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¿Qué es y qué NO es neuro-educación?

Por: Alma Dzib Goodín

Ha sido Jaime Navarro Saras quien en esta ocasión capta mi atención sobre un tema que es frecuente encontrar en las notas periodísticas y redes sociales, se habla de neuro-educación como un salvavidas para los problemas de la educación; sin embargo, es complicado encontrar un sentido que defina el término. Es por ello que me propongo explicar que es, que no es y cómo se pueden comprender las aportaciones de las neurociencias en el ámbito educativo.

La idea detrás de la llamada neuro-educación es emplear los conocimientos generados por las neurociencias en apoyo a la labor educativa, sin que esto implique que la pedagogía queda detrás. Así que no se trata de que se diga a los maestros como enseñar, sino de crear caminos conjuntos para apoyar de la mejor manera a los alumnos en el proceso de aprendizaje.

Es por ello que se busca emplear investigación básica y de campo, de la mano de los maestros, de los niños y de los padres de familia. Cualquiera que no haya estado en un aula con alumnos que requieren atención, o que no ha sido parte de un comité de atención en zonas escolares con problemas, probablemente no comprenda la magnitud del aprendizaje como necesidad de adaptación al medio y como la educación interviene en el proceso.

En un sentido estricto, las neurociencias no se centran solo en el cerebro. Reducir el aprendizaje al cerebro es negar el papel de los genes y del desarrollo de la especie humana. El cerebro es el producto de miles de años de evolución de las especies, y los humanos respondemos a procesos que nada tienen que ver con las instituciones, ahí está claramente el caso del aprendizaje. En este sentido cabe aclarar, aprendizaje no es sinónimo de educación ni viceversa.

En uno de mis primeros artículos titulado “el aprendizaje: más allá de las redes neuronales”, expongo un problema científico fundamental: no se puede explicar algo a partir de sí mismo. Explicar el cerebro a partir de las funciones cerebrales es como decir que yo soy tan alta como yo misma. Es por eso que uno debe mirar fuera, y de ahí la necesidad de analizar los genes, moléculas y sus funciones adaptativas para la comprensión de lo que llamamos procesos cognitivos.

El proceso de aprendizaje surge en las especies con fines de adaptación y pervivencia sobre la faz de la tierra. Los virus y las bacterias son los primeros organismos que se adaptaron, incluso al oxígeno, y siguen viviendo no solo entre nosotros, sino dentro de nosotros. A pesar de su gran diversidad y capacidad de respuesta ante el medio, no se sabe que vayan a la escuela o pasen los mejores años de sus vidas soportando currículos extensos.

Los neuro-científicos se especializan en una función, proceso o incluso un grupo pequeño de neuronas en particular. No es posible comprender el contexto amplio de la educación porque tiene principios sociales. Desde mi humilde punto de vista, la educación es un conjunto de políticas que un grupo reducido de personas impone, deseando que beneficien a una comunidad determinada. Me parece que el error fundamental es creer que se pueden aplicar a un país, pues va en contra de un principio básico en neurociencia: los cerebros responden y se moldean cada uno de manera diferente, única y a sus propios ritmos, dependiendo de factores genéticos, ambientales, personales, y hasta económicos, además no tienen fechas de caducidad.
De ahí que cuando alguien apunta con el dedo y dice que las clases deben duran 50 minutos y que la motivación es primordial para el aprendizaje, debe entonces responder a muchas preguntas: ¿de qué tipo de motivación estamos hablando?, ¿la motivación extrínseca?, sabemos que no funciona, porque de ser así la escuela tendría gran éxito. Necesitamos la motivación intrínseca, pero a veces lleva muchos años desarrollarla. Además esta postura implica que todos los cerebros son iguales, lo cual sabemos que no es así, de otro modo tendríamos muchas leyes que rijan la conducta.
¿Por qué específicamente 50 minutos?, ¿por qué no 20 o 10?, ¿qué evidencia se tiene de que el tiempo es una variable sobre un aprendizaje particular?, perdón pero cualquiera que haya estudiado química sabe que hay quienes a los 5 minutos ya están hartos, ¡mientras que otros aguantamos y queremos más!.

Cuando el doctor Francisco Mora habla del proceso de la lectura y dice que se debe enseñar hasta los 6 años ¿de qué aprendizajes está hablando?, juntar letras, reconocer perfiles de las letras, reconocer las letras como entidades simbólicas o bien el reconocimiento de los sonidos característicos de cada una, porque esos procesos no se desarrollan de la noche a la mañana; ¿quién dice que el cerebro a los 6 años moldea de repente las funciones para leer?, la lectura y la escritura no están genéticamente programadas, así que son moldeamientos socioculturales. Mi mamá no sabía de neurociencia, pero amaba la lectura, y me enseñó a leer antes de los seis años, y no fue nada extraordinario, era un placer estar en su regazo escuchando cuentos, oliendo la tinta de los libros y disfrutando del sonido de las hojas al cambiarlas.

En este sentido, la neuro-educación no son reglas para decir como enseñar, simplemente porque no se tiene suficiente conocimiento de cómo funciona el cerebro humano; no hay reglas ni fechas de caducidad, sino adaptación al medio. Se observan procesos en los niños y en los adultos, aun con trastornos del neurodesarrollo.

Tampoco son un conjunto de reglas de cómo el cerebro debe aprender, porque los algoritmos están dados por miles de años de evolución de las especies y algunos menos de desarrollo de la especie humana. Cuando alguien diga que van a explicarles cómo aprende el cerebro, por favor ¡huyan!.

Tampoco permitan que les digan que los niños aprenden mejor de una forma o de otra, la verdad es que el proceso de aprendizaje es muy complejo, y aún no se puede tener claro el papel de moléculas o incluso de cómo se adapta a cambios epigenéticos, lo único que se puede decir es que es flexible y atiende a una función específica: pervivir como especie.

Aquí comparto el texto que motivó esta reflexión:

https://economia.elpais.com/economia/2017/02/17/actualidad/1487331225_284546.html?id_externo_rsoc=FB_CC

Fuente: https://revistaeducarnos.com/que-es-y-que-no-es-neuro-educacion/

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Educar también en emociones en la escuela

Por: Susana Velasco

En breve se acaba el curso. Uno más… Y es inevitable pensar aquello de ¡qué rápido pasa el tiempo! y maravillarse de cómo los alumnos van subiendo ‘peldaños’ académicos y vitales a toda velocidad, adquiriendo conocimientos y competencias para ‘volar’ en el futuro.

Pero, ¿son estos los únicos objetivos fundamentales que debe cumplir la escuela? ¿No debería también ocuparse de contribuir al crecimiento personal, bienestar y felicidad de cada una de los niños y niñas que pasen por sus aulas?

Para lograr este propósito, la respuesta está, sin duda, en la educación emocional. Porque aprender a identificar, aceptar y regular las emociones es clave para el bienestar emocional de cada uno de nosotros. Y si desde las primeras edades les ayudamos a conocerse a sí mismos, a quererse y respetarse, a desarrollar la empatía y la compasión, sin duda se verán capacitados y empoderados para extraer y desarrollar lo más valioso de sí mismos. Así, con este andamiaje, la escuela, con la imprescindible colaboración de la familia, puede contribuir a prepararles para una vida satisfactoria, plena, con conciencia y bienestar. Por no hablar de la positiva influencia que tiene la autorregulación emocional en la prevención de conflictos dentro y fuera del centro escolar.

Desarrollar la autoestima, la empatía y la compasión les ayudará a extraer y desarrollar lo más valioso de sí mismos

¿Y cómo podemos educar en emociones en el ámbito académico de una forma eficaz y significativa? “Otorgando a la Educación Emocional un espacio propio dentro del horario escolar”, como afirma Antonio Sánchez Román,maestro pionero en la introducción de la Educación Emocional como asignatura curricular obligatoria, en la entrevista que publicamos en este número. Sánchez Román cree profundamente en la necesidad de un cambio de paradigma educativo en el que tengan cabida las emociones en todo el proceso de enseñanza aprendizaje. Y es que “nuestro estado emocional influye directamente en el aprendizaje y la convivencia”.

La Educación Emocional precisa de un espacio propio dentro del horario escolar (Antonio Sánchez Román)

Ahora que acaba el curso y es hora de hacer balance, os invitamos a cerrar la puerta del centro para disfrutar de unas merecidas vacaciones, y volver en septiembre abriendo una ventana a las emociones.

ste artículo de opinión pertenece al número 27 de la revista Educación 3.0 impresa (verano 2017). Si quieres recibirla en tu centro o domicilio, puedes suscribirte por teléfono: 91 547 00 95 o a través de la página web. ¡Gracias!

Fuente: http://www.educaciontrespuntocero.com/opinion/educar-tambien-emociones-la-escuela-susana-velasco/49127.html

 

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La tecnología solamente no arregla la educación

Por: Edgar León

Todos los días nos sentimos entusiasmados de que muchas escuelas están adquiriendo pizarras electrónicas, computadoras y tabletas con sus libros digitales.  El pensamiento de todos en general es que este acto de adquisición de equipo, internet y edificios bonitos mágicamente va a aumentar el aprovechamiento académico de todos los estudiantes.

Este pensamiento esta totalmente equivocado y lejos de la verdadera tragedia educativa que todavía tenemos en la isla. Para que los estudiantes puedan tomar ventaja de la tecnología en sus estudios, hace falta un liderato escolar que también de clases todos los días, que use y promueva la tecnología, hacen falta unos maestros capacitados y convencidos de la efectividad de la tecnología en la educación junto a unos padres comprometidos y responsables por la educación de sus hijos.

El tratar de encajar la tecnología en un currículo y modelo de proveer instrucción que es arcaico, lleno de trabajos que no se relacionan unos con otros, y que no son relevantes culturalmente es una perdida de tiempo y dinero.

Cada estudiante de escuela publica de Puerto Rico recibe aproximadamente ocho (8) mil dólares para su educación durante el año. De este dinero, mas de la mitad se va en administración. Este dinero hay que asignarlo todo al salón de clases.

Vemos como poco a poco la secretaria de educación Julia Kelleher esta prendiendo la luz a todas las cuentas obscuras y a los contratos con hilo político que por décadas se asignan automáticamente. La secretaria sigue reduciendo la grasa administrativa que en nada ayuda al salón de clases. Sentimos una simpatía por ella debido a que es un ejercicio muy difícil el de limpiar la casa y organizar las cuentas en un sistema educativo tan gigante.

La tecnología es una parte sumamente importante pero la educación y el conocimiento de las destrezas básicas tiene prioridad sobre cualquier gasto en equipo y materiales.  Si el maestro no sabe enseñar y solo se sienta en su escritorio,  este acto no motiva al estudiante. Si el maestro falta muchas veces, si no es relevante en sus lecciones, si culpa a los padres por el fracaso de los estudiantes, entonces sabemos que no hay tecnología que arregle la situación.

Se recomienda que el modelo usado actualmente sea cambiado a uno donde se producen proyectos relevantes en clase, donde el material sea relevante a la cultura y ambiente del estudiante.  También que el estudiante por lo menos tenga acceso a la internet de forma efectiva para buscar información relevante y para hacer investigaciones científicas.

El tener libros nuevos tampoco significa que van a mágicamente adquirir conocimiento.

El modelo educativo ya cambió en el resto del mundo a uno donde el estudiante es el centro, donde no hay pupitres, donde hay mesas de trabajo, donde se descubren y se desarrollan las cualidades del estudiante, donde el estudiante llega para resolver problemas y para formular soluciones viables a su entorno junto a sus maestros.

Solo así tendremos un cambio efectivo y costo eficiente en la educación.

Fuente: https://elsoldelaflorida.com/la-tecnologia-solamente-no-arregla-la-educacion/

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Educar y cambiar el mundo al mismo tiempo

Por: Óscar Sánchez

Por qué siguen tantas prácticas educativas que desesperan a montones de gente encerrada en salones.

Si le ves sentido a lo que estudias, tu aprendizaje será mucho más profundo y duradero. Y por eso aplicar conocimientos para cambiar la realidad suele ser el método pedagógico más eficaz. Cuando se hace bien el aprendizaje para el cambio social (o aprendizaje-servicio, como también se suele llamar), se exige investigación y se crea sentido de responsabilidad y disciplina, pues nos enfrenta a acciones con consecuencias, en las que el estudio se torna útil y poderoso.

Del otro lado de la ecuación, es difícil imaginar instituciones mejor dotadas para producir desarrollo comunitario y construir paz que los colegios y universidades. Allí, profesores y estudiantes tienen acceso a información, expertos temáticos, un tiempo escolar y un currículo (y muchas veces, actividades extracurriculares), los cuales pueden usar para reflexionar y desarrollar proyectos transformadores trabajando en equipo. Por eso, el voluntariado estudiantil está presente con tanta frecuencia en procesos exitosos de mejoramiento social.

Como lo explica Nieves Tapia, directora de Clayss, Centro Latinoamericano de Aprendizaje y Servicio Solidario (www.clayss.org), la ecuación escuela-comunidad crea un círculo virtuoso, porque la realidad desafía tus conocimientos y, cuanto más estudias, más compromiso adquieres con el servicio y más capacidad para producir transformaciones efectivas de la realidad.

Aplicar conocimientos para cambiar la realidad suele ser el método pedagógico más eficaz.

Las iniciativas en Colombia son muchas. El ejemplo del programa Manos a la Paz del PNUD y la Consejería para el Posconflicto, que entre 2016 y 2017 ha llevado a los territorios afectados por el conflicto armado a más de 1.000 estudiantes universitarios de todo el país para acompañar proyectos de construcción de paz, se nutre de antecedentes como Opción Colombia, en los noventa, y el Programa Paz y Región de la Universidad de Ibagué, en la última década. Y en la educación secundaria y media, la experiencia de las Iniciativas Ciudadanas de Transformación de Realidades (Incitar), que recientemente potenció más de 3.000 proyectos de cambio social liderados por estudiantes y profesores en Bogotá con apoyo de las cajas de compensación de la ciudad, ha sido ampliamente reconocida.

No toda actividad de servicio social estudiantil funciona bien. Sobre todo cuando se pasa de programas voluntarios a asignaturas académicas, o incluso obligaciones legales, los riesgos aumentan. Por ejemplo, el servicio social de los bachilleres que comenzó con la alfabetización de hace cuarenta años ha terminado desdibujado. Y en realidad, entre el año rural de los profesionales de la salud y la judicatura de los abogados, hay un sinnúmero de actividades de responsabilidad social y extensión universitaria en instituciones públicas y privadas muy bien implementadas, y hay otras desafortunadas. Pero cuando se hace bien, funciona. En especial, resulta bien la combinación de la actividad académica rigurosa y el propósito genuino de cambio social, ojalá emancipatorio.

Cabe preguntarse por qué siguen existiendo tantas prácticas educativas tradicionales que desesperan a montones de gente encerrada en salones de clase con maestros que compiten inútilmente contra internet, si es posible volcarse a trabajar en una realidad que lo necesita y permite aprender mejor. Todas las carreras técnicas y universitarias hacen aportes desde lo ambiental, la agricultura, la salud o la arquitectura e ingeniería hasta, cómo no, la comunicación, la historia, la filosofía, las ciencias puras y las artes. Y los chicos y chicas más jóvenes en el colegio, desde la música, las ciencias naturales y sociales, la lectoescritura, la tecnología, el deporte y, por supuesto, la formación ciudadana, pueden actuar en experiencias de encuentro con la comunidad.

La imaginación es inagotable, como la realidad y el pensamiento. Y es por eso que este modo de vivir la educación puede ser llevado a la práctica desde el jardín infantil, y existen tantas experiencias documentadas, materiales didácticos, programas de formación docente y redes de conocimiento que quien quiera puede fácilmente comenzar a trabajarlo. Y cada vez es más la gente que quiere y lo hace.

Una prueba de ello es la fuerza del 20.° Seminario Internacional de Aprendizaje y Servicio, el cual comienza hoy en Buenos Aires, Argentina, liderado por Clayss, del cual saldrá fortalecida la red latinoamericana de practicantes de esta filosofía pedagógica, que es además un compromiso de vida para mucha gente y un movimiento sociocultural sólido. Saludo con esperanza este encuentro de personas creativas y empoderadas que marcan caminos a la educación.

Fuente: http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/oscar-sanchez/educar-y-cambiar-el-mundo-al-mismo-tiempo-122842

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La metamorfosis del leer

Por: Jerónimo Alayón Gómez

Fernando Savater dictó el año pasado una conferencia en la Universidad de Aguascalientes titulada La literatura como alegría y salvación en el arte de educar. Allí dijo algunas cosas interesantes. Por ejemplo, que la lectura, en tanto que herramienta fundamental de la educación, debe estar al alcance de todos, pobres y ricos, pues la democracia debe educar como si cada ciudadano hubiera de ser gobernante.

En este sentido, ciertamente la historia está cundida de ignorantes que llegaron al poder sobre una ola de votos, y cuyos gobiernos, no hay que decirlo, fueron un desastre. Pero también es cierto que la afirmación del filósofo español es quimérica en tanto que no basta con que las personas lean. Ya advertía otro filósofo, inglés, John Locke, que «la lectura solo proporciona materiales para el conocimiento, puesto que es el pensar quien hace que lo leído sea nuestro». Y esta apropiación ocurre, añado, mediante la asimilación. Leer no es garantía de nada, pero es un comienzo.

Claro, quien haya leído a Savater sabrá que él pone el énfasis no pocas veces en el valor de la educación como agente de cambio social, y ello supone que la lectura cambie primero al individuo, lo cual es posible cuando se ha apropiado de aquello que leyó. Por ello afirmaría en la conferencia susodicha que por medio de la lectura «nos hacemos humanos unos a otros».

Cuando alguien que lee reflexiona sobre lo leído, abre un compás para interpelarse como parte de la humanidad a la cual pertenece. Aun más: cuando relaciona el producto de esta reflexión con su bagaje educativo, no solo hace cultura, sino que se hace contemporáneo de todos los hombres. Con ello crece en quien lee y piensa una capacidad para apreciar cualquier creación intelectual, incluso desde perspectivas inéditas. Una cosa es leer los Himnos a la noche, de Novalis, sin ponerlos en sintonía reflexiva con alguna obra más, y otra es analizarlos contrastivamente, por ejemplo, con el óleo El triunfo de la muerte, de Peter Brueghel el Viejo.

Leer los Himnos de Novalis permite comprender el paso de la antítesis luz-oscuridad a esa magistral síntesis que el poeta alemán hace de la noche como hogar de la luz. Al observar largamente el cuadro del pintor flamenco, no hay modo de no sobrecogerse ante la inminencia del triunfo del ejército de la muerte: todo sucumbirá a sus pies, incluso los amantes de la esquina inferior derecha del óleo, que se deleitan

escuchando el laúd que el joven toca para su doncella, mientras que a espaldas de ambos la muerte se burla de ellos tocando un violín.

Sin embargo, cuando leemos la biografía de Novalis y sabemos que escribió los Himnos a partir de una carta de su amigo Friedrich Schlegel, en la que unos textos de Shakespeare lo llevaron hasta la tumba de su prometida Sophie von Kühn, fallecida a sus tempranos 15 años, y que allí radica el núcleo de los Himnos, uno comprende el significado de que en el seno de la más oscura noche, la muerte, esté la amada como promesa y garantía de luz: «ella [la noche] te envía hacia mí, tierna amada, dulce y amable Sol de la Noche». Pero no quiero ahondar más en Novalis porque será tema del próximo ensayo. Volvamos a Novalis y Brueghel.

Mirando el cuadro del pintor flamenco, y en particular a los amantes embelesados con el laúd y escoltados por la muerte, la amada de Novalis cobra, como promesa de luz en medio de la muerte, un sentido, por decir lo menos, explosivo. No hay modo de hacer ambas operaciones intelectuales sin verse a sí mismo en la esquina del óleo y evocar el Sol de la Noche de Novalis, sin terminar mirándose en el espejo del saber –que es el producto de leer y pensar– y repitiendo para sí la frase de San Agustín en las Confesiones: «Mihi quaestio factus sum» (me he convertido en una pregunta para mí mismo).

Esto es lo que ocurre cuando el lector termina apropiándose el texto leído, cuando lo sumerge de manera única e irrepetible en su vasto océano de mismidad, cuando lo transforma en saber personalísimo: dejamos de ser lo que éramos, y en un modo tan radical que nos convertimos en otro. Entonces es inevitable preguntarnos por lo que somos luego de la metamorfosis del saber. Esta es la paradoja de la lectura, ser tan nosotros mismos que llegamos a ser el Otro al dejarnos modular por la humanidad subyacente en las palabras. Y en ese punto pasamos a ser universales, nos hacemos contemporáneos de Novalis y Brueghel, sin importar que los siglos sean horas.

Fuente: https://www.viceversa-mag.com/la-metamorfosis-del-leer/

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Ciencia invisible

Por: Ramiro Velázquez Gómez

Lo que varios laboratorios del mundo persiguen con ansias hace años, el diseño de metamateriales que permitan ocultar objetos a la luz incidente, hacerlos invisibles, hace tiempo lo lograron nuestros científicos. Nadie los ve.

Eso, también, incide en la crisis nacional de la ciencia. Es que no es solo el recorte de recursos financieros.

Con contadas excepciones, salvo cinco o seis casos de reconocimiento nacional, y algunos otros en el plano regional, la obra de los demás permanece en el ostracismo.

El trabajo que realizan es valioso, pese a lo difícil que es hacer ciencia en el país donde fuera del desestímulo económico para investigar y formar a quienes puedan hacerlo, se hacen apuestas a la loca. Ahora la moda es innovación, desconociendo sobre qué debe basarse.

Pero la producción científica está quedando, en la mayoría de los casos, en revistas nacionales e internacionales y las citaciones que otros hagan.

Asombra que las universidades, donde se genera el mayor porcentaje del nuevo conocimiento, sean tan parcas con la divulgación de lo que hacen sus investigadores. Ninguna, veo, lo hace bien.

No le entregan a la sociedad, no le explican cada uno de los desarrollos condensados en los artículos que con lenguaje científico van a las revistas especializadas. Como que no se creen el cuento.

Esa invisibilidad le está pasando factura a la ciencia nacional, independiente de la miopía aberrante de los sucesivos gobernantes que desconocen a propósito que el desarrollo se logra cuando se apoya la ciencia. Ejemplos hay varios en el mundo, pero la ciencia no da votos ni de los artículos científicos se puede sacar tajada.

Aparte de divulgar con claridad lo que hacen, los científicos están llamados a actuar y opinar en los grandes temas nacionales, a hacerse notar por su aporte racional y fundamentado en hechos, a contar con academias que trasciendan las interesantes pero intrascendentes conferencias y reuniones intramuro.

Ojalá las universidades sacudan su ego necio para dar a conocer el trabajo de sus científicos, independiente del objeto, dejando de lado tanto autoelogio, y estén presentes en los debates locales y nacionales, y alimentando y alertando a jueces, legisladores y gobernantes sobre asuntos que desconocen y sobre los cuales, a pesar de eso, deciden.

Maullido: ¿con qué cara mirará al país el minambiente Luis Gilberto Murillo tras haber autorizado el fracking?.

Fuente: http://www.elcolombiano.com/opinion/columnistas/ciencia-invisible-XD7173246

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Neurociencias y educación: qué es importante para el aprendizaje

Por: Facundo Manes

La educación, como se sabe, involucra dos acciones fundamentales: la de enseñar y la de aprender. Las investigaciones científicas sobre la conducta humana y el funcionamiento cerebral brindan información valiosa sobre cómo los seres humanos enseñamos y aprendemos que puede ser útil para las teorías y prácticas educativas. Las neurociencias pueden realizar importantes contribuciones al conocimiento para facilitar la comprensión de procesos cognitivos claves para la enseñanza-aprendizaje, tales como la memoria, la atención, el lenguaje, la lectoescritura, las funciones ejecutivas, la toma de decisiones, la creatividad y la emoción, entre otros. Las neurociencias modernas son también importantes para el entendimiento de situaciones de riesgo de aprendizaje (por ejemplo, dislexia y discalculia) y así ofrecer un beneficio para muchísimos niños.

La metodología utilizada en el campo de las neurociencias cognitivas humanas y la psicología experimental ofrece además la posibilidad de probar empíricamente estrategias e intervenciones que pueden implementarse en el área de educación como, por ejemplo, el monitoreo y la comparación de distintas modalidades de enseñanza y aprendizaje. Sin embargo, aunque se pueda enfatizar el potencial de las neurociencias como una herramienta para mejorar la educación, la transición del laboratorio al aula no es sencilla.

Desde el momento en que nacemos, nos la pasamos aprendiendo. Así, procesamos información y construimos «esquemas mentales» del mundo para poder reflexionar, tomar decisiones y actuar. El aprendizaje es tan importante y tan central en la vida que por eso se vuelve primordial tratar de comprender qué es, cómo se produce y cómo se pueden mejorar los procesos, en lo individual y en lo social. Gracias al avance de la ciencia, hoy sabemos que, en su desarrollo, nuestro cerebro se va esculpiendo, es decir, va cambiando tanto su estructura como su funcionamiento. Así, las conexiones neuronales se van modificando a lo largo de la vida como producto del aprendizaje y la interacción con el ambiente que nos rodea. Esta capacidad del cerebro, denominada «plasticidad cerebral«, da cuenta de que los conocimientos y habilidades que adquirimos no son estáticos, sino que están en constante cambio. En pocas palabras: aprender es bueno para el cerebro.

El aprendizaje puede realizarse de distintas formas; una de ellas se da de manera guiada, pautada y asistida. Por ejemplo, las personas solemos aprender a leer y a escribir si otra persona nos lo enseña explícitamente. Sobre las prácticas planificadas y mediadas se sustentan las acciones desarrolladas por las instituciones educativas. En este sentido, los contenidos curriculares y objetivos para cada etapa, los modelos pedagógicos y la distribución del tiempo en la jornada escolar se apoyan -o deberían hacerlo- en supuestos sobre cómo aprendemos. Es así que el diálogo entre las múltiples disciplinas puede contribuir al desarrollo de una educación de mayor calidad que provea las bases para que todos aprendan y desarrollen plenamente el máximo de su potencial.

Diversos estudios científicos sobre el comportamiento humano, el funcionamiento del cerebro y la psicología experimental han mostrado evidencia sobre factores que promueven o facilitan el aprendizaje:

* Tener una buena nutrición es esencial para el aprendizaje. Investigaciones en poblaciones que sufren malnutrición han probado que ciertos tipos de deficiencia nutricional impactan negativamente en el cerebro y en el desarrollo de las funciones cognitivas. Los programas de alimentación escolar han resultado efectivos para mejorar la asistencia y permanencia de los niños y niñas en la escuela. Asimismo, pueden contribuir a incrementar la equidad social, prevenir las carencias nutricionales y promover hábitos saludables de alimentación.

* La exposición crónica a situaciones de estrés puede generar efectos adversos en el aprendizaje. Un niño que reacciona con ansiedad extrema a las pequeñas tensiones diarias en la escuela es posible que tenga dificultades para interactuar con sus compañeros y en su rendimiento escolar. Una dosis tolerable de estrés suele aumentar la vigilancia y mejorar el rendimiento en tareas complejas. Pero, al convertirse en algo crónico, el estrés afecta el desarrollo cognitivo, social y emocional, el rendimiento, el aprendizaje, la memoria de trabajo, el autocontrol emocional y la capacidad atencional impactando en el desempeño escolar. Los efectos del estrés crónico son frecuentes en los niños que viven en condiciones adversas.

El ejercicio físico beneficia la capacidad de aprender a través de una variedad de mecanismos directos e indirectos como el aumento en la regulación de factores neurotróficos (que favorecen la supervivencia de las neuronas) y la neurogénesis (generación de nuevas neuronas) en el hipocampo (área cerebral clave en la formación de la memoria). Indirectamente, el ejercicio mejora el humor y el sueño, reduce el estrés y la ansiedad, situaciones que afectan el rendimiento cognitivo.

Dormir lo suficiente promueve los procesos de memoria y aprendizaje. Luego de una jornada intensa de aprendizaje, el sueño beneficia la consolidación, reestructuración, generalización y recuerdo selectivo de la información adquirida. Contrariamente, la falta de sueño se asocia con menor atención, olvidos y menor capacidad para realizar tareas que requieren de gran esfuerzo y control mental.

* En la adolescencia, el ritmo circadiano cambia y se vuelve más «nocturno». Este cambio se explica por factores biológicos naturales y no por cambios de hábitos. Esto hace que el horario de alerta, en el que estamos más dispuestos para aprender, se corra algunas horas de la mañana. Por eso, los jóvenes suelen tener somnolencia, hecho que impacta negativamente en el desempeño escolar. En base a estas evidencias muchos sugieren que el horario de ingreso al colegio debería retrasarse en la secundaria. Otra estrategia más sencilla de llevar a cabo consiste en evitar tareas cognitivamente demandantes durante las primeras horas de clase.

* Es importante la distribución de aprendizaje en el tiempo (evitar estudiar todo el contenido en poco tiempo). Expandir los espacios de descanso entre los aprendizajes afecta de manera positiva en el aprendizaje a largo plazo. Los intervalos largos entre períodos de estudio serían ideales para retener conceptos.

* Cuando un estudiante interactúa y participa activamente con el conocimiento, la información puede integrarse y consolidarse más fácilmente en los circuitos neuronales de la memoria a largo plazo. Asimismo, las prácticas de enseñanza entre los alumnos, cuando debaten, explican, predicen o discuten contenidos, permiten una mayor y mejor comprensión de los conceptos o ideas.

* Las creencias acerca de la capacidad de aprendizaje influyen en la motivación y el desempeño académico. Diversos estudios demostraron que los estudiantes que piensan que las capacidades cognitivas y de aprendizaje son maleables y flexibles, están más dispuestos a asumir tareas desafiantes y a ampliar sus conocimientos. En cambio, los que creen que son rasgos fijos y que no cambian (por ejemplo, al pensar: «yo no soy bueno para las matemáticas») suelen centrarse más en los objetivos de su rendimiento, son más reacios a asumir tareas muy difíciles y son más sensibles al comentario negativo.

* La motivación intrínseca se refiere al interés genuino por participar de una actividad, sentirse competente y autónomo. Cuando los estudiantes están intrínsecamente motivados, tienen más probabilidades de mejorar el aprendizaje, organizar la nueva información de manera eficaz y relacionarla con lo que ya saben. Por el contrario, si están motivados por cuestiones extrínsecas, se involucran en las tareas como un medio para un fin determinado, por ejemplo, para obtener una buena calificación, para conseguir los elogios de sus padres o para evitar el castigo.

La capacidad de jugar está fuertemente relacionada con el desarrollo cognitivo y el bienestar social y emocional. El juego en los niños es una herramienta básica para el desarrollo de la función simbólica. Además, se ha demostrado que es un predictor de las capacidades lingüísticas, la autorregulación y la flexibilidad cognitiva. La calidad de la imaginación y la fantasía del juego en la infancia se asocia a medidas de creatividad a lo largo de la vida. Por su parte, contar con tiempo y espacios adecuados para que los padres jueguen con sus hijos favorece el vínculo de apego. Y esto, a su vez, contribuye a que sean emocionalmente más seguros.

* Ser capaz de autodirigirse y tomar control del propio aprendizaje es un elemento vital para organizar y alcanzar los objetivos escolares. Estas habilidades se sustentan en lo que se conoce como «funciones ejecutivas», es decir, la capacidad para establecer metas, planificar y automonitorear el propio desempeño para alcanzar un objetivo. Es importante que los docentes apoyen su desarrollo, promoviendo, por ejemplo, el control de los impulsos, la planificación y la organización de las actividades.

* Existe evidencia de que la auto-evaluación (que el estudiante reflexione sobre lo aprendido fuera de clase) mejora, en diferentes situaciones y temas, el rendimiento y la retención a largo plazo. Por el contrario, hay datos que demuestran que subrayar y releer mecánicamente como mera acumulación son ineficaces y pueden consumir mucho tiempo.

* Hacer mucho hincapié en la «inteligencia» o el «talento» -con la creencia de que tales atributos son innatos y fijos- aumenta la vulnerabilidad al fracaso, el miedo a los desafíos y la apatía para aprender y mejorar. Estimular la perseverancia, la dedicación, el esfuerzo, la tenacidad y el proceso de aprendizaje, en lugar de focalizar en la inteligencia o talento, genera mejores logros en la escuela y en la vida. Se ha mostrado que el refuerzo verbal o halago es más efectivo cuando se dirige al esfuerzo y a los procesos (ej. «Debes haber trabajado muy duro para lograr este excelente trabajo») que cuando se dirige a atributos personales del niño o joven (ej. «Tu excelente trabajo demuestra que sos muy inteligente»). La explicación radicaria en que, cuando los halagos apuntan a la personalidad del niño o joven, pueden disminuir su motivación ante nuevos desafíos que impliquen el riesgo de poner en cuestión el auto-concepto. En cambio, los refuerzos orientados a procesos construyen confianza en uno mismo y persistencia para enfrentar nuevos desafíos.
Es importante remarcar, principalmente por el interés general que despierta en la actualidad la neurociencia, que existen varias creencias erróneas basadas en interpretaciones incorrectas de investigaciones científicas que, a veces, incluso, tienen una repercusión mediática o pública. Los llamados «neuromitos» o creencias sin base científica también existen en torno a los procesos cognitivos involucrados en la educación. Algunos de ellos son que «usamos solo el 10% del cerebro», que «el cerebro izquierdo es el sitio de la racionalidad y el derecho de la creatividad» o que «existe un estilo de aprendizaje visual, auditivo y kinestésico». Estas concepciones sin sustento científico pueden llevar a la implementación de prácticas desacertadas.

Las neurociencias, la psicología y las ciencias del comportamiento dan cuenta sobre ciertos aspectos del aprendizaje escolar, pero de ninguna manera pueden ofrecer recetas mágicas. Toda decisión sobre cuestiones educativas no puede ni debe ser espasmódica ni unidireccional. Se requiere para eso de la reflexión crítica y elaboración interdisciplinaria, del diálogo y del consenso. Es en el encuentro entre disciplinas (educadores, psicólogos, científicos sociales, neurocientíficos, etc.) donde surge la interacción que podría producir mejoras en las capacidades de enseñanza-aprendizaje. Y en todo esto existen hombres y mujeres que, como dice Brecht sobre los luchadores de toda la vida, son imprescindibles. Son ellos quienes verdaderamente construyen los puentes entre las teorías y las prácticas de enseñanza y aprendizaje, quienes conocen cabalmente la realidad de cada aula, quienes día a día trabajan con sus alumnos, promueven el conocimiento y les brindan factores claves para el aprendizaje -e irremplazables por la tecnología- como el contacto humano, el ejemplo, el afecto, la inspiración, la mirada social y la motivación: son los maestros, siempre los maestros.

Fuente: http://webcache.googleusercontent.com/search?q=cache:http://www.infobae.com/salud/ciencia/2017/08/24/neurociencias-y-educacion-que-es-importante-para-el-aprendizaje/&gws_rd=cr&ei=FlSgWbLYBYW2mwHb3ZjgAg

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