Page 1408 of 2733
1 1.406 1.407 1.408 1.409 1.410 2.733

¿Defender la Reforma?

Por: Manuel Navarro Weckmann

Se ha hecho un llamado desde diversas organizaciones gubernamentales, organizacionales, empresariales y civiles de cierta tendencia política a defender lo que ellos han llamado la Reforma Educativa. Lo siento, en lo personal no puedo defender algo que no me representa, fue expedida por una élite, es dañina, genera enfrentamientos estériles y está provocando en los gobiernos de las entidades, que sirva como pretexto para atacar al magisterio.

Nos encontramos prácticamente a mediados de la campaña electoral para elegir al próximo presidente de la República y es preciso generar un espacio de reflexión de lo que sucede en derredor de los puntos que nos son importantes para el futuro de nuestros hijos.

Existen varias contradicciones que se manejan en torno a la idea de lo que sucede en la educación y por ello, es preciso clarificar ante la sociedad lo que se observa desde el ámbito académico en una realidad en donde, desde diferentes intereses y trincheras, se ha intentado matizar con claros tintes electoreros que solamente son las formas.

No puede ser un problema de la manera en que se ha implementado la mal llamada reforma educativa -que dicho sea de paso ha sido desastrosa-, sino de entender que hay un problema de fondo, de cambio de gran calado en la legislación, por la manera en que se ha tratado al magisterio dejándole el peso de los resultados educativos.

Por una parte, existe lo que está en la legislación educativa que es solamente letra muerta, como es el caso de la capacitación al magisterio, las tutorías al docente de nuevo ingreso, así como ausencia de políticas de equidad, a la par de un grave despilfarro en imagen.

Por otra los pretextos en su nombre, en donde, por ejemplo, a pesar de que en el Estado de Chihuahua en el 2013 se firmó un convenio con el Gobierno del Estado para respetar las prestaciones, se ha alega que sería ilegal pues representaría una doble negociación, sin embargo, el pasado 11 de mayo, el gobernador del Estado de México aumentó sin mayor problema una prestación local como lo es el bono por el día del maestro, otorgando además un “puente” por el día del maestro, demostrando que si es posible lo que tanto dicen que no se puede.

https://manuelnavarrow.com

Fuente del Artículo:

¿Defender la Reforma?

Comparte este contenido:

Los maestros y las elecciones

Luis Hernández Navarro

n la Arena México, la capitalde la lucha libre azteca, se libró el pasado sábado 26 de mayo un sensacional combate por el voto magisterial. Enfundado en el traje de técnico, el abanderado de la coalición Todos por México, José Antonio Meade, preguntó a los 15 mil maestros presentes en el espectáculo: ¿Dónde están los que no le tienen miedo a los rudos que tenemos por delante? ¿Dónde están los técnicos que van a salir a ganar?

Seguramente el aspirante presidencial tuvo que morderse la lengua. Sus anfitriones no son conocidos en el mundo electoral por la limpieza con la que aplican a sus rivales la quebradora, la Wilson o la Nelson. Son famosos por usar máscara debajo de la máscara, por hacer de la democracia un ejercicio de acrobacia y por propinar codazos en los ojos a sus rivales con la complicidad del réferi. Más que fama de técnicos, Juan Díaz de la Torre, el presidente del SNTE que se encumbró en el puesto traicionando a Elba Esther Gordillo, y Luis Castro, el antiguo agente del Cisen en Europa y actual dirigente del Panal, tienen la bien ganada reputación de ser rudos entre los rudos.

Muchos maestros que asistieron a la Arena México fueron obligados a hacerlo. En Puebla, por ejemplo, la instrucción fue: necesitamos que se llenen dos camiones por región para estar llegando a México el sábado. Donde los profesores se negaron a ir, obligaron a quienes sí fueron a llevar a sus familias. El viernes anterior, las clases fueron suspendidas teóricamente para realizar consejos técnicos escolares, pero éstos fueron cancelados en su mayoría

Recordando las viejas glorias gremiales, se lanzó la consigna: El que no apoya a Nueva Alianza no apoya al SNTE. Frente a Meade, Juan Díaz de la Torre puso a su disposición una estructura de 322 mil maestros encargados de llevar votos y cuidar casillas. El corporativismo en su más pura esencia. La demostración de que la afirmación de Aurelio Nuño de que la reforma educativa terminó con la relación clientelar entre el SNTE y el PRI es demagogia.

El acto fue el revire priísta a la concentración magisterial convocada por AMLO en Guelatao, Oaxaca, el pasado 12 de mayo, acto en que el candidato de la coalición Juntos Haremos Historia dio a conocer sus 10 compromisos para mejorar la educación en México. Entre ellos, la cancelación de la mal llamada reforma educativa, el uso de las facultades del Ejecutivo para detener las afectaciones laborales y administrativas al magisterio nacionaly el respeto a la independencia y autonomía del magisterio.

Participaron unos 4 mil 500 profesores de tres fuerzas político-sindicales y pobladores de la Sierra Juárez. Las Redes Sociales Progresistas (RSP), representantes de 20 estados del Comité Ejecutivo Nacional Democrático del SNTE y maestros de la sección 22 de Oaxaca, que asistieron a título individual o de su corriente.

En esta ocasión, a diferencia de lo sucedido el 10 de febrero en Zacatecas, López Obrador no firmó acuerdo alguno. Incluso, cuando un grupo de maestros acercó una mesita para subirla al estrado con el objetivo de que el candidato signara el documento, no pudo hacerlo. En lugar de eso, AMLO se tomó fotos, abrazó niños, puso una ofrenda floral a Benito Juárez y firmó el libro de visitantes distinguidos diciendo: La próxima vez lo haré como presidente.

En el mitin, además de los líderes partidarios de la coalición estuvo el controvertido futuro secretario de Educación Esteban Moctezuma (repudiado por la CNTE) y dos ex dirigentes de la sección 22 candidatos a diputados por Morena, que están impugnados por otras corrientes magisteriales locales: Azael Santiago Chepi e Irán Santiago Manuel.

La ausencia de la coordinadora en el acto (ese mismo día a esa misma hora la sección 22 sesionó en la ciudad de Oaxaca) no fue casualidad. Le resulta indigerible la alianza de AMLO con Elba Esther Gordillo, por medio de las RSP encabezadas por el ex secretario general del SNTE Rafael Ochoa, hoy candidato a senador de Juntos Haremos Historia, y de los movimientos magisteriales de base, promovidos por Tomás Vázquez Vigil, mentor de Juan Díaz de la Torre en Jalisco.

Esa alianza ha sido duramente descalificada por la CNTE. El 14 de febrero, la explicó como parte de un pleito entre las mafias del sindicato por ver quién conduce el proceso electoral entre los profesores. Los charros y Obrador –dijeron– van por el voto del magisterio. A Díaz de la Torre, o en este caso al PRI, le llegarán los votos corporativos. A Obrador los votos contra la reforma educativa.

Pero la decisión de no pactar con AMLO es parte, también, de consideraciones políticas e ideológicas. La coordinadora sostiene que en lugar de abrogar la reforma educativa, López Obrador plantea transferir al Congreso la decisión de modificar una de las leyes secundarias.

En la declaración política de su cuarto congreso nacional extraordinario, la CNTE condena y repudia a los partidos políticos que aprobaron las reformas estructurales y que firmaron el Pacto por México. Ratifica su independencia ideológica, política y económica de todos los partidos que hoy participan en la contienda electoral, del gobierno y del charrismo sindical. Y reconoce la validez de todas las formas de lucha, siempre y cuando eleven la conciencia de clase, respetando la libre militancia de sus integrantes.

En su manifiesto a la nación del 9 de abril, advierte que en la actual contienda por la Presidencia de la República no existe el proyecto de izquierda; no hay una propuesta de nueva nación; lo que hay es más de lo mismo. Hay alianzas de candidatos con empresarios y delincuentes; una migración de políticos de un partido a otro sin respetar sus propias características ideológicas.

Y, para que no quede duda de que su movimiento camina por un rumbo distinto a la lógica electoral, acordó estallar este 4 de junio un paro nacional indefinido, arribar a Ciudad de México en caravanas motorizadas y exigir al gobierno federal la instalación de una mesa nacional de negociación para reinstalar a los maestros cesados y derogar de la reforma educativa.

Fuente del Artículo:

https://www.jornada.com.mx/2018/05/29/opinion/017a2pol

Comparte este contenido:

La responsabilidad de los estados

Por: David Calderón

En el Índice de Cumplimiento de la Responsabilidad Educativa se traza una imagen rica y diversa del sistema educativo nacional. Este comparativo entre las 32 entidades de la República emplea una metodología que es sensible al logro en periodos cortos, y en el cual destacamos, más que la posición en un ranking, el progreso, el avance de un estado con respecto de sí mismo (ver icre.mexicanosprimero.org).

Hay una permanente tentación de hablar de la educación en México como si fuera algo homogéneo y monolítico. Incluso -y por ello la importancia de una prensa calificada dedicada a esta fuente informativa- se tiende a adjudicar todo lo que pasa a la actuación de la Secretaría de Educación federal.

Sin duda, es crucial la tarea de coordinación que le compete a la SEP, especialmente para los programas y para que se hagan las transferencias de financiamiento con ajuste de equidad, oportunidad y transparencia a cada entidad de la República, pero tiene poco qué coordinar si no entiende y aprecia lo que hacen los estados, o si éstos se aíslan en la pasividad y la complacencia.

A los estados corresponde, en sentido eminente, la implementación de las reformas a la Constitución y las leyes de 2013. Si los profesores de nuevo ingreso tienen tutores, si se cumplió el orden de prelación y se produjo una asignación transparente en las plazas concursadas y en las promociones derivadas de la evaluación, ello tiene básicamente que ver con lo que hace o deja de hacer el equipo estatal de educación pública.

Si en la entidad no se esperaron hasta que en la Ciudad de México hicieran cursos en línea para la formación continua de docentes, o si no se tuvo que recibir presión de SEP que para establecer una digna Asistencia Técnica a la Escuela sino que se empujara como un proyecto propio y una marca de legítimo orgullo, eso es por los actores estatales.

Para la edición de este año del ICRE usamos el lema: “Cada vez más y cada vez mejor”. Eso es claramente lo que ocurre en los factores sobre los que hay más control de parte de la autoridad actual, es decir, la presencia y preparación de las personas que llegan a la escuela; por ejemplo, si los alumnos comienzan desde 1º de preescolar su trayectoria, o bien si los maestros llegan con la preparación esperada para ingresar al servicio docente. Se nota en las relaciones y procesos escolares, como el liderazgo ejercido por los directores en las escuelas o la extensión y calidad de la atención a las necesidades educativas especiales. Aún si hay transferencias federales de dinero, si se concreta en forma oportuna y honesta la mejora de las condiciones materiales o si se activa la red de apoyo, con verdaderos Asesores Técnico-Pedagógicos, formados, actualizados y bien pagados, todo ello ocurre en aquellos estados que se hicieron plenamente responsables en esta etapa de la transformación educativa.

Los cambios de los pasados sexenios toman raíz y comienzan a dar frutos: 29 estados se movieron en positivo en estos pocos años, según los referentes del ICRE. No estamos como estábamos, y desconocerlo sería una mezquindad injusta. No estamos donde debiéramos estar, y desconocerlo sería deshonestidad intelectual y cívica.

No se puede castigar a los estados por las malas decisiones de otros, ni determinar un juicio sumario de que “todo va bien” o “todo va mal”. Eso es infantil y estorba a las verdadera reflexión y a la acción contundente. En Mexicanos Primero siempre hemos sostenido que la transformación es permanente, y que todo cambio positivo se debe ajustar y precisar. Las prácticas, lo más real en la educación, más real que los discursos y los planes, ya muestran pistas aquí y allá, en todo el país, de cómo se reforma una reforma, para que la transformación no se detenga.

El derecho de los niños a una educación de calidad va arraigando en los estados. No podemos dejar solos a los estados que sí hacen lo que les toca. No podemos premiar la dependencia con respecto de la Federación, y menos justificar la pasividad y dejar que la propia irresponsabilidad estatal se quiera esconder detrás de las carencias del pasado o de los vaivenes de prestigio y desprestigio en la opinión pública sobre el Presidente de la República o el titular de la SEP federal.

“Cada vez más, cada vez mejor” se hace posible sólo si exigimos, y ese es nuestro llamado: insistir en la demanda de una constante rendición de cuentas de a las familias y a todos los demás ciudadanos. “Cada vez más, cada vez mejor” se hace posible por la activación de todos los agentes de cambio, por su compromiso y sus capacidades en continuo fortalecimiento. Así es como las personas vencen al contexto.

Fuente del Artículo:

La responsabilidad de los estados

Comparte este contenido:

¿Cómo lograr una educación no sexista?

Por: Daniela Muñoz

Desde que surgió el movimiento feminista, en universidades y colegios se ha hablado de cambiar la manera en que se educa a los niños para terminar con las discriminaciones entre hombres y mujeres. Esto, según las expertas, se logra desde el hogar y en los colegios.


Un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), de 2013, reflejó que los textos escolares del Ministerio de Educación en Chile muestran a las mujeres en roles domésticos y a los varones en profesiones y papeles protagónicos. Otro análisis, de 2014, efectuado por Daniela Lillo, sostuvo que el 80% de las lecturas obligatorias son libros escritos por hombres. El sitio mifuturo.cl muestra que el 53,7% de la matrícula de educación superior de 2018 corresponde a mujeres y ellas se concentran en carreras que implican cuidados de otras personas y con menor sueldo, como Pedagogía Básica (85%) o Enfermería (82%), mientras ellos lideran áreas mejor remuneradas, como Ingeniería Mecánica (93%) o Electrónica (92%). Todo lo anterior forma parte de las demandas que ha levantado el movimiento feminista y que se resume en un eslogan que ya suena familiar: “Por una educación no sexista”.

Académicas, líderes feministas, dirigentas universitarias y escolares explican cómo una serie de conductas, situaciones y contenidos han generado diferencias de género tan fuertes que parecieran ya no haber espacio a la indiferencia.

Guillermina Guzmán, pedagoga y especialista en comportamiento humano, dice que una muestra de esta problemática es la existencia “de colegios solamente de varones y solamente de mujeres. Esto es un síntoma que ya tiene varios siglos en Chile”. Agrega: “la vida es en comunidad, no tenemos segregación de veredas para hombres y veredas para mujeres, buses para hombres y buses para mujeres. Estamos en un continuo desarrollo y desempeño mezclados; entonces, es necesario, por un lado, desde el origen familiar empezar a modificar algunas cuestiones que hemos ido heredando desde dos o tres siglos atrás”.

Ana Luisa Muñoz, académica de la Facultad de Educación de la Universidad Católica, indica que “la educación sexista es el sello discriminador que tiene la educación formal, y nos referimos a todos aquellos aspectos, tanto de violencia que se ejercen desde el currículum formal e informal, hasta otros aspectos de invisibilización de las mujeres que ocurren en el sistema educacional en general”.

Ejemplos concretos hay muchos, dicen las expertas en la materia: por ejemplo, cómo las mujeres son representadas en los textos, cuentos o en los juegos. “Usualmente, las mujeres somos representadas como débiles, donde el hombre nos tiene que salvar, nos muestran como brujas, en un aspecto negativo que es muy medieval. Somos relegadas a los espacios privados, siempre se nos muestra en la casa, siendo superamorosas, sirviendo la comida, y los hombres siempre están dominando el espacio público y liderando las batallas”, opina Ana María Muñoz.

Loreto Jara, investigadora de política educativa, de Educación 2020, indica que una acción muy relevante es eliminar el sesgo de género de los textos escolares. Y también plantea que tiene que existir gestión en los colegios para contar con equipos encargados de convivencia “que pongan ojo en las relaciones de género al interior de las escuelas. Por ejemplo, cambiar la realidad actual de los patios de los establecimientos, donde estos espacios son tomados en los recreos por las pichangas de los niños y se transforman en espacios muy masculinizados. Para ello se debe trabajar en que esos lugares sean usados por niños y niñas por igual”.

Un aspecto transversal al conversar con personas entendidas en la materia es el rol relevante que tienen los profesores para lograr cambios que permitan terminar con la educación sexista.

Dónde parte todo

Un estudio de la Unesco publicado en 2016 bajo el título “¿Qué hay tras la inequidad de género en los logros de aprendizajes?”, comparó los logros de aprendizaje en matemáticas de estudiantes en tercer y sexto año. En tercero, las niñas obtienen puntajes superiores que los niños en la mitad de los países evaluados. Sin embargo, el análisis en sexto grado muestra mejores resultados entre los niños. “Que las ventajas de género sean mayores entre estudiantes de sexto grado sugiere que las brechas pueden estar vinculadas con la progresión en el sistema educativo”, señala el documento.

Camila Maturana, abogada de la Corporación Humanas, resalta que se han hecho esfuerzos en primera infancia que han permitido evitar las discriminaciones entre niños y niñas. “En los jardines es donde más se han hecho avances para lograr una educación para la igualdad y no violencia, pero no se logra mantener en la educación básica”, destaca.

Es en los colegios donde los niños comienzan a aprender y a internalizar las diferencias entre hombres y mujeres que se pueden observar en la forma de tratar a ambos géneros. Aquí surgen diferencias en la enseñanza y que se reflejan en frases como que las niñas deben “portarse como señoritas” y a los niños se les enseña “a no llorar”.

Estos patrones diferenciados de comportamiento se van adquiriendo durante toda la educación escolar, “y es en la universidad donde lo que pueden hacer hombres y mujeres es mucho más rígido. Es cuando se refleja de manera más profunda lo que han sido 12 años de educación sexista”, añade Camila Maturana.

El rol de los maestros

Las expertas en materia de educación resaltan la necesidad de que haya un cambio en la formación de los docentes en las universidades. “Sabemos que hay un tema curricular y de contenidos que se debe revisar y el Mineduc ha ido haciendo este trabajo en los últimos años. Precisamente, porque es un proceso lento y paulatino, las universidades tenemos que ser capaces de lograr en la formación inicial docente que los profesores puedan cuestionar el currículum y contextualizarlo en la sala de clases”, plantea la académica de la UC Ana Luisa Muñoz.

Para Mario Aguilar, presidente del Colegio de Profesores, “nosotros jugamos un papel muy relevante en la construcción de una educación no sexista. En la sala de clases hay que poner mucha atención y dar un tratamiento igualitario, sin ningún atisbo de diferencias entre hombres y mujeres. En enero, en nuestra escuela de verano de capacitación docente, varios cursos tenían que ver con género y educación no sexista. El 73% de los profesores son mujeres. Sin embargo, esa proporción no se repite en los cargos directivos. Tenemos que abogar porque en las clases de historia aparezcan más mujeres”.

Primeros cambios

La fuerza del movimiento feminista ha logrado instalar sus demandas de manera efectiva en la opinión pública. Frente a este fenómeno, el gobierno reaccionó con una Agenda Mujer, la que pese a impulsar una serie de medidas en pro de una mayor equidad de género, no incluyó la educación no sexista, lo que fue criticado por las dirigentas.

Una demanda que el alcalde de Santiago, Felipe Alessandri, dice haber escuchado e impulsado mediante un programa de educación no sexista que incluye un cambio en el lenguaje al interior de los 44 establecimientos educacionales de la comuna. “Queremos evitar la discriminación en las comunidades educativas generada por el uso de expresiones como ‘no corra como niñita’ y ‘siéntate como señorita’. Cambios que pueden parecer insignificantes en el lenguaje pueden hacer una gran diferencia en la educación de los niños”.

Luiz Santos, encargado del Programa Comunal de Educación Sexual de Santiago, explica que “el sexismo se refiere a prácticas y actitudes que promueven el trato diferenciado entre personas por su sexo, tenemos una sociedad con un patriarcado muy marcado y estamos buscando generar cambios y fomentar un quiebre, y lo primero es lograr un lenguaje no sexista en nuestros colegios”.

Según indica Santos, “estamos realizando acciones que surgen desde las mismas comunidades educativas, de acuerdo a su propia realidad y necesidades. Y es fundamental realizar capacitaciones a los profesores y generar reflexión sobre esta materia, que ellos estén convencidos de que debemos cambiar la forma de educar y podamos partir por eliminar el lenguaje sexista”.

El debate público ha llegado al extremo de preguntarse si algunos aspectos tan culturales como la galantería podrían estar excluidos de una mirada no sexista. ¿Debe terminar, por ejemplo, que los hombres le abran la puerta de un auto a una mujer para subir o bajar de un auto? ¿Es un gesto bien visto que un hombre pague la cuenta?.

“Pienso que no tiene que darse ese nivel de extremismo: la amabilidad, el piropo o el coqueteo son espacios de los vínculos y las relaciones cotidianas que no tienen por qué dejar de existir. Pero el límite de eso es cuando pasas a llevar la integridad de la otra persona”, indica Loreto Jara, de Educación 2020.

Los estereotipos parten en los cuentos

La Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres analizó algunos cuentos y textos escolares de cada asignatura que son distribuidos a los jardines infantiles y escuelas, y constataron que los cuentos infantiles, por ejemplo, muestran marcadas diferencias en las capacidades y roles entre hombres y mujeres.

“A través de la trama, lenguaje e ilustraciones de los cuentos se transmiten estereotipos que marcan a las personas desde su formación inicial (…). A las mujeres, en general, se les asignan roles pasivos, son brujas, madrastras, débiles, expectantes a la llegada de un varón que las rescate o las ponga fuera de peligro; se les ve mirando por la ventana, en el trabajo doméstico, y se las circunscribe al espacio de lo privado de manera natural. Los hombres, en cambio, toman posiciones de poder: son príncipes, reyes, emperadores, aventureros, exploradores, patrones”, dice la experta.

También señala que si bien se ha tendido a visibilizar más a algunas mujeres, se “mantiene la visión de un mundo predominantemente masculino, al cual lo femenino se debe ir trepando”.

Las “heroínas” son mostradas como mujeres excepcionales, en muchas ocasiones asociadas a sus compañeros, padres o hermanos -como sucede en algunos textos escolares con Marie Curie, Simone de Beauvoir, Frida Kahlo, Anna Freud, Virginia Woolf, entre otras.

Aunque se haya ido modelando el lenguaje no sexista en los textos escolares durante las últimas dos décadas, y se haya incorporado a las mujeres a través de las “heroínas”, persiste en el discurso oficial de los textos “la desigualdad de los géneros como mecanismo de reproducción de violencia simbólica”, plantea.

Fuente del Artículo:

http://www.latercera.com/nacional/noticia/lograr-una-educacion-no-sexista/181417/

Comparte este contenido:

Qué es la educación STEAM: 5 ideas para transmitir a los niños

Por: Julieta Schulkin

El 65% de los niños que ingresan a la primaria hoy, trabajarán en empleos que aun no existen. Necesitarán nuevas habilidades en el siglo XXI para no quedar afuera del sistema.

En la década del 60, el matemático Seymourd Papert, uno de los creadores del lenguaje de programación Logo (y su emblemática tortuga), se adelantaba a su época. Hablaba de un futuro en donde los niños usarían las computadoras como instrumentos para aprender. ¿Un dispositivo personal que, por ejemplo, reemplazara al lápiz y al papel? Era ciencia ficción.

La gente se reía de Papert. Sin embargo, más de medio siglo después, sus predicciones se harían realidad.  Computadoras, tablets y smartphones se convertirían en aliados de la educación.

Segmour Papert uno de los creadores del lenguaje Logo.

Segmour Papert uno de los creadores del lenguaje Logo.

El cofundador -junto a Marvin Minsky, considerado el padre de la inteligencia artificial- del Laboratorio de Inteligencia Artificial del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), desarrolló también uno de los primeros juguetes para niños con programación incorporada. Se trataba de los Lego-Logo, en la década del 80.

Papert le atribuía un rol clave en el desarrollo del pensamiento a los juegos infantiles con engranajes. Creó la teoría del construccionismo, que plantea que, a partir de la construcción de objetos o creaciones virtuales, los niños se empoderan y reciben aprendizajes profundos, que les brindan herramientas para resolver problemas nuevos.

Sin dudas, él, como otras mentes brillantes, fueron quienes marcaron las bases de la educación en Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemática, o STEM, por sus siglas en inglés. Y con el paso del tiempo, se sumó una «A», de Arte, convirtiéndose en STEAM.

«STEM es un horizonte para avanzar. Se propone hacer proyectos integrados entre ciencia, tecnología y matemática con la idea de que comparten un tronco común de pensamiento que nos prepara para la vida, que es el pensamiento lógico y racional, pero a la vez creativo, de resolución de problemas, trabajando con otros», señala a Infobae la bióloga y educadora Melina Furman, autora del libro «Educar mente brillantes: la formación del pensamiento científico y tecnológico en la infancia«.

Furman continúa: «La ´A´ de STEAM viene más por el lado del diseño. La resolución de problemas con tecnología, esta creación de productos, siempre tiene una dimensión más artística, que viene dada por pensar en el diseño. Entonces, muchos vienen a pensar cómo incorporar esta nueva dimensión creativa que tiene todo un proceso de búsqueda científica y tecnológica«.

Según señala la investigadora del CONICET, STEAM es un horizonte interesante para la Argentina, pero también lejano, teniendo en cuenta lo que sucede hoy en las aulas. «En jardín y primaria es más fácil incorporar STEAM a las escuelas», asegura Furman.

Durante el nivel inicial y también en la primaria, las maestras trabajan en proyectos STEAM, de forma integrada, con otras áreas. «En el secundario, ya se tienen que poner de acuerdo varios profesores para hacer un proyecto más articulado», señala la investigadora.

STEAM, la nueva fuerza de trabajo

De acuerdo a los informes publicados por el Foro Económico Mundial, se estima que el 65% de los niños que hoy ingresa a las escuelas primarias, trabajará en empleos que aun no existen. Este futuro deberá ser guiado por STEAM.

«Si consideramos las habilidades del siglo XXI, el futuro de la fuerza de trabajo, hay dos corrientes y argumentos pedagógicos principales. Por un lado, las habilidades blandas y la empatía. Y por el otro, STEM», expresa a Infobae la chilena Komal Dadlani, CEO y cofundadora de lab4u.co.

Desde  la compañía situada en San Francisco, California, crearon Lab4Physics. Es una app móvil para profesores y estudiantes de Física que les permite usar sus teléfonos o tablets como instrumentos científicos de laboratorio, llevando a cabo experimentos desde sus dispositivos.

«Hoy tenemos una ´crisis de aprendizaje´. Sin aprendizaje, la educación no cumplirá su promesa de eliminar la pobreza extrema y crear oportunidades y prosperidad compartidas para todos. Incluso después de varios años en la escuela, millones de niños no pueden leer, escribir o hacer matemáticas y ciencias básicas», señala Dadlani.

Según la emprendedora, la crisis de aprendizaje está ampliando las brechas sociales, en lugar de reducirlas. «Éste no es solo un problema de Chile o América Latina, en donde el 88% de las escuelas no tiene laboratorios. Los profesores necesitan ayuda y los estudiantes no están motivados, es un problema global», asegura.

«Los países latinoamericanos estamos al final en el Ranking PISA (Programa Internacional para la Evaluación de los Estudiantes) en Ciencias», finaliza.

Hacer, la base STEAM

La clave de la educación STEAM son los espacios maker, para crear. «No necesariamente son tecnologías digitales, sino también analógicas. Se pueden usar, por ejemplo, martillos o clavos. La idea es aprender haciendo, poner a los chicos en el lugar de hacedores», explica Furman.

A partir de cada proyecto, se trabajan contenidos de matemática, como medición, estimación, cálculos, fracciones o porcentajes, en un contexto auténtico. «Depende en realidad de cada proyecto, no es que todos los proyectos trabajan todo», agrega Furman.

5 ideas STEAM para el hogar

Conectados a un dispositivo o con modo analógico, presentamos propuestas para transmitir la educación STEAM a los niños. El secreto es comenzar a pensar cómo lo haremos.

¿Cuál es el objetivo? ¿Qué estamos aprendiendo? ¿Para qué lo hacemos? No será solo un trabajo con las manos, sino que estará acompañado de un trabajo cognitivo.

Un clásico: aprender a programar

(Kano)

(Kano)

Existen lenguajes de programación dirigidos a niños como el Scratch, desarrollado por el MIT. Asimismo, el sitio argentino pilasbloques.program.ar enseña a los más chicos a programar, con diferentes niveles de dificultad.

«Es importante compartir actividades en familia que supongan programación e interacción con plataformas intuitivas y amigables. Además, cada vez es más frecuente encontrar, a costo razonable, pequeños kits con Arduino (placas programables de código abierto)», señala María Graciela Nogues Porro, Jefa de Educación de Fundación Telefónica de Argentina, donde cuentan con espacios orientados al desarrollo STEAM.

Visualizador de sonidos

Desde Klink, un proyecto STEAM, que incluye, por ejemplo, pequeños bloques que se conectan entre sí para armar circuitos de música y sonido (como «Legos del sonido»), proponen una experiencia sonora.

Se construye con una lata, un globo, un CD viejo y un puntero láser. Es posible descargar la guía de armado en la sección «Quiero aprender» de su sitio. A partir de esta actividad, se estimulan habilidades de construcción, diseño y resolución de problemas complementados con nociones de física.

Laberinto de bolitas

Es un laberinto que se hace de forma sencilla, con cajas y sorbetes. Funciona a través de la fuerza de gravedad. Estimula habilidades de construcción, diseño y resolución de problemas complementados con nociones de física.

Vibrabot, un robot-autito

Es posible construir un robot con un motor de un auto de juguete antiguo. Se necesitan también un par de pilas y un vaso de plástico. Se estimulan habilidades de construcción, resolución de problemas y diseño. Se aprenden nociones de circuitos eléctricos y mecánica.

Luz en los objetos

«Más que promover las disciplinas STEAM en el hogar, nosotros proponemos promover el trabajo artístico-tecnológico entre madres, padres e hijos, donde el ojo este puesto en el proceso del desarrollo y no solamente en el objeto final», dice Laura Nieves, artista y diseñadora, cofundadora de Espacio Nixso, donde brindan talleres abiertos de arte, ciencia y tecnología.

Nieves propone, a partir de la utilización de una lámpara LED de 3V («Se consiguen en varias ferreterías o podemos rescatarlas de algún juguete viejo», señala) y una pila botón de 3V, armar una pequeña lámpara.

Niños con lámparas creadas por ellos en el Espacio Nixso.

Niños con lámparas creadas por ellos en el Espacio Nixso.

Con un envase de yogurt, botella pequeña de gaseosa o con un Origami hecho de papel, es posible crear una lámpara.

Fuente del Artículo:

https://www.infobae.com/tecno/2018/05/27/que-es-la-educacion-steam-5-ideas-para-transmitir-a-los-ninos/

Comparte este contenido:

Striking Teachers Beat Back Neoliberalism’s War on Public Schools

Dr. Henry Giroux

Thousands of teachers and students are walking out of schools, marching in the streets, and raising their hands and signs in protest against the war on education. Most recently, South Carolina has joined the wave of teachers’ protests and strikes taking place across the nation. In the age of illiberal democracy and the growing fascism of the Trump administration, the unimaginable has once again become imaginable as teachers inspired and energized by a dynamic willingness to fight for their rights and the rights of their students are exercising bold expressions of political power. The power of collective resistance is being mounted in full force against a neoliberal logic that unabashedly insists that the rule of the market is more important than the needs of teachers, students, young people, the poor and those deemed disposable by those with power in our society. Teachers are tired of being relentless victims of a casino capitalism in which they and their students are treated with little respect, dignity and value. They have had enough with corrupt politicians, hedge fund managers and civically illiterate pundits seduced by the power of the corporate and political demagogues who are waging a war on critical teaching, critical pedagogy and the creativity and autonomy of classroom teachers.

Since the 1980s, an extreme form of capitalism — or what in the current moment I want to call neoliberal fascism — has waged a war against public education and all vestiges of the common good and social contract. In addition, this is a war rooted in class and gender discrimination — one that deskills teachers, exploits their labor and bears down particularly hard on women, who make up a dominant segment of the teaching force. In doing so, it not only undermines schooling as a public good, but also weaponizes and weakens the formative cultures, values and social relations that enable schools to create the conditions for students to become critical and engaged citizens.

Schools have been underfunded, increasingly privatized and turned into testing factories that deliver poor students of color to the violence of the school-to-prison pipeline. Moreover, they have also been restructured in order to weaken unions, subject teachers to horrendous working conditions and expose students to overcrowded classrooms. In some cases, the dire working environment and dilapidated conditions of schools and classrooms appear incomprehensible in the richest nation in the world. For instance, as South Carolina teachers go on strike, Hiram Lee reports:

The average salary stands at $10,000 below the national average, while the minimum starting salary is only $30,113 a year…. Working conditions are extremely poor. [In one instance] raw sewage mixed with worms and insects flowed into the hallways of Ridgeland Elementary in Jasper County, where it was tracked into classrooms by students. In other schools, holes in the floors of some classrooms allowed students to see into the classrooms below them. Teachers used old rags and sandbags to prevent a flood of rainwater coming in through cracks in the walls. Libraries were filled with shockingly few books, and those on hand were so outdated that one teacher recalled finding a book that predicted, «One day man will land on the moon.»

What the South Carolina mobilization and the other teacher walkouts across the nation suggest is that these expressions of collective resistance are about both the survival of democracy in Trump’s America and a challenge to the commanding institutions and organizing ideals and principles that make it possible.

The Reclamation of Education as a Public Good

Fortunately, teachers, students, progressive social movements and others are rising up, refusing to be written out of the script of a potentially radical democracy.

Yet, what has often been lost on those who have courageously charted this growing assault on democracy is perhaps its most debilitating legacy: the long-standing and mutually reinforcing attacks on both public education and young people. Such attacks are not new; rather, they have simply intensified under the Trump administration. As a war culture has started organizing all aspects of society, schools have transformed into zones of economic and political abandonment. Increasingly modeled after prisons, schools have become subject to pedagogies of oppression and purged of the experiences, values and creativity necessary for students to expand and deepen their knowledge, values and imagination. Moreover, as state and corporate violence engulfs the entire society, schools have been subject to forms of extreme violence that in the past existed exclusively outside of their doors. Under such circumstances, youth are increasingly viewed as suspects and are targeted both by a gun culture that places profits above student lives and by a neoliberal machinery of cruelty, misery and violence dedicated to widespread educational failure. Instead of imbibing students with a sense of ethical and social responsibility while preparing them for a life of social and economic mobility, public schools have been converted into high-tech security spheres whose defining principles are fear, uncertainty and anxiety. In this view, a corporate vision of the US has reduced the culture of schooling to the culture of business and an armed camp, and in doing so, imposed a real and symbolic threat of violence on schools, teachers and students. As such, thinking has become the enemy of freedom, and profits have become more important than human lives.

Today’s teachers and students are facing not only a crisis of schooling but also a crisis of education.

Public schools are at the center of the manufactured breakdown of the fabric of everyday life. They are under attack not because they are failing, but because they are public — a reminder of the centrality of the role they play in making good on the claim that critically literate citizens are indispensable to a vibrant democracy. Moreover, they symbolize the centrality of education as a right and public good whose mission is to enable young people to exercise those modes of leadership and governance in which «they can become fully free to claim their moral and political agency.»

Rejecting the idea that education is a commodity to be bought and sold, teachers and students across the country are reclaiming education as a public good and a human right, a protective space that should be free of violence, and open to critical teaching and learning. Not only is it a place to think, engage in critical dialogue, encourage human potential and contribute to the vibrancy of a democratic polity, it is also a place in which the social flourishes, in that students and teachers learn to think and act together.

Under the current era of neoliberal fascism, education is especially dangerous when it does the bridging work between schools and the wider society, between the self and others, and allows students to translate private troubles into broader systemic considerations. Schools are dangerous because they exemplify Richard J. Bernstein’s idea in The Abuse of Evil that «democracy is ‘a way of life,’ an ethical ideal that demands active and constant attention. And if we fail to work at creating and re-creating democracy, there is no guarantee that it will survive.»

How the Current Crisis in Education Emerged

Insisting on the right to teach, the right to learn and the right to view schools as a valued public good historically have been radical acts. How did we get to this present moment? Under the regime of neoliberalism, deindustrialization, the tax revolt of the 1970s, and the increasing attack on the social contract and welfare state imposed new burdens on public education at the end of the 20th and the beginning of the 21st centuries.

Schools were increasingly underfunded as inner cities descended into poverty, class sizes increased, poor students dropped out, and schools became more segregated by class and race. Teachers were increasingly deskilled and lost control over the conditions of their labor as lifeless accountability schemes and mind-numbing testing regimes were passed off as reform initiatives under the Bush, Clinton and Obama administrations.

Once the teachers realized that the terrible conditions under which they worked were commonplace they were ready to act regardless of whether they had the support of their unions.

These reforms, while allegedly appealing to educational ideals, especially the assumption that they would help economically underprivileged students, did just the opposite and turned schools largely into imagination-crushing citadels of boredom and conformity. President Bush’s educational policy, the No Child Left Behind Act of 2001, which did a great deal to leave many children behind, was followed by Obama’s policy titled Race to the Top. Unfortunately, Obama simply provided more of the same dead-end approaches to education that had damaged public education for decades.

What is different under the Trump administration is that today’s teachers and students are facing not only a crisis of schooling but also a crisis of education. Trump is upfront in stating without apology that he loves both the uneducated and being uneducated. Not only does he disparage any display of critical intelligence — whether in the critical media, courts or online culture — he has made it clear with his education secretary choice, Betsy DeVos, the billionaire and utterly clueless charter school advocate, that he holds the very notion of public education as a crucial democratic public sphere in low regard.

In a meeting with 2018 teachers of the year, DeVos stuck to her anti-public school, anti-teacher script by stating that she hoped that teachers «would take their disagreements and solve them not at the expense of kids and their opportunity to go to school and learn.» In part, this is code for a broader narrative in which conservatives and liberals for years have been blaming teachers exclusively for students who drop out of school, end up in the criminal legal system, perform poorly academically and distrust authority, among other issues. As if such failures are entirely the fault of teachers, regardless of the defunding of schools, the rise of overcrowded classrooms, the increase in widespread poverty, the starving of the public sector, accelerated attacks on public servants, the transformation of cities into ghost towns, the smashing of teacher unions and the creation of labor conditions for teachers that are nothing short of deplorable. No surprises here. DeVos appears to have a penchant for reaching for the low-hanging rhetorical fruit when it comes to commenting on public schools, teachers and students.

The ideological assault against public schools, teachers and students is now in full force thanks to an alliance among big corporations, billionaires such as the Koch brothers, conservative foundations, business lobbying groups such as the American Legislative Exchange Council (ALEC) and the Trump administration. This alliance seeks to privatize public schools, increase tax breaks for the rich (depriving schools of essential revenue), substitute privately run charter schools for public schools, support voucher programs, cut public services, endorse online instruction and redefine public schools around issues of safety and security, further situating them as armed camps and extensions of the criminal legal system. The question here is why corporations, politicians, hedge fund managers and a horde of billionaires want to destroy public education and inflict irreparable harm on millions of children.

Gordon Lafer, a professor at the University of Oregon, has argued in his book, The One Percent Solution: How Corporations Are Remaking America One State at a Time that the US is a country in decline, characterized by a rise in economic inequality, families unable to support themselves, increased hardships for workers, the decline of social provisions, the evisceration of public goods, restricted voter rights, lowered employment standards, an ongoing attack on social safety nets and a dwindling middle-class. Lafer believes that the war on schools is rooted in a terrifying set of neoliberal policies and that big business is determined to dismantle public education. He argues that

big corporations are … worried … about how to protect themselves from the masses as they engineer rising economic inequality [and] they try to avoid a populist backlash … by lowering everybody’s expectations of what we have a right to demand as citizens…. When you think about what Americans think we have a right to, just by living here, it’s really pretty little. Most people don’t think you have a right to healthcare or a house. You don’t necessarily have a right to food and water. But people think you have a right to have your kids get a decent education.

Teachers Fight Back

Against the current frontal assault on public education and the rights of teachers and students, a new wave of opposition has developed around the nation’s schools that has provoked the public imagination and mobilized mass numbers of students, educators and the public at large. Teachers have been walking out, striking and demonstrating in states across the country. From the initial strike in West Virginia to demonstrations in Colorado, Kentucky, Arizona and North Carolina, and potentially other states including Louisiana, Nevada and South Carolina, teachers are protesting not only low salaries, but also related issues such as, school defunding (prompted by regressive tax measures designed to benefit the rich and corporations), overcrowded classrooms and rising health premiums.

The successful West Virginia strike was especially notable, Kate Aronoff argues, because it was one of the biggest «work actions in recent U.S. history, rebuffing austerity and, at points, even the wishes of their union leaders.» Teachers in West Virginia were under increasing attack by a GOP-controlled legislature and their Republican governor, billionaire coal baron Jim Justice, who colluded to force teachers to pay increasingly higher premiums for their health care, put up with large classes, and endure what Lynn Parramore has described as «increasingly unlivable conditions — including attempts to force them to record private details of their health daily on a wellness app … [while allowing] them no more than an annual 1% raise — effectively a pay cut considering inflation — in a state where teacher salaries ranked 48th lowest out of 50 states.»  At the end of a nine-day strike, they negotiated a 5 percent pay increase from the state.

Similar strikes followed in Oklahoma, Kentucky, Arizona and beyond. While all of these strikes addressed issues specific to their states, they shared a number of issues that revealed a broader attempt to undermine public education. In all of these states, teachers made paltry wages «nearly $13,077 below the nationwide average of $58,353 and well below the nationwide high of New York at $79,152.» Many teachers had to work two or three extra jobs simply to be able to survive. In a number of cases, their pension plans were being weakened. Growing pay inequities stretch across two decades for most teachers as they «are contributing more and more toward health care and retirement costs as their pay falls further behind. Teacher pay (accounting for inflation) actually fell by $30 per week from 1996 to 2015, while pay for other college graduates increased by $124.»

There is a direct line between spending cuts for schools and a decrease in taxes for the rich and big corporations. In Oklahoma, taxes had not been raised since 1990, and in 2010 the Republican governor passed «huge breaks for the oil and gas companies» and in 2015 reduced the tax rate to 2 percent with the «cost to the state … estimated at $300 to $400 million per year.» Schools were shockingly underfunded and the consequences for both teachers and students have been devastating. Eric Blanc observes that:

Since 2008, per-pupil instructional funding has been cut by 28 percent — by far the worst reduction in the whole country. As a result, a fifth of Oklahoma’s school districts have been forced to reduce the school week to four days. Textbooks are scarce and scandalously out of date. Innumerable arts, languages, and sports courses or programs have been eliminated. Class sizes are enormous…. Many of Oklahoma’s 695,000 students are obliged to sit on the floor in class.

Meanwhile, Mike Elk reports that the Oklahoma Education Association released a statement saying: «Over a decade of neglect by the legislature has given our students broken chairs in classrooms, outdated textbooks that are duct-taped together, four-day school weeks, classes that have exploded in size and teachers who have been forced to donate plasma, work multiple jobs and go to food pantries to provide for their families.»

All of the states engaged in wildcat strikes, demonstrations and protests have been subject to similar toxic austerity measures that have come to characterize a neoliberal economy. Once the teachers realized that the terrible conditions under which they worked were commonplace in other schools and states and that many other teachers had reached a boiling point, they were ready to act regardless of whether they had the support of their unions. This was another important thread running through demonstrations. The strikes were not initiated by the leadership in the unions, and when they did act, they were too slow to be consequential. As working conditions for teachers deteriorated and the assault on public schools reached fever pitch, teachers bypassed their unions while using social media to speak to other teachers, communicate across national boundaries and educate a wider public.

The striking teachers hopefully will make clear that there is no contradiction between the struggle for quality public schools and fighting other injustices.

In spite of a number of attacks by conservative politicians such as Kentucky Gov. Matt Bevin, who stated that teachers were displaying «a thug mentality,» the striking teachers gained broad popular support. It is hard to miss the irony here of the neoliberal apostles of austerity labeling teachers as losers, given that many teachers have extra jobs to support themselves and use their own money to provide books, basic resources and in some cases, even toilet paper for their students. Recent findings by the National Center of Educational Statistics show that 94 percent of teachers pay out of their own pockets for school supplies — such as notebooks, pens and paper — which amounts on average to $480 annually. The real losers are the politicians who defund public schools, deskill teachers, force students to put up with repressive test-taking pedagogies «while whittling away at [teacher] salaries, supplies, tenure arrangements, and other union protections … lengthening teaching hours, [and] reducing vital prep periods.» This is a neoliberal script for the social abandonment of public goods, the termination of the democratic ethos and the precondition for the rise of an American version of fascism. What is particularly promising about these widespread protest movements is that they have the potential to move public consciousness toward a wide-ranging recognition in which the assaults on public schooling will be understood as part of a larger war on schools, on youth, and on the very possibility of teaching and learning, and that these struggles cannot be separated.

The use of the social media by the teachers was particularly effective in getting their message out. Individual teachers talked publicly about having to donate blood, visit food pantries and teach with textbooks that were 10 years old. Images of broken chairs and desks, along with rodents infesting classrooms, and students complaining about books that were held together with tape offered a compelling visual archive of not only dilapidated schools, impoverished classrooms and overburdened students, but also a political system in which Republican governors and legislators were willing to implement economic policies that slashed the taxes of the rich and big corporations at the expense of public schools, teachers and students.

Arizona is another case in point: Not only does it have abysmal teacher pay, it is also a state that lacks collective bargaining rights. Debbie Weingarten offers a succinct summary of the effects of budget cuts on Arizona schools, teachers and students:

During the Recession, the Arizona state legislature cut $1.5 million from public schools, more than any other state, leaving Arizona schools more than $1 billion short of 2008 funding…. Arizona currently ranks 49th in the country for high school teacher pay and 50th for elementary school teacher pay. When adjusted for inflation, teacher wages have declined more than 10 percent since 2001. Per-student spending in Arizona amounts to $7,205, compared with the national average of $11,392. There are currently 3,400 classrooms in Arizona without trained or certified teachers, and the state has over 2,000 teacher vacancies.

Arizona teachers ended their strike after a six-day walkout, and while they did not get everything they demanded, the state gave them a «20 percent raise by 2020 and investing an additional $138 million in schools.» Most importantly, the Arizona teacher strike — along with other strikes and teacher walkouts — proved not only the power of organized labor prompted by the radical initiatives of teachers willing to fight for their rights even if the unions do not support them, but also the growing support of a public unwilling to allow neoliberal fascism destroy all vestiges of the public good, especially schools. As Jane McAlevey observes:

Remarkably, these strikes have garnered overwhelming support from the public, despite years of well-funded attacks on teachers’ unions. In a recent NPR/Ipsos poll, just one in four respondents said they think teachers are paid enough, and three-quarters said teachers have the right to strike. Remarkably, this support cut across party lines. «Two thirds of Republicans, three-quarters of independents and nearly 9 in 10 Democrats» support the teachers’ right to strike, the poll showed.

Protests against the gutting of teacher salaries, pensions and health care benefits are not simply about school budgets. They are also about a larger politics in which big corporations and the financial elite have waged a war on democracy and instituted polices that produce a massive redistribution of wealth upward into the hands of the ruling elite. Energized young people and teachers are creating a new optics for both change and the future.

A Mass Movement to Resist Neoliberalism

The teacher strikes and walkouts point to a grassroots movement that will no longer allow the apostles of neoliberalism, the Republican and Democratic parties, and the financial elite to ruthlessly take apart public education. Implicit in the current walkouts and strikes is the necessity of such groups to learn from each other, share power and work to create a mass-based social movement. This type of social formation is all the more crucial given that no one movement or group organized around singular issues can defeat the prevailing concentrated economic and political forces of casino capitalism. Given the public support the striking teachers have received, it is crucial that such a struggle connect the struggle over schools to a broader struggle that appeals to parents who still view public schooling as one of the few avenues their children have for economic and social mobility. At the same time, it is crucial for the striking teachers to make the case to a larger public that without a quality and accessible public education system, the protective and crucial public spaces provided by a real democracy are endangered and could be lost.

Teachers, young people and others are creating both a new and potentially radical language for politics and educational reform. Given the authoritarian times in which we live, this language is desperately needed by a society facing an impending crisis of memory, agency and democracy. If American society is to offset the deeply anti-democratic populist revolt that has put a fascist government in power in the United States, progressives and others need a new language that connects the crisis of schooling to the crisis of democracy while at the same time rejecting the equation of capitalism and democracy. The attack on public schooling is symptomatic of a more profound crisis that involves the extension of market principles to every facet of power, culture and everyday life. Public schooling is under siege along with the values and social relations that give viable meaning to the common good, economic justice and democracy itself.

Striking teachers have recognized that any radical call for educational reform demands more than a call for salary increases, adequate pensions and school resources. Demands for radical educational reforms also necessitate what Martin Luther King Jr. once called a «revolution of values.»

This would suggest a radical reworking of the language of freedom, autonomy, equality and justice that refused to be articulated with the neoliberal spheres of privatization, consumer culture, deregulation, and a politics of terminal exclusion, disposability and the acceleration of the unwanted. Schools can no longer be viewed as zones of political, economic and social abandonment. The striking teachers across the nation are making clear that everyone has the right to live in both an educated society and a democracy, and that you cannot have one without the other. Hopefully, they can learn from past historical battles while leading the struggle to merge a number of different movements for a radical democracy. One option in doing so is to build support for what Michael Lerner has called developing a global Marshall Plan in order to redistribute wealth, build infrastructures, expand public goods, create the conditions for environmental responsibility, and eliminate the capitalist structural and economic conditions that prevent such movements, policies and investments from taking place.

The striking teachers hopefully will turn a moment into a movement, and in doing so, make clear that there is no contradiction between the struggle for quality public schools and fighting other injustices such as poverty, mass incarceration, unchecked inequality, massive student debt, systemic violence, escalating militarization of society and the war on the planet. Across the nation, teachers, students and other educators have demonstrated that democratic ideals, even under conditions of neoliberal tyranny and a dystopian mode of education, can be recognized, embraced and struggled over. Education is a symptom of a deeper, dangerous and more fundamental crisis that demands analyses and actions aimed at root causes. The brutal neoliberal fascism of the moment can only be defeated if teachers, young people and grassroots activists develop alliances and develop new topographies for addressing the root causes of the current brutal despotism and loss of faith in democratic institutions — that means a strong anti-capitalist movement.

The struggle over public education has ignited new modes of criticism that contain the potential to build a mass movement from the bottom up and translate single-issue demands into wider expectations for social change and alternative visions for a democratically socialist United States. Hopefully, this movement will continue to be guided by the kind of energy and insight that Ursula K. Le Guin once articulated: «We will not know our own injustice if we cannot imagine justice. We will not be free if we do not imagine freedom. We cannot demand that anyone try to attain justice and freedom who has not had a chance to imagine them as attainable.»

Source:

http://www.truth-out.org/news/item/44564-striking-teachers-beat-back-neoliberalism-s-war-on-public-schools

Comparte este contenido:

¿Cómo deshacernos del doble que nos imponen a los docentes?

Por: Jorge Díaz Piña

“El tema que siempre ha obsesionado a Foucault es más bien el del doble. Pero el doble nunca es una proyección del interior, al contrario, es una interiorización del afuera”. (Deleuze, G. Foucault, 1987 p. 129)

“Todos tenemos un doble que vive en las antípodas, pero encontrarlo es muy difícil porque los dobles tienden siempre a efectuar el movimiento contrario”. (Repertorio del CD Tarres/Serrat de J.M. Serrat)

Si bien es cierto que el poder genera resistencia, como lo ha advertido Foucault (1985), no lo es menos que la resistencia puede sufrirse como angustia patológica cuando no se es consciente de sus causas, y la necesidad de encontrar sentido alternativo está bloqueada por la alienación socioestructural en el individuo de su competencia para atribuir sentido crítico a la inmediatez existencial de su vida.  En el ejercicio docente, por ejemplo, se inducen angustias con grado de patologías: angustias por el control, el poder y la identidad (Hargreaves, 1998), que forman parte de lo que se ha dado en llamar nebulosamente “el malestar docente”.  Patologías que registran recurrentemente los docentes que resienten (y por tanto, resisten inconscientemente) la precariedad del discurso escolar o pedagógico (Bernstein, 1990), que los presiona para que se identifiquen con regímenes de saber, de poder y de moral que se corresponden como causas morbosas con los tipos de angustias indicados.  Ello ocurre cuando no son condenados a vivir su ciclo de vida profesional bajo efectos evasivos de fuga racionalizadora como mecanismo de defensa del “yo”, evitando así conflictos desestabilizadores y cupabilizadores del “ello” (que busca satisfacerse sin inhibiciones) con el “superyó” (conformado por la conciencia moral, las idealizaciones y la auto-observación), y con la realidad institucional, para culminar el ciclo en amargura o serena indiferencia como lo demuestran las investigaciones narratológicas hechas al respecto (Huberman, 1998).

De allí que sea éticamente necesario indagar opciones que rechacen los discursos de poder sobre ellos (ya que no se trata de sustituir unos por otros), que obligan a los docentes a constituirse angustiosamente en copias de tipos idealizados de docentes (“imposición  de dobles” por la gubernamentalidad u otro-dominante) que promocionan manipuladoramente los poderes.  Opciones que cuestionen nuevas identificaciones alienantes y favorezcan la reproducción múltiple de la diversidad de sentidos libertarios.

En ese camino creemos que algunos contextos de investigación, de técnicas cualitativas semiohermenéuticas, podrían abrir opciones reales de deconstrucción crítica de las prácticas discursivas y no discursivas de poder, en la medida que pueden ser consideradas dispositivos semánticos/pragmáticos, asumiendo que lo semántico se refiere al “decir” y lo pragmático al “hacer”.

Ante las técnicas  de investigación hay que guardar prevención crítica pues no son neutras y pueden inducir consecuencias contraproducentes o adversas a las deseadas.  No obstante la anterior advertencia, en la medida que el lenguaje puede representar la mediación total de las experiencias del mundo y que el ser puede comprenderse mediante su interpretación hermenéutica, creemos que la “carencia ontológica” o la “incompletud de ser” en la mayoría de los  individuos, del impedimento socioestructural de atribuir sentido crítico por propia cuenta a los discursos y desde sí mismos al mundo, debido a su alienación, puede ser suplida por la voluntad de querer comprender (o “voluntad de poder” recordando el sentido nietzscheano en su filosofía de la voluntad), como lo indica Agís (2001), en su interpretación de la hermenéutica de Paul Ricoeur cuando señala: “Comprensión, discurso y ser forman una tríada de elementos inseparables que intervienen en la búsqueda de sentido de la realidad del hombre. Es el propio ser, que reflexiona desde su enajenación como sujeto crítico, el que quiere saber de sí… La noción de ‘ser’ para Ricoeur coincide con la de ‘ser interpretado’.  Siendo así, solo es posible dar razón del discurso humano a través de los signos, símbolos y, en general, del lenguaje humano” (pp. 93-94).  Esta carencia ontológica o incompletud de ser, así como la de ser interpretado, podemos relacionarla con la noción  de “inquietud de sí” que se define como la preocupación de ser en términos de Foucault (2009).

Compartimos con Morin (2000), que no hay simplicidad posible en el conocimiento del ser humano o de la sociedad y, por tanto, de sus discursos, textos, hablas, acciones y objetivaciones; y que para ello se requiere de un pensamiento complejo.  En esa dirección suscribimos a quienes proponen integrar, sin eclecticismos, las técnicas de investigación social para asumirlas desde el paradigma de la complejidad o complicación.  Dentro de esta perspectiva y retomando el hilo de la proposición hecha sobre el uso análogo de los contextos de investigación de algunas técnicas de investigación social, para propiciar formas de análisis de los discursos de poder que se ejercen renovadamente sobre los docentes, revisaremos escuetamente las dimensiones de las principales técnicas estructurales/dialécticas a las que se atribuye la condición de posibilidad desalienante de los individuos, en este caso docentes.  Con la finalidad de promover la superación de su alienación socioestructural respecto del sentido crítico.

Para ello hay que tener en cuenta que la naturaleza del objeto a recrear en el contexto de investigación, el discurso, determina la escogencia de las técnicas o prácticas de investigación a considerar.  De esta manera, la naturaleza social del discurso, –para nuestros efectos: discurso pedagógico/escolar o sus subdiscursos–, exige ser tratado semiohermenéuticamente de forma grupal; pues, la reproducción del discurso social para su análisis demanda la aparición de la presión semántica, y para esto es indispensable que surja una situación de interacción comunicativa o discursiva.  Esto conlleva a considerar tan solo dos técnicas: el Socioanálisis o Análisis Institucional y el Grupo de Discusión.  Al Socioanálisis se le clasifica en la perspectiva dialéctica, y al Grupo de Discusión en la perspectiva estructural. Sin embargo, la segunda es una degradación escalar de la primera.

Cuando afirmamos que nos ceñiremos tan solo a señalar las dimensiones de esas técnicas o prácticas de investigación grupal (de suyo están implícitos sus postulados epistemológicos y metodológicos que aquí, por razones de espacio, no podemos desplegar, al igual que la operacionalización de las técnicas mismas), tratamos únicamente de destacar sus potencialidades.  El Socioanálisis manifiesta todas las dimensiones del contexto existencial de una situación real o dada institucionalmente (por ejemplo, las que expresan todos o la mayoría de los docentes de una escuela en reuniones sistemáticas de análisis institucional), tanto en extensión (campo semántico/simbólico o de “lectura”), como en intensidad (campo pragmático/semiótico o de “escritura”).

El Grupo de Discusión, que no debe confundirse con el Grupo Focal, no es la expresión directa de un contexto existencial, sino indirecta de diversos contextos existenciales (por ejemplo, la conversación/discusión dirigida en torno a un tema prefijado de un grupo reducido de docentes que provienen todos de distintas escuelas, y se reúnen o encuentran ocasionalmente durante un breve lapso para cumplir una tarea hermenéutica); manifiesta toda la extensión pero limita la intensidad, es un decir sobre la acción, pero sin acción inmediata.

Ambas perspectivas investigativas difieren de las cuantitativas o distributivas (cuya técnica-prototipo es la encuesta estadística), en que estas son simplificadoras de la extensión y de la intensidad.  Su aplicación opcional dependerá de la correspondencia con un contexto existencial real de una institución o simulado por la guiada concurrencia ocasional y breve de quienes proceden de heterogéneos contextos situacionales. Las dos técnicas demandan una exigente preparación de quienes se desempeñen como asesores o analistas de grupos, en el marco de una dinámica que “tácticamente” aparece como asimétrica.

A lo largo de la conversación/discusión la transferencia al analista (un punto fijo exógeno), gira a transferencia al grupo (un punto fijo endógeno); y cuando la información producida y analizada es interpretada por el grupo (interpretar es comprenderse hermenéuticamente mediante el texto-discurso producido), este puede generar neguentropía: tensiones o energía que lo orienten, grupal e individualmente, hacia la búsqueda de nuevos equilibrios virtuales o estructuras disipativas.  Como lo evidenció Ilya Prigogine, la disipación de la energía en física puede producir otro orden que se manifiesta en nuevas formas de organización de la materia por reflejo o refracción de la energía, a las que ha dado el nombre de estructuras disipativas.  Así, de modo parecido, los grupos humanos, en tanto sistemas cruzados por flujos energéticos e informacionales, siendo por propia naturaleza auto-reflexivos, refractan energía que, como virtuales necesidades o pulsiones, pueden generar nuevas estructuras que, en lugar de sujetarlos alienadamente, podrían convertirlos en otro tipo de sujetos. Sujetos que por su cualificación ontológica, asumida hermenéuticamente,  pueden modificarse a sí mismos autopoiéticamente (Maturana y Varela, 2004), anulando de este modo al doble del otro-dominante en ellos, que ha sido evidenciado por la inquietud de sí y la objetivación de la presión semántica, a través del análisis de la exteriorización de su discurso de poder.

Referencias

Agís, M.  (2000).  El sentido del ser interpretado.  En Valdes, M. y otros. Con Paul Ricoeur: Indagaciones hermenéuticas.Caracas: Monte Ávila Editores.

Bernstein, B.  (1990). Poder, educación y conciencia.  Barcelona: Editorial El Roure.

Foucault, M.  (1985).   Historia de la sexualidad (I). La voluntad de saber.  México: Siglo XXI Editores.

_________  (2009).  La hermenéutica del sujeto.  Buenos Aires: Editorial FCE.

Hargreaves, A.  (1998).  Dimensiones subjetivas e institucionales de la formación docente.  En Birgin A. y otros (comps.) La formación docente. Buenos Aires: Editorial Troquel.

Huberman, M.  (1998).  Trabajando con narrativas biográficas.  En Hunter M. y  Egan, K.  (comps).  La narrativa en la enseñanza, el aprendizaje y la investigación. Buenos Aires: Editorial Amorrortu.

Maturana, H. y Varela, F. (2004). El árbol del conocimiento. Buenos Aires: Editorial Lumen-Humanitas.

Morin, E.  (2000).  Los siete saberes necesarios a la educación del futuro.  Caracas: Editorial FACES/UCV.

Correo: diazjorge47@gmail.com.

Comparte este contenido:
Page 1408 of 2733
1 1.406 1.407 1.408 1.409 1.410 2.733