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Por qué los videojuegos son claves en la nueva educación

Por Juan Batalla

Los libros dejaron de ser la principal herramienta dentro de las aulas, dejando espacio a las nuevas tecnologías. Cómo los videojuegos se están convirtiendo en aliados esenciales para mejorar la comprensión de conceptos e interesar sobre aquello que los alumnos rechazan.

Los videojuegos ya llegaron a las aulas de todo el mundo

Las nuevas tecnologías obligaron a buscar y entender que los métodos educativos y las maneras de comunicar, cambiaron y que ya no se trata de una circuito unidireccional y que, los libros de texto, dejaron de estar en el centro de la escena para convertirse en un complemento más. Este fenómeno está enmarcado dentro de los actuales tipos de lectura, que no solo hacen referencia al traspaso de libro de papel, analógico, al digital o a la hipertextualidad que se produce a través de, por ejemplo, una página de internet, sino que también incluye a los videojuegos.

Uno de los primeros estudios en indagar en el rol de los juegos mediante consolas en las aulas fue realizado por la Universidad de Nueva York, hace apenas tres años, lo que denota cómo el tema no tuvo aún un desarrollo profundo. Entonces, concluyeron que «los juegos bien diseñados pueden motivar a los estudiantes» a aprender asignaturas menos populares o que, a priori, no les gustan, como matemáticas y «que el aprendizaje basado en el juego puede conseguir los estudiantes realmente se interesen ​​en una materia determinada y puedan ampliar su enfoque más allá de las estrellas o puntos que recopilen».

«Los juegos educativos pueden ser capaces de ayudar a evitar los principales problemas que afectan a las aulas mediante la colocación de los estudiantes en un estado de ánimo propicio para el aprendizaje, en lugar de preocuparse por lo inteligentes que se ven», dijo el coautor principal del trabajo Paul O’Keefe, hoy jefe del departamento de psicología de la Universidad de Stanford.

Los videojuegos ya se instalaron en muchos países del mundo en los diferentes niveles educativos

Pero claro, no todos los videojuegos son aptos para educar y existen propuestas que sí fueron pensadas para la escuela. Uno de los ejemplos más conocidos es el de TizapapelByte, un grupo de conjuga psicólogos y educadores con licenciados en historia, que desarrollaron plataformas pensadas especialmente para que los niños aprendan incorporando sentidos y contenidos.

«Una de las nuevas características que ofrece el formato digital es la hipertextualidad, la posibilidad de combinar distintos portadores de texto, ampliar los lenguajes que están presentes en el proceso de lectura. Un lector digital puede pasar de un texto escrito, a imágenes fijas, videos y archivos de sonido, accediendo a profundizar sobre fragmentos o aspectos del texto ampliando enormemente sus posibilidades. Estos recorridos pueden hacerse siguiendo las ventanas planteadas por los textos pero también aquellos recorridos que el propio lector construye a partir de sus necesidades y su interpretación de los textos. Si bien estas relaciones siempre pudieron establecerse, están enormemente facilitadas», explicó a Infobae Analia Segal, profesora de psicología y ciencias de la educación por el Profesorado de Enseñanza Superior Joaquín V. González y directora de TizaPapelByte.

 En Argentina, la última encuesta «Consumos culturales y entorno digital», realizada por el Ministerio de Cultura en 2013, detalló que el 35% de los hombres y el 23% de las mujeres son consumidores de algún tipo de divertimento electrónico. En ese marco, un nuevo estudio de la Universidad de Glasgow reveló que algunos videojuegos comerciales sí tienen beneficios para la salud intelectual de los jóvenes. El investigador principal Matt Barr, profesor de Estudios de Información, explicó que sus hallazgos sugieren que los videojuegos modernos pueden animar a los jugadores a pensar críticamente y resolver problemas. La razón principal radica en que ayudan a los jóvenes a desarrollar buenas habilidades de comunicación y versatilidad mental.

«El juego ayuda, exige a los estudiantes a ser ingeniosos y creo que tienen un papel importante que desempeñar en el futuro de la educación. Estas habilidades son fundamentales no solo para los más chicos, sino también para aquellos que una vez graduados buscan un trabajo», comentó Barr.

Para Eugenia Zicavo, doctora en Ciencias Sociales por la Universidad de Buenos Aires y periodista cultural, «vivimos en una era de multiplicidad de pantallas, lo cual modifica nuestros hábitos en relación a los productos culturales en general. No obstante, lo digital no implica necesariamente un cambio en el hábito de lectura, creo que más bien depende del soporte».

No todos los videojuegos son aptos para las aulas, aunque depende también del educador cómo convertirlos en herramientas útiles

«Los e-books, por ejemplo, que emulan al libro en papel, permiten mantener una forma de lectura bastante similar a la tradicional. Las computadoras, tablets y celulares, en cambio, permiten un acceso múltiple a diversas funciones y mensajes que conviven en un mismo dispositivo y las lecturas se vuelven más interrumpidas, ya que impera la lógica del hipervínculo, con más desvíos, más fragmentada», agregó Zicavo a Infobae.

Por su parte, Guillermo Avebruj, diseñador Pixowl Lead Game y fundador de Fundav y Ludotecario, explicó a Infobae: «Hay pocos videojuegos diseñados para educar que a la vez son efectivamente entretenidos y efectivos. El entretenimiento es el método que tiene la mente humana para aprender. Por ello se puede decir que todos los juegos educan y desarrollan algún aspecto del individuo, de sus habilidades, como pueden ser la planificación, la motricidad fina, o el tiempo de respuesta ojo-mano, entre otros».

El estudio escocés fue desarrollado a partir de juegos como Borderlands 2, Minecraft y Lara Croft, que no fueron pensados para las aulas, sino con un fin netamente comercial. Entonces, ¿es posible educar a partir de los VJ convencionales?

Para Avebruj, sí: «Hay una gran cantidad de videojuegos que, por su forma de comunicar contenidos, poseen un gran valor educativo. Incluso la serie Assasins Creed, para mayores de edad, podrían ser utilizados en el aula por maestros y profesores que se animen a innovar, como por ejemplo para mostrar la vida en las diferentes épocas. En todo caso, estos productos requieren de una mínima participación de un adulto para guiar la experiencia y maximizar el impacto».

Julio Alonso Arévalo, responsable de la Biblioteca de Traducción y Documentación de la Universidad de Salamanca, explicó a Infobae que «las nuevas tecnologías han permitido la configuración de nuevas identidades expresivas, donde el orden cognitivo, emocional y sociocultural cambia».

Para Guadalupe Alvarez, doctora en letras por la Universidad Nacional de Cuyo, y Profesora y Licenciada en Letras por la Universidad Nacional de Mar del Plata, «la presencia de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación es cada vez más frecuente en la sociedad, en general, y en el sistema educativo, en particular».

Los libros pasaron a ser un complemento para la educación y no el eje principal.

«En este sentido, siguiendo la propuesta de un docente e investigador inglés, David Buckingham, sería bueno que las instituciones educativas brinden alfabetización digital. Esto implica formar a los estudiantes –y esto supone muchas veces la formación previa de los docentes- no solo en las características, funciones técnicas y posibilidades creativas de las tecnologías digitales, sino también en habilidades que permitan un análisis crítico y reflexivo de esas tecnologías. Es decir, además de considerar las tecnologías desde el punto de vista técnico e instrumental, resulta necesario ocuparse de las dimensiones políticas, económicas, sociales y culturales que les dan sentido», agregó a Alvarez a Infobae.

«Esta será la primera generación que comienza a tener contacto desde la infancia con los dispositivos de pantalla táctil, tablet y smartphones, la que hará parte de su aprendizaje de lectura y de escritura sobre estos dispositivos digitales, y la que marcará sin ninguna duda la ruptura con el soporte impreso. Por lo que es preciso pensar la lectura más allá del libro, en un contexto de computación de lo real, con libros electrónicos que presentarán narratividades reticulares, no lineales, en un contexto aumentado de web en tiempo real, y de soportes de lectura que utilizarán nanotecnologías de almacenamiento. El futuro se está por escribir», finalizó Alonso Arévalo.

Fuente del Artículo:

http://webcache.googleusercontent.com/search?q=cache:iTcFym6E61UJ:www.infobae.com/tendencias/innovacion/2017/06/18/por-que-los-videojuegos-son-claves-en-la-nueva-educacion/+&cd=1&hl=es-419&ct=clnk&gl=ve

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What education is worth

By: Conor Curtis

The debate on tuition and fees at Memorial has, at its core, the larger problem of the commodification of education. The fight for education as a right is a crucial struggle.

Most global social and environmental problems have roots in a general lack of education, and post-secondary education plays a particularly crucial role in society on a fundamental level.

We do not know what the future may require us to learn, or what seemingly inapplicable area of study today may suddenly become crucially relevant tomorrow. Take the dawn of the digital age for instance: within a few decades fields like computer sciences have evolved from ones with specific applications to now being at the core of most aspects of our lives.

Post-secondary education is also increasingly necessary in order to achieve a decent standard of living for each subsequent generation which finds itself inheriting a world where automation and technological advancement are changing the employment landscape.

In should come as something of surprise then that we would punish those pursuing higher education – present and future tax payers whose success will determine our world’s future – with crippling debt and dependency upon food banks. This is, however, the result of a political agenda by those who see education as a commodity, rather than as a social good.

Indeed, the commodification of education is the agenda at the heart of recent debates around tuition and fee increases at Memorial University.

Wilfred Zerbe, Dean of Business Administration at Memorial University, is an excellent case and point. Zerbe, who was recently featured in a CBC article calling for MUN to increase tuition (following a similar speech he made at a university convocation ceremony the previous week), emphasizes the value of MUN’s programs according to their price tag and implies that MUN’s primary motivation should be to remain competitive while extracting as much money from students as possible, and potentially subsidizing local students’ education after the fact.

This view of education, as I’ve written before, obscures the true benefits to society of accessible post-secondary education. Zerbe epitomizes what a person who misses the point of post-secondary education sounds like.

For whatever MUN’s programs are worth, Memorial students are worth far more, regardless of where they are from. In addition to a significant number of students from elsewhere remaining in Newfoundland and Labrador after graduation, the benefits of students to our province’s economy far outweigh the ‘costs’ associated with educating a student at MUN, making students one of the best things for society to invest in.

But one must only read the actual testimony of students, the real stories which contradict the limited analyses by the university’s administration, to see the true value of post-secondary education.

Indeed, we should be striving to introduce free tuition rather than making post-secondary education less accessible to prospective students. As students openly testified at a recent budget town hall at the university, times are already tough enough. Further, accessibility is also directly tied to the amount of debt taken on by students which they live with afterward. Even though many low-income students do pursue education, the loans and debt they must accumulate to do so means that they wind up paying much more for that education than students from higher-income backgrounds.

Memorial’s true problem is not lack of money, it’s lack of accountability

Truly dealing with MUN’s problems does not mean gradually shifting the burden of funding onto students — it means fixing a lack of accountability and effective policy at both the administrative and governmental level, which unless addressed will only lead to further crises and more and higher fees.

Memorial University’s accountability to the public, and emphasis on secrecy at its highest levels, has long been a source of criticism. A culture of entitlement has developed in its upper ranks, where salaries have ballooned beyond necessary levels of ‘competitiveness’ relative to other institutions while the university itself has been left to crumble.

Zerbe himself was a member of the secret committee which developed the tuition framework later presented to the university’s Board of Regents. The committee, which contained no student representation and was essentially intended to break the tuition freeze at MUN, was exposed by the MUN Students’ Union (MUNSU) through an access to information request.

As the documents obtained by MUNSU revealed, the committee developed a framework rather than a policy in order to avoid ‘cumbersome process’ — a gentler way of saying the committee wanted to fast track policy without accountability.

Transparency and accountability

University administrations often spin tuition increases as the means to greater autonomy for the university; their argument is that if they get their money from sources other than government, they have more freedom to do whatever they want with that money. Some even argue that this lead to greater academic freedom. But the argument that students paying more will benefit facets of university integrity such as academic freedom is a weak argument.

Rather than autonomy, Memorial University’s principal problem is a lack of transparency and accountability to both students and the public. Had the administration any real interest in meaningful consultation with the student body an access to information request to reveal the tuition framework committee’s work would not have been necessary.

Pull Quote Conor CurtisIt is clear from the start that the committee’s objective was to push through tuition increases rapidly, and to minimize potential student opposition. The point was never to pursue real negotiations.

Zerbe’s comments, originally coming at a convocation ceremony, are not surprising in this respect. Memorial’s administration know that a united student body is much harder to swindle than a divided one.

Some students who can afford fees now might be tempted to believe that they are doing the right thing by offering to willingly pay them. But by doing so we will only be setting a dangerous precedent, legitimizing the actions of administrators and other decision-makers in passing the burden of their failures onto those they failed.

If that precedent is set, more excuses for raising tuition and fees will follow, no matter the actual root of MUN’s problems, and more students who cannot afford to pay those prices will be left behind.

Negotiation? Or Erosion of rights?

It is impossible to ‘negotiate’ with an administration that does not want to negotiate, that does not perceive education as a right. The looks of deeply repressed guilt and frustration on administrators’ faces in recent media coverage alone gives the game away. Negotiation that only leads to the slow erosion of education as a right is not a victory, it is the best way of securing defeat and student apathy.

UCL Cut the Rent demonstration in summer 2016. Photo by Conor Curtis.

UCL Cut the Rent demonstration in summer 2016. Photo by Conor Curtis.

Which is why student movements often resort to more direct tactics, ones which can make storming a Board of Regents meeting look tame by comparison. Take for instance UCL Cut the Rent at the University College London in the UK, where students have been successful in demanding reforms to costly accommodation bills after applying continuous pressure for change. Since 2015 four rent strikes have been called and sustained at UCL, and actions have also included demonstrations, banner drops, flash occupations, and climbing onto the Provost (chancellor)’s balcony. Rent strikes and similar actions have also taken place at the University of Sussex, University of Bristol, University of Aberdeen, and Goldsmiths.

UCL Cut the Rent demonstration in summer 2016. Photo by Conor Curtis.

UCL Cut the Rent demonstration in summer 2016. Photo by Conor Curtis.

As Ana, an organizer of UCL Cut the Rent, explained to me about their situation, “We did sit-ins, petitions, live-ins, and social media campaigns, but the university weren’t going to capitulate to our demands if we had no leverage. That’s because senior managers do not have students’ interest at heart. If they did, they wouldn’t be profiteering off university students in this way.”

“Despite eviction threats and attempts to victimise individual students, a collective refusal to be divided or bullied — alongside careful organisation with off-campus groups — forced successive capitulations by managers,” Ana explained.

While there are similarities and differences between all student campaigns, the experiences of UCL Cut the Rent and other campaigns internationally speak to a common thread: the problem with acquiescing to the commodification of education—in the hope that things might change back at some future point—is that once students concede to paying more, tuition fees are normalized and it becomes difficult to apply adequate pressure for change. A culture of entitlement cannot be defeated while the entitled continue to feel comfortable in that entitlement.

The right to education

Investing in post-secondary education is a legitimate use of tax dollars, unlike the use of taxpayer money to pay the exorbitant salaries of administrators so they can run secret committees to forward elitist agendas.

More than ever, students must step forward and investigate the roots of our current economic situation, to hold leaders at both the university and provincial government accountable for their actions.

Our provincial tax system has become regressive, punishing those lower income people and families while advantaging those with higher incomes. Fixing that problem alone would create one lasting solution to help us improve our present economic and social situation by ensuring we are all adequately contributing to the maintenance of our public institutions in the long run. But those changes will not happen without pressure, and students can and should be leaders in bringing about this change.

Because at the end of the day the right to an education is also the right to make our province and world a better place – for ourselves, for our families, for everyone. It is also our right to access the knowledge we need in order to hold those in power to account.

Conor Curtis is a social and environmental activist and writer from Corner Brook. He has written articles on topics ranging from international politics and social justice to hydraulic fracturing and climate change, and was a founding member of The 4 O’clock Whistle Magazine. Conor is currently a student in the Master of Arts in Environmental Policy program at Grenfell Campus.

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What education is worth

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Miles de niñas contraen matrimonio cada año en EEUU

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El matrimonio infantil sigue siendo legal en los 50 estados que integran Estados Unidos, donde se casan miles de menores de 18 años por año, aunque la práctica suele vincularse más a países del Sur en desarrollo que a la mayor economía del mundo.

“Son leyes antiguas que nunca se modificaron porque la gente no se daba cuenta de lo que sucedía”, aseguró Fraidy Reiss, directora de Al Fin Sin Cadenas, una organización que lucha por erradicar el matrimonio de niñas y niños menores de 18 años en Estados Unidos.

«El daño que sufre una niña que se casa en el estado de Nueva York no es tan distinto al que padece una niña en República Centroafricana»: Heather Barr.

Basándose en los datos existentes, la organización calcula que más de 250 mil menores de 18 años contrajeron matrimonio en Estados Unidos entre 2000 y 2010, incluso niñas de 12 años en los estados de Alaska, Carolina del Sur y Luisiana.

El Centro de Justicia Tahirih, que protege a mujeres y niñas de situaciones de violencia de género, concluyó que el sudoccidental estado de Texas tiene la segunda mayor tasa de matrimonios infantiles en el país, con unos 40.000 menores de 18 años que se casaron entre 2000 y 2014.

La mayoría de los contrayentes son niñas, y aproximadamente 77 por ciento del total se casaron con hombres adultos, a menudo mucho mayores que ellas.

Esos casos abarcan diversas religiones, orígenes étnicos y circunstancias, desde una joven de 15 años cuya familia musulmana la obligó a casarse con un hombre de 23 años porque la encontraron citándose con alguien de diferente origen en Nevada, a una joven cuya comunidad cristiana en Colorado la presionó para que se casara porque estaba embarazada.

“Creo que es absolutamente escandaloso”, opinó Heather Barr, investigadora de Human Rights Watch. El matrimonio infantil es un problema que sucede en todos los continentes y con consecuencias similares, aseguró.

“El daño que sufre una niña que se casa en el estado de Nueva York no es tan distinto al que le sucede a una niña en República Centroafricana”, observó.

El matrimonio infantil está estrechamente ligado a las altas tasas de abandono escolar y a la pobreza. Quienes se casan ​​antes de los 18 años tienen tres veces más probabilidades de experimentar violencia de género que aquellas que lo hacen después de cumplir los 21 años.

Las mujeres y niñas que contraen matrimonio a una edad temprana también suelen experimentar problemas de salud física y mental, lo que incluye mayores tasas de mortalidad materna e infecciones de transmisión sexual.

Reiss señaló a IPS cómo el matrimonio forzado repercute en la salud mental de las niñas, ya que muchas recurren al suicidio como salida. Otras simplemente se rinden y continúan con el matrimonio porque no tienen otra opción.

“Saben que al continuar con el matrimonio eso significa que las van a violar en su noche de bodas y a partir de entonces, que las retirarán de escuela, que todos sus sueños para el futuro habrán desaparecido”, sostuvo.

Aunque la edad mínima para contraer matrimonio es de 18 años, la mayoría de los estados permiten que las y los menores se casen con el consentimiento de los padres o de un tribunal. Sin embargo, tanto Reiss como Barr consideran que eso es problemático y “ridículo”.

“Los matrimonios infantiles a menudo son arreglados o forzados por los padres, por lo que en una situación en la que en realidad son los progenitores quienes obligan a una niña a casarse, el consentimiento… no tienen ningún sentido”, razonó Barr.

En cuanto al consentimiento judicial, la ley no especifica ningún criterio que un juez debe considerar antes de aprobar el matrimonio. En 27 estados las leyes no especifican ninguna edad por debajo de la cual una niña o niño no pueda casarse.

“La edad mínima para el matrimonio se reduce efectivamente a cero”, según Reiss.

En los últimos años hubo varias iniciativas para erradicar el matrimonio infantil en Estados Unidos.

En mayo, el congreso legislativo de Texas aprobó un proyecto de ley que fija en 18 años la edad legal para contraer matrimonio. Aunque permite el casamiento a menores de 18 años, solo podrán hacerlo si un juez concluye que viven por su cuenta y ya no dependen de tutores para mantenerse. La iniciativa entrará en vigor una vez que tenga la firma del gobernador Greg Abbott.

El senado de Nueva York aprobó un proyecto de ley que eleva la edad mínima de matrimonio de 14 a 17 años. Se espera que la asamblea legislativa del estado también lo apruebe.

No obstante, Reiss criticó el proyecto de ley porque, en su opinión, los menores de 17 años siguen siendo niños.

“Esta idea de permitir que las jóvenes de 17 años se casen porque los legisladores suponen que es de alguna manera menos reprobable que el casamiento de una niña de siete años…, (pues) no lo es”, aseguró en diálogo con IPS.

En marzo, el estado de Nuevo Hampshire rechazó un proyecto de ley que elevaba a 18 la edad mínima para contraer matrimonio con el argumento de que perjudicaría a las adolescentes embarazadas y a los militares menores de edad, por lo que el límite se dejó en 13 años.

En Nueva Jersey, el gobernador Chris Christie vetó condicionalmente un proyecto de ley que prohibía el matrimonio a menores de 18 años porque “no concuerda con las sensibilidades y, en algunos casos, las costumbres religiosas, de la población de este estado”.

Tanto Reiss como Barr condenaron la medida y subrayaron que el matrimonio infantil no tiene nada que ver con la religión.

“No se trata de un asunto de tradición, sino de derechos humanos”, destacó Barr.

La actitud de Estados Unidos como país donante resulta hipócrita cuando critica a otros países por su escasa protección contra el matrimonio infantil, comentó.

“Realmente socava su credibilidad… creemos que la reforma en este tema en Estados Unidos y otros países occidentales que son países donantes también puede ayudar a apoyar el esfuerzo mundial” contra la práctica, dijo Barr.

En 2016, el Departamento de Estado de Estados Unidos calificó el matrimonio infantil de “abuso de derechos humanos” que “genera repercusiones devastadoras para la vida de una niña, terminando efectivamente con su infancia”.

“Es una batalla cuesta arriba”, añadió Reiss.

Según Niñas, No Novias, cada año 1,5 millones de niñas se casan antes de los 18 años. Si la tendencia continúa, para 2050 habrá 1.200 mujeres que contrajeron matrimonio cuando eran niñas.

Entre las metas del Objetivo de Desarrollo Sostenible número cinco, relativo a la igualdad de género, se encuentra eliminar todas las prácticas nocivas, como el matrimonio infantil, precoz y forzado.

Fuente: http://www.ipsnoticias.net/2017/06/miles-de-ninas-contraen-matrimonio-cada-ano-en-eeuu/

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Machismo en línea: la violencia real en el mundo virtual

Eréndira Derbez e Israel Espinosa publicaron, en abril de 2017, el artículo “Bocafloja: El privilegio del marcho progre”, en el que analizaron la respuesta misógina del rapero Bocafloja a una colaboradora durante un acto público. La publicación desató una polémica en el círculo del hip hop latinoamericano sobre machismo, racismo y clasismo, pero también una serie de comentarios en redes sociales de quienes defendieron al rapero y atacaron a uno de los autores del artículo.

Lo curioso, dice Eréndira, fue que los mensajes de desprestigio, violentos, iban dirigidos solo a ella. “Fueron insultos en donde las ideas del texto fueron desestimadas por el hecho de que era mujer. Utilizaron el argumento de que yo no entendía nada del tema porque era una mujer blanca. Usaron el discurso del racismo para validar el machismo”, comenta.

Días después de la publicación, Eréndira se desconectó de redes sociales, cansada de bloquear a usuarios que a diario le enviaban insultos y mensajes violentos.

“Yo nunca aparecí en ningún tipo de reclamo, a mí no me nombraron nunca, todo era hacia Eréndira. Y creo que se volvió más violento porque ella se identifica abiertamente como feminista. Se vuelve más violento cuando se trata de una mujer con postura política”, opina Israel, coautor del artículo.

“Menstruadora” fue el nombre que Luisa Velazquez dio a la cuenta en Twitter con la que, en 2011, utilizó internet para ampliar su activismo lesbofeminista. Pero desde que emitió sus primeros mensajes comenzó la ola de hostigamiento de ciberusuarios que se decían “agredidos” por sus publicaciones.

Las amenazas contra ella y sus compañeras del colectivo “Lesboterroristas” aumentaron en mayo de 2015, y obligaron a Luisa a cerrar sus cuentas de redes sociales.

“En los comentarios hablaban de violarme, matarme y colgarme, o primero matarme y luego violarme y luego colgarme, o violarme colgada y al final matarme”, cuenta Luisa quien toleró mensajes de odio y amenazas mientras pensó que se trataban de comentarios de usuarios anónimos en Internet.

Sin embargo, cuando conocidos suyos la amenazaron con publicar su domicilio si no paraba el activismo, decidió alejarse del espacio virtual para cuidarse física y emocionalmente.

Luisa y el colectivo “Lesboterroristas” señalaron el hostigamiento como un acto de lesbofobia y la organización de defensa de la libertad de expresión Artículo 19 calificó la huida de Luisa del ciberespacio como un “debilitamiento del libre debate y difusión de información de los derechos de las mujeres”.

“Lo normalizamos. Es una de esas violencias que toleramos y no deberíamos”, dice Luisa sobre las agresiones virtuales que la llevaron a abandonar Internet.

Machismo en línea: la violencia real en el mundo virtual

Las amenazas virtuales llevaron a Luisa a cerrar las cuentas de “Menstruadora”, abandonando su activismo en redes sociales. Crédito: Redes sociales

Los efectos
Hay una mujer en el piso, acostada sobre un trozo de papel, y otras tres mujeres pintan con plumones su silueta. “En el estómago, yo siempre siento todo en el estómago”, comienza diciendo una de ellas y dibuja una espiral a la altura del vientre del cuerpo delineado sobre el papel. “A mí me dan calambres en los pies”, añade otra y pinta un rayo en una de las extremidades del dibujo. “¿No les sudan las manos?”, pregunta alguien más. “Sí, a veces. Y el dolor de cabeza y de espalda, bueno, ese es permanente”.

Es una de las actividades del encuentro “Construyamos una Internet Feminista”, en el que activistas de diferentes estados de México, que han enfrentado agresiones virtuales, realizan el ejercicio de plasmar en un dibujo los impactos de esa violencia sobre sus cuerpos.

Una de las organizadoras explica por qué es necesario el feminismo en el espacio virtual. “Pensamos que la violencia en Internet no es violencia. ‘Como es virtual no es real’, nos dicen. Pero todas sabemos que no es así, todas sabemos cuáles son sus efectos”.

En 2006 la Asociación para el Progreso de las Comunicaciones (APC) inició la campaña “¡Dominemos la Tecnología!” para visibilizar la relación entre el uso de las tecnologías de información y comunicación (TIC) y la violencia contra las mujeres.

“Dentro de los círculos feministas, cuando comenzamos a investigar sobre violencia en línea, nos dijeron: no es importante, son unas excesivas, no tiene nada que ver con la violencia real, no entienden que están matando mujeres, de verdad cállense, las feministas tenemos trabajo más importante que hacer”, cuenta Erika Smith, miembro de la APC en México.

“Y nosotras dijimos: es todo parte de la misma estructura, conforme vamos apropiándonos más de internet, e internet va ganando más espacio en nuestras vidas, esto va a crecer y ser más y más relevante, tenemos que prestar atención”.

En 2012, la APC comenzó a documentar en un mapa en línea hechos de violencia contra mujeres relacionados con la tecnología. Su objetivo era demostrar que este se trata de un problema sistemático y serio.

Lo primero que descubrieron fue que —al contrario de lo que se planteaba en algunos espacios— no se trata de un “problema de primer mundo”. Los abusos se cometen contra mujeres de cualquier nivel socioeconómico, en Serbia, Colombia, República Democrática del Congo, Pakistán, Kenia, Filipinas y México.

Otros hallazgos fueron: las mujeres de 18 a 30 años son las más vulneradas en espacios digitales, y en  41 por ciento de los casos el abuso es cometido por una persona conocida. “La violencia en Internet refleja totalmente la violencia que conocemos. Es parte de una estructura y, por supuesto, es ejercida por gente cercana a nosotras”, explica Smith.

Según el diagnóstico de la APC, Facebook y los teléfonos celulares son las plataformas más denunciadas.

La mitad de los casos documentados fueron denunciados ante alguna autoridad, sin embargo, seis de cada 10 denuncias no fueron registradas formalmente porque consideraron que no existió violencia o delito.

“Las mujeres van y buscan sus medios tradicionales de justicia y les están fallando de manera tremenda. Lo interesante es por qué”, opina Smith. Luego menciona algunas de las respuestas de las autoridades: “No es violencia real. Regresa cuando te violen. Regresa cuando de verdad te hagan algo. ¿Cómo puedes tomarlo en serio? Es una amenaza en Twitter o ¿Qué es Twitter? No entiendo”.

Quizás la evidencia más contundente que arrojó el trabajo de la APC fue que, de un universo de más de 1.000 denuncias entre 2012 y 2014, 11 por ciento de los casos de violencia virtual escalaron a violencia física.

“A nivel estadística a lo mejor no es tan alto, pero en América Latina esa violencia física es feminicidio”, alerta Smith.

El daño emocional que la violencia en línea ocasiona a las mujeres es el más notorio y el que tiene efectos inmediatos en la vida cotidiana. Lo que la APC determinó con el análisis fue que “las sobrevivientes sufren de depresión, miedo y ansiedad, casi en todos los casos”, impidiendo la participación amplia de las mujeres dentro y fuera del espacio virtual.

Machismo en línea: la violencia real en el mundo virtual

En el encuentro “Construyamos una Internet Feminista” activistas feministas discutieron sobre los efectos emocionales y físicos de la violencia virtual. Crédito: Celia Guerrero/Pie de Página

El cuerpo: la delgada línea

Un torbellino de mujeres se abalanza sobre el muro que sirve de pizarra. Sobre la pared enlistan violencias que han enfrentado, relacionadas con la tecnología: difamación; censura de contenido (como imágenes con pezones femeninos); vigilancia; difusión de contenido íntimo sin consentimiento; robo de identidad y “hackeo” de cuentas de redes sociales, correos electrónicos y sitios web.

La lista incluye acoso; “doxeo” (documentación y publicación de todo tipo de información que exista en Internet sobre una persona); violencia sexual, y amenazas de violación y muerte.

“Hay violencias que son delito y hay violencias que no lo son. Lo importante es considerar que todas tienen su impacto”, dice Erika de la APC.

Aunque en este momento se enfocan en los tipos de violencia en línea, también consideran que no se trata de una nueva clase de violencia ni de un abuso que esté separado de los que suceden en el “mundo real”. En realidad, opinan, hay una delgada línea que no separa, sino une la realidad a lo que sucede en el mundo virtual.

“La violencia se está ejerciendo a través de nuestros cuerpos en todos los espacios y el sistema patriarcal está en todos lados, no perdona ni un espacio”, opina Liliana Zaragoza (Lili_Anaz), cofundadora del Laboratorio de Interconectividades, una iniciativa que promueve la autodefensa hackfeminista.

De igual forma, la APC considera en que la violencia en línea contra las mujeres está conectada a la violencia “offline” o del “mundo real”. “Las mismas formas de discriminación de género que configuran las estructuras sociales, económicas, culturales y políticas se reproducen en línea y en diferentes plataformas digitales”, explican en Cultivando la violencia a través de la tecnología.

En Internet y dominación. Hacia una sociología de la nueva espacialidad, Mariana Celorio, académica e investigadora sobre los espacios virtuales y la dominación en internet, también habla de una dinámica en el ciberespacio semejante a la del espacio público.

En ambos “se propicia la interacción, la exclusión y la segregación social entre quienes pertenecen y no a él, entre quienes lo usan, lo viven, lo administran y gestionan; es sede de formas plurales de expresión ciudadana y de maneras distintas de apropiación colectiva que muchas veces pueden ser antagónicas, contradictorias, hasta llegar a la violencia”, señala Celorio.

“¿Sabemos que implica Internet? ¿Qué es territorio? o ¿De dónde a dónde abarca cuando hablamos de cuerpo? Esas son las preguntas, pero lo que sí sabemos todas es cómo se siente un cuerpo violentado todos los días” , dice Liliana Zaragoza para explicar las planteamientos que abordan en los talleres de autodefensa hackfeminista.

Machismo en línea: la violencia real en el mundo virtual

La violencia relacionada con la tecnología va desde la vigilancia, el acoso, la difusión de contenido íntimo sin consentimiento, hasta las amenazas de muerte. Crédito: Celia Guerrero/Pie de Página

Un arma de doble filo

En un tendedero cada participante del evento “Construyamos una Internet Feminista” cuelga una hoja en donde relata una experiencia positiva vivida gracias a Internet, y en otra exponen una vivencia negativa y cómo las hizo sentir cada una.

La mayoría coinciden con que Internet —y en general el uso de las TIC— las ha ayudado a difundir y crecer su activismo, aunque también les ha traído consecuencias violentas.

Un miembro de un colectivo feminista de la ciudad de Guadalajara comenta que les permitió llevar a cabo proyectos sin recursos. Otras activistas de los estados de Michoacán, Guerrero, Yucatán, parecen estar de acuerdo con que las redes sociales potenciaron la difusión de sus causas. Sin embargo, también consideran su actividad en el ciberespacio como un arma de doble filo.

“A nosotras, en general, el ciberactivismo nos ha traído muchas experiencias terroríficas. No podemos obviar que en México existe una violencia de Estado contra quienes se organizan para exigir sus derechos”, comenta una activista de Ciudad de México.

Un ejemplo reciente es la historia de acoso callejero y en línea a Tamara de Anda, columnista del periódico El Universal. La periodista publicó en redes sociales que realizó una denuncia en contra de un chofer de taxi de Ciudad de México que le gritó guapa en la vía pública.

El resultado fue una sanción administrativa para el taxista y una cascada de agresiones por parte de usuarios de internet que comenzaron a acosar a la denunciante. Los mensajes de odio que recibió De Anda iban desde la desacreditación de su denuncia, hasta amenazas de muerte y violación.

“Hoy (la violencia en línea contra las mujeres) es más visible por los recientes ataques a periodistas. Pero, desde antes, muchas ya la vivían”, comenta Lulú Barrera, integrante de Luchadoras, un colectivo feminista.

A pesar de que Luchadoras nació y creció en redes sociales, Lulú cuenta que son cada vez más las activistas feministas que prefieren salir de plataformas como Facebook que, por ejemplo, no permiten imágenes de pezones femeninos, pero sí hordas de usuarios que promueven la misoginia y discursos de odio. “Para mí, estar en Facebook es como vivir en la casa del agresor”, dice.

La plataforma más denunciada por activistas, por ser en la que más agresiones en contra de mujeres suceden, fue Facebook. Esto, en parte, porque es la red social que más usuarios tiene en México, reflexiona Erika Smith de la APC.

Machismo en línea: la violencia real en el mundo virtual

Para activistas feministas, Internet se ha convertido en un arma de doble filo. Crédito: Celia Guerrero/Pie de Página

Autoridades y plataformas

Para el segundo trimestre de 2015, el Instituto Nacional de Estadísticas y Geografía (Inegi) contabilizó 62,4 millones de usuarios de Internet en México (57 por ciento de la población), y de cada 100 usuarios, 49 son mujeres.

Por su parte, en 2016 Facebook reportó 61 millones de usuarios en el país, de los cuales 41 millones utilizan la plataforma diariamente, convirtiéndola en la red social de mayor penetración en México, de acuerdo con un estudio de la Asociación de Internet.

Concientizar a autoridades y dueños de plataformas sobre la violencia contra de mujeres relacionada con la tecnología es un trabajo que la APC ha realizado desde que comenzaron la campaña “¡Dominemos la tecnología!”.

A nivel internacional, este también ha sido tema de debate. Recientemente, la policía de Chicago comenzó la búsqueda de cinco hombres que violaron en grupo a una adolescente de 15 años y transmitieron la agresión en Facebook Live.

La violación fue visualizada en vivo por al menos 40 personas y ninguna de ellas lo denunció ni a la policía ni a Facebook, dado que un día después de la transmisión la red social no había retirado el contenido y el video seguía público.

“Una de las exigencias a Facebook ha sido que sean específicos en sus condiciones en caso de violencia de género, cosa que no han querido hacer”, dice Smith.

Para este reportaje se buscó a la oficina de Facebook México para conocer su postura sobre el tema, pero no hubo respuesta.

En el caso de iniciativas de sociedad civil e instituciones en México, en agosto de 2014 inició una campaña contra el “cyberbullying (ciberacoso”, promovida por legisladores, académicos y empresarios. La iniciativa, dirigida a adolescentes y niños, buscaba concientizar sobre “conductas perniciosas” en Internet.

En julio de 2016 comenzó otra campaña contra el llamado “sexting”, el intercambio consensuado de textos, audios, imágenes o videos eróticos. Sin embargo, la primera campaña considera el ciberacoso un problema de “adolecentes con poca supervisión”, mientras que la otra fue criticada por activistas y organizaciones por estigmatizar la práctica e intentar combatirla desde una postura moralista.

Para la comunicóloga Lisseth Pérez Manríquez el problema radica en que no se piensa en internet como un espacio, sino más como un medio de comunicación y expresión o una herramienta de trabajo.

Erika Smith cree que lo que se requiere es sensibilización y no la coacción o sobrevigilancia. Pero las estrategias apuntan hacia el lado contrario. “Lo que quieren controlar internet, no la práctica y el comportamiento negativo o violento”, opina.

De acuerdo con el análisis de la APC, en México la violencia relacionada con el uso de las TIC no es considerada en la legislación.

Al respecto, las comunicólogas Florencia Goldsman y Graciela Natansohn señalan que es un error creer que la violencia contra mujeres en ambientes digitales es una nueva forma de violencia y por tanto se necesitan nuevas leyes específicas al tema.

“Se trata de la misma violencia histórica patriarcal traducida a nuevos formatos y espacios”, argumentan en el documento Violencia contra las mujeres en red, vigilancia y el derecho a la privacidad.

La APC coincide con ellas pues ya existen la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia y la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación. Lo que es necesario, apuntan, es que estas leyes contemplen la violencia contra las mujeres relacionada con la tecnología.

Machismo en línea: la violencia real en el mundo virtual

Los casos de amenazas virtuales y mensajes intimatorios virtuales incrementan todos los días, pero el sistema de justicia mexicano no está preparado para atenderlos. Crédito: Redes Sociales

Internet feminista

Ante un panorama violento y complejo, la APC reunió en 2014 a activistas feministas, defensoras de los derechos en internet y la tecnología y redactaron los “Principios feministas para internet”, vaciados en un documento que está en permanente construcción.

“Para mí son provocaciones. Aprovechar Facebook para nuestro beneficio es hermoso, aunque haya vulnerabilidades asociadas. No necesariamente el foco del feminismo —cuando hablamos de Internet— debe ser la violencia. Rechazamos esto, porque no podemos reducir género a violencia”, dice Erika Smith.

“Por eso hablamos de internet feminista, porque nuestro espacio no puede ser solo de denuncia e indignación. Lo que queremos es apertura, tenemos que asegurarla”.

Es lo que también promueven iniciativas como el Laboratorio de Interconectividades: una visión amplia del espacio virtual, más allá de las redes sociales en donde se desarrolla la violencia.

“Cuando hablamos de violencia en línea contra las mujeres y hablamos de Twitter y Facebook, lo que queremos mostrar es que internet va más allá de estas plataformas. Si no toda nuestra energía se nos va a ir en buscar respuestas para cuidarnos en plataformas que de por sí nunca se preocuparon por nosotras, que más bien nos ven como potenciales clientes”, advierte Liliana Zaragoza.

Cuando Luisa comenzó a recibir amenazas de muerte y violación a través de sus redes sociales y decidió suspender las cuentas de Menstruadora, desde donde practicaba su activismo, algunas organizaciones sociales se acercaron a ella para apoyarla, pero ninguna tenía claridad de qué hacer. Mientras, lo máximo que las autoridades podían lograr era identificar a sus agresores, pero ella ya los conocía.

Ahora, dos años después de la experiencia, Luisa dice que tuvo que “despersonalizarse en Internet”. Sigue practicando su activismo y ha reactivado sus redes sociales poco a poco.

Fuente: http://www.ipsnoticias.net/2017/06/machismo-en-linea-la-violencia-real-en-el-mundo-virtual/

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Viajes sin salir del aula. Destino la Antártida

Por: Carmelo Marcén

Un hipotético viaje a la Antártida puede ser una buena herramienta de aprendizaje para que la vida más allá de la escuela entre en el aula.

Mark Twain nos animó una y otra vez a explorar, a soñar y descubrir. En la escuela del pasado se solía viajar leyendo -a veces en una escucha colectiva-, de la mano de autores tan reconocidos como Marco Polo, Stevenson, Kipling o Saint-Exupéry; también Herodoto, Estrabón e Ibn Battuta que nos pincelaron el mundo antiguo.

Desgraciadamente, en nuestras clases ha desaparecido el carácter nómada de las viejas historias de Livingstone vs Stanley o Cook, o las que se inventó Julio Verne. Sin embargo, las nuevas tecnologías nos acercan documentales de calidad -un buen reportaje puede ser tan fascinante como una visita real- que permiten organizar una aventura colectiva.

Nos apasionan más los que exploran mundos lejanos, por ejemplo la Antártida. Una lectura imaginativa de esa película se convierte en un cuento novelado que nos ayuda a contraponer invierno y verano -lo que significan temperaturas extremas allí y en nuestra ciudad-; desierto por falta de precipitaciones con capas de cielo de centenares de metros; posibilidades de colonización turística con preservación de enclaves singulares que son tesoros de la humanidad; mediciones en un mapa para entender lejanía en hemisferios y también día y noche.

El simple hecho de imaginar un viaje hasta allí, donde poca gente va e irá, permite conjeturar sobre qué haríamos en el continente helado; incluso antes cómo llegaríamos, o qué vestimentas nos llevaríamos. Estos asuntos de logística sirven como excusa para el diálogo, para fomentar el trabajo en equipo y la búsqueda de información.

Además se puede hablar de que los científicos viajan a la Antártida -donde se marcan todavía los límites de la vida porque los humanos no los han hecho suyos- para investigar. Scott y Amudsen buscaban otras cosas hace 106 años; también sería conveniente conocer su historia y escuchar la canción “Héroes de la Antártida” que les dedicó Mecano. Ahora los científicos se preguntan, absortos en su silencio admirativo y menos literario, cómo está afectando allí el cambio climático, si el hecho de que el agujero en la capa de ozono se abra o se cierre nos anuncia otros cataclismos.

Al mismo tiempo, allí donde compiten los blancos del suelo con negros nubarrones que exhibe el cielo sin avisar; se pueden observar adaptaciones de los seres vivos a situaciones límite de temperatura o aislamiento. En este inmenso territorio, casi 30 veces el tamaño de España, laboratorio de nuestros científicos y nuestro destino imaginado, el desierto es hermoso en su aparente sencillez y monotonía, pero los científicos aseguran que están ocurriendo cambios profundos en unos pocos años por el aumento de la temperatura global; una aventura diferente e inquietante que necesitamos conocer en directo.

Ya no caben en la escuela interpretaciones lineales del tipo de las lecciones escolares -estáticas y descriptivas- que definen el bioma antártico en lo supuestamente establecido para aprender. La vida diversa, grandiosa o pequeña, segura o impredecible, próxima o lejana, llama constantemente a la puerta de la escuela para configurar currículos abiertos. Dejémosla entrar.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/06/16/viajes-sin-salir-del-aula-destino-la-antartida/

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Educación superior: entre la equidad y la eficiencia

Por: Pedro Flores

A finales de mayo, el Banco Mundial (BM) dio a conocer su informe Momento Decisivo: la educación superior en América Latina y el Caribe (Ferreyra, Avitabile, Botero, Haimovich y Urzúa). Conocer este tipo de reportes es importante por al menos cuatro razones.

Primero, porque ofrecen una panorámica amplia del sector universitario al incluir indicadores de desempeño de los distintos países. Cuando uno peca de verse el ombligo y caer en el pesimismo, basta compararse con lo que hacen otros países de la región para matizar el juicio. Segundo, los informes del Banco Mundial – en algún momento, considerado el “villano favorito” de nuestras desgracias – abren posibilidades para la discusión pública y el debate. Aquellos que son propensos a explicar todo con base en el “neoliberalismo” ya tienen un pretexto para agitarse con la publicación del BM.

Tercero, las ideas vertidas por el BM sobre educación superior llegan en un momento importante para México. Como se sabe, la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES) está preparando el documento de política 2030 sobre este nivel, el cual será presentado a los candidatos a la presidencia de la República en 2018. Y en cuarto y último lugar, también dentro del seno de la ANUIES, estamos discutiendo el contenido de una nueva Ley de Educación Superior.

¿Qué elementos del informe del Banco Mundial se tomarán para estos documentos de política educativa nacional? Ya veremos, mientras tanto, hagamos un breve repaso y crítica del citado documento.

¿Qué juzgo como positivo del Informe? En primer lugar, advierto que los economistas del Banco Mundial ya desarrollaron una visión más realista de la capacidad de cambio y transformación que tiene la educación superior. De esta manera, afirman que para comprender mejor la función de las universidades, hay que considerar la problemática del bachillerato, del mercado laboral y de la economía en su conjunto. “[L]os graduados de educación superior sólo pueden materializar su potencial productivo si su entorno se lo permite”. Esta perspectiva ayuda a repensar en lo que puede o no hacer la universidad en nuestros países latinoamericanos que, como observarían algunos, no experimentaron la modernidad.

Otro acierto del informe es brindar información para repensar la equidad más allá del clásico argumento pobrista. Tres datos llaman la atención del Informe. Primero, el acceso a la educación superior en la región creció notablemente del año 2000 a 2013, ya que pasó de una tasa de 18 a 28 por ciento. Es decir, más jóvenes de entre 18 y 24 años cursan actualmente una carrera universitaria. Segundo, un mayor número de jóvenes que llegaron a este nivel provienen de familias con ingresos bajos y medios. Estos jóvenes son vistos por el BM como el “estudiante nuevo”. Mientras en el año 2000, sólo 16 por ciento del estudiantado de educación superior representaba el 50 por ciento más pobre de la población, esta tasa creció a 24 por ciento en 2012. Tercero y último, aunque los ricos siguen aún teniendo más probabilidades de ingresar a la universidad que los pobres, esto se explica, en un 56 por ciento, por las tasas de graduación en el bachillerato. Dicho de otra manera, “el principal motivo por lo que es menos probable que esos jóvenes accedan a la educación superior es que no se gradúan”.

Que un joven no complete satisfactoriamente sus estudios de bachillerato puede o no estar relacionado con la pobreza económica. Esto nos impulsa a ampliar la mirada y cuestionar cómo operan los bachilleratos en un país como México en donde este nivel se volvió obligatorio desde 2012. Algunas investigaciones han mostrado que las escuelas de educación media superior imponen reglas de evaluación y acreditación tan estrictas y disfuncionales que estudiar en ellas asemeja más a una carrera de obstáculos que a un buen proceso de enseñanza-aprendizaje (véase Mendoza, D. 2016. Reprobación y deserción en el bachillerato. Elementos para la equidad y eficacia escolar, México: UIA).

El reporte del BM intuye y señala muy someramente un problema de tipo “institucional” en los subsistemas de educación de la región, pero no va a fondo y quizás no tendría porqué. Esperemos, por el contrario, que los documentos de política universitaria nacional sí elaboren tesis más originales y señalen puntualmente cómo las reglas (formales e informales) contribuyen a que nuestras universidades y bachilleratos no operen con eficiencia generando, entre otras cosas, mayor desigualdad.

¿Qué más considero como limitaciones del informe y de la visión de los economistas ligados al Banco Mundial? Contrario a la UNESCO y a las declaraciones mundiales sobre el nivel, estos autores consideran a la educación superior como un producto de mercado y no como un bien público. Es a partir de la visión utilitarista de donde parten sus interpretaciones y recomendaciones de políticas. Esto merece una amplia crítica dado el cúmulo de literatura y evidencia empírica que ha mostrado las limitaciones de promover el desarrollo educativo con base en los principios de mercado. ¿Por qué entonces insistir en ello? ¿Es una cuestión más ideológica que científica? ¿Es reflejo de la era Trump?

Los autores del informe, consideran a los estudiantes y a sus familias como meros agentes racionales tratando de maximizar sus beneficios cuando el mismo informe ofrece información sobre decisiones “irracionales” que toman los jóvenes. Por ejemplo, pese a las “baja rentabilidad” de algunas carreras y áreas del conocimiento, las personas las siguen eligiendo. Esto tendría que haber impulsado una idea más amplia y profunda de la racionalidad humana. Filósofos, economistas, analistas de políticas, e incluso Adam Smith han observado que la gente no solamente actúa siguiendo su propio interés.

Por otro lado, pese afirmar que el gasto en educación superior no es “regresivo”, sino “progresivo” debido a la creciente presencia de estudiantes pobres en la educación superior y de que el financiamiento público es clave para promover carreras de Ciencia y Tecnología, los economistas del Banco Mundial se apresuran y vuelven a proponer que los gobiernos otorguen a los jóvenes un voucher para que elijan la universidad de su predilección, como si tal decisión fuera totalmente libre. ¿Por qué los autores del informe omitieron las investigaciones empíricas (véase Carnoy) que muestran que estos esquemas de mercado no dan los resultados esperados?.

Esta “asimetría de información” hace pensar que quizás sí sea tan mala la educación en el mundo que algunos – no sólo los “estudiantes nuevos” y pobres – no tienen la capacidad de procesar la información correctamente. Sí es para preocuparse.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/educacion-superior-entre-la-equidad-y-la-eficiencia/

 

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Hay vida e innovación más allá del neoliberalismo

Por: Jaume Carbonell

Hay textos, como los que se comentan, que hacen un discurso radicalmente antipedagógico y conservador de la escuela, identificando de manera simplista toda innovación educativa con el pensamiento neoliberal.

No hay duda que el neoliberalismo penetra con fuerza en la educación. Los postulados de Hayek y Friedman -por citar a dos de sus principales teóricos- encontraron un sólido acomodo en las políticas de R.Reagan y M.Thatcher en la década de los 80. A partir de ahí fue extendiéndose como una mancha de aceite tanto en Europa como en Latinoamérica, fusionándose con el pensamiento conservador y penetrando en los programas y gobiernos socialdemócratas, bajo el amparo de la globalización y diversas instituciones internacionales. La premisa nuclear se repite en todas partes: menos Estado y más mercado, lo que supone desactivar las políticas e inversiones públicas en beneficio de la desregulación y de los diversos procesos directos y encubiertos de privatización. Así, el derecho a una educación de calidad para toda la población se convierte en un bien de consumo de acceso diferenciado en función de la clase social. De ese modo el sistema educativo, investida de una renovada conceptualización y fraseología tan atractiva como engañosa, se supedita unidimensionalmente a los intereses del mercado -para ser más precisos, a las necesidades de un sistema del nuevo capitalismo rentista cada vez más injusto y voraz- en prejuicio de la necesaria transformación social y del desarrollo integral de los seres humanos.

Los libros de P.Carrera y E.Luque “Nos quieren más tontos” (La escuela según la economía neoliberal, Madrid, El Viejo Topo, 2016); y de C.Fernández Liria, O.García Fernández y E.Galindo “Escuela o barbarie” (entre el neoliberalismo salvaje y el delirio de la izquierda (Madrid, Akal, 2017), explican con toda suerte de argumentos cómo opera el discurso neoliberal en el sistema educativo, con algunos elementos novedosos e incisivos y novedosos –sobre todo los relativos al lugar de los organismos internacionales y a la situación de la universidad- y otros ya muy manudos y mejor contados. Pero el motivo de elegir estas dos obras no es para comentar, matizar o dialogar en torno a las esencias del neoliberalismo, sino para poner de relieve su rechazo radical y delirante (eso sí lo es y no lo que le atribuyen a la izquierda como señala el subtítulo del segundo)  a la pedagogía, y su discurso profundamente conservador en torno a la escuela: algo que reconoce sin tapujos el segundo: la escuela pública debe cambiar lo menos posible. “No cabe otra opción que la de estar contra el futuro, contra los retos, contra los desafíos”.

La tesis de estos autores es tan simplista como contundente: toda la innovación educativa está inspirada y controlada por el neoliberalismo. Y sostiene que el progresismo pedagógico y la izquierda le siguen el juego (también las trayectorias de los autores parten de posiciones políticas, que no educativas y pedagógicas, de izquierda.  Los palos se los reparten, entre otros, A.Garzón y E.Díez, de Izquierda Unida,  por su texto “La educación que necesitamos” y el Foro de Sevilla -un amplia plataforma de actores sociales y educativos comprometidos con la defensa de la escuela pública-  por su “Documento de Bases para una nueva Ley de Educación”, porque estiman que, con sus apuestas metodológicas y democráticas, flirtean y caen en los tentáculos del Dios Mercado que todo lo engulle.

¿Cuáles son los demonios más temidos a combatir de esta innovación educativa? He aquí algunos de ellos tal como son formulados  y que, con mayor o menor énfasis, están presentes en los dos libros. 1. El olvido de los contendidos y la degradación del conocimiento y la cultura que han dejado de considerarse útiles para pasar a ser “rarezas” minoritarias: “el saber y el conocimiento se han convertido en algo obsoleto”.  Es lo que definen como la escuela de la ignorancia que no hace otra cosa que descender de manera imparable el nivel educativo. Recomiendo acudir al libro de C.Baudelot y R.Establet “El nivel educativo sube”  (Madrid, Morata, 1998), y a un montón de investigaciones y evidencias actuales para refutar esta afirmación tan falsa como extendida. 2. La insistencia en negar la importancia que se le concede al método, como si éste no tuviera nada que ver con lo que se enseña y aprende para afianzar mejor la adquisición del conocimiento. Ambas obras són pródigas en disociaciones nada dialécticas. Y aquí la palma se lo lleva el Aprendizaje Basado en Proyectos. “Nuestra tesis es que el ABP no es un método más sino “el método” de la escuela neoliberal….. Es el aprendizaje-servicio, o la reconversión de la escuela en el supermercado de las empresas”. Y la colaboración y cooperación que ello conlleva no es más que un subterfugio (mecanismo)  para el adiestramiento  de destrezas y habilidades para llegar a ser más productivos en el mercado de trabajo en clave competitiva El segundo libro le dedica un capítulo entero). 3. El aprendizaje a lo largo de la vida. Es cierto que muchos organismos internacionales y empresas lo pregonan a bombo y platillo para ir recalificando la mano de obra ¡Y no es conveniente que así sea aunque bajo nuevos supuestos formativos! Además,  esta formación permanente o aprendizaje ininterrumpido es también un derecho histórico por el que han luchado ininterrumpidamente las clases populares y una necesidad actual para el empoderamiento cultural y político de la ciudadanía. El reto es su grado de equidad para que llegue a toda la población. 4. La supeditación exclusiva al mercado. Es obvio que la educación adquiere una dimensión cultural, social y humanamente más amplia, pero aquí la pregunta pertinente es: ¿No hay que formar también para el trabajo, para empoderar a los futuros trabajadores en otras lógicas productivas ligadas a la economía social colaborativa y al desarrollo sostenible? El 15-M, precisamente, afianzó y propagó estas nuevas formas de trabajo más cooperativas y horizontales. ¿Y acaso no es lo que han planteado históricamente los socialistas utópicos, los anarquistas y los marxistas, ciertamente con fracasos llamativos pero también con algunas experiencias solidariamente exitosas y transformadoras, lamentablemente demasiado efímeras por circunstancias que ahora no vienen al caso?  5. La participación democrática de la comunidad.  Se parte de una visión muy estatalista y centralizada, ignorando el peso determinante de los municipios y otros procesos comunitarios, de mayor proximidad, en la transformación social y política. Por eso se considera que los procesos de amplia participación democrática, con el concurso de diversos actores sociales, constituyen vías abiertas al modelo de gestión empresarial. Y 6. El desprecio absoluto hacia la pedagogía y, sobre todo, hacia  los pedagogos, considerados los causantes de todos los males y desgracias educativas, como si todos ellos fueran clónicos, cortados por el mismo patrón. Porque, más allá del debate que se plantea acerca de su carácter científico, algún aporte teórico habrá que reconocerlos cuando hay sectores del profesorado que dicen alimentarse del saber de algunos pedagogos -aunque sean pocos- y reclaman una mayor relación teoría-práctica, a pesar de las Facultades de Educación que, en efecto, requieren una reconversión radical (aunque algunos de estos autores preferirían su extinción sin más).

Es evidente, tal como se critica desde los propios sectores innovadores que apuestan tanto por la renovación de métodos y contenidos como por una escuela pública más democrática y equitativa, que bajo el paraguas de la innovación se cobijan discursos y prácticas muy heterogéneas, algunas muy elitistas, de una gran banalidad o movidas por un activismo sin ton ni son. También lo es que el capitalismo, en sus distintas fases y versiones, siempre ha mostrado una gran capacidad a la hora de apropiarse, tergiversar  y vaciar de contendido muchas conceptualizaciones y avances educativos y pedagógicos, algunos de carácter inequívocamente revolucionarios. Pero los autores de estas obras eluden, consciente o inconscientemente, los grandes relatos pedagógicos que han cuestionando  el sentido,  la función y la gramática de la escuela, y el qué y el cómo de lo que en  ella se enseña, introduciendo un conocimiento más sólido, democrático, actualizado y emancipador. Relatos que no están pensando en el mercado sino en la vida, no en una masa de productores anónimos sino en la formación de sujetos libres y críticos. Pongamos que hablamos de los Freinet, Dewey -de quien se hace una lectura muy restrictiva-, Freire y Milani. De sus múltiples seguidores anónimos y de otros muchos maestros que, por caminos diversos, no solo resisten, descodifican, desmontan y neutralizan los embates del neoliberalismo, sino que construyen con muchísimo esfuerzo -sí, porque las pedagogías innovadoras lo requieren más que las tradicionales y conservadoras- una escuela pública, más pegada a la realidad y donde todo el alumnado sin exclusión aprenda más y mejor. En cierto modo, se conecta con la mejor tradición de la II República, algo que también se reivindica en el segundo libre, aunque se ignora que la firme apuesta por la educación pública, -como así lo atestiguan numerosos textos, experiencias y testimonios- fue siempre de la mano de la renovación pedagógica y de la formación del profesorado. Por ello se habla de la edad de oro de la pedagogía.

Hasta aquí algunas pinceladas, conscientes que por razones de espacio no abordamos otras cuestiones: algunas muy bien tratadas y otras igualmente simplistas. No obstante, sería conveniente que alguien que dispusiera de tiempo y humor -no es mi caso- pudiera responder con otro libro a la cantidad de simplificaciones, inexactitudes y delirios, con argumentos y evidencias contrastadas, más allá de las experiencias y anécdotas personales. Lo tendría fácil para rebatir el conjunto de argumentos tan endebles de esta otra izquierda que en el terreno educativo y pedagógico propone un discurso muy trasnochado y conservador.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/pedagogiasxxi/2017/06/14/hay-vida-e-innovacion-mas-alla-del-neoliberalismo/

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