en el gran catalizador para proyectar los cambios sociales y político que emergen de la sociedad que se abre pasos a codazo entre los  amarres de la tradición que paralizaban los avances planteados.

El movimiento de Córdoba, inicia la vía de originalidad latinoamericana en el campo político, económico y social, pudiéndose afirmar que hoy a cien años de su surgimiento, sus planteamientos tienen aún plena vigencia y no se han extinguido por el paso de los años.; los jóvenes de Córdoba, tuvieron la valía y el coraje de “enfrentar a la universidad europeísta que, con contadas excepciones, culturalmente sometida al pensamiento impuesto e importado por las metrópolis y considerablemente reacia a problematizar la necesaria “hora americana”.

El ímpetu y la osadía e irreverencia  estudiantil decidieron enfrentar a un régimen universitario anacrónico “fundado sobre una especie de derecho divino” en la que por siglos el saber y la verdad fueron monopolios de élites sociales que, para perpetuarse en sus privilegios pretendieron y aún pretenden mantener celosamente bajo su control las claves del conocimiento y de las ciencias, que de esa manera se tornan en instrumentos de dominación y vasallaje.(Márquez, 2003).

Comentario aparte merece equiparar y  hacer notar la especie de “derecho divino” si se iguala con la infausta  política del “Destino Manifiesto”, el caballito de batalla que los Estados Unidos en su afán de imponer el capitalismo en todo el mundo han usado para aislar, invadir, derrocar gobiernos y masacrar a los pueblos resistentes.

Ese “derecho divino” lamentablemente aún persiste en la universidad en pleno siglo XXI, el cual se expresa en los grupos y parcelas de poder de corte academicistas que persisten en imponer modelos educativos inspirados en el norte y otros centros hegemónicos. Ese “derecho divino”, que se manifiesta  a través de una visión epistemológica colonial que media las relaciones jerárquicas y organizativas sobre la cual se ha montado la universidad tradicional venezolana. (Portillo y Memdez, 2017).

Las propuestas del manifiesto Liminar de Córdoba, tuvieron siempre sus enemigos, que hicieron retroceder los avances, contando para ello con gobiernos que lograban abortar los cambios y transformaciones; por esa razón, es que en las llamadas universidades tradicionales e históricas, los cantos  conventuales alejan las posibilidades de servir al pueblo, guardando bajo llave sus saberes y sus estudiantes  cuidan sus cerrojos; de tal forma que hoy en pleno siglo XXI, la universidad continua tercamente por ser una abadía benedictina.

En Venezuela, las influencia del movimiento de Córdoba nacida de la inspiración estudiantil no tuvieron cabida en los años inmediatos luego de 1918 debido  ala situación política dominante en esos años- dictaduras como forma de gobierno- dicha ascendencia aparece apocadamente por los años 1946, siendo  “la primera vez en nuestro país que oficialmente se toma en cuenta al estudiantado en funciones relacionadas con el gobierno y la administración de las universidades”(Márquez; 2003). El Estatuto Orgánico de 1946  estableció,  por primera vez en el país, la representación de los estudiantes en el Consejo universitario, los Consejos de Facultad y las Asambleas de Facultad. Dicho Estatuto, fue ratificado por gobierno de Delgado Chalbaud el 23 de diciembre de 1948, vigente  hasta que la junta de gobierno interviene la UCV mediante decreto 321 del 17 de octubre de 1951 es derogado el estatuto orgánico de 1946.

Por cierto en ese tiempo la godarria merideña tuvo a su representante más acérrimo cuando años mas tardes fue nombrado rector de UCV Eloy Dávila Celis de infausto recuerdo pues cuando fue rector de la ULA tuvo gran desprestigio por su actuación despótica y represiva  como rector, contra quien se habían  producido graves disturbios en aquella universidad.

Pero el movimiento que se acerco con más aproximación a la impronta de la  reforma de Córdoba , guardando las distancias, fue el movimiento de Renovación Académica que estalló en 1969 en la Universidad Central de Venezuela y otras universidades autónomas, dicho movimiento alcanzó según Márquez (2003) “niveles muy radicales y entre sus objetivos la renovación perseguía la revisión a fondo de los planes y programas de estudio; la llamada auditoria académica, por lo cual los estudiantes harían la evaluación de sus profesores en razón de sus condiciones éticas y de su rendimiento académico, la ampliación de la representación estudiantil en las funciones electorales y de cogobierno, hasta hacerla paritaria con la delos profesores, y la participación de los empleados y obreros de la Universidad en dichas funciones” .Esto ultimo constituye un justo reclamo que hace la comunidad universitaria en los actuales momentos.

Dicho movimiento de renovación académica fue la expresión del momento estructural donde el poderoso movimiento estudiantil más allá de los partidos acompañados de docentes y trabajadores impulsaba la renovación que había colocado en evidencia pública el agotado modelo de universidad.

Ese movimiento renovador de Venezuela, cincuenta años después, se planteo lo que en su momento hicieron los jóvenes de Córdoba, querían según el profesor Nelson Méndez “una universidad para el mañana, desprendida del conservadurismo institucional y del peso de los intereses de poder establecidos, que anunciase y prefigurase rumbo a la Venezuela socialista futura”.

En ese sentido se debe tener presente, según lo mantiene López (2017) que “sobre la Renovación (académica) influyó igualmente las luchas universitarias que en América Latina se habían suscitado a partir del movimiento de Reforma Universitaria en Córdoba, Argentina, en 1918. Desde Córdoba, la autonomía universitaria[2] se hizo sinónimo de reforma (Febres Cordero, 1959:17), y la reforma universitaria se hizo sinónimo de progreso social (Roa y Núñez Tenorio,1971:18). Entendiendo por autonomía universitaria la independencia de la institución con respecto al Estado, tanto en lo académico como lo administrativo (Pinto, 1990: 65)” (www.aporrea.org/educacion/a241119.html.05-02-2017).

Esta aspiración fue ahogada, la convirtieron en un cono inaudible tanto por sectores de la derecha y de la izquierda, calificándola  de   alucinación  voluntarista y utópica; según narra el profesor Méndez, protagonista y fuente viva de ese momento “sus enterradores le enfrentaron un proyecto para hoy, respetuoso de las tradiciones de ayer y de la hegemonía reinante, eficiente y racional ante la demanda de la sociedad contemporánea, donde la institución operaría como servidor técnica, productiva y virtuosa que como faro de inteligencia critica y creación alternativa”.

Para ser rigurosos con la historia, La reforma de Córdoba en su momento también fue combatida por los sectores de la izquierda conservadora  y según Rivera (1952), “tildaron a la Reforma de movimiento pequeño burgués reaccionario” conceptos que se pueden entender si partimos de la falta de identificación  real de la unificación de los pueblos ignorada por los seguidores en aquel tiempo de la antigua  URSS. “Obviamente  la ceguera de los socialistas y comunistas frente a la Reforma de Córdoba fue parte de su ceguera frente a la cuestión nacional”.

El movimiento de renovación académica centro sus esfuerzos a la critica del saber que se impartía en la universidad, el cual era visto como elemento responsable de que la institución fuese incapaz de dar respuestas a los problemas sociales que en Venezuela comenzaba a suscitarse como la creciente migración interna producto del abandono del campo y el crecimiento exponencial de los cordones de miseria que comenzaban a tomar lenta y persistentemente  los núcleos urbanos. (Negrón, 2007)

Ese movimiento que enfrento y señalo con gallardía  la alternativa ante la profunda crisis de la Universidad rebatió con grandeza las objeciones tecnocráticas y al realismo que  proclamo la imposibilidad/inutilidad de transformar la Universidad  sin que le país cambie.

Según Carlos Tünnermman (2008), académico y estudioso aquilatado sobre la Reforma de Córdoba, la propuesta de los estudiantes de Córdoba, en su manifiesto Liminar, en ese sentido nos relata que “el concepto de autonomía sustentado por el movimiento de Córdoba era muy amplio: implicaba el reconocimiento del derecho de la comunidad universitaria a elegir sus propias autoridades, sin interferencia de extraños; la libertad de cátedra; la designación de los profesores por procedimientos puramente académicos que garantizara su idoneidad. Incluso se llego a recomendar la búsqueda de un mecanismo que permitiera a la universidad su autofinanciamiento (autarquía patrimonial), a fin de evitar las presiones económicas por parte del estado o de otras fuentes de ingreso, que en determinado momento podían hacer irrisoria la autonomía formal”; agregando que “mas tarde yante la constante amenaza de parte de las fuerzas públicas, se incluyo la inviolabilidad de los recintos universitarios. Con esto el concepto de autonomía adquirió característica que no sedan en otra parte del mundo”.

Ante la realidad de hoy, justo es reconocer los grandes avances que en su momento inspiraron los estudiantes de Córdoba, pero también se reconoce que los efectos permanentes de las democracias funcionales  y liberales y de dictaduras como forma de gobierno, convirtieron y desvirtuaron los postulados de Córdoba en valores ajenos a la vida de la Universidad.(Muñera,2011).

En Venezuela ante la necesidad de continuar adaptando la universidad a los interese de el modelo neoliberal, ya anteriormente en 1970 habían reformado la Ley de universidades de 1958- con la cual coartaron la autonomía, fue nombrada por el gobierno de turno  la Comisión Redactora  del Anteproyecto de Ley de Educación Superior del año 1981, lo que con eufemismo  llamaron la comisión de los sesenta por el numero de sus miembros,tuvo la intención de proponer una Ley para superar la distorsión y desvirtuación en la cual se mantiene hasta el sol de hoy. Dicha propuesta de la reforma fue engavetada por el gobierno de entonces a la cabeza del cual se encontraba Jaime Lusinchi y su partido Acción Democrática. Una vez el proceso de  transformación universitaria fue abortado y silenciado por los interese político partidistas.

Esa desviación se fundamenta en suficientes razones para estar distorsionados. El sistema educativo venezolano sufre un flagelo de la “distorsión” ( en esencia no es otra cosa que la contradicción de la estructura social del país), que se manifiesta en problemas como el analfabetismo (25%); la deserción escolar (el rechazo o exclusión del usuario por el sistema educativo), la poca inclinación hacia carreras técnicas; la formación de profesionales y técnicos sin planificación; docentes sin actualización de conocimientos, y la tendencia formar individuos para servir de empleados y no como agentes creadores”. De allí que “el resultado es un hombre sin iniciativas para el cambio o la transformación social, victima y producto del esquema intelectualista y del modelo educativo que no propicia la participación del estudiante en la solución de los problemas.”(Ortega y Otero,1986).

La universidad latinoamericana, cuya  aspiración de originalidad fue distorsionada durante buena parte del siglo XX “ocupó su tiempo en búsqueda de certezas, apegada al paradigma newtoniano y en producir con vehemencia verdades absolutas y rígidas”(Escotet); agregando además el precitado autor de la cita anterior, que en consecuencia, al estudiante se le ha venido formando para un mundo inmutable y predecible, a pesar de que el corazón y el cerebro intuían cambios profundos y enormes agujeros negros.

Al perder el camino de su originalidad, la universidad consolido  la idea de progreso con la mirada puesta en los centros de poder y sus pretensiones, de tal forma que la consecuencia lógica de la universidad venezolana se vio reflejada en la construcción de una política educativa para la sumisión y formación de estudiantes acríticos que los hace fértiles para el consumismo.

Dentro de ese marco se desarrollaron  los contenidos curriculares basados en formas de aproximación a la realidad dictada en otras latitudes, obviando su riqueza cultural, por tanto las investigaciones responden dentro de este paradigma principalmente a una visión capitalista, basada en una visión reduccionista de nuestros países marginando la diversidad  nacional y la pluralidad  de actores.

El nuevo siglo arropado con grandes y excelentes contribuciones entre las cuales destacan las de Heisenberg, Ilya Pregogine (estructuras disipativas), Geymonat, Piaget, Morín, Moscoviei, Dussel, Buenaventura Dos Santos así como otros científicos y humanistas de nuestro tiempo, promete moverse hacia concepciones menos dogmáticas y por ello  menos deterministas.

La Universidad reclama, sin negar la relevancia de los epistemes de visión eurocentristas, de  incorporar otras visiones epistémicas que vinculen a la universidad  una visión critica de la realidad con la inclusión de una visión desde  abajo, plural, diversa a partir de las formas de aprehensión del pueblo en todas sus expresiones.

En ese sentido la critica al eurocentrismo no es para hacer valer  otros centros, sino para procurar como los sostiene Buenaventura Dos Santos, un reconociendo de otras culturas de probada riqueza discursiva y reflexiva, que tienen su propia metodología para hacer aportes al conocimiento y su difusión. Se trata de la Universidad donde se conjugan y condensa todo el conocimiento.

La universidad, ha vivido muchas veces al reverso de la sociedad, del sistema productivo y del propio sistema de ciencias y tecnología, aunado al distanciamiento entre la escuela secundaria y la universidad. Esa universidad que aspiró a ser puntal de la lucha de los pueblos, ser su redentor, que aspiró y fue durante un corto tiempo popular, autónoma y democrática, al tomar distancia del movimiento de Córdoba, se fue transformando en un círculo de la aristocracia de la educación, donde “el estudiante también empeñado en la búsqueda más que de aprendizaje, en  busca de certificaciones profesionales, está convertido en un negocio de la academia” (Escotet).

La praxis educativa ofrecida en la educación universitaria venezolana debe estar centrada en la pertinencia, colaboración y solidaridad, pues las universidades, en estos momentos, padeciendo todos los males del cientificismo: rigidez en sus programas de estudios, escasa capacidad de respuesta a las demandas sociales, poca capacidad para atender lo que escapa del método verificable universal, excesivo disciplinarismo y concretismo, que parcelan el conocimiento y lo disgregan, perdiendo el sentido y orientación de la realidad y dirigiendo el conocimiento cada vez más hacia la especialización de la especialidad, es decir, a la «super-especialización», sin ninguna conexión con el contexto social.

La universidad del siglo XXI, requiere con urgencia ser transformada; la autonomía, hoy reconocida con  carácter constitucional, no puede convertirse en poder supraestatal, a pesar de que su origen fue político, ya que fue producto de la movilización social, durante este tiempo la influencia de los partidos políticos ha sido-para bien o para mal- determinante, hasta el punto de hoy día sigue siendo manipulada por los mismos factores que la adaptan a sus intereses particulares, donde a pesar de los cambios instituidos a partir de Córdoba, todavía tiene bemoles como las cátedras que se obtienen como un “derecho” de sucesión,  irremediablemente esta situación necesita un cambio de estructuras.

La Reforma  Universitaria de Córdoba, al irrumpir en la posibilidad de construir otra sociedad, una nueva sociedad, donde el ser humano sea su centro, ha tenido muchos enemigos, pues la tradición y su intereses de clase es impedir que  las instituciones se transformen para bien de la humanidad; hoy muchos conversos quieren minimizar la acción estudiantil de Córdoba y se refieren a ella como un mito sin mayor trascendencia.

La fraternidad nacida entre generaciones de estudiantes en defensa de los ideales reformistas, de la enseñanza laica, de la autonomía universitaria y la solidaridad con los pueblos latinoamericanos sometidos al vasallaje de los imperios colonialistas, no fue un mito. Tampoco fue mitológica la heroica participación de los reformistas enfrentando los sistemas dictatoriales  y las democracias abstractas que anularon la autonomía universitaria y abolieron las garantías constitucionales, así como en defensa de la enseñanza pública de la universidad autónoma, popular y democrática, por la cual seguiremos luchando.

Si reconocemos que somos parte de un mundo plural, diverso y multicultural,  obliga al hombre educado a ser capaz de lograr la aprehensión de la realidad en la búsqueda de la utopía.

“EDUCAR, NO ES ENSEÑAR AL QUE NO SABE, ES DECUBRIR AL QUE NO EXISTE”

Bibliografía:

Aritz Recalde. Reflexiones sobre la Reforma  Universitaria del año 1918: Siete hipótesis para el Análisis.

Escotet, M. Desafíos de la Educación Superior En Una era de Transición.

Kohan, N. (2011).La Reforma Universitaria en el siglo XXI.

Luquez, E. A los cien años de la Reforma Universitaria. Proceso de Alta Política (1918-2018). En ffyl.uncuyo.edu.ar

Márquez, A. Autonomía Universitaria y Revolución. DIKAIOSYNE, nº 10. Universidad de Los Andes. Mérida.2003.

Muñera, L. La Reforma de Córdoba y el Gobierno de las Universidades Públicas en América Latina. Ciencia política nº 12, julio-diciembre 2011.

Méndez, N (1995). La Renovación en la Universidad Central de Venezuela. Erase una vez el futuro.

Negrón, J (2007). Saber y Poder: El proceso de Renovación Universitaria en la Universidad Central de Venezuela (1967-1970). Boletín Antropológico, año 25, nº 71, septiembre-diciembre, 207. ISSN: 1325-2610.

Ortega, K y Otero, M. (1986).El Fin de La Comedia. Consideraciones acerca del Anteproyecto de Ley de Educación Superior.

Pittelli, C y Hermo, J. (2010). La reforma Universitaria de Córdoba (Argentina) de 1918. Su influencia en el origen de un renovado pensamiento emancipatorio en América Latina.

Portillo, M y Memdez, J (2017). De la Universidad que tenemos a la  Universidad necesaria. Un estudio desde el pensamiento decolonial. Fondo editorial UNERMB.

Rivera, E. La Reforma Universitaria. Edición electrónica: Marxists Internet Archive, noviembre 2002.

Tünnermann, C. (2008). Noventa años de la Reforma de Córdoba (1918-2008), Buenos Aires, CLACSO.

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La otredad educativa como posibilidad de una antropología liberadora

Por: Juan Pablo Espinosa Arce

“La intersubjetividad es condición

para que el ser humano llegue a ser sujeto”

[Franz Hinkelammert]

Dentro del proceso educativo, una de las claves fundamentales para la consecución de sus objetivos es el logro de la intersubjetividad como condición y espacio de humanización. Por lo tanto, una antropología educativa que quiera ser liberadora debe asumir, como condición de posibilidad, la otredad. Reconocer que estamos imbricados en una red, que somos interdependientes con otros seres humanos, con el espacio creado, con lo religioso o con Dios y con nosotros mismos, es una exigencia dentro del mismo proceso humanizador que posee la dinámica educativa. Esa es nuestra tesis.

A esta tesis llegamos a partir de una crítica de los postulados de la modernidad y de su consecuente posmodernidad, transmodernidad, modernidad líquida, era del vacío, sociedad del cansancio. Son muchos los nombres para calificar un tiempo en el que la otredad ha sido combatida por una racionalidad del consumo, del cálculo, de la producción-efectividad, de lo analítico-matemático. Desde Nietzsche con la muerte de Dios o la muerte de las coordenadas originarias del relato religioso, pasando por Foucault con la muerte del hombre en cuanto sujeto, pasamos también por la muerte de la historia (Manuel Cruz, filósofo español) y también por la muerte ecológica o del ecosistema. Manuel Cruz – parafraseando al filósofo Gilles Lipovetsky – sostiene que este segundo autor llama a esta época como el “imperio de lo efímero, y cuyo principal rasgo era la perfecta vaciedad, la compleja ausencia de fundamento para ideas y actitudes. Cualesquiera dimensiones de la sociedad eran interpretadas bajo la misma (volátil) clave: la moda, con su permenante transformación y su perfecta ausencia de justificación” (M. Cruz, Adiós historia, adiós, 59).

Lo efímero o lo líquido – bajo el modelo de Bauman – asume y propugna una antropología inestable, tanto a nivel emocional, social, cultural, político. Es la antropología de la desconfianza y de la inseguridad, del establecimiento de espacios culturales que sólo pueden ser asumidos por determinados grupos sociales. Franz Hinkelammert (2000) propone – como imagen de esta antropología – al “individuo calculador” el cual “calcula sus intereses materiales en función de su consumo y de la acumulación de posibilidades del aumento de sus ingresos”. La antropología del acumulador, del consumidor, termina siendo una racionalidad de la depredación, tanto del medio ambiente como de la dignidad de los demás seres humanos. Aparece, con ello, la lógica del te integro a mi campo visual en cuanto puedo obtener de ti un provecho. Cuando ya no me das provecho te desecho y viene otro. Esta es la llamada “cultura del descarte” que constantemente ha denunciado el Papa Francisco. Una antropología del descarte termina alienando al ser humano en dinámicas de poder, de autoridad, de un falso comunitarismo, de una clara ausencia de otredad.

¿Qué hacer? ¿Qué racionalidad educativa proponer para pensar y favorecer una antropología liberadora que sea vaso comunicante con la otredad educativa? En primer lugar, hemos de comprendernos como sujetos que vivimos en circunstancias, contextos, espacios y tiempos determinados. En estas condiciones el ser humano está radicalmente abierto al sentido de la vida. Se-nos preguntamos por él, lo buscamos y anhelamos. Esta condición espiritual de la búsqueda, o de pensar la educación como búsqueda del sentido, es el primer momento de la antropología liberadora.

Si por antropología entendemos el estudio – filosófico, cultural, social, educativo – por el sentido del hombre, hemos de aprender a reconocer como el sentido está en la base de la misma vida. Ahora bien, uno de los aspectos llamativos de esa búsqueda – educativa – del sentido, es que siempre quedará incompleta. Podríamos aventurar que podemos decir más cosas de lo que no es el sentido a afirmar completamente a qué hacemos referencia con su mención. Por ello es que reconocemos la constante actitud de búsqueda, de pregunta, de aporía en el ser humano. Ortega y Gasset en su “Carta a un joven argentino que estudia filosofía” (1998) sostiene: “pegunta usted algunas cosas, es decir, admite usted la posibilidad que las ignora. Ese poro de ignorancia que deja usted abierto es el área pulimentada de su espíritu, le salvará. Por él se infiltrará un superior conocimiento. Créame: no hay nada más fecundo que la ignorancia consciente de sí misma”.

De lo último podemos desprender que la antropología educativa que asume la otredad como clave y espacio de liberación-humanidad es aquella que conscientemente asume la vulnerabilidad del no saber. Esto, a su vez, aparece como una invitación a reconocer que el verdadero conocimiento se hace explícito en la búsqueda comunitaria del sentido. Pareciera ser que aprendemos más y mejor cuando entre todos creamos una comunidad de indagación. De esta manera, los que entramos en el juego de la enseñanza y del aprendizaje hemos de pasar por un proceso de despojo de ideas previas para dar espacio a las experiencias de los otros.

El otro con el que comparto las búsquedas comunes también me enseña, y yo debo dejarme enseñar por él. Por ahí pasa también la liberación de precomprensiones o falsas comprensiones de lo que es la historia, el hombre, lo religioso, el medioambiente. Únicamente en el diálogo comunitario podemos entrever nuevas formas de humanidad. Propongamos un ejemplo de la literatura. El escritor peruano José María Argüedas en su obra Los ríos profundos (1972) narra el diálogo entre un padre y su hijo de nombre Ernesto. Ambos personajes, y de pie ante un gran muro incaico de Cuzco, entablan una conversación muy particular:

[Comienza a hablar el niño Ernesto] Papá – le dije -. Cada piedra habla. Esperemos un instante. No oiremos nada [responde el papá]. No es que hablan. Estás confundido. Se trasladan a tu mente y desde allí te inquietan. [Continúa el niño] Cada piedra es diferente. No están cortadas. Se están movimiento. [El papá responde] dan la impresión de moverse porque son desiguales, más que las piedras de los campos. Es que los incas convertían en barro la piedra. Te lo dije muchas veces. [Sigue Ernesto con sus preguntas, buscando el sentido] ¿Cantan de noche las piedras? Es posible [responde su padre]. ¡Mira, papá! Están brillando [replica Ernesto, para que el papá responde por última vez]: Si, hijo. Tú ves, como niño, algunas cosas que los mayores no vemos. La armonía de Dios existe en la tierra.

Es interesante el conflicto de antropologías, de visiones de mundo, de preguntas y respuestas que se expresan en este diálogo del escritor peruano. Ernesto representa la infancia que busca, que quiere conocer, que pregunta y juega. En la infancia, dice el filósofo español García Morente, está la mejor expresión de lo que es el verdadero filósofo. Ernesto representa el despunte de la vida, ese principio de ignorancia del que habla Ortega y Gasset. Es un pensamiento mágico y novedoso. En cambio, su papá representa al mundo adulto terminado, que no tiene nada más que aprender. Es el pensamiento lógico, extremadamente racionalista, analítico-matemático, que no espacio al aprendizaje que el niño Ernesto puede enseñar. Para el padre las piedras están ahí por una lógica del siempre ha sido así. Es la lógica de la naturalización. Es más, el padre reclama a su hijo que el conocimiento ya se lo ha enseñado muchas veces. Para Ernesto las piedras, el muro incaico, el mundo, la cultura, baila, danza, se mueve, tiene formas diferentes, tiene lugar el juego y lo mágico. Y es tanta su insistencia que pareciera que el padre hace un proceso de conversión o de ampliación de conciencia y concluye con una frase estéticamente bella: Si, hijo. Tú ves, como niño, algunas cosas que los mayores no vemos. La armonía de Dios existe en la tierra.

Esa es la lógica de la otredad que se permite la cita con la antropología liberadora. Es el nacimiento de una nueva forma de comprender la realidad, ya no desde la naturalización o de la castración de la curiosidad, sino que desde la apertura a lo nuevo. Esta es la búsqueda del sentido: sentarnos en los bordes de la historia y escuchar el relato de los niños, de los pequeños, de los otros. Únicamente entrando en una disposición de escucha, de aprendizaje, de reconocimiento de otras formas de enseñanza, podremos lograr una educación de la otredad en clave de liberación y humanidad.

Y porque la antropología liberadora y humanizante escucha puede dar respuestas a las preguntas de los pueblos. Es la apertura a lo simbólico, a lo corporal, a lo ritual, lo religioso, lo ecológico, en definitiva, lo humano. Es crear estructuras de apoyo y de buena vida como afirma la teórica del género Judith Butler. En palabras de Corrado Pastore (1981), es la invitación a crear “un nuevo humanismo que viene a ser la búsqueda comunitaria de un nuevo modo integral de vida desde cada situación concreta, en nuestro caso la situación latinoamericana”.  Volvemos a la lógica de lo comunitario, de la educación para la otredad, para el reconocimiento del rostro del otro, de entendernos como corresponsables del buen vivir de los demás. Finalmente la buena vida es política, es social, económica, ecológica, pedagógica, religiosa y ecológica. Tiene que ver con el cuerpo y con el espíritu, con la razón y los sentimientos.

Sólo desde esta ampliación de conciencia – como lo que experimentó el papá de Ernesto – podremos continuar asimilando nuestros ríos profundos. Sólo desde la lógica de la integración podremos afirmar con Hinkelammert (2000) que “la intersubjetividad es condición para que el ser humano llegue a ser sujeto”. En palabras de Demetrio Velasco (2003), “debemos comenzar a sentirnos solidarios de una historia común que nos hace cada vez más interdependientes. Solidaridad que no lo será adecuadamente si no es, a la vez, compasión, reconocimiento y solidaridad con todos y cada uno de los seres humanos concretos, a quienes consideramos iguales, merecedores de justicia social y sujetos de derechos”.

La invitación es a crear una educación compasiva, del reconocimiento, de la libertad, de la búsqueda comunitaria del sentido, desde diferentes formas y lógicas. Una antropología auténticamente liberadora es capaz de experimentar la apertura a lo nuevo, de liberar el diálogo de los sujetos, de superar el cautiverio de lo líquido y, reconociéndose vulnerable, emprender el nuevo camino en esta hora de la historia, en nuestro caso, latinoamericana.

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Salvar el pacto por la educación

Por: Julián de Zubiría

Aunque Sergio Fajardo no alcanzó la segunda vuelta, el pedagogo Julián De Zubiría le propone al próximo presidente incorporar una de sus principales propuestas para impulsar el desarrollo nacional.

Culminó la primera vuelta y el candidato con mayor posibilidad de liderar la anhelada transformación educativa no alcanzó a llegar a la segunda. Sus cerca de 4,6 millones de votos son una muestra de la fuerza que comienza a tomar la esperanza en un país que lleva décadas de convivencia con la cultura del “vivo”, la cizaña y la desconfianza.

Sergio Fajardo, en campaña, levantó algunas de las ideas más importantes para enfrentar los graves problemas de la educación en nuestro país: fortalecer la educación inicial, aumentar en un 50% los recursos del sector, cerrar las enormes brechas entre la educación urbana y la rural, y trabajar la ética, la cultura de paz y la formación de mejores ciudadanos. Son propuestas indispensables si queremos salir del subdesarrollo.

El país perdió la oportunidad de elegir a alguien que trabaje para enfrentar los problemas generados por la cultura mafiosa que hemos heredado de la guerra y el narcotráfico, y que priorice la educación como motor del desarrollo. Aun así, quien llegue a la presidencia tendrá que llevar a cabo una de sus propuestas de campaña. Se trata de garantizar un gran pacto para que de manera conjunta el país nacional y el país político se comprometan en la construcción de una política pública educativa de largo aliento en Colombia, que retome los desafíos establecidos en el Plan Decenal de educación 2017-2026. Se trata de aumentar la inversión en ciencia y de comprometer los esfuerzos de todo el país en torno al derecho y la calidad de la educación que reciben hasta hoy diez millones de niños y jóvenes en Colombia.

Paradójicamente, la propuesta política que tuvo más votos en Colombia fue la que presentó el programa educativo de menor nivel de elaboración, sustentación y desarrollo. Fue la única que no elaboró un diagnóstico del sector, una síntesis de las variables involucradas, ni un análisis del estado del derecho y de la calidad en cada uno de los niveles del sistema educativo. Elaboró un listado de acciones sueltas pensadas al fragor de la campaña y carentes de sustentación. No hay duda, Iván Duque, no ha estudiado el tema educativo. Por el contrario, tomaron fuerza a nivel directivo de la campaña, sectores de fanáticos religiosos que desconocen la diversidad de las familias actuales y que presionan por retroceder en derechos, garantías y libertades.

Al triunfar en la campaña, en su primera declaración pública, el candidato Duque informó que volveríamos a las clases de cívica y urbanidad, como si una medida tan simplista fuera la solución al problema generado por una cultura mafiosa que convenció a una parte del país de que “sin tetas no hay paraíso” y que “todo vale” si de lo que se trata es de alcanzar los fines.

Hay que desconocer mucho de educación para creer que los problemas éticos se disminuyen con cátedras aisladas y que los embarazos de niñas se eliminan poniéndolas a trabajar.  De la misma manera, y en un acto de irresponsabilidad pocas veces visto, en campaña incorporó la tesis de Alejandro Ordóñez: “Menos condones y más valores”, una consigna que no es propia de un estadista y que podría generar muy graves consecuencias en enfermedades de transmisión sexual y en las ya altas tasas de embarazo juvenil.

A cualquier demócrata debe producirle enorme miedo que personajes que días atrás invitaban a la quema de libros, pueden convertirse, de la noche a la mañana, en nuevos ministros de educación o que extremistas religiosos asuman el ministerio de la familia o el de justicia, y que, en políticas de justicia, cultura y familia, retornemos a soluciones de siglos pasados a problemas del siglo XXI. Es lo contrario a la fuerza de la esperanza. No hay que olvidar el dicho popular: “Cuando el pasado te llame, no lo atiendas… no tiene nada nuevo para decirte”.

En Colombia, un grupo cada vez mayor de niños y jóvenes llega a la escuela. No hay duda de que hemos avanzado al respecto. Sin embargo, en calidad prácticamente estamos en el mismo nivel que alcanzamos en el año 2000. Los niños siguen sin aprehender a pensar, leer críticamente y convivir. La explicación es muy sencilla: Desde el año 2000 no se ha realizado ninguna reforma importante que toque los factores esenciales asociados a la calidad de la educación.

Hemos tenido una clase política miope para entender el decisivo papel de la ciencia y de la educación en el desarrollo. Por ello, no invierte, ni se la ha jugado por la educación ni por la ciencia. A pesar de que acabamos de ser admitidos en la OCDE, la inversión en ciencia para el 2018 apenas alcanza el 0,26%, una de las más bajas del mundo; y Colciencias, la entidad impulsora de la investigación, ha tenido ocho directores en los últimos ocho años. Las cifras hablan solas.

Durante los dos gobiernos de Álvaro Uribe (2002 – 2010) el problema fue muchísimo más grave ya que es el periodo en el que más aumentaron las desigualdades entre los colegios privados de élite y los colegios públicos, particularmente los rurales. Dicho de otra manera, durante sus dos gobiernos, la educación cumplió el papel contrario que debería cumplir: En lugar de disminuir las inequidades, el sistema educativo agravó, año a año, las inequidades sociales, como puede verse comparando los resultados obtenidos por los estudiantes de los colegios privados y los públicos (ver al respecto la gráfica No. 1). Una verdadera tragedia para la democracia y para los millones de familias en los estratos más bajos de la población.

Fuente: https://www.semana.com/educacion/articulo/la-propuesta-de-educacion-de-sergio-fajardo-para-segunda-vuelta/569576

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